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4.

REFLEXIONES SOBRE LOS


TIPOS PSICOLÓGICOS
C. G. Jung

En mi libro Tipos Psicológicos he ofrecido una descripción


bastante detallada de una tipología puramente psicológica
basada en las investigaciones que he realizado a lo largo de
veinte años de un trabajo clínico que me ha puesto en contacto
con gente de todas las clases y de todos los países. Cuando uno
inicia su trabajo como un joven doctor, tiene la cabeza repleta
de diagnósticos y cuadros clínicos pero, con el correr de los
años, va recogiendo impresiones de una naturaleza muy
diferente y uno llega a sentirse conmocionado por la
extraordinaria diversidad de los seres humanos, la caótica
profusión de casos individuales, las circunstancias especiales
que rodean sus vidas y la peculiaridad de sus caracteres,
llegando finalmente a la conclusión de que todos esos
elementos contribuyen a la aparición de cuadros clínicos que,
suponiendo que uno desee hacerlo, sólo pueden encorsetarse
en una determinada categoría diagnóstica utilizando un
calzador. En realidad, el hecho de que una determinada
perturbación reciba una denominación concreta resulta
totalmente irrelevante y, por otra parte, también debo señalar
mi abrumadora impresión de que, en el mejor de los casos,
todos los cuadros clínicos son parodias histriónicas

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Tipos y arquetipos junguianos

de ciertos rasgos concretos del carácter. El problema


patológico no tiene casi ninguna relación con el cuadro clínico
ya que la patología constituye esencialmente una expresión del
carácter. Incluso los complejos, los «elementos nucleares» de
una neurosis, pueden ser considerados, de este modo, como
meros concomitantes de una determinada predisposición
caracteriológica. Este hecho puede ser entendido más
fácilmente si tenemos en cuenta las relaciones del paciente con
su entorno familiar. Podríamos decir, por ejemplo, que es uno
más entre cuatro hermanos, que no es el mayor ni el más
pequeño, y que ha recibido la misma educación y los mismos
condicionamientos que los demás. Sin embargo, él está
enfermo y los otros sanos. La anamnesis nos demuestra que
todas las influencias a las que se han visto sometidos los
hermanos únicamente han tenido -al menos en apariencia- un
efecto patológico sobre él. Pero, en realidad, considerar que
todas estas influencias son factores etiológicos también
constituye una explicación equivocada. La causa real de la
neurosis radica, pues, en el modo particular en que la persona
respondió y asimiló las influencias procedentes del entorno.
La comparación de numerosos casos similares me fue
desvelando gradualmente la existencia de dos grandes
actitudes fundamentales que podrían dividir a los seres
humanos (partiendo de la base de que la humanidad estuviera
formada por individuos que han alcanzado un determinado
nivel de desarrollo). Pero, dado que obviamente éste no es el
caso, nos vemos obligados a afirmar que estas actitudes
diferentes sólo pueden observarse claramente cuando nos
encontramos con una personalidad relativamente
individualizada. En otras palabras, esta diferencia sólo tiene
una verdadera importancia práctica cuando se ha alcanzado
cierto grado de individuación. Los casos patológicos de este
tipo casi siempre tienen que ver con personas que tratan de
alejarse de su tipo familiar y que, por consiguiente, ya no se
encuentran seguras de su herencia instintiva básica. La
debilidad de los instintos constituye una de las principales
causas que posibilita el desarrollo de una ac-
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titud unilateral aunque, en última instancia, ésta se halla


reforzada o condicionada por la herencia.
He denominado extraversión e introversión a estas dos
actitudes radicalmente diferentes. La extraversión se
caracteriza por el interés en los objetos externos, por la
intensidad de la respuesta, por la predisposición a aceptar los
acontecimientos exteriores, por el deseo de influir y ser
influido por los acontecimientos, por la necesidad de unirse o
de permanecer «junto a» algo, por la capacidad de soportar
todo tipo de bullicio y de alboroto e incluso de disfrutar de él,
por la continua atención al mundo circundante, por el cultivo
de las amistades y de las relaciones -ninguna de ellas, por
cierto, seleccionada demasiado cuidadosamente- y también,
debido a la enorme importancia que atribuye a la apariencia,
por su notable tendencia a presumir. Por consiguiente, la
filosofía y la ética vital del extravertido, que suele tender hacia
el altruismo, son, en gran medida, de naturaleza colectiva y su
conciencia suele depender de la opinión de los demás. En este
sentido, para el extravertido, la conducta moral inadecuada
sólo lo es «cuando los demás llegan a conocerla» y sus
convicciones religiosas se hallan determinadas, por así decirlo,
por el voto de la mayoría.
El sujeto en sí, es decir, el extravertido en tanto que entidad
subjetiva, permanece, en la medida de lo posible, agazapado
en la penumbra, oculto -incluso de sí mismo- bajo la oscuridad
del inconsciente. De este modo, es muy poco proclive a
someter a examen crítico sus propias motivaciones. No tiene
secretos que no haya compartido desde hace mucho con los
demás, y, si sobreviene algo ignominioso, prefiere olvidarlo.
Todo aquello que pueda empañar su visión positivista y
optimista de la vida debe ser cuidadosamente evitado.
Cualquier cosa que piense, se proponga o efectúe, la lleva a
cabo con convicción y entusiasmo.
La vida psíquica de este tipo de persona tiene lugar -por así
decirlo- fuera de sí mismo, en el entorno. Vive en y para los
demás y, en consecuencia, le aterroriza la idea de relacionarse
consigo mismo. Pero ese peligro se desvanece en seguida ape-
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Reflexiones sobre los tipos psicológicos
nas se sumerge en el ruido y, si estuviera afectado por algún
«complejo», buscaría refugio en el torbellino social y se Normalmente se muestra desconfiado y terco y, con mucha
repetiría varias veces al día que todo funciona a la perfección. frecuencia, su sentimiento de inferioridad le lleva a ser
En cualquier caso, siempre que no sea demasiado superficial, envidioso. Pero la aprensión que siente hacia los objetos no se
demasiado impulsivo o demasiado entrometido, este tipo origina en el miedo sino en el hecho de que éstos le parecen
puede llegar a convertirse en un miembro destacado y útil de la negativos, exigentes, abrumadores e incluso amenazantes.
comunidad. Habitualmente se muestra muy susceptible, sospecha de la
Debido a las limitaciones de este ensayo debemos aparente buena voluntad de los demás y tiene miedo a volverse
contentarnos con un breve esbozo indicativo cuya única loco. Es por ello que tiende a rodearse de un alambre de
intención es la de proporcionar al lector una idea aproximada espinos tan denso, retorcido e impenetrable que, a la postre, no
de lo que es la extraversión, un esbozo que pueda servirle para le queda más remedio que permanecer agazapado detrás de él.
aumentar su conocimiento sobre la naturaleza humana. He Se enfrenta al mundo con un sofisticado sistema de defensas
comenzado deliberadamente con una descripción de la compuesto de recelo, pedantería, sobriedad, cautela, moralidad
extraversión porque esta actitud nos resulta bastante familiar a intachable, cortesía y desconfianza. Su imagen del mundo
todos. El extravertido, además, no sólo vive esta actitud sino carece de matices rosados, es desmedidamente crítico y
que presume de ella ante sus semejantes, cosa que, por otro encuentra un pelo en todas las sopas. En condiciones normales
lado, concuerda con ciertos ideales y requisitos morales muy es pesimista y temeroso, porque el mundo y los seres humanos
difundidos. La introversión, por otra parte, no se halla no son, en modo alguno, buenos sino que le abruman y nunca
orientada hacia el objeto sino que se dirige hacia el sujeto y, se siente aceptado ni acogido afectuosamente. Para él, todo
por este mismo motivo, no resulta fácil verla con cierta debe ser pasado previamente por el tamiz de su propio juicio
perspectiva. El introvertido nunca se muestra muy crítico y es por ello que, en el fondo, no acepta al mundo,
comunicativo y parece como si siempre se hallara separado de aunque tampoco muestre abiertamente su discrepancia.
los objetos. Se mantiene a distancia de los acontecimientos Únicamente está de acuerdo con aquellas cosas de las que, por
externos, le desagrada la participación y muestra un claro diversas razones subjetivas, puede sacar provecho.
rechazo hacia la sociedad apenas empieza a sentirse rodeado Para él, conversar consigo mismo es un placer. Su propio
de demasiadas personas. Se siente solo y perdido entre la mundo constituye un escondrijo seguro, un jardín celosamente
multitud y, cuanto mayor es la muchedumbre, más grande es su custodiado y bien amurallado, alejado del público y oculto de
aislamiento ya que, en última instancia, siente que «no las miradas de los curiosos. Su propia compañía es la mejor de
pertenece a ella». No le atraen las demostraciones todas. En este mundo privado, donde los únicos cambios que
multitudinarias y carece, por consiguiente, de don de gentes. se producen son los que él desea, se siente como en casa.
Lo que hace, lo hace a su manera, atrincherándose de las Cuando trabaja con sus propios recursos, siguiendo sus propias
influencias procedentes del exterior. Su timidez le hace poco iniciativas y a su manera, puede llegar a hacerlo bien. Si
proclive a mostrarse amable y, con cierta frecuencia, la alguna vez, tras una ardua y agotadora lucha, acepta algo
brusquedad de sus modales, su taciturna inaccesibilidad o ajeno, es capaz de sacar un excelente provecho de ello. La
algún despropósito verbal le llevan a ofender multitud, la opinión pública y el entusiasmo colectivo nunca le
inconscientemente a los demás. Guarda sus mejores cualidades convencen sino que, por el contrario, únicamente consiguen
para sí mismo y generalmente hace todo lo posible para que se refugie más profundamente en el interior de su
disimularlas. caparazón.
95 círculo de conocidos— tal vez hayan personas realmente
inspiradas que estén en posesión de este tipo de cualidades
ideales. Lo cierto, sin embargo, es que su actitud autocrítica y
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la con-

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Sólo cuando siente que su seguridad está garantizada y deja Reflexiones sobre los tipos psicológicos
de lado su desconfianza defensiva puede llegar a entablar
relaciones más cálidas con los otros. No obstante, con
demasiada frecuencia no puede conseguir este grado de ciencia de sus propias motivaciones le han disuadido hace ya
intimidad y, en consecuencia, el número de amigos y mucho tiempo de albergar la ilusión de llegar a ser merecedor
relaciones con los que cuenta es muy restringido. La vida de tales virtudes. Su recelo, acicateado por su ansiedad, le lleva
psíquica de este tipo de individuo se desarrolla por completo a reparar en las orejas del asno que asoman por debajo de la
en su mundo interno y, sean cuales fueren las dificultades y melena de león de sus semejantes. El mundo y los seres
conflictos que aparezcan en su interior, todas las puertas y humanos constituyen para él un serio peligro que no puede
ventanas permanecen cerradas a cal y canto. De este modo, el brindarle ningún criterio válido que le sirva de orientación. Lo
introvertido se enclaustra dentro de sus complejos hasta que único que vale es su propio mundo subjetivo, un mundo que,
termina quedándose completamente aislado. en los momentos de apasionamiento, llega a confundir con el
A pesar de todas estas peculiaridades, sin embargo, el mundo objetivo. Fácilmente podríamos, pues, acusarles de
introvertido no es, en modo alguno, un caso perdido para la subjetivismo -e incluso de individualismo mórbido- si real-,
sociedad. Su repliegue en su interior no supone una renuncia mente estuviéramos convencidos de la existencia de una única
definitiva al mundo sino únicamente una búsqueda del realidad objetiva. Pero esta verdad -si es que se le puede llamar
silencio, de la única condición desde la que puede efectuar su así- no es axiomática sino tan sólo una verdad a medias. La
propia contribución a la comunidad. Este tipo de persona suele otra parte de la verdad es que el mundo también es tal como lo
ser víctima de numerosas incomprensiones por parte de los percibe la especie humana y, en última instancia, el individuo,
demás, incomprensiones, por otra parte, no del todo ya que, de no existir un sujeto conocedor, no podría existir un
injustificadas ya que a veces parece como si él mismo invitara mundo conocido. El sujeto -por muy insignificante y pequeño
a ello. Asimismo, tampoco puede ser exculpado de la que pueda parecemos- constituye necesariamente el otro pilar
acusación de disfrutar con la confusión y de que la mala que sostiene el edificio del mundo fenoménico. El sujeto, por
interpretación de los demás le produce cierta satisfacción consiguiente, tiene la misma validez que el denominado
porque corrobora su visión pesimista del mundo. Así pues, no mundo objetivo porque ambos se hallan asentados por igual en
resulta difícil comprender por qué suele reprochársele ser una una misma realidad psíquica, una realidad que tiene sus
persona fría, orgullosa, obstinada, egoísta, vanidosa y propias leyes y cuya importancia, por tanto, no podemos
caprichosa y por que se le recuerda constantemente que la despreciar.
dedicación a los objetivos de la sociedad, el compromiso con El extravertido se siente interesado y atraído a priori por el
los demás, la cortesía y la confianza desinteresada en la mundo objetivo mientras que el introvertido, por su parte,
autoridad constituida son las verdaderas virtudes que sólo está interesado por el sujeto y la realidad psicológica.
caracterizan una vida sana y provechosa. Podríamos, por consiguiente, decir que, para el extravertido,
El introvertido es muy consciente de la existencia de este el «acento numinoso» (las cualidades y los valores positivos)
tipo de virtudes y de que, en algún lugar -y no sólo en su está puesto en el objeto -y que, por ello, éste juega un papel
determinante, predominante y decisivo en todos sus procesos las diferencias típicas existentes en la actitud funcional.
psicológicos- y lo mismo podríamos afirmar con respecto a la Existen personas, por ejemplo, que ponen el acento numinoso
actitud que sostiene el introvertido hacia el sujeto. en la sensación o en la percepción de la realidad, a la que
Pero el acento numinoso no sólo inclina a favor del sujeto elevan a la categoría de principio fundamental decisivo. Se
o del objeto sino que también determina cuál es la función trata de personas orientadas hacia los hechos cuyos juicios
intelectuales, cuyos sentimientos y cuyas intuiciones se hallan
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que conceden a las cuestiones fácticas. Hay otras personas, en
Tipos y arquetipos junguianos cambio, que ponen el

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Reflexiones sobre los tipos psicológicos
consciente más utilizada por el individuo. En mi opinión,
existen cuatro funciones bien diferenciadas: pensamiento,
acento numinoso en el pensamiento y utilizan su
sentimiento, sensación e intuición. La función esencial de la
discernimiento para tratar de dilucidar el significado que deben
sensación consiste en establecer que algo existe; el
atribuir a los hechos, un significado que determinará, a su vez,
pensamiento, por su parte, nos informa de su significado; el
el modo en que el individuo se enfrentará a éstos. Si el acento
sentimiento nos señala el valor que tiene para nosotros y la
numinoso recae, por el contrario, en el sentimiento, su
intuición nos permite aventurar su procedencia y su futuro. La
adaptación dependerá completamente del valor de los
sensación y la intuición son funciones irracionales ya que
sentimientos que les atribuya. Por último, si el acento
ambas tienen que ver únicamente con hechos y realidades
numinoso está puesto en la intuición, la realidad fáctica sólo
actuales o potenciales. El pensamiento y el sentimiento, por el
contará en la medida en que parezca albergar posibilidades
contrario, son funciones discriminativas y, por tanto,
ocultas que se convertirán, entonces, en la principal fuerza
racionales. La sensación, por otra parte, gobierna la actividad
motivadora sin importar lo que realmente sean las cosas en el
simultánea de la intuición puesto que esta última no se ocupa
presente.
del presente sino que constituye, más bien, una especie de
La localización del acento numinoso determina, de este
sexto sentido que percibe las posibilidades ocultas y que, por
modo, los cuatro tipos de funciones cuya existencia he
consiguiente, no puede permitirse ser influida por la realidad
constatado, en primer lugar, en mi relación con la gente y cuya
existente. Del mismo modo, el pensamiento también se opone,
formulación sistemática he llevado a cabo muy
en cierta medida, al sentimiento (porque no puede ser influido
posteriormente. En la práctica, estas funciones siempre
o desviado de su objetivo por los valores emocionales) y
aparecen combinadas con un tipo de actitud determinada, ya se
viceversa (porque el exceso de actividad reflexiva puede
trate de la extraversión o de la introversión. De este modo,
contaminar al sentimiento). Cuando se las dispone en un
cada función posee también una modalidad introvertida o
diagrama, estas cuatro funciones configuran una cruz en la que
extravertida, lo cual da lugar a ocho funciones perfectamente
el brazo de la racionalidad forma un ángulo recto con el brazo
diferenciadas. Obviamente, resulta imposible exponer la
de la irracionalidad.
psicología específica de cada tipo y explicar de manera
Pero estas cuatro funciones orientativas no dan cuenta, sin
detallada sus manifestaciones conscientes e inconscientes
embargo, de todo lo que puebla nuestra mente consciente
dentro de los límites del presente ensayo. Me veo obligado,
(como, por ejemplo, la voluntad y la memoria). A fin de
por consiguiente, a recomendar al lector interesado el estudio
cuentas, la diferenciación entre las cuatro funciones
anteriormente mencionado.
orientativas es, esencialmente, una consecuencia empírica de
El objeto de la tipología psicológica no consiste en
clasificar a los seres humanos en categorías ya que ésta, en sí
misma, sería una pretensión absurda. Su verdadero propósito
es el de proporcionar una psicología crítica que ayude a la
investigación y la presentación sistemática de todo el material
empírico disponible.1 Primera y principalmente, la tipología
debería ser una herramienta crítica para el investigador que
proporciona perspectivas y líneas de actuación concretas que
permiten introducir una semblanza de orden en la caótica
profusión de las experiencias individuales. En este sentido, la
tipología constituye una especie de red trigonométrica o, mejor
todavía, un

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Tipos y arquetipos junguianos

sistema axial cristalográfico. En segundo lugar, la tipología


constituye una ayuda inestimable para comprender las grandes
diferencias existentes entre los individuos y también nos
brinda una clave para entender las diferencias fundamentales
existentes entre las teorías psicológicas vigentes. Por último,
pero no, por ello, menos importante, la tipología constituye un
medio esencial para determinar la «ecuación personal» del
psicólogo, que, dotado de un conocimiento exacto de sus
funciones inferiores, puede evitar, de ese modo, en buena
medida, cometer errores graves en el trato con sus pacientes.

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