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Thomas Moro imaginó una sociedad ficticia llamada Utopía basada en la descripción de Rafael Hytlodeo sobre una isla que visitó. En Utopía no existe la propiedad privada y se busca el bien común, con una organización política basada en familias, ciudades iguales y trabajo de 6 horas para satisfacer las necesidades comunes. La obra critica el orden social y político de Europa en la época de Moro y propone algunos elementos de la sociedad Utópica como soluciones.
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Thomas Moro imaginó una sociedad ficticia llamada Utopía basada en la descripción de Rafael Hytlodeo sobre una isla que visitó. En Utopía no existe la propiedad privada y se busca el bien común, con una organización política basada en familias, ciudades iguales y trabajo de 6 horas para satisfacer las necesidades comunes. La obra critica el orden social y político de Europa en la época de Moro y propone algunos elementos de la sociedad Utópica como soluciones.
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Thomas Moro imaginó una sociedad ficticia llamada Utopía basada en la descripción de Rafael Hytlodeo sobre una isla que visitó. En Utopía no existe la propiedad privada y se busca el bien común, con una organización política basada en familias, ciudades iguales y trabajo de 6 horas para satisfacer las necesidades comunes. La obra critica el orden social y político de Europa en la época de Moro y propone algunos elementos de la sociedad Utópica como soluciones.
En el siguiente ensayo se realizará un análisis de la obra ‘‘La Utopía’’ del autor Thomas Moro, donde principalmente se habla de la isla llamada Utopía, como está compuesta y distribuida según la narración de Rafael Hytlodeo. Se destacará los elementos o sucesos que se consideren relevantes, además se dará un punto de vista de la obra basándose en el pensamiento del autor. Moro que ocupaba el cargo de canciller, nos introduce su obra con una carta ficticia que es enviada a su amigo Peter Gilles, en la cual Thomas Moro se lamenta de haberle entregado la obra después de tanto tiempo, ya que estaba indeciso si escribir o no lo que le había narrado tanto a él como a Peter el explorador Rafael Hytlodeo. Luego de esto, Moro nos narra sobre la visita que recibió por parte de su amigo Pedro Egidio mientras se encontraba en Amberes. Un día saliendo de la iglesia de la Virgen María, Egidio le presentó a Rafael Hytlodeo, y le contó que era uno de los exploradores que se unió a Américo Vespucio en su expedición al nuevo mundo, pero con la particularidad de que este se quedó allí luego de la última expedición, ya que le pidió autorización a Vespucio de quedarse con los 24 hombres ya dispuestos para desviarse del camino en busca de nuevas tierras y por su amor a la exploración. Posteriormente, se comienza una conversación entre Moro, Egidio y Hytlodeo, donde este último se dedica contar sobre sus viajes luego de que Vespucio tomara el otro camino. Después de un tiempo de exploración, el grupo de hombres lograron encontrar tierras nuevas, por lo que Rafael se dedicó a hacer una larguísima narración sobre todo lo que no era habitual en Europa dentro de estos recién descubiertos lugares a Egidio y Moro. Hytlodeo se tomó la tarea de anotar aquellas virtudes que tenían algunos de estos países recientemente descubiertos, esto con el propósito de ser aplicadas al momento de regresar a Europa, además de eso, también hizo comparaciones con Europa y las nuevas tierras, mencionando que se sintió muy cómodo y parecía que había vivido toda su vida en estas. Muchas de estas palabras maravillaron a Pedro Egidio, por lo que le pregunto a Hytlodeo por qué no estaba al servicio del Rey como su consejero, lo cual fue negado por Rafael, quien alega encontrar a los reyes sumidos en el egoísmo, la envidia y los prejuicios. Después de esto, Moro argumenta sobre la necesidad de relacionar la filosofía con la política, a lo que Hytlodeo responde que el papel de político obliga al filósofo a actuar de manera innoble y su participación es imposible dentro de un régimen de propiedad privada, repartida injusta y desigualmente. Ante una nueva respuesta por parte de Moro, Hytlodeo propone describir una isla llamada Utopía, la cual se basa en una sociedad ‘‘perfecta’’ donde no existe la propiedad privada y se vela por el bien común. Pedro y Moro aceptan la descripción de Rafael Hytlodeo y es aquí donde este empieza dar una extensa narración sobre cómo está conformada la isla, por lo que moro decide dedicarle una segunda parte de su obra a esta isla, dando origen al segundo libro de la obra.
Juan Sebastián Pacheco Velásquez 10°A
Thomas Moro, imagino una comunidad ficticia basada en lo narrado y descrito por Hytlodeo luego de haber estado 5 años en la ‘‘supuesta’’ isla llamada Utopía. Según lo descrito por Rafael Hytlodeo, él y sus 5 compañeros viajaron hacía lo que hoy se conoce como América del Sur; más allá de la línea ecuatorial se encontraba las tierras cuyo clima y población tenía cierta similitud con las de Europa. Esta isla es considerada como la sociedad perfecta para Rafael, ya que no existe la propiedad privada, y, por lo tanto, la desigualdad y la injusticia tampoco, además, se busca el bien común por lo que nadie teme a carecer de nada. Hytlodeo nos dice que el nombre ‘‘Utopía’’ proviene de su conquistador Utopo y que anteriormente se llamaba ‘‘Abraxa’’, además, nos dice que la isla fue creada artificialmente por los habitantes quienes, por órdenes de su rey, cortaron el istmo que unía a la isla con el continente americano. Esto obtuvo como resultado, un cinturón de tierra en forma de media luna con una Bahía en el centro. La republica de la isla está compuesta por 54 ciudades incluyendo su capital llamada Amaurota, la cual también es la sede del senado de la isla y se encuentra en el centro de esta. Las ciudades están situadas de la misma forma, con distancias semejantes entre ellas y con aproximadamente la misma extensión. A cada ciudad se le asigna suficiente tierra de cultivo para alimentarse, la tierra es cultivada por hogares campesinos constituidos por un máximo de 40 personas. Los ciudadanos se turnan para vivir por un periodo de dos años en estas casas y trabajar como agricultores. Cada dos años la mitad de los agricultores son enviados a la ciudad y las mismas personas que dejan la ciudad van a trabajar en el campo, luego, con la experiencia que estos obtuvieron, enseñaran a las personas del año siguiente que vengan al campo. Las casas son construidas iguales, tiene dos puertas, una que da a la calle y otra al jardín, el diseño de estas es racional y previsor, contemplando aspectos como luminosidad, ventilación, etc. Estas casas no pertenecen a los Utopianos, eso debido a que no existe la propiedad privada, y es por eso que cada diez años cambian de casa por medio de un sorteo. La organización de la población es mediante familias, donde el integrante masculino de mayor edad es la autoridad. Todos los años, cada grupo de 30 de familias eligen su jefe, llamado sifogrante en la lengua primitiva del país, y filarca en la moderna. Cada diez sifograntes y sus correspondientes 300 familias, depende de un protofilarca, antiguamente llamado traniboro que es elegido anualmente. Finalmente, los 200 sifograntes, después de haber jurado que elegirán a quien les parezca el más apto, eligen en voto secreto y proclaman príncipe a uno de los 4 ciudadanos nominados por el pueblo. Estos 4 candidatos se dan porque la ciudad está dividida en cuatro distritos, cada uno de ellos presenta su candidato al senado. El cargo de príncipe es vitalicio, pero puede ser revocado si se sospecha de aspirar a la tiranía. Por su parte los traniboros se someten todos los años a la reelección y los demás magistrados son renovados todos los años.
Juan Sebastián Pacheco Velásquez 10°A
Cada tres días, el presidente y los protofilarcas se reúnen en el senado para hablar sobre los problemas o consultas que se presenten en la isla. Las consultas acerca de la república que se hagan fuera del senado se castigaran con la pena de muerte, ya que evita las conspiraciones y la tiranía. Los asuntos importantes, son llevados por los sifograntes a las familias a su cargo, donde se discuten para que el sifogrante presente luego la opinión común en el Consejo. Para los utopianos la jordana laboral es de 6 horas y aun así producen en abundancia para satisfacer a la comunidad de las cosas necesarias para la vida. Los ociosos, o sea los ricos, los sacerdotes, los nobles, pero también los mendigos, no trabajan. De las horas restantes del día, le dedican 8 al sueño y las horas libres las asignan a su gusto. En las ciudades todas las mercancías producidas se distribuyen en almacenes y cada uno puede obtener lo que necesita. En el país no existe la economía financiera. Nadie reclama más de lo necesario, porque nadie teme sufrir carencias. Los enfermos están bien atendidos en los hospitales, por lo cual se le da gran importancia a la higiene; la medicina es del más alto nivel y muy respetada. A los que presentas enfermedades crónicas, que además sufren de dolores insoportables, son destinados a la muerte para liberarlos de su sufrimiento, pero sin ser obligados, es decir, por voluntad propia. Pueden viajar si están disponibles y obtienen un permiso, sin embargo, los que se escapan son castigados con la esclavitud. Nunca hay mataderos dentro de las ciudades, no solo por motivos de higiene, sino también para evitar que la gente se acostumbre al espectáculo de la muerte. Se exporta todo lo que los utopianos no necesitan; la séptima parte de estas mercancías se regala a los pobres del país. Para los utopianos, el oro significa menos que el hierro y se considera de mal gusto, ya que lo poseen en abundancia. Si ven a un extraño adornado con oro, para ellos es una persona pobre, pues ellos tienen tanto que lo utilizan para los grilletes, las cadenas de los prisioneros, para los esclavos, y también para sus orinales. En la Utopía, se tiene respeto y libertad por la religión, cada quien tiene derecho a seguir unas creencias, y por lo tanto los ciudadanos deben ser tolerantes y respetar todas las nuevas formas religiosas de la isla. Con esto Hytlodeo finaliza su narración, además, da como últimas palabras una fascinación sobre el sistema de gobierno Utópico. Moro luego de haber escuchado toda la historia, dice que no aprueba todas las instituciones Utópicas, sin embargo, alega tener el deseo de ver algunas cosas que tienen los Utopianos en las ciudades de Europa. Concluyendo, la Utopía nos deja mucho de qué hablar, ya que considero que parte de este sistema Utópico podría ser una solución a muchos de nuestros problemas actuales, y, de hecho, se dice que la obra se hizo como una crítica al orden político y social establecido en Europa en su época. Moro siempre fue fiel a sus ideales, este tenía una honestidad y tolerancia única, pero lastimosamente no fue valorada en su tiempo. En lo personal, la obra me gustó mucho y tuvo muchos aciertos que deberíamos aplicar, además, me parece maravilloso como Moro represento esta crítica, ya que ‘‘Utopía’’ significa ‘‘ningún lugar’’, tratándonos de decir
Juan Sebastián Pacheco Velásquez 10°A
indirectamente que este sistema gobierno perfecto, solo puede ocurrir en nuestra imaginación.