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Andreu Candela I. Cartas Sobre Salud y Enfrmedades. S XVIII
Andreu Candela I. Cartas Sobre Salud y Enfrmedades. S XVIII
HACER
HISTORIA MODERNA
Líneas actuales y futuras de investigación
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Sevilla 2020
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Colección Actas
Comité editorial:
José Beltrán Fortes
(Director de la Editorial Universidad de Sevilla)
Araceli López Serena
(Subdirectora)
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Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de
este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún
procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo foto-
copia, grabación magnética o cualquier almacenamiento
de información y sistema de recuperación, sin permiso
escrito de la Editorial Universidad de Sevilla.
NUEVAS ENCRUCIJADAS
Y LAS MENTALIDADES EN LAS
IV. LA HISTORIA DE LA CULTURA
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Irene Andreu Candela
NOTA: La autora de este trabajo cuenta actualmente con una Ayuda para la Formación
del Profesorado Universitario del Ministerio de Educación Cultura y Deporte con referencia
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FPU16/02637.
Irene Andreu Candela
1. INTRODUCCIÓN
1. Antonio Mestre, “La carta, fuente de conocimiento histórico”, Revista de Historia Mo-
derna, 18 (1999-2000). p. 17.
2. Rosario Die Maculet (Ed.), Cartas a Margarita. La correspondencia de Jorge Juan Santa-
cilia con su hermana y otros documentos familiares, Novelda, Edicions Locals, 2018.
Rosario Die Maculet, Armando Alberola Romá, “La muerte de Jorge Juan”, en La heren-
cia de Jorge Juan: muerte, disputas sucesorias y legado intelectual, Alicante, Universidad de Ali-
cante, 2002.
3. Roy Porter, “The patient in England c.1660-1800”, en Andrew Wear (ed.) Medicine in
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que Vd. se mantenga con buena salud, que es lo que importa»8; «quedo ro-
gando a Dios por la importante salud de V.I.»9; «celebro hiciese su viaje con fe-
licidad y con la salud tan completa como yo se la he deseado y deseo»10; o para
indicar que la salud del emisor y de su familia está bien: «de aquí no me queda
otra cosa que decirte, sino que gracias a Dios estamos todos buenos»11.
La reiteración de este tipo de comentarios en la correspondencia privada,
sobre todo en la familiar, ha llamado la atención de muchos investigadores,
que suelen enumerarlo en sus estudios como uno de los temas más frecuentes
en los epistolarios, aunque considerándolos tópicos propios del género episto-
lar12. Si bien esta apreciación es cierta, la recurrencia de estas referencias indica
la preocupación existente en la sociedad por el estado de salud de sus familia-
res y amigos, pues la ausencia de información al respecto provocaba la reac-
ción de los corresponsales, que pedían explícitamente alusiones sobre el tema.
Encontramos muchos ejemplos de ello en el epistolario editado de la familia
Burgués de Girona, que recoge principalmente las cartas que enviaban a Martí
de Burgués sus familiares y amigos más cercanos entre 1799 y 1803. En algu-
nas de ellas, su hermana muestra su preocupación por la inexistencia de infor-
mación sobre la salud de los familiares:
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Querido hermano: tu carta que recibo [en] este correo me ha puesto con al-
gún cuidado de mi casa pues, a más de no decirme si están buenos, me expresas
me vaya pronto a mi casa, todo lo que me da a entender hay alguna novedad que
te aseguro me tiene en la mayor confusión y así, a vuelta de correo (que para mí
8. Carta de José Nicolás de Azara a Francisco Ramos, Roma, 08/02/1792; en José Nicolás
por la enfermedad en la correspondencia privada del siglo XVIII
de Azara, Epistolario (1784-1804), María Dolores Gimeno Puyol (ed.), Madrid, Castalia / Insti-
“Su salud tan preciosa y que tanto me importa”: preocupación
será un siglo) avísame de la verdad de todo que, a más de sacarme del cuidado
que estoy, te quedará agradecida esta tu hermana que te quiere13.
Mi querido tío y señor: hace algún tiempo nada sé de usted y deseando siem-
pre saber de la salud de usted, que tanto me interesa, no me es posible dejar de es-
cribirle para satisfacer mi curiosidad nacida de mi fino cariño para con usted, y le
suplico no deje usted de acordarse de mi de cuando en cuando14.
torno” o “mudanza”, entendidas como “la novedad que padece el cuerpo con
“Su salud tan preciosa y que tanto me importa”: preocupación
algún accidente que le asalta y turba el orden y concierto natural de la vida”17. Las
enfermedades interrumpían el transcurso natural del cuerpo y lo hacían cam-
biar, por lo que el objetivo era volver al estado anterior, es decir; restablecerse,
otro de los términos comúnmente utilizados en la correspondencia.
13. Manuela de Pastors a Martí de Burgués, Barcelona, 28/02/1800; en Javier Antón Pe-
layo, La sociabilitat epistolar…, p. 184.
14. María Teresa de Miró y de Burgués a Martí de Burgués, Reus, 30/03/1800; en Ibid.,
p. 198.
15. José Nicolás de Azara a Aranda, Roma, 01/03/1786; José Nicolás de Azara, Epistola-
rio…, p. 48.
16. Real Academia Española: Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el ver-
dadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los prover-
bios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua, 1726-1739, Disponible en: http://
www.rae.es/recursos/diccionarios/diccionarios-anteriores-1726-1996/diccionario-de-autorida-
des [Consulta: 16 de enero de 2019]
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17. Idem.
Irene Andreu Candela
Era frecuente que se incluyese información más precisa sobre las enferme-
dades padecidas, describiendo todo tipo de dolencias, desde algunas conside-
radas pequeñas alteraciones que no necesitaban atención médica, tales como
“achaques de tos”, “esfogaciones”, “ardores de sangre”, “dolores de muelas” o
“fluxiones de ojos”, hasta aquellas que ponían en riesgo la vida de la familia o
los amigos cercanos. Si la recuperación de estas pequeñas dolencias ya mante-
nía atento al corresponsal a las novedades sobre la salud del familiar enfermo,
las referencias a otras afecciones más graves podían monopolizar el contenido
de la carta. Ejemplo de ello es la misiva que Enrique O’Donnell manda a Martí
de Burgués a finales de 1801 para informarle sobre la enfermedad de su mu-
jer María Ignacia18. Durante algunas de las cartas anteriores, don Enrique co-
menta que su esposa había estado enferma de tercianas, para las cuales se le
había suministrado la correspondiente quina. Sin embargo, dos semanas des-
pués el esposo manda una carta a su tío para informarle de la gravedad del
estado de María Ignacia, que padecía “ramatismo [sic] interno con calentura
terrible”. Su salud empeoró tanto que se confesó, temiendo su muerte. Tras los
cuidados del médico, la fiebre y los dolores le fueron remitiendo y se restable-
ció. Aunque el relato no nos permite en este caso conocer los remedios que
fueron utilizados para curar a María Ignacia, sí ejemplifica las dificultades de
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diagnóstico con las que los facultativos se encontraban y las medidas de pre-
vención tomadas para evitar el contagio del hijo del matrimonio, que fue en-
viado a casa de una ama en un pueblo inmediato.
Si bien los propios remedios, que sí aparecen descritos en muchas otras
referencias a enfermedades graves, necesitarían un estudio pormenorizado,
cabe destacar dos de los paliativos y prevenciones más aludidos. Por un lado,
las sangrías, utilizadas frecuentemente en la medicina dieciochesca no solo
por la enfermedad en la correspondencia privada del siglo XVIII
“Su salud tan preciosa y que tanto me importa”: preocupación
Hemos vuelto a lo más crudo del invierno. Ha nevado mucho en las mon-
tañas; y la noche del sábado heló de manera que se ha llevado un tercio del vino,
cosa la más extraordinaria que aquí se ha visto. Después ha llovido siempre sin
cesar. Yo siento demasiado en mi brazo, porque no puede haber cosa más contra-
ria para él que este tiempo revuelto19.
18. Enrique O’Donnell a Martí de Burgués, Valladolid, 28/11/1801; en Javier Antón Pe-
layo, La sociabilitat epistolar…, p. 177.
19. José Nicolás de Azara a José Moñino, Roma, 28/04/1790; en José Nicolás de Azara,
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Epistolario…, p. 144.
Irene Andreu Candela
Pero, igualmente, también era remedio para muchas dolencias, como ad-
mitía el propio Azara un mes después: “Yo también reconozco que el calor me
hace provecho porque mi brazo se va poniendo más ágil”20. Además, esta rela-
ción entre salud y clima será uno de los principales motivos por los que apa-
rezcan en la correspondencia privada estas alusiones al tiempo atmosférico.
Además de las noticias sobre la salud de la familia, también aparecen en
la correspondencia referencias a epidemias que afectan a toda la población. Si-
guiendo con la correspondencia de los Burgués, desfilan entre las líneas de es-
tas cartas novedades sobre la epidemia de fiebre amarilla de Cádiz en 1800. La
enfermedad llegó a esta ciudad en un barco procedente de la zona caribeña en
agosto21. Las noticias sobre la epidemia llegaron a los oídos de Martí de Bur-
gués a través de algunos amigos: “fíjese usted como estaré con la peste en San-
lúcar, a donde están muriendo de 50 a 60 diarios en un pueblo de 20 a 25 mil
personas, las cuales vivían mucho por el hermoso clima que siempre ha te-
nido dicho pueblo”22. En noviembre, cuando la epidemia había disminuido su
intensidad, Tomás Barril, desde Valencia, volvía a hacer referencia a la fiebre
amarilla:
Aquí estamos con el cuidado que debe infundir el contagio y, aunque se to-
man todas las providencias que dicta la razón y el miedo, son tantos los que pro-
curan introducirse que no hay día que no se descubran trampas con que quieren
sorprender a los comisarios que están a las puertas para hacer estos reconoci-
mientos. En el día se aumentan los recelos con las noticias que se acaban de re-
cibir de Portugal, en donde están ya, según parece, infestados, regalo que le ha
20. José Nicolás de Azara al cardenal Lorenzana, Roma, 26/05/1790; en Ibid., p. 147.
21. Adolfo Hamer Flores, “La epidemia de fiebre amarilla de 1800 y su impacto en La Car-
lota, capital de las Nuevas Poblaciones de Andalucía”, Trocadero: Revista de historia moderna y
contemporánea, 30 (2018), p. 215.
22. María Therán de Amorós a Martí de Burgués, Madrid, 01/11/1800; en Javier Antón
Pelayo, La sociabilitat epistolar…, p. 250.
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de don Carlos tanto en la educación como en los hábitos diarios de su hijo Fer-
nando serán una constante. Esta preocupación llegará al extremo de aconsejar
qué vino debe beber su hijo para que se le fortifique el estómago32 o que realice
actividades físicas frecuentemente, sin importar las condiciones meteorológi-
cas, pues “yo tengo dicho de que conviene que se acostumbre a todo, pues con
ello se pondrá fuerte y robusto”33.
28. Cayetano Mas Galvañ, “Los sentimientos en una relación regio-fraternal, las cartas
entre Carlos III y Felipe de Parma (1759-1765)”, en Juan José Iglesias Rodríguez, Rafael M. Pérez
García, Manuel Francisco Fernández Chaves (coord.), Comercio y cultura en la Edad Moderna:
Actas de la XIII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna, Sevilla, Uni-
versidad de Sevilla, 2015, vol. 2, p. 2218.
29. Carlos III a Bernardo Tanucci, Madrid, 07/01/1766, AGS, Estado, lib. 330.
30. Idem.
31. Carlos III a Bernardo Tanucci, Aranjuez, 10/06/1760; en Carlos III. Cartas a… p. 102.
32. Carlos III a Bernardo Tanucci, Aranjuez, 14/06/1763; en Ibid., p. 444.
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33. Carlos III a Bernardo Tanucci, El Pardo, 28/01/1766, AGS, Estado, lib. 330.
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dad útil, pues creía que prevenía las enfermedades mentales que otros miem-
bros de la familia habían padecido37. La creencia de que existía una conexión
entre el cuerpo y la mente se popularizó en el siglo XVIII y se divulgó fre-
cuentemente en la literatura médica, considerando que si se modificaban los
hábitos corporales era posible influir en la formación moral e intelectual del
individuo38. Con todas estas ideas se puede observar cómo Carlos III compar-
tía e intentaba huir de la convicción social que achaca las enfermedades de
los nobles a los vicios y excesos que habían cometido y que transmitían a su
34. Carlos III a Bernardo Tanucci, San Ildefonso, 19/09/1769, AGS, Estado, lib. 337.
35. Copia de la misiva enviada a su hijo Fernando, adjuntada a Tanucci en la carta del 19
de septiembre de 1769. AGS, Estado, libro 337.
36. Roberto Fernández Díaz, Carlos III. Un monarca reformista, Barcelona, Espasa, 2016,
p. 245.
37. Ibid., p. 249.
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39. Idem.
40. Roberto Fernández Díaz, Carlos III…, p. 127.
41. Carlos III a Bernardo Tanucci, Buen Retiro, 15/07/1760; en Carlos III. Cartas a… p. 115.
42. Mónica Bolufer Peruga, “Ciencia de la salud…”, p. 32.
43. Carlos III a Bernardo Tanucci, El Pardo, 11/02/1777, AGS, Estado, lib. 350.
44. Carlos III a Bernardo Tanucci, San Ildefonso, 02/09/1760; en Carlos III. Cartas a… p. 137.
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45. Carlos III a Bernardo Tanucci, San Ildefonso, 09/09/1760; en Ibid., p. 143.
Irene Andreu Candela
incluso agua “para tener hijos”, como la reina napolitana hizo tras su aborto en
julio de 177050. Será dos años después, en junio de 1772, cuando los reyes con-
siguieron tener descendencia. Tras los partos de las mujeres de la familia, don
Carlos seguirá atentamente el estado de salud tanto de la madre como del niño,
comentando las molestias que podía ocasionar el “sobreparto” y “la calentura
que ordinariamente trae consigo la leche”51 y, posteriormente, los dientes que
le iban saliendo a cada uno de sus nietos, especificando qué diente era y si le
había causado “la más leve novedad en su salud”.
51. Carlos III a Bernardo Tanucci, El Escorial, 24/09/1771, AGS, Estado, lib. 340.
Irene Andreu Candela
3. CONCLUSIONES
52. Carlos III a Bernardo Tanucci, San Ildefonso, 19/04/1763; en Carlos III. Cartas a…
p. 423.
53. Carlos III a Bernardo Tanucci, Aranjuez, 08/04/1766, AGS, Estado, lib. 330.
54. Carlos III a Bernardo Tanucci, El Escorial, 18/11/1766, AGS, Estado, lib. 331.
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“Su salud tan preciosa y que tanto me importa”: preocupación