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Construyendo los caminos del GIA: Un recorrido interdisciplinario por los grupos institucionales de
alcoholismo / Jorge Luis Pellegrini; compilado por Alejandro De Lisio, Isabel del Carmen Ortiz, Claudia
Inés Villafañe; editado por Mauricio Manuel Albacete – 1ra. ed. – Comodoro Rivadavia: Carbono, 2019
ISBN 978-987-47352-0-1
1. Alcoholismo. 2. Sociedad. 3. Salud Pública. I. De Lisio, Alejandro, comp. II. Ortiz, Isabel del Carmen,
comp. III. Villafañe, Claudia Inés, comp. IV. Albacete, Mauricio Manuel, ed. V. Título.
CDD 362.292
Foto de tapa Clean white stairs, incorporada bajo licencia PhotoDune Regular
Diseño de portada y diagramación de interiores: Mauricio M. Albacete
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Construyendo los
caminos del GIA
Índice
Introducción. Jorge Luis Pellegrini . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX
Prólogo. Juan Carlos Stagnaro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXI
Prólogo. Diana Kordon . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXIII
Modalidades de tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
El GIA y sus territorios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
De la nostal… GIA a lo actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
Modos de relación en los pueblos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
La tarea GIA: ¿Qué? ¿Para qué? ¿Con quiénes? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Particularidades de los GIA en relación a otros abordajes en adicciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
Hacer con el cuerpo. Espacio, escucha, memoria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
GIA y la intervención desde la psicología social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Redefiniendo el alcance de los GIA: una experiencia de transformación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
El policonsumo. Una mirada desde el grupo GIA Maipú, provincia de Mendoza . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
El rol familiar en los GIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
GIA y trabajo con la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .101
La familia como eje central en el abordaje terapéutico de la enfermedad del alcoholismo . . . . . . . . . . 105
La atención a las familias en el GIA, abordaje de los vínculos con niños, niñas y adolescentes . . . . . . . .118
Género . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
Alcoholismo: ¿Cuestión de género? Sobre la cuestión del género en el consumo problemático
de bebidas alcohólicas y su tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .123
GIA: un aporte en la construcción del diagnóstico. / GIA: un abordaje con perspectiva de género . . . . . .129
Pacientes en contexto judicial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
Pacientes judicializados. Casos del Hospital Dr. Carlos Saporiti, Rivadavia, Mendoza . . . . . . . . . . . . .143
Alcoholismo, identidad, derechos humanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
Evaluación GIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Un análisis en relación a la efectividad de los GIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .165
¿Qué hace eficientes, eficaces y efectivos a los GIA? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175
Grupos Institucionales de alcoholismo, poliadicción y dependencia con drogas . . . . . . . . . . . . . . . . 190
Formación de recursos humanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
El GIA como dispositivo de formación: herramientas para “el rescate” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .263
Las recaídas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
Recaída . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .269
Pensar y sentir las recaídas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .270
GIA Historias de vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273
Mi aprendizaje en los GIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .275
Relatos sobre el GIA y otras yerbas… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278
VII
VIII Libro Colectivo del GIA
Introducción
Los inicios. Los principios.
El 15 de febrero de 1984 se inicia la experiencia de los Grupos Institucionales de Alcoholismo
(GIA) en el Hospital Zonal Dr. Francisco López Lima en General Roca, Río Negro. Luego de termi-
nada la Dictadura me fue restituido el cargo en dicho hospital del cual había sido expulsado siete
años antes. Fundamos el Servicio de Salud Mental de ese hospital general, en el cual habíamos deci-
dido que las breves internaciones se harían en la sala de Clínica Médica.
Retomé el trabajo con pacientes alcohólicos iniciado en 1975 e interrumpido en marzo del año
siguiente. Mi regreso al hospital fueron de los días más felices que recuerdo. Era una época de opti-
mismo e ilusiones tras la terrible devastación dictatorial. “Con la democracia se cura…” era uno de
los lemas repetidos por entonces.
A poco andar se fundó otro grupo terapéutico para asistir enfermos alcohólicos en el hospital
de Luis Beltrán (Valle Medio de Río Negro) a cargo del Dr. Luis Di Giácomo (médico psiquiatra) y el
Sr. Domingo Tomadini (paciente recuperado), a 200 km. de Gral. Roca. Se reiteraba la experiencia
roquense integrando en la coordinación grupal a un profesional de la salud y a un paciente recu-
perado, ya que el Sr. Ricardo Antoli, rehabilitado en A.A. y luego formado como Agente Sanitario,
me acompañaba en la coordinación de el López Lima.
Quincenalmente los compañeros del Valle Medio viajaban a Roca para intercambiar experien-
cias, hasta que en julio de ese 1984 hicimos la primera jornada pública en Luis Beltrán, organizada
por ambos grupos, con la ayuda municipal y del Obispo Miguel Esteban Hesayne.
Al año siguiente un paciente enviado por la Dra. Rosa Alonso (médica psiquiatra del Servicio de
Salud Mental de Bariloche) viajó a Roca para formarse. Se trataba del Sr. Luis Leiva quien consoli-
daba su recuperación hospitalaria formándose como futuro coordinador junto a la médica derivante.
Serían ellos al año siguiente quienes organizarían en Bariloche (a 400 kms. de Roca) las Primeras
Jornadas Regionales de Alcoholismo en el Hospital Ramón Carrillo de esa ciudad rionegrina.
Los GIA no tenían aún esa denominación. Fue la práctica profesional, científica y social poste-
rior sostenida, la que un día los bautizó como hoy se los reconoce.
En este breve recorrido de los orígenes aparecen ya sus principios fundacionales:
• El carácter grupal. La experiencia clínica señalaba que los abordajes individuales carecían de
la necesaria eficacia: la prolongada tarea rehabilitadora conocida, mostraba que mientras podía
lograrse una cura, o rehabilitación, el proceso de alcoholización social producía miles de enfermos
nuevos. Era necesario crear una herramienta capaz de dar cuenta de ese fenómeno. A poco andar, los
familiares y personas allegadas fueron integradas al mismo grupo, porque también ellos eran alcan-
zados por el proceso de alcoholización. Nosotros habíamos empezado con un grupo de familiares por
un lado y de afectados por otro, pero esto fomentaba el silenciamiento y negación que se da en las
familias y en el medio social, en el que se habla a espaldas de los enfermos, quienes saben que eso
sucede, con lo cual se los aísla de su medio dejándoles como única alternativa social la mala junta.
En uno de los capítulos de este libro los autores, de-construyendo la sigla GIA, se preguntan si
la A alude a los significantes alcoholismo, adicción, abuso, amistad o amor. Curiosa pregunta que
entrelaza términos aparentemente opuestos, dañinos unos, benéficos otros. En ese encadenamiento
de palabras se podría atisbar un recorrido que va de lo negativo, que motiva la incorporación al
grupo, hacia lo salutógeno que se puede encontrar en él.
Me decían en una de las Jornadas Nacionales de los GIA a la que tuve la suerte de asistir, que
durante los encuentros buscaban encontrar en y entre los miembros del grupo, las circunstancias
en las que las sustancias como el alcohol o las drogas habían entrado en sus vidas para instalarse
como una necesidad. Indagaban así en las vivencias de ese momento, qué era lo que habían venido
a sustituir las sustancias, qué sentimientos o palabras habían obturado. Creo entender que la hipó-
tesis que subyace a ese propósito es recuperar eso doloroso que se pretendió evitar con el consumo,
el recurso vicariante para evitar la angustia de una encerrona trágica. Cuánto de lo humano está
presente en esa opción y cuánto de lo humano en la reparación de esa alternativa destructora y,
finalmente, inoperante.
El grupo aparece así como la instancia protectora que envuelve cálidamente al sujeto sacándolo
de su soledad, con esa veracidad que da la experiencia compartida. Una experiencia de los que
saben del aislamiento y los conflictos que acarrea el consumo y ofrece en el testimonio de quienes
van saliendo o ya salieron del mismo. Apoyos, identificaciones, escuchas, camaradería, cuidados
médicos, intervenciones psicoterapéuticas y consejos adecuados. Una experiencia distinta al grupo
en el que la persona se habituó a consumir. Una ocasión de salir de las sucesivas crisis que jalo-
naron su existencia. Creo que eso es a lo que aluden los autores del capítulo que mencioné al prin-
cipio: amistad y amor.
Pero no sólo eso, porque los grupos GIA, una creación nacional de un dispositivo de salud absolu-
tamente original concebido por Jorge Pellegrini y orientado a paliar la mayor endemia de nuestro
país en el campo de las adicciones, como es el alcoholismo, cuentan con una conceptualización que
se va enriqueciendo a través de años de práctica en diversos lugares de nuestra geografía.
Los GIA cuentan con una matriz técnico profesional en la que confluyen saberes formales y
espontáneos de diversos profesionales que los suelen integrar como médicos, psicólogos, trabaja-
dores sociales, psicólogos sociales, enfermeros y miembros de los grupos que ofician como coor-
dinadores, etc., que laboran mancomunadamente por la recuperación de la salud de las personas
que los integran y de la salud de las personas con las que trabajan.
Dice Edgar Allan Poe en el hermoso cuento La carta robada, que algo puede ser ocultado ponién-
dolo tan evidencia que no se lo ve. “Lo que escapa a la observación por su excesiva evidencia”. Con
la problemática del alcoholismo ocurre algo así. Naturalizado al extremo, está incorporado a la
vida cotidiana como un elemento más, aparentemente despojado de atributos iatrogénicos. Más
aún, las campañas de inducción al consumo de alcohol, a través de la publicidad, se multiplican y
compiten entre sí, a través de los medios masivos de comunicación.
Siendo quizás un problema psicosocial de la mayor envergadura, que debería ser materia funda-
mental en políticas de salud pública con carácter de política de estado, la cuestión del alcoholismo
discurre negada como problema.
En 1984 Jorge Pellegrini creó y fundó el dispositivo GIA (Grupos Institucionales de Alcoholismo),
en el marco del Hospital Zonal de General Roca, en Río Negro. Digo creó porque pudo imaginar y
proponer un instrumento terapéutico capaz de atender a la problemática del alcoholismo y lo hizo,
además, en el hospital público, considerando que éste, precisamente, tiene la responsabilidad de
dar respuestas a esa necesidad. Y digo fundó, porque concretó esa idea en Río Negro y luego de esa
experiencia inicial, llevó la propuesta de los GIA a cada rincón de nuestro país donde encontraba
acogida en profesionales, técnicos y trabajadores sensibles a esta problemática, interesados en
comprometerse con el proyecto. Así se fue desplegando la Red GIA, que hoy tiene una amplia exis-
tencia real de carácter nacional y federal.
He tenido el privilegio de concurrir como invitada a encuentros nacionales de la Red GIA. En
todos los casos las experiencias me conmovieron profundamente. En ellos se expresaba concen-
tradamente cómo, a partir de un trabajo compartido de los participantes en sus diferentes roles,
se abría la posibilidad de recuperación de la salud mental y de promover las potencialidades sanas
de cada uno y del conjunto como tal.
En esos encuentros he tenido la oportunidad de escuchar y ver, con emoción, cómo los pacientes
refieren que el grupo les permite reafirmar su identidad, el ser reconocidos con nombre y apellido.
En personas que no fueron miradas, que no tuvieron una adecuada libidinización, esto tiene un
efecto profundamente reparatorio. Así como la pertenencia les significa -además del reconoci-
miento- un factor de escucha, continencia, orientación y comprensión.
Este libro, de producción colectiva, recoge diferentes experiencias y conceptualizaciones a partir
del desarrollo de una tarea comprometida en los GIA. Es una obra que honra a los profesionales,
técnicos y trabajadores que están en la trinchera, dando batalla contra el flagelo del alcohol.
Encontramos, sobre una matriz común, conceptual y empírica, diversidad de aportes que la
enriquecen.
Además de la inserción en los hospitales públicos, que fue una premisa fundacional, es también
un verdadero ejemplo la utilización de múltiples recursos para la tarea: trabajo interdisciplinario,
Luisina Croceri
Lic. en Psicología
GIA Municipalidad de Cipolletti, Río Negro.
Meras preposiciones, palabras aparecen para producir efecto y describir una praxis. Praxis que
tiene un origen y sobre todo orígenes. Que tiene una identidad que hace borde, y sobre todo desborda
constantemente. Palabras, preposiciones que nos posibilitan posicionarnos desde distintas formas
de abordar una misma problemática. Palabras, prácticas, praxis, bordes y desbordes para subjeti-
varnos otros a partir –y a través– de una escritura, de una lectura. Introducirnos en alguna escena
de la práctica del GIA de Cipolletti, también abre a continuar cartografiando la praxis.
Sobre el GIA
¿Cómo es esta praxis del GIA en Cipolletti? Es un GIA, que se configuró desde el modelo de los
Grupos Institucionales de Alcoholismo. El modelo que aborda este problema de salud desde diversos
aspectos: lo asistencial, lo promocional, lo preventivo, la docencia y la investigación. Donde lo
grupal cobra la importancia de ser el espacio principal para elaborar aquellas historias; de las de
antes y de las actuales. Aquellas historias, experiencias que enferman y sanan, que afectan. El GIA
en Cipolletti se distingue de otros GIA del país. Cada uno de estos tiene sus particularidades. Sin
embargo, todos funcionan dentro del Sistema Público de Salud. En Cipolletti, no. Forma parte de la
institución municipal, del área de desarrollo humano y familia, de acción social. Es por 1989 que se
crea el espacio grupal en un barrio, en uno de los efectores de promoción comunitaria. Y a lo largo
de los años se posibilita la creación de un programa de alcoholismo, en donde el GIA continúa como
forma posible de abordaje, con un fuerte tinte comunitario y es esta forma que insiste y conforma
el hacer de nuestra práctica. El GIA aparece como instituyente, como novedad, como resistencia a
lugares de poder.
Abarca diversos atravesamientos que hacen a la complejidad del alcoholismo. Y estos atravesa-
mientos dan cuenta de los dispositivos. El filósofo M. Foucault nos había advertido hace algunas
décadas, en los ´70, sobre los dispositivos. Y es para considerarlo de suma importancia para crear
planos de consistencia en nuestras prácticas. ¿Qué es un dispositivo? Un dispositivo es un entramado
que anuda tres líneas o elementos: formas de saber, relaciones de poder y prácticas de subjetivación.
Los dispositivos son nuestra manera de habitar el campo social, son anteriores a nosotros. Son epocales,
es decir que comprenden enunciados, visibilidades que son históricas-sociales-culturales-políticas.
Desde el GIA
En el grupo terapéutico para la recuperación de la salud, es prioridad la circulación de la palabra,
poder decir, poder sentir. Es en ese espacio donde quien coordina cumplirá la función de contener,
sostener el encuadre, acompañar, porque es ahí donde se generan las condiciones de ser escuchado,
de escuchar al otro en tanto otro. Y así continúan las voces... Cada uno puede, tiene el poder en
tanto sustantivo, pero también en tanto verbo, en tanto potencia, en tanto posible (Lewcowicz, I.).
Se transita por territorios diversos, aquellos del mundo interno, del externo, del mundo vincular.
Guattari y Rolnik nos dicen que el territorio es sinónimo de apropiación, de subjetivación encerrada
en sí misma. Es el conjunto de los proyectos y de las representaciones en los cuales va a desem-
bocar pragmáticamente toda una serie de comportamientos e investiduras, en los tiempos y en los
espacios sociales, culturales, estéticos y cognitivos. “El territorio puede desterritorializarse, esto
es, abrirse y emprender líneas de fuga e incluso salir de su cauce. (...) La reterritorialización será
así un intento de recomposición de un territorio implicado en un proceso desterritorializante”.
El uno y el otro comienzan a desdibujarse, salirse de sus territorios, para dar lugar a nuevos, a
un espacio entre. En condiciones de hospedar al otro, de hacer-ser huésped, uno y otro como formas
completas se abren a devenires propios de las condiciones singulares y colectivas de ese encuentro.
Estas son las experiencias del espacio grupal.
Allí se da esa experiencia próxima de estar entre otros, y a su vez ir conociendo quién es quién,
su identidad, para comprender que el alcoholismo es un padecimiento colectivo, para deconstruir
y desnaturalizar los procesos de alcoholización, “que deja de ser una construcción social para ser
algo hasta enraizado en la cultura popular” (Pellegrini, J. L.). Luego de cada reunión de grupo, se
supervisa-covisa, a través de la lectura de la crónica, para poder observar y pensar la dinámica
grupal, la función del coordinador y generar estrategias para cada paciente. Es aquí la experiencia
distante, donde se realiza la conexión con las concepciones teóricas, donde se piensa y descifra, y
donde se observa cada miembro del GIA como perteneciente a una red, al grupo como entramado,
abierto a distintas pertenencias (Pellegrini, J. L.). Y entre estas pertenencias, articulaciones, por las
redes se transita, se camina, también como parte de nuestro trabajo, para acompañar en la recu-
peración de la salud.
Bibliografía
Buckart, M.; Aguirre, E. Los vínculos actuales: confianza o amenaza. Archivo PDF.
Capitalismo y producción de subjetividad. Archivo PDF.
Deleuze, G. (2002). Conversaciones. Madrid. Editora Nacional Madrid.
Derrida, J. Sobre la hospitalidad.
Geertz, C. (1994 [1983]). Cap. 3: “Desde el punto de vista del nativo: sobre la naturaleza del conocimiento antropológico”. En:
Conocimiento local: ensayos sobre la interpretación de las culturas. Ed Paidós.
Guattari, F. (1995). Acerca de la producción de la subjetividad, en Caosmosis. Buenos Aires. Manantial.
Guattari, F.; Rolnik, S. (2005). Micropolítica: Cartografías del Deseo. Ed. Tinta Limón.
Hupert, P. (1999). Seminario de grado: Ética y subjetividad en Historia de la sexualidad de Michel Foucault. Dictado por el Dr.
Edgardo Castro. Facultad de Filosofía y Letras. En www.pablohupert.blogspot.com.ar
Kleiman, S. En qué nos interrogan los vínculos hoy.
Lewkowicz, I. Subjetividad adictiva: un tipo psicosocial instituido. Archivo PDF.
Lewkowicz, I. (2002). Una respuesta ética ante la violencia: comentarios en la Jornada sobre ética. Buenos Aires.
Andrea Vargas
tamiswalk@gmail.com
GIA Municipalidad de Cipolletti, Río Negro.
“La nostalgia, por ejemplo, que tan gustosa es, y que tan generosamente nos brinda el calorcito
de su refugio, es también tramposa: ¿Cuántas veces preferimos el pasado que inventamos al
presente que nos desafía y al futuro que nos da miedo?”
Eduardo Galeano
De lo instituido a lo instituyente
En su uso más antiguo Lidia Fernández expresa que la palabra “institución” alude y refiere a
normas; valor de alta significación para la vida de un determinado grupo social, fuertemente defi-
nido y sancionado; formalizadas en el caso de las leyes; con amplio alcance y penetración en la vida
de los individuos. También el término se utiliza como sinónimo de establecimiento, definido como
la concreción material y la versión singular de una norma universal abstracta. Las instituciones
representan, por consiguiente, a aquellos custodios del orden establecido que dan al individuo la
protección de una lógica con la cual organizar su mundo, de otro modo caótico y amenazante.
Las corrientes institucionalistas francesas realizan su aporte desde el punto de vista dialéctico a
la consideración de la dinámica de lo institucional, y proponen discriminar en la operación concreta
de las instituciones –como dimensiones complementarias siempre presentes– lo instituido (lo fijo, lo
estable) y lo instituyente (el cuestionamiento, la crítica y la propuesta opuesta o de transformación).
En términos generales, las ciencias sociales y psicológicas tienden a acordar sobre la existencia
de diferentes ámbitos de complejidad en todo fenómeno humano. La especificación más utilizada
en este sentido es la que discrimina, en la realidad del hombre, la operación de lo individual, lo
interpersonal, lo grupal, lo organizacional y lo social general.
A partir de 2010 se comienza a pensar y se pone en práctica el proyecto ApuntalArte, este colec-
tivo es integrado por parte del equipo GIA, por dos compañeras del centro de promoción comuni-
taria, efector de la delegación zona norte, y es coordinado por el titiritero Daniel Zapata.
El ApuntalArte, comienza a trabajar desde la prevención a partir del arte, en un primer momento
en relación con el alcoholismo y otras adicciones, y luego de diversas temáticas que fueron deman-
dándose en la medida que se fue socializando las intervenciones artísticas realizadas, que tienen
como principal objetivo el de generar impacto en sus destinatarios, el dejar pensando, el salir de
lo convencional y conocido.
En estos tiempos y en conjunto con ApuntalArte, se va generando un nuevo espacio que se deno-
mina de “creatividad y expresión corporal”. Aquí se trabaja con el registro de lo corporal, de los
sentidos, lo que cada uno puede y quiere, es un tiempo destinado a “sentirse bien”, hacer una pausa
en la cotidianeidad para ocuparse de cada uno. Participan del mismo: el equipo técnico del GIA,
compañeras municipales, agentes sanitarios del hospital y los integrantes del grupo terapéutico,
tan importante para cada uno el despertar lo anestesiado, no solo los afectados por el alcoholismo.
Bibliografía
Beller, D. Encuadre. Clase de 4to año. Primera Escuela Privada de Psicología Social.
Bleger, J. (1972). Simbiosis y ambigüedad. Buenos Aires: Editorial Paidós.
Bustos, G. Alcoholismo hoy. El proceso de recuperación de la salud.
Fernández, L. M. (1994). Instituciones educativas. Buenos Aires: Paidós.
Pellegrini, J. L. (2011). Escritos sobre Alcoholismo: 1989–2011. San Luis: Ed. Payné.
Pichon Rivière, E. (1983) Buenos Aires.
Información de contacto
Atención, admisiones y consultas: lunes a viernes de 7 a 14 hs.
Grupo terapéutico: martes y jueves de 19 a 21 hs., viernes de 11 a 12:15 hs.
Correo electrónico: gianacional130@gmail.com
Facebook: GIA Cipolletti
Cel.: (0299) 15 507 9830
En el presente trabajo analizaremos el vínculo que existe entre un grupo social definido y el
lugar donde elije alcoholizarse, tomamos este tema porque fue una cuestión que llamó la atención
al equipo GIA que estuvo en el momento de esa reunión.
No nos adentramos en las cuestiones psíquicas de cada persona, en la constitución del psiquismo
individual, historicidad y familia. Solo consideraremos lo cultural de la zona, con un pantallazo muy
general, tomando en cuenta expresiones que surgen de las reuniones GIA analizando la manera de
juntarse sin juntarse en un espacio cultural que es muy frecuente en el norte cordobés.
Observaremos como el grupo de adultos y adultos mayores de la población rural toma como
lugar para “juntarse” y “beber unos tragos” en “comedores” que serían los sucesores a las pulpe-
rías del siglo pasado.
Se presentan en la reunión dos pacientes que ya habían sido asistidos, pero nunca habían compar-
tido el espacio GIA. Es decir, cada uno había concurrido en momentos diferentes. Ambos pacientes
mayores de 62 años. Ambos con características de trabajadores rurales (en su momento), con esco-
larización primaria incompleta.
En la reunión se presentan como “amigos”. Trabajando esa palabra con ellos, la amistad es del
bar, boliche. De mesa a mesa. No de compartir “una mesa”, sino ambos en mesas distintas. ¿Qué
compartían? La invitación y el pago de una copa, de un vaso de vino. Bar, punto de reunión, lugar
de encuentros y desencuentros. Alcohol, mediador. Familia, no puede manejar la situación. Volver
a casa “si te lleva alguien”, con caídas y golpes de por medio. Repetición de la situación.
La pregunta que surge es: ¿Qué otras relaciones pueden surgir en la vida de estas personas que
reemplacen el circuito antes mencionado?
Evidentemente en este caso (entre otras razones que no abordaremos) hay una cuestión cultural
de nuestra zona (norte cordobés) que tiene sus orígenes en la pulpería.
Una pulpería era hasta inicios del siglo XX, el establecimiento comercial típico de las distintas
regiones de Hispanoamérica. Su origen data de mediados del siglo XVI y proveía todo lo que entonces
“El beber está sustentado por las redes identificatorias que en el curso de la vida
han construido esos apoyos grupales, construcción que es previa al comienzo de
la adicción, y que con el transcurso de esta (la carrera alcohólica) va organizando
la vida cotidiana de los pacientes y sus grupos de pertenencia, en una sucesión
de crisis y búsquedas de nuevos equilibrios.” (Pellegrini, 2011: 86)
Con respecto al grupo social que estudiamos en su mayoría son gente de campo, de la tercera
edad, se ven minifundistas con economía de subsistencia, algunos con trabajos temporales jorna-
leando, otros ex peones rurales, por lo general sin jubilaciones o con pensiones no contributivas,
de escasos recursos económicos. Lo que tienen en común, es que ellos, de jóvenes, aprendieron a
sociabilizar, a reunirse e interactuar en los viejos almacenes de ramos generales, cuando hacían
las compras y trámites en los pueblos; al desaparecer éstos, fueron ocupando otros espacios donde
poder gozar sentido de pertenencia. Esto no solo se ve en la zona rural del norte cordobés, se da en
zonas rurales de todo el país; en su libro “Gerónima”, el Dr. Pellegrini ya describe las actividades
en los “boliches, donde se vendían alimentos y bebidas alcohólicas”.
En reunión grupal, planteamos el tema de los espacios, los lugares “para tomar”.
La necesidad de tener espacios y “juntas” o grupos, la necesidad de tener una pertenencia.
Nosotros creemos que es indispensable para la sanación del paciente y su entorno romper con el
círculo vicioso, cambiar el grupo de pertenencia de estas persona, dándole un nuevo sentido a las
juntadas, moviendo, si es posible, de lugar y encontrando un nuevo sitio de encuentro, donde este
círculo vicioso no pueda entrar, planteando como ejemplos de lugares de sociabilización clubes,
centros de jubilados, instituciones como los C.I.C. (Centro Integrador Comunitario), donde se pueden
realizar almuerzos para la tercera edad, donde el alcohol no tenga lugar y donde los participantes
se sientan identificados con sus pares sin dejar de ser gente de campo.
Bibliografía
Goldman, N. (1998). Nueva Historia Argentina. Revolución, república, confederación (1806-1852). Buenos Aires, Argentina:
Editorial Sudamericana S.A.
Pellegrini, J. L. (2011). Escritos sobre alcoholismo 1989–2011. San Luis, Argentina: Ed. Payné.
Pellegrini. J. L. (2011). Gerónima. San Luis: Ed. Payné.
Susana Telesio
Lic. en Trabajo Social
Nicolás Peralta
Lic. en Psicología
Rosana Lupo
Lic. en Kinesiología
Los Grupos Institucionales de Alcoholismo desarrollan su labor en nuestro país desde hace más
de tres décadas. Se trata de un modelo de intervención desde Instituciones de la Salud, cuyo obje-
tivo principal es dar respuesta a una problemática compleja como es la atención del alcoholismo
en particular y de las adicciones en general según nuestra experiencia, desde el equipo GIA del
Hospital Nacional Dr. Baldomero Sommer, sito en el segundo cordón del conurbano bonaerense.
Labor que comenzó en 2010 y continúa hasta la actualidad.
La complejidad de la problemática que tratamos atraviesa y arma un amplio campo problemá-
tico, que desde el inicio es indispensable analizar, diagnosticar, operar sobre él y sobre los distintos
actores sociales que lo componen, donde cada uno pretende satisfacer necesidades, descargar
tensiones, reinterpretar prácticas, atender demandas, obtener recursos, entre otros satisfactores.
Dentro de este escenario complejo se encuentra la propia Institución de Salud, con sus normativas,
sus perfiles de gestión y sus objetivos específicos. También se incluye al equipo GIA y las diná-
micas internas propias de la demanda que atiende y de la puesta en común de lo que allí se dirime,
la gestión del dispositivo, los recursos humanos y de funcionamiento. Las propias crisis por situa-
ciones de entrada y salida de sus miembros. En nuestro caso tuvimos que atravesar el duelo por el
fallecimiento de una compañera, el alejamiento de otro compañero que se mudó a otra provincia.
Estos atravesamientos son compartidos pues los pacientes viven, en esta ida y vuelta tan cercana
que se genera en los GIA. Nosotros estamos duelando y ellos también, a nosotros nos pasa y a ellos
también, pues los compañeros nuestros; eran sus terapeutas, sus referentes.
En este campo problemático que venimos describiendo también se encuentran los pacientes y
sus allegados, sus expectativas de logro, sus objetivos, los nuestros como equipo de salud. Es por
ello, que el abordaje de la salud, es posible desde una mirada integral y multidisciplinaria. En este
Generalidades de la tarea
Se da respuesta a la demanda espontánea. Se realiza recorrida de sala. Dejamos constancia en
la Historia Clínica de nuestro tratamiento y de la historia evolutiva del paciente. Participamos en
Protocolo de intervención
El protocolo de intervención surgió de la necesidad de encontrar un instrumento operativo que
sirviera de matriz y le imprimiera un camino lógico desde donde operar. Su construcción nació
luego del análisis de las Fortalezas y Debilidades de la tarea realizada por más de siete años. Es
también una guía práctica para toda aquella persona que se incorpore al Equipo. Lo desarrollamos
a continuación.
Tratamiento integral
Entrevista de Admisión de abordaje individual. Nos permite un primer acercamiento a la realidad
situacional del paciente desde los aspectos bio-psico-sociales. De allí se diseñan luego las estrate-
gias de abordaje y las expectativas de logro del paciente y del Equipo.
Entrevista con familiares, si los hubiera. Nos permite la identificación de referentes de apoyo.
Son de gran sostén en el tratamiento para el paciente. Por su importancia haremos una referencia
particular sobre el rol de la familia en el recupero de la salud del paciente.
Interconsulta con Psiquiatría. Allí se realiza la evaluación y se decide el tipo de medicación
adecuada.
Interconsulta con Hospital de Día de Clínica Médica. Realiza chequeo clínico a aquellas personas
que no tienen controles en los dos últimos años. Se articula un turno, el paciente concurre a la
mañana temprano y a la tarde ya tiene diagnóstico y medicación.
Introducción
Según el Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud 2014 de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) en la Argentina, el consumo de alcohol en población de 12 a 65 años se encuentra
presente en el 44,5 % de la población. Entre los 18 y los 24 años se observa la tasa más elevada de
consumo de alcohol (57,2 %). El consumo perjudicial estimado a partir de la escala AUDIT (Test de
Identificación de los Trastornos Debidos al Consumo de Alcohol), indica que el 13 % de los consumi-
dores actuales de alcohol, presentan un patrón de consumo riesgoso para la salud y para terceros.
Dentro de esta realidad del país, la provincia de Buenos Aires cuenta con instituciones públicas
y privadas del sistema de salud para el abordaje de ésta y otras Adicciones. En este contexto, el GIA
con sus particularidades constituye una propuesta diferente, que se enmarca en el concepto de
“Promoción de la Salud” de la OMS, en tanto abarca una amplia gama de intervenciones sociales y
ambientales destinadas a beneficiar y proteger la salud y la calidad de vida individuales mediante la
prevención y solución de las causas primordiales de los problemas de salud, no centrándose únicamente
en el tratamiento y la curación1. De allí que el GIA definido como modelo terapéutico de promoción,
prevención, atención y rehabilitación del consumo problemático de sustancias, se propone como
“integral”, esto es, integra a todos los involucrados en la enfermedad del alcoholismo: a los sujetos
en proceso de alcoholización, sus familiares, otros miembros de la comunidad, así como al equipo
de coordinación (interdisciplinario) inserto en una institución hospitalaria del sistema público
de salud. Singularidades que sumadas al abordaje grupal hacen de los GIA su aporte distintivo y
eficaz, en relación a otros abordajes con mirada fragmentada, centrados en lo individual, la homo-
geneidad, la autoayuda, la prevención de recaídas, la reducción de daños, etc.
2 Stolkiner, Alicia. La Interdisciplina: entre la epistemología y las prácticas, El Campo Psi, abril 1999.
Bibliografía
Ministerio de Salud de la Nación (2011). Algunos datos sobre el consumo de alcohol en la Argentina. Sistema de Vigilancia
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de Alcoholismo). Vertex Revista Argentina de Psiquiatría. Vol. XX, págs.: 440 a 449.
Alejandro De Lisio
Mgter. en Inv. en Ciencias Sociales
Lic. en Psicología
Isabel Ortiz
Médica Esp. en Psiquiatría
David Romano
Jefe de Dpto. Escuela Municipal de Teatro. CeMEPA
Trabajar con otros y lograr un diálogo no es sencillo. Sin embargo, pareciera que hay momentos
o períodos en los cuales es posible. No sabemos. En nuestro caso, probablemente al mantener y
preservar el estilo de cada uno, de uno por uno, sutilmente se crea un interés y en el mejor de los
casos una elección. Configurando una escritura. Un hacer que hace e intenta recuperar historia,
o mejor decir, memoria. Así, la experiencia del Grupo Institucional Alcoholismo (GIA) en Caleta
Olivia viene modificando sus márgenes, indagando las hendiduras de lo institucional. Como la de
un bolsillo de un saco. Espacio para guardar pero que está vacío. Como una hoja en blanco que
aguarda la tinta en un taller de escritura. Un escenario como soporte del drama. Porque uno puede
apelar sigilosamente hacia aquellas identidades que ambiguamente se derrocharon en un borroneo
y recuperarlas como ejemplo para empezar a dialogar nomás.
Este año comenzamos las actividades con edificio nuevo, amplio, al costadito del hospital.
Lo hemos llamado: “Espacio GIA. Intervención clínica grupal. Actividades de arte, juego y terapia”.
Será porque intentamos desde una especie de perspectiva artística problematizar los aconteci-
mientos. Simbolizar ese vacío, ese silencio, esa repetición; a partir de la escucha y el alojamiento.
La conversación. La contingencia. El poner en movimiento. Porque no sabemos muy claramente
si… ¿el cuerpo habla? ¿Es que hay alguien que lo escucha en su queja?
Largas e interesantes historias que nos preceden se han escrito desde un claro posicionamiento
político, hacia la tarea, en el arte, hacia la salud. Algunas de ellas nos rodean aún. Nosotros humil-
demente también intentamos leer y escribir. Es una búsqueda, una exploración que se fundamenta
en la práctica diaria. Estamos en proceso y la invitación sigue vigente para cada quién, con el entu-
siasmo que reconoce las pérdidas y los ánimos que aprenden a compartir, aunque por momentos
Un recorrido
Indagar las hendiduras de lo institucional. La pregnancia de lo imaginario, la urgencia subje-
tiva –la demanda “ya”, que no se sostiene luego, pero retorna siempre como “ya”– y un recorrido
que intenta, desde los diferentes espacios institucionales alojar no solo los cuerpos sino dar lugar
a la palabra. Pero la palabra a veces no alcanza, ¿hay una meta? Hay espacios, lazos, otras cons-
trucciones e invenciones, según pudimos definir. Y ese tipo de nuevos intentos de abordaje están
en consonancia con la complejidad de las presentaciones actuales.
Bibliografía
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Belaga, G. (2015). La práctica del psicoanálisis en el hospital. Buenos Aires: Grama Ediciones.
Alejandro Basualdo
Psicólogo Social
alejandroat@outlook.com
La psicología social tiene como objetivo el estudio del desarrollo y transformación de una realidad
dialéctica entre formación o estructura social y la fantasía inconsciente del sujeto, asentadas sobre
las relaciones de necesidad.
Establece al grupo como campo en lo que se dará la indagación del inter-juego entre lo psicosocial
(grupo interno) y lo socio-dinámico (grupo externo), a través de la observación de los mecanismos de
asunción y adjudicación de roles.
Trabajamos operativamente, para dar la posibilidad de promover una modificación creativa o
adaptativa según un criterio de adaptación activa a la realidad.
Para poder entender la dinámica de grupo, empezaremos por explicar tal concepto. Para la teoría
pichoniana un grupo es un conjunto restringido de personas que, ligados por una constante espacio
temporal, articulado en la mutua representación interna, se propone en forma implícita y explicita
una tarea que conforma su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asun-
ción y adjudicación de roles.
De acuerdo al marco teórico de la psicología social, la meta de los grupos operativos, es aprender
a pensar. No puede perderse de vista que el pensamiento, conocimiento, son producciones sociales.
Para aprender a pensar, el individuo necesita del otro, ora con su presencia, su discurso, su dialogo
y otras formas de expresión posible. Pensar siempre es pensar en grupo.
La teoría de Enrique Pichon Rivière, considera que el individuo no enferma solo, sino que es la
resultante de una serie de interacciones que se dan en los vínculos primarios, es decir, en las rela-
ciones familiares, por lo tanto el individuo enferma en grupo, siendo la enfermedad un emergente
de la situación familiar. Por tanto la salida de la enfermedad desde nuestra concepción, también
se realiza en grupo a través de la reconstrucción de los vínculos internos dañados.
Se expresó que un grupo es un conjunto restringido de personas, por lo tanto, debe tener un
número limitado, es decir, debe tener tanto un mínimo como un máximo ideal que oscila entre
cinco y 15 personas. A su vez, este conjunto de personas debe estar ligado por una constante de
tiempo y espacio, es decir, hay un encuadre grupal; éste marca el límite que recorta lo que ocurre
en el grupo hacia el interior del mismo y lo diferencia de su entorno; este marco de referencia
llamado encuadre.
Bibliografía
Pichon Rivière, E. Introducción a la psicología social.
Basile, H. La Psicología social. Roles grupales.
Basile, H. La Psicología social. Concepto de grupos.
Nicolás Segovia
Doctor en Psicología. Coordinador GIA.
nicosegovia10@hotmail.com
GIA Hospital de Maciá, Entre Ríos.
Resumen
Este trabajo se centra en la descripción del proceso de transformación del GIA Maciá, en Entre
Ríos, que se inició como un grupo institucional de alcoholismo para luego tener que adaptarse a las
necesidades de la población que atendía, ampliando su alcance y convirtiéndose en el grupo institu-
cional de adicciones del hospital, atendiendo también casos de adicción a drogas ilegales (cocaína,
marihuana, etc.) y al cigarrillo de tabaco. Emprender este desafío implicó no sólo repensar las
estrategias en el tratamiento de los usuarios del grupo (objetivos, abstinencia, recaídas, etc.) para
afrontar la presencia de poliadicciones, sino también una aproximación diferente a la comunidad
a la hora de trabajar sobre las campañas de prevención que estaban centradas mayormente a estu-
diantes secundarios y padres.
Los inicios
Los GIA del país en las últimas tres décadas han afrontado el desafío de desarrollar estrategias
de tratamiento, de prevención y de investigación con respecto a la problemática del alcoholismo,
la cual sin una explicación lógica sigue siendo ignorada/negada por los principales servicios efec-
tores de salud pública.
Desde que los GIA se iniciaron a partir de la experiencia de Pellegrini en el año 1984 paulatina-
mente se ha ido replicando en hospitales públicos a lo largo y ancho de toda la República Argentina,
respetando los principios que profesaba su fundador pero cada grupo recorriendo un camino en
su construcción muy propio, en el que se debía enfrentar a una diversidad de obstáculos, resis-
tencias y nuevos requerimientos de acuerdo al contexto singular en que esos GIA se concibieron.
En Maciá (Entre Ríos) y localidades que la rodean, mucho más pequeñas aún, el índice de personas
que padecen esta adicción y de muertes debido al consumo problemático de la sustancia es muy
elevado, aunque llamativamente nunca se lo ha reconocido oficialmente. No existen estadísticas
que respalden lo que se ve a diario en el trabajo en salud pública y por lo tanto no se ha trabajado
seriamente para combatir la enfermedad siendo afectadas una cantidad importante de personas.
Según el último informe sobre la situación mundial de alcohol emitido por la Organización
Mundial de la Salud/OMS (2014), el 5,9 % de las muertes a nivel mundial son atribuibles al
consumo de alcohol, como así también el 5,1 % de las enfermedades, discapacidades y accidentes.
Bibliografía
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ar/docs/vertex/vertex88.pdf
Alberto O. Romani
Médico Esp. en Medicina de Familia
Coordinador GIA Maipú. Agente de Salud en Alcoholismo. Jefe de la Sección Integral Preventivo
Asistencial de Adicciones. Hospital Regional Diego Paroissien. Miembro del equipo interdisciplinario
de Salud Mental del Centro Regional de Salud Mental Familiar y Comunitaria Nº 1.
aorgramin@hotmail.com
Maipú, Mendoza.
Resumen
Desde los comienzos de nuestro Grupo Institucional de Alcoholismo Maipú en 1999, en la órbita
del Servicio de Medicina de Familia del Hospital Regional Diego Paroissien, Departamento de
Maipú, provincia de Mendoza, la impronta del consumo de varias sustancias psicoactivas estuvo
presente. No obstante la focalización grupal en el alcoholismo, lógicamente, no impidió que los
participantes, pacientes y familiares, pusiesen en palabra otras aristas de los daños y sufrimientos
relacionados al consumo de tabaco y la cocaína y el marco hedonista y conflictivo del mismo. A lo
largo de nuestra experiencia de casi dos décadas podemos afirmar que el modelo GIA, descentrado
de la sustancia, operando en un neoposicionamiento integral de los partícipes, activos agentes de su
proceso de cambio, tiene el potencial necesario y rico para brindar acogida o alojamiento también
para quienes su objeto de cautiverio no es el alcohol, para explicar y explicarse que la historia de
ese cautiverio, como pérdida íntima de la libertad personal, familiar y social, necesita en algún
momento el psicoactivo cautivador como un engranaje más de cuanto conforma su padecer y que la
reversión y la transformación liberadora pasa por retomar y rehacer “de novo” ese tejido histórico
vital, contando con las manos extendidas, ofrecidas y oferentes del GIA, que no pierde su individua-
lidad e identidad grupal específica. Al contrario, una identidad fuerte con capacidad de respuesta
ante las derivaciones de una sociedad consumista, una aculturación globalizadora y esclavista en
el mundo del siglo XXI que narcotiza la vida humana.
Introducción
Desde los comienzos de nuestro Grupo Institucional de Alcoholismo Maipú la impronta del
consumo de varias sustancias psicoactivas estuvo presente. No obstante la focalización grupal en
el alcoholismo, lógicamente, no impidió que los participantes, pacientes y familiares, pusiesen en
palabra otras aristas de los daños y sufrimientos relacionados al consumo de tabaco y la cocaína
y el marco hedonista del mismo en función de los grupos de pares y sus ritos, o del famoso fin de
semana de relajamiento en todo sentido, es decir, también el de las costumbres cotidianas.
Luego, nuestro grupo GIA Maipú, a poco de andar tuvo la necesidad de abrir su escucha y promover
acciones específicas en el marco del policonsumo de sustancias psicoactivas y asumió la misión
de trabajar en un proceso de restitución de la salud centrado en la persona enferma y su grupo de
pertenencia y no en las sustancias. Así es como aprendimos a quedar fuera de lo “alcoholocéntrico”,
también a situarnos fuera del atrapamiento de la sustancia.
Antecedentes
Nuestro GIA Maipú fue creado en 1999, en el seno del paradigma de servicios de salud plasmado
por la disciplina de la medicina de familia, con sede en el Hospital Regional Diego Paroissien, de
segundo nivel de complejidad, con 110 camas y de referencia local para tres departamentos o muni-
cipios: Maipú como cabecera, área sureste de Guaymallén y área noreste de Luján de Cuyo, de la
provincia de Mendoza.
El departamento de Maipú (Junta de Estudios Históricos de Mendoza, 2012) nació en el oasis norte
del territorio desértico mendocino, creado el 14 de mayo de 1858, por decreto del gobernador Juan
Cornelio Moyano, quien recibió de la Capitanía General de Chile la Merced Real de las jurisdic-
ciones que los indios huarpes conocían con el nombre de Tiasta. Fundó allí una estancia, que a su
muerte pasó a propiedad del capitán Don José Moyano Cabral y comenzó a denominarse Potreros
de Cabral. Se constituyó en una importante posta conocida con el nombre de Rodeo del Medio. En
esta amplia zona geográfica los jesuitas levantaron la Capilla de Barrancas y la de Nuestra Señora
de las Mercedes de la Cruz de Piedra, que en 1855 dejó de funcionar por encontrarse ya muy vieja y
deteriorada. La acción de Nicolás de Ozamis posibilitó la reconstrucción del oratorio, obra que luego
fue continuada por su hijo, José Alberto de Ozamis. Dispersas en el paraje de la Cruz de Piedra, 38
familias se constituyeron en las pioneras y colonizadoras de una región, que con el correr del tiempo
sería la zona industrial más rica de la vitivinicultura argentina. El 9 de enero de 1855 el gobernador
de la provincia Pedro Pascual Segura dictó un decreto-ley por el cual se estableció el perímetro
geográfico del futuro Departamento de Maipú, denominado en ese momento Departamento 70 de
Campana. Sin embargo, tres meses después, al crearse los departamentos de Luján y San Vicente
(actual Godoy Cruz), ése departamento quedó encerrado dentro de aquellos (Cueto y Sacchero).
Actualmente es uno de los 18 municipios que conforman la provincia de Mendoza y junto a
Capital, Las Heras, Guaymallén, Godoy Cruz y Luján, integra el Gran Mendoza. Con poco menos de
200.000 personas, más del 60 % entre 15 y 64 años y gran franja de 5 a 10 años –el Hospital Paroissien
alberga la segunda maternidad de la provincia-, en una superficie de 717 km2, a 15 kms al sureste
de la ciudad de Mendoza, con una economía principalmente basada en la explotación de la viti-
vinicultura con la mayor densidad de bodegas de la provincia, cuna del complejo vinícola GIOL
Tipos de
Conceptualización Definición
Prevención
Así también, con la incorporación estratégica de la subsede de esta SIPAD en el Centro Regional
de Salud Mental Familiar y Comunitaria Nº 1 del Departamento Maipú, organismo único en su
tipo, dependiente de la Dirección de Salud Mental y Adicciones de la Provincia, en donde el equipo
actuante de planta hospitalaria promovió una dedicación extendida en la carga horaria profesional
y un régimen “En Comisión” para actuar en ese efector, que se encuentra a menos de cuatro cuadras
del hospital y que obtuvo la incorporación de horas de dedicación de Trabajo Social y logística
(psicotécnica, administrativa y estadística). Fruto del aprovechamiento creativo de una amenaza
por crisis institucional en la órbita del hospital de referencia.
Adaptando en el nuevo contexto la tarea del grupo operativo de alcoholismo, GIA, para la conten-
ción, motivación y reaseguro del proceso de cambio ligado al proyecto personal de mejor salud y
calidad de vida, y que encierra la respuesta a una pregunta básica que hacen nuestros compañeros
alcohólicos al plantearse el abandono del alcohol (pasible al de otras sustancias y/u “objetos” cauti-
vantes): “¿Y después… qué?”. “¡Un no! ¡Y varios Sí!”. Después de la sustancia, “me saqué la venda de
los ojos”. Es decir, dejar el alcohol, dejar la droga, quitar del medio el objeto material y simbólico
del daño, dejar de dañarse, dejar para asirse de los medios de sanación, para ocuparse con nuevos
vínculos saludables, incorporar hábitos de sentido contrario, hábitos con sentido acertado, encon-
trarse en la autoafirmación de la dignidad humana que encarnó como persona libre.
En el GIA Maipú se nos hicieron patentes en ese proceso con relación al policonsumo, identifi-
cando un arranque temporal en 2007 (Romani, 2003) para precisar una fecha de corte, cuestiones
como: el acento del cambio no está puesto en la sustancia sino en la persona consumidora o en el
proceso de cambio; la etapa que transita en el mismo momento en que se encuentra partícipe e
incluido institucionalmente; la Salud Pública tiene una respuesta a la demanda del área que nos
compete, capaz de alojarla y que se va sedimentando modélicamente a través del sistema GIA; se
enriquece el conocimiento grupal de las cosas en común y de las que son distintivas en el uso de
una sustancia u otra, v. gr. “tengo la posibilidad de ver en otros mi problema”, “yo si bien consumo
otra cosa, me pasa igual”, problema que no se substancia con el tipo de psicotóxico utilizado, sino
más bien con toda la corte de situaciones de pérdidas y conflictividad interior y externa; problemas
Bibliografía
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Introducción
Lo que se conceptualiza a continuación está basado en el trabajo realizado en terreno, que se
inicia durante el proceso de la Reforma Psiquiátrica y el nacimiento del sistema GIA, en el Hospital
Escuela de Salud Mental de la ciudad de San Luis (HESM).
En 1993 se fundó el primer Grupo Institucional de Alcoholismo en el entonces denominado
Hospital Psiquiátrico de San Luis, “todavía existía la institución manicomial y el grupo se presen-
taba marginal respecto a la dinámica hospitalaria” (Pellegrini, 2011a: 95). Al respecto, Pellegrini
comenta:
“Ya en 1993, cuando aún existía el manicomio, fundamos el Grupo Institucional de
Alcoholismo (GIA) que creaba un ámbito novedoso en tanto instalaba la psicoterapia
como abordaje principal, y rompía con el anonimato hospitalario. A poco andar entraron
en contradicción este grupo y la institución de la violencia que se resistía a cambiar.
El grupo fue una herramienta principal para la transformación y mostró una constante
en permanente cambio: la relación institución/grupo.” (Pellegrini, 2011: 45)
Los pacientes y sus familiares se reunían en días, horarios y en un espacio fijo, con una coordi-
nación clara, con el propósito de ir, poco a poco, estructurando nuevos hábitos saludables. De este
modo, pudo visualizarse cómo aquellos pacientes estigmatizados por su enfermedad, comenzaban
a presentarse con nombre y apellido, en contraposición de aquellos grupos que trabajaban desde
Bibliografía
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Payné.
Pellegrini, J. L. (2011d). Salud es sin encierros. San Luis, Argentina: Payné.
Los compañeros de la Red GIA de Mendoza acordamos en realizar esta producción en forma
conjunta en razón de que las zonas en la que trabajamos en general presentan una gran similitud
de problemática bio-médico-social. Y porque trabajamos permanentemente en red.
Partiendo desde La Paz. Inés Donaire se ve con su hijo en brazos, hacía pocos
meses que llegó al GIA sin poder caminar por los efectos de alcoholismo crónico
“Porque crear es idear alguna cosa novedosa y darle forma. Para crear hay que creer,
es decir dar fe de que algo es posible e ir elaborando un credo, que es ni más ni menos
que el ideario de una colectividad. Cuando el ideario y la colectividad crecen, es
índice que se está en un camino productivo, donde lo creado queda instituido en el
campo social y se recrea naciendo una y otra vez nuevas formas creativas donde son
más los que crean, creen y crecen. Y como todo hecho creativo hay un forjador del
mismo, donde el arte y el conocimiento científico se han debido conjugar y hacerse
praxis en el ejercicio profesional…” (Pellegrini, Di Giácomo y otros, 2001).
Este modelo terapéutico creado por un psiquiatra argentino consustanciado con la salud pública
y los derechos humanos de nuestra patria como es el Dr. Jorge Luis Pellegrini, ha permanecido en
el tiempo a pesar de los cambios políticos y de la pluralidad de pensamiento de sus miembros, los
cuales lo han fortalecido. En Mendoza creamos, creemos y crecemos. Queda así demostrado cuando
miramos desde donde partimos y a donde llegamos, sentando un precedente de trabajo serio y
eficaz. Poniendo día a día un gran empeño en sostener la tarea.
Que desde luego si se contara con recursos económicos se podría extender rápidamente la Red
a toda la provincia. Pero que lenta y sostenidamente iremos llegando para enfrentar el proyecto
que propone la alcoholización, fomentando el consumo cada vez a más temprana edad, lo que nos
invita a pensar cómo es que llegamos como sociedad a desproteger a nuestros adolescentes, dejando
la diversión de ellos a cargo de quienes los dirigen comercialmente dejando fuera a quienes los
deben preservar.
Como propuesta de la Red de Mendoza y por el trabajo que se realiza en escuelas, instituciones y
empresas, entre otras, es la imperiosa necesidad de llegar lo antes posible a prevenir. Comprobamos
la iniciación cada vez más temprana del consumo de alcohol en la población, la necesidad de
docentes que reclaman intervención. Por lo que resulta imprescindible la incorporación de agentes
preventores.
“(…) ¿con qué claridad puede delinear su futuro y defender sus derechos una comunidad
crecientemente alcoholizada? Podrá decirse que hasta no existir esas políticas claras
del poder público, ¿qué podemos hacer? Siendo tan grande y complejo el tema, ¿cuál
será la utilidad de nuestras humildes tareas? Lo que queremos decir en esta conferencia
es que por pequeño y novato que sea el grupo GIA, debe saber que su tarea diaria
es crear las condiciones para ir elaborando esas políticas.” (Pellegrini, 1997)
Bibliografía
Lema, V. Z. (1976). Conversaciones con Enrique Pichon Rivière. Sobre El Arte y La Locura.
Pellegrini, J. L. (1989). Alcohol. Alcoholismo. Alcohólicos. Ediciones Cinco. Fuente: Sitio web Secretaría de DDHH 2017
Natalia Cizmar
Lic. en Trabajado Social
natycizmar@yahoo.com.ar
GIA Hospital de Wilde, Avellaneda; GIA Hospital de Lanús, provincia de Buenos Aires.
Introducción
Desde 2007 los Grupos Institucionales de Alcoholismo (GIA), pertenecientes al Hospital Zonal
General de Agudos Dr. Eduardo Wilde de Avellaneda y Hospital Zonal General de Agudos Narciso
López de Lanús; se integran al Área de Salud Mental de la Región Sanitaria VI dependiente del
Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires.
El GIA pone en funcionamiento desde su inicio una construcción colectiva de atención de la salud
para abordar el alcoholismo. Esta construcción se basa en la necesidad de articular las interven-
ciones interdisciplinarias e intersectoriales; permitiendo la construcción de una compleja trama
de transformaciones en la vida cotidiana de las familias padecientes y de las instituciones parti-
cipantes. De esta manera, el GIA se integra en los espacios que transita intrahospitalariamente e
intersectorialmente como alternativa de atención facilitando, develando, nombrando y poniendo
énfasis no solo en las personas que presentan consumo problemático de alcohol y la necesidad que
reciban un tratamiento adecuado, sino también en el abordaje de las situaciones familiares conflic-
tivas que presenta la persona que consume alcohol.
Se aborda desde el espacio grupal la construcción de un proyecto de vida que no esté anudado al
alcohol como forma de resolución de los conflictos o afrontamiento de los dilemas que se presentan
en la vida cotidiana. Mediante la comprensión de la situación y la búsqueda de soluciones más
saludables. Para lo cual es indispensable la suspensión de la ingesta de alcohol y/u otras sustan-
cias psicoactivas.
Se puede vincular a lo anterior con lo que postula Pichon Rivière cuando expresa que:
“el sujeto sano, en la medida que aprehende el objeto y lo transforma, se modifica
también a sí mismo, entrando en un interjuego dialéctico, en el que la síntesis que
resuelve una situación dilemática se transforma en el punto inicial o tesis de otra
antinomia, que deberá ser resuelta en este continuo proceso en espiral. La salud
mental consiste en este proceso, en él realiza un aprendizaje de la realidad a través
del enfrentamiento, manejo y solución integradora de los conflictos básicos”. 1
1 Enrique Pichon Rivière (1985), El proceso grupal. Del psicoanálisis a la psicología social. (Editorial Nueva Visión).
2 Messing, Claudia, Cómo sienten y piensan los niños hoy. Investigación sobre la simetría del niño con el adulto.
Recursos para la crianza, la educación y la clínica de niños y jóvenes (Editorial Noveduc), 2017.
Bibliografía
Pellegrini, J. L. (2011). Escritos sobre alcoholismo. 1989-2011. San Luis. Editorial Payné.
Pichon Rivière, E. (1985). El proceso grupal. Del psicoanálisis a la psicología social. Editorial Nueva Visión.
Messing, C. (2017). Cómo sienten y piensan los niños hoy. Investigación sobre la simetría del niño con el adulto. Recursos para
la crianza, la educación y la clínica de niños y jóvenes. Editorial Noveduc.
Introducción
El presente trabajo pretende reflexionar sobre la relación de la mujer con el consumo de bebidas alco-
hólicas. Si nos remitimos a lo observado en la asistencia al G.O.A. (Grupo Operativo de Alcoholismo)1,
de la Dirección de Salud Mental de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy entre los años 2014
hasta julio de 2017 observamos tanto la prevalencia de la presencia masculina más que la femenina,
como la participación de la mujer para consultar por el consumo problemático o dependiente2 de
bebidas alcohólicas de un familiar (hombre) más que por su propio consumo. Pensamos que esto
se debe a representaciones sociales vigentes en nuestra sociedad. Por lo que tendremos en cuenta
los roles atribuidos tradicionalmente a las personas en base a su género.
Desarrollo
Partimos de considerar que el género es una construcción social. Esto significa que en el proceso
de socialización un ser humano aprende un modo determinado de ser hombre o mujer. Así, se
asignan comportamientos, actitudes y emociones en base a su sexo (“Los hombres no deben llorar,
eso es de niñas”, señala no sólo que los hombres no deben mostrar sus emociones sino que, al mismo
tiempo, hacerlo está permitido a las mujeres).
En función del género las personas desempeñan distintos roles y el mismo puede también tener
injerencia en la salud de las personas. En la medida en que puede definirse al género como “el
conjunto de características, oportunidades y expectativas que la sociedad asigna a hombres y mujeres
1 El Grupo Operativo de Alcoholismo (G.O.A.) es un dispositivo grupal para el tratamiento de las personas con
consumo problemático o dependiente de bebidas alcohólicas como así también de su entorno familiar y social.
El G.O.A de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy fue creado a fines de 2007.
2 En el texto se hará referencia a distintos niveles de consumo de bebidas alcohólicas de manera indistinta en
la medida en que tienen efectos perjudiciales para la salud.
Asistencia al G.O.A. según el sexo entre los años 2014 y 2017 (Período enero-julio)3
Mujeres Hombres
2014 4 8 12 27 2 2 41
2015 8 14 22 63 3 66 88
2016 3 7 10 70 0 70 80
2017 (01-07) 3 11 14 38 3 41 55
1 El enfoque de género en Salud. Para trabajar con la comunidad. Cuadernillo N° 4. Dirección de Paridad de
Género. Secretaría de Desarrollo Humano. Municipalidad de San Salvador de Jujuy.
2 Representaciones sociales: imágenes que condensan un conjunto de significados; sistemas de referencias que
nos permiten interpretar lo que nos sucede, categorías que sirven para clasificar la circunstancias, los fenómenos
y a los individuos con quienes tenemos algo que ver; teorías que permiten establecer hechos sobre ellos” (Jodelet,
1986:472-473) Cursocopolad.
3 Concurren jóvenes y adultos. Adolescentes o niños solo han concurrido como familiares.
2010 2017
Con respecto a la provincia de Jujuy el Sexto Estudio Nacional Sobre Consumos de Sustancias
Psicoactivas en Estudiantes de Enseñanza Media5 realizado en 2014 por el Observatorio Argentino
de Drogas (SEDRONAR)6 arrojó los siguientes datos:
Alguna vez en la vida Mensual Escala CRAFFT 2 (Año) Binge drinking3 (Mes)
Varones Mujeres Varones Mujeres Total país Jujuy Total país Jujuy
1 “Por centro de tratamiento se entiende a todas las instituciones terapéuticas, públicas o privadas especializadas
o no en el manejo de la problemática del uso indebido de drogas, que brindan atención a las personas que acuden
con una demanda de tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas.”
2 Actual Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas.
3 “Disponibilidad de recursos específicos para el tratamiento de grupos poblacionales diferenciales”. Están
considerados todos los centros censados (418) y debido a que un mismo centro puede atender a más de un tipo
de población, los porcentajes en cada categoría refieren al total de centros.
Conclusiones
Como vemos, considerar socialmente que el consumo de bebidas alcohólicas es masculino, responde
a prejuicios. Janine Puget propone convertir estos prejuicios en juicios, ya que contienen la posibi-
lidad de la duda, no se asumen en forma acrítica sino que dejan lugar a probables cuestionamientos.
El género, entonces, es un aspecto que tiene injerencia en el abordaje del consumo problemático
de bebidas alcohólicas (tanto en relación a los efectos asociados al consumo como a la posibilidad
de acceder y sostener un tratamiento).
Bibliografía
de Quiroga, A. P.; Racedo, J. (1995) Crítica de la vida cotidiana. Buenos Aires Ed. Cinco.
Departamento de Salud y Recursos Humanos de Estados Unidos. Institutos Nacionales de Salud, Instituto Nacional sobre
el Abuso de Alcohol y Alcoholismo N° 04 4956 S (enero 2005) “Alcohol un tema de salud de la mujer” https://pubs.niaaa.nih.
gov/publications/womenspanish/Women_Spanish.pdf
Dirección de Paridad de Género. Secretaría de Desarrollo Humano. Municipalidad de San Salvador de Jujuy. El enfoque de
género en Salud. Para trabajar con la comunidad. Cuadernillo n° 4.
Observatorio Argentino de Drogas (2016) www.observatorio.gov.ar/ Análisis del Consumo de ALCOHOL en POBLACIÓN
ESCOLAR Sexta Encuesta Nacional a Estudiantes de Enseñanza Media Argentina
Observatorio Argentino de Drogas (2016) www.observatorio.gov.ar/ III Censo Nacional en Centros de Tratamiento Argentina
http://www.observatorio.gov.ar/media/k2/attachments/CensoZNacionalZdeZCentrosZ deZTratamientoZ2011Zcompressed.pdf
Observatorio Argentino de Drogas (2017) www.observatorio.gov.ar/ Municipios en Acción: San Salvador de Jujuy
Observatorio Argentino de Drogas (2017) www.observatorio.gov.ar/ Resumen de los Resultados del Estudio 2017 de consumo
de sustancias psicoactivas – Población 12 a 65 años http://www.observatorio.gov.ar/media/k2/attachments/INFORMACINZPA-
RAZCOMUN ICACINZPRENSA.pdf
OMS (2007). ¿En qué consiste el enfoque de salud pública basado en el género? http://www.who.int/features/qa/56/es/
Organización Mundial de la Salud (2001) Cuestionario de Identificación de los Trastornos debidos al Consumo de Alco-
hol-Pautas para su utilización en Atención Primaria.
Pemjean, A.; Lara Orellana, M. (2017) El enfoque de salud pública aplicado al abordaje de los problemas por consumo de
alcohol y otras sustancias psicoactivas – Cursocopolad (Programa de Cooperación entre América Latina, el Caribe y la Unión
Europea en Políticas sobre Drogas) – Sistema integral e integrado de atención social y sanitaria a la dependencia de las drogas
desde la atención primaria.
Puget, J. (2017) “Pensar solo o pensar con otro”, apunte como bibliografía de Curso de Actualización Académica: Consumos
problemáticos en contextos actuales – Nuevas modalidades de abordaje e intervención preventiva y clínica. Facultad de Huma-
nidades y Ciencias Sociales, UNJu, San Salvador de Jujuy, Jujuy.
Tiburcio Sainz, M.; Berenzon Gorn, S. (2017) Organización de un sistema integral e integrado de atención socio sanitaria para
los problemas por consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas – Cursocopolad (Programa de Cooperación entre América
Latina, el Caribe y la Unión Europea en Políticas sobre Drogas) – Sistema integral e integrado de atención social y sanitaria a la
dependencia de las drogas desde la atención primaria.
20 minutos “El consumo de alcohol daña antes a las mujeres que a los hombres” https://www.20minutos.es/noticia/226792/0/
alcohol/mujeres/hombres/#xt or=AD-15&xts=467263
Elizabeth Layseca
Lic. en Trabajo Social, Psicóloga Social
Coordinadora Programa de Alcoholismo Región Sanitaria VI.
elilayseca@gmail.com
GIA Hospital de Wilde, Avellaneda y GIA Hospital de Lanús, Buenos Aires.
El diagnóstico complejo
En los GIA de la Región Sanitaria VI, se ha implementado un espacio de recibimiento grupal para
la persona y familiares que vienen por primera vez, con un día y horario definido al que pueden
asistir sin pedir turno. Es el grupo de Orientación y Asesoramiento.
Perspectiva de género
Elegimos una definición sobre el concepto para acordar a qué nos estamos refiriendo:
“Perspectiva de género: es la comprensión de los condicionantes socio-culturales en la cons-
trucción de las identidades de género así como el reconocimiento de la igualdad de derechos para
varones y mujeres.” Esta perspectiva implica:
reconocer las relaciones de poder que se dan entre los géneros, en general favorables a los varones
como grupo social y discriminatorias para las mujeres;
que dichas relaciones han sido constituidas social e históricamente y son constitutivas de las
personas;
que las mismas atraviesan todo el entramado social y se articulan con otras relaciones sociales,
como las de clase, etnia, edad, preferencia sexual y religión”.1
La paradoja
Las mujeres llegan a la consulta por el consumo de alcohol, en general después de muchos años
de consumo silencioso y silenciado y a partir de una situación crítica que se ha desencadenado. La
situación crítica se plantea de diversas maneras, el denominador común es la culpabilización hacia
la mujer en relación a todos los problemas que se presentan en la casa.
Hasta ahí hay puntos en común con lo que sucede cuando los hombres padecen la enfermedad del
alcoholismo. La diferencia sustancial en relación al género comienza a manifestarse en el proceso
del tratamiento, cuando lo que sucede es que al correr la botella comienzan a problematizarse
las situaciones cotidianas y es necesario establecer una nueva comunicación y plantear acuerdos.
1 Faur, E. (2008) Desafíos para la igualdad de género en la Argentina. Buenos Aires: Programa Naciones
Unidas para el Desarrollo. PNUD.
Definiciones
“Sexo: Es el conjunto de características físicas, biológicas, anatómicas y fisiológicas que definen
como varón o mujer a los seres humanos. El sexo está determinado por la naturaleza. El reconoci-
miento de la intersexualidad pone en jaque algunos de estos saberes que sin embargo siguen siendo
útiles a la hora de las conceptualizaciones.”
1 Pellegrini, J. L. (2008) Salud Pública y Economía Política. San Luis. Ed. Polemos.
Resumen
Trabajamos con pacientes del Grupo GIA del Hospital Saporiti. Asisten a la consulta médica y/o
al grupo, pacientes que llegan por una decisión judicial. Muchas veces ellos no tienen conciencia
de enfermedad y en otros casos se encuentran en proceso de recuperación de su alcoholismo. Con
el devenir de los hechos estos pacientes judicializados deben lidiar con un sinnúmero de trámites
y situaciones cada vez más complejas.
Los pacientes que comienzan la recuperación deben estar atentos al difícil proceso que es alejarse
del alcohol y prescindir de la sustancia. Sustancia que tanto “placer” les produce y que tanto “daño”
les hizo, dichos éstos al momento de iniciar el tratamiento, ya que luego cambiarán su mirada con
respecto a este punto. A la vez deben prestar atención a una serie de hechos judiciales totalmente
desconocidos. Saben que tienen que transitar un camino difícil porque tienen el riesgo de perder
la familia. Familia que siempre quieren recuperar. Sabemos que en los GIA se realiza un trata-
miento integral, es decir abordamos la problemática desde lo biológico, lo psicológico y lo social.
Contemplamos al paciente como individuo y como ser social, como integrante de una familia, de un
grupo social, con determinada capacidad cultural, creencia religiosa y en determinado momento
histórico. Enfocando el aspecto social, los pacientes refieren tener dificultades: familias desinte-
gradas, con inconvenientes de convivencia, dificultades laborales, inclusive pérdidas de fuente de
trabajo, problemas económicos, abandono familiar, violencia en la vía pública, accidentes viales,
marginación y delincuencia.
Son pacientes “en crisis” ya que llegan con una notificación, orden judicial de realizar trata-
miento. De alguna manera quedan expuestos como alcohólicos, que la sociedad visibiliza a través
de fiscalía u otro organismo y toma la decisión de buscar salud para un integrante de la comu-
nidad ante la negación del principal afectado o de los afectados. Cuando las distintas instituciones
del estado trabajan complementariamente y tienen un fin común, tendremos más probabilidad de
éxito terapéutico.
Beneficiarios directos:
• Pacientes que sufren de alcoholismo.
• Familias con un integrante alcohólico, ya que ellos enferman junto al emergente.
Beneficiarios indirectos:
Instituciones gubernamentales u organismos con empleados alcohólicos.
Obras sociales con afiliados alcohólicos.
Hospital Saporiti, GIA Comunidad de Rivadavia.
Familia
Desde lo jurídico, es importante a la hora de tener en cuenta los deberes y derechos de la familia
y del paciente alcohólico. Ya sea el padre/madre, hijo/hija u otro integrante de la familia.
Para establecer el concepto de familia encontramos diversas asignaciones: una amplia, otra
restringida y una más, intermedia.
Familia en sentido amplio: conjunto de personas con los cuales existe algún vínculo jurídico de
orden familiar. (Parentesco, “parientes por afinidad” y agregar al propio cónyuge, que no es un
pariente).
Familia en sentido restringido: pequeña familia, familia conyugal, parentesco inmediato o
núcleo paterno filial, es decir formada por el padre, la madre y los hijos que viven con ellos o que
están bajo su potestad. Asume mayor importancia social que jurídica. Es el núcleo más limitado
de la organización social.
En la Constitución Argentina, en el Art. 14 bis dice: “La familia como célula social, se proclama
institución fundamental y se recomienda que el Estado dicte medidas para asegurar su estabi-
lidad moral, su mejoramiento económico y su bienestar social por la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre, dictada por la ONU en 1948, “la familia es el elemento natural y fundamental
de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad del estado”.
Familia en sentido intermedio (como un orden jurídico autónomo). Es el grupo social integrado
por la gente que vive en una casa, bajo la autoridad del señor de ella. Comprende la mujer y los
hijos legítimos y naturales, número de simientes y de las personas que, al momento de la habita-
ción, vivan con el habitador y las personas a quienes éstos deban alimentos.
Dinámica familiar
La dinámica familiar en aquellas familias con un miembro alcohólico judicializado, tiene carac-
terísticas propias. Trata de ajustar el sistema familiar ante la enfermedad y las complicaciones de
orden legal, de uno de sus integrantes.
De diferentes maneras sobrellevan la enfermedad y ésta afecta a los diferentes miembros que
la integran. Sobreviven ante la crisis y los roles van cambiando, afectando a los hijos, inclusive en
la edad adulta.
Consecuencias
En el ser humano el alcohol tiene consecuencias nefastas, pero tiene consecuencias más nefastas,
amplificadas cuando se encuentra cumpliendo sus tareas laborales, en puestos claves de distintas
reparticiones: chofer de transporte público, piloto de avión, maestro de grado o juez. Hasta magni-
ficadas cuando esa persona es, por ejemplo, el presidente de un país.
Docencia en el GIA
Por definición el modelo GIA es un sistema de atención, prevención, rehabilitación, docencia e
investigación en alcoholismo. Se hace docencia entre los integrantes del grupo, incluidos los coor-
dinadores. También asisten los alumnos residentes o pasantes de distintas disciplinas como psico-
logía, fonoaudiología, asistente social, enfermería, minoridad y familia, entre otras. Esto es acep-
tado por los pacientes.
Las autoridades de la institución respetan nuestro accionar, apoyan nuestras propuestas y ante la
evidencia de los resultados incluyen como política de salud nuestra tarea en la oferta de servicios.
Los residentes se llevan un abultado aprendizaje y a la vez dejan el aporte enriquecedor al
quehacer cotidiano, multiplicando los conocimientos.
Caso I
Esther, de profesión docente, de 45 años, esposa de un paciente alcohólico, asiste al GIA y relata
su caso. Llega al GIA toda la familia, esposa, hijos, padres, hermanos y cuñadas. Ellos tienen mucha
angustia, vergüenza, miedos y desorientación. Por dichos de ellos en el GIA encuentran respuestas,
asesoramiento, contención psicológica, comprensión y respeto. Comenzó su asistencia al GIA cuando
el ambiente familiar era caótico, ruptura matrimonial, reclamo de hijos y desencuentros entre
padres y hermanos. El paciente bebía de manera incontrolada, con pérdidas de conciencia y sobre
todo pérdida de dignidad. Su familia, la esposa, deambula por juzgados, fiscalías, abogados, comi-
sarías donde recibía una sola respuesta: él está enfermo y es la familia quien debe responsabili-
zarse de su contención (según la nueva Ley 26.657 de Salud Mental).
Ingresa con internación, en la comunidad de “Levántate y Anda”. Javier fue rehabilitándose en
San Luis, mientras su familia se fue recuperando en el GIA. Al decir de su esposa, hoy gran cola-
boradora del grupo GIA: “En el Grupo encontré apoyo, interés por el seguimiento del tratamiento
y sobre todo respeto por el accionar de otros profesionales: siempre apuntalando y sosteniendo la
familia, atendiendo necesidades y temores planteados y dando tips para acompañar la sobriedad.”
Caso III
Nancy, esposa de paciente alcohólico crónico, que sufre violencia de género, refiere que su hija
de 11 años estaba presenciando uno de esos tantos episodios, decide llamar al 911 desde su celular
y pedir ayuda porque su padre ebrio golpeaba a su madre.
Marcelo A., el padre, llega al GIA por decisión judicial, con prohibición de acercamiento. Se deriva
para tratamiento psicológico-psiquiátrico y asistencia al grupo GIA. Luego de asistir apenas cuatro
meses se constata buena evolución. Debe continuar en tratamiento, pero ya hay rasgos notorios de
integración favorable a su familia. Su esposa también tiene asistencia psicológica, lo mismo que
las dos hijas.
Las niñas en sus juegos ya no imitan a sus padres, no hay violencia en sus juegos. La maestra
informa que Milagros, la niña héroe, ha mejorado notablemente su rendimiento escolar.
Marcelo con mucho temor hizo caso omiso de la disposición judicial, siguió viviendo con su familia.
En familia está sanando.
Caso IV
Juana F., de 35 años, madre de tres hijos, de distintos padres. Llega sola y trae una orden judi-
cial, por la cual debe asistir al grupo GIA. Los niños viven con su abuela materna, ella refiere que
se alcoholiza con cerveza y tiene su grupo de amigos que también se alcoholizan, son la “mala
junta”. Asistió al GIA por un par de meses, con cierta regularidad, algunas veces la acompañó su
hijo mayor. Lloran mucho, ella sabe manipular. Dice que quiere recuperar a sus hijos, pero siempre
pone excusas para decir por qué no hace lo que tiene que hacer. Nos relata que pudo resolver situa-
ciones conflictivas y dolorosas, dentro y fuera del ámbito familiar, sin recurrir al alcohol. Nos dijo
Caso V
Susana es hermana de la paciente alcohólica. Cuenta que Claudia, divorciada, siempre fue la
mimada de sus padres y de ella misma ya que tienen una gran diferencia de edad. Claudia fue estu-
diante de tercer año de abogacía, pero regresó a Mendoza con muchas frustraciones. Ya consumía
alcohol, también su marido. Había abandonado sus estudios. A los pocos años se le realizó una
histerectomía que la castigó mucho. Luego fallece su madre.
Perdió su trabajo como locutora en una radio local. Su trabajo y su hermana eran lo que le daban
dignidad. Eran días de total oscuridad, tenía denuncias en la policía y el ingreso al neuropsiquiátrico.
Por decisión judicial y un diagnóstico de insanía, un psiquiatra le permitió el ingreso al Hospital
El Sauce. Al poco tiempo decidieron darle el alta institucional y le otorgaron una pensión por
discapacidad.
Por ese entonces se derivó al GIA del Hospital Saporiti ya que ella no quería asistir al hospital de
su lugar de residencia.
Tiene largas etapas de abstinencia, pero a veces algo ocurre y recae drásticamente.
La Justicia cree en el encierro para recuperar la salud, también creyeron que con una pensión
solucionaban su adicción.
Caso VI
Mariana, de 30 años, divorciada, con una hija de diez años. Maestra de grado. Por un accidente
vial la justicia interviene y separa a Mariana de su hija. Deciden que, por su alcoholismo, control
de alcoholemia, necesita asistir al grupo GIA y dejan a su hija a cargo del padre, por el plazo de 90
días. Desde el GIA se sugiere continuar asistiendo y elaborando un proyecto escolar, colaborando
en la prevención del alcoholismo. De esa manera conseguimos que restituyan a la niña a la casa
de su madre.
¿La Justicia qué pretende separando a la niña de su madre?
¿Considera peligrosa a la madre?
La Justicia no colaboró en la recuperación de Mariana, quien dice no considerarse alcohólica.
Caso VII
Pablo, de 42 años, es paciente alcohólico judicializado. Tiene dos hijos de su primer matrimonio,
de 12 y 15 años. Su nueva pareja lo denunció por violencia de género. Deciden darle “la prohibición
de acercamiento”. Un día fue sorprendido junto a su pareja y llevado al penal. Cuenta su hermano
Caso VIII
Jaquelina, de 26 años, divorciada. Tiene una hija de 12 años. Llega al grupo GIA del Hospital
Saporiti por derivación de la Dra. Sosa de La Paz. La señora Jaquelina recibió una denuncia por alco-
holismo, realizada por el padre de su hija. Interviene la DINAF (Dirección de Infantes, Adolescencia
y Familia), que toma una medida preventiva por 90 días en protección de la menor.
Ella dice: “Me separaron de mi hija por 90 días”. Cumplido ese plazo, debía presentar certificado
con informe de Psicólogo y certificado Médico. “No los presenté en tiempo y forma, por razones
ajenas a mi voluntad”, agrega. La DINAF decide prorrogar la medida preventiva por 90 días más.
Además, continúa, “me notifican que en la Fiscalía está la denuncia por molestias en la vía pública
(Código de Faltas: Art. 49) que también realizó mi ex-pareja.”
Antes de prorrogar la medida preventiva, no se hizo lugar al derecho de defensa que solicitó la
paciente ni la pericia del Psicólogo, que también solicitó ella por propia iniciativa, que demuestre
su buen estado de salud psicológica.
Esta paciente, oriunda de La Paz, Mendoza, ya asistía al GIA del Hospital Illia. Allí cumplió sus
primeros 90 días. Actualmente concurre al Hospital Saporiti y desde el GIA la acompañaremos a
“recuperar a su hija”. Tiene planilla con Registro de Asistencia al grupo GIA.
Jaquelina dice “Usaré mi derecho de defensa en la Fiscalía. Nunca me consideré víctima, no le
doy importancia al qué dirán. ¡Yo sé quién soy! ¡Estoy segura de lo que hago, tengo que demostrar
en la DINAF que no soy alcohólica!”
Victoria Correas
litacorreas@yahoo.com.ar
Enfermera Profesional
Las Heras, Mendoza.
Identidad
La identidad de la persona se construye en una familia, “se nace pero también se hace”.
Según el aporte del Dr. Roberto Guembe, médico psiquiatra del Hospital Lagomagiore (fallecido
en 2001), la identidad nacional se va rompiendo con los mensajes subyacentes de la propaganda.
En épocas pasadas tuvimos imposibilidad de ejercer autocríticas.
Nosotros hemos deteriorado la conciencia nacional desde las elites oficiales al no poder asumir
nuestro pasado común (época militar), no podemos construir nuestra propia identidad nacional,
que por otra parte acepta modelos foráneos.
El aumento de la pobreza obligó a gran número de personas a no quererse a sí mismos, a quedarse
sin esperanzas de mejorar.
Identidad provincial: Las características geográficas determinan muchos de los rasgos de iden-
tidad. El mendocino tiene la cultura de la reconstrucción, es luchador, solidario.
Las políticas de educación y salud no acompañan los horarios, esfuerzos individuales de algunos
agentes de esos organismos, sobre todo en zonas inhóspitas.
La globalización pretende determinados tipos de pensamientos, de estilos de vestimenta, etc. Es
un atentado contra la identidad y una forma de avasallamiento, la pérdida de la identidad va de la
mano de la enfermedad.
“Largo es el camino -y nada lineal- de definición de los derechos que identifican la condición del
hombre.” (Cuando el manicomio ya no está. Jorge Luis Pellegrini, 2011: 112).
La identidad es definida como el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad
que los caracterizan frente a los demás, la conciencia que una persona tiene de ser ella misma y
distinta a los demás, el modo de ser algo o alguien. el mismo que se supone o se busca.
Características
Distinguimos a los derechos humanos por una fina serie de características que expresan que los
derechos humanos son:
• Universales: toda persona posee dignidad y nadie puede ser discriminado o excluido.
• Inalienables: no se pueden negociar ni renunciar estos derechos, el Estado no puede disponer
de estos derechos de los ciudadanos.
• Inviolables: no pueden ser destruidos ni lesionados porque atentaría contra la dignidad del
hombre.
• Obligatorios: deben ser respetados tanto por las personas como por los Estados a pesar de que
no existen leyes que lo establezcan.
• Indivisibles: si se suprime alguno de ellos se pone en peligro la vigencia del resto de los derechos.
Jurídicamente los derechos humanos son facultades o prerrogativas que las normas constitucio-
nales reconocen a las personas para asegurar su dignidad, su libertad y su igualdad.
Si no fueran respetados por los Estados o por otras personas o grupos, el titular de los derechos
puede exigir que se cumplan a través del ejercicio de la Ley.
Normativa: Secretaría de Derechos Humanos.
¿Qué son los derechos humanos?
Los derechos humanos son inherentes a todos los seres humanos, sin distinción de sexo, nacio-
nalidad, lugar de residencia, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, edad, partido polí-
tico o condición social, cultural o económica. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin
discriminación alguna.
Mónica Pereira
Lic. en Trabajo Social
GIA Municipalidad de Cipolletti, Río Negro.
Los días de reunión del GIA, horario de comienzo y finalización, el lugar y disposición y todo
aquello que se considera que es necesario sostener para lograr el objetivo propuesto, constituyen
el encuadre. Es lo estático, lo que se repite.
Encuadre como elemento organizador, imprescindible, teniendo en cuenta que “lo que se pretende
habilitar es un espacio de tratamiento donde quienes concurran se dispongan a realizar un cambio
significativo en su vidas, en sus vínculos.” (Sans, 1992)
Elizabeth Layseca nos recuerda en su aporte realizado en el libro Trabajando en y con Grupos,
que se cuenta “con un encuadre definido que organiza la tarea, un espacio y un tiempo constante
dentro de la institución, un coordinador o un equipo de coordinación dedicado a esta tarea, como
referentes claros”.
Y así podemos encontrar referencias sobre este tema en distintos trabajos escritos. Cada uno con
sus características, compartiendo este elemento técnico como una condición esencial. Es decir que
sin ello no llegaríamos al objetivo planteado. Por lo tanto el encuadre es uno de los elementos que
nos permiten desarrollar la tarea y a su vez desde su instalación, sus modificaciones, las resisten-
cias al mismo, entender, analizar qué está sucediendo grupalmente y de este modo hacer las correc-
ciones que el proceso terapéutico requiera.
El GIA es un recurso terapéutico también para la institución en tanto aporta visibilidad al problema
negado, aporta conocimientos surgidos de la propia práctica grupal, ofrece apoyos al equipo profe-
sional, promueve la incorporación al espacio grupal de los pacientes internados.
“El grupo es pensado como articulado con la institución a la que pertenece, con los distintos
individuos, núcleos organizacionales y grupos que dentro de esta conviven, por lo tanto es
necesario articularlo con los distintos sectores, con los que se va ligando explícitamente por
iniciativas asistenciales, preventivas y rehabilitadoras surgidas del GIA.” (Bustos, 2008)
La vasta tarea hacia la comunidad, que se lleva adelante desde los GIA, es otra de las características
que es preciso considerar a la hora de hacer un análisis acerca de sus condiciones de efectividad.
Si la comunidad consiste en un grupo muy heterogéneo de personas, instituciones y sus orga-
nizaciones, y está atravesada por innumerables acontecimientos históricos y políticos, el accionar
desplegado desde los GIA se planifica desde esa perspectiva.
Un GIA tiene como condición su permanente conexión con la comunidad a la que pertenece, sin la
cual su planificación no estaría en consonancia con la realidad y por ende sus acciones no acordes
a las necesidades de la misma.
Se estudia y revisa en las diversas instancias de formación que posee la Red GIA, cómo nos
encontramos trabajando, qué dificultades estamos transitando, en qué momento estamos, qué está
ocurriendo en el contexto local, provincial y nacional. Es decir que si no existe una relación cons-
tante con la comunidad, se corre el riesgo de burocratización del espacio grupal. Muchas veces esto
ha sucedido, y son grupos que no logran los resultados en relación a la recuperación de la salud y
a los procesos de transformación. Quedan metidos para adentro, aislados, se hacen frecuentes las
recaídas y pierde vitalidad su accionar. Situaciones como estas, han sido revisadas y poder visua-
lizar las dificultades que influyen para alcanzar los resultados esperados en este sentido, ha resul-
tado beneficioso para poder corregir y modificar la práctica. Espacio de puertas abiertas, el GIA
es efectivo porque fue concebido como espacio de recuperación de la salud colectiva. Su constitu-
ción, su configuración permite pensar en una amplia posibilidad de tareas hacia la comunidad,
no es solo un grupo, dentro de un espacio cerrado que se reúne algunas veces por semana, dentro
de una institución.
“En el GIA trabajamos el concepto de comunitario desde todas las áreas y actividades de inter-
vención, individuales, familiares y grupales”. Bien lo describe la Licenciada Elizabeth Layseca de
Avellaneda, provincia de Buenos Aires, cuando sostiene que en el GIA se trabaja con varios grupos
Bibliografía
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Introducción
Es necesario preguntarse respecto de la eficiencia y porqué luego de 33 años de marcha incesante
del movimiento GIA en nuestro país. Ese fue el objetivo de las investigaciones desarrolladas en dos
ámbitos hospitalarios, tiempos y métodos diferentes cuyos resultados intentan dar respuesta a los
interrogantes planteados. La primera experiencia estudiada fue la del GIA del Hospital de Pto. San
Julián, provincia de Santa Cruz en su desarrollo entre los años 1994 al 2000. Se trató en este caso de
una investigación con metodología cualitativa sobre el análisis de entrevistas semiestructuradas
aplicadas a pacientes tratados allí. De ese estudio que utiliza el método comparativo constante surgió
fundamentalmente la explicación de lo que sostenemos en los GIA: que las personas que enferman
de alcoholismo, tratamiento mediante, pueden curarse y cómo es que el proceso salud/enfermedad/
salud se desarrolla en el seno de la comunidad donde el sujeto y sus vínculos familiares/sociales
transitan su cotidianeidad. Destaca asimismo el rol relevante que tienen en este proceso la institu-
ción hospitalaria y dentro de ella, el Grupo Institucional de Alcoholismo (Villafañe, 2009).
En continuo y sobre los mismos ejes, años después, el segundo trabajo analiza con metodología
cuantitativa la experiencia del GIA del Hospital Nacional Dr. Baldomero Sommer, de Gral. Rodríguez,
provincia de Buenos Aires en su desarrollo entre los años 2011 a 2014 (Villafañe, 2015). En este caso
se realizó un exhaustivo análisis de todos los datos numéricos registrados respecto de las tareas
que ese GIA llevó adelante en los años citados centrado en describir y medir la adherencia tera-
péutica, como los factores individuales, sociales e institucionales que la favorecen. Hablar de adhe-
rencia terapéutica y el porqué, aplicar ese concepto respecto de enfermedades crónicas e invali-
dantes no es común (Macía y Méndez, 1999; OMS, 2004), mucho menos en el caso de las adicciones
y en particular en el del alcoholismo (Bravo y Gual, 2010; Gutiérrez, 2009; Laso, 2008; McQueen,
Howe, Allan et al. 2009 y Suelves, 2014); demostrarla y describirla con rigurosidad científica fue
entonces el gran desafío.
Eficiencia
Cociente entre los resultados obtenidos y el valor de los recursos empleados. Consiste en un
buen uso de los recursos, en lograr lo mayor posible con aquello que contamos. Se califica como
eficiente a quien logra la mayor productividad con el menor número de recursos. Esto es alcanzar
los objetivos por medio de la elección de alternativas que pueden suministrar el mayor beneficio.
La eficiencia supone conseguir un resultado concreto a partir de un mínimo de recursos o bien
obtener el máximo beneficio de unos recursos limitados. Un sistema de salud se considera eficiente
cuando es capaz de brindar un producto sanitario adecuado para la sociedad con un uso mínimo
de recursos. Lograr eficiencia en salud, significa también alcanzar los mejores resultados con los
recursos disponibles.
Eficacia
Relación objetivos prefijados/resultados bajo condiciones ideales. La eficacia de un procedimiento
o tratamiento en relación con la condición del paciente, se expresa como el grado en que la aten-
ción/intervención ha demostrado lograr el resultado deseado o esperado.
Efectividad
Relación objetivos prefijados/resultados bajo condiciones reales (cuando previamente se cumplieron
los objetivos prefijados en condiciones ideales y se lograron similares resultados en condiciones
reales). Cuando se llevan a la práctica acciones para lograr el propósito que previamente se alcanzó
La adherencia terapéutica
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2004) refiere que es el grado en que el comporta-
miento de una persona, tomar medicamentos, seguir un régimen alimentario y ejecutar cambios
en el estilo de vida, se corresponde con las recomendaciones acordadas por un prestador de asis-
tencia sanitaria, otorgándole al paciente el rol de agente de cambio, activo y participativo en rela-
ción a su enfermedad, haciendo hincapié en la necesidad de considerar su conformidad respecto a
las recomendaciones y la buena comunicación con el equipo tratante. Agrega: cambio en el conjunto
o repertorio de conductas del paciente, entre las que se incluyen aceptar formar parte de un plan o
programa de tratamiento, poner en práctica de manera continuada sus indicaciones, evitar compor-
tamientos de riesgo e incorporar al estilo de vida conductas saludables. Refiere asimismo que la
adherencia al tratamiento es un fenómeno multidimensional determinado por factores que agrupa
en cinco dimensiones:
Factores socioeconómicos: el estado socioeconómico, el nivel educativo, la situación laboral, la
red de apoyo familiar y social, las condiciones de vida, la accesibilidad a los centros de tratamiento
y la cultura, entre otros aspectos.
Factores relacionados con el equipo o el sistema de asistencia sanitaria: la relación médico o
equipo/paciente, la capacitación o adiestramiento recibido por los equipos de salud, la capacidad
de informar y educar durante las intervenciones a pacientes y familiares, entre otros.
Factores relacionados con la enfermedad que enfrenta el paciente: la gravedad de los síntomas,
el grado de discapacidad física, psíquica, social y vocacional, la disponibilidad de tratamientos,
entre otros.
Indecisos
En Abandonaron
Altas GIA Fallecidos Totales
Dejaron tratamiento tratamiento
Que asisten de asistir
2011 3 12 6 4 2 0 27
2012 2 10 16 1 0 3 32
2013 5 12 12 0 2 1 32
2014 2 8 13 4 6 2 35
n=126
Total n=12 (10 %) n=42 (33 %) n=47 (37 %) n=9 (7 %) n=10 (8 %) n=6 (5 %)
(100 %)
Adhirieron al tratamiento: n=75 (60 %)
No adhirieron Adhirieron al
al tratamiento tratamiento
(n=51) 40 % (n=75) 60 %
Esta información surge del análisis de la planilla donde se registran, en números/datos medi-
bles, las evoluciones de los pacientes admitidos y en proceso terapéutico en el GIA. Las evoluciones
son efectuadas en las reuniones de equipo GIA mes a mes y al finalizar el año, considerándose la
marcha del proceso terapéutico paciente por paciente. Resultado de esta acción, se ubica a cada afec-
tado directo en la sección/variable que corresponda a su cuadro evolutivo, siendo éste un proceso
dinámico resultante del trabajo conjunto de pacientes y sus vínculos afectivos en relación terapéu-
tica con el equipo GIA y el hospital (Villafañe, 2010).
Puede observarse, discriminando de los 126 (100 %) pacientes incluidos en el estudio, de acuerdo
a la evolución del tratamiento en el lapso de los años 2011 a 2014, fueron 75 (60 %) pacientes los que
presentaron continuidad terapéutica en el GIA, según el siguiente detalle:
Pacientes indecisosque continuaron asistiendo al GIA: n=12 (10 %).
Pacientes en tratamiento que continuaron asistiendo al GIA: n=47 (37 %).
“También, después que salí del GIA formé mi familia, formé mi pareja con los hijos y mi
familia totalmente ha cambiado... realmente mi verdadera familia.” (Entrevista N°4. J.C.T.)
“Hoy en día cambió todo, cien por ciento de lo que era antes. Mis problemas los trato de
solucionar, los hablo… ahora reflexiono, no soy tan impulsivo de andar golpeándome con
nadie ni de andar levantándole la voz a nadie, por ahí tengo conflictos como cualquier
ser humano ¿no?, pero trato de llegar a que entienda la otra persona, escucho un poco
más y hablo un poco menos también. Ya no me llevo la vida por delante. A veces pienso
que si hoy no estoy tan bien, mañana puede ser mejor.” (Entrevista N°1. C.J.C.)
“...tranquilo, honesto, con visión de futuro, respetuoso, y cariñoso.” (Entrevista N°3. M.A.P.)
Tomando los conceptos de eficiencia, eficacia y efectividad explicados con anterioridad, podemos
afirmar que este GIA lo es: un espacio grupal semanal, un equipo mínimo de trabajo constituido
con recursos humanos del hospital (un trabajador social, un psicólogo social, dos fisioterapeutas y
una enfermera) con dedicación exclusiva de seis horas, ese día de la semana para esa tarea especí-
fica, se consiguió una adherencia terapéutica del 60 % a lo largo de cuatro años de trabajo.
¿Y cómo es que se consiguió ese grado de adherencia terapéutica?, ¿Cuáles son los factores indi-
viduales, sociales e institucionales relacionados? (Villafañe, 2015).
Veamos.
Respecto a los factores individuales relevantes y asociados a la continuidad de permanencia en
el proceso de tratamiento se hallaron los siguientes: ser soltero 44 %, separados o divorciados 37 %,
vivir en el predio del hospital 33 %, bajo nivel educativo: el 73 % de los casos se encontraba entre
no haber ido nunca a la escuela y el nivel secundario incompleto. Esta información pueden expli-
carse contextualizándola en la historia del Hospital Sommer (hospital colonia fundado en 1941
para el tratamiento de la lepra que se ubica en pleno campo bonaerense; hasta hace no mucho
tiempo la ley exigía el encierro como forma de evitar el contagio) podría decir que la adherencia
al tratamiento está relacionada a factores como: el padecer una enfermedad crónica que significó
el alejamiento de los afectos o el haber sufrido el traslado compulsivo a la institución (Véghelyi de
Szilvássy, 2011); el estado civil “soltera/o” propio del impedimento de elegir libremente una rela-
ción y en caso de haberlo hecho, el haber sido separado de la familia por las razones antes citadas;
el nivel educativo bajo (hecho quizás marcado por la inaccesibilidad a la continuidad del sistema
educativo conociendo que en dependencias del hospital funciona desde su creación solo una escuela
primaria). Sobre todos estos factores es que justamente trabajó con intensidad el GIA: dos de los
afectados directos, internados crónicos, fueron dados de alta GIA; algo en ellos se transformó y
algo en el hospital también se transformó: la idea de que es posible vivir y trabajar de otra manera
respectivamente.
En cuanto al diagnóstico de ingreso se halló que el alcoholismo está presente en el 71 % de los
casos en contrapartida de otras adicciones (29 % de los casos). Puede inferirse que el padecer alco-
holismo es un factor favorecedor de la adherencia terapéutica.
Respecto a la situación crítica determinante del ingreso a GIA en el 44 % de los casos fue el problema
psicofísico y en el 37 % los estallidos familiares. Puede sostenerse entonces que estas vivencias de
crisis, que determinan el contacto del sufrimiento con la posibilidad de ayuda (Pellegrini, 1992,
1997, 2011; Quiroga de Pampliega, 1998 y Villafañe, 2009) en tanto ruptura de los mecanismos de
negación del alcoholismo, se relacionan con la adherencia al tratamiento.
“Ya estaba nuevamente en la carrera alcohólica hasta que ya no pude más. Alguien me
dijo mirá, podés ir allá, una iglesia evangélica o podés hacer esto. Yo tenía vergüenza, una
terrible vergüenza de caer y que me vean, yo... Mi ropa... Nunca fui un hombre desastroso,
sucio, barbudo, a pesar de mi alcoholismo yo era un hombre... Como dije, porque era un
hombre público, pero ya no pude soportar... y llegué al GIA.” (Entrevista N°7. E.M.)
“No tenía visión de futuro, no tenía ningún proyecto, tenía la mente como quien
dice nula, ciega, cerrada y sin proyectos de nada.” (Entrevista N°4. J.C.T.)
El proceso de recuperación
“Despacito, cuesta pero despacito se fueron acercando, se fueron arrimando, si, muy
bien…, me pasó de que yo, puedo decir que en mi trabajo me dieron las llaves de un edificio
público, como es el jardín maternal, me dan las llaves para sacar mis herramientas para un
sábado y un domingo, que no creo que a cualquiera se la darían... Mi familia me empezó a
acompañar de a poco, fui aceptado nuevamente en las casas... Con mi familia estoy ahora
cien por ciento seguro, seguro, estoy bien en y con mi familia.” (Entrevista N°3. M.A.P.)
Por último ¿cuáles fueron los resultados encontrados respecto a los factores relacionados a la
adherencia al tratamiento considerando las acciones del equipo GIA y del hospital en general? Para
enmarcar los hallazgos, brevemente describiré la tarea cotidiana del GIA del Hospital Sommer
durante los cuatro años estudiados:
Capacitación
Nacionalidad Grupo de Edades Sexo Motivo de Asistencia
en Servicio
Afectados Directos
Concurren como
Colaboradores
observadores
Internados
Reuniones
Extranjera
Asistentes
Masculino
Femenino
Argentina
Pasantes
Ambul.
36 - 45
26 - 35
16 - 25
Famil.
56 o +
46-55
Otros
0 - 15
Total
Total
GIA
Med pat. Serv.
2012 50 534 479 55 5 4 84 73 203 165 254 280 163 107 0 0 135 129 71 12 37
2013 49 680 636 44 16 45 162 64 273 120 373 307 234 26 19 0 223 178 80 5 62
TOTAL 195 1969 1858 111 29 93 417 195 720 515 878 1091 678 383 39 10 504 455 254 46 170
Capacitaciones
comunitarias
domiciliarias
Consultorios
capacitación
preventivas
Actividades
Actividades
Actividades
Actividades
Actividades
en escuelas
equipo GIA
Recorridas
Reuniones
atendidos
de Equipo
Pacientes
externos
o en sala
de sala
Visitas
2014 47 50 27 68 87 52 281 51 10 33 4 26 33
Con la descripción precedente pretendo lograr en el lector una fugaz imagen del intenso movi-
miento que requiere del Equipo, de la Institución y de la comunidad cada paciente que ingresa al
GIA en tanto problema colectivo y emergente de una red a fin de construir, entre todos, la posibi-
lidad de la salud; movimiento que tiene relación con la adherencia al tratamiento de los pacientes;
movimiento que refiere también al compromiso de los trabajadores que asumen la responsabilidad
de esta tarea como a la de la institución hospitalaria en su conjunto que en la acción de habilitar este
servicio a la comunidad deja de negar el alcoholismo en tanto enfermedad que necesita ser tratada.
Es importante citar lo referido por la OMS en relación a los Equipos de Salud como a los Sistemas
Sanitarios en relación a la adherencia terapéutica en las enfermedades crónicas y complejas (OMS,
2004: Cap. IV y V). Respecto a los Equipos de Salud dicen los autores:
En el caso del GIA del Hospital Sommer, producto del análisis sobre los 75 adherentes al trata-
miento, se constató que el 100 % de los pacientes recibieron en forma sostenida intervenciones de
acompañamiento.
Con estos elementos podría concluirse que el servicio integral que brindó el GIA a los pacientes
dentro y fuera del ámbito físico del hospital serían los posibles factores relacionados a la adhe-
rencia terapéutica.
La eficiencia, eficacia y efectividad está marcada por el movimiento que ambos GIA generaron
en el ámbito hospitalario para hacerlo receptivo y resolutivo respecto a esta problemática. De igual
forma respecto de las actividades que el equipo desarrolló junto a pacientes y familiares en el seno
comunitario; cuando la comunidad visibiliza el movimiento transformador se suma, se solidariza
y repara actitudes otrora discriminatorias; modo de círculo virtuoso que vuelve en refuerzos espe-
ranzadores hacia pacientes, familiares y hacia quienes trabajamos en el sostén de estos espacios
honrando así la Salud Pública Argentina.
“Que si yo hubiese pensado como decía antes de que no me iban a curar hablando,
ahora mi opinión es completamente distinta porque es lo mejor que pude haber
encontrado, para mi salud, para todo. Porque ahí aprendí a hablar, aprendí a ser más
solidario, a comprender a las otras personas, saber de que soy humano y no como
yo decía, un duro que no lloraba por nada, por el solo hecho de que por ser hombre a
mí no me conmovía nada, y realmente ahora sé que no soy así, porque detrás de ese
hombre duro soy un blando (se ríe). Realmente me siento muy bien y para mí el GIA es
realmente una de las grandes cosas que encontré en la vida.” (Entrevista N°2. O.L.O.)
“Hoy estoy bien, estoy feliz, tengo salud, cuando uno tiene salud tiene todo, por más
que anda por ahí uno jodido del hígado porque come mal. Mi familia está bien, mis
amigos están bien, los conocidos también. Sé que soy respetado, ya me olvidé que
se cagaban de risa. No importa, alguien tenía que dar el primer paso como decimos
siempre, yo tengo que cambiar para que cambie el otro. Yo cambié y cambiaron un
montón de personas, cambiaron la actitud hacia mí también.” (Entrevista N°1. C.J.C.)
“Si, trabajar, progresar en el trabajo. Estando sano uno puede elegir qué
hacer, dónde ir y que nadie decida por uno.” (Entrevista N°2. O.L.O.)
“Nunca me olvido del GIA. Siempre digo que el GIA es el que me dio la liberación del
alcohol. Fue el GIA el que a mí me ayudó a seguir adelante. Siempre recuerdo cuando
fuimos a Buenos Aires, a la Facultad de Medicina, cuando dijimos pudimos hacerlo, lo
logramos, llorábamos todos, eso vale la pena, como yo que tengo la suerte de decir que
estuve allí, en ese lugar tan importante donde se preparan gentes tan importantes, nos
aplaudieron a los GIA, nos dieron tanta cosa, tanto amor que yo me sentí muy bien. Todo
lo que el GIA hizo por mí hoy tiene en mí sus frutos, soy feliz.” (Entrevista N°7. E.M.)
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Resumen
Objetivo: postular el modelo del GIA como un componente fundamental de la teoría, investigación
y praxis referida a la explicación y tratamiento de la poliadicción, del policonsumo de “sustancias”
y de la dependencia con drogas. Material: síntesis de la producción práxica, epistémica, metódica y
sociotécnica de los GIA de 1984 al 2017. Método: análisis ontológico científico, semántico, metodoló-
gico, epistemológico, praxiológico y sociotecnológico de las producciones de los GIA. Comparación
de los componentes del Sistema GIA, y de constructos de él derivados, con otros modelos referidos
a la dependencia de drogas. Comparación de la eficacia de los diferentes modelos. Resultados: es
posible conjeturar, sostener, fundamentar y demostrar la pertinencia y relevancia del modelo GIA
como componente fundamental de todo modelo teórico-metódico-práxico referido a la poliadic-
ción, al policonsumo de “sustancias” y a la dependencia con drogas, en Argentina, en Occidente y
posiblemente en el resto del mundo. Conclusiones: el análisis y comparación de diferentes modelos
nacionales y extranjeros, referidos a la poliadicción, al policonsumo de “sustancias”, y a la depen-
dencia de drogas, permite conjeturar que el modelo GIA podría resultar más eficaz y eficiente que
los restantes modelos teóricos y de prevención (primaria, secundaria y terciaria) disponibles en
Argentina y el extranjero. Además, el modelo GIA podría constituir el fundamento de una Política
de Estado para afrontar la polidependencia con drogas.
Queda claro que este modelo de la ONU se refiere a conceptos y hechos relacionados, parcialmente,
con el “consumo” de algunas “drogas ilegales”, aunque en ningún segmento de este texto se enuncie
la comprensión y extensión del término “drogas”. En efecto, la única cuantificación enunciada en
el texto “29,5 millones de personas” y su supuesta referencia fáctica a quienes “padecen trastornos
provocados por el consumo de drogas”, pone en evidencia toda su concepción ideológica, su urdimbre
creencial (Saurí, 1969), su concepción del mundo (Freud, 1932-1933; Jaspers, 1967) y política. Cualquier
evaluación epidemiológica medianamente científica mostrará que esa cuantificación resulta abso-
lutamente errónea y carente de toda referencia fáctica, si se incluyen, solamente, las “clases” diag-
nósticas de la CIE-10 referidas a “F.10-F.19 Trastornos Mentales y del Comportamiento debidos al
Consumo de Sustancias Psicotropas”, referidas a “(F.10) Alcohol”; (“Intoxicación”, “Consumo perju-
dicial”, “Síndrome de dependencia”, “Síndrome de abstinencia”, “Trastorno psicótico”, “Síndrome
amnésico”, “Trastornos psicótico residual y de comienzo tardío inducido por alcohol u otras sustan-
cias psicótropas”, “Otros trastornos mentales o del comportamiento”).
Es decir, si se cuantifica la magnitud de todos esos “trastornos mentales y del comportamiento
debidos” al “alcohol” la prevalencia (de punto, de período o de vida) que se obtendrá, referida a
la población mundial de 15 y más años de edad, excederá totalmente la mencionada por la ONU.
También, se constatará como totalmente ajena a las realidades nacionales, continentales y globales,
si se incluye la prevalencia de todas esas “clases” de “trastornos” relacionadas con las restantes
“sustancias psicótropas” legales, mencionadas en la CIE-10 “(F.13) sedantes o hipnóticos; (F.15) otros
estimulantes (incluyendo la cafeína); (F.17) tabaco; (F.18) disolventes volátiles; (F.19) otras sustan-
cias psicotropas”.
En otro lugar (Cornaglia, 2015) hemos planteado la falta absoluta de consistencia y validez lógica
de todas esas supuestas clasificaciones de la OMS (tanto de la CIE-10, como también de la CIE-11), así
como de todos los métodos y técnicas epidemiológicas por medio de las cuales se ha intentado dar
cuenta de los hechos referidos a los “trastornos debidos” a “drogas”. Así por ejemplo, en América
Latina, Magri et al. (2008), han demostrado la presencia de alcoholes y cafeína, en meconio; con lo
cual queda claro, que en tanto y cuanto no se incluyan todas las formas ontogenéticas humanas,
desde los embriones y fetos hasta ancianas y ancianos, y todas las “clases” químicas de “drogas
Legales” (y no las pseudo-clases, o agregados, de la CIE-10, CIE11 y DSM IV o V), cualquier estudio
epidemiológico resultara erróneo.
Contrariamente a todo este paradigma (dominante globalmente) los Grupos Institucionales de
Alcoholismo vienen demostrando (desde el comienzo de la tarea grupal e institucional, iniciada
por Pellegrini en febrero de 1984, en el hospital de la ciudad de General Roca, Río Negro, Argentina;
hasta el año 2018), la falsedad de las clases de juicios fácticos como los de la ONU, la OMS. Y la AAP
(Asociación Americana de Psiquiatría, EE.UU); de las agencias de regiones continentales (por ejemplo:
UE); de las mayorías de las naciones (como es el caso de SEDRONAR en Argentina y la Casa Blanca);
así como la de los enunciados incluidos en el discurso del Presidente Macri (2015) ante la Asamblea
En un texto ulterior decía, junto al Dr. Luis Di Giácomo, bajo el título de “Algunos Términos del
problema en la provincia de Río Negro”: “El alcoholismo es el principal problema de salud de la
población” (Pellegrini, Di Giácomo, 1987). Toda su producción ulterior lo constituye en el experto
nacional quien más ha investigado la problemática individual, psicosocial, social, económica y polí-
tica (junto a otros aspectos terapéuticos sanitarios: Cf. todas sus publicaciones) relacionada con la
alcoholización histórica de la población de nuestro país. Una y otra vez ha subrayado la ausencia
de diagnóstico en todos los ámbitos y niveles de integración humana, en todo lo que atañe a los
problemas relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas” (Cornaglia, 2012a).
Desde aquella formulación de Pellegrini, hasta el año 2018, tanto Pellegrini, como Scarano,
Novarino, Sanz, Pereyra, Giorgis, Villafañe, Bustos, Ruiz Luquez, Layseca, Cornaglia, entre otras/
os han desarrollado diversos aportes a las cuestiones epidemiológicas referidas al alcoholismo y a
otras formas de dependencia de drogas.
En 1984, siguiendo nuestra forma de planificar (Bertucelli, Cornaglia, 1983), junto a la postula-
ción epidemiológica de Pellegrini (antes mencionada) y los escasos datos disponibles, planteábamos
que, en la provincia de Río Negro (Cf. Cornaglia, 1984):
“(…) el alcoholismo era el problema de Salud Mental prioritario, a elaborar en el Programa
de Salud Mental de la Provincia.” (…) “De acuerdo a los datos directamente recogidos a
partir de las internaciones de los hospitales de Gral. Roca, Allen, Cipolletti y Villa Regina;
Diez años después, en base al trabajo terapéutico, preventivo y epidemiológico que veníamos
realizando en GIA, nos fue posible plantear que: “Habitualmente existe una escisión y una no
correspondencia entre la voluminosa producción en investigación y las realizaciones de organiza-
ciones gubernamentales y de otras instituciones. Analizamos diferentes tipos de investigaciones
referidas a la adicción al etanol en Latinoamérica y EE.UU., caracterizadas por métodos explorato-
rios y técnicas de cuestionario y entrevistas a individuos, todas de aparente excelencia metódica.
Tras esta apariencia surgen notables limitaciones (…) Como referencia básica para la investigación
de la adicción al etanol (a signos y mensajes relacionados) proponemos el dispositivo grupal de los
Grupos Institucionales de Alcoholismo (G. I. A). Estos grupos, surgidos hace 10 años en Argentina
y distribuidos hoy, en 11 provincias argentinas son concebidos como comunicantes claves para la
investigación. (Cornaglia, 1995: 1; publicado en Cornaglia, 1996a).
En esa investigación podíamos demostrar que el GIA y el sistema GIA, como comunicantes claves
para la investigación, podían exponer resultados epidemiológicos más pertinentes y válidos para la
acción, que todos los estudios epidemiológicos, que habíamos evaluado (publicaciones de Argentina,
EE.UU., Chile, Costa Rica y de diferentes países europeos –referidos por OMS). A diferencia de todas
las líneas de investigación epidemiológica y de planificación, programación y acción, relacionadas
con el alcoholismo, tanto en 1996 como en la actualidad (2017), consideramos que: “(…) el Grupo
Institucional de Alcoholismo, aparece como mediador operativo cualificado para el estudio de las
vinculaciones humanas con la droga etanol y los mensajes ligados a ella. Constituye así, un repre-
sentante “micro” de ese conjunto de interacciones de grupos, instituciones, actos comunicativos,
códigos, etc.” (Cornaglia, 1996: 20).
Además, los GIA, durante toda su historia han elaborado y trascendido esa escisión tan frecuente
entre formulación teórica, investigación epidemiológica, planificación, programación y realización
de actividades, actos, acciones y tareas preventivas en los tres niveles. En efecto, aún en la actua-
lidad la mayoría de los estudios epidemiológicos se disocian de las acciones terapéuticas, mientras
que en los GIA, ambas tareas son sincrónicas:
Este estudio verificaba estadísticamente las relaciones existentes entre individuo, familia proceso
de alcoholización y alcoholismo. También en este sentido podíamos constatar porqué resultaba tan
relevante incluir a la familia en la tarea grupal terapéutica, de rehabilitación y preventiva; como
lo veníamos realizando en los GIA. Esa inclusión marcaba otras de las tantas diferencias con AA y
con otras modalidades de tratamiento, que incluían e incluyen solamente a los “alcohólicos” anoni-
mizados y no a sus familiares en una misma actividad grupal. Una vez más la actividad de los GIA
mostraba su capacidad anticipatoria y predictiva referida a los hechos microsociales (socializa-
ción primaria en la familia) y su relación con los procesos de alcoholización. Al respecto mencio-
nábamos que:
“En los Grupos Institucionales de Alcoholismo podemos observar la lenta, pero permanente
inclusión de los grupos familiares. No nos podemos extender aquí sobre las características
de los GIA (ver al respecto Pellegrini et al., 1992; Dragotto, 1993).” (Cornaglia, 1996a: 21)
De ahí en más el modelo GIA estuvo presente en todas las actividades universitarias
de grado, posgrado, investigación y “extensión” que fuimos organizando. En
aquella Cátedra Libre de Psicopatología también se incluyó la tarea en alcoholismo
realizada por Willie Arrúe (médico generalista del Hospital Ramón Carrillo de la
localidad de San Martín de los Andes, El Neuquén; Cf. Kalinsky, Arrúe, 1996).
“28 de los 32 internados, un 87,50 %, reciben fármacos relacionadas con dependencia física y
psíquica. Las benzodiacepinas constituyen el grupo más prescripto y con mayor variedad de
marcas y tipos. El 59,3 % recibe benzodiacepinas (algunos hasta tres subclases)” (Cornaglia,
1991). Además las marcas y fármacos benzodiacepínicos “(…) relacionados con dependencia
somática-neuroquímica (“física”) y psíquica” eran: “Grupo 1 (Benzodiacepinas): Valium
10 (diazepam), Rohypnol (flunitrazepan), Trapax (lorazepan), Dormicum (midazolam),
Tranxilium Digest (clorazepato dipotásico), Creosedin (bromazepan), Insomnium (triazolam),
Xanax (alprazolam). Grupo 2 (Antiparkinsonianos): Artane (trihexifenidilo), Akineton
(Biperideno). Grupo 3 (Anticonvulsivantes): Luminal (Fenobarbital)” (Cornaglia, 1991, 2010b).
Los resultados de este estudio coincidían con los hallazgos en el hospital Santa Teresita (Cf. ut
supra) puesto que la mayoría de los psicofármacos existentes en los hospitales pampeanos estu-
diados, se relacionaban con dependencia física y psíquica (benzodiacepinas, barbitúricos –anticon-
vulsivantes-; biperideno, trihexifenidilo -antiparkinsonianos-).
A partir de esos hallazgos comenzamos a trabajar grupalmente, en cada hospital y desde la
Dirección de Salud Mental (con todas las áreas de la Subsecretaria de Salud), para promover un
mayor conocimiento acerca de los fármacos más frecuentemente existentes y prescriptos (las
benzodiacepinas, en su mayoría producidos por la firma Roche: diazepam, bromazepam, fluni-
trazepam, midazolam) y una mínima protocolización que advirtiera de los riesgos y consecuen-
cias de su indicación. También intentamos sustituir esas prescripciones mediante la tarea grupal
en alcoholismo con el modelo GIA (hasta ahí, en la Provincia, se había desarrollado una actividad
grupal denominada ASRA, organizada a partir del servicio del Hospital Molas).
También propusimos a la Subsecretaria de Salud, ir reduciendo la compra de esa clase de fármacos,
destinando las fuentes de financiación, de los mismos, a la actividad de los GIA y de otras medidas
para intentar transformar el estado de cosas constatado. Fue así como logramos crear varios GIA,
De acuerdo a todas estas relaciones postulábamos una hipótesis central. El enunciado, de aquella
hipótesis debería ser, actualmente, reformulado en sus referencias químicas, ya que no se trata,
solamente, de “señales etílicas” sino “alcohólicas”, dado que las “bebidas alcohólicas” contienen
diversos alcoholes, según la clase de bebidas alcohólicas de que se trate (Cf. Singer, Teyssen, 2005).
Por entonces enunciábamos la siguiente hipótesis:
Así, en nuestra praxis, indagábamos sistemáticamente todos los signos de asimilación alcohó-
lica, benzodiacepínica y de humo tabáquico (incluyendo tanto la inhalación activa como pasiva).
Conforme a nuestra experiencia en los GIA y a la relación histórica de asimilación de bebidas alco-
hólicas (aproximadamente desde 2000 a 3000 años a.C.) fuimos estableciendo una secuencia de
indagación individual y familiar comenzando siempre por explorar minuciosamente la asimila-
ción alcohólica directa (desde la vida intrauterina), las determinadas indirectamente por medio
de inducciones semiósicas (mensajes, signos comunicados intra y extrafamiliarmente, determi-
naciones culturales e ideológicas); y las determinaciones económico-geopolíticas. A continuación
indagábamos la asimilación de humo de cigarrillo de tabaco (con todos sus componentes) y segui-
damente la asimilación benzodiacépinica (emergente en Argentina en los últimos 60 años). En lo
posible tratábamos de extender esta investigación clínica a todos los miembros de la familia nuclear
y extensa de quienes consultaban. En todos los casos explicábamos en detalle las relaciones exis-
tentes entre cada uno de los componentes de esa clase de “poliadicción” y la necesidad de afrontar
y transformar la asimilación de todos ellos.
Recién en 2010 fue posible delinear más en detalle todo lo que veníamos haciendo en la terapéu-
tica y en la prevención terciaria relacionada con esa clase de dependencia, alcanzando una concep-
tualización y definición más detallada (Cf. más abajo). En la introducción a ese texto (Cornaglia,
2010a) planteábamos los problemas usuales que se evidencian en diferentes estudios epidemioló-
gicos en relación a este componente de la “poliadicción”. En efecto, los nuevos datos de prevalencia
de “consumo”, en Argentina (totalmente ausentes en las publicaciones del PEPSI, ver más arriba)
sólo se referían a: “Sustancias consumidas sin indicación médica o en mayor cantidad o por más
tiempo de lo indicado por un/a médico/a” (INDEC, 2008: 1). Con lo cual quedaba escotomizado un
dato de la realidad, más que relevante: lo más frecuente en las consultas era la asimilación de
productos BZDs en myor cantidad o por más tiempo de lo indicado y, menos frecuentemente, sin
prescripción médica.
Así veníamos observando y registrando los hechos emergentes en nuestra praxis (consultas
domiciliarias y ambulatorias provenientes de diferentes provincias argentinas) y en conjunto con
otro colaborador (Alonso, 2000) habíamos podido elaborar nuestros propios datos de prevalencia
de punto y período de consumo de benzodiacepinas.
Lamentablemente, los problemas de salud, motivantes de las consultas, evidenciaban la creciente
combinación de “drogas legales” entre sí (no sólo de bebidas alcohólicas, cigarrillos de tabaco, “tran-
quilizantes”, otros psicofármacos, y fármacos analgésicos, digestivos, laxantes, antihipertensivos,
anticonceptivos; bebidas con coca y cola, “energizantes” y otros productos xantínicos); y de “drogas
ilegales” entre sí; o en combinación con las primeras. En los casos de la asimilación de “drogas
ilegales”, su incorporación había sido precedida regularmente, siempre, por las “drogas legales”,
según la secuencia antes mencionada.
La gravedad creciente de los hechos comunicados en las consultas nos iba demostrando las limi-
taciones de la terapéutica ambulatoria, por lo cual fue necesario e imprescindible crear nuevos
12. La poliadicción en las universidades, los aportes del GIA y del PIAF (2001)
Todos los componentes, del problema de la poliadicción, emergían como el evento de mayor preva-
lencia e incidencia en nuestras Universidades, como habíamos comenzado a captar, por las suce-
sivas observaciones en las Universidades Nacionales y Privadas, y por medio de la aplicación de la
encuesta mencionada ut supra. Impedido el trabajo del autor, en la Universidad Nacional de Córdoba,
llegaron invitaciones para trabajar en otras Universidades; entre ellas en la Universidad Nacional
del Comahue (Río Negro y Neuquén) y en la Universidad de Flores (privada, sede de Cipolletti).
“En el 100 % de los hogares de los encuestados existía té, en el 94,9 % yerba mate,
café en el 84,6 % y cacao en el 76,9 %. En cuanto a las bebidas con etanol: el vino
se encontró en el 56,4 % de los hogares, la cerveza en un 25,6 % y las bebidas
blancas en el 38,5 %. Por su parte la presencia de fármacos en los hogares mostró la
siguiente distribución: El 89,7 % disponía de algún tipo de fármacos en su domicilio.
Durante todo el proceso de aplicación y evaluación de la encuesta los estudiantes podían parti-
cipar en el GIA ad-hoc y en el PIAF, así intentábamos mostrar y demostrar que la labor epidemió-
lógica incluye a quien investiga y que esa investigación es una tarea no solamente aloplástica (es
decir, dirigida a otros) sino, al mismo tiempo autoplástica, individual, grupal, institucional y recí-
procamente. Una tarea similar la realizamos con el estudiantado de la asignatura Psicología Clínica
III, en la carrera de Psicología de la Universidad de Flores (sede Cipolletti).
Litter (1973: 275) ya había mencionado hace cuatro décadas, el “Peligro de las drogas tranquilizantes”:
“En estos últimos años se ha hecho muy intensivo el uso de las drogas tranquilizantes (…).
Pero el empleo mayor corresponde a los tranquilizantes menores para aliviar los estados de
tensión y ansiedad (…) es así como en 1957, un tercio de todas las prescripciones médicas en
el citado país (EE.UU.) se hizo a base de tranquilizantes (…) y en 1960 se vendieron tres mil
millones de tabletas de meprobamato. (…) Como puede observarse se hace gran uso y abuso de
los tranquilizantes, lo que tiene su peligro, pues dichas drogas tienen serios inconvenientes
en su empleo. Dichos peligros son los siguientes (Dickel y Dixon, 1957; Hollister, 1964):
a) peligro físico para el paciente: reacciones adversas producidas por las drogas, con
casos de muerte; b) fenómenos de dependencia, que se observan con los tranquilizantes
menores; c) peligro emocional para el paciente, trastornos creados por la droga en personas
generalmente normales, en los que la misma puede precipitar una seria reacción de ansiedad;
d) peligro para el médico, debido a la presión por parte de la propaganda comercial y de
los mismos pacientes, que lo llevan al empleo indiscriminado de dichos fármacos, muchas
Litter, además, podía discriminar las limitaciones ideológicas del “Comité de Expertos de la OMS
en Drogas Toxicomanígenas” (Litter, 1973: 117) al diferenciar “tipos de dependencia”. Justamente
ese comité no incluía el “tipo alcohólico”, ni el “nicotínico”, ni el “cafeínico”, en los tipos de depen-
dencia, si reconocidos por Litter. Aun en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-9),
de la OMS, no se mencionaba la dependencia de benzodiacepinas como forma especial, y sólo se
la aludía; como también lo señalaba Litter (Op. Cit., p118), como “304.1 Del tipo de los barbitú-
ricos: Barbitúricos. Sedantes y tranquilizantes no barbitúricos de efecto similar: clordiazepóxido,
diazepam, glutatimida, meprobamato” (OMS, 1978). Además, esta “clase” de “Dependencia de las
Drogas” excluía el “Sindrome de dependencia del alcohol” y la “dependencia del tabaco”, las cuales
en conjunto con la clase “305.4 Barbitúricos y tranquilizadores” eran incluidas como “Abuso de
drogas, sin dependencia” (OMS, 1978: pp. 4244).
Recordemos, también que el DSM-IV, en 1995 excluía a la “cafeína” de la “dependencia”, el “abuso”
y la “abstinencia” (APA, 1995: 104). Ni aquel comité de expertos de la OMS (1978), ni la Asociación de
Psiquiatría de “América” (1995) se habían anoticiado de los aportes de Litter. Mientras tanto el exce-
lente texto de Farmacología de Litter, Profesor Titular de Farmacología de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Buenos Aires, con el que fueron formados tantos médicos argentinos, fue desa-
parecido de las Facultades de Medicina para ser sustituido por el texto de Goodman y Gilman (Las
bases terapéuticas de la Farmacología). En este texto no existe referencia acerca de los peligros de
los tranquilizantes para la sociedad (Cf. Litter ut supra); el control social no existe para estos cien-
tíficos médicos y ni para quienes son sus últimos editores.
Toda la praxis y construcción teórica, grupal e institucional iniciada por Pellegrini en General
Roca, incluida y prolongada desde marzo de 1984, en el Programa de Salud Mental de la Provincia
de Río Negro, y a posteriori en las diferentes regiones y provincias argentinas; así como los nuevos
programas, que íbamos construyendo, para intentar afrontar el manifiesto polimorfismo de la
“poliadicción” y el “policonsumo”, fueron motivando nuestro desarrollo, no sólo en los sentidos y
direcciones singulares mencionados hasta aquí, sino también hasta lograr formular un Modelo de
Política de Estado en Adicciones.
15. Del GIA, PIAF, CALMA, TIF y el Mopea a “time warp”, Basf, Bayer, Monsanto,
Soros y el sistema de poder global. Punta Salguero, Buenos Aires (2016)
Cualquier historia de los intentos científicos de describir e interpretar los hechos referidos a
cosas designadas usualmente “drogas”, será errónea e insuficiente en la medida que no considere
los modos históricos de producción, en sus relaciones sociales, culturales, económicas, semiósicas,
geopolíticas y ecosistémicas; y los modos de vida por ellos determinados, aunque todo ello no sea
en sí mismo, suficiente. De ahí que no podamos acordar con los relatos históricos de Escohotado
(1989) acerca de “La Historia de las drogas”, o de Gootenberg (2015) acerca de la “cocaína andina”.
Si el método historiográfico (Bunge, 1999b) no se ajusta a la producción científica contemporánea,
su rendimiento teórico y su referencia fáctica serán escasos, confusos y hasta nulos.
Muy diferente resultan las descripciones e interpretaciones históricas postuladas por Pellegrini
(Cf. en especial Pellegrini 2008, 2011) cuyos sentidos pueden captarse de entrada, cuando al consi-
derar el caso del alcoholismo, en relación a la Salud Pública y la Economía Política, hace referencia
a la “economía política”, como el “eslabón perdido”, en la “antropología respecto al uso y abuso
del alcohol” (Pellegrini, 2008: 21). La reducción pseudobiologista y pseudopsicologista, usual en
la mayor parte de la praxis y teorización referida a la “adicción” y a la “poliadicción”, excluye de
cuajo todos los componentes genéticos (de génesis), estructurales y sistémicos, macro-mesomicro-
históricos sociales, culturales, económico, políticos y ecosistémicos. Todas estas determinaciones y
su interpretación (en los grupos, en las instituciones y comunidades) se han incluido en el modelo
GIA y sus derivados. En lo referido a las relaciones geopolíticas económicas y socio-históricos en
América Latina, los aportes de Del Olmo (1985, 1992, 1994 a y b, 1998 a y b) referidas a las “drogas
ilegales” ofrecen referencias específicas en una dirección similar.
Tanto en los constructos y modelos postulados por los GIA, como en los desarrollados a partir de él,
se hace ineludible incluir una episteme interciencias; partiendo de una “epistemología convergente”
(Pichon Rivière, 1984) interciencias, que va desde lo macrosocial a lo microsocial, es decir desde lo
En los GIA, y con todo lo aprendido a partir de sus caminos, seguiremos luchando para construir y
vivir un proyecto de vida humana con otra escala de valores (axiología), de derechos y obligaciones
(deontología) al servicio de nuestro pueblo, intentando escudriñar y desentrañar las patrañas del
poder global dominante, el cual, por todos sus medios, pretende encarcelarnos en el manicomio más
grande de la historia. Este poder ya no emplea solamente la “radio” para destilar su “vino fatal” y
el “cáñamo siniestro”; sino también la televisión, y las “redes” virtuales “sociales”, de todo tipo. Sus
medios, son en primer lugar los legales (incluidas las “drogas legales”), tan legales como fueron en
Argentina el voto exclusivo de los varones (con total exclusión de las mujeres), tan legal como fue la
“esclavitud” engrillada previa a la primera Constitución Nacional; tan legal como fue la figura jurí-
dica del “avenimiento”, que costó la vida a Carla Figueroa; tan legal como pretende ser la investiga-
ción de la “cannabis medicinal”; tan legal como fue la “cocaína” producida por Merck, probada por
Freud y comercializada legalmente por doquier en Europa y en EE.UU. (por Parke); tan legal como la
heroína producida por Bayer; tan legal como la benzodiacepina con alcoholes y el clonazepan produ-
cidos por Roche; tan legal como la producción de cigarrillos de tabaco Philips Morris International
y otras tabacaleras; tan legal como BASF, Monsanto y la “Open Society Foundations”; y como toda la
industria productora de mercancía alcohólica; creadoras y productoras de todos los componentes
requeridos por la industria de las “drogas ilegales”; quienes, en conjunto, enferman y matan, con
el mismo modus operandi, directa e indirectamente, pero siempre legalmente, más seres humanos
que los generados por las guerras convencionales.
Bibliografía
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Castro G (1970) Epidemiología Psiquiátrica en América Latina. Buenos Aires. Fundación Acta. Fondo para la Salud Mental.
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Agüero, A. E. (1996) Canción del Hombre Libre. En: Agüero AE (1996) Canciones para La Voz Humana. Obras Completas.
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materia de adicciones y narcotráfico. Santa Rosa. www.derechoareplica.org
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doba-Argentina). Inédito.
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Angell, M. (2006) La verdad acerca de la industria farmacéutica. Como nos engaña y que hacer al respecto. Bogotá. Grupo
Editorial Norma.
Introducción
Un “rescate” según el diccionario significa: “La recuperación de una persona o una cosa a cambio
de dinero o por la fuerza. La salvación de una persona o cosa de un peligro o de una situación de
abandono.” La palabra “rescate” forma parte también de la jerga popular que nace en el ámbito
penal y en las zonas marginales para referirse a: “Recuperarse de una intoxicación etílica o química,
adoptar una actitud responsable frente al descontrol generalizado, cesar en cualquier actividad
perjudicial o condenable.” Al inicio de la práctica profesional muchas veces se conforma, en términos
de I. Lewcowicz, una “subjetividad heroica” (Lewkowicz y De la Aldea, 1999), se trata de una posi-
ción en la que el profesional intenta rescatar, salvar al paciente. El qué y cómo se aprende puede
abonar esta “deformación profesional” o interrogarla. Creo que el GIA como espacio de formación
ayuda a deconstruir esa posición, a partir de darle herramientas al propio paciente como agente
de su propio “rescate”.
Este trabajo relata un recorte de mi experiencia como Residente de Psicología del Programa de
Residencias Integradas Multidisciplinarias en la que se incluyó durante seis meses una rotación
por el Grupo Institucional de Alcoholismo del Hospital General Narciso López, de Lanús.
En este trabajo me gustaría tomar tres de los espacios del GIA en los que participé, para poder
iluminar algunos aspectos de esos espacios:
1. Espacio de orientación y asesoramiento
2. Trabajo en sala. Interconsulta
3. Grupo terapéutico
Bibliografía
Cizmar, N. y Tellechea A. (2012). Proyecto Interdisciplinario de atención de adicciones en un hospital general. Programa de
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Lewkowicz I. y De La Aldea, E. (1999). La subjetividad heroica. Un obstáculo en las prácticas comunitarias de la salud. Confe-
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Pellegrini, J. L. (1993). Grupo y Alcoholismo. Vertex. Revista Argentina de Psiquiatría. Buenos Aires, Argentina.
Pellegrini, J. L.; Scarano, S. y Novarino P. (1992). Alcoholismo, Identidad y Grupo. Buenos Aires. Ediciones Cinco.
Elegí comentar mi recaída porque fue uno de mis procesos en camino hacia la salud.
Llevaba dos meses y medio en abstinencia concurriendo al grupo GIA de Puerto Madryn, Chubut.
Si bien en el grupo se hablaba de la recaída, esta negación que traemos los enfermos alcohólicos,
me decía: “A mí no me va a pasar”. Claro que cuando estaba con mis familiares o amigos que sabían
que concurría al GIA para dejar de consumir alcohol, se cuidaban de que no haya alcohol en los
cumpleaños o reuniones familiares.
El problema fue que en las obras en construcción, los asados eran cualquier día y yo no estaba
predispuesto a decir muchas veces “No”, entonces la tercera o cuarta vez que invitaron un trago...
Con eso que un traguito no hace nada, a mí se me vino el mundo abajo...
No tomé ni el uno por ciento de lo que consumía en mi carrera alcohólica antes de ir al GIA.
Fue la peor tarde de mi vida, nunca me había golpeado tanto, me dolía todo, pero lo que más me
dolía era el alma.
Llegué tarde a casa, mi familia estaba preocupada porque los días que iba al GIA, yo venía
temprano del trabajo. No me dijeron nada, solo Vamos al GIA. Al llegar el grupo se encargó de conte-
nerme, porque estaba preparado para trabajar la recaída. Fue el día que más me ayudó el grupo a
pesar que parecía que no escuchaba. Los compañeros y compañeras sabían cómo ir liberando las
cargas emocionales.
Me quisieron internar, no quise porque los raspones me dolían pero más me molestaba no haber
podido decir más veces “No”.
Lo que quiero resaltar de la recaída, es que cuando en el grupo se habla de la posibilidad de cada
compañero de recaer.
Este fantasma se hace visible y ayuda a los familiares a entender a sostenerlo y se rompe con las
creencia de que el alcohólico no se cura, que debe estar en un manicomio, como lo estaban antes
o con “chaleco de medicamentos” o escondidos en granjas de medio camino en las que los fami-
liares no acompañan el proceso de recuperación y entonces cuando vuelven a su ciudad no tienen
contención.
Esto es parte de mi experiencia en el camino hacia la salud en los Grupos Institucionales de
Alcoholismo.
Tamara Walker
tamiswalk@gmail.com
GIA Municipalidad de Cipolletti, Río Negro.
Cuando se toca fondo y se mastica el polvo, te das cuenta, aprendés, que aún no lo has
perdido todo, que hay más para perder, que el fondo, en realidad, no tiene fondo, que aún
se puede descender y descender. (Juegos de espejos. Los Montes de la Loca. Marisa Wagner)
En este momento me siento frente a la computadora para poder escribir algo de lo que había
pensado, pero me detengo en la palabra recaída. Se viene a mi cabeza la imagen de una nueva
caída, de estar en bienestar con uno mismo y de repente (o no tan de repente) verse en el piso un
tanto lastimado y dolorido. Comienzo en este momento a preguntarme si es una recaída, en algunas
situaciones particulares, o si siempre estuvo en caída. Entonces considero necesario indagar sobre
el concepto.
Según el diccionario, en medicina, una recaída es aquella situación en la que un paciente se ve
aquejado nuevamente por la enfermedad de la que estaba convaleciente. Puede tratarse de una
afección física, de un padecimiento psicológico o bien de una adicción a una sustancia.
Posteriormente pienso en algunos ingresos a través de las entrevistas de admisión que el equipo
de coordinación realiza en el GIA. Las acciones pensadas y realizadas para cada situación particular,
a través de diferentes estrategias para el desarrollo del tratamiento en cada paciente, teniendo en
cuenta la disposición del mismo.
En cada una de las reuniones de equipo, se desarrollan ateneos deteniéndonos en cada situación,
en cada paciente que llega buscando de alguna manera herramientas para poder superar la enfer-
medad, determinando nuevas estrategias o dando fuerzas a las ya implementadas. Revisando la
modalidad planificada del Programa GIA, consultando material bibliográfico para sostenernos en
la teoría y reelaborando las acciones si fuera necesario.
En este momento me pienso en relación a las caídas que han tenido alguno de ellos. El sentir
frente a estas situaciones se ve teñido de diferentes emociones. Por una parte un poco de tristeza,
aun sabiendo o pensando que la recaída puede ser una posibilidad, una eventualidad de la enfer-
medad. Tristeza por considerar que el proyecto de recuperación del paciente se ve obturado por el
deseo de ingerir la sustancia. (Sustancia-ansia-ansiada-sustancia).
“Trabajamos con los aspectos sanos de todo ser humano y que el grupo ayude a que esos
aspectos se desarrollen. Dicho despliegue coloca al paciente en otras condiciones respecto
de sus aspectos enfermos, de mejores posibilidades para resolverlo.” (Pellegrini, 1992)
“Estos movimientos hacia la esperanza o desesperanza, son como la propia vida cotidiana, y
de allí aprendemos las oportunidades de cada crisis si las aprovechamos.” (Pellegrini, 2011)
Bibliografía
Bustos, G. (2008). Alcoholismo Hoy. Buenos Aires: Editorial Dunken.
Pellegrini, J. L. y otros (1992). Alcoholismo, Identidad y Grupo. Ed. Cinco.
Pellegrini. J. L. (2010). No quiero que me den una mano… quiero que me saquen las manos de encima. San Luis: Editorial
Polemos.
En 1999 llegué al Grupo Institucional de Alcoholismo (GIA), con mi enfermedad a cuestas, tras
varios años de negarla, porque para mí yo no era alcohólico. Trabajaba, no andaba en la calle tirado,
porque siempre en la sociedad se le dice borracho al que se cae en la calle, al que pelea. Tenía un
mal argumento de negación: “no soy borracho, dejo de tomar cuando quiero”. Dejaba 15 o 20 días
y volvía a lo mismo, lo único que cambiaba era la marca de bebidas. Así estuve un par de años sin
reconocer que estaba enfermo, a pesar que mi familia me lo decía.
Al llegar al GIA lo que más me costó fue romper con mi negación, mis contradicciones y hacerme
cargo de que estaba enfermo. Que esa resistencia al cambio fue bajando con la ayuda del grupo,
fue dándome herramientas para pensar qué hacer. Esto de multiplicar salud, de ser contenido para
poder contener. Saber que no estaba solo, que hay otros para apuntalar.
La lectura es lo que me dio más entendimiento sobre el proceso salud-enfermedad. Cada libro
de alcoholismo o psicología fueron instruyéndome y curando. El libro que me hizo sentir así fue
Salud Pública y Economía Política: el caso del alcoholismo.
Cuando en el seminario de capacitación teórico-científica de coordinadores de la Red Nacional
GIA realizado en Puerto Madryn, Chubut, en 2006, se trabajó con este libro y tuvimos que hacer
una monografía. Un capítulo que al leerlo empezó a jugar en mi cabeza fue Eslabón Perdido. Al
escribir situaciones que viví me fui sintiendo aliviado, sintiendo que vaciaba una mochila que por
décadas llevaba en mi espalda. Ahí me sentí curado del alcoholismo.
En 1999 fui a las IX Jornadas Nacionales sobre Alcoholismo y Sistema GIA en San Luis Capital.
Llegué maltrecho, salía de una recaída. Hasta ese momento no tenía pensado viajar, si bien había
colaborado con el grupo para recaudar fondos. Desde el grupo y mi familia me apoyaron para ir.
Todo era nuevo para mí, conocer compañeros que dejaron el alcohol, que se capacitaron y coor-
dinaban grupos, también profesionales de distintas partes del país. Fueron dos días muy movidos,
porque todo lo que veía y escuchaba, daba vueltas en mi cabeza. Al cierre de las jornadas, como a
mí me gusta cantar, terminé cantando el Himno Nacional abrazado al Dr. Jorge Pellegrini, a quien
no conocía y en su abrazo sentí que en su silencio me decía: vos podés. Recuerdo que allí compré el
primer libro: Alcoholismo, Identidad y Grupo, con el que inicié un camino distinto hacia la salud.
En marzo de 2001, la coordinadora del grupo me informa que debía viajar a San Luis a la reunión
de la Mesa Nacional de Conducción de la Red GIA, que en esta oportunidad se trabajaría en la orga-
nización de las jornadas nacionales. Sin mucha información, con la sugerencia de prestar atención
Bibliografía
Bustos, G. (2008). Alcoholismo Hoy. Buenos Aires: Editorial Dunken.
Cuadernos de alcoholismo. Número Cinco. (2001). San Luis.
Mao Tse Tung (1985). Cinco Tesis Filosóficas. Beijing, China: Edición de lenguas extranjeras.
Pellegrini, J. y Di Giácomo L. (1989). Alcohol, Alcoholismo, Alcohólicos. Buenos Aires: Ediciones Cinco.
Pellegrini, J. (2005). Salud Pública y Economía Política. Buenos Aires: Editorial Polemos.
Pellegrini, J., Novarino, P., Sans, D. y Scarano S. (1992). Alcoholismo, Identidad y Grupo. Buenos Aires: Ediciones Cinco.
Mario Sánchez
Trabajador Social
mariosanchez1972@hotmail.com
GIA Hospital SAMIC. El Calafate, Santa Cruz.
Introducción
Los relatos son producto de las experiencias vertidas por los compañeros de los Grupos GIA de
Puerto Deseado y Calafate, los cuales son un fiel reflejo de la tarea preventiva y asistencial de cada
uno de los integrantes del espacio grupal: la crítica a la vida cotidiana, el espacio de reflexión y de
clarificarnos en lo que nos está sucediendo, qué herramientas podemos utilizar para enfrentar
dicha situación y superarla; la construcción de nuestros proyectos de vida, el escucharnos la voz,
el ser constante en los tratamientos, sostenerlos, tener conciencia de enfermedad y no cristali-
zarnos en ella, aprender a participar en el grupo y tener todos la misma posibilidad de expresarnos,
respetando los tiempos de cada uno pero ejerciendo el derecho a opinar y reconocer errores para
cambiarlos, respetar que la palabra circule en el grupo y que no la capitalice ningún integrante
(incluidos los coordinadores), relación horizontal de ida y vuelta, enseñar-aprender (enseñaje) todos
aprendemos de todos, aprender a pensar, tomarnos un tiempo (hora y media que dura el grupo)
para poder pensar en nosotros, en qué nos está pasando y cómo resolver nuestros problemas, un
lugar donde recuperamos nuestra historia.
Los protagonistas
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Esta obra se terminó de editar el 26 de agosto de 2019
en Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, Patagonia Argentina