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Amando la casa y el servicio a Dios

Salmos 26:8 SEÑOR, yo amo la casa donde vives, el lugar donde reside tu gloria.

Introducción: En el Antiguo Testamento la casa de Dios desempeñó un papel fundamental,


más porque sólo había un templo en Jerusalén. Luego con Cristo venimos a ser templo
del Espíritu Santo, gracias a Dios por tan inmenso honor y bendición... 

Hoy día cuando nos vamos a reunir como iglesia local creo que todos deseamos llegar a
un auditorio agradable, limpio, bonito, cómodo, etc., y ese lugar debe ser valorado por
nosotros. Es interesante ver que aquellos reyes de Israel le dedicaron mucha atención y
cuidado al templo del Señor y fueron bendecidos y respaldados en su reinado. 

Tengamos en cuenta que la obra es para Dios.


1 crónicas 29:1 “Después dijo el rey David a toda la asamblea: Solamente a Salomón mi hijo ha elegido
Dios; él es joven y tierno de edad, y la obra grande; porque la casa no es para hombre, sino para Jehová
Dios”.  

Es fundamental que tengamos esto presente: “la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios”.
Cuando hacemos algo para nosotros procuramos lo mejor, si hablamos por ejemplo de
nuestra casa deseamos la mejor casa posible ¿verdad? Aquí la Biblia nos habla de hacer
casa para Dios, y por tanto debemos procurar lo mejor para su gloria.    

Aquello que damos y hacemos para la obra de Dios debe cumplir con ciertos requisitos, por
ejemplo: 1 Crónicas 29:6 Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de mil y de
cien soldados, y los encargados de las obras del rey hicieron sus ofrendas voluntarias. Nos dice que ellos
ofrecieron voluntariamente (Habla de la actitud de corazón). Nos sentimos mal cuando
vemos a personas haciendo cosas con una actitud de enojo o menosprecio, o quizá
porque lo hacen por obligación. Pero Dios desea que hagamos las cosas para él con
agrado y de buena voluntad.   

Sí vamos a dar o hacer algo para la obra de Dios debemos hacerlo con gusto, con alegría
y voluntariamente. Eso lo vemos en 1 Crónicas 29:9 El pueblo estaba muy contento de poder dar
voluntariamente sus ofrendas al SEÑOR, y también el rey David se sentía muy feliz. Aquí nos enseña que
el pueblo de Dios se alegró de dar y hacer algo para el templo, y lo hicieron
voluntariamente y de todo corazón.   

Debemos también tener presente que en el Nuevo Testamento el apóstol Pablo nos
recuerda esto en 2 Corintios 9:6 Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y
el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. 7 cada uno debe dar según lo que haya decidido en
su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
En donde aquello que damos para Dios debe ir acompañado de alegría y con generosidad.

Colosenses 3:15 Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo.
Y sean agradecidos. 16 que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y
aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con
gratitud de corazón. 17 y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
Colosenses 3: 23 Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en
este mundo, 24 conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el
Señor.
Un verso muy corto y simple, pero ¡con un fantástico mensaje! Cuando hago todo de
corazón para el Señor, en todas las cosas que haga, me esforzare para hacerlo de buen
ánimo, porque ¡Todo lo que hago, lo hago para Dios!
Pablo conocía la naturaleza humana, y estaba consciente de esta debilidad. Él lo
menciona muy acertadamente en varias de sus cartas. En la carta a los Efesios escribe
claramente sobre cómo nosotros como discípulos de Jesús estamos llamados a servir y
trabajar:
"No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón
haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres." Efesios 6:6-
7.
Si quiero ser de bendición, recibo gracia para bendecir; poco a poco se vuelve algo que
hago de forma consciente para vivir digno de mi llamado, y lo hago con gozo. Así me
convierto en un verdadero siervo de Cristo, uno que vive frente a los ojos de Dios.
Cuando dejo que Dios me guíe y no las personas, puedo ser un ejemplo y producir un
gran efecto en los que me rodean. Me vuelvo una luz en la tierra, una muestra de que la
vida de Jesús también puede salir de mí.

Los delirios de grandeza impiden el servicio a Dios


Nehemías 3:1-5 Entonces el sumo sacerdote Eliasib y sus compañeros los sacerdotes trabajaron en la
reconstrucción de la puerta de las Ovejas. La repararon y la colocaron en su lugar, y reconstruyeron también
la muralla desde la torre de los Cien hasta la torre de Jananel. 2 el tramo contiguo lo reconstruyeron los
hombres de Jericó, y el tramo siguiente, Zacur hijo de Imrí. 3 la puerta de los Pescados la reconstruyeron los
descendientes de Sená. Colocaron las vigas y pusieron la puerta en su lugar, con sus cerrojos y barras. 4 el
tramo contiguo lo reconstruyó Meremot, hijo de Urías y nieto de Cos, y el tramo siguiente Mesulán, hijo de
Berequías y nieto de Mesezabel. El siguiente tramo lo reconstruyó Sadoc hijo de Baná. 5 los de Tecoa
reconstruyeron el siguiente tramo de la muralla, aunque sus notables no quisieron colaborar con los
dirigentes.
Es muy interesante ver que a lo largo de este capítulo todas las familias judías estaban
involucradas en la restauración de los muros y en la reconstrucción de las puertas de la
ciudad de Jerusalén. 

Los tecoítas eran los habitantes de la ciudad de Tecoa (nombre que significa armar,
levantar, sonar trompeta). 

Este significado nos deja ver que tenían por diseño divino armar, construir, convocar
para que todos juntos reconstruyeran la ciudad de Dios. De igual manera todos somos
llamados por Dios para servirle y ser instrumentos en el establecimiento de su reino en la
tierra.     
Sin embargo, nos dice el versículo 5 que “los nobles no se prestaron para ayudar en la
obra del Señor”. Fueron indiferentes a la obra de Dios. No quisieron ayudar. Sus
razones no son claras, pero el texto bíblico nos dice:
a) “Sus Nobles”: Seguramente tenían riquezas, o tal vez venían de familias influyentes en
Israel, o eran quienes gobernaban (tenían una posición) dentro de la ciudad de Tecoa,
etc.    
b) “No se prestaron”: ellos decidieron no involucrarse en la obra de su Señor. Ellos
reconocen a “su Señor” pero no se involucran en Su obra.
      
Tal vez pensaron: “Somos muy importantes para hacer tareas tan bajas” - “Ensuciare mis
manos y mi ropa” - “Que dirá las personas al verme allí” – etc.            

Nehemías 3:27 Los hombres de Tecoa reconstruyeron el tramo que va desde el frente de la gran torre que allí
sobresale, hasta la muralla de Ofel.
Esto nos enseña que lo tecoítas restauraron otro tramo, es decir ellos fueron una milla
más (más no sus “grandes”). La verdadera grandeza en palabras de Jesús está en el
servicio a los demás: “el que quiera ser el mayor de vosotros, será vuestro siervo”.

En este versículo 27 de Nehemías 3, se nos dice que los tecoítas restauraron hasta el
muro de Ofel, palabra que significa: región fructífera (significado que nos recuerda la
recompensa que Dios tiene para aquellos que le sirven). 

Ofel también se traduce en la Biblia como “fortaleza” lo que nos recuerda que Dios
protege a sus siervos. Servir a Dios no sólo genera recompensa, también implica
protección.             

Conclusión: Ser un hijo(a) de Dios es el mayor privilegio que pueda existir. Servir a Dios por su gracia es
una honra que Él nos permite. Servir al Señor en la tierra es prepararnos para aquello que nos dará en el cielo.

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