Está en la página 1de 8

INTRODUCCIÓN

Este trabajo de investigación fue realizado por los alumnos de 6to año Economía y
Administración, con la guía de la profesora correspondiente al espacio curricular matemática,
investigándose las causas que provocan que el fútbol en Argentina genere la pasión que tanto nos
distingue de otros países.
Dentro del presente trabajo se abordarán los siguientes tópicos para, así, lograr una mayor
comprensión al respecto. Los mismos son:
 Historia y origen del fútbol en Argentina
 Popularización del fútbol
 La acción económica del fútbol
 Impacto cultural
 La violencia en el fútbol
 El fútbol con sentido estético

A mediados del siglo XIX llegarían a la Argentina en barcos ingleses los primeros indicios del
fútbol, disciplina que tiempo más tarde se constituiría como uno de los aspectos más
representativos de la cultura de nuestro país; despertando sentimientos de pasión, alegría, tristeza
o, incluso, furia. A ningún argentino se le es indiferente la palabra “fútbol”, cuyo alcance
trasciende la esfera política, económica y social.
Sus ídolos llegan a tener un impacto mayor que figuras políticas o referentes religiosos. El
alcance de sus logros genera un sentimiento de nacionalismo en nuestro país, poco visto en otras
regiones.
Por lo mencionado anteriormente, este trabajo va a estar dirigido a analizar los factores que
provocan esta pasión dentro del colectivo argentino.

Razones que motivaron el trabajo

Este trabajo de investigación enfoca distintos ámbitos, entre ellos sociales, políticos,
económicos y culturales. El objetivo principal de la investigación es analizar los factores que
despiertan esta pasión desde una mirada crítica y considerando los distintos puntos de vista sobre
los aspectos controversiales del tema.
A lo largo del mismo, se recopilará información proveniente de encuestas extendidas a
través de la localidad de Mocoretá, Corrientes. Las mismas serán incorporadas al trabajo como
muestra de la población analizada, junto a información brindada por distintas fuentes. Con los
datos obtenidos, trataremos de comprobar nuestra hipótesis.

Situación problemática, hipótesis y objetivos.


De este modo, decidimos elegir como pregunta para conducir nuestro estudio: ¿Cuáles
son las causas que provocan en la cultura argentina que el fútbol sea vivido con tanta pasión?

Es así que, a partir de este interrogante, surge la siguiente hipótesis:


Afirmamos la existencia de factores como:
 El factor familiar, que es determinante en la vinculación de la persona con el fútbol.
 El fanatismo generado por un Club o un ídolo que es comparable o llega a superar a
cualquier figura divina o política.
 El sentimiento nacionalista que se profundiza en cada expresión futbolística, suprimiendo
cualquier enfoque posible sobre la crisis sistemática de nuestro país.
 El ferviente deseo de encontrar una forma de progreso económico.
 La presencia histórica del fútbol desde la consolidación de la Argentina como nación, la
cual genera un arraigo cultural dentro del colectivo social argentino.

Por lo tanto, a razón de lo planteado anteriormente surgen los siguientes objetivos:

OBJETIVO GENERAL
Obtener una mirada global del fútbol en Argentina que permita comprender las diferentes
manifestaciones culturales que tienen origen en este deporte, así como su influencia en otros
ámbitos.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 Investigar la relación historia/cultura del deporte en nuestro país.


 Identificar las causas que despiertan la pasión por el fútbol argentino.
 Indagar acerca de la percepción que tiene el pueblo argentino sobre el fútbol.

DESARROLLO

Marco teórico o referencia

Historia y origen del fútbol en Argentina

Para entender el origen del fútbol argentino primero hay que entender que al igual que
muchos otros elementos de nuestra cultura e identidad nacional, este primero fue traído en
barcos junto a los inmigrantes que llegaron a nuestro país a mediados del siglo XIX.
En particular, aunque hoy en día nos pueda parecer hasta irónico, fuese en mano de los
ingleses que llegaría el deporte que más adelante se convertiría en el preferido de toda la
Argentina. Es así como alrededor de 1840 los ingleses traerían en los barcos una precaria pelota
hecha de cuero o vejiga animal. La ventaja con la que contaba este deporte es que la pelota era el
único elemento necesario para jugarlo, lo que facilitó su popularización.
En sus inicios el fútbol era únicamente jugado por ingleses de la alta sociedad,
especialmente en las escuelas de varones con influencia británica. Una de esas fue la Buenos Aires
English High School que fue una de las pioneras en la implementación de esta práctica, y cuyo
director y fundador, Alejandro Watson Hutton, se le atribuye la paternidad del futbol en
Argentina. El colegio alentaría a otras instituciones a crear torneos y promover el futbol en sus
respectivas escuelas, llegando a ganar diez de los trece campeonatos organizados.
Al mismo tiempo, en mayo de 1867, los hermanos Thomas y James Hogg invitaron, a través de un
aviso en el diario The Standard, a una reunión para intentar propulsar la práctica del fútbol. El 9 de
mayo se fundó el Buenos Aires Football Club, el cual sería el primer club de fútbol en la Argentina.
El 20 de junio se jugaría el primer partido oficial, disputado entre blancos y colorados, teniendo
lugar en los Bosques de Palermo, próximo al predio donde en la actualidad se levanta el
Planetario. A raíz de la propagación que había conseguido el fútbol se decidió la creación de una
asociación que lo regulase y reglamentase. Por lo tanto, el 21 de febrero de 1893, Alejandro
Watson Hutton funda la Argentine Association Football League, convirtiéndose en la primera del
continente. En 1912 se afiliaría a la FIFA, ente que regula este deporte a nivel mundial, y a la
CONMEBOL en 1916. Tras un largo proceso de cambio de nombres y fusiones, en 1946 adoptaría
su nombre definitivo como Asociación de Fútbol Argentino (AFA).
Finalizando el siglo XIX, gracias a la fuerte lucha por los derechos del trabajador que se
estaba viviendo, los obreros de los barrios más pobres comenzaron a tener una jornada laboral
más reducida, pasando de 16 horas a 8. Muchos de ellos comenzarían a utilizar este nuevo tiempo
libre para la práctica deportiva, siendo el protagonista de esta revolución el fútbol. A partir de
entonces, comenzado con los empleados ferroviarios ingleses y llegando hasta los trabajadores de
los puertos, el fútbol empezaría a ganar difusión en los barrios más populares, destacándose el
barrio porteño de La Boca como la cuna de los principales clubes argentinos.
Esta divulgación del fútbol dentro de los matices rioplatenses se vería reflejada en los
clubes emergentes cuyos nombres representarían lugares y barrios (como Boca Juniors, River
Plate, Tigre, Lanús o Quilmes), alusiones juveniles (Estudiantes, Estudiantil, Argentinos Juniors o
Juventud) y próceres nacionales o fechas patrias (como Almirante Brown, Vélez Sarsfield,
Belgrano, San Martín, 25 de Mayo, 9 de Julio o Sol de Mayo).
Cabe destacar que este nuevo fútbol contrastaba altamente con el practicado por los
ingleses, íntimamente relacionado con las nociones del juego limpio y la caballerosidad deportiva.
El fútbol jugado en los sectores populares, que más tarde se conocería mundialmente
como “fútbol rioplatense” o “fútbol criollo”, era jugado sin ninguna supervisión institucional ni
preparación para su práctica, promoviendo un juego basado fundamentalmente en la
improvisación y la habilidad individual en el manejo de la pelota, el llamado "arte de la gambeta" y
el pase corto, así como un juego defensivo más físico y violento.
Los deportistas lo practicarían espontáneamente en potreros, espacios vacíos de las
ciudades de diverso tamaño, por lo general pequeños e irregulares. Ante el amontonamiento de
jugadores en espacios tan reducidos, la única posibilidad de conservar la pelota un cierto tiempo
era siendo un “dribbleador” empedernido. De esta forma el dribbling, posteriormente conocido
como gambeta, se convertiría en una especie de marca registrada propia de los jugadores
argentinos.
La masificación del fútbol en Argentina produjo un paralelo alejamiento del mismo de los
clubes vinculados a la comunidad británica y de la clase alta, y en 1913, el Racing Club se
consolidaría como el primer equipo sin ningún jugador británico en ganar el campeonato de
primera división, lo que favoreció la desaparición casi total de los jugadores británicos dentro de
los equipos locales.

Popularización del fútbol

¿Existe algo más global que el fútbol? El fútbol es la institución más globalizada del
planeta, más que el baloncesto e, incluso, que el Fondo Monetario Internacional. Las grandes
estrellas del balón y los clubes no conocen fronteras, los equipos míticos ingresan dinero en sus
arcas en cualquier moneda convirtiendo a dólares o euros. Sin embargo, este deporte refleja
mejor los límites de la globalización que sus posibilidades.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las fronteras nacionales habían quedado estrechas para
el fútbol. Muchos estadistas soñaban con un mercado y gobierno comunes en Europa, los clubes
europeos ya estaban forjando esa unión. Los mejores equipos empezaron a competir entre ellos
en campeonatos trasnacionales que se celebraban con regularidad y se convirtieron en el embrión
de acontecimientos tan conocidos hoy, como es la Liga de Campeones.
Además, esas competiciones eran el sueño de cualquier propietario y aficionado: éxitos de
taquilla que suponían unos ingresos sin precedentes y una grandiosa inyección económica por la
venta de los derechos televisivos. Esta idea transnacional fue tan buena que América Latina,
África y Asia no tardaron en crear sus propias versiones de esas competencias.

La acción económica del fútbol

Una vez globalizadas las competiciones, la caza de jugadores no se hizo esperar. Los
propietarios de los clubes peinaron el planeta en busca de superestrellas que pudieran ficharse a
bajo precio. El deporte evolucionó de tal manera que un club inglés tuvo que alinear a un equipo
sin jugadores ingleses.
Los equipos empezaron a considerarse a sí mismos como empresas multinacionales. Por
ejemplo: el Manchester United levantó un vasto imperio que incluye canales de televisión por
cable, restaurantes y grandes almacenes. Por tanto, no deja de ser irónico que el fútbol, como
todas las peculiaridades globalizadoras, no muestre su poderío y acumulación de la misma manera
que deja al descubierto sus limitaciones.
El fútbol ya ha cambiado. Los equipos siguen formando parte del patrimonio cultural y
sentimental de las ciudades y las selecciones, considerándose como un símbolo nacional más. Pero
más allá de esta dimensión cultural, las últimas décadas han estado dominadas por la relevancia
de la dimensión económica y mediática de este deporte.
Como negocio financiero, la economía del fútbol no ha sido ajena a las condiciones
económicas mundiales. Sabemos que las principales fuentes de ingresos de los clubes provienen
de la recaudación en los estadios, los patrocinadores y los derechos de televisión.
La mayoría de los clubes de fútbol en el mundo pierden dinero cuando sus ambiciones
deportivas desbordan su realidad deportiva y financiera, está claro que no todos pueden ser
campeones. Sin embargo, puede ser posible que un equipo de fútbol, manejado como una
verdadera empresa y no sólo desde la pasión, sea sostenible y rentable. Todo esto, señala la
necesidad, por parte de los equipos de fútbol, de ser realmente gestionados empresarialmente en
búsqueda de sostenibilidad, rentabilidad y generación de valor.
¿Es posible imaginar un país como la Argentina sin fútbol? ¿Cuántas actividades
económicas y sociales dejarían de existir si el fútbol no tuviera la relevancia que tiene en la vida de
los argentinos?
Los aficionados de todas las culturas sostienen que el futbol solía ser más justo en otras
épocas. Un equipo mediano estimulado por enérgicos jugadores y aficionados leales podía surgir
de la nada y alzarse con el trofeo del campeonato. Y, para mayores, esos equipos con menos
posibilidades solían proceder de ciudades más pequeñas sin grandes estadios ni propietarios con
dineros a montón.
Muchos temen, que ese concepto del juego haya desaparecido. Con sus cadenas
mundiales de grandes tiendas y toda una serie de contratos televisivos, los grandes clubes se han
enriquecido, no solo en términos absolutos, sino también respecto a otros con menos recursos.
El futbol no merece el Premio de la Paz, merece el Premio de Economía.

Impacto cultural

El fútbol en Argentina está enraizado en la cultura nacional. Podemos considerarlo un


fenómeno social que permea los sectores públicos, privados, la economía, la política y la cultura.
Es uno de los deportes de mayor arraigo en nuestro país por la aceptación y adhesión de su
práctica en niños, jóvenes y adultos.
Este deporte ostenta su capacidad comunicativa y empática. Al movilizar multitudes y
cantidades exorbitantes de dinero, es recurrente en los periódicos, los noticieros, la televisión e
internet. Su poder mediático no tiene fronteras. A su vez, se expone el referente de familia y grupo
social, facilitando, éstos, la inserción de sus miembros al sistema social y cultural.
Se relaciona recíprocamente con la religiosidad popular, formando una compleja armonía.
El futbol en sí es un “ritual”, cargado de símbolos y emotividad. Por lo tanto, por su cualidad ritual,
exige conductas y condiciones propias del fervor popular. La noción de ritual posiblemente pueda
ayudarnos a comprender la razón esencial del espectáculo futbolístico, uniendo a familias y grupos
sociales en torno a una misma creencia, en este caso, algún club o ídolo futbolístico.
La palabra “ritual” designa la frecuencia de actos o de fórmulas respectivas y
culturalmente codificadas, que se escalonan en la vida cotidiana. Ceremonias como éstas pueden
ser encontradas dentro del ámbito deportivo con las cábalas, mufas, rituales de iniciación y
excusas que ponemos los argentinos a la hora de reunirnos para ver fútbol. Existe un profundo
vínculo que une a los espectadores con la cancha, como antiguamente al campesino con el
campanario de su iglesia. Algunos hinchas tienen en su hogar un altar simple donde hay fotos,
emblemas y reliquias. Otros asisten a un partido como si fuera una misa.
Tanto en el estadio como en las ceremonias religiosas, hay tres principios concurrentes
que regulan la distribución del espacio: en primer lugar, la jerarquía social ordinaria y los grandes,
incluyendo en esto a los hombres políticos, que se muestran en las tribunas oficiales o en los
palcos. En segundo lugar, la jerarquía propia del orden futbolístico, el responsable del club, los
representantes de las federaciones y las ligas, ocupan en pleno derecho, los espacios privilegiados.
En tercer lugar, una jerarquía fundada sobre el grado de fervor y de la fuerza demostrativa, los
grupos de hinchas se distribuyen desde el centro hacia los costados de las distintas cabeceras en
función de importancia.
Otro rasgo que podríamos retener es el comportamiento de la masa, que también tiene un
aspecto ceremonial; la entrada de la hinchada, la caminata previa, pasando por los diferentes
sectores donde se van uniendo los diferentes fieles.
Esta hinchada atravesará un complejo ritual constructor de identidad que incluye dos
subprocesos, uno en el campo de juego y otro en las gradas. El fútbol puede considerarse,
entonces, como un escenario ritual que hace posible obviar las diferencias entre los individuos
usualmente separados por diferencias de rol y de status.
Una barra brava organizada se identifica como tal y es reconocida por los demás, se
sustenta en identificaciones que expresan masculinidad, solidaridad, compañerismo y pertenencia,
se construye una fraternidad, una hermandad que surge de manera espontánea con el transcurso
de distintas eventualidades. Por lo tanto, la lógica del hincha organizado en torno a una barra
opera mediante la identificación con determinados símbolos. De esta forma el fútbol promueve
una división del mundo en amigos/enemigos, un partido es la ocasión de un enfrentamiento que
da lugar a la metáfora amigo/enemigo.
Los cánticos expresan parte de ese odio y las ganas de denigrar y ver humillado al
antagonista. Dentro de esta afirmación y reconocimiento de sí mismo, que incluye celebrar la
rivalidad, la cancha se constituye como el escenario propicio para la celebración del “nosotros”. De
esta manera, el fútbol da lugar al sentimiento de nacionalismo más cercano para la identidad
popular.

La Violencia en el Fútbol

La violencia, incluída la xenofobia, debería ser el legado más fácil de eliminar para el fútbol
global. Sin embargo, no es así.
Con demasiada frecuencia vemos en las noticias terribles acontecimientos entre hinchadas
rivales. No obstante, la psicología lleva muchos años estudiando el comportamiento social de los
grupos, abordando dos posibles teorías que respaldan estos comportamientos: la
desindividualización y el proceso de conformismo.

La desindividualización

Imaginemos que estamos presenciando un partido de fútbol y un jugador del equipo rival
está cerca de nosotros. Si tenemos intención de insultarle, pero estamos rodeados de aficionados
del equipo contrario, probablemente no lo haremos. Ahora bien, ¿Qué ocurriría si estuviéramos
rodeados de aficionados de nuestro mismo equipo? 
Este proceso no nos explica en sí la violencia, pero sí el comportamiento en grupo. Si los
aficionados que nos rodean son del mismo equipo y sus intenciones también son de insultar, al
final acabaremos todos agrediendo verbalmente al jugador del equipo rival.
Cuando gozamos de anonimato nos volvemos más propensos a realizar acciones violentas.
Si nadie sabe que somos nosotros los que insultamos, lo haremos con más probabilidad que si
somos el centro de atención. Por otro lado, cuando estamos en grupo, nuestra responsabilidad se
traslada al mismo. Dejamos de ser nosotros y nos volvemos el grupo, por lo que se suele pensar en
“no solo insulto yo, sino el grupo”.

Proceso de Conformismo

Este proceso consiste en la modificación de la respuesta de un individuo acercándola a


aquella que expresa una mayoría de personas. Es decir, cambiar nuestra conducta para adaptarla a
la del grupo. 
En los grupos podemos encontrar varios tipos de normas, entre ellas: la norma descriptiva,
que hace referencia a cómo se actúa dentro del grupo y la norma prescriptiva, que alude a cómo
se espera que se actúe. El conformismo es un tipo de influencia normativa, ya que el individuo es
capaz de cambiar su conducta personal para adaptarla a la del grupo. 
El conformismo aumenta cuando existe similitud entre el grupo y el individuo. Si alguien se
siente muy identificado con un equipo de fútbol y con la ideología violenta de un grupo de
aficionados, estará más conforme en llevar a cabo conductas violentas.
Se podría decir que, la violencia en el fútbol es una realidad que vivimos de forma
demasiado frecuente. Si no hemos recibido una educación adecuada y estamos acostumbrados a
resolver las diferencias por el camino de la violencia, no será difícil que ante una desavenencia
actuemos con agresividad. Por tanto, una educación correcta y respetuosa con los demás es una
base importante para evitar este tipo de comportamientos.
Un mundo interior rico y una mente abierta y reflexiva también nos aportarán solidez en
nosotros mismos y reducirá nuestra necesidad de formar parte de un grupo. Detrás de esta
necesidad, en muchas ocasiones se esconde una falta de autoestima que intentamos paliar
perteneciendo a un grupo.
Aprender, conocerse a sí mismo, será fundamental para no caer en grupos donde la
violencia es una de sus máximas. Ya que cuánto más baja sea nuestra autoestima y más “fuerte”
sea el grupo, más necesidad de pertenencia tendremos. Así pues, si comenzamos a  respetarnos a
nosotros mismos y a los demás, este tipo de acontecimientos serán cosa del pasado.
El fútbol con sentido estético

Queremos saltar el hecho del fútbol como arte, aquel arte del engaño, del espectáculo,
donde lo imprevisto, la innovación, la creatividad, lo espontáneo se vuelve la mejor la forma de
engañar al rival antes que utilizar lo planificado o tácticamente previsto.
La naturaleza del fútbol es su calidad de juego, no podemos negar, sin embargo, que ha
perdido su cualidad original para pasar a ser un deporte profesional. No obstante, lo lúdico no
desaparece totalmente del fútbol, y en una apreciación puramente estética, podemos decir que el
fútbol más bonito, el mejor jugado es aquel que no olvida su finalidad lúdica, alegre.
En el fútbol nos encontramos con una actividad que es reconocidamente juego y que, sin
embargo, ha sido llevada a un grado tan alto de organización técnica, de equipamiento material y
de perfeccionamiento científico, que en su práctica pública colectiva amenaza con perder su
auténtico tono lúdico.
Esto nos ha dejado varios elementos analizables, como por ejemplo el estilo de juego, el
cual se desarrolla a la par con la construcción de identidades futbolísticas. Dichas identidades
están en estrecha relación con el carácter de un pueblo o nación. De forma más sintética, la
identidad de una nación puede verse reflejada sobre un campo de juego.
Se puede mencionar varios ejemplos acerca de esta afirmación, por ejemplo, el futbol que
desarrolla la selección de Brasil, mayormente conocido en el mundo futbolístico como “Jogo
Bonito”, es un futbol vistoso, lleno de talento e improvisación, el cual deja ver una estrecha
relación con la samba brasilera. Por otro parte, el fútbol argentino es una fusión de dos estilos: el
estilo inglés, de fuerza, choque y frontalidad, y el estilo sudamericano, plagado de talento, picardía
y amagues endiablados. Por ultima mención aparece el estilo europeo, un estilo que se caracteriza
por una forma de juego muy cercana a lo mecánico, donde los Directores Técnicos influyen mucho
más en la confirmación de los esquemas futbolísticos. Generalmente son jugadores que no poseen
mucha técnica, pero si una gran superioridad física.
Muchas veces se compara al fútbol con el arte. En cierta forma son parecidos. Son dos
realidades donde el artista o jugador, no siempre busca la belleza o, mejor dicho, no siempre
busca estimular sentimientos bellos o buenas sensaciones. Los jugadores de fútbol se entregan a
su talento para generar espectáculo, para estimular o emocionar a los espectadores, hay muchos
tipos de futbolistas, protagonistas, jugadores que representan valores, jugadores que se encargan
de empañar a los buenos, antagonistas. Además, el público también es, en alguna medida
protagonista. Puede influir en el juego, puede generar ambientes, puede emocionar a los
jugadores, puede perjudicarlos, también los puede favorecer. Las hinchadas de fútbol funcionan
como entidades, como un todo. Hoy en día, cuando se caracteriza al fútbol espectáculo, es
necesario recalcar que los espectadores también son actores.
No podemos olvidarnos de aquellos que están al frente de los jugadores, de los equipos,
de esos a veces recordados ballets sobre el campo. Los Directores Técnicos son los encargados de
mover los hilos de un equipo, así como un director de orquesta, debe tener la real capacidad de
saber encausar lo buenos talentos y poder disciplinarlos para así obtener un buen rendimiento del
equipo en su conjunto. El mayor objetivo de un DT es lograr las tres máximas dentro de un equipo:
rendimiento, efectividad y espectáculo.
Podemos decir que la cuna de estos artistas no es un estudio, más bien en el caso del
futbolista muchas veces el primer lugar donde comienza a dar sus pinceladas de magia y destreza
con la pelota es el famoso potrero argentino. Un potrero es un terreno baldío, un sitio eriazo, que
presta las condiciones mínimas para la realización de partidos de fútbol improvisados. Estas
canchas precarias han criado a muchos futbolistas como Maradona y Messi, por ello los potreros
se han vuelto parte de nuestra identidad.
Lo artístico inunda el fútbol en su totalidad. Además de haber similitudes en el juego
mismo, las expresiones artísticas están muy presentes en las hinchadas y los fanatismos.
Esculturas, artesanías, ropa, rosarios, imágenes, canciones, son algunos ejemplos de la creación
popular.

METODOLOGÍA DE TRABAJO UTILIZADA


Para realizar nuestra investigación tuvimos que recurrir a métodos cuantitativos, los cuales
nos permitieron extraer conclusiones locales que usaríamos para comparar la incidencia del fútbol
con la información.
A través de distintas fuentes pudimos aprender sobre la historia y desarrollo del fútbol, así
como hicimos un análisis del impacto del mismo a nivel económico, cultural y social.
Realizamos debates grupales donde tocamos los temas más polémicos del trabajo y
compartimos nuestros distintos puntos de vistas.

CONCLUSIÓN

Por medio de esta investigación, nos encontramos en condiciones de afirmar que el fútbol
ha logrado atravesar las fronteras deportivas convirtiéndose en parte de la identidad nacional,
influenciando aspectos sociales, económicos y políticos.
Así fue, como en nuestro afán por enumerar y sintetizar las razones que inducen este
nacionalismo pudimos descubrir que al tratarse de un deporte tan ligado a los procesos de
formación de nuestra Nación, éste lleva cerca de dos siglos involucrando a diversos sectores
sociales muy distintos, los cuales encuentran en el fútbol una relación de goce, fraternidad y
hermandad, que ha superado cualquier forma de crisis económica, social y política y que se ha
fortalecido en cada expresión de triunfo tanto de nuestra selección nacional como de los equipos
menores que reúnen cientos y cientos de fanáticos.
Por su parte, encontramos también, que los grupos sociales sí propician cierta idolatría y
simpatía hacia ciertos clubes o jugadores, los cuales, además, se presentan como un símbolo de
reflejo e identificación, especialmente en la población joven, la cual encuentra en el fútbol un
proyecto de vida sin margen de error, ya sea por lo económico o por otras cuestiones relevantes
en la vida de la persona.
De este modo, pudimos ver cómo el fútbol se ha convertido en un fenómeno social
contundente.

FUENTES

También podría gustarte