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A comienzos del siglo XIX, la mayoría del territorio español no se encontraba en Europa y la
mayoría de los españoles no eran europeos. A pesar de que el trato a las provincias de ultramar
era mucho más igualitario que el que otros países europeos dispensaban a las suyas, seguían en
posición de inferioridad respecto a la España peninsular. Por ello, durante el gobierno de Felipe
VII estallaron una serie de movimientos independentistas que provocaron la pérdida de las
colonias españolas excepto Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
●En el ámbito económico, la desastrosa política comercial en las colonias dirigida desde la
península ibérica.
Desde 1814 hasta 1820 el Sexenio Absolutista estuvo marcado por el regreso de Fernando VII
al trono, que envió tropas para sofocar los movimientos independentistas criollos. Logró frenar
algunos, pero otros crecieron: como San Martín, que declaró la independencia de Chile, o
Simón Bolívar, que estableció las bases para la formación de la Gran Colombia.
Durante los siguientes 3 años, tiene lugar el Trienio Liberal. En este periodo se deja de mandar
refuerzos militares para luchar contra el independentismo, por lo que estas iniciativas se
fortalecieron. Así, gran parte de Centroamérica, Perú y Ecuador declararon su independencia
de España, al igual que Brasil de Portugal como se aprecia en el recurso de esta práctica.
Por último, los diez años finales se desarrollan durante la Década Ominosa, cuando Fernando
VII restauró el absolutismo. Intentó recuperar algunas de las colonias, pero tras la Batalla de
Ayacucho (1824), las independencias se consolidaron. En adelante se formaron Estados
nacionales a partir de las grandes áreas formadas por los libertadores. Así, hacia final del
reinado de Fernando VII, prácticamente toda América estaba ya independizada. Del antiguo
imperio solo quedaban Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunas islas menores en los océanos,
hasta su cesión en 1898.