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La sociedad del Egipto faraónico

Vicent Sanchis Claramunt

El territorio donde se constituyó y desarrolló la civilización egipcia es el tramo del valle del Nilo
comprendido entre la primera catarata y el Mediterráneo; su historia se remonta, según los
arqueólogos, al periodo neolítico, donde se sentaron las bases de la civilización urbana y finaliza con
la victoria de Octavio Augusto sobre Marco Antonio y Cleopatra VI y su anexión como provincia al
Imperio Romano en el año 30 a. C.

Siendo importante conocer la historia oficial del primer estado centralizado de la historia, la que
narra los hechos destacados de cada reinado y se centra en lo que hicieron, cómo, dónde y por qué,
cada uno de los faraones de sus treinta dinastías, en este trabajo nos vamos a centrar en la vida
cotidiana de la población, hablaremos de su estructura, sus viviendas, la familia, su alimentación,
educación, ritos funerarios, etc.

La pirámide social
La población del antiguo Egipto estaba dividida en grupos de personas con diferentes trabajos y
responsabilidades. La encabezaba el faraón, seguido de los sacerdotes y los altos cargos
administrativos y militares, era el estamento más rico y poderoso.

Por debajo estaban los militares y el personal administrativo (fundamentalmente escribas), les
seguían los artesanos, trabajadores especializados y los comerciantes. El nivel inferior, los
campesinos, eran la clase social más numerosa (85% de la población), las tierras que trabajaban eran
en su mayor parte propiedad del faraón y de los templos; durante la temporada de inundaciones, que
se prolongaba varios meses, a menudo trabajaban en grandes proyectos de construcción para el
gobierno

Cada oficio y ocupación estaba organizados en jerarquías en la parte superior de las cuales se
encontraban supervisores reales.

Los núcleos urbanos y las viviendas.


No obstante ser abundantes los restos de los grandes monumentos arquitectónicos que todavía
perduran del antiguo Egipto, no ocurre lo mismo con la vivienda egipcia, de la que apenas se
encuentran vestigios, ello es así porque el material que generalmente empleaban en su construcción
era el adobe, paja mezclada con barro del Nilo.

Eran casa sencillas, construidas con paredes de adobes (paja mezclada con barro del Nilo) y el techo
de troncos cubiertos por hojas de palmera y barro. Las paredes y tejados estaban encalados para
evitar el calor, y unas pequeñas ventanas cubiertas con esterillas a modo de mosquitera, para evitar la
entrada de moscas, polvo y calor, servían de ventilación. Se accedía por puertas de madera, simples
o dobles.

Se cocinaba en la calle, si la casa era muy pequeña, o en el patio trasero, donde había un horno y una
despensa; el frente de la vivienda era a menudo utilizado para el trabajo de los artesanos como
carpinteros o fabricantes de cerámica.

La mayoría de la población vivía en casa pequeña y amontonada a orillas del Nilo, en las ciudades,
las casas, de forma casi cuadrada, podían tener varios pisos, debido a la limitación de los terrenos.
Los palacios y las viviendas de personajes poderosos tenían numerosas habitaciones, privadas y
públicas para recepción y administración, zonas de almacenamiento, baños, patios abiertos con
columnas y jardines con árboles, estanques, fuentes y huertos. Los propietarios ricos decoraban el
interior de las viviendas con coloridas pinturas que representaban escenas de la vida cotidiana.

El mobiliario de las casas está más documentado por las piezas, pinturas y esculturas halladas en las
tumbas. Se han encontrado numerosos bancos y sillas, desde los más modestos, de tres patas,
utilizados por los artesanos, hasta los tronos reales, decorados con láminas de oro y plata, marfil.

Aunque predominaba la costumbre de dormir en el suelo sobre esterillas, se han encontrado también
camas, sin cabeceros y con patas acabadas generalmente en garras, asimismo se han hallado
reposacabezas muy elaborados, de distintos materiales

No se han encontrado pinturas que confirmen que los egipcios comieran sentados frente a mesas, las
escasas escenas de comidas los muestran sentados en bancos y sillas con comida servida en pequeños
cuencos.

La familia
Uno de los principales fundamentos de la sociedad egipcia era la familia. Aunque la sociedad era
muy tolerante, la familia compuesta por una pareja con sus hijos se consideraba el modelo ideal. Los
matrimonios muchas veces eran, siempre dentro de la misma clase social. Dado que la esperanza de
vida era bastante corta, de unos treinta años, los matrimonios se celebraban a corta edad, alrededor de
los 12 años para las mujeres y 16 para los hombres.

El matrimonio comenzaba por lo general cuando la pareja se iba a vivir junta. El enlace se hacía sin
ningún tipo de sanción oficial, ni era validado por ceremonias o actos religiosos, pues se consideraba
un asunto privado; generalmente se refrendaba mediante la firma de un contrato privado ante un
escriba. En este contrato se incluían las aportaciones y los derechos de ambos cónyuges, y se
establecían los derechos de ambos en caso de divorcio: la crianza y custodia de los hijos, los bienes
materiales que poseían cada uno antes de contraer matrimonio, (y que recuperarían en el momento de
la separación), y hasta la pensión que debía recibir la exmujer. Además, en caso infertilidad de la
esposa (no se concebía la esterilidad en los hombre), se protegía el derecho del marido de tener una
esposa secundaria para garantizar la descendencia.

El divorcio era también cuestión privada, y se producía al ser repudiada una de las partes, lo que
motivaba el abandono del hogar por parte de uno de los cónyuges, generalmente la mujer. Podía ser
solicitado por cualquiera de los cónyuges, por motivos tan amplios como el adulterio, la esterilidad,
etc.

A pesar de que el objetivo del matrimonio era la procreación, debido a la alta tasa de mortalidad de
las mujeres en el parto, se usaban también métodos anticonceptivos para evitar embarazos seguidos
así, el periodo de lactancia, que podía prolongarse durante un periodo de tres años, reducía la
posibilidad de un nuevo embarazo. Otros métodos "mas elaborados" fueron el uso de tampones
bañados en miel, la inserción de heces de cocodrilo en la vagina o también una masa que resultaba de
triturar espinas de acacia.

El papel de la mujer
La mujer tuvo un papel muy importante en el Antiguo Egipto, con una independencia y un estatus
inédito en el mundo antiguo. La mujer mantenía su nombre, una cierta independencia e incluso su
trabajo.
El papel de la mujer era considerado fundamental y venerado en Egipto pues era el reflejo en la tierra
y en el ámbito doméstico de las grandes diosas madres (Isis, Hathor, etc.). Además del cuidado de los
hijos y la ejecución de las tareas domésticas, su función primordial era asegurar la descendencia. Al
casarse adquirían el rango de dueña de la casa y eran las que organizaban todo.

Asimismo, la mujer podía desempeñar otras actividades, como por ejemplo, ser sacerdotisa, cantante,
bailarina, música, panadera, sirvienta; había comadronas, tejedoras, intendentes; también colaboraban
con el negocio de su marido, y ayudaban en el campo a sus esposos en la época de cosecha.

Alimentación
La población que habitaba el valle egipcio del Nilo en la antigüedad contaba para su alimentación
con los recursos ofrecidos por el ecosistema del río

La espelta, el centeno y la cebada, eran los tres cereales más comúnmente cultivados en el Egipto
faraónico, su producción era masiva y se empleaban de muchas maneras, y en especial para hacer
diversos tipos de panes. Agregando a la masa de pan ingredientes dulcificantes como miel, dátiles,
higos o pasas, se elaboraban dulces y postres que habitualmente tenían formas particulares y
cocciones más cuidadas. La cerveza era elaborada con cebada y se utilizaba también como alimento
principal, no sólo como bebida.

Dentro de las verduras destaca el ajo, que era muy apreciado, las lechugas, rábanos, puerros, cebollas,
y pepinos, que eran consumidos a diario; las legumbres eran consideradas productos anuales. Las
frutas más consumidas eran uvas, higos, dátiles, posteriormente, y procedentes del oriente próximo,
se introdujo el granado, el olivo y el manzano; para el verano se cosechaban sandias y melones.

En cuanto a las carnes, la cría y consumo de aves se hacía a gran escala, las más comunes eran
gansos, palomas, pájaros acuáticos, grullas, ocas, etc. También consumían carne de ternera, cabra,
cordero y cerdo y pescados. La leche y sus derivados eran verdaderas golosinas, siendo las más
consumidas la de vaca, la de cabra, la de oveja y la de burra.

El vino de uva era una bebida preciada, consumida por la elite y ofrecida a los dioses y a los difuntos
de rango en ceremonias y rituales.

Indumentaria
La indumentaria en Egipto era una consecuencia directa de su clima, cálido y seco, y de la forma de
vida al aire libre que tenían. Al principio se usaba el algodón, pero se impuso el lino por la creencia
de que era más puro, y se cultivaba para fines textiles en exclusiva. La lana era considerada impura,
todas las fibras animales eran objeto de tabú, y solo a partir de la conquista de Alejandro Magno
comenzó a emplearse la lana en las prendas de carácter cotidiano, pero continuaban prohibidas en los
templos. El color preferido era el blanco, aunque podía llevar algunos dibujos en los bordes.

Los campesinos, los trabajadores y las personas de condición modesta, solían ir con un taparrabos y
si se vestían, sólo llevaban el shenti, especie de faldilla recta sin ningún tipo de adorno que se
apretaba a la cintura con un cinturón de cuero.

Las clases elevadas llevan por encima del shenti una especie de falda corta formando pliegues
pequeños, que para salir de casa se cambiaba por una túnica con mangas o sin ellas, ambas de fina
textura. Entre la gente de alta posición se adornaba la pieza con bordados y se colocaba sobre un
calzón o túnica.
El vestido femenino se mantuvo igual durante varios milenios, modificado sólo en algunos detalles.
Las mujeres llevaban la falda larga y con la cintura muy alta, como un vestido largo y ajustado, de
una pieza, sujeto con dos tirantes que a veces eran anchos y les arropaban los senos.

El vestuario real era similar al del resto del pueblo, si bien en su caso la falda corte solía esta bordada
en oro y con piedras semipreciosas.

El calzado podía ser doméstico o ceremonial y se usaba en determinados situaciones y por ciertas
personas. En la vida diaria el hombre común iba descalzo y solo en alguna ocasión especial usaba
sandalias cuando tenía que ir a algún sitio.

Entre los egipcios era corriente el rapado de la cabeza, para cubrirse usaban pelucas postizas, y los
hombres usaban un tocado particular (claft) que se formaba con un lienzo cuadrado, hecho con una
tela de rayas, ajustado a la frente y con caídas a los lados.

Los egipcios eran un pueblo al que le gustaban los adornos, que utilizaban todas las clases sociales,
aunque los de los campesinos eran más sencillos. Las piedras más empleadas eran el lapislázuli, la
cornalina y la turquesa y dentro de los metales, el cobre, la plata y el oro.

La educación
Los egipcios apreciaron siempre la instrucción, usándola para conseguir honores y fortuna, sin
embargo, sólo había un número limitado de escuelas a las que asistían los miembros de la realeza, los
hijos de los nobles, los de aquellos que podían pagar por esa educación y aquellos destinados a ser
sacerdotes o escribas. Normalmente las escuelas estaban situadas junto a los templos y a los edificios
del gobierno y los profesores eran sacerdotes del templo o escribas

Por su parte, los niños y niñas del pueblo llano eran educados en su propia casa, los hombres eran
educados por hombres, siendo común que un padre enseñara su profesión a su hijo, y las mujeres
eran educadas por sus madres en aquellas tareas propias de su posición social.

La enseñanza era muy rutinaria y en las etapas tempranas se limitaba a la práctica de la escritura, los
estudiantes tenían un silabario en el estaban ordenados los signos usuales con su pronunciación y su
significado, que tenían que memorizar y luego copiarlos sin mirar, y matemáticas básicas; para sus
trabajaos utilizaban tablillas de madera recubiertas de yeso blanco, lo que permitía limpiar lo escrito
y reutilizar las tablillas, únicamente los estudiantes de mayor edad podían utilizar papiro.

Una vez finalizado el aprendizaje de los aspectos fundamentales, el estudiante continuaba con textos
más avanzados, mayoritariamente sobre la historia de Egipto y clásicos de la literatura egipcia,
además de recibir clases de distintas materias como por ejemplo astronomía, aritmética y geometría.
Durante los últimos años de formación, los estudiantes ya trabajaban con un maestro o asistían a
alguna escuela especializada, en las que recibía conocimientos específicos aplicables a los trabajos
futuros.

Arte
En el antiguo Egipto el arte es radicalmente utilitario, en el sentido de que tiene unos objetivos muy
concretos, de orden ritual y mágico. Una obra era tanto más bella cuanto más incidía de una manera u
otra en el mundo, asegurando el renacimiento y la vida en el más allá de un difunto o el desempeño
de un ritual, y el artista jugaba libremente con los medios de la representación, sin sentirse atado por
una absoluta fidelidad a lo real.
El arte egipcio como un lenguaje figurativo que reposa sobre una especie de gramática, es decir,
sobre una estructura, un código de base métrica, del que los artistas hacían un uso sistemático con el
fin de producir una imagen geométrica, cuidadosamente compuesta y en cuya visibilidad se reflejaba
su visión de un mundo ordenado y en armonía. No había libre inspiración, ni intención de
comunicación o finalidad estética, ni tampoco ningún esoterismo, como tampoco una verdadera
criptografía (en el sentido de deseo de ocultar),

Rituales funerarios
Mantener el cuerpo del individuo intacto tras la muerte era necesario para que el KA o la "fuerza
vital" de los egipcios tuviera un sitio donde habitar tras la muerte. Los enterramientos pocos
profundos en la arena caliente del desierto muchas veces servían como momificación; pero cuando
los cuerpos se enterraban en tumbas, empezaban a descomponerse rápidamente. Los antiguos
egipcios usaban la momificación para impedirlo.

Sin bien en un principio estos ritos funerarios fueron diseñados para los faraones, ya que al ser
representaciones de los dioses en la tierra, al morir adquirían estatus divino y sus cuerpos y almas
debían de mantenerse resguardados para la próxima vida, con el paso del tiempo estas técnicas se
ampliaron al resto de la población y fueron accesibles para cualquiera que pudiera pagarlos, aunque
sólo los miembros de la sociedad más adinerados podían permitirse servicios más elaborados.

El proceso de momificación y enterramiento requería de varios procesos y rituales, entre los que
figura "la Apertura de la Boca", que era dirigido por un sacerdote, quien pronunciaba un hechizo y
tocaba a la momia o al sarcófago con una azuela de cobre o piedra. Esta ceremonia servía para
asegurarse de que la momia pudiera hablar y respirar en la otra vida. Del mismo modo, el sacerdote
podía recitar hechizos para reanimar los brazos, las piernas y otras partes del cuerpo de la momia.

La energía vital permanecía en el recinto mortuorio, y por ello, los difuntos se enterraban con al
menos un pequeño ajuar funerario, un conjunto de objetos que pensaban que les serían necesarios tras
la muerte. Este ajuar consistía, como mínimo, en una serie de objetos cotidianos como tazas o peines,
entre otros utensilios, además de comida y pequeñas estatuas. Los más adinerados se enterraban con
joyas, muebles, y otros artículos de lujo, los cuales atraían a los ladrones de tumbas.

Bibliografía

Cervelló Autuori, J; Torras Beneze, N. "El valle del Nilo. La civilización faraónica". Barcelona: Universitat
Oberta de Catalunya, 2004.
López Grande, Mª J. "Los alimentos y su preparación en el antiguo Egipto". En: Boletín de la Asociación
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Orriols-Llonch, Marc. "Mujer ideal, mujer infractora. La transgresión femenina en el antiguo Egipto".
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Parra Ortiz, José M. La vida cotidiana en el antiguo Egipto. Madrid: La esfera de los libros, 2015
Tefnin, R. . "Reflexiones sobre la imagen egipcia antigua: la medida y el juego", en Molinero M.A. - Sola, D
(coord). Arte y sociedad del antiguo Egipto. Madrid: Ediciones Encuentro, 2000, pp. 35-36.
Valbelle, D. "El artesano". En: El hombre egipcio. Donaldoni, S. (ed.). Madrid: Alianza, 1991, pp. 55-82.

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