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Dentro de la enseñanzas que recibió Carlos Castaneda de Don Juan Matus* están lo que se
llaman: El Parásito Mental y El Diálogo Interno.
El parásito mental suele mantener una estrecha y simbiótica relación con el lado ignorado y
rechazado de la personalidad humana. Uno de los grandes impedimentos para acceder a
otro nivel de comprensión, que además padece y enferma al ser humano, es lo que los
hombres y mujeres de conocimiento de la antigüedad llamaron "Diálogo Interior" o "Mitote".
Este diálogo repetitivo, monocorde y vicioso esteriliza la mente del ser humano obligándolo
a repetir incansablemente una y otra vez las mismas experiencias y sin posibilidad de
acceder a otro umbral de comprensión y posterior vivencia.
Este diálogo interior esta sostenido por contenidos inconscientes del psiquismo del que se
sirve y se alimenta el parásito mental.
Para poder salirse de este diálogo interior, y poder trascender la Voz del Parásito Mental es
necesario entrar en los Umbrales del Silencio.
"Los antiguos chamanes -dijo Don Juan- le llamaron silencio interno porque es un estado en
el cual la percepción no depende de los sentidos. Lo que funciona durante el silencio interno
es otra facultad que posee el hombre, una facultad que hace de él un ser mágico..."
Aprende a aquietar tu mente, es lo que te ayudará a entrar a los niveles Alfa y Theta (más
info lectura 24).
Ríe, medita, haz yoga, respiraciones profundas, danza, usa cualquier técnica para que tu
cuerpo se relaje, tu mente y emociones se aquieten y puedas entrar al silencio. Porque
desde el silencio puedes crear, desde el silencio puedes imaginar lo que desees... y sobre
todo, desde el silencio puedes entrar a ese estado de conciencia que te permitirá liberarte
de tus "vacas".
¡Bendiciones y gratitud infinitas de mi corazón al tuyo!
Cuenta la leyenda que cierto Maestro marchaba por los caminos con su aprendiz.
Un día, arribaron a una pobre vivienda al lado del camino y se acercaron a pedir alimento.
Con buena voluntad, los humildes habitantes del lugar les ofrecieron lo poco que tenían.
Al verlos tan pobres, el Maestro les preguntó: “¿Cómo hacen para vivir?”, y el dueño de la
casa le respondió: “Pues Usted verá, tenemos aquella vaquita que nos da leche.
Tomamos algo y con el resto hacemos queso que vendemos en el pueblo y, con lo que
obtenemos de la venta, compramos lo que podemos. Somos pobres, pero gracias a la
vaquita vamos viviendo”.
Años después, este joven aprendiz ya adulto y habiendo abandonado al Maestro, tuvo en
suerte volver a pasar por el mismo camino. Su alma no pudo menos que sobrecogerse al
recordar la terrible acción que había cometido y buscó la pobre casita para enterarse cuál
había sido el destino de la humilde familia.
Le costó encontrarla… dónde antes había estado la humilde vivienda ahora había un bella
casita, con un jardín cuidado, una huerta, flores y varios animales de corral.
“Pobre gente” -pensó para sus adentros- “… con mi ciega obediencia, al matar su vaquita
les causé un daño irreparable y tuvieron que irse…”. Se acercó y golpeó sus manos para
llamar la atención de los moradores.
Un hombre mayor salió a recibirlo, su rostro denotaba felicidad y su ropa era prolija y
agradable… le resultó vagamente conocido.
“Señor” -preguntó- “¿me podría decir qué fue de la familia que vivía en esta casa años
atrás?”
“Pues… Usted verá… nosotros vivimos en esta casa desde siempre, nunca ha pertenecido
a otra familia”
Sorprendido el joven insistió: “Pero, aquí vivía una familia humilde a la que tuve la suerte de
conocer hace muchos años atrás, ¿acaso son la misma familia que conocí?, ¿cómo hicieron
para progresar tanto?”
Mis hijos empezaron una huerta y sus productos nos alimentaron y nos permitieron
abastecer el mercado local; yo aprendí las artes de la alfarería y me convertí en un afamado
artesano, hoy vienen desde lejos a comprar mis piezas; mi esposa retomó sus trabajos de
costura y sus prendas también son requeridas a kilómetros a la redonda. Prosperamos y las
penurias de la pobreza acabaron para nosotros…
¿Crees que si esta familia aún tuviera su vaca, estaría hoy donde se encuentra?
Muchos de nosotros también tenemos vacas en nuestra vida: ideas, creencias, excusas y
justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de
estar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por descubrir.
Oportunidades que sólo podremos apreciar una vez que hayamos “matado” nuestras
“vacas”.
1. Sigue haciendo la lista con tus ideas y creencias poco beneficiosas que hayas notado en
el proceso de creación de tu Plan de Sueños, tu mapa y tu Lista de Metas. Y también otras
que te hayas dado cuenta que tienes y que repites desde hace tiempo. Cambia esas ideas
como en lo ejemplos que se te dan en la lectura 47. Basándote en la historia de LA VACA
identifica cuáles son esas ideas y creencias que han estado ahí y que se convirtieron en
"tus vacas", agrégalas a tu lista y por último agradece "las vacas" que has podido superar y
que al final te han hecho darte cuenta que tu vida y tus sueños merecen la pena. Comparte
tus reflexiones con tu pareja y en nuestro grupo de Whatsapp. Sigue trabajando en tu Lista
de Metas, usando tu Caja de Metas para colocar tus evidencias y apoyando a tu pareja.
2. Coloca dinero en los dos contenedores de "Mi amor por otros" y "Mi amor por mí". Repite
esta afirmación tres veces: “Este es un Universo abundante. Siempre tengo más de lo que
necesito. Siempre tengo riquezas para repartir y compartir.”
"Existe una gran diferencia entre el deseo de cambiar y la decisión de hacerlo. El que
decide hacerlo y verdaderamente lo hace, actúa; mientras que el que sólo lo desea, al final
se resistirá al cambio y reaccionará, quedándose en el mismo lugar. Uno crea algo nuevo y
el otro perpetúa lo viejo."
"Hoy cambio mis ideas y creencias poco beneficiosas, con facilidad y alegría."