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RESUMEN
AGOSTO , 2023
POTOSÍ–BOLIVIA
La vaca
Una vez allí, el maestro le pidió al joven que buscara la más pobre de todas las viviendas, la cual
sería su aposento aquella noche. Después de mucho caminar, los dos hombres llegaron a las afueras
del pueblo y allí, en la parte más alejada de un pequeño caserío, en medio de un terreno baldío, se
detuvieron ante la casa más pobre y desvencijada que habían visto hasta entonces. Aquella casucha a
medio derrumbarse, sin duda alguna, pertenecía a la más pobre de todas las familias de aquel
vecindario.
Sus ropas viejas y remendadas, y la suciedad que ceñía sus cuerpos, eran clara evidencia de la
profunda miseria que ahí reinaba. Sus miradas tristes y sus cabe-zas bajas eran señal de que la
pobreza no sólo se había apoderado de sus cuerpos sino que también había encontrado albergue en
su interior.
Sin embargo, al salir nuevamente de la casa descubrieron que estaban equivocados. Para sorpresa
suya, en medio de este estado de penuria y dejadez total, la familia contaba con una
posesión, extraordinaria bajo tales circunstancias, una vaca.
Asegúrese que la vaca ha bebido suficiente agua. ¿Está atada la vaca?. Es hora de ordeñar la vaca.
Después de darle una última mirada a aquel lugar, tratando de llevarse consigo una imagen mental
de la desolación de la cual había sido testigo durante su corta estadía, el joven estudiante abandonó
la morada sin estar seguro de haber aprendido la lección que su maestro había querido
enseñarle. Esta era la verdadera lección, el maestro lo sabía y había llegado el momento de que su
joven discípulo la aprendiera.
Y así fue como aquella familia debió comenzar una nueva etapa de su vida enfrentando la
posibilidad de una miseria aún mayor.
La historia cuenta que, un año después, una tarde el maestro llamó al joven a su lado y le sugirió
retomar nuevamente por aquel paraje a ver qué había ocurrido con la familia. Una vez más pasó por
su mente el siniestro papel que él había jugado en la infeliz suerte de aquella pobre gente.
sobrevivieron al duro golpe? ¿Pudieron empezar una nueva vida? ¿cómo los encararía después de lo
sucedido? A regañadientes el joven aceptó y a pesar de todas las dudas que pesaban en su corazón
emprendió el regreso a aquel lugar en compañía de su maestro.
El lugar parecía ser el mismo, pero donde un año atrás se encontrara la casucha, ahora se levantaba
una casa grande que, aparentemente, había sido construida recientemente.
Lo primero que cruzó por la mente del joven fue el presentimiento de que la muerte de la vaca había
sido un golpe demasiado duro para aquella pobre familia. Muy probablemente, se habían visto
obligados a abandonar aquel lugar y una nueva familia, con mayores posesiones, se había adueñado
de éste y había construido una mejor vivienda. Rápidamente se dispuso a saludarle y sin perder
tiempo procedió a indagar qué había sucedido en este lapso de tiempo que obviamente había
cambiado su suerte y la de su familia.
"Hace un año, durante nuestro biwe paso por aquí", dijo el joven, "fuimos testigos de la inmensa
pobreza en la que ustedes se encontraban.
"Debo confesar", continuó el hombre, "que nuestra primera reacción ante la muerte de la vaca fue de
desesperación y angustia. "Sin embargo, poco después de aquel trágico día, nos dimos cuenta que, a
menos que hiciéramos algo rápidamente, muy probablemente nuestra propia vida estaría en peligro.
"Y de repente sucedió", exclamó el hombre con gran alegría, "por primera vez en nuestra
vida tuvimos el dinero suficiente para comprar mejores vestimentas y arreglar nuestra
humilde casa. Es como si la trágica muerte de nuestra vaca, hubiese abierto las puertas
de una nueva vida". totalmente entendió la lección que su sabio maestro quería enseñarle.
Era obvio que la muerte del animal no había sido el final de aquella familia, sino por el
contrario, el principio de una vida de nuevas y mayores oportunidades.
La vaca, además de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida
de conformismo y mediocridad. El conformismo se apodera de tu vida y se convierte en una cadena
que no te permite buscar algo mejor. Estás frustrado con la vida que llevas, mas no lo suficiente
como para cambiarla.
No obstante, cuando tienes un trabajo que no te gusta, pero que cubre tus necesidades mínimas y te
ofrece cierta comodidad, aunque no la calidad de vida que verdaderamente deseas para ti y tu
familia, es fácil conformarte con lo poco que tienes. Estás condenado a ser víctima de por vida de
estas limitaciones que tú mismo te has encargado de establecer. Llevamos a cuestas
creencias, excusas y justificaciones que nos mantienen atados a una vida de mediocridad. Muchos
cargamos con pretextos y disculpas para explicar por qué no estamos viviendo la vida que
queremos.
¿Excusas Yo?¡Nunca!
Son una forma cómoda de eludir nuestras responsabilidades y justificar nuestra mediocridad,
encontrando culpables por todo aquello que siempre estuvo bajo nuestro control.
- Fracasé en mi matrimonio pero la culpa fue de mi esposa que no hizo un esfuerzo por
comprenderme, Después de todo, no es nuestra culpa.
Recuerdo el caso de un empresario con quien tuve la oportunidad de trabajar hace ya varios años.
Poco antes de morir, víctima de un enfisema pulmonar dijo: "no puedo creer que haya permitido
que este absurdo hábito me haya matado.
"Lo segundo de lo cual puedes estar seguro una vez comiences a utilizar cualquier excusa, es que
encontrarás aliados. Tanto así, que las escucharás decir: "yo sé como te sientes porque a mí me
sucede exactamente lo mismo''.
Cada vez que dices “no tengo tiempo” buscando justificar el no hacer lo que sabes que debes
hacer, pierdes un poco más de control sobre tu tiempo y tu vida.
Repetir y reafirmar estas ideas y creencias erradas tiene un efecto paralizante sobre nosotros. lo
interesante es que cuando nos detenemos a evaluar si dichas ideas son ciertas o no, descubrimos que
muchas de ellas son falsedades que han perdurado gracias a que nadie tomó el tiempo para cuestionar su
veracidad. Tan-to el triunfador como el fracasado cuentan con veinticuatro horas en su
día. Indudablemente, las excusas son una manera sim-ple de evitar lidiar con el peor enemigo del éxito:
la mediocridad.
Como dice el dicho ...
La reiteración y el paso del tiempo las ha convertido en dichos populares, a pesar de no ser más que
mentiras revestidas de una fina capa de algo que se asemeja a la verdad.
Asumimos que si se han convertido en dichos populares debe ser porque guardan una pro-funda
verdad. No obstante, muchas veces lo que los ha convertido en dichos es que son vacas compartidas por
un gran número de personas.
Examinemos más de cerca algunos de estos populares refranes para poder apreciar cuál es el verdadero
precio que estamos pagando por su uso. Ahora, ¿qué piensas de la idea de que para evitar sufrir es mejor
vivir en la ignorancia, porque, después de todo “ojos que no ven, corazón que no siente”? No te
imaginas cuántas personas prefieren no ir al médico, a pesar de las dolencias que les pueden estar
aquejando, influenciadas por esta absurda idea; o padres que no se atreven a preguntarle a sus hijos si
algo anda mal, por miedo a lo que puedan descubrir, hasta cuando ya es demasiado tarde.
Después de todo recuerda que mal de muchos ... consuelo de bobos
Consideremos por ejemplo los temores, una de las actitudes limitantes más poderosas que existen. No
obstante, el miedo que nos produce es tal, que nos puede paralizar y detener para actuar.
Tan absurdo como pueda parecer, para muchos hablar frente a un grupo de personas produce más
ansiedad y miedo que la misma idea de morir.
Sin duda alguna, los temores son una de las peores clases de vacas que existen. Pueden tomar control de
nosotros y, literalmente, paralizarnos física y mentalmente.
explicaciones con las cuales tratamos de convencernos a nosotros mismos y a los demás que la situación
no está tan mal como parece. Esto, a pesar de que ya no podamos soportarla ni un minuto más.
Cuando pienso acerca de los efectos devastadores de las justificaciones, recuerdo una mujer que se
acercó a mí durante una presentación que me encontraba realizando en una librería. “Cuéntame un poco
acerca de él,” le dije. Cuando finalmente me preguntó que podía aconsejarle para sobrellevar su
situación laboral de una manera más positiva, le dije: “renuncia! Busca otro trabajo. Descubre algo que
ames hacer.” La sorpresa en su cara era la evidencia de que ésta no era la res-puesta que ella estaba
esperando.
En ocasiones, las actitudes limitantes toman la forma de falsas creencias sobre nuestras propias
habilidades, o acerca de las demás personas o el mundo que nos rodea; creencias que no nos permiten
utilizar nuestro potencial al máximo.
Como ves, las vacas suelen adoptar formas y disfraces que dificultan que las reconozcamos como tales.
Prefieren aceptarlas como cargas ineludibles que el destino ha depositado sobre sus hombros, sobre las
cuales ellas tienen muy poco o ningún control.
Los pesimistas viven en un mundo deprimente y negativo mientras que los optimistas viven en un
mundo positivo y lleno de oportunidades. Sin embargo, la verdad es que los dos comparten el mismo
mundo.
Sin embargo, si crees que sólo estás siendo realista, lo más probable es que no sientas la necesidad de
cambiar. Después de todo, ser realista es tener los pies sobre la tierra y ver las cosas tal como son. Ser
una «persona realista» no sólo te impide ver tu propio pesimismo, sino que actúa como un lente a través
del cual ves e interpretas el mundo que te rodea.
En general, las emociones y sentimientos negativos son vacas que adoptamos a lo largo de nuestra vida y
programamos en nuestro subconsciente de manera voluntaria, con consecuencias desastrosas. Generan
fuerzas y sentimientos nocivos dentro de ti que se evidencian tanto en estados emocionales dañinos y
perjudiciales, como en enfermedades y padecimientos físicos como las úlceras.
Los pensamientos hostiles y de enojo, por ejemplo, aumentan la presión arterial, mientras que el re-
sentimiento y la tristeza debilitan el sistema inmunológico del cuerpo.
La buena noticia es que a pesar de que en el pasado hayamos permitido que nuestro medio u otras
personas a nuestro alrededor hayan condicionado nuestra mente para aceptar la mediocridad, en
este momento cada uno de nosotros puede cambiar esta actitud y reprogramar su mente para el
éxito.
Tus creencias determinan tus expectativas, éstas in-fluyen en tu manera de actuar, y tu manera de actuar
determinará los resultados que obtendrás en tu vida. Las creencias limitantes generan bajas expectativas
y producen pobres resultados.
Alguna vez escuché a un entrenador técnico proclamar con ímpetu a su equipo: "El enemigo de lo
extraordinario es lo bueno''. Mientras que estemos satisfechos con ser "buenos" nunca seremos
"extraordinarios". Lo opuesto es igualmente cierto.
Algún tiempo, un viejo amigo que creció en una granja situada en el oeste del estado de Pennsyl-
vania, compartió conmigo la descripción más gráfica y exacta que he escuchado sobre por qué muchas
personas no son conscientes de sus excusas. De vez en cuando, alguien se me acerca durante una de mis
presentaciones, y con gran exuberancia y una sonrisa amplia me dice: Dr. Cruz, he estado pensando
acerca de lo que usted acaba de decir y he llegado a la conclusión de que yo no tengo ninguna
vaca. Quiero compartir contigo algunas de las vacas más comunes que otras personas han compartido
conmigo.
No las menciono para que las adoptes, ya que segura-mente tienes más que suficientes con las tuyas.
Durante mis presentaciones, cuando le pregunto a la audiencia cuántos de ellos tienen la ligera sospecha
de que han venido cargando con alguna vaca, muchos levantan la mano rápidamente admitiendo su
culpabilidad. Lo interesante y curioso acerca de las vacas es que es mucho más fácil descubrirlas en los
demás que reconocerlas en nosotros mismos. Recuerda que nada sucede a menos que tu actúes.
Quiero compartir cinco pasos sencillos que te ayudarán a actuar de manera inmediata y deshacerte de tus
vacas de una vez por todas.
Querer triunfar, tener buenas intenciones y contar con grandes sueños no son los únicos componentes del
éxito. Esa fue su vaca: la falta de acción.
Mason dice: Todos nos estamos moviendo constantemente. Nos estamos moviendo hacia delante, hacia
atrás o en una cinta sin fin. El peor error que muchos cometemos es creer que el objetivo de la vida es
mantenernos en movimiento.