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Capítulo 9

Modelos de economía abierta de distribución y crecimiento

Robert A. Blecker*

De próxima aparición en:

Eckhard Hein y Engelbert Stockhammer (eds.), A Modern Guide to Keynesian Macroeconomics and
Economic Policies, Cheltenham, Reino Unido: Edward Elgar, 2011, de próxima publicación.

Borrador final, julio de 2010

*Profesor de Economía y Presidente del Departamento de Economía, American University,


Washington, DC 20016 EE.UU., blecker@american.edu. El autor agradece a Amitava Dutt, Alan
Isaac y Engelbert Stockhammer sus útiles comentarios y sugerencias, y a Barton Baker y Emcet
Tas su valiosa ayuda en la investigación. Cualquier error restante es responsabilidad exclusiva del
autor.
1. Introducción

Los modelos postkeynesianos de crecimiento y distribución se basan en dos principios

fundamentales: que la distribución funcional de la renta entre salarios y beneficios viene

determinada por las decisiones de fijación de precios de las empresas industriales; y que la

demanda agregada depende en gran medida de la distribución funcional de la renta. Mientras

que el capítulo anterior desarrolla modelos macroeconómicos postkeynesianos para economías

cerradas, el presente capítulo se centra en las extensiones de estos modelos para países

abiertos al comercio internacional y a los flujos financieros. Estas extensiones son vitales

para aplicar el marco postkeynesiano a una economía mundial que se ha integrado mucho

más en las últimas décadas como consecuencia de la liberalización del comercio, la

desregulación financiera y el cambio tecnológico (especialmente en el transporte y las

comunicaciones). Además, este capítulo resume brevemente las pruebas empíricas de los

modelos macroeconómicos poskeynesianos, la mayoría de las cuales han hecho hincapié en

las diferencias entre economías cerradas y abiertas.

Añadir características de economía abierta altera los resultados potenciales de los

modelos postkeynesianos de varias formas importantes. Este capítulo mostrará que los países

que están muy abiertos a la competencia internacional y cuyas exportaciones e importaciones

son relativamente sensibles a los precios probablemente estén menos orientados a los salarios,

o más orientados a los beneficios, que las economías cerradas (o abiertas sin volúmenes

comerciales muy sensibles a los precios). Este capítulo también muestra que la relación entre

distribución y crecimiento varía en función del origen de un cambio distributivo en una

economía abierta. Dado que la mayoría de los estudios empíricos han tomado la distribución

de la renta como un dato exógeno y no han investigado las fuentes de los cambios

distributivos, los resultados variables de estos estudios pueden deberse en parte a su

incapacidad para identificar los diferentes canales posibles de causalidad modelizados aquí.
Además, este capítulo mostrará que los modelos postkeynesianos aportan ideas que no

se encuentran en los modelos macroeconómicos convencionales de economía abierta. En

particular, el análisis convencional de los efectos de una depreciación monetaria sobre la

producción y la balanza comercial no incorpora cómo esos efectos dependen de las

consecuencias distributivas de la depreciación. Concretamente, si una economía se basa en

los salarios, es probable que una depreciación tenga efectos contractivos sobre la producción

pero sea relativamente eficaz para mejorar la balanza comercial, mientras que si una

economía se basa en los beneficios, es probable que una depreciación sea expansiva para la

producción pero menos eficaz para mejorar la balanza comercial.

Para poner de relieve cómo afecta la dimensión de economía abierta a los resultados,

este capítulo se organiza de la siguiente manera. En la sección 2 se presenta un modelo estático

a corto plazo del mercado de bienes, suponiendo un tipo de cambio fijo y una participación

relativa determinada de los salarios y los beneficios en la renta nacional. A continuación, la

sección 3 desarrolla un modelo dinámico de inflación de demandas conflictivas y un tipo de

cambio controlado, que resuelve los niveles de equilibrio a medio plazo de la participación de

los salarios y el tipo de cambio real. Así, en este enfoque, los efectos de la economía abierta

que operan a través de la distribución de la renta sólo se encuentran en el análisis dinámico a

medio plazo, no en el modelo a corto plazo. Esta distinción se hace por claridad analítica a la

hora de aislar los efectos de economía abierta, aunque empíricamente los efectos de economía

abierta también podrían operar en un marco temporal más a corto plazo. La sección 4 aplica

este modelo para analizar los efectos de una política de depreciación de la moneda, mientras

que la sección 5 considera el impacto de los cambios en los determinantes internos de la

distribución de la renta (poder de negociación de los trabajadores y poder de oligopolio de las

empresas). La sección 6 estudia las estimaciones empíricas de los modelos postkeynesianos

2
de economía abierta y la sección 7 concluye.

3
2. El modelo a corto plazo del mercado de bienes

El marco de modelización utilizado aquí se basa en varias fuentes anteriores, especialmente

Dutt (1990), Lavoie (1992), Blecker (1999, 2002), Taylor (2004b) y Hein (2008). Este marco

deriva más de Kalecki (1954) que de Keynes (1936); de ahí que estos modelos se denominen a

veces "neocaleckianos" (por ejemplo, por Blecker, 2002). Taylor (1983, 2004b) denomina a

estos modelos "estructuralistas" porque pueden adaptarse a diversas situaciones del mundo

real, mientras que otros (por ejemplo, Lavoie, 1992; Hein, 2008) se refieren a ellos como

"poskeynesianos". Huelga decir que la etiqueta es menos importante que el contenido.

Suponemos una economía unisectorial en la que la parte nacional del modelo se

mantiene deliberadamente simple, ya que la atención se centra en las características de la

economía abierta. Los precios industriales se fijan mediante un incremento de los costes

variables medios. Para simplificar, ignoramos las materias primas, por lo que la mano de

obra es el único coste variable, y también ignoramos los gastos generales (fijos). Suponiendo

que los costes laborales sean constantes (de modo que el coste medio sea igual al coste

marginal), la ecuación de fijación de precios para la empresa representativa es la siguiente

P -- (1 + z)Va0 , (1)

donde z > 0 es la tasa de margen bruto,1 es el coeficiente de mano de obra (horas/unidad de

producción), V es el salario monetario (dólares por hora) y had es el coste laboral unitario

nominal. La tasa de margen z refleja el "grado de monopolio" de Kalecki (1954), que

depende positivamente del grado de concentración industrial, el nivel de gastos generales y el

esfuerzo de ventas, e inversamente del poder de los sindicatos (todos los cuales se toman como

exógenos y no se modelizan explícitamente aquí). En una economía abierta, el margen

comercial también se ve influido por el grado de competencia extranjera. El tipo salarial V y

4
el margen z se consideran fijos a corto plazo, pero se harán endógenos en el modelo dinámico

de la inflación, la distribución y el tipo de cambio de la sección siguiente. La dirección

5
El coeficiente de mano de obra se toma como exógeno, aunque podría hacerse endógeno en

un modelo más completo que incorporara las decisiones de las empresas sobre innovación

tecnológica (como, por ejemplo, en Taylor, 2004b; Dutt, 2006; Rada, 2007; Cordero, 2008).

Puesto que suponemos que no hay costes de materias primas, el precio es igual al valor
añadido, y la parte salarial es

y= Wa /P. Sustituyendo (1) en esta expresión y simplificando se


obtiene
(2)
1
'1+ z

donde k ylkz < 0. Además, utilizando la definición de la tasa de beneficio r y suponiendo que

no hay depreciación para simplificar,

= (1 - ), (3)

donde Y es la producción real, K es el stock de capital y o = Y/K es la relación

producción/capital utilizada como aproximación a la tasa de utilización de la capacidad.2 En

este modelo, el salario real puede expresarse de cualquiera de las siguientes formas:

W 1
w= - = = (4)
P a0 (I + z) a0

Es decir, el salario real está positivamente relacionado con la productividad de la mano de

obra (1/a0) e inversamente relacionado con la tasa de margen z. El salario real también puede

expresarse como la participación salarial dividida por el coeficiente de mano de obra aoeH

Por lo tanto, el salario real sólo puede cambiar si se produce un cambio en las participaciones

relativas o en la productividad de la mano de obra.

Suponemos que los beneficios se ahorran más que los salarios, pero puede haber un

ahorro positivo de los salarios. Los salarios se ahorran a una tasa inferior a la tasa de ahorro

de los beneficios (0 < fiw< r < 1) por dos razones: las empresas suelen ahorrar una parte de

6
los beneficios empresariales en forma de "beneficios no distribuidos", que se utilizan para la

financiación interna de la inversión, mientras que las rentas salariales se ahorran a una tasa

inferior a la tasa de ahorro de los beneficios (0 < fiw< r < 1).

7
no hay una "retención" correspondiente de los ingresos salariales; y los propietarios de las

empresas (propietarios o accionistas) y otros receptores de los beneficios brutos (por

ejemplo, los obligacionistas que reciben pagos de intereses) tienden a ser personas ricas y de

altos ingresos con mayores propensiones marginales al ahorro que los trabajadores.3 Definiendo

la relación entre el ahorro y el stock de capital como w = S/K, la función de ahorro puede

escribirse como

cr = [sq (I - p) + s "y]u , (5)

donde las tasas de ahorro se ponderan por las participaciones en la renta de los beneficios y los
salarios y se multiplican por

u por proporcionalidad al stock de capital.

Siguiendo a Marglin y Bhaduri (1990) y Taylor (2004b), utilizamos la forma más

general (implícita) de una función de inversión neokaleckiana:4

fq, f , fq > 0, (6)

donde g - I/K es la relación entre inversión y capital, c = 1 - es la cuota de beneficios y o es

un parámetro de desplazamiento. Así pues, esta función recoge tres de los determinantes más

fundamentales de la inversión: la rentabilidad (representada aquí por la cuota de beneficios),5

la demanda agregada (utilización de la capacidad existente)6 y el estado de confianza de las

empresas (el "espíritu animal" de Keynes, representado por a).

El sector público se omite para simplificar.7 La balanza comercial (en términos reales,

medida como proporción del stock de capital) puede escribirse como la función implícita
TB
b -- -- b(q,u, u*), b 0 bid < 0 b" > 0, (7)
K

donde TB - X qM es la balanza comercial (es decir, las exportaciones netas o el superávit

comercial) medida en bienes nacionales,I es el volumen de exportaciones, M es el volumen

de importaciones, q = EP*/P es el tipo de cambio real, E es el tipo de cambio nominal


8
(moneda nacional/moneda extranjera), P* es el

9
nivel de precios extranjeros y u* es la tasa de utilización extranjera (en notación obvia, u* =

F*/N*).8 Obsérvese que q es el precio relativo de los bienes extranjeros, por lo que una q más

alta indica una depreciación real de la moneda nacional o una mayor competitividad de los

bienes nacionales. En general, supondremos que se cumple la condición de Marshall-Lerner (M-

L) de modo que por > 0, pero también consideraremos las consecuencias si se incumple M-L.10

A partir de la identidad de la renta nacional de economía abierta sin gobierno, S + qM - I X

(todo ello medido en términos "reales" en bienes nacionales), la condición de equilibrio del

mercado de bienes es: cr -- g + b. (8)

Así, en ausencia de un sector público, el ahorro de una nación se destina a financiar la inversión

(g) y el superávit comercial (b), si hay déficit comercial (b < 0), entonces el exceso de inversión

nacional sobre el ahorro nacional se financia con la correspondiente entrada de ahorro extranjero.

Cuando el comercio está en desequilibrio (b 0 ), el stock de capital crece a la tasa g = - b.

Sustituyendo (5), (6), (7) y la definición de c en (8) y reordenando, obtenemos la

siguiente solución implícita para el equilibrio del mercado de bienes (es decir, u como función

implícita de y, a, sq, s" q y u*):

[(s,. - s )(1 - U) + s ]u -- /(1 - U, u, a) + b(q, u, u*) . (9)

La condición de estabilidad del mercado de bienes (keynesiana) se encuentra analizando las

condiciones de los ajustes de la tasa de utilización o para eliminar el exceso de demanda de

bienes (EDG), definido como

EDG -- g + b - cr -- f(1 - {/r, u, a) + b(q,u, u*) - [(sr s )(l - y) + s ]u (10)

Por lo tanto, la condición de estabilidad a corto plazo es

OEDG
=/ + b - [(sr )( - y) + s ] < 0 , (11)

o (s - sp)(1 - y) + sq - b - f > 0. Intuitivamente, esto significa que el ahorro total (de salarios y

1
0
más las entradas netas de ahorro exterior iguales al déficit comercial) deben responder más que

la inversión a los aumentos de la utilización, de modo que el exceso de demanda se elimina en

lugar de agravarse por los aumentos de la utilización. Recordando que b < 0, la apertura de un

país al comercio tiene un efecto estabilizador porque una mayor utilización interna (producción)

aumenta las importaciones y disminuye la balanza comercial, frenando así nuevos aumentos de

la demanda.

Dado que las funciones de inversión y balanza comercial (ecuaciones 6 y 7) son

funciones implícitas o generales, no podemos obtener una solución explícita de (9) para u. Sin

embargo, es fácil encontrar la pendiente de la relación de equilibrio descrita por (9), tomando el

mark-up z o (equivalentemente) la participación salarial como dada en el corto plazo.

Diferenciando totalmente (9) con respecto a u e y, tenemos

obtener:

du (sr sp)u - fq
(12)
dy (s, - sp)(1 - y) + sp - f - b"

El denominador de (12) debe ser positivo por la condición de estabilidad (11), pero el numerador

puede ser positivo o negativo. Se dice que la economía es "estancacionista" o tiene una

"demanda impulsada por los salarios" cuando esta derivada es positiva (du/d y > 0), y es

"exhilarante" o tiene una "demanda impulsada por los beneficios" cuando es negativa (duld y <

0).'' Evidently, a relatively high saving rate out of profits r makes the economy more likely to

have wage-led demand, while either a relatively high

tasa de ahorro de los salarios sp o una sensibilidad relativamente alta de la inversión a la


rentabilidad fg hace que

la economía tiene más probabilidades de tener una demanda impulsada por los beneficios.

Algunos de los primeros modelos macroeconómicos neokaleckianos partían de supuestos

especiales (por ejemplo, que no se ahorra a partir de los salarios, que las funciones de inversión

1
1
son lineales y que las economías son cerradas) que, en conjunto, implicaban una demanda

impulsada por los salarios. Blecker (1989a) y Bhaduri y Marglin (1990) abrieron la posibilidad

de regímenes impulsados por los beneficios en una economía abierta, mientras que Marglin y

Bhaduri (1990), Taylor (1990, 1991) y Mott y Slattery (1994a) demostraron esta posibilidad para

economías cerradas utilizando funciones más generales de inversión o ahorro.

1
2
(véase Blecker, 2002, para un estudio).

Nos interesan los efectos de un cambio en la distribución de la renta sobre el

crecimiento (acumulación de capital) y sobre la utilización. Diferenciando (6) con respecto a

(recordando que

c= 1

y) y utilizando (12), obtenemos la derivada


total
(13)
dg (s, -sp)[f,B - fg(1 - y)] - fq(sq - b")
d 'r sp)(l - y) + sp - f - b

que tiene un denominador positivo (por la condición de estabilidad) y un numerador de signo

ambiguo. Un efecto de utilización relativamente grande sobre la inversión J,) combinado con

una tasa de ahorro relativamente alta a partir de los beneficios (sr) hace más probable que el

crecimiento esté impulsado por los salarios (dg/d y > 0); un efecto de rentabilidad

relativamente grande sobre la inversión Jg), combinado con una tasa de ahorro relativamente

alta a partir de los salarios (sz) o una mayor apertura a las importaciones (un b ) más

negativo, hace más probable que el crecimiento esté impulsado por los beneficios (dg/d y <

0).2

<Figura 4.1 por aquí>

Estas distinciones entre la demanda impulsada por los salarios y por los beneficios y el

crecimiento impulsado por los salarios y por los beneficios se ilustran en la Figura 4.1. En cada

panel, la condición de equilibrio del mercado de bienes (9) se representa como la "curva IS",1

cuya pendiente viene dada por (12). Las curvas IS con pendiente ascendente (dos paneles

superiores) indican una demanda impulsada por los salarios, mientras que una curva IS con

pendiente descendente (panel inferior) indica una demanda impulsada por los beneficios. La

tasa de crecimiento puede representarse en los mismos diagramas mediante un conjunto de

"curvas de isocrecimiento", cada una de las cuales representa un nivel constante de g (donde
los subíndices más altos indican tasas de crecimiento más elevadas).14 Diferenciando totalmente

(6) y fijando dg - 0 (recordando de nuevo c = 1 - y manteniendo a constante), las pendientes de

estas curvas vienen dadas por fi y/fix - f lfz > 0, lo que describe curvas de pendiente

ascendente que pueden ser más pronunciadas o más planas que IS cuando esta última también

tiene pendiente ascendente.15 En la figura 4.1, al pasar de una participación salarial más baja

a una más alta, vemos que en


En el panel (a) la tasa de crecimiento aumenta junto con la tasa de utilización, mientras que en

(b) la tasa de crecimiento cae aunque la tasa de utilización aumente, y en (c) tanto la tasa de

utilización como la de crecimiento disminuyen. Así pues, la demanda impulsada por los

beneficios (panel c) corresponde siempre a un crecimiento impulsado por los beneficios,

mientras que la demanda impulsada por los salarios puede producirse con un crecimiento

impulsado por los salarios o por los beneficios (paneles a y b, respectivamente).

El análisis anterior se refiere a una situación a corto plazo en la que el tipo de cambio y el

margen de beneficio (o la participación salarial) se dan por supuestos y, por lo tanto, ignora las

posibles conexiones entre los cambios en la distribución de la renta, la competitividad exterior y

la demanda agregada. Sin embargo, muchos modelos teóricos implican (y una amplia literatura

empírica lo confirma) que las variaciones de los tipos de cambio reales pueden tener efectos

significativos en los márgenes de beneficio y, por tanto, en las participaciones relativas de la

renta nacional (véanse, por ejemplo, Feenstra, 1989; Blecker, 1989a, 1989b; Arestis y Milberg,

1993-94; y Onaran, 2009).'6 Una depreciación real (aumento de q) permite a las empresas

aumentar sus márgenes de beneficio z porque los bienes extranjeros competidores se vuelven

relativamente más caros, deprimiendo así los salarios reales a través de la ecuación (4) y la

participación de los salarios a través de (2). En la próxima sección, incorporaremos la

sensibilidad de la tasa de margen y las cuotas relativas a la competitividad internacional junto

con la dinámica del ajuste de salarios y precios.

3. Dinámica a medio plazo: inflación, distribución y tipo de cambio controlado

En el modelo a corto plazo, tomamos los salarios nominales V, la tasa de margen z y el tipo de

cambio nominal E como dados exógenamente (y, por tanto, el nivel de precios P, la participación

9
de los salarios y el tipo de cambio real q también se fijaron efectivamente). Sin embargo, a más

largo plazo (por ejemplo, de unos pocos trimestres a unos pocos años), cabría esperar que los

salarios, los precios y los márgenes cambiasen en respuesta a las siguientes condiciones

10
que afectan al poder de negociación de los trabajadores y a las decisiones de fijación de

precios de las empresas, mientras que el tipo de cambio real podría variar en función de las

diferencias entre las tasas de inflación nacionales y extranjeras, así como de las variaciones del

tipo de cambio nominal. El período en el que los salarios, los precios, la distribución y los

tipos de cambio se ajustan se denomina "período medio" y definimos el equilibrio a medio plazo

como

como un estado estacionario en el que y q alcanzan niveles constantes determinados por los

parámetros estructurales subyacentes 7

Para explicar los cambios en los salarios, los precios y las cuotas de distribución, los

economistas postkeynesianos han desarrollado el enfoque de las "reivindicaciones

contradictorias" sobre la inflación y la distribución de la renta. Los orígenes de este enfoque

se encuentran en Weintraub (1958) y Rowthorn (1977); la presentación que aquí se hace

incorpora elementos de Dutt (1990), Lavoie (1992), Blecker (1999) y Taylor (2004b). En este

marco, se supone que los trabajadores y las empresas tienen objetivos salariales y de

beneficios, respectivamente. Las empresas fijan los precios en busca de un objetivo de margen

de beneficio, pero su poder de fijación de precios está sujeto a diversas restricciones (por

ejemplo, la competencia nacional o extranjera, la regulación antimonopolio y la utilización de la

capacidad). Aunque los trabajadores se preocupan por su salario real (o parte del valor

añadido), normalmente se ven limitados a negociar el salario nominal (excepto en situaciones

en las que una fuerte indexación permite a los trabajadores negociar el salario real). En el

poder de negociación de los trabajadores influyen factores como la normativa del mercado

laboral, la competencia con los trabajadores "externos" (por ejemplo, desempleados,

trabajadores no sindicados o extranjeros) y la tasa de desempleo. Se dice que las

reivindicaciones de los trabajadores y las empresas son "conflictivas" si lo que cada grupo

11
quiere para sí implica que el otro grupo obtenga menos de lo que pretende. Este conflicto

genera inflación si ambos grupos aumentan los salarios nominales y los precios en un esfuerzo

(que en general sólo puede tener un éxito parcial para cada parte) por alcanzar sus respectivos

niveles de renta objetivo (o cuotas).

Para mantener la atención en la competencia internacional, nos abstraemos de otros


factores además de los siguientes

12
el tipo de cambio real que podría influir en la fijación de salarios y precios. Así pues, para

simplificar, no consideramos las importantísimas reacciones de la demanda agregada y el

empleo sobre los salarios y los precios que se analizaron en el capítulo 3. Suponemos, en

primer lugar, que los trabajadores y las empresas fijan los salarios nominales y los precios

(respectivamente) de acuerdo con las siguientes "funciones de reacción" sencillas:

(14)

(15)

donde un "^" sobre una variable indica una tasa instantánea de cambio. Se supone que los

trabajadores tienen como objetivo la cuota salarial pp, lo que implica un salario real que

crece al mismo ritmo que la productividad laboral (que por simplicidad suponemos que aumenta

al ritmo exógeno - ñ0 = s > 0). Las empresas son

Se supone que las empresas fijan una tasa de margen de beneficio objetivo z , que equivale a

un objetivo implícito de las empresas para la participación salarial, p/ = 1/(1+z ). Los

parámetros / > 0 y 8 > 0 son las velocidades de ajuste de los salarios nominales y los precios,

respectivamente, hacia sus objetivos. Dado un cierto grado de rigidez de los salarios nominales

y de los precios a corto plazo, este ajuste lleva tiempo y, por lo tanto, Y y P son "variables de

estado" que se dan en cualquier momento y se ajustan gradualmente hacia el equilibrio a

medio plazo.

Para introducir los efectos del tipo de cambio, supondremos en primer lugar que la

tasa de margen objetivo de las empresas es una función creciente del tipo de cambio real (es

decir, una depreciación induce un mayor margen objetivo): zy - zy (q), Zf'(q) > 0, lo que

implica y/ = I/[l+Zf ( )], f'(q) < 0. Por comodidad matemática, linealizamos esta relación y

suponemos y¿ = r - , donde r es un parámetro constante que varía inversamente con el poder

13
de mercado de las empresas debido a factores internos. Entonces, la función de reacción de los

precios (15) se convierte en

14
(15')

En segundo lugar, reconocemos que la fijación de salarios también puede verse influida por el

tipo de cambio real. Si se produce una depreciación real (un aumento de q), el coste de los

bienes de consumo de los trabajadores importados aumenta y, aunque no modelizamos este

efecto explícitamente, podemos incorporarlo suponiendo que los trabajadores exigen

mayores aumentos salariales nominales como respuesta. Así, la función de reacción salarial

(14) se convierte en

(14')

donde se supone que el tipo de cambio real no afecta a la participación salarial objetivo de los

trabajadores, sino que influye en el grado en que los aumentos salariales nominales responden a

las diferencias entre cualquier objetivo y/ y el real y. El parámetro y será relativamente grande

en los países donde las importaciones de bienes salariales son importantes y los sindicatos

son fuertes, y bajo en caso contrario.18

Para modelizar los ajustes del tipo de cambio nominal, utilizamos una especificación

que tiene más sentido si se interpreta como un tipo de cambio gestionado del tipo "crawling

peg":19

E -- (q - q) (16)

En esta ecuación, q representa el objetivo a medio plazo de la autoridad monetaria para el

tipo de cambio real, mientras que /r es la velocidad de ajuste con la que se ajusta el tipo de

cambio nominal para alcanzar ese objetivo.20 Es importante señalar que q no tiene por qué

corresponderse con ninguna visión convencional de un objetivo a largo plazo.

tipo de cambio real de equilibrio, como el determinado por la paridad del poder adquisitivo, sino

que es simplemente el objetivo fijado por las autoridades monetarias.

15
Para encontrar la solución a medio plazo, obtenemos dos ecuaciones diferenciales en

dos variables de estado diferenciando logarítmicamente las definiciones = Wao/P y q =

EP!/P con respecto al tiempo y convirtiéndolas en tasas de crecimiento:

16
(17)

(18)

Sustituyendo (14'), (15') y (16) en (17) y (18), obtenemos:

(17')

(18')

donde utilizamos - â -- c y suponemos que los precios exteriores aumentan a la tasa exógena P'° -- p

. Fijando = 0 y q = 0 en (17') y (18') respectivamente, obtenemos las curvas de demarcación o

isoclinas

g=0wg= r. -+^+( #Q)v



(19)

q -- 0 q- - (20)

<Figura 4.2 por aquí>

Las dos configuraciones posibles de estas curvas se muestran en la Figura 4.2, donde

= 0 (ecuación 19) se etiqueta como "DC" (curva distributiva) y = 0 (ecuación 20) se etiqueta

como "FE" (curva de divisas). La curva FE siempre tiene pendiente descendente, pero la DC

puede tener pendiente ascendente (si y > 8Q) o descendente (si y dQ). Sin embargo, la CC es

siempre más plana que la FE cuando ambas tienen pendiente descendente, y el punto de

equilibrio en estado estacionario en el que se cruzan las dos curvas (donde = 0) es siempre

estable en cualquiera de las dos configuraciones posibles.2 ' Sin embargo

Consideremos que la curva de CC ascendente del panel (a) de la Figura 4.2 raramente se

daría en la realidad, ya que implicaría que una depreciación de la moneda (desplazamiento

hacia la derecha de la FE) provocaría un aumento de la participación de los salarios en el

17
equilibrio a medio plazo; esto requeriría una respuesta extremadamente grande de los salarios

a la depreciación (que sólo podría observarse en países con una mano de obra muy fuerte).

18
sindicatos y salarios indexados). Mucho más común es que las depreciaciones monetarias

tiendan a reducir los salarios reales y la participación de los salarios. Por lo tanto, en lo que

sigue nos centramos en el caso de la curva de CC descendente que se muestra en el panel (b)

de la Figura 4.2.

<Figura 4.3 por aquí>

La figura 4.3 combina el diagrama FE-DC, que supone una curva CC descendente,

con una curva IS ascendente, que supone una demanda (interna) impulsada por los salarios.

Suponiendo que la producción se ajuste más rápidamente que los salarios, los precios y el

tipo de cambio, la economía debe estar siempre en la curva IS. Nos centramos aquí en el caso

de la demanda interna impulsada por los salarios (IS con pendiente ascendente) porque

reviste un mayor interés teórico: dado que los efectos de la economía abierta generalmente

empujan a la economía más en la dirección de los beneficios, como se verá más adelante, es

más interesante ver cómo cambian los resultados cuando la demanda interna está impulsada

por los salarios que cuando está impulsada por los beneficios. La intersección de las curvas FE

y DC determina la combinación de equilibrio de q e y, que a su vez determina tanto la

ubicación de la curva IS (ya que q es un factor de desplazamiento en la ecuación 9) como el

punto de equilibrio a lo largo de IS (ya que la pendiente de IS representa la respuesta de o a

y). Las curvas de isocrecimiento se omiten para no sobrecargar los diagramas a partir de este

punto. Sustituyendo las soluciones de equilibrio para q y en (15') se obtiene (tras muchas

simplificaciones) la solución reducida para la tasa de inflación de equilibrio

(21)

4. Tipos de cambio y distribución de la renta

19
Si las autoridades monetarias deciden buscar un valor real objetivo más bajo para la moneda
nacional, deberán

20
fijaría un valor más alto para el tipo de cambio real objetivo q . Como se muestra en el panel

derecho de la Figura 4.3, un aumento de q desplaza la curva FE a la derecha hacia FE'; el

equilibrio a medio plazo real

el tipo de cambio se deprecia (q aumenta de v0 a ei) mientras que la participación salarial de

equilibrio a medio plazodisminuye (de ayt).

El aumento de q también afecta a la situación de la curva IS; el desplazamiento de IS

viene dado por la siguiente derivada estática comparativa del modelo a corto plazo:

du b
(22)
dq (sr s, )(l - y) + s - f" - b

El denominador es positivo si se cumple la condición de estabilidad a corto plazo (11), y si

también se cumple la condición M-L (de modo que b > 0), entonces IS se desplaza hacia la

derecha (hacia IS' en la Figura 4.3). Sin embargo, si se incumple la condición M-L, IS podría

desplazarse hacia la izquierda (si b < 0) o simplemente no moverse (si b > 0). Sin embargo,

este efecto estático comparativo del aumento de q mantiene constante la participación de los

salarios. Por lo tanto, para determinar qué ocurre con u en el nuevo equilibrio a medio plazo,

también debemos tener en cuenta el cambio en del panel derecho del diagrama.

Para empezar, obsérvese que, si la curva IS no se desplaza, la reducción de hará que o

caiga (de hasta "2) a lo largo de la curva IS de pendiente ascendente de la figura 4.3. De hecho,

esto es precisamente lo que ocurre si no se cumple M-L (b > 0). De hecho, esto es precisamente

lo que ocurre si no se cumple M-L (b > 0). Sin embargo, si se cumple M-L de modo que la

depreciación mejora la balanza comercial, entonces el IS se desplaza hacia la derecha, lo que

reduce la disminución de u o posiblemente hace que u aumente (por ejemplo, hasta el punto 1

de la Figura 4.3). Así pues, si las elasticidades-precio de la demanda de importaciones y

exportaciones son suficientemente altas para que los efectos M-L sean relativamente fuertes, es
21
posible que o

al tiempo que disminuye en respuesta a la depreciación de la moneda. Nos referimos a esta

situación como una situación en la que la demanda está impulsada por los beneficios "en

general", aunque esté impulsada por los salarios "a nivel nacional".

Así pues, teniendo en cuenta los efectos de la economía abierta, una economía puede
mostrar un comportamiento basado en los beneficios

22
Por el contrario, los efectos de la economía abierta podrían reducir (pero no invertir) el

carácter asalariado de la demanda. Sin embargo, si una economía está impulsada por los

beneficios, los efectos de la economía abierta sólo intensificarían el grado en que la demanda

está impulsada por los beneficios (esto implicaría una curva IS descendente que se

desplazaría hacia la derecha en un diagrama similar al de la Figura 4.3).

4.1 Eficacia de una política de amortización

Los gobiernos intentan a menudo provocar depreciaciones monetarias con el doble objetivo

de mejorar la balanza comercial y estimular la producción (y el empleo). Los economistas

llevan mucho tiempo debatiendo la eficacia de la depreciación como herramienta para

cualquiera de estos objetivos, y los poskeynesianos están tan divididos al respecto como sus

homólogos neoclásicos. Aunque no podemos resolver este debate aquí -y la respuesta es en

gran medida empírica, no teórica-, el modelo desarrollado anteriormente aporta importantes

ideas sobre lo que determina la eficacia de una depreciación para estos dos objetivos

políticos.

Dada la probabilidad de que una depreciación de la moneda redistribuya la renta de los

salarios a los beneficios, el impacto tanto en la balanza comercial como en la producción

(utilización) depende de si la economía se basa en los salarios o en los beneficios. Si la

demanda está impulsada por los salarios en general (es decir, incluidos los efectos de la

economía abierta), una depreciación es contractiva para la producción (Díaz-Alejandro,

1963; Krugman y Taylor, 1978). Sin embargo, dado que una caída de la producción reduce la

demanda de importaciones, es probable que una depreciación sea relativamente eficaz para

mejorar la balanza comercial en este caso. Por el contrario, si en este modelo la demanda en

general está impulsada por los beneficios,22 una depreciación debe ser expansiva para la

23
producción, pero es probable que sea menos eficaz para mejorar la balanza comercial (ya que

el aumento de u impulsa las importaciones).

24
y b < 0), como señala Blecker (1999). Independientemente de los efectos sobre la producción o

la balanza comercial, el impacto de una depreciación (aumento de q ) sobre la inflación es

inequívocamente positivo según la ecuación (21).

5. Distribución y demanda en economías abiertas

Una depreciación real provocada por un cambio en el objetivo de tipo de cambio de la autoridad

monetaria es sólo una de las posibles causas de los cambios simultáneos en la distribución y la

utilización en una economía abierta, y los cambios en los salarios y precios internos también

pueden influir en el tipo de cambio real. Como se mostrará en esta sección, las condiciones que

determinan si la demanda está dirigida por los salarios o por los beneficios en general (incluidos

los efectos de la economía abierta) varían considerablemente en función del origen del cambio en

la distribución y, por lo tanto, no es posible caracterizar una economía abierta como de demanda

dirigida por los salarios o por los beneficios en todas las circunstancias.

Consideremos en primer lugar un aumento del poder de negociación de los trabajadores,

que puede modelizarse como un aumento de su cuota salarial objetivo yp. Esto desplaza DC

hacia arriba a DC', provocando un equilibrio a medio plazo

a aumentar (de a ) y q a disminuir (de a ) , como se muestra en la Figura 4.4. Además, la curva IS

se desplaza hacia la izquierda, hacia IS', ya que la apreciación de la moneda empeora la balanza

comercial (suponiendo que se mantenga M- L). Suponiendo que la demanda interna esté

impulsada por los salarios, se producen dos efectos compensatorios: por un lado, el aumento de

es expansivo; por otro, el desplazamiento hacia la izquierda de IS es contractivo. Así pues, el

efecto neto sobre u es ambiguo (y, por tanto, no se muestra en el diagrama): u aumenta si el

impulso del consumo interno supera la reducción de la balanza comercial y disminuye en el caso

25
contrario (con la posibilidad de que la inversión vaya en cualquier dirección). El efecto neto

depende de factores como la elasticidad-precio de la demanda de importaciones y exportaciones

y el peso relativo del comercio en la balanza comercial nacional.

26
la producción. Cuanto más elástica a los precios sea la demanda de exportaciones e

importaciones, menores sean las barreras comerciales y mayor sea la cuota comercial de la

producción, más probable será que el impacto global sea negativo (y a la inversa).

<Figura 4.4 por aquí>

Consideremos, en cambio, una reducción del poder oligopolístico de las empresas

nacionales (por ejemplo, debido a políticas de competencia más estrictas o a la reducción de

las barreras de entrada), que eleva el parámetro de desplazamiento r en la ecuación (15').

Esto desplaza DC hacia arriba a DC' y también desplaza FE hacia la derecha a FE', haciendo

que tanto q como v aumenten (a e2 y v2) a medio plazo en la Figura 4.4. Dado que se

produce una depreciación real, IS se desplaza hacia la derecha hasta IS" (suponiendo que se

mantenga M-L), y es probable que el efecto global sobre u sea fuertemente expansivo (u

aumenta hasta 2 ) 23 Así pues, una redistribución hacia los salarios que

que se origina en el aumento de la competencia nacional tiene muchas más probabilidades de ser
expansionista que un

redistribución hacia los salarios que se origina por el aumento del poder de negociación de

los trabajadores, porque tienen efectos opuestos sobre el tipo de cambio real y la

competitividad exterior.24

Además, como se muestra en la sección anterior, una redistribución hacia los salarios

resultante de un cambio en el objetivo del tipo de cambio de las autoridades monetarias

puede asociarse a una expansión o a una contracción de la producción en condiciones aún

diferentes. Por lo tanto, una economía caracterizada por los mismos parámetros estructurales

subyacentes puede mostrar una demanda basada en los salarios o en los beneficios -o una

demanda basada en los salarios más fuerte o más débil- dependiendo del origen de los cambios

simultáneos en la distribución de la renta y en el tipo de cambio real.

27
6. Estudios empíricos

Desde que Blecker (1989a), Bhaduri y Marglin (1990) y Marglin y Bhaduri (1990) por primera
vez

28
Demostrada la posibilidad de que tanto los regímenes basados en los salarios como los

basados en los beneficios se den en economías impulsadas por la demanda, ha surgido una

considerable literatura empírica que intenta determinar qué régimen describe mejor una

variedad de países de todo el mundo. En especial, la sugerencia de estos autores de que las

economías abiertas pueden tener más probabilidades de regirse por los beneficios que las

economías cerradas en determinadas condiciones ha llevado a que en esta bibliografía se

haga hincapié en comparar los resultados globales, incluidos los efectos de las economías

abiertas, con las estimaciones de lo que ocurriría a nivel nacional en ausencia de dichos efectos.

El estudio de esta sección es necesariamente breve y, por lo tanto, omite muchos detalles

importantes. La intención es simplemente evaluar el estado actual de la literatura e identificar

las direcciones más prometedoras para futuras investigaciones.

Los estudios empíricos en este sentido pueden dividirse en dos grandes grupos: los

modelos estructurales, que estiman por separado las funciones de consumo (o ahorro),

inversión y exportaciones netas (o exportaciones e importaciones por separado); y los modelos

agregativos, que estiman la relación global entre distribución y utilización (o crecimiento)

pero no estiman por separado los distintos componentes de la demanda agregada. El primer

tipo de estudio suele distinguir los efectos de "economía cerrada" de los de "economía

abierta", identificando los primeros con los resultados de las funciones de consumo (o

ahorro) e inversión por separado y los segundos con los resultados globales, incluidos los

cambios en las exportaciones netas. El segundo tipo de estudio, que no desagrega la

producción (o la utilización) en sus componentes, sólo comprueba la relación global y no

puede distinguir los efectos de economía cerrada de los de economía abierta.

Los primeros estudios arrojaron resultados dispares. Bowles y Boyer (1995)

estimaron ecuaciones individuales para el ahorro, la inversión y las exportaciones netas de

29
cinco países, y descubrieron que los cinco tenían economías nacionales basadas en los

salarios, pero tres (Francia, Alemania y Japón) estaban basadas en los beneficios en general

(incluidos los efectos de la economía abierta), mientras que dos (el Reino Unido y EE.UU.)

seguían basadas en los salarios, incluso si se incluían los efectos de la economía abierta.

30
exportaciones netas. Sin embargo, Gordon (1995) descubrió que la economía estadounidense

estaba débilmente impulsada por los beneficios a nivel nacional y fuertemente impulsada por

los beneficios a nivel global, y observó que "los coeficientes estimados de la ecuación de las

exportaciones netas son decisivos para determinar el signo final de la función de utilización"

(p. 361).

Estimaciones más recientes de modelos estructurales también han arrojado resultados

dispares. Naastepad (2006) llegó a la conclusión de que los Países Bajos se regían por los

salarios tanto a nivel nacional como global, pero sólo de forma débil. Naastepad y Storm

(2006-7) concluyeron que cinco países (Francia, Alemania, Italia, España, Países Bajos y

Reino Unido) se regían por los salarios tanto a nivel nacional como global, mientras que dos

(Japón y EE.UU.) se regían por los beneficios en ambos aspectos. Sin embargo, Ederer y

Stockhammer (2007) descubrieron que Francia se regía por los salarios a nivel nacional y por

los beneficios a nivel general. Stockhammer et al. (2009) constataron que la zona euro en su

conjunto (12 países) se regía por los salarios tanto a nivel nacional como general, pero no

tuvieron en cuenta a los distintos países. En cambio, Hein y Vogel (2008) estudiaron seis

países industrializados dentro y fuera de la zona euro (Alemania, Austria, Estados Unidos,

Francia, Países Bajos y Reino Unido). Descubrieron que los dos países más pequeños de la

muestra (Austria y los Países Bajos) tenían beneficios en general, y uno de ellos (los Países

Bajos) tenía beneficios a nivel nacional. Los cuatro países más grandes (Francia, Alemania,

Reino Unido y EE.UU.) se caracterizaban por estar impulsados por los salarios, tanto a nivel

nacional como global. El resultado de Hein y Vogel para Austria también lo confirman

Stockhammer y Ederer (2008), mientras que Stockhammer et a1. (2010) obtienen un

resultado similar al de Hein y Vogel para Alemania. Utilizando una metodología

especialmente cuidadosa para estimar los efectos de la economía abierta y cómo han

31
cambiado a lo largo del tiempo, Stockhammer et al. (2010) concluyen que los efectos de la

economía abierta reducen el grado en que la demanda alemana está impulsada por los

salarios, pero no hacen que pase a estar impulsada por los beneficios en general.

Aunque estos resultados varían notablemente, un metaanálisis de los modelos


estructurales sugiere que

32
La conclusión más común es que la mayoría de los países se rigen por los salarios a nivel

nacional y que al menos algunos países se rigen por los beneficios en general (aunque los

estudios no coinciden en cuáles son). La conclusión de que las pequeñas economías abiertas

como Austria y los Países Bajos se rigen por los beneficios en general (Hein y Vogel, 2008)

se corresponde con las expectativas teóricas, al igual que las conclusiones de que toda la zona

del euro (una economía muy grande y relativamente cerrada) se rige por los salarios

(Stockhammer et a1., 2009) y que la gran economía alemana se rige ligeramente por los

salarios en general (Stockhammer et a1., 2010). Los resultados contrarios de otros autores,

que muestran que los países pequeños como los Países Bajos se rigen por los salarios, mientras

que los países más grandes como Francia, Japón o EE.UU. se rigen por los beneficios (en

general), son más anómalos desde el punto de vista teórico, aunque no necesariamente

inválidos.

En cuanto a los modelos agregativos, Stockhammer y Onaran (2004) estimaron

modelos de autoregresión vectorial (VAR) para EE.UU., el Reino Unido y Francia, y

constataron que las perturbaciones de la participación en los beneficios no tenían efectos

globales significativos sobre la utilización. Fernández (2005) estimó un modelo de ecuaciones

simultáneas para la utilización de la capacidad y la participación en los beneficios en la

economía estadounidense, utilizando métodos de variables instrumentales para el periodo

1955-2004. Descubrió que la cuota de beneficios tenía un efecto positivo significativo en la

tasa de utilización, es decir, que EE.UU. tenía una demanda impulsada por los beneficios en

general. También observó que el coeficiente de competitividad internacional de los costes

laborales (precios de importación en relación con los costes laborales unitarios nacionales) era

la única variable que, en general, era significativa para explicar la cuota de beneficios; un

coeficiente más elevado (que indicaba una depreciación real) tenía un efecto positivo sobre la

33
cuota de beneficios. Barbosa-Filho y Taylor (2006) también constataron que la economía

estadounidense estaba impulsada por los beneficios utilizando un modelo VAR para 1948-

2002 y varios subperíodos, y que la participación de los salarios era generalmente una

función creciente de la utilización. Sin embargo, Stockhammer y Stehrer (2009) concluyen que

el resultado de Barbosa-Filho y Taylor, basado en los beneficios, es muy sensible a la

longitud del retardo utilizado, y que la demanda estadounidense (utilización) está basada en

los salarios cuando se utilizan retardo más largos. Onaran y Stockhammer (2005) estimaron

34
VAR para Turquía y Corea del Sur, y se encontraron indicios de un comportamiento basado en

los salarios en ambos casos.

Las diferencias en todos estos resultados se deben sin duda a las numerosas

diferencias en las especificaciones de los modelos y los métodos econométricos utilizados en

estos estudios. Un análisis detallado de todas esas diferencias rebasaría el ámbito de este

capítulo. No obstante, aunque es comprensible que pueda haber resultados diferentes para

países diferentes, el hecho de que distintos estudios que utilizan metodologías diferentes hayan

encontrado resultados tan diferentes para los mismos países es desconcertante. Una mayor

atención a la identificación de la especificación correcta del modelo, tanto teórica como

econométricamente, podría ser importante para resolver algunas de estas discrepancias. Otra

sugerencia es que las investigaciones futuras comprueben la existencia de rupturas

estructurales o experimenten con modelos no lineales o parámetros variables en el tiempo.

Muchos países han experimentado cambios estructurales significativos durante las últimas

décadas (por ejemplo, reducciones de las barreras comerciales o cambios en las políticas

cambiarias) que podrían alterar las relaciones subyacentes, pero estos cambios no pueden ser

captados por modelos lineales que asumen parámetros constantes durante varias décadas.

Hasta ahora, sólo unos pocos estudios han comprobado la existencia de rupturas estructurales,

entre ellos Barbosa-Filho y Taylor (2006), Fernández (2005) y Stockhammer et al. (2010), con

resultados diversos.

Un problema más profundo es que la búsqueda de una caracterización única de cada

país como basado en los salarios o en los beneficios puede ser errónea desde un punto de

vista teórico. Como queda claro en este capítulo, para cualquier país con un conjunto

determinado de parámetros de comportamiento, es probable que las perturbaciones de las

diferentes variables exógenas que afectan a la distribución (como el poder de negociación de

35
la mano de obra, el poder de mercado de las empresas oligopolísticas o el tipo de cambio real

objetivo de las autoridades monetarias) tengan efectos diferentes sobre la distribución y la

utilización. Así, un mismo país podría mostrar un comportamiento basado en los salarios en

respuesta a un tipo de perturbación (por ejemplo, la reducción del poder de monopolio de

36
En la mayoría de los estudios realizados hasta la fecha, la distribución se ha tratado como un

factor exógeno y no se ha prestado suficiente atención a las causas subyacentes de los

cambios en la distribución. Sin embargo, la mayoría de los estudios realizados hasta la fecha

han tratado la distribución como un factor exógeno y no han prestado la debida atención a las

causas subyacentes de los cambios en la distribución, aunque unos pocos estudios han

constatado que las depreciaciones monetarias suelen dar lugar a una mayor participación en

los beneficios (por ejemplo, Fernández, 2005; Onaran, 2009). Por lo tanto, la investigación

empírica futura quizás debería centrarse más en identificar y estimar los diversos

mecanismos causales a través de los cuales interactúan la distribución y la demanda, en lugar

de buscar una caracterización única de cada país como impulsado por los salarios o por los

beneficios.

7. Conclusiones

El énfasis postkeynesiano en la distribución de la renta determinada por la fijación de precios

de márgenes y en la demanda agregada que depende de la distribución de la renta aporta

muchas ideas sobre la macroeconomía de economía abierta que no pueden observarse en los

modelos convencionales que ignoran la dimensión distributiva. Por ejemplo, hemos visto que

la eficacia de una depreciación monetaria para impulsar la producción o mejorar la balanza

comercial depende en parte de la medida en que la depreciación redistribuya la renta hacia los

beneficios (o posiblemente, aunque menos probable, hacia los salarios) y también de si esa

redistribución es expansiva o contractiva para la demanda en general. Además, la

incorporación de la dimensión de economía abierta altera los resultados de los modelos

postkeynesianos de economía cerrada, destacando especialmente las posibilidades adicionales

37
de que la utilización o el crecimiento estén impulsados por los beneficios incluso en países en

los que la demanda interna está impulsada por los salarios. Además, el análisis de este

capítulo muestra que el origen de un cambio distributivo es importante para su impacto en

una economía abierta, y que el mismo país puede mostrar un comportamiento basado en los

salarios o en los beneficios en respuesta a un cambio distributivo.

38
cambios en distintos factores exógenos (como el poder de mercado de las empresas, el poder de

negociación de la mano de obra y la política cambiaria). Por último, en este capítulo se han

revisado brevemente las estimaciones empíricas de los modelos postkeynesianos de distribución

y crecimiento para economías abiertas y se ha reflexionado sobre algunas de las razones por las

que hasta la fecha se han obtenido resultados bastante contradictorios.

No obstante, el análisis de este capítulo es bastante preliminar en muchos aspectos. Desde

el punto de vista teórico, los modelos aquí presentados han hecho hincapié únicamente en las

relaciones de flujo, y no han considerado el impacto acumulativo de los flujos sobre los stocks de

capital o los activos financieros (y los precios de estos activos) a lo largo del tiempo. Para

obtener resultados dinámicos más completos y ampliar el análisis a las relaciones a más largo

plazo, sería necesario fusionar el análisis de la distribución y la demanda desarrollado aquí con

algo parecido a los modelos de las finanzas internacionales consistentes en flujos y stocks que

han desarrollado, por ejemplo, Taylor (2004a) o Godley y Lavoie (2005-6). Desde el punto de

vista empírico, aunque es fácil identificar los puntos débiles de las estimaciones econométricas

realizadas hasta la fecha, es importante reconocer las contribuciones pioneras que han hecho los

estudios empíricos existentes, y no es tarea fácil mejorar ese trabajo. El desarrollo de marcos

econométricos más sólidos, o quizá el empleo de métodos de simulación que incorporen

parámetros de comportamiento realistas derivados de otros estudios, serán esenciales para seguir

avanzando en la comprensión de la macroeconomía de economía abierta desde una perspectiva

postkeynesiana.

39
Notas

1 Los beneficios brutos incluyen costes que deben deducirse para calcular los beneficios
netos, como el impuesto de sociedades, la amortización del capital fijo y los intereses de la
deuda empresarial. En este modelo sencillo, esas sustracciones de los beneficios brutos no se
modelizan explícitamente.
2 Obsérvese que debemos suponer que u I/ai, donde ai es el coeficiente capital-producción a
plena utilización de la capacidad, como en el capítulo 3, más arriba.

La distinción entre los beneficios no distribuidos de las empresas y los intereses pagados a los
rentistas es uno de los principales temas de Hein (2008) y se trata en el capítulo 12 de este
volumen. Esta distinción no se modela explícitamente en el presente capítulo, dado que se
centra en la dimensión de economía abierta.
4 Las formas funcionales específicas de (6) pueden tener importantes implicaciones para los
resultados de los modelos macroeconómicos postkeynesianos, como señalaron por primera
vez Marglin y Bhaduri (1990). Véase Blecker (2002) para un estudio y discusión.
5 La inclusión de una medida de beneficios puede justificarse de dos maneras. En primer lugar,
la cuota de beneficios actual puede considerarse un indicador de la rentabilidad futura
esperada según el supuesto keynesiano de expectativas miopes. En segundo lugar, los
beneficios proporcionan los "beneficios retenidos" o el "flujo de caja" que pueden utilizarse
para aliviar las restricciones financieras a la inversión financiándola internamente o
apalancando fondos externos en condiciones más favorables.
6 En la mayor parte de la literatura teórica y empírica sobre la inversión, se prefiere un efecto
acelerador dinámico, es decir, la inversión depende de la tasa de crecimiento de la producción
(o de las ventas), más que del nivel de producción en relación con la capacidad o el stock de
capital. Sin embargo, aquí se adopta la alternativa más sencilla de un efecto de utilización
estático. Del Monte (1975) demostró que los resultados en estado estacionario de la utilización
de un acelerador dinámico son cualitativamente similares a los derivados de un acelerador
estático.
7 Véanse Mott y Slattery (1994b) y Blecker (2002) para modelos neokaleckianos con

40
imposición explícita de las rentas salariales y de beneficios a tipos diferentes, y Taylor
(2004b) para modelos que hacen hincapié en el equilibrio presupuestario y la política fiscal.
Godley y Lavoie (2005-6) analizan la política fiscal en un modelo de economía abierta con
contabilidad stock-flujo coherente.

41
Esta especificación supone implícitamente que la relación entre las existencias de capital
nacional y extranjero, K/K*, es constante, lo cual es apropiado ya que esta relación no
variaría apreciablemente en los marcos temporales a corto o medio plazo considerados en
este capítulo.
9 Esta especificación supone implícitamente que los productos nacionales y extranjeros son
sustitutos imperfectos y que las exportaciones son cualitativamente iguales a los bienes
nacionales.
10 M-L es la condición para que una depreciación mejore la balanza comercial, suponiendo
que los precios son fijos en las monedas de los vendedores. Una versión general de esta
condición que permite un comercio desequilibrado es que by > 0 si y sólo si | pJ + | > 1,
donde p y son las elasticidades precio de la demanda de exportaciones e importaciones,
respectivamente, y d es la relación entre el valor de las exportaciones y el valor de las
importaciones. Obsérvese que by es una derivada parcial que mantiene constantes la
distribución y la utilización; el efecto total de una depreciación depende también de lo que
ocurra con y, que se analizará más adelante.
11 Los términos "estancacionista" y "exhilarante" se refieren a los efectos de una redistribución
de la renta hacia los beneficios, que son contractivos para la demanda impulsada por los
salarios y expansivos para el crecimiento impulsado por los beneficios. Sin embargo, estos
términos pueden prestarse a confusión, ya que una economía "estancacionista" no tiene por
qué estar estancada (podría estar en auge, si los salarios son altos), mientras que una
economía "exhilarante" podría estar estancada (si los beneficios son bajos). Por lo tanto, se
prefieren los términos más descriptivos "impulsada por los salarios" y "impulsada por los
beneficios".
12
Se podría argumentar que es probable que el efecto de rentabilidad sea relativamente
mayor que el efecto de utilización en un país abierto a los flujos de inversión extranjera
directa, especialmente cuando éstos se orientan hacia industrias de exportación que no
dependen de la demanda interna.
1° Esta etiqueta fue utilizada por Marglin y Bhaduri (1990), destacando la analogía con una
curva IS convencional que representa la condición de compensación del mercado de bienes.
Taylor (2004b) denomina a la misma relación curva de "respuesta de la producción" o de
42
"demanda efectiva".
14
Este enfoque diagramático es el sugerido por el análisis gráfico de Marglin y Bhaduri (1990),
aunque estos últimos parten de la hipótesis simplificadora de que no hay ahorro con cargo a
los salarios y de que la economía es cerrada.
1 Las líneas rectas que se muestran para las curvas IS e isocrecimiento en la Figura 4.1 son
aproximaciones lineales a las curvas reales en la vecindad de los equilibrios; las curvas reales

43
podría ser no lineal.
16 Clarida (1997) descubrió que la apreciación del dólar tenía un efecto negativo significativo
sobre el nivel de beneficios en el sector manufacturero estadounidense, aunque no probó los
márgenes comerciales ni la cuota de beneficios.
17 Los
stocks de capital se toman como dados a medio plazo, por lo que no tenemos que
enfrentarnos a la cuestión de si las tasas de utilización deben considerarse endógenas a largo
plazo. Véase la discusión de este debate en el capítulo 3 de este volumen y las referencias
que allí figuran.
18 Independientemente
del valor de y (e incluso si es cero), también hay un efecto indirecto de una
depreciación sobre los salarios: en la medida en que la depreciación permite a las empresas
aumentar los márgenes comerciales y, por lo tanto, reduce la participación de los salarios, los
salarios nominales aumentarán más rápidamente en respuesta a la mayor diferencia entre el
objetivo de los trabajadores yp y el y real.
19
Se podría pensar que la ecuación (16) representa las "oscilaciones largas" en un tipo de
cambio flexible, donde q representaría el tipo de cambio real esperado a medio plazo y el tipo
nominal real se desviaría hacia ese nivel esperado gradualmente, quizás debido a la
incertidumbre fundamental (keynesiana-knightiana) sobre las expectativas a medio plazo
(véase Frydman e
Goldberg, 2007). Sin embargo, hay que reconocer que ésta sería una especificación inusual
de un tipo flexible, ya que no permitiría que dicho tipo variara a corto plazo. Por lo tanto, se
deja para futuras investigaciones la cuestión de cómo integrar los tipos de cambio flexibles en
este marco.
20 Suponemos que el banco central esteriliza automáticamente cualquier entrada o salida de
reservas que sea necesaria para gestionar el tipo de cambio nominal, de modo que la oferta
monetaria y los tipos de interés no se vean afectados.
21 El análisis de estabilidad y todos los demás resultados matemáticos del modelo dinámico a
medio plazo de la inflación, la distribución y el tipo de cambio real se presentan en un
apéndice matemático inédito, que el autor puede solicitar a blecker@american.edu.
22 Nótese, sin embargo, que este modelo ignora otros factores que podrían hacer que una

44
depreciación fuera contractiva incluso en una economía con beneficios, como los efectos
sobre el balance en un país con deuda denominada en divisas.
2'
Este es el caso de una economía con una demanda interna impulsada por los salarios, como se
muestra en la Figura 4.4. Con

45
demanda interna impulsada por los beneficios, el resultado sería ambiguo.
24
Este punto fue planteado originalmente por Blecker (1989a), en un marco de modelización algo
diferente.

46
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(a)

g2
g1
g0

(b)
g2

IS
g0

gi
g2
(c)

Figura 4.1 El mercado de bienes a corto plazo: (a) demanda impulsada por los salarios y
crecimiento impulsado por los salarios; (b) demanda impulsada por los salarios y
crecimiento impulsado por los beneficios; (c) demanda impulsada por los beneficios y
crecimiento impulsado por los beneficios.

52
DC

DC

(a) (b)

Figura 4.2 Equilibrio y dinámica a medio plazo con: (a) curva de CC ascendente (y> dQ y (b)
curva de CC descendente (y< dQ

IS
IS

J0

DC

Q0

Figura 4.3 Depreciación (aumento ) de la moneda con demanda


interna impulsada por los salarios (casos expansivo y contractivo)

53
US
es Z IS
r

J0

DC '
DC

#0 #2 p Q1 Q0 Q2

Figura 4.4 Mayor poder de negociación de los trabajadores (aumento de yp, sólo se desplaza
DC) frente a menor poder de oligopolio de las empresas (aumento de r, se desplazan tanto DC
como FE)

54

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