la lumbrera

revista de estudiantes de filosofía

Escuela de filosofía
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER

COMITÉ EDITORIAL:

Sophia Quiñones Argüello

Juan Camilo Ardila
Sebastián Rodríguez Guerrero
Yency García Vanegas

EQUIPO AUDIVISUAL Y DE REDES:

Luis Miguel Galvis

Fernanda Olago
Nerisai Barón
Catalina Serrano
Jesús David Carrero Hernández

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN:

Carlos Ulloa Rivero

Juan Camilo Ardila

IMAGEN DE PORTADA:

Luis Miguel Galvis

BUCARAMANGA - COLOMBIA
21 DE JUNIO DE 2023

@la.lumbrera.filo
lalumbrera.filo@gmail.com
Tira la piedra de hoy
olvida y duerme. Si es luz,
mañana la encontrarás
ante la aurora, hecha sol.

Juan Ramón Jiménez

4. Eternidades (1917)
 8
Editorial
11
Luminiscencias
Sometimiento, resistencia y resignificación: reflexiones sobre el poder 13
y el sujeto en Judith Butler.
Ensayo por: Jhoneider Alexander Criado

El complejo materno negativo: condición positiva de auto liberación. 22

Ensayo por: Neider Murallas Rodríguez

Una filosofía que no puede ver. 30

Ensayo por: Luis David Galviz Balcucho

Metafísica de la feminidad. La mujer, ser oprimido. 40

Reseña por: Dayanna Díaz & Ximena Ruiz

*5*
¿Qué es la infantilización en la sociedad moderna? Una definición 47
desde la novela Ferdyduke.
Ensayo por: Fabián Areque Toloza

53
Iridiscencias
De mujeres, hombres e hijos. 55
Poema por: Sulay Pérez

Cinco textos a manera de duelo nihilista. 56

Poema por: Diego Mantilla Ortega

Ídem: toda identidad es idéntica a sí misma. 62

Poema por: Karen Cristancho Sarmiento

Apareciendo de niña a mujer, ella florece niña. 65

Cuento por: Natalia Quintanilla Pinzón

*6*
 Hoy y siempre. 71
Poema por: Jhimy Josué Sánchez Forero

73
Reflejos
Frustración: exacerbados remordimientos de una vida llena de anhelos
75
Johan Sebatián García Cáceres
Dibujo con lapicero sobre papel

Libreta de apuntes 76
Gerson Duvan Moreno Gualdrón
Dibujos en acuarela y marcador sobre papel

Espejismos
81
María José Mogollón Contreras
Fotografía digital

Normas para publicar en la Revista La Lumbrera

83

*7*
Editorial
Queridos lectores:

Sean todos ustedes bienvenidos a La Lumbrera, esta no es

más que la luz que quiere guiarlos en esa expedición llamada
vida, pues siendo esta una revista de filosofía, entendemos
que dentro de los haberes de esta ciencia existe un interés
desinteresado, el de servir en la consolidación del proyecto
de la vida, ser el pensamiento que acompaña la vida huma-

Revista La lumbrera - Editorial

na desde toda sus potencias y expresiones.

Es allí donde se convierte en un honor presentarles la revis-

ta de los estudiantes de filosofía (UIS), un espacio dedicado
a la convergencia de la filosofía y el arte, donde las ideas se
entrelazan con la belleza y la expresión creativa. En estas
páginas, nos sumergimos en el vasto océano de pensamien-
to filosófico y nos deleitamos con las múltiples formas de
manifestarlo.

La filosofía, como disciplina, nos invita a cuestionar el mun-

do que nos rodea, a explorar los límites de nuestra com-
prensión y a buscar respuestas a preguntas fundamentales
sobre nuestra propia humanidad, nuestros valores estéticos
y morales, y sobre la existencia misma. Estas preguntas vi-
ven a través de sus corrientes y escuelas de pensamiento, las
cuales hemos seguido en su evolución y la evolución de sus
ideas a lo largo de los siglos. En esta revista nos sumergimos

*8*
 en ese rico legado para descubrir nuevas perspectivas y am-
pliar nuestros horizontes. Sin embargo, reconocemos y cele-
bramos que la filosofía es multifacética, un arcoíris en el que
cada color refleja una manera en la que la filosofía puede ser
concebida y transmitida, como en el caso de esta revista, en
donde asumimos el pensamiento como creación y la filoso-
fía como arte. Es por eso que nos enorgullece presentar una
revista que abarca todas las expresiones artísticas. Creemos
firmemente que el arte, al igual que la filosofía, es un me-
dio poderoso para transmitir ideas, emociones y reflexiones
Revista La lumbrera - Editorial

profundas, y queremos brindar un espacio en donde estos

dos campos se encuentren y se enriquezcan mutuamente.

En cada edición nos esforzaremos por reunir una selección

diversa de contribuciones de estudiantes de filosofía y artis-
tas talentosos. Nuestro objetivo es presentarles una amal-
gama de ensayos filosóficos rigurosos, análisis de obras de
arte y creaciones artísticas originales que se inspiren en-
tre sí. Las secciones que iluminarán en la revista son las
siguientes: Luminiscencias, en donde encontramos el grueso
investigativo, ensayos, artículos de investigación y reseñas;
Iridiscencias, en donde se reúnen otros géneros literarios en
filosofía como poemas, cuentos, aforismos, diálogos, diarios
o confesiones; y Reflejos, en donde agrupamos otras expre-
siones estéticas como la fotografía, pintura, escultura, el di-
bujo.

*9*
Agradecemos sinceramente a todos los colaboradores cuyas
contribuciones han hecho posible esta edición. Su pasión y
dedicación a sus respectivos campos han enriquecido nues-
tra revista y nos han inspirado a seguir adelante en nuestra
misión de unir la filosofía y el arte.

Sin más preámbulos, les presentamos La lumbrera, nuestra

revista filosófica y artística, un refugio para la exploración
intelectual y estética. Les invitamos a ser parte de este viaje

Revista La lumbrera - Editorial

y esperamos que encuentren en estas páginas una fuente de
inspiración que añada luz a sus días.

Atentamente,
El comité editorial.

* 10 *
La sombra es un fruto madurado a destiempo.
Si se lo aprieta, suele soltar el jugo de la luz,
pero puede también manchar las manos para siempre.

Hay que vivir la sombra como un fruto,

pero vivirla desde adentro,
como se vive la propia voz.

Y hay que salir de ella gota a gota

o palabra a palabra,
hasta volverse luz sin darse cuenta.

El día de los hombres no es un juego.

El día de los hombres está hecho
de algo que sólo empieza con la luz.

Roberto Juarroz
55. Quinta Poesía Vetical (1974)

* 12 *
 SOMETIMIENTO,
RESISTENCIA Y
RESIGNIFICACIÓN:
reflexiones sobre el poder y el sujeto en
Judith Butler

MN
Ensayo por:
J ho n e id e r Alexa nder Cria do
 L
a cuestión del poder en Ju-
dith Butler aparece rela-
cionada a la formación del
sujeto y a su dependencia
fundamental, en un modo de sujeción.
En efecto, contrario a la oposición bina-
ria entre dominación/sumisión, es decir,
entre la idea de que la dominación de un
conjunto de prácticas que logra el someti-
miento de los sujetos, aparece en Butler la
idea del sometimiento como una modali-
dad de poder productiva, que mediante la
restricción forma el campo ontológico de
la subjetividad. Por supuesto, tendemos a
equivocarnos cuando, al tratar de explicar
las operaciones de la regulación social del
poder, apuntamos, por un lado, a la idea
de que la posibilidad de la agencia políti-
ca está determinada de algún modo por la
existencia previa de los sujetos. Y, por otro
lado, cuando esta capacidad de acción es
restringida una y otra vez por las opera-
ciones de poder que tratamos de explicar,
y a las que debemos oponernos. No obs-
tante, los sujetos surgen, viven y perduran
dentro de los límites de ciertos esquemas
restrictivos, esto significa que no llegamos
al mundo separados de un conjunto de
normas. Más bien, las normas convencio-
nales, las formas de poder institucionali-
zadas, ya están actuando antes de cual-
quier acción que podamos emprender, o
* 14 *
de que hayamos surgido como un “yo” que
se piensa a sí mismo como la fuente de su
propia acción.
Sometimiento, resistencia y resignificación: reflexiones sobre el poder y el sujeto en Judith Butler. Jhoneider Alexander Criado
En este sentido, si la escena del some-
timiento del poder tiene lugar sobre la
base de la propia formación de los suje-
tos, no basta entonces con afirmar que to-
mando al sujeto como fundamento pode-
mos articular algún tipo de resistencia a
los efectos del poder regulador, ya que el
poder continúa actuando de maneras im-
plícitas, incluso cuando creemos que no
lo hace. Así, si las restricciones producen
los parámetros de la subjetividad, ¿cómo
consiguen estas normas influir en la vida
corpórea de los sujetos? Aquí resulta cru-
cial la comprensión del poder dentro de
la teoría del sujeto de Judith Butler, y más
específicamente, lo que ella ha denomi-
nado “apegos apasionados” al someti-
miento1. Este postulado sugiere, en cierta
medida, que las normas sociales son vi-
vidas diversamente como realidades psí-
quicas y que esta disposición de incor-
poración e interpretación de las normas
por parte de los sujetos constituye el pun-
to fundamental en la que el poder opera.
Y, además, que si tratamos de entender
_________________________________________________________
1
Aunque la pregunta acerca de la forma en que las normas sociales
son incorporadas y reproducidas por la propia actuación de los sujetos
aparece ya en el último capítulo de Lenguaje, Poder e Identidad (1997), es
específicamente en Mecanismos psíquicos del poder (2001) donde Butler
desarrolla la relación entre la vida psíquica de los sujetos y las regula-
ciones sociales del poder.
 los mecanismos reguladores del poder,
debemos articular un tipo de análisis
que tenga en cuenta los modos en que de-
pendemos del poder al que nos oponemos,
y en el que consentimos nuestro propio
sometimiento. O, en otras palabras, las
formas en las que los significados socia-
les pasan a ser parte de nuestros procesos
psíquicos inconscientes.
Regulaciones de la psique:
la cuestión del sometimiento
Revista La lumbrera - Luminiscencias
El problema del sometimiento del poder
plantea una serie de interrogantes acerca
de la capacidad de acción de los sujetos y
las posibilidades de rearticulaciones polí-
ticas de resistencia. Sin embargo, antes de
pasar a plantear estas cuestiones de ma-
nera puntual, es necesario preguntarnos
¿qué significa que el sujeto aparezca en
Butler como el lugar de un sometimien-
to primordial? Y, ¿cómo podemos explicar
esta escena de sujeción al poder? En Me-
canismos Psíquicos del poder, dicha cues-
tión aparece ligada a la doctrina de la in-
terpelación de Althusser, que representa
una escena social en donde el sujeto es
llamado por una voz de autoridad que le
obliga a darse la vuelta con respecto a la
ley. No obstante, el desplazamiento but-
leriano de esta escena, radica en el seña-
* 15 *
lamiento de la apresurada consideración
del autor sobre la modalidad de este po-
der interpelativo, y la no consideración de
la “aceptación” (apego) por parte del su-
jeto, a la culpabilidad que el llamado de
la autoridad presupone. En efecto, afirma
Butler (2017):
Aunque la media vuelta no se pro-
duciría sin una interpelación previa,
tampoco se produciría sin cierta dis-
posición a volverse […] La media vuel-
ta en dirección a la ley es, por tanto,
una vuelta contra uno mismo, una
vuelta sobre uno mismo que consti-
tuye el movimiento de la conciencia
(p.118).
Así, si la obligación de “darse la vuel-
ta” es necesaria para la constitución de
la subjetividad. Entonces, dicha exigen-
cia de respuesta parece tener lugar antes
de la reflexión que el sujeto pueda hacer
sobre si, acatar o no el llamado de la ley.
Esto significa que antes de que exista una
comprensión crítica de la ley, ya ha tenido
lugar una forma de receptividad o vulne-
rabilidad que se relaciona con la esperan-
za de aparecer en la existencia, mediante
la identificación por parte del sujeto con
la culpabilidad de la escena judicial. Soy,
siguiendo la referencia de Althusser, in-
terpelado por la ley a través del llamado a
detenerme del policía. Pero si decido de-
tenerme o no, si acato o rompo el llamado
de la ley, no es lo crucial aquí. Que reco-
nozca a la autoridad, que de manera in-
consciente me gire para responder a tal
llamado, sugiere que antes de esta esce-
na que Althusser llama “primaria” ya haya
ocurrido un proceso de internalización de
la ley, que sigue ocurriendo una y otra vez,
a lo largo del tiempo. Así, si el sujeto solo
aparece en esta consideración butleriana
mediante la disposición de darse la vuel-
ta ante el llamado de la ley, la sujeción se
convierte, entonces, en la condición por
la cual se asegura la propia existencia; in-
cluso cuando esta existencia del someti-
miento no pueda ser trazada gramatical-
mente.
De manera general, la forma en que po-
damos entender la media vuelta del suje-
to ante la ley es crucial, para designar las
operaciones del poder que están en juego
en la escena del surgimiento del sujeto, y
la acción que se pueda articular en contra
de este sometimiento. La fuerza performa-
tiva de la interpelación, la efectividad de
esta operación de poder para hacer que
el sujeto puede voltearse ante el llamado,
no está separada de una forma de recep-
tividad psíquica del sujeto; de un movi-
miento de la conciencia que relaciona la
vida psíquica del sujeto con las operacio-
* 16 *
nes sociales del poder. No obstante, hablar
en estos términos no presupone identi-
ficar dicha receptividad con una idea de
Sometimiento, resistencia y resignificación: reflexiones sobre el poder y el sujeto en Judith Butler. Jhoneider Alexander Criado
conciencia anterior al sometimiento. Por
el contrario, debido a que la conciencia es
fundamental para la producción y regula-
ción del sujeto, la media vuelta no es úni-
camente un volverse en dirección a la ley,
sino, una reflexividad sobre sí mismo que
inaugura el espacio interno de la concien-
cia:
La conciencia es el medio por el cual
el sujeto se convierte en objeto para
sí mismo, reflexionando sobre sí, es-
tableciéndose como reflexivo en el
doble sentido de la palabra (reflec-
tive, que reflexiona, y reflexive, que
refleja). El “yo” no es simplemente
alguien que piensa sobre sí mismo,
sino que se define por esta capaci-
dad para la relación reflexiva consi-
go mismo (Butler, 2017, p.31).
Puesto que no existe un sujeto con an-
terioridad al efecto de la sujeción, la dis-
tinción entre la interioridad y exteriori-
dad del sujeto, que es fundamental para
entender el lugar de la conciencia y su re-
flexividad, aparece fabricada a través del
proceso de internalización de los ideales
de la norma. De este modo, no es posi-
ble entender la conciencia como el sitio
 privilegiado de la resistencia, puesto que
esta solo aparece mediante el movimiento
reflexivo que asume los términos del po-
der que somete a los sujetos. Este movi-
miento reflexivo deja al descubierto que
la dimensión formativa del poder nunca
es enteramente externa al sujeto, ni tam-
poco puede identificarse exclusivamente
con este último.
Aunque pusimos en consideración el
hecho de que cierta modalidad psíquica
del poder tiene lugar sobre la escena ope-
rativa del surgimiento del sujeto, y que la
Revista La lumbrera - Luminiscencias
fabricación de la conciencia aparece en-
tonces como el efecto de la internalización
de dicha modalidad del poder, aún queda
por comprender en qué consiste esta in-
corporación de las normas sociales. Pues,
si como afirma Butler (2017): “no es sim-
plemente actuar de acuerdo con una se-
rie de reglas, sino encarnarlas en el curso
de la acción y reproducirlas en rituales de
acción encarnados” (p.131), entonces: ¿Es
posible separar la dimensión psíquica de
esta incorporación del poder de aquellos
actos y prácticas sociales que la animan?
Apego al sometimiento y
existencia social: ser llamados
En Lenguaje, Poder, Identidad (1997) la
escena de la interpelación althusseriana
* 17 *
que acabamos de delinear tiene lugar so-
bre la formulación de la enunciación del
sujeto. En efecto, la llamada de la ley ofre-
ce una posibilidad lingüística de existen-
cia social, las condiciones de posibilidad
para llegar a ser un -yo-. Al mismo tiem-
po como hablante y oyente, el sujeto no
es solo fundado por el otro, sino que su
poder proviene de la estructura misma de
esta llamada; es, por decirlo así, una vul-
nerabilidad lingüística. De este modo, si el
sujeto se da la vuelta ante el llamado de la
autoridad, es menos por una obediencia al
poder, que por la posibilidad de existen-
cia que inaugura este llamado. El sujeto
no solo se forma en la subordinación, sino
que es esta misma la que le proporciona
sus continuas condiciones de existencia.
Esta escena del sometimiento nos indica
entonces: 1) que el sujeto emerge a con-
dición de una complicidad con respecto
al poder, y 2) que cada intento de oponer-
se al poder se encuentra implicada en los
términos mismos de esta sujeción.
¿Cómo deberíamos entender la relación
conflictiva de desear las propias condicio-
nes de subordinación? Butler vincula esta
idea bajo el concepto de apego apasionado,
el cual postula que ningún sujeto emerge
sin un vínculo apasionado con aquellos de
quienes depende de manera esencial. Es-
pecíficamente hablando, es este deseo de
“ser” y de existir de un modo fundamen-
tal, el que es ampliamente explotado por
los mecanismos de poder. Quien prome-
te la continuación de la existencia, apro-
vecha al mismo tiempo, este recurso del
deseo propio de supervivencia. En otras
palabras, dentro del sometimiento el pre-
cio de la existencia aparece vinculado a
la subordinación poder. Como Butler afir-
ma, “prefiero existir en la subordinación
que no existir […] Precisamente cuando
la elección se vuelve imposible, el sujeto
persigue la subordinación como promesa
de existencia” (pp.16- 32).
El deseo de supervivencia, de persistir
en el propio ser, nos exige el sometimien-
to a un mundo compartido. En otras pala-
bras, el sometimiento es el efecto paradó-
jico de una modalidad del poder, y esta la
condición de existencia que exige el man-
tenimiento de la propia subordinación. Al
mismo tiempo, en un aparente desplaza-
miento a la idea spinozista del deseo de
perdurar en el propio ser, para Butler la
conservación de la existencia se enmarca
como algo que solo puede ser negociado
dentro de las condiciones de la vida social.
Somos vulnerables desde el inicio a unas
condiciones de sometimiento que no he-
mos escogido, estamos obligados a repetir
las normas que han producido las condi-
ciones de nuestra propia subordinación
* 18 *
y existencia. No obstante, esta repetición
no debe entenderse como una reproduc-
ción mecánica de las normas. Antes bien,
Sometimiento, resistencia y resignificación: reflexiones sobre el poder y el sujeto en Judith Butler. Jhoneider Alexander Criado
lo que esto indica es que la agencia, la
capacidad de acción posible de los suje-
tos, solo puede entenderse como una re-
apropiación de los términos de su propia
subordinación. Una instancia citacional
del poder que anima el campo ontológi-
co de la subjetividad, al mismo tiempo en
que es desplazado por la propia acción de
los sujetos que habilita.
Conclusión: sobre la capacidad
de acción de los sujetos
Para terminar, quisiera considerar la
pregunta formulada en el primer aparta-
do sobre la relación entre el ámbito de la
vida psíquica de los sujetos y su sociabili-
dad, a saber: ¿es posible entonces, separar
la dimensión psíquica de esta incorpora-
ción del poder de aquellos actos y prácti-
cas sociales que la animan? Comenzamos
este trabajo poniendo en cuestión una
modalidad psíquica del poder, presen-
te en la incorporación de las normas so-
ciales de interpelación, y posteriormente
consideramos la relación entre el apego
al sometimiento y la subordinación. Esto
sugirió, en un primer momento, que el
proceso de internalización de las normas
 sociales, presentes en la reflexión butle-
riana del apego apasionado, tiene lugar
sobre la base de una serie de prácticas es-
pecíficas que reiteran la escena misma de
la emergencia del sujeto. La constitución
del sujeto deviene material en la medida
en que tiene lugar a través de rituales, ya
que este conjunto de prácticas materia-
liza la relación de la vida psíquica de los
sujetos con la normatividad social del po-
der. Lo que se llama subjetividad, enten-
dida como la experiencia de los sujetos, se
deriva entonces de un conjunto de prácti-
Revista La lumbrera - Luminiscencias
cas puestas en escenas que temporalizan
las idealizaciones normativas:
Ser consciente de hasta qué punto
la comprensión social de tales “re-
glas” es una actividad incorporada
nos permite distinguir con mayor
precisión entre aquella operación de
la censura que tácitamente forma el
sujeto que habla y aquella acción de
la censura que se impone después a
dicho sujeto (Butler, 19997, p. 222).
Aquí parece interesante detenernos un
momento en la distinción que Butler hace
entre la censura que forma al sujeto y aque-
lla acción de censura que se le impone de
manera proactiva. Si decimos que el po-
der orquesta el surgimiento de los sujetos,
y que la capacidad misma de acción solo
* 19 *
puede ser pensada como una repetición de
las normas sociales, entonces la propia re-
sistencia cobra aquí otro sentido. Esta dis-
tinción puede ser homologada en términos
de poder: el poder que inaugura la escena
de la emergencia del sujeto, es entonces
distinto al poder que ejerce el sujeto. Este
argumento es articulado a través de la crí-
tica al habitus de Bourdieu, pues fracasa a
la hora de explicar cómo esta parte corpo-
ral (la repetición de prácticas sociales que
hemos venido mencionando) perturba las
normas mismas que regulan su propia ac-
ción. El habitus, se refiere aquí a aquellos
rituales incorporados por los cuales una
cultura mantiene y produce los términos
de su propia creencia, la cual es puesta en
circulación a través del cuerpo, de los ges-
tos y estilos que son el lugar inconsciente
de reconstitución de un sentido práctico,
sin el cual la realidad social no podría cons-
tituirse como tal. De esta manera, Butler se
refiere a la idea de que el habitus de Bour-
dieu funciona según un sentido de perfor-
matividad, en otros términos, como una
interpelación a los sujetos, un llamado que
es al mismo tiempo lingüístico y social, que
funciona habilitando la propia conciencia
de los sujetos:
Ser llamado o ser objeto de una in-
terpelación social supone ser cons-
 tituido discursivo y socialmente al
mismo tiempo. Esta interpelación
no necesita producirse de una for-
ma explícita u oficial para que sea
socialmente eficaz y formativa en la
formación del sujeto. Tomada en este
sentido, la interpelación en tanto que
performativa establece la constitu-
ción discursiva del sujeto como algo
inextricablemente vinculado a la
constitución social del sujeto (Butler,
19997, p. 248).
No obstante, el lugar del habitus no
debe ser pensado como la reproducción
mecánica de las normas. El cuerpo no es
simplemente la sedimentación de los ac-
tos interpelativas. Por el contrario, si la
constitución del sujeto fracasa (y de he-
cho creemos que siempre lo hace) una re-
sistencia aparece en el momento en que
se ejerce la demanda de respuesta ante
el llamado de la ley. Así, se puede decir
que una agencia surge de los márgenes
del poder. Por ejemplo, ¿Qué ocurre cuan-
do aquellos sujetos a los cuales se les ha
negado el poder social de pedir libertad o
democracia se apropian de estos términos
cargados de exclusión y articulan un sen-
tido de movimiento político? La distinción
que hace Butler entre el poder que anima
* 20*
al sujeto, y el poder que ejerce el sujeto; la
articulación entre la instancia de la vida
psíquica y las normas sociales; brinda lo
Sometimiento, resistencia y resignificación: reflexiones sobre el poder y el sujeto en Judith Butler. Jhoneider Alexander Criado
suficiente para pensar una brecha entre
la repetición de las represiones del poder,
y un sentido de resistencia u oposición a
ese poder.
Exponer a este respecto los límites de
la constitución del sujeto, no implica la
desaparición de la instancia lingüística ni
las posibilidades políticas de acción, pues,
está claro que el sujeto habla y actúa. An-
tes bien, que el sujeto aparezca sobre la
base de una forma de historicidad signifi-
ca, que tanto el habla como los actos, hacen
parte de una serie de encadenamientos
significantes posibles de emerger la figu-
ra siempre fantasmagórica del -yo-. Para
Butler, la perdida del sujeto como centro
y fundamento del sentido ha sido, y sigue
siendo, la condición de posibilidad de una
modalidad discursiva de agencia. De este
modo, la agencia solo puede ser pensada
como una repetición de las normas, pues-
to que esta es al mismo tiempo un modo
de resistencia, una repetición fallida. Este
acto puede derivar en una modificación en
la que el poder asumido acabe actuando
en contra de la modalidad del poder que
inició la escena de interpelación del suje-
to: “El poder no solo actúa sobre el sujeto
[acts on] sino que actúa al sujeto [enacts]
 en sentido transitivo” (Butler, 2017, p.27).
Esto nos indica que el poder no pue-
de habilitarse sin hacerse presente. Y esta
temporalización, puesta en escena en las
actuaciones de los sujetos que reiteran las
normas muestran que las estructuras no
son extáticas. Por tanto, la vida psíquica
de los sujetos no puede ser separada de la
realidad normativa del poder social. Por
último, nos queda una cosa por pensar. Si
la agencia de los sujetos aparece como un
momento de rearticulación política de los
significantes sociales imperantes, como un
Revista La lumbrera - Luminicesncias

desplazamiento significante que brinda

las posibilidades de apertura a contextos
distintos, ¿en qué consiste entonces este
poder negativo de transformación social?

Bibliografía

Butler, J. (1997). Lenguaje, Poder, Iden-

tidad. Outledge: New York
_______. (2017). Mecanismos psíquicos
del poder. Teorías sobre la sujeción. Edi-
ciones Catedra: España

Diane Arbus (1923 - 1971)

Fotógrafa norteamericana
Child with a toy hand grenade in central park, NYC, 1962
 EL COMPLEJO
MATERNO NEGATIVO :
condición positiva de autoliberación de la mujer

MN
Ensayo por:
N e id e r M u ra lla s Ro drígu ez
 L
as mujeres han estado en
una lucha constante por la
eliminación de las opresio-
nes estructurales que limitan
su desarrollo y su libertad. Esto nos lle-
va precisamente a pensar en cómo se dan
dichas estructuras y cómo generar meca-
nismos que ayuden a la mujer a compren-
derlas para encontrar formas de enfren-
tarlas, pues aun en la actualidad se puede
notar ciertos comportamientos, discursos
y prácticas de la sociedad y de la cultura
en general que pone a la mujer dentro de
Revista La lumbrera - Luminiscencias
categorías sociales que se pueden adoptar
inconscientemente y restringen su pleno
desarrollo.
Según lo anterior, en este ensayo se va
a abordar el complejo materno negativo
(1970) de Gustav Jung para responder la
siguiente pregunta: ¿cómo esta condición
psicológica sirve positivamente al desa-
rrollo de la mujer en una sociedad patriar-
cal?, esto en complemento con las obras
de Michelle Perrot Mi historia de las mu-
jeres (2009) y Marcela Lagarde Los cauti-
verios de las mujeres (1990), que brindarán
un contexto desde sus escritos y ayudarán
a entender mejor los arquetipos e imagi-
narios que ha creado la sociedad para en-
casillar a las mujeres. De la misma forma,
utilizaremos las obras de Anne Sexton La
cañada (1971), de Hans Christian Ander-
* 23*
sen, La sirenita (2021) y de Jean Shinoda
Bolen las diosas de cada mujer (1984), que
también brindarán una mirada arquetípi-
ca a la cultura desde la mitología griega
de las diosas y los cuentos de hadas.
Bajo esta visión se resaltará el recha-
zo a la madre y el rol que cumple, pues
la mujer tendrá una disposición a la in-
teligencia y a un mejor entendimiento de
sí misma, dándole mayor libertad de sus
propios cautiverios.
Desarrollo
Empezaré abordando el concepto de
arquetipos que describe Jung, el cual es
entendido como patrones inconscientes
que se encuentran en el imaginario co-
lectivo de la humanidad, y que se mani-
fiestan a través de símbolos universales.
Jung conecta el arquetipo con la idea en
el sentido platónico, afirmando desde su
inclinación hacia el empirismo, que las
ideas son anteriores a la conciencia "Mi
empirismo me hace reconocer que exis-
te un temperamento para el cual las ideas
son entidades y no meras nómina" (Jung,
1970, p. 70).
Es entonces cuando doy cuenta que
Jung apoya la concepción de una precon-
ciencia e inconsciencia en nuestra confi-
guración psíquica (como la conciencia de
los bebés, las fantasías o imágenes here-
dadas) estas las llama Jung "imágenes pri-
mordiales", y con ello hace ver que los ar-
quetipos no se difunden solamente por la
tradición, el lenguaje o la migración, sino
que pueden volver a surgir espontánea-
mente en toda época y lugar sin ser in-
fluidos por ninguna transmisión exterior;
dicho esto, se puede entender que los ar-
quetipos expresan la forma de nuestras
acciones y la situación en la que se desa-
rrollan, las cuales pueden ser propias de
cada género o como resultado de la forma-
ción psicosocial de su entorno: "hay un a
priori de todas las actividades humanas y
ese a priori es la estructura individual de
la psique, estructura innata y por eso es
preconsciente e inconsciente" (Jung, 1970,
p. 71-72).
Ahora bien, los símbolos por los cuales
se manifiestan los arquetipos deben ser
entendidos con un sentido connotativo,
desde la dimensión pragmática; es decir,
donde estos se asocian con emociones y
conceptos subyacentes que pueden variar
según el contexto social y las experiencias
individuales, lo que los hace más ricos
culturalmente y abiertos, brindando una
educación alegórica; esto para diferen-
ciar el símbolo del signo, que nos lleva al
ámbito del significado, que es, por el con-
trario, denotativo y cerrado. Este enfoque
"denotativo" del significado es literal y di-
* 24*
recto, el cual es generalmente basado en
su convención aceptada, y al ser tan obje-
tivo, da menos espacio para la interpreta-
ción individual o cultural.
En este ensayo se va a abordar el com-
plejo materno negativo de Carl Gustav
Jung para responder la siguiente pregun-
El complejo materno negativo: condición positiva de auto liberación. Neider Murallas Rodríguez
ta: ¿cómo esta condición psicológica sirve
positivamente al desarrollo de la mujer en
una sociedad patriarcal? Esto porque si se
entiende estas dinámicas, se puede evi-
denciar cómo se expresa el síntoma en los
tránsitos de la cultura, o dónde aparecen
los símbolos que brindan las imágenes ar-
quetípicas, que son comunes para todos y
que compartimos de manera inconscien-
te y generalizada mediante los mitos y re-
latos fantásticos, para posteriormente dar
con el elemento o imagen psíquica, y así
hallar la configuración del arquetipo en el
inconsciente.
Pero, ¿qué es finalmente el comple-
jo materno negativo? Este complejo par-
te del arquetipo de la madre donde Jung
expone que sus características se centran
en la protección y el cuidado, pero den-
tro de este arquetipo se presentan conno-
taciones tanto buenas como malas, de las
cuales posteriormente quisiera resaltar
algunas para apoyar mi punto de vista:
Las características de este son: lo "ma-
terno", la autoridad mágica de lo femeni-
 no, la sabiduría y la altura espiritual que
está más allá del entendimiento; lo bonda-
doso, lo protector, sustentador, dispensa-
dor de crecimiento, fertilidad y alimento;
los sitios de la transformación mágica, del
renacimiento; el impulso o instinto bené-
ficos; lo secreto, lo oculto, lo sombrío, el
abismo, el mundo de los muertos, lo que
devora, seduce y envenena, lo que provo-
ca miedo y no permite evasión (Jung, 1970,
p. 75).
Según Jung, dicho arquetipo brinda la
base para que el complejo materno se de-
Revista La lumbrera - Luminiscencias
sarrolle, el cual toma un papel importante,
ya que muestra una participación impor-
tante de la mujer, en este caso de la madre
en la formación de los niños, un complejo
que puede terminar en neurosis infantil.
Jung, dentro del complejo materno,
describe "el complejo materno negativo"
que hace referencia a una disposición de
defensa contra la madre. Dicho complejo
va dirigido hacia las mujeres que sienten
un rechazo a todo lo relacionado con la
madre o lo maternal; este tipo de mujeres
se inclinan hacia la inteligencia, y el apro-
piamiento de ser como sujeto consciente
de sí mismo y su condición, lo que a mi pa-
recer es positivo, como lo menciona Jung:
"la inteligencia articulada de ella, infunde
confianza al hombre y este es un elemen-
to que no debe despreciarse y que falta
* 25*
mucho más a menudo de lo que se cree
en la relación hombre-mujer" (Jung, 1970,
p.93). Con ello no solo se crea una mayor
confianza entre las relaciones, sino que la
mujer tendrá más seguridad y autonomía
sobre sus decisiones y lo que quiere para
su vida.
La historia, aquella que ha sido resca-
tada y reconstruida a lo largo del tiempo,
lo confirma: desde que la mujer comen-
zó a cuestionarse su papel en los aconte-
cimientos, ha dejado su propia huella. A
medida que creció su curiosidad, su voz se
hizo más fuerte y su presencia más visible
en el escenario histórico. No se conformó
con ser un espectador pasivo, sino que se
convirtió en protagonista de su propia na-
rrativa. El complejo materno negativo se
refleja en muchas mujeres protagonistas
de la historia no por su obediencia, sino
por su ruptura con los estereotipos de la
sociedad, como lo menciona Michelle Pe-
rrot en su obra Mi historia de las mujeres
(2009), al aludir a quienes que no cum-
plieron con los roles sociales y empezaron
a salir a las calles, a protestar, a tomar-
se las universidades y empezar a partici-
par políticamente, además de empezar a
producir y publicar sus propios escritos,
los cuales serían su primera forma de voz
ante el público.
Es evidente que estas mujeres están in-
clinadas a no volver a seguir prolongando
un trato de la sociedad tan desigual e in-
diferente, pues se han vuelto conscientes
de que la sociedad e incluso ellas mismas
han ejercido una represión. Dicha repre-
sión la expone Marcela Lagarde en su es-
crito Los cautiverios de las mujeres (1990).
En este libro Lagarde explora cómo la cul-
tura patriarcal ha construido una "jau-
la" para las mujeres, limitando su liber-
tad, y capacidad para tomar decisiones y
desarrollar su propia identidad. Lagarde
utiliza el concepto de la "doble opresión"
para explicar cómo las mujeres han sido
oprimidas tanto por su género como por
su clase social; han sido relegadas a roles
domésticos, y se les ha negado la educa-
ción y la oportunidad de desarrollar sus
capacidades intelectuales y talentos.
Dentro de la condición genérica de las
mujeres se ven estructuras con relación
a la sexualidad y el poder que resultan
opresivas por la dependencia, la subal-
ternidad y la servidumbre voluntaria de
las mujeres para con la sociedad patriar-
cal, que las hace sentir que ese es el rol
que deben cumplir; la señalada dificultad,
forma la impotencia que Lagarde nombró
como “cautiverio”, por el sometimiento de
su condición genérica en el mundo pa-
triarcal; tal cautiverio se puede sufrir si se
está de manera de resistencia a la opre-
* 26*
sión, o también están las mujeres que es-
tán a gusto y felices, ya que su cautiverio
representa su realización individual. En
este sentido, se podría decir que, bajo una
mirada generalizada a los aspectos cultu-
rales, políticos, y sociales, “todas las muje-
res están cautivas” (Lagarde, 1990, p. 38).
El complejo materno negativo: condición positiva de auto liberación. Neider Murallas Rodríguez
Ahora bien, es importante destacar los
cautiverios de Lagarde como punto de
partida para comprender la situación de
"la loca". Al analizar sus respectivos cauti-
verios, se encuentra una conexión signifi-
cativa con el complejo materno negativo.
Ambos casos muestran una disposición
a la rebeldía en contra de las imposicio-
nes patriarcales y un rechazo enfático a
los roles preestablecidos, particularmen-
te en lo que respecta al papel de ser ma-
dre, esposa, cuidadora y cabeza de hogar.
Es evidente que existe una relación entre
ambos, ya que comparten una inclinación
hacia la inteligencia y la competencia in-
telectual con los demás. Sin embargo, es-
tos arquetipos femeninos no se limitan ú-
nicamente al inconsciente colectivo, sino
que también se reflejan en las concepcio-
nes culturales y religiosas de carácter mí-
tico, así como en la cultura general de las
narrativas fantásticas y los cuentos popu-
lares. Estas representaciones también sir-
ven para evidenciar la presencia del com-
plejo materno negativo.
 Son bien conocidas las diosas griegas
por sus diversas formas de ser interpreta-
das y vistas todas y cada una, donde se ha-
llan arquetipos femeninos definidos que
aún prevalecen, y pueden resaltar tanto
cosas buenas como malas de las mujeres.
En este caso quiero abordar la obra Las
diosas de cada mujer de Jean Shinoda Bo-
len. Es fundamental resaltar la relevancia
de la diosa Atenea en particular. Atenea
es una figura mitológica que simboliza la
sabiduría, la estrategia y la racionalidad.
Su importancia radica en que personifi-
Revista La lumbrera - Luminiscencias
ca el principio de la sabiduría y la inde-
pendencia. Atenea es capaz de ayudar a
las mujeres a superar las limitaciones im-
puestas por la sociedad, ya que se desta-
ca por su capacidad de no depender de la
aprobación o validación externa para sen-
tirse segura de sí misma. En cambio, con-
fía en su propia inteligencia y habilidades
para alcanzar sus objetivos. Al adoptar el
arquetipo de Atenea, las mujeres pueden
liberarse de la dependencia emocional y
encontrar un sentido de autonomía y au-
toestima propios. Además, la diosa Atenea
también puede ayudar a las mujeres a de-
sarrollar habilidades para la resolución de
problemas y la toma de decisiones estra-
tégicas, lo que puede ser útil en muchos
aspectos de la vida.
Es notorio que se pueden relacionar,
* 27*
puesto que en ambos tienen una inclina-
ción hacia la inteligencia y ser competitiva
intelectualmente con los demás. Pero no
solo está este tipo de arquetipos de la mu-
jer en el inconsciente colectivo, pues en la
historia también están las concepciones
culturales, y religiosas de carácter mítico
y la cultura general de las narrativas fan-
tásticas y cuentos populares donde estos
arquetipos también están presentes y que
pueden servir para evidenciar el comple-
jo materno negativo.
Pensemos en los cuentos y relatos po-
pulares, tales como los referidos en las
obras de Anne Sexton y Hans Christian
Andersen. Al igual que las diosas griegas,
los cuentos de Andersen y Sexton reflejan
la lucha de las mujeres por liberarse de
las limitaciones impuestas por la cultura
patriarcal. La Sirenita (2021) de Andersen,
por ejemplo, muestra cómo la protagonis-
ta renuncia a su voz y su identidad para
ganar el amor de un hombre. El Cuento de
La Criada (1971) de Sexton, por otro lado,
imagina un futuro distópico en el que
las mujeres son esclavizadas y utilizadas
como objetos sexuales.
Estas historias y obras muestran cómo
la cultura patriarcal ha limitado la liber-
tad, y el potencial de las mujeres. Además,
también muestran cómo las mujeres han
luchado por liberarse y afirmarse a sí mis-
mas. Como conclusión se puede eviden-
ciar que la disposición de la mujer a ser
rebelde, a ir en contra de los estereotipos,
ya estaba registrada en la historia y que es
necesaria dicha disposición para la lucha
por la equidad y la igualdad de género; lo
importante que es dar cuenta de nuestras
configuraciones psíquicas y romper con
los estereotipos creados para minimizar
la lucha de las mujeres. Así, la invitación
es a que expresiones vulgares pero de uso
cultural como el marimacho, la loca, la re-
belde, la puta, no sean objetos para hacer
ver y sentir a la mujer menos, sino un ali-
ciente a romper, como sociedad, con cier-
tos patrones inconscientes.
Es crucial afrontar todos los factores
que nos mantienen alienados y forjar una
sociedad que se basa en la comprensión
y el entendimiento de las circunstancias
que cada individuo enfrenta en su vida.
Los complejos psicológicos adquieren re-
levancia, ya que perjudican nuestra salud
mental y nuestra forma de relacionar-
nos con los demás. He abordado el com-
plejo materno negativo con la intención
de demostrar que el cambio proviene de
atreverse a superar nuestra propia limi-
tación, incluso sin ser consciente de ella.
El cambio siempre será buscado frente a
la opresión y el silenciamiento, sin impor-
tar las actitudes que conlleve. Así mismo,
* 28*
se puede afirmar que las mujeres también
poseen valentía, fortaleza y una gran ca-
pacidad de toma de decisiones frente a la
vida. Es fundamental resaltar estas habi-
lidades y esperar que muchas más muje-
res adopten este arquetipo en beneficio
propio y en la lucha por la igualdad.
El complejo materno negativo: condición positiva de auto liberación. Neider Murallas Rodríguez
Bibliografía
Jung, C. (1970). Arquetipos e inconsciente
colectivo. Cap. III. Los aspectos psicoló-
gicos del arquetipo de la madre, aparta-
dos 3 y 4. Ediciones Paidós.
Lagarde, M. (1990). Los cautiverios de las
mujeres: madresposas, monjas, putas,
presas y locas. (pp. 25-40) Coyoacán
México. Editorial horas y horas.
Perrot, Michell. (2009). Escribir la histo-
ria de las mujeres. Saul. M(Ed), Mi his-
toria de las mujeres (6-31). Fondo Cul-
tura Económica.
Kati Horna (1912 - 2000)
Fotógrafa hungara nacionalizada mexicana.
Mujer y máscara, 1963
UNA FILOSOFÍA QUE
NO PUEDE VER
MN
Ensayo por:
L u is D a v id Ga lviz Ba lcu ch o
 E
l objetivo de este escrito es
poner en cuestión la reflexión
filosófica de aquellos que no
pueden ver, dentro de todas
las posibilidades. Tal vez lo primero que
se nos venga a la mente es: ¿qué diferen-
cias existen entre aquellos que ven y los
que no? Pues en estas últimas décadas se
tiene bien consolidada la idea de que todo
lo relacionado con la filosofía es en su
mayoría teórico (con estos temas del len-
guaje, la escritura, etc.), lo que hace pres-
cindible a la vista, pues aún se puede leer
Revista La lumbrera - Luminiscencias
y escribir sin necesidad de ver. Por ende,
se pensaría que en el reflexionar tampo-
co implicaría un cambio. Sin embargo, se
puede vislumbrar una posible distinción
en cuanto al quehacer filosófico, y para
ello empezaré tratando de explicar lo que
tal vez pueda ser obvio, lo que significa
ver.
¿Qué es ver? ¿Qué es no ver?
Desde la ciencia se explica cómo es el
funcionamiento de nuestra vista al mo-
mento de “ver” En primera instancia es
necesario que exista la luz, pues sin ella
ni siquiera existiría la posibilidad de ver,
es entonces que la luz viaja desde el sol y
es reflejada en los diferentes objetos. En el
inicio de este proceso de “ver” en el cual la
luz reflejada por los objetos es percibida
* 31 *
por nuestros ojos, es necesario que este
reflejo llegue hasta ellos y en el momento
en que llega es que los ojos toman el re-
flejo como un banco de información, con
base en ello empiezan a crear estructuras
y se van creando imágenes. Luego, estas
imágenes (que en realidad son miles de
ellas) son organizadas e interpretadas por
el cerebro para posteriormente hacer el
efecto de "observar" los objetos reflejan-
tes. Esto grosso modo es una explicación
de lo que es "ver", un proceso complejo,
pues dentro de eso está una comprensión
en forma de algoritmos o conjunciones
del mundo (el reconocimiento de colores,
patrones, distancias, etc.) que obviamos,
dado que este riguroso proceso se reali-
za en menos de un segundo, y nos da la
sensación de ser automático (para los que
ven, no les es necesario saber el proceso
para que este se efectúe). Un ejemplo de
ello, de lo que es el proceso de observa-
ción, se puede evidenciar en el texto ex-
puesto en un artículo de EL ESPECTADOR
titulado Ojo y visión: la triste historia de Sid-
ney Bradford (2015), en el cual se relata la
historia de Sidney Bradford, una persona
que perdió la vista poco después de na-
cer y ya a una avanzada edad por medio
de una cirugía la pudo recuperar, la cita
es la siguiente: “C13R70 D14 D3 V3R4N0
3574B4 3N L4 PL4Y4 0853RV4ND0 4
D05 CH1C45 8R1NC4ND0 3N 14 4R3N4.
357484N 7R484J484ND0 9UCH0 C0N-
57RUY3ND0 UN C4571LL0 D3 4R3N4
C0N 70RR35, P454D1Z05 0CUL705 Y
PU3N735. CU4ND0 357484N 4C484ND0
V1N0 UN4 0L4 D357RUY3ND0 70D0”
(Ziegler, 2021). En este texto se plasma un
ejercicio de agudeza visual, y demuestra
de manera gráfica nuestra alta capacidad
de interpretación y de reconocimiento de
los patrones, que en últimas es también
muestra de nuestra visión. Por otra parte,
el "no ver" es un tanto más complejo de
explicar, pero si tomamos lo expuesto an-
teriormente, sería entonces la falencia de
nuestros ojos al momento de recopilar la
información. Aun con ello no hay un con-
senso claro de lo qué es la falta de visión
más allá de lo fisiológico, pues si bien es
cierto hay explicación para un gran núme-
ro de enfermedades que implican la pér-
dida de la vista, no se sabe con exactitud lo
que los pacientes experimentan en tanto
que hay una gran diversidad de testimo-
nios (cada uno igual de particular al otro)
donde se describen situaciones en las que
aún se pueden percibir patrones, colores
y destellos como en la siguiente cita to-
mada del mismo artículo “(…)se trataba de
un niño, ciego para todos los propósitos,
no obstante en el expediente se reconoce
su capacidad para reaccionar ante algu-
* 32*
nos estímulos luminosos” (Ziegler, 2021).
Allí se evidencia todavía una capacidad
de configurar información, pero con la
distinción de que estos patrones o colores
aparecen de forma aleatoria o sin sentido
en una especie de caos lo que impide el
"poder ver".
En este sentido, “ver” implica la capaci-
dad de interpretar los diferentes conjun-
tos y uniones que hay en la realidad. Bajo
esta premisa, el "no ver" podría describirse
Una filosofía que no puede ver. Luis David Galviz Balcucho
como la carencia de poder interpretar lo
reflejado. Para ejemplificar un poco mejor
lo dicho anteriormente, acudiré a mi pro-
pia experiencia, ya que la enfermedad que
poseo me impide percibir correctamente
las distancias entre los objetos lejanos y
distinguir algunos colores similares, ade-
más de ciertos matices de luminosidad, por
ello adquirí una aversión por la luz del sol
lo que amplifica lo anterior (es decir, veo
menos de día). En este caso, puedo decir
con total certeza que se presenta una falli-
da interpretación del mundo, pero que no
es completamente incomprensible, pues-
to que con todo eso aún puedo distinguir
entre la silueta de una persona o la de una
mesa (que sería algo normal, pero como
ya se dijo, hay un proceso riguroso detrás
de esto) y por ello todavía acudir a la vis-
ta para poder crear una configuración de
lo exterior a mí, es decir, no está presen-
 te el caos en la configuración de la rea-
lidad que percibo, se puede plantear una
descripción de este caos del cual se habla
como una pintura con figuras abstractas,
y manchas de colores sin ningún orden o
un fondo de colores en constante cambio.
Todo lo descrito anteriormente es en
situaciones en las que la persona ha po-
dido tener la capacidad de interpretar lo
mejor posible desde su nacimiento hasta
el evento en el que ya no es capaz de ha-
cerlo o que aún puede observar, pero con
mayor dificultad, la explicación cambia en
Revista La lumbrera - Luminiscencias
cuanto se refiere a la persona que desde
el momento de venir al mundo no puede
interpretar, es decir, cuando es ciega de
nacimiento, puesto que no tiene una re-
ferencia experimental de lo que es ver y,
por ende, todos sus procesos no pueden
ir más allá de lo especulativo. Se tiene la
idea de que aquel que no ve de nacimien-
to, usualmente ve un absoluto color negro
“de modo que el mundo del ciego no es la
noche que la gente supone” (Archivo pris-
ma, 2016, 3m57s), pero la realidad es que
ni eso es lo que puede observar, ya que
como se expuso con anterioridad, alguien
no puede ver lo que no ha experimentado
y si no ha observado lo que es la oscuri-
dad, se entiende que no puede saber que
es esta.
De hecho, nadie puede crear desde su
* 33 *
imaginación cosas que no tengan una re-
ferencia empírica, y como experimento se
puede intentar imaginar un nuevo color,
uno que jamás se haya observado y con
ello se puede evidenciar que es imposible.
Se puede hasta cierto punto argumentar
que si es posible crear cosas jamás vistas,
como en el caso de la ficción y los anima-
les fantásticos (minotauros, unicornios,
etc.) O cosas que ya existen como lo son
los aviones, pero esos objetos no son más
que conjunciones de cosas ya existentes,
en el primer caso, estos animales fantás-
ticos resultan ser mezclas de los anima-
les que ya existen, el minotauro siendo la
mezcla de un humano, y las caracterís-
ticas de un toro o el unicornio siendo la
mezcla de un caballo y el cuerno de al-
gún otro animal. En el segundo caso de
las cosas ya existentes termina siendo
similar al primer caso, pues si tomamos
el ejemplo de lo que es un avión, resulta
ser que es la adaptación a gran escala de
las características de un pájaro, dejando
como inválido algún argumento semejan-
te a este. Retomando el tema central, la
percepción de la realidad de estos sujetos
que no pueden ver desde nacimiento se-
ría tal vez lo más cercano al mundo de las
ideas de Platón (algo que no podemos ver,
pero que podemos saber que existe) una
realidad inteligible creada solamente por
conceptos que de cierta forma la descri-
biría como perfecta, en tanto que de ella
no surgen cambios para el individuo. Si
para este la belleza de algo es descrita por
un sonido agradable, entonces todo soni-
do emanado de un objeto que perciba y le
parezca agradable será de una cosa bella
sin alguna excepción. Pero entonces: ¿qué
pasaría si a este individuo se le habilita la
posibilidad de ver pudiendo tener ahora
los procesos de interpretación?, este será
incapaz de interpretar, dado que todo su
organismo ya no está apto para reconocer
patrones o estructuras como las letras en
tinta de un libro, es decir, ahora posee las
herramientas para interpretar, pero no
sabrá cómo usarlas (poder ver y no saber
ver), esto se evidencia en la siguiente cita
del mismo artículo anteriormente men-
cionado, la cual expresa:
(…) el señor Brooks abrió sus ojos, ya
sanos, y no pudo comprender aque-
llo que veía. Su primera impresión
visual fue la del cirujano, para él un
espectro indefinido del cual emana-
ba una voz. Más tarde supo que esa
cosa monstruosa era una cara hu-
mana. Tres días después de la ope-
ración vio por primera vez la Luna,
aunque creyó estar viendo un reflejo
de luz. Para su sorpresa, esa imagen
* 34*
no coincidía en absoluto con la de
un cuarto de pastel, como siempre la
había imaginado (Ziegler, 2021).
Para este sujeto, lo que antes era algo
cómodo de imaginar como el azul del
mar, algo que, no presentada algún tipo
de variabilidad, ahora le resultaría como
un sinsentido caótico en constante movi-
miento, desconocido y que al presenciar
Una filosofía que no puede ver. Luis David Galviz Balcucho
denotaba angustia al no saber cómo lidiar
con ello, algo más cercano a lo que noso-
tros consideraríamos terrorífico o espan-
toso. Cabe aclarar que el hecho de no ver
no hace imposible que una persona pueda
vivir relativamente bien, además que en
este texto el interés es ver las diferencias
de las interpretaciones y en cómo pueden
influir en el pensar de una persona, mas
no en las dificultades que estas presentan.
En todo lo anterior se puede denotar un
contraste radical en cuanto se puede re-
ferir a la diferencia de quienes pierden la
vista de aquellos que nacen sin ella, pero
si se observa, hay una similitud peculiar
de que sin importar cuál fuera la causa
del “no ver” siempre termina en una orga-
nización inexistente del mundo (si pue-
de existir una organización parcial, pero
al ser parcial, denota entonces que no re-
sultaría tener un verdadero orden), total-
mente caótica en la cual la interpretación
 visual de los sujetos solamente puede ser
referenciada por otros aspectos o concep-
tos que no son del todo visuales.
Una filosofía desde la no vista
Ya dejando en mejor forma lo que sig-
nifica “no ver” y todos los procesos que lo
diferencian de “ver” al menos desde un
aspecto más cercano a lo fisiológico, en-
tonces por consiguiente, la pregunta más
propia siguiendo la idea sería: ¿En qué in-
fluiría estas diferencias de ver y no ver en
la filosofía?, puesto que la discapacidad
Revista La lumbrera - Luminiscencias
de la vista representa una evidente dife-
rencia en la percepción física del mundo,
se puede a partir de ella teorizar el cómo
afectaría en la interpretación de los con-
ceptos, ya que si partimos de la idea que
la vista hace parte del cuerpo y el cuer-
po es aquello que nos permite de prime-
ra mano adquirir la experiencia, entonces
podremos decir que si este cuerpo que es
alterado o nació estando alterado recibe
todo tipo de estímulo que lleven toda a
experiencia, pero que será un resultante
alterado y significará de forma distinta.
Para comprender mejor la importan-
cia que el cuerpo desempeña en la con-
cepción de los conceptos, es necesario
explorar la filosofía de Nietzsche y su re-
lación con el cuerpo. Durante gran parte
de su vida, Nietzsche padeció enferme-
* 35*
dades que lo aquejaban constantemente.
Sin embargo, en lugar de dejarse abrumar
por su condición física, destinó la mayor
parte de su tiempo a reflexionar sobre su
enfermedad y cómo esta afectaba su ca-
pacidad de pensar; en últimas, para él la
enfermedad hacía del uso de la filosofía
una especie de medicamento o analgésico
para su propio cuerpo, en tanto que al ser
de cierta forma un distractor de su sentir
físico, hacía más apacible a la propia en-
fermedad, y con ello podía seguir centra-
do en su pensar.
Para el enfermo existe la necesidad de
filosofar y que esta filosofía es muy dis-
tinta a la de aquellos que gozan de una
buena salud, ya que aquellos que filoso-
fan en la enfermedad están conscientes
de su cuerpo. Gracias a ello Nietzsche
hizo un apartado con relación al cuerpo
dotándolo de suma importancia, pues en
el texto describe que la conciencia no es
más que una consecuencia del cuerpo y
que esta está sometida a él: “El sí-mismo
dice al yo: «¡siente placer aquí!» Y el yo se
alegra y reflexiona sobre cómo seguir go-
zando a menudo - y justo para ellodebe
pensar” (Nietzsche, 2014, pág. 65). Cabe
resaltar que al cuerpo lo denomina como
“sí-mismo” dado que es lo que hace a la
conciencia (yo). Si bien Nietzsche habla
de la enfermedad y del cuerpo, ¿cómo se
podía relacionar con la vista?
Como se dijo con anterioridad, la vista
hace parte del cuerpo, en tanto que esta
ayuda al cuerpo en la percepción de las
cosas y también en las actitudes hacia
ellas. En el caso de aquellos que no ven,
esto de cierta forma es demostrable, pues
como se explicó el “no ver” como enferme-
dad imposibilita la interpretación de pri-
mera mano de la realidad y en un acto de
protección, el individuo tiende a vivir de
forma más sedentaria (ya que en primera
instancia se ven limitadas las actividades
físicas, pero que tampoco hace imposible
el realizar deportes u otras actividades
de la misma índole) para evitar lo mayor
posible algún riesgo que pueda lesionar
el cuerpo como un accidente en la calle,
con ello en mente, se abre la oportunidad
a que el sujeto tenga más tiempo y prio-
rizar lo que este puede pensar, el no ver
implica no depender de la vista para re-
ferirse al mundo, además de adquirir una
mayor capacidad de imaginación, puesto
que tampoco estará atado a lo que la vista
le designe y dependiendo de cómo la haya
perdido, todas sus percepciones están ba-
sadas en concepciones originales de él.
Por otra parte, cabe mencionar que
Nietzsche habla del cuerpo como más
allá del ser, como el que posibilita la con-
ciencia como el verdadero conocedor de
* 36*
la sabiduría y que es del cuerpo de don-
de verdaderamente surge el pensamien-
to, además de no existir un universal en
cuanto a lo real, ya que existe una pers-
pectiva diferente por cada persona que
esté viva. Pese a ello siempre habrá pers-
pectivas algo similares entre sí y más en el
aspecto que tratamos que es la vista, pero
esta similitud se pierde cuando la vista no
está presente y por ello si el cuerpo tiene
Una filosofía que no puede ver. Luis David Galviz Balcucho
alguna alteración que le haga tener una
perspectiva aún más particular de lo que
ya es, es plausible interpretar que el razo-
namiento del cuerpo sea cuanto más dis-
tinto. De todo lo anterior se puede concluir
de primera mano que la diferencia entre
una perspectiva filosófica de aquellos que
no ven y los que sí pueden hacerlo es que
la filosofía creada a partir de la ceguera
es una filosofía más personal, en tanto
que esta no tendrá referencias empíricas
por parte de la vista, pero si se podrá re-
flexionar en cuestiones relacionadas con
la falta de ella sin tener los prejuicios que
la vista ofrece en estas interrogantes. Así,
por medio de la filosofía de la no vista, el
no vidente se enfocaría en relacionar esta
carencia de imágenes con el significado
de estas.
Por último, a modo de complemen-
to, abordaré parte de la perspectiva de
quien, pese a no ser considerado filósofo,
 sí fue un pensador muy reflexivo, además
de que a fines de este texto resulta ser al-
guien que perdió la vista. El escritor Jor-
ge Luis Borges, quien tenía una "cegue-
ra modesta" en palabras de él, mencionó
en una conferencia que el haber perdido
la vista, y por obvias razones la capaci-
dad de leer de la manera en que lo hacía,
más allá de representar un fin, representó
una apertura para observar el mundo con
otros ojos. Este tipo de vivencia obligó al
autor a replantearse todo lo que había vi-
vido y lo que viviría, pues después de ello
Revista La lumbrera - Luminiscencias
se dedicó a otras actividades que, según
él, lo enamoraron. Fue necesario, a fin de
cuentas, perder la vista para poder llegar
a dichas situaciones que transformaron
su propia configuración de la realidad y
de cómo estar en ella.
Dentro de esta experiencia se puede
evidenciar que la ceguera sí puede ser un
factor determinante, ya que —se quiera o
no— esta interrumpe de manera abrupta
una cotidianidad que se iba desarrollan-
do a medida que iba creciendo (en casos
donde se pierde la vista aun naciendo con
ella) es decir, toda la conjunción de ele-
mentos, todas las imágenes alguna vez
vistas, se pierden y no volverán a signifi-
car algo. Esto obliga al sujeto a tener que
buscar una nueva forma de interpretar la
realidad, y poder adaptarse y “sobrevivir”
* 37*
en ella. Si habláramos de quienes no pue-
den ver desde nacimiento, no existiría tal
irrupción en su manera de interpretar el
mundo, pues no se puede dañar o afectar
lo que nunca se tuvo (estrictamente ha-
blando del sentido de la vista, pues aún
pueden perder los demás sentidos), pero
si se puede afirmar que su reflexionar to-
davía sigue siendo diferente. Nuevamen-
te puedo concluir de esta perspectiva del
escritor, que la filosofía de aquellos que
no ven puede sufrir cambios, como po-
dría ocurrir en todas las ramas de la fi-
losofía, pero aquí se presenta una que es
más abrupta, es más maleable en tanto
que, como se dijo al inicio del texto, no
hay un consenso claro de lo que es la vis-
ta, y por consecuencia el abordar en este
tema tendrá muchos más matices. En últi-
mas, hay en el texto una constante reafir-
mación de lo que tal vez haya sido obvio
desde un inicio: sí existe una diferencia
filosófica entre los que ven y los que no,
pero es algo que de cierta forma invisibi-
lizamos, pues creemos que esta relación
entre la filosofía y la vista es inexistente
por ser en apariencia temas ajenos. Pese
a ello, es nuestro deber hablar sobre es-
tos temas, profundizar en dicha relación e
imaginarnos una filosofía inclusiva capaz
de dar cuenta de la realidad, incluso, para
quienes la ven sin verla.
Bibliografía
Archivo Prisma. (2016, 14 de junio). AV-
2223 [Jorge Luis Bogues en la confe-
rencia sobre la ceguera]. [Archivo de
video]. Youtube. https://www.youtube.
com/watch?v=036yqajUDik&ab_chan-
nel=ArchivoPrisma
Filosofía útil (13 de abril de 2021). 58.
NIETZSCHE. ASÍ HABLÓ ZARATUS-
TRA. DE LOS DESPRECIADORES DEL
CUERPO [Archivo de vídeo]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=gjl-
RYno4gcY&feature=youtu.be
Funcionamiento de la vista. (s. f.). Re-
cuperado 2 de septiembre de 2022, de
https://ambientech.org/itinerariosad/
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pletas. Edición, Diego Sánchez Meca.
Madrid. Editorial Tecnos. Volumen III.
Obras de madurez I.
Ziegler, K. (29 mayo ed 2021). Ojo y vi-
sión: la triste historia de Sidney Brad-
ford. ELESPECTADOR.COM. Recupera-
do 2 de septiembre de 2022, de https://
www.elespectador.com/opinion/colum-
nistas/klaus-ziegler/ojo-y-vision-la-
triste-historia-de-sidney-bradford-co-
lumn-576178/
Evgen Bavcar (1942 - )
Fotógrafo esloveno ciego desde la edad de 12 años
Sin título

* 39*
METAFÍSICA DE LA
FEMINIDAD:
La mujer, ser oprimido.
Texto de Enrique Dussel

MN
Reseña por:
D a y a n n a Díaz & Ximena Ruiz
 E
l siguiente escrito busca re-
copilar la discusión traba-
jada por Enrique Dussel a
lo largo del texto Metafísica
de la feminidad: La mujer ser oprimido, y de
esta manera, hacer una aproximación a la
situación actual de las mujeres en Lati-
noamérica, en un acercamiento al con-
texto político, social y religioso que hace
el autor en los siguientes acápites: prime-
ro, la totalidad opresora; segundo, la mu-
jer griega y moderna; tercero, la mujer en
América Latina; cuarto, el ser de la mujer
Revista La lumbrera - Luminiscencias
oprimida; quinto, factores determinantes
de la opresión; sexto, feminismo libera-
ción, para culminar con el capítulo sépti-
mo, de la Metafísica de la feminidad.
1. LA TOTALIDAD OPRESORA
Es difícil expresar en términos precisos
de que manera se ha ido gestando la si-
tuación actual de las mujeres en Latinoa-
mérica, es por ello que el autor comienza
dándonos un contexto general para que
podamos entender el oscuro panorama de
opresión en el que se encuentra la mujer,
Dussel (1973) aborda la discusión partien-
do de que Marcuse en su libro el hom-
bre unidimensional define la totalidad
que hace de los “otros nada” como el fac-
tor que impide que el oprimido pueda ser
reconocido como “el otro”. Para el autor
* 41 *
esto es importante porque como él mismo
lo dice: “Esta muy esquemática cuestión
la iremos viendo cumplirse en el tema de
la mujer” (p.p 92), pues la mujer es vícti-
ma de una “totalidad” sin alteridad, y, por
tanto, su ser está arraigado a su situación
de opresión.
Ahora bien, este tipo de dominación
es arcaica, los pueblos que han domina-
do nuestra historia fueron y siguen sien-
do ligada a lo masculino o patriarcado, el
varón no solo se atribuye la “totalidad”
y se reconoce a sí mismo como “el otro”,
sino que también ha incluido a la mujer
en una totalidad opresora que la somete a
una triple dominación.
En concreto, en nuestra sociedad el va-
rón se ha atribuido de tal manera la "es-
pecie humana" que le llamamos en cas-
tellano: el hombre, pues este concepto es
ahora entendido como ser universal que
reúne tanto a mujer y varón. Pero se dice
el "hombre" y la mujer, no el "varón" y la
mujer. ¿Por qué? Porque aquel que auto-
camente domina el "todo", se atribuye el
nombre del "todo", y así la "especie huma-
na" ha quedado denominada por el varón
como el "hombre", y la otra parte debe de-
nominarse como un "segundo sexo", una
segunda "especie" de hombre; a eso lo lla-
mamos "mujer". (Dussel,1973, p.92)

2. LA MUJER GRIEGA
El autor nos explica el papel de la mu-
jer en la antigua Grecia y en la filosofía,
para esto, nos remonta al pensamiento de
Platón en su obra: La República. Este texto
nos explica la visión sobre la mujer en la
sociedad y sobre todo en la política, pues
es el varón filósofo, es quien debe gober-
nar la ciudad, así mismo, la mujer es el se-
gundo sexo y no alteridad, al cumplir el
papel de la mujer en la sociedad como el
tener hijos, se dice en Platón.
En cuanto al amor, Dussel analiza El
banquete, nos explica que en la antigua
Grecia era valorado como un amor eleva-
do era el de los varones por los varones, la
mujer solo se justificaba para tener hijos,
pero ¿Qué es el hijo?, Dussel no explica
que, este es “lo mismo” a los padres y esto
permite que la especie continúe existien-
do, esto significa que si el hijo es “otro” le
debe respeto, mientras que si su hijo es
“lo mismo” el padre le va a enseñar todo lo
que él aprendió, esto se puede denominar
una dominación pedagógica, y esto tam-
bién incluye la dominación de la mujer,
es por esto que Dussel cuando habla de
la liberación de la mujer dice que se debe
buscar para todos, padres, hijos.
El esquema anterior nos muestra como
estaba repartida la sociedad griega, el va-
* 42*
rón libre está en la cima porque es el ver-
dadero hombre y el resto son gobernados
por él, es por esto que la mujer es polí-
ticamente dependiente del pensamiento
griego y esto no pudo ser de otro modo
porque no tenía ninguna experiencia del
otro, la mujer en la antigua Grecia “no era”
sino por mediación del varón tal como si-
Metafísica de la feminidad. La mujer, ser oprimido. Dayanna Díaz & Ximena Ruiz
gue siendo en la actualidad, la realización
de ella no era más que la realización del
varón, ella era la mujer del pintor, y la que
cuidaba la casa, que los roles se vieran de
otro modo no era posible.
3. LA MUJER EN AMÉRICA LATINA
En este acápite el autor nos presenta
dos historias que son: la mujer en la co-
lonia y la mujer criolla del pueblo. De la
primera nos dice que la historia de la mu-
jer india, es una historia viva y que la lle-
vamos todos dentro, por todo el mestizaje
que tenemos dentro y que proviene de los
españoles que tuvieron hijos con indias.
La segunda historia que habla de la his-
toria neocolonial, es el análisis a Martín
Fierro.
Desde este libro podemos ver como la
mujer es tratada como objeto, él, prime-
ro dice que “tenía una mujer” en tenen-
cia, propiedad de él, luego la trata como
un objeto de codicia cuando dice “[...] es
muy difícil guardar prienda que otros co-
 dicean” y, por último dice que la mujer es
como “la barriga de un sapo”, esto quiere
decir que la mujer es fría, ya que el opri-
mido de tanto pasar de mano en mano es
indiferente para el opresor, es por esto
que, es una cosa poseída, más no es una
persona dignamente amada.
4. EL SER DE LA MUJER OPRIMIDA
Objeto primeramente sexual: “y van a
ver ustedes cómo esta sexualización de la
mujer en todas sus relaciones va a ser una
manifestación de su opresión.” (Dussel,
Revista La lumbrera - Luminiscencias
1973, p.97), es decir, que la mujer es vista
como un objeto sexual cuya única función
es satisfacer las necesidades carnales del
varón.
Madre y Educadora de los hijos: “Sólo
ella y no el varón. Por supuesto madre sólo
ella será.” (Dussel, 1976 p. 97), de manera
que, en este caso la mujer es concebida
como esclava que vive para el matrimo-
nio, la maternidad y la familia, y que por
tanto ya no es dueña de su cuerpo, ni de
su proyecto de vida.
Ama de casa: “en gran parte al ser “ama
de su sola casa”, mientras que él, el varón,
es el amo de todo donde la casa es parte
y pasa a veces a ser secundaria aún para
él.” (Dussel, p. 97), esto quiere decir que,
a la mujer se le permite ser “poseedora”
pero esta debe contribuir con un trabajo
* 43*
no remunerado en el hogar. El hombre es
quien suministra la casa, pero es la mujer
quien la sostiene y administra con sus la-
bores.
La mujer es por alienación del varón:
“En la medida en que él se realiza, ella se
realiza.” (Dussel, p.97), dicho de otro modo,
la realización de la mujer depende de la
realización del varón, para argumentar
esto el autor nos muestra a la mujer como
el ser dominado en un ejemplo:
A una alumna que se ha casado y se
puso el nombre de su marido prime-
ro y el suyo en segundo lugar, yo le
dije: ¿si usted fuese una gran escul-
tora, usted querría perder su nom-
bre de pila? No, entonces ¿por qué?
¿Por qué tomar el nombre de su ma-
rido como posesor? Juana López de
Pérez. Eso “demuestra la alienación,
esa alienación, aún jurídica de la mu-
jer. Hemos aceptado, en una milena-
ria opresión de la mujer, todas estas
figuras culturales, religiosas y aún
jurídicas. (Dussel, 1976, p. 98)
De esto concluye Dussel que la mu-
jer responde de dos maneras, la primera
justificando su propia alienación, es de-
cir exaltando su debilidad, y la segunda
produciendo una introyección por una
pedagogía domesticadora del opresor; de
modo que, educará a su hijo varón como
el señor que ella no fue, en tanto que lo
educa respecto a los valores del entorno
y no porque ella sea un varón, pero talvez
entiende la figura que representa serlo;
Así mismo educa a su hija mujer como la
oprimida que ella es. En esa mera crian-
za y administración de los elementos del
hogar, no va lograr salir de su subordina-
ción, pues para Dussel cada mujer. “solo
gobierna en el pequeño ámbito de com-
prar un cuadro y arreglar el jardín” (Dus-
sel, 1973, p. 98).
5. FACTORES DETERMINANTES DE LA
OPRESIÓN
¿Cuáles son las causas de que la mujer
sea oprimida? La mujer no es la única opri-
mida, hay que entender que hay muchos
varones que también son oprimidos, es
por eso, como se mencionó anteriormente,
que la liberación de la mujer se debe dar
junto a la del hombre, ya que este es un
ser que está oprimido por su trabajo y por
la misma sociedad que lo cohíbe de cosas
que “no son de hombres” como llorar. Vivi-
mos en una sociedad que no puede hacer
frente al opresor exigiendo justicia, es por
eso que este trayecto debe hacerlo toda la
sociedad, estamos atrapados en la época
de la virilidad, como fuerza bruta, como
* 44*
violencia, buscamos la liberación no solo
de la mujer, sino también de los hombres,
es por esto que mientras no nos liberemos
de esto, la mujer tampoco podrá ser libre.
6. FEMINISMO Y LIBERACIÓN
Creo que la opción es la liberación de
Metafísica de la feminidad. La mujer, ser oprimido. Dayanna Díaz & Ximena Ruiz
la mujer, no en el camino del femi-
nismo. Es también liberación del va-
rón, del hijo, del hermano, y para la
liberación integral del hombre y de
sus estructuras todas (Dussel, 1976
p. 103).
En este acápite el autor se pregunta
¿Cuál sería el proyecto futuro a propo-
ner a una mujer en esta situación? Para
Dussel existen dos opciones: el feminismo
o la liberación de la mujer, sin embargo,
para el autor la opción más oportuna es
la liberación de la mujer, pues esta impli-
ca también liberación del varón, del hijo,
del hermano y de todas sus estructuras,
“la liberación de la mujer supone que esta
sepa discernir adecuadamente sus distin-
tas funciones analógicamente diversas. Y
si cada una de estas funciones no se saben
discernir, se cometen errores tremendos”
(Dussel,1976 p.103). Dussel induce a pen-
sar una necesidad en el feminismo por
eliminar al varón de las estructuras so-
 ciales, incluso usurpar su lugar por medio
de la indiferenciación, lo que podría traer
la desaparición de la pareja y la irrupción
del individualismo, teniendo en cuenta
que estas líneas ideológicas totalitarias se
proponen un todo donde no haya un “otro
distinto”.
7. METAFÍSICA DE LA FEMINIDAD
En este último acápite Dussel sabe que
no hay una explicación sobre el ser de la
mujer. Deja entonces dos cuestionamien-
tos, el primero es sobre la “femineidad”,
Revista La lumbrera - Luminiscencias
dice que no hay que confundirla con “mu-
jer” y estas dos no se pueden confundir
con “persona humana”, ahora bien, la mu-
jer es persona y por esto porta la feminei-
dad humana, es decir, la mujer va a portar
rasgos masculinos como el hombre ras-
gos femeninos porque ambos son perso-
nas humanas.
El segundo habla de que la femineidad
es una noción dialéctica, explica que la
mujer se define ante la masculinidad, ante
el hijo, y ante el hermano, la mujer como
portadora de femineidad en relación con
el hombre queda totalmente definida de
manera sexual, es por eso que se habla de
su belleza; sin embargo, esto también es
una exigencia para el hombre aunque sea
portador de la masculinidad.
Para finalizar este apartado, son seis
* 45*
las conclusiones a las que llega el autor
después de definir y analizar la “feminei-
dad”; teniendo en cuenta que cuando ha-
blamos de ser humano no nos referimos
solamente al varón y que la feminidad no
es algo que pueda atribuirse a las muje-
res, la primera de sus conclusiones es que
la liberación de la mujer supone la libe-
ración del hombre, pues debe existir un
orden justo en todos los niveles; la segun-
da, “la mujer, persona humana, porta la
femineidad esencialmente en su nivel se-
xuado erótico en la pareja, ante un varón,
igualmente persona humana, que porta la
masculinidad en ese mismo nivel” (Dussel,
1973, p. 108); la tercera, la mujer, persona
humana, porta la feminidad esencialmen-
te en la maternidad; sin embargo, Dussel
admite que esa no es su función; cuarta,
“La mujer, persona humana, ya no tiene
tanta diferencia en su función pedagógi-
ca en cuanto portadora de la femineidad”
(Dussel, 1973, p.108). Por tanto, el varón
debe cumplir el rol esencial de educador,
al igual que la mujer; quinta, La mujer,
persona humana, ya no tiene tanta dife-
rencia en su función de trabajo y política,
en tanto portadora de feminidad. (Dus-
sel, 1973, p. 109) y sexta, La mujer, persona
humana, ya no tiene ninguna diferencia,
en cuanto a los trabajos domésticos. "La
ama de casa" es la simple definición de la
oprimida social, política y realmente como
persona. (Dussel, 1973, p. 109), por ende,
en los trabajos domésticos ya no debería
existir ningún tipo de diferencias por dis-
tinciones sexuales (varón-mujer).

Para finalizar, toda la discusión traba-

jada por Enrique Dussel en el texto “meta-
física de la feminidad. La mujer, ser opri-
mido” podemos concluir que “La cuestión
es mucho más profunda, ya que se trata
de una cultura, de una sociedad opresora
en que la mujer es la primera oprimida”, es
decir que la mujer ha sido históricamente
oprimida por ser mujer, por su condición
socioeconómica, y además por ser Lati-
noamericana.

BIBLIOGRAFÍA
Dussel, E. (1973) “Metafísica de la femini-
dad. La mujer, ser oprimido.” América
latina: dependencia y liberación. págs.
90-107. CLACSO.

Tina Modotti (1896 - 1942)

Fotógrafa italiana, activista y luchadora social en México. .
Retrato de niñas, 1927

*46*
¿QUÉ ES LA INFANTILIZACIÓN
EN LA SOCIEDAD MODERNA?
una definición a partir de la novela Ferdydurke

MN
Ensayo por:
F a b ia n Ara qu e To lo z a
 E
n el presente texto, se abor-
darán de manera concisa y
precisa los conceptos de in-
fantilización, inmadurez y
madurez, presentando un enfoque parti-
cular en la obra literaria Ferdydurke (1937)
de Witold Gombrowicz. Así mismo, se
pretende profundizar en la definición de
la infantilización y, a partir de ello, gene-
rar una reflexión profunda sobre cómo se
configura una sociedad inmersa en este
fenómeno.
La infantilización puede llegar a con-
siderarse como la influencia que se tiene
con respecto a otro en el sentido de una
pertenencia subyugar de poder, buscan-
do anular el sentido propio, el rechazo
de toda esencia del sujeto, para tener un
control voluntario de este, en un egocen-
trismo de “sabiduría” (Madurez) es de-
cir, apropiarse por encima del otro en un
tipo de jerarquía en mira a un mandato de
poder. Jerarquía que es cambiante según
las percepciones que tenga un grupo de
personas sobre algo, como se expone en
Ferdydurke: “el primordial y fundamental
sufrimiento no es otra cosa, sino el dolor
nacido de la limitación del hombre por el
otro hombre; es decir, del hecho de que
nos ahogamos y estrangulamos en la es-
trecha y rígida concepción que de noso-
tros tienen las demás personas. O, quizás
* 48*
en la base de la obra se encuentra la ca-
pital y mortal tortura” (Gombrowicz, 1937,
p.199).
De otro modo, se entiende como infan-
tilización a la manipulación racional que
¿Qué es la infantilización en la sociedad moderna? Una definición desde la novela Ferdyduke. Fabián Areque Toloza
consiste en dictaminar un pensamiento
para constituirse como el auténtico pen-
sar, el adiestramiento de un acto repeti-
tivo, para que se convierta como lo esta-
blecido propiamente que se puede dar. A
través de un entretenimiento conformis-
ta, es decir, el convencimiento de lo que se
dictamina como verdadero, puesto que se
entiende que una cultura infantilizada se
desarrolla mecánicamente. Dado que se
realiza bajo un sosiego de manipulación,
el acto realizado por una influencia de la
infantilización se puede llegar a concebir
en un acto involuntario, a causa de que
se da por un convencimiento psicológico,
pese a que se le priva de su libertad, con-
figurando una identidad inauténtica, de-
bido a que una infantilización genera una
búsqueda sin fin de una identidad propia.
Esta no se mantiene inmóvil, sino que son
variantes según el juicio que se posee so-
bre alguien, pues son estos juicios lo que
define las convicciones y formas de ser
con respecto a otro.
Del mismo modo, la búsqueda de la ma-
durez, paradójicamente, puede llevarnos
a una inmadurez artificial que resulta en
 la creación de sub-culturas y la perdida de
nuestra identidad auténtica. Esta búsque-
da nos impide ser verdaderamente autén-
ticos, ya que nos sometemos a una pre-
sión para alcanzar una versión idealizada
de la madurez que enmascara la realidad.
Esta máscara nos dicta cómo comportar-
nos, mostrando una multitud de variantes
que son determinadas por las masas. Sin
embargo, este enmascaramiento de lo in-
auténtico se convierte en nuestra nueva
cara, provocando que nunca seamos real-
mente nosotros mismos, como se ilustra
Revista La lumbrera - Luminiscencias
en la obra Ferdydurke.
¡Oh, dadme por lo menos un solo ros-
tro no contorsionado para que pue-
da sentir la contorsión de mi propio
rostro! Mas alrededor veía solo ros-
tros ablandados y planchados, en los
que el rostro mío se refleja como en
un espejo deformado y doloroso! ¡Y
estaba yo bien atrapado por aquel
espejismo facial! ¿Sueño? ¿Realidad?
(Gombrowicz, 1937, p.63).
La identidad está perdida por infinitas
formas que, a cambio, le propicia múlti-
ples identidades y entretenimientos ba-
nales al sujeto. Dichas formas esclavizan
corrompiendo las mentes para tenerlas
vacías y anestesiadas. Y puedan caer en el
sometimiento voluntario de la infantiliza-
ción, además, estas formas oprimen y de-
forma el verdadero rostro del sujeto para
cumplir con comportamientos estableci-
dos, haciendo que la esencia de lo que es,
por lo que quiera ser sin un sometimiento
se pierda y se recuerde solamente cuando
el sentido crítico surge a la luz.
Por ende, la infantilización consiste en
adaptaciones falsas de una realidad, en
vista a que se despoja del sentido de au-
tonomía, puesto que se introduce un con-
cepto de madurez, que se debe tender a
imitar para fomentar una identidad de ra-
zón funcional. Sin embargo, dicho concep-
to es una ficción de una cultura infantili-
zada que prosigue patrones y estándares
que los dictaminan como maduros o que
poseen una función que nutre a la socie-
dad, sirviendo así como una instrumenta-
lización de engaño. Y de igual forma, esta
infantilización instrumentada crea una
especie de aura desesperanzadora, pues-
to que, hay una insatisfacción constante
de su inautenticidad.
Por consiguiente, en Ferdydurke se da
una alusión en crítica a la infantilización.
Colocando los conceptos de “Inmadurez
y Maduro” aludiendo así a una confron-
tación a la cultura infantilizada. Así, por
un lado están los “Inmaduros” que están
insatisfechos al sometimiento constante y
manipulable de los “Maduros” y, por otro
lado, están los que siguen un colectivo
de masas para auto-configurarse y sentir
en confort, puesto que lo que los demás
piense con respecto a otro constituye una
identidad, ya que, no somos lo que cree-
mos ser. Todo lo que toca la infantiliza-
ción lo transforma, y lo dictamina con una
identidad nueva a su servicio. Asimismo,
la inmadurez se configura como lo que
está supuestamente mal, puesto que en
ella se filtra el sentido crítico de sospe-
cha del hombre, acepta una imperfección
del hombre en contraposición al madu-
ro que tiende a perseguir una codicia de
asemejarse a una especie de dios porque
cree que así tendrá un poder inmutable.
Además, lo inmaduro se puede compren-
der como lo vivo, por el hecho de que está
en constante confrontación con la forma
que lo conlleve a una madurez, pues esta
le quiere imponer lo que él no es, una fal-
sa identidad.
Por otro lado, podemos relacionar la in-
fantilización con la famosa frase de Karl
Marx: “La religión es el sollozo de la cria-
tura oprimida, es el significado real del
mundo sin corazón, así como es el espíri-
tu de una época privada de espíritu. Es el
opio del pueblo” (Marx, 1983, p. 245).
Se puede afirmar entonces que la in-
fantilización es el nuevo opio de la socie-
* 50*
dad moderna, dado que se da como un
adormecimiento y un soñar que se aleja
de la realidad y vuelve al sujeto en alguien
adormecido y soñoliento. Del mismo modo,
en una sociedad sin espíritu, no solo el
¿Qué es la infantilización en la sociedad moderna? Una definición desde la novela Ferdyduke. Fabián Areque Toloza
sujeto posee necesidades materiales, sino
también espirituales, ya que el hombre
es un ser con espíritu. Y lo que busca la
infantilización moderna es quitar todo
espíritu que el hombre posee. Por ejem-
plo, una educación infantilizada consiste
en crear hombre mecanizado para seguir
colectivos de masas, estereotipos, patro-
nes e ideología. Dejando de lado lo crítico,
creativo y emocional que constituye una
verdadera existencia humana. Y la infan-
tilización quita todo espíritu humanístico
para constituirse como la realidad a se-
guir, puesto que en este espíritu humano
se encuentra la fuerza de convicción para
vivir por lo que se quiera vivir, puesto que
se necesita poseer un ideal del sujeto mis-
mo para poseer una dignidad y constituir
su existencia y no ser manipulable por
una infantilización que se quiere suplan-
tar para dar un sometimiento en espíri-
tu voluntariamente. Esto sucede a través
de la manipulación de masas que lleva a
la colectividad y está dictamina errónea-
mente como debemos que actuar, subor-
dinándonos para dictaminar un deber in-
discutible perdiéndose el ideal humano y
 convirtiéndose en una inauténtica reali-
dad de liberación.

BIBLIOGRAFÍA
Marx, K. (1983). Introducción a la crítica
de la filosofía del derecho de Hegel. Es-
tudios de derecho, 42(104), 244-258.
Gombrowicz, Witold. (1937). Ferdydurke.
Editorial E Cuenco de plata.
Revista La lumbrera - Luminiscencias

Leszek Żebrowski (1965 - )

Artista y diseñador polaco
Ferdyduke. Afiche para el teatro de Praga, 1997
Dicen que la última
llama
se encenderá
en el océano.

En el estómago de la ballena
que hospeda los mitos olvidados,
en su canto,
que conjura el retorno de los dioses.

Pero yo he escondido
unas cerillas
para amparar las llamas
de la tierra.

Tania Ganitsky
Desastre lento (2018)
De mujeres, hombres e hijos

Pasa que las mujeres se cansan

las mujeres hermosas se cansan de ser hermosas
se cansan de querer ser amadas y destruidas
de ser poseídas y folladas
se cansan
los niños se cansan de jugar

Revista La lumbrera - Iridiscencias

crecen y dejan de sonreír a diario
dejan de gritar por diversión
los hombres se cansan de ser infelices
y entonces buscan de mujeres
de mujeres hermosas, cansadas de escuchar
palabras dedicadas a ellas
más de la misma mierda
pero que al fin y al cabo aceptan para
sentirse llenas
entonces son folladas y poseídas
algunas amadas, algunas destruidas
y sus hijos, sonrientes las alegran
gritones las amargan
dejan de ser hermosas
los hombres vuelven a ser infelices
y sus hijos crecen
para buscar mujeres hermosas
para unirse a hombres infelices.

Sulay Pérez

* 55*
 Cinco textos a manera de duelo nihilista

Rabia

El mundo se viene abajo

y yo solo siento unas ganas infinitas de vomitar mis órganos,
de vomitar mi alma,
de expulsar tanto fluido que a la tristeza
Revista La lumbrera - Iridiscencias

no le quede más remedio que salir del rincón en el que se esconde

y ser expulsada por mi boca,
como quien expulsa la suciedad tras una borrachera,
como quien se corta las venas después de un día cualquiera.

Quisiera poder borrar de mi piel las huellas de la vida,

como quien corrige un documento en computador.
Ctrl + z y todo es como antes.
Ctrl + z y ya no existen los errores que cometí
por cobarde.

* 56*
Miedo

A veces me preguntó si soy solo un cúmulo de recuerdos,

una bolsa de carne,
o una cifra en un recuento después de una masacre.
¿Dónde quedaré cuando sea olvidado?,

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cuando no me recuerde ni un solo pájaro cantor
y ni un solo perro callejero aullé a la luna en mi nombre.
Seré tan solo un momento olvidado,
un árbol que cae solo en medio del bosque,
naufragando en el olvido.
Intentaré recordar las líneas que te componen,
pues si solo somos recuerdos me aterra olvidar tu nombre.
Cuando una relación termina los recuerdos permanecen
como un muñón sangrante
que antes se solía llamar amor.
Lo que me aterra (y me tranquiliza)
es que en cuestión de sentimientos
el tiempo puede curar hasta un muñón,
regresarle los dedos arrancados al corazón.

El tiempo es una dimensión extraña que todos habitamos

inconscientes.

* 57*
 Tristeza

Cómo quisiera sentarme solo en la acera durante la madrugada,

sin que nadie venga a consolarme.
Tan solo permanecer sentado en el suelo
hasta congelarme,
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hasta ser un cubito de hielo

y despertar derretido por el sol,
convertido en un charco de agua sucia,
que decora las calles desgastadas de la ciudad,
de mi ciudad,
de Bu-ca-ra-man-ga.
Bucaramanga es una alcantarilla abierta
un punto maloliente en el corazón del mundo
un cuadrilátero donde insectos son obligados a pelear
por migajas de pan dulce
paraíso de insensatos
y tú tan solo me preguntas
si la lluvia al otro lado de la ventana es real

¿Cómo podría saberlo?

Solo soy una partícula de polvo.

* 58*
Felicidad

Las personas somos como polillas

revoloteando alrededor de cualquier fuente de luz,
no importa que sea real o artificial
(ya casi no podemos distinguir la una de la otra).

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Todo lo que anhelamos es tan solo una silueta, una ilusión.
Lo más cercano a la felicidad que conoceremos es la nostalgia,
pues poco a poco vamos perdiendo la capacidad de sentir,
de soñar e incluso de dormir.
Y así nos convertimos en viejos reproductores de CD's
que siempre enseñan los mismos recuerdos en formato de video.
Nos aferramos a cuerpos sangrantes,
les damos respiración boca a boca,
devoramos las moscas de su interior, las hacemos nuestras,
pues a fin de cuenta solo nos importa llenarnos la boca con algo,
lo que sea.
Mastica, pero no tragues,
no te atrevas a tragar,
si alguien pasa te tiene que ver masticar.
Así que mantén esa sopa de mierda dentro de tus mejillas hinchadas
y más vale que no se te derrame ni una gota.
No importa que no puedas respirar,
es un precio justo por aceptación social.

* 59*
 Resignación

Un día vas a despertar y te encontrarás

con la sorpresa de que te pesa el cuerpo,
tan sucio y tan viejo.
Alguien tocará tu puerta
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y te verás obligado a arrastrarte hasta la entrada de tu hogar.

Abrirás.
¡Bang Bang Bang!
un extraño te descargará el cargador completo de un arma en el pecho.
Sin siquiera cruzar palabra.
Quién sabe, puede que ni siquiera te buscase a ti,
tal vez todo fue tan solo un error de cálculo,
una pequeña confusión.
Da igual, caerás sobre el suelo, como un costal de tripas y carne.
También te cagarás encima, porque eso pasa cuando uno se muere. Creo
que será la primera vez que no te cagarás sobre alguien más,
sino sobre ti mismo
¿Y sabes qué? ni una jodida persona te va a extrañar.
Puede que te dediquen alguna pequeña sección
en un periódico amarillista.
Tal vez te extrañen algunos animales de la calle,
quizá algún mapache, quién sabe,
hasta podría asistir a tu funeral
y derramar un par de lágrimas en tu honor.

*60*
Pero de todas formas
sabemos que no se permiten animales en la casa del señor.
(La casa del hombre blanco.)
Eso te incluye a ti,
una sucia ave de rapiña
que yace muerta junto a la carretera.

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Diego Mantilla Ortega

* 61 *
 Idem: toda identidad es idéntica a sí misma

¿Quién soy?
¿Quién soy?
¿Quién soy?

¿Cómo me conozco a mí misma?

¿cómo sé quién soy?
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si cuando me reconozco
ese alguien por el cual me estoy preguntando ya no soy yo.

¿Yo?
Cómo saco el extrañamiento que permanece dentro de mí,
que se apodera de mi mente
y se convierte en el motor que me impulsa a buscarme.

¿Buscarme?
Descubro que conocerme a mí misma es conocer un pozo,
un agujero, un abismo,
un vacío infinito,
un no lugar.

¿No lugar?
Identidad.

* 62*
He sido múltiple, muchos rostros, muchos yoes,
muchos sentimientos, muchas otredades.
Pero también he abrazado lo desconocido, el impulso,
el caos dentro de mí,
el sentimiento que nace de lo más oscuro de mi ser.
Hoy fui alguien, mañana no sé quién seré.

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¿Es la identidad un punto de llegada?
Porque yo ya fui devota a un Dios bueno y al siguiente día
renegué de su nombre.
Ya caminé bajo la lluvia con la persona que creí amar y al día siguiente
detesté la lluvia por la soledad que dejaba a su paso.

¿Hay en nosotros algo que se repite siempre del mismo modo?

¿Permanencia?
Al suspirar me pregunto por lo inmutable que permanece dentro de mí,
sin embargo, antes de reconocer un yo
descubro un otro, y me basta con mirar mi existencia
para darme cuenta de que los otros siempre estuvieron ahí.

¿Ahí?
Dentro de mí, lo universalmente desconocido,
la expresión del ser que solo la poesía está más próxima a alcanzar.

¿Alcanzar? La identidad se consigue presuponiendo una delimitación,

un juego permanente con la diferencia.

* 63*
 ¿Diferencia?
Priorizar aquello que me constituye
y alejarme de lo que siento que no es propio.
Acaso la identidad es un viaje que no tiene destino final,
un fondo desfondado, un parpadeo, lo efímero,
el último escalón que vuelve hacer el primero.
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Debo hacerme cargo de iluminar el pozo y salir de la caverna,

puesto que ser libre es escaparse de uno mismo
porque no hay peor cárcel
que la que uno construye de su supuesta identidad.

—Identidad— Negación de lo otro.

No se debe ir en busca de ella, sino des-identificarse
dejar salir todo aquello que no me pertenece
¡Qué interesante sería desentenderse un poco
y vivir cada segundo creando sentido!

¿Sentido?
No se trata de encontrar la identidad,
ella es en sí misma la búsqueda que persigue la deconstrucción del ser
que permite el paso natural de un proceso de creación permanente.

Karen Cristancho Sarmiento

*64*
Apareciendo de niña a mujer, ella florece niña

C ómo lograr entender y expresar las innumerables contradiccio-

nes e injusticias que debe soportar en su día a día, se pregunta
una pequeña niña, que ya no es tan niña, porque su delirante vida
de sueños y fantasías, en su tan anhelado e ingenuo deseo infantil
de convertirse en “mujer”, se ha transformado en utopías abrupta-
mente lóbregas, con largas extremidades controladoras y direccio-

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nadoras que encierran su potencialidad dentro de rejas coercitivas
que le imposibilitan desplegar sus auténticos deseos. A causa de
sus inmensas perplejidades se pregunta si sus incertidumbres son
adecuadas y correctas, o si está delirante por pensar tales cosas.
A veces piensa que debería resignarse y no oponerse a lo que se
dice que debería ser su futuro; sin embargo, encuentra cierto ali-
vio escapando de las inmensas congregaciones de personas, de las
actividades que deberían ser para ella corrientes, pero que no lo
son. Porque le aburren, le aburren las mismas personas, todas tan
delineadas, tan limitadas, tan hipócritas, tan temerosas, tan poco
valientes, atrevidas y sinceras; le aburre la misma música, esa que
escucha la multitud sin especular en las palabras y las ideas que
la conforman; le aburren los mismos encuentros, las mismas cer-
canías predecibles, la misma autómata e inexpresiva interacción
familiar; le aburre la belleza superficial, esa que crea estereotipos
de cuerpos y de vidas perfectas a alcanzar; le aburren las películas
y libros de amor romántico, ese que te dice cómo amar y te encie-
rra en una sola forma de expresar el amor; le aburren esos muchos
que dicen ser amigos o amigas, pero que no tienen valentía para
expresar sinceridad y honestidad; le aburre tener que creer que

* 65*
 sus relaciones con los hombres sólo pueden ser de dependencia
y con otras mujeres solo pueden ser de enemistad y de envidia; le
aburren los bares y las discotecas con la música de masas retum-
bado en los tímpanos pero que no deja espacio para las palabras,
las conversaciones y la reflexión; le aburre el uso acrítico de las
drogas como método para escapar de las insostenibles, fatigosas y
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convencionales vidas humanas; le aburren las doctrinas y religio-

nes que aseguran una vida celeste; le aburren la insensibilidad y
hostilidad humanas; le aburren las mismas posturas recatadas y la
ropa cubriendo cada centímetro de su cuerpo para evitar ser se-
xualizada y acosada en la calle; le aburren y la enojan los comen-
tarios y falsos piropos de su apariencia; le aburre profesar miedo
de salir a la calle y advertir que la mayoría ve su cuerpo como si
fuese un objeto o un juguete sexual; le aburre que le subestimen
su inteligencia e imaginación; tanto le aburre la convencionalidad
humana que quiere escapar de sus barrotes.
Pero ese aburrimiento que también es temor no puede ser mera
quietud, porque la obliga violentamente a tematizarse, a preocu-
parse por la aparición de su carne. Porque a ella, a pesar de todos
los límites bajo los que se direccionan su conducta, a ella le gustan
las palabras grandes, confusas, múltiples, ilimitadas, desvariadas,
porque a ella le atraen los pensamientos descabellados y con innu-
merables tintes, porque ella prefiere su soledad antes que la como-
didad ajena, porque a ella le gusta cuestionar, pensar, reflexionar,
porque ella ama el amor despreocupado y desinteresado; porque
aún en los límites del poder donde se siente asustada, encuentra

*66*
las posibilidades de escape y creación.
Sin embargo, con el paso de su niñez a su adultez, casi se pierde
en la penumbra de lo que le han dicho que es ser mujer, porque no
es fácil para ella afrontar la insensatez, la vulnerabilidad, la injus-
ticia, el moldeamiento, la educación, las doctrinas, los límites, las
reglas, la moralidad y los valores que reducen y suplementan su

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corporalidad. A pesar de su casi descarriado y melancólico rumbo,
ella logra escabullirse de los contornos de su feminidad impuesta
para perderse en los ríos, en los montes, en los pastizales, en las
manadas de los otros que no conforman su yo humano, pero que
ella siente como partes suyas. A ella le gusta perderse en los ruidos
del viento, en el canto de los pájaros, en el sonido de la hojas, en
los murmullos de las corrientes de agua de los ríos y quebradas,
en las noches solitarias de luna llena, en los días soleados, en los
días de lluvia y relámpagos, le gusta perderse en los vocabularios
que brotan de los árboles al ser movidos por las corrientes de aire,
le gusta aventurarse con sus libros, los pájaros, las mariposas y los
perros como sus más fieles amigos, le gusta perderse avistando las
múltiples formas de las nubes, le gusta perderse en su soledad con
las alteridades para encontrarse, para tropezar con lo desechado
del amor, para topar lo olvidado de su historia, para hallar su vita-
lidad narrando a sus amistades singulares las penas y culpas que
la acechan.
En una de sus singulares travesías ella avista un ave de pequeño
cuerpo, minúsculo pico y coloridas alas, que tras absorber la dul-
zura de una pequeña flor que pronto será fruto, la observa desde

* 67*
 la copa del árbol fijamente, percatándose del preciso momento en
que la mujercita le susurra al viento sus amargas tristezas como
queriendo convertirlas en apacible néctar:

Tan amarga y triste te ves mujer,

¿por qué opacas tus grandes habilidades?
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Tan muerta y callada te ves mujer, ¿por qué enmudeces tus palabras?
Tan melancólica y opaca te ves, ¿por qué dejas zanjar tu vivacidad?
Tan rígida y sombreada te ves, ¿por qué limitas tu imaginación?
Tan cansada y atada te ves, ¿por qué anulas tus deseos?
Tan sumisa y abatida te ves, ¿por qué no cuestionas tus creencias?
Mujer que has sido dolida, perseguida, atada, impertinente,
mujer enferma, malherida, invisibilizada, temerosa,
mujer olvidada, aplastada, escondida, prisionera,
mujer indecente, culpable, violada, envenenada,
mujer que ahora eres valiente, creadora, potenciadora,
mujer escéptica, curiosa, inquietante.
No eres perfecta, ideal, pasiva, tétrica o artificial.
No te encuentras en mudos secretos ascéticos y melancólicos.
Ni estas constituida en la mendacidad de un Dios antropocéntrico.
Yo que he estado dormida, deambulando en los límites de lo dicho.
Yo que he sufrido, que he llorado inmensidades en la contradicción y el olvido.
Yo que ahora lucho contra la negación de mi ser, de mi herencia.
Yo que ahora cuestiono y reflexiono en la pesadumbre y el dolor.
Yo que ahora diviso con mi luz las ausencias de mi carne.
Yo que ahora empiezo a crear mis verdades oscurecidas.
Yo que ahora intento reír para hacer parte de lo imperecedero.

* 68*
 Yo ahora abandono la caverna de significaciones impuestas,
no para imaginar un suelo celeste, sino uno propiamente mío y terrenal
Lisura donde abandono el lenguaje que me reduce a lo otro,
a lo particular.
Pero lo abandono cuidadosamente,
no para desechar su oscuridad y decadencia,

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sino para abrir en su tenebrosidad con voluntad y candidez nuevos rumbos de
luminosidad.
Rudeza que debo tener para salir de lo miserable
de la inmediatez y la cotidianidad
y entrar en lo otro, lo desconocido, lo inagotable,
a lo perspicaz de los horizontes abiertos a la multiplicidad.
Rudeza y risa debes propiciarte y propiciar.
Mujer valerosa y risueña que vuela, crea y enseña a volar.

Luego de pronunciar estas palabras mirando las altas y negras

nubes que se avecinaban, la mujercita se preocupa por la tormenta
que le sigue los pasos, pero luego recuerda que la mayor parte de
su vida la ha pasado huyendo a las tinieblas sin lograrlo, por lo que
una simple tormenta ya no la asusta. Camina suavemente deján-
dose sumergir por las gotas de lluvia y los pocos rayos de sol que
acogen su andar, oyendo como quien tiene oídos para escuchar
vicisitudes inauditas los susurros del viento, el canto de las aves,
las marchas y murmuraciones de los animales a su alrededor, y el
caudal del río que le dicen sin decirle que ella merece la libertad,
que necesita de su autonomía y que tanto ella como sus alterida-

*69*
 des requieren de la comprensión y el respeto universal. Ahora sabe
que debe articularse a las y los creadores y cosechadores para en-
contrar el amor, el fluir de sus potencialidades y agenciamientos en
libertad y comandando en celebración el devenir de su autonomía;
dejando el “tú debes” para asumir en su propiedad el “yo quiero” que
le posibilita la rienda suelta a sus deseos de creatividad producto-
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ra.
Una nueva creación donde no deba seguir el deber ser que le
impone la multitud sino una donde prevalezca su imaginación y
cuidado de niña, de esa niña que ponía su valentía y sus sueños
por encima de todo y que ahora debe afirmar su propia voluntad
como conquista de su mundo, rumiando y parodiando los sentidos
que se le dan como verdaderas absolutas para encontrar la verdad
carnal de su cuerpo, reconociéndolo en el conocimiento terrenal
como cosa en sí que la dota de las experiencias que la constituyen,
y de las que debe reconocer las impuestas y forzadas entre las pro-
pias y olvidadas de su vitalidad. Para crearse y propiciar horizontes
amplios de identidad donde realmente se sienta acogida y puedan
verse acogidos las alteridades que han sido violentadas e invisibi-
lizadas, y donde florezcan las capacidades múltiples y diferentes
en el respeto y el amor. A esta niña temerosa que le aburría todo, la
ternura del río, el viento y las aves le ha dicho que ella puede crear
más allá de lo creado y no creado, y ser a la vez su propia creación.

Natalia Quintanilla Pinzón

* 70*
Hoy y siempre

No hay caída en la vida de una persona

que no valga la pena el quedarse tirado,
ahí, donde tu cuerpo yace humillado y olvidado,
donde no hay plano existencial que permita tu presencia.

No hay gritos que uno mismo logre escuchar,

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pues estos siempre llegan sólo a oídos ajenos.

No sé lo que le pasa a mi pelo hoy

y siempre

No sé lo que me pasa hoy

y siempre

No sé de muchas cosas
y últimamente me pierdo demasiado

Siento incluso que el lenguaje y las palabras me abandonan

y yo solo quiero formar parte de algo, ser alguien entre los demás,
para así nunca dejar de existir jamás.

Las letras parecen ser mis únicas compañeras

en este mundo de ideas sueltas y, créanme,
Es como si lo único que hubiera llegado a formar parte de mi vida,
es aquello que con dientes y uñas me rehuso a recibir.

* 71 *
 Ahhhh… qué noche tan linda y larga
¿por qué de repente hay tanta gente aquí a esta hora?

¿Acaso ellos también estarán escribiendo poemas?

Probablemente sí y sean mejor que cualquier cosa que yo,
en la vida,
Revista La lumbrera - Iridiscencias

haya escribido

Y sí sí, ya sé lo mal dicho que está eso,

pero ey, como ya les dije desde un principio,
no sé lo que me pasa hoy
y siempre.

Jhimy Josué Sánchez Forero

* 72*
Nadie es luz de sí mismo: ni el sol.

Antonio Porchia
336. Voces (1943)
Frustración: exacerbados remordimientos de una vida llena de anhelos
Johan Sebatián García Cáceres
Lapicero sobre papel
@_matacho

* 75*
* 76 *
* 77 *
* 78 *
* 79 *
 Libreta de apuntes
Gerson Duvan Moreno Gualdrón
Acuarela y marcador sobre papel
@dvan_more

* 80 *
Espejismos
María José Mogollón Contreras
Fotografía digital
@majo__777

* 81 *
 ¿Cómo eres? ¿Somos personajes de una pelícu-
la? ¿Realmente soy quien creo ser?
Si nos paramos al frente de un espejo refleja-
mos una primera instancia del ser que habita-
mos, ese ser ante la sociedad, la máscara que te
pones para iniciar la función. Sabes lo autocons-
ciente de ese reflejo, aun así, te preguntas si eres
realmente esa persona.
Carl Jung define la persona como la másca-
ra que nos ponemos ante el mundo, y el Yo o la
identidad, como otro aspecto de la psique que se
encuentra en la parte consciente del individuo,
pero que se tiende a confundir con la persona.
Hasta el momento no conocemos nuestro ser
inmanente, aquello que permanece en la esencia.
¿Será suficiente el solo reflejo para tal conoci-
miento?

María José Mogollón Contreras

* 82*
 la lumbrera
revista de estudiantes de filosofía

NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN

La Lumbrera es la revista de estudiantes de filosofía de la Universi-

dad Industrial de Santander con publicación semestral. Su objetivo
principal es la divulgación y discusión de textos filosóficos produc-
to del proceso de aprendizaje universitario, pero manteniendo viva
la idea de que la filosofía también es creación, arte, llamado y en-
cuentro de comunidad. De esta manera, La lumbrera hace un es-
pecial llamado a todos y todas las interesadas en publicar para que
tengan en cuenta los siguientes lineamientos a la hora de proponer
sus contribuciones.

TIPO DE CONTRIBUCIÓN

La lumbrera cuenta con cuatro secciones y, por tanto, lo primero

que debe realizar el interesado o interesada en publicar es elegir
una de las secciones en específico teniendo en cuenta los requisitos
particulares de cada una de ellas. Las secciones son las siguientes:

LUMINISCENCIAS (artículos, ensayos, reflexiones)

En esta sección se publican textos argumentativos tipo ensayo o

artículos científicos, inéditos y cuyo tema nazca de una pregunta o
cuestión filosófica. Requisito de presentación de los textos:

• Una extensión mínima de 8 páginas y una máxima de 10, con

letra Times New Roman, de 12 puntos.

• Tanto el estilo de citas, como la presentación de la bibliogra-

* 83 *
 la lumbrera
revista de estudiantes de filosofía

fía, deben regirse por la versión más reciente del manual de la

American Psychological Association - APA.

• El cuerpo del texto debe ir precedido de un pequeño abstract

de no más de 250 palabras que describa su contenido.
A su vez, debe registrarse el nombre completo del autor(a), su
semestre y (si desea) su correo y redes sociales.

IRIDISCENCIAS (poesía, cuento, diario):

En esta sección se publican exploraciones literarias con valor fi-

losófico tales como poemas, cuentos cortos, letras de canciones,
aforismos, guiones de teatro, pensamientos en forma de diario, etc.
Dichos textos deben ser inéditos y originales del autor(a) que los
envíe, y su relación con la filosofía debe ser manifiesta. Requisito
de presentación de los textos:

• Una extensión mínima de 1 página y una extensión máxima

de 5 páginas, con letra Times New Roman, de 12 puntos.

• El texto debe ir precedido de una breve presentación del

mismo, así como el nombre completo del autor(a), su semestre
y (si desea) su correo y redes sociales.

REFLEJOS (fotografía, dibujo, ilustración):

En esta sección se publican exploraciones gráficas con valor filo-

sófico tales como fanzines cortos, collages, ilustraciones, dibujos,
comics y fotografías. Estas piezas deben ser inéditas y originales

**84
84**
 la lumbrera
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del autor(a) que las envíe y su relación con la filosofía debe ser ma-
nifiesta. Requisito de presentación de las piezas:

• Debido a que el fin de las imágenes es la impresión, las mis-

mas deben ser enviadas en una calidad no menor a 300 ppp y
un tamaño de 2480 x 3508 píxeles.

• El envío de las imágenes debe estar acompañado de un breve

párrafo que describa su temática y proceso de elaboración, así
como el nombre completo de su autor(a) o autores(ras), semes-
tre, y (si desea) correo electrónico y redes sociales.

SELECCIÓN

La recolección de las propuestas se hará a través de una convoca-

toria pública que se anunciará por redes sociales. Las propuestas
deben ser enviadas dentro de dichas fechas como archivos adjun-
tos por correo electrónico a la dirección lalumbrera.filo@gmail.
com especificando en el asunto el tipo de aporte que se envía y
la sección en la que se desea publicar. Una vez el equipo editorial
confirme el recibido de la propuesta, ésta entrará en el proceso de
selección por parte de la mesa editorial, la cual realizará una eva-
luación de todas las propuestas enviadas con base en los siguien-
tes criterios:

Preparación y calidad de la propuesta:

el texto responde a las normas gramaticales del idioma español, y
en caso de una imagen, la misma cumple todos los lineamientos
técnicos y de calidad para ser impresa y publicada
Hasta 50 puntos

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 la lumbrera
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Coherencia y relevancia filosófica:

la propuesta es coherente y clara en su relación con alguna pro-
blemática o tema filosófico general o específico
Hasta 25 puntos

Originalidad:
la propuesta es original y responde de manera creativa a las pre-
guntas o motivaciones detrás de su realización
Hasta 25 puntos

Total puntaje posible: 100 puntos

Los resultados del concurso se harán públicos y las propuestas eva-

luadas con mayor puntaje serán las seleccionadas. Estas entrarán
a la fase de edición, corrección y diagramación con el fin de hacer
parte del siguiente número de la revista. Es importante señalar que
el número de propuestas aceptadas estará limitado según las dis-
posiciones del ejemplar de la revista. Los resultados de evaluación
se harán públicos y no tendrán derecho a reclamación.

¡Anímense, participe y mantengamos vivo este sueño que ve a la

filosofía como un faro de luz multicolor en nuestra vida.

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