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DER
NOS
DE PENSAMIENTO
COLOMBIANO
VOL. 3
Portada por:
María Gabriela Barrera
@losojosdegabriela
Un árbol es el bosque.
Pero para eso hace falta
que un hombre sea todos los hombres.
O ninguno.
8 Prólogo
por: Carlos Ulloa Rivero
—5—
— 5—
51 Un mundo simbólico, un mundo habitable
Fotomontajes por: Adrián Martínez y
Daniel Figueredo
63 Retorno – Enfrascado
Rap por: Danilo Rodríguez
Video por: Paloma Galvis
68 Una partida de Póker con una apuesta muy peculiar:
el sentido de la vida
Fotografía y texto por: Juan Diego Prada y
Johan Sebastián Franco
88 Poemas filosóficos
Poemas por: María Angélica Casto
—6—
— 6—
91 Paisajes interiores
Dibujos por: Yilver Camacho
94 Breve reflexión sobre el arte
Texto por: Jose David Mantilla
96 La calidad de una educación como entrenamiento
Texto por: Laura Martínez Díaz
99 La mancha
Cuento y dibujos por: Yency García
107 El buho
Cuento por: Yeisly Martinez Quintero
—7—
— 7—
Prólogo
L a filosofía es, ante todo, una vocación: la vocación del que
vive y da vida a las preguntas. Las preguntas son anteriores a
todo sistema, a toda posibilidad y a toda respuesta. Las pregun-
tas abundan entre nosotros pues son el germen de toda nues-
tra creatividad y de toda nuestra inteligencia. Mas su abundan-
cia está lejos de significar que éstas prosperen en el tiempo, en
nuestro tiempo humano. Basta con ver la rapidez con la que la
gente común se deshace de las preguntas y las cambia por res-
puestas, por apresuradas y parciales respuestas. Aquí es, pues,
donde entra con todo su esplendor la vocación filosófica, en la
tolerancia que demuestran ciertas almas al albergar en su inte-
rior, con inusual generosidad, a las preguntas, en la vocación
de quien ama secretamente a las preguntas que sobreviven en
medio de las respuestas.
—8—
nuestra humana capacidad de hacer preguntas, de vivir en es-
tado de incertidumbre. Filosofía es el nombre que recibe una
vida consagrada a lo abierto, al espacio que abren las preguntas.
Un destino arriesgado y difícil, como lo es toda aventura hacia
lo incierto, pero un destino tristemente fatídico cuando no se
cuenta con las herramientas que la altura demanda.
—9—
y en especial la locura que toda pregunta puede generar. Con-
fundidos, quisimos medir el tamaño de nuestro valor cotejando
solo los éxitos en nuestras aventuras por respuestas, olvidando
que nuestro valor siempre estuvo en el hecho de ser seres con
preguntas, en ser la consciencia de las preguntas, delante a un
universo tan vasto como misterioso. Valeroso es sostener una
pregunta, aun a sabiendas de que tal vez nunca reciba una res-
puesta.
— 10 —
espacio abierto por la pregunta. Es mi parecer que esa y no otra
debe ser la motivación que lo lleve a usted, lector o lectora, den-
tro de este libro, la motivación de confrontarse con un filosofar
inusual, visual, altamente poético, vecino del arte; un filosofar
raro, bisoño la mayor de las veces, en ocasiones divertido, pero
siempre, sin excepción, genuino. Si este libro lograse causar el
mismo estado de asombro en usted, si este libro, lector o lecto-
ra, lograra desatar en usted una pregunta, entonces su propósito
estaría más que cumplido: su propósito único de ser un libro de
filosofía colombiana. Mas como todo propósito concreto existe
por un anhelo fantasioso que lo supera, terminemos por con-
fesar el nuestro: el de desear que el quehacer filosófico colom-
biano abandone las formas eurocentristas que solo lo condenan
a ser comentario de segunda clase y se transforme en acciones
concretas, en la estela de líderes y lideresas capaces de ver como
horizonte de su pensamiento y su obrar a sus seres más próxi-
mos, a sus preguntas más urgentes. Herederos y herederas de la
pobreza, muy adentro sabemos mejor que nadie, que, al final,
seremos todos o ninguno. Entonces, no perdamos más tiempo.
Comencemos.
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Educación como entrenamiento:
una reflexión visual
Fotografías y texto por:
Jose Luis Rodríguez Pereira
Estudiar o trabajar...
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un falso dilema familiar.
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Si decidir es parte fundamental
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¡vaya vida tan banal!
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Pensar en aprender solo lo necesario,
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de manera fugaz,
— 17 —
es la educación como entrenamiento
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para llegar a ser un trabajador eficaz.
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Ser parte del mundo capitalista,
— 20 —
preparado en un área especializada,
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es solo recibir información determinada.
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Al final, tomar este camino
— 23 —
representa una necesidad...
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disfrazada de beneficio.
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De lo tradicional a la virtualidad:
mirada de una educadora
Entrevista por:
Manuel Jaimes Ortíz
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M i nombre es Luz Estela Ortiz Corzo. Me gradué en el colegio
Normal de San José de Miranda en 1988 y al año siguiente hice mi
primera licencia en una escuela rural del pueblo de donde yo soy.
Luego, al año siguiente me nombraron en una vereda del municipio
de Capitanejo que se llama Baruta y que queda a 4 horas a pie por un
camino que llaman “la culebrilla”, bastante lejos. La escuela quedaba
en la cima de una loma donde el espacio para que los niños jugaran y
aprendieran era muy limitado, además no contaba con las condicio-
nes mínimas de vivienda para el maestro, así que desistí y negué mi
postulación a esa escuela.
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Grupo escolar,
grado primero.
Colegio Tecnológico
de la ciudad de
Bucaramanga.
2014
Reconocimiento
mejor profesora.
Colegio Tecnológico
de la ciudad
Bucaramanga,
2019.
— 28 —
¿Qué opina de la metodología de enseñanza antes de la
pandemia?
En el colegio los niños tenían sus libros y sus fichas con las actividades.
Había un tablero físico con el cual ellos podían orientarse, asimilar las
letras, tamaños, profundidades. Tenían su aula física, lo cual ayudaba
a que se apropiaran más de las cosas, y sin mencionar las múltiples
herramientas que tiene una profesora en su aula de clases para que
los niños aprendan y compartan entre sí. Aparte de todo esto, tenían
también más tiempo para compartir y hacerle preguntas a la “profe”.
Ahora terminan haciéndolas a sus padres que, en ocasiones, no saben
o no tienen la disposición ni la forma para hacerlo. Entonces termi-
nan los papás haciendo la tarea de los niños como por compromiso
con la profesora. La presencialidad en el aula presta las condiciones
óptimas para que el niño aprenda y corrija las bases fundamentales de
la educación para su buen uso en el futuro.
— 29 —
Así que volvemos a lo mismo: depende de si el estudiante tiene las
herramientas mínimas necesarias, y si cuenta también con el apoyo
académico de sus padres o de su tutor. En este momento la educación
virtual está permitiendo que los niños aprendan con muchas falacias,
les están quedando muchos vacíos, muchas cosas que en el colegio se
les corregía y que ahora no tienen quien les corrija; los papás están
enseñándoles de acuerdo a cómo ellos aprendieron —o de lo que se
acuerdan más bien—, y eso le están transmitiendo a los niños, en-
tonces son muchas las cosas que no se puede enseñar virtualmente y
menos a esa edad tan pequeños. Así que volvemos a lo mismo: de-
pende de si el estudiante tiene las herramientas mínimas necesarias, y
si cuenta también con el apoyo académico de sus padres o de su tutor.
¿Qué cree usted que será de la educación virtual a futuro?
La educación virtual se está imponiendo hoy en día de una manera
impresionante debido a todo lo referido a la pandemia COVID-19,
y aquí en Colombia y en muchas partes del mundo creería yo que se
quedará la educación de manera virtual, claro, complementándose y
modificándose, haciéndose una herramienta fundamental de la edu-
cación, ya que lo que brinda es una facilidad pero no la totalidad en el
ámbito académico.
Como persona y como profesora: ¿qué le ha dejado la virtualidad?
La realización de clases de manera virtual me ha dejado muchas ense-
ñanzas, por ejemplo: aprendí a manejar mejor el computador, ahora
sé utilizar herramientas para el uso de las mismas clases; he aprendido
a crear material pedagógico de manera digital. También se incremen-
taron mis horas de trabajo, ya que anteriormente todo se distribuía de
6:00 de la mañana hasta las 12:00 del mediodía, y de manera virtual
tengo que permanecer más tiempo en línea de lo requerido, para cual-
quiera de mis estudiantes que tenga alguna inquietud durante el día.
Incluso los fines de semana, que es por lo general cuando los papás
ayudan a sus hijos a hacer las actividades de la clase también perma-
nezco conectada para responder las inquietudes que tengan los papás.
Pero lo que más me deja la virtualidad es un gran vacío al no poder es-
tar presencialmente y compartir con mis estudiantes, responder esas in-
quietudes que desde la casa no surgen, ver día a día el progreso, tanto de
mis alumnos como el mío propio en este caso de profesora; este vacío no
queda solo en mí, sino también en los niños que no pueden compartir
con sus demás compañeritos y tener esa igualdad de posibilidades de
aprender.
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Nuevos implementos de
la profesora Luz Estela
— 31 —
Muerte de Dios: resurreción
del sentido de la vida
Texto y caricaturas de:
Cesar ardila
— 32 —
el camino del creador, ese que crea su sentido de vida basándose en
lo que tiene a la mano: libros, acciones, ideas, soledad, palabras, etc.
Se debe crear un caminar que quiera ir con machete en mano abrien-
do caminos por el bosque de la vida. En cuanto a mí, yo ya he llorado
a mi muerto y ya inicié mi camino hacia una vida con sabor a orgullo.
De tanto dar machete en el monte encontré un camino para viajar.
Allí me sorprendo y me siento vivo. No obstante, este no es un cami-
no canónico, porque a nadie se le da un mapa, sino que se le dan eso:
machetes.
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De niño veía con asombro a mis familiares albañiles que se embriagaban todo
el fin de semana. ¿Qué sentido tiene trabajar seis días y emborracharse el fin de
semana con la poca ganancia que se lograba hacer? Ahora entiendo el sentido:
y es que sus vidas no tenían sentido.
— 34 —
Las tres transformaciones del espíritu se aplican a mi generación: el camello que
carga orgullosamente con la tradición, el león que se rebela y el niño, metafórico
creador. Si mi abuelo fue un conservador, mi padre un rebelde sin causa, ¿por
qué no continuar mi vida como un creador? Esto es lo hermoso de la muerte de
Dios: ya no nos respira con el mismo fervor el dragón de la moral en la espalda,
obligándonos a ser tradicionalistas o iconoclastas. Sencillamente podré crear,
una creación que me lleve a una vida mágica, llena de aventuras y gritos de
júbilo.
— 35 —
Cuando se investiga a un filósofo desde la perspectiva académica la búsqueda
se orienta a encontrar en él un sistema filosófico. Y esto es quizás lo más pre-
cioso en Nietzsche, pues en su filosofía no hay dogmas ni caminos canónicos,
sino una gran exhortación a la creación. Solo la creación que cada individuo
emprenda lo sacará del nihilismo.
— 36 —
Elisabeth Föster-Nietzsche fue la encargada de vender al mundo un Friedrich
Nietzsche nazi. Aunque, no se puede negar que en el nazismo hay pensamiento
de Nietzsche, esto no quiere decir que en Nietzsche haya nazismo. La supera-
ción de la humanidad no pudo ser un ideal peor tergiversado como lo fue en la
Alemania de Hitler.
— 37 —
Tener compasión y ayudar a alguien por el hecho de estar moralmente influen-
ciados por el cristianismo es algo que quedó atrás. Ya no es tan sencillo encon-
trar respuestas al por qué ayudar.
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En plena pandemia, donde el desempleo está por las nubes y la pobreza ha de-
jado ver su mejor versión, no faltaron los obesos insaciables que quieren más y
más de los pobres, los que ya no tiene ni alma para entregar. Se vende la idea
arcaica de que para salir de esta tragedia que sufren muchas personas, se debe
dar un pago en cuerpo y alma a Dios. Desde aquí se aprovecha para tomar por
tontos a la sociedad que cambia el pan que no tiene, por la falsa esperanza de
vida mejor.
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¡Pobre padre! ¿Por qué no abrió un negocio de dioses paganos? Tal vez le hubie-
ra ido mejor. La sociedad cada día le da más puñaladas al cadáver putrefacto
de Dios. Ya no “come cuento”. Votaciones de políticos basados en la religión es-
tán llamadas a recoger; dar un décimo de un salario ya no es tan factible; tener
hijos y familia por decreto divino ya está en el olvido; no fornicar porque está
prohibido, ya no se hace caso. Aunque, liberadas las cadenas espirituales: ¿qué
camino coger entonces? ¡El camino de la creación!
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Desde una perspectiva académica, se puede realizar una crítica a Estanislao Zu-
leta por leer la filosofía en traducciones y por no realizar las lecturas en el idio-
ma original, como sí lo hacía el filósofo profesional Danilo Cruz Vélez. Pero esta
crítica se puede profundizar con el simple hecho de preguntarnos: ¿cuál debe ser
la tarea del académico colombiano? ¿Podrá alguna vez la academia encamina-
da producir un cambio en la sociedad si continua realizando doxografías?
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Escribir es dejar de ser cosa
y ser soledad
En colaboración con:
Sofía Restrepo
@visualmumbra
véalo en:
https://youtu.be/nm2cLpS1mGY
Ernesto Sábato
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— 43 —
P
erdido entre cosas que no son su oscuridad, el hom-
bre es arrojado al desafío de entenderse por medio de co-
sas que no son él. Rehén de las circunstancias, sumergido
entre impulsos que le vienen de las cosas, ha perdido —sin
darse cuenta— el sutil regalo de ser, para acomodarse, a
golpes de la razón, en el medido y siempre afanado mun-
do de los relojes, de los engranajes, de miradas que solo
encuentran, afanosamente, la sombra de algo que peno-
samente le define, pero que le desconoce profundamente.
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Hasta que descubre y le abre camino y le construye un ho-
gar dentro suyo a la soledad, al angustioso, trágico, místico y
genuino destino del hombre solitario. Tal destino no es más
que un camino cuyos paisajes y meta es él mismo, una an-
gustia con sabor a liberación de algo, con sabor a reencuen-
tro. Señales mágicas le hablan, su soledad toma voz y forma
de tranquilidad. Lo aconseja, lo diferencia de una cremalle-
ra cualquiera, de un gracias, de un “dios lo bendiga”, de un
“cómo estás”, de un “muy bien y tú”, de un “ya estoy viejo
para esto”... Le revela la existencia de una mano que se resbala
antes que su razón de ser mano, una lágrima que lo descubre
ser humano, que lo devuelve a su mortal grado de hombre.
Y así como se despierta de un sueño en el cual ha estado
más tiempo que en su propia vida, se descubre, de repente,
escribiendo: más puntualmente, escribiendo ESTO aquí, y
leyendo ESTO allá.
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La historia de Carmen y Rubén
Guión por:
Diego Senior
Sinópsis
Rubén es un hombre de 63 años que vive en una vereda alejada de la ciudad. Su hija
Carmen vive en la ciudad. Ambos viven solos y alejados el uno del otro. La esposa de
Rubén murió cuando su hija tenía 15 años, y desde que su hija empezó la universidad
esta nunca volvió a visitar a Rubén; ambos llevan mucho tiempo sin verse. Rubén
dejó de llamarla, ahora solo se dedica a sus cultivos. Tiene un perro llamado Pancho y
el único ingreso que tiene es la pensión que le quedó de su difunta esposa, quien fuera
la profesora de la escuela de la vereda. El mundo de la ciudad ha cambiado abrup-
tamente, dando así grandes transformaciones a la vida cotidiana de quien la habita.
Mas, ¿logrará transformar la vida de Carmen y de Rubén?
Acto 1
Rubén se levanta y empieza la mañana muy temprano. Desde ya hace bastante tiem-
po no encuentra mucho que hacer con su solitaria vida. Le da de comer a su perro
Pancho. Llueve muy fuerte. Enciende la televisión
Rubén (hablándole a su perro): Dios bendito, que duro llueve, a ver qué pasa en
las noticias.
Ve en las noticias que la gente no puede salir de sus casas porque pueden enfermarse
muy gravemente.
El resto del día Rubén lo pasó con su perro caminando por su casa, mirando los culti-
vos. Ya había dejado de llover. Preparó directamente su almuerzo, pues el tiempo de
desayuno se le pasó. Durmió en la tarde. En la noche veía las noticias aún curioso por
los nuevos acontecimientos del mundo. Rubén se va a dormir muy temprano, apenas
eran las 9 de la noche. Le sirvió comida a su perro como de costumbre y se fue a la
cama. Pensó en su hija hasta que el sueño silenció su mente.
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Al día siguiente Rubén hizo la misma rutina. Estuvo muy atento a ver qué decían en
las noticias: más personas estaban enfermas. Rubén solo iba una vez al mes a la ciu-
dad a recibir el dinero de la pensión de su esposa, pero esta vez, a él no le preocupaba
eso, seguía pensando en su hija, pensando que no lo llamaba hace mucho y no sabía
nada de ella. Era tanto el tiempo sin saber de ella que parecía una eternidad desde
la última vez que la vio. Rubén había perdido el rumbo de lo que hacía, no se sentía
satisfecho con nada; él parecía no entenderlo, pero cuestionaba su propia existencia.
Se acostó a dormir en la tarde y mientras dormía escuchó un sonido en sus sueños.
Poco a poco fue levantándose, pero pronto dejó de escucharlo y siguió con su sueño.
Al despertar, vio una llamada en su celular, ese que nunca usaba pero que siempre
tenía la su batería cargada.
Acto 2
Rubén le da un abrazo y le dice que entre. Ella le comenta acerca de lo mal que lo
estaba pasando en estos días sin salir y que estaba pensando mucho en su vida. Él no
cuenta mucho sobre la suya, se sientan en el comedor mientras el perro sacude enér-
gicamente su cola.
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Carmen: Estaba aburrida, encerrada. Tuve mucho tiempo para pensar las cosas,
por eso he venido hasta aquí, para ver cómo estabas. Sé que no hablamos
hace mucho, pero bueno, aquí estoy.
Rubén: Sí, eso veo. Fue una gran sorpresa, no pensé verte hoy.
Carmen: Ni yo tampoco, solo cogí las cosas y vine. Pensé incluso que no recor-
daría cómo llegar, pero lo hice, el camino me resultó muy claro.
Rubén: Sí, ha sido mucho tiempo, el tiempo pasa muy rápido. Aquí seguimos en
lo mismo de todos los días.
Carmen: ¿Y qué se siente llevar una vida como la tuya todos los días?
Rubén: No es fácil, se hace lo que se puede para mantener la mente ocupada. A
veces es muy difícil levantarse de la cama. No veo a nadie ni hablo con na-
die, solo conmigo mismo y con Pancho. Pienso lo gracioso que es su nom-
bre, pero es mi compañía. Aunque esté viejo, envejecemos juntos. ¡Cómo
pasa el tiempo de rápido!
Carmen: Sí que es un nombre poco común para un perro. Yo últimamente me
sentía así, sola. Sentía que el tiempo avanza y no hay mucho por hacer, pare-
ce que fuera infinito, pero todos los días me levantaba pensando cómo el día
a día se hace tan corto y uno no se da cuenta.
Rubén: Así es hija, todos los días mientras uno hace lo mismo y se acostumbra,
al final uno no piensa qué hacer mañana, solo se conforma con dejarse lle-
var. A mi edad, ya la vida no parece dejarme vivirla, eso me hace preguntar
sobre lo que uno hizo todo este tiempo. Al menos supe criar una hija. No
me queda otra respuesta que quedarme aquí viendo los días pasar con este
perro y llegará el punto en que lo vea morir, y ya no quedará entonces más
que yo mismo y mis recuerdos.
Carmen: Es muy feo eso, no digas eso, papá. Puedes venir conmigo y hacer algo
para vivir, buscamos un apartamento.
Rubén: No, hija, yo ya no puedo salir de aquí, y no puedo pedirte que cambies tu
vida por un viejo como yo. Tú ya tienes tu vida y te queda mucho por vivir,
eso me alegra mucho, todos los días eso es lo único que me hace feliz. Me
alegra mucho tenerte por aquí, aquí voy a estar mientras siga vivo como tu
papá.
Carmen (llorando): Gracias, papá. La verdad es que esta situación no me deja
pensar claramente, no sé qué es lo correcto, qué es lo que debería hacer.
— 48 —
Rubén: No llore hija, haga lo que yo le digo, tome este consejo, viva su vida tran-
quila, yo ya viví la mía, igual no se sabe qué pueda pasar en el futuro, toca
esperar lo que diga el tiempo.
Carmen: Bueno, papá. ¿Puedo quedarme unos días aquí?
Rubén: Claro que sí. Esta es su casa, bienvenida.
El resto del día continuó con ellos cocinando y comiendo juntos. Al final del día Car-
men fue a su habitación que, como sospechó, estaba tal cual la había dejado el día
que se fue. Al estar en la cama, Rubén pensaba en lo imprevisto que había sido ese
día, y se respondía que, por estas sorpresas, a veces vale la pena estar a la expectativa.
Seguía pensando en su hija, en su perro, en su esposa. Pensaba en el tiempo que fue
y en el que vendrá.
Pasaron varios días, Rubén dejó de sentir la presión por el mañana, ya no contaba los
días. Los días fueron pasando por sí solos, nada podía interrumpirlos, la compañía de
su hija le dio ánimos. Caminaron por donde hace años no había ido. Mas una noche
su hija le dice que debe volver a donde vive, debe trabajar y seguir con su vida.
La noche acaba con ambos de regreso a sus camas, Rubén pensaba todo el tiempo que
había pasado y cómo otra vez sentía lo fugaz que era y la angustia que le generaba.
Otra vez esa sensación lo atacaba, quería llorar. Rubén dejó de cuestionarlo, pues
entendía que así era la vida, esa fue su respuesta, aceptó su destino. Durmió. La ma-
ñana siguiente se levanta temprano. Su hija aun dormía. Prepara el desayuno para
ambos, como estaba empezando a hacerlo durante el tiempo que ella permaneció con
él. Carmen se levanta y se sienta a tomar el desayuno con su padre.
— 49 —
Carmen: Termino, me baño y debo irme.
Rubén: Hija, voy a estar en el jardín con Pancho.
Carmen: Bueno, papá.
Fin.
— 50 —
Un mundo simbólico, un mundo
habitable
Texto y fotomontajes por:
Adrián Martínez
@photobck2020
&
Daniel Figueredo
I m a g i n a c i ó n
“Soy aquella luz que gesta las
ideas y que se dedica a dar un sen-
tido a los pensamientos. Soy la
que motiva a la humanidad a crear
una realidad que se desborda so-
bre los matices del cuadro que
contemplamos como vida.”
— 51 —
Conocimiento
La mente es un juego
de pensamientos, ideas y
conceptos. Imaginamos
a diario cómo podría ser
algo, observamos cuidado-
samente y callamos, hasta
llegar a lo más profundo, el
conocimiento.
Mas en ocasiones este se
consume y se hace incierto,
intentando salir de la jaula
de prejuicios y creencias
adquiridas durante el pro-
ceso.
El conocimiento es el guar-
dián del tiempo, su pre-
sencia es silenciosa y veloz
como un colibrí, pero en-
cantando y despertando
profunda admiración en
quien lo sabe percibir.
— 52 —
Coherencia
“Soy el mundo al re-
vés, aquí el pájaro nada
y vuela el pez. Dibuja en
mi cielo los deseos de tu
ser interno y lo que pin-
tes lo haré eterno. Yo soy
el artista y la realidad es
mi lienzo.”
— 53 —
Verdad
La verdad es inevitablemente una dualidad, puesto que lo
que para mí puede ser verdadero para alguien más puede no serlo.
La verdad es un Yin yang, fuerzas complementarias dentro de
un ser que describe experiencias, pensamientos y sentimientos.
Se trata de un camino profundo que lleva al individuo —lleno de
sensaciones— a decir: esto es lo correcto, no hay más que pensar.
— 54 —
La comprensión ética entre las
dificultades
ensayo y fotografías por:
Christian Alexis Becerra
— 55 —
En primera medida, comencemos por aclarar que la formación ética
puede o no realizarse desde lo restrictivo. Pero es un hecho que la
formación de una ética restrictiva se ha fomentado en la mayoría de
personas que crecieron en el barrio Campo Hermoso, denominado
como el barrio de las dos mentiras o el barrio de los abismos. Este
último apodo puede verse reflejado en la erosión que sufren algunas
casas en los extremos del barrio, lo que genera incertidumbre en los
habitantes del sector al ser una problemática que las administraciones
locales no solucionan. Sin embargo, a esto último se suma la insegu-
ridad del sector, presente desde los años ochenta; inseguridad que es
muy propicia para la formación de una ética restrictiva, asumida des-
de esa época como una alternativa para disminuir la criminalidad, las
muertes violentas y las malas decisiones de los muchachos y mucha-
chas. Suele pensarse que esa ética restrictiva será el eje que cambiará
los aspectos negativos de la comunidad.
La ética restrictiva forma a los jóvenes y niños por medio del miedo.
En el barrio el miedo es el fundamento para construir juicios sobre
los otros, es decir, para disuadir a los jóvenes de malas acciones, se
construye toda una narrativa del castigo y del sufrimiento que debe
padecer toda persona que elija un camino de maldad. En ese sentido,
la formación ética se resume en emitir un juicio facilista que catego-
riza a las personas que se encuentran en instituciones como la Cárcel
Modelo, el Hospital Psiquiátrico San Camilo o Medicina Legal; esto es,
se constituyen una serie de opiniones irresponsables sobre las perso-
nas que han estado en estos lugares. La consecuencia de lo anterior
es la creación de un ambiente donde el hecho de haber visitado en al-
guno de estos lugares estigmatiza a la persona, bajo un juicio facilista
que afecta la vida, y que amenaza incluso con manchar la memoria
histórica del sujeto, si es que este murió de forma violenta. El terror
es la fortaleza para mantener esa ética restrictiva, como lo expone
Zuleta en su obra Colombia: violencia, democracia y derechos
humanos:
— 56 —
— 57 —
— 58 —
Esa forma de opinión se mueve solo en lo binario: si el sujeto consi-
derado como “bueno” difama a alguien por estar en alguna institu-
ción de las mencionadas, entonces esa persona difamada pasa a ser el
culpable de las desgracias de la sociedad, convirtiéndose en un chivo
expiatorio, una “mala” persona. Sin embargo, el error radica justa-
mente en lo general de esos juicios, en crear una narrativa alrededor
de aquel o aquellos personajes, y en convertirlos en personas que son
enemigas de toda la sociedad, haciéndose con ello acreedor de los
peores castigos y humillaciones, aunque no los merezca. ¿Por qué se
forma a los jóvenes con ese discurso del miedo? El cual percibe a la
persona que está en aquellas instituciones como el enemigo interno,
como el malo en sí mismo, de ese modo se emiten juicios sin análisis
y sin fundamento alguno.
— 59 —
de los muertos, estos solo sirven para crear falsas hipótesis sobre los
crímenes, como si en Colombia no mataran gente por tres centavos.
Vivir en Colombia es saber que aquí los asesinatos tienen móviles tan
absurdos que parecía una fantasmagoría. Es por ello que parece irri-
sorio que personas formadas bajo esta ética restrictiva intenten atacar
la memoria del difundo relacionando causas falsas sobre el asesinato,
buscando con ello fortalecer y enaltecer una postura ética restrictiva,
y así establecerla como visión unívoca.
— 60 —
— 61 —
provee de excusas perfectas para acabar con el memoria de ese ser, e
incluso hasta con el ser mismo, es decir, si el muerto es acorde con las
posturas dominantes será aceptado en un camposanto, uno que esta-
rá bien cuidado, para que allí reposen sus restos; mas eso no sucedía
con la mayoría de personas que se oponían a aquella formación en un
aparente bien. Nótese entonces cómo el respeto sólo existe para los
que piensan en una misma línea, el respeto a la diferencia desaparece,
no existe, porque de fondo no existe un ejercicio crítico dentro de esa
formación ética y sus posturas. Por eso es interesante la definición
que Estanislao da a ese concepto, pues para él el respeto se aplica en
la diferencia y eso implica analizar eso que es diferente, no negarlo en
un primer momento, sino acercarse y plantear la crítica válida si se
necesita, a sabiendas que una idea solitaria no debe volverse una guía
obligatoria para la humanidad.
Bibliografía:
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Retorno - Enfrascado
rap de:
Danilo Rodríguez [Reto.r.no.]
@reto.r.no
video por:
Paloma Galvis
@galvispaloma
véalo en:
https://youtu.be/awLYW_ujU2s
— 63 —
Para
no me niegues que estoy
muerto
enfrascado
con mis pensamientos
en tu coño
a mis virtudes
puño al piso
a mis vicios
beso lo confieso
me atraparon
me moldearon
me transfiguraron
hicieron de mí
lo que querían
pero sobre todo
me calmaron
satisfecho estoy
de estar drogado
tú sigue con tu vida
que yo sigo
por mi lado
me he automedicado
recibo tu receta
si es con tu culo
neni voy confiado
sino no quiero nada
llevate tu amor profano
el día en que me muera
ya habré muerto
demasiado
mucho lo he rezado
que me pise
un dios pagano
que me hechice tu mira-
da
que me beses
con sabor a helado
que reviva dios
que yo lo ahorco
por pirobo
Me gusta sufrir porque
ya estoy resignado
mírame a los ojos
de la espalda
pa saber si he confiado
me tatuaré en los
pensamientos
para que les duela
le diré a mi madre
que la amo
y seré feliz
comiendo de la cena
pienso en el diablo
cuando veo tus ojos,
nena follemos en tus
sentimientos
mientras cantan
las sirenas.
siento un río de placer
nadando por mis venas
es que vengo yo
— 68 —
PERSONAJES
DIAMANTE
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PICA
— 70 —
TREBOL
— 71 —
REPARTIDOR
— 72 —
Diamante, Pica, Trébol y Repartidor están sentados en una improvisada mesa de
poker para 3 jugadores.
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Repartidor: ¡Dama y caballeros!, por favor, hagan sus apuestas. El tiempo se
acaba, sus bolsillos necesitan llenarse y su alma deleitarse con el placer que
genera apostar.
Diamante (mientras mira su billetera repleta de efectivo y tarjetas de crédito): No
me interesa ganar dinero… vine aquí esperando que algo me generara pla-
cer, satisfacción. ¡Vine con la esperanza de que este juego me diera algo más
que dinero! Prueba de ello será que apostaré sin ver las cartas.
Todos: ¡Qué emocionante!
Trébol (bastante ansioso mientras observa el ostentoso reloj de Diamante y piensa
en cuánto podría valer): Hay que aprovechar todo, apostar sin ver no es una
buena estrategia. Pica dijo algo muy cierto, “necesito dinero”, yo necesito
dinero: ¡doblo la apuesta!
Pica: ¿Qué demonios voy hacer con un 9 y 2? no sirve de nada, no me sorpren-
de, la primera mano no es muy agradecida conmigo, fold.
Trébol (en un tono de voz sarcástico) Diamante, ¿por qué mejor no nos regalas
el dinero?
Diamante: Ya he regalado mucho dinero. ¿Apostar sin ver no es regalar?
Trébol: Apostar sin ver no es regalar, es no saber jugar.
Pica: ¡Sí, es regalar! Y si sabe cuándo apostar, sabe cómo jugar.
Trébol: Si crees que es regalar ¿por qué no apostaste?
Pica (con una sonrisa desdibujada): Porque sé jugar.
Diamante (mientras mira a pica por debajo del hombro): No sabes, te contradi-
ces.
Trébol (asintiendo con la cabeza): Es cierto
Pica (mientras observa la mesa): Sé cuando no apostar.
Trébol (en tono burlesco): 9 , 5 y J. Mira Pica, salió un 9, llevarías par nueves.
Fijate, no sabes jugar.
Pica (en un tono de resignación mientras agacha la cabeza): Un buen par de nue-
ves acompañado de un horrendo dos.
Diamante (mientras se recuesta sobre la silla): Voy 10 fichas más.
Pica: 10 fichas, está bien para ser la primera mano. De seguro lleva par jotas. No
me arrepiento de haberme ido.
Diamante: no he mirado las cartas, no sé si llevo la jota.
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Trébol (mientras mueve nerviosamente una pierna y refleja su preocupación en
su rostro): Diamante, el dinero no te importa, esa duda que nos aqueja se
puede resolver viendo las cartas.
Diamante (observa las cartas): ¡Cielo santo, Pica tiene marcadas las cartas! Efec-
tivamente tengo una jota...
Pica (un poco sorprendida): No tengo las cartas marcadas, no fui yo la que traje
las cartas. Aunque siendo sincera, no me esperaba la jota.
Trébol: ¡No!, esto está mal, yo tengo un 9.
Diamante: Oh, tienes un 9, llevas par nueves.
Trébol (en tono resignado): Gracias jovencito, ahora he entrado en un dilema: ya
sé que tienes, pero me vas ganando…
Pica (mirando a Trébol): ¿Qué es peor: apostar sin saber o apostar sabiendo lo
que tiene el contrincante?
Trébol (mirando ansiosa y curiosamente a Diamante): ¿Qué piensas, Diamante?
Diamante: Pienso… ¿vas a pagar las 10 fichas?
Trébol: Pago las 10 fichas. Lo peor no es eso, Pica, lo peor es que faltan 2 cartas
por salir.
Diamante: Un 3 no sirve para nada, nada sirve. Y una jota solo acelera la termi-
nación de esta primera mano. Check.
Pica (sorprendida por la actuación de Diamante): ¿Por qué pasaste? Le das la
oportunidad de ver la quinta carta, ¿no te das cuenta que vas ganando?
Trébol: ¡Silencio Pica! Check.
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Diamante: No he vivido nada, lo tengo todo. Si quisiera podría contratar a
un hombre para que asesine a otro hombre. Si me atrapan tengo el dinero
suficiente para sobornar al fiscal, e, incluso, si llegara a salir culpable, tengo
dinero para volver a contratar a otro sicario...
Pica (en tono insinuante): ¿Y por qué no lo haces?
Diamante (con una sonrisa agridulce en la cara): Ja! No hay nada bueno ahí.
Todo lo que quiero empieza o termina con el dinero, una preocupación, una
alegría, una tristeza, el amor, el sexo, drogas, alcohol, viajes, mujeres... todo
está relacionado a ese papel tan común. Desearía cambiar mi dinero por
otra vida, por una que sí pueda ser vivida.
Trébol (sin pensar mucho lo que iba a decir): ¿Por qué no te matas?
Diamante (mientras mira hacia arriba y suspira): Hasta en eso he pensado...
Flores, flores, flores, flores, muchas flores, de las más extravagantes, aquellas
que tienen un corte singular en su tallo. ¿El ataúd? uno que no sea de una
madera común, y si es importado mejor; las incrustaciones y los detalles en
oro no pueden faltar…
Trébol (imitando voz de presentador): ¡Oh, amigos!, ¡oh, pueblo!, ¡oh gente!,
es de mi orgullo y placer presentarles al único e inigualable Diamante, un
chico suicida que se aburre del suicidio, único en su especie, único en su gé-
nero: ¡Ojo al dato! hay uno de ellos por cada 70 mil millones de habitantes,
una locura esto, estamos presenciando un ser en vía de extinción…
Todos: (Risas)
Pica (en tono burlesco): Buen show de comida el que acabamos de presenciar.
Diamante (burlándose de Pica, pero aún más, de lo ridículo de su situación): He
presenciado una obra de arte y sin necesidad de pagar. Muchas gracias.
Trébol: Es para mi un honor ser la causa de una sonrisa. Pero, por favor, termi-
ne de narrar el funeral y de hacer su movimiento en el juego.
Diamante: Un vestido de diseñador hecho a la me-di-da, cartas de invitación a
todo el mundo, porque no es normal que alguien se muera. Serenata para
alguien que no oye, mensajes para alguien que no lee, abrazos para alguien
que no abraza, dinero para alguien...
Silencio.
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Trébol (saca papel y lápiz): ¿Que dónde deja el dinero? Dudo de que el capitalis-
mo haya llegado hasta el otro mundo. Pero uno nunca sabe...
Diamante: He ahí lo bueno de morir, me entierran con lujos y cosas que da el
dinero. Así como la radiación de un agujero negro es expulsada, así me alejo
yo de ese punto denso llamado dinero. El dinero no muere. No se entierra.
Ni mucho menos envejece. El dinero se acumula. El dinero no se le da a
alguien que no pueda gastarlo. El dinero se gasta. Lo gasta otro. Lo gasta un
vivo. Se gasta. salió un As, apuesto, o mejor dicho, gasto 60 fichas.
Silencio.
Diamante (en tono enérgico): ¿Qué pasó? ¿Aposté muy fuerte? ¿Gané?
Trébol: Sería muy triste si aparte de la jota lleva el As, apuesto las 60 fichas.
Pica (curiosa): Apostaron y pagaron. Quiero saber que llevan.
Repartidor (con tono de voz fuerte): Destapen sus juegos... Diamante tiene jota
y 6, tiene par jotas; Trébol tiene 9 Y 9, junto con el 9 que hay en el flop, Tré-
bol hace trío. El ganador de la primera mano es Trébol...
Así, después de varias manos, varias fichas, varias discusiones, se llega a la última
mano. Hand #23.
Silencio incómodo.
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Repartidor destapa el flop.
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Pica: All in...
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Repartidor: muestren sus cartas.
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Repartidor destapa la quinta carta...
Fin de la partida.
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Conversaciones conmigo misma
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Debí haber guardado tus sueños
de quienes querían robarlo,
de los ladrones entre mis piernas.
No debí confiar
en las sombras
de mis mayores
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Soy la nada.
Nadeo en las aguas profundas.
Dentro de mis dedos
la mentira se hace beso.
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Poemas filosóficos
Poemas por:
María Angélica Castro
angelicasstro99@gmail.com
Caminará un sendero
donde cada paso le aquejará
hasta llegar a la piedra más alta;
se posará allí,
tomará su último aliento para levantarse,
echará una mirada despistada,
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observará que está solo,
solo con los cielos, las nubes,
las montañas y el agua.
El vértigo aparecerá,
ese deseo irracional de tirarse de esa roca,
caer y no volver a salir.
Estará presente.
Es cuestión de valor,
de tener fe en sí mismo,
de angustia e incertidumbre,
la razón de tomar la decisión
de tirarse, sentarse nuevamente
o regresar y nunca volver.
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Filosofar
Ahora, contemporáneos
siguen la misión,
intentando dar respuesta
a todo tipo de discusión.
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Paisajes interiores
Dibujos por:
Yilver Camacho
@rezzle_eve
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Breve reflexión sobre el arte
Texto por:
Jose David Mantilla
Por estas razones, es muy complejo referirse al arte en esta época don-
de la valorización de los objetos está expresada siempre por el costo
monetario que le ha sido atribuido; un objeto con una asignación
monetaria baja no será percibido con el mismo interés que un objeto
con un precio monetario alto. Se da prioridad al dinero y no la obra
de arte como arte. Estas formas de percepción impiden que nuevas
obras de nuevos artistas sean apreciadas por su significado real y, a su
vez, elimina la posibilidad de conexión del observador con la obra de
arte, pues en su mente no se encuentra la imagen de la obra, sino la
idea del valor monetario.
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en medida de la eficiencia y la eficacia, pues se busca administrar los
recursos para obtener el mejor beneficio. Se mantiene una relación de
eficiencia con los procesos, a partir de acuñar un “fin” en función de
la utilidad práctica que representa cada objeto.
En esta época donde las obras se denominan arte en función del valor
percibido, se hace casi imposible que muchos artistas ganen notorie-
dad, pues son invisibilizados en su totalidad, debido a que el valor
percibido de sus obras no alcanza a rozar —en lo más mínimo— el
precio de una obra que ha obtenido dicha denominación. La obra de
arte se legitima por su precio y, a su vez, el artista se legitima si sus
obras tienen un alto precio; en sí, el artista es una máquina producto-
ra. Pero el arte es más que dinero, como se ha dicho anteriormente, es
una expresión del artista, la manifestación de una realidad percibida
que invita a la conexión con el mundo mediante la atenta contempla-
ción: es un acercamiento a un mundo de posibilidades.
UN OBJETO
Esta cosa, que tuvo un nombre y no un corazón
ha adquirido familiaridad donde pudo haber afecto,
y nada ahora
disturba sus reflexiones.
—Ezra Pound
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La calidad de una educación
como entrenamiento
Texto por:
Laura Martínez
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Institución educativa Padua, ubicada en
el municipio de Onzaga, Santander, en
la vereda de Padua.
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Todas estas circunstancias llevan a que mitir datos, saberes, conocimientos, con-
en los colegios no se intente cuestio- clusiones o resultados de procesos que
nar nada ni pensar, simplemente se otros pensaron. No enseña a pensar por
debe pasar al alumno aprenda o no sí mismo, a sacar sus propias conclusio-
aprenda, porque lo que importa es que nes, a diferencia de la educación huma-
salgan graduados a laborar, sin cues- nista que permite y fomenta el desarrollo
tionar al estado, sin protestar. Por esta de la persona, es decir, que el desarrollo
razón, se le limita su conocimiento. del individuo no está determinado por el
mercado.
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La manch a
Cuento y dibujos por:
Yency García
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Regreso a mí banca y la sombra ya no está ahí. ¿A qué horas desa-
pareció? Pienso que tal vez estoy muy cansada y que tengo que re-
cuperar fuerzas. Veo la arquitectura del parque y comienzo por ver
las paredes desgastadas por la lluvia: tal vez yo, como ellas, antes era
de un color distinto, y ahora me cierro a la posibilidad de cambio.
Necesito ver con nuevos ojos este lugar. Veo la gente pasear por el
parque y pienso que las personas desean observar para reconocer,
cierran los ojos lo que más pueden y al final nunca se reconocen, no
nos reconocemos y yo no me reconozco. Cierro los ojos por un rato
y recuerdo la repulsión hacia mi existencia, hacía mí misma, cada vez
que estoy despierta. En el sueño, en cambio, en cada esquina me veo
en un presente, en cualquier presente, como este, aunque al despertar
me deje una sensación incómoda por largos viajes.
Horas, llevo horas en este lugar y eso mismo es lo que se le a las per-
sonas, horas de su tiempo, para trabajar, hacer ejercicio o para ver
una cara conocida y así salir de la rutina, romper el hechizo de estar
pensando en lo mismo, de estar viendo lo mismo. Llegará mi amigo
y la tormenta se desatará en el primer trago de la conversación: com-
partiré mis problemas y desesperanzas, y ahí desataremos nuestras
pasiones. Veo nuevamente la mancha que ahora se encuentra sentado
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en una banca, a mucha más distancia de la mía y noto la misma sensa-
ción de pesadez, casi como verme a un espejo: él está muerto y creo que
yo también. Muertos, pero tal vez habitantes de la filosofía. En la filosofía
es en donde yo me quiero reconocer. Antes de conocerla, era diferente,
pero ya no recuerdo, ya no recuerdo en qué creía y solo percibo borrosas
imágenes de monstruos de infancia. Cuando estoy con la mancha no
puedo pensar, solo me quedo en nada. Veo sin retener ninguna teoría y
así la añoranza de alguna verdad permanecerá detenida.
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Sobre el nihilismo y sus
efectos: reflexiones de una
veinteañera
Texto por:
Maria Alejandra Duarte
Usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre,
siempre,
un lío.
Mis padres dicen que si tengo un titulo profesional mi futuro será pro-
metedor, pero si ese título es de filosofía estoy destinada a estar anclada
en esta casa donde nada aquí me pertenece, ni la cama donde duermo,
ni el celular, ni el computador que uso y para el cual ni pidieron mi opi-
nión a la hora de comprarlo, ni siquiera puedo decir que es mía la ropa
que uso, mucho menos puedo hablar de “mi libertad”.
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Esas dos palabras nunca las he sentido propias, cuando pienso en ellas,
me parecen más una utopía que una realidad. Siempre estoy todo el día
sublevada a órdenes de terceros, ya sea de mis padres, de mi jefe, de
mi mascota que me demanda tiempo, de mi pareja, de mis amigos, del
idiota que me grita algo obsceno en la calle y que me obliga a bajar la
mirada, del semáforo en rojo que me ordena detenerme. Pero no quiero
ser malinterpretada, no me considero anarquista ni quiero ir rompien-
do vidrios y pintando paredes, culpando al gobierno y reclamándole mi
libertad. En esta historia que es mi vida veo varios personajes secunda-
rios que de alguna forma me hacen daño, pero es la protagonista quien
más me atormenta, me da miedo cada vez que la veo, es tan fuerte que
me puede destruir con la mirada y tan débil que a veces se desborda en
lágrimas suplicando ayuda. La verdad le tengo lastima, y sentir lastima
hacia alguien es repulsivo. No le ayudas porque le quieras o sientas afec-
to hacia esta persona, le ayudas porque crees que no se puede caer más
bajo de lo que esta persona ha caído, que nada podría humillarla más.
Cuando era niña siempre vi la vida, no de forma lineal, sino como una
montaña. La vida empezando desde la parte izquierda frontal y en la
parte derecha frontal terminando, en la punta sería entre los 20 y 30
años, pero desde aquí, en mis veintes, solo veo un abismo y ni siquiera
puedo rodearlo para evitarlo, porque hay algo que me empuja constan-
temente a él. Creo que soy yo misma quien me empuja.
Pero hay una pequeña parte que quiere creer en algo, quizá en un Dios
que tiene un plan, o que el destino ya está escrito y, claro, creer que
en eso le quita peso a mis preocupaciones diarias. Sin embargo, siguen
llegando cada vez más y crecen tan rápido y tan enorme como una ola
capaz de crear un tsunami que me derrumba, que acaba con mis alegrías
y tras su paso solo deja ruinas, algunas interiores y otras materiales.
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La necesidad de educar
en la cultura de la protección
Texto de:
Sara Pulido
U
no de los sitios más importantes de Colombia se encuentra en Santan-
der y es el páramo de Santurbán, un privilegio que pocos países pue-
den darse, debido que es uno de los nacimientos de agua más grandes
en el mundo, rico en fauna, flora y minerales como el oro, y pues, es
a todas luces evidente la gran importancia qur tiene el apropiarnos
y cuidarlo como una de las cosas más valiosas que hay en el depar-
tamento de Santander. Tristemente, hay un conflicto socioambiental
a causa de las políticas extractivistas de los gobiernos, con el propó-
sito de eliminar un recurso natural para ser vendido en el mercado.
Los páramos se están deteriorando rápidamente en sus condiciones
ambientales, con consecuencias irreparables. Por esa razón, es funda-
mental pensarnos como sujetos y ser conscientes de lo que digerimos
intelectualmente, lo que aportamos y hacemos como individuos para
proteger nuestro entorno. El filósofo Estanislao Zuleta, resalta la im-
portancia de pensar críticamente y no solamente aprender ciegamen-
te, lo cual es el propósito de este ensayo: generar una reflexión sobre
la educación que reciben los individuos, enfocada en la población de
estos sitios mineros.
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nómico de este territorio; de lo contrario, con el pasar el tiempo, se
seguirá en un circulo vicioso donde la cultura no se esta desenvol-
viendo de una forma adecuada, y se seguirá afectando este macizo
montañoso, que contempla una amplia región natural de ecosistema
montano natural.
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El Buho
Cuento por:
Yeisly Martínez
R ecuerdo cuando era niña me encantaba preguntar sobre las cosas más
mínimas que me podían pasar, sobre todo, mi curiosidad aumentaba
a medida que observaba por la ventana el inmenso horizonte. Quería
saber acerca del maravilloso y majestuoso rey sol, de la madre natura-
leza, de la bolita a la que llamamos tierra, he incluso me interrogaba
¿por qué el cielo era azul? o ¿por qué se caían las hojas a los árboles
en determinada época del año? Todas estas dudas impregnaban mi
mente, pero madre siempre repetía una y otra vez que dejara de hacer
preguntas y me ocupara de mis deberes escolares, puesto que eso era
lo importante. Ya que no sufriría y tenía mucho dinero para comprar-
me todos los caramelos y juguetes del mundo, aunque, en mi pequeña
mente no comprendía porque unos pedazos de papeles con números
incrustados eran más relevantes que mis interrogantes y mi interés
por aprender acerca del mundo.
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y la luna infinidades de veces, poco a poco me olvidaba de su valiosa
existencia. Lo único que hacía era aprenderme de conceptos, repetir y
repetir palabras y hasta memorizar ejercicios matemáticos ¡Sentía que
estaba enloqueciendo! Y de nuevo siempre mi madre me recalcaba la
relevancia que tenía para mi vida, aunque lo único que pensaba mi
mente era que no tenía sentido nada de lo que reiteraba, como si fue-
ra una grabación interminable de una pesadilla. Todos los días eran
un martirio levantarme para ir a lo que yo llamaba “prisión”. Estar en
ese lugar me abrumaba y sentía que imposibilitaba mi imaginación,
pues mis dibujos eran reemplazados por ecuaciones, mis escritos se
transformaban en una transcripción de “manuales de conducta” y mis
planes de divertirme, se cambiaban por trabajos monótonos. El cole-
gio, según comentaban los profesores, era nuestra segunda casa, pero
nunca me sentí acogida por ese lugar de cuatro paredes blancas.
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dres compraron una pequeña casa en un barrio muy tranquilo. La
distinción de ambientes entre la ciudad y el pueblo era muy notorios,
extrañaba aquellos sonidos de las cigarras y los grillos, además del
aura colorida desde la punta de alguna montaña. Pensar en el pueblo
me traía mucha nostalgia, a causa de que allí viví las mejores épocas
de mi niñez junto a la naturaleza que me rodeaba, en cambio la urbe
era un lugar tan uniforme y de una tonalidad gris que no podría creer
que existiera un lugar así de insípido en el mundo, en donde los ma-
ravillosos árboles eran reemplazados por pavimento, lo artesano era
ocupado por lo plástico, la amabilidad era rara de presenciar, entre
otras cosas que sucedían en esta metrópoli. Realmente decepcionante
para mí.
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cado a unas cuadras de mi casa, gracias a que mis padres no conocían
muy bien la ciudad. Además, podría caminar sola para ir y regresarme
de la institución porque tenía una edad considerable para ello.
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piel y estaba imaginándome cosas. Seguidamente, ingrese al instituto
en donde debía buscar a un docente para que me guiara al salón del
grado noveno, entonces me dispuse a explorar el recinto, donde un
maestro me indico el camino que debía seguir. Al ingresar al salón me
sentía temerosa, aunque decidida de afrontar nuevos retos, a causa de
los pensamientos que me sobrevenían a mi mente, lo que resulto que
actuará muy tímida. Pero, a medida que fue transcurriendo el tiempo
me fui desenvolviendo con mis compañeros.
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En unos días de esos extraños se me hizo tarde para llegar a las clases,
por ello me tuve que quedar esperando en la entrada de la institución.
Observando minuciosamente todas las partes de la academia, noté
una estatua que tenía forma de búho, quizás había estado allí desde
hace mucho tiempo, pero no me había fijado en ella. Anteriormente,
había escuchado que los estudiantes no se le acercaban a esa majes-
tuosa escultura porque era aterradora, incomprensible, enigmática y
con suspicacia. A mí, por el contrario, todo ello me atraía a detallarlo,
a indagar sobre ella. Cuidadosamente me acerque a la imponente es-
tatua, cuando de repente una voz que provenía de ella me dijo:
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ponder o cómo actuar, pues era una decisión que debía tomar con
responsabilidad, agregando el hecho de que me sentí más intimidada
cuando me mencionó cómo mi posible imprudencia de acercarme a
esa estatua no había sido del todo mala, por eso mismo, también me
intrigaba lo que había dicho el búho: ¿qué misión será tan importante,
hasta el punto de que esa misma era la razón de su propia existencia?
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—Si quieres saber la respuesta, necesitas descubrirla por ti mis-
ma. Yo no podría explicarte de forma tan precisa como lo com-
prenderías si lo experimentarás en carne propia.
He llegado al final de este escrito, sin embargo, este relato es una com-
paración de cómo las personas al principio se sienten desentendidas
del mundo, pero en el instante que encontremos el objetivo y cons-
truyamos nuestra búsqueda que se funda ante las situaciones que se
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presenten en la actualidad. La educación filosófica, en este caso, es el
punto de referencia para complementar nuestras decisiones y se pue-
de dar en todos los contextos. Pues la misma filosofía puede encontra-
se inmersa en lo pragmático y productivo.
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