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Mc 4,3-9
LECTURA: ¿Qué dice el texto?
3 Escuchen esto: El sembrador salió a sembrar. 4 Al ir sembrando, una parte de la semilla cayó a lo largo del camino, vinieron los
pájaros y se la comieron. 5 Otra parte cayó entre piedras, donde había poca tierra, y las semillas brotaron en seguida por no estar
muy honda la semilla. 6 Pero cuando salió el sol, las quemó y, como no tenían raíces, se secaron. 7 Otras semillas cayeron entre
espinos: los espinos crecieron y las sofocaron, de manera que no dieron fruto. 8 Otras semillas cayeron en tierra buen: brotaron,
crecieron y produjeron unas treinta, otras sesenta y otras cien. 9 Y Jesús agregó: El que tenga oídos para oír, que escuche.”
Veamos como inicia y termina el texto, ¿hay alguna semejanza entre ambas frases? ¿A qué invita Jesús a la gente? ¿Para qué? Salió un
sembrador a sembrar, ¿en qué tipos de terreno cayo lo sembrado? Lo que cayó en tierra buena, ¿Cuánto produjeron?
Leamos de nuevo el texto, orientándonos por las preguntas.
Será conveniente para la mejor comprensión del texto, leer los pasajes paralelos que encontramos en los evangelios de Mt 13,1-9 y Lc
8,4-8.
Esta es una de las parábolas que vienen acompañadas por una explicación de parte de Jesús, leamos también Mc 4,13-20. Y, si
tenemos tiempo suficiente, podemos leer Mt 13,18-23 y Lc 8,11-15.
La llamamos “Parábola del sembrador”, ¿Por qué Jesús hablaba en parábolas? Porque quiere que sólo los discípulos comprendan lo
que les enseña; les habla en un lenguaje sencillo y cotidiano, pero que al mismo tiempo encierra un misterio para los de fuera, para los
que no creen en Él. (Mc 4,10-12). ¿A qué se refieren la mayoría las parábolas de Jesús? Al reino de Dios. Jesús no se predica a sí
mismo, sino que predica acerca de Dios, que quiere reinar en la vida de los hombres; con un reino de fraternidad, de paz, de amor y de
justicia.
Lo sembrado por el sembrador es la palabra (Ver Mc 4,13). Nosotros, ¿qué tipo de terreno hemos sido para la palabra sembrada en
nosotros? ¿Ya estamos rindiendo frutos: el treinta, el sesenta, o el ciento por uno? ¿En qué se nota?
O, ¿Más bien, hemos dejado que Satán se lleve la palabra (Mc 4,15), hemos sido inconstantes (Mc 4,17), hemos dejado ahogar la
palabra (Mc 4,19)?
¿Somos de veras tierra buena, que oímos la palabra, la acogemos y damos fruto? (Mc 4,20).
¿En qué actitudes o comportamiento se nota que estamos dando frutos?
Compartir, dirigiéndonos a Nuestro Señor Jesucristo, los sentimientos de gratitud, de alabanza, de petición suscitados en nosotros.
Podríamos cantar alguno de los cantos que está inspirado en este texto: “Sembrador”.
O leer el poema “Sembrando” de Marcos Rafael Blanco Belmonte. [Se encuentra al final de esta guía].
CONTEMPLACIÓN: ¿Qué tareas o acciones podemos realizar en respuesta a esta palabra que hemos escuchado?
Cada quién piense ante Dios, ¿Qué cambios a de realizar en su vida para permitir que la Palabra sembrada dé su fruto?
Remover la tierra para que la semilla de la Palabra de fruto en mí: apaciguar mi interior, liberarme la inquietud, serenarme en medio de
las dificultades propias de la vida. En definitiva, confiarme a Dios.
Ayudar a Jesús a sembrar su palabra en la vida de alguna de las personas que conocemos; llevarle la Palabra de Dios a domicilio.
Compartir con dicha persona nuestra propia experiencia en relación a Palabra de Dios.