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Mily Crevels*
1. Aspectos generales1
Itonama o sihnipadara, anteriormente dihnipadara,2 es una lengua genéticamente no clasificada hablada en las
tierras bajas amazónicas de Bolivia, en el noreste, a aproximadamente 90 kilómetros de la frontera con Brasil.
Hoy en día el itonama está al borde de la extinción, hablado por sólo dos ancianos en el pueblo Magdalena
al margen izquierdo del río Itonama, afluente del río Iténez –también llamado Guaporé en Brasil– en la
provincia Iténez del departamento del Beni.
* Mily Crevels trabaja como investigadora titular en la Universidad Radboud de Nimega, Holanda. Desde el año 1999 lleva
visitando y viajando por la Amazonía boliviana, donde trabajó entre 2000 y 2006 con los últimos hablantes del itonama.
1 Este capítulo va dedicado a mis queridos informantes don Lauro Chanato († 2006), don Ascensio Cacharana, don Manuel
Guasase († 2005), doña Juanita Bolome, don Ignacio Aulo († 2000), y don Vicente Noay († 2006), los últimos hablantes del
itonama. Agradezco a Pieter Muysken por sus comentarios para este capítulo y por haberme facilitado el trabajo en la lengua
itonama dentro del ramo del Programa Spinoza Léxico y Sintaxis. También quiero corresponder al proyecto NWO VIDI Diversidad
lingüística de la región Guaporé por haberme posibilitado el trabajo en la edición de los cuatro tomos de Lenguas de Bolivia. Por
último, quiero agradecer a Magaly Grández Ávila por la revisión meticulosa de este capítulo.
2 Aunque también se refería al itonama en el pasado con machoto, la palabra itonama para ‘amigo’ (e.g. Métraux 1942) e itonama
saramo (< castellano ‘San Ramón’) por Camp & Liccardi (1967a,b), los hablantes solían referirse a su lengua con dih-ni-padara
‘1pi-rel-hablar’. Durante mis sesiones de trabajo con los informantes, esto cambió a cierto punto en dih-padara ‘1pi-hablar’ e
incluso en sih-padara ‘1pe-hablar’.
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Don Lauro Chanato, jefe de macheteros, alistando su plumaje para bailar en la fiesta patronal
(Foto Mily Crevels, Magadalena, 2003).
El territorio itonama forma parte de la región históricamente conocida como Moxos (o Mojos), que cubre
aproximadamente 200.000 kilómetros cuadrados de lo que hoy es el departamento del Beni. De esta zona,
150.000 kilómetros cuadrados constan de sabana tropical, los llamados Llanos de Moxos,3 que se extienden
desde las últimas escarpaduras de la Cordillera de los Andes hasta la frontera con Brasil, aproximadamente
desde el noreste de los Andes extendiéndose hasta el área al oeste de las Serra dos Pacaás Novos y Chapada
dos Parecis del Brasil (Rondonia y Mato Grosso). Esta región es la extensión más sureña de la cuenca ama-
zónica y el tercer mayor complejo de sabanas en América del Sur. Los otros 50.000 kilómetros cuadrados
consisten en bosques en el piedemonte andino y el norte de las tierras altas de Chiquitos. Tres redes fluviales
cruzan el área de Moxos: el Beni en el oeste, el Mamoré en el centro y el Iténez (o Guaporé) hacia el este.
Estos tres ríos convergen para formar el río Madeira, el principal afluente del sur del río Amazonas. Como
resultado de la alta pluviosidad y deshielo en la Cordillera de los Andes, los ríos se desbordan cada año en
la temporada húmeda entre diciembre y mayo. En este período, se inunda el 50 a 60 por ciento de la tierra
durante cuatro a diez meses. En zonas que no están inundadas estacionalmente, la vegetación natural tiende
a ser bosque siempreverde. Las áreas que se inundan exhiben pastos o vegetación de sabanas. La temperatura
anual promedio es de 25° C, con máximas diarias de aproximadamente 35 a 37° C. Durante la estación seca
(invierno austral), los surazos –frentes fríos desde el sur– penetran la región regularmente, causando que las
temperaturas bajen a veces a tan sólo 6 a 10° C durante unos días.
Hoy los itonamas viven en el departamento del Beni, en la provincia Iténez (municipalidades de Mag-
dalena y Baures) y en la provincia Mamoré (municipalidades de San Ramón y San Joaquín), más o menos
en la misma área en que fueron contactados por los españoles. Hay aproximadamente 36 comunidades en
3 Los españoles solían llamar esta región Gran Moxos, pero también se conocía como Gran Paitití, El Dorado, Isla de la Canela,
Tierra de Enín, o Candire.
Itonama 235
esta área, pero, tomando los asentamientos aislados en cuenta a la vez, puede ser que haya más de 120. Los
pueblos más grandes son Magdalena, San Ramón, Huacaraje, Bella Vista, Orobayaya, y Nueva Calama. Sin
embargo, los últimos hablantes del itonama residían todos en Magdalena, el pueblo –formalmente incluso
ciudad– donde efectué mi trabajo de campo.
Magdalena es la capital de la provincia Iténez, y, por lo tanto, el principal centro administrativo de la
región. Se ubica aproximadamente 198 kilómetros (línea recta) al noreste de Trinidad (220 kilómetros por
carretera), la ciudad más cercana y capital del departamento del Beni. La infraestructura de Magdalena se
ha mejorado considerablemente desde mi primera visita en 2000. Las calles principales que llevan a la plaza
principal han sido ripiadas, de modo que ya no se convierten en charcas de barro en la época de lluvia. El
camino ripiado de Trinidad con dirección norte hacia San Ramón ha sido mejorado, así que, en principio, el
viaje por tierra camino a Magdalena tendría que ser posible durante todo el año en cuatro por cuatro, pero
el problema aún persiste en el estrecho lleno de curichis (pantanos) hacia el este de San Ramón a Magdalena.
Si la época de lluvia termina rápido (finales de marzo) y vuelve a comenzar tarde en el año (principios de
noviembre), el viaje por tierra hoy en día es posible desde aproximadamente julio hasta las primeras lluvias
fuertes en noviembre. El viaje de 220 kilómetros puede llevar entre ocho horas y dos días, dependiendo del
estado del camino y del vehículo. Otra opción, realmente la única en tiempo de agua, es volar en avioneta en
aproximadamente una hora de Trinidad a Magdalena o vice versa. Si hay combustible para el generador, se
genera electricidad durante veinte horas al día de 7.00 a.m. a 3.00 a.m. En 2004, se inauguró un hospital nuevo
que fue construido y equipado con fondos japoneses. Aquí se prestan primeros auxilios, pero para mayores
problemas de salud, la gente todavía tiene que ir a Trinidad.
Según la excelente síntesis y elaboración de Molina & Albó (2006) de los datos recogidos en el Censo Nacional
de Población y Vivienda 2001 (Censo 2001),4 2.791 personas se autoidentifican como itonama, mientras que
389 personas sostienen hablar la lengua a pesar de que hoy no quedan más de dos hablantes ancianos. Cabe
notar en este lugar que hay una diferencia muy grande entre hablar una lengua o desear hablarla y, por lo tanto,
a la hora de analizar datos censales siempre cabe reflexionar sobre las distintas interpretaciones acerca de lo
que se concibe por hablar una lengua.
Los itonamas, con una historia de casi 300 años de cristiandad, conservan muy poco de su cultura indígena
original. Todavía hay algunos rasgos culturales que se remontan a la época de la misión jesuita, tales como la
existencia de un cabildo indigenal con su cacique y corregidor, conectado intrínsecamente a la Iglesia Católica,
o las danzas que se llevan a cabo el 22 de julio, la fiesta patrimonial de Santa María Magdalena. La danza más
importante es el machetero, en que los bailadores, los macheteros, llevan plumajes, o sea, tocados coloridos de
plumas de parabas, y bailan hacia atrás, precediendo a la estatua de Santa María Magdalena, cuando la llevan
fuera de la Iglesia para la procesión. Detrás de la estatua bailan las mamas, mujeres vestidas de tipoys, que
son vestidos coloridos como camisones largos. Las mamas solían cantar canciones pícaras en itonama, pero
cuando llegué a Magdalena por primera vez en el año 2000 todas las canciones ya se cantaban en castellano,
con la excepción del himno local do’rewawahte (‘¡alegrémosnos!’). Otros bailes incluyen el torito, el ciervo, el
waro’yane ‘peni’, y el chivo. Para estos últimos cuatro bailes se utilizan máscaras representando a los animales
en caso. A pesar de que el waro’yane parece ser un típico baile itonoma que se originó en Huacaraje, la mayoría
de los bailes que se realizan en Magdalena también se encuentran en otras partes de la región de Moxos. Otro
rasgo de la época jesuítica que ahora se ha perdido, son los llamados casos, historias o leyendas de tipo fábula,
4 Nótese que en dicho censo, parte de la información censal fue recogida sólo de la población de 15 años y más; entre otras se
hizo la pregunta sobre la autopertenencia a otro pueblo indígena que no fuera quechua, aimara, guaraní, chiquitano o mojeño.
Para una mejor aproximación al dato demográfico total de cada uno de los pueblos pertenecientes a la categoría censal ‘otro
nativo’, Molina & Albo (2006: 48-49) juntan la población censada (mayor de 15 años) y –inferida según cierta metodología– la
población menor de 15 años que pertenece a estos mismos pueblos.
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que antiguamente se contaban en la plaza central, adonde iba la gente en las noches en busca de algún alivio
del calor. Mientras que el cabildo indigenal es responsable de la organización de varias actividades durante
la fiesta patronal, la Subcentral de Pueblos Indígenas Itonamas5 vigila los derechos políticos de los itonamas,
sobre todo la demanda de Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Itonama.
Mientras que muchos hombres itonamas o bien trabajan en sus propios chacos o en las fincas y estancias
de los terratenientes, las mujeres trabajan como empleadas domésticas, lavan ajeno, u hornean para la venta.
Se ha perdido la costumbre de tejer hamacas y hacer tinajas para la venta, pero, afortunadamente, los itona-
mas todavía tienen posibilidades de ir a la caza y la pesca, a pesar de que la población de caza y las reservas de
pescado hayan disminuido dramáticamente en los últimos años. Hay una clase media relativamente pequeña
pero creciente de artesanos autónomos, comerciantes, maestros, etc. La última década ha sido testigo de
la llegada de un número constantemente creciente de migrantes indígenas del altiplano en las tierras bajas
bolivianas. Así, muchos comerciantes aimarahablantes han estado viniendo a asentarse en Magdalena en los
últimos años.
El itonama es una lengua que en realidad ya se dejó de hablar hace cinco generaciones. Sin embargo, sigue
teniendo gran valor simbólico y, por ello, la producción de una cartilla básica de la lengua sería una manera
excelente para reforzar el orgullo étnico de los itonamas.
En el siglo XVII y al principio del siglo XVIII, la mayor parte de las aldeas itonamas estaban ubicadas en am-
bos lados del río Itonama desde la laguna Itonama hasta el río Machupo entre 13° y 14° S. lat. y 65° y 67°
O. long. (d’Orbigny 1839: 11). Aunque los itonamas no tuvieran aldeas y granjas grandes como los reinos de
la sabana (véase Steward & Faron 1959: 252-257), probablemente adoptaron muchas características de los
mojeños y baures, ambos grupos arahuacos. Pertenecían a una de las seis tribus importantes reportadas en
las sabanas de Moxos desde el siglo XVIII –los otros siendo los mojeños y baures, y los canichanas, movimas,
y cayubabas. Denevan (1966: 40) llama a estos seis grupos “las tribus de las sabanas de Mojos”, y precisa que,
en comparación con las tribus vecinas de la selva, realizaron muchas actividades en las sabanas. La naturaleza
de estas actividades, sin embargo, sigue siendo confusa.
En 1569, los jesuitas llegaron a Lima por primera vez, y en 1587 el Gobernador Lorenzo Suárez de Figue-
roa los llamó a Santa Cruz de la Sierra6 –sobre todo para evangelizar a los chiriguanos, un grupo tupí-guaraní
belicoso del Oriente boliviano. Todos los intentos para establecer reducciones fracasaron, más que nada por
la continua guerra entre los chiriguanos y los españoles. Por otra parte, llegaron a establecer reducciones
florecientes entre los habitantes del área de Moxos, los mojeños, y los chiquitanos.
Al abrir un camino de San Pablo al área baure en 1704, el sacerdote jesuita Padre Lorenzo Legarda des-
cribió a los itonamas después de encontrarles “en un estado de desnudez total” en las sabanas entre las tribus
de los baures y los canichanas. Legarda informó sobre 6.000 itonamas en veintitrés aldeas (Altamirano 1891:
199). Sin embargo, no fue el primer occidental en encontrarse con los itonamas. En la segunda mitad del siglo
XVI y en el siglo XVII se efectuaban incursiones continuas desde el área de Santa Cruz en los territorios de
las misiones, y como resultado cientos de los habitantes nativos de Moxos fueron apresados y llevados como
5 Este órgano político está afiliado a la Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB), fundada en 1989, la que a su turno es una subrama
de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia, que fue fundado en 1982 por un número de etnias del este de Bolivia (Oriente,
Chaco, y Amazonía).
6 La fundación de Santa Cruz de la Sierra por Ñuflo de Chávez en 1561 fue inspirada inicialmente por la idea de tener una parada
fija para los conquistadores que venían en busca de las riquezas del imperio de Candire.
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esclavos. Alrededor de 1683,7 el gobernador de Santa Cruz organizó una expedición de esclavitud a través del
territorio de Moxos, por aquel entonces ya ocupado por los jesuitas, con el objetivo de atacar las aldeas de
los llamados “chahawanas”,8 o sea, los indígenas itonamas. En aquel momento los itonamas eran vecinos de
los mojeños, con quienes mantenían relaciones pacíficas. Cuando se dieron cuenta de que personas armadas
se estaban acercando a su territorio, los itonamas buscaron protección y refugio con los misionarios jesuitas
que ya les habían estado contactando. Los jesuitas, que habían sido asegurados que la expedición de Santa
Cruz era pacífica y solamente cruzaría el territorio itonama para llegar a la frontera entre la región española
y la lusitana, dijeron a los itonamas que no tenían nada que temer e incluso les animaron a ir a recibir la
expedición. El resultado fue que más de 2.000 itonamas de todas las edades y de ambos sexos fueron captura-
dos y distribuidos como esclavos entre los habitantes de Santa Cruz. Este acontecimiento conmocionó a los
jesuitas y condujo a un serio retraso en la catequesis de los distintos grupos de Moxos (véase Chávez Suárez
1986: 223-224).
La presencia de los jesuitas disminuyó, pero de ninguna manera puso fin a las expediciones de esclavitud.
En 1720, un decreto real impidió definitivamente la entrada de blancos en Moxos. Sin embargo, el avance y los
ataques de los habitantes de Brasil (blancos, mulatos, y mamelucos), protegidos por las autoridades portugue-
sas, incluso resultaron ser una mayor amenaza. Durante el siglo XVIII la región fue asediada constantemente
por paulistas llamados desde Brasil, obligando a los indios a buscar refugio en Magdalena (Lema 1998: 66) y,
por lo tanto, a renunciar a su territorio a cambio de seguridad. En 1767, cuando empezó la expulsión de los
jesuitas de todos los dominios del Rey Carlos III de España, sólo quedaban 15 reducciones.
No era hasta 1720 que el Padre Gabriel Ruíz alcanzó el corazón del área itonama del río Machupo y
juntó varias aldeas en la misión Santa María Magdalena, en la cual los itonamas vivieron juntos con los bau-
res.9 Era la última fundación mayor en la era jesuítica, que, en menos de cuarenta años, habían logrado juntar
casi todos los grupos indígenas de Moxos (véase Block 1994: 44). Durante este período los jesuitas fundaron
en el territorio itonama Santa María Magdalena, San Martín, San Estanislao, San Joaquín, y Santa Teresa,
todos establecimientos congregados en que los itonamas fueron juntados con los baures, los mojeños, y los
canichanas.
Etnógrafos, antropólogos, y sacerdotes católicos tempranos (véase Eder 1791, d’Orbigny 1839, Nordens-
kiöld 1915, Izikowitz 1935), que visitaron la región itonama en la era jesuítica, mencionaron que los itonamas
practicaban la agricultura, cazaban y pescaban y que, además, eran remeros excelentes. Usaban arcos, flechas,
garrotes de doble filo, y bolas como armas. En cuanto a la artesanía, los itonamas hacían cestas circulares, de
las cuales algunas tenían un tejido hexagonal. Las mujeres itonamas eran las tejedoras más famosas de Moxos.
Zampoñas enormes, que constaban de once trompetas de corteza, fueron sopladas en festivales. Incluso después
de su conversión al catolicismo, los itonamas siguieron siendo extremadamente supersticiosos y siguieron
practicando la magia negra (véase especialmente Nordenskiöld 1915).
Hacia 1792 la población de Magdalena se había expandido de tal forma que 300 familias itonamas fueron
trasladadas para fundar San Ramón en el río Machupo, a 90 kilómetros al oeste de Magdalena. Según el sabio
francés Alcide d’Orbigny (1839: 760), el pueblo fue modelado según las misiones jesuíticas, pero sin usar
ornamento alguno. En el momento de la visita de d’Orbigny’s en 1832, San Ramón tenía 1,957 habitantes,
pero cuando el geólogo y paleontólogo sueco Erland Nordenskiöld pasó dos semanas en el pueblo en 1913,
este número había disminuido en 300. Establecer números demográficos exactos para el pasado sigue siendo
problemático, ya que las misiones generalmente estaban pobladas por indígenas que pertenecían a distintos
grupos étnicos. Así, el cuadro 1 da una relación de algunos datos demográficos establecidos o estimados por
sacerdotes jesuitas, exploradores, o censos locales entre finales del siglo XVII y principios del siglo XXI. Aunque
los datos posiblemente no sean muy fiables, ya que se basan a veces en estimaciones, el cuadro 1 de hecho
7 Chávez Suárez (1986) menciona el año 1683, pero no queda claro del todo si se refiere al año en que tuvo lugar la expedición
de esclavitud o al año en que los jesuitas ya estaban ocupando el territorio de Moxos.
8 No está claro cuál es la fuente de esta etnonimia.
9 Sin embargo, según d’Orbigny (1839), en 1831 la población de Magdalena sólo consistía de indígenas itonamas.
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muestra que –con la excepción de los movimas– hubo un descenso agudo en los números demográficos de
los distintos grupos étnicos después de 1831.
Cuadro 1
Datos demográficos de algunos grupos de los Llanos de Moxos
En total, las cifras del cuadro 1 subrayan el efecto devastador del –entre otras cosas– auge del caucho
en los habitantes de Moxos. Resumiendo, podemos decir que los itonamas comparten la historia trágica de
otros grupos de la cuenca amazónica boliviana, incluyendo las mencionadas incursiones continuas desde el
área de Santa Cruz en los territorios de las misiones en la segunda mitad del siglo XVI y en el siglo XVII, las
continuas corridas (o maloqueos) por los paulistas en el siglo XVIII, la propia era de la Misión Jesuítica (1682-
1767), el subsecuente régimen cruel de administradores civiles y curas locales (después de la expulsión de los
jesuitas en 1767), y, por último, en los siglos XIX y XX, la devastación de sus comunidades durante el auge del
caucho (1870-1910), la guerra del Chaco (1932-1935) y la Reforma Educativa (después de la Revolución de
1952).10
En Brinton (1891), el itonama figura como lengua aislada o no clasificada, igual que en Chamberlain (1910,
1913), y Loukotka (1968). Sin embargo, Markham (1910) veía en el itonama una rama del mojeño, y Loukotka
(1935) veía claras influencias arahuacas, mientras que a Swadesh (1987) y Greenberg (1987) les parecía se
podría relacionar con la gran familia chibcha.
Basándose en 38 etimologías léxicas, Greenberg (1987: 106-122, 181-270) clasifica el itonama como
miembro de la subrama chibcha-paéz de la macro-familia amerindia. Algunas otras familias lingüísticas o
lenguas aisladas que entran en esta subrama son atacama (atacameño), barbacoa, mura, paéz, y warrau (warao).
No está claro del todo cuáles fueron las fuentes de los datos itonamas de Greenberg, pero habrían sido, entre
otras, Camp & Liccardi (1967a,b).
La propuesta de Greenberg no ha sido corroborada hasta ahora, y a pesar de las otras propuestas de
clasificación, la lengua sigue considerada una lengua aislada.
10 Véase Block (1994), Baptista Morales (1995) y Menacho (1995) para una descripción detallada del establecimiento de las misiones
jesuitas en el área de Moxos y la expulsión subsiguiente de los jesuitas en 1767, y Crevels (2002) para un relato detallado sobre
las posibles causas de la extinción progresiva de las lenguas de la Amazonía boliviana.
Itonama 239
En los años 60 del siglo pasado, el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) trabajó sobre la lengua itonama, lo
que resultó en las siguientes publicaciones: Camp & Liccardi (1965, 1967a,b) y Liccardi & Grimes (1961,
1968). Desafortunadamente, el esbozo gramatical de Camp & Liccardi (1967a) está escrito dentro de un
marco teórico tagmémico, lo que limita bastante su accesibilidad comprensiva.
Previo a las publicaciones del ILV, de Créqui-Montfort & Rivet (1916) presentaron un análisis de ciertos
aspectos gramaticales del itonama, basado en tres vocabularios publicados –d’Orbigny (1839: 80), Cardús
(1886: 317), y da Fonseca (1881: 239-243), respectivamente–, algunas palabras extraídas de Nordenskiöld
(1915), el Padre Nuestro en itonama en Hervás y Panduro (1787), Adam (1898), y un texto religioso de origen
desconocido, probablemente usado en el confesionario. Adam (1898) se basa en este último texto, llevado a
Francia por d’Orbigny y conservado en la Biblioteca Nacional de París como parte de la Colección Angrand.
Según Brinton (1891), el texto se remonta a 1771. Tanto el Padre Nuestro como el texto confesionario son
reproducidos con glosas interlineares en de Créqui-Montfort & Rivet (1918). Se reprodujo el Pater Noster
por primera vez en Adelung & Vater (1813). Sobre la base de un vocabulario recopilado por Nordenskiöld
en 1913 en San Ramón durante su último viaje a Bolivia, Rivet (1921) elabora el análisis de ciertos aspectos
gramaticales del itonama, tales como los presentados en de Créqui-Montfort & Rivet (1916). En la actuali-
dad, se conserva el vocabulario en el archivo del Världskulturmuseet (Goteburgo), como parte del cuaderno
de Nordenskiöld de la expedición de 1913-1914. Del Castillo (1929) contiene un vocabulario relativamente
extenso de 109 palabras y 17 frases. Montaño Aragón (1987), por último, contiene, aparte de 6 pronombres
personales y la palabra para ‘tigre’ (p. 323), una lista de 41 palabras –elicitada por el propio autor entre 1975
y 1978– la que compara con la muestra de vocabulario en Liccardi & Grimes (1961) y con el vocabulario de
Camp & Liccardi (1967b).
Aunque el texto confesionario parezca ser excelente y el vocabulario de Nordenskiöld es, en general, de
una calidad notable, tenemos que tomar en consideración que la calidad de la mayoría de los otros materiales
es muy variable y a veces incluso cuestionable, y que cualquier análisis realizado sobre la base de estos mate-
riales debe interpretarse con cierta prudencia.
Don Ascensio Cacharana con su nieto Chiri y sus caballos (Foto Mily Crevels, Magadalena, 2003).
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2. Esbozo gramatical
En las secciones que siguen presentaré lo más sucintamente posible las estructuras básicas de la lengua, pri-
mero la fonología, luego la morfología, y por último la sintaxis.
2.1 Fonología
En esta sección, se introduce la estructura fonológica del itonama, presentando primero las vocales y con-
sonantes (2.1.1), en segundo lugar la estructura silábica (2.1.2), y en tercer lugar el régimen acentual de la
lengua (2.1.3). En la sección 2.2, se introduce el alfabeto.
Para la discusión de los datos presentados en toda la sección 2.1, se usará el Alfabeto Fonético Internacional
(AFI), y a partir de la sección 2.3, se usará el alfabeto itonama (véase 2.2).
El inventorio fonémico del itonama consta de seis vocales y diecinueve consonantes. El sistema vocálico no
es complicado y en él se distinguen las vocales mediante altura y posición de la lengua.
Cuadro 2
Vocales itonamas (AFI)
Los fonemas vocálicos son la anterior alta /i/, la anterior baja /e/, la central alta /ɨ/, la central baja /a/,
la posterior alta /u/, y la posterior baja /o/. Las vocales posteriores, /u/ y /o/, son redondeadas, las demás no
redondeadas. La /e/ tiene un alófono anterior medio abierto, no redondeado [ε], el cual sólo ocurre dentro
de una palabra antes de la oclusiva glotal /ʔ/, la glotal fricativa /h/, y todas las demás oclusivas. La /ɨ/ se re-
presenta ortográficamente como [ï].
2.1.1.2 Diptongos
En itonama, las consonantes se distinguen según los puntos de articulación en bilabiales, alveolares, postal-
veolares, palatales, velares, y glotales. El cuadro consonántico itonama consta de las oclusivas sordas /p/, /t/,
11 Tome nota que la forma de citación de un verbo itonama es la forma para la tercera persona singular, correspondiendo al infi-
nitivo en lenguas como el castellano y el inglés.
Itonama 241
/tj/, /k/, /ʔ/; las oclusivas sordas eyectivas /t’/ y /k’/; las oclusivas sonoras /b/ y /d/; la africada sorda /tʃ/; la
africada sorda eyectiva /tʃ’/; las fricativas /s/ y /h/; las nasales /m/ y /n/; en el grupo de las líquidas figura la
lateral /l/ y la vibrante múltiple conocida a menudo con el término inglés flap /ɾ/; y, por último, las semivo-
cales /w/ y /j/.
Cuadro 3
Consonantes itonamas (AFI)
La oclusiva alveolar palatalizada sorda /tj/ es representada en la ortografía itonama como <ty>. La oclu-
siva glotal sorda /ʔ/ es representada como < ’ >. La africada postalveolar sorda /tʃ/ y la africada postalveolar
eyectiva sorda /tʃ’/ tienen los alófonos alveolares /ts/ y /ts’/, cuya ocurrencia inicialmente parecía limitarse a
los distintos idiolectos de los hablantes, pero el fenómeno también puede manifestarse en el habla de un solo
hablante. La /tʃ/ y la /tʃ’/ se representan ortográficamente como <ch> y <ch’>. La vibrante alveolar sonora
(flap) /ɾ/ es representada como <r>, y la semivocal palatal sonora /j/ como <y>. La semivocal bilabial sonora
/w/ tiene como alófono la fricativa bilabial sonora /β/, que aparentemente ocurre cuando va precedida y
seguida por la misma vocal. Los alófonos están ejemplificados en (2):
He optado por analizar la oclusiva alveolar eyectiva sorda /t’/, la oclusiva velar eyectiva sorda /k’/, y la
africada postalveolar eyectiva sorda /tʃ’/ como fonemas independientes en vez de analizarlas como secuencias
consonánticas. Según Greenberg (1970), la oclusiva glotalizada /p’/ falta en el inventorio eyectivo de muchas
lenguas. La ocurrencia de eyectivas es un fenómeno registrado en muchas lenguas amerindias (e.g. aimara,
quechua, uchumataqu, chipaya, trumai, maya). Su análisis como fonemas independientes disminuirá por una
parte el número de patrones silábicos de la lengua, mientras que, por otra parte, sólo se permitirán secuencias
consonánticas más allá de los límites silábicos.
El canon silábico del itonama es relativamente simple y puede ser representado por la siguiente fórmula:
Hay cuatro patrones silábicos en itonama: v, cv, cvc y vc. El tipo más frecuente es cv. Véase el cuadro
4 para ejemplos de cada tipo:
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Cuadro 4
Patrones silábicos
Así, cada patrón silábico consta de una vocal que puede ser precedida, seguida, o precedida y seguida por
una consonante. Sílabas que consisten en una sola vocal solamente pueden ocurrir al principio de la palabra.
En sílabas que terminan en consonante, o sea, en sílabas del tipo (c)vc, las consonantes finales se limitan a
/s/, /h/, y /ʔ/. Considere (4):
Además, las sílabas que terminan en consonante siempre van seguidas por sílabas que empiezan por
consonante y nunca ocurren al final de la palabra –lo que implica que las palabras siempre terminan en vocal.
Las sílabas que terminan en consonante sí pueden ocurrir al principio de la palabra, como ya se ha mostrado
en el cuadro 4 y en los ejemplos de (4). Tomen en cuenta los ejemplos de (5):
Algunas sílabas al principio de la palabra muestran grupos consonánticos que constan de /s/ más una
nasal:
La /s/ inicial es una forma contraída del prefijo posesivo de la primera persona singular /as-/.
Así, los patrones silábicos itonamas sirven indirectamente como marcadores de límite de palabra, en la
medida en que las sílabas que consisten en una sola vocal solamente figuran al principio de la palabra, las
sílabas que terminan en consonante nunca ocurren al final de la palabra, y sílabas con grupos consonánticos
se encuentran exclusivamente al principio de la palabra. Consonantes intervocálicas siempre van con la si-
guiente sílaba. Considere (7):
Volviendo sobre el tema de las sílabas al principio de la palabra que consisten en una sola vocal, cabe
observar que todas estas sílabas forman parte de palabras que suelen constar de sólo tres sílabas.
Puede ser que estas sílabas al principio de la palabra respondan a alguna regla mínima por la cual una
palabra debería constar de tres sílabas. Esto parece ser confirmado por el hecho de que se suprima la vocal
inicial en cuanto se agregue morfología a la palabra:
Sin embargo, también hay algunas palabras con ‘vocales vacías’ que constan de sólo dos sílabas. La cues-
tión ahora es cómo explicar estas palabras bisilábicas, presuponiendo que haya alguna regla silábica mínima.
Considérese (10) para los ejemplos de palabras bisilábicas con una sílaba inicial vacía en mi corpus.
Otras palabras bisilábicas incluyen algunos términos de parentesco y partes del cuerpo monosilábicos,
que obligatoriamente deben llevar un prefijo personal (véase 2.4.2.1):
(11) /oh.k’e/ ‘su hijo (de él)’ /uh.nu/ ‘su nariz (de él)
/oh.se/ ‘su hijo (de él)’ /uh.tʃu/ ‘su cabeza (de él)’
Además, mi corpus muestra algunos adverbios y conjunciones (12a), exclamaciones (12b), imperativos
(12c), y sustantivos bisilábicos.
Las palabras13 constan entonces de dos o más sílabas, cuya penúltima está acentuada. Anteriormente se ha
mostrado cómo los patrones silábicos desempeñan un papel importante como marcadores de límite de palabra.
Igualmente, ciertas restricciones a la posición de fonemas pueden ser indicativas para los límites de palabras.
Si una palabra empieza por una sílaba que consiste en una sola vocal, la vocal en cuestión puede ser /i/,
/ɨ/, /u/, /o/, /a/, pero nunca /e/. Sílabas que ocurren al final de la palabra pueden terminar en cualquier vocal
del cuadro vocálico itonama.
Sílabas que ocurren al principio de la palabra del tipo cv(c) pueden empezar por cualquier consonante
del cuadro consonántico itonama menos la oclusiva glotal /ʔ/ y la fricativa glotal /h/. Anteriormente hemos
visto que las sílabas que terminan en consonante sólo pueden tener como consonante final /s/, /h/, o /ʔ/,
y que la siguiente sílaba tiene que empezar por consonante. Con la excepción de la oclusiva glotal /ʔ/ y la
fricativa glotal /h/, básicamente todas las consonantes pueden seguir a una sílaba que termina en consonante.
Obviamente, no hay problema en el caso de sílabas que terminan en vocal del tipo estructural CV:
13 Utilizo ‘palabra’ como término fonológico; la mayoría de las palabras fonológicas itonamas son palabras gramaticales a la vez.
244 lenguas de bolivia
(14) a. /aʔ-mi-ki-ya<ʔ>'kaʔ-na/
2sg-rel-imp-cantar<neg>-neut
‘¡No cantes!’
/a’-ko-sikiʔ-'ke-mo/ /aʔ-mo-ko-ʔ-'boʔ-ko/
2sg-imp-traer-pl-1 2sg-rel-imp-neg-bailar-neut
‘¡Tráemelos!’ ‘¡No bailes!’
14 Véase Liccardi & Grimes (1968) para un relato detallado sobre los contornos de entonación en itonama.
15 En esta sección el acento está representado por < ' > delante de la sílaba en que cae.
16 La regla se lee de la siguiente manera: el fonema /i/ se realiza (>) fonéticamente [ɨ] cuando (la barra / significa ‘cuando’, en este
contexto) precede (la línea __ indica la posición del fonema que se estudia en la cadena fónica) al fonema /ɨ/.
Itonama 245
En el Taller de Escritores Indígenas de los Alfabetos de Lenguas Indígenas de Tierras Bajas de Bolivia, que se celebró
en San Ignacio de Moxos del 20 de junio al 2 de julio de 2000, se estableció el alfabeto itonama que consta
de las 6 vocales y 19 consonantes representadas en los cuadros 5 y 6, respectivamente (véase también Aulo
et al. 2003).
Cuadro 5
Alfabeto itonama: Vocales
Cuadro 6
Alfabeto itonama: Consonantes
En el resto de este capítulo se usará el alfabeto itonama en vez de los fonemas del AFI.
Una clase de palabra es una categoría que se asigna a una palabra o una frase. La gramática distingue nueve
clases de palabras que pueden ser subdivididas en cuatro clases mayores y cinco clases menores.17 Las cuatro
clases de palabras mayores son sustantivo, adjetivo, adverbio y verbo; las clases menores son pronombre, de-
terminante, preposición, conjunción, e interjección. Itonama dispone de todas estas clases de palabras menos
la preposición.
En itonama, los sustantivos y los verbos forman dos clases de palabras abiertas, las demás clases de
palabras son clases cerradas. Los sustantivos se subdividen en poseídos y no poseídos (véase 2.4.2.1) y su
función principal es ser el núcleo de la frase nominal (FN). Los verbos pueden ser intransitivos, transitivos, y
bitransitivos, y su función principal es ser el núcleo de la frase verbal (FV). El verbo es el núcleo de la FV y, por
lo tanto, del predicado. Formalmente, está compuesto por una raíz o tema verbal y unos afijos que denotan
distintos contenidos gramaticales. La raíz de un verbo es la parte que informa del significado léxico, o sea,
indica la acción, el proceso o el evento de que se trata.
Aunque la mayoría de los conceptos adjetivales son expresados por verbos, hay una clase de nueve adje-
tivos básicos (véase 2.4.2.3.1, cuadro 11), cuya función principal es modificar al núcleo de la FN, asignándole
cualidades. La clase de los adjetivos también incluye los cuantificadores (e.g. tyasawï ‘algunos’) y los indefini-
dos (e.g. chuk’a’te ‘otro’). La clase de los adverbios consta de adverbios de lugar (e.g. na’abï ‘aquí’, yabï ‘ahí’,
17 Tome nota que las lenguas del mundo no siempre comparten las mismas clases de palabras. Todas las lenguas tienen clases de
palabras, pero hay lenguas que no disponen de todas las clases de palabras. Así, por ejemplo, hay lenguas sin adjetivos, e incluso hay
lenguas en que aparentemente no hay sustantivos, ya que todos los conceptos nominales son expresados a través de v erbos.
246 lenguas de bolivia
nik’abï ‘allí’), de tiempo (o’naha ‘ahora’, wase’wa ‘ayer’), de modo (kuluhkewe ‘igual’), de cantidad (pahï ‘muy’,
ispi’i ‘casi’), de afirmación (aha ‘sí’), de negación (uwa’na ‘no’), y de duda (dahne ‘quizás’, pecha ‘tal vez’, ‘si’). La
función principal de los adverbios es acompañar y modificar el significado de las otras categorías gramaticales
a las que se une, como son los verbos, los adjetivos, y otros adverbios. La clase de los pronombres consta de
pronombres personales y pronombres interrogativos. Hay ocho pronombres personales (véase sección 2.4.2.2,
cuadro 10), cuya función principal es sustituir al núcleo de la FN. La clase de los determinantes consta de
demostrativos (véase sección 2.4.2.3.2) y numerales (véase sección 2.4.2.3.3). Su función principal es modi-
ficar el núcleo de la FN. Hay una pequeña clase de conjunciones coordinantes (wa’ihna ‘y’, do’ne ‘pero’) y
subordinantes (bïchama ‘porque’, chaka ‘si’, ‘quizás’ o ‘porque’, pecha ‘si’, da’ko ‘aunque’, pak’isine ‘para que’,
-wa ‘cuando’). La mayoría de las construcciones dependientes18 (o subordinadas) se forman, sin embargo, a
través del prefijo subordinador may-/nay- ‘sub’ (véase sección 2.5.2). La función principal de las conjunciones
es enlazar palabras y frases. La clase de las interjecciones, por último, suele expresar actitudes, sentimientos
y sensaciones del hablante (ma’du ‘¡ay!), así como también la apelación al oyente (mahya ‘¿no ve?).
Cuadro 7
Clases de palabras
Sustantivos
Clase abierta
Verbos
Adjetivos
Adverbios
Clase cerrada
Pronombres
Determinantes
Conjunciones
Interjecciones
2.4 Morfología
En esta sección, se ofrece primero un breve repaso de la tipología morfológica del itonama y de algunos
procedimientos morfológicos comunes en la lengua (2.4.1). A continuación, se discutirá el sistema nominal
(2.4.2) y el sistema verbal (2.4.3).
El itonama es una lengua sumamente sintética, básicamente aglutinante y con una medida limitada de fusión.
Considérense los ejemplos de (15) y (16):
(15) k-a’-da-si-pa-k’ede-’o
f-2sg-int-inc-boca-mostrar-rep
‘¿Empezaste a avisarle de nuevo?’
18 En vista de que el término ‘subordinación’ se restringe generalmente al ámbito de las cláusulas, se ha optado, en este capítulo,
por el uso del término ‘dependencia’ como término general tanto para frases como para cláusulas. Por lo tanto, una cláusula
subordinada equivale más o menos a una cláusula dependiente, aunque hay excepciones a esta regla.
Itonama 247
El ejemplo (15) muestra que en el índice de síntesis, el itonama cumple con la definición de Comrie (1989:
45) de una lengua polisintética, ya que permite la combinación de un gran número de morfemas léxicos o
gramaticales en una sola palabra, correspondiente a una frase entera en castellano. Por lo tanto, el predicado
es, evidentemente, el único elemento obligatorio en la cláusula. En el índice de fusión, sin embargo, la lengua
probablemente califica más bajo; la mayoría de las categorías fusionadas se producen en el dominio de los
índices personales en el predicado, como ejemplificado por el marcador de la segunda persona (masculina)
singular a’- en (15), y el marcador de la primera persona plural exclusiva dih- en (16).
Desde la perspectiva morfosintáctica de la marcación de núcleo y de dependiente (véase Nichols 1986)
el itonama es una lengua que marca el núcleo,19 lo que implica, entre otras cosas, que los roles gramaticales
de los argumentos principales están marcados en el predicado y que se marca la relación posesiva (el posesor)
en el sustantivo núcleo (lo poseído) (véase 2.4.3.1).
A continuación se repasan brevemente algunos procedimientos morfológicos productivos que se dan en
el itonama.
La reduplicación es un procedimiento morfológico, usado especialmente en la flexión, consistente en
que una palabra completa o una parte de la misma se repita creando una nueva forma con un significado
ligeramente diferente. Aunque haya pocas instancias de reduplicación en la morfología nominal de la lengua,
es un proceso muy productivo en la morfología verbal y formas verbales como las ofrecidas en (17)-(19) no
forman ninguna excepción:
(18) k-a’-ki-pu-<chu~><h-u><chu~>chuh-te
f-2sg-imp-clf:echado.sg-<ite~><and-intns ><ite~>dentro-cnt
‘¡Sigue estrujando (la masa)!’
(19) da<pa~><h-a>pa’-te’-ka
disco<ite~><and-intns>-cnt-f.sg
‘Va gateando.’
Tome nota que en (18), no menos de siete prefijos preceden la propia raíz -chuh- ‘dentro’: el marcador
femenino k-, el marcador personal sujeto a’-, el marcador imperativo ki-, el clasificador verbal/deíctico pu-
(véase 2.4.2.3.2 y 2.4.3.5.1), la forma reduplicada chu- con valor iterativo (dos veces), y el intensivo hu-.
La incorporación es un procedimiento morfológico que implica la composición de una palabra (típi-
camente un verbo o una adposición) con otro elemento (típicamente un sustantivo, pronombre, o adverbio).
La palabra compuesta entonces cumple la función sintáctica combinada de ambos elementos. Según esta
definición, la incorporación es un procedimiento muy productivo en itonama y típicamente implica la com-
posición de un verbo con un sustantivo ligado (generalmente partes del cuerpo o términos de ubicación) o
un clasificador. Considérense los ejemplos de (20)-(22):
19 Nichols (1986) estableció una distinción tipológica muy interesante entre lenguas que marcan el núcleo (head-marking languages) y
lenguas que marcan el dependiente (dependent-marking languages). Las lenguas que marcan el núcleo codifican morfológicamente
en el núcleo la relación que éste guarda con los elementos que dependen de él en cierto dominio sintáctico. Por otro lado, las
lenguas con marca en los elementos dependientes, codifican en éstos la relación que mantienen con el núcleo en un dominio
sintáctico determinado.
248 lenguas de bolivia
En los ejemplos de (23) y (24) se muestra cómo a través de un tipo de derivación cero se pueden formar
verbos, combinando un sustantivo ligado con un clasificador. Esto también es un recurso muy productivo
para formar verbos y en los ejemplos (18) y (19) básicamente se ha mostrado el mismo procedimiento.
Los ejemplos de (20)-(24) muestran que hay diferencias morfofonológicas entre las formas libres y las
formas incorporadas. En (20), (21a,b), y (23), se usan las formas ligadas truncadas mapa-, nipa-, muka- y ma’-
en vez de sus formas libres correspondientes mapapano ‘muñeca’, nipara ‘tobillo’, mukakano ‘pierna’ y ma’para
‘mano’,20 respectivamente. En (22) y (24), las formas truncadas muna- y panu- representan munano ‘parte inferior’
y panino ‘techo’. El hecho de que las formas nominales ligadas en los ejemplos (20)-(24) no estén acentuadas
y aparezcan entre los prefijos personales y el tema verbal, demuestra que estas formas pertenecen a la misma
palabra a la que pertenece el tema verbal. Además, en (24), el sustantivo incorporado está sujeto a armonía
vocálica (pani > panu). Las formas truncadas ejemplificadas en (20)-(24) y las formas libres correspondientes
están listadas a continuación en (25).
La frase nominal (FN) en itonama puede constar de sustantivos (2.4.2.1), pronombres (personales e interrogati-
vos) (2.4.2.2), modificadores (adjetivos, demostrativos, y numerales) (2.4.2.3), y cláusulas relativas (2.5.2.1).
2.4.2.1 Sustantivos
La morfología nominal del itonama no es muy complicada. No se marca caso en sustantivos o FN, y como en
muchas lenguas amerindias, tampoco se marca el número en sustantivos que refieren a no humanos (26); sólo
20 Tome nota que ‘libre’ es un término relativo en este contexto, ya que estas llamadas formas libres son inalienablemente poseídas,
por lo que siempre requieren un prefijo posesivo (véase 2.4.2.1, cuadro 8).
Itonama 249
unos muy pocos sustantivos que refieren a seres humanos y términos de parentesco tienen formas plurales
(27), mientras que los demás sustantivos que refieren a humanos no reciben marcación plural (28).
Algunos términos de parentesco, que están completamente lexicalizados, se derivan de verbos por medio
de nominalización y, por lo tanto, deben su marca plural a su origen verbal subyacente (29):
Como veremos más adelante, se marca la tercera persona femenina singular en el sustantivo, el adjetivo,
el verbo, el sistema deíctico, y en los dos numerales nativos. Sólo hay algunos sustantivos con formas distintas
para el masculino y el femenino:
Sin embargo, se pueden encontrar formas femeninas de todos los sustantivos considerados animados
añadiendo el sufijo -ka que indica femenino singular:23
El itonama distingue entre sustantivos alienables e inalienables. Todos los sustantivos que entran en esta
última categoría llevan obligatoriamente un prefijo personal (posesivo). Más adelante se mostrará que el
paradigma de estos prefijos también se usa en formas verbales dependientes (o subordinadas) y en construc-
ciones inversas (ver 2.4.3.2, cuadro 19). En la categoría de los sustantivos inalienables, entran sobre todo
las partes del cuerpo y los términos de parentesco, ambas categorías entonces marcadas obligatoriamente
con un prefijo personal.
21 Tome nota que la diferencia entre la forma singular wabï’ka ‘mujer’ y la forma plural ïwabï sólo radica en el sufijo -ka ‘f.sg’, ya
que la raíz bisilábica wabï es prefijada con una ‘vocal vacía’ (véase 2.1.2).
22 Veremos más adelante (2.4.3.5) que el sufijo -ke también se usa en la inflexión verbal para expresar el número verbal.
23 Como se ha mostrado en 2.4.1, en formas verbales, el sufijo -ka ‘f.sg’ es obligatorio para un S ó A de tercera persona femenina
singular.
250 lenguas de bolivia
Cuadro 8
Prefijos personales posesivos (posesión inalienable)
Como hemos visto en (29), algunos términos de parentesco son básicamente formas verbales nominali-
zadas, completamente congeladas y lexicalizadas, en las que el prefijo personal también es obligatorio:
c. pene’ka d. dehne’ka
pi-ni-’e’-ka dih-ni-’e’-ka
3sg.f-rel-hijo-f.sg 1pi-rel-hijo-f.sg
‘su hija (de ella)’ ‘nuestra hija’
Aparte de las partes del cuerpo y los términos de parentesco, hay otras pocas palabras que pertenecen a
la clase de los sustantivos inalienables, como, por ejemplo:
Los sustantivos alienables son sustantivos que no necesitan obligatoriamente un prefijo posesivo; sin
embargo, pueden ser poseídos. Fíjese que la diferencia entre los sustantivos inalienables y los alienables po-
seídos radica en el prefijo relativizador m
i-/ni-.
Cuadro 9
Sustantivo alienable poseído uku ‘casa’
uku ‘casa’
1sg as-mi-ku ‘mi casa’ 1pi dih-ni-ku ‘nuestra (pi) casa’
2sg a’-mi-ku ‘tu casa’ 1pe sih-ni-ku ‘nuestra (pe) casa’
2sg.f ka’-ni-ku ‘tu casa’ 2pl dih-ni-ku ‘su casa (de Uds.)’
3sg ah-mi-ku ‘su casa (de él)’ 3pl ah-mi-ku ‘su casa (de ellos/ellas)’
3sg.f pi-ni-ku ‘su casa (de ella)’
Resumiendo, podemos concluir que aparte del sufijo -ka ‘f.sg’, el sustantivo sólo puede ser afijado por
un prefijo personal posesivo (posesión inalienable), o por un prefijo personal posesivo en combinación con
otro prefijo mi-/ni- (posesión alienable).
Itonama 251
2.4.2.2 Pronombres
Hay dos clases de pronombres en itonama: pronombres personales y pronombres interrogativos. En el cuadro
10, se ofrecen los pronombres personales:
Cuadro 10
Pronombres personales
osni’ka [os-ni’-ka]24
1sg
osni [os-ni]
2sg o’ni [o’-ni]
2sg.m ko’ni [k-o’-ni]
3sg.m ohni [oh-ni]
3sg.f pini [pi-ni]
1pi dihnitye’ke [dih-ni-tye’- ke]
1pe sih-ni-tye’ke [sih-ni-tye’-ke]
2pl dihnitye’ke [dih-ni-tye’- ke]
3pl ohnitye’ke [oh-ni-tye’- ke]
24
El uso de los pronombres libres para indicar las funciones sintácticas S ó A es opcional puesto que son
expresadas de manera obligatoria a través de los índices pronominales en los verbos.
Hay los siguientes cinco pronombres interrogativos en itonama: kote(wa) ‘¿cuándo?’, ito’ko ‘¿dónde?’,
‘¿cómo?’, uwe’cha ‘¿por qué?’, kadaya ‘¿qué?’, ohk’o’tyo ‘¿quién?’.
Como se ha mostrado en la sección 2.4.2.1, el sustantivo núcleo de la FN puede ser modificado por un prefijo
personal posesivo (posesión inalienable), o por un prefijo personal posesivo en combinación con otro prefijo
mi-/ni-. Además, adjetivos, demostrativos, numerales, y cláusulas relativas pueden modificar la FN.
2.4.2.3.1 Adjetivos
Igual que en la mayoría de las lenguas, los adjetivos forman una clase problemática en el itonama.
Como ya se ha mencionado en la sección 2.3, la mayoría de los conceptos adjetivales son expresados a
través de verbos. Sin embargo hay una pequeña clase de 10 adjetivos descriptivos o calificativos que pertenecen
a cinco tipos semánticos básicos: dimensión, edad, valor, color, y propiedad física.
Cuadro 11
Adjetivos
o-pi’i pequeño
dimensión
ah-bïscha grande, gordo
i-bïscha viejo
o-t’iya joven, verde
edad
uh-sawa nuevo
uh-mala bonito, bueno
valor
k’elala malo, feo
karomaya
color negro
kawolo
propiedad física uh-k’aya fuerte
24 Aunque osni’ka parece ser una forma femenina, se usa tanto para la primera persona singular masculina como para la primera
persona singular femenina.
252 lenguas de bolivia
Aparte de este reducido número de adjetivos básicos, la clase de los adjetivos puede ser extendida consi-
derablemente por los adjetivos compuestos a través de raíces ligadas, como muestran los ejemplos de (34).
Las composiciones con la raíz ligada -mat’o ‘mucho’ (35a) son muy productivas y tienen un grado que
oscila entre comparativo y superlativo. En el ejemplo de (35b), la reduplicación CV en napabïyahna ‘ser largo’
da un matiz semántico iterativo a este verbo, resultando en el significado ‘ser muy largo’. El ejemplo (35c)
muestra que el adjetivo compuesto napamat’o también puede servir como raíz verbal.25
c. napa-mat’o’-ke’-ka biluwa’-ka
longitud-mucho-pl-f.sg víbora-f.sg
‘La víbora es muy larga.’
Hay tres raíces demostrativas en el itonama: nV(’V) ‘prox’, yV ‘mdl’, y k’V ‘dist’, que obligatoriamente
van acompañadas por un clasificador. Hay dos conjuntos de clasificadores: un conjunto de 17 clasificado-
res verbales/deícticos que se sufijan a ciertos verbos (2.4.3.5.1) y a los demostrativos, y otro conjunto de
8 clasificadores numerales que se prefijan a los dos numerales nativos del itonama (2.4.2.3.3). La función
principal de los clasificadores es la de categorizar al referente en términos de su forma, consistencia, tamaño,
estructura, posición, y animacidad. En (36)-(38) se dan ejemplos de cada tipo de demostrativo (adnominal):
el proximal (‘este’), el medial (‘ese’), y el distal (‘aquel’), respectivamente. El cuadro 12 ofrece los tres tipos
de demostrativos en combinación con los clasificadores verbales/deícticos atestados (en negrillas).
25 El marcador de tema verbal -ke ‘pl’ es un indicio de que se trata de un verbo en este caso (2.4.3.5.2).
Itonama 253
Cuadro 12
Demostrativos adnominales
Todos los demostrativos –salvo los que entran en la categoría referencial parado+animado+sg– van acom-
pañados de un clasificador. Lo interesante en este caso es que los mismos clasificadores también figuran en
verbos a pesar de que el itonama también tiene un conjunto de clasificadores numerales.26 Sin embargo, son
los clasificadores verbales los que aparecen en los demostrativos. Una razón puede ser el hecho de que los
demostrativos itonamas se parezcan más a verbos que a sustantivos y sirvan a menudo de raíz verbal:
Mientras que los demostrativos adnominales indican un objeto, los demostrativos adverbiales indican un
lugar. En (40)-(42), se dan unos ejemplos del uso del demostrativo adverbial proximal, medial y distal.
26 Si
una
lengua
dispone
de
clasificadores
numerales
que
categorizan
a referentes
nominales,
se
esperaría
que
los
mismos
clasifi-
cadores numerales también aparecen en demostrativos, que en principio forman una categoría nominal.
254 lenguas de bolivia
Cuadro 13
Demostrativos adverbiales
El itonama tiene dos raíces numerales nativas: k’a’ne ‘uno’ y chïpa ‘dos’. Los demás números son préstamos
del castellano.
Cuadro 14
Numerales
k’ane y chïpa siempre van acompañados de un clasificador numeral (43a), salvo cuando modifican a seres
animados, en cuyo caso se usan las formas uk’a’ne y achïpa (43b).27 Por el contrario, los números prestados del
castellano no llevan clasificadores numerales (43c).
Los ejemplos de (43) muestran los dos tipos de clasificadores que hay en la lengua: mientras que k’a’ne
y chïpa, las raíces de los dos números nativos, llevan obligatoriamente un clasificador numeral como prefijo
27 Por ser raíces bisilábicas, ambas raíces numerales son prefijadas con una vocal vacía (véase 2.1.2).
Itonama 255
(véase cuadro 15) cuando modifican a seres inanimados, la raíz existencial si ‘ex’ es obligatoriamente sufija-
da con un clasificador verbal (véase 2.4.3.5.1), que pertenece al mismo conjunto de clasificadores verbales/
deícticos que figuran en los demostrativos (véase 2.4.2.3.2 y 2.4.3.5.1).
Cuadro 15
Clasificadores numerales
Como se ha señalado en la sección 2.3, los cuantificadores pertenecen a la clase de los adjetivos. Aparte de
los pronombres interrogativos (2.4.2.2), hay una construcción especial para preguntar por la cantidad de algo.
Cuando se pregunta por la cantidad de personas o animales (seres animados), se usa una forma nominalizada
del verbo wamo’na/yamo’na ‘ser poco’: uhwamo’tyo ‘¿cuántos?’ (44a), pero cuando se pregunta por la cantidad
de cosas no animadas, hay que agregar clasificadores numerales a esta última forma (44b,c).
Cuadro 16
¿Cuántos? en combinación con clasificadores numerales
En la sección 2.4.1, se han repasado brevemente algunos procedimientos morfológicos productivos que se
dan sobre todo en la morfología verbal del itonama. En esta sección, se presenta primero la estructura básica
256 lenguas de bolivia
del predicado (2.4.3.1) y en segundo lugar los afijos de referencia cruzada, o sea, los índices pronominales
en el verbo (2.4.3.2). Mientras que se discuten las cláusulas independientes y cláusulas dependientes en las
secciones 2.4.3.3 y 2.4.3.4, respectivamente, la sección 2.4.3.5 trata de la manera en que se expresa el número
en el itonama. En la sección 2.4.3.6, por último, se discute la expresión de postura, ubicación y dirección en
la lengua.
Los argumentos principales Sujeto (S), Agente (A), y Objeto (O) de la primera y segunda persona son marcados
obligatoriamente en el predicado, que es inherentemente el núcleo de la cláusula. Nunca se marca la tercera
persona (singular o plural) como índice pronominal en el predicado en cláusulas independientes, ni como S/A,
ni como O. En cláusulas dependientes (2.4.3.3), sin embargo, se marca la tercera persona como S/A, mientras
que no se marca como O. S y A son codificados como prefijos pronominales, como en los ejemplos de (45a,b)
y (46), y se marca O como un sufijo pronominal, como en los ejemplos de (45b) y (46).28
(47) se’-si-chebe’-te’-ka-’o
1sg.inv-inc-mirar-cnt-f.sg-rep
‘Empezó a mirarme de nuevo.’
En la mayoría de las construcciones ditransitivas no se marca el tema (T)29 sino el receptor (R) en la po-
sición canónica del objeto, lo que posiblemente se deba al hecho de que los receptores generalmente ocupan
una posición más prominente que los temas en la jerarquía de indexicalidad (véase Figura 1 en 2.4.3.3). Sin
embargo, en los casos excepcionales, en los que tanto R como T son animados, y R ocupa una posición menos
prominente que T, no se indexa R sino T en el verbo, como se demuestra en el ejemplo de (48b) (véase Crevels
2010 para mayores detalles).
28 Son excepción a esta regla las llamadas configuraciones inversas en cláusulas independientes, en las que una tercera persona
actúa sobre una primera o segunda persona [3a1o/2o] (véase el siguienten párrafo y las secciones 2.4.3.2 y 2.4.3.3).
29 De acuerdo con Malchukov et al. (2010), una construcción ditransitiva se define aquí como una construcción que consta de un
verbo (ditransitivo), un argumento agente (A), un argumento tipo receptor (R), y un argumento tema (T).
Itonama 257
A pesar de que nunca se marca la tercera persona (singular o plural) como índice pronominal en el
predicado en cláusulas independientes, el sufijo femenino singular -ka indica un S o A de tercera persona
singular cuando figura en verbos (49). Se marca este sufijo inmediatamente después del marcador de tema
verbal obligatorio30 (para mayores detalles véase sección 2.4.3.5.2, cuadros 22 y 23); en sustantivos, adjetivos,
demostrativos, y en los dos numerales nativos también indica femenino singular.
Como en muchas lenguas amazónicas, las formas verbales subordinadas o dependientes son nominali-
zaciones en el itonama. Las nominalizaciones ocurren en cláusulas de complemento, cláusulas adverbiales,
relativas y negativas, y en ciertas preguntas informativas. Básicamente hay dos estrategias mayores para
nominalizar un verbo. La primera y más corriente usa el prefijo subordinante may- (o nay-) en combinación
con un prefijo S/A dependiente (véase cuadro 19 en 2.4.3.2) y un marcador de tema verbal dependiente (véase
cuadro 23), como en panaypadara’cha en (50). Esta estrategia se usa en cláusulas de complemento y cláusulas
adverbiales. Tome nota que, contrario a formas independientes, sí se marca la tercera persona S/A en el verbo
en formas verbales dependientes; en este ejemplo sería pa- ‘3sg.f’ en panaypadara’cha.
Las formas verbales negativas son nominalizaciones, ya que son relativizadas y llevan –aparte del infijo
negativo (o prefijo en el caso de raíces monosilábicas)– un marcador personal dependiente (2.4.3.2) y un mar-
cador de tema verbal dependiente (2.4.3.5.2). Compare la forma positiva e’yakane en (52a) con su equivalente
negativa a’miya’kana en (52b):
30 Antes de que una raíz o tema verbal pueda ser introducido en el discurso, tiene que ser sufijado por lo menos con un marcador
de tema verbal.
258 lenguas de bolivia
Los ejemplos en (53) y (54) muestran cómo en una construcción posesiva el posesor es marcado a través
de un prefijo personal en lo poseído, lo cual inherentemente es el núcleo de la construcción.
Los modos verbales, tales como la interrogación, la negación, el imperativo (55a-d), y el evidencial re-
portativo kIdI- ‘rpt’(56), se expresan delante de la raíz o el tema verbal, inmediatamente después del prefijo
pronominal sujeto.31
b. a’-mi-di-ma<’>k’iwe’-na-mo a’-mi-ku
2sg-rel-int-vender<neg>-neut-1 2sg-rel-casa
‘¿No me vendes tu casa?’
d. k-a’-ni-ki-ya<’>ka’-na
f-2sg-rel-imp-sing<neg>-neut
‘¡No cantes!’
(56) kïdï-machïhï’-ke
rpt-trabajar-pl
‘Dizque trabaja.’
En vez del evidencial reportativo, que más bien aparece en los cuentos y casos recopilados, los hablantes
solían usar en el habla diaria el verbo pa’ohna ‘parecer’ para expresar que la información obtenida era de
segunda mano.
31 Aunque estas formas verbales lleven prefijos pronominales sujeto dependientes (véase sección 2.4.3.2, cuadro 19), son sufijadas
con marcadores de tema verbal independientes (véase sección 2.4.3.5.2, cuadros 22 y 23), por lo que parecen ocupar una posición
intermedia entre formas verbales independientes y dependientes.
32 Chivé, una especialidad de la cocina beniana, es harina de yuca tostada.
Itonama 259
No se marca tiempo morfológicamente en el verbo, sino a través de adverbios temporales, tales como
o’naha ‘ahora’, ‘hoy’, wase’wa ‘ayer’, chapohko ‘mañana’ (58a), etc. La única excepción es el verbo mama’na ‘ir’
que se suele usar como auxiliar para el futuro. En función de auxiliar, mama’na no puede llevar morfología
adicional (58b).
33 La noción semántica de valencia se refiere al número de participantes implicados en un determinado evento expresado por un
verbo. El verbo dormir, por ejemplo, refiere a una situación en la que un solo participante está implicado: el/ella que duerme.
Por otra parte, el verbo pegar refiere a un evento que implica dos participantes, un agente que efectúa la acción de pegar y un
paciente que es pegado. Por lo tanto, se le llama al primer verbo monovalente y al segundo bivalente.
34 Las construcciones causativas forman un mecanismo prototípico de aumento de valencia sintáctica. Generalmente se entiende
la causativización como un proceso morfológico que añade un agente a la valencia de los verbos, rindiendo así construcciones
de n + 1 argumentos. Ésta es claramente la función principal de los causativos, y muchas lenguas del mundo tienen medios para
expresar esta función. Además, los morfemas causativos pueden anexarse a verbos sin afectar de alguna manera la valencia de
estos verbos y/o el número de argumentos de las cláusulas.
35 Algunas lenguas utilizan construcciones aplicativas en la morfología verbal para estructurar cláusulas que permitan la codifi-
cación de un argumento o complemento temáticamente periférico como un argumento principal objeto (véase Peterson 2007:
1). Aunque el aplicativo generalmente añada un participante al evento expresado por el verbo, esto –igual que en el caso de los
causativos– no siempre es el caso.
260 lenguas de bolivia
Considérense los ejemplos de aplicativos en (60); el prefijo aplicativo k’i- en (60b) añade el receptor
(R) ‘nos’ –que no está indexado en el verbo con un índice pronominal, ni figura como pronombre personal
libre– a la valencia del verbo. En (60c) el verbo es claramente un ditransitivo derivado con el R marcado en
la posición canónica del objeto:
En una construcción reflexiva, una entidad también afecta o actúa sobre otra, aunque en este úl-
timo caso las dos entidades son idénticas. En el caso de una construcción recíproca el sujeto es tan-
to el origen como la meta de la acción expresada por el verbo. Tanto el reflexivo como el recíproco
se expresan en formas verbales independientes (véase 2.4.3.2) a través del sufijo -chame ‘r/r’ (61a,b)
y en formas verbales dependientes (véase 2.4.3.2) –que incluyen formas negativas– a través del sufijo
-’a ‘r/r’ (61c,d):
Antes de que puedan ser introducidas en el discurso, la mayoría de las raíces/temas verbales deben ser
sufijadas con un marcador de tema verbal, tales como -na ‘neut’ (45a), (50), (52b), (53), (55b,d), (57), (58b),
y (59a); -ne ‘neut’ (45b), (46), (52a), y (58b); -te ‘cnt’(47) y (49); -tye ‘cnt’ (59c); -tya ‘est’ (49); -he ‘distr’
(48a,b), (51), y (60a-c); -ke ‘pl’ (56); y -ko ‘neut’ (58a). En 2.4.3.5 y las siguientes subsecciones, se volverá al
tema de estos marcadores. Parte de estos marcadores de tema verbal, los llamados marcadores pluraccionales,
parecen estar relacionados exclusivamente con el número verbal, sea el número de eventos, el número de
participantes, o ambas categorías (2.4.3.5.2; véase también Crevels 2006).
El cuadro 17 ofrece la estructura de los predicados de los ejemplos de (45)-(53) y en (55)-(61).
Itonama 261
Cuadro 17
Estructura básica del predicado36
37 38 39
36 Tome nota que este diagrama es una versión muy simplificada de la estructura del predicado en el itonama, que tiene hasta por
lo menos 15 posiciones para prefijos inflexionales y derivacionales, 1 posición para sufijos derivacionales y 6 posiciones para
sufijos inflexionales.
37 Participante en el Acto de Habla como Objeto.
38 Incorp. es la abreviación para ‘incorporación’.
39 La glotal oclusiva infijada representa el morfema negativo ‘NEG’.
262 lenguas de bolivia
El itonama es una lengua que no requiere un sujeto léxico en la oración40 y, por lo tanto, los argumentos
principales S, A y O de la primera y segunda persona son marcados obligatoriamente en el verbo en construc-
ciones independientes (véase 2.4.3.1). En el cuadro 18, se presentan los marcadores de referencia cruzada S/A
en verbos independientes, ofreciendo unos ejemplos de su uso en (62) y (63).
Cuadro 18
Conjunto I: Índices pronominales S/A
en construcciones independientes
El cuadro 19 ofrece el conjunto de los marcadores S/A en verbos dependientes y de los marcadores
posesivos que se afijan a lo poseído (véase también cuadro 8), y el conjunto de los marcadores PAH O, o sea
los marcadores O en construcciones inversas, los que siempre implican PAH. Se dan ejemplos en (64)-(67).
40 En la literatura se usa a menudo el término ‘lengua pro-drop’ (inglés > pronoun drop ‘supresión del pronombre’).
41 Para mayor transparencia, se incluyen morfemas ø (cero) en esta sección.
Itonama 263
Cuadro 19
Conjunto II: Índices pronominales S/A en construcciones dependientes,
marcadores posesivos, y marcadores PAH O en configuraciones inversas
a. as-may-yari’-ne b. k-a’-nay-yari’-ne
1sg-sub-estar.enfadado-neut f-2sg-sub-estar.enfadado-neut
‘cuando estoy enfadado/enfadada’ ‘cuando estás enfadada (F)’
c. sah-nay-yari’-cha d. ah-may-yari’-cha
1pe-sub-estar.enfadado-pl 3-sub-estar.enfadado-pl
‘cuando estamos enfadados (pe)’ ‘cuando están enfadados’
c. dah-nay-sewa-na-ø d. ah-may-sewa-na-ø
1pi-sub-ver-neut-3 3-sub-ver-neut-3
‘cuando le/la/lo vemos (pi)’ ‘cuando le/la/lo ven’
(66) posesivo
a. k-a-ni-ku b. pi-ni-ku
f-2sg-rel-casa 3sg.f-rel-casa
‘tu (f) casa’ ‘su casa (de ella)’
c. dih-ni-ku d. ah-mi-ku
2pl-rel-casa 3-rel-house
‘vuestra casa’ ‘su casa (de ellos/ellas)’
(67) pah o
a. se’-kamo42 b. a’-k’i-kamo
1sg.inv-pegar 2sg-inv-pegar
‘me pegó (m) (en la cara)’ ‘te pegó (m) (en la cara)’
42 El tema verbal kamo consta de los dos morfemas ka ‘cara’ –una forma truncada del sustantivo inalienable ïh-kachï ‘3-cara’–, y de
la raíz verbal mo ‘agarrar’. Por lo tanto, el verbo ikamo significa ‘pegar a alguien en la cara’.
264 lenguas de bolivia
c. sih-k’i-kamo’-ke d. dih-k’i-kamo’-ke
1pe-inv-pegar-pl 2pl-inv-pegar-pl
‘nos (pE) pegó (m) (en la cara)’ ‘os pegó (m) (en la cara)’
Tome nota que con la excepción de la forma fusionada se’- ‘1sg.inv’, todos los marcadores PAH O son
seguidas por k’i-, un marcador de inverso especial. En el itonama, las formas verbales dependientes son
nominalizaciones y, por lo tanto, no es de sorprender que sean indexados con el mismo conjunto de índices
pronominales usados en construcciones posesivas.
En el cuadro 20, por último, se listan los marcadores O de 1sg/pl (-mo) y 2sg/pl (-we). Estos sufijos
sólo figuran en las llamadas configuraciones locales (véase 2.4.3.3), o sea en aquellas configuraciones en las
que tanto A como O son PAH [1/2a2/1o]. Recuérdese que nunca se marca O cuando se trata de la tercera
persona.
Cuadro 20
Conjunto iii: Marcadores O
en configuraciones locales
1 -mo
2 -we
3 -ø
c. si-sewa-ne-we d. se’-sewa-na-he-we
1sg-ver-neut-2 1pe-ver-neut-distr-2
‘te vi’ ‘os vimos (PE)’
Figura 1
Jerarquía de indexicalidad itonama
1/2 > 3
43 En un sistema de alineación acusativa –también llamado sistema nominativo-acusativo– S es tratado del mismo modo que A, pero
de manera diferente que O. En los ejemplos de (45), por ejemplo, se muestra que la primera persona singular S (45a) y A (45b)
son codificados a través del prefijo si-. En cambio, O es codificado a través del sufijo -mo cuando se trata de la primera persona
singular/plural (46). En el itonama este sistema sólo es visible en los índices pronominales en el verbo, ya que la lengua carace
de marcadores de caso y adposiciones.
Itonama 265
La jerarquía en la figura 1 muestra que los PAH (primera y segunda persona) ocupan una posición más
prominente que los participantes de tercera persona. Esto implica que si el sujeto de una cláusula transitiva
es una primera o segunda persona y el objeto una tercera persona [1/2a3o], la cláusula obligatoriamente
tendrá una morfología verbal directa (o sea una forma verbal no marcada morfológicamente con un índice S/A
independiente del conjunto I, representado en el cuadro 18). Por otra parte, si el sujeto es una tercera persona
y el objeto una primera o segunda persona [3a1/2o], la cláusula tendrá una morfología verbal inversa (o sea
una forma verbal marcada por el marcador inverso k’i- en combinación con un índice pah o del conjunto II,
representado en el cuadro 19). Recuérdese que en este último caso no se marca el A de tercera persona como
prefijo pronominal en la posición canónica del sujeto, sino el O de primera o segunda persona (PAH O). Por
lo tanto, se atestan dos configuraciones principales distintas de cláusulas transitivas en itonama:
Las configuraciones en las que un PAH actúa sobre otro PAH [1/2a2/1o], o sea las llamadas configura-
ciones locales, tienen el mismo formato (acusativo) que configuraciones directas, con la diferencia que O sí es
marcado como sufijo en el verbo (acuérdese de que nunca se marca la tercera persona como O). Considérense
unos ejemplos de configuraciones locales (69a,b), directas (69c,d), e inversas (69e,f).
Los ejemplos presentados hasta ahora muestran que no hay duda acerca del sistema inverso en aquellos
casos en que está involucrado un PAH, ya que el verbo directo es obligatorio cuando un PAH actúa sobre una
tercera persona [1/2a3o], mientras que se requiere morfología inversa en la dirección opuesta, a saber,
cuando una tercera persona actúa sobre un PAH [3a1/2o]. Sin embargo, cabe preguntarse si hay una oposi-
ción directa versus indirecta cuando una tercera persona actúa sobre otra tercera persona. Se podría postular
una distinción inherente entre los dos participantes si uno de ellos ocupa una posición más prominente en la
jeraquía de indexicalidad, por ejemplo, si un participante es animado y el otro inanimado (70a), si uno es adulto
y el otro niño (70b), o si uno es humano y el otro no humano (70c), etc. Parece, sin embargo, que, cuando
ambos argumentos de un verbo transitivo son tercera persona, la posición relativa de los participantes en la
jerarquía de indexicalidad no implica el uso de una configuración directa o inversa, sino que estos argumentos
simplemente se alinean de forma acusativa.
266 lenguas de bolivia
(70) [3a3o]
a. mama’na yopowa’-na dïwïwï
aux:fut matar-neut viento.sur
‘El sur le va a matar.’
Mientras que en cláusulas transitivas independientes el itonama muestra un subsistema de alineación inversa,
todas las cláusulas transitivas dependientes se alinean estrictamente de forma acusativa. En (71), se presentan
algunos ejemplos de formas verbales transitivas dependientes, que tienen la misma alineación acusativa que
sus contrapartes independientes.
c. [1a3o]
si-ma-yulo’-na as-may-we’-cha wamah-bïscha chamaye
1sg-mano-estar.capaz-neut 1sg-sub-vender-pl cantidad-grande yuca
‘Podré vender mucha yuca.’
d. [2a3o]
ka’naykewa’na nikuwana o’naha, ke’padara’te dihpadara
k-a’-nay-ka-sewa’-na ni-kuwana o’naha k-e’-padara’-te dih-padara
f-2sg-sub-cara-ver-neut hon-Juanita ahora f-2sg-hablar-cnt 1pi-hablar
‘Si vieras a Juanita ahora, estarías hablando nuestra lengua con ella.’
e. [3a3o]
lauro ni-k’ede ah-may-’e may-bo’-tyo machitero
Lauro pie-mostrar 3-sub-hijo sub-bailar-pl machetero
‘Lauro enseña a su hijo bailar el machetero.’
El ejemplo (72a) es una buena instancia de una construcción independiente inversa seguida por una cons-
trucción dependiente acusativa. En la forma independiente se’yabaya’tye’ka, se indexa la primera persona O en
vez de la tercera persona A en la posición canónica del sujeto a través de la forma fusionada se’- ‘1sg.inv’. En
la forma dependiente panaydohnamo, sin embargo, se indexa la tercera persona A con un prefijo pronominal en
la posición del sujeto y la primera persona O en la posición del objeto, sin que se marque el inverso de alguna
manera. Este patrón acusativo es similar al patrón ya observado en las configuraciones directas (y locales) de
Itonama 267
cláusulas independientes. En vista de que las formas verbales dependientes son nominalizaciones, los prefijos
S/A de estas formas coinciden con los marcadores posesivos del conjunto II en el cuadro 19 (ver 2.4.3.2).
(72) a. [3a1o]
se’-ya-baya’-tye’-ka biluwa pa-nay-doh-na-mo
1sg.inv-boca-perder-cnt-f.sg víbora 3sg.f-sub-morder-neut-1
‘La víbora casi me mordió.’ (Lit. ‘La víbora me boca-perdió cuando me mordió.’)
En (72b) y (72c) ocurre el mismo patrón acusativo en las formas dependientes panaykubahabahchamo y
panaywawuhkowe, con la tercera persona A como prefijo pronominal y el PAH O como sufijo.
b. [3a1o]
pi-ch’awa’-te pa-nay-ku<ba~><h-a>bah-cha-mo
3sg.f-querer-cnt 3sg.f-sub-escribir<ite~><and-intns >-pl-1
dih-ni-’ineme kowetehna
1pi-rel-costumbre antes
‘Lo que quiere (ella) es apuntarlo todo tal como lo decíamos antes.’ (Lit. ‘Su querer es escribirnos
todo el tiempo la manera en que lo hacíamos antes.’)
c. [3a2o]
ohni’tye’ke kikïwa’-ke uwe’cha pa-nay-wawuh-ko-we
pro:3pl saber-pl por.qué 3sg.f-sub-botar-neut-2
‘Ellos saben por qué (ella) te botó.’
Las formas dependientes ditransitivas en (73) y (74) muestran que en estos casos también es el receptor
(R) en vez del tema (T) el que se sufija al verbo. Tome nota que la forma nominalizada askidiyaspak’eda’tewe en
el ejemplo de (73) no es una forma subordinada adverbial, ya que no lleva el prefijo subordinador may-, sino
que es más bien una nominalización del tema verbal yaspak’ede ‘enseñar alguien hacer algo con la boca’. La raíz
verbal k’ede cambia en k’eda y en este caso el prefijo as- no está funcionando como un prefijo S/A dependiente,
sino como un prefijo posesivo. El ejemplo (74) tiene dos formas dependientes, ya que la forma verbal negativa
a’midich’a’wa’ko es inherentemente dependiente, como se ha mostrado en la sección 2.4.3.1 (ej. 52).
(73) [1a2r]
pa’oh-na as-kidi-yas-pa-k’eda’-te-we k-o’ni
parecer-neut 1sg-rpt-boca-habla-mostrar-cnt-2 f-pro:2sg
(74) [2a1r]
a’-mi-di-ch’a<’>wa’-ko a’-may-ma-k’i-weh-cha-mo a’-mi-ku
2sg-neg-int-querer<neg>-neut 2sg-sub-mano-apl-vender-distr-1 2sg-rel-casa
‘¿No quieres venderme tu casa?’
268 lenguas de bolivia
Aunque no se expresa el número nominal en el itonama, la lengua tiene varios mecanismos que interactúan
entre sí para expresar el número de participantes o el número de eventos:
Un fenómeno interesante de la morfología verbal del itonama son los clasificadores verbales44 que figuran en
ciertos verbos, categorizando al referente de su argumento según su forma, consistencia, tamaño, estructura,
posición, y animacidad. Los clasificadores verbales siempre se refieren a un argumento del predicado, por lo
general al S de una cláusula intransitiva o al O de una cláusula transitiva, y también pueden co-ocurrir con el
argumento en cuestión.
Estos clasificadores pueden figurar en el predicado existencial si ‘hay’ y en el predicado posesivo pisi,
como en los ejemplos de (75a-e), en predicados locativos/posicionales o en predicados manipulativos como
en (76a,b), o en demostrativos, como en (77):
44 Los clasificadores en cuestión pertenecen al mismo conjunto de clasificadores verbales/deícticos que se sufijan obligatoriamente
a las raíces demostrativas (véase sección 2.3.3.2).
Itonama 269
En el cuadro 21, se vuelve a ofrecer el conjunto de clasificadores verbales/deícticos (véase también cuadro
12 en 2.4.2.3.2).
Cuadro 21
Clasificadores verbales/deícticos
Como ya se ha mencionado en la sección 2.4.3.1, una raíz o un tema verbal tiene que ser sufijado por lo me-
nos con un marcador de tema verbal, antes de que pueda ser introducido en el discurso. Tenga en cuenta que
antes de que un marcador de tema verbal pueda ser sufijado se necesita generalmente insertar una oclusiva
glotal en la posición coda de la última sílaba de la raíz/tema verbal. Este proceso probablemente se debe a
factores prosódicos.
Los marcadores pluraccionales (véase cuadro 22) forman parte del conjunto de marcadores de tema
verbal y en las siguientes secciones se discutirá su rol en la expresión del número de eventos y el número de
participantes.
Como se ha indicado en los cuadros 22 y 23, los marcadores de tema verbal tienen una expresión formal
distinta en construcciones independientes y dependientes. Mientras que se ofrece el conjunto de marcadores
pluraccionales en el cuadro 22, se listan el resto de los marcadores de tema verbal en el cuadro 23.
270 lenguas de bolivia
Cuadro 22
Correlación de marcadores pluraccionales y número verbal
Cuadro 23
Otros marcadores de tema verbal en el itonama
Hay a un pequeño conjunto de verbos, tales como k’ede ‘mostrar’ (y sus derivados) y machano ‘ayudar’
que no llevan marcadores de tema verbal al ser introducidos al discurso. Los verbos imakï ‘dar’ y osine ‘de-
cir’ pertenecen a otra clase de verbos, ya que suelen aparecer sin marcador de tema verbal, aunque también
puedan ocurrir con estos marcadores. Así, imakï, por ejemplo, lleva en los ejemplos (48a) y (78b) el marcador
distributivo -he ‘distr’.
Aparte de las tres excepciones representadas en los ejemplos de (27), el número parece ser una categoría verbal
en el itonama. Sin embargo, la lengua puede expresar el número de eventos de diversas maneras, por ejemplo,
utilizando un marcador distributivo como contrastado en los ejemplos (78) y (79), a través de la reduplicación
CV parcial del tema verbal en combinación con un infijo intensificador como en (80) y (81), o por el uso de
un marcador pluraccional como en (82).
pi-kas-no pi-bu-nu
3sg.f-lado-nml:loc 3sg.f-barriga-nml:loc
‘A la vieja enferma le dolía su costado, su barriga todo el tiempo.’
La diferencia entre los ejemplos de (78a) y (78b) radica en el marcador distributivo -he ‘distr’ en (78b)
que marca los distintos ‘eventos de dar’ a cada una de las personas involucradas, mientras que en (78a) se trata
de un solo ‘evento de dar’, en el que, como fue señalado por mis informantes, se entregó la carne en un solo
paquete. Las oraciones de (79) forman otro ejemplo de la diferencia en el número de eventos causado por el
uso de -he. La reduplicación CV parcial del tema verbal en combinación con un infijo intensificador, como
mostrado en los ejemplos de (80) y (81), es otra estrategia más para generar ‘verbos plurales’ y, por lo tanto,
el número de eventos plural. En el ejemplo de (82b), por último, el verbo obtiene una lectura plural por la
adición del marcador pluraccional -ke ‘pl’.
El número de participantes puede expresarse alterando el tema verbal a través de la reduplicación parcial CV,
como en el ejemplo de (83b), a través de temas verbales supletivas para singular y plural (84), clasificadores
verbales (85), o a través de marcadores pluraccionales como en los ejemplos de (86) y (87).
c. sih-k’i-ma-doh-ke u-pa’u
1pe-inv-mano-morder-pl vv-perro
‘El perro nos mordió (varias veces) la mano.’
Al contrario del ejemplo de (83a), en el que se trata de un solo perro, la reduplicación parcial del tema
verbal en el ejemplo de (83b) indica que más de un perro estuvo involucrado en el ‘evento de morder’. Como
se puede ver en (83c), omitiendo la reduplicación la traducción libre de upa’u de sihk’imadohke sería ‘el perro
45 Tenga en cuenta que en este caso el índice pronominal para la tercera persona A (ah-) se elimina debido al habla rápida. Este
fenómeno –eliminación del índice pronominal para una tercera persona S o A en formas verbales dependientes– se produce
mucho, pero está restringido a la tercera persona masculina singular, la tercera persona plural, y la primera persona singular.
272 lenguas de bolivia
nos mordió (varias veces) la mano’. Esto implica que el marcador pluraccional -ke ‘pl’ en lugar de denotar
pluralidad de participantes más bien denota pluralidad de eventos.
En los ejemplos de (84), el uso de temas verbales supletivos para singular (84a) y plural (84b) conduce
automáticamente a una distinción en el número de participantes.
En el ejemplo (85a), el clasificador verbal -chobo –sufijado en este caso a la raíz existencial si ‘ex’– hace
referencia a un solo objeto vertical y plantado, mientras que -bo en (85b), se refiere a más de un objeto vertical
y plantado.
Así, en itonama los clasificadores verbales son evidentes marcadores de número de participantes. En
el ejemplo de (86), el uso de distintos marcadores pluraccionales indica una diferencia en el número de
participantes. Tenga en cuenta que en el ejemplo de (86a) el marcador pluraccional -ke ‘pl’ sólo se refiere
al número de eventos: a Juan le llevó más de un ‘evento de afeitar’ para rasurar una sola oveja. En (86b),
sin embargo, el marcador -cha’ke indica el número de participantes plural, reflejando el número de los
objetos implicados.
Por último, los ejemplos de (87) ofrecen otras instancias de la manera en que la semántica de un verbo
puede ser cambiada a través del uso de distintos marcadores pluraccionales.
Volviendo al ejemplo (81) en la sección anterior –repetido a continuación para mayor conveniencia–, es
evidente que el marcador -ka ‘f.sg’ en (81a) indica número de participantes singular, mientras que se indica
el número de eventos plural a través de la reduplicación parcial del tema verbal en combinación con el infijo
intensificador -’a-.
En (81b), sin embargo, se indica el número de eventos plural de la misma forma, mientras que se señala
el número de participantes plural a través del marcador pluraccional -ke ‘pl’. Esto implica que aunque -ke
por lo general denote pluralidad de eventos, el marcador a veces puede denotar pluralidad de participantes,
especialmente cuando la pluralidad de eventos ya se expresa a través de otra estrategia, como en el caso del
ejemplo de (81b).
Teniendo en cuenta que no se marca la tercera persona en construcciones independientes –tanto singular
como plural–, son los clasificadores verbales y los marcadores pluraccionales en el verbo los que indican el
número de participantes de cada evento.
Los medios más comunes para formar los llamados ‘verbos plurales’ son la reduplicación, la afijación, y la
supleción (Cusic 1981: 72). Se ha demostrado que hay varias posibilidades para marcar el número de eventos
y el número de participantes en el verbo itonama: la reduplicación CV parcial de la raíz/tema verbal –ya sea
en combinación o no con un sufijo intensificador–, verbos supletivos singulares y plurales, y clasificadores
verbales. Además, el itonama dispone de un número de marcadores pluraccionales, que parecen estar rela-
cionados exclusivamente con el número verbal, ya sea el número de eventos, el número de participantes, o
ambos. Dos de estos marcadores, -ke ‘pl’ y -cha’ke ‘mult’ parecen pertenecer a esta última categoría. En el
cuadro 24 se listan los distintos mecanismos para la expresión del número verbal, ya sea el número de eventos
o el número de participantes.
Cuadro 24
Expresión de número verbal en itonama
Esta sección ofrece un breve repaso de la manera en la que se expresan postura (2.4.3.6.1), ubicación, direc-
ción, y espacio (2.4.3.6.2) en itonama.
274 lenguas de bolivia
2.4.3.6.1 Postura
La semántica de los verbos de postura corresponde por lo menos a las tres posturas básicas del cuerpo hu-
mano, parado, sentado y echado, a las que muchas lenguas amazónicas agregan la postura colgado (véase
Grinevald 2006). Como ya se ha mostrado en el ejemplo (75), el itonama suele utilizar clasificadores verbales/
deícticos para expresar estas posturas. Como se puede notar en los siguientes ejemplos, los clasificadores para
referentes singulares46 son derivados de verbos de postura que ya no se suelen usar tanto:
d. wa-le~les-cha’ke ma’irï
fuera-ite~estar.colgado-mult plátano
‘Los plátanos están colgados fuera.’
Aunque figure en combinación con prefijos de ubicación (88d), (ya) no hay un verbo intransitivo ‘estar
colgado’ que sólo consista en la raíz le (véase cuadro 21 para el clasificador verbal -le[s]). Sin embargo, existe
su contraparte transitiva yulesna ‘colgar’ que lleva el prefijo causativo yu-.
Tome nota que los marcadores de tema verbal generalmente obligatorios, que se anexan inmediatamente
después de la raíz/tema verbal (tales como, por ejemplo, -te ‘cnt’ en weta’te’ka y e’cha’u’te (88a,b) y -na en
upu’na (88c), son facultativos en caso de los verbos de postura. Estos verbos de postura se combinan a menudo
con prefijos de ubicación. Considérense algunos ejemplos de chO-47 ‘dentro’ en (89).
b. si-chu-pu’-na
1sg-dentro-estar.echado.sg-neut
‘estoy echado dentro’
46 No tengo ejemplos de verbos de postura con clasificadores para referentes plurales. Sin embargo, las raíces plurales sí se utilizan
en combinación con un prefijo locativo/de ubicación, como ochodi ‘están sentados dentro’ en el ejemplo de (89d).
47 La versalita <O> en chO- ‘dentro’ indica que la <o> puede variar según la vocal que sigue (véase, por ejemplo, [89b,c] y [90a]).
Lo mismo vale para las demás mayúsculas en el cuadro 25.
Itonama 275
c. chu-cha’u’-ka d. o-cho-di
dentro-estar.sentado.sg-f.sg vv-dentro-estar.sentado.pl
‘está sentada dentro’ ‘están sentados dentro’
El itonama dispone de un conjunto de prefijos derivativos de dirección, ubicación, y espacio que desempeñan
un papel importante en la formación de nuevas palabras. El cuadro 25 ofrece una lista provisional de estos
prefijos. Se dan ejemplos en (90)-(97).
Cuadro 25
Prefijos direccionales, de ubicación, espaciales
Los ejemplos en (90) muestran que estos prefijos son sumamente productivos tanto en la formación de
verbos (90a,b) como en la de sustantivos (90c). El ejemplo en (90c) muestra cómo estos prefijos también
pueden servir como raíz de una nominalización locativa en combinación con un prefijo posesivo inalienable
y un sufijo nominalizador. En (90d), por último, se da un ejemplo de una nominalización locativa sin el prefijo
posesivo.
c. oh-cho-cho-no d. o-cho-no
3-dentro-dentro-nml:loc vv-dentro-nml:loc
‘interior’ ‘vagina’
Los ejemplos en (91)-(93) son muestras adicionales de la productividad de estos prefijos derivativos:
48 Se puede dividir chodohne en los siguientes morfemas: cho-doh-ne (dentro-morder-neut), de modo que parece ser un verbo con
el significado de ‘tacú’ (mortero de madera para moler granos u otros elementos de la comida o para pelar maíz o arroz).
49 Tutuma (calabaza) que se usa, por ejemplo, para llevar agua al chaco.
276 lenguas de bolivia
El prefijo pa- ‘arriba’50 no parece figurar solo, sino que siempre va seguido por el prefijo direccional
general ni- ‘dir’ (94a,b); la combinación de estos dos prefijos (pani-) casi siempre denota el concepto ‘techo’.
La nominalización locativa en (94c), sin embargo, muestra la reduplicación de pa-, que en este caso no va
acompañado por ni-.
b. uh-pa-ni-no c. uh-pa-pa-no
3-arriba-dir-nml:loc 3-arriba-arriba-nml:loc
‘techo’ ‘el punto más alto (del techo)’
Los ejemplos en (95)-(97) muestran el uso de tres prefijos espaciales menos productivos (chUs- ‘medio’,
mu- ‘al lado de’, y cha- ‘fuera’):
(95) a. chus-kuluh-na b. uh-chas-no
medio-encontrarse-neut 3-medio-nml:loc
‘encontrarse a mitad de camino, ‘compartir’ ‘interior’, ‘cerebro’
50 No hay que confundir pa- ‘arriba’ con su homófono pa- ‘habla’, que es la forma truncada de la raíz verbal padara ‘hablar’.
Itonama 277
El prefijo direccional general ni- ‘dir’ sólo parece figurar en combinación con otro morfema direccional/
espacial; en los ejemplos en (98) ni- va seguido por kOs- ‘abajo’ (véase también (94a,b):
(98) a. uh-kah-na kapayu si-ni-kïs-ke oh-ni-kos-no
3-maduro-neut papaya 1sg-dir-abajo-pl 3-dir-abajo-nml:loc
‘Cuando la papaya era madura, la recogí del suelo.’
Se dan muy a menudo combinaciones de estos prefijos, cuyo valor semántico es determinado por el or-
den en el que ocurren en la combinación. Así la combinación chO-kOs- (99) denota ‘estar rodeado de monte/
selva’, mientras que kOs-chO- (100) denota ‘estar rodeado de agua’. Nótese que a través de kOs-chO- también
se pueden derivar adjetivos como, por ejemplo, koschopi’i ‘poco profundo (dentro)’ en (100).
c. oh-cho-kos-no
3-dentro-abajo-nml:loc
‘selva, monte’
2.5 Sintaxis
En la presente sección se ofrece primero una caracterización tipológica de la sintaxis (2.5.1), y se presentan luego
las construcciones complejas más características de la lengua (2.5.2).
Como se ha señalado en la sección 2.4.3.3, el itonama es una lengua del tipo acusativo, con un subsistema
inverso en cláusulas independientes, que se basa en la jerarquía de indexicalidad 1/2 > 3. Por lo tanto, en cons-
trucciones independientes locales [1/2a>2/1o] y directas [1/2a>3o],51 la lengua no distingue formalmente un
sujeto de verbo intransitivo (S) de otro de verbo transitivo (A), aunque sí distingue, sin embargo, la expresión
formal del objeto (O) de la del sujeto transitivo, o sea agente (A), como en los ejemplos de (101):
Cuando en cláusulas transitivas independientes una tercera persona actúa sobre un PAH [3a>1/2o], el
itonama muestra un subsistema inverso, en el que no se marca el A de tercera persona como prefijo pronominal
en la posición canónica del sujeto, sino el O de primera o segunda persona (véase 2.4.3.3).
La lengua presenta un orden básico de constituentes del tipo VSO, según el cual el verbo (V) va delante,
seguido por el sujeto (S/A) y después por el objeto (O), como se puede apreciar en el ejemplo de (103):
(103) V S O
i-doh-ne u-pa’u t’iyaya
vv-morder-neut vv-perro niño
‘El perro mordió al niño.’
Sin embargo, este orden no es del todo fijo, ya que puede ser cambiado por factores pragmáticos. En las
siguientes construcciones ditransitivas, el hablante quiere realzar a quiénes les debe dinero Juan:
(104) S V T R R V
ihwana odewe pïlata pero ispochone’o osni’ka se’-dewe
Juan deber plata Pedro también pro:1sg 1sg.inv-deber
‘Juan le debe dinero a Pedro, también me debe a mí.’
En una frase nominal, la posición de los distintos modificadores varía frente al sustantivo núcleo. Los
adjetivos y numerales siguen al sustantivo núcleo de la FN, como en los siguientes ejemplos (parcialmente
repetidos) de (85):
51 Las construcciones en las que una tercera persona actúa sobre otra tercera persona también se alinean de forma acusativa.
Itonama 279
Sin embargo, los numerales también pueden figurar delante del núcleo de la FN, como ya se ha mostrado
en los ejemplos en (43) (2.4.2.3.3). Esto tal vez se deba al contacto con el castellano.
En la frase posesiva el posesor va detrás del elemento poseído, como en los ejemplos de (106):52
Las cláusulas subordinadas pueden ir delante o detrás de sus correspondientes matrices, según se puede
apreciar en las oraciones de (108) y (109):
Las construcciones complejas son construcciones que constan de dos o más cláusulas. En una construcción
con dos cláusulas A y B se pueden dar las siguientes tres relaciones estructurales:
En el primer caso, se habla de coordinación, a saber, cuando dos cláusulas (u otros elementos) se combinan,
sin que ninguna de ellas esté incrustada en o sea dependiente de la otra. Las cláusulas pueden ser yuxtapuestas
(110), o coordinadas a través de nexos coordinantes o partículas conectoras (111):
52 Acuérdese de que en el ejemplo de (106a) se trata de posesión inalienable, mientras que el ejemplo de (106b) refleja posesión
alienable (ver 2.4.2.1).
280 lenguas de bolivia
Las últimas dos opciones listadas líneas arriba son tipos de subordinación. Por lo tanto, se habla de sub-
ordinación cuando se combinan dos (o más) cláusulas y una de éstas está incrustada en la otra, o sea, cuando
una de las cláusulas es gramaticalmente dependiente de la otra. La cláusula que no está incrustada en otra
cláusula se llama cláusula principal.
Como ya se ha mencionado en la sección 2.4.3.1, la estrategia más común para formar cláusulas depen-
dientes (o subordinadas) en itonama es la nominalización. Básicamente hay dos estrategias mayores para no-
minalizar un verbo. La primera y más corriente usa el prefijo subordinante may- (o nay-) en combinación con
un prefijo S/A dependiente del conjunto II en el cuadro 19 y un marcador de tema verbal dependiente (véase
cuadro 23). Esta estrategia se usa en cláusulas de complemento y cláusulas adverbiales. La segunda estrategia
mayor de nominalización es la relativización, en la que simplemente se prefija el morfema relativizador mi- a
la forma verbal independiente.
En esta sección, se ofrecen ejemplos de construcciones complejas, o sea, cláusulas relativas (2.5.2.1),
cláusulas de complemento (2.5.2.2), y cláusulas adverbiales (2.5.2.3).
Una cláusula relativa –también llamada cláusula subordinada adjetiva– se comporta como un adjetivo con
respecto al núcleo de la FN al cual modifica. Se marca a través del prefijo mi- ‘rel’ (véase también 2.4.3.1 y
2.5.2).
Una cláusula de complemento –también llamada cláusula subordinada sustantiva– funciona como comple-
mento del verbo de la cláusula principal. Se marca a través del prefijo may-/nay- ‘sub’ (véase también 2.4.3.1
y 2.5.2).
Itonama 281
Una cláusula adverbial –también llamada cláusula subordinada adverbial– modifica al verbo principal de la
cláusula principal, atendiendo al tiempo (118), la razón (119), el propósito (120), la condición hipotética (121a),
la condición contrafactual (121b,c), la condición concesiva (122), y la concesión (123) del evento expresado por
aquél. Al igual que la cláusula de complemento, se marca a través del prefijo may-/nay- ‘sub’ (véase también
2.4.3.1 y 2.5.2), a no ser que sea precedida por una conjunción adverbial. En este último caso, y en el caso de
una cláusula adverbial temporal formada a través del sufijo -wa ‘cuando’, el verbo de la cláusula subordinada
adverbial no figura en forma dependiente.
3. Textos53
A continuación se presentan dos textos, un caso y un relato. Don Manuel Guasase, quien me contó el caso
Karu’ka ‘La carau’ (3.1) en 2001, había aprendido a contar casos en la lengua ancestral de su abuelo, cada vez
que le acompañaba cuando tenía que tocar en su función de maestro de capilla. De hecho, fue un milagro
que todavía había una persona que sabía contar casos en itonama cuando llegué por primera vez a Magdalena
en el año 2000. En el segundo texto Asmaymapïne ‘Mi marido’ (3.2), doña Juanita Bolome me relata cómo se
casó con su marido don Alberto Cabau.
Don Manuel Guasase contando casos (Foto Mily Crevels, Magadalena, 2001).
53 Mientras que en el resto del capítulo no se usan signos de puntuación en los ejemplos itonamas, he optado por usarlos en los
textos para mayor claridad.
Itonama 283
pa-nay-yahdi-cha as-may-maye’-ne’-ka
3sg.f-sub-estar.enfermo-pl 1-sub-padre-neut-f.sg
‘Y ella le dijo «No creo lo que me estás diciendo de que mi madre esté enferma.’
wa’ihna si-yach’a<’>boh-ko-we.
md 1sg-creer<neg>-neut-2
‘Yo estoy muy contenta, paro bailando, pues no te creo.’
t14 Wa’ihna maypachaska’ohko otere uwayo sinek’e’ka pachuk’a’teska wabï’ka «Ba’tya’ka ka’nemaye’ne’ka».
wa’ihna may-pachas-ka’oh-ko o-tere uwayo
md sub-pampa-alcanzar-neut vv-tres sol;día
ba’-tya’-ka pa-nay-maye’-ne’-ka
morir-est-f.sg 3sg.f-sub-padre-neut-f.sg
‘Y cuando terminó el cuarto día se había muerto su madre.’
Itonama 285
ba’-tya’-ka k-a’-nay-maye’-ne’-ka
morir-est-f.sg f-2sg-sub-padre-neut-f.sg
‘Y le dijo otra mujer: «Se murió tu madre».’
t19 Wa’ihna maypachaska’ohko otere uwayo kodonene sine’ka pini «Askochebe’na asmemaye’ne’ka».
wa’ihna may-pachas-ka’oh-ko o-tere uwayo kodonene sine’ka pini
md sub-pampa-alcanzar-neut vv-tres sol;día recién decir-f.sg pro:3sg.f
as-ko-chebe’-na as-me-maye’-ne’-ka
1sg-hort-ver-neut 1sg-sub-padre-neut-f.sg
‘Y cuando terminó el tercer día recién dijo ella «Voy a ver a mi madre».’
pa-nay-ba’-tyo as-may-maye’-ne’-ka
3sg.f-sub-morir-est 1sg-sub-padre-neut-f.sg
‘Así fue que recién dijo «Lo creo, lo creo que se ha muerto mi madre.’
Entrevista con doña Juanita Bolome, Magdalena, 2001. Las preguntas que se las hicieron están en negrillas.
Doña Juanita Bolome, la última tejedora de hamacas itonama (Foto Mily Crevels, Magadalena, 2002).
se’-ma-tes-ke
1sg.inv-mano-pedir-pl
‘No ve, él me pidió a mi madre y a mi padre, me pidió la mano.’
as-ku-yut’uwa’-na as-kï-tahwï
1sg-intl-hacer-neut 1sg-intl-hamaca
‘Y yo estaba pensando cómo iba a trabajar para hacer mi hamaca.’
t5 Wa’ihna asmaymaye’ne sine’k’e ohni «¿A’dopisiso pïlato, kuchara, utasa, utachu, sartén?
wa’ihna as-may-maye’-ne sine’-k’e ohni
md 1sg-sub-padre-neut decir-ben pro:3sg
pa-nay-maye’-ne’-ka pi-ni-mama<’>lo’-ko
3sg.f-rel-padre-neut-F.sg 3sg.f-rel-dañinar<neg>-neut
‘(Ella) no va a dañinar a tu madre y a su madre tampoco va a dañinar».’
54 Tome nota que la construcción dependiente asdaymakï’ka muestra una alienación inversa, ya que –en vez de la tercera persona
A– la primera persona R está indexada en la posición canónica del sujeto. Esto posiblemente se debe al estatuto interrogativo de
la construcción.
288 lenguas de bolivia
se’-nuwasadu’-ka
1sg.inv-esperar-f.sg
‘Y luego él dijo «(Ella) me va a esperar un año».’
pachuk’a’te’-ka as-may-mapïne
otro-f.sg 1sg-sub-marido
‘Mi tía le pidió a mi madre otra persona por parte de mi marido.’
se’-payk’i-ne makaya
1sg.inv-traer-neut ropa
‘Había Salina, Salina vino a mirarme, me trajo ropa.’
290 lenguas de bolivia
k-a’-nay-napasupu’-tyo Alberto
f-2sg-sub-echarse.a.la.hamaca-pl Alberto
‘¿Y que hiciste para buscar tu hamaca para echarte con Alberto?’
as-mi-machïhï
1sg-rel-trabajar
‘Y estaba muy contenta cuando vi que mi trabajo era bonito.’
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