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Edouard Manet: Almuerzo sobre la hierba. 1863. Óleo sobre tela. Medidas: 208 cm × 264,5 cm.
Hacia 1867, el pintor Edouard Manet expuso en el Salón de los Rechazados de París sus escandalosos
cuadros Olympia y Almuerzo sobre la hierba, pues al jurado no le pareció digno del Salón Oficial, al igual
que la obra de casi tres mil artistas.
Otros artistas como Claude Monet, Edgar Degas o Pierre-Auguste Renoir también habían sido rechazados
sistemáticamente. Todos tenían algo en común: estaban convencidos de que tenían algo nuevo que
mostrar y que su punto de vista era valioso. ¿Pero qué era lo que proponían y qué los hizo tan
importantes?
Artistas como Monet, Renoir, Berthe Morisot, Guillaumin, Degas, Sisley o Pissarro, entre muchos otros,
compartían valores y principios plásticos comunes. Para empezar, proponían un arte ciudadano por
excelencia.
Mientras la industrialización avanzaba y las ciudades europeas se modernizaban, los jueces del Salón
Oficial de París seguían apegados a los temas premodernos: paisajes pastoriles, el mundo vegetal, las
grandes mitologías históricas, etc.
Los impresionistas, en cambio, reconocieron la ciudad moderna como paisaje, porque entendieron que
los cambios históricos afectaban también la función del arte.
Por ejemplo, si antes la gente debía tener mucho dinero y tiempo para encargar un retrato, ahora, con la
invención de la fotografía, eso era posible en cuestión de minutos y a un costo muy bajo, con la ventaja
de que la imagen se podía reproducir.
Estos artistas inconformes se preguntaban: ¿seguirá siendo viable un arte que apenas “documente” el
mundo de las ideas antiguas y cuyo lenguaje no evolucione? ¿Será útil un arte que se limite a retratar la
naturaleza a la perfección? ¡Para retratar está la fotografía! ¡Claro que el arte podrá hacer mucho más
que esto! Es cuestión de perspectiva, dirán.
Primero, los impresionistas aprovecharon a su favor el hecho de que la fotografía era en blanco y negro.
Luego, algunos avances industriales facilitaron ciertas transformaciones en los modos de producción del
arte. Por ejemplo, gracias a la industrialización, los artistas podían tener pinturas al óleo en tubos, lo que
les permitía salir a pintar al aire libre sin temor a que la pintura se secara.
Al trabajar tranquilamente al aire libre, ambicionaron representar fenómenos lumínicos hermosos, pero
instantáneos, que requerían velocidad para atraparlos en el lienzo: una puesta de sol, el reflejo de la luz
sobre las aguas, el modo en que la iluminación cambia el color de las cosas, etc.
Así, comenzaron a desarrollar una técnica nueva que se convertiría en una auténtica escuela pictórica,
centrada en la luz y el color. Veamos cuáles son estas técnicas y características que definieron al
impresionismo.
Los impresionistas entendían la realidad como constante devenir y no como ser acabado. Para estos
artistas, las cosas no son; simplemente, las cosas parecen ser.
Por lo tanto, se abrieron a la percepción sensorial del instante, del momento irrepetible que debía ser
registrado de inmediato y con rapidez. Entre los elementos característicos del impresionismo tenemos:
Los impresionistas establecieron como punto fundamental el estudio de la luz a través de la técnica
pictórica. Ellos comprendieron que los colores no eran una propiedad de los objetos, sino el resultado de
la refracción de la luz sobre la materia.
Hasta el momento, la luz había sido estudiada en el arte como símbolo de la divinidad o conocimiento
(arte gótico), o como elemento plástico para lograr volúmenes definidos y representaciones naturalistas
y verosímiles (Renacimiento, clasicismo).
Los impresionistas hacen de la luz en sí misma el centro de interés y, por tanto, se abocan a la
representación de sus efectos. Es decir, estudian la luz como fenómeno: su comportamiento, su
evolución en el instante, el modo en que interactúa con los objetos. Así, todas las técnicas y
características que desarrollaron se desprenden este fundamento. Quedará en evidencia en los
siguientes puntos.
Encuadres y puntos de vista novedosos
Edgar Degas: Ensayo del ballet sobre el escenario. Ca. 1874. Técnica mixta. Medidas: 54.3 x 73 cm.
Muchos artistas del impresionismo se dedicaron a explorar ángulos, perspectivas y encuadres nunca
antes vistos en la pintura. Para entonces la fotografía seguía la estética clásica del Renacimiento, pero es
cierto que ya comenzaban a vislumbrarse nuevos enfoques y ángulos. Seducidos por estas posibilidades,
los impresionistas rompieron con los encuadres clásicos, frontales y simétricos, y optaron por ángulos
inesperados en la pintura.
Además, a los impresionistas les interesaban los instantes que pasan desapercibidos o las escenas que
permanecen ocultas a los ojos de los espectadores, como este ejemplo de Edgar Degas. En la imagen de
arriba, vemos cómo Degas representa un ensayo de ballet en el escenario desde el foso de la orquesta,
tal como lo acusa el riso de un contrabajo en la esquina inferior izquierda.
Henry de Toulouse-Lautrec: Baile en el Moulin de la Galette. 1889. Óleo sobre tela. Medidas: 88,5 x
101,3 cm.
El dibujo perfectamente delineado se vuelve poco práctico para los impresionistas. Muchos de ellos
eliminarán la línea y proyectarán los volúmenes de las formas coloreando directamente, lo que revela
gran maestría.
Otros, como Tolouse-Lautrec o Edgar Degas, seguirán usando la línea, pero ya no será una línea definida
y limpia, sino con un ritmo algo nervioso, con repasos e impresiones súbitas.
Claude Monet: Madame Monet con su hijo. 1875. Óleo sobre tela. Medidas: 100 x 81 cm.
Ahora los impresionistas no están obligados a mezclar colores en la paleta. De hecho, muchos se liberan
de este paso y salen al aire libre en busca de fenómenos lumínicos. Influidos por las teorías ópticas, los
impresionistas mezclan los colores directamente sobre el lienzo.
Esto lo logran mediante el uso de dos técnicas: o bien mezclan un color sobre el otro, o bien disponen
colores primarios uno al lado del otro para que, observados a cierta distancia, la vibración entre ambos
genere la percepción del color secundario. Esto requiere cierta complicidad del espectador.
Detalle.
Si el objetivo es superponer colores lo más rápido posible para captar el efecto efímero de la luz, lo
mejor será economizar en detalles. Así, los impresionistas preferirán pinceladas directas, muchas veces
con trazos gruesos o con brochazos. También usarán la superposición de puntos para crear masas con
volumen.
Ya que los fenómenos lumínicos son circunstanciales y breves, los pintores impresionistas deben
suprimir los detalles, tan admirados en el arte del pasado, para favorecer la observación del conjunto.
Todas estas técnicas hacen que la obra carezca de acabados finos; los trazos se dejan abiertos, las
texturas porosas, y las líneas, cuando las hay, inconexas o repasadas.
Hay en esto también un juego psicológico: la percepción se completa en el cerebro del espectador que, a
pesar de estos detalles, logra registrar en su cerebro una imagen delimitada, siempre que mire la obra en
su conjunto.
Claude Monet: De la serie: La estación de Saint Lazare. 1877. Óleo sobre tela.
El arte anterior al impresionismo, y hasta otros movimientos paralelos, insistía en representar contenidos
trascendentes como justificación del valor de la obra artística. Toda mujer desnuda era una Venus, jamás
una simple mujer. La muerte tenía que ser heroica o trascendente; el paisaje, una ensoñación de otros
tiempos; los sentimientos personales, una bandera a defender; la pobreza, un tema a denunciar.
Los impresionistas dejan ese mundo atrás y reconocen la realidad que tienen frente a sus narices: para el
impresionismo, una mujer desnuda era una mujer desnuda.
Los artistas que pintaban de este modo compartían muchas de sus reflexiones entre sí y se sentían parte
de un colectivo. Ellos valoraron la originalidad por encima de la perfección. Además, exigían un
espectador cómplice, atrevido, que estuviera dispuesto a compartir un punto de vista nuevo.
Pero esta generación de los llamados “impresionistas” tuvo que enfrentar el rechazo, al ser la primera en
cuestionar abiertamente la tradición pictórica basada en el respeto al dibujo definido, la profundidad
espacial, el claroscuro y, ciertamente, los temas trascendentes (históricos, mitológicos, religiosos,
literarios y retratos de grandes personalidades).
Claro que existían temas algo más ligeros en el siglo XIX. Es larga la tradición de escenas de costumbres,
bodegones, paisajes pastoriles y marinas. Pero en aquella época, para que una obra pudiera entrar en el
Gran Salón Oficial de París, era necesario que correspondiera con los grandes temas y valores plásticos
vigentes.
El Salón Oficial existía desde el siglo XVIII, y era la tribuna más importante para promover la consagración
de los artistas. Todos competían para merecer figurar en el Salón. Pero los impresionistas fueron
sistemáticamente rechazados.
En el año 1863, el jurado del Salón Oficial del París había rechazado tal número de obras que se generó
un escándalo. Ante las quejas de los artistas, quienes deseaban que el público se pronunciase, el
gobierno francés subvencionó un Salón de los Rechazados, en el que Manet participó. El desastre fue tal
que el gobierno nunca volvió a replicar la iniciativa.
Inspirados por Manet, los nuevos talentos decidieron formar una sociedad anónima de pintores,
escultores y grabadores y, finalmente, en 1874, organizaron su propio salón de los rechazados. La
exposición fue realizada en un espacio ofrecido por el fotógrafo Nadar y mucha gente acudió por
curiosidad, pero sin fe.
Claude Monet: Impresión del sol naciente. 1872. Óleo sobre tela. Medidas: 48 cm x 63 cm.
En efecto, el crítico Louis Leroy había acudido, y quedó particularmente atónito ante el cuadro de Claude
Monet titulado Impresión del sol naciente. Acto seguido, publicó una crítica en la prensa que decía:
“Al contemplar la obra pensé que mis gafas estaban sucias. ¿Qué representa esta tela?…, el cuadro no
tenía derecho ni revés…, ¡Impresión!, desde luego produce impresión…, el papel pintado en estado
embrionario está más hecho que esta marina…”
Contrariados, pero con astucia y elegancia, los noveles artistas asumieron la descalificación como
nombre del movimiento. ¡Impresionistas! Sí, eso seremos, y a mucha honra: ¡impresionistas!
Y lo que en un principio fue rechazo, más pronto que tarde se convirtió en la ovación más larga del arte
moderno. El interés por el impresionismo llega a tal extremo que hoy este movimiento, tan fugaz como
los atardeceres que pintaba, cuenta con sus propios museos en París: el Museo d’Orsay y el Museo de la
Orangerie.
¡Pero cuidado! Es cierto que el movimiento duró poco, pero su influencia está presente en el arte de la
posteridad, tanto en el arte europeo como en el arte latinoamericano.
Son muchos los artistas que marcaron pauta en el movimiento impresionista. En este apartado,
mencionaremos a algunos de los más importantes, y que participaron en la primera exposición:
Fue realmente un pintor de transición que nunca estuvo cómodo del todo con el hecho de ser ubicado
en el movimiento impresionista, o al menos no al principio. Sin embargo, fue inspiración fundamental
para los jóvenes pintores, especialmente desde su exposición en el Salón de los Rechazados. Entre sus
obras famosas, destacan Desayuno sobre la hierba, Olympia y Un bar aux Folies Bergère.
Se debe a Monet indirectamente el nombre del movimiento impresionista. Fue capaz de lograr un
delicado y estupendo desarrollo de los efectos lumínicos en todo tipo de superficies, como sobre los
nenúfares, las aguas, las atmósferas nubladas y las texturas de la vegetación. Entre sus obras más
importantes, destaca Impresión del sol naciente y la serie de los Nenúfares.
Toda lista suele ser injusta. Muchos son los nombres de pintores impresionistas fundamentales en el
desarrollo del movimiento. No podemos desarrollarlos a todos, pero al menos podemos dejar constancia
de todos los nombres que participaron en la primera exposición que le dio impulso al movimiento.
Además de Manet, Monet, Renoir, Morisot, Pissarro y Degas, en la primera exposición impresionista
encontramos a Alfred Sisley, Paul Cézanne, Gustave Colin, Louis Debras, Armand Guillaumin, Louis
Latouche, Ludovic-Napoléon Lepic, Stanislas Lépine, Zacharie Astruc, Antoine-Ferdinand Attendu,
Édouard Béliard, Eugène Boudin, Félix Bracquemond, Édouard Brandon, Pierre-Isidore Bureau, Adolphe-
Félix Cals, Jean-Baptiste-Léopold Levert, Alfred Meyer, Auguste de Moulins, Mulot-Durivage, Joseph de
Nittis, Auguste-Louis-Marie Ottin, Léon-Auguste Ottin, Léopold Robert y Henri Rouart.
De allí en adelante serán muchos más los que se incorporen al movimiento, dando un giro fundamental
hacia el desarrollo del lenguaje postimpresionista y vanguardista.
Independientemente de toda la influencia que haya podido ejercer, el impresionismo siguió apegado a
un concepto pivotal de toda la tradición pictórica occidental: seguía siendo un arte que imitaba a la
naturaleza, un arte naturalista (no confundir con el movimiento literario y pictórico conocido como
naturalismo).
Esto quiere decir que el impresionismo seguía aplicando los principios básicos
de figuración y verosimilitud, a pesar de haber roto con el dominio de la línea, la profundidad espacial y
el claroscuro, así como con la obligatoriedad de representar temas trascendentales.
Con un lenguaje visual renovado y temas casuales y modernos, los artistas impresionistas abrieron la
puerta para que las nuevas generaciones pudieran salir a explorar ideas revolucionarias. Sin duda, desde
los postimpresionistas y los vanguardistas hasta los artistas contemporáneos, el mundo tiene mucho que
agradecerle al impresionismo.
Postimpresionismo
….El impresionismo, con su afán por captar la luz del natural, había ido disolviendo las formas en su
ambiente y todos los elementos del cuadro habían ido perdiendo volumen, dibujo y sentido del espacio.
En los últimos años del XIX y principios del XX nos encontramos con unos pintores que partiendo del
impresionismo, derivan hacia una pintura personal que anuncian algunos de los movimientos pictóricos
más importantes del siglo XX. El postimpresionismo supone entre otras cosas una recuperación de la
importancia del dibujo y de la preocupación por captar no sólo la luz sino también la expresividad de las
cosas y de las personas iluminadas. su trascendencia para la evolución del arte es, si cabe, mayor que la
de los pintores impresionistas.
Algunas características generales, con inclusión del pintor que mejor las representa:
– Interés por la construcción de la forma, el dibujo y la expresividad de los objetos y figuras humanas.
– Conciliación entre efecto volumétrico (conculcado por el fulgor luminoso impresionista que casi había
desmaterializado las formas) y el gusto puramente estético (Cézanne).
– Concepción del cuadro a base de cuerpos rigurosamente geométricos (Cézanne)).
– Empleo de colores contrastantes para distendir y definir los planos y formas.
– Efectos pictóricos basados en búsquedas estructurales, espaciales y cromáticas.
– Utilización de colores puros con gran carga emotiva ( Van Gogh) y modulados (Gauguin)).
– Creaciones imaginativas a base de pinceladas cursivas que intentan expresar la angustia y el
desconsuelo interior (V. Gogh).
– Interés por lo exótico (Gauguin) y los bajos fondos (Toulouse-Lautrec).
– Creación de composiciones simplificadas y estáticas, buscando la armonía de las masas cromáticas
encerradas en perfiles bien ceñidos (Gauguin).
INFLUENCIAS
– De los impresionistas, el gusto por los contrastes de colores en Cézanne.- De Rubens, de los
neoimpresionistas y de la estampa japonesa, el rico cromatismo, los colores puros y la cursividad
fluyente de las formas en V. Gogh- De las culturas exóticas de Oceanía, el primitivismo en Gauguin.
Corriente artística que surgió en el norte de Europa a comienzos del siglo XX.
Qué es el expresionismo?
El expresionismo es una de las llamadas “vanguardias artísticas”. Estos movimientos surgidos a principios
del siglo XX proponían terminar con la tradición artística europea para producir un arte más vinculado a
El expresionismo surgió Alemania en 1905, con la formación de los primeros grupos de artistas
organizados con una propuesta en común, y finalizó en 1939, al comenzar la Segunda Guerra Mundial.
escena europea desde las últimas décadas del siglo XIX porque consideraba que eran manifestaciones de
En lugar de la representación fiel de la realidad, proponían expresar en las obras las emociones del
etcétera.
del color. Sin embargo, en general, el fauvismo no tuvo una intención de crítica
social.
Pintura en el expresionismo
Los dos grupos fundacionales del expresionismo fueron “El puente” (Die Brücke), fundado en Dresde en
1905 y “El jinete azul” (Der Blaue Reiter) surgido en Múnich en 1911.
Ambos pretendían dejar de lado la representación realista del mundo para expresar las emociones de los
artistas. Sus influencias más importantes fueron el pintor holandés Vincent Van Gogh, del que tomaron
Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, surgió una nueva corriente expresionista con el
movimiento “Nueva Objetividad”, que representó con crudeza las crueldades de la guerra y las injusticias
Los recursos que utilizaron los pintores expresionistas para mostrar sus emociones fueron el color, el
dinamismo y las formas rectas y agudas. Con ellos, producían imágenes que, en muchos casos,
Los autores expresionistas escribieron sobre temas como la deformidad, el miedo, la enfermedad y la
mismo tiempo, dejaron de lado la objetividad como valor literario para mostrar la realidad desde el
El cine expresionista se inició algunas décadas más tarde que las artes plásticas y la literatura, pero tuvo
Se caracterizó por sus temáticas fantasiosas y simbólicas, muchas veces de terror, que desarrolló a través
Arquitectura en el expresionismo
período adhirieron a la mirada crítica sobre la sociedad y buscaron plasmar en los edificios una impronta
más subjetiva, libre y emotiva. Esto se manifestó en formas caprichosas, fragmentación de las
superficies, etcétera.
También emplearon nuevos materiales, como el vidrio y el acero, como componentes esenciales de las
obras.
Algunos de los artistas más relevantes del expresionismo son los siguientes:
Pintura: Ernst Ludwig Kirchner, Fritz Bleyl, Erich Heckel, Karl Schmidt-Rottluff , Emil
Nolde, Max Pechstein, Vasili Kandinski, Franz Marc, August Macke, Paul Klee,
Gabriele Münter, Alfred Kubin, Alexej von Jawlensky, Lyonel Feininger, Heinrich
Fauvismo
El fauvismo o fovismo fue un movimiento pictórico de vanguardia que tuvo su origen en 1905 en París,
Francia. La máxima plástica del fauvismo fue la exaltación del color, sustentada en la idea de que la
creación surgía del instinto más que del intelecto o de los sentimientos.
Ahora bien, ¿cuáles son las características del fauvismo? ¿Cómo y cuándo se originó el arte fauvista?
¿Qué significa y de dónde proviene la palabra fauvismo?
Características de la pintura fauvista o fovista
Henri Matisse, La raya verde (Amélie Parayre), 1905, óleo sobre lienzo, 40 cm x 32 cm, Galería Nacional
de Dinamarca, Copenhague.
En este segmento, podremos ver cuáles son las principales características del movimiento fauvista.
Exaltación del color
Aunque el fauvismo aún está atado a la representación de la naturaleza, es decir, de los objetos
reconocibles, no busca la representación naturalista, sino exaltar el valor del color en sí mismo, al que
prefieren usar en su estado puro y de manera directa.
Por ende, la obra fauvista hace gala de una coloración atrevida. Usa colores de manera brutal y con
relativa arbitrariedad, procurando deliberadamente una sensación de disonancia que rompa la
asociación del color con la representación de la realidad tal como ella es concebida.
Instinto e impulsividad
Más que indagar sobre los sentimientos o pensamientos del artista, el fauvismo exhibe el flujo del
instinto creativo. En consecuencia, las líneas y los colores resultan de gestos impulsivos, pretendiendo
con ello alcanzar la genuinidad atribuida a los niños o a lo “salvaje”, es decir, a aquello que no ha sido
“tocado” por el orden civilizatorio dominante.
Desinterés por la perspectiva y el modelado
Maurice de Vlaminck, La chica de Rat Mort, 1905-1906, óleo sobre lienzo, 32,7 x 46,7 cm, colección
privada.
Otro rasgo del arte fauvista fue el desinterés por la profundidad espacial, la perspectiva y el modelado y,
con ello, por el claroscuro. Las figuras del plano fauvista suelen ser planas, y algunas veces aparecen
delimitadas por gruesos contornos. Se desvanece, pues, la pretensión de construir imágenes que imiten
el mundo visible.
Trazos espontáneos y sueltos
En coherencia con el sentido del instinto, en la pintura fauvista dominan los trazos espontáneos. Desde
el punto de vista de la composición, estos trazos aparecen sueltos y suelen ser definitivos, esto es, no
sujetos a perfeccionamiento y al acabado, ya que ello iría en contra de la “intuición”. Así, muchas veces
estos trazos derivaban en manchas que creaban efectos particulares.
Ausencia del trabajo al aire libre
Mientras que movimientos como el impresionismo se habían permitido trabajar al aire libre, el fauvismo,
al igual que otras corrientes, vuelve al trabajo en el estudio, ya que no le interesa la observación de la
naturaleza sino el lenguaje plástico, con énfasis en el color y su capacidad expresiva.
André Derain, Puente sobre el Riou, 1906, óleo sobre lienzo, 82.6 x 101.6 cm, Colección de William S.
Paley.
Hacia finales del siglo XIX, el arte comenzaba una importante transformación, fruto de muchos procesos
que convergieron. Por ejemplo, la influencia del romanticismo había animado a las generaciones
siguientes a buscar un lenguaje personal y original. Por otro lado, la aparición de las tecnologías de la
imagen, como la cámara fotográfica, incidieron en el modo en que era concebida la función del arte
occidental.
Así, para el último tercio del siglo XIX, ya se veían propuestas arriesgadas como el impresionismo, el
postimpresionismo, el simbolismo, el arte naif y otras corrientes. El fauvismo, de hecho, fue
contemporáneo con el expresionismo alemán y, al igual que este, defendía la libertad expresiva.
El fauvismo logró abrirse espacio en el Salón de Otoño de París en 1905, que dedicó la sala número ocho
a los artistas Henry Matisse, Maurice Vlaminck y André Derain. Pero las características de sus obras
escandalizaron a la audiencia y, especialmente, a algunos críticos más conservadores. Los cuadros
mostraban colores estridentes e incoherentes con la “realidad”.
Aquello fue un espectáculo impactante y desafiante, de modo que el crítico Louis Vauxcelles se expresó
de este modo: “Donatello chez les fauves”, que en francés quiere decir: “¡Vaya! Donatello entre fieras”.
Así, lo que comenzó como una descalificación, fue asumido por los artistas como el nombre del nuevo
estilo fauvismo, el movimiento de las fieras.
No se puede decir que el fauvismo haya sido un movimiento con un manifiesto programático, como sí lo
fue el futurismo, por ejemplo. Sin embargo, sus artistas compartían el interés por la exaltación del color
y la intención de ruptura. En consecuencia, para el año 1908 el fauvismo se diluyó. Sin embargo, su
influencia fue fundamental para la primera generación de vanguardistas.
Principales artistas y obras del fauvismo
Henri Matisse (1869-1954)
Henri Matisse, La alegría de vivir, 1906, óleo sobre tela, 175 x 241 cm, Fundación Barnes, Filadelfia.
Pintor, escultor, litógrafo y dibujante francés. Estuvo interesado en la composición más que en las figuras
en sí. Abandonó la perspectiva, la profundidad espacial, el dibujo y el claroscuro para tratar el color
como un valor en sí mismo. Recibió la influencia de Vincent van Gogh y del arte exótico. Fue una figura
de gran importancia en la obra de Pablo Picasso y otros artistas de su generación.
André Derain, Mujer en camisa, 1906, óleo sobre lienzo, 100 x 81 cm, Galería Nacional de Dinamarca,
Copenhague.
Pintor de origen francés. Trabajó con el uso de colores brillantes, trazos enérgicos y pinceladas sin
continuidad. Fue ampliamente influenciado por Cézanne, lo que despertó su interés por el cubismo una
vez que la oleada fauvista se diluyó. Años más tarde, volvió a un tipo de pintura que ha sido calificada
como de tono “neoclásico”, estilo que siguió desarrollando de allí en adelante.
Maurice de Vlaminck (1876-1958)
El origen de este movimiento artístico está basado, según los estudiosos, en dos fuentes muy distintas:
Por una parte, el impacto que causó en los círculos artísticos de París la escultura primitiva africana.
Y por otra, la influencia del pintor francés Paul Cézanne y su tendencia a reducir los volúmenes de los
objetos reales a elementos esenciales como el cilindro, el cubo y la esfera.
A estos antecedentes hay que añadir la reacción contra el fauvismo, tendencia pictórica en la que el
estallido del color era uno de los aspectos más sobresalientes.
Los creadores que iniciaron las experimentaciones cubistas fueron Pablo Picasso y Georges Braque.
Picasso y Braque
El primer cuadro cubista pintado por Picasso en 1907, fue "Las señoritas de Aviñón". Las figuras
femeninas representadas en este lienzo están singularmente tratadas. Son formas planas, cuyas siluetas
aparecen como fracturadas, y los trazos que las delimitan son siempre rectilíneos y angulares. Al mismo
tiempo se acomete el intento de representar, a la vez, un rostro humano de frente y de perfil.
Simultáneamente a las investigaciones desarrolladas por Picasso, Braque había realizado una serie de
paisajes de l'Estaque, caracterizados por la escasez de colorido y un volumen facetado, a base de planos
inclinados, que se presentaron en París en la exposición que dio origen a la denominación: Cubismo.
Características generales
El estilo cubista reclamó una pintura plana, bidimensional, opuesta a las técnicas tradicionales de la
perspectiva y el claroscuro.
Rechazó, asimismo la antigua teoría, mantenida y seguida durante siglos, de que el arte era una
imitación de la naturaleza. Quizá por esto, aunque inicialmente los pintores cubistas tomaron como
modelos los temas de la naturaleza, y representaron rostros y figuras humanas, pronto centraron su
temática en naturalezas muertas que eran composiciones formadas con objetos usuales, agrupados casi
siempre sobre una mesa, que carecían de profundidad, y en los que todos los elementos ocupaban el
primer plano, gracias a una descomposición en facetas.
Entre los años 1910 y 1912 el cubismo pasó de una fase previa de experimentación a otra más madura.
En los inicios de este movimiento tuvo también gran importancia el marchante Daniel Kahnweiler, cuya
galería se convirtió en el centro de difusión del cubismo.
Por otra parte, la teoría acerca del movimiento cubista iba tomando forma en las reuniones en el edificio
Beteau-Lavoir, donde vivían Picasso, Juan Gris (seudónimo de José Victoriano González) y el escritor
francés Max Jacob. Asistentes asiduos a las reuniones del grupo eran también el francés Henri Matisse y
Diego Rivera, que sería uno de los principales pintores muralistas mexicanos, así como los escritores
franceses Jean Cocteau y Guillaume Apollinaire. Fue precisamente este último quien en mayor medida
contribuyó, con textos como el "Les Peintres cubistes" en 1913, a elaborar la estética sustentadora del
movimiento cubista.
Cubismo analítico
En la evolución de este movimiento se establecieron dos épocas claramente marcadas, denominada fase
analítica y sintética.
El período analítico transcurrió entre 1910 y 1912. Los lienzos de esta época se caracterizaron por el
análisis de la realidad y la descomposición en planos de los distintos volúmenes de un objeto para que la
mente captase su totalidad.
Desde el principio se pretendía un arte más conceptual que realista. Predominaban los ángulos y las
líneas rectas y la iluminación no era real, ya que la luz procedía de distintos puntos. Las gamas de colores
se simplificaron notablemente, en una radical tendencia al monocromatismo: castaños, grises, cremas,
verdes y azules. Con todo ello se lograba la tridimencionalidad del mundo real con la bidimencionalidad
de la obra artística.
En una primera etapa de la fase analítica, todas estas formas aparecieron generalmente compactas y
densas, para irse haciendo cada vez más amplias y fluidas hasta difuminarse en los bordes del lienzo.
Los elementos preferidos fueron instrumentos musicales -en especial la guitarra-, botellas, pipas, vasos y
periódicos, aunque nunca se excluyó la figura humana. Entre las obras más destacadas de estos
momentos cabe señalar "Hombre con guitarra", de Braque
Cubismo sintético
La fase sintética trajo consigo la reconsideración de algunos de los modos expresivos de la anterior. El
color volvió a tener mayor protagonismo. Las superficies, aunque seguían apareciendo fragmentadas,
eran más amplias y decorativas.
La novedad más singular fue, sin duda, el uso de materiales no pictóricos. Esta técnica, conocida como
collage, incorporó al lienzo elementos cotidianos como cajetillas de cigarros, páginas de periódicos,
trozos de vidrios, telas y, no en pocas ocasiones, arena. Con la incorporación de estos inusitados
materiales en el lienzo, el cubismo, a la vez que aprovechó las diferencias de textura y naturaleza de sus
componentes, planteó, desde un ángulo original, la cuestión, siempre inquietante, de qué era realidad y
qué ilusión.
En este estilo cubista, Braque realizó sus famosos papiers collés y Picasso obras como "El jugador de
cartas" o "Naturaleza muerta verde".
Además de los dos grandes maestros mencionados, hubo otra serie de artistas que realizaron un
cubismo cercano al de Picasso o Braque, pero con toques personales, como Juan Gris y los pintores
franceses Ferdinand Léger, Albert Gleizes y Jean Metzinger.
Cuando esta estética se difundió por toda Europa, aparecieron una serie de grupos o tendencias con sus
propias características:
El cubismo órfico, del francés Robert Delaunay, que daba una gran importancia al color y empleaba
elementos compositivos inventados por el artista.
El grupo de Puteaux, con el también francés Marcel Duchamp, que aportó un cubismo dinámico y muy
intelectual.
El neoplasticismo del holandés Piet Mondrian.
El suprematismo ruso de Kasimir Malievich.
El constructivismo escultórico de su compatriota Vladimir Tatlin.
El purismo, estética racional y geométrica impulsada por dos franceses Amadée Ozenfant y Charles-
Edouard Jeanneret (Este último, de origen suizo y llamado Le Corbusier, aplicó luego sus principios a la
arquitectura).
Qué es el cubismo y sus características
El cubismo es un movimiento vanguardista de inicios del siglo XX que se caracteriza por el uso dominante
de figuras geométricas como los rectángulos, los triángulos y, especialmente, los cubos, de donde toma
su nombre. Su objetivo es romper con la representación naturalista y plasmar varios planos de modo
simultáneo sobre la superficie de un cuadro.
Convencionalmente se establece su inicio en el año 1907, cuando Pablo Picasso (1881-1973) presentó
por primera vez la pintura Les Demoiselles d' Avignon ("Las damas de Avignon").
En este primer intento, Picasso incorpora influencias del arte africano primitivo y del postimpresionismo,
especialmente del pintor francés Paul Cézanne (1839-1906).
Además de encontrar inspiración en las formas del arte exótico, el cubismo intentó representar la cuarta
dimensión a través de hiperpoliedros, cuyas ideas de espacio-tiempo se inspiran en la teoría de la
relatividad de Albert Einstein de 1905.
Todas sus características llevaron al cubismo a ser considerado una expresión plástica más racional y
analítica, que contrastaba con otros movimientos inspirados en la subjetividad o la emocionalidad.
El cubismo literario además se expresó a través de poemas que se caracterizaban por no poseer rimas,
métricas, versos ni tema principal.
Los principales escritores con influencia del cubismo fueron: Guillaume Apollinaire (1880-1918), Jean
Cocteau (1889-1963), Oswald de Andrade (1890-1954) y Érico Veríssimo (1905-1975).