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ALPEROVICH JOSÉ JORGE VS.

SUPERIOR GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE


TUCUMÁN S/ AMPARO EXPTE. N° 58/03. -

SAN MIGUEL DE TUCUMÁN, MAYO DE 2.003. -

Y VISTOS: Para volver los autos de la referencia, y encontrándose reunidos los Sres. Vocales de esta Sal
I° de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo para su consideración y decisión,

LOS SEÑORES VOCALES DRES. SALVADOR NORBERTO RUIZ Y HORACIO RICARDO CASTELLANOS, dijeron:

RESULTA:

A fs. 6/24 se apersona en autos el Sr. José Jorge Alperovich, con patrocinio letrado, y promueve acción
de amparo y, en subsidio acción declarativa de inconstitucionalidad, en contra de la Provincia de
Tucumán, solicitando que se declare la invalidez a su respecto del art. 80 de la Constitución de la
Provincia de Tucumán en la medida que impone, como requisito para acceder al cargo de Gobernador,
que el candidato electo preste juramento por los Santos Evangelios. -

Expresa que conforme a la documentación que acompaña ha sido nombrado candidato a Gobernador
Provincial por el Partido Justicialista, integrando la fórmula que participará en los próximos comicios
para la elección del titular del órgano ejecutivo provincial. -

Manifiesta que cumple con todos los requisitos que impone el art. 74 de la Constitución que lo habilitan
para participar en el proceso electoral y ser elegido Gobernador. -

Sostiene que no podrá dar cumplimiento al requisito establecido por el art. 80 de la Constitución para
asumir dicho cargo en caso de resultar electo ya que no profesa ni pertenece al culto católico,
apostólico y romano, por lo que no podrá prestar juramento por los Santos Evangelios aunque no tiene
reparo y si está dispuesto a hacerlo por Dios y la Patria. -

Expresa que la confesión religiosa no es en modo alguno condición de idoneidad, por ello el
impedimento establecido por motivos religiosos impone arbitrariedad e ilegalidad manifiesta un
requisito vedado por las normas contenidas en tratados internacionales sobre derechos humanos que,
con jerarquía constitucional, están enunciados en el art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional y a los
cuales, por aplicación del art. 31 de esta última, deben adecuarse todas las normas provinciales
incluyendo a sus Constituciones. -

Manifiesta que antes de haber sido oficialmente nominado candidato a Gobernador por el Partido
Justicialista, carecía de un interés personal legítimo y concreto para cuestionar la aplicabilidad de la
cláusula constitucional de la Provincia, ese interés surge precisamente, con motivo de su nominación ya
que de resultar electo por el pueblo Tucumano, no podrá acceder al cargo debido a que profesa la
religión Judía. -

Sostiene que de no haber un pronunciamiento jurisdiccional concreto sobre la pretensión ejercida se


provocará una situación confusa generando dudas entre los electores que desembocarán en
comportamientos con impacto directo en la cantidad de votos a su favor, provocando una afectación a
sus derechos a ser elegido. -

Dice que la fórmula del juramento que impugna no se armoniza con las otras destinadas a los órganos
máximos del Estado, ya que en el caso de los Legisladores otorga la posibilidad que los interesados
opten por otras fórmulas según sus creencias o convicciones u, en referencia a los Magistrados
judiciales, según el art. 105 de la Constitución de la Provincia, prestarán el mismo juramento que los
Legisladores. -

Aclara que la acción de amparo es promovida contra un acto emanado del Estado, la Convención
Constituyente, y más concretamente contra la omisión en la que ha incurrido la Provincia de Tucumán
en su obligación de concretar la reforma del art. 80 de su Constitución a fin de adecuarlo a la reforma
introducida en la Constitución Federal en el año 1.994, en cumplimiento de lo dispuesto por su art. 5°. -

En subsidio, y para el caso en que se considere improcedente la acción de amparo, deduce acción
declarativa de inconstitucionalidad contemplada en los arts. 89 y concondartes del Código Procesal
Constitucional, con el mismo objeto que el denunciado para el amparo, por lo que peticiona se acceda a
su solicitud declarando por la vía procesal que se estime procedente, la invalidez por inconstitucional
del art. 80 de la Constitución Provincial, y por ende su inaplicabilidad respecto a la exigencia de jurar
por los Santos Evangelios para acceder al cargo de Gobernador de la Provincia, ya que no profesa la
religión Católica. -

Refiere luego que la línea interna del Partido Justicialista, el Frente Fundacional, lo postuló
oficialmente para el cargo de Gobernador junto a la prestigiosa figura de Fernando Arturo Juri como
candidato a Vicegobernador. En esa circunstancia algunas voces cuestionaron su postulación por
entender que ella era inviable a tenor del art. 80 de la Constitución de la Provincia. Sin embargo, no
comparte la fundamentación argumental de los impugnantes ya que no se compadece con la
interpretación sistemática y teleológica de los artículos, 5°, 6°, 27°, 31°, 37°, 75° inc. 22, 99°, 121° y
concordantes de la Constitución Nacional. -

Expresa que las impugnantes formuladas han suscitado sobre la validez de su postulación, generando
una situación de incertidumbre que debe ser disipada por este Tribunal, ya que la aplicación literal del
texto que cuestiona constituirá una lesión manifiesta e irreversible en sus derechos políticos que están
reconocidos y garantizados por la Constitución Nacional, Tratados Internacionales, Leyes Nacionales,
etc. -

Invoca argumentos referidos a la regulación provincial sobre las condiciones de elegibilidad


expresamente enunciadas en el artículo 74 de la Constitución de la Provincia que dispone: Para ser
elegido Gobernador se requiere: Ser argentino, tener treinta años de edad, dos de residencia inmediata
en la Provincia y de ciudadanía en ejercicio. -

Señala que cumple con todos los requisitos antes indicados, y que el deber de prestar el juramento
exigido por la norma cuestionada, no es una condición de elegibilidad, sino un requisito que corresponde
cumplir para tomar posesión del cargo de Gobernador. -

Destaca que tanto la Convención Americana sobre Derechos Humanos, como al Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, disponen que el acceso alas funciones públicas de un país por sus
ciudadanos, no puede quedar sujeto a una reglamentación que responda a razones religiosas, como
sucede con la norma local cuestionada. -

Manifiesta que la Constitución Nacional en su artículo 31 establece la supremacía absoluta de sus


disposiciones sobre toda ley nacional, tratado y constitución o ley provincial, y la supremacía del
derecho federal sobre el provincial, a lo que se agrega que después de la reforma de 1.994 los tratados
internacionales incorporados a la Carta Magna disfrutan de una jerarquía superior a la correspondiente
para las leyes nacionales, la que se extiende también a las normas provinciales. -

Refiere luego al orden jerárquico de las normas, alega que la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre establece que todas las personas son iguales ante la ley y que sus derechos no
pueden quedar sujetos a distinciones raciales, de sexo, idioma o credo; que la Declaración Universal de
Derechos Humanos ordena que toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país; y que
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos dispone que los Estados signatarios se obligan a
reconocer los derechos allí enunciados sin distinción de raza, sexo, idioma o religión. -

Finalmente en apoyo de su reclamo cita jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación,


hace reserva del caso federal y solicita dictado de medida cautelar en los términos que allí indica,
peticionando se haga lugar a su planteo. -

Por Resolución N° 82 del 12/03/03 (fs. 28/31) Presidencia de esta Sala hace lugar, con los alcances allí
indicados, a la medida cautelar solicitada por el accionante. –

Por providencia del 13/03/03 (fs. 35 vta.) se requiere de la accionada el informe previsto por el art. 21
del C.P.C. y se le corre traslado de la demanda, apersonándose ésta por intermedio de su Fiscal de
Estado a fs. 46/53, quien luego de discurrir sobre la posición fijada por la Convención Constituyente al
tratar la propuesta de reforma del art. 88 de la Constitución Provincial, que culminó siendo el actual
art. 80, contesta demanda y admite que el planteo del actor a través de la acción de amparo es una
cuestión justiciable pues éste carece de otro medio más eficaz en salvaguarda de sus derechos. -

Manifiesta que la Constitución Provincial aparece en contradicción con normas de jerarquía superior
como lo son la Constitución Nacional y el Pacto de San José de Costa Rica, por lo que señala que al no
tener contenido patrimonial la acción de amparo, es factible el allanamiento a la petición del
accionante a fin de que éste en caso de ser electo Gobernador de la Provincia, no debe incluir en la
fórmula de su juramento la frase por estos Santos Evangelios. -

Obra a fs. 66/67 Decreto N° 557/1 por el cual el Poder Ejecutivo autoriza el Sr. Fiscal de Estado a
allanarse a la demanda, en cumplimiento de la exigencia del art. 61 del C.P.A... -

Por presentación obrante a fs. 59/60, Ezequiel Ávila Gallo en representación del partido Defensa
Provincial (Bandera Blanca) solicita su intervención en la causa como tercero interesado y recusa con
causa a uno de los integrantes del Tribunal. -

Por Resolución N° 95 del 24/03/03 (fs. 64) se rechaza la recusación con causa antes indicada, ante lo
cual el interesado plantea recurso de revocatoria, que es denegado por Sentencia N° 122 obrante a fs.
82; y finalmente por Resolución N° 169 del 16/04/03 (fs. 92/93) el Tribunal no hace lugar a la
intervención de tercero solicitada, decisión que es impugnada a fs. 96 mediante recurso de apelación,
que es rechazado por inadmisible en Sentencia N° 170 del 22/04/03 obrante a fs. 97. -

Por providencia del 23/04/03 (fs. 98) y al no existir en la causa prueba pendiente de producción se
llama la misma a conocimiento y resolución del Tribunal. -

A fs. 99 se remite la causa de la Sra. Fiscal de Cámara a fin de que se pronuncie sobre el planteo de
inconstitucionalidad formulado en la demanda, por lo que una vez cumplimentado con ello (fs. 100/114)
por providencia del 28/04/03 (fs. 115 vta.) vuelve la causa a resolver. -

CONSIDERANDO:

I.- Invocando el art. 50 y concordante., del C.P.C. y justificando su carácter de candidato a Gobernador
por el Partido Justicialista, el actor inicia acción de amparo pretendiendo se declare la invalidez o
inaplicabilidad del art. 80 de la Constitución Provincial, en cuanto impone como requisito para asumir al
cargo de Gobernador de la Provincia el prestar juramento por los Santos Evangelios, dado que
manifiesta no profesar el culto católico, apostólico y romano. Alega cumplir con todos los requisitos
exigidos por el art. 74 de la Constitución Provincial que lo habilitan a participar del proceso electoral y
ser elegido Gobernador. -

Para que el supuesto de que la acción de amparo se considere inadmisible, en subsidio promueve acción
declarativa de inconstitucionalidad contemplada en los arts. 89 y concordantes. Del C.P.C., por ser el
art. 80 de la Constitución Provincial a la luz de los arts. 5, 6, 27, 31, 37, 75 inc 22, 99 inc 11), 121, 126,
y concordantes. De la Constitución Nacional y Tratados Internacionales. -

Al tomar intervención la Sra. Fiscal de Cámara a fs. 100/103, no obstante compartir parcialmente las
instrucciones dada por el Sr. Ministro Fiscal de Corte y entender que a su criterio existe en la especie el
caso que habilite el control de constitucionalidad por la vía de la acción declarativa, transcribe esa
instrucción. -

De la misma manera se desprende que el Sr. Ministro Fiscal de Corte considera inadmisible tanto la vía
procesal de la acción de amparo, como la acción declarativa de inconstitucionalidad, por no revestir
actualidad la lesión aducida, no existir un caso o controversia y, además, en cuanto a la acción de
amparo, las razones formuladas por el actor no encuadran en la excepción contemplada en el inciso 2
del art. 51 del Código Procesal Constitucional, en razón de que el precepto constitucional del art. 80 de
la Constitución Provincial, no resulta de aplicación automática en la especie.-

La acción de amparo regulada en el capítulo III del Título II del Código Procesal Constitucional en cuanto
al procedimiento y requisitos de admisibilidad, difiere sustancialmente de la acción declarativa de
inconstitucionalidad prevista por el mismo Digesto Procesal en su Título III, capítulo II. -

En tales procedimientos se regulan los plazos de caducidad en forma distinta; el traslado de la demanda
y la apertura a prueba tienen plazos diferentes; el escrito de interposición de demanda debe observar
requisitos disímiles; para la acción de amparo se regulan los supuestos de su inadmisibilidad y se pide un
informe bajo pena de nulidad no contemplado en la acción declarativa.-

En la presente causa se dispuso dar el trámite previsto en el C.P.C. para el amparo, sin que las partes
dedujeran recurso alguno en contra de tal proveído, por lo que la petición subsidiaria de tramitar este
proceso por la vía del art. 89 del C.P.C., quedó superada, resultando la misma innecesaria. La
pretensión procesal articulada resulta ser entonces independiente del tipo procesal. -

Ello nos lleva a concluir que no puede procesalmente interponerse subsidiariamente la acción
declarativa de inconstitucionalidad a la acción de amparo, sin perjuicio que, al tramitarse la causa bajo
el procedimiento previsto por esta última, se consideren in totum los argumentos vertidos en la
demanda para resolver la acción de amparo máxime que el art. 43 de la Constitución Nacional faculta al
juez a declarar la inconstitucionalidad de la norma, si ello resultare necesario.-

A mayor abundamiento, tanto el amparo con petición de control de constitucionalidad, como la acción
declarativa de inconstitucionalidad tienen en común la falta de certeza sobre la relación jurídica
subyacente, desde la óptica constitucional, perteneciendo ambos procesos a la categoría, que la
doctrina denomina, de tutela preventiva, que se articula aún en ausencia de una violación concreta del
derecho.-

Por el art. 34 de la Constitución Provincial, siempre que en forma actual o inminente se restrinjan,
amenacen o lesionen, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos o garantías reconocidos por
esta Constitución o por la Constitución Nacional, y no exista otra vía pronta o eficaz para evitar un grave
daño, la persona afectada puede pedir el amparo a los jueces en la forma que determine la ley.-

A su vez el art. 50 del Código Procesal Constitucional el regular esta acción expresa que se deduce
contra todo, acto, omisión o hecho de órganos o agentes del Estado provincial o entes autárquicos
provinciales, o de particulares, que, en forma actual o inminente, viola, lesiona, restrinja, altera o
amenaza violar con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, los derechos, libertades o garantías explícitas
o implícitamente reconocidos por la Constitución Provincial o Nacional y los tratados internacionales con
jerarquía constitucional con excepción de los protegidos por el habeas hábeas.-

De ello se colige que para su admisión no solo debe tratarse de una lesión actual, sino también cuando
esa lesión fuere inminente o se tradujera en una amenaza.-

Por ello no compartimos lo expresado por el Sr. Ministro Fiscal de Corte en cuanto no existe actualidad
de la conducta lesiva, ya que también la acción de amparo se encuentra prevista para los supuestos de
inminencia de la lesión o amenaza de lesión.-

Si el actor es candidato por un partido político para acceder a las elecciones de gobernador y entiende
deque tiene un obstáculo constitucional para poder asumir al cargo en el supuesto de ser elegido, la
inminencia o amenaza de la lesión surge patente desde que es propuesto por el partido político, ya que,
llegando el momento de la asunción, si resulta ganador, la misma (la lesión) estaría consumada,
privando con ello de transparencia en el proceso electoral y de certeza en el resultado de las
elecciones.-

Téngase presente que la acción de amparo constituye una vía excepcional que, cuando se alega la
inminencia de una daño, sólo procede si dicha inminencia es tal que autoriza a considerar ilusoria una
reparación ulterior, circunstancia que debe acreditar fehacientemente quien demanda.-

Es que, cuando la inminencia de la lesión es tangible, y el acto no tenía exteriorización ni proyección,


que no se había consumado, amenaza en forma cierta y grave como de cumplimiento inevitable.

Existe aquí lo que Bidart Campos en su obra Derecho de Amparo menciona como futuridad inminente,
haciendo mención con ello a cuando la comisión del acto lesivo va a ocurrir de un momento a otro,
cuando más que probabilidad hay certeza fundada. En estas circunstancias, no obstante tratarse de una
lesión no cometida realmente, el amparo es procedente (El juicio de Amparo L. Lazzarini).

Respecto de la necesidad de un caso o controversia entendemos que ella debe ser uno que sea la
apropiada para la determinación judicial. Una controversia judicial se distingue de una diferencia o
disputa de carácter hipotético; de una de carácter académico o abstracto.

El chief Justice Hughes sostuvo en Aetma Life Insurance Co. vs. Haworth, que la controversia debe ser
definida y concreta, tocando las relaciones jurídicas de las partes que tienen intereses legales
encontrados. Debe ser una controversia que se distinga de una opinión acerca de lo que la ley debe ser
en casos hipotéticos (citado por A.B. Biachi en Control de Constitucionalidad).
Nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación estableció que para que haya caso contencioso se
requiere de una controversia entre las partes que respectivamente afirmen y contradigan sus
pretendidos derechos, no siendo permitido a la justicia decidir cuestiones abstractas.

Palacio, en su tratado de Derecho Procesal Civil tomo V indica que el allanamiento no tiene eficacia
vinculatoria para el juez y en consecuencia se halla habilitado para rechazar la pretensión cuando ésta
carece de fundamento jurídico, es decir, en el supuesto que no exista una norma que respalde el
derecho invocado por el actor, porque la conformidad o el reconocimiento de la fundabilidad de la
pretensión por parte del demandado no puede coartar la independencia del juez en orden a la
aplicación del ordenamiento jurídico vigente.

Siendo que en el presente caso el accionante acreditó su condición de candidato a gobernador


proclamado por el Partido Justicialista y alega no profesar la religión católica apostólica y romana
(hecho este último no controvertido), frente a la norma del art. 80 de la Constitución Provincial se le
creó un interés propio de obtener tutela judicial que juzgue sobre la constitucionalidad de la norma
impugnada, y que habilita su control por la vía del amparo.

No es aplicable a la especie lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia en sentencia Nº 121/ In re.
Mendez, Andrés Pelayo s / declaración de certeza de la interpretación del art. 80 de la Constitución
Provincial ya que en ella el actor no acreditó su condición de candidato a gobernador por un partido
político, situación que difiere sustancialmente de la especie.-

Queda por último tratar si estamos en el supuesto de excepción contemplado en el inc. 2º del art. 51 del
C.P.C. y que el Sr. Ministro Fiscal de Corte entiende no encuadrado, por no ser el art. 80 de la
Constitución Provincial de aplicación automática.

Dicha norma considera no admisible la acción de amparo cuando se incoare contra leyes u otras
disposiciones normativas con fuerza de ley, salvo se tratare de norma de acción automática de manera
que sus preceptos resultan obligatorios inmediatamente por su sola promulgación sin necesidad de otras
normas o actos que lo hagan aplicable.

El art. 80 de la Constitución Provincial, conforme su redacción, es imperativo en el sentido de exigir una


determinada fórmula para jurar y no otra al momento de la toma de posesión, por lo que, dado el
supuesto de hecho contemplado en ella, automáticamente queda aprehendido en la norma que resulta
aplicable, siendo su precepto obligatorio inmediatamente.-

Por todo lo expuesto, consideramos que la acción de amparo en el presente caso y por las
particularidades específicamente señaladas, resulta formalmente admisible, correspondiendo analizar
su procedencia.

II.- Por parte el art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional la Declaración Americana de los Derechos
Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo y la
Convención Americana de Derechos Humanos, no derogan artículo alguno de la pr5imera parte de la
Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos.

Arduas discusiones ocasionó esta norma en la doctrina y jurisprudencia, inclinándolos por aquella que
concluye que después de efectuada la reforma de 1.994, el art. 31 de la Constitución Nacional, en punto
a las relaciones de jerárquicas entre tratados y leyes de la Nación, debe articularse con el art. 75 inc.
22, el que despejó toda duda y dispuso que los tratados están por encima de las leyes, sean aquellos
bilaterales, multilaterales o concordatos con la Santa Sede. Salvo en los casos de los tratados sobre
derechos humanos expresamente enunciados con jerarquía constitucional, los Convenios Internacionales
están por debajo de la Constitución (María A. Gelli Constitución de la Nación Argentina, - segunda
edición ampliada y actualizada Editorial La Ley, Febrero 2003).

Como consecuencia de darles jerarquía constitucional a los Tratados de Derechos Humanos y no derogar
con ello artículos de la primera parte de la Constitución, cabe concluir que son compatibles y sólo cabe
a los tribunales armonizar sus disposiciones en los casos concretos.-

Es que, a partir del caso Ekmekdjian c/ Sofovich la Corte Suprema de Justicia de la nación reconoció
operatividad a los Tratados sobre los Derechos Humanos, planteándose así a los Tribunales una tarea de
armonización, compleja y extensa.-
Los derechos reconocidos por esos tratados, constituyen además un complemento, un plus que se
adiciona a los derechos en el orden interno. Si el alcance de aquellos fuese menor, prevalece el derecho
interno, o, por el contrario, el tratado que otorgue mayor protección (obra citada).-

En el orden Provincial, además de lo señalado precedentemente y en el que se concluye que los tratados
citados por el art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional tienen jerarquía constitucional, no se puede
dejar de resaltar que por Ley 6664 (B.O. 11/08/95) tanto la Convención Americana de Derechos
Humanos cono el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, son Ley de la Provincia.-

Si bien después de la reforma de la Constitución Nacional del año 1.994 ello no resultaba necesario, no
podemos desconocer que esa ley obedece a un proyecto presentado en la legislatura en el año 1.993 por
el entonces legislador Sergio Diaz Ricci, lo cual trasunta la voluntad expresa del Poder Legislativo local
de incorporar al Derecho Público Provincial el contenido de esos tratados.-

El art. 23 de la Convención Americana de Derechos Humanos al regular los derechos políticos establece
en su inc. 1º que todos los ciudadanos deben gozar de los derechos y oportunidades de participar en la
dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes; de votar y ser elegidos
en elecciones periódicas auténticas y; de tener acceso en condiciones generales de igualdad, a las
funciones públicas de su País. En su inc. 2º limita las facultades reglamentarias de los Estados en el
ejercicio de aquellos derechos y oportunidades, delimitándola exclusivamente a razones de edad,
nacionalidad, residencia, idioma, instrucción capacidad civil o mental, o condena, por juez competente,
en proceso penal.-

El pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su Parte II art. 2º establece que cada uno de los
Estados parte se compromete a respetar y a garantizar a los ciudadanos los derechos reconocidos en ese
pacto, sin distinción alguna de raza, color, sedo, idioma, religión, etc., comprometiéndose esos Estados
a adoptar las medidas oportunas para hacer efectivo esos derechos.-

Por su art. 26, todas las personas son iguales y tienen derecho sin discriminación a igual protección de la
ley, debiendo ésta prohibir cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
etc.-

Todo lo expuesto precedentemente se relaciona con dos cuestiones que entendemos necesario abordar
para la solución del caso de autos: Los Derechos Políticas y la Libertad Religiosa o de Culto.-

1.- A partir de la reforma de 1.994, los derechos políticos figuran en la categoría de los derechos
explícitos ya que han sido incorporados en el art. 37. Tales derechos consisten, fundamentalmente, en
la facultad que tienen sólo los ciudadanos de participar en el gobierno del Estado, de diversas maneras,
primordialmente, en dos aspectos: los derechos políticos activos y pasivos (Ekmekdjian Tratado Derecho
Constitucional, Tomo III).-

El derecho electoral pasivo, consiste en la capacidad que tienen los ciudadanos para postularse como
candidato a los cargos electivos, a nivel nacional, provincial o municipal; y a participar en la respectiva
elección, a nivel nacional, provincial o municipal; y a participar en la respectiva elección, solicitando el
apoyo de la ciudadanía mediante el voto, con la aspiración de acceder al cargo para el cual se postuló,
en caso de obtener el triunfo en el respectivo comicio.

En definitiva, la Constitución Nacional incorpora expresamente el derecho político a ser elegido.-

En tal sentido por el art. 22 de la Constitución Provincial, los habitantes de la Provincia, como habitante
de la nación Argentina, tienen todos los derechos que la Constitución Nacional establece. -

Ahora bien, la capacidad para presentarse como candidato a los cargos electivos tiene limitaciones, que
en la Constitución Provincial se encuentran taxativamente prevista por su art. 74, cuales son: ser
argentino, tener 30 años de edad, dos de residencia inmediata en la Provincia y de ciudadanía en
ejercicio.-

De ello se colige que nada se expresa en relación al sexo y a la religión o culto.-

Tal normativa se armoniza con los tratados internacionales antes referenciados y con los derechos y
garantías consagrados en la Constitución Nacional. Igualmente se complementa con lo dispuesto por su
art. 38 inc. 7°, existiendo entre ambas (art. 74 y 38 inc. 7°) una concordancia con el resto del
ordenamiento jurídico.-

2.- Determinando que fuera la existencia en el actor del derecho político a ser elegido, cabe analizar el
agravio concreto del art. 80 de la Constitución Provincial en cuanto éste exige una determinada fórmula
de juramento en la que incluye a los Santos Evangelios .-

Antes de la reforma a la Constitución Nacional efectuada en 1.994, el art. 76 (hoy 89) exigía como
condición para ser Presidente de la Nación, pertenecer al culto católico, apostólico y romano.-

Ello tuvo su razón de ser en la institución del patronato, que tiene antigua tradición en el derecho de
Castilla, ya que el Presidente intervenía en el nombramiento de los obispos, entre otras cosas.-

A partir de 1.966, con la firma del Concordato con la Santa Sede, se modificó esta situación, a
satisfacción de ambas partes. En consecuencia ya no tenía objeto y violaba la igualdad el
mantenimiento de ese requisito.-

Es así que la reforma de la Constitución Nacional de 1.994 suprime esa exigencia en su nuevo artículo
89.-

Sin dejar de señalar que el Gobernador de Provincia no tenía tales facultades, y en consecuencia no le
era razonable exigirle ese culto, la fórmula del juramento, en la que se hace alusión expresamente a un
determinado culto y que ya se citaba en las Constituciones Provinciales de 1820, 1856, 1884 y 1907,
tenían su fundamento en la larga tradición hispano-cristiana del pueblo, que fuera plasmada en la de
1.820, en el artículo único de la Sección I, referido a la religión de la Provincia, en la que se consignaba
que la única religión de la República del Tucumán, era la Católica, Apostólica y Romana.-

A partir del Concordato citado y en especial de la reforma de la Constitución Nacional de 1.994, la


exigencia del juramento conforme a determinado culto no tiene su correlación con los derechos y
garantías previstas en ella ni en la Constitución Provincial de 1.990.-

Entre esos derechos se encuentra el de la libertad religiosa y de culto consagrada en el art. 14 de la


Constitución Nacional, libertad que se encuentra íntimamente vinculada con la libertad de conciencia
prevista en su art. 19, complementándola y ampliándola.-

En este último artículo se consagra la norma que impide la interferencia estatal en la zona de reserva
de la libertad personal.-

Como señala Ekmekdjian, el concepto más preciso y exacto de libertad religiosa está dado por la
Declaración Dignitis Humanae del Concilio Vaticano II, que ha definido como la facultad de estar inmune
de coerción, tanto por partes de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad
humana, de manera tal que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni
se le impida que actúe conforme a ella en privado o en público, sólo o asociado con otros dentro de los
límites debidos.-

En Gaudium Et Spes – Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Actual-, Editorial Paulinas, se
expresa que: Es perfectamente conforme a la naturaleza humana que se encuentren estructuras
jurídico – políticas que ofrezcan a los ciudadanos posibilidades concretas, siempre mejores y sin
discriminación alguna, de tomar parte libre y activamente, en la determinación de los fundamentos
jurídicos de la comunidad política, en la gestión de los asuntos públicos, en la fijación de los campos de
acción y de los límites de los diversos organismos y, finalmente, también en la elección de los mismos
gobernantes. -

Los doctores Cavagna Martínez y Boggiano en la causa Bahamondez, Marcelo, han expresado: Que esta
Corte ha reconocido raigambre constitucional al derecho a la libertad religiosa y, más ampliamente, a
la libertad de conciencia. Así, en Fallos: 214: 139 se sostuvo que la libertad de conciencia consiste en
no ser obligado a un acto prohibido por la propia conciencia, sea que la prohibición obedezca a
creencias religiosas o a convicciones morales. Por otra parte, al interpretar el art. 14 de la Constitución
Nacional, el tribunal enfatizó que dicha norma aseguran a todos los habitantes de la Nación el derecho
a profesar y practicar libremente su culto (Fallos: 265: 336). Asimismo, en Fallos: 312: 496 se recalcó
que la linidad la ha alcanzado merced a esfuerzos y tribulaciones. Más recientemente, en la causa E.
64.XXIII. Ekmekdjian, Miguel Ángel c Sofovich, Gerardo y otros (sent. Del 7 de julio de 1992 – La Ley,
1992-C, 543-), se afirmó que las defensas de los sentimientos religiosos forma parte del sistema
pluralista que en materia de cultos adoptó nuestra Constitución (consid. 237).-

Que la libertad religiosa es un derecho natural e inviolable de la persona humana, en virtud del cual en
materia de religión nadie puede ser obligado a obrar contra su conciencia ni impedido de actuar
conforme a ella, tanto en privado como en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites
debidos. -

Que dicho derecho significa, en su faz negativa, la existencia de una esfera de inmunidad de coacción,
tanto por parte de las personas particulares y los grupos, como de la autoridad pública. Ello excluye de
un modo absoluto toda intromisión estatal de la que pueda resultar la elección forzada de una
determinada creencia religiosa, coartando así la libre adhesión a los principios que en conciencia se
consideran correctos o verdaderos.

En su faz positiva, constituye un ámbito de autonomía jurídica que permite a los hombres actuar
libremente en lo que se refiere a su religión, sin que exista interés estatal legítimo al respecto,
mientras dicha actuación no ofenda, de modo apreciable, el bien común. Dicha autonomía se extiende a
las agrupaciones religiosas, para las cuales importa también el derecho a regirse por sus propias normas
y a no sufrir restricciones en la elección de sus autoridades ni prohibiciones en la profesión pública de
su fe.-

Que por razones expuestas la libertad religiosa incluye la posibilidad de ejercer la llamada objeción de
conciencia, entendida como el derecho a no cumplir una norma u orden de la autoridad que violente las
convicciones íntimas de una persona, siempre que dicho incumplimiento no afecte significativamente
los derechos de terceros ni otros aspectos del bien común. Ello es congruente con la pacífica doctrina
según la cual la libertad de conciencia, en su ejercicio, halla su límite en las exigencias razonables del
justo orden (Fallos: 304: 1524). Además, tal como se estableció en Fallos: 312: 496 al reconocerse por
vez primera rango constitucional a la objeción de conciencia, quien la invoca debe acreditar la
sinceridad y seriedad de sus creencias, verbigracia, la pertenencia al culto que se dice profesar.

No estando consagrado como requisito sine qua non en el art. 74 de la Constitución Provincia, que para
ser Gobernador debe profesarse una determinada religión, la exigencia del juramento al momento de
asumir y en la que se incluye prestar al mismo por los Santos Evangelios (art.80) no responde
objetivamente a razones institucionales y exhiben naturaleza proscriptiva y discriminatoria, conforme
la Constitución Nacional, y los tratados internacionales citados. En consecuencia, es inconstitucional, lo
que así debe declararse. -

Tal declaración de inconstitucionalidad resulta de imperiosa necesidad, dado que la Corte Suprema de
Justicia de la Provincia en sentencia del 30/08/99, entre otros pronunciamiento, sentó como doctrina
legal: Debe descalificarse como acto jurídico válido, el decisorio que realiza una interpretación
normativa que equivale a prescindir de textos legales claros, si no media debate y declaración de
inconstitucionalidad de los mismos, cuando la cuestión constitucional fue expresamente planteada por
la parte. –

III.- COSTAS: dada la temática sometida a consideración del Tribunal, la actitud procesal asumida por la
demanda y lo dispuesto por el art. 26 primer párrafo in fine, las costas se imponen por su orden. -

Por ello, esta Sala Ira. De la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo,

RESUELVE:

I.- HACER LUGAR a la acción de amparo interpuesta por JOSÉ JORGE Alperovich en contra de la
Provincia de Tucumán y en consecuencia DECLARAR en el presente caso la INCONSTITUCIONALIDAD
PARCIAL del art. 80 de la Constitución Provincial, en relación al actor y en la medida que impone como
requisito para acceder al cargo de Gobernador, el prestar juramento por Los Santos Evangelios. -

II.- COSTAS, como se consideran. –

III.- RESERVAR pronunciamiento sobre honorarios para su oportunidad. –

IV.- HAGASE SABER.-


SALVADOR NORBERTO RUIZ . HORACIO RICARDO CASTELLANOS

ANTE MÍ: FERNANDA MORAY DE TORRES PAZ

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