UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CIUDAD JUAREZ ICSA

CULTURA Y PERSONALIDAD.
MAESTRA: BERTHA CARAVEO
ENSAYO PARA LA SEGUNDA EVALUACION
XAVIER VALLES RODRIGUEZ MATRICULA 57952
28 DE MARZO DEL 2012

IDENTIDAD DEL MEXICANO.

Este es un tema que sin duda alguna puede despertar el interés de muchas
personas, ya que como mexicanos al cuestionarnos sobre nuestra identidad es común
en pensar en nuestras tradiciones tan peculiares que nos distinguen de otras culturas,
en la comida que es un símbolo mexicano, en la religión, refiriéndome específicamente
al catolicismo y a la devoción cultural hacia la Virgen María que nos caracteriza como
mexicanos, y a todo ese folklore que sin duda nos hace distinguirnos de otros países;
sin embargo pienso que los mexicanos nos identificamos con algo que va mas allá de
lo que se puede observar a simple vista, y con esto me refiero a que debiera existir una
razón de trasfondo por la cual somos un país estancado, atrasado, que con el paso del
tiempo pareciera que las cosas solo se disfrazan de una mejoría que en realidad se
manifiesta en decadencia.

Esto sin duda, afecta de una manera u otra en la identidad de los individuos en
cuestión con su Nacionalidad, que como se menciona en el análisis de Samuel Ramos,
la Nacionalidad no sólo como una categoría política, sino como un rasgo
existencial de los hombres que la componen, esto es que el individuo se identifica
con su cultura a tal grado que afecta en todas sus actividades, así como en su estilo de
vida, y en su comportamiento, ya que penetra dentro de la inconsciencia, que de
acuerdo con la teoría de la personalidad de Carl Jung, se hace manifiesto un
inconsciente colectivo, es decir que puede observarse en toda la sociedad, en este
caso la sociedad mexicana, por ende este inconsciente colectivo se hereda de
generación en generación, motivo por el cual seguimos y probablemente seguiremos
siendo un país decadente.

Samuel Ramos hace un bosquejo de sólo algunos factores en la historia de

México, que nos identifican con la derrota y con el fracaso.
¨Al sobrevenir la independencia, los mexicanos se encuentran impreparados para
la vida política, comienza un desorden en que el país oscila entre la anarquía y la
dictadura. Esta situación debilita a México, que no puede hacer frente a los
norteamericanos en la guerra del 47, y padece la derrota con la pérdida de una
parte considerable de su territorio. Continúa el desequilibrio interno con la lucha
de partidos, que mantienen la inestabilidad de las instituciones. Otro golpe a la
autonomía nacional es el imperio de Maximiliano y la intervención Francesa. Las
frecuentes guerras civiles debilitan la economía y se agrava el empobrecimiento
general. El orden porfiriano favorece solamente a la clase que esta en el poder.
La educación es precaria, la cultura superior es insuficiente. No es pues, extraño
que todas estas desgracias conduzcan a una auto-denigración, o sea a una
valoración negativa de la nacionalidad.¨

A esto también se le puede añadir la imagen que tienen los países extranjeros
respecto a nuestro País, y a los mexicanos, que incluso podemos observarlo en
películas norteamericanas, que de una forma exagerada y a manera de burla nos
representan por flojos, pobres y analfabetas.

Todo esto crea en el mexicano un sentimiento de inferioridad con el cual se

identifica y lo manifiesta en el desarrollo de su conducta, que podemos observarlo en
estudiantes desinteresados por el aprendizaje, en maestros mal preparados o
igualmente desinteresados, en profesionales mediocres, en burócratas que sólo se
dedican a hacer un trabajo mecánico y protocolario sin contribuir a un beneficio social;
en empleados improductivos y completamente desmotivados, en individuos que sólo se
conforman con tener lo suficiente para sobrevivir, en políticos que sólo ven su propio
interés y tratan de conseguirlo a costa de lo que sea necesario. Incluso este
sentimiento de inferioridad se puede observar en los deportes, con una selección
nacional que esta mentalizada para la derrota, o hasta en las propias familias que se
caracterizan por ser disfuncionales, olvidándose de los valores que son cimientos para
el desarrollo individual.
 Sin embargo este sentimiento de inferioridad Nacional, según Samuel Ramos,
es sumergido en el inconsciente y los individuos se las arreglan para formarse una idea
favorable de sí mismos. Esto es la forma en la que los mexicanos enfrentamos esta
realidad, evadiéndola con ideas falsas o utópicas, que alimentan nuestro ego, como es
el caso del típico macho mexicano, apareciendo ante la sociedad como una figura de
poder y desvalorizando a las mujeres que es de la única manera que pueden hacer
notar el supuesto poder, y por su parte las mujeres que aceptan esta conducta e
incluso la promueven para con sus hijos, aceptando así una vida de desdicha y
sometimiento; o la desconfianza de los mexicanos, unos respecto a otros que
menciona Ramos que surge como efecto de la desvalorización nacional, donde en
lugar de dar la mano al prójimo se le pone el pie, y se ve al compañero de trabajo como
una amenaza a la seguridad laboral, o como es en nuestro caso que vivimos en la
frontera, la imitación de nuestro país vecino, que en muchos casos queremos sentirnos
parte de él y vamos de compras, aunque eso signifique perder 3 horas para poder
cruzar, y no conforme con eso en ocasiones estamos dispuestos a aceptar
humillaciones y malos tratos sólo para gastar unos cuantos dólares y aliviar un poco
nuestra miseria.

En el caso de la educación se puede observar también este sentimiento de

inferioridad que invade al mexicano de una manera inconsciente, por ejemplo, cuando
un estudiante decide hacer su parte, investiga, se interesa en aprender, participa y
expone sus ideas, pudiera ser que el maestro se sienta amenazado ante tal estudiante
e inconscientemente decida desvalorizarlo y no mostrar importancia ante su interés, o
por el contrario, el maestro que decide hacer su parte, pero puede ser criticado por los
estudiantes y se muestran apáticos ante las actividades mostrando un rechazo ante tal
aprendizaje. Sin embargo difícilmente se presentan tales actitudes por parte de
alumnos y maestros, porque estamos programados para sentirnos menos que los
demás, y puede observarse a nivel básico cuando un niño se arriesga a participar y es
sujeto de burla para sus compañeros y en el peor de los casos de su profesor. Sin
embargo estos ejemplos son solo las consecuencias de de un sistema deficiente de
educación, diseñado posiblemente como una manera más de controlar a la sociedad,
así como la religión, la política, los medios masivos de comunicación, nuestro sistema
económico, que todos en conjunto nos convierten en robots que al parecer actuamos
mecanizados, automáticos, si vemos a los candidatos para la presidencia votamos por
el más popular, si vemos un comercial en la televisión que nos diga compra,
compramos, se nos dice estudia y obtén un titulo y exactamente eso hacemos
inhibiendo casi por completo la reflexión y el pensamiento que pueden acercarnos a
nuestra realidad, preferimos vivir en una realizad disfrazada, ¨El utopismo sustituyo al
realismo¨ (Samuel Ramos)

Siendo así, esa identidad cultural del mexicano me hace pensar en una sociedad
malsana, que con el paso de los años se ha ido acrecentando al grado en el que el
mexicano puede aceptar cualquier tipo de sometimiento por parte de las autoridades,
adaptándonos a vivir incluso en un país lleno de violencia donde la seguridad pende de
un hilo.

Sin embargo, creo que existen aspectos positivos dentro de nuestra cultura,
pero pienso que es importante reflexionar acerca de los problemas que amenazan el
desarrollo social y cultural de nuestro país, y en este caso de la identidad cultural de los
mexicanos, para poder encontrar soluciones que nos permitan desarrollarnos como
individuos y como sociedad.

Bibliografía.

Bartra Roger,(2005), Anatomía del Mexicano, Random House Mondadori, Universidad

de Indiana, México

Samuel Ramos, (1957), El perfil del hombre y la cultura en México, Austral, 1965,
México.
Paz Octavio, 1950, El laberinto de la soledad, Fondo de cultura económica, México