PRIMERA BATALLA DE CEPEDA
(1820)
Cae el Directorio (poder ejecutivo que había
sido creado por la Asamblea del Año XIII) y su
director supremo: José Rondeau.
Triunfan las autonomías provinciales al
mando del gobernador de Santa Fe, Estanislao
López, y del de Entre Ríos, Francisco Ramírez.
TIEMPO DE CAUDILLOS
Los caudillos formaban parte de la Liga
Federal que lideraba José Gervasio Artigas.
Quienes pugnaban por la restitución de un
poder central pugnan, desde el PARTIDO DEL
ORDEN, por imponer a Rivadavia en la
presidencia, quien lo consigue en 1823. A fines
de 1824 se reunió un congreso para redactar
una constitución. Luego de tres meses la
constitución fue aprobada, pero casi todas las
provincias la rechazaron. La necesidad de un
gobierno nacional que hiciera frente a la
guerra contra el Imperio del Brasil llevó a
nombrar a Rivadavia como el primer
presidente en febrero de 1826.
El 13 de diciembre de 1828 el coronel Manuel
Dorrego, gobernador y capitán general de la
provincia de Buenos Aires (que se había
animado a denunciar el empréstito contraído
por Rivadavia con la casa inglesa Baring
Brother y el negociado de la Famatina (mina
catamarqueña) moría fusilado en Navarro por
orden del general unitario Juan Galo de
Lavalle sin proceso ni juicio previo.
BATALLA DE CASEROS
(1852)
La CONFEDERACIÓN ARGENTINA fue una
unión de provincias argentinas basada en
la adhesión al Pacto Federal. Esta alianza
estuvo vigente desde 1831 hasta 1861.
La etapa comprendida entre 1831 y 1852
se conoce con el nombre de Confederación
rosista.
A partir de 1851, Justo José de Urquiza, su
ex aliado, había decidido enfrentarse al
gobierno bonaerense y alistó a sus
hombres en el llamado Ejército Grande.
Avanzó sobre Buenos Aires y derrotó a
Rosas. Triunfó el ejército de Urquiza (en el
que también peleaban Bartolomé Mitre y
Sarmiento).
La caída de Rosas parecía poner fin a las
disputas provinciales; sin embargo, los
enfrentamientos se tornarían más
encendidos que nunca.
Al día siguiente de Caseros, terratenientes
porteños, como los Anchorena, primos de
Rosas, renegaban de su pasado rosista y
trataban de congraciarse con las nuevas
autoridades. Mientras tanto, Rosas se
instalaba en la chacra de Burgess,
Inglaterra. Volvió a dedicarse a las tareas
rurales hasta su muerte, ocurrida el 14 de
marzo de 1877, a los ochenta y cuatro
años.
BATALLA DE CEPEDA
(1859)
El 23 de octubre de 1859 se
enfrentaron los ejércitos porteños
(comandados por Bartolomé Mitre) y
los de la Confederación (comandado
por Justo José de Urquiza).
Se enfrentaban dos proyectos de país,
que desde la caída de Juan Manuel de
Rosas, en 1852, había tomado la
forma de la segregación porteña y el
desconocimiento de la Constitución
Nacional sancionada en 1853 en San
Nicolás.
Cayó derrotado Mitre y Urquiza
reafirmó su hegemonía.
Tras la guerra, se firma un PACTO DE
UNIDAD NACIONAL y BUENOS AIRES
se declara formalmente parte de la
CONFEDERACIÓN. Mitre acepta
formalmente la constitución y accede
a que la aduana de Buenos Aires sea
propiedad de toda la nación. En 1860
Urquiza deja su cargo y delega el
poder a SANTIAGO DERQUI.
BATALLA DE PAVÓN
(1861)
Se vuelven a romper las relaciones
entre Buenos Aires y las fuerzas de la
CONFEDERACIÓN. Se libra la batalla de
pavón, en la que los federales casi
consiguen la victoria. Sin embargo,
sucedió algo inesperado: Urquiza se
retiró de combate sin decir nada, dejó
abandonado a Derqui y sus tropas.
Cuando Mitre se enteró de la noticia,
avanzó y logró ganar la batalla.
Desde el Palacio de San José, Urquiza
explica su partida argumentando que se
trataba de una “lucha esteril”. Cae la
CONFEDERACIÓN ARGENTINA.
Mitre organiza el Estado nacional bajo
el predominio y la hegemonía de
Buenos Aires, lo hace a sangre y fuego.
El federalismo continúa la lucha, con sus
caudillos. Pero la situación en el interior
es cada vez peor, las provincias quedan
aisladas y sin recursos.
Las tropas de Mitre avanzan en las
provincias decididas a derrotar a los
caudillos y unificar al país bajo el
proyecto liberal.
En 1862 Mitre asume la presidencia y
en 1863 delega en Sarmiento el plan de
PACIFICACIÓN destinado a quebrar a los
federales e imponer un proyecto
civilizatorio.