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II Capítulo 0_INTRODUCCIÓN

EL TRIUNFO DE LAS CIUDADES

En la literatura de estudios urbanos podemos encontrar distintas definiciones o visiones de


ciudad. Por ejemplo, la del sociólogo urbano Louis Wirth o el prestigioso sociólogo y
urbanista Lewis Mumford. Wirth se centró en dar una definición sociológica de la ciudad,
estableciendo que desde ese punto de vista la ciudad podría ser definida como “un
asentamiento relativamente grande, denso y permanente de individuos socialmente
heterogéneos” (Wirth, 1938). Mumford, sin embargo, la definió como “un teatro de
acción social” (Mumford, 1937) y la consideró un organismo vivo (Mumford, 1961), una Imagen 1. Plano de la aldea neolítica de
expresión del espíritu humano que contribuye a la personalidad humana y a la Aichbuehl en el Federsee en Wuertemburg,
organización física de la misma. Además, consideró que debe estar subordinada a las primera revolución de Chide. V Gordon Childe
(1950). “The Urban Revolution”. Town Planning
necesidades sociales y que quienes creen que las ciudades nacieron por razones Review 21 (1):3-17
económicas y, por ello, deben ser estudiadas desde el punto de vista de tamaño o
densidad, están equivocados. Es más, según Mumford, el diseño físico de las ciudades y
sus funciones económicas son secundarias con respecto a la relación de estas con el
entorno natural y con los valores espirituales de la sociedad (LeGates & Stout, 2007).

Por otro lado, el arqueólogo V. Gordon Childe pensaba que definir el concepto de
ciudad era muy complicado. Por esta razón, en su artículo The Urban Revolution presentó
la ciudad como el resultado y símbolo de una revolución que iniciaba una nueva etapa
económica en la evolución de la sociedad. Childe determinó que han existido tres
grandes revoluciones: la neolítica (10.000-8.000 años antes de Cristo), en donde se pasa
de la edad de piedra al neolítico y se introduce la arquitectura como forma de vida (ver
imagen 1), la urbana (4000-3000 años antes de Cristo), que es cuando, según Childe,
surgen las primeras ciudades en el área de Mesopotamia, y la industrial (siglo XVIII y XIX),
en donde nuestras ciudades crecen más allá de las murallas de forma considerable por
la incorporación de una importante cantidad de habitantes que migraron del campo a
Imagen 2. Segunda revolución de Childe: Ciudad
la urbe buscando trabajo en las nuevas industrias (ver imagen 2) (Childe, 1950). católica de 1440 vs ciudad industrial de
1840_August Welby Northmore, 1852. En LaGates &
Scout, 2007.

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Sobre las consecuencias que han ocasionado las ciudades podemos encontrar también
distintas visiones. El reconocido demógrafo Kingsley Davis consideró que las ciudades
actuales, en donde viven lo que él denomina sociedades urbanizadas, han supuesto un
importante y erróneo paso en la evolución social. Criticó duramente las ciudades
grandes y densas. Además, siguiendo las tesis del ensayo sobre el principio de la
población de Thomas Malthus, Davis apostó por el control y la planificación de la
población, pues consideró hace 50 años que el mundo entero estaría pronto urbanizado
y vio el desarrollo económico y el crecimiento de las ciudades como un grave problema.
De esta forma, llegó a afirmar que “el problema no es la urbanización, no es la migración
del mundo rural al urbano, sino la multiplicación humana” (Davis, 1965). Por esta razón
apuntó que la única solución pasaba por “reducir el ratio total de población” (Davis,
1965). En la linea de Kingsley Davis, el afamado geógrafo David Harvey apunta que la
urbanización, más específicamente, el proceso urbanizador que se ha producido durante Imagen 3. Palacio de Sargon II of Khorsabad. Palacio
el siglo XX, provoca marginación, polución y degradación. Además, culpa muy en Mesopotamia. (Childe, 1950)
especialmente al capitalismo de estas consecuencias (Harvey, 1988). En el lado opuesto
se encuentra el economista Edward Glaeser, que ha estudiado principalmente el papel
que han jugado las ciudades en los logros humanos, y que explica en su obra Triumph of
the City que existe una casi perfecta correlación entre urbanización y prosperidad en
todas las naciones. Es más, frente a algunos autores que creen que las ciudades
empobrecen a las personas, Glaeser explica que éstas atraen a gente pobre en busca
de nuevas oportunidades (Glaeser, 2011).

Como se puede observar, no existe consenso sobre el concepto de ciudad, cuándo


surgieron, cómo han evolucionado o qué consecuencias han traído. Los grandes
pensadores citados discrepan en cuanto a la definición y forma de entenderla. No
obstante, podríamos apuntar que la principal diferencia que existe entre las sociedades
primitivas, pobres y el estilo de vida que ha sido designado como civilizado y rico es que
las sociedades primitivas, no habitaban en lo que hoy se define como grandes
aglomeraciones urbanas o ciudades (Hayek, 1959).

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Dicho esto, el motivo por el que surgen las primeras cuidadas probablemente haya sido
la defensa. No se sabe con exactitud cuál es la primera ciudad reconocida, aunque
según Gordon Childe estaba en Mesopotamia, hoy Irak, y nace aproximadamente en el
año 4.000 a. C. (Childe, 1950)1 . En la imagen 3 se puede ver cómo dicha ciudad es
realmente una gran fortaleza amurallada y prácticamente infranqueable. Además, las
ciudades que surgen en el medievo estaban amuralladas y solían estar localizadas en lo
alto de una colina y/o en las proximidades de la orilla de un río para poderse defender
de los posibles ataques del enemigo. Todo apunta a que los habitantes de las primeras
aldeas neolíticas también se movían por el famoso principio de que la unión hace la
fuerza. Todas estas razones hacen pensar que realmente las ciudades surgen inicialmente
como defensa o medio de supervivencia. Sin embargo, en general, no parece que en la
actualidad existan y sean exitosas por ser una forma de defensa.

Tal vez en África y Latinoamérica, e incluso parte de Asia, algunas personas eligen vivir en
la ciudad por miedo a ser atacadas en el caso de vivir aisladas en el campo. Sin
embargo, no parece que esto suceda en Europa y en Estados Unidos. No obstante,
parece que la defensa es menos importante hoy en la mayor parte del planeta (Pinker,
2014).

Puede que las ciudades sean una expresión del espíritu humano, como explica Mumford
(Mumford, 1937), y claramente son un asentamiento relativamente grande, denso y
permanente de individuos socialmente heterogéneos, como escribe Wirth (Wirth,1938).
Sin embargo, parece que el éxito de la ciudad y esa casi perfecta correlación entre
urbanización y prosperidad que nos explica Glaeser se debe a las facilidades que nos
dan para el libre intercambio y la cooperación (Glaeser, 2011).

1James Mellaart dice que las primeras ciudades están en el neolítico, unos cuantos de miles de
años antes que las ciudades de Mesopotamia, en Catal Hüyük y Hacilar, hoy Turquia (LaGates &
Scout, 2007).

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Los individuos descubrieron que, para cooperar unos con otros, intercambiando bienes y
servicios a través del mercado, es mucho más económico vivir agrupados en urbes que
dispersos a lo largo del globo dado que, entre otras cosas, los costes de transacción se
reducen de forma considerable. Además, nuestras ciudades son un ejemplo de ahorro y
creación de riqueza. Hemos pasado de unas ciudades con viviendas que hoy serían
consideradas como chabolas, con calles estrechas y empedradas y sin ningún tipo de
alcantarillado o alumbrado público a otras que tienen viviendas domotizadas, calles o
avenidas ajardinadas y asfaltadas y, por supuesto, con alumbrado público y
saneamiento colectivo.

Al mismo tiempo, el desarrollo de la ciudad ha sido una consecuencia del crecimiento y


mejora del mercado. Gracias a las facilidades de intercambio que dan es más fácil que
se produzca el importante fenómeno de la división del trabajo. Este fenómeno es
fundamental para el desarrollo y la creación de riqueza (Mises, 1920, 1922, 1927) y, por lo
tanto, para alcanzar un mayor bienestar social. Esta división del trabajo o especialización
no podría existir sin el ahorro y la capitalización, especialmente de conocimiento. Es más,
se puede hablar de división del conocimiento y de la creación de nuevo conocimiento
(Huerta de Soto, 1992), y de que este fenómeno, que no tiene límites, se da
principalmente en las ciudades. Además, esta división del trabajo y del conocimiento
posibilita una profundización y extensión del mercado y un perfeccionamiento de las
ciudades. El mismo Childe identifica el fenómeno de la división del trabajo entre las cinco
características de la revolución urbana: la aparición de una organización política, los
avances en arquitectura, el descubrimiento de la escritura, el aumento del comercio
exterior y la existencia de profesiones especializadas (Childe, 1950). Es decir, que incluso
en las primeras revoluciones urbanas que Childe identifica aparece este fenómeno. No
podríamos hablar de sociedades desarrolladas sin ciudades dado que son nuestro
principal mercado, el espacio físico de cohabitación e intercambio más importante.
Como explica magistralmente Glaeser, las ciudades son nuestro mejor invento y nos
hacen más ricos, inteligentes, verdes, sanos y felices (Glaeser, 2011).

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Algunos piensan que esto es un error, que las ciudades son el peor invento del hombre y
que el crecimiento de las mismas ha producido marginación, desigualdad, polución y
degradación, como apunta Harvey. Por esta razón, la ciudad necesita estar fuertemente
regulada y planificada centralmente y coercitivamente para que no se urbanice todo el
planeta en poco tiempo como ya denunció Kignsley hace 50 años.

Sin embargo, es en las ciudades donde hoy se crea y acumula la mayor cantidad de
riqueza. Según el estudio Urban world: Mapping the economic power of cities, elaborado
por el McKinsey Global Institute, en 2007 vivían en las 600 ciudades más importantes del
mundo 1.500 millones de personas, el 22% de la población mundial. Estas ciudades
acumulaban más de la mitad del PIB mundial, 30 billones de dólares. En las 100 ciudades
principales se generaba el 38% del PIB mundial, 21 billones de dólares. Se espera que en
2025 vivirán en las 600 ciudades más importantes 2.000 millones de personas, 25% de la
población mundial, y generarán 64 billones de dólares, en torno al 60% del PIB mundial
(Dobbs, Smith, Remes, Manyika, Roxburgh & Restrepo, 2011).

Las ciudades que especialmente triunfan hoy son aquellas que tienen una mayor
densidad y heterogeneidad de usos, pues facilitan el intercambio, la cooperación, la
creación de riqueza y una generación y distribución de energía más económica. Autores
como Edward Glaeser han establecido que cuando la población urbana crece un 10%,
la renta per capita de los países se incrementa en un 30% (Glaeser, 2011). El ahorro, la
inversión y la creatividad empresarial son claves en el proceso de creación de riqueza y
han permitido que el principal recurso de las ciudades sea el capital humano y no el
material (Simon, 1981). Aunque las sociedades civilizadas como las conocemos han
evolucionado con el tiempo y continuarán haciéndolo, la realidad es que las sociedades
que viven en las ciudades más densas son las que acumulan una mayor cantidad de
capital de este tipo y las que más riqueza son capaces de crear (Schumacher, 2018). No
obstante, con la desmaterialización de la economía que se está viviendo en los últimos
años (Merino, 2017), la inteligencia artificial, la realidad virtual y la robótica no podemos

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descartar que en el futuro se encuentren nuevas formas de organización que cambien 7000000
por completo la organización de nuestras ciudades.
5600000
Según el World Urbanization Prospects de 2014 de las Naciones Unidas se espera que el
4200000
crecimiento de la población urbana siga incrementándose en las próximas décadas.
Como se puede ver en las figuras 1 y 2, en 1950 el porcentaje de población urbana en el 2800000

planeta era de 29,6% (746 millones), en 1980 de 39,3% (1.749 millones), en la actualidad 1400000
de 54% (3.957 millones) y se prevé que para 2050 sea de 66,4% (6.338 millones). Este
incremento se confía que sea aún mayor en las regiones emergentes. Muchos de los más 0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050
grandes crecimientos urbanos del mundo están en África, que ha pasado de tener una
Figura 1. Urban Population at Mid-Year by Region
población urbana del 14% (32 millones) en 1950 a un 40,4% (471 millones) en la actualidad
1950-2050 (thousands). Fuente: World Urbanization
y se estima que en 2050 sea del 55,9% (1.338 millones). En América Latina y el Caribe este Prospects-2014 Revision. United Nations. Gráfica:
crecimiento también es significativo. En 2015 viven en ciudades latinoamericanas y Elaboración propia.
caribeñas el 79,8% de la población, 502 millones de personas, frente a al 41,3% de 1950, WORLD AFRICA
69 millones. Sin embargo, el crecimiento urbano en Asia ha sido más rápido que en ASIA EUROPE
LATIN AMERICA AND THE CARIBBEAN NORTHERN AMERICA
ninguna otra región. En el continente asiático vivían en ciudades 244 millones de OCEANIA

personas en 1950, en la actualidad 2.113 millones y se espera que en 2050 residan 3.313 90

millones de personas, más de la mitad de la población urbana que se prevé que haya en
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todo el planeta (United-Nations, 2014). Con estos datos, es prioritario ver cómo se
planifican estas ciudades y si estas formas de planificación son las apropiadas para 45
conseguir el crecimiento de la riqueza a través de la división del trabajo y el
conocimiento. 23

Los datos establecen que las ciudades concentrarán la mayoría de la población del
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050
planeta. Además, reflejan el grado de crecimiento económico o de creación de riqueza
al que han llegado las sociedades que habitan en ellas. En la antigüedad, tanto Atenas Figura 2. Percentage of Population at Mid-Year
como Roma representaron el desarrollo, y si miramos ejemplos actuales, Hong Kong, Residing in Urban Areas by Region 1950-2050. Fuente:
World Urbanization Prospects-2014 Revision. United
Nueva York o Shanghai nos muestran en las imágenes 4, 5 y 6 su importante crecimiento y
Nations. Gráfica: Elaboración propia.
desarrollo entre finales del XIX y hoy.

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En conclusión, las ciudades son un triunfo para la habitabilidad, para el crecimiento


económico y para la innovación y van a seguir creciendo a un ritmo acelerado.

LA PLANIFICACIÓN DE NUESTRAS CIUDADES Y EL TERRITORIO

Para comprender la ordenación y el diseño de las ciudades actuales en los países


desarrollados y emergentes es necesario conocer cómo ha sido su planificación a lo
largo de la historia hasta hoy.
Imagen 5. Shanghai 1950 y hoy.
La planificación urbana y territorial2 dirige el crecimiento, transformación y desarrollo Fuente: Taringa.net
de las ciudades y las áreas rurales estableciendo los usos e intensidades del suelo,
definiendo el espacio construido y diseñando las infraestructuras de comunicación,
transporte y distribución.

Cuando realizamos la planificación de una ciudad estamos, de algún modo,


planificando la economía, la riqueza de sus habitantes y su hábitat, es decir, sus vidas.
Al planificar las calles, los edificios o la densidad de una ciudad estamos influyendo
directamente sobre la capacidad de creación de riqueza y aumento de bienestar
de sus habitantes. Es más, la sociedad actual que vive en grandes urbes poco tienen
en común con las civilizaciones del pasado, y por esta razón hablamos de una gran Imagen 4. Hong
sociedad (Hayek, 1975) siendo cada vez más compleja o dinámica. Kong 1890, Imagen 6. New York 1876, 1932, 1988 y
1920, 1960 1980 hoy. Fuente: Taringa.net
La planificación económica tiene importantes consecuencias tal como han y hoy. Fuente:
taringa.net
explicado autores como Ludwig von Mises, Friedrich A. Hayek o George Halm (Mises,
1922, 1949; Halm, 1935; Hayek, 1944). Entre otros, existen problemas de información
que impiden la planificación eficiente de los recursos (Hayek, 1975), impiden la libre
función empresarial esencial para la innovación (Kirzner, 1973) y surgen problemas a

2 La planificación urbana y territorial es denominada en inglés como urban and regional planning,
regional planning, town planning, city planning o rural planning.

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la hora de realizar el cálculo económico (Mises, 1920; Hayek, 1935; Huerta de Soto, 1992;
Boettke, 1998).

Además, hasta que aparece la Escuela de Elección Pública o de Public Choice a


mediados del siglo XX se suponía que la acción estatal de gobierno podía ser utilizada
para corregir los “fallos de mercado”. Sin embargo, trabajos como An Economic Theory
of Democracy de Anthony Downs (Downs, 1957), The Theory of Committees and Elections
de Duncan Black (Black, 1958), Social Choice and Individual Values de Kenneth J. Arrow
(Arrow, 1963), The Logic of Collective Action: Public Goods and The Theory of Groups de
Imagen 7. Pirámide coactiva de planificación
Mancur Olson (Olson, 1965) o The Demand and Supply of Public Goods de James
urbana (Melián &Calzada, 2012)
Buchanan (Buchanan, 1968) han planteado serias dudas a este respecto al identificar
importantes fallos en la planificación de nuestra economía.

Sin embargo, hoy nuestras ciudades y territorio continúan siendo planificados con un
modelo de planificación dirigido por el Estado que tiene como mecanismo principal de
elaboración del plan la regulación coercitiva realizada mediante planes en forma de
mandatos coactivos en cascada que son en última instancia los que impiden el libre
ejercicio de la empresarialidad (Melián & Calzada, 2012b) .

El modelo de planificación urbana y territorial está sometido a una cascada de coacción


regulatoria que impide el desarrollo espontáneo y libre de la ciudad. Este modelo suele
tener una cascada de regulaciones compuesta por las leyes nacionales o federales de
suelo, ordenación del territorio y actividad urbanística, los planes de ordenación
supralocales, los planes de ordenación locales o municipales y los planes de desarrollo
(ver imagen 7). Esta cascada intervencionista dicta, entre otras cosas, los usos permitidos,
los parámetros de edificabilidad máxima, las densidades máximas, la superficie mínima
de suelo reservada para zonas verdes, la infraestructura y el equipamiento, y, en
ocasiones, hasta el color de los edificios (Melián & Calzada, 2012b) .

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Las justificaciones que principalmente se suelen utilizar para defender o justificar la


intervención estatal y regular nuestras ciudades y territorio a través del Gobierno o
cualquier otra institución pública mediante una planificación coercitiva dirigida por el
Estado son las siguientes: la eficiencia (Pigou, 1920, 1932; Baumol, 1952; Mas-Colell,
Whinston & Green, 1995), la equidad (Okun, 1975), el diseño armónico, la sostenibilidad
ecológica (Development, 1987) y evitar las consecuencias del ciclo económico
(Simmons, 1994).

Los orígenes de este modelo de planificación están en los primeros planes urbanísticos de
mediados del siglo XIX: el plan Haussman de París de 1853, la ampliación de Bruselas de
1867-1871, los ensanches de Madrid, Barcelona, Bilbao o San Sebastián en España de la
segunda mitad del XIX o los planes de Daniel Burnham de San Francisco (1905) o Chicago
(1909) son algunos ejemplos. Los primeros fundamentos teóricos de este tipo de
planificación se encuentran en las ideas desarrolladas por arquitectos del movimiento
moderno de las primeras décadas del siglo XX, Ebenezer Howard (Howard, 1902) , Le
Corbusier (Le Corbusier, 1929) y Frank Lloyd Wright (Wright, 1935), y en uno de los padres
del landscape, Frederick Law Olmsted (Olmsted, 1870).

The Economics of Welfare (Pigou, 1920, 1932) y Welfare Economics and the Theory of the
State (Baumol, 1952) son las primeras obras escritas sobre los fallos de mercado.
Contemporáneo a estos trabajos surgen los primeros escritos sobre los que se cimienta el
modelo de planificación coercitiva dirigido por el Estado de las ciudades: An Introduction
to City Planning (Marsh, 1909), The Master Plan (Bassett, 1938) o The Planning Function in
Local Goberment (Wlaker, 1941), Urban Land Use Planning (Chapin & Kaiser, 1957, 1965) y
The Urban General Plan (Kent, 1964). Estos trabajos, los primeros planes del siglo XIX, las
ideas germinales de los pensadores del movimiento modernos de principios del siglo XX y
las normas que emergieron a mitad del siglo XX como la Town and Country Planning Act
de 1947 o la Ley del Suelo de 1956 fueron la base principal en la que se sustentaron los

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planes y normas que se desarrollaron en la explosión del modelo de planificación que


vamos a analizar a partir de 1950.

Existe una visión mayoritaria que considera que las ciudades deben ser planificadas
centralmente y coercitivamente por un órgano director que estipule cómo deben crecer
o transformarse a través de esta cascada reguladora. Sin embargo, ha habido voces
críticas que han puesto en cuestión esta visión. Quizá una de las más reconocidas haya
sido la realizada por Jane Jacobs. Esta divulgadora, teórica del urbanismo y activista
socio-política estableció que las ciudades “tienen la capacidad de proveer algo a todo
el mundo, solo porque, y solamente cuando, éstas son creadas por todo el mundo”. De
esta forma entendió que las ciudades eran creadas por la gente y no por el planificador
y, por ello, defendió la auto organización espontánea de las ciudades (Jacobs, 1961). En
la actualidad han surgido distintos autores, de los que hablaremos en este trabajo, que
han realizado distintas críticas al modelo de planificación urbana y territorial
contemporáneo, tales como, Alain Bertaud (Bertaud, 2018), Patrik Schumacher
(Schumacher, 2018), Edward Glaeser (Glaeser, 2011), Paul Romer (Romer, 2009), Peter
Gordon (Beito, Gordon & Tabarrok, 2009), Stefano Moroni (Moroni, 2007), Mark Pennington
(Pennington, 2002) o Christopher J. Webster (Webster & Lai, 2003).

ANÁLISIS DEL MODELO DE PLANIFICACIÓN

En conclusión, existen importantes estudios tanto de la Escuela Austriaca de Economía


como de otras escuelas como la de Elección Pública o la de Escuela de Bloomington que
han expuesto sistemáticamente las consecuencias negativas de la planificación
económica centralizada. Sin embargo, existen pocos trabajos sobre las consecuencias
negativas de la planificación dirigida por el Estado de nuestras ciudades y el territorio,
especialmente en España. Por esta razón, este trabajo pretende realizar un análisis
cualitativo, cuantitativo, deductivo y comparativo del modelo de planificación urbana y
territorial coercitiva dirigido por el Estado utilizando como caso de estudio el sistema

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español y partiendo de las principales ideas de las escuelas económicas mencionadas y


de las críticas existentes al modelo.

Con este análisis queremos demostrar las siguientes hipótesis: 1. Este modelo no resuelve
los supuestos problemas que se originarían en una transformación urbana territorial
guiada por un modelo de planificación basado en derechos de propiedad privada y
precios de libre mercado; 2. las ideas del socialismo y de la planificación central han sido
el caldo de cultivo del modelo de planificación urbana y territorial contemporáneo; y 3.
El modelo con el que se han desarrollado nuestras ciudades a partir de la revolución
industrial, que trata de solventar los supuestos problemas del mercado, genera nuevos
problemas que dificultan el crecimiento y la transformación sostenible de las ciudades y
el territorio.

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