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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:
INTERPRETACIÓN JURÍDICA

Alumnos:
Panduro Aliaga, Kariny Mariol (ORCID: 0000-0001-6311-7298)
Panduro Córdova, Néstor (ORCID: 0000 - 0001 - 2456- 3467)
Saenz Llaja, Danny Edy (ORCID: 0000-0001-7781-8239)
Valles Rodríguez, Nashira Nycole (ORCID:0000-0002-3115-6652)
Vela Reyes, María Dolores (ORCID: 0000 - 0002 - 7433 - 085x)
Zumba Alvarado, Zulma Elizabeth (ORCID: 0000-0003-2146-8262)

Docente:
Dr. Victor Manuel Herrera Pastor

Fecha de entrega:
28 de setiembre

Tarapoto - Perú
2022
INDICE
INTRODUCCIÓN...........................................................................................................................2
DESARROLLO...............................................................................................................................4
¿Qué es la interpretación jurídica?.........................................................................................4
¿Quién interpreta?..................................................................................................................4
¿Cuál es el objeto de la interpretación jurídica?.....................................................................5
EL PROBLEMA DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA......................................................................6
TEORIAS DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA...............................................................................6
Teoría Cognitiva de la interpretación..........................................................................................6
Teoría escéptica de la interpretación..........................................................................................7
Una teoría intermedia.................................................................................................................7
INTERPRETACIÓN JURÍDICA: ¿CIENCIA O ARTE?.........................................................................8
CLASES DE INTERPRETACIÓN.......................................................................................................9
La interpretación Doctrinal.....................................................................................................9
La interpretación Judicial........................................................................................................9
La interpretación Auténtica.....................................................................................................9
La interpretación común.......................................................................................................10
Clasificación de la interpretación jurídica según los alcances de la interpretación:................10
La interpretación Declarativa (o estricta).............................................................................10
La interpretación Modificativa..............................................................................................11
La interpretación Extensiva...................................................................................................11
La interpretación Restrictiva.................................................................................................12
LOS COMPONENTES DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA...........................................................12
El criterio tecnicista...............................................................................................................13
El criterio axiológico..............................................................................................................13
El criterio Teleológico............................................................................................................14
FINALIDAD.................................................................................................................................14
CONCLUSIONES..........................................................................................................................15
REFERENCIAS.............................................................................................................................17
ANEXOS......................................................................................................................................18
I. INTRODUCCIÓN

El Derecho regula la vida en sociedad aplicándose a los hechos producidos o


derivados de las relaciones inter subjetivas con trascendencia jurídica. Esta
regulación se realiza a través de la aplicación del conjunto de normas jurídicas
que constituyen el derecho objetivo y positivo. La aplicación del Derecho debe
consistir entonces en la culminación de un proceso lógico mental que se da
desde una regla general hasta la adopción de una decisión particular. La
aplicación de las normas jurídicas se caracteriza, de este modo, como
manifestación de la vigencia del derecho. Pero el supuesto de hecho de la
norma es siempre de carácter general en relación a la descripción del hecho al
cual habrá de ser aplicado, surge entonces la necesidad de subsumir
adecuadamente este último dentro de aquél, lo que se consigue a través de
la interpretación.

Las Normas Jurídicas en las que el Derecho vigente se encuentra plasmado se


expresan mediante el lenguaje, pero éste, al prescribir una norma, puede ser
oscuro y/o dudoso, puede tener un trasfondo doctrinario y/o un sentido técnico,
etc., en fin, puede a primera impresión expresar no precisamente la voluntad
del legislador; de repente no con exactitud y probablemente hasta ni siquiera
cercanamente puede no contener la intención que éste tuvo para sancionar la
norma, o puede incluso ser reproducción cercana o fiel de una norma
extranjera, en cuyo caso es posible que ni el legislador supiera el sentido
exacto y cabal de la norma que habría puesto en vigencia. Los hechos, a su
vez, pueden ser tan variados y diversos que no se dejan prever total e
inequívocamente por las normas jurídicas.

Pero queda entonces claro que la interpretación no tiene como objeto sólo
la ley o la norma jurídica; es también objeto de interpretación el Derecho no
codificado o no normado. Más aun, incluso los hechos son objeto de
interpretación, por lo que se ha dicho que la interpretación es una labor muchas
veces planteada por una cierta situación social en una determinada realidad
histórica.
La interpretación jurídica, tema de mucha importancia, en la que uno de los
objetivos principales es saber hablar y sobre todo entenderse tanto así mismo
como para los receptores de la información en los casos jurídicos.

La interpretación jurídica no es solo entender la información que se desprende


de un objeto para el que recibe la información y pueda recibir interprete si no
que tenemos que tener en cuenta que esa otra persona puede hasta recibir una
mala interpretación por parte de los órganos jurisdicción, para que no suceda
ello daremos a conocer algunas teorías que nos ayudara a comprender.

Las teorías llamadas “la teoría cognitiva de la interpretación, la teoría


escépticas de la interpretación y por ultimo no menos importante es la teoría
intermedia, es un gran aporte estas teorías las dos primera cada una con su
entendimiento de la interpretación jurídico y el últimos como su propio nombre
lo indica tiene su finalidad es que la palabra presentada tenga el significado
que permite juntar a esa dos teorías y tener una sola conclusión de la
interpretación y se tome la mejor decisión el órgano jurisdiccional.

Por último, daremos a conocer ciertas desventajas o en ciertas ocasiones los


problemas que trae consigo mismo la interpretación jurídica y que esto está
permitiendo tener demoras en los procesos y ciertas parcializaciones por parte
de los magistrados.

II. DESARROLLO

II.1. ¿Qué es la interpretación jurídica?

Guastini es muy claro en la explicación de los sentidos con que los juristas han
usado el término que nos ocupa. En primer lugar, se tiene el concepto
restringido de interpretación, según el cual consiste en la atribución de
significado a una formulación normativa en presencia de dudas o controversias
en torno a su campo de aplicación. Corresponde al aforismo "In claris non fit
interpretado": no se da ni puede ocurrir interpretación cuando un texto es claro
y no deja dudas o controversias. En segundo lugar, está el concepto amplio de
interpretación, en este caso el término se usa para referirse a cualquier
atribución de significado a una formulación normativa, independientemente de
dudas o controversias. Así, la interpretación se convierte en un presupuesto
necesario para la aplicación del Derecho. Los dos conceptos anteriores parten
ya de una idea de interpretación como actividad dianoética, que es distinta de
la definición. Aunque ambas consisten en la reformulación de una expresión,
ésta última busca adscribir un significado con el que se supere la
indeterminación semántica a priori, mientras que la interpretación tiende a
reconstruir el significado a posteriori. Hay también casos en que el término
interpretación se refiere al producto que resulta de dicho proceso, pero el
sentido que presenta un mayor interés es el que considera a la interpretación
como una actividad.

II.2. ¿Quién interpreta?

Con respecto a los sujetos que llevan a cabo la actividad interpretativa suele
haber un consenso más o menos general en la clasificación. Por
interpretación auténtica se entiende la realizada por el autor mismo del
documento interpretado. La interpretación oficial es aquella realizada por un
órgano del Estado en ejercicio de sus funciones. La judicial se conoce como la
que llevan a cabo los órganos jurisdiccionales, más fuerte y concreta que
la doctrinal, realizada por juristas y profesores de derecho en obras
académicas. Adelantemos aquí que para Kelsen la interpretación auténtica no
es la realizada por el mismo órgano creador, sino por cualquier órgano de
aplicación; como él mismo dice: "De la interpretación efectuada por un órgano
de aplicación del derecho, se distingue aquella otra interpretación que no es
auténtica, es decir, que no crea ningún derecho". Baste añadir que, para este
autor, es igualmente auténtica la interpretación que crea derecho para un caso
concreto y la que trata de una ley o tratado internacional con carácter general.

II.3. ¿Cuál es el objeto de la interpretación jurídica?

Otra ambigüedad que surge con respecto al término interpretación es aquella


que se refiere a su objeto. En un sentido amplio puede ser objeto de la misma
cualquier entidad capaz de portar un sentido, y en un sentido estricto sólo se
interpretan entidades lingüísticas. En términos generales, Isabel Lifante afirma
que hay tres respuestas a esta pregunta sobre qué es lo que se interpreta:
1) Disposiciones jurídicas

2) Normas jurídicas

3) El Derecho

Ninguna es una respuesta a plenitud satisfactoria. La primera dejaría fuera a la


costumbre, la tercera traslada el problema a la búsqueda de un concepto claro
y compartido de lo que es el Derecho, y la segunda ha levantado voces que
consideran que las normas jurídicas son el producto de la interpretación y no
tanto su objeto (para ellos lo que se interpreta son disposiciones o expresiones
jurídicas). Detengámonos un momento en este último punto. Dicha posición
corresponde a quienes adoptan un concepto amplio de interpretación, e implica
que interpretar es decidir el significado de un texto legislativo, no conocer sino
producir una norma (por eso resulta un proceso necesario en todos los casos).
A estos autores, entre los que se encuentra Guastini, les incomoda que se
designe con la palabra "norma" tanto al texto interpretado como al resultado de
la interpretación. Michel Troper, en apoyo a estas ideas, critica la idea
Kelseniana de que la norma es el significado de un acto de voluntad y dice que,
si interpretar es determinar el significado de algo, la norma no puede ser objeto
de interpretación. Para él, la idea de que se puede determinar el significado de
un significado es evidentemente absurda. Weyland y Ruiz Manero ponen de
manifiesto que Troper se equivoca en su argumentación porque Kelsen toma la
perspectiva de una interpretación auténtica, y su concepción no está ligada al
establecimiento del sentido lingüístico de una norma afectada por la
indeterminación semántica, sino que dicha interpretación permite el tránsito de
una grada superior a una inferior del ordenamiento. Lifante, por su parte, afirma
que desde la perspectiva de la interpretación no auténtica: "no hay problema en
considerar que el objeto de la interpretación son normas (como entidades
portadoras de significado, y no meros textos) y que dicha actividad consiste en
mostrar o "percibir" ese significado, es decir, que no es la interpretación la
actividad que "da origen" a la norma". Pero la crítica que en este sentido hacen
Guastini y Troper no es sólo inoperante, sino que aceptarla conduce a graves
extremos: no habría norma jurídica antes de la interpretación auténtica
mediante la cual el órgano de aplicación dota de significado a los enunciados
normativos, ¡el órgano aplicador sería el único creador de Derecho! Con obvia
razón, Hart también se ocupó de criticar fuertemente esta postura.

II.4. EL PROBLEMA DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA

Kelsen señala que, los problemas interpretativos no son problemas relativos a


la objetividad del conocimiento ni tampoco a la determinación de valores: el
problema de la interpretación judicial giraría alrededor de la cuestión de
racionalizar el ejercicio de un poder autocrático. Si quienes ejercen la actividad
interpretativa son, pongamos, jueces y éstos, como órganos autónomos del
Estado, actúan autocráticamente sin que su actividad sea controlada por las
partes que van a verse afectadas por la decisión, el problema radica en cómo
justificar socialmente esta modalidad del poder que ejercen aquellos
funcionarios.

II.5. TEORIAS DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA

Tres diversas teorías (o, más bien, familias de teorías) de la interpretación se


confrontan en la literatura jurídica moderna: una teoría "cognitiva", una teoría
"escéptica" y una teoría intermedia entre las dos anteriores.

II.5.1. Teoría Cognitiva de la interpretación

La teoría cognitiva – o, más comúnmente, formalista – de la interpretación


sostiene que la interpretación es una actividad de tipo cognoscitivo: interpretar
es verificar (empíricamente) el significado objetivo de los textos normativos o la
intención subjetiva de sus autores. Esto equivale a decir que los enunciados de
los intérpretes son enunciados del discurso descriptivo; es decir, enunciados de
los cuales puede comprobarse la veracidad o falsedad.

Este modo de ver se funda sobre asunciones falaces. O sobre la creencia de


que las palabras incorporan un significado "propio", intrínseco, dependiente no
del uso de las palabras mismas, sino de la relación "natural" entre la palabra y
realidad. O sobre la creencia de que las autoridades normativas tienen una
"voluntad" unívoca y reconocible como los individuos. Se entiende que el
objetivo de la interpretación es simplemente "descubrir" este significado
objetivo o esta voluntad subjetiva, anteriores. Está claro también, que todo
texto normativo admite una, y solo una, interpretación verdadera.

Usualmente esta teoría se acompaña de la opinión de que todo sistema jurídico


es necesariamente completo (sin lagunas) y coherentes (sin contradicciones),
de modo de que la controversia cae siempre sobre el dominio de una, y solo
una, norma pre-constituida.

Del carácter cognoscitivo de la interpretación y de la necesaria plenitud y


coherencia del derecho se sigue que no hay espacio alguno para la
discrecionalidad judicial: las decisiones de los jueces están determinadas
exclusivamente por normas anteriores.

II.5.2. Teoría escéptica de la interpretación

La teoría escéptica de la interpretación sostiene que la interpretación es una


actividad no de conocimiento, sino de valoración y de decisión. Esta teoría se
funda sobre la opinión de que no existe algo así como el significado propio de
las palabras, ya que toda palabra puede tener el significado que le ha
incorporado el emitente, o el que le incorpora el que la usa, y la coincidencia
entre uno y otro no está garantizada.

Según esta teoría, todo texto puede ser entendido en una pluralidad de modos
diversos, y las diversas interpretaciones dependen de las distintas posturas
valorativas de los intérpretes.

II.5.3. Una teoría intermedia

La tercera teoría de la interpretación, intermedia entre las precedentes (si se


quiere: una tentativa de conciliación entre las precedentes), sostiene que la
interpretación es a veces una actividad de conocimiento, y a veces, una
actividad de decisión discrecional.

Esta teoría subraya la irreducible "textura abierta" de casi todos los textos
normativos, que son habitualmente formulados en lenguaje natural por medio
de términos clasificatorios generales. En el seno del significado de todo texto
normativo puede distinguirse un "núcleo esencial" luminoso y, en torno suyo,
una indefinida "zona de penumbra".
Según esta teoría, puede distinguirse entre "descubrir" el significado de un
texto normativo y "asignar" significado a un texto normativo. El intérprete decide
el significado de un texto (asigna el significado) cuando se resuelve un caso
dudoso. Por el contrario, el intérprete se limita a describir (o descubrir) el
significado de un texto siempre que resuelve un caso claro. Por tanto, se puede
notar dos tipos de enunciados interpretativos, según el significado que de vez
en cuando se le atribuya a un cierto texto normativo.

II.6. INTERPRETACIÓN JURÍDICA: ¿CIENCIA O ARTE?

Según José Villar Palasi esta característica de la interpretación, que consiste


en varias posibles respuestas al mismo caso:

"De todos modos, la paradoja interpretativa, en cuanto a método y en cuanto a


vinculación a la lógica subsiste y ha subsistido siempre y es de presumir que
permanezca así también mientras el Derecho perdure, pues toda interpretación
conlleva a cinco características que son en el fondo axioma-postulados
convencionales para una cultura en un ciclo dado.

1. Interpretación como conjunto de métodos.

2. La imposibilidad de jerarquizar los métodos.

3. La reversibilidad de resultados por el uso de métodos diversos.

4. Carácter argumentativo y dialéctico de la interpretación.

5. Carácter ideológico de la interpretación: la realidad social


del tiempo de aplicación de la ley. "

Villar Palasi,señala que "las paradojas del método jurídico de interpretación


estriban, fundamentalmente, en el pluralismo de métodos, en el
condicionamiento político de los mismos, en la relatividad lógica de los
resultados alcanzados y en la relación recíproca que existe entre el método
interpretativo y la concepción política y sociológica de los operadores jurídicos.
La misma idea de la interpretación, su misión, límites y su naturaleza son
problemáticamente dados".

II.7. CLASES DE INTERPRETACIÓN


Siendo la interpretación una actividad humana, ésta proviene de la persona, el
sujeto o autor que la realiza; es decir, el intérprete. Desde tal punto de vista la
interpretación puede ser doctrinal o científica, judicial o jurisprudencial y
auténtica o legislativa.

a) La interpretación Doctrinal
Llamada también científica, es la interpretación efectuada por los científicos,
doctrinarios, estudiosos especialistas del derecho, con fines científicos,
didácticos y prácticos, con el propósito fundamental de encontrar la
verdad en el campo jurídico. Dado el hecho de que aquí el intérprete no
es una autoridad, esta interpretación carece de obligatoriedad, su
carácter es exclusivamente orientador.
Ludwig Enneccerus, refiriéndose a la interpretación doctrinal o científica, afirma
que ésta con frecuencia se divide en gramatical y lógica, "según que
derive sus argumentos del lenguaje (es decir, de las leyes de la
gramática y del uso del lenguaje) o de su relación con otras leyes, del
mayor valor de uno u otro resultado."
b) La interpretación Judicial
Es la practicada por los jueces y tribunales para emitir sus decisiones
(sentencias y demás resoluciones motivadas jurídicamente) en las
cuales esta interpretación queda plasmada. En la medida que provenga
de instancias
más elevadas la interpretación judicial, sentada en los precedentes,
tenderá a influenciar con mayor autoridad y frecuencia.

c)  La interpretación Auténtica


Se denomina interpretación auténtica a la realizada por el mismo órgano que
creó la norma o por quien lo sucede. Pero lo importante para saber que
estamos ante una interpretación auténtica es comprender que tal
interpretación ha sido hecha por el propio autor de la norma, tanto así
que incluso se ha denominado Interpretación auténtica a la
interpretación realizada por el propio juez o tribunal con el propósito de
dar luces sobre el significado verdadero de sus propias sentencias o
resoluciones.
Existe cierta divergencia en cuanto a entender si la interpretación auténtica es
la realizada estrictamente por la misma persona que elaboró la norma, o
por el órgano que ésta representaba o en nombre del cual la dictó.
Usualmente la tendencia ha sido la de entender que habrá verdadera
interpretación auténtica sólo cuando ésta haya sido hecha por la misma
persona que redactó la norma y aun así hoy se considera en estricto
sentido que sólo en este caso hay interpretación auténtica.
Al respecto, Werner Goldschmidt , hijo del eminente procesalista James
Goldschmidt, sostiene que: "El concepto tradicional de la interpretación
auténtica,…, se desvió…, y no se considera intérprete auténtico al
mismo individuo que formuló la norma de cuya interpretación se trata,
sino a aquellas personas capaces en su caso de sustituir la norma a
interpretar…"
d)  La interpretación común
Llamamos interpretación común (particular o privada), a la efectuada por el
común de las gentes. Resulta muy presumido el creer que los únicos
que pueden interpretar el Derecho son los denominados operadores
jurídicos (jueces, abogados, juristas, etc.).También los particulares
realizan las normas jurídicas cada vez que desean saber si la actividad
que quieren emprender es lícita o ilícita; si os actos o negocios jurídicos
que quieren llevar a cabo producirán o no tales o cuales efectos; cuando
al otorgar un testamento, desean saber cómo proporcionar
los bienes que poseen, entre sus futuros herederos, etc.
Pero esta interpretación común está sujeta a corrección, por los operadores
jurídicos, especialmente por el juez.

 Clasificación de la interpretación jurídica según los alcances de la


interpretación:

a) La interpretación Declarativa (o estricta)


Esta clase de interpretación es también conocida como Interpretación estricta, y
se presenta cuando al interpretar el operador jurídico se ciñe a lo que dice
la norma, limitándose a aplicarla a los supuestos estrictamente
comprendidos en ella.
El mexicano José Luis Hernández Ramírez, menciona que la interpretación
Declarativa "se refería a los casos en que supuestamente se creía que las
palabras reproducían fielmente el pensamiento de la regla"

Como bien explica el maestro Mario Alzamora Valdez, la interpretación declarativa


es la de más corriente uso y su objeto es el de explicar el texto de la ley.
Continúa diciendo que este procedimiento se emplea cuando las palabras
son imprecisas u obscuras y se busca desentrañar a través de ellas la
mente de la ley y la del legislador.
b) La interpretación Modificativa
Las leyes pueden presentar un significado perfectamente definido, pero puede
suceder que el legislador se expresa indebidamente, con demasiada
estrechez o con amplitud excesiva, en cuyo caso procede una
interpretación rectificadora ampliando o restringiendo las palabras de la ley
para obtener su verdadero sentido. La interpretación modificativa puede ser
extensiva o restrictiva.

c) La interpretación Extensiva

En esta clase de interpretación lo que hace el operador jurídico o


intérprete es extender el alcance de la norma a supuestos no
comprendidos expresamente en ella, por considerar que habría sido
voluntad del legislador comprender en la norma a aplicar tales
supuestos.

La interpretación es extensiva, explica el Profesor Mario Alzamora se da


cuando los términos de la ley expresan menos de lo que el legislador
quiso decir, y se trata de averiguar cuáles son los verdaderos alcances
de su
pensamiento; continúa diciendo que "más que extensiva es esta
interpretación "integrativa" puesto que su objeto es referir la norma no a
casos nuevos sino a aquellos que contiene virtualmente, porque si así
no fuera no sería interpretación sino creación"

Los procedimientos de interpretación extensiva son:


✔ El argumento a pari, que consiste en referir al caso no previsto la
misma consecuencia que al previsto por identidad de razón entre
ambas hipótesis.
✔ El argumento a fortiori, se da cuando los hechos constitutivos de
la hipótesis de una norma son más claros y evidentes en
situaciones no comprendidas expresamente por aquella (si la ley
permite lo más, permite lo menos; si prohíbe lo más, prohíbe lo
menos)
✔ El argumento a contrario, que consiste en reformular
una norma a su sentido contrario, para solucionar los casos
contrarios imprevistos.

d) La interpretación Restrictiva

Al contrario de lo que sucede en la interpretación extensiva, en la


interpretación restrictiva se restringe el alcance de la norma apartando
de ella determinados supuestos que se encontrarían incluidos de
acuerdo con la redacción de su texto, pero que se entiende que no fue
voluntad del legislador comprenderlos dentro de éste.

Con la interpretación restrictiva se reduce al alcance del texto de la


norma. La interpretación restrictiva se aplica preferentemente a las
normas prohibidas y a las especiales, en las cuales la consecuencia
jurídica se aplica estrictamente a los casos descritos en el supuesto de
hecho.

En efecto, si el sentido y alcance de la norma están completamente


expresados en la norma, la interpretación es declarativa; pero si el
sentido y alcance de la norma es más amplio que su texto, la
interpretación es extensiva; por el contrario, si la significación y alcance
de la norma son menos que el del texto, la interpretación es restrictiva.

II.8. LOS COMPONENTES DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA


La interpretación jurídica consta, en sentido amplio, de tres componentes: una
aproximación del intérprete, a la que trataremos bajo el concepto de criterios
generales de interpretación; un cuerpo de mecanismos operativos de
interpretación jurídica generalmente aceptados por la doctrina que, en conjunto,
constituyen los métodos de interpretación y los apotegmas de interpretación
que son argumentos tópicos de aceptación bastante generalizada.

En conjunto, todos ellos son los componentes de la interpretación y constituyen


lo que se llama la teoría de la interpretación jurídica. Cada intérprete elabora su
propio marco global de interpretación jurídica asumiendo uno a más criterios
con ponderaciones distintas y, por lo tanto cada intérprete se pone en un punto
de partida y se traza una dirección interpretativa que es distinta a la de
cualquier otro intérprete. Si por ejemplo alguien roba para comer porque no
tiene para comprar su alimento, las personas se dividen entre quienes
sostienen que su acto es lícito y quienes lo esculpan o cuando menos, lo
disculpan parcialmente.

El intérprete puede asumir entonces diversos puntos de partidas y diversos


itinerarios para realizar su labor de interpretación. A continuación, se
presentará resúmenes de los criterios que, según Marcial Rubio Correa, se
utilizan con mayor frecuencia, a su juicio son los siguientes: tecnicista,
axiológico, teleológico, sociológico.

Veámoslos por separado:

a) El criterio tecnicista

De acuerdo al criterio tecnicista, el intérprete asume que la tarea de


interpretación consiste en desentrañar el significado de una norma jurídica a
partir de derecho mismo, sin intervención de elementos extraños a lo
técnicamente legal. Los medios de los que se valora el intérprete serán la
literalidad de la norma, su ratio legis, sus antecedentes jurídicos, su
sistemática, inclusive su dogmática.

La sistemática es el aporte que realiza la característica del derecho de ser un


sistema estructural. El análisis del sentido de una norma en función de
sus grupos, subconjuntos y conjuntos, contribuye a aclarar el significado de las
normas.

b) El criterio axiológico
De acuerdo al criterio axiológico, el intérprete asume que la tarea de
interpretación consiste en adecuar el resultado, en la medida de lo posible, a
ciertos valores que deben imperar en la aplicación del Derecho. Así, por
ejemplo, elegir entre una solución justa y una solución injusta, se optará por la
primera.

Los valores que puede perseguir el intérprete son varios, y pueden estar
ordenados de manera distinta. Dicho de otra forma, los valores que elige y
la escala axiológica que forma con ellos pertenecen a su propia decisión, por lo
que no puede darse aquí una idea más precisa ni una fórmula general.

El criterio axiológico hace intervenir elementos extraños a lo propiamente


técnico-jurídico en la tarea de interpretación.

c) El criterio Teleológico

Según este criterio, el intérprete asume que la interpretación debe ser realizada
de manera que se obtenga una finalidad predeterminada de la aplicación de la
norma jurídica. Este criterio supone que el propio intérprete ha establecido
previamente los objetivos a lograr mediante el Derecho o en todo caso, que
haya sido por una autoridad que se la impone. No exclusivamente, pero en
donde se utiliza más el criterio Teleológico de interpretación de manera muy
extensiva es en la administración pública.

II.9. FINALIDAD

La función de la interpretación jurídica es precisamente la de eliminar esa


situación de indeterminación que presentan las normas generales en algunos
casos, y por eso resulta vinculado el concepto de interpretación con el de la
aplicación de esas normas a los casos individuales difíciles.
III. CONCLUSIONES

En conclusión podemos decir que la interpretación jurídica busca desentrañar


el sentido de una norma se busca saber qué quiere decir la norma y no lo que
dice para algunos sostienen que si la norma es Clara no se debe interpretar
solo se da cuando la norma es oscura o ambigua otros sostienen que siempre
hay que interpretar pues solo existen hechos lingüísticos y que la norma
jurídica nace de con la interpretación y para otros juristas dicen que es un arte
o una ciencia la interpretación no es una ciencia porque no hay reglas definidas
de cómo y cuándo se debe interpretar los métodos de la interpretación deben
usarse creativamente por el intérprete según el propósito buscado.

También la interpretación jurídica decimos que es busca un sistema de


interpretación y las características de interpretación donde el sistema de
interpretación es un sistema reglado y un sistema no reglado; y dentro de sus
características de interpretación encontramos

1. los métodos que son abiertos o indefinidos

2. Los métodos no están jerarquizados

3. los resultados pueden ser reversibles.

4 tiene carácter argumentativo y dialéctico y cinco tiene carácter ideológico.

En el plano de la aplicación del derecho donde dicen que los jueces se


encuentran a mitad de camino entre el empleo de un lenguaje técnico y un
lenguaje ordinario el problema se ubica en la tensión entre la obligación
constitucional y enfrentar la necesidad experimentada por los justiciables y las
razones que la apoyen.

La interpretación jurídica es de vital importancia pues el derecho solo puede ser


aplicado tras ser interpretado por tanto no puede haber derecho sin
interpretación.

La interpretación jurídica no solo permite la aplicación del Derecho, sino que


además va más allá: descubre su mensaje correcta o incorrecta; le da un
verdadero significado, alcance y sentido o se le quita; lo acerca la justicia o a la
injusticia.

Una adecuada interpretación jurídica no sólo hace posible la aplicación del


derecho, sino además la realización de la justicia en la vida social. Interpretar
una norma jurídica es, en esencia, una atribución de sentido o significado, que
convierte la regla general en una norma individualizada, y transforma los
términos abstractos en preceptos concretos. Cada vez es más aceptado que,
en realidad, detrás de la norma que se pretende interpretar no hay sentido
alguno, sino que el sentido se lo da el propio intérprete. La interpretación
jurídica es una actividad necesaria y predicable de todas las normas del
ordenamiento jurídico.

Finalmente, en el desarrollo de tantos métodos para interpretar la norma o el


derecho en general demuestra que el estudio de la interpretación nunca
termina por descubrir y totalmente y de manera inequívoca ni
satisfactoriamente, el mensaje expresado en la norma.
IV. REFERENCIAS

Anchono, V. (2012). Métodos de interpretación jurídica. En: Revista Quid Juris.


Año 6. Volumen Nº16. México: Publicación Trimestral del Tribunal Estatal de
Chihuahua.

Bárcena, A. “Enunciados interpretativos y argumentación. Algunos comentarios


sobre el razonamiento judicial”. En Báez Silva, Carlos et al., Interpretación,
argumentación y trabajo judicial. México, Edit. Porrúa, 2009.

Cabanellas, G. (1994). Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual. 23ra


edición. Buenos Aires: Editorial Heliasta. Tomo IV.

Camino, P. (2014). Los aspectos institucionales en la interpretación


constitucional. En: Revista de Teoría del Derecho. Año 1. Nº2. Buenos Aires:
Universidad de Palermo.

De la Cruz, L.J.

Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Miembro del
Grupo de Investigación del Derecho Internacional Tributario (GIDIT) de la
Facultad de Derecho de la PUCP. Adjunto de docencia y jefe de prácticas en
la misma casa de estudios. Asociado en Rodrigo, Elías & Medrano Abogados.

Díaz, J. (2008). La interpretación constitucional y la jurisprudencia


constitucional. En: Revista Quid Juris. Año 3. Volumen Nº6. México:
Publicación Trimestral del Tribunal Estatal de Chihuahua.
Rubio, M. (2005). La interpretación de la Constitución según el Tribunal
Constitucional. Lima: Fondo editorial de la PUCP.

Wróblewski, J. (2013). Sentido y hecho en el Derecho. Traducción de Juan


Igartua Salaverría y de Francisco Ezquiaga Ganuzas. Lima: Grijley.

Zaffaroni, E.R.; Alagia, A.; Slokar, A. (2005). Manual de Derecho penal. Pate
general. Buenos Aires: Editorial Ediar.

V. ANEXOS

Casación 841-2015, Ayacucho

Defectos administrativos subsanables carecen por sí solos de relevancia penal

La Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, a


través de la Casación 841-2015, Ayacucho, dictada el veinticuatro de mayo de
2016, y publicada el 28 de junio de 2016 en el diario oficial El Peruano,
estableció como doctrina jurisprudencial los fundamentos jurídicos que van del
12 al 23, y del 34 al 37 de esta Ejecutoria Suprema. A continuación les dejamos
la sumilla, los fundamentos que constituyen doctrina jurisprudencial y el link
para que descarguen en PDF el texto completo de la Ejecutoria Suprema.

Sumilla: Los defectos administrativos que pueden ser subsanados, vía


regularización administrativa, carecen –por sí solos– de relevancia para el
derecho penal. Ello porque si la norma administrativa posibilita la regularización
de una contratación, el cual a su vez es materia de análisis de la Contraloría
General de la República, entonces se trata de defectos que son pasibles de ser
subsanados. La razón detrás de esta interpretación, que no se presenta en el
resto de casos de contrataciones del Estado, es que –en el marco de una
contratación en una situación de emergencia– sea posible la comisión de
defectos administrativos. En una contratación en situación de emergencia no se
privilegia el cumplimiento de las necesidades de prevención de un riesgo o de
atención de una determinada situación. Por ello, es que la norma prevé este
tipo de contratación como la única que admite regularización administrativa.
Estos defectos administrativos tendrán relevancia penal si vienen
acompañados de otros actos que, distintos al proceso administrativo en sentido
estricto, acrediten la comisión de un ilícito penal.

Fundamentos que constituyen doctrina jurisprudencial

Décimo segundo: Las contrataciones realizadas en el marco de una situación


de emergencia son realizadas de forma directa, lo cual se explica en la
necesidad inmediata de tomar acciones de prevención o de mitigación de la
situación de emergencia acaecida. Por ejemplo, es el caso de que se
presentara un terremoto y se requiriera de material para auxiliar a los
damnificados. La compra de ese material, dada la urgencia de contar con el
mismo, hace que las formalidades normales cedan, para posibilitar la
adquisición rápida del bien y ayudar a los damnificados.

Por ello, dada la necesidad de realizar la compra de forma inmediata para la


atención o prevención de la situación de emergencia, es que –de todos los
procesos exonerados– sólo la contratación en situaciones de emergencia
puede ser regularizada. En ese sentido se encuentra redactado expresamente
en el artículo 21º de la Ley de Contrataciones del Estado (D.L. Nº 1017).

Décimo tercero: En los casos de contratación en situación de emergencia,


existe un control ex post de las compras realizadas, el cual tiene como
presupuesto que sea realizada la regularización. En ese sentido, el artículo
128º del derogado Reglamento de la Ley de Contrataciones (D.S. Nº 184-008-
EF), vigente en la fecha de los hechos señala:

«Artículo128.- Situación de Emergencia

En virtud de acontecimientos catastróficos, de situaciones que supongan grave


peligro, o que afecten la defensa y seguridad nacional, la Entidad deberá
contratar en forma inmediata lo estrictamente necesario para prevenir y atender
los requerimientos generados como consecuencia directa del evento producido,
así como para satisfacer las necesidades sobrevinientes. Posteriormente,
deberá convocar los respectivos procesos de selección. Cuando no
corresponda realizar un proceso de selección posterior, en el informe técnico
legal respectivo se debe fundamentar las razones que motivan la contratación
definitiva.

Toda contratación realizada para enfrentar una situación de emergencia deberá


regularizarse dentro de los diez (10) días hábiles siguientes de efectuada la
entrega del bien o la primera entrega en el caso de suministros, o del inicio de
la prestación del servicio o del inicio de la ejecución de la obra, incluyendo el
proceso en el Plan Anual de Contrataciones de la Entidad, publicando la
resolución o acuerdo correspondientes y los informes técnico y legal
sustentatorios en el SEACE, debiendo remitir dicha información a la Contraloría
General de la República, así como emitiendo los demás documentos
contractuales que correspondan según el estado de ejecución de las
prestaciones.»

Como puede observarse la obligación de regularizar el procedimiento se


mantiene, y establece el deber de que la misma sea realizada dentro del plazo
de 10 días. Ellos comienzan o computarse desde el momento de la entrega del
bien, o la primera entrega en el caso de suministros, o el inicio de la prestación
del servicio o del inicio de la ejecución de la obra. Asimismo, a efectos de
realizar el control sobre el proceso, es necesaria la remisión de la información
pertinente a la Contraloría General de la República.

TRASCENDENCIA PENAL DE LA REGULARIZACIÓN

Décimo cuarto: El Derecho Penal tiene como función la protección de


determinados intereses sociales, los cuales se encuentran normativizados a
través de tipos penales. Sólo son objetos de protección aquellos intereses que
resultan vitales para la existencia en sociedad. Su existencia no depende del
arbitrio libre del legislador, sino que depende de su existencia –directa o
derivada– de una norma que forma parte de nuestra Ley Fundamental.

Décimo quinto: La contratación estatal, requiere específicamente que sea


llevada a cabo conforme se encuentra dispuesto en la normativa de la materia,
siendo protegida a través de distintas normas del Código Penal; sin embargo,
el origen del deber de proteger este interés reside en nuestra Constitución
Política, la cual señala en su artículo 76° que:

«Las obras y la adquisición de suministros con utilización de fondos o recursos


públicos se ejecutan obligatoriamente por contrata y licitación pública, así como
también la adquisición o la enajenación de bienes.

La contratación de servicios y proyectos cuya importancia y cuyo monto señala


la Ley de Presupuesto se hace por concurso público. La ley establece el
procedimiento, las excepciones y las respectivas responsabilidades.»

Décimo sexto: Conforme al mandato constitucional antes señalado, la Ley


realiza las excepciones en las cuales la normativa de la materia no es
aplicable. En ese sentido, como señalamos anteriormente, la Ley de
contrataciones con el Estado establece como una excepción a la aplicación de
sus reglas normales el caso de la contratación en caso de situación de
emergencia. Este tipo de contratación, tiene como principal característica el
eximirse del proceso de selección, con el objeto de que sea realizada la
contratación de forma directa, contratación que puede -posteriormente-
regularizarse.

Décimo sétimo: A diferencia de la contratación normal, la cual se encuentra


obligada a seguir un procedimiento predeterminado en la Ley, sin posibilidad de
ser regularizada, la contratación de emergencia autoriza la exención de dicho
procedimiento. La razón es la situación de emergencia misma.

Detrás de una situación de emergencia existe una situación que requiere una
pronta atención, ya que estamos frente a un hecho grave producido, o, ante un
grave riesgo de que sea generado. Por ello, se realiza un ejercicio de
ponderación entre el normal cumplimiento de la normativa administrativa, y el
objeto de protección, en el cual se favorece este último.

Décimo octavo: La regularización tiene efectos en el ámbito del Derecho


administrativo. Su función es que aquella situación irregular pueda ser llevada a
un cauce normal. La norma dispone las formas y los plazos que se deben
cumplir para que un acto administrativo pueda ser considerado regularizado,
para lo cual se subsanan los defectos administrativos de la misma.

En el caso específico de la contratación en situación de emergencia, ésta debe


hacerse a los 10 días de entregado el bien. A través de ella, aquellos defectos
que puedan ser objeto de subsanación, como es el caso del cumplimiento de
ciertos requisitos no solicitados o no verificados cabalmente al momento de la
contratación o la entrega del bien, respectivamente.

Décimo noveno: Los defectos administrativos, que tornan un contrato en


irregular, por sí solas, carecen de relevancia para el Derecho penal. Sólo
cuando ellas tienen como significado el quebrantamiento de un deber que
compete a esta rama del Derecho, entonces es que ellas adquieren un sentido
comunicativo en este plano.

En el caso de los contratos en situación de emergencia, los defectos


administrativos pueden ser subsanados a través del proceso de regularización.
Para ello, se requiere la realización de dicho proceso dentro de un plazo de 10
días desde producida la satisfacción del objeto del Vigésimo: En ese orden de
ideas, los defectos administrativos que pueden ser subsanados vía
regularización administrativa, carecen –por sí solos– de relevancia para el
Derecho penal. Ello, porque si la norma administrativa posibilita la
regularización de una contratación, el cual a su vez es materia de análisis de la
Contraloría General de la República, entonces se trata de defectos que son
pasibles de ser subsanados.

La razón detrás de esta interpretación, que no se presenta en el resto de casos


de contrataciones del Estado, es que –en el marco de una contratación en una
situación de emergencia– sea posible la comisión de defectos administrativos.
En una contratación en situación emergencia no se privilegia el cumplimiento
de la formalidad administrativa, sino el cumplimiento de las necesidades de
prevención de un riesgo o de atención de una determinada situación. Por ello,
es que la norma prevé a este tipo de contratación como la única que admite la
regularización administrativa.

Estos defectos administrativos tendrán relevancia penal si vienen


acompañados de otros actos que, distintos al proceso administrativo en sentido
estricto, acrediten la comisión de un ilícito penal. Es el caso, por ejemplo, del
delito de colusión de funcionarios en donde un elemento externo al proceso de
contratación (el acuerdo colusorio), hace que dichos defectos administrativos
adquieran otra interpretación, incluso para el caso de la contratación en
situaciones de emergencia.

Vigésimo primero: Esta premisa sustantiva trae a su vez consecuencias de


índole procesal. Si nos encontráramos frente a un proceso normal de
contrataciones con el Estado y se presentaran los defectos administrativos, los
cuales no pueden ser regularizados, podría ser entendible como una prueba
del quebrantamiento de un deber penal.

Distinta es la situación en el caso de que se trate de una contratación en una


contratación de emergencia, dentro de la cual la comisión de defectos
administrativos es posible. En este supuesto, debido a la justificación legal y
material de los mismos, es posible que el realizar estos defectos carezca –por
sí sola– de relevancia para el Derecho Penal. No será el supuesto si, anexo a

Dichos defectos administrativos, se presenta un elemento que da un sentido


delictivo a los mismos, como es el acuerdo colusorio o el pago de una dádiva.

ANÁLISIS EN EL CASO CONCRETO

Vigésimo segundo: La Sala Penal de Apelaciones de Ayacucho ha considerado


que los defectos administrativos señalados evidenciarían la comisión del delito
de negociación incompatible por parte de los procesados Tony Oswaldo
HINOJOSA VIVANCO y Edwin Teodoro AYALA HINOSTROZA.

Vigésimo tercero: De forma coherente con los postulados anteriormente


mencionados, para evaluar el valor probatorio de los defectos administrativos,
primero debemos verificar en qué tipo de contratación nos encontramos… En el
presente caso, nos encontramos frente a una contratación en una situación de
emergencia, por lo que la valoración de los mencionados defectos es más
rigurosa que en un supuesto normal de contratación.

En un supuesto normal de contratación, estos defectos podrían ser tomados


como indicios para construir la prueba indiciaria que acredite la comisión de un
delito. En un supuesto de contratación de emergencia, ello requiere no sólo de
los defectos administrativos, sino que se haya acreditado –adicionalmente– un
elemento externo al proceso de contratación.

LA DETERMINACIÓN DE LA FINALIDAD ESPECIAL EN EL


COMPORTAMIENTO ILÍCITO DE LOS PROCESADOS

A. La finalidad especial en el delito de negociación incompatible

Trigésimo cuarto: El delito de negociación incompatible presenta dos elementos


típicos: A. El interés indebido sobre un contrato u operación que debe estar a
cargo del funcionario público. Este elemento típico sintetiza la tipicidad objetiva.
B. Debe existir un interés de obtener un provecho propio o para un tercero.
Este elemento típico pertenece a la tipicidad subjetiva y se constituye como un
elemento subjetivo de trascendencia interna.

Trigésimo quinto: Con relación al primer elemento típico, el elemento central es


el interés. Es posible que existan dos tipos de intereses que puede tener el
funcionario: uno debido y uno indebido. En el primer caso, el funcionario
exterioriza su deseo de un cabal cumplimiento de sus funciones en el
segmento del poder que se encuentra administrando, por lo que su idea es en
todo momento beneficiar a la administración pública.

El segundo tipo de interés es el que forma parte de la conducta incriminada: el


interés indebido. Por interés indebido se entiende a aquella situación en que el
funcionario tiene un interés que no es el procurar un beneficio para la
administración pública, por el contrario, este deber es dejado de lado
expresamente por él. Al tratarse de un delito de corrupción y entenderse al
delito de negociación incompatible en el marco de los delitos de corrupción de
funcionarios, resulta claro que el deber quebrantado es la adecuada gestión del
patrimonio estatal. El funcionario se encuentra en un conflicto de intereses al
actuar, por un lado, tiene el deber de procurar el beneficio de la institución a la
que pertenece y por otro el maximizar el interés (propio o de un tercero).

La vía a través de la cual este interés indebido se manifiesta es de forma


directa, indirecta o a través de un acto simulado. El objeto sobre el cual ha de
recaer el interés indebido es el contrato u operación en la que interviene por
razón de su cargo.

Trigésimo sexto: El segundo elemento es la búsqueda de un provecho propio o


de un tercero como consecuencia del quebrantamiento del deber institucional;
además del dolo, para tener por acreditada la conducta típica, de presentarse
este elemento subjetivo. Ésta es la motivación por la cual el funcionario se
interesa en el contrato.

Al respecto, como ya señalamos, no es necesario que el tercero sea quien se


beneficie de la contratación, dado que el tipo penal admite la posibilidad (por su
redacción abierta) de que un tercero que no sea el contratante, pueda ser el
beneficiado.

El provecho implica el beneficio que va a recibir el funcionario público (cuando


es para sí), el tercero, o ambos, como consecuencia de la celebración del
contrato o de la operación a cargo del funcionario.

Trigésimo sétimo: Todos los elementos antes mencionados deben ser materia
de prueba en el proceso penal. No es posible derivar la existencia de los
mismos, o presumirla, sino que al tratarse de elementos que configuran la
conducta incriminada, constituye un deber del Magistrado determinar si existen
o no las pruebas que acrediten los elementos antes mencionados.

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