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“Las relaciones perdurables no son algo que simplemente sucede, deben crearse”.
(Leo Buscaglia)
Las relaciones primarias son aquellas en las que se trata a las personas por lo
que son, no por su función o porque nos presten determinado servicio.
Los dos tipos de relaciones son importantes y necesarios; no podemos vivir sin
ellos, pues cada uno tiene su propia función. La vida moderna ha originado un
exceso de relaciones secundarias, aunque en el fondo todos queremos relaciones
primarias, ansiamos ser buscados por nosotros mismos, no solo por los servicios
que podamos ofrecer.
Hable con seguridad y calma, sin alzar la voz. Cuando se está seguro de lo que
se conoce, no hay que hacer alarde innecesario ni levantar la voz. Es importante
la firmeza en lo que decimos o hacemos.
Sea razonable, tolerante y comprensivo. En nuestros días, uno de los valores más
importantes es la tolerancia. Los conflictos continuos ante diferentes situaciones
de la vida nos obligan a desarrollarla si queremos vivir una vida sana y más
duradera. Comprender al otro es desarrollar empatía, ponerse en su lugar.
Cuando hable con alguien, mírelo a los ojos. Mirar el rostro de la persona con la
que conversamos demuestra veracidad y firmeza.
No es necesario ser un experto para saber cómo afectan a las personas los
conflictos conyugales, las problemáticas familiares (relaciones padres-hijos,
relaciones entre hermanos, crisis de adolescencia, etc.) o las relaciones humanas
insatisfactorias en el trabajo. En efecto, es bien conocido el que las llamadas
enfermedades psicosomáticas (colon irritable, asma, alergias, hipertensión, etc.)
son consecuencias directas de la tensión.
También, que la tensión acelera la arteriosclerosis, que afecta las funciones
sexuales al alterar el balance de las hormonas respectivas. y así sucesivamente.
También hay consenso entre los especialistas que el cáncer tiene como factor
destacado a la tensión. Y por su parte los trastornos mentales funcionales
(neurosis, inhibiciones, psicosis funcionales) dependen esencialmente de las
problemáticas en relaciones humanas
Antes que nada debemos de saber que para poder desenvolvernos bien en
nuestro lugar de trabajo, debemos de tener en cuenta que además de las
presiones y el ritmo de vida acelerado, la interactuación con los demás es otra
fuente de estrés para muchas personas. Aprender a defender los propios
derechos sin agredir ni ser agredido es una estrategia útil para lograr relaciones
interpersonales más relajadas y positivas y así poder vivir mejor y realizar
nuestras labores cotidianas con una conducta social acertada con nuestros
compañeros de labores y así mismo tener mejores resultados satisfactorios para
nosotros mismos y para la empresa en donde trabajamos. Una conducta social
acertada implica la expresión directa de los propios sentimientos, deseos,
derechos legítimos y opiniones sin castigar ni violar los de los demás. Esta
conducta supone respeto hacia sí mismo y respeto hacia los derechos y
necesidades de las otras personas.
Sea educado. Considere los puntos de vista de los demás y educada, pero
firmemente, exponga su opinión.
Nunca recurra a las amenazas. Afirme tranquilamente los pasos que está
dispuesto a seguir y asegúrese de cumplirlos.