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Había una vez un perrito callejero muy feo, flaco, mal oliente, con sus dientitos
Vagaba por las calles, con su pancita tan vacía que parecía que llevaba una canción triste
por dentro. Pero un día de repente, una extraña mujer se cruzó en su camino, con una
El pobre perrito se parecía a un trozo de tela vieja, como un “trapo”, entonces así lo llamó
la mujer: Trapo.
Aquel triste animalito, de belleza exótica, ¡vaya que tenía hambre!, comió tanto, tanto, que
El pobrecito de Trapo como olía tan mal, la mujer se lo llevo a su casa, lo bañó y sanó su
- ¡Wow que gran casa! Era una casa con muchos otros animalitos, pero no todos eran
iguales.
En aquella casa había una perrita que era grande como un oso, era un poco loca, pero era
muy amable, había también un perro viejo, cojeaba de una pata, no tenía mucha energía,
pero si mucho amor, además de ellos vivía una perrita pequeña, descortés y muy
presumida, que no quería tener amigos y se molestaba con todos los que se atrevieran a
acercarse a ella, era grosera con todos los perritos de la gran casa.
Y como Trapo, estaba flaquito y un poco descuidado, la perrita presumida lo trataba mal,
ahí, había un perro muy grande y malvado, que atemorizaba a todos en aquel lugar, todos le
Pero como la distraída mujer no se enteró que la pequeña y de muy mal genio perrita había
escapado, se encontró con aquel perro grande y peligroso, y en unos pocos segundos estaba
En eso el valiente Trapo, se dio cuenta de lo que estaba pasando y sin pensarlo dos veces
La gran fiera huyo, y afortunadamente no pasó nada que lamentar, y desde ese día, la
pequeña grosera le tiene un gran cariño y agradecimiento a Trapo por haberla salvado de
las garras de aquella bestia y nunca más volvió a ser mal educada con su nuevo amigo
La pequeña consentida se dio cuenta que no importa cuál sea tu apariencia, lo que
realmente importa es lo que lleves dentro, lo que verdaderamente importa es tener un gran
Fin.