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Ensayo Sobre La Escuela de Bellas Artes
Ensayo Sobre La Escuela de Bellas Artes
El virrey Fernando de Abascal (1743-1821) impulso las actividades culturales en el Perú, en 1808
creó el primer Taller Provisional de Enseñanza Artística el cual encargó al pintor quiteño Javier
Cortez de Alcocer su dirección, el taller empezó a funcionar en la recientemente fundada Escuela de
Medicina, donde los alumnos contribuían con su bocetos y dibujos sobre anatomía humana. En el
taller se formaron los pintores Ignacio Merina, Francisco Laso y Luis Montero.
En 1841 el pintor piurano Ignacio Merino ocupo la dirección del taller, en 1850 le sucedió el
tacneño Francisco Laso, poco tiempo después partió a la ciudad de París siendo reemplazado por el
pintor piurano Luis Montero. En esta época la formación de los artistas busco el refugio en los
talleres particulares entre los que destaco el del artista italiano Leonardo Barbieri fundado en 1875.
Al fallecer don Leonardo Barbieri, se notaba una carencia de sitios de enseñanza artística, para el
año de 1890 la señora Adelina Concha de Concha dono a la Municipalidad de Lima la suma de
20,000 libras para que se establezca entre otras instituciones una Academia de Dibujo y Pintura
como homenaje a su madre.
Esta institución conocida como la Academia Concha funcionó entre los años 1893 y 1920 en la
ciudad de Lima en los altos del Mercado Central de Lima, el cual más tarde quedaría transformado
en un zaguán de trastos viejos. La Academia Concha realizaba anualmente un Salón Académico en
el cual se exponían los trabajos de los alumnos y en el que se galardonaban a los mejores trabajos.
Siglo XX
En julio de 1917, la Sociedad de Bellas Artes fundada por Luis. S. Ugarte inició su labor oficial al
inaugurar el Salón de invierno en el local de la Fotografía Ugarte, en ella se exhibió una Galería de
artistas nacionales compuesta por retratos al óleo de los pintores más emblemáticos del país.
En 1918 el pintor Enrique Domingo Barreda, primo hermano del presidente de la república José
Pardo y Barreda, logró materializar el proyecto de creación de una Escuela de Bellas Artes, por lo
cual propuso para el cargo de su dirección al pintor Daniel Hernández.
El 10 de mayo de 1918, el ingeniero Luis Santisteban B. tasó la Iglesia y Convento de las Recogidas
del cual su ubicación está en la esquina que formaba la plaza de las Recogidas en la sexta cuadra del
jirón Ancash, linda por el frente con el Jirón Chachapoyas antes San Ildefonso signada con el N° 48
antiguo y con los números 162, 166,170,174,180,182,184,184., por el costado derecho con una
finca propiedad de la Beneficencia de Lima, por el respaldo con fincas propiedad del Estado que
fueron cedidas por la Congregación de San José y la Confederación de Artesanos; por el costado
izquierdo con la Plaza de las Recogidas y el inmueble de propiedad del Estado conocido como
Cartel General de Inválidos.
El 23 de setiembre de 1918, la se eligió el antiguo beaterio de Amparados como local de la Escuela,
para esos años el convento propiedad del Estado se encontraba ocupado por el Colegio de
Recogidas.
Mediante Decreto Supremo del 28 de setiembre de 1918 se fundó la Escuela Nacional de Bellas
Artes del Perú, para su sede se escogió el Convento de Recogidas el cual para la época albergaba a
un grupo de monjas de la Orden Franciscana, a pesar que el local era propiedad del Estado, se
coordinó con el Arzobispado de Lima su desocupación.
En la ceremonia el discurso central estuvo a cargo del director de la institución Daniel Hernández,
el cual afirmó que el establecimiento de la Escuela no era un lujo sino una necesidad imperiosa en
un país que tenía la necesidad imperiosa para alentar su desarrollo. (xxx:38). Acto seguido fue el
discurso del Presidente de la República quien inauguró oficialmente la Escuela de Bellas Artes. El
día 23 se inició el concurso de admisión de estudiantes.
El primer año de la Escuela concluyó con una muestra pictórica de 363 obras, la cual fue
inaugurada por el Presidente de la República.
Durante los primeros años de la década de 1920, Daniel Hernández en su calidad de primer director
de la Escuela de Bellas Artes, marco una fuerte tendencia con su arte academicista de influencia
europea, marcada por la transición entre el pasado y la modernidad.
Es en este periodo de tiempo que el indigenismo tiene una representación en las artes plásticas
siendo su mayor representante el pintor cajabambino José Sabogal, quien revolucionó las
concepciones artísticas que imperaban en el país. Sabogal convirtió al indigenismo en una de las
más vigorosas corrientes producidas en el Perú y América.
A fines de la década de 1930 el Indigenismo pictórico comenzó a decaer, este arte pasó a manos de
los llamados independientes y luego a un grupo de importantes pintores conducidos por el artista
Ricardo Grau quien fue nombrado director de la Escuela.
El terremoto del 24 de mayo de 1940, afecto gravemente al edificio de la Escuela de Bellas Artes, el
antiguo patio quedo inutilizado durante cuatro años.
El 30 de marzo de 1946 mediante Resolución Suprema, autoriza a Escuela de Bellas Artes a expedir
el título de Profesor de artes plásticas con indicación de la especialidad de sus egresados, el 14 de
abril de ese año se promulgó la Ley del Estatuó Universitario, en la cual la Escuela quedó federada
a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en cuanto a sus actividades académicas.
Entre la década de 1960 y 1970 la plástica nacional cobró nuevos bríos, en 1972, mediante la
Resolución Suprema N° 2900-72-ED, el local de la Escuela de Bellas Artes fue declarado como
Monumento.
Pág. 11 “La escuela Nacional de Bellas Artes es parte de la historia de nuestro país. Su fundación
responde a una necesidad local en el campo del arte además de la compleja tarea de construir
nuestra identidad nacional.”
“…desde su creación un protagonismo inusitable al gestarse en ella un arte nacional que asume de
forma positiva las influencias académicas europeas en comunión con la estética y simbolismos de
las formas prehispánicas andinas y populares. “
Pág. 18 “…la apertura en Lima de la Escuela de Diseño establecida por José del Pozo, puede ser
vista como una de las primeras señales de cambio. Pese a que se suele considera como una suerte de
escuela artística formal. Se trataba, en realidad, de clases privadas de dibujo orientadas a una
clientela pudiente. Su función última, sin embargo, era crear un público ad aficionado propio de una
sociedad ilustrada, capaz de apreciar la creación artística más allá de lo puramente manual.”
Siglo XXI
Según INC