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APROXIMACION CONCEPTUAL A LA EPISTEMOLOGIA:

UNA MIRADA DESDE LA EDUCACION SUPERIOR

LUIS ORLANDO AGUILERA GARCÍA


RESUMEN
La formación integral de los estudiantes universitarios y la búsqueda de la
integralidad en los profesionales en ejercicio, exige la educación rigurosa de
un pensamiento lógico y científico asentado en la fundamentación epistemo-
lógica profunda que conduzca y rija la búsqueda del conocimiento. He ahí la
meta epistemológica más importante de la educación superior cubana en la
actualidad. Su comprensión cabal requiere partir de la claridad del propio
objeto de la epistemología y su conceptualización, temas centrales del presen-
te artículo.

ABSTRACT
The integral formation of university students and the search for the integral-
ity of the practicing professionals, demand an education pointed to develop a
logical and scientifical way of thinking, with solid epistemological basis, that
lead and direct the seeking for knowledge; which is the main and most im-
portant epistemological aim in contemporary higher education. In order to
achieve its full understanding, we have to start by conceptualizing the epis-
temology and by cleaning its subject matter itself. These are, in fact, the
main themes of this article.

La formación integral del estudiante universitario constituye el propósito educati-


vo central de la educación superior cubana. Ello viene implicando modificaciones
sustantivas en el quehacer docente, extensionista, investigativo y administrativo
de las casas de altos estudios en la isla.
El perfeccionamiento de los planes de estudios; la jerarquización de la formación
integral en la dirección estratégica de las instituciones de educación superior
(IES); la reconceptualización iniciada en las labores de extensión universitaria; la
visión de la investigación como una de las actividades rectoras de la labor estu-
diantil y profesoral; la irrupción de la comprensión de la actividad institucional
como totalidad integra y sistémica expresada en las sucesivas versiones de la di-
rección estratégica, el afianzamiento de la raíz popular de la universidad cubana y
su emplazamiento en casi todos los municipios del país; la diversificación de sus
modalidades de estudios para dar respuesta a los sectores sociales desprovistos
hasta ahora de estudios superiores; la amplificación de los estudios posgraduales
con miras a hacer realidad la educación para toda la vida; el acercamiento de las
NTIC a toda la actividad universitaria y a amplios sectores de la población sien-
do la universidad uno de los actores principales del programa de socialización de
esas tecnologías, son algunos de los más importantes pasos que ha venido dando
la universidad cubana para afianzar su pertinencia en el marco de las nuevas exi-
gencias sociales de la nación.
Todo ello ha de conducir a la formación de una población más culta, graduados y
estudiantes mas integrales, profesionales en ejercicio más competentes y com-
prometidos con la obra revolucionaria que los formo.
Un componente de esa formación, proviene de la educación de un pensamiento
profesional responsable, culto, honesto, pleno y de los valores humanos que de-
ben constituir base para un ejercicio profesional integral. Esto exige hoy de nues-
tros profesionales conocimientos profundos, no sólo de la ciencia a la que deci-
dieron dedicar su vida, sino de los cuestionamientos más cruciales del saber , les
exige comprender y abrirse caminos en el entramado conceptual de las ciencias,
a la luz del avance del conocimiento y la información, realizando practicas de es-
clarecimientos conceptuales como métodos habituales del razonamiento, en fin,
ser portador de una cultura del pensar riguroso que implique y propicie a su vez
una conducta profesional responsable y comprometida con las ciencias, el cono-
cimiento, la sociedad y la propia vida.
En la formación de ese pensamiento, el enfoque epistemológico se erige como
imprescindible en el contradictorio y convulso mundo de saberes y practicas que
vivimos, como una exigencia para un ejercicio profesional más pleno.
El asunto estaría en preguntarnos: ¿qué entender por epistemología y cómo
comprender su inclusión en el conjunto de retos actuales a la universidad cuba-
na?.
Los saltos que caracterizan el avance de los conocimientos y las ciencias a partir
del último cuarto del siglo xx, pusieron en el orden del día la necesidad de incor-
porar enfoques epistemológicos en el desarrollo y comprensión del avance cientí-
fico y social.
Esta situación se presenta en prácticamente todas las ciencias, marca sus interre-
laciones así como la génesis de nuevos campos del saber, e impuso una acelerada
evolución en la comprensión de lo que tradicionalmente se entendió por episte-
mología.
Si bien hoy siguen en pie los así llamados tradicionalmente “cuestionamientos
epistémicos”, que parten desde el problema de cómo podemos obtener conoci-
miento sobre el propio proceso de conocimiento, y la cuestión de la relación co-
nocimiento - mundo real, con todas sus implicaciones acerca de la comprensión
de la objetividad, la verdad y el conocimiento científico, por referir sólo algunos,
a ello se añade el acuciante problema de la vinculación interciencias, la génesis
de nuevos campos del saber y la ampliación de otros considerados tradicionales.
Otro aspecto a considerar es el impacto ético de los nuevos saberes y hasta los re-
tos que implican para la propia existencia humana, la necesaria reconsideración
de comprensiones casi preestablecidas sobre el conocimiento, como la noción de
“conocimiento – estado” y “conocimiento – proceso” (Piaget, 1973), y otras.
Ejemplos vividos durante los meses de despedida del siglo servirán para ilustrar
la complejidad e importancia que ha ido adquiriendo el estudio de estas temáticas.
En junio del 2000 fue divulgado al mundo por Blair y Clinton el primer acerca-
miento a un mapa del genoma humano que en enero del 2001 tuvo una presenta-
ción más amplia. Ya se gestaban concepciones según las cuales la información
que brindan los códigos genéticos pueden dar luz para caracterizar a las personas
aspirantes a determinados empleos, y sacar conclusiones por parte de los emplea-
dores acerca de su talento, capacidad, estados de ánimos, espíritu emprendedor,
etc. A partir de esa información, brindada por la configuración genética de la
persona, se podría decidir si la persona en cuestión sería merecedora o no de esa
fuente de empleo. De esa manera alguien podría saber desde su nacimiento para
qué ha quedado predestinada en la vida. Desde esta perspectiva la determinación
de las relaciones sociales en la conformación y transformación de la personalidad
queda en el olvido.
Las consecuencias éticas y hasta de connotación política de los tratamientos de
fertilidad de las parejas, que parecen conducir a partos múltiples como el que se
produjo en Italia en los últimos días del siglo XX, llegan a conmocionar a la
opinión pública nacional e internacional que tiene acceso a los medios tecnológi-
cos y de información. Vale señalar que en el mundo sólo un bajísimo por ciento
de su población conoce las realidades científico tecnológicas y del ciberespacio
existentes en la llamada “aldea global”.
En los primeros días de octubre del año 2000, recorrió el mundo la noticia de que
una pareja en colorado, estados unidos, había seguido el proceso de selección ge-
nética de un hijo para, con sus células, salvar a la hermana que padece de una
enfermedad genética de la médula ósea. Así nació Adam Nash y con él una im-
portante práctica médica para atención a pacientes en fase terminal. Pero también
con él surgió el dilema del destino a dar a los embriones que no pasaron el test
genético. “¿Pretenderá alguien, se preguntaba la versión digital del CNN, que
esos embriones puedan ser congelados en tanques de nitrógeno líquido hasta que
se donen a una pareja estéril? ¿Es sensato generar 15 embriones y un bebé para
obtener unas cuantas células?”. Y este autor se pregunta además: ¿Cuántas pare-
jas del tercer mundo podrían aspirar a un tratamiento similar ante similar padeci-
miento?, y más aún, ¿Cuántas parejas del tercer mundo se enterarán de esta posi-
bilidad que brinda la ciencia?.
¿Será el conocimiento de alto valor social tan democrático como lo concebía
Alvin Toffler?. ¿Constituirá la habilidad cognitiva de la concepción de Herms-
tein y Murray la variable decisiva en la estructura social del siglo venidero? (Te-
desco, 1998, p. 143).
Son estos, cuestionamientos epistemológicos cruciales que se presentan ante la
universidad que irrumpe en el nuevo siglo. Son, como se aprecia, no exclusivos
del ámbito de la ciencia, sino integradores de todo el andamiaje social. Requieren,
por tanto, tratamiento integrador desde posiciones epistemológicos revoluciona-
rias y transformadoras. Hoy mas que nunca queda latente la exigencia de Marx:
no se trata de interpretar de diversos modos el mundo, se impone transformarlo.
Pero a tono con lo dicho, ¿qué entender entonces por epistemología?.
La introducción del término epistemología en la literatura filosófica se remonta a
1854 cuando ve la luz en el libro Fundamentos de la Metafísica, de J. L. Ferrier.
Se identifico en sus inicios con el término gnoseología ya introducido anterior-
mente, en la primera mitad del siglo XVIII por el filósofo alemán Baumgartem,
en su comprensión como “tratado del conocimiento” (logos - gnosis). La episte-
mología, desde este enfoque gnoseológico, centra su atención en tres cruciales
cuestiones filosóficas: los orígenes, la posibilidad y la esencia del conocimiento.
(Hoyos Medina, 1997, p. 50).
Pero la epistemología, en su comprensión más actual, suele entenderse a partir de
su raíz etimológica, tanto como CONOCIMIENTO y como Teoría de la Ciencia.
Esta polisemia grava constantemente la noción de epistemología que cada uno
pueda tener y en ocasiones hasta tergiversa su significado al desconocer la evolu-
ción del sentido que encierra dicho término.
Al tratar la epistemología, por su raíz etimológica, estamos tratando al mismo
tiempo de ciencia y de conocimiento. Y si bien en los orígenes de la actividad del
hombre por los caminos del conocer, ciencia y conocimiento marchaban bien de
la mano, con el curso de los siglos y sobre todo a partir de los siglos XVIII y
XIX, conocimiento y ciencia tomaron sus rumbos propios, llenos de puntos de
contactos, que en pleno siglo XXI cada vez parecen ser mayores.
La palabra “epistemología”, encuentra las bases que propician la introducción
profusa de su estudio, en esa misma raíz etimológica. Ella procede de la palabra
latina SCIENTIA, equivalente al vocablo de origen griego EPISTEME, que signi-
fica conocimiento, doctrina erudición o practica. (García Llamas, 2001, p. 30,
García Palacios, 2001).
Esta confluencia semántica pudiera ser lo que condujo al pensamiento occidental,
a referirse a la ciencia como todo conocimiento cuya validez podría defenderse
sobre fundamentos metodológicos. ( Maturana. 2000, p. 157).
Se impone destacar las nociones diferentes que al mismo término otorgarían las
interpretaciones de la tradición inglesa y la tradición francesa. Se ha apuntado:
“allí donde la tradición francesa emplearía el término “epistemología”, la tradi-
ción anglosajona optaría por la expresión “teoría del conocimiento”, o gnoseolo-
gía, y ahí donde la tradición anglosajona usaría el término “epistemología” la
tradición francesa optaría por la noción de filosofía de la ciencia, y en todos los
casos la claridad conceptual del término acaba por diluirse a causa de su polise-
mia, que desde luego no es fruto de una generación espontánea” (Miguélez, 1997,
p. 44).
Al tratar la Epistemología desde el punto de vista de su objeto, hay que hablar
de la Epistemología General como “disciplina del saber sobre el conocimiento y
las ciencias “ que en calidad de ENFOQUE, desborda los marcos de una ciencia
concreta ocupándose de los temas estructurales del universo global de las Cien-
cias desde sus problemas comunes.
Su tratamiento como enfoque, que en buen español supone “dar mayor nitidez a
la imagen”, permite realizar una operación de diceptomía en las ciencias y en los
procesos del conocer, enrumbando el movimiento del pensamiento, las búsquedas
conceptuales, los esclarecimientos categoriales necesarios, entre otras prácticas
del quehacer científico.
Con relación alas pretensiones de considerar ciencia a la epistemología se alerta :
“que no puede ser, ella misma, una ciencia. Si lo pretendiéramos, caeríamos en
una regresión argumental inatacable. La ciencia de las ciencias debería, ella tam-
bién ser objeto de otra ciencia todavía mayor y mas abarcadora, y así sucesiva-
mente” (Otero Bello, 1966, p. 10)
Por otro lado, para Piaget la epistemología era “la teoría del conocimiento valido,
e incluso si el conocimiento no es nunca un estado y constituye siempre un proce-
so, dicho proceso es esencialmente el tránsito de una validez menor a una validez
superior. De aquí resulta que la epistemología es necesariamente de naturaleza
interdisciplinaria”.
Y añade: “... apunta a la determinación de cómo el conocimiento alcanza lo real
y, por tanto, de cuales son las relaciones entre el sujeto y el objeto...(Piaget, 1973,
p. 15).
Más recientemente se ha entendido la epistemología como el “producto de una
reflexión sobre la ciencia, sobre sus fundamentos, sus métodos y su modo de cre-
cimiento, no constituye una construcción racional aislada en las alturas de su ni-
vel metacientífico sino que forma parte de un entramado de relaciones fluidas con
la ciencia, con su enseñanza y con su aprendizaje, algunos de los cuales tienen
una indiscutible dimensión práctica”(López Ruperez, 1990, p.66)
Una amplificación injustificada la vemos en Bunge, quien ha propuesto distinguir
en la epistemología las siguientes ramas:
"Lógica de la ciencia: Problemas lógicos y estructura lógica de las teorías
científicas.
Semántica de la ciencia: Análisis e interpretación de las conceptualizaciones
científicas.
Teoría del conocimiento científico: Diferencia con otros tipos de conocimiento.
Metodología de las Ciencias: Estudio del método general de la investigación
científica y de los métodos y técnicas particulares de cada ciencia.
Ontología de la ciencia: Análisis de los supuestos metafísicos de la investiga-
ción científica.
Axiología de la Ciencia: Estudio del sistema de valores que guía la investiga-
ción.
Etica de la ciencia: Estudio de las normas morales que se cumplen o se quie-
bran en la investigación.
Estética de la ciencia: Valores y reglas estéticas de la investigación científi-
ca"(Bunge,1980,p.25).
También, por otro lado, se reconoce la existencia y el valor de lo que se denomina
“Epistemologías Regionales”, “construidas desde las necesidades propias de
cada ciencia determinada y a partir de un profundo conocimiento de la mis-
ma”(Flores, 1995, XXXIV), y a su lado se identifican las nociones de Epistemo-
logías disciplinares (Follari, 2000)
Una peculiaridad de toda reflexión epistemológica, es su valor instrumental cog-
noscitivo para toda ciencia. Abarcar las raíces mismas de una ciencia específica,
hace que la epistemología adquiera singularidades conceptuales que la convier-
ten en herramienta vital para la estructuración y desarrollo de cada ciencia. Es di-
fícil que hoy alguna rama del saber pretenda desarrollarse al margen de las re-
flexiones epistemológicas que le precisen su herramental de leyes, categorías,
objeto, problemas, conceptos, en su interrelación con otras ciencias, con el medio
ambiente y la sociedad. Desde este ángulo de mira, parece acertado asumir el
concepto de "Epistemologías Regionales".
Las Epistemologías regionales cuentan con muchos componentes comunes. Pero
esa regionalidad que le otorga cada una de las ciencias en particular le conceden
una singularidad que exige su estudio por parte de los profesionales de cada ra-
ma del saber. El estudio de la Epistemología se ha convertido hoy en una condi-
ción formacional indispensable de todo profesional que se proponga desarrollar
su ciencia, su sapiencia y con ello contribuir al desarrollo del saber universal.
Por este camino unas ciencias han avanzado mas que otras. No hay que olvidar
que la Epistemología es ante todo una disciplina filosófica, que se ha definido
como un término que aunque se usa "en diferentes sentidos, es una rama de la fi-
losofía, rama desde la que se estudia la ciencia como una categoría del saber cien-
tífico" (Sánchez, 1998, p.105). Pero de ello no se puede concluir que la propia Fi-
losofía haya resuelto sus cuestionamientos epistémicos fundamentales, algunos de
los cuales para ella son temas ontológicos sustanciales (Sánchez, 1998). Hoy es
evidente el avance de la Epistemología de las Ciencias Naturales, más concreta-
mente en el campo de la Biología y la Química. También en las llamadas Cien-
cias Exactas, como la Matemática. Vemos como avanzan las investigaciones
epistemológicas en Ciencias sociales tales como la Psicología, la Sociología, e in-
cluso se abren interesantes estudios epistémicos en el terreno de la Pedagogía
(Bedoya, 1989), impactando severamente y con profundas polémicas por el desa-
rrollo de las llamadas Ciencias de la Educación y más aún por lo que pudiéramos
denominar “Epistemología de la Educación Superior”, tema que consideramos se-
rá objeto de polémicas severas en los próximos años.
De lo dicho, mas que conclusiones, se impone extraer invitaciones a reflexiones
posteriores.
Todo apunta a concebir la epistemología no como ciencia, sino como enfoque,
método, reflexión sistematizada y profunda sobre las ciencias, el conocimien-
to, y la investigación, como sus tres relaciones sustantivas actuales. Pero todo
ello, visto necesariamente, a partir de sus implicaciones ante el entorno social
donde se destaca el sentido de la vida, de lo humano, de lo ético, sin que ello sig-
nifique abrazar la propuesta de Bunge, pero si implica reconocer en la episte-
mología una visión externalista que asuma la connotación social, política,
cultural, etc. del conocimiento, la investigación y las ciencias. (Osorio, 2000).
Por todo lo anterior es obligado, para la práctica educativa universitaria, com-
prender el rol de las IES, de los profesores, del proceso de gestión de la docencia
como totalidad, en la formación rigurosa de un pensamiento lógico y científico
del estudiante y del profesional, desde una fundamentación epistemológica pro-
funda y conocedora, que conduzca y rija en él su búsqueda del conocimiento: me-
ta epistemológica de la educación superior contemporánea. Sobre estos puntos se
impone volver en trabajos posteriores. Por ahora, sólo pretendemos que este in-
tento de acercamiento conceptual a la epistemología, desde la óptica de las exi-
gencias actuales de la educación superior, sirva de invitación a la reflexión cues-
tionadora de estos apuntes.

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