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RESUMEN

EL VENDEDOR MAS GRANDE DEL MUNDO

Hafid era un anciano rico que deseaba vender todas sus propiedades y mercancía para repartir
todo ese dinero a la gente pobre, además de darle algo a sus empleados

Erasmo era el tenedor de libros y su amigo, el recibiría una gran cantidad de oro, el palacio y el
almacén

Cuando acabe todo lo que Hafid quería hacer se reunirían para cumplir una promesa que solo
había compartido con su esposa

Se dirigieron a una habitación donde nadie había ingresado durante 30 años, solo había un
cofre y dentro había pergaminos con las mejores técnicas de venta, con ese conocimiento Hafid
se hizo rico y fue considerado el vendedor mas grande del mundo y había otro pergamino que
enseñaba como dominar los otros pergaminos

Erasmo le pregunto por qué no había compartido la información con otros vendedores y
personas resulta que Hafid había hecho una promesa de que solo el podría usar esos
pergaminos y solo podría entregárselos a una persona especial que el sabría reconocer a ese
individuo

Ambos salieron de la habitación y Hafid comenzó a recordar su pasado, Hafid trabajaba para
Pathros cuando era joven, este era un comerciante que lo había adoptado, una noche Hafid le
dijo a su padre adoptivo que ya no quería trabajar cuidando a los animales, si no que deseaba
convertirse en vendedor, porque él creía que cuidando animales jamás seria rico

Pathros le dio su primera tarea y era dirigirse a Belén a vender un manto de alta calidad el
precio siempre lo decidiría Hafid siempre y cuando le diera un dinerario de plata para
despedirse repitieron la frase “el fracaso no me sobrecogerá nunca si mi determinación para
alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa”

Habían pasado cuatro días que Hafid se encontraba en Belén y aún no había vendido el manto
que le dió Pathros. Luego pensó que había fracasado como vendedor y su mente se le abrumo
de preguntas sin encontrarles respuestas. Belén era un lugar muy pobre y por eso todos los
vendedores pasaban de largo sin detenerse en aquel lugar. Cuando el fracaso se estaba
apoderando de él, desistió de su pensamiento cuando pensó en Lisha y le dio motivación para
seguir en la venta del manto.

Hafid se dirigió a una cueva en donde había dejado a su animal de carga para pasar la noche.
Dentro de la cueva vió una luz resplandeciente y a una familia con un bebé en pésimas
condiciones y con mucho frío. Hafid se compadeció de aquél bebé y fue a buscar el manto y
cubrió al niño; ante la mirada sorprendida de sus padres.

Al salir Hafid de aquella cueva sus ojos se llenaron de lagrimas al ver una estrella muy
resplandeciente encima de aquella cueva. Hafid se unió a la caravana que

regresaba a Jerusalén mientras la estrella seguía delante de él.

Hafid durante todo el camino de regreso a Jerusalén pensaba en alguna excusa que le daría a
Pathros sobre el manto que había regalado porque si decía la verdad se burlarían de él.
Pathros le preguntó el porque nunca olvidara esa noche y se dirigió a la cesta del asno donde
Hafid llevaba el manto y no vio nada. Pathros pensó que Hafid había vendido el manto y lo
invitó a que le contara todo lo que había vivido en Belén.

Hafid prosiguió diciéndole todos los contratiempos que tuvo con personas y en un sin fin de
preguntas que ponía en duda ser un buen vendedor. Luego pensó en Lisha que no podía ser un
fracasado ante los ojos de ella, pero igual ya lo era porque había regalado el manto.

Pathros le dijo que ese viaje fue muy beneficioso para él y para Hafid porque la brillante
estrella lo había sanado de su ceguera. Luego le dijo que se preparara para otro viaje con
destino a Palmira pero que esta vez fuera como camellero. Al final le dijo: “Hafid duerme en
paz porque no haz fracasado”.

Hafid fue llamado por Pathros quién lo vio con asombro ya que se observaba muy decaído
desde la última vez que lo vio. Pathros le pregunta con voz lenta que si todavía quería ser un
vendedor; por lo cual Hafid le contestó que sí.

Luego Pathros le ordenó a Hafid que buscara bajo su cama un pequeño cofre y prosiguió a
contarle la historia de la manera en que la había adquirido y las condiciones que le habían
impuesto al respecto.

Dicho cofre contenía diez pergaminos que decían la manera de como ser un vendedor exitoso.
Pathros le había dado el cofre a Hafid con las siguientes condiciones: Sólo leyera un pergamino
a la vez; que hasta que no lo entendiese perfectamente no siguiera leyendo los demás. Repartir
la mitad de lo ganado a los pobres y por último que la persona a quién le diera el cofre con los
pergaminos podía divulgar su contenido a los demás.

Pathros se había dado cuenta que Hafid era el indicado por la brillante luz de aquella y el acto
que hizo con aquella familia pobre en Belén. Hafid acepto las condiciones y partió con el cofre y
sus ojos llenos de lagrimas porque no iba a ver más a Pathros. Pero no sin antes repetirle a
Pathros aquella frase que decía: “El fracaso no me sobrecogerá nunca si mi determinación para
alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa.

Hafid llegó a una ciudad llamada Damasco donde por todos lados veía un centenar de
vendedores aclamando sus mercancías. Hafid con temor caminaba entre ellos hasta que
encontró alojamiento en una posada llamada Mosha. Rapidamente buscó el cofre y lo abrió
pero llego a el nuevamente el temor. El no creía que podría llegar a ser el mejor vendedor del
mundo porque no tenía el suficiente valor como todos los vendedores que se había encontrado
al llegar a la ciudad. Cerró el cofre y se quedó dormido. Al día siguiente al despertar vio un
gorrión que intrépidamente entro por su ventana y se dio cuenta que al igual que el gorrión el
podía salir y alcanzar el éxito. Luego de eso repitió aquellas palabras sabias de Pathros: “El
fracaso no me sobrecogerá nunca si mi determinación para alcanzar el éxito es suficientemente
poderosa”. Prosiguió a leer el primer pergamino.

Hoy comenzó una nueva vida para Hafid al leer el primer pergamino. Ya no era aquel camellero
que sufrió durante tanto tiempo y que el pensamiento del fracaso le era agobiante.

Primer Pergamino

“Me formaré buenos hábitos y seré el esclavo de esos hábitos”.

Es uno de los primeros pasos para lograr lo que nos proponemos; somos esclavos de los
hábitos que nos formamos y estos deben ser por lo tanto buenos hábitos. Para formar un
hábito deberá repetirlo siempre. Como dice Og Mandino en su libro: “porque cuando un acto
se hace fácil mediante la repetición constante se convierte en un placer realizarlo y si es un
placer realizarlo corresponde a la naturaleza del hombre el realizarlo con frecuencia”.

Hafid decidió leer cada pergamino por 30 días por la mañana, al medio día y por último al
acostarse pero esta vez en voz alta. Todo este procedimiento con el fin de que quede grabado
en su subconsciente y así nunca olvidarlo.

Segundo Pergamino:

“Saludaré este día con amor en mi corazón”

Este pergamino se refiere a que el afecto que sentimos por nuestros semejantes nos hace
mejores personas; ellos descubren el afecto en nosotros. Como dice en el libro: “podrán
contradecir mi razonamiento, podrán desconfiar de mis discursos, podrán desaprobar mi
manera de vestir, podrán rechazar mi rostro y hasta podrán sospechar de mis ofertas especiales
y sin embargo mi amor les derretirá el corazón al igual que el sol cuyos rayos entibian la más
fría arcilla“.

Nos dice que debemos verle el lado positivo a todas las cosas ya que nos hacen crecer cada día.
Como por ejemplo: “Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón; pero también
soportaré la tristeza porque descubre mi alma”.

Otra de las cosas que señala es que debemos elogiar a nuestros enemigos ya que se pueden
convertir en nuestros amigos y al animar a nuestros amigos se convertirán en nuestros
hermanos”. Ante las reacciones negativas de los demás contestar con amor y permanecer en
silencio; rápidamente saldrá una sonrisa de nosotros y la otra persona se calmará. El amor es la
clave del éxito.

Tercer Pergamino:

“Persistiré hasta alcanzar el éxito”

Este pergamino nos dice que es la perseverancia el componente más importante de conseguir
nuestras metas, ni el talento, ni la suerte, ni las relaciones por sí solas pueden ayudarnos sin
perseverancia. Los ejemplos que nos presenta Og Mandino en su libro son:

La bravura del toro; que aunque las picaduras constantes de la lanza; sigue luchando hasta
conseguir lo que quiere.

Nunca ser oveja que espera la orden del pastor sino ser un león audaz y valiente. Como
también no prestarle atención a las lamentaciones de los demás porque suelen ser contagiosas
y nos envenenan el alma.

El leñador que da golpes con un hacha al tronco de un roble que no sólo da un golpe sino que
da muchos y persiste hasta lograr cortarlo.

No decir palabras como: ABANDONO, NO PUEDO, IMPOSIBLE, IRREALIZABLE, IMPROBABLE,


FRACASO, IMPRACTICO, SIN ESPERANZAS Y RETIRADA porque son palabras de necios.

Hay que olvidarse de los acontecimientos del día que ha pasado; sean buenos o malos y vivir el
nuevo día con confianza de que será un mejor día.
Cuarto Pergamino:

“Soy el milagro mas grande de la naturaleza”

Si hay algo que debemos explota, es que somos criaturas únicas en la naturaleza, nunca ha
nacido nadie exactamente igual a nosotros, nuestra manera de hablar y de caminar son únicas
y debemos conservar esta singularidad.

Quinto Pergamino:

“Viviré este día como si fuese el último día de mi vida”

No debemos perder ni un minuto en lamentaciones sobre cosas que no podemos modificar,


sobre errores que hemos cometido y que pertenecen al pasado. Sólo tenemos una vida y
debemos luchar para que sea cada día mejor; viviendo un sólo día a la vez. Por lo tanto,
debemos tratar la vida con ternura y afecto cada hora, porque no retornarán jamás. Todas las
cosas negativas cambiarlas por cosas positivas: indecisión por acción, dudas por fe, temor por
confianza, etc. Debemos demostrar el cariño que sentimos por los demás ya que mañana no
sabremos si estaremos y sea demasiado tarde.

Pensar que si el día de hoy no obtenemos lo que queremos igualmente dar gracias porque será
un peldaño más para alcanzar el éxito.

Sexto pergamino:

“Hoy seré el dueño de mis emociones”

Debemos recordar que podemos controlar nuestras emociones, que nuestras acciones deben
controlar nuestros sentimientos y no al contrario.

" Si me siento deprimido cantaré”

“Si me siento triste reiré”

“Si me siento inferior vestiré ropas nuevas”

“Si me siento inseguro levantaré la voz”

“Si miedo me lanzaré adelante”

“Si siento pobreza pensaré en la riqueza futura”

“Si me siento incompetente recordaré éxitos del pasado”

“Si me siento insignificante recordaré mis metas."

La naturaleza posee cambios de ánimo como por ejemplo: pasa el invierno y llega el verano, el
sol sale y el sol se pone, florecen las flores y luego se marchitan, etc. Al igual que la naturaleza
así somos nosotros porque somos parte de ella. Debemos pensar que cada experiencia
negativa cambiará a una experiencia positiva. La manera en que tratemos a los demás, así nos
trataran.

También tenemos que estar atentos cuando los sentimientos de grandeza quieran apoderarse
de nosotros porque nos destruirán. Debemos estar atentos cuando los sintamos y pensar en
los días que no han sido fructíferos para nosotros y eliminarlos por completo.
Este pergamino nos ayudará a comprender los estados de ánimos de las demás personas y por
consiguiente entender que no es el mejor día de esa persona y regresar otro día que seguro
será mucho mejor.

Séptimo pergamino:

“Me reiré del mundo”

El hombre es el único animal con la capacidad de encontrar el lado gracioso en todo lo que
acontece, por lo tanto debemos cultivar esa cualidad. Cuando reímos nuestras penas
desaparecen. No debemos preocuparnos por lo que sucedido ya que al pasar el tiempo esa
preocupación parecerá insignificante. Cuando alguna mala experiencia nos aceche nuestras
vidas repetir estas palabras: “ Esto pasará también” al igual que nos sucedan cosas buenas para
no aferrarnos a ellas y que nos convirtamos en seres superiores a los demás.

Octavo pergamino:

“Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento”

Cada uno de nosotros tenemos el don de escoger lo que seremos en la vida. Como el ejemplo
que nos presenta el libro que dice: “El trigo puede ser puesto en una bolsa para darle de comer
a los puercos; o más bien puede sembrarse en la tierra para que sus espigas de oro produzcan
mil granos de uno”.

Debemos trazarnos metas y no temer si son demasiado elevadas. Trazándonos metas es que
nuestra vida adquiere sentido. Si no logramos nuestras metas porque tropezamos en el camino
no desanimarnos porque el hombre tropieza con frecuencia antes de llegar a su hogar y es
normal. Como también si las alcanzamos no proclamar el éxito porque ante todo debemos ser
humildes. El secreto es tener aspiraciones.

Noveno pergamino:

“Procederé ahora mismo”

Debemos dejar a un lado el temor y lanzarnos en busca del éxito. Como dice Og Mandino en su
libro: “Ningún mapa, por bueno que sea, puede transportarnos ni a un centímetro de distancia
es nuestra diligencia la que nos conduce al éxito”.

No debemos eludir las tareas para hacerlas mañana porque el mañana es para los fracasados.
No hay momento oportuno para realizar las cosas, es hoy ese momento. Repetir estas
palabras: “Procederé ahora mismo” es muy importante cuando el desanimo nos aceche y al
igual que todos los días de nuestras vidas.

Décimo pergamino:

“Oraré pidiendo directivas y orientaciones”

Todos de una manera u otra sin importar a que religión pertenezcan, cuando están en peligro
aclaman a Dios. Siempre Dios nos da una respuesta a nuestro clamor ya que cuando no
obtenemos lo que queremos también es que Dios nos dice “No” y eso es una respuesta.

Nunca debemos orar pidiendo cosas materiales, sino pedir direcciones para poder alcanzarlas.
Lo primero conduce a la pasividad, lo segundo a hacernos las preguntas que nos conducen al
éxito.
Hafid ya en su vejez se sentaba en su jardín junto a Erasmo porque no podía hacer más
actividad por las enfermedades que padecía. Sólo esperaba aquella persona elegida que
heredara de él los 10 pergaminos. La espera duró 3 años luego de disuelto su emporio
comercial.

Un día procedente del desierto Oriental llega un hombre harapiento al palacio de Hafid para
hablar con él. Rápidamente le dijo su nombre Saulo y que era procedente de Jerusalén.

Saulo prosiguió a contarle la historia de Esteban, un seguidor de Jesús. Saulo fue enviado a
Damasco a buscar todas aquellas personas que proclamasen a Jesús y encandenarlos. En el
camino a Damasco; Saulo escuchó la voz de Jesús que le impartía ordenes. Saulo cambió su
manera de pensar luego de escuchar aquella voz y prosiguió a predicar la palabra de Dios en
una sinagoga. Las personas de allí no creyeron el cambio de Saulo por lo cual se escapó de
aquel lugar por miedo a que le hicieran daño.

Saulo escuchó nuevamente la voz de Jesús que le decía que regresara a Damasco y buscara a
Hafid para que le diera a conocer el contenido de los pergaminos y así el pudiera proclamar su
palabra con éxito.

Hafid se dio cuenta que Saulo era el elegido para quedarse con los pergaminos por haber sido
enviado por Jesús. Para que diera a conocer el contenido de los pergaminos y por consiguiente
los proclamase para hacer una sociedad mucho mejor.

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