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Resumen de “Lo que me hubiera

gustado saber antes de casarme” por


Dr. Gary D. Chapman
Cómo crear un matrimonio feliz

Escrito por Bookey


Sobre el Libro
Muchas parejas dedican una gran cantidad de
tiempo y energía a planificar sus bodas pero hacen
la vista gorda ante la importancia de prepararse
para el matrimonio. Y algunas de estas personas
casadas pagan un alto precio por no hacerlo. Debes
saber que la felicidad no te llegará solo por casarte.
Antes de planificar tu boda, primero prepárate para
el matrimonio. ¡Este libro te alejará de las trampas
comunes y te ayudará a crear un matrimonio feliz!
Sobre el Autor
El Dr. Gary D. Chapman es un conocido consultor
de relaciones. Su libro Los cinco lenguajes del
amor vendió más de cuatro millones de copias en
todo el mundo y se mantuvo en la cima de la lista
de los más vendidos del New York Times durante
mucho tiempo. Además, organiza seminarios
matrimoniales en Estados Unidos y ofrece
asesoramiento a parejas, lo que ha cambiado la vida
de muchas personas.
Capítulo 1: Introducción
Hola, bienvenidos a Bookey. Hoy desvelamos las
claves del libro Lo que me hubiera gustado saber
antes de casarme. Cuando una pareja da el “sí,
quiero”, están seguros de que han conocido a la
persona adecuada y de que pasarán el resto de sus
vidas juntos. Con los aplausos y las bendiciones de
los invitados aún resonando en sus oídos, la boda
llega a su fin y el príncipe y la princesa viven
felices para siempre. Aunque, claro, solo los
cuentos de hadas terminan de esta manera. Y,
desafortunadamente, la vida no es un cuento de
hadas. Las encuestas muestran que la tasa de
divorcios en las culturas occidentales ronda el 50 %
y que la mayoría de estos ocurren dentro de los
primeros siete años de matrimonio. Si tuviera que
entrevistar a alguna de estas parejas y preguntarle
sus razones para divorciarse, es posible que
obtenga la respuesta estándar: “ya no nos amamos”.
Después de años brindando asesoramiento
matrimonial, el Dr. Gary D. Chapman, un conocido
consultor de relaciones y el autor de este libro, ha
descubierto que esta situación no es inusual. De
hecho, la gran mayoría de los divorcios se deben a
la falta de preparación para el matrimonio que han
tenido las parejas y la imposibilidad de aprender a
trabajar juntos como compañeros de equipo.
Entonces, ¿qué necesitas hacer exactamente antes
de casarte? ¿Cómo puedes evitar daños
innecesarios en tu matrimonio? Encontraremos
todas estas respuestas en Lo que me hubiera
gustado saber antes de casarme. El libro trata sobre
los muchos peligros potenciales del matrimonio y
analiza los preparativos psicológicos que deben
tenerse en cuenta al momento de crear un futuro
juntos. A su vez, tiene la intención de explicarle a
las parejas que la felicidad no aparecerá por arte de
magia solo porque se casen. Antes de prepararse
para el día de su boda, deben prepararse para el
matrimonio. A continuación, dividiremos el libro
en tres partes para así poder aprender cómo
prepararnos mentalmente para el matrimonio.
Primera parte: ¿cómo se crea un matrimonio feliz?
Segunda parte: tres cuestiones clave que influyen
en la relación conyugal. Tercera parte: otros
factores que influyen en el matrimonio.
Capítulo 2: ¿Cómo se crea un
matrimonio feliz?
Después de asesorar a más de cien parejas casadas,
el Dr. Chapman descubrió que la mayoría de las
personas tienen una visión limitada del amor, como
por ejemplo, cuando dicen que el amor está
“destinado a ser”: si dos personas se divorcian, es
obviamente porque no se aman lo suficiente como
para seguir casados. Una vez terminada la luna de
miel y cuando el sentimiento amoroso que una vez
les puso la piel de gallina se desvanece, sus parejas,
una vez perfectas, se vuelven odiosas y comienzan
los conflictos. Los pensamientos como “debo estar
con la persona equivocada” o “¿por qué me
enamoré de esta persona en primer lugar?”
comienzan a inundar tu mente. Sin embargo,
pasamos por alto que enamorarnos es solo el
primer paso del matrimonio. Al principio, ambos
estarán dispuestos a hacer cualquier cosa por el
otro, independientemente del costo. Sin embargo,
el romance real tiene dos etapas. En otras palabras:
el afecto mutuo solo dura unos dos años y no es
suficiente para mantener un matrimonio feliz. La
pareja deberá hacer un esfuerzo consciente para
permitir que el afecto pase a la etapa dos, en la que
lo más importante es comprender el lenguaje del
amor del otro para poder comunicarse mejor. A
menudo escuchamos conversaciones en donde, por
ejemplo, la esposa dice: “creo que ya no me amas,
ni siquiera me das un regalo el día de San Valentín”
y el marido le responde, con indiferencia:
“llevamos tanto tiempo casados, ¿por qué sigues
pidiendo esas cosas?” para luego lucirse diciendo:
“hoy cambié la bombilla, ¿no es mucho más
brillante?”, lo cual molesta aún más a la esposa.
El Dr. Chapman dice que hay cinco “lenguajes de
amor”: las palabras de afirmación (como dar un
elogio sincero), los actos de servicio (como arreglar
una bombilla rota), los obsequios (como dar un
regalo por San Valentín), el tiempo de calidad
(como pasar tiempo juntos) y el contacto físico
(como abrazarse o besarse con regularidad).
Muchas veces la razón por la que dos personas no
se entienden es porque tienen diferentes lenguajes
de amor, y están tan acostumbrados al propio que,
por esperar a recibir el mismo, no pueden sentir el
del otro. Por eso, cuando te sientas molesto y
pienses: “he hecho tanto, ¿por qué no puede sentir
mi amor?”, enfócate en aprender el lenguaje de
amor de tu cónyuge y compáralo con el tuyo para
ver si sus “códigos” coinciden o no. No será fácil,
pero puedes aprender a hacerlo. Aprender y
practicar el lenguaje del amor de tu pareja ayudará
a mejorar su relación y facilitará la transición de la
primera etapa del romance a la segunda. Los
conflictos y los desacuerdos destruyen los
matrimonios. El mismo Dr. Chapman tuvo
dificultades con su esposa, Karolyn, y discutieron
porque él no sabía cómo lidiar con los conflictos.
Por ejemplo, a Karolyn le encantaba ver la
televisión y creía que era una buena forma de
relajarse y aprender mucho, mientras que el Dr.
Chapman creía que era una pérdida de tiempo. Y
los desacuerdos que comenzaron con la televisión
se expandieron a otros aspectos de sus vidas, lo que
agravó los conflictos de pareja. A partir de su
propia dolorosa experiencia y la de muchos otros,
el Dr. Chapman descubrió algunas formas pacíficas
de resolver los desacuerdos. Primero debemos
comenzar aceptando que los conflictos siempre
estarán presentes y que la clave para un matrimonio
feliz es saber reconocerlos y enfrentarlos. Tener
conflictos no significa que hayas elegido a la
persona equivocada. Todo el mundo tiende a pensar
que su perspectiva es la mejor y que la otra persona
nunca comprenderá nuestros pensamientos, cuando,
en realidad, debido a sus diferentes experiencias y
su personalidad, es natural que su lógica también
sea diferente. Una vez que hayas aceptado la
existencia de los conflictos, debes trazar un plan
saludable para procesarlos. Aprende a escuchar en
lugar de siempre expresar tus ideas: debes
comprender las sugerencias de la otra persona y por
qué las hace. En segundo lugar, manifiesta tu
comprensión de esas sugerencias y asegúrate de
que no haya confusión. La esencia de escuchar es
respetar a los demás y permitirles expresarse, lo
que ayuda a aliviar la tensión y crear un ambiente
agradable. Incluso si al final los conflictos no se
resuelven por completo, al menos no provocarán
más hostilidades. Y, en tercer lugar, intenta
comprometerte y encontrar un término medio. El
matrimonio nunca se trata de “salirse con la suya”,
sino más bien de descubrir “una forma conjunta”.
Para ser más precisos, hay tres formas de llegar a
un acuerdo. La primera es encontrar un medio.
Esto requiere que ambos estén dispuestos a ceder
por deseo del otro, para así asegurarse de que al
menos una parte de cada uno de sus deseos se
pueda ver realizada. Por ejemplo, podrías dejar de
quedarte con tus padres durante toda la festividad
de Navidad y pasar una parte con la familia de tu
pareja. La segunda forma es ceder ante el otro.
Esto requiere comprender las dificultades del otro,
sacrificar completamente tus pensamientos y actuar
positivamente de acuerdo con sus ideas. Tal
realización a veces requiere un gran sacrificio, pero
a veces hay que sacrificarse por el amor. Y,
finalmente, la tercera forma es dejarlo para más
tarde. Esto significa que, en vista de la
imposibilidad de llegar a un acuerdo en ese
momento, ambos se permiten mantener sus propias
opiniones y encontrar soluciones satisfactorias más
adelante, después de que las cosas cambien.
Aunque los desacuerdos aún existirán, no influirán
en la felicidad del matrimonio. En realidad, este es
un método realista y, a veces, puede ser la única
forma de resolver los desacuerdos. Existe un
último método para crear un matrimonio feliz, y
quizás uno de los más importantes: aprender a
disculparse y perdonar. Si el esposo cree que “los
hombres de verdad no se disculpan” y la esposa
insiste en que “perdonar es perder”, el matrimonio
será una guerra constante. Quizás mucha gente no
crea que disculparse y perdonar sean partes
necesarias de un matrimonio saludable, pero, sin
embargo, lo son. Nadie es perfecto. Nuestras
palabras y acciones inevitablemente ofenderán a
los demás y les harán pasar por experiencias
emocionales desagradables. Llegados este
momento, disculparse y perdonar es una “pareja de
oro” que hará posible superar las barreras
emocionales y reconstruir y evolucionar la relación.
Muchas parejas se echan la culpa entre sí cuando
tienen peleas. El mismo Dr. Chapman lo hizo
cuando recién se había casado. Cuando tuvo
conflictos con su esposa, nunca pensó que era su
culpa y que debía disculparse, lo cual causó que se
pelearan constantemente. Luego, en una clase de
formación teológica, una frase del Apóstol Juan en
el Nuevo Testamento le hizo cambiar su
perspectiva: “si afirmamos que no tenemos pecado,
nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no
está en nosotros”. Chapman se sorprendió y
comenzó a reflexionar sobre sí mismo. ¿Nunca se
había equivocado en el pasado? ¿Cuánto tiempo
más se engañaría a sí mismo? Poco después de eso,
se disculpó con su esposa y logró salvar su relación.
Por supuesto, también debemos aprender cómo
disculparnos. Tal vez lo que consideras una
disculpa no lo sea desde la perspectiva de la otra
persona. Anteriormente mencionamos los cinco
lenguajes del amor; ahora vamos a hablar sobre
“los cinco lenguajes de la disculpa”: expresar
arrepentimiento, aceptar la responsabilidad, hacer
una restitución, expresar genuinamente el deseo de
cambiar el comportamiento y pedir perdón. Al
expresar arrepentimiento, no solo debes decir “lo
siento”, sino también por qué lo sientes. Al explicar
por qué te equivocaste, estarás aceptando la
responsabilidad de la situación. A veces, también
puedes usar palabras que describan el dolor que
estás sintiendo por haber lastimado a la otra
persona. Hacer una restitución significa expresar la
voluntad de compensar tu error; lo mejor es hacerlo
utilizando el lenguaje de amor de la otra persona.
Expresar genuinamente el deseo de cambiar tu
comportamiento significa que tu disculpa está
relacionada con la resolución para corregir el error.
Además, si la disculpa es sincera o no estará
determinado por los sentimientos de la otra persona,
no por los tuyos, por lo tanto, es necesario aprender
sobre el “lenguaje de disculpa” del otro. El
perdón es la única respuesta útil a una disculpa.
Este requiere que nos comprometamos a dejar de
lado nuestros intereses y seamos amables con quien
nos ofendió. Sin embargo, no borrará nuestra
memoria ni hará desaparecer las malas
consecuencias. Como resultado, será difícil
recuperar la confianza, pero el perdón puede hacer
posible la reconstrucción. Esto no significa que
todo vaya a ser de color rosa de inmediato, pero
aumentará la posibilidad de crear una relación
armoniosa. Hasta aquí llegamos con la primera
parte de este Bookey, en la cual aprendimos que el
amor romántico tiene dos etapas y, a su vez,
introdujimos tres secretos para crear un matrimonio
feliz: resolver los desacuerdos sin discutir,
disculparse y perdonar. Como podemos ver, un
matrimonio feliz no ocurre por sí solo, sino que
requiere trabajo. Pero, ¿qué más necesitas hacer
para tener un matrimonio feliz?
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