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LA POLÍTICA EN
LA EDAD MEDIA
Y EL RENACIMIENTO
ANTIGÜEDAD CRISTIANA
El germen de una idea 4
Lo terrenal y lo celestial 13
EDAD MEDIA
Las invasiones bárbaras 26
Oriente y el Islam 34
Imperium Christianum 47
Epílogo al Medievo 70
RENACIMIENTO
El Renacimiento en la sociedad y la política 81
Nicolás Maquiavelo 90
La Reforma 114
Bibliografía 153
Foto de portada. Detalle de la primera traducción francesa de La Ciudad de Dios de San Agustín por Raoul de
Presles (1371-1375). Biblioteca Nacional de Francia.
ANTIGÜEDAD CRISTIANA
Romanos 13:1
La clausura de la política.
Para el nacionalismo teocosmológico judío, Israel está
gobernado de manera directa por Dios; junto a éste, el mesianismo,
la espera de acontecimientos milagrosos que cambien el estatuto de
su nación para siempre, es el otro rasgo fundamental de lo que
podríamos llamar pensamiento teopolítico judío1. En este contexto
de espera surge, de modo revolucionario y controvertido, la figura
de Jesús de Nazaret 2. El hijo de un carpintero autoproclamado hijo
de Dios que niega, además, la vigencia de la ley que el único Dios
verdadero había entregado al pueblo elegido. Esta revolución
teológica y social, sin embargo, supone la clausura de la política;
entendida la política como el intento razonado de organizar la vida
humana entre humanos, esto es, en la Ciudad, en el Imperio. La
frase lapidaria ante Pilatos, poco antes de morir crucificado, ‘Mi
reino no es de este mundo’3, implica la anulación del pensamiento
político concebido hasta la fecha. La vida en la ciudad no tiene
importancia alguna si la comparamos con la vida eterna en el Reino
Los preceptos específicos de la ley oral mosaica (la halaká o halajá) pasaban a un lugar
secundario y de menor importancia respecto a la Buena Nueva: el amor al prójimo, la salvación
del hombre o la llegada del reino de Dios. Y esta reforma espiritual que pretendía el nazareno
era vista por las élites religiosas de aquel tiempo como un grave problema político, que no
podían resolver directamente. Sólo Pontius Pilatus, praefectus de la provincia romana de Judea,
podía; y es de sobra conocido lo que aconteció.
3 Juan 18:36.
4 Mateo 22:21
5 Lucas 6:20.
de la obediencia de los esclavos: ‘Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos según la carne’ en
Colosenses 3:22.
crucial. Y con unos antecedentes que apuntaban a lo contrario. Nunca tuvo contacto directo con
Jesucristo. Originario de Tarso (en la Cilicia romana) tenía por nativa la lengua griega. Pero es
más, formó parte de los primeros movimientos persecutorios. Sin embargo, el Espíritu Santo
tenía grandes planes para este fariseo. Lo que hace decisiva su participación en la iglesia
primitiva es que abre la puerta de la Buena Nueva a todo el mundo, a todas las personas.
Acceder a la fe en el Dios verdadero tiene que ser facilitado a los gentiles sin que estos hayan de
convertirse al judaísmo, sin someterse a la circuncisión y no teniendo que observar los
mandamientos de la halaká. Y esto, sin querer abolir la forma de proceder judía de los primeros
cristianos. Saulo de Tarso quería reunir a judíos y gentiles en una misma comunidad. Y fuera
por un movimiento estratégico de planificación futura, fuera por mandato divino, el mensaje
cristiano pudo penetrar en el mundo de la cultura helenista; para dejar de ser una pequeña y
estrafalaria secta judía hasta convertirse en una religión mundial (Küng, 2001:43).
‘Discurso verdadero contra los cristianos’. Varias décadas más tarde, encontró este escrito respuesta
en el ‘Contra Celso’ de Orígenes. Puede leerse esta última en:
http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/3t.htm
12 Un movimiento espiritual sin sacrificios, sin estatuas, ni incienso humeante ni
templos, con escaso empaque filosófico, resultaba una religión curiosa y pintoresca para la
aristocracia pagana. Lo que les parecía sorprendente era la cohesión social de los cristianos,
nunca vista en la Antigüedad clásica: hermanos y hermanas en Cristo sin distinción de clase,
raza o educación podían participar de la eucaristía (Küng, 2001:58).
LO TERRENAL Y LO CELESTIAL
El Gran Constantino.
Y llegamos al año 313, al Edicto de Milán. Queda establecida la
libertad de culto religioso para todos los pobladores del Imperio, no
habrá más persecuciones contra los cristianos. Narrar cómo el
Imperio adquiere una iglesia imperial, por la mano de Constantino
el Grande, supera el objetivo del presente trabajo. Eso sí, daremos
unas breves pinceladas de tan trascendente suceso. El Edictum
Mediolanense no trae solo parabienes para la ecclesia. La libertad
religiosa sacó a la luz las tensiones religiosas que latían en el seno
del cristianismo. Y estas controversias dogmáticas sacudían los
cimientos de la Cristiandad, pero también de Roma. En efecto, las
cuestiones espirituales tenían incidencia sobre las políticas, del
mismo modo que éstas influyen sobre aquellas. Esta división
ideológica era un problema que podía hacer saltar la por los aires el
status quo establecido por Constantino, toda vez que éste derrota a
Licinio13, que estaba a cargo del Imperio en Oriente. En el año 325, el
Emperador convoca el Concilio ecuménico de Nicea con el fin de
dejar zanjadas una serie de cuestiones doctrinales, y de paso las
políticas, o viceversa. Así, Arrio14 es condenado en el concilio, -ahí
zanja Constantino una cuestión-, y además, asimila la organización
15 Las provincias eclesiales pasan a corresponderse con las provincias imperiales (Küng,
2001:63).
16 Ius sacris.
17 A través de sus obras: ‘Elogio de Constantino’ del 335 y ‘Vida de Constantino’ del 337.
Pero además de estos panegíricos hiperbólicos del Emperador, Eusebio destaca por que fue el
primer historiador de la Iglesia (‘Historia Eclesiástica’ del 324). Eusebio, si usamos una forma
actual de expresión, era el teórico de cabecera del Emperador y se encargó con denuedo de que
las cosas encajaran a la perfección
de lugares alejados de las hordas bárbaras y sus saqueos. Pensaban que si ponían tierra de por
medio no volvería a afectarles la inseguridad y la violencia. Una buena parte de esta casta noble
se instaló en las prósperas provincias norteafricanas. Frente a estos romanos, paganos y cultos,
y sus críticas escribe el obispo de Hipona. La historia nos cuenta que los bárbaros también
invadieron el Norte de África y que los vándalos y alanos de Genserico terminaron por tomar
Cartago (430) y convertirla en la capital de su Reino, que logró un cierto poderío en la parte más
occidental del Mediterráneo durante el s. V y parte del VI.
mismo del cristianismo: la naturaleza humana está marcada por el pecado original y las
debilidades. Por esta tendencia innata es necesaria la política. El objeto final de la política en San
Agustín, nos dice Aurell (2011:170), “es controlar el conflicto y el desorden que resultan de relaciones
sociales en el contexto de las circunstancias caracterizadas por la presencia del pecado en la tierra”.
EDAD MEDIA
Gelasio I
Bernardo de Claraval
“Así como la luna recibe su luz del sol, al que es inferior por sus
dimensiones, por la calidad, por la posición y por el poder, así el poder real
obtiene de la autoridad pontificia el esplendor de su dignidad”.
Inocencio III
El fin de un Imperio.
Las invasiones germánicas fueron un fenómeno de larga
duración y de mayor complejidad que se consumó a finales del s.V.
El Imperio se desintegra con cada oleada migratoria bélica y un
nuevo orden va surgiendo de la mezcla de los restos del mundo
tardorromano, de la expansión del cristianismo y de los elementos
germánicos que llegan con las invasiones. Es importante destacar
aquí, que cuando las tribus bárbaras entraron al asalto del Imperio,
hacía tiempo que estaban bajo el influjo de la romanización. Estas
realidades tan distintas, Romania y Gothia (Barcala, 2002:233), no
eran desconocidas ni extrañas, por tanto. A pesar de todo, el saqueo
de Roma del 410 provocó un impacto profundo y desconcertante a
los romanos, tanto paganos como cristianos. La desconfianza y la
oposición a los bárbaros aumentaba con las invasiones del norte, y
junto al pesimismo reinante crecía la exaltación de la romanidad.
24 Destaca el caso del dacio Teodorico el Grande, señor de Italia, nombrado patricio y
magister militum por Zenón, emperador de Oriente, a finales del s.V. Y el caso de Clodoveo, rey
de los francos (enemistado con el anterior), que a comienzos del s. VI fue nombrado cónsul por
Anastasio I, emperador de Bizancio sucesor del mencionado anteriormente.
25 Destaca un colaborador directo de San Agustín, el teólogo e historiador hispano Paulo
Orosio y su Historiae Adversus Paganos (417). Más adelante, en el s. VI, Ennodio obispo de Pavía
compone un panegírico a favor de Teodorico (Panegyricus regis Theodorici); y otros importantes
26 Hans Küng (2002:94) afirma de Roma que en sus mejores momentos albergaba a más
de un millón de habitantes se vio reducida a poco más de 20.000 habitantes en el siglo VI.
27 El latín vulgar, el que hablaba el vulgo o el común de la gente, es el que evoluciona
lentamente hasta convertirse en las lenguas románicas, como el francés, el italiano o el español.
El latín clásico, por el contrario, elitista, se mantendrá estandarizado y conservado por la Iglesia
en la liturgia y en la inmensa producción literaria en monasterios y abadías.
28 Hacer mención a una cuestión difícil, antes de seguir adelante, con la que se
encuentran los expertos, y es la de delimitar la propia existencia de un pensamiento político
medieval, toda vez que asistimos a una amalgama de saberes (filosofía, teología, moral y
derecho) sin que haya una distinción nítida de los mismos. A esto sumamos que es el clero
culto, y su interés catequético, el depositario único y exclusivo de los conocimientos disponibles
(Barcala, 2002:228).
455 no pudo impedir que los vándalos de Genserico la saquearan finalmente pero sí consiguió
que se respetara la vida de los romanos y que no fuera incendiada.
31 No todas las maniobras que el papado elaboró para extender su poder eclesiástico y
civil fueron dignas y honrosas. Nos referimos al infausto ‘Donación de Constantino’, en el siglo
VIII, un decreto imperial atribuido a Constantino I según el cual, al tiempo que se reconocía
como soberano al Papa Silvestre I, se le donaba la ciudad de Roma, las provincias de Italia y
todo el resto del Imperio romano de Occidente, creándose así el llamado Patrimonio de San
Pedro (Küng, 2002:92). La falsedad del documento quedó acreditada en el s. XV.
32 “Sabes, hijo clementísimo, que, aunque presidas al género humano por tu rango, debes
inclinar la cabeza devotamente antes quienes administran las cosas divinas… y conoces bien que no debes
presidir el orden de la religión, sino someterte a él” (Barcala, 2002:240).
33 En una de las Epístolas que Gregorio el Grande dirige a Childerico, rey de los Francos
Salios, le dice: “Ser rey nada tiene en sí maravilloso, ya que también otros lo son: lo importante es ser un
rey católico” (Touchard, 2004:111).
ORIENTE Y EL ISLAM
Bizancio
El Imperio de Oriente se extendía por Asia, pero también por
Europa. En tiempos de Justiniano I, Bizancio es un Imperio boyante
en lo socioeconómico, brillante en lo cultural y poderoso en lo
militar. Y las relaciones con el patriarcado cristiano le conceden una
estabilidad interior nada desdeñable.
34 El Islam es una compleja realidad cuyo núcleo principal es una religión que acepta a
Dios como la única y verdadera realidad de la que todo depende y tiene en la más alta estima al
Profeta Muhammad, su Enviado. Pero este núcleo religioso no agota al Islam, que también es
una cosmovisión, esto es, una concepción del mundo en la que están implicadas tanto una
organización social y política como una civilización material y una cultura espiritual (Guerrero,
2004:209). Islam también menciona el ámbito espacial y geográfico en que vive la comunidad
islámica, Dar al-Islam o la 'casa del Islam', frente al resto del universo no musulmán, Dar al-
Harb o 'casa de la guerra'. El concepto de Dar al-Harb de ‘Casa de la Guerra’ frente a Dar al-
Islam, ‘Casa del islam’, ha generado una gran controversia a lo largo de la historia. Los propios
musulmanes han realizado distintas interpretaciones de la misma, algunas moderadas y otras
muy radicales. Para algunos autores, estos términos son exclusivamente descriptivos, esto es,
durante la época de la expansión del Islam, el Mundo que veían aquellos musulmanes era
doble, su mundo, la casa de los fieles y sumisos a Alá, donde reinaba la paz y la concordia; y el
otro mundo donde reinaba el desconcierto y la disputa entre credos, facciones y confesiones
religiosas, de ahí el término de guerra; no que hay que entrar en guerra contra ellas, sino que en
el seno de ese mundo lo que reina es el conflicto, las disputas y la guerra. Otra interpretación
distinta, es la que sí determina que el Islam debe imponer su credo a todos los que no creen en
Alá y su Profeta, Mahoma.
35 “El Corán es, a su vez, fuente de oración, guía para el comportamiento y objeto ritual. Es leído
y recitado por los musulmanes en el culto comunitario, pero también en el ámbito privado, en las fiestas
religiosas y en las celebraciones familiares. Está en la base de las creencias del Islam de sus leyes y de sus
rituales. Constituye una guía para la vida, la conducta y la reflexión de los musulmanes” (Tamayo,
2009:112).
La autoría del Corán pertenece a Dios, Al-qur’an significa la recitación o la lectura en
voz alta; Mahoma transmite lo que Dios le dicta desde el año 610, en el que recibe la primera de
las revelaciones, hasta su muerte en el 632. El Profeta compartió estas palabras con Khadija, su
esposa, y con las personas de su entorno familiar; luego, el círculo de los oyentes fue
aumentando. El Corán tiene 114 suras (también llamadas azoras) y 6.536 aleyas (también
llamados versículos). Se estructura, con excepciones, desde la sura más larga (la 2 con 286
aleyas) hasta la más corta (la 108 y la 110 sólo tiene 3 aleyas). Cada una de las suras posee un
título, comienzan con la basmala (excepto la novena), una fórmula ritual que dice: ‘En el nombre
de Dios, el Misericordioso, el Clemente’; y el lugar en el que fue revelada, bien Meca o bien Medina.
La primera de las suras, Fatiha, es la oración jaculatoria más importante del Islam:
‘¡En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso! Alabado sea Dios, Señor del Universo,
el Compasivo, el Misericordioso, Dueño del día del Juicio. A Ti sólo servimos y a Ti sólo imploramos
ayuda. Dirígenos por la vía recta de los que tú has agraciado, no de los que ha incurrido en la ira, no de
los extraviados’.
36 Además del Corán, y como segunda fuente del Islam, está la Sunna, que viene a
significar tradición y costumbre. Su referencia son tanto el modo de vida y actuación que tuvo
Mahoma como los dichos por él proclamados y que fueron recogidos, en una serie de relatos
(hadith en singular), por parte de sus seguidores. Estos hadices constituyen la base de la Shari’a,
la ley islámica y juegan un papel fundamental en la ortodoxia actual. Su autoridad es de rango
inferior al Corán, aunque en no pocas veces ha suplantado a éste (Tamayo, 2009:125). Los
especialistas hacen una doble clasificación: una que atiende a sus contenidos (biográficos,
jurídicos y dogmáticos o doctrinales) y otra que atiende a la fiabilidad de la isnad o cadena de
transmisión (sihad o genuinos, hassan o fiables y da’if o sospechosos).
37 Actualmente, el chiísmo está implantado en Irán (Régimen de los Ayatolás) y
minorías en Siria, Libano (Hezbolá), Irak, Azerbaiyán, Afganistán y Pakistán. El Islam Suní
supone el restante 85%. En la actualidad, los Jariyíes conforma la confesión islámica de los
Ibadíes que está implantada en el Sultanato de Omán y en Zanzíbar (una isla frente a las costas
de Tanzania).
38 Las dos primeras ciencias que se desarrollan en el mundo islámico fueron la Exégesis
Coránica y el Derecho. El musulmán tuvo que 'leer' su texto revelado, y cuando se dice esto, es
que tuvo que ir más allá del simple ejercicio mecánico de la lectura. Tuvo que darle sentido al
texto, interpretarlo y descubrir lo que aguarda allí dentro. Surgen las dos primeras Ciencias
Tradicionales, la Ciencia de la Interpretación y la Ciencia de la Revelación, que darán lugar a la
Sharía. Junto a estas encontramos desde muy pronto el desarrollo del Derecho, Fiqh, o el
compendio de normas encaminadas a regular la vida de los creyentes en su relación con Dios y
entre sí. Los artífices de este desarrollo fueron las Escuelas de Derecho. Y junto a estas surgieron
como auxiliares otras ciencias imprescindibles para su desarrollo. Destacan especialmente la
Gramática y la Historia.
Tiempo después se desarrolla la teología especulativa (kalam) y la teología anti-
racionalista (As'aríes) fruto del contacto del Islam con 'lo griego'. La disputas entre ambos
movimientos se saldó con el triunfo de los segundos convirtiéndose en la teología oficial de la
sunna. En la órbita de los chiítas, todo el pensamiento se centró en la Profecía. La Profetología o
Filosofía Profética, que trata de alcanzar el verdadero significado de la Revelación, tiene su
núcleo en el Imám. Para los partidarios de Alí, el Imam además de recoger todas las funciones
sociales y políticas otorgadas por los sunníes al Califa, tiene una serie de cualidades superiores,
sobrenaturales incluso, otorgadas por el conocimiento de lo oculto.
referencia al que habla, al orador, kalâm designa a la teología y motakallimûm a los teólogos. La
génesis de este giro la encontramos en el Corán, exactamente en Kalâm Allâh o ‘Palabra de
Dios’. El kalâm es la escolástica del Islam, y se caracteriza por ser una dialéctica racional pura
que opera con conceptos teológicos. Los motakallimûm, y entre ellos los motazilitas –los más
antiguos-, son teólogos especulativos que operan con elementos religiosos. Tratan de sostener
mediante la dialéctica teológica el credo tradicional (Corbin, 1994:105-122).
mediados del siglo XIII el califato abasí cae ante las hordas de los
mongoles.
43 Ibn Hazm en el s. XI y Avempace (Ibn Bayya), Abubacer (Ibn Tufayl) y Averrores (Ibn
Rusd), en el s. XII.
44 Al-Muqaddima, más conocida en occidente como los Prolegómenos, es una obra
escrita en 1377 como prefacio a su obra magna, el ‘Libro de la evidencia, registro de los inicios y
eventos de los días de los árabes, persas y bereberes y sus poderosos contemporáneos’.
45 El Profeta Mahoma prestó mucha atención al comportamiento y la conducta de su
comunidad. La profecía había sido entregada al pueblo de Arabia, elegido por Alá; la Verdad se
revela. Y todo ha de cambiar. Un nuevo credo, una nueva comunidad, la Umma, una nueva
conducta. La vida de los creyentes tenía que estar regida por lo establecido desde lo Alto. Y
tenía que notarse, no podía ser algo nominal, de cara a la galería, por decirlo coloquialmente.
Había que predicar con el ejemplo, la palabra no podía quedarse en lo escrito, tenía que rebasar
lo abstracto hasta encarnarse en la vida corriente del pueblo. Así vivían los judíos que conoció el
Profeta. Estos vivían en su día a día lo que decía la Torah, la cual observaban escrupulosamente,
sin fisuras, sin disidencias. Por el contrario, los cristianos se separaban en múltiples facciones;
en cada una de ellas se planteaba una cosa y, además, no llevaban hasta sus últimas
consecuencias aquello que predicaban. La coherencia y ortodoxia consecuente de los hebreos
era muy considerada en aquel tiempo. Y Mahoma quería esa fuerza para su comunidad. Y puso
todo su empeño en ello, de ahí la extrema minuciosidad con la que ordenó el comportamiento
ético y la conducta moral de los creyentes. De ahí salen los perfiles jurídicos del Corán y la
rigidez extrema de la Sharía. Explica porqué el Fiqh, el Derecho y las escuelas jurídicas, son tan
importantes y tienen tanta implantación y control sobre las ciudadanías musulmanas. Llegando
al actual caso extremo del wahabismo en Arabia Saudí por ejemplo. Mahoma no quería que el
pueblo de Alá se desviara lo más mínimo, había que guiarlo en todos los momentos de su vida;
desde el nacimiento hasta la muerte, en el día a día y en las ocasiones especiales, en la comida,
dogmática), la del corazón (parte moral) y los actos externos dirigidos a Dios, a cada uno y a los demás
(culto). Regula todas las relaciones humanas: económicas, políticas, familiares, conyugales. Incluye
asuntos legales y jurisdiccionales, ritos devocionales, teologías, comportamientos morales, normas de
higiene personal y buen comportamiento” (Tamayo, 2009:132).
Mahoma no fue ni teólogo ni, mucho menos, jurista. Del mismo modo, el Corán ni es un
código civil ni es un código penal. El Profeta es un enviado de Dios y el Libro Sagrado una
convocatoria religiosa y una propuesta ética. ¿Por qué entonces la centralidad absoluta de la ley
en el Islam? De las más de seis mil aleyas que podemos leer en el Corán, unas seiscientas tiene
que ver con los deberes religiosos del buen creyente y sólo unas ochenta con cuestiones legales:
regulación del comercio, del matrimonio, el divorcio y las herencias y las penas a cinco delitos
(robo, fornicación, calumnia, bandidaje y homicidio) (Tamayo, 2009:129).
Shari’a deriva del vocablo sharaa que significa aproximadamente ‘recorrer el sendero
que te lleva hasta la fuente’ (Tamayo, 2009:131). Para el Corán significa el camino que lleva a
Dios, un camino que han de recorrer todos los creyentes. Pero con el paso del tiempo terminó
por convertirse (o deformarse) en la serie de interpretaciones jurídicas que intentaban
responder a las situaciones históricas cambiantes. Y es que el Islam tuvo un éxito fulgurante,
tanto que en muy poco tiempo se pasó de la duna y la arena a los vergeles de Al-Andalus, de
los oasis y las caravanas a los suntuosos palacios califales y de las tribus a las grandes dinastías.
Con todo ello, tuvieron los fieles que enfrentarse a problemas con los que el Profeta no pudo
contar o plantear.
La Shari’a fue elaborada por los sabios musulmanes que durante los siglos VII al IX
tuvieron que enfrentarse a estos cambios y nuevas situaciones no contempladas por el Corán.
Pasó de ser algo trascendente y que marcaba el espíritu del creyente a la letra histórica que
había que seguir a pies juntillas.
47 Junto a la Shari’a encontramos al Fiqh o Ciencia del Derecho Islámico, que lo que trata
es de elaborar, justificar y aplicar la ley. Sin entrar en las arduas profundidades aclaratorias de
sus respectivas dogmáticas y los lugares de implantación, es preferible clasificarlas siguiendo el
orden de su aparición (Tamayo, 2009:135-136,261-262). Entre los siglos VIII y IX surgen los
cuatro grandes movimientos jurídicos islámicos.
- La primera de ellas es la Escuela Hanafita fundada por Abu Hanifa en Bagdad (†767),
a sus seguidores se les conoce como hanafíes. Sus fundamentos son: ray u opinión del
jurisconsulto, ijtihsan o elección preferente; y finalmente ijtihad, que los principios de justicia
pueden evolucionar y adaptarse a las diversas circunstancias históricas y geográficas.
- La segunda es la Escuela Malikita fundada por Malik Ibn Anas que era original de
Medina (†795), a sus seguidores se les llama malikíes. A este jurista se debe el primer manual de
derecho islámico, el Muwatta’. Su fundamento es el istislah o interés público y de la
comunidad. Los malikíes anteponen el istislah sobre el ijtihsan.
- La tercera en la Escuela Shafiíta creada por Al-Shafi’i, que había sido discípulo de las
dos escuelas anteriores (†820), a sus seguidores se les conoce como safiítas. Sus fundamentos
son: Iyma o consenso, qiyas o analogía e ijtishab al hal o presunción de derecho. Éste está por
encima del ijtihsan hanafita y del istislah malikita.
- La cuarta y última es la Escuela Hanbalita fundada por Ahmad Ibn Muhammad Ibn
Hanbal (†855), a su seguidores se les conoce como hanbalíes. Desconfían de todos los
fundamentos anteriores, aunque usan con estrictas limitaciones alguno de ellos (qiyas y ray).
Sólo el Corán y la Sunna son fuentes doctrinales objetivas.
Como vemos el Fiqh utilizaba en su labor interpretativa un variado ramo de
fundamentos jurídicos. Para el devenir histórico tiene una importancia muy importante la
postergación del ijtihad, la interpretación del doble contexto. Su eliminación tendrá una
importante influencia en el Islam posterior. Esta modalidad de mediación hermenéutica es la
única que tiene en cuenta el contexto geográfico, social e histórico en el que se escribió el texto.
La escuela Hanafita recurre a ella asiduamente y la Malikita también aunque de forma más
restringida. Las otras dos escuelas, más literales y severas, despreciaban el ijtihad por entender
que introducían parámetros individualistas y divergentes, a los que consideraban perniciosos.
Estas escuelas entendían que este fundamento ponía al intérprete antes que a lo interpretado, lo
cual iba en contra de la letra coránica. A partir del siglo X los dirigentes políticos y religiosos
cierran la puerta a este espíritu crítico. Es el triunfo de la autoridad y de la observancia de la ley.
IMPERIUM CHRISTIANUM
El Renacimiento Carolingio.
Con la siguiente gran dinastía franca, la carolingia, estas
cuestiones no cambian; se añaden importantes elementos, de entre
los cuales uno sobresaldrá por la trascendencia futura: la asociación
del imperio carolingio a la Iglesia papal romana. Con esta dinastía,
mediante guerras de conquista, los territorios del reino franco
aumentan considerablemente. Pero no todo será guerra y violencia
en estos tiempos; el renacimiento carolingio 50, promovida por el
de ahí emanase la instrucción al resto de sus súbditos. Barcala (2002:255) destaca a Pedro de
Pisa, Pablo Diácono, Paulino de Aquilea, Agobardo de Lyon y Ataulfo de Orleans. Y por encima
de todos ellos, brillando con luz propia, el británico Alcuino de York. El avance se produce en el
plano intelectual y cultural, pero también en el artístico y el eclesial. El impacto sociocultural de
este renacimiento supera con mucho la economía de esta obra por lo que habrá que se centrarse
en los elementos directamente relacionados con la política. No obstante, para profundizar en la
historia medieval, estimo oportuno invitar a la lectura de la obra del historiador francés Jaques
Le Goff. Especialmente Le Goff, J. La civilización del occidente medieval, Paidós, Barcelona, 1994
(1964) y Le Goff, J. Los intelectuales en la Edad Media, Gedisa, Barcelona, 1996 (1985). Ver
Bibliografía Recomendada.
Alcuino de York.
Para Rodríguez de la Peña (2011:179 y ss.) el mejor lugar para
encontrar un análisis político significativo de aquel tiempo (no
exento de propaganda ni de adulación), está en la producción
epistolar de Alcuino de York53, durante los años que fue rector de la
Academia palatina de Carlomagno –además de su maestro y más
ilustre consejero-, y al final de sus días como Abad en San Martín de
Tours.
La Providencia, de nuevo.
Como dijimos anteriormente, nos encontramos con un nuevo
orden de relaciones entre el soberano y el Papa, entre la Iglesia y el
Estado. Esto comenzó con Pipino el Breve, que busca, y encuentra,
en el Papado la dignidad para su nueva dinastía, reconociendo de
paso la autoridad moral de éste en los arbitrajes políticos 57. Además,
defiende militarmente los territorios pontificios y, por si fuera poco,
dona nuevos territorios en Italia al Papado 58. Charlemagne va más
57 La debilidad de los últimos reyes merovingios se nos muestra al dejar en mano de los
Mayordomos de palacio (ministros o intendentes mayores del rey) el poder efectivo en el reino.
Hasta el punto que uno de ellos, Pipino el Breve en el 751, termina por destronar a Childerico
III, el último de los reyes merovingios. Pipino contaba con el prestigio militar de su padre,
Carlos Martel que derrota a los musulmanes en Tours en el 732. Pero ninguno de los dos,
mayordomos de palacios, tenía sangre real. El Papa Esteban II fue el que se la proporcionó a él y
a su descendencia (Carlomán y Carlomagno) en el 751, por la gracia de Dios (Küng, 2002:103).
Es el comienzo de una larga y fructífera relación.
58 Pipino en agradecimiento a su consagración toma parte por Roma en su conflicto con
los longobardos en el norte de Italia. Pipino los derrota y entrega sus territorios del norte y
centro de Italia a ‘San Pedro’. La gran mentira de la ‘Donación de Constantino’ se hizo realidad
gracias al apoyo de los carolingios. Los Estados Pontificios durarán hasta el 1870 (Küng,
2002:103-104).
Los Otones.
La grandeza del Imperio carolingio estuvo siempre vinculada
al gran Carlomagno, y cuando éste muere, el Imperio no tarda
mucho en desintegrarse, dejando a la Iglesia al mando del mismo.
Feudalismo.
Podemos decir del Feudalismo -tuvo su máximo desarrollo en
los siglos XI y XII-, que es aquella forma de relaciones humanas
cuya característica esencial es la subordinación, entendiendo ésta
como el vínculo o la atadura o la fidelidad de un subordinado a una
jefatura. La sociedad feudal del Medievo nace como consecuencia de
la quiebra total de las figuras estatales en todo el occidente europeo.
El desorden y la violencia se abaten sobre Europa, y ésta llega para
quedarse, no es una cuestión transitoria o coyuntural. No quedan
poderes públicos que, en nombre de un interés general, coaccione a
los individuos en pos de una estabilidad social. La solución fue
entregarse a aquellos cuya especialidad y ocupación permanente era
la violencia y el desorden, esto es, la guerra: los señores guerreros.
Se trata de servidumbre a cambio de estabilidad. Los propietarios se
confiaban (o se vendían) a los señores guerreros para que estos les
protegieran de la violencia; a cambio les entregarían todo tipo de
medios y bienes materiales para el sustento. Todo eso y más.
60 “Pues en las iglesias germánicas, que eran iglesias tribales, iglesias regionales o iglesias
‘propias’ de los señores, no era el papa, sino el rey y la nobleza los que tenían la última palabra” (Küng,
2002:102).
celibato por matrimonio o por concubinato, dejando incluso herencia testamentaria a sus
sucesores carnales.
62 Gregorio VII, acaba lo que había comenzado Nicolás II. En 1059, en el sínodo
celebrado en Letrán, reguló el acceso al trono pontificio. El Papa no será elegido por la
aristocracia romana sino por los cardenales y obispos (Touchard, 2008: 128).
defensiva. Defensiva hasta emanciparse de los poderes laicos que presionaban a la Iglesia. La
fase ofensiva comienza con Inocencia III hasta Bonifacio VIII (Touchard, 2008:151).
64 Entre los alineados a favor del Papado destaca el cardenal Humberto de Silva, autor
del escrito ‘Adversus simoniacos’ (1057) También Honorio de Autun, autor de ‘Summa gloria de
Apostolico et Augusto, sive de praecellentia sacerdotii prae regno liber’ (1257). En los comienzos de la
querella, el mejor representante de la defensa de las posturas cesaropapistas es el llamado
Anónimo de York, un clérigo británico de nombre desconocido que hacia el 1100 elabora una
serie de tratados teológicos. Otro importante defensor de las posturas antipapales es Hugo de
Fleury, autor de ‘De regia potestate et sacerdotali dignitate’.
Súmmum.
Los Papas que sucedieron a Gregorio VII, de Inocencio III a
Bonifacio VIII, guiaron a la Iglesia de Roma hasta su apogeo. No
solo fueron los acontecimientos los que favorecieron este auge.
También una plétora de teóricos e intelectuales (teólogos todos) que
pusieron lo mejor de su pensamiento para reforzar el papel del
Papado. En la primera parte del s. XII, destacan Hugo de San Víctor,
Bernardo de Claraval y Graciano (fundador del Derecho Canónigo),
entre otros66. En sus 18 años de Pontificado, Inocencio III llevó a sus
(más tarde Papa Alejandro III), Sicardo de Cremona, Hugucio (Touchard, 2008:152-153).
Federico II, en Sicilia, retoma la idea de la imperialis Ecclesia regida por el Emperador.
68
La aventura acabará mal, con el triunfo de Inocencio IV, que provocó el alzamiento contra el
emperador de muchas ciudades del norte de Italia, obteniendo la victoria las tropas papales en
1249.
69 La 1ª Cruzada fue promulgada por Urbano II en 1095, la 2ª Cruzada por Eugenio III
en 1145, la 3ª Cruzada por Gregorio VIII en 1187, la 4ª Cruzada promovida por Inocencio III que
comenzó en el 1202 (aunque esta Cruzada quedó en la conquista y saqueo de Constantinopla),
la 5ª Cruzada fue promulgada por Inocencio III en 1213. Inocencio IV ordenó a Federico II
Hohenstaufen que fuera a las cruzadas como penitencia. En un primer momento asiente, pero
demora la partida, lo que le valió la excomunión. Finalmente, Federico II parte en 1228 sin el
permiso papal, y contra todo pronóstico, consigue recuperar Jerusalén mediante un acuerdo
diplomático. Supera la economía de este trabajo el profundizar en las causas de las Cruzadas. A
las razones de índole teológica, bien puede añadirse las de índole psicológico y, sobre todo, las
económicas: abrir canales de comercio, controlarlos, botines de guerra, exenciones e
indulgencias, etc.
EPÍLOGO AL MEDIEVO
70 http://fama2.us.es/fde/ocr/2006/gobiernoMonarquico.pdf
71 Santo Tomás adoptó la estructura general de la política de Aristóteles, con algunas
excepciones debido a su cristianismo. Aristóteles suponía que el Estado satisfacía, o podía
satisfacer idealmente, todas las necesidades de los hombres. Santo Tomás no podía sostener esta
afirmación, dado que él creía que el fin del hombre es un fin sobrenatural, y que es la Iglesia, y
no el Estado, la que provee a dicho fin (Copleston, 1994a:399). En otras cuestiones el seguidismo
es evidente. El Estado es para el santo italiano una institución natural fundamentada en la
naturaleza del hombre. El hombre no es un individuo aislado que pueda alcanzar su fin
simplemente como individuo, mediante la utilización de su propia razón individual; el hombre
es, por naturaleza, un ser social, nacido para vivir en comunidad con otros hombres. Es más, el
hombre necesita la sociedad. El signo más evidente de la naturaleza social del hombre es su
facultad de expresar sus ideas a otros hombres por medio del lenguaje. La sociedad es natural al
hombre. Si la sociedad es natural al hombre, también lo es el gobierno. Dondequiera que haya
una multitud de criaturas con un bien común que alcanzar, debe haber algún poder común
dirigente. La sociedad y el gobierno humanos son naturales, y están prefigurados en la
naturaleza humana, y, por lo tanto, ahí entra el cristianismo, están justificadas en Dios su
autoridad, puesto que la naturaleza humana ha sido creada por Dios. Al crear al hombre, Dios
quiso la sociedad humana y el gobierno político, y no tenemos derecho a decir que el Estado sea
simplemente el resultado del pecado.
73 En la misma corte de Luis de Baviera, Ockham toma contacto con un italiano rebelde
y anticlerical como pocos: Marsilio de Padua. De él tomará el inglés algunos elementos, pero sin
llegar a los aspectos radicales. Marsilio, en su obra ‘Defensor Pacis’, defiende la importancia del
gobierno electivo y la soberanía popular. Los argumentos principales del de Padua fueron:
primero, el gobierno tiene una función reguladora para hacer que el pueblo viva bien; segundo,
ya que los conflictos son inevitables, se hace indispensable la presencia de una autoridad
coercitiva para que sobrevivan las asociaciones civiles; y tercero, la fuente de legitimidad de la
autoridad política es, en última instancia, la voluntad popular: la fuerza se despliega
legítimamente cuando se produce con el consentimiento de la voluntad popular. Además
pensaba que las leyes que están hechas por la mayoría son mejores y más duraderas que las
definidas por otras formas de gobierno. Efectivamente, las leyes autoimpuestas son las únicas a
las que los ciudadanos se sienten obligados a cumplir. La soberanía popular se consolida
mediante la creación de consejos de autogobierno y mediante elecciones. Todos los ciudadanos
(varones con propiedades sujetas a impuestos nacidos o residentes habituales en la ciudad)
pueden ocupar cargos y participar en la vida pública (Held, 2006:66 y ss.).
Conclusiones.
I
II
III
Los siglos XI, XII y XIII son los del triunfo de la Iglesia. Los
Pontífices tienen la plenitudo potestatis en sus manos. Los teólogos le
aseguran una base doctrinal sólida; los predicadores y mendicantes
mantienen el fervor popular. Nada hay, ni fuera ni dentro, que
74 Caprichos del destino (o de la providencia quizás) hicieron que el gran Papa
Inocencio III (defensor de una Iglesia esplendorosa y llena de riquezas, actor político activo y
gobernante con mano de hierro, propulsor de un magisterium dogmático y temible que no
toleraba disidencias) se encontrara en 1209 con el poverello Francisco de Asís, defensor de la
pobreza, la humildad y la sencillez. El Papa aprobó, verbalmente, que Francisco y sus hermanos
menores (fratres minores) predicaran bajo la obediencia de Roma (Küng, 2002:138 y ss., 141 y ss.).
A partir del s. XIV irá creciendo y creciendo una idea por toda
Europa: la soberanía otorgada por la sociedad política. Son, estos,
elementos importantes que anuncian una modernidad que está por
llegar. Efectivamente, la batalla teórica está ganada: la autoridad
espiritual implica la subordinación de los poderes temporales. Con
todo ese poder, lo que se pierde es el Imperio espiritual de Dios en
la tierra. Roma al mando de la Cristiandad se convierte en un reino
terrenal más, la respublica Christianum (Touchard, 2008:161-162). Y
RENACIMIENTO
“Que es una obligación del buen príncipe velar por el bien del pueblo,
incluso al precio de su propia muerte, si la fortuna así presentara la
situación”.
Erasmo de Rotterdam.
“Por eso, cuando contemplo y medito sobre todas esas repúblicas que
hoy florecen por ahí, no se me antojan otra cosa, séame Dios propicio, que
una especie de conspiración de los ricos que tratan de sus intereses bajo el
nombre y título de república. Y discurren e inventan todos los modos y
artes para retener sin riesgo de perderlo lo que apañaron con malas artes”.
Tomás Moro.
Martín Lutero
EL RENACIMIENTO EN LA SOCIEDAD Y LA
POLÍTICA
Introducción.
Generalmente, el análisis que se hace del Renacimiento es
puramente artístico y literario: el revival de la gloriosa época
clásica75. Y es cierto; pero no tendremos un panorama real del
Renacimiento sin no somos capaces de mirar más allá del arte y las
letras. Caracterizar el Renacimiento más allá de la faceta artística y
de Italia es tarea ardua y amplia que rebasa con mucho la economía
de este trabajo.
El Humanismo renacentista.
El Renacimiento es un fenómeno humano ‘proteico y
camaleónico’77, en el que al traer del pasado, el arte, la literatura y la
ciencia, acaba naciendo un mundo nuevo. Una nueva visión de las
relaciones humanas, en la historia, la política y la religión. Un nuevo
hombre, una nueva Humanidad. Renacimiento como recuperación
cultural de la Antigüedad grecorromana y cristiana, quizás más
como forma de esperanza que como resultado seguro. El objetivo
básico es el conocimiento del hombre y el sentido de la vida oyendo
a los grandes maestros del pasado: Aristóteles, Cicerón, Séneca,
Virgilio, Horacio, Tucídides, Tácito, Tito Livio, Plutarco, Plotino,
Diógenes Laercio, Lucrecio, Ptolomeo, Galeno, y especialmente
Platón.
La política en el Renacimiento.
El ‘zoon politikon’ clásico que había sido el centro de la vida
política durante siglos desapareció al tiempo que el Cristianismo se
expandía por Occidente hasta lograr una posición hegemónica. Y es
que no solo el ciudadano desapareció, también lo hizo la propia vida
política. El juicio activo fue sustituido por la creencia, y la vida en la
ciudad por la existencia en la comunidad de Dios. De la virtud del
buen ciudadano a la sumisión completa a la voluntad de Dios. Es el
paso del ‘homo politicus’ al ‘homo credens’. En las obras de los
principales teólogos cristianos de la Antigüedad y el Medioevo
(Agustín de Hipona – De civitate Dei contra paganos y Tomás de
Aquino – De Regimine Principium) queda clara la superioridad del
ámbito eclesiástico sobre el secular. La Cristiandad “miraba a la
autoridad de Dios para resolver sus disputas y los conflictos, cuyo principal
punto de referencia política era la doctrina religiosa” (Held, 2006:60).
Pero a finales del s. XI en Italia comienza a romperse esta dinámica
con la irrupción en algunas ciudades norteñas del republicanismo.
Las ciudades-república, de Florencia, Padua, Pisa, Milán y Siena,
suponen una clara ruptura del marco feudal de Europa. A cargo de
estas comunidades se fueron estableciendo los Podestá, que eran
cónsules en los que recaía el poder en materia ejecutiva y judicial.
Eran cargos electos, ocupados por períodos de tiempo limitados, con
responsabilidad ante los consejos y ante la ciudadanía. Esta forma
de gobierno desafiaba claramente las formas de gobierno vigentes:
los cargos no sólo eran vitalicios sino que eran perpetuados en las
Cierto es, para ser veraces con la situación, que los podestá
eran elegidos de entre las clases nobles, y que por tanto la
inestabilidad civil y la violencia eran frecuentes, provocada por los
grupos excluidos. Otra objeción que puede hacerse a este
republicanismo aristocrático renacentista e italiano es que en su
funcionamiento interno poco o nada tenía que ver con lo que en la
modernidad se llama democracia. Así que más por su contenido
democrático, por lo que despuntaron esas comunidades fue por las
innovaciones institucionales que mostraron que había una
alternativa a la monarquía medieval cristiana. El autogobierno era
posible mediante el establecimiento de una serie de estructuras que
hagan posible ese gobierno común: la ciudadanía se dividía en
distritos o contrada, del que salían los elegidos para formar parte de
un Consejo de Gobierno, del cual salía elegido el Podestá (Held,
2006:62). En definitiva, explica Held (2006:64) que “la libertad de los
ciudadanos consiste en la plena consecución de los fines que ellos mismos
han elegido, y el más alto ideal político es la libertad cívica de un pueblo
autogobernado e independiente”.
El nacimiento de la nación.
La cuestión del nacimiento de las naciones es dificultosa para
el análisis histórico y político. Y no es posible atribuir a un momento
determinado el surgimiento de la conciencia nacional, porque
encontramos comportamientos dispares que reafirman o
contradicen esta tesis. Lo que sí encontramos son huellas indelebles
en la evolución de las ideas de una creciente nacionalización de la
política. ¿Dónde están esas huellas? Los príncipes, para empezar,
cuentan ahora con el apoyo de intelectuales que dan legitimidad a
sus actos. Consiguen liberar cada vez más zonas de poder terrenal a
la sociedad eclesiástica. El poder se irá transformado poco a poco en
autoridad. También, los trastornos internos de la Iglesia, sus luchas
intestinas, que van erosionando poco a poco su poder 78. Y,
finalmente, mencionar algunos elementos eclesiásticos
reconvertidos: los impuestos79 y el cuerpo místico de la nación80. En
definitiva, la idea de nación avanza en casi toda Europa en parte
contra la Iglesia y en parte gracias a la Iglesia.
78 Explica Küng (2002:155 y ss.) que durante el siglo XIV la oposición al papa aumenta
las Cruzadas. Los príncipes reconvirtieron a su favor esta práctica y pasamos del pro necesitate
Terrae Santa al ad defensionem patriae (Touchard, 2008:179)
80 Morir por Dios es las Cruzadas era considerado martirio y abría las puertas del cielo.
Cuando estas acaban, se traspasa esta sacralidad a la patria. Las naciones necesitan héroes que
mueran por ella, que su sangre sea los nutrientes que alimenten sus fuertes raíces.
aceptación natural de la autoridad, esa obediencia debida desde siempre. La obediencia a Dios
y al clero se traspasa a la nación y a los reyes.
NICOLÁS MAQUIAVELO
Introducción.
La teorización del florentino rompe con la continuidad política
de la Antigüedad a la Edad Media, anticipando, en cierto modo, la
Edad Moderna. La plenitudo potestatis será el poder central soberano, y
no se justificará ni por el ordo naturae, ni por la Revelación o la
Providencia, ni por la teología o los textos sagrados.
naturaleza que las leyes que rigen los movimientos de las estaciones y que
no tienen nada que ver con ningún tipo de obligación moral” (Pisier,
Duhamel, Chatelet, 2006:36). Maquiavelo no se pregunta por el valor
moral de los actos políticos, no se cuestiona si están en conformidad
o no con el mandato divino o las escrituras 82. Maquiavelo que es
político, ni filósofo ni teólogo, le interesa el valor político de los
actos humanos; su trabajo es hacer postulados, hipótesis, leyes,
predicciones y estrategias a partir de un caudal de experiencias
pretéritas y presentes.
82 Las muchas críticas y acusaciones que el florentino lanzó a la Iglesia no fueron nunca
de carácter teológico, ni puso nunca en duda la verdad de la fe. Sus críticas fueron siempre
políticas, al papel nefasto que tuvo en la vida pública, en general, y al papel del Papado en la
situación particular de Italia.
83 El Príncipe (1513), Discursos sobre la primera década de Tito Livio (1512-1517), Del
arte de la guerra (1521), Historia de Florencia (1520-1525).
84 El asno de oro (1517), La Mandrágora (1518) y Clizia (1524).
85 Conflicto entre los mercaderes de la ciudad de Luca.
86 En 1520, por orden de Julio de Médicis escribe la Istorie fiorentine desde la época
antigua hasta la muerte de Lorenzo el Magnífico en 1492. En 1522, escribe un memorial para el
embajador florentino ante España.
El método de Maquiavelo.
I
II
87
Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio.
que trata de describir los recursos que los poderosos tiene que
dominar para obtener o preservar el poder 88.
o engañado; pero sobre todo deberá evitar usurpar los bienes del
pueblo. Para contrarrestar lo negativo, el príncipe debe realizar
acciones que lo distingan:
encuentra a merced de las potencias extranjeras, con luchas internas, gobernadas por príncipes
sin Virtú. Una situación donde la Fortuna actúa como una riada que todo lo destruye. Exhorta a
Lorenzo de Médicas a que tome las riendas de la situación y tome el control en Italia.
Interpretando a Maquiavelo.
Como dice David Held (2006:72) Maquiavelo es el primer
teórico del estado moderno, autor de dos libros clave en el
desarrollo de la teoría política. Esta interpretación académica básica
y general es muy reciente. Con Maquiavelo ocurre que su leyenda
ha desplazado a su obra y el maquiavelismo al propio autor.
Efectivamente, Maquiavelo ha pasado a la historia popular como el
más claro exponente del político frío y calculador, maquinador y
malvado, taimado y estratega, diabólico y malintencionado, mendaz
y perverso; así hasta agotar los adjetivos. Se cree, incluso, que fue
Maquiavelo el que acuñó la frase que mejor define a la política como
mezquindad absoluta: ‘el fin justifica los medios’. Esta frase, así
expresada no aparece por ningún lado en su obra. Hay una que sí
puede parecerse y que pudo ser interpretada de esa manera:
“Accusandolo il fatto, lo effetto lo scusi”, que aparece en los ‘Discursos’
I, 9., para los que quieran buscarlo (del Águila, 2002:129).
4. ¿Es posible una alianza con la Fortuna para que nos sonría?
Maquiavelo cree que sí, ya que ésta es amiga del audaz y del
impetuoso. Pero esa alianza del hombre viril (Cesar Borgia por
ejemplo) con la Fortuna puede terminar muy mal. Tiene que haber
otra manera de aliarse con la Fortuna. Maquiavelo piensa que es a
través de la Virtú. Ésta la única forma de vérselas con la Fortuna. La
Virtú no se opone a la Fortuna, como algunos creen. La Virtú es una
facultad que el hombre debe de instaurar y educar y que le facilita el
trato con la Fortuna. Sólo la virtud puede domeñar, canalizar, la
fuerza de la Fortuna. Y lo que Maquiavelo ofrece a los Príncipes en
su obra es educar esa Virtú. Por eso ‘El Príncipe’ es un tratado sobre
la Virtú y no sobre la Fortuna.
aparece en un texto de 1499, ‘Análisis del problema de Pisa’. Cuando apenas lleva un año en el
cargo, tiene que tomar cartas en el asunto de la conquista de Pisa. En primer momento se
contrata por una fuerte suma de dinero los servicios de un condottiero, Paolo Vitelli, para que se
haga cargo de la operación militar. El asedio es un fracaso, y esto le cuesta la vida al propio
Vitelli, que es decapitado. En un segundo momento, Florencia hace un nuevo desembolso
económico para contratar las tropas suizas de Luis XII de Francia. Un nuevo fracaso acontece ya
que las tropas mercenarias se dedican al saqueo, en vez de dedicarse a la empresa militar para
la que fue contratada (Sánchez Garrido, 2011:208).
91 En un opúsculo de 1503, ‘Algunas palabras que decir acerca de la provisión del
LA REFORMA
Lutero y su protesta.
El 31 de octubre de 1517 un monje y sacerdote católico,
también doctor en teología y predicador, llamado Martín Lutero,
clavó, en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg, un
documento en el que constaban 95 tesis contra Roma. El agustino
denuncia el tráfico de indulgencias por Roma, que le daba pingues
beneficios económicos. La reforma eclesiástica que no llegó, que
desde hacía siglos era necesaria, aquella que pidió Ockham en el
siglo XIV por ejemplo, terminó en la ruptura de la Cristiandad. En
pocos meses, gracias a la imprenta, el escrito se difunde por toda
Europa; la Reforma echa a andar. Durante varios años se produce
una escalada de tensión entre Lutero y el Papado. Finalmente, el
Papa León X excomulga a Lutero el 3 de enero de 1521 mediante la
bula Decet Romanum Pontificem. Aunque Carlos V, por el Edicto de
Worms, del 25 de mayo de 1521, declara a Martín Lutero prófugo
del Imperio y hereje, recibe desde el inicio la protección de
caballeros y nobles alemanes, aquellos que estaban en contra del
Emperador español. Es conocido el episodio casi novelesco de huida
nocturna al castillo de Wartbur. La suerte de Lutero, y la fortuna de
la Reforma, hubiera sido otra si los príncipes alemanes no hubieran
visto en esta rebeldía, una manera de asegurar su autonomía contra
la poderosa Roma papal. Las cuentas pendientes de las querellas de
las investiduras comenzaban a saldarse siglos después. La sociedad
de la Europa occidental queda conmocionada.
La teología.
1. Negación. Lutero pretende darle la vuelta a los elementos
centrales del cristianismo: la fe ha de ser particular y subjetiva, ha de
ser vivida en la vida cotidiana y privada y dentro de la comunidad
local. El encuentro con la Gracia divina no tendrá lugar en los
grandes templos, no pasará por los ritos y sacramentos ni tampoco
por el orden jerárquico e institucional. La Iglesia de Roma no es la
única depositaria de la voluntad de Dios, ni propicia el modo
exclusivo de la comunión de Dios. Lutero niega la mediación de la
Iglesia entre Dios y los hombres, niega el estatus especial de la vida
eclesial como forma privilegiada de lo sagrado, niega la jerarquía
93 “Sólo la fe en la palabra de Cristo hace justos dignos y vivifica; sin la fe todos los esfuerzos son
nada más que muestras de la arrogancia o de la desesperación. Pues el justo no vive por lo que él prepara
sino por la fe” Lutero en Acta Augustana de 1518. Extraído de Abellán (2002:179).
94 Dejar constancia aquí del ánimo teológico y especulativo de Lutero frente al espíritu
y hace todo aquello que favorece la autoridad, a fin de que ésta se mantenga
con honor y temor” (Cayuela, 2011:238)96. Los protestantes han de
convertirse en fieles súbditos; además es legítimo el uso de la fuerza
si ésta sostiene el poder y lucha contra la injusticia: es cristiano
ejercer de soldado, juez, alguacil o verdugo. El ejercicio del poder y
el mensaje evangélico son compatibles porque son esferas
independientes.
Conclusiones.
El desarrollo y difusión de la Reforma no sólo tuvo una honda
repercusión en el ámbito eclesiástico, también en la vida social,
cultural, política y económica de Europa. En el caso que nos trae
hasta este trabajo, dice Abellán (2002:176) que “suministró una nueva
teología de la autoridad política y de la relación entre el hombre cristiano y
su autoridad”. Lutero no desarrolló de modo racional y estructurado
una serie de principios políticos que expliquen la realidad humana
dentro de la comunidad política. No hay nada muy distinto de todo
lo anterior: un teólogo que hace una nueva interpretación de la
Biblia y del cristianismo dentro del mundo. Las derivadas de esta
hermenéutica sí que tuvieron consecuencias extremadamente
singulares en el desarrollo político de la Europa moderna,
especialmente en el refuerzo de la autoridad política.
LA UTOPÍA POLÍTICA
Erasmo de Rotterdam.
Tomás Moro.
97 El lord canciller (Lord Chancellor) es el nombre que designa al funcionario que ocupa el
segundo puesto entre los Ministros de la Corona Británica, designado por el soberano. El
Canciller es el encargado de custodiar el Gran Sello del Reino, un sello utilizado como símbolo
de la aprobación del Soberano a los documentos importantes del Reino. En la actualidad, el
cargo de guardián protector del sello sigue vigente en el Reino Unido. Si quisiéramos hace una
extrapolación de su cargo a los tiempos actuales, se acercaría a lo que conocemos como Ministro
de Justicia.
98 Un breve comentario a título personal. Una de las críticas más genéricas, también
vagas y superficiales, que se le hacen a las utopías es que las páginas en blanco aguantan todo,
que un escritor hábil puede dar rienda suelta y elucubrar la más excelsa de las quimeras
posibles en bellas islas paradisíacas. Pero lo que no es vago ni superficial es el comportamiento
real de Moro durante su actividad política. Me pregunto, ¿el fanatismo de Moro en la
persecución y muerte de los protestantes impugna por la vía de los hechos lo bueno que dejó
escrito en la posteridad? Necesitaría más elementos de juicio, y eso sobrepasa la economía de
esta obra.
100 Algunos autores hablan de la ironía satírica de Moro: ¿es esta sociedad, austera y
rígida hasta el paroxismo, donde todo está milimétricamente dispuesto, en el que la opinión
pública controla férreamente los acontecimientos convirtiendo la existencia en una especie de
vida monástica aburridísima, la solución de la sociedad europea? Una breve exposición de esta
cuestión puede leerse en Corcuff, P., Los grandes pensadores de la política, Alianza, 2008,
Madrid, pp. 29-32.
Tommaso Campanella.
En 1599 es descubierta una conjura contra los españoles en
Calabria. Uno de los integrantes de aquel suceso es un fraile
dominico del que la propia autoridad eclesiástica sospechaba de
brujería y diabolismo: Tommaso Campanella. Es acusado y
condenado por herejía e insurrección y encarcelado en Nápoles,
donde pasa los siguientes 27 años. En ese tiempo escribe gran parte
de su producción filosófica, y entre ellas la ‘Civita Solis poetica idea
Reipublicae philosophiae’ de 1602, aunque se publica en 1623101.
101 El apéndice final, ‘Cuestión Política’, en las que rebate las objeciones a su utopía, fue
añadido en 1637. Responde a las objeciones que durante esos años se le fueron interponiendo,
poniendo especial atención a los temas más espinosos, la comunidad de bienes y de mujeres.
herméticos.
104 La formación militar, también obligatoria para todos, es muy importante y en ella
participan hombres y mujeres por igual. Semejante preparación para la guerra no tiene
motivaciones internas sino externas. En la isla, donde está nuestra ciudad, conviven otros
cuatro reinos que constantemente están atacándola y depredándola, tratando de destruirla,
quedarse con sus bienes o trastocarla.
La Ciudad del sol tiene muy pocas leyes. En las puertas del
templo, grabadas en cobre, están escritas las pocas leyes que tiene.
Como las pinturas de la ciencia, éstas están expuestas delante de
todos, para el aprendizaje común de todos, para el acatamiento de
todos. No hay cárceles y sí pena de muerte por homicidio, por
sin que una cosa vaya antes o sea más importante que las otras.
Todo suma para hacer un mundo mejor, para encontrar e instaurar
la armonía universal, la paz y la concordia entre las gentes; por eso
no hace ascos a ninguno de los conocimientos de su tiempo.
Figura 1
A MODO DE CONCLUSIÓN
aparecen por ningún lado, o que los autores intentan ser amorales a
conciencia, apartarse de la ética lo más lejos posible. Lo que sí
encontramos y vemos, es que utopía y estrategia coinciden en algo:
en la minuciosidad. En este caso la minuciosidad de estrategias
posibles, cuantas más mejor, cuantas más contingencias estén
cubiertas mejor.
Y termino aquí…
El poder.
Podemos intuir como una curva va ascendiendo desde los
primeros designios de San Pablo. Y con cada impulso crece y crece
exponencialmente. La primera oleada llega de la mano de Orígenes,
de Constantino I y de la trabazón que entre dos ciudades realiza
Agustín de Hipona. La caída del Imperio romano y la entrada de los
germanos en el escenario de este inmenso teatro de los sueños
retrasan un movimiento que es ya imparable. La segunda oleada
comienza con Gelasio I y su teoría de los dos poderes. Y acontece el
primer gran obstáculo, el primer gran encontronazo con el que se
encuentra, la querella de las investiduras, de la que saldrá reforzada:
la triunfante Iglesia de las dos espadas cuyo cenit llega con
Inocencio III.
BIBLIOGRAFÍA
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2. Lecturas Recomendadas:
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- Campanella, T., La ciudad del sol; Bacon, F., Nueva Atlántida, Ediciones Abraxas, 1999,
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