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Social
Cristiano
Pablo Peralta
Alejandro Méndez
Francisco Esquer
PRÓLOGO p1
I LA CUESTIÓN DE LA INJUSTICIA p7
-1-
Pensamiento Social Cristiano Prólogo
grano de mostaza, casi insignificante, pero que crece mucho, y como la levadu-
ra, que fermenta la masa, y aquí se trata de ser fermento de la masa humana.
Es el reino de la caridad del amor de tipo ágape, esto es, de afecto hacia
los demás, preocupación por ellos y cuidado del prójimo. Se construye un
“nosotros” a través de la praxis comprometida hacia los demás. Es el
cumplimiento de las bienaventuranzas: los que sufren se alegrarán y los que
luchen por la justicia serán llamados hijos de Dios, etc. (Mt 5, 3-12).
El mal y la muerte son los opositores del Reino, ya que ese reino es vida eterna,
es decir, comienza desde ahora, pero se cumplirá perfectamente en la otra vida.
Con todo, el Pensamiento Social Cristiano no es, como muchas veces se ha
pensado (y se lo ha acusado) un paliativo para aceptar los males de esta vida,
por ejemplo la injusticia, pensando que todo se va a arreglar en la otra, ya que
el cristiano está llamado a influir en la sociedad desde ahora. La escatología es
el “ya, pero todavía no”. Se da ya, desde esta vida, pero todavía no tiene su
cumplimiento total, sino en la otra. Sin embargo, ya ha comenzado, y tenemos
la obligación de hacerlo efectivo desde ahora.
El mito simbólico del pecado original nos hace ver que nuestro egoísmo es el
que causa el mal (Gn 3, 1-24). Por eso debemos luchar por construir un mundo
mejor, abierto a la vida, al bien, a la justicia. Es el cumplimiento de la
escatología, que es utópica, pero llamada a concretizarse en este mundo.
El mal principal es el que hace el hombre, es decir, el mal moral, más que el mal
físico, que es el sufrimiento, y el mal metafísico, que es la imperfección.
Precisamente porque somos creaturas, somos imperfectos, y por eso padece-
mos esos males que Dios permite, pero Él no quiere el mal moral, el pecado. Y
ese mal se da como pecado institucional o estructural en el sistema que es
injusto. Por eso se le da la imagen de la Babilonia criminal, de ese reino de la
maldad (Salmo 137).
-2-
Pensamiento Social Cristiano Prólogo
Pero esto requiere una conversión, para dedicarse a salvar al afligido, al des-
poseído, y dejar de hacer daño a las personas. La riqueza no es mala, pues da la
posibilidad de compartir, y ésta es la solidaridad que se necesita. No es un
llamado iluso a la buena voluntad, sino a la obligación real y vigente que tene-
mos hacia los demás.
Y aquí se tiene como símbolo a Jerusalén. Sobre todo una nueva Jerusalén, que
es el reino de Dios, ya en esta vida, y, sobre todo, la Jerusalén celestial, que será
la culminación de este esfuerzo, de una manera que no termina, que será la
vida eterna (Ap 21, 1-4).
Pero la felicidad es ilegal cuando sólo se atesora para uno mismo. El que hace
eso en realidad la pierde, mientras que el que procura la felicidad de su prójimo
en el fondo está garantizando la propia. Hay que hacer que nuestra felicidad sea
buscar la felicidad de los demás. En eso consiste la caridad, que es el amor cris-
tiano, más elevado que el amor humano sin más.
-3-
Pensamiento Social Cristiano Prólogo
Por último, el pensamiento social cristiano es una crítica a todo sistema moral.
Lo es porque él mismo es un planteamiento moral. La modernidad se encargó
de desconectar la moral de todos los saberes. De la política, del derecho, de la
economía. En todos ellos se estableció la utilidad, el poder, el prag matismo. En
la actualidad esto se ve en la necesidad que hay de la moral en la medicina, en
los medios o redes sociales, etc. Pues bien, el cristianismo contiene una moral,
y ésta se refleja en su pensamiento social.
Sin embargo, hay que evitar la tentación de reducir el Pensamiento Social Cris-
tiano a una sola moral; hay que negar la negación, superando eso; en efecto,
puede haber varias morales, pero habrá un solo y mismo Pensamiento Social
Cristiano, que las rebasa y supera a todas. Tal vez por contener lo mejor de todas
ellas, es decir, lo que se pueda aceptar de muchas y diversas éticas. Y siempre
se tendrá la actitud moral de la utopía, es decir, de la esperanza en un mundo
nuevo y mejor, por el cual vale la pena luchar.
Esto es lo que han sabido manifestar los autores de este libro, a los cuales debe-
mos nuestro agradecimiento, pues siempre conviene repasar nuestra doctrina,
y, sobre todo, profundizar en ella, para llevarla de una mejor manera a la
práctica.
Nos han hecho repasar los principios que contiene este pensamiento social.
El cual, por ser cristiano, recoge las aspiraciones que se han depositado en los
derechos humanos, ya que antes de ellos las contenía en forma de derechos
naturales, los cuales son los más firmes que puede tener el hombre. Y son lo que
posee cualquier persona por el hecho de haber nacido tal.
Mauricio Beuchot
julio 2020
Dr. Mauricio Beuchot Puente (Torreón, Coahuila, 4 de marzo de 1950). Es filósofo y sacerdote domini-
co mexicano. Autor de más de 150 libros individuales, más de 100 libros coordinados, editados, compi-
lados y antologías, y más de 400 artículos y ponencias sobre Filosofía medieval y novohispana,
Filosofía del lenguaje, Filosofía analítica, Estructuralismo y ante todo la Hermenéutica. Es el iniciador
de un movimiento/escuela filosófica denominada “Hermenéutica Analógica”, reconocida como una
propuesta original y novedosa en el campo de la hermenéutica y de la filosofía a nivel internacional.
Es investigador emérito en el Sistema nacional de investigadores del CONACYT. Desde 1990 es miem-
bro de la Academia Mexicana de la Historia, desde 1997 es miembro de número 1 en la Academia Mexi-
cana de la Lengua y desde 1999 es miembro de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino.
También es miembro y socio honorario de la Sociedad Cultural Sor Juana Inés de la Cruz (México).
Desde el año 2000, forma parte de la Academia Mexicana de los Derechos Humanos y desde 2006
del Seminario de Cultura Mexicana. Actualmente es investigador de tiempo completo y coordinador del
Seminario de Hermenéutica en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
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Lo social: ¿doctrina?
¿enseñanza? o
¿pensamiento?
Hoy en día, uno de los retos más complejos que enfrenta la sociedad es el indi-
vidualismo que favorece un modelo económico y ha deteriorado las relaciones
entre los singulares (miembros). El sistema moral vigente es un sistema confor-
mado por sujetos egoístas a los que no les importa la construcción de un bien
común, ni promover la justicia y la paz, condiciones tan necesarias para vivir en
armonía y para que cada persona pueda alcanzar sus metas.
Ante esta realidad, se abre la discusión en torno a los posibles caminos que se
deben tomar, ¿qué modificaciones a la moral se pueden proponer? Por eso es
que desde la formación humano-cristiana se propone el estudio del Pensamiento
Social Cristiano.
1
La fuente que nutre estos “Apuntes” es la propuesta del teólogo, filósofo e historiador argentino-mexicano Enrique Dussel quien, por
más de cuarenta años, ha venido elaborando un pensamiento sistemático en constante diálogo (y crítica) con los representantes de las
principales interpretaciones teológicas tanto tradicionales como contemporáneas. La estructura expositiva de este trabajo retoma la
presentada en el libro de “Ética comunitaria” (referida en la bibliografía) en la que condensa una larga y ardua reflexión sobre la tensa
dialéctica entre lo social y su interpretación religiosa, específicamente cristiana y cuya mayor virtud es el planteamiento de una serie de
cuestiones y temas fundamentales y pertinentes correspondientes al complejo contexto contemporáneo en el que vivimos tanto a nivel
local, como nacional, continental y global.
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Pensamiento Social Cristiano ¿Doctrina? ¿Enseñanza? o ¿Pensamiento?
Hablar del Pensamiento Social Cristiano o Pensamiento Social y Moral Cristiana, como
algunos también lo llaman, puede llegar a confundirse con lo que tradicional-
mente se concibe como La Doctrina Social de la Iglesia. Podemos decir que el
Pensamiento Social Cristiano es una aportación a las ciencias humanas tales
como la antropología filosófica o la ética, inspirado en el cristianismo, es decir,
estudiando los principios que emanan de la Sagrada Escritura, la tradición, el
Magisterio o incluso, la misma fe. La ética y la antropología filosófica brindan
una estructura pedagógica que, al considerar los principios cristianos, generan
una ética y una filosofía liberadora y humanista que no requiere de ninguna
confesión religiosa o pertenecer a alguna Iglesia, basta simplemente que se
comprendan, compartan y operen dichos principios.
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I. La cuestión
de la injusticia
La injusticia
Vemos pobres y vemos ricos. Vemos cada vez más pobres y quizá vemos, en
alguna de esas revistas “porno-financieras” como Forbes, cada vez más ricos,
pero nunca en proporción, siempre han sido y parece que serán menos.
En México nacer pobre es morir pobre, salvo que se ingrese a las filas de la
delincuencia organizada, o que se sea bendecido con el “hueso” que algún com-
padre o familiar concedió al ingresar a los herméticos, exclusivos y excluyentes
estratos de los poderes políticos y/o empresariales.
Dicen que dijo Salvador Díaz Mirón2 “...Nadie tiene derecho a lo superfluo,
mientras alguien carezca de lo estricto...” Parece que alguien, o algunos, lo
entendieron al revés.
Uno de los padres de la economía moderna3, que no Marx o alguno de sus segui-
dores, llegó a afirmar, palabras más palabras menos, que rico es aquél que
dispone del trabajo de los demás. Pobre es aquél que ni su propio trabajo le
pertenece…
2
Poeta veracruzano. Nació el 14 de diciembre de 1853 y murió el 12 de junio de 1928.
3
Adam Smith. Economista y filósofo escocés, considerado uno de los mayores exponentes de la economía clásica y de la filosofía de la
economía. Nació el 16 de junio de 1723 y murió en Edimburgo el 7 de julio de 1790.
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Pensamiento Social Cristiano La Cuestión de la Injusticia
La distancia que separa a unos y a otros es cada vez más ancha, más profunda,
insalvable. Por un lado, están aquéllos que se han apropiado, legalmente o no,
de gran parte de la riqueza de una región, de un país, de un continente, del
planeta; que se han apropiado de los beneficios creados por la ciencia y por la
cultura. Por otro lado, están aquéllos, gran mayoría, que en la conciencia de su
exclusión se topan con muros que les cierran el paso a sus aspiraciones de justi-
cia, de participación.
El mal (en sus múltiples expresiones) y las condiciones que anticipan la muerte,
encuentran su origen en el egoísmo, en la soberbia, en la ambición y en la
envidia. Los saldos de esas dinámicas e inercias que nacen de ello son la domi-
nación y la violencia a todos los niveles.
Y los hermanos luchan entre sí. Cada uno busca soluciones o beneficios indivi-
duales a problemas colectivos. La corrupción se normaliza. El otro es alguien
con quien se compite pues lo importante no es sólo ganar, sino contemplar
victorioso y desde la cumbre la derrota de los demás. El placer y el propio
beneficio es el epicentro desde donde todo debe propagarse…
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Pensamiento Social Cristiano La Cuestión de la Injusticia
que le abren estas viejas formas de libre mercado para medrar en su provecho
y a expensas de los intereses de los sectores populares mayoritarios” (CELAM,
1979, No. 47).
[4] Todo acto (función, institución o sistema) que se pueda calificar como injusto,
indudablemente tendrá como origen una porción singular, personal, pero no de
manera exclusiva. El pobre o la víctima no es el único responsable de su condi-
ción, pues el pobre o la víctima pertenecen a una comunidad organizada por
estructuras, por instituciones económicas, políticas y culturales. Dichas estruc-
turas son las que favorecerán o dificultarán y hasta promoverán el surgimiento,
la preservación o consumación de la situación de pobreza y/o de víctima de la
persona.
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Pensamiento Social Cristiano La Cuestión de la Injusticia
El escándalo.
Hay una profunda contradicción. El abismo que separa a las personas, las
etiquetas, siempre perniciosas y reduccionistas, la permanente y siempre agra-
vada situación de amenaza en la que viven los más vulnerables, las posterga-
ciones y sometimientos indignos que sufren, refutan los valores de la dignidad
y de la solidaria fraternidad…
Y el escándalo no nace ante esas injusticias que todos los seres humanos somos
capaces de cometer aun sin intención pues la imperfección es característica
humana. El escándalo irrumpe cuando ni siquiera existe la posibilidad de reconocer
que la injusticia promovida, cometida, perpetuada o ignorada, es contraria a la
fe en el Dios anunciado por Jesús. Más aún, el escándalo preexiste porque la
injusticia no es sólo un episodio secundario para ser repudiado y corregido a
golpes de conciencia; sino porque impregna en sus raíces las leyes y normas de
convivencia en cualquier campo.
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Pensamiento Social Cristiano La Cuestión de la Injusticia
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II. Definición,
fuentes y alcances
En lo que sigue se tiene la pretensión de exponer, en sus rasgos más generales,
lo que se entenderá, en estos apuntes, como Pensamiento Social Cristiano
(PSC).
Una definición así, inevitablemente, necesita ser explicada en cada uno de los
elementos que la componen. Se comenzará por el término “categoría”.
Una categoría es un concepto (por ende, general y abstracto) que sirve para
establecer una clase, un tipo, condición o división de algo. Específicamente, el
PSC ofrece una serie de conceptos que sirven como principios de reflexión,
normas de juicios y criterios de acción, es decir, que ofrece unos conceptos que
permiten mirar (desde la perspectiva concreta emanada del cristianismo) una
realidad, en este caso “lo social”, permiten juzgarla, de manera razonable,
además de establecer algunas orientaciones y límites a las posibles acciones
por realizar. A lo largo de estos apuntes, la importancia y utilidad del PSC se irá
presentando con mayor claridad.
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Pensamiento Social Cristiano Definiciones, fuentes y alcances
El último punto por aclarar, con respecto a la definición, podría expresarse tam-
bién a manera de pregunta: ¿Por qué es necesario un discernimiento de las
opciones y compromisos que conviene asumir para realizar transformaciones
en los diversos campos sociales? Más específicamente, ¿Por qué los diversos
campos sociales necesitan ser transformados? La respuesta también se aclarará
según se avance en la reflexión, provisionalmente se puede enunciar así: Porque
ningún sistema, en ningún campo social (económico, político, educativo, de
salud, etc.) es perfecto, todos, por muy buenos que sean, tienen en diferentes
grados, consecuencias negativas para ciertos sectores de la población o perso-
nas, aún de manera no intencional. Con mayor claridad: si según la definición
dada, la finalidad última del PSC es la promoción y liberación humana, no hay ni
puede haber sistema humano que sea absolutamente justo. Es por ello que
hacen falta categorías que permitan pensar, juzgar y actuar para que los siste-
mas sociales sean lo más justos posibles.
[2] Para algunos, lo anteriormente dicho podría suscitar una pregunta por
demás justificada: ¿Por qué una religión como la cristiana se entromete en
cuestiones sociales? He aquí las razones:
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Pensamiento Social Cristiano Definiciones, fuentes y alcances
[3] Ante lo expuesto hasta este momento es necesario hacer algunas preci-
siones y matices que ayudarán a ubicar la importancia del tema que compete.
En primer lugar, el PSC no puede ser una propuesta unívoca, es decir, no puede
proponer una ley o regla, sistema, institución, funciones o actos únicos aplica-
bles en todos los casos. El PSC proporciona, como ya se refirió, unas categorías
(teóricas, abstractas) que cada comunidad deberá llevar y aplicar a su contexto
específico según sus necesidades y prioridades concretas. En este sentido, el
discernimiento6 de algunas comunidades puede coincidir en opciones, por
ejemplo, en el campo de la política, aunque serán distintas en sus aspectos
prácticos.
En cuarto lugar, el PSC si bien puede coincidir con los planteamientos de algún
grupo de la sociedad civil o partido político, no es ni puede reducirse a una
ideología que se agote en dichos agentes sociales. En este caso, el PSC se alza
como un punto de referencia crítico ante cualquier sistema, institución, función
de implicación o repercusión en la vida de la comunidad.
Con lo hasta aquí dicho se cuentan ya con los elementos mínimos, pero sufi-
cientes, para avanzar y adentrarnos en el contenido del PSC.
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III. El Reino de Dios
como punto de partida
El encuentro entre personas es el hecho más universal de la experiencia
humana. Es un punto de partida tan sencillo que podría parecer obvio, pero es
el punto de partida y horizonte de comprensión de nuestro estudio. La impor-
tancia de este planteamiento adquiere mayor relieve en un ambiente cristiano,
pues constituye el presupuesto y condición para la comunidad, que es la esencia de
la vida cristiana, supone estar junto a los demás y junto a Dios.
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Pensamiento Social Cristiano El reino de Dios como punto de partida
hablaba con Moisés “cara a cara” y san Pablo, en su carta a los Corintios proclama
que al final, veremos a Dios “cara a cara”. Cuando una persona se presenta ante
otra en un encuentro cara a cara, se trata de un encuentro personal que exige
una praxis ética, porque la otra persona importa e interesa. No es la misma
relación que se realiza con las cosas impersonales. Cuando se trata de personas,
ella es alguien para mí y yo soy alguien para ella. La otra persona ya no resultará
entonces ajena o extraña, se disuelve la distancia emocional y espiritual y
queda inaugurada la relación de proximidad. La otra persona queda próxima a
la propia vida. Esa cercanía constituye al otro como prójimo.
Un ejemplo claro de la importancia del rostro y del encuentro cara a cara para
entender al otro como alguien importante es el lenguaje cinematográfico.
El séptimo arte es rico en símbolos que expresan motivaciones e intenciones de
los personajes. En general, cuando los villanos utilizan ejércitos bajo sus
órdenes, sus miembros son presentados con los rostros cubiertos. De esta
manera, el director evita que el espectador empatice con ellos. Si alguno de sus
miembros se une a las fuerzas del bien, se quitará la máscara y así comenzará a
ser importante para nosotros. El caso de los héroes enmascarados es aún más
interesante. La máscara es utilizada para ocultar algo importante que general-
mente va más allá de su identidad. Puede ser la procedencia, un evento del
pasado o una debilidad. Cuando la intención es aumentar el interés de los
espectadores o mostrar la vulnerabilidad del héroe, también se le despoja de la
máscara, ya sea por la batalla o un accidente o simple conveniencia del guion.
a un amor que va más allá del amor por mí mismo y llega al amor al otro por él
mismo, hacia su persona porque toda persona es sagrada. Es el “amor de justicia”,
un amor cristiano altamente exigente, que supera la autocomplacencia y se
entrega. No ama al otro por lo que me puede dar. Realmente ama al otro como
otro, pues “no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn.
15,13).
La praxis, como acción y relación, tiende a realizarse en el gozo y alegría. Son los
frutos de la satisfacción. ¿Qué es lo que ha quedado satisfecho? La necesidad.
En la primitiva comunidad cristiana cada uno recibía según su necesidad. Desde
una teología de la necesidad se entiende la eucaristía, la comunidad, la justicia
y el Reino, porque todas estas realidades son necesarias para vivir, para revi-
talizar a cada uno de los miembros de la comunidad que se van desgastando
corporal y espiritualmente al consumir su vitalidad en los afanes de la vida
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Pensamiento Social Cristiano El reino de Dios como punto de partida
diaria. Por ello, el punto de partida y el criterio absoluto del juicio final es el
trabajo por la satisfacción de las necesidades de la comunidad: dar de comer al
hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo y visitar al enfermo.
Este tipo de necesidades niegan que la necesidad de alimento, agua, vestido y
compañía hayan quedado satisfechas. Estas necesidades también pueden
simbolizar sed y hambre histórica. La satisfacción del acto de comer, beber,
abrigarse o convivir son la negación de las negaciones primeras, provocando la
alegría de la realización del Reino y convierte la vida de la verdadera comunidad
en una fiesta donde se realiza la justicia y se celebra con gozo.
¿En qué consiste el Reino de Dios que Jesús predica? Esencialmente, en la realización
plena de la positividad absoluta e infinita: Los que ahora sufren, recibirán con-
suelo; los que ahora son oprimidos, heredarán la tierra; los que ahora tienen
hambre, serán satisfechos; los que ahora sirven, serán servidos; los que tienen
corazón recto, estarán cara a cara con Dios; los que luchan por la paz, serán
hijos de Dios. El Reino de Dios termina con las negatividades actuales e instaura
la comunidad final donde cada persona está ante otras personas y esencial-
mente ante Dios mismo en la alegría total.
Lejos de pensar que tal realización del Reino de Dios ha de quedar solamente
como un evento que se llevará a cabo en un futuro remoto, urge tomar concien-
cia de que el Reino ya ha comenzado ¿dónde? en la comunidad. La inquietud no
es nueva. Los apóstoles le preguntan a Jesús resucitado si ya habría de restaurar
el reinado de Israel, y aunque ellos pensaban en un reinado político que derro-
cara al imperio romano, Jesús promete la fuerza del Espíritu Santo descendiendo
sobre la comunidad cristiana que nacía en ese momento. Queda claro que el
Reino de Dios no comparte el estilo de los reinados del mundo, sino que se
despliega de manera misteriosa en la comunidad, donde se busca el Reino de
Dios y su justicia, donde las personas se unen en el amor mutuo y en la justa
repartición según las necesidades de cada uno. La comunidad es el “ya” del
Reino que ha iniciado en la realidad de nuestros tiempos.
7
Este término refiere a “lo último”, es decir, a las realidades últimas, sobre el mas allá, lo posterior al a muerte. La rama de la teología
que reflexiona sobre este tópico es la escatología.
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Pensamiento Social Cristiano El reino de Dios como punto de partida
PREGUNTAS EN SERIE
¿Afectan las relaciones virtuales la fuerza del encuentro cara a cara? ¿Puede el
hombre ser tratado como una cosa en la que se trabaja más que como una
persona con quien se vive la praxis cristiana? ¿La proximidad del prójimo debe
ser exclusivamente física? ¿Existen otros tipos de proximidad? ¿Qué concep-
ciones deformadas de “amor” dificultan la comprensión del amor cristiano de
agapé? ¿Es posible vivir un amor solitario sin la construcción del “nosotros”
comunitario? ¿Puede una celebración (la eucaristía, por ejemplo) convertirse
en un rito vacío de contenido? En este caso “¿Qué responsabilidad tendrían el
rito en sí mismo y la comunidad que lo celebra? ¿Qué fiestas comunitarias de
nuestro entorno responden a la gratitud por la satisfacción de las necesidades
fundamentales de la persona? ¿Crees que sea posible vivir con los valores del
Reino de Dios en nuestra comunidad?
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IV. El mal y
la muerte
El capítulo anterior ha sido dedicado a definir la praxis cristiana como la vida
comunitaria inspirada en los valores del Reino de Dios, considerando que en
ello reside la felicidad, la realización, la santidad y el encuentro cara a cara de
las personas entre sí y con Dios. En contraparte, el propósito principal del
presente capítulo consistirá en exponer en qué consiste la realidad y las raíces
profundas de lo que rompe a la comunidad, es decir, de la maldad y la muerte.
Para ello, recordemos las desafortunadas declaraciones de la diputada Luz
Elena Govea ante la petición de trabajo digno por parte de algunos represen-
tantes de las comunidades indígenas:
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Pensamiento Social Cristiano El mal y la muerte
los hay, porque los tienen, donde podemos proporcionarles apoyo", recalcó,
aunque Juan Margarito Sánchez Hernández, integrante del Consejo de
León le mencionó que estaban siendo desalojados de los paraderos del
Sistema Integral de Transporte. Las declaraciones de esta diputada
generaron reacciones en redes sociales, por el evidente tinte de discrimi-
nación, algunos incluso la apodaron ya "Lady Nopales"
El mal, la maldad nace de la ruptura del encuentro cara a cara que hacía posible
la relación de amor cristiano. Uno de los términos o actores de la relación se
absolutiza y niega al otro como persona y empieza a tratarlo como un objeto
para beneficio de sus intereses: lo cosifica. De esta manera es cómo podemos
entender, por ejemplo, la existencia de la enorme brecha entre ricos y pobres,
la existencia de países poderosos con gran calidad de vida y la de países donde
el hambre y las epidemias son una dolorosa realidad cotidiana. El mal siempre
comienza por la negación del hermano que termina siendo dominado en una
relación persona-cosa (cosificación) olvidando la relación persona-persona
(praxis cristiana). El otro, de ser persona pasa a ser cosa, un medio al servicio
del dominador, una cosa que sirve pasa ser utilizada a beneficio del poderoso.
En todo caso, la ofensa contra Dios significa siempre un acto de negación o
dominación contra el hermano: Caín que mata (niega) a Abel; Egipto que
esclaviza (domina) al pueblo de Israel o las comunidades indígenas que son
entendidas como máquinas expendedoras de nopales mientras se les niega el
acceso a fuentes formales de trabajo y prestaciones de ley, son ejemplos de
maldad donde la ofensa contra el otro implica una ofensa contra el Otro absoluto,
que es Dios.
Cuando una persona niega la relación con el otro y por ello con el Otro absoluto,
queda solo. Los demás ya no son considerados personas, sino cosas, instrumen-
tos a mi servicio empleados para mis intereses. Poc o a nada importan las aspira-
ciones o necesidades de los demás. Todo eso es ignorado o negado. El mal del
pecador consiste en negar al hermano y a Dios, cayendo en un culto de idolatría
a su ego, donde él mismo es el fetiche con pretensiones de divinidad. ¡Claro! Al
no figurar Dios en el horizonte de la vida, nadie queda por encima del pecador.
Al negar la personalidad del otro, queda como dueño de “lo otro”, ya que lo
considera mero instrumento y se afirma a sí mismo como Dios.
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Pensamiento Social Cristiano El mal y la muerte
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Pensamiento Social Cristiano El mal y la muerte
Con el pecado llega la muerte. Ya san Pablo nos habla de la muerte como conse-
cuencia del pecado en el mundo. ¿A qué tipo de muerte se refiere? Podemos
distinguir tres tipos:
• La muerte física como final de la vida biológica.
• La muerte eterna como condenación.
• La muerte que sufre el pobre al ser despojado de su vida por parte del
rico. En este tercer concepto de muerte nos detendremos para su estu -
dio.
En el lenguaje bíblico, “el pan” simboliza el fruto del trabajo y esfuerzo de la vida
del hombre, mientras que “la sangre” es donde reside dicha vida. El libro del
Eclesiástico nos enseña que “mata a su prójimo quien le quita su sustento;
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Pensamiento Social Cristiano El mal y la muerte
quien no paga un salario justo derrama sangre” (Eclo. 34, 22). De manera que el
rico, al ser el dominador del pobre, le arrebata el fruto de su trabajo y le paga
con el mínimo salario posible, muy lejos del horizonte de la justicia (aunque tal
vez dentro del marco de la legalidad). La vida del rico se explica desde el despojo
del pobre, a quien le es enajenado el fruto de su trabajo. El pobre difícilmente
comprará el automóvil que fabrica o disfrutará de las albercas que limpia,
porque son ajenas. Le ha sido arrebatado “el pan”, el fruto del esfuerzo y trabajo
de su vida y se ha derramado su sangre, muy frecuentemente de manera simbólica
y en ocasiones incluso de manera literal. Tal como la sangre de las víctimas
“animaban” a los antiguos dioses fetiches, la sangre de nuestros pobres es
derramada para animar los egos fetichizados de los poderosos de nuestros días.
En el altar de las teorías abstractas del libre mercado se sacrifica la vida de
personas reales.
En sus diálogos con los fariseos, Jesús habla del Maligno y sus seguidores
cuando contestaba: “Ustedes tienen por padre al diablo y quieren realizar sus
deseos. Él fue asesino desde el comienzo” (Jn. 8, 44). Para efectos de claridad
en la exposición, diferenciemos tres dimensiones del pecado:
• El pecado es individual, en cuanto realizado por una persona concreta.
• El pecado es social, histórico e institucional en cuanto se encuadra
dentro de las estructuras temporales y realidades colectivas.
• El pecado, además, es “el príncipe de este mundo” en cuanto se organiza,
tiene conciencia de sí y funciona como un sujeto: Satán, el Maligno.
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Pensamiento Social Cristiano El mal y la muerte
el mundo corrompido hasta sus cimientos por el pecado. Satán ejerce su reinado en
este mundo a través de sus ángeles: los hombres que dominan a sus hermanos,
los que utilizan las estructuras históricas de pecado como modelo de relación
social, los que corrompen las instituciones del entramado social para someter y
dominar a los demás.
Como conclusión, podemos afirmar que nuestro capítulo de “El mal y la muerte”
es la contraparte del capítulo anterior “El Reino de Dios como punto de partida”
y muestra al pecado como el principio negativo que obstaculiza la construcción
de la comunidad bajo una supuesta afirmación de la individualidad que al final
se exacerba y termina por absolutizarse. En la auténtica comunidad, la
individualidad es mucho más que un fetiche. La comunidad facilita la
realización en plenitud de la persona sin necesidad de negar al otro. “El rico”
visto como categoría relacional donde ejerce el dominio, no podrá salvarse sin
renunciar a la fetichización de su ego y a la negación del otro término de la
relación.
PREGUNTAS EN SERIE
¿Cómo nace el mal en el mundo? ¿El relato bíblico atribuye a Dios la presencia
del mal? ¿Puedes poner un ejemplo actual donde el hombre sea instrumenta-
lizado o cosificado? ¿Por qué la ofensa contra el otro es también una ofensa
contra Dios? ¿Realmente han existido en la historia grandes líderes que quieran
ocupar el ser como dioses? ¿Hasta qué punto nuestras circunstancias pueden
limitar nuestra capacidad para decidir? ¿Puede desaparecer nuestra libertad?
¿Sería preferible renunciar a la libertad para ser incapaces de fallar a Dios y al
hermano? ¿Puedes identificar estructuras de pecado en nuestra sociedad? ¿Las
ventajas sociales que aparecen en nuestra vida son una bendición o un pecado
heredado? ¿Es posible que una misma persona sea el pobre en una relación y el
rico en otra distinta y simultánea? ¿Cuáles fetiches actuales puedes identificar?
¿De qué manera le entregamos la vida a esos fetiches? ¿Qué pecado social o
institucional te parece más grave en nuestros días?
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V. El mal y el sistema:
la imagen de Babilonia
Es necesario iniciar el presente capítulo aclarando términos, pues daremos
ciertas significaciones especiales que ayudarán para nuestro estudio.
Por otro lado, cuando Jesús habla de “mundo” no se refiere al planeta tierra o al
cosmos. Se refiere, más bien, a un sistema de relaciones sociales bajo el imperio
del mal y del maligno: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este
mundo, mis ejércitos hubieran luchado para impedir que me entregaran a
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Pensamiento Social Cristiano El mal y el sistema. La imagen de Babilonia
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Pensamiento Social Cristiano El mal y el sistema. La imagen de Babilonia
mente por mala suerte. Es una especie de teología de la resignación: “¡Dios así
lo quiso!”. Igualmente, nefasta es la teología que propone el amor y la reconciliación
entre pobres y ricos sin que previamente se hayan vivido las condiciones nece-
sarias para que dicho perdón sea posible y verdadero: la conciencia de culpa por
parte del pecador (en este caso el rico opresor, dominador), a saber, el dolor por
el pecado cometido o arrepentimiento y la justa reparación, donde la víctima
del pecado reciba una compensación por su sufrimiento. Sostener que los
pobres lo son por voluntad de Dios o por su falta de talento o capacidades o
pedir que el pobre renuncie al reclamo de justicia para pedirle que perdone y
ame la bota que pisa su cuello, es una teología de la dominación.
Con el fin de ilustrar lo injustas que pueden resultar estas prácticas domi-
nantes, añado el siguiente texto presentado por el subcomandante Marcos en
1994. Dejemos que sea él quien haga las preguntas en serie.
Subcomandante Marcos
Enero de 1994
¿De qué tenemos que pedir perdón?
¿De qué nos van a perdonar?, ¿De no morirnos de hambre?, ¿De no callarnos en
nuestra miseria?, ¿De no haber aceptado humildemente la gigantesca carga
histórica de desprecio y abandono?, ¿De habernos levantado en armas cuando
encontramos todos los otros caminos cerrados?, ¿De no habernos atenido al
Código Penal de Chiapas, el más absurdo y represivo del que se tenga memoria?,
¿De haber demostrado al resto del país y al mundo entero que la dignidad humana
vive aún y está en sus habitantes más empobrecidos?, ¿De habernos preparado
bien y a conciencia antes de iniciar?, ¿De haber llevado fusiles al combate, en lugar
de arcos y flechas?, ¿De haber aprendido a pelear antes de hacerlo?, ¿De ser mexi-
canos todos?, ¿De ser mayoritariamente indígenas?, ¿De llamar al pueblo mexica-
no todo a luchar, de todas las formas posibles, por lo que les pertenece?, ¿De
luchar por libertad, democracia y justicia?, ¿De no seguir los patrones de las guer-
rillas anteriores?, ¿De no rendirnos?, ¿De no vendernos?, ¿De no traicionarnos?.
¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo?, ¿Los que durante años y
años se sentaron ante una mesa llena y se saciaron mientras con nosotros se sentaba
la muerte, tan cotidiana, tan nuestra que acabamos por dejar de tenerle miedo?,
¿Los que nos llenaron las bolsas y el alma de declaraciones y promesas?, ¿Los
muertos, nuestros muertos, tan mortalmente muertos de muerte "natural," es decir,
de sarampión, tos ferina, dengue, cólera, tifoidea, mononucleosis, tétanos,
pulmonía, paludismo y otras lindezas gastrointestinales y pulmonares?, ¿Nuestros
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Pensamiento Social Cristiano El mal y el sistema. La imagen de Babilonia
¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo? (Subcomandante Marcos,
1994)
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VI. La superación del
sistema: bondad y vida
¿Cómo es que el bien, la bondad y la ética logran germinar y crecer en el reino
de este mundo? Se ha establecido, en las líneas precedentes, que el mal pro-
duce la muerte cuando la praxis de dominación despoja al dominado de aquello
que ha producido con su trabajo (con su vida) y también, que dichas prácticas
injustas llegan a institucionalizarse en un orden “moral” que lo único que busca
es legitimar ese sistema despersonalizante y perverso que hemos caracterizado
como “Babilonia”. En este capítulo tenemos el propósito de observar cómo la
bondad y la vida superan el sistema de opresión y recuperan la contemplación
de la dimensión humana del otro, el encuentro cara a cara con el “otro” y con el
“Otro absoluto”, que es Dios. También entenderemos la historia humana como
el lugar donde Dios irrumpe en la vida de la comunidad a través de los actos
libres de cada persona.
Para vencer al reino del mal es necesaria una actitud de ruptura. No se trata, por
supuesto, de la actitud de ruptura por sí misma. Buscamos romper con un siste-
ma práctico de dominación (Babilonia) practicado por los señores que han
negado al “otro” considerándolo como un instrumento útil para conseguir sus
fines y aumentar sus bienes. El medio para esta deconstrucción del reino del
mal es la restauración del encuentro cara a cara con el otro, con el hermano y,
sobre todo, saber escuchar la voz del prójimo. “Oír la voz del otro” y la apertura
que ello implica son la clave para el surgimiento de la conciencia ética. Es por
ello que, desde los tiempos de la antigüedad bíblica, el rey Salomón pidió a Dios
“un corazón que sepa escuchar” (1 Re. 5, 9) y cuando a Jesús le preguntan por el
mandamiento más importante de la ley, recuerda un antiguo texto del Penta-
teuco que inicia: “Escucha, Israel...” (Dt. 27, 9). ¡Gracias a Dios tenemos dos
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Pensamiento Social Cristiano La superación del sistema: bondad y vida
oídos y solamente una lengua! Es necesario saber escuchar, interesarse por las
necesidades de los demás. No se trata de escuchar mientras pensamos qué
responder, sino escuchar con genuino interés y conocer el mundo interno del
prójimo. La voz del otro rompe con la cosificación utilitarista del dominador y
recuerda la dignidad personal de quien habla e interpela desde la exterioridad
del reducido mundo de los intereses propios.
Saber escuchar es un don. Dios escucha y conoce a su pueblo. Dijo Dios: “Bien
vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto. He escuchado el clamor que le
arrancan sus opresores y conozco sus sufrimientos” (Ex.3,7). La misma capaci-
dad de escucha se espera de nosotros, pero es un hecho incontrovertible que
algunos permanecen insensibles, cerrados y totalizados en su fetichismo. Esto
es así porque escuchar responsablemente no es fácil: implica conocer las
aflicciones y escuchar el clamor de los demás, sufrir con ellos. Lo propio de la
voz es “llamar” (vocare) a dar una respuesta adecuada. La voz del otro que nos
pide ayuda al mostrarnos su necesidad, pro-voca en nosotros una responsabili-
dad y nos con-voca a la acción conjunta de solidaridad. La voz del otro nos
interpela, nos cuestiona y nos llama a la responsabilidad. Aquí llegamos a un
punto crucial: la conversión, es decir, la ruptura con Babilonia, con la relación
de dominación aceptada por una “sociedad” corrompida por el pecado. La con-
versión hace posible asumir la parte de culpa que cada quien tiene del mal
ajeno y despierta la conciencia ética que impide permanecer indiferente.
Desde esta noción de alianza podemos ahora decir que la persona que experi-
menta el proceso de conversión es un “aliado” de Dios al realizar su obra, la san-
tidad, la praxis del bien y la bondad. Igualmente, si el esquema de relación inter-
personal del mal es la dominación, el esquema del bien necesariamente resulta
diametralmente opuesto: el servicio. Ya no se trata de negar al hermano como
el otro término de la relación, sino afirmarlo, verlo a la cara, escuchar su voz,
combatir la dominación que prevalece en este mundo y luchar por el pobre,
desprotegido y vulnerable.
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Pensamiento Social Cristiano La superación del sistema: bondad y vida
Hemos hablado de bien, bondad, santidad y ética, pero todo ello se queda en
una esfera abstracta si no se concreta en la vivencia y con-vivencia comunitaria,
entrando en lo histórico e institucionalizándose. El bien, por ejemplo, no puede
quedarse en la esfera individual como un sentimiento de buena voluntad: debe
alcanzar a todos los miembros de la comunidad. Hasta entonces “el bien”
adquiere consistencia real y puede probarse en la vivencia cotidiana. En reci-
procidad, lo mismo se espera de cada miembro de la comunidad ya que se trata
de una nueva dinámica comunitaria. Esta dimensión comunitaria explica por
qué se han elegido, simbólicamente, ciudades para explicar los principios de los
principios de las dinámicas sociales posibles: la perversa (Babilonia) y la
bondadosa (Jerusalén) en lugar de elegir personas concretas y singulares (Prin-
cipio Faraón y principio Moisés, por ejemplo). No se trata de características que
se encierren en la esfera de lo individual, ya que están llamadas a trascender y
concretarse en la vida social o comunitaria.
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Pensamiento Social Cristiano La superación del sistema: bondad y vida
¿Qué nos obliga a ver por el bien de todos? ¿Es obligatorio vivir la bondad o
generar, preservar y defender la vida? Una comunidad que lucha por vivir los
ideales del Reino no puede organizarse a semejanza de una sociedad con leyes
coercitivas. Las armas, policías o ejércitos no pueden ejercer la fuerza del
estado para obligar el cumplimiento de la bondad o el servicio porque se
perderían las motivaciones profundas. Es por eso que la construcción del Reino
y la vivencia del servicio tiene que ser paciente. Es como una semilla que crece
lentamente y que a su tiempo dará su fruto. Sus modos y métodos son muy
distintos a los de este mundo. Su praxis incluye la bondad, el ejemplo y testimonio,
el servicio y el amor, la justicia y el encuentro cara a cara. Nada de esto se logra
por miedo a un castigo o por el ejercicio del poder. Aunque externamente los
comportamientos pudieran conseguirse, se trataría de una simulación por
temor a enfrentar el cumplimiento de una pena o como prevención de un
castigo mayor. ¿Podríamos llamar a eso servicio, diaconía o amor? No.
PREGUNTAS EN SERIE
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VII. El símbolo
de Jerusalén
Ya hemos anticipado, en páginas anteriores, la existencia de otro símbolo:
“Jerusalén”. Ha llegado el momento de exponerlo explícitamente. Insistimos en
la índole comunitaria de estos principios, pues supone una serie de dinamismos
“sociales” (en el caso de Babilonia) y “comunitarios” (en el caso de Jerusalén).
La adopción de Jerusalén como emblema de este principio responde, por una
parte, a la importancia histórica de la capital política y religiosa del pueblo
elegido por Dios y, por otra, por la promesa escatológica presente en los textos
bíblicos: “Y vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de
junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su
esposo. Y oí una voz que clamaba desde el trono: ‘Esta es la morada de Dios con
los hombres; él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y él será
Dios-con-ellos; él enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte ni
lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior ha pasado’”. (Ap. 21, 2-4).
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Pensamiento Social Cristiano El símbolo de Jerusalén
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Pensamiento Social Cristiano El símbolo de Jerusalén
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Pensamiento Social Cristiano El símbolo de Jerusalén
Esta ética postula como bueno todo acto encaminado a ayudar en situaciones
de dificultad y necesidad. La condición indispensable es despertar la propia
conciencia ética y así descubrir al pobre (dominado) aquí y ahora e iniciar el
proceso de liberación. Uno de los ejemplos más destacados de este despertar
de la conciencia ética en la historia de la Iglesia, lo tenemos en el encuentro de
Juan Francisco Bernardone, después Francisco de Asís, con el leproso el año
1205. Francisco vivía un período de hastío y disgusto existencial al no encontrar
felicidad en el dinero y la fama que poseía. En un paseo a caballo alcanzó a
distinguir la figura de un leproso que hacía ruido y gritaba para que no se acer-
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Pensamiento Social Cristiano El símbolo de Jerusalén
Jerusalén es símbolo del Reino más allá de la historia, pero también es metáfora
del nuevo orden al que se llega al superar el antiguo sistema vigente de domi-
nación que hemos llamado “Babilonia”. La idea es llegar a un nuevo estilo de
vida, un sistema de justicia organizado en torno a los valores del Reino. Sin
embargo, se puede caer fácilmente en el equívoco de convertirse en una nueva
versión de lo que se combatía. Tal como el revolucionario que se convierte en
dictador, el intento de crear un nuevo orden corre el peligro de totalizarse y
llegar a ser una nueva cara de la opresión. Jerusalén puede convertirse en un
nuevo Egipto y caer en los mismos vicios que se pretendían superar, de manera
que la vigilancia en la recta praxis de la liberación debe ser constante.
PREGUNTAS EN SERIE:
¿Qué representa Jerusalén como ciudad? ¿Por qué se elige Jerusalén para ser
metáfora de los valores del Reino? ¿De qué manera se manifiesta la pobreza en
tu comunidad? ¿De qué maneras la comunidad de fe puede ser perseguida en
nuestros días? ¿La misma comunidad de creyentes puede actuar como juez y
perseguir a otros grupos? ¿Cuáles son las realidades sociales que requieren la
subversión de la comunidad? ¿Cuáles consideras que deberían ser los valores
más importantes en la articulación de la nueva ética comunitaria?
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VIII. Cuando la
felicidad es ilegal
Un concepto clave para comprender toda nuestra reflexión será “sensibilidad”.
Para ello, tendremos que ir más allá de la simple experiencia sensible aportada
por el oído, la vista o cualquier otro sentido. Entenderemos por sensibilidad una
experiencia mucho más global: “la resonancia, impacto en nuestra capacidad de
contento, de padecimiento, de alegría o tristeza” (Dussel, E.,1986, pág. 72). Con
esta sensibilidad, todo lo que sucede más allá de la barrera de nuestra propia
piel nos afecta, no solamente en los receptores de nuestros sentidos externos,
sino en nuestra sensación generalizada de bienestar personal.
El siguiente paso que necesitaremos dar será precisar qué entenderemos por
“bienestar personal”. En el núcleo ético-mítico semita y el pensamiento bíblico,
la persona es entendida como un todo, unidad indivisible a pesar de poseer la
dimensión corporal y espiritual. En este aspecto, existe una clara diferencia con
varias corrientes filosóficas de la antigüedad que consideraban al cuerpo como
el origen del mal o la cárcel del alma. Naturalmente, Jesús de Nazaret (el Verbo
hecho “carne”), comparte la visión semita, dando lugar a un pensamiento
hebreo-cristiano que da un sentido positivo a la realidad del cuerpo material,
“la carne”, por ser parte de un todo integral e indivisible que es la persona
humana.
Bajo esta visión, todas las realidades humanas quedan dignificadas de inicio.
“La carne” engloba al orden humano, la historia, la comunidad, la sexualidad, la
sensibilidad, el gozo. Todo ello, lejos de ser rechazado, es considerado bueno. La
maldad solamente llega cuando la carne se totaliza, convirtiéndose en un
fetiche que se idolatra por encima de cualquier otra realidad.
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Pensamiento Social Cristiano Cuando la felicidad es ilegal
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Pensamiento Social Cristiano Cuando la felicidad es ilegal
tiano y por esto es que sus necesidades deben ser saciadas desde el “aquí y
ahora”. Son realidades que no se pueden menospreciar desde una correcta
comprensión del compromiso cristiano, pues justamente en eso consiste el
núcleo de la praxis del Reino que hemos presentado desde el tercer capítulo de
nuestros apuntes.
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Pensamiento Social Cristiano Cuando la felicidad es ilegal
maestros de la ley no hace referencia a las cosas, sino al encuentro cara a cara
con el otro. No lo quieren ver, pues sus ojos están puestos en el cumplimiento
de la ley del sábado, misma que pedía descanso y prohibía todo tipo de activi-
dad fuera del culto. En ese sentido, la acción de Cristo atendiendo las necesi-
dades del enfermo son flagrantemente ilegales, pero responde a una exigencia
ética.
La ley de Moisés que enseñaban los fariseos, escribas y maestros de la ley nació
en un momento de liberación, cuando Dios guiaba a su pueblo por el desierto
bajo la dirección de Moisés. Esa legislación comenzó siendo liberadora, pero
con el tiempo se perdió su verdadero espíritu y devino opresora. Es por eso por
lo que Jesús realiza una crítica ética. Las normas morales propiciaban un siste-
ma de prácticas consideradas “legales” pero que resultaban injustas para el
judío común y convenía únicamente a la clase en el poder.
Toda la predicación de Jesús se realiza como una crítica ética ubicada en la exte-
rioridad, es decir, desde los estratos sociales olvidados por el sistema domi-
nante: los pobres, los enfermos, las viudas, los huérfanos, los extranjeros, las
mujeres, los que lloran, los leprosos, los que nadie quería ver. Jesús les da voz
desde un nuevo orden ético crítico al sistema moral vigente.
Pero no todo fue predicación. Las enseñanzas se reflejaban en las obras y las
obras expresaban la fe que se predicaba. Son dos realidades correlativas. Las
obras que son fruto de una fe vivida son muy diferentes a los actos vacíos de
contenido que se realizan por la observancia de la ley de manera ciega y acrítica.
Aquí, las obras de la fe son la Praxis cristiana propia del Reino que Jesús viene a
inaugurar. Las obras son servicio y el servicio es una manera de mostrar el amor
al prójimo y a Dios.
Jesús predicó con sus palabras y con sus obras. Generalmente, palabras y obras
de Jesús son ilegales porque se oponen a la ley. Sana enfermos en sábado, habla
con las mujeres, toca a los leprosos, dialoga con los samaritanos, cena con peca-
dores, concede favores a los centuriones romanos, acepta entre sus seguidores
a los cobradores de impuestos, toca hemorroísas, expulsa a los vendedores del
templo justo en la fiesta de la Pascua… ¡en fin! Por eso era peligroso. Por eso
planeaban su muerte. Así sucede generalmente con los profetas, con los már-
tires y con todos aquellos que portan un mensaje que reta al sistema: son con-
siderados más peligrosos que los mismos delincuentes y su vida corre peligro.
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Pensamiento Social Cristiano Cuando la felicidad es ilegal
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IX. Héroes y profetas:
el amor al pobre
Ni la ética ni la moral se ubican exclusivamente en el plano teórico, pues funda-
mentalmente son praxis, es decir, se entienden desde una esfera práctica ligada
a la sensibilidad y definida por relaciones personales, económicas y producti-
vas. Queda claro que la problemática material o carnal reflejada en las rela-
ciones sociales, lejos de estar reñida con la santidad, constituye el ámbito de la
perfección ética.
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Pensamiento Social Cristiano Héroes y profetas: el amor al pobre
Obviamente, el pueblo es el sujeto del acto de dominación y quien sufre las con-
secuencias del pecado: la pobreza, el llanto, el hambre, la sed y la persecución,
la muerte. Ese es su papel como “parte” del sistema; es el grupo humano o
bloque social que, con su trabajo y con su vida hacen posible el estilo de vida y
derroches de la clase dirigente. El estilo de vida de los poderosos solamente se
explica con el despojo del producto del trabajo de la clase trabajadora.
Un dato curioso pero evidente reside en los hábitos consumistas del pueblo
oprimido que, en sus esfuerzos por imitar hasta donde sea posible el estilo de
vida del rico, adquiere con gran esfuerzo bienes de lujo o al menos gran canti-
dad de bienes que imiten otros productos mucho más caros. Definitivamente no
es una conducta deseable ni un hábito que deba promoverse, pero sí muestra
las aspiraciones de un pueblo que expresa la necesidad de un verdadero proce-
so de liberación y organización comunitaria.
Más allá de los deseos de imitar los hábitos de consumo del sector de alto
poder adquisitivo, el pueblo tiene también prácticas de comunidad que se
explican exclusivamente desde la experiencia de exterioridad del pueblo. Nos
referimos a esa parte de la vida que no son “productivas” pero que forman parte
del estilo de vida de los amplios sectores populares y conforman su cultura a
través de sus costumbres, solidaridad, comunicación, amistad, convivencia,
apoyo y amor al hermano en desgracia. Ese pueblo que se demuestra el cariño
mandando comida al vecino, visitando sorpresivamente a los amigos (sin citas
ni formalidades), juntándose en las esquinas a tomar café o en las plazas a
platicar. Los ancianos que preguntan su apellido a los jóvenes para ubicar a qué
familia pertenecen, las familias que bajan fruta de los árboles del patio de su
casa y la comparten con los que viven alrededor o la señora que manda a sus
hijos a ayudar con las bolsas del mandado a la anciana que pasa por la banque-
ta. El pueblo tiene una marcada predisposición a la solidaridad.
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Pensamiento Social Cristiano Héroes y profetas: el amor al pobre
Una visión así tiene múltiples paralelos en todas las culturas y religiones. Impli-
ca la idea de que la religión es el fundamento del Estado y que el monarca
ostenta su cargo por voluntad de Dios. En este contexto, es mérito del cristian-
ismo idear la configuración de un estado secular, es decir, separado del Estado.
La Iglesia, por sus funciones, encuentra su lugar natural en el anuncio del Reino
entre quienes se sienten necesitados de Dios y para lo que se requiere una acti-
tud crítica que no se puede ejercer formando parte fundamental del sistema. La
Iglesia cumple su ministerio a plenitud desde la exterioridad pues, si la Iglesia
es poderosa y se mueve solamente entre los poderosos pierde autoridad moral
para profetizar. ¿Quién puede profetizar contra sí mismo?
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Pensamiento Social Cristiano Héroes y profetas: el amor al pobre
En este punto, es muy probable que el lector de estas líneas ya se haya desmar-
cado de la Iglesia, lo cual reflejaría una lamentable falta de autocrítica. Recor-
demos que la Iglesia va mucho más allá de la jerarquía eclesiástica y llega a su
base en la “comunidad de creyentes”. Es mucho más coherente con el carisma
cristiano realizar un sincero examen de conciencia y preguntarse ¿Dónde me
encuentro yo, nosotros? ¿Entre los dominadores o entre los pobres? ¿Mis
acciones buscan una posición de poder o de servicio? ¿Me interesa mi comuni-
dad? ¿Conozco las necesidades de los pobres a mi alrededor? ¿Qué acciones (no
intenciones) he realizado por los más necesitados en el último año? ¿Me identi-
fico con el héroe y con el profeta en el amor a los pobres?
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X. El pensamiento social
cristiano como crítica a
toda moral
Al principio de estas páginas se definió al PSC como “…un conjunto de categorías que
emanan de la religión cristiana y de la razón humana que se proponen a la comuni-
dad para ayudar en el discernimiento de las opciones y compromisos que conviene
asumir para realizar transformaciones en los diversos campos sociales y cuya finali-
dad última es la promoción y liberación de toda persona”. En las páginas precedentes
se han recuperado las categorías que permiten el discernimiento para transformar la
sociedad.
En este último capítulo se quiere subrayar el aspecto crítico del PSC donde las cate-
gorías que lo conforman funcionan como principios de reflexión normas de juicios y
como criterios de acción, es decir, que son conceptos que permiten contemplar la
realidad “social”, juzgarla de manera realista y establecer algunas orientaciones y
límites a las posibles acciones por realizar, todo ello con el objetivo de promover la
liberación de toda persona.
Partamos de una afirmación: Toda cultura supone, siempre, una moral, es decir, un
sistema de relaciones interpersonales que son estimadas como normales, naturales,
como buenas.
Este sistema de relaciones es la base de todo el sistema en el que las personas viven
(la familia, la economía, la política, la educación, etc.) y se concreta en normas que
obligan a su cumplimiento en todos los campos. Dicho sistema se transmite a las
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Pensamiento Social Cristiano El pensamiento social cristiano como critica a toda moral
Se puede decir que este sistema es relativo porque sus exigencias valen para un
grupo, pero no necesariamente para otro ya que dicho sistema nació y se formó
dentro de una situación histórica y circunstancias muy precisas que lo distinguirán de
cualquier otro sistema.
Una cosa debe quedar clara: el PSC necesita un sistema moral para criticarlo. Lo que
se quiere decir con esto no es que sea necesario que haya sistemas morales, es más
más radical: donde hay un grupo de seres humanos que interactúan entre sí y que de
alguna manera se organizan, es imposible que no haya un sistema moral, por ello,
cuando se afirma que los principios del PSC son “trascendentes”, nos referimos a que
van “más allá” de ese horizonte moral de una comunidad. Dicho con mayor claridad:
Los principios y exigencias del PSC no son una moral entre otras que proponga
normas concretas o empíricas, sino que plantea una serie de exigencias desde las
cuales se mira, se juzga y se mantiene o modifica una moral.
La tentación permanente.
La crítica que conlleva el PSC permite juzgar constantemente las dinámicas dentro de
una sociedad y una vez percibidos los efectos negativos se hará posible la
modificación de las causas. Por el contrario, si lo que se hace se cree que es perfecto,
“lo querido por Dios” entonces no se criticará y los efectos negativos no sólo tendrán
lugar, sino que podrían perpetuarse, convirtiéndose en lo que criticaba.
9
Por relativo, entiéndase las primeras acepciones del diccionario: 1. adj. Que guarda relación con alguien o con algo. 2. adj. Que no es
absoluto. 3. adj. No mucho, en poca cantidad o intensidad. 4. adj. Discutible, susceptible de ser puesto en cuestión. (Real Academia
Española 2014)
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Pensamiento Social Cristiano El pensamiento social cristiano como critica a toda moral
Negación de la negación
Como se espera que haya quedado claro a estas alturas de estos apuntes, el PSC tiene
como núcleo la afirmación de la vida de la persona en comunidad, es decir, en
relación de amor, de justicia entre los hermanos. ¿Cómo se puede entender esto
cuando los mandamientos, por ejemplo, están enunciados en forma negativa?
Efectivamente, los mandamientos se enuncian como: “no matarás, no robarás”, etc.,
pero matar es una negación (en este caso, la negación de la vida ajena) por lo que
negar la negación es una afirmación. Esto debe pensarse con cuidado.
La crítica que emana del PSC no es primordialmente negativa, sino que afirma al negar
la negación, es decir, al negar la dominación, el pecado, la praxis injusta. No es, como
podría sugerir la primera impresión, destructiva, por el contrario, es constructiva.
Toda moral tiene su evolución e historia, su periodo de estabilidad, pero “en sus
momentos finales”, cuando ya no responde o responde de manera insuficiente a la
dinámica de la vida, tanto singular como colectivamente, se vuelve extrema, autori-
taria. Es aquí cuando la crítica es inevitable y por ello son necesarios criterios que
permitan realizar esa crítica de manera adecuada, proporcional, justa.
Así, ante las diversas morales, es posible afirmar que el PSC es único, trascendente y
permanentemente crítico. Una afirmación semejante requiere una explicación.
Cabe decir que el PSC no es “eterno”, es decir, no ha existido desde siempre, es una
construcción humana que también evoluciona, pero más lentamente ya que crece en
la medida en la que critica a los sistemas morales históricos vigentes, por ello,
cuando se afirma que es único, se quiere indicar que es uno frente a las morales;
cuando se afirma que es trascendente, se quiere afirmar que va más allá de cada uno
de los sistemas morales que son inmanentes10, intra-sistémicos; y cuando se sitúa
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Pensamiento Social Cristiano El pensamiento social cristiano como critica a toda moral
ante la moral y la niega en aquello que tiene de dominadora e injusta, se refiere a que
lo hace no desde otra moral sino desde el pobre en dicho sistema.
Toda crítica profética que “destruye” un mundo (sistema moral vigente) origina otro,
un “Mundo Nuevo”. Este proceso “moralizante” es necesario pues un PSC que no se
concrete en una moral sería una mera abstracción, una teoría que poco o nada
significaría más allá de un bello discurso, pues no podría asegurarse, realizarse e insti-
tucionalizarse en el transcurrir de la historia.
Las morales que se derivan de la crítica son y serán la “encarnación” del PSC. Así,
podemos llamar “moralizante” al proceso que parte de la crítica desde el PSC y
paulatinamente se transforma en una nueva moral, imperfecta pero más justa que la
anterior y, llegado el momento, deberá ser criticada donde el mismo PSC reaparecerá
para cumplir con su función destructiva de lo injusto y relanzar así la historia de la
humanidad hacia una realización mayor... hacia otro mundo mejor…
10
Este termino es definido como: “adj. Fil. Que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque
racionalmente pueda distinguirse de ella” (Real Academia Española 2014)
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Bibliografía básica
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• Subcomandante Marcos. (1994). ¿De qué nos van a perdonar? Enlace zapatista.
https://url2.cl/hKjdp
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Ciudad Obregón, Sonora
verano de 2020