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La agonía del río Alameda en

Ayacucho

La ingeniera ambiental Dayanne Trelles, responsable Programa Municipal Educa


constata la calidad del agua.
Por Angel Mendoza, Especial Texto y fotos

La muerte lenta de la principal fuente de agua que da vida a los pobladores y la


agricultura en varios pueblos andinos en más de 20 kilómetros que recorre antes de
unirse al río Chacco.

En la histórica ciudad de Ayacucho en Perú, el río Alameda es el único río que atraviesa
la ciudad de sur a norte y es una de las principales microcuencas de la región, que
recorre aproximadamente una longitud de 21.5 kilómetros.

En tiempos antiguos, alrededor de este río se ubicaron las primeras civilizaciones hace
1,500 años a.C y futuras poblaciones como los Wari que aparecieron entre los años
750 a 800 d.C, lugar donde finalmente los españoles fundaran la ciudad de Huamanga
el 25 de abril de 1540.

De este río, durante muchos años, los nuevos vecinos españoles y la población
indígena aprovecharon de sus aguas y mediante canales llevaban el agua a sus huertas
y viviendas. Se alimentaban las piletas, las plazoletas y los parques con agua cristalina
del río Alameda.

Hoy casi 500 años después, el río Alameda se ha convertido en el principal colector de
contaminantes y que a diario recibe basura, desmonte, aguas servidas y todo tipo de
residuos que los vecinos vierten a vista y paciencia de las autoridades.

Erasmo Aguado, vecino de 56 años, asiduo concurrente al río Alameda, recuerda con
nostalgia su infancia cuando junto a sus padres y hermanos solían bañarse todas las
tardes y disfrutar de las aguas frescas y cristalinas junto a los peces y frondosa
vegetación a lo largo del río. Hoy solo le toca acercarse y remojar los pies, como él
dice, para no perder la costumbre, a pesar de exponerse a los contaminantes.

Con la misma nostalgia Fernando Huashuayo de 40 años recorre la orilla río abajo
luego de bañarse en sus aguas a la altura del puente Pérez (puente colonial), lugar
donde, según los investigadores de estas aguas, aun preserva se inocuidad. Fernando
cuenta que se dedica al comercio y vive en Lima y hace poco perdió a su madre; su
presencia por estos lares es para despedirse del río Alameda que tantos recuerdos le
trae porque fue un espacio de sus gratos momentos junto a su madre y sus
compañeros de colegio.

Lugareña aprecia el curso del río Alameda.


Las aguas del sector puente Pérez contrasta grandemente con lo hallado por la
Administración Local del Agua (ALA) de Ayacucho el año 2013, que identificó cerca de
100 tuberías de desagüe doméstico en todo el tramo del río Alameda. Familias y
pequeñas granjas vierten sus aguas contaminadas todos los días sin escrúpulo alguno.
Nueve años después del informe de la ALA, el panorama es desolador en este afluente
del río Chacco donde ya no existen peces ni batracios.

Ruly Méndez Pareja, ingeniera ambiental señala que, durante años los recursos
naturales han sido sometidos a un proceso acelerado de degradación, tal es el caso del
río Alameda que enfrenta serios problemas de contaminación por el vertido de los
desechos domésticos, industriales y agrícolas, lo cual conlleva a la pérdida del oxígeno
disuelto en el agua, la desaparición de insectos y peces y la consecuente destrucción
del ecosistema.

Las márgenes del río se han convertido en botaderos de basura, depósito de


desmontes y lavaderos de vehículos, sin contar el vertimiento de aguas residuales
domésticas, según los vecinos, estas aguas turbias provienen del camal municipal, el
cuartel de Quicapata y la Escuela policial, todos ubicados en el distrito de Carmen Alto.
A estas fuentes contaminantes del río se suman los residuos de los distritos urbanos de
San Juan Bautista, Ayacucho y Jesús Nazareno.

En su cauce el río atraviesa los principales valles de Ayacucho que son las dispensas de
hortalizas para el mercado local y regional. Parte de los cultivos de verduras se riegan
con las aguas servidas tratadas en la planta de Totorilla que se une con las aguas del
río Alameda y Huatatas, afluente del río Chacco, Cachi y el Mantaro hasta llegar al
Apurímac, Ene, el Amazonas y finalmente desembocar en el Océano Atlántico.

Río Alameda desviado en su cauce luce contaminado.


Diversos estudios realizados por principales universidades de la región y la capital
peruana determinaron que las hortalizas que llegan a las mesas de las familias
ayacuchanas están contaminadas con metales pesados como el cromo, plomo y
cadmio, metales provenientes de las aguas contaminadas de los ríos Alameda,
Huatatas y las posas de oxidación de Totora, donde se encuentra la planta de
tratamiento de aguas servidas (PTAR).

Según la investigadora doctora Alcira Córdova Miranda de la Universidad Federico


Villareal de Lima, la presencia de metales pesados en los alimentos de origen vegetal
se debe generalmente al suelo y al agua utilizada para el riego de estos.

Al parecer las hortalizas que se expenden en los centros de abasto de Ayacucho no


están dentro de los niveles permisibles para el consumo lo que atenta contra la salud
de los ayacuchanos.

Entre las principales hortalizas cultivadas en estos valles se encuentran la lechuga,


espinaca, vainita, col, cebolla, apio y otros de tallo corto. Regadas con agua o parte de
ella de la PTAR.

Los metales pesados por encima del límite máximo permisible afectan la salud
humana, pudiendo ocasionar diversos tipos de cáncer, daños en el riñón e incluso la
muerte por intoxicación.

A medida que uno se aleja de la naciente del río, el grado de contaminación se


incrementa como señala el biólogo Marcos, miembro de la Autoridad Nacional del
Agua (ANA) Ayacucho, en el agua se encuentran microorganismos de heces humanas y
descomposición de materia orgánica por lo que no se garantiza su calidad para el riego
de vegetales. De acuerdo al último análisis de la calidad del agua en el río se ha
evidenciado más de 100000 coliformes por 100ml de agua, cuando lo normal es de
1000 por cada 100ml de agua, lo que demuestra que estos ríos están totalmente
contaminados y declarados como no apto para el consumo humano y que pese a estos
datos reveladores hay poblaciones que utilizan para la agricultura y el consumo
doméstico.

Los gobiernos locales y regionales disponen de áreas de medio ambiente, las ONGs y
los ministerios afines al tema, todos trabajan de manera independiente sin sumar
esfuerzos; en muchos casos son solo actividades intrascendentes que no tienen
impacto en la población, menos en los que habitan en las riberas de los ríos Alameda y
Huatatas.

Desde el año 2012 el Gobierno Regional de Ayacucho (GRA) dispuso una ordenanza
regional para la recuperación del río Alameda; para el 2022 la Municipalidad Provincial
de Huamanga anuncia un Plan de Rescate del río Alameda; sin embargo, por falta una
decisión política no se implementa ni una ni otra propuesta, es más cuando la gestión
del gobierno local es controversial por su poca eficiencia.

Queda en manos de las autoridades políticas articular esfuerzos y diseñar un plan para
recuperar los ríos, acudir a los datos de los científicos, al reporte de la ANA que cuenta
con data de la calidad del agua y convocar a todos los sectores para emprender
acciones conjuntas y salvar nuestros ríos.

#peruLa agonía del río Alameda en Ayacucho

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