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ARRANGED MARRIAGE.

PICASSO Y EL SURREALISMO: UNA


EXPLORACIÓN ARTÍSTICA
Nerea Cobano Cejas. 3º Historia del Arte.

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Introducción
El arte del siglo XX fue un período de gran experimentación y ruptura con las
convenciones establecidas. Dentro de este contexto, el nombre de Pablo Picasso surge
como uno de los artistas más influyentes y destacados de la época. Además de sus
contribuciones al cubismo y otras corrientes vanguardistas, Picasso también tuvo una
relación estrecha con el movimiento surrealista. En este trabajo, exploraré la conexión
entre Picasso y el surrealismo, analizando sus obras más destacadas y su impacto en el
desarrollo de esta corriente artística.

Precedentes del surrealismo en Picasso. 1923.


Picasso presenta en 1923 un nuevo registro. Se cansa de la manera burguesa de vivir y
busca una nueva forma. Esto sucede ya que comienza a veranear en Cannes y en Antibes,
en la zona mediterránea francesa, habiendo un cambio climático decisivo para dejar de
veranear en las playas del norte. También tendrá gran relevancia en esta época las nuevas
presencias en la vida de Picasso como son el matrimonio Murphy, Gerald y Sarah,
bohemios burgueses que se dedican a la actividad artística. Se dice que Picasso se
enamoró perdidamente de Sarah estando Olga, pero no fue correspondido, y esto hace
que su relación con su mujer se deteriore aún más, pues dejó de tener interés en ella.

Nos ponemos en un anticipo de los felices 20 tras la triste Primera Guerra Mundial. En
los 20 se modifica las clases sociales en Europa, se creará nuevos modelos económicos,
se producirá un ascenso de la condición femenina y su emancipación, a la vez que el fin
de la masculinidad como paradigma. Todo ello sumado a la influencia del puritanismo
británico y los estrictos marcos religiosos. Esto dará lugar a la búsqueda de la felicidad y
la libertad sexual.

El surgimiento de Dadá y el Cubismo surge como respuesta a la idea de felicidad y del


progreso de los años 20. Es como se da en la actualidad con el imperativo de goze, ese
deseo de plasmar que todo el mundo se lo pasaba bien. Esto mismo pasó en los años 20
y Picasso y Dadá lo quisieron plasmar.

Se puede observar el modo de trabajar de Picasso en 1923 con su obra La flauta de Pan,
aunque Picasso no le ponía título a sus obras. Se llama así porque uno de los dos
personajes toca una especie de siringa, el instrumento de viento que tocaba pan en el

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bucólico Olimpo de la Grecia clásica para seducir. La obra se enmarca dentro del
clasicismo monumental de Picasso, y seria una de sus últimas obras del retorno al orden,
siendo de las más relevantes.

Los personajes son de formas cúbicas, y están en una terraza que dan al mar y al cielo.
Estas formas cúbicas son típicas de la zona mediterránea, por lo que parece que está
haciendo un homenaje a su cultura. Los dos jóvenes, aunque tienen formas sólidas y
robustas, parecen evocar a la escultura griega antigua (kouros). Sin embargo, son dos
habitantes del lugar más que dos evocaciones del arte antiguo. Se puede observar como
Picasso hace aquí una hibridación entre la evocación de la escultura griega antigua y la
de dos jóvenes en un paisaje mediterráneo. Además, evocan el desnudo, aunque también
desafían esta herencia del desnudo heroico con los ropajes que llevan. Los rostros son
veraces pero por su forma escultórica elimina de la descripción del cuerpo la definición
de los pectorales y abdominales. Quiere quitarle ese tono de perfección escultórica que la
escultura griega insufló en el siglo XVI y XVII. Uno toca el instrumento y el otro tiene la
mirada perdida. No es una escena realista, ningún joven toca la siringa actualmente, es
una mezcla entre lo clásico y lo contemporáneo. Esto dice que Picasso tenía un gran
conocimiento de la mitología y cultura clásica.

El tocador de la flauta es la figura que le interesa a Picasso. El asunto está que el tocador
de la siringa fue un recurso constante de Wilhem von Gloeden, noble alemán primer
representante de la fotografía homoerótica. Para justificar este homoerotismo, lo expuso
como kitsch. Esta relación con la fotografía es interesante. Este Picasso de 1923
rememora al de 1906 en el que Picasso imita fotografía etonográficas y homoeróticas.
Picasso maneja las imágenes y las va transformando sin un criterio básico rector y
mediante poderosos actos de imaginación que no tienen ninguna censura iconográfica ni
estética. Puede transformar la iconografía. Esto es el surrealismo. Se mueve sin ningún
tipo de censura.

Antes de comenzar a hablar del surrealismo, cabe mencionar que es a partir de 1923
cuando podemos encontrar en Picasso un agotamiento por la identificación con otro en
sus problemas y con la vuelta a la figuración, el retorno al orden y el clasicismo. Es
entonces cuando en esta fecha comienza a realizar obras que podríamos enmarcar como
surrealistas. Aunque Picasso nunca formó parte de este movimiento, las consideraré así

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para mayor comprensión. También mencionar que los surrealistas consideraron a Picasso
un precedente del surrealismo. Esta relación de conveniencia con el surrealismo durará
hasta 1937, cuando realiza el Guernica.

Destaca la diferencia de edad entre Picasso y los surrealistas. Estos eran unos 15 años
más jóvenes que él. También descartar que eran de una clase diferente a la de Picasso,
gente que pertenece a otro mundo; miembros de la clase media acomodada, de la pequeña
burguesía, universitarios, hijos de profesionales liberales, no provienen de la artesanía del
mundo del arte como si lo era él.

El movimiento surrealista y Picasso como precedente.


Surrealismo: la realidad que hay detrás de la realidad. Lo que vemos es una apariencia y
lo que hay detrás es verdad. El movimiento de vanguardia surrealista se concibe a través
de una herencia dadaísta unida a una estrecha relación con la teoría psicoanalítica de
Sigmund Freud. Además, tiene una gran relevancia la esfera entre lo consciente y lo
inconsciente. El surrealismo se proclama como movimiento destinado a cambiar la vida
a través del arte, partiendo por el principio en el que el mundo de lo aparente se relaciona
con la realidad. Por tanto se nos muestra como un movimiento utópico, que pretende
cambiar el sentido moral de la existencia, buscando satisfacer los deseos del hombre, su
emancipación total a través de los sueños, de lo hipnagógico.

André Bretón lanza el manifiesto surrealista en 1924, el cual expresa que el surrealismo
es el automatismo psíquico puro sin la intervención de la razón y al margen de cualquier
preocupación estética o moral. En este movimiento dedicado mayormente a la literatura
se criticó que no había artistas plásticos. Es aquí cuando toman de precedente a Pablo
Picasso como artista surrealista. Bretón consideró pintura surrealista a aquellas que
situaban más allá del mundo real y objetivo captando el subconsciente. Es por ello la gran
relevancia de La interpretación de los sueños de Freud.

La crisis del dadaísmo al surrealismo, frente al formalismo del arte moderno, está
queriendo pedir un arte más implicado con la vivencia de la vida, con las circunstancias
del desarrollo del sujeto en la contemporaneidad y con la crisis del sujeto moderno que
ha desarrollado su libertad. Es por ello que Picasso se dibuja a sí mismo como arlequín y

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posteriormente realizará retratos cubistas, con un ojo distinto de otro, como con dos
personalidades, creando un cambio de registro.

Hacia 1923 hay una crisis en Picasso en su vida privada, social, artística y en la sociedad
europea del momento. Con la obra Arlequín con espejo, 1923, se muestra este cambio.
Nace la figura del arlequín como alter ego de Picasso que se contempla en un espejo tras
el supuesto fracaso amoroso con Sara Murphy, lo que lo lleva a la desconfianza del artista.
Este arlequín se conforma como figura suplantada de Venus, con su recurrente motivo de
Venus ante el espejo como símbolo de vanidad, mostrando la vanidad de Picasso. Por
tanto se da una hibridación de imágenes entre lo factual o existente y la mitología,
mezclando el mundo de los personajes de la mitología con la realidad. El arlequín, por
consecuente, simboliza la dualidad y la ambigüedad. El personaje, en Arlequín músico,
1924, se presenta con una cara dividida en dos mitades, una blanca y otra oscura, lo que
refleja la naturaleza contradictoria y enigmática de la existencia humana. Esta dualidad
puede representar tanto la alegría y la tristeza, como la vida y la muerte, o incluso la luz
y la oscuridad. El arlequín es un personaje que le permitía explorar diferentes facetas de
su propia personalidad y expresar su visión del mundo a través del arte, convirtiéndose
así en un símbolo de la creatividad y la libertad artística. Destaca de la figura del arlequín
que, siendo una figura considerada alegre, que busca alegrar a los demás, debajo de la
máscara puede ser alguien sufriente, solitario, triste o lleno de angustia existencial.

Es interesante mencionar como muestra esa relación con la mitología clásica, al


establecerse como Venus en el Arlequín, como hijo de Zeus y Europa conformándose
también en la figura del Minotauro, mostrando como ha recibido la mitología, la herencia
de la cultura antigua occidental, y al mismo tiempo ha recibido el deseo hereditario de
Zeus.

También repite el paso de las formas rectas a las formas curvas, conformándose cambio
psicológico del individuo, se desdobla, es una persona desdoblada. La creación del sujeto
contemporáneo, el individuo como uno mismo que se relaciona con la sociedad y consigo
mismo en su interior. Cuando uno se descubre a sí mismo como sujeto, se da cuenta que
es bueno y malo al mismo tiempo. Antes del sujeto moderno no existía esto. Se da la
existencia de lo múltiple en nuestro interior. Esta primacía del deseo está en toda su obra
pero se manifestará con la entrada del surrealismo a él.

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Antes de adentrarme en las obras más relevantes de esta época del pintor, es interesante
mencionar que además de su mujer Olga, en 1927 comenzó su romance con Marie
Therese Walter, modelo con la que tuvo una hija, Maya. La relación con Olga no acabaría
hasta 1935 cuando ella se enteró de todas sus infidelidades.

Impacto de Picasso en el movimiento surrealista


Debido a todos los sucesos artísticos que se le acontecen al artista durante 1923, el propio
artista se pregunta si se puede encontrar otro camino para la innovación, y encuentra esta
respuesta con las prácticas surrealistas.

Picasso ya estaba utilizando recursos surrealistas antes de que este movimiento surgiera
si quiera, pero nunca siguió sus teorías. Él no se basaba en la recreación de los sueños,
pero si en los espacios oníricos o transmutados, aquellos que provocan sensación de
extrañamiento. La obra que oficialmente marca el encuentro con todo esto es La danza,
suponiendo el fin de la vuelta al clasicismo. Pero antes de hablar de esta obra realizada
en 1925, Picasso realiza otras obras interesantes como predecesoras a esta, como retrato
con collar, 1924 (Imagen 1). Es en esta pintura donde se puede observar como Picasso
comienza a experimentar con los rostros desdoblados y distorsionados en las figuras
femeninas, además de la asimilación de unos genitales masculinos en los contornos del
rostro, realizando una genitalización de la fisionomía del rostro. Este desdoblamiento del
rostro se puede apreciar gracias al cromatismo que el artista escogió, dejando un trozo
blanco en el rostro, dándose lugar a dos rostros en uno. También lo haría con el
desdoblamiento de tres rostros en uno, recordándonos a la figura del trifronte y
demostrándonos una vez más Picasso el gran conocimiento por el mundo clásico, como
Cabeza de mujer, 1926 (Imagen 2).

Continuando con La danza, se puede observar el dinamismo de la obra por los planos
coloreados y la síntesis de sus contornos, además de la iluminación eléctrica que
recuerdan a los escenarios de la época con los comienzos del jazz, señalando una libertad
en la representación de la realidad. Esta libertad con la esquematización de las formas y
miembros no es algo novedoso, ya que el empleo de la estilización es reinventado desde
los comienzos del arte micénico. Resalta también la transfiguración en algo inquietante,

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práctica que unirá en cierto punto a Picasso con el surrealismo y que va a pasar a formar
parte del vocabulario de Picasso. Ello se basa en el libro de Freud “Lo siniestro”, pero no
es siniestro como tal. Se refiere a lo que es propio de uno, que te provoca sensación de
extrañeza. Esto lo experimentó Giorgio de Chirico cuando en su vuelta a Ferrara donde
vio esas plazas vacías. Esa sensacion de extrañamiento con esa sensacion de amenaza es
lo que nos provoca esta obra. Se aprecia una actitud convulsiva en una de las figuras de
la obra, y esto se enmarca de nuevo en el pensamiento surrealista, pues según Andre
Breton <<la belleza será convulsiva o no será 1>>, esa belleza convulsa muestra su realidad
surreal, el modelo interior.. Por último mencionar que le representación de las tres figuras
de la obra podrían ser una apropiación de las tres figuras del Juicio de Paris, debido a la
afición de Picasso por la mitología, además de su obsesión por la repetición en tres que
remite a un aspecto traumático del individuo. Esto mismo se asocia a la representación de
una de las figuras, la más convulsiva, una mujer con una actitud anormal, conocido como
histeria, una condición únicamente femenina establecida por la sociedad patriarcal
heteronormativa, convirtiendo a la mujer en un monstruo. Con la figura con perfil en
sombra, nos da sensación de pérdida, de lo que uno fue y ya no es, perdiendo tu propia
personalidad. Esta figura es Pichot para el artista, y la más compulsiva es Germaine,
estableciendo una relación entre La danza y La vida, con una claro condicionante
misógino.

La pintura de Picasso es un camino entre el mundo y nosotros mismos. La abstracción es


una conquista para él tras su periodo clásico. Puede parecer que rechaza la realidad por
completo, pero en realidad nunca lo hace para expulsar la realidad de sus obras sino para
intentar incluir la mayor cantidad de realidad con el mínimo de signos.

Picasso no es de los que buscan con la esperanza de descubrir a dónde ir, él sabe a dónde
va. Cualquiera podría hacer una cabeza de toro con un sillín y un manillar de bicicleta,
pero sólo Picasso ha tenido esta idea con Cabeza de toro, 1943. Sin embargo, con esta
obra no nos sorprende pues ya destaca con un obra Guitarra, 1926, ya que impacta por
el desconcierto de no saber si es un collage, una escultura, o ambas cosas con el uso de
un objeto vulgar, poniendo de relieve el poder de transmutación del artista y su afán por
crear metamorfosis mágicas, tanto en escultura como las ya citadas o por ejemplo su único

1 PICASSO ARTISTA Y BOHEMIO. Marie-Laure Bernarda y Paule du Bouchet, Edición Grupo Zeta, pag. 79.

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grupo escultórico Las grandes bañistas de madera, tanto en pintura con las figuras de
Cristo, Minotauro, Orfeo y Arlequín.

Naturalezas muertas
En 1925 y 1926 Picasso experimentó a través de las naturalezas muertas, donde
representaba la realidad en un segundo plano. Algunas de ellas son Naturaleza muerta en
la red y Naturaleza muerta con cabeza de carnero. Podemos ver en ellas una herencia
con una de sus momentos más prevalecientes como lo fue el cubismo, y no solo eso, sino
que conjuga esta herencia con la desintegración de las formas, como si estas se derritieran.
Esto ya podría recordar a uno de los recursos más destacables del movimiento surrealista
en uno de los artistas más importantes, Salvador Dalí, con sus relojes blandos en La
persistencia de la memoria, 1931. De esta manera, con la pérdida del sentido de la forma,
Picasso pretende remitir al origen y dar comienzo a algo completamente nuevo, un
ejemplo de ello es Instrumentos de música en una mesa, 1926. (Imagen 3). Estas formas
blandas se relacionan con lo abjecto.

Las bañistas
En su estancia en Cannes en 1927 Picasso destaca por sus esculturas nunca vistas, bañistas
tanto femeninos como masculinos, mostrando una obsesión por el sexo, el cuerpo
femenino, los símbolos freudianos, el mar, las playas, la vida cotidiana, etc. Picasso crea
imágenes plásticas que se asemejen a las imágenes poéticas que daban algunos de sus
amigos a las imágenes, como Max Jacob o Apollinaire, por ejemplo. Como Reverdy dijo:
“la imagen es una creación pura del espíritu”. La imagen se conforma por una relación
de dos realidades. Picasso relaciona estas teorías surrealistas con sus preocupaciones más
intimas, obteniendo nuevas formas y métodos para el descubrimiento de nuevas imágenes
incógnitas. Es por ello que Picasso se inscribe de nuevo en la escultura, para trabajar
directamente con los objetos para lograr una relación más directa. Estas metamorfosis
continúan la serie que comenzó con las bañistas en Cannes, como Mujer sentada en la
playa, 1929, una pintura de una figura esculpida, con cabeza-tenazas, dando lugar al
mundo del inconsciente, de los sueños o, en este caso, pesadillas. Es a partir de 1927
cuando la violencia cobra mayor importancia en la obra de Picasso, la rebelión ante el
mundo en el que se encuentra, como la serie de bañistas dislocadas con formas
monstruosas, grotescas y de imagen un tanto incómoda. Vemos por tanto la evolución del
artista con este motivo, pasando de un naturalismo a una abstracción figurativa, con la

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representación de figuras distorsionadas y petrificadas como Bañistas jugando a la
pelota, 1928 o Nadador en el espacio, 1929, dando una sensación de flotar, en la
inmensidad del mar, en el espacio, como última pérdida de la conciencia. Esta parte de su
obra es una de las más conocidas del artista pues ataca uno de los conceptos más
estimados de toda la historia del arte: la belleza femenina.

Con respecto al impacto que Picasso supuso en el movimiento surrealista, a pesar de que
él nunca se consideró parte del movimiento, si que apareció en la revista La Revolución
Surrealista, tanto bajo la dirección de Pierre Naville con la primera revista, donde aparece
naturaleza muerta con cabeza negra además de dibujos de Juan-les-Pins para la segunda.
Pero donde más destaca es con la revista nº4 bajo la nueva dirección de Andre Breton,
donde aparecieron Las señoritas de Aviñón, El estudiante y La danza (imagen 4).
Destacan unas palabras de Breton sobre Picasso: “Sin Picasso la partida que nos ocupa
hubiese quedado aplazada, si no perdida. […] Su admirable perseverancia es para
nosotros una prenda lo suficientemente preciosa para permitirnos prescindir de apelar a
cualquier otra autoridad.”2

A partir de 1931, Picasso se desplazará a Eure, y su idilio con Marie Thérèse le inspirará
felicidad, ternura y libertad, visible en obras como Dorso de mujer y Sillón rojo con rayas.
En esta serie Picasso alterna los perfiles, los combina, jugando además con sus ojos
rasgados y azules, su pelo rubio y su boca fina, plasmada toda su figura mediante curvas
y ondulaciones mostrando una belleza convulsa, visible en toda la serie “en movimiento”,
denominada así por Pierre Daix 3. Una de las más destacables es Mujer ante el espejo,
debido a ese afán por el desdoblamiento, los contornos subrayados, confundiendo planos
y colores, dominando así el espacio y el tiempo. Igual ocurre con El sueño, o cualquier
de las casi ochenta pinturas que Picasso hizo de Marie Thérèse. A ella le concede la
identidad de Santa Teresa de Jesús en sus retratos, viendo su éxtasis en la obra
anteriormente citada, que recuerda a otras versiones de la Santa como la de la escultura
de Gran Lorenzo Bernini.

Personajes autorreferenciales

2 Picasso, Pierre Daix. Pag. 130.


3 Picasso, Pierre Daix. Pag 143.

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Uno de los personajes autorreferenciales a los que recurre Picasso es a la figura de Orfeo,
pero esta no es representada como tal, sino que se oculta en la figura de Cristo o bien en
la del minotauro. La figura de Orfeo es identificada como un medio de evasión de la
realidad terrenal, produciendo un descenso hacia lo desconocido y provocando un renacer
purificador.

La figura del minotauro tiene una gran importancia en el artista, pero cabe aclarar de que
para él este ser mitológico no es monstruoso, sino fruto de dos razas nobles,
conformándose como portador de la sensualidad desnuda y espejo del hombre en su
estado más primigenio y natural, tanto en su fuerza como en su debilidad. Es dulce pero
también agresivo y violento, activo pero también pasivo, es agresor y también la víctima,
es el germen del miedo y el que otorga placer. Destaca la serie de grabados de la Suite
Vollard, en la que muestra al minotauro como la imagen del desenfreno, y
Minotauromaquia. Solo cuando quiere expresar verdaderamente un monstruo recurre a
un ser con forma de dragón clásico, visible en Monstruo contemplado por cuatro niños,
1933. El minotauro encarna un nuevo y mayor grado de libertad en Picasso, encarnando
la figura de un ser poderosos y enérgico, pero también la de un ser atormentado y solitario.
En Picasso además también refleja el carácter pasional que tenía y su lucha entre sus
instintos, lo racional y lo irracional. Es interesante añadir que en multitud de ocasiones
las obras en las que aparece el minotauro comparte protagonismo con otras figuras
femeninas, pues el ser mitológico comprendido como alter ego de Picasso no puede
mostrar por sí solo la conexión entre los diferentes sexos si no es en relación intrínseca
con ellas, exaltando su figura agresiva y su naturaleza animal, la cual también puede
observarse en su cornamenta, que se establece como un desdoblamiento del miembro viril
y por tanto como objeto surrealista.

Por último con respecto a este tema, fue tan sustancial la figura del minotauro en el
movimiento surrealista que, en 1933, se creó la revista Minotaure, donde aparece en el
primer número de la revista un collage realizado por Pablo Picasso (Imagen 5).

Es de interés mencionar que, además de ser artista plástico, Picasso se adentró en el


ámbito de la poesía uniéndose así con su lengua materna y, por tanto, con su pulsión
vernacular, plasmando una pequeña parte de su carácter propio, abundando en el
inconsciente como su realidad, recurriendo a su vida privada para sus obras. Esta

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introducción a la poesía la realizará cuando deja de pintar durante 9 meses tras la serie de
la Minotauromaquia y los retratos de Marie Thérèse y Olga. Se decantará por la escritura
automática al estilo surrealista. En este momento de su carrera y vida entabló amistas con
una de las figuras del movimiento más significantes: Paul Eluard, que será de vital
importancia, pues será él quien le presentará en el café de Saint-Germain en Juan-Les-
Pins a Dora Maar, pintora y fotógrafa, mujer de carácter firme, que pasará a formar parte
de la vida del artista desde el principio de su relación, ya que entendía los dos idiomas de
Picasso; el español, su lengua materna, el cual ella hablaba a la perfección aún siendo
francesa; y la pintura.

Contexto de 1936
En este momento, Picasso presenta un estado de ánimo muy cambiante y confuso, pero
un acontecimiento exterior le devolverá a sí mismo y por ello a su pintura. En 1936 estalla
la Guerra Civil Española, donde se conforma una división entre el bando fascista
seguidores de Franco y el bando republicano. Esta guerra amenaza por completo la
libertad, y Picasso, como amante de ella, de la suya propia y la de los demás, se volverá
del lado republicano, luchando contra el fascismo en España. En 1937 se producirá el
bombardeo de Guernica de manos del bando franquista ayudados por los alemanes. Justo
antes de este suceso el Gobierno de la Segunda República le pide a Picasso una obra para
el pabellón español de la Exposición Universal de París. El artista, ante lo acontecido,
hará una de las obras de arte más famosa de toda la historia, el Guernica, un cuadro
claramente perturbador a la vez que desgarrador por la realidad que plasma, expresando
su odio hacia la casta militar. Esta obra no es una pintura de historia, sino una alegoría,
pues recurre a la simbología, usando la figura del caballo para representar al pueblo o la
figura del toro para mostrar la brutalidad, pero sin olvidar la dualidad del significado de
esta figura para el artista.

Cabe destacar Mujer que llora, 1937, mostrando la angustia y el dolor tras la guerra
representado con colores vibrantes que recuerda a la bandera republicana y líneas negras
de contorno marcadas. Nos muestra ese grito de dolor ante lo acontecido.

Por último sobre Picasso en el contexto surrealista se ha de mencionar el verano de 1939,


donde Marie Thérèse y Dora Maar son constantemente representadas por el artista como
un doble rostro. Marie Thérèse muestra ese sueño abandonado mientras que Dora Maar

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muestra la vivacidad y la intensidad de goce sobre un angustioso fondo. A la vez, realizará
retratos sublimes tanto de ellas como de su hija Maia.

Conclusiones
La relación entre Picasso y el surrealismo fue compleja y multifacética. Aunque Picasso
no se consideraba un surrealista en el sentido estricto del término, su trabajo y su
colaboración con los artistas surrealistas dejaron una marca indeleble en el movimiento.
Su enfoque innovador y su experimentación constante con formas y temas rompieron
barreras y desafiaron las normas establecidas del arte de su tiempo. Este movimiento le
otorgó al artista poder explorar sus temas psicológicos. Exploró los territorios de lo
inconsciente y lo irracional, abriendo nuevas puertas para el surrealismo y dejando un
legado perdurable en la historia del arte del siglo XX.

Imágenes

Mujer con collar 1924. Cabeza de mujer, 1926. Instrumentos de música en una mesa.
1926.

Revista nº1 y nº4 de La Revolución Surrealista. Revista Minotaure, 1933.

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Bibliografía
DAIX, P., Picasso. Barcelona, Círculo de Lectores, S.A.
JACKSON, R., Picasso y las poéticas surrealistas. De la biología a lo sagrado. (
2000), Metáforas del Movimiento Moderno, Madrid.
FERRER BARRERA, C., Variaciones iconográficas en la producción artística de
Picasso. Publicaciones y Divulgación Científica. Universidad de Málaga. Dirección Dr.
Eugenio Carmona Mato.
CARMONA, E., “Picasso. Afirmaciones sobre Guernica”, Diario sur. 30/03/2017.
BERNARDA, Marie-Laure y DU BOUCHET, Paule. (1997), PICASSO ARTISTA Y
BOHEMIO. Edición Grupo Zeta,

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