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Manejo Integrado de Plagas y Agroecolog’a (Costa Rica) No. 65 p .

5 0 - 6 4 , 2 0 0 2

Biodiversidad y dise–o agroecol—gico: un estudio de caso


de manejo de plagas en vi–edos
Clara Nicholls1
Miguel Altieri1

RESUMEN. La evidencia experimental demuestra que en agroecosistemas modernos la biodiversidad puede


ser utilizada para mejorar los programas de manejo de plagas. Varios estudios han demostrado que en los
agroecosistemas es posible estabilizar las comunidades de insectos dise–ando sistemas agr’colas diversos, tales
como policultivos y sistemas agroforestales, cultivos de cobertura, etc., que estimulan las poblaciones de ene-
migos naturales o que exhiben efectos directos y adversos sobre los insectos plaga.Este art’culo analiza varias
opciones de dise–o de agroecosistemas que, basados en la teor’a agroecol—gica,deber’an incrementar la biodi-
versidad funcional para regular las poblaciones de plagas en campos de cultivo. Se presenta un estudio de ca-
so en California,donde la diversificaci—n de un vi–edo org‡nico, mediante cultivos de cobertura y un corredor
de vegetaci—n natural, logr— un control biol—gico eficaz de saltahojas — chicharritas y trips mediante la acci—n
de un complejo abundante y diverso de enemigos naturales, favorecidos por las pr‡cticas de manejo de h‡bi-
tat implementadas.

Palabras clave: Agroecosistemas, Biodiversidad, Manejo integrado de plagas, Dise–o de agroecosistemas.

ABSTRACT. Biodiversity and agroecological design: a case study of pest management in vineyards. In modern
agroecosystems, the experimental evidence suggests that biodiversity can be used for improved pest
management. Several studies have shown that it is possible to stabilize the insect communities of
agroecosystems by designing vegetationally diverse cropping systems (i.e. polycultures and agroforestry
systems, cover cropping in orchards and vineyards, etc) that support and enhance populations of natural
enemies or that have direct deterrent effects on pest herbivores. This article analyzes various options of
agroecosystem design which,based on current agroecological theory, should lead to enhancement of functional
biodiversity for pest regulation in crop fields. The paper is illustrated by a case study in California, where the
diversification of an organically managed vineyard with cover crops and a vegetational corridor resulted in
effective biological control of leafhoppers and thrips through the action a diverse and abundant complex of
natural enemies favored by the specific habitat management schemes used.

Key words: Agroecosystems, Biodiversity, Integrated pest management, Cropping systems designed.

Introducci—n
Muchos cient’ficos han comenzado a reconocer el pa- caci—n y la simplificaci—n agr’cola, por tanto, los mo-
pel y la importancia de la biodiversidad en el funcio- nocultivos deben ser subvencionados con altos nive-
namiento de los sistemas agr’colas. En ecosistemas na- les de insumos sintŽticos para que puedan funcionar
turales, la regulaci—n interna de su funcionamiento es (Thrupp 1998).
sustancialmente un producto de procesos y sinergias La preparaci—n de la cama de semillas y la siembra
ligadas a la biodiversidad (Altieri 1994). Esta forma mecanizada reemplazan los mŽtodos naturales de dis-
de control se pierde progresivamente con la intensifi- persi—n de semillas; los plaguicidas sintŽticos reempla-

1
Universidad de California,Berkeley, California, Estados Unidos. nicholls@uclink.berkeley.edu,agroeco@nature.berkeley.edu

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zan los controles naturales de las poblaciones de in- nos quedan inevitablemente sujetas a da–os por pla-
sectos y pat—genos; y la manipulaci—n genŽtica reem- gas. Generalmente, mientras m‡s intensa sea la modi-
plaza los procesos naturales de evoluci—n y selecci—n ficaci—n de estas comunidades m‡s abundantes y se-
de plantas. TambiŽn se altera la descomposici—n por- rios son los problemas de plagas.
que las plantas se cosechan y la fertilidad del suelo se En la literatura agr’cola est‡n bien documentados
mantiene, pero no mediante el reciclamiento biol—gi- los efectos de la reducci—n de la diversidad de plantas
co de nutrimentos sino con el uso de fertilizantes sobre las irrupciones de herb’voros plagas y pat—genos
(Gliessman 1998). (Andow 1991, Altieri 1994). Las reducciones dr‡sticas
Una de las razones m‡s importantes para mante- en la biodiversidad de plantas y los efectos epidŽmicos
ner y/o incrementar la biodiversidad natural es por- resultantes pueden afectar adversamente la funci—n del
que Žsta proporciona una gran variedad de servicios ecosistema provocando consecuencias graves sobre la
ecol—gicos (Altieri 1994).En ecosistemas naturales, la productividad y sustentabilidad agr’cola.
cubierta vegetativa de un bosque o pradera previene La evidencia experimental sugiere que en los
la erosi—n del suelo, regula el ciclo del agua,controlan- agroecosistemas modernos la biodiversidad puede
do inundaciones, reforzando la infiltraci—n y reducien- usarse para el manejo —ptimo de plagas (Andow 1991,
do la escorrent’a del agua. En sistemas agr’colas, la Altieri y Letourneau 1994). Varios estudios han de-
biodiversidad cumple funciones que van m‡s all‡ de la mostrado que es posible estabilizar las comunidades
producci—n de alimentos, fibra, combustible e ingre- de insectos en los agroecosistemas mediante el dise–o
sos. Algunas de Žstas funciones son el reciclamiento de arreglos espaciales y temporales de la vegetaci—n
de nutrimentos, el control del microclima local, la re- que mantiene las poblaciones de enemigos naturales o
gulaci—n de procesos hidrol—gicos locales, la regula- que tienen un efecto disuasivo directo sobre los herb’-
ci—n de la abundancia de organismos indeseables, y la voros (Perrin 1980, Risch et al. 1983).
detoxificaci—n de residuos qu’micos nocivos. Este art’culo analiza varias opciones de dise–o de
Estos procesos de renovaci—n y servicios del eco- agroecosistemas, que basados en la teor’a agroecol—-
sistema son principalmente biol—gicos, por lo que su gica actual, llevan el uso —ptimo de la biodiversidad
persistencia depende del mantenimiento de la diversi- funcional para el control biol—gico de plagas en plan-
dad biol—gica o biodiversidad. Cuando estos servicios taciones agr’colas. Estos principios se ilustran con un
naturales se pierden por la simplificaci—n biol—gica, estudio de caso de un vi–edo org‡nico diversificado
los costos econ—micos y ambientales pueden ser signi- con cultivos de cobertura y un corredor biol—gico, en
ficativos. En la agricultura, los costos econ—micos in- el norte de California.
cluyen la aplicaci—n de insumos externos costosos, ta-
les como fertilizantes y plaguicidas, dado que los La naturaleza y funci—n de la biodiversidad
agroecosistemas que han sido privados de sus compo- La biodiversidad se refiere a todas las especies de
nentes funcionales b‡sicos no tienen la capacidad pa- plantas, animales y microorganismos que existen e in-
ra subsidiar la fertilidad del suelo y regular las plagas. teractœan rec’procamente dentro de un ecosistema.El
En muchos casos estos costos involucran una reduc- concepto tambiŽn se puede extender a la variedad ge-
ci—n en la calidad de la vida rural debido a la degrada- nŽtica asociada a estas especies y a los ecosistemas en
ci—n del suelo, la pŽrdida de la calidad del agua y de que se encuentran los organismos. En todos los agroe-
los alimentos cuando se produce contaminaci—n por cosistemas existen polinizadores, enemigos naturales,
plaguicidas o nitratos (Altieri 1995). lombrices de tierra y microorganismos del suelo, to-
En ninguna otra situaci—n son m‡s evidentes las dos componentes claves de la biodiversidad que cum-
consecuencias de la reducci—n de la biodiversidad que plen funciones ecol—gicas importantes, al mediar pro-
en el manejo de plagas agr’colas. La inestabilidad de cesos como introgresi—n genŽtica, control natural, re-
los agroecosistemas se manifiesta a travŽs del incre- ciclamiento de nutrimentos, descomposici—n, etc. (Fig.
mento de los problemas de insectos plaga, ligados a la 1). El tipo y la abundancia de biodiversidad depende
expansi—n de monocultivos a expensas de la vegeta- de la estructura y manejo del agroecosistema en cues-
ci—n natural, disminuyendo la diversidad del h‡bitat ti—n.Southwood y Way (1970) se–alaron que en gene-
local (Altieri y Letourneau 1982, Flint y Roberts ral, el nivel de biodiversidad de insectos en los agroe-
1988). Las comunidades de plantas que se modifican cosistemas depende de cuatro caracter’sticas principa-
para satisfacer las necesidades especiales de los huma- les: a) la diversidad de vegetaci—n en y alrededor del

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Depredadores Vegetación
COMPONENTES Lombrices Mesofauna Mesofauna
Polinizadores y Hervívoros adicional al
de tierra del suelo del suelo
Parásitos cultivo

BIODIVERSIDAD DEL
AGROECOSISTEMA

Comprencia Estructuras Descomposición


FUNCIONES Regulación Ciclaje de
Consumo de Alelopatía del suelo Predación
Polinización de nutrientes
biomasa Fuentes de Ciclaje de Ciclaje de
pobladores Supresión de
enemigos nutrientes nutrientes enfermedades
naturales
Plantas
silvestres
relacionadas
al cultivo

Compost Abono Agregado de Corta Vientos


MANEJO Policultivos Sistemas Rotaciones Cultivos Cero
agroforestales de cobertura labranza verde materia
orgpanica

Figura 1. Componentes, funciones y estrategias de mejoramiento de la biodiversidad en agroecosistemas (segpun Altieri, 1991).

agroecosistema; b) la durabilidad del cultivo dentro a su vez condiciona el tipo de biodiversidad presente
del agroecosistema;c) la intensidad del manejo y d) el y la cual puede o no beneficiar la protecci—n de culti-
aislamiento del agroecosistema con respecto a la ve- vos en agroecosistemas particulares. Uno de los mayo-
getaci—n natural. res desaf’os para los agroec—logos es identificar con-
En general, un agroecosistema que es m‡s diver- juntos de biodiversidad,ya sea a nivel del campo o pai-
so, m‡s permanente, rodeado de vegetaci—n natural y saje, que dar‡n resultados favorables tales como regu-
que se maneja con pocos insumos (p. ej., sistemas tra- laci—n de plagas.El desaf’o de dise–ar tales arquitectu-
dicionales de policultivos y agrosilvopastoriles) exhi- ras solamente se podr‡ enfrentar estudiando las rela-
be procesos ecol—gicos muy ligados a la amplia biodi- ciones entre la diversificaci—n de la vegetaci—n y la di-
versidad del sistema. Esto no sucede en sistemas sim- n‡mica poblacional de los herb’voros y sus enemigos
plificados (monocultivos modernos) que debido a sus naturales asociados en agroecosistemas particulares.
bajos niveles de biodiversidad funcional deben ser Los componentes de la biodiversidad en agroeco-
subsidiados con insumos externos. sistemas se pueden clasificar de acuerdo a la funci—n
Todos los agroecosistemas son din‡micos y est‡n que cumplen en el agroecosistema. Segœn esto, la bio-
sujetos a diferentes tipos de manejo, por tanto, los diversidad se puede agrupar como:
arreglos de cultivos en el tiempo y en el espacio est‡n
cambiando continuamente, de acuerdo con factores a) Biodiversidad productiva: cultivos, ‡rboles y ani-
biol—gicos, socioecon—micos y ambientales. Tales va- males que son elegidos por los agricultores y que
riaciones en el paisaje determinan el grado de hetero- constituyen el nivel b‡sico de diversidad œtil en el
geneidad caracter’stica de cada regi—n agr’cola,la que sistema.

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b) Biota funcional: organismos que contribuyen a la funci—n del agroecosistema (Fig. 2). La biodiversidad
productividad a travŽs de la polinizaci—n, control asociada tambiŽn tiene una funci—n, pero est‡ media -
biol—gico, descomposici—n, etc. da por la biodiversidad planificada que tambiŽn exhi-
c) Biota destructiva: malezas, insectos plaga y pat—- be una funci—n indirecta. Por ejemplo, en un sistema
genos que reducen la productividad cuando alcan- agroforestal los ‡rboles crean sombra, y esto permite
zan niveles poblacionales altos. que s—lo crezcan cultivos tolerantes a la sombra. Por lo
tanto, la funci—n directa de los ‡rboles es crear som-
Estas categor’as pueden agruparse en otra forma, bra. Pero asociadas a los ‡rboles existen peque–as
propuesta por Vandermeer y Perfecto (l995), quienes avispas que buscan el nŽctar en las flores de los ‡rbo-
reconocen dos tipos de componentes de la biodiversi- les. Estas avispas son parasitoides naturales de plagas
dad. El primer componente, que es la biodiversidad que normalmente atacan a los cultivos. Las avispas
planificada o productiva, incluye los cultivos y anima- son parte de la biodiversidad asociada.As’ los ‡rboles
les incluidos en el agroecosistema por el agricultor, la crean sombra (funci—n directa) y atraen avispas (fun-
cual variar‡ de acuerdo al manejo y los arreglos de ci—n indirecta) (Vandermeer y Perfecto l995).
cultivos. El segundo componente, la biodiversidad Es clave identificar el tipo de biodiversidad que
asociada, incluye la flora y fauna del suelo, los herb’- es deseable mantener o incrementar de manera que se
voros, descomponedores y depredadores, que coloni- puedan concretar las funciones (o servicios) ecol—gi-
zan al agroecosistema desde los ambientes circundan- cos, y determinar cu‡les son las mejores pr‡cticas de
tes y que permanecer‡n en el agroecosistema depen- manejo para incrementar la biodiversidad deseada.
diendo del tipo de manejo adoptado. La relaci—n en- Como se observa en la figura 3, existen muchas pr‡c-
tre los dos componentes de biodiversidad se ilustra en ticas agr’colas que tienen el potencial de incrementar
la figura 2. la biodiversidad funcional,y otras de inhibirla o redu-
cirla.Lo importante es utilizar las pr‡cticas que incre-
Manejo del
menten la biodiversidad y que Žsta, a su vez, tenga la
agroecosistema capacidad de subsidiar la sostenibilidad del agroeco-
sistema al aportar servicios ecol—gicos como el control
Biodiversidad biol—gico, el reciclamiento de nutrimentos, la conser-
planificada Promueve vaci—n de suelo y agua,entre otros.

Crea condicioines
Función del Patrones de biodiversidad de insectos en agroeco-
ecosistema p.ej.
que promueven
regulación de sistemas
plagas, reciclaje de
nutrimentos La diversidad de artr—podos ha sido correlacionada
con la diversidad vegetal en los agroecosistemas. En
Biodiversidad
Promueve
general, una mayor diversidad de plantas implica una
asociada
mayor diversidad de herb’voros, y esto a su vez deter-
mina una mayor diversidad de depredadores y parasi-
toides, cre‡ndose cadenas tr—ficas complejas. Una bio-
Biodiversidad del diversidad total mayor puede asegurar la optimiza-
ambiente
circundante ci—n de los procesos ecol—gicos claves y, as’ el funcio-
namiento de los agroecosistemas (Altieri l984).

Figura 2. La relación entre los varios tipos de biodiversidad Hay varias hip—tesis que respaldan la idea de que los
y el funcionamiento de agroecosistemas. sistemas diversificados estimulan una mayor biodiver-
sidad de artr—podos (Altieri y Letourneau 1982),tales
como:
La biodiversidad planificada tiene una funci—n di- 1. Heterogeneidad de h‡bitat. Los sistemas de culti-
recta como lo se–ala la flecha que relaciona el recua- vos complejos albergan m‡s especies que los h‡bi-
dro de biodiversidad planificada y el recuadro de la tats agr’colas simplificados. Los sistemas con aso-

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ciaciones heterogŽneas de plantas poseen m‡s INCREMENTO EN LADIVERSIDAD DE ENEMIGOS NATURALES
biomasa, recursos alimenticios y persistencia tem- DENSIDADES DE POBLACI´ON DE PLAGAS BAJA

poral; por lo tanto, poseen m‡s especies de insec-


tos asociadas con respecto a los sistemas de mo-
nocultivo. Aparentemente la diversidad de espe- Franjas de cultivo Policultivos Rotaciones Cultivos de
cies vegetales y la diversidad estructural de plan- Corredores cobertura
biológicos
tas son importantes para determinar la diversidad Cortinas
de insectos. rompevientos

2. Depredaci—n. El incremento de la abundancia de


depredadores y parasitoides en diversas asociacio-
nes de plantas reduce la densidad de presas/hos-
pedantes (Root l973), por lo que la competencia Diversificación del hábitat Manejo Poca
orgánico del disturbancia
entre herb’voros se reduce, lo que a su vez permi- suelo del suelo por
prácticas de
te la adici—n de nuevas especies de herb’voros que labranza cero
sostienen a m‡s especies de enemigos naturales.
3. Productividad. En general, los policultivos son MANEJO DELAGROECOSISTEMA
m‡s productivos que los monocultivos (Francis
l986, Vandermeer, l989). Este incremento de la Pesticidas
Prácticas culturales
productividad favorece una mayor biodiversidad
de insectos, dada la mayor abundancia de recursos Labranza Remoción Monocultivos Fertilización
alimenticios. convencional total de química
malezas
4. Estabilidad. Esta hip—tesis asume que la producti-
vidad en policultivos es m‡s estable y predecible
que en monocultivos. La mayor productividad,
Disminución en la diversidad de especies de nenemigos natuales
junto con la heterogeneidad de agroecosistemas incremento en la población de la especie plaga
complejos, permite a los insectos dividir el am-
biente temporal y espacialmente, de modo que
coexisten m‡s especies. Figura 3. Efectos del manejo del ecosistema y prácticas cul-
Existen varios factores ambientales que afectan la turales asociadas con diversidad de enemigos
diversidad, abundancia y actividad de parasitoides y naturales y abundancia de insectos plaga.
depredadores en los agroecosistemas:condiciones mi-
croclim‡ticas, disponibilidad de alimentos (agua, po- ej., asociaciones y rotaciones de cultivos, presencia de
len, presas, etc.), recursos del h‡bitat (sitios de repro- malezas en floraci—n, diversidad genŽtica, etc.). Rabb
ducci—n, refugio, etc.), competencia inter-espec’fica y et al. (l976) y Altieri y Whitcomb (l979) se–alan que
presencia de otros organismos (hiperpar‡sitos, depre- con base en la informaci—n disponible, la biodiversi-
dadores, etc.). Los efectos de cada uno de estos facto- dad de enemigos naturales y su eficacia se pueden in-
res variar‡ de acuerdo al arreglo espacio-temporal de crementar en los agroecosistemas de las siguientes
los cultivos y a la intensidad de manejo; debido a que maneras: a) mediante introducciones mœltiples de
estos atributos afectan la heterogeneidad ambiental enemigos naturales a travŽs de enfoques aumentati-
de los agroecosistemas (van den Bosch y Telford l964). vos de control biol—gico; b) reduciendo la mortalidad
A pesar de que los enemigos naturales var’an mu- de los enemigos naturales, al eliminar plaguicidas; c)
cho en su respuesta a la distribuci—n, densidad y dis- proporcionando recursos alimenticios como polen,
persi—n de los cultivos, la evidencia se–ala que ciertos nŽctar, presas/hospedantes; d) incrementando la di-
atributos estructurales del agroecosistema (diversidad versidad vegetal dentro y alrededor del cultivo; y e)
vegetal,niveles de insumos, etc.) influyen significativa- manipulando los atributos arquitect—nicos, genŽticos y
mente en la din‡mica y diversidad de depredadores y qu’micos de las plantas, tales como kairomonas que
parasitoides. La mayor’a de estos atributos se relacio- estimulan la capacidad de bœsqueda y la retenci—n de
nan con la biodiversidad y est‡n sujetos al manejo (p. los enemigos naturales en el campo.

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Biodiversidad vegetal y estabilidad de poblaciones
ladores y los que no lo hacen, y bajo quŽ circunstan-
de insectos en agroecosistemas cias agroecol—gicas y quŽ tipo de manejo (Root 1973).
Desde l970 la literatura contiene cientos de ejemplos De acuerdo a estas hip—tesis, una menor densidad de
de experimentos en los que se documenta que me- herb’voros puede ser el resultado de una mayor de-
diante la diversificaci—n de cultivos se logra la reduc- predaci—n y parasitismo, o alternativamente el resulta-
ci—n de poblaciones de herb’voros plaga (Andow l99l, do de una menor colonizaci—n y reproducci—n de pla-
Altieri l994). En la mayor’a de los experimentos don- gas ya sea por repelencia qu’mica, camuflaje o inhibi-
de se evaluaron asociaciones de un cultivo principal ci—n de alimentaci—n por parte de plantas no hospe-
con otras especies vegetales no hospedantes de una dantes, prevenci—n de inmigraci—n u otros factores
plaga espec’fica, se determin— que la poblaci—n de la (Andow l991).
plaga era menor en las asociaciones que en los mono- En un experimento donde se control— la diversi-
cultivos (Root l973, Cromartie l98l, Risch et al. l983). dad vegetal en sistemas de praderas se determin— que
En monocultivos, los herb’voros logran una mayor co- en la medida en que se incrementaba el nœmero de es-
lonizaci—n, mayor reproducci—n, mayor tiempo de pecies de plantas en la pradera,aumentaba la produc-
permanencia en el cultivo, menor dificultad para en- tividad del ecosistema y el uso de los nutrimentos era
contrar el cultivo y menor mortalidad debida a enemi- m‡s eficiente (Tilman et al. l996). Este mismo patr—n
gos naturales. ocurre frecuentemente en agroecosistemas, donde la
Hay varios factores que le permiten a los policul- regulaci—n de insectos plaga se incrementa con el au-
tivos limitar el ataque de las plagas. El cultivo puede mento de especies de plantas. La evidencia demuestra
estar protegido de las plagas por la presencia f’sica de que en la medida que se incrementa la diversidad ve-
otro cultivo m‡s alto que estar’a actuando como ba- getal, la reducci—n de plagas alcanza un nivel —ptimo,
rrera o camuflaje. La asociaci—n de repollo con toma- logr‡ndose rendimientos m‡s estables.
te reduce las poblaciones de la palomilla del repollo Aparentemente, mientras m‡s diverso es el
(Plutella xylostella),mientras que las mezclas de ma’z, agroecosistema y menos perturbada es la diversidad,
frijol y calabaza tienen el mismo efecto sobre crisomŽ- aumentan los nexos tr—ficos, desarroll‡ndose sinergis-
lidos del gŽnero Diabrotica. El olor de algunas plantas mos que promueven la estabilidad en las poblaciones
tambiŽn puede afectar la capacidad de bœsqueda de de insectos. Sin embargo, es claro que esta estabilidad
ciertas plagas. Los bordes de pasto repelen a cicadŽli- depende no s—lo de la diversidad tr—fica,sino m‡s bien
dos como Empoasca fabae del frijol y los est’mulos de la respuesta que est‡ asociada a la densidad que
qu’micos de la cebolla no permiten a ciertas especies tengan los niveles tr—ficos m‡s altos (Southwood y
de moscas del gŽnero Psila encontrar la zanahoria Way 1970). En otras palabras, la estabilidad depende
sembrada en policultivo (Altieri l994). de la precisi—n de la respuesta de cada nivel tr—fico al
TambiŽn hay cultivos que dentro de una combina- incremento poblacional en un nivel inferior. Aunque
ci—n pueden actuar como cultivo trampa. La siembra no existen conexiones simples entre diversidad de es-
de franjas de alfalfa en plantaciones de algod—n pecies y estabilidad en ecosistemas, lo clave para al-
atraen al chinche Lygus; aunque hay una pŽrdida de canzar la regulaci—n bi—tica es la diversidad selectiva
‡rea dedicada a la alfalfa, esto representa un menor y no una colecci—n de especies al azar (Dempster y
costo comparado con el costo del control de la plaga Coaker l974).
sino estuviera la alfalfa (Flint y Roberts 1988). Los En estudios realizados en los œltimos a–os se de-
cultivos de repollo y br—coli sufren menos da–o por muestra que las caracter’sticas funcionales de las es-
‡fidos y crisomŽlidos cuando se intercalan con cruc’fe- pecies que componen los agroecosistemas son tan im-
ras silvestres que actœan como atrayentes de estas pla- portantes como el nœmero total de especies. Los pape-
gas (Landis et al. 2000). les funcionales representados por las especies de plan-
Hay dos hip—tesis que explican la menor abun- tas son claves para determinar procesos y servicios en
dancia de herb’voros en policultivos: la de la concen- los agroecosistemas (Tilman et al. 1996). Esto tiene
traci—n de recursos y la de los enemigos naturales implicaciones pr‡cticas para el manejo del h‡bitat. Si
(Smith y McSorely 2000). Ambas hip—tesis se–alan es m‡s f‡cil emular un proceso ecol—gico espec’fico
que pueden haber diferentes mecanismos actuando en que duplicar la complejidad de la naturaleza,entonces
agroecosistemas distintos y tienden a sugerir los tipos se deber’an realizar esfuerzos para incorporar un
de conjuntos de vegetaci—n que poseen efectos regu- componente espec’fico de la biodiversidad que cum-

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pla un papel especial (p. ej. que fija nitr—geno o que
sus flores atraen parasitoides). Dependiendo de las
condiciones del agricultor, todo lo que necesita podr’a
ser una rotaci—n o la adici—n de un cultivo asociado. En
el caso de agricultores de pocos recursos, que no pue-
den correr muchos riesgos,probablemente la mejor op-
ci—n sea la adopci—n de policultivos muy diversos.
Desde un punto de vista pr‡ctico, es m‡s f‡cil di-
se–ar estrategias de manejo de insectos en policultivos
utilizando la hip—tesis de los enemigos naturales que
la de la concentraci—n de recursos. Esto se debe a que
aœn no se han identificado bien las situaciones ecol—- Figura 4. Efectos de la fragmentación del paisaje en la viabi-
gicas o los rasgos en el sistema de vida, que hacen a lidad de las poblaciones de enemigos naturales en
ciertas plagas m‡s o menos sensibles a la organizaci—n los agroecosistemas al variar los diferentes niveles
de los cultivos en el campo (Kareiva l986). de artificialización de los sisitemas agrícolas.
Los monocultivos son ambientes dif’ciles para in-
ducir una operaci—n eficiente de enemigos naturales, da de h‡bitat para el control biol—gico de plagas pue-
debido a que Žstos carecen de recursos adecuados pa- den ser serias segœn las evidencias que demuestran un
ra el desempe–o —ptimo de depredadores y parasitoi- incremento de plagas en los paisajes agr’colas homo-
des, y porque en general,se usan pr‡cticas que afectan gŽneos (Altieri y Letourneau l982). Datos recientes
negativamente el control biol—gico. Sin embargo, los demuestran que hay un incremento de enemigos natu-
policultivos poseen condiciones intr’nsecas (p. ej. di- rales y un control biol—gico m‡s eficaz en ‡reas donde
versidad de alimentos y refugios, y generalmente no permanece la vegetaci—n natural en los bordes de las
son asperjados con plaguicidas) que favorecen a los plantaciones (Barbosa 1998). Estos h‡bitats son im-
enemigos naturales. En estos sistemas, la elecci—n de portantes como sitios de refugio y proveen alimento
una planta alta o baja,una en floraci—n, una de madu- para enemigos naturales en Žpocas de escasez de pla-
raci—n prematura o una leguminosa puede aumentar o gas en el campo (Landis et al. 2000).
disminuir los efectos de la mezclas de cultivos sobre Las cortinas rompeviento, bordes, linderos y otros
las plagas (Vandermeer l989).De esta forma,reempla- componentes del paisaje han recibido mucha atenci—n
zando o adicionando una diversidad adecuada de en Europa por sus efectos en la distribuci—n y abun-
plantas es posible ejercer cambios en la diversidad del dancia de artr—podos en campos adyacentes (Fry
h‡bitat, que a su vez mejoran la abundancia y eficacia l995). Hay una amplia aceptaci—n sobre la importan-
de los enemigos naturales. cia de la vegetaci—n en los m‡rgenes de los campos,
por su funci—n como reservorios de enemigos natura-
les de plagas (van Emden l965). Muchos estudios han
Estructura del paisaje agr’cola y biodiversidad de demostrado movimientos de artr—podos benŽficos
insectos desde los m‡rgenes hacia el cultivo, y se ha observado
Una tendencia desafortunada que acompa–a la ex- un mayor control biol—gico en las hileras de cultivos
pansi—n de los monocultivos, es que Žsta ocurre a ex- cerca de los m‡rgenes, que en el centro de las planta-
pensas de la vegetaci—n natural circundante, la cual ciones (Pickett y Bugg 1998,Thies y Tscharntke 1999).
sirve para mantener la biodiversidad a nivel del paisa- En muchos casos, las malezas y otro tipo de vege-
je. Como consecuencia de esta tendencia, la cantidad taci—n alrededor de los campos albergan presas y hos-
total de h‡bitat disponible para insectos benŽficos es- pedantes para los enemigos naturales, proporcionan-
t‡ descendiendo a tasas alarmantes. do as’ recursos estacionales y cubriendo las brechas en
El impacto hipotŽtico de la fragmentaci—n del los ciclos de vida de los insectos entom—fagos y de las
paisaje sobre la sobrevivencia de enemigos naturales plagas (Altieri y Whitcomb l979). Un ejemplo cl‡sico
se visualiza en la figura 4. En la medida que se homo- es el de la avispita parasitoide de huevos Anagrus
geneiza el paisaje y aumenta la perturbaci—n del am- epos, cuya eficacia en regular las poblaciones del cica-
biente, este se torna cada vez m‡s desfavorable para dŽlido de la vid,Erythroneura elegantula, se incremen-
los enemigos naturales. Las implicaciones de la pŽrdi- ta de manera importante en vi–edos rodeados por

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mora silvestre (Rubus sp.) en California.Esta planta al- dancia de una comunidad compleja de insectos plaga
berga poblaciones de un cicadŽlido neutral (Dikrella y sus enemigos naturales asociados.
cruentata), que en el invierno se reproduce en sus ho- Determinar que la dispersi—n de insectos funcio-
jas y que sirve de alimento alternativo a A. epos na como respuesta a la diversidad de la vegetaci—n a
(Doutt y Nakata l973).Estudios recientes demuestran nivel de paisaje, y si las franjas o bordes de vegetaci—n
que los huertos de ciruelo adyacentes a vi–edos ofre- sirven como corredores para el movimiento de enemi-
cen refugio invernal a A. epos y por lo tanto, estos vi- gos naturales en campos adyacentes, tendr’a implica -
–edos cercanos se benefician por el parasitismo tem- ciones mayores en el dise–o de estrategias de manejo
prano que ejerce la avispita,la cual encuentra alimen- integrado de plagas (MIP) a nivel de paisaje. Se espe-
to y refugio en los ciruelos circundantes. rar’a que estos corredores pudieran servir como rutas
Diversas investigaciones en el norte de California para la dispersi—n de depredadores y parasitoides en
han demostrado que existe un movimiento considera- los agroecosistemas. Dada la gran relaci—n per’metro-
ble de insectos entom—fagos desde los bosques ripa- ‡rea de los corredores, la interacci—n con campos ad-
rios hacia los huertos de manzanos adyacentes, siendo yacentes es sustancial, aportando protecci—n a los cul-
los huertos org‡nicos los que muestran mayor coloni- tivos dentro de un ‡rea de influencia determinada por
zaci—n con respecto a los huertos asperjados con in- la distancia de los movimientos de los depredadores,
secticidas (Altieri y Schmidt l986). Varias especies de desde los corredores hacia cierto ‡mbito del campo.
depredadores y parasitoides recolectados en los m‡r- Al documentar estos efectos ser‡ posible entonces de-
genes del bosque fueron capturados en la interfase terminar el largo, ancho, distancia y frecuencia a la
huerto-bosque y m‡s tarde recolectados dentro de los que los corredores deber‡n colocarse en los campos,
bosques, sugiriendo que la organizaci—n de la fauna para mantener un nivel —ptimo de entomofauna benŽ-
benŽfica de los huertos est‡ condicionada por el tipo fica, evitando as’ la necesidad de utilizar plaguicidas.
de vegetaci—n natural circundante. Un sistema de corredores y m‡rgenes en agroeco-
En zonas templadas, los investigadores han inten- sistemas podr’a tambiŽn tener efectos importantes a
tado incrementar los depredadores utilizando Òban- nivel ecol—gico, tales como interrupci—n de la disper-
cosÓ de cole—pteros, franjas en floraci—n y bordes de si—n de prop‡gulos de pat—genos y semillas de male-
vegetaci—n para crear condiciones de h‡bitat favora- zas, barreras al movimiento de insectos dispersados
bles para los insectos benŽficos, en especial car‡bidos por el viento, reducci—n del acarreo de sedimentos y
depredadores. En Inglaterra, cuando se utilizan estas pŽrdida de nutrimentos, producci—n de biomasa incor-
estrategias de diversificaci—n vegetal (especialmente porable al suelo, y modificaci—n de la velocidad del
franjas de pastos) y se elimina el uso de plaguicidas en viento y microclima local.Lo m‡s importante es que el
cereales, los car‡bidos depredadores colonizan los dise–o de corredores puede convertirse en una estra-
campos y proliferan, controlando las poblaciones de tegia importante para la reintroducci—n de biodiversi-
‡fidos que tienden a ser m‡s numerosos en los centros dad en monocultivos de gran escala, facilitando as’ la
de las plantaciones (Wratten l988). El costo de esta- reestruturaci—n de agroecosistemas para su conver-
blecer un ÒbancoÒ de cole—pteros de 400 m en 20 ha es si—n a un manejo agroecol—gico.
de aproximadamente US$200, incluyendo la arada, la
semilla de pasto y la pŽrdida de ‡rea para el cultivo
principal. Una sola aplicaci—n de insecticidas contra Estudio de caso: biodiversificaci—n de vi–edos en el
‡fidos cuesta US$750, m‡s el costo de la pŽrdida de norte de California
rendimientos por el ataque de ‡fidos. En el norte de California,muchos vi–edos est‡n inser-
A pesar de estas observaciones, existen pocos es- tados en una matriz de bosques riparios, transform‡n-
fuerzos en el mundo para diversificar agroecosistemas dose en modelos para el estudio de colonizaci—n de
modernos a nivel del paisaje, con m‡rgenes naturales artr—podos y el intercambio de Žstos entre campos
compuestos por especies en floraci—n que actœen co- agr’colas y ‡reas no cultivadas.
mo plantas ÒinsectariasÓ.Las experiencias de este tipo Se realiz— un estudio en dos bloques adyacentes a
llenar’an una brecha en la informaci—n de c—mo los un vi–edo Chardonnay, localizado en Hopland, 200
cambios en el dise–o f’sico y a nivel de biodiversidad km al norte de San Francisco, en una regi—n t’pica de
en agroecosistemas afectar’an la distribuci—n y abun- producci—n de vino. En el estudio se aprovech— la

57
existencia de un corredor vegetal de 300 m de largo y En las mismas hileras donde se colocaron las
5 m de ancho, compuesto por al menos 65 especies de trampas adhesivas, se examinaron hojas del cultivo, di-
plantas en floraci—n. Este corredor, con conexi—n al rectamente en el campo, y se cont— el nœmero de nin-
bosque ripario, atraviesa el vi–edo, permitiendo as’ fas de E. elegantula.
evaluar si esa faja de vegetaci—n puede incrementar el La mitad de cada bloque se mantuvo libre de otra
control biol—gico de insectos plaga en el vi–edo. vegetaci—n durante la primavera y finales del verano
El principal interŽs era evaluar si el corredor ac- (monocultivo).En abril, las otras dos mitades de cada
tuaba como un h‡bitat que aporta recursos alimenti- bloque fueron sembradas hilera de por medio con una
cios alternativos, continuos, abundantes y bien distri- mezcla de girasol (Helianthus annuus) y trigo sarrace-
buidos para una comunidad diversa de depredadores no (Fagopyrum esculentum) (vi–edo con cultivo de
generalistas y parasitoides, permitiendo a las pobla- cobertura). El trigo sarraceno florece de mayo a julio
ciones de estos enemigos naturales desarrollarse en el y el girasol de julio hasta el final de la estaci—n.
‡rea de influencia del corredor, antes que las pobla- De abril a setiembre de 1996 y 1997, se evalu— la
ciones de plagas en el vi–edo.TambiŽn se pens— que el abundancia y diversidad de los adultos del cicadŽli-
corredor podr’a servir como una carretera biol—gica do de la uva, adultos y ninfas de trips (Frankliniella
para la dispersi—n de depredadores y parasitoides des- occidentalis), adultos de A. epos, Orius sp. y otros de-
de el bosque y hacia el vi–edo, y de este modo propor- predadores, en los bloques de vi–edo con cultivos de
cionar protecci—n contra los insectos plaga en el ‡rea cobertura y en los vi–edos en monocultivo, para lo
de influencia del corredor (Nicholls et al. 2001). cual se utilizaron trampas adhesivas amarillas y azu-
Como el cultivo tambiŽn estaba diversificado con les, colocadas en 10 hileras seleccionadas al azar en ca-
cultivos de cobertura, se evalu— otra hip—tesis: si la da bloque.TambiŽn se determin— el nœmero de ninfas
presencia de insectos neutrales, polen y nŽctar en los de E. elegantula y el parasitismo de huevos (Settle y
cultivos de cobertura aportan un suministro de recur- Wilson 1990). Los huevos eclosionados fueron exami-
sos alimenticios abundante para los enemigos natura- nados para determinar la presencia o no de hendidu-
les. As’ los depredadores y parasitoides rompen su de- ras del huevo, lo cual indica la emergencia de A. epos
pendencia estricta de herb’voros de la uva,lo que per- (Murphy et al. 1996).
mite a los enemigos naturales aumentar sus densida- Con el prop—sito de determinar si el corte del cul-
des y mantener las poblaciones de plaga a niveles tivo de cobertura forzaba el movimiento de los enemi-
aceptables (Nicholls et al. 2000). gos naturales desde esos cultivos hacia los vi–edos, se
Los dos bloques del vi–edo evaluado (Bloques A seleccionaron tres hileras diferentes en el bloque B,
y B) de 2,5 ha cada uno, estaban rodeados en la zona las cuales se cortaron tres veces cada a–o. En ambos
norte por bosque ripario, pero el bloque A era pene- a–os, se colocaron trampas adhesivas amarillas y azu-
trado y atravesado por el corredor. Ambos bloques es- les en hileras al azar, en los bloques de cultivo de co-
taban manejados org‡nicamente durante los dos a–os bertura cada vez que estas fueron cortadas, y en siste-
del estudio. mas donde las coberturas no se cortaron.

Metodolog’a
Influencia del corredor sobre E. elegantula y F.
Para monitorear la diversidad y abundancia de la en-
occidentalis
tomofauna se colocaron trampas adhesivas amarillas y
azules en diferentes puntos del vi–edo, y a diferentes En el bloque A, en los dos a–os, los adultos de E.
distancias desde el corredor (en el bloque A) o la zo- elegantula mostraron una clara gradiente de densi-
na de borde sin corredor (Bloque B) (hileras 1, 5, 15, dad, alcanzando los niveles poblacionales m‡s bajos
25, 45) de abril a setiembre en 1996 y 1997. Las tram- en las hileras de los vi–edos localizados cerca del co-
pas amarillas fueron usadas para monitorear el cica- rredor y del bosque ripario e incrementando sus nive-
dŽlido de la uva E. elegantula, su parasitoide de hue- les hacia el centro del campo, en hileras progresiva-
vos A. epos, y varias especies de depredadores. Las mente alejadas de la vegetaci—n adyacente (Fig. 5).En
trampas azules fueron usadas principalmente para de- el bloque B, la ausencia del corredor provoc— una dis-
terminar las poblaciones de trips y del depredador persi—n uniforme de la plaga. Las poblaciones de nin-
Orius. fas se comportaron de forma similar, alcanzando sus

58
corredor, el cual encauz— la dispersi—n de insectos be-
nŽficos dentro del vi–edo (Fig. 6). Los depredadores
mostraron una distribuci—n m‡s homogŽnea en el blo-
que B, donde no hubo diferencias en las capturas es-
paciales de los depredadores entre el borde de suelo
desnudo y las hileras del centro. Sin embargo, se pudo
observar que su abundancia tendi— a ser mayor en las
hileras cerca al bosque ripario.
La distribuci—n de Orius sp. fue afectada por el
corredor y el bosque ripario. As’, mientras en el blo-
que A,las poblaciones m‡s altas de este insecto se pre-
sentaron en los vi–edos cercanos a los bordes (hasta
20 m), en el bloque B no se present— un gradiente po-
blacional aparente (Cuadro 1).

El parasitoide A. epos coloniz— los vi–edos desde


el corredor y el bosque ripario hacia el ‡rea de mues-
treo,presentando las densidades m‡s altas en las hileras
del centro,desde finales de julio hasta finales de agosto
en los dos a–os de estudio,donde las poblaciones de E.
Figura 5. Densidades poblacionales (promedios/trampa) de elegantula eran m‡s abundantes (Fig. 7). El incremen-
adultos de E. elegantula en ambos bloques del to en las capturas de A. epos especialmente a partir de
viñedo, influenciado por la presencia del bosque finales de junio,indica que el parasitoide empez— a co-
ripario y el corredor (Bloque A) y la zona libre de
vegetación (Bloque B). Hopland, California, 1996. lonizar el vi–edo a principios de junio,semanas despuŽs

niveles m‡s altos en las hileras del centro del bloque


A,durante todo el estudio. Aparentemente, el ‡rea de
influencia del corredor se extendi— 15-20 hileras (25-
30 m), mientras que el ‡rea de influencia del bosque
ripario sobre la poblaci—n de ninfas alcanz— 10-15 hi-
leras (20-25 m). En el bloque B, el cual carec’a de co-
rredor, las ninfas presentaron una distribuci—n homo-
gŽnea en todas las hileras.
Un gradiente poblacional parecida se observ— en
la distribuci—n de F. occidentalis. En ambos a–os, las
capturas en el bloque A fueron sustancialmente m‡s
altas en las hileras centrales que en las hileras adya-
centes al bosque; las capturas fueron menores en las
hileras cerca del corredor. En el bloque B, no hubo di-
ferencias en las capturas entre las hileras centrales y
las cercanas al borde sin vegetaci—n adyacente;sin em-
bargo, las capturas cerca del bosque ripario fueron
menores, especialmente durante 1997.

Efectos del corredor sobre los enemigos naturales


La abundancia y distribuci—n espacial de los depreda- Figura 6. Densidad poblacional de depredadores (prome-
dores generalistas de las familias Coccinellidae, Chry- dio/trampa) en los bloques del viñedo, influenciado
sopidae, Nabidae, y Syrphidae en el bloque A estuvo por la presencia del bosque ripario y el corredor
(Bloque A) y la zona libre de vegetación (Bloque B),
influenciada por la presencia del bosque ripario y del Hopland, California, 1997.

59
Cuadro 1. Densidad* media (+ ES) de Orius sp. en hileras del borde y del centro de dos bloques de un viñedo en Hopland, Ca-
lifornia, 1996.

Junio Julio Agosto


A B A B A B
Cerca del corredor
(borde limpio) 1,33+0,08 1,20+0,3 3,75+0,94 2,54+0,84 1,53+0,51 1,85+0,56
Centro del campo 1,16+0,05 1,36+0,45 2,11+0,52 2,96+0,98 1,20+0,4 1,70+062
Cerca del bosque 1,90+0, 47 1,40+0,46 4,52+1,5 3,01+0,75 1,42+0,38 2,03+0,84
Densidad = número promedio de insectos por trampa adhesiva azul, durante cuatro fechas de muestreo

de que los adultos de E. elegantula colonizaron los vi- nuci—n en el nœmero de ninfas de la plaga. Las densi-
–edos. La aparici—n de A. epos coincidi— con el inicio dades de ninfas fueron generalmente menores en sec-
del per’odo de oviposici—n de los adultos de la plaga. ciones de los vi–edos con cultivos de cobertura en
Se observaron niveles altos de parasitismo a tra- 1996,pero esto fue m‡s evidente en 1997 (Fig. 9).
vŽs de las generaciones en los dos bloques y en ambos
a–os del estudio (Cuadro 2). Los huevos presentes en Efecto de las cobertura sobre las poblaciones de A.
las hileras del centro alcanzaron una tasa de parasitis- epos y en las tasas de parasitismo
mo levemente m‡s alta que los huevos localizados en Durante 1996, en las secciones con cultivo de cober-
las hileras cercanas al bosque o al corredor. La pro- tura y en las secciones en monocultivo las densidades
porci—n de huevos parasitados mostr— una tendencia promedio de A. epos fueron similares, aunque al final
de distribuci—n uniforme entre las hileras de ambos de la estaci—n logr— alcanzar niveles altos en las sec-
bloques. Se asume que la presencia del bosque ripario ciones en monocultivo. De igual forma, durante 1997,
est‡ asociada con la colonizaci—n de A. epos, pero no
se determin— prevalencia en el parasitismo de huevos
de E. elegantula durante la estaci—n en hileras adya-
centes a tales h‡bitats.

Cuadro 2. Porcentaje de parasitismo de huevos (promedio +


ES) de E. elegantula * por A. epos, en hileras del borde y el
centro, de los bloques de viñedo en Hopland, California.

Bloque A Bloque B
1996 1997 1996 1997
Cerca del corredor
(borde limpio) 46+16 59+14 62+21 73+45
Centro del campo 61+23 82+33 75+32 80+37
Cerca del bosque 57+31 77+27 74+43 75+29
* Porcentaje promedio de 12 fechas de muestreo durante la estación

Efecto de los cultivos de cobertura de verano sobre ci-


cadŽlidos
En ambos a–os, las densidades fueron menores en los
vi–edos con cultivos de cobertura de verano con res-
pecto al vi–edo en monocultivo (Fig. 8). Comparando Figura 7. Densidad poblacional de A. epos (promedio de
ambos tipos de vi–edo, se observ— que el incremento adulto/trampa) influenciado por la presencia del
bosque ripario y el corredor (Bloque A) y la zona li-
en la diversidad de plantas caus— tambiŽn una dismi- bre de vegetación (Bloque B), Hopland, California,
1996.

60
un a–o de capturas particularmente elevadas, el nœ- del corte,el nœmero de ninfas disminuy— en los vi–e-
mero de A. epos fue significativamente mayor en las dos donde el cultivo de cobertura fue cortado, coin-
secciones de monocultivo, especialmente a finales de cidiendo con un incremento en las densidades del
julio. A. epos fue m‡s abundante en el vi–edo en mo- parasitoide A. epos. Durante la segunda semana, es-
nocultivo, lo cual estuvo asociado con las altas densi- ta disminuci—n fue m‡s notoria, aunque las diferen-
dades del cicadŽlido hospedante. cias en la poblaci—n de A. epos entre ambos sistemas
Las diferencias en las capturas de A. epos en seccio- no fueron significativas (Fig. 10).
nes con cultivos de cobertura y secciones en mono-
cultivo no se reflejaron en las tasas de parasitismo Efecto de los cultivos de cobertura sobre las poblacio-
de E. elegantula. Tampoco hubo una relaci—n entre nes de trips y depredadores generalistas
la abundancia del cicadŽlido y los niveles de parasi- Las densidades de trips en 1996 fueron menores en las
tismo observados en este estudio. No se presentaron secciones del vi–edo con cultivos de cobertura que en
diferencias estad’sticas en las tasas de parasitismo en- aquellas que crec’a en monocultivo. Las densidades de
tre los tratamientos durante el estudio, aunque en ju- trips permanecieron bajas durante toda la temporada.
lio de 1996 y 1997, las tasas de parasitismo fueron le- Tales diferencias fueron tambiŽn aparentes en 1997,
vemente m‡s altas en las secciones con cultivos de co- un a–o con alta presi—n poblacional de trips. Las po -
bertura, pero sin ser estad’sticamente significativas. blaciones en 1997 fueron significativamente mayores
en las secciones de monocultivo, especialmente al fi-
Efecto del corte de los cultivos de cobertura en la po- nal de julio. En el cuadro 3 se presenta la densidad po-
blaci—n de E. elegantula y A. epos blacional de depredadores en los vi–edos con cultivos
Antes del corte, las densidades de las ninfas de E. de cobertura y en los de monocultivo. Los principales
elegantula en los vi–edos fueron similares en las hi- depredadores fueron ara–as, Nabis sp., Orius sp.,
leras con cultivos de cobertura. Una semana despuŽs Geocoris sp., coccinŽlidos, y Chrysoperla sp.

Figura 8. Densidades de adultos de E. elegantula en Figura 9. Densidades de ninfas de E.elegantula en sistemas


sistemas con cultivos de cobertura y en sistemas con cultivos de cobertura y en sistemas en
en monocultivo en el viñedo, Hopland, California, monocultivo en el viñedo durante dos temporadas,
1996- 1997. Hopland, California, 1996-1997.

61
Generalmente,las poblaciones fueron menores al inicio
de la estaci—n y se incrementaron cuando las presas
tambiŽn comenzaron a incrementarse. El cuadro 3
muestra que durante 1996,las poblaciones de los depre-
dadores generalistas fueron m‡s altas en las secciones
del vi–edo con cultivos de cobertura que en las seccio-
nes en monocultivo.

En 1996, el depredador m‡s abundante en las flo-


res de trigo sarraceno y girasol fue Orius, seguido por
varias especies de coccinŽlidos. Entre las ara–as en-
contradas, las especies de la familia Thomisidae fue-
ron los m‡s abundantes. En 1997, Orius fue nueva-
mente el depredador m‡s abundante en las secciones
del vi–edo con cultivo de cobertura, seguido por va-
rias especies de Thomisidae y algunas especies de
Coccinellidae, Nabidae y Geocoris sp. Muchos de es-
tos depredadores probablemente respondieron al
complejo de insectos neutrales y al polen y nŽctar pre-
sente en el cultivo de cobertura.
Figura 10. Efectos del corte del cultivo de cobertura en el
Implicaciones del estudio viñedo en (a) las ninfas del cicadélido de la uva y
Esta investigaci—n demuestra que los cultivos de co- (b) Anagrus epos (Hopland, California, 1997).
bertura mantienen un gran nœmero de Orius, coccinŽ-
lidos, ara–as, especialmente de la familia Thomisidae,
y otras especies de depredadores. La comparaci—n de La evaluaci—n del efecto del corte de la cobertura
la abundancia de depredadores en los sistemas con y sugieren una conexi—n ecol—gica directa,debido a que
sin cultivos de cobertura muestran que la presencia de el corte forz— el movimiento de A.epos y de los depre-
trigo sarraceno y girasol produce un incremento en la dadores que se encontraban en las flores, provocando
densidad de Žstos. La pregunta es si esos incrementos as’ en una disminuci—n de la poblaci—n de la plaga en
en la abundancia de depredadores (especialmente los vi–edos adyacentes a los sistemas donde la cober-
porque A. epos actœa de manera similar en los dos sis- tura fue cortada.
temas) explican las bajas poblaciones de E.elegantula Esta investigaci—n tambiŽn sugiere que la disper-
y de trips observados en los vi–edos diversificados. Es- si—n y las subsecuentes densidades de los herb’voros y
te estudio revela que la alta densidad de depredadores sus enemigos naturales asociados, est‡n influenciadas
est‡ correlacionada con las poblaciones menores de la por las caracter’sticas del paisaje, tales como el bosque
plaga y esta relaci—n es m‡s clara en el caso de la inte- ripario y el corredor adyacente al vi–edo. La presen-
racci—n Orius-trips. cia de los h‡bitats riparios incrementa la colonizaci—n

Cuadro 3. Densidad promedio mensual* (+ ES) de diferentes especies de artrópodos depredadores en viñedos con y sin cul-
tivos de cobertura, Hopland, California. 1996.

Orius sp. Arañas Coccinellidae Geocoris sp. Nabis sp. Chysoperla sp.
Con Junio 3+0,7 3+1,3 0 0 1+0,3 3+2,2
cobertura Julio 5+1,9 9+3,4 4+1,9 2+1,7 1+0,6 5+3,1
Agosto 4+2,0 12+3,7 1+0,8 4+2,3 2+1,1 2+1,0
Sin Junio 2+1,3 2+1,1 2+0,7 0 0 2+0,7
cobertura Julio 3+0,9 8+2,6 2+0,4 1+0,5 0 4+1,5
Agosto 2+0,8 9+3,4 1+0,3 2+0,9 1+0,7 2+0,8
*Número de individuos por transecto de 25 m, muestreado con D-Vac

62
de los depredadores y su abundancia en los vi–edos necesaria que aporta los recursos (polen, nŽctar, pre-
adyacentes; sin embargo, esta influencia es limitada sas alternativas, refugio, etc.) para una —ptima diversi-
por la distancia a la cual los enemigos naturales se dis- dad y abundancia de enemigos naturales. Estos recur-
persan dentro del vi–edo. No obstante, el corredor sos deben integrarse al paisaje agr’cola de una mane-
amplifica esta influencia, permitiendo incrementar la ra espacial y temporal, que favorezca a los enemigos
dispersi—n y circulaci—n de los depredadores al centro naturales y por supuesto, f‡cil de implementar por los
del campo, lo cual incrementa el control biol—gico, es- agricultores. El Žxito depende de:a) la selecci—n de las
pecialmente en las hileras de vi–edos cerca a los h‡bi- especies de plantas m‡s apropiadas; b) la entomofau-
tats que proveen este alimento alternativo. na asociada a la biodiversidad vegetal; c) la manera
como los enemigos naturales responden a la diversifi-
Conclusiones caci—n y d) la escala espacial a la cual operan los efec-
Los sistemas de cultivos diversificados, como los basa- tos reguladores de la manipulaci—n del h‡bitat.
dos en policultivos y los agroforestales (p. ej.,los huer- La experiencia pr‡ctica de miles de agricultores
tos frutales con cultivos de cobertura) han sido objeto tradicionales en el Tercer Mundo y de algunos agricul-
de mucha investigaci—n.Este interŽs se basa en la nue- tores org‡nicos en pa’ses industrializados, demuestran
va y emergente evidencia de que estos sistemas son que es posible estabilizar las comunidades de insectos
m‡s sustentables y conservan mejor los recursos (Van- en sistemas de cultivo dise–ando arreglos de vegeta-
dermeer l995). Estos atributos est‡n relacionados con ci—n que albergan poblaciones de enemigos naturales,
los altos niveles de biodiversidad funcional asociada a o que tengan efectos disuasivos directos sobre las pla-
agroecosistemas complejos. gas (Altieri l99l). Lo que hace dif’cil de masificar esta
De hecho, la mayor parte de la informaci—n cien- estrategia agroecol—gica, es que cada situaci—n se de-
t’fica que documenta la regulaci—n de plagas en siste- be analizar independientemente, dado que en cada zo-
mas diversificados, sugiere que Žsto sucede por la gran na los complejos herb’voros-enemigos naturales va-
variedad y abundancia de depredadores y parasitoides r’an de acuerdo a la vegetaci—n presente dentro y fue-
en estos sistemas (Altieri l994, Landis et al. 2000). ra del cultivo, la entomofauna,la intensidad del mane-
Se han sugerido varias hip—tesis donde se postu- jo agr’cola, etc.
lan los mecanismos que explican la relaci—n entre un Sin embargo, lo que es universal es el principio de
mayor nœmero de especies de plantas y la estabiliza- que la diversificaci—n vegetal es clave para un control
ci—n de agroecosistemas, incluyendo la regulaci—n de biol—gico eficiente. Las formas espec’ficas de manejo
las plagas (Tilman et al. l996). Sin embargo, un aspec- y dise–os de diversificaci—n depender‡n entonces de
to claro es que la composici—n de especies es m‡s im- las condiciones socioecon—micas y biof’sicas de cada
portante que el nœmero de especies per se, y que hay regi—n y su definici—n ser‡ el resultado de un proceso
ciertos conjuntos de plantas que ejercen papeles fun- de investigaci—n participativa, en la que agricultores e
cionales claves, mientras que otros grupos de plantas investigadores trabajando juntos determinan los dise-
no lo hacen. –os m‡s adecuados para incrementar el control natu-
El desaf’o est‡ en identificar los conjuntos de espe- ral en agroecosistemas espec’ficos.
cies que,mediante sus sinergias,aportar‡n servicios eco-
l—gicos claves,tal como el reciclamiento de nutrimentos, Literatura citada
control biol—gico de plagas y conservaci—n del suelo y el Altieri, MA; Whitcomb, WH. 1979. The potential use of
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