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Escena 1

(El rey Alfonso VI sentado en el trono con el mio cid arrodillándose ante el)

Alfonso VI: Mío Cid te he de encargar ir por las parias que los reyes de Córdoba y de Sevilla, me han de dar cada año.

Cid: Como usted ordene mi rey. (Se levanta y hace una reverencia) Con su permiso (Se da la media vuelta y se marcha)

Escena 2

(Mio Cid va cabalgando rumbo al reino de Sevilla y se encuentra con el rey de Granda)

Almudáfar rey de granada: Oh Mio Cid, suerte eh tenido al encontrarte aquí, necesito el apoyo del rey Alfonso VI para
derrotar a Almutamiz, rey de Sevilla, ya que como sabéis desde siempre ha habido una gran enemistad entre nosotros y
he decidido ponerle fin de una vez por todas.

Cid: Lo lamento mucho señor rey pero, bien saben que don Almutamiz es él vasallo y pechero del rey Alfonso, así que
por la obligación que han de tener con mi señor el rey les he de rogar que se detengan y no entren en tierras de Sevilla.

Almudáfar: Una pena el que no te unas a nosotros, sin embargo, ha de ser demasiado tarde para arrepentirme, mi
decisión no ha de cambiar y yo eh de conquistar Sevilla y ni tu ni nadie me ha de impedir hacerlo. (Se marcha rumbo
Sevilla con todos sus súbitos)

Cid: He de advertir a don Almutamiz rey de Sevilla sobre esto. (Cabalga rumbo a Sevilla)

Escena 3

(Cid llega a Sevilla y ve que el rey de Granada ha destrozado el reino)

Cid: Han hecho caso omiso a mis suplicas, por lo tanto han de pagar las consecuencias por todo esto.

(El Cid pelea contra el rey de granada y le corta un mechón de barba al conde don García Ordóñez, encerró a todos por 3
días y después los soltó, él y sus hombres recogieron todos los tesoros que quedaban y se los entregaron a don
Almutamiz)

Almutamiz: Mucho estoy agradecido con usted Cid, en compensación por lo habéis hecho por mi has de llevarte estos
regalos de mi parte y las patrias que habéis venido a recoger por don Alfonso.

Cid: Muchas gracias Señor rey de Sevilla, ha de recibir un saludo por parte de don Alfonso. (Sale de Sevilla rumbo a
donde el rey Alfonso)

Escena 4

(Cid llega con todos los regalos hechos por el rey de Sevilla al palacio del rey Alfonso)

Cid: Me he ido con las manos vacías pero he regresado con un tesoro para usted su majestad, en el camino una disputa
me he encontrado con Almudáfar y su parchero Almutamiz, y he acabado con ella, por lo que como agradecimiento
Almutamiz me ha regalado todo esto.

Alfonso VI: Yo Alfonso VI rey de Castilla, estoy orgulloso de contar entre mis vallasos con un guerrero tan valiente.
(Exclamo lleno de alegría)

Escena 5

(El conde don García Ordóñez se encuentra en su habitación frutado por su derrota en Sevilla)

García Ordóñez: Mio Cid no se puede salir con la suya, he de blasfemar contra el con el rey. (Sale rumbo a donde el rey
Alfonso)
Alfonso VI: ¿Qué es lo que queréis conde Ordoñez?, no he de olvidar lo que has hecho en Sevilla y no eres muy bien
recibido en este reino conde Ordoñez. (Dijo con enfado)

García Ordóñez: Lo lamento mucho mi señor, sin embargo tengo algo que decirle y es muy importante.

Alfonso VI: Habla entonces.

García Ordóñez: Su más leal y valiente caballero ha resultado ser un ladrón, se ha quedado con la mejor parte del botín,
el Cid gana batallas en tu nombre pero para el son todas riquezas, él te engaña, te miente y tú ni cuenta.

Alfonso VI: Acaso lo que has dicho ¿Es cierto? ¿Tienes prueba de ello?

García Ordóñez: Yo lo he visto con mis propios ojos y he venido a contárselo de inmediato, ¿Qué razones tendría yo para
blasfemar contra él?

Alfonso VI: ¡Traedme a Cid de inmediato! (ordeno furioso)

(Un sirviente fue en busca del Cid hasta que lo encontró)

Sirviente: Señor Cid el rey lo llama en el palacio ahora mismo.

Cid: Oh, vamos enseguida.

(Ambos se fueron al palacio y entraron donde el rey estaba)

Alfonso VI: ¡Vete de mis tierras Cid, Caballero probado, vete y no entres en ellas dentro de un año!

Cid: Yo te llamo rey injusto, yo no eh cometido tal atrocidad, sin embargo, al ser mi rey, eh de obedecer a mi pesar sus
órdenes y me he de marchar.

Alfonso VI: Tienes nueve días para marcharte y dejar el reino

Cid: Solo iré a donde Jimena para despedirme señor rey (Sale del castillo y a donde su esposa)

(Jimena se encuentra rezando)

Cid: Oh amada mía, tanto cariño te tengo, que me duele el separarnos.

Jimena: Mío Cid, aquí me tenéis y nuestras hijas también (ambos se abrazan mientras Jimena llora)

Cid: Tengo que avisarles a mis hombres han de seguirme en el destierro, y quienes quieres quedarse. (Rompen el
abrazo)

(Jimena se sube a una torre desde la cima se despide de Cid, mientras que él se va cabalgando a donde sus hombres y
familiares)

Escena 6

(Cid llega donde sus familiares y los manda reunirá todos)

Cid: El rey me ha mandabo salir de todas sus tierras, no dandome de plazo más que nueve días, y quería saber de
ustedes quiénes querían ir conmigo y quiénes querían quedarse.

Álvar Fáñez: Contigo nos iremos Cid, gastaremos nuestras mulas y caballos, queremos servirte como los leales vasallos
que hemos de ser todos aquí.

Cid: No podía esperar nada menos de ti, mi querido amigo. Mi casi hermano. Mi sobrino, Álvar Fáñez. (Dijo con alegría
mientras agitaba los brazos en el aire) He monos de marchar hacia Burgos (Todos parten hacia burgues)

Escena 7
(Todos los hombres de Cid junto con el llegan a Burgos agotados, al llegar nadie les abre las puertas)

Cid: (Pregunta a una niña) Niña, ¿Por qué nadie le abre al Cid?

Niña: Porque nuestro rey lo ha mandado

Cid: ¿Y si alguien le habla?

Niña: Perdería su casa

Cid: ¿Y si le dan de comer?

Niña: Los ojitos de la cara

Cid: ¿Y por un poco de agua?

Niña: ¡Hasta el cuerpo y el alma!

Cid: ¡Que pasada!

Niña: Pero... si tú eres el Cid, el de la hermosa barba!, toma mi pan, yo soy pequeña, el Rey no se enfadará, pero debes
marcharte pronto, porque si el Rey te encuentra aquí, muchas desgracias caerán sobre nosotros.

Cid: Tranquilo que no os queremos hacer ningún daño ya me voy

Niña: Anda, ¡Vete!

(El Cid se va y decide acampar afuera de la ciudad con sus hombres)

Cid: -¿Qué he de hacer? No tengo oro ni plata, y oro y plata necesito para dar de comer a mis hombres, si no los tomo
por la fuerza, habré de emplear la astucia (busca a Martin Antolínez) Amigo mio hemos de crear un plan apra conseguir
dinero

Martin: Con gusto te ayudare señor.

(Construyen dos arcas que llenan de arena y se las entregan a unos judíos llamados Raquel y Vidas)

Cid: ¡Vidas, por vuestra vida abridme por favor!

Vidas: Por Yavé, pero si es el Cid! Cid, pasad, pasad rápido, ¿No os ha visto nadie? ¿No sabéis que el Rey nos tiene
prohibido acogeros?

Cid: Como sabeis el señor Alfonso me ha echado

Vidas: Al grano, al grano

Cid: Pues en un arca tengo guardado oro fino

Vidas: ¿Habeis dicho oro fino?

Cid: asi es, y no puedo llevarla conmigo por lo que he decidido dejártela

Vidas: a ver

Cid: NO, no la abras hasta dentro de un año, si al cabo de un año no regreso, has de quedarte con ella

Vidas: y, a cambio ¿Qué pides?

Cid: Solo seiscientos marcos

Vidas: (Abre los ojos ante aquella oferta) ¿Solo eso?, valla, pues hemos de quedarnos con el arca
Cid: Entonces ¿Me das el dinero?

(y empiezan a discutir sobre el precio, hasta que Vidas le da setecientos cincuenta marcos y el Cid se marcha contento)

Escena 8

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