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A los judíos encuentra cuando estaban Dijeron Raquel y Vidas: "Se los daremos de
ocupados grado". "El Cid tiene mucha prisa, la noche se
en contar esas riquezas que entre los dos se va acercando, necesitamos tener pronto los
ganaron. Les saluda el burgalés, muy atento y seiscientos marcos".
muy taimado: "¿Cómo estáis, Raquel y Vidas, Dijeron Raque y Vidas: "No se hacen así los
amigos míos tan caros? En secreto yo querría tratos, sino cogiendo primero, cuando se ha
hablar con los dos un rato". cogido dando". Dijo Martín Antolínez: "No
No le hicieron esperar; en un rincón se tengo ningún reparo, venid conmigo, que sepa
apartaron. el Cid lo que se ha ajustado y, como es justo,
"Mis buenos Raquel y Vidas, vengan, vengan después nosotros os ayudamos
esas manos, guardadme bien el secreto, sea a a traer aquí las arcas y ponerlas a resguardo,
moro o a cristiano, con tal sigilo que en Burgos no se entere ser
que os tengo que hacer ricos y nada habrá de humano". Dijeron Raquel y Vidas:
faltaros. De cobrar parias a moros el rey al Cid "Conformes los dos estamos.
le ha encargado, grandes riquezas cogió, y En cuanto traigan las arcas tendréis los
caudales muy preciados, pero luego se quedó seiscientos marcos". El buen Martín Antolínez
con lo que valía algo, muy de prisa ha cabalgado,
y por eso se ve ahora de tanto mal acusado. van con él Raquel y Vidas, tan satisfechos del
En dos arcas muy repletas tiene oro fino trato. No quieren pasar el puente, por el agua
guardado. atravesaron para que no lo supiera en Burgos
Ya sabéis que don Alfonso de nuestra tierra le ningún cristiano. Aquí veis cómo a la tienda
ha echado, aquí se deja heredades, y sus casas del famoso Cid llegaron; al entrar fueron los
y palacios, dos a besar al Cid las manos.
no puede llevar las arcas, que le costaría caro, Sonrióse Mío Cid, y así comenzara a
el Campeador querría dejarlas en vuestras hablarlos:
manos empeñadas, y que, en cambio, les deis "Sí, don Raquel y don Vidas, ya me habíais
dinero prestado. Coged las arcas del Cid, olvidado.
ponedlas a buen recaudo, pero eso tiene que Yo me marcho de Castilla porque el rey me ha
ser con juramento prestado desterrado. De aquello que yo ganare habrá de
que no las habéis de abrir en lo que queda de tocaros algo,
año." Raquel y Vidas están un rato y nada os faltará, mientras que viváis, a
cuchicheando: ambos". Entonces Raquel y Vidas van besarles
"En este negocio hemos de sacar nosotros las manos.
algo. Martín Antolínez tiene el trato bien ajustado
Cuando el Cid cobró las parias, mucho dinero de que por aquellas arcas les darán seiscientos
ha ganado, de allá de tierra de moros gran marcos, bien se las han de guardar hasta el
riqueza se ha sacado. cabo de aquel año, y prometido tenían y así lo
Quien muchos caudales lleva nunca duerme habían jurado,
descansado. Quedémonos con las arcas, buen que si las abrieran antes queden por perjuros
negocio haremos ambos, pondremos este malos y no les dé en interés don Rodrigo ni un
tesoro donde nadie pueda hallarlo. ochavo.
Pero queremos saber qué nos pide el Cid en Dijo Martín Antolínez: "Raquel y Vidas,
cambio y qué ganancia tendremos nosotros por lleváos las dos arcas cuanto antes y ponedlas a
este año." resguardo, yo con vosotros iré para que me
Dice Martín Antolínez, muy prudente y muy deis los marcos,
taimado: "Muy razonable será Mío Cid en este que ha de salir Mío Cid antes de que cante el
trato: gallo."
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¡Que alegres que se ponían cuando los cofres burgalés bien afamado,
cargaron! Forzudos son, mas cargarlos les merecido lo tenéis, os daremos buen regalo,
costó mucho trabajo. Ya se alegran los judíos calzas os podréis comprar, buena piel y rico
en los dineros pensando, manto.
para el resto de sus días por muy ricos se La donación os hacemos, don Martín, de
juzgaron. treinta marcos, y bien los habréis merecido si
nos guardáis este trato, que vos sois el fiador
10 de aquello que hemos pactado." Lo agradece
Despedida de los judíos y el Cid. don Martín, recibe los treinta marcos,
Martín Antolínez se va con los judíos a de su casa quiere irse, ya se despide de ambos.
Burgos. Por Burgos atravesó, el Arlanzón ha pasado,
encamínase a la tienda de Mío Cid
Raquel coge a Mío Cid la mano para besarla: bienhadado.
"Campeador, el que en buena hora se ciñó la Ruy Díaz le ha recibido, abiertos ambos los
espada, hoy de Castilla os vais para las tierras brazos: "Ya estás aquí, don Martín Antolínez,
extrañas. fiel vasallo, Dios quiera que llegue el día en
Vuestra suerte así lo quiere, grandes son que pueda darte algo." "Aquí estoy,
vuestras ganancias. Una piel morisca quiero de Campeador, y buena ayuda os traigo,
rico color de grana, humildemente os pido me para vos seiscientos marcos, y para mí treinta
la traigáis regalada." he sacado. Mandad recoger la tienda y a toda
"Concedido, dijo el Cid, la piel os será prisa partamos;
mandada, que en San Pedro e Cardeña nos coja el cantar
si no, la descontaréis de lo que valen las del gallo. Veremos a vuestra esposa, esa
arcas". Los cofres de Mío Cid los judíos se prudente hijadalgo.
llevaban, Muy corta sea la estancia, de Castilla no
el buen Martín Antolínez por Burgos los salgamos,
acompaña. Así con muy gran secreto llegaron así es menester, que el plazo del destierro va
a su morada. expirando."
Tendieron un cobertor por el suelo de la
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y encima de él una sábana de tela de hilo muy El Cid monta a caballo y se despide de la
blanca. Contó Don Martín de un golpe catedral de Burgos, prometiendo mil misas al
trescientos marcos de plata, con la cuenta le altar de la Virgen.
bastó, sin pesarlos los tomaba,
los otros trescientos marcos en otro se los Esto dicho, manda el Cid alzar su tienda en
pagaban. Cinco escuderos traía y los cinco seguida. El Cid y todos los suyos cabalgan a
llevan carga. mucha prisa.
Cuando acabó Don Martín, a los judíos La cara de su caballo vuelve hacia Santa María
hablaba: alza la mano derecha y la cara se santigua:
"En vuestras manos, Raquel y Vidas, están las "A ti lo agradezco, Dios, que el cielo y la tierra
arcas guías;
mucho ganáis, bien merezco que me deis para que con vos en deuda quedo de haceros cantar
unas calzas". mil misas".