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Introducción:
La Ley de Minería establece que: “La explotación de los recursos naturales y el ejercicio
de los derechos mineros se ceñirán al Plan Nacional de Desarrollo, a los principios del
desarrollo sustentable y sostenible, de la protección y conservación del medio
ambiente y de la participación y responsabilidad social, debiendo respetar el
patrimonio natural y cultural de las zonas explotadas. Su exploración y explotación
racional se realizará en función de los intereses nacionales, por personas naturales o
jurídicas, empresas públicas, mixtas o privadas, nacionales o extranjeras, otorgándoles
derechos mineros, de conformidad con esta ley.” La misma Ley clasifica a la minería en
el país en cuatro clases: la artesanal o de de subsistencia, la pequeña minería, la
mediana minería y laminería a gran escala. Clasificación que se da de acuerdo a los
niveles de producción diarios que puede tener una mina. También determina que el
Estado ejecuta sus actividades mineras por intermedio de la Empresa Nacional Minera
y podrá constituir compañías de economía mixta.
Desarrollo
Cuando existe una industria muy poco desarrollada como es la minería en el Ecuador,
cuya historia ha sido muy complicada en diferentes ámbitos como los sociales, legales,
y ambientales, y de la misma manera han aparecido como en todas las industrias
nuevas normas internacionales
La minería en las tierras que hoy conocemos como La República del Ecuador se registra
sus primeras actividades en épocas antiguas muchos años antes de cristo, existe
evidencia de esta actividad con las primeras civilizaciones asentadas en estas tierras.
Se extraían de la tierra minerales como la arcilla y el barro para la fabricación de
utensilios.
En Ecuador, existen más de 200 casos de juicios por terrorismo y sabotaje a defensores
de la naturaleza, se trata de indígenas, campesinos, hombres, mujeres, niños, familias
y comunidades que han decidido resistir, rechazar y que por ello han vivido tortuosas
historias de persecución y violencia. Recordemos que el 21 de diciembre de 2011, siete
compañeros campesinos de la Provincia del Azuay fueron amnistiados del delito de
sabotaje y terrorismo, ellos defendían los páramos de Nabón de la actividad minera.
Recordemos también que los compañeros Carlos Pérez, Efrain Arpi y Federico Guzmán
fueron sentenciados a un año de prisión por defender las lagunas de Quimsacocha
concesionadas a la empresa canadiense I am Gold. Su pena fue reducida
posteriormente a ocho días por tratarse de actos altruistas. Finalmente recordemos a
los 17 compañeros de Shaglly quienes se encuentran enfrentando un proceso judicial
por haberse negado a ser parte del circo de las consultas no vinculantes que pretenden
legitimar la entrega de territorios a multinacionales mineras.
Las principales obligaciones que se deben cumplir con las entidades de control del
Estado están descritas en el Artículo 26 de la Ley de Minería y son las siguientes: a) En
todos los casos, se requiere la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental y el
informe sobre la afectación a áreas protegidas por parte del Ministerio del Ambiente;
b) Del Concejo Municipal, dentro de zonas urbanas y de acuerdo con el ordenamiento
territorial y la planificación del desarrollo económico social cantonal; Del Ministerio de
Transporte y Obras Públicas, con relación a edificios, caminos públicos, ferrocarriles,
andariveles y, a los consejos provinciales en el caso de vías de tercer orden.
Es evidente que las tensiones se expresan en medio de la doble función del Estado, por
un lado garantizar la acumulación del capital y por otro crear legitimidad (Offe, 1990:
105-116). La inexistencia de perspectivas concretas de modificación sostenible de las
condiciones de producción de la pobreza, como situación indispensable para el
desarrollo material y político de nuestras sociedades, denuncia la ausencia de
articulación de las políticas distributivas con un proyecto de desarrollo económico y de
preservación ambiental que pueda generar condiciones de absorción en la condición
productiva, si no de los beneficiarios actuales, al menos para sus dependientes. No hay
perspectivas que articulen las políticas económicas, sociales y ambientales, lo que se
ha traducido a una tensión constante entre los ministerios responsables por la
estabilización monetaria en relación a las demandas distributivas y conservacionistas
promovidas por los ministerios sociales y ambientales (Fleury, 2003: 14-15, 81-122).
Sabemos que tras la apropiación de los recursos naturales se encuentra la apuesta del
Estado por la imposición de una política económica que prioriza el ingreso de los
recursos sea por los impuestos que se esperan obtener, sea por sostener el privilegio
de una clase como la militar, que lejos de servir como funcionarios públicos buscan el
enriquecimiento personal aunque eso suponga la violación de las leyes, derechos
humanos, sociales, comunitarios y de la naturaleza.
Conclusiones:
Bibliografía:
Solíz, F, (2013). Minería: reparar, resistir, rechazar El conflicto minero desde el país de los
derechos de la naturaleza. Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Recuperado
de:https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/4716/1/Soliz%2C%20F-CON015-
Mineria.pdf