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¿Qué es la civilización egipcia?

La civilización egipcia fue una sociedad de la Edad Antigua que se desarrolló entre


3300 a. C. y 332 a. C., en el valle del río Nilo, al norte de África. La riqueza de sus
recursos naturales y su aislamiento geográfico le permitieron convertirse en una
civilización muy poderosa.
En su larga historia, mantuvo una tradición cultural que le dio unidad en los momentos
de crisis política y social. En los períodos de auge estatal, el reino de Egipto estaba
unificado bajo el mando de un faraón cuyo poder se legitimaba a través de las
creencias religiosas.
Los sacerdotes decoraban sus templos con representaciones artísticas y una escritura
jeroglífica que, recién en el siglo XIX, los especialistas pudieron descifrar. Las grandes
pirámides, las tumbas con ricos ajuares y los hermosos templos de las ciudades
egipcias maravillaron al resto de las poblaciones a lo largo de la historia.

Características de la civilización egipcia


Las principales características de la civilización egipcia fueron:
Habitó los valles del río Nilo, al norte de África, entre 3300 y 332 a. C.
Tuvo una larga historia, marcada por períodos de unificación y dispersión del reino de
Egipto.
Organizó el Estado en torno a la figura del faraón, que era un soberano absoluto
legitimado por las creencias religiosas.
Su organización económica estaba controlada desde el Estado, a través de un
sistema de tributación y redistribución de productos y servicios.
Estableció una religión politeista, cuyos principales dioses fueron Osiris, Isis, Horus y
Seth.
Tenía una sociedad jerarquizada, con clases privilegiadas que vivían del tributo que
pagaba la mayoría de la población.
Desarrolló un complejo sistema de escritura que evolucionó a través del tiempo.

Ubicación geográfica de la civilización egipcia


La civilización egipcia se estableció sobre el valle del río Nilo, en el norte de África. El
río Nilo nace en el lago Victoria, corre hacia el norte y desemboca en el mar
Mediterráneo, donde forma un delta. A lo largo de su curso, el Nilo tiene seis
cataratas. La región comprendida entre la primera catarata y el delta recibe el nombre
de Alto Egipto, y la región del delta es conocida como Bajo Egipto.
El valle del Nilo es una región muy fértil en medio del desierto, y se alimenta con la
crecida de su caudal en primavera. Los egipcios llamaban a esta tierra Kemet, que
significaba “tierra negra y fértil”.

Historia de la civilización egipcia


No se conoce con certeza el origen del pueblo egipcio. Los especialistas consideran
que probablemente se trató de un pueblo que provenía de la península arábiga y que
se asentó en el valle del Nilo. En un principio, los egipcios se organizaron en clanes
familiares llamados nomos. Con el tiempo, los nomos crecieron y unificaron su poder
hasta formar dos grandes reinos: uno en el Alto Egipto y otro en el Bajo Egipto.
Los especialistas dividen la historia del antiguo Egipto en grandes periodos, en los
que el Alto Egipto y el Bajo Egipto estuvieron unificados o separados en varios reinos
independientes:
Periodo arcaico de Tinis (3300-2800 a. C.). El Alto Egipto logró el triunfo sobre el
Bajo Egipto, bajo el liderazgo del Rey Escorpión (un personaje legendario, del que
poco saben los arqueólogos). El rey Nemes se proclamó faraón del Egipto unificado y
estableció la capital en la ciudad de Tinis, desde donde gobernaron las dos primeras
dinastías de faraones.
Imperio antiguo de Menfis (2800-2100 a. C.). La tercera dinastía trasladó la capital a
la ciudad de Menfis y emprendió grandes construcciones a lo largo del reino. Durante
todo el periodo, las diferentes dinastías fueron expandiendo el reino e incorporando
nuevos territorios a través de las conquistas y el comercio. Los faraones Keops,
Kefrén y Micerino construyeron las grandes pirámides de Guiza. Los nuevos territorios
anexados eran gobernados por visires bajo las órdenes del faraón. Hacia 2300 a. C.,
los visires se quedaron con el poder de sus territorios y Egipto perdió su unidad.
Imperio medio de Tebas (2100-1580 a. C.). Los príncipes del Alto Egipto reunificaron
el territorio y establecieron su capital en Tebas. Sin embargo, se generaron disputas
entre el norte y el sur por el gobierno y, los pueblos del desierto invadieron diferentes
partes del reino. La crisis dividió el imperio en diferentes reinos y Egipto volvió a
perder su unidad.
Imperio nuevo de Tebas (1580-1100 a. C.). Los príncipes de Tebas lograron derrotar
a los pueblos del desierto libio y reunificaron Egipto. Los faraones Amenofis II y
Ramsés II retomaron la expansión territorial y conquistaron territorios de Asia.
Periodo bajo de Sais (1100-332 a. C.). Nuevos conflictos entre las clases altas de
jefes militares y sacerdotes llevaron a una crisis política, a la que se sumó la invasión
de los asirios. Hacia el siglo VII a. C., el faraón Pasmético I logró centralizar de nuevo
el poder y estableció la capital en Sais, una ciudad del delta. Luego, los persas
invadieron el reino y los faraones dependieron de sus alianzas con reinos extranjeros
para mantener su independencia. En 332 a. C., Alejandro Magno, rey de Macedonia,
invadió Egipto, que ya no volvió a ser independiente.

Organización política de la civilización egipcia


A lo largo de su historia, la organización política de la civilización egipcia fue
cambiando. En los periodos en que Egipto estaba unificado como un gran reino, el
poder político estaba en manos de un faraón, que controlaba todos los aspectos de la
administración del reino.
Se formaron dinastías (familias de gobernantes que heredaban la corona del faraón)
que legitimaban su poder de manera teocrática. Los egipcios consideraban que el
faraón actuaba como nexo entre los dioses y el pueblo. Su poder había sido otorgado
por los dioses y se honraba de manera religiosa y ceremonial.
El faraón estaba rodeado por una corte, integrada por su familia y sus consejeros
personales. El reino estableció diferentes funcionarios para su administración, y
los nomos (provincias dentro del reino) fueron gobernados por visires bajo el comando
del faraón.
Para mantener su poder, los faraones contaban con un ejército que en su mayoría
estaba compuesto por tropas mercenarias (soldados profesionales extranjeros a los
que se les pagaba un sueldo). De esta manera, el faraón mantenía a la población
egipcia desarmada y ocupada en las tareas productivas.

Organización social de la civilización egipcia


A lo largo de su historia, el pueblo egipcio estuvo gobernado por una clase social
dominante que vivía de los tributos que pagaba el resto de la población. A esta clase
pertenecían el faraón y su familia, los miembros de la corte, las familias nobles, los
grupos de sacerdotes y funcionarios administrativos que tenían diferente nivel de
poder según sus funciones.
El Estado egipcio mantenía algunos funcionarios por la necesidad de sus oficios en la
administración del reino. Por ejemplo, los escribas eran las personas que sabían leer,
escribir y contar. Eran empleados en los palacios y templos, y debían encargarse de
registrar la recaudación de impuestos y administrar las riquezas del gobierno.
La mayoría de la población se dedicaba a la agricultura, que practicaba en sus
pequeñas o medianas parcelas de tierra. Los campesinos debían entregar parte de su
producción como pago al faraón, a las familias nobles o a los sacerdotes, que eran los
dueños de todas las tierras de Egipto.
Además, en las ciudades había artesanos y personas que se dedicaban a diversos
oficios: albañiles, tejedores, comerciantes, alfareros, etc. Había tareas que se
consideraban más dignas que otras. Por ejemplo, los escultores que hacían las
estatuas que decoraban los templos y palacios eran mejor aceptados socialmente. En
cambio, los embalsamadores (personas dedicadas a la momificación de los cuerpos)
debían vivir en barrios alejados porque se los consideraba impuros.
La sociedad egipcia tenía ciertos rasgos igualitarios en términos de género. Los
hombres solo se podían casar con una mujer, a diferencia de otras sociedades
antiguas. El matrimonio no se llevaba a cabo a través de la compra de una esposa,
sino por medio de un ritual religioso de común acuerdo. Además, las mujeres podían
ejercer cargos políticos y en diferentes momentos de la historia fueron faraonas
quienes gobernaron Egipto.

Economía de la civilización egipcia


La economía de la civilización egipcia estuvo controlada desde el Estado a lo largo de
su historia. Como la base de la producción era agrícola y dependía del río Nilo,  el
Estado tenía la necesidad de distribuir el agua a través de canales y controlar los
recursos productivos.
El faraón era el dueño de todas las tierras y las delegaba a los sacerdotes y
funcionarios del gobierno. Estos, a su vez, las designaban a los campesinos para que
las trabajen a cambio del pago de un tributo. La producción agrícola se basaba en
trigo, cebada, frutas y hortalizas. Además, aprovechaban el papiro para hacer papel y
obtenían oro, cobre, amatista y turquesas de las cadenas montañosas.
A su vez, el Estado egipcio desarrolló un sistema de redistribución de bienes en torno
a los palacios reales y los templos. A través de la recaudación de tributos a los
campesinos y artesanos, diferentes bienes y productos eran almacenados por los
funcionarios y los sacerdotes. Una parte de estos bienes estaba destinada al consumo
de todos aquellos miembros de la administración estatal que dependían del gobierno:
el faraón, la corte, los sacerdotes, los funcionarios, los soldados, etc. Otra parte se
destinaba a la construcción de obras públicas. Otros bienes y productos eran
almacenados para las situaciones de crisis y necesidad: en caso de escasez de
alimentos, redistribuían los bienes entre los pobladores de la ciudad.
El comercio de la economía egipcia era principalmente interno. Los gobernantes de
las diversas regiones intercambiaban entre sí los productos de lujo que recaudaban
como parte del pago de tributo: tejidos, joyas, cerámicas, animales y esclavos. El
comercio exterior era reducido debido a que Egipto se encontraba rodeado por
desiertos, cadenas montañosas y el mar Mediterráneo, que no se usaba para la
navegación. Con el tiempo, desarrollaron rutas comerciales que atravesaron el
desierto hacia el este, hasta las las ciudades de la Mesopotamia asiática, y hacia el
oeste, hasta Cartago.

Religión egipcia
La religión egipcia era politeísta, es decir, que veneraban a muchos dioses. Se
constituyó como el resultado de diferentes cultos locales de los pueblos que habitaban
todo el valle del Nilo. Estas creencias se centraban en la existencia de divinidades
identificadas con diferentes fenómenos de la naturaleza, astros y animales. Muchas
veces, las divinidades eran representadas con formas humanas o con una
combinación de rasgos humanos y animales. Con la unificación del reino de Egipto,
los sacerdotes crearon un panteón unificado.

Mito fundacional 
El mito fundacional de la religión contaba que Osiris (dios del sol y creador de todo)
estaba casado con Isis (diosa de la fecundidad y de la magia) y, juntos, habían
engendrado a Horus (dios del cielo, protector de la realeza egipcia). Seth (dios del
desierto, hermano de Osiris) había asesinado a Osiris y usurpado el trono de
Egipto. Cuando Isis lloró la muerte de su esposo, provocó el primer desborde del río
Nilo y, luego, decidió momificar el cuerpo de Osiris.
La ayudaron Anubis (dios de la muerte) y Toth (dios de la sabiduría), y desde
entonces, Osiris volvió a la vida y gobierna el reino de los muertos. Para vengar a su
padre, Horus se enfrentó a Seth y ocupó el trono de Egipto. La lucha eterna entre
Seth y Horus representó para los egipcios la pelea entre la luz y la oscuridad, que se
repetía a diario con la sucesión del día y de la noche.
Los cultos a Amón y Atón 
A lo largo de su historia, la religión egipcia se vio influenciada por los sucesos
políticos. La preeminencia política de los sacerdotes de alguna ciudad importante
intensificaba el culto al dios patrono de aquella ciudad.
Por ejemplo, hacia 1500 a. C., la faraona Hatshepsut gobernó con la ayuda de los
sacerdotes de Tebas, que veneraban al dios Amón. Luego, el faraón Amenofis IV
quiso independizarse de la influencia de estos faraones. Para eso, estableció a Atón
como único dios, desechó el culto a los otros dioses y persiguió a los sacerdotes y
creyentes del dios Amón. Sin embargo, años después, su hijo Tutankatón restableció
el culto a Amón y, con el tiempo, la religión politeista volvió a practicarse
abiertamente.
El culto a los muertos
Los egipcios creían que cada persona estaba integrada por tres elementos: el cuerpo,
el alma y el ka. El ka era una fuerza vital que daba identidad a las personas, las dirigía
y las protegía. Al morir, el ka salía por la boca y emprendía un largo viaje hasta el
tribunal de Osiris, donde sus actos eran juzgados. El dios Anubis ponía el corazón del
difunto en una balanza junto con una pluma, y valoraba las acciones de la vida
pasada. Si la balanza se mantenía en equilibrio, el ka podía vivir con Osiris o volver a
su tumba. En caso contrario, era devorado por Ammyt, una bestia que lo haría
desaparecer para siempre.
Para permitir el viaje del ka, los egipcios practicaban diferentes rituales funerarios. La
momificación del cadáver permitía mantener el cuerpo en buen estado para que el ka
tuviera dónde habitar si decidía volver a la tumba. En los sarcófagos se dejaban
elementos para orientar al ka en su viaje (como el rollo del Libro de los muertos, que
daba enseñanzas morales sobre cómo dirigirse a Osiris). Además, se practicaba un
ritual en el que un sacerdote portaba una máscara de Anubis y le devolvía al ka los
sentidos que había tenido en vida; vista, gusto, oído y olfato.

Cultura de la civilización egipcia


Los principales elementos culturales de la civilización egipcia fueron:
Arquitectura egipcia 
Las pirámides constituyen uno de los principales íconos de la arquitectura egipcia.
Consisten en majestuosas construcciones de piedra que funcionaban como tumbas y
que permitían al alma del faraón emprender su viaje hacia otra vida. Disponían de un
complejo sistema de pasillos y recámaras. En la cámara principal, de más difícil
acceso, ubicaban el cuerpo momificado junto con numerosas pertenencias, comida,
bebida y objetos de valor que podrían serle útiles al alma en otra vida.
La gran pirámide de Guiza fue mandada a construir por el faraón Keops alrededor del
año 2570 a.C., y su base mide 440 codos x 440 codos (que equivalen a 230,56
metros x 230,56 metros). Se estima que su construcción duró 20 años y que requirió
el trabajo de unos 10.000 hombres. Actualmente es la más antigua de las siete
maravillas del mundo.
La mayoría de las pirámides han sido saqueadas a lo largo de la historia, debido a la
cantidad de objetos de valor que contenían. Sin embargo, los arqueólogos han podido
conocer detalles asombrosos gracias a las escrituras en jeroglífico que abundan en
las paredes de estos templos.
Escritura egipcia
Los egipcios desarrollaron un sistema de escritura jeroglífica. A través de signos,
llamados jeroglíficos, representaban ideas y conceptos. Los jeroglíficos más antiguos
eran signos ideográficos. Cada signo representaba el objeto que ilustraba y debía ser
leído en el contexto que estaba utilizado. Por ejemplo, una figura humana podía
significar “hombre” o “poder”.
Este sistema se comenzó a desarrollar hacia el 3200 a. C., y evolucionó a lo largo de
la historia egipcia, incorporando mayor complejidad. Los mismos signos comenzaron
a utilizarse de manera fonética: cada uno representaba un sonido y se combinaban
varios para formar una palabra. El mismo signo podía tener un valor ideográfico,
fonético o combinado. Como era un sistema muy complejo, solo los sacerdotes
entrenados en escritura jeroglífica lo utilizaban. Los sacerdotes registraron las
creencias y los ritos egipcios en las paredes de los templos, las tumbas, los
monumentos y los palacios.
Con el tiempo, se desarrolló otro sistema de escritura para escribir en papiros, que era
más simple: el hierático. Era utilizado por los escribas de los palacios y templos para
redactar textos administrativos y contabilizar los recursos. También lo utilizaban los
sacerdotes o sabios que desarrollaban conocimientos científicos y religiosos. En el
último periodo de la historia egipcia, se creó otro sistema de escritura conocido
como demótico, aún más sencillo que el hierático.
Numeración egipcia 
Debido a sus avanzados conocimientos en matemática y mediciones, los
egipcios manejaron los números y los cálculos como ninguna otra civilización. Crearon
una forma de medición denominada “codo” que se calculaba midiendo la longitud del
antebrazo (desde el codo hasta la punta de los dedos).
Posteriormente desarrollaron el cálculo en “codo real” que equivalía a 0,524 metros de
longitud y se subdividía en 7 tramos de 4 dedos cada uno (con un total de 28 dedos
por unidad de medición).
Medicina egipcia
Las creencias religiosas sobre la muerte y la resurrección, sumado a los
conocimientos sobre anatomía y química, hicieron que la civilización se destacara en
el campo de la salud.
Los egipcios creían que las enfermedades eran enviadas como castigo por los
dioses o que eran espíritus malvados que estaban en el cuerpo y tenían que ser
expulsados por medio de rituales o conjuros.
Debido a la tradición de momificar, desarrollaron habilidades para conocer las
distintas partes del cuerpo y asociarlas con ciertas enfermedades. Lograron identificar
hasta 28 tipos de lesiones diferentes, y han llegado a realizar cirugías, de las cuales
se hallaron rastros en algunas momias (como perforaciones de cráneo o remoción de
tumores).

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