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Los olmecas en
Mesoamérica
JohnE. Clark
Coordinador

Fotografías de
Rafael Doniz

EL EQUILIBRISTA TURNER LIBROS


MÉXICO MADRID
sto es historia
e

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Av. Paseo de la Reforma núm. 390
06695 México, D. F.
ISBN 968-7318-22-8
Quedan hechos los depósitos conforme a la ley
Traducción: Angelines Torre y Katy Sánchez Condoy
Asistente de fotografía: Rafael Avila Guzmán
Edición, diseño y producción:
Ediciones del Equilibrista, S. A. de C. V., y Turner Libros, S. A.
Déposito legal: M-37153-1994
Contenido

Agradecimientos 12
1. Los olmecas, pueblo del primer sol 15
JohnE. Clark
2. Breve crónica de la arqueología olmeca 21
Tomás Pérez Suárez
3. Antecedentes de la cultura olmeca 31
JohnE. Clark
4. San Lorenzo Tenochtitlan 43
Ann Cyphers Guillen
5. Los espacios sagrados olmecas: El Manatí, un caso especial 69
Ponciano Ortiz y M~. del Carmen Rodríguez
6. La antigua ciudad olmeca en La Venta, Tabasco 93
Rebeca B. González Lauck
7. Comunidades de Chiapas relacionadas con los olmecas 113
Gareth W. Lowe
8. Los Altos de Oaxaca y los olmecas 119
Marcus Winter
9. Los olmecas en el estado de Guerrero 143
Guadalupe Martínez Donjuán
10. Chalcatzingo 165
David C. Grove
11. Presencia olmeca en el altiplano 175
Mari Carmen Serra Puche
12. El sistema económico de los primeros olmecas 189
JohnE. Clark
13. Arte monumental olmeca 203
Beatriz de la Fuente
14. Observaciones sobre su pensamiento cosmogónico 223
y la organización sociopolítica
Jorge Angulo V.
15. Cosmología, soberanismo y espacio ritual en la Mesoamérica 239
del Formativo
F. Kent Reilly III
16. Los olmecas y el primer milenio de Mesoamérica 261
John E. Clark y Tomás Pérez Suárez
Bibliografía 277
1. Los olmecas, pueblo del primer sol
JohnE. Clark

Según una leyenda azteca, la tierra, y su soberano el sol, fueron creados


cinco veces y destruidos cuatro. La creación del primer "sol" sucedió hace
unos 3 000 años, época en que los dioses crearon la tierra del lomo de un
cocodrilo gigante, colocaron esa nueva tierra en el mar primordial y crearon
gigantes para habitarla. El dios Tezcatlipoca reinó durante esta primera
creación hasta su fin, cuando los gigantes fueron devorados por jaguares
(fig. 1.1). Las siguientes creaciones fueron destruidas por el viento, por una
lluvia de fuego y por una inundación. Existen otras leyendas indígenas que
describen de otra manera la secuencia de estas creaciones y destrucciones.
Los mixtéeos asumen que los primeros hombres fueron hechos de tierra y
que al final de la primera creación se convirtieron en piedra.
¿Existe alguna base histórica para estas antiguas leyendas? Si así fuera,
¿quiénes eran esos pueblos de la primera creación? Desde el punto de vista
arqueológico, sabemos que el primer grupo que alcanzó un verdadero nivel
de civilización en Mesoamérica fue el olmeca que habitaba la tórrida planicie
costera de Veracruz y Tabasco, hace unos 3 200 años. Es muy posible que estas
referencias legendarias sobre gigantes y hombres de piedra se refieran a los
olmecas, quienes dejaron un legado perdurable de monolitos tallados, entre
los que se encuentran gigantescas cabezas de piedra (fig. 1.2), que
probablemente fueron vistas y contempladas por pueblos posteriores como
los toltecas y los aztecas. Las antiguas leyendas quizá se refieren a este primer
florecimiento cultural en Mesoamérica o civilización olmeca. Dudo mucho
que se pueda extraer algún detalle histórico de esas leyendas, pero al menos
nos ofrecen una metáfora apropiada que nos dará qué pensar respecto a la
naturaleza cíclica de la civilización mesoamericana y sus inicios hace más de
3 000 años. En los diferentes trabajos que se presentan en este libro
describiremos al pueblo de la primera creación o "gente del primer sol".
Los olmecas en el tiempo y el espacio
Considerar a los olmecas como el pueblo de la primera creación los coloca p á g i n a d e e n f r e n t e : C a b e z a c o l o s a l 5 d e S a r

cronológicamente en los inicios de la prehistoria mesoamericana. Los Lorenzo. Tenochtitlan, Veracruz.

ia
Figura 1.1. Detalle del monumento 4 de Chal-
catzingo, Morelos, con un tema mítico que
corresponde a la leyenda de los soles. (Dibujo
de J. E. Clark basado en un Takuhón de Chap-
pie Angulo; véase la fig. 14.17.)

olmecas aparecieron en escena por vez primera hacia 1200 a.C. Para nuestro
propósito, consideraremos que los olmecas perduraron durante 1 000 años.
Como indicamos, la civilización olmeca nació en lo que hoy en día son
Tabasco y Veracruz. La mayor parte de la escultura de piedra monumental
de la civilización olmeca se ha encontrado en esta región tropical baja; sin
embargo, los objetos olmecas aparecen en todas partes de Mesoamérica, lo
cual indica que hubo una penetrante influencia en toda esta zona.
La dificultad para poder especificar qué se quiere decir con "olmecas",
ha causado gran confusión entre los estudiosos de esta cultura. Se han
sugerido varios términos para distinguir las diferentes manifestaciones de la
influencia olmeca en el tiempo y en el espacio. En la figura 1.3 se muestran
los sitios que se describirán en los capítulos de esta obra. Como se indica,
hacemos una diferenciación entre una zona nuclear olmeca y las regiones
que la rodean, a las cuales nos referiremos como zonas aledañas. La zona
nuclear de la costa tropical del Golfo es la región donde se origina la
influencia olmeca, y se puede considerar como la patria de los olmecas o su
tierra natal. Cierto es que estos términos para las diferentes regiones nos
remontan a teorías sobre la influencia olmeca en Mesoamérica que hoy en
día son muy discutibles, pero utilizaremos aquí los términos por
considerarlos convenientes para describir los acontecimientos en
Mesoamérica durante el Formativo temprano (de 1700 a 900 a.C.) y el
Formativo medio (de 900 a 300 a.C.).
En este libro, algunos de los autores utilizan una serie de esquemas
temporales que merecen un breve comentario. Nos interesan aquí por lo
menos tres de ellos. Para Mesoamérica en general usaremos los términos
Formativo temprano y Formativo medio. Cada región de Mesoamérica tiene
también un esquema cronológico particular de fases temporales, algunas de
las cuales se describirán en las contribuciones individuales que siguen. El

16
milenio de la prehistoria olmeca se limita a los periodos Formativo Figura 1.2. Réplica de una cabeza colosal de
temprano y Formativo medio. Tres Zapotes, Veracruz. Culturas posteriores a
los olmecas, al encontrar tales monumentos en
Algunos de los autores de este libro siguen otro esquema descriptivo la selva, quizás los explicaron con vestigios de
para diferenciar a los olmecas de los periodos Formativo temprano, medio y una raza de gigantes que dominaba durante el
primer sol. (Foto de la New World Archaeologi-
tardío. Los primeros desarrollos olmecas (1200-900 a.C.), tales como San cal Foundation; en adelante NWAF.)
Lorenzo, se dieron en el Formativo temprano, pero los desarrollos medios
(900-500 a.C.) y tardíos (500-300 a.C.) ocurrieron durante el Formativo
medio, lo cual crea confusión en las diferentes categorías. En la mayoría de
los casos, especificamos los periodos de tiempo considerados en cada parte
del texto para evitar confusiones sobre las relaciones cronológicas.
Propósito y plan del libro
Nuestro propósito en este libro es presentar datos recientes de las
investigaciones que se están llevando a cabo en los principales sitios olmecas,
así como nuevas síntesis del trabajo anterior. Están expuestas en él las
diferentes perspectivas teóricas y metodológicas de investigación y de

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ninguna manera intentan presentar un panorama unificado de los olmecas
en el tiempo y en el espacio. Los estudios sobre los olmecas están en pañales,
por lo que todavía es muy pronto para tomar decisiones respecto a las
preguntas cruciales que nos planteamos. Hemos tratado de lograr una
cobertura espacial y temporal lo más amplia posible y de proporcionar la
información más reciente. Pasará todavía un tiempo antes de que se puedan
completar los informes finales de casi todos los trabajos aquí presentados;
por consiguiente, ofrecemos breves resúmenes de los datos y de los
monumentos olmecas para que el lector los disfrute.
Los capítulos de esta obra están divididos en dos secciones principales.
Después del material introductorio, la primera sección se refiere a estudios
regionales. Estos están organizados geográficamente empezando por la zona
nuclear olmeca y extendiéndose hacia el occidente y el norte hasta la cuenca
de México. La segunda sección versa sobre varios temas especiales como la
economía, la política y la cosmogonía. Evidentemente, muchos estudiosos
notables están ausentes en esta sección, pero sus puntos de vista se pueden
consultar en libros recientemente publicados. Nuestro propósito es
presentar aquí nuevos puntos de vista que se puedan comparar con los de
los autores que no aparecen en esta obra.
Preguntas fundamentales sobre los olmecas
Como ya dijimos, es común que no exista un consenso sobre los temas
principales referentes a los estudios que se han hecho sobre los olmecas. En
los capítulos de este libro se plantean cuatro preguntas a las que se dan
respuestas parciales con base en la información actual disponible. Estas
preguntas son: a) ¿quiénes eran los olmecas?; b) ¿de dónde venían?; c) ¿cómo
era la sociedad olmeca?, y d) ¿qué influencia ejercieron los olmecas en el
resto de Mesoamérica? Esperamos que los datos que ofrecemos llevarán a
posteriores investigaciones que nos permitan resolver estas preguntas. La
mayoría de los autores que participan en este libro usan el término "olmeca"
para referirse a un estilo de arte, con su correspondiente ideología, o para
hablar de un grupo de gente que vivía en la zona nuclear. El uso de esta
palabra es confuso porque todavía no sabemos la razón de la vasta dispersión
de los artefactos olmecas en toda Mesoamérica. Si fueron transportados por
mercaderes o colonizadores olmecas, podemos considerar como sinónimos
la distribución del estilo de arte y el grupo étnico o lingüístico olmeca. Sin
embargo, si el estilo de arte se difundió en Mesoamérica sin el corres-
pondiente movimiento de olmecas, el uso más apropiado de la palabra sería
para referirnos al estilo de arte y a los conceptos que esto implica.
Teopante

; 0 Chalcatzingo

MESOAMERICA TEMPRANA

ÍOTehuacán

San Lorenzo ( j El
Mogote

Venta

Takalik

Figura 1.3. Mapa de Mesoamérica temprana con


la ubicación de los sitios descritos en los capí-
tulos siguientes. El color más oscuro correspon-
de a la zona nuclear olmeca. (Dibujo de Áyax
Moreno, cortesía de NWAF.) Cftalehuap:
ftl

¿ássmtí
2. Breve crónica de la arqueología olmeca
Tomás Pérez Suárez

Uno de los aspectos más controvertidos de los olmecas, además de su


posición cronológica con respecto a las otras culturas mesoamericanas, ha
sido el esclarecimiento de la filiación étnica, lingüística y racial de esta cultura
que, en el sur de Veracruz y este de Tabasco, experimentó una nueva forma
de organización económica, social, política y religiosa. Esta fue totalmente
distinta a la vida aldeana y tribal que le antecedió y a la que existía en la
mayor parte de ese espacio geográfico que, con el transcurso del tiempo,
llegaría a constituir la macroárea cultural denominada Mesoamérica.
El carácter primigenio de esta civilización, así como su gran antigüedad,
motivaron desarrollos culturales posteriores que, poco a poco, la fueron
sepultando, condenándola al olvido y confusión en la memoria de los pueblos
mesoamericanos, presentes al momento del contacto con los conquistadores
españoles del siglo XVI. Sin embargo, en todos esos pueblos hacían gala de
presencia un sinfín de actitudes y rasgos culturales iniciados por esos olmecas,
que ahora llamamos arqueológicos para diferenciarlos de los olmecas
históricos. Trescientos cincuenta años después de aquel desigual encuentro
entre España y Mesoamérica, lograda la independencia e instaurada la
República, esa confusión habrá de prolongarse hasta 1869, cuando José
Melgar publicó la crónica del descubrimiento de una gran cabeza, la cabeza
colosal de Hueyapan o monumento A de Tres Zapotes (fig. 2.1).
Melgar (1869; 1871) consideraba que el monumento en cuestión era una
buena prueba para aseverar que, antes de la llegada de los europeos, la raza
negra o etíope estaba presente en América. Idea que también sustentará
Alfredo Chavero (1887) en la ya clásica obra México a través de los siglos, y que
aún sigue presente en la mente de un sector, afortunadamente cada vez más
reducido, de "olmequistas". Con esta gran confusión étnica entre estilo artístico
y raza, surgen los primeros textos conocidos para la historia de la arqueología
olmeca. Pero al mismo tiempo, con ellos se genera el reconocimiento y rescate
de esta ancestral cultura, sin nombre para esos momentos.
Se acercaba el fin del siglo XIX, pero el interés por el estudio de los p á g i n a d e e n f r e n t e : í d o l o d e S a n M a r t í n P a j a .
pueblos precolombinos continuaba en ascenso. Francisco del Paso y Troncoso pan publicado por Blom y La Farge en 1926.

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(1892) tendrá el honor de realizar exploraciones en la región de los Tuxtlas,
donde obtuvo algunas figurillas que fueron exhibidas en Madrid con motivo
del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América (Beverido, 1987:162).
Por esos tiempos, hacen gala de presencia dos hachas votivas semejantes
a la que Chavero, acertadamente, había relacionado con la cabeza colosal de
Hueyapan: la llamada hacha Kuntz y la del Museo Británico. Estas fueron
publicadas por George Kuntz (1890) y por Marshal Saville (1900). Este
último fue el primero que hizo notar los rasgos felinos de este estilo artístico
desconocido y diferente (Fuente, 1984:20).
Al despuntar el siglo XX, nuevos sucesos. Eduard y Cecilia Seler habrán
de visitar Tres Zapotes en 1905 y William Holmes, en 1907, publicará la
estatuilla de los Tuxtlas. La fecha inscrita 8.6.2.4.17 (162 d.C.) y los más de
50 glifos que cubren esta pequeña escultura de piedra verde, marcan el
inicio del reconocimiento de un sistema de escritura que, aunque más tardío
que lo olmeca en cuestión, ha determinado cambios en nuestra apreciación
en cuanto al origen de la práctica de esculpir registros de fechas en el
sistema de series iniciales, tan característico del periodo Clásico entre los
Figura 2.1. Cabeza colosal de Hueyapan (Tres mayas.
Zapotes, Veracruz) publicada por José Melgar.
^Dibujo de J. E. Clark basado en Bernal, 1969: Cecilia Seler en 1922 dio a conocer la cabeza de Hueyapan y otros
iám. 5, cortesía de NWAF.) monumentos de la región. Por su parte, Eduard Seler, en una publicación de
1906, en la que describe algunas esculturas de Tuxpan (región muy al norte
del área metropolitana), habrá de utilizar el término olmecas huixtontin
para referirse a los creadores de dichos monumentos (Fuente, 1984:20).
La expedición patrocinada por la Universidad de Tulane y conducida
por Franz Blom y Oliver La Farge en 1925, además de la primera noticia
sobre La Venta, brindó resultados fructíferos en cuanto al corpus escultórico.
El ídolo de San Martín Pajapan, el monumento de la isla Tenaspi y más de
media docena de monumentos de La Venta son lo más relevante. Entre estos
últimos tendríamos una nueva cabeza colosal, cuatro altares y dos estrellas.
Blom reconoce la similitud de estos monumentos con los de la región de los
Tuxtlas y al menos en una de las estrellas cree ver una acendrada influencia
de la cultura maya.
Es Hermán Beyer (1927) quien, en la reseña de Tribes and Temples (título
con el que Blom y La Farge publicaron en 1926 los resultados de su
expedición), utilizará nuevamente la palabra olmeca; en este caso, para
referirse al tocado del ídolo de San Martín Pajapan, que compara con la
imagen grabada en una nueva hacha dada a conocer por él y que considera
la de una deidad que pertenece a la civilización olmeca y totonaca.
Beatriz de la Fuente (1984:18) considera que en la historia de la
arqueología olmeca hay tres momentos cruciales, uno de ellos, el primero
para ser más precisos, lo representa la publicación en 1929 de Votive Axes de
Marshal Saville. En este trabajo, dicho autor da a conocer varias hachas,
placas, pectorales y otras piezas existentes en diversos museos y colecciones
particulares (fig. 2.2). Lo que más destaca son sus acertados comentarios
respecto a la definición de los rasgos, que habrán de caracterizar al estilo
artístico de la antigua cultura olmeca en el sur de Veracruz.
-igura 2.2. Hacha votiva de la Mixteca, Oaxaca,
En 1932 aparecieron dos importantes publicaciones, la de Albert
publicada por Saville (1927: fig.97). Muestra Wayerstal, quien dio a conocer nuevos monumentos olmecas de la región de
:aracterísticas felinas del estilo olmeca. Tres Zapotes, y la de George Vaillant, quien en su artículo sobre la pieza de

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