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Mesoamérica
John E. Clark
Coordinador
Fotografías de
Rafael Doniz
CITIBAN<G
© CITIBANK/MEXICO
Av. Paseo de la Reforma núm. 390
06695 México, D. F.
ISBN 968-7318-22-8
Quedan hechos los depósitos conforme a la ley
Los llanos costeros del Golfo de México que circundan el río Coatzacoalcos
fueron, en un tiempo, una región de extraordinaria belleza, pero en la
actualidad están cubiertos por terrenos pantanosos, colinas y gran profusión
de flora, en su mayoría pastizales, que anteriormente fueron bosques tropi-
cales. En las colinas bajas, los deltas y los llanos, los habitantes originales
construyeron sus viviendas cerca de los ríos y el mar. La cuenca del río Coat-
zacoalcos fue la cuna de la civilización de Mesoamérica. Aquí, la presencia
humana es muy antigua y los primeros pobladores pusieron las bases para el
surgimiento de lo que ahora llamamos la cultura olmeca.
Antes de 1500 a. C., los primeros pobladores de la zona habitaron luga-
res cuidadosamente elegidos en la parte baja de la cuenca del Coatzacoalcos.
Aunque en la actualidad se hallan con frecuencia sepultados por depósitos
aluviales, los primeros asentamientos humanos se encuentran dispersos por
toda la región. El ritmo de la vida era dictado por el río y el cercano Golfo
de México. Se veían canoas viajando río arriba o río abajo entre los asenta-
mientos situados en los mejores puntos ribereños. Las canoas y las balsas per-
mitían el acceso a muchos recursos y las redes comerciales incrementaron la
obtención de alimentos y materiales. Incluso en un principio, estos habitan-
tes formaron y mantuvieron interacciones dentro de la región y con regiones
distantes de Mesoamérica. Establecieron un patrón cultural definido que dio
lugar al surgimiento de importantes transformaciones durante el lapso de
algunos siglos.
Por toda la región existían pequeños sitios cerca de los ríos en lugares
estratégicos. La mayoría de ellos se asentaban en montículos donde construían
estructuras de caña cubierta con lodo y con techos de palma que eran las
casas típicas y se hallaban a salvo de inundaciones por unos cuantos centíme-
tros. Estos poblados estaban idealmente situados para que sus gentes estuvie-
ran cerca de los recursos del río y de la tierra baja fértil para el cultivo. Las
inundaciones de extraordinaria magnitud llegaban a cubrir el patio de sus
casas forzándolos a refugiarse en terrenos más altos o, quizás, en los pisos página de enfrente- La cabeza colosal reciente-
superiores, como lo hacen hoy los habitantes de la región. mente descubierta en San Lorenzo.
Figura 4.1. El río Chiquito, afluente del Coatza-
coalcos, tal y como se aprecia hoy en día.
(Fotografía cortesía de Ann Cyphers Guillen.)
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Simbología
1 San Lorenzo
2 Tenochtitlan
3 Río Chiquito
4 Río Coatzacoalcos
5 Río Tatagapa
7 Potrero Nuevo
8 Las Camelias
9 El Remolino
Figura 4.3. Croquis de la región inmediata que por frecuentes movimientos tectónicos en la región; además, la erosión, la
rodea a San Lorenzo en donde se muestran las sedimentación y el hundimiento han contribuido a modificar la estructura
características geográficas principales y los pun-
tos mencionados en el texto. (Dibujo de Fer- del terreno. En tiempos antiguos, San Lorenzo Tenochtitlan y las tierras altas
nando Botas.) que lo rodean, estaban circunscritas por dos ríos navegables. Uno de ellos
coincide con el río Tatagapa que ahora fluye al oeste de San Lorenzo. El otro
canal llamado Potrero Nuevo Azuzul pasa cerca del lugar, al este, al pie de las
tierras altas: sin embargo, este canal no coincide con la actual trayectoria del
río Chiquito formado en tiempos más recientes. Las principales rutas fluvia-
les eran los ríos permanentes durante la estación de sequía, cuando el nivel
del agua es bajo; en época de aguas la red fluvial se expandía incluyendo
otros canales para formar una elaborada red de vías de comunicación y trans-
porte. Entonces, las tierras altas del sur se conectaban con el llano bajo del
delta. Estas tierras elevadas estaban cubiertas por selvas tropicales primarias
que tenían que desmontarse para su cultivo, lo que significaba un alto costo
de mano de obra. Hoy, la húmeda y calurosa región que rodea a San Lorenzo
está casi totalmente deforestada debido a las modernas prácticas agrícolas y
ganaderas. La vegetación original de la selva tropical ha desaparecido, dejan-
do tan sólo unos pocos parajes con esa vegetación.
Figura 4.4. Mapa de San Lorenzo que muestra
la parte alta de la zona plana de la meseta con
las residencias de la élite, las zonas ceremonia-
les (en rojo) y las terrazas laterales que bordean
la meseta (en amarillo). El material arqueológi-
co de la superficie se extiende más allá del con-
tor-no de 30 metros (zona marcada en verde).
La anastomosis del antiguo río produjo una bifurcación alrededor de
San Lorenzo, en el paso de Las Camelias. Al norte de Tenochtitlan, se
encuentran dos importantes confluencias de asentamientos del Formativo
temprano (con manifestaciones artísticas monumentales), como El Remoli-
no y Loma del Zapote. Además, pueden identificarse otras confluencias que
se unen al río Tatagapa, al oeste. El curso de estos ríos se ha visto drástica-
mente alterado por la aparición de las montañas Tuxtla que, se sabe, regis-
traron actividades tectónicas en tiempos del Formativo temprano y medio.
La situación estratégica de San Lorenzo sobre importantes vías fluviales y
cerca de sus confluencias ofreció condiciones ideales para el crecimiento de
asentamientos. Es más, el lugar ocupaba una posición intermedia entre el
mar y las tierras altas, con un vasto sistema de comunicación y transporte.
Arquitectura y arte
, .
Figura 4.7. Monumento nuevo de San Lorenzo
donde se observa una dinámica combinación
de las características humanas y felinas en una
pequeña pero expresiva escultura.
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Formativa temprana de San Lorenzo se utilizaban materias primas tanto
locales como importadas. Entre éstas se incluían la hematita, la hematita
especular, la piedra verde, la mica, el basalto, el esquisto y otras rocas meta-
mórficas. La hematita, profusamente empleada para colorear edificios pro-
cedía de Almagres, situado a corta distancia al oeste de San Lorenzo. La
hematita especular, usada en las bandas de cerámica provenía de El Manatí.
Las formaciones locales de roca sedimentaria de bentonita y caliza propor-
cionaban recursos suficientes para materiales de construcción de edificios, y
la piedra arenisca servía de abrasivo en las manufacturas. No existían local-
mente recursos de mineral de hierro, por lo que tenía que importarse de
Figura 4.15. La cabeza recientemente descubier- Oaxaca y Chiapas. La piedra verde es un término utilizado aquí que incluye
ta parecía surgir de la tierra a medida que los
trabajadores locales la descubrían con todo cui- el jade, la jadeíta y la serpentina, así como las piedras metamórficas de color
dado. (Fotografía cortesía de Ann Cyphers Gui- verdoso que se importaban en San Lorenzo. El esquisto y otras rocas meta-
llen.)
mórficas pueden haber procedido de los altos del istmo y de la sierra de Juá-
rez. La piedra volcánica, principalmente el basalto, se traía de las montañas
Organización sociopolítica
Toda la evidencia indica que San Lorenzo sufrió una decadencia como cen-
tro principal olmeca, al final del periodo Formativo temprano, hacia 900 a.C.
Sin embargo, el sitio continuó en esa localidad durante el Formativo medio,
cuando se erigieron algunas construcciones pequeñas en el área central. Pos-
teriormente, la población aumentó y modificó estas estructuras para sus pro-
pios propósitos.
Las causas de la desaparición de ese sitio han variado; se considera la
posibilidad de la llegada de invasores, una revolución interna o la decaden-
cia gradual. La base para suponer una invasión fue el descubrimiento de
muchos monumentos en barrancas donde pueden haber sido arrojados por
los invasores. Sin embargo, ahora es evidente que las barrancas de la meseta
fueron producidas por la erosión y que los monumentos allí encontrados se
deslizaron durante este proceso. Los monumentos rotos también se interpre-
taron como evidencia de invasores, o la posibilidad de que los propios resi-
dentes de San Lorenzo hubieran destruido esos símbolos en desafío a la
estructura en el poder. Recientes estudios acerca de la destrucción de monu-
mentos revelan que los monumentos rotos pueden también indicar una
mutilación ritual o la remodelación de los monumentos. Por consiguiente,
los fragmentos de monumentos deben interpretarse en términos de su con-
texto, con el fin de comprender la razón de su estado actual, y esto puede
diferir en cada caso. La hipótesis de una decadencia gradual de San Lorenzo
refleja la posibilidad de una transición que puede interpretarse como el paso
al Formativo medio; sin embargo, la notable reducción del tamaño de San
Lorenzo y la disminución de los asentamientos en la región requieren una
explicación.
La creencia general es que la localidad de La Venta, en Tabasco, surgió
como centro dominante después de la decadencia de San Lorenzo, pero el
papel que desempeñaron Laguna de los Cerros y Tres Zapotes sigue sin
desentrañarse en el panorama regional y temporal que tenemos de los olme-
cas (véase el capítulo 6). Existe evidencia conclusiva de la presencia de un
asentamiento en La Venta del Formativo temprano, pero todavía no se ha
aclarado si esa localidad competía con San Lorenzo a principios de esta fase
temprana.
Se ha reunido evidencia de actividad tectónica a través de investigacio-
nes en los Tuxtlas, donde se ha hallado ceniza volcánica en el contexto del
Formativo temprano y medio. Los movimientos tectónicos y las erupciones
volcánicas podrían haber afectado poderosamente el entorno de la región
de San Lorenzo y los Tuxtlas. El cambio de curso de los ríos, la altitud del
terreno y la desintegración ecológica son algunos de los efectos de dicha
actividad. Es prematuro atribuir la decadencia de San Lorenzo a una catás-
trofe natural de esa índole, pero no puede descartarse esa posibilidad.
Figura 4.28. Este pequeño trono, conocido
como monumento 2 de Potrero Nuevo, estuvo
originalmente en el sitio de Loma del Zapote, y
representa a dos enanos que, como atlantes,
detienen el saliente superior del trono, que
lleva el motivo de doble línea quebrada, co-
múnmente encontrado en la cerámica del For-
mativo medio.