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Muchas de las leyes de las obras más antiguas eran repetitivas, contradictorias o
simplemente no cumplían los requisitos de una sociedad que había evolucionado
desde los tiempos romanos anteriores. A partir de más de 2000 libros y tres
millones de líneas de texto legal, se tuvo que elaborar un nuevo cuerpo de leyes
completo y coherente y organizarlo mejor en materias y temas. De este modo,
Justiniano conseguiría sus múltiples objetivos de hacer las leyes más claras para
todos, reducir el número de casos presentados ante los tribunales (muchos se
basaban en malentendidos y en una interpretación errónea de lo que realmente era
la ley) y aumentar la rapidez con la que se trataban los casos legales. Es posible que
Justiniano también estuviera motivado por el deseo de superar los famosos logros
legales de Teodosio II (quien gobernó del 402 al 450 d.C.), y sin duda lo consiguió.
Por último, un código legal nuevo y coherente ayudaría en el plan de Justiniano de
expandir el Imperio bizantino a nuevos territorios y someter a esas sociedades a la
jurisdicción del derecho romano.
Contenido
La comisión encargada de actualizar el derecho bizantino estuvo dirigida por el
gran jurista Triboniano, que ya había sido cuestor del Gran Palacio
de Constantinopla, el más alto cargo jurídico del imperio. La primera parte
del Corpus Iuris Civilis se completó en abril de 529 d.C., y al año siguiente se
añadieron dos partes más. La obra sustituyó a todos los documentos y registros
jurídicos anteriores de cualquier tipo. Para completarlo, el propio Justiniano
promulgó decretos, por lo que el Código de Justiniano se compone finalmente de
cuatro partes principales:
Las leyes contenidas en esta enorme obra (todavía con cerca de un millón de
palabras) trataban todos los aspectos de la vida y la sociedad de Bizancio. Hay
cuestiones relativas a la constitución, los poderes del emperador, los deberes de los
altos funcionarios y las fuentes del derecho. Hay cuestiones de derecho privado y
derecho penal con castigos para delitos específicos, así como la cobertura de
asuntos administrativos y cuestiones relacionadas con los impuestos, el gobierno
local, la administración pública y el ejército. Al igual que en el derecho romano
anterior, una preocupación especial eran las relaciones entre particulares, como los
contratos, el matrimonio, el divorcio, la propiedad, la herencia y la sucesión. Por
último, las cuestiones eclesiásticas adquirían una importancia mucho mayor, lo
que suponía un cambio con respecto a los códigos de derecho anteriores.
Legado
El conjunto de leyes creadas por Justiniano y sus expertos, de una forma u otra,
perduró durante casi un milenio hasta la caída del Imperio bizantino en 1453. Por
supuesto, a lo largo de los siglos se fueron añadiendo nuevas leyes bizantinas a
medida que cada emperador emitía sus propios edictos y la sociedad
evolucionaba. León VI (que gobernó del 886 al 912 d.C.), por ejemplo, elaboró una
nueva colección de edictos bizantinos e hizo que todo se tradujera al griego, ya que
casi nadie entendía el latín (poca gente corriente lo habría hecho incluso en la
época de Justiniano).