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FAO/#:88/PER 23

RECONOCIMIENTO SOBRE EL USO DE AGUAS Y TIERRAS PARA


EL DESARROLLO DE LA CUENCA DEL RIO HUAURA

PERU

INFORME FINAL

Volumen

HIDROLOGÍA Y CLIMATOLOGÍA, E HIDROGEOLOGIA


Y GEOLOGÍA APLICADA A LA INGENIERÍA

«i.»
• «r

PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO


ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN

A
VOLÚMENES DEL INFORME FINAL

Volumen I - Informe general


El Informe General refleja todas las actividades del proyecto y presenta
los resultados y conclusiones del estudio.
Volumen II - Estudio de los suelos
Contiene los resultados de un estudio semidetallado de los suelos en el
extremo inferior del Valle Huaura. Acompañan al informe cuadros de cla-
sificación de sueJos y de la adaptabilidad de éstos a determinados cultivos.
Volumen III -Hidrología y climatología, e hidrogeología y geología aplicada
a la ingeniería
El informe recoge los datos meteorológicos e hidrológicos registrados en
la zona del proyecto y los resultados de los estudios sobre aguas subte-
rráneas y de las investigaciones efectuadas en varias presas y embalses.
Volumen IV - Agronomía
fnforme sobre la explotación del terreno y las prácticas agrícolas actuales.
Se señalan los factores que restringen las cosechas y se formulan reco-
mendaciones para aumentar la producción. Se dan datos sobre las nece-
sidades de agua para la agricultura y se presenta una clasificación de las
diversas zonas según su idoneidad para diversos cultivos.
Volumen V - Estudios sobre irrigación y drenaje
El informe contiene una evaluación de la eficacia de riego en las zonas
de regadío ya existentes y del sistema prevalente de explotación y manejo.
Se proponen proyectos para nuevos esquemas de irrigación incluyendo
IQS respectivos costos.
Volumen VI - Estudios de ingeniería
Expone los resultados de la investigación y planificación de sistemas para
,,61 suministro de agua para riego, como así también para la generación de
energía hidroeléctrica. Se incluyen diseños para canales de abastecimiento
y para )q instalación de depósitos para el almacenamiento del agua y se
presenta una estimación de los costos calculados para todas estas obras
de Ingeniería.
Volumen Vil - Tenencia de la tierra y colonización
Se clasifican las unidades agrícolas de la zona del proyecto según las
categorías económicas establecidas por el Comité Interamericano de Des-
arrollo Agrícola y se examinan los sistemas, grados de explotación
agrícofa y factores que limitan la explotación en cada categoría, aludiendo
brevemente a los servicios de extensión agraria actualmente en funciones.
Volumen VIII - Elaboración y mercadeo
Se proporcionan datos sobre la demanda actual y futura de los productos
agropecuarios que es posible producir en la zona del proyecto y se señalan
algunas cuestiones específicas relativas a clasificación, almacenamiento
y elaboración como bases para un estudio más especializado.

Volumen IX - Evaluación económica


Este informe contiene una evaluación económica de un plan de desarrollo
en dos etapgs. Para la evaluación se utilizan diversos criterios, entre ellos
1a tasa interna de rendimiento, los índices beneficios/costos y los índices
valor añadido/costos.
Sigue un último tomo, Volumen X, que incluye tres estudios hechos por
consultores: Energía hidroeléctrica, manejo de haciendas, y ganadería.
PA€)/SF:88/PER 2 3 ^

RECONOCIMIENTO SOBRE EL USO DE AGUAS Y TIERRAS PARA EL DESARROLLO


DE LA CUENCA DEL RIO HUAURA

PERU

INFORME FINAL

Volumen III

HIPROLOGIA Y CLIMATOLOGÍA, E HIDROGEOLOGIA Y


GEOLOGÍA APLICADA A LA INGENIERÍA

Informe preparado para


el Gobierno del Perú
por
la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
en su carácter de organismo ejecutivo del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN

Roma, 1970
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In

•A procedencia
fecha-
Ingreso 1280
número
E VEZUtoz/o^tf^
-p/D
PAO. Reoonooimianto sobr» el uao da aguas y tierras para al desarrollo
JE de la oüanoa dal río Huauraf Parú. Informa Final, Volumen IIIt
Hidrología y climatología, a hidrogeologia y geología aplicada a la
ingeniería. Roma, 1970» 207 P« 52 fig» (en carpeta aparta).
FA0/SF:tí8/PER 23»

EXTRACTO

El presente volumen contiena los resultados de los estudios hidrológicos, climatológi-


cos, hidrogeológicos y geológicos de la cuenca del río Huaura realizados entre marzo de
1966 y mayo de 1968 y forman parte del Proyecto de la cuenca del río Huaura, llevado a cabo
con la asistencia de la PAO y el Pondo Especial de las Naciones Unidas (FENTJ) _l/.

La primera parte del volumen basada en la labor del experto dedicada a la hidrología
y a la climatología, estudia en detalle el régimen del río Huaura, sus caudales anuales y
mensuales, las variaciones diurnas del caudal, la frecuencia de las inundaciones, etc.,
ilustrados con cuadros de los registros anteriores y los actuales de la cuenca inferior y
los deducidos para la cuenca superior, utilizando, cuando ha sido necesario, datos compa-
rativos de otros ríos de la zona, de régimen similar, para suplir la falta de documentación,
ya que los amplios registros con que se cuenta -registros de más de 50 anos- pertenecen a
los tramos inferiores. Asimismo, se presentan los resultados de las investigaciones sobre
precisión de las sequías y se describen las características de las mareas en la desemboca-
dura del río Huaura.

Los capítulos dedicados a la climatología exponen los resultados de los estudios sobre
las precipitaciones, sobre la radiación y la iluminación solar, la presión barométrica y los
vientos. Se detalla también la red de estaciones climatológicas del área del Proyecto, su
emplazamiento, el manejo y los equipos correspondientes, y proporcionan datos climáticos
sobre la zona regada, completados con datos y registros sobre las precipitaciones ocultas
de Lachay y sobre la evaporación de las superficies de los embalses.

A continuación, se estudia la regulación de los caudales mediante los depósitos de


almacenamiento para poder atender a la demanda de riego y los emplazamientos más conve-
nientes para la instalación de dichos depósitos, analizando el funcionamiento de los siste-
mas de regulación y el manejo correcto de los computadores electrónicos usados al efecto.

Al final de la primera parte se formulan las recomendaciones pertinentes a la conti-


nuación de las observaciones sobre precipitaciones, cálculo de los caudales, etc., especi-
ficando las tareas correspondientes al personal de ia red de estaciones, de supervisión y
de la oficina de elaboración de datos, señalando las modificaciones que sería conveniente
introducir.

La segunda parte del volumen, basada en la labor del experto en hidrogeologia,


Clifford R. Farrell, describe las investigaciones llevadas a cabo en la zona del Proyecto
con el objeto de determinar la presencia de aguas subterráneas a los fines de riego, tanto
para las actuales áreas en explotación, como para las nuevas a desarrollarse.

Asimismo,desde el punto de vista de la geología, se ha estudiado la solidez del terre-


no, su estructura y su estratigrafía, a los fines de determinar los lugares más adecuados
para el emplazamiento de presas, embalses y demás obras de ingeniería propuestas para el
Proyecto.
2/ El Fondo Especial de las Naciones Unidas y el Programa Ampliado de Asistencia Técnica
fueron fusionados el lo de enero de 1966 para constituir el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo.
XV

Se formulan las conclusiones y recomendaciones pertinentes, evaluando el rendimiento


potencial de la cuenca, las posibilidades de utilización del agua de acuerdo a su calidad
y a su composición, y se señalan los peligros e inconvenientes que deben considerarse de
acuerdo a las características peculiares del terreno.

Completa esta segunda parte un detalle de la estimación de las obras requeridas y del
material conveniente para éstas, como así también indicaciones sobre las zonas de donde
pueden ser extraídos dichos materiales.
V

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación


expresa su más vivo agradecimiento a todas aquellas personas e instituciones con cu-
ya ayuda se ha hecho posible llevar a cabo los estudios recogidos en este volumen»
Vil

ÍNDICE

Página

PARTE I - HIDROLOGÍA Y CLIMATOLOGÍA

Capítulo 1 - INTRODUCCIÓN 3

1.1 Antecedentes y objetivos 3

1.2 Area del Proyecto 4

Capítulo 2 - EL REGIMEN DEL RIO HUAURA 6

2.1 Datos históricos 6


2.2 Descargas anuales 8
2.3 Descargas mensuales 11
2.4 Descargas diarias 13
Capítulo 3 - LAS INUNDACIONES DEL RIO HUAURA 1?
3.1 Inundaciones del río principal 17
3.2 Incidencia de la regulación sobre las corrientes de inundación 23
Capítulo 4 - LA ESCORRENTIA EN LA CUENCA HIDROGRÁFICA SUPERIOR DEL RIO HUAURA 25

4.1 Introducción 25
4.2 La medición de la escorrentía 25
4-3 Estimación del caudal medio mensual y anual en las estaciones
de aforo 28
4.4 Estimación del rendimiento medio anual en los lugares donde
están emplazados los depósitos 28

Capítulo 5 - PREVISION DE LAS SEQUÍAS 30

5.1 Introducción 30
5.2 Relación entre el caudal del mes de enero y el del resto
del año 30
5.3 Análisis cuantitativo 30

Capítulo 6 - ACARREO DE SEDIMENTOS 32

6.1 El arrastre de fondo en el río Huaura y sus afluentes 32


6.2 Sedimentos en suspensión 35
Capítulo 7 - DESCRIPCIÓN DE LA RED DE ESTACIONES HIDROLÓGICAS DEL PROYECTO DEL
RIO HUAURA 37

7.1 Las estaciones de aforo 37

7.2 Prácticas hidrométricas 41

Capítulo 8 - LAS MAREAS EN LA DESEMBOCADURA DEL RIO HUAURA 43

Capítulo 9 - CLIMATOLOGÍA DE LA CUENCA DEL RIO HUAURA 44


van

Capítulo 10 - LA RED DE ESTACIONES CLIMATOLÓGICAS DEL PROYECTO

10.1 Finalidad de la red de estaciones climatológicas


10.2 Descripción de la red de estaciones climatológicas -
Zona costera
10.3 Descripción de la red de estaciones climatológicas -
Zona de la sierra

Capítulo 11 - LAS PRECIPITACIONES EN LA SIERRA

11.1 Introducción
11.2 Los datos del río Rimac
11.3 Los datos del río Huaura

Capítulo 12 - DATOS CLIMÁTICOS DE LA ZONA DE IRRIGACIÓN

12.1 Evaporación
12.2 Temperatura
12.3 Humedad r e l a t i v a
12.4 Duración de la radiación y la iluminación solares
12.5 Temperatura del suelo
12.6 Presión barométrica
12.7 Vientos
12.8 Nieblas y precipitaciones ocultas en Lachay

Capítulo 13 - EVAPORACIÓN DE LA SUPERFICIE DE LOS EMBALSES

13.1 Introducción
13.2 Datos disponibles
13*3 Conclusiones
Capítulo 14 - REGULACIÓN DE LOS CAUDALES

14.1 Introducción
14.2 Primer planteamiento del análisis de regulación
14.3 Segundo planteamiento del análisis de regulación
14.4 La elección de una solución de regulación
14.5 Regulación para energía hidroeléctrica

Capítulo 15 - CAPACITACIÓN DEL PERSONAL

15.1 Introducción
15.2 Climatología
15.3 Hidrología
15.4 Conclusiones

Capítulo 16 - RECOMENDACIONES

16.1 Continuación de las observaciones


16.2 Administración y supervisión de la red de estaciones
16.3 Responsabilidad global de la red de estaciones de
observación

Apéndice 1 - FUNCIONES Y RESPONSABILIDAIES DE UN AYUDANTE EN HIDROMETRÍA

Apéndice 2 - LISTA DE LOS INSTRUMENTOS


IX

LISTA DE CUADROS

Página

Distribución de las descargas medias anuales según la frecuencia 9


Descarga media anual en Sayán 10
Cálculo de probabilidad de las series de caudales deficientes 11
Probables valores extremos, altos y bajos 11
Descarga mensual 12
Variación de las descargas medias diarias 13
Descargas medias anuales ^ 15
Máxima descarga media diaria correspondiente a cada ano de observación 18
Valores probables de las descargas máximas diarias en diferentes períodos
de retorno 19
Ubicación y número de anos de observación de los ríos, que se han utilizado
para el análisis regional 20
Prueba de homogeneidad de las características de los distintos ríos de la
zona en estudio 21
Comparación entre los valores extremos basados en el río Huaura y en los
datos regionales 22
Probable máxima descarga media diaria aguas abajo de la desembocadura del
río Chico 23
Distribución de la red de estaciones hidrométricas 25
Descargas de las estaciones de aforo - 1967/68 27
Descarga media anual y rendimiento específico en el ano 1967 tomada de las
mediciones de los caudales 27
Caudales medios estimados 28
Probable rendimiento de los embalses en un ano medio 29
Carga en suspensión en Aleo cerca de la superficie del agua 36
Datos del río Rimac 51
Datos del río Huaura 5''
Evaporación media diaria 54
Comparación de la evaporación medida con diferentes evaporímetros 55
Evaporación anual observada en los diferentes evaporímetros de Alcantarilla
y Santa Rosa (abril I967 a marzo 1968) 56
Temperaturas medias mensuales en la pantalla de Stevenson 57
Temperaturas mensuales extremas 58
Variaciones de la temperatura media mensual en Lima 59
Registro de humedad máxima, mínima y media 60
Radiación e iluminación solares 61
Iluminación solar anual 61
Velocidad del viento (km/día) en las seis estaciones de la zona irrigada 63
Dirección del viento 64
Precipitación en Lachay en mm 65
Datos del río Santa 67
Evaporación y temperatura media mensuales en la cuenca hidrográfica del
río Huaura 69
Evaporación mensual de los embalses 69
Demanda de riego 71
Porcentaje de épocas en que el caudal es superior a la demanda 72
Capacidad de almacenamiento en diversos períodos (de 1956 a 1959) 73
Capacidad de almacenamiento requerida en varios períodos desde el 4/58
al 11/59 74
Pruebas con el computador electrónico 81
Registro de la serie completa de las pruebas 82
Resultados obtenidos con las soluciones 1 a 3 - variante 1 86
X

LISTA DE FIGURAS

(en carpeta aparte)

1. Relación superficie-altitud de la cuenca del río Huaura


(Relation between area and altitude)
2. Emplazamiento de los medidores del nivel del agua
(Location of water level gauges)
3. Distribución de los caudales medios anuales según su frecuencia, 1912-67
(Frequency distribution of annual mean discharges, 1912-67)
4. Distribución de los caudales medios anuales según su frecuencia, 1912-67
(Frequency distribution of annual mean discharges, 1912-67)
5. Caudales medios anuales, 1912-67
(Annual mean discharges, 1912-67)
6. Caudales medios mensuales, 1912-67
(Monthly mean discharges, 1912-67)
7* Distribución de los caudales medios mensuales según su frecuencia
(Monthly mean discharges according to their frequency)
8. Distribución de los caudales medios mensuales según su frecuencia
(Monthly mean discharges according to their frequency)

9* Ajuste de la ley de Galton al máximo anual


(Adjustment of a Galton 1 aw to annual maximum)
10. Análisis regional de las inundaciones. Ajuste de la ley de Galton a algunos
ríos costeros del Perú
(Regional flood analysis. Adjustment of Galton law to some coastal rivers of Peru)
11. Análisis regional. Prueba de homogeneidad
(Regional flood analysis. Homogeneity test)
12. El río Huaura en Aleo. Hidrógrafo de fase
(Río Huaura at Alto. Stage hydrographs)
13* Previsión de las sequías. Relación entre las corrientes de enero y las
corrientes anuales
(Drought forecasting)
14* Distribución de la red de estaciones de observación. Enlaces hidrográficos
(Layout of observation network)
15» Estación climatológica agrícola principal (C.A.P.)
16. Estación climatológica agrícola ordinaria (C.A.P.)
17» Estación climatológica de propósitos específicos (P.E.)
18. Variaciones de la radiación, la evaporación y la temperatura
(Radiation, evaporation, temperature variation)
19« Distribución de la evaporación diurna
(24 hours evaporation distribution)
20. Distribución de la temperatura diurna
(24 hours temperature distribution)
21. Variaciones de la temperatura diurna
(Diurnal variation of temperature)
22. Evaporación de la superficie de los embalses
(Evaporation of lake surfaces)
xi

23* Volúmenes anuales de liberación del agua almacenada


(Flow regulation - annual storage release volumes)
24» Factor de regulación óptimo para una capacidad de depósito mínima
(Flow regulation - optimum regulation factor for minimum reservoir capacity)
25• Modelo para computador
(Computer model)
26. Funcionamiento del depósito de Punrun, 1955-65
(Operation of Punrun reservoir, 1955—65)
27» Necesidad de un almacenamiento de compensación en el curso descendente
(illustration of need for downstream compensation storage)
28. Diagrama de los caudales para la elaboración de datos hidrológicos
(Flow diagram for hydrological processing)
XI1

PARTE II - HIDROGEOLOGIA Y GEOLOGÍA APLICADA A LA INGENIERÍA

Página

Capítulo 1 - INTRODUCCIÓN 10?

1.1 Ubicación y fisiografía 107


1.2 Objetivos del estudio 108
1.3 Alcance del trabajo 109
1.4 Resumen de los resultados 110
1.5 Emplazamiento de las presas y los embalses 111
1.6 Estudios correlativos 113
Capítulo 2 - GEOLOGÍA DEL AREA 114

2.1 Historia geológica 114


2.2 Estratigrafía 115
2.3 Depósitos cuaternarios 118
2.4 Estructura 119

Capítulo 3 - ESTUDIOS DE AGUAS SUBTERRÁNEAS 122

3.1 Compilación de datos 122


3.2 Elaboración de mapas de las unidades hidrogeológicas 129
3.3 Exploración del subsuelo y pruebas de campo 129
3.4 Pruebas de infiltración 134
3.5 Presencia de agua subterránea 136
3.6 Calidad del agua 151
3.7 Capacidad y rendimiento de los depósitos de aguas subterráneas 157
3.8 Utilización del agua subterránea en el proyectado plan de
desarrollo 162

Capítulo 4 - ESTUDIOS DE GEOLOGÍA APLICADA 173

4.1 Presas y embalses 173


4.2 Investigación preliminar del emplazamiento de Rumrococha 181
4.3 Investigación preliminar del emplazamiento de Patón 186
4.4 Investigación preliminar del emplazamiento de Viloahuaura 191
4.5 Túnel de desviación de la laguna de Punrun 193

Apéndice 1 - PERFORACIONES DE EXPLORACIÓN Y POZOS DE PRUEBA 195

Apéndice 2 - BIBLIOGRAFÍA 207

LISTA DE CUADROS

1. Pozos activos localizados 124


2. Datos técnicos sobre los pozos entubados 125
3. Detalles del funcionamiento de los pozos en 1968 128
4. Cálculo del total de agua subterránea extraída en 1968 129
5. Resumen de las pruebas de bombeo 133
6. Resumen de las pruebas de infiltración 135
7. Análisis químico (|el agua subterránea 153
8. Capacidad de almacenamiento de agua subterránea en las distintas cuencas 159
9» Excedentes y deficiencias mensuales en la proyectada etapa II de desarrollo
sin utilizar agua subterránea (en m3/s) basado en datos del período crítico
registrado durante 1955-66 165
ti
#1-
xiii

Lista de cuadros (oontinuaoifin) Página

10. Suministro potencial de agua subterránea en el valle del río Huaura


durante el período crítico registrado (1955-66) 167
11. Proyecto de utilización del agua subterránea 169
12. Epicentros sísmicos en la vecindad de Lima, 1916-68 176

LISTA DE GRÁFICOS

(en carpeta aparte)

la. Tarjeta de datos de campo


(Example of field data card)
lb. Ilustración del sistema de numeración
(illustration of well numbering system)
2. Sismicidad regional
(Regional seismicity)

LISTA DE DIBUJOS

(en carpeta aparte)

1. Fisiografía
(Physiography)
2. Geología del área
(Aerial geology)
3. Cuencas de aguas subterráneas
(Groundwater basins)
4. Geología de la Llanura de Huacho con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - Llanura de Huacho)
5. Geología del valle del río Huaura con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - Valle del río Huaura)
6. Geología del área de Santa Rosa con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - Santa Rosa area)
7. Geología de las tierras bajas de San Felipe con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - San Felipe piedmont)
8. Geología del valle del río Chico con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - Valle del río Chico)
9. Geología de la pampa de Las Salinas
(Geology of pampa de Las Salinas)
10. Registros de los pozos perforados
(Logs of drilled wells)
11. Registros de los pozos de prueba y de los agujeros de exploración
(Logs of exploratory holes and test wells)
12. Sección geológica a lo largo del río Huaura
(Geologic section along the río Huaura)
XIV

13. Secciones geológicas - Valle del río Huaura y Santa Rosa


(Geologic sections - Rio Huaura and Santa Rosa)
14. Secciones geológicas - Pampa de Las Salinas
(Geologic sections - Pampa de Las Salinas)

15. Cuenca de la Llanura de Huacho - Perfil del contacto de la roca subyacente


con el material de aluvión
(Contours of bedrock alluvium contact in Huacho Plain)
16. Hidrogramas de los pozos de referenda
(Hydrographs of key wells)
17. Cuenca de la Llanura de Huacho - Perfil del nivel hidrostático,
marzo de 1968
(Contours of water levels in Llanura de Huacho, March 1968)
18. Cuenca de la Llanura de Huacho - Perfil del nivel hidrostático,
agosto de 1968
(Contours of water levels in Llanura de Huacho, August 1968)
19. Geología de reconocimiento - Emplazamiento de la presa y embalse de
Rumrococha y Fundición
(Geology of Rumrococha dam and reservoir site)
20. Geología de reconocimiento - Emplazamiento de la presa y embalse
de Patón
(Geology of Patón dam and reservoir site)
21. Geología de reconocimiento - Emplazamiento de la presa y embalse
de Viloahuaura
(Geology of Viloahuaura dam and reservoir site)
Parte I

HIDROLOGÍA Y CLIMATOLOGÍA
3

Capítulo 1

IHTROmCCIOT

1.1 AKTECEDEHTES Y OBJETIVOS

La construcción de una red de instalaciones para la observación del caudal y


de los factores climáticos constituía una parte integrante de la tarea encomendar-
da al hidrólogo del proyecto. (Proyecto llevado a cabo con la aprobación del
Pondo Especial de las Naciones Unidas, PEHU) l/.

El intervalo transcurrido entre la llegada del hidrólogo al Perú y el comien-


zo de la construcción sobre el terreno se utilizó para adquirir conocimientos sobre
la cuenca hidrográfica, la selección de los emplazamientos para las estaciones de
observación y la capacitación del personal disponible de contrapartida. En mayo
de 1966, se había iniciado la calibración de la principal estación hidrométrica
situada en Aleo, y se había puesto en observación un pluviómetro diario en la mi-
na de Raura, a 5 000 m de altitud.

La fase principal de la construcción duró de octubre a diciembre de 1966 y la


observación de los factores más importantes se inició en febrero de 1967 en la ma-
yoría de las estaciones de gran altitud.

Cuatro de las estaciones emplazadas en la zona de irrigación, que se habían


construido antes de la llegada del hidrólogo, contaban con su dotación casi comple-
ta de instrumentos a fines de enero de 1967» bajo la dirección del Dr. Schroeder,
de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

A partir de enero de 1967 el principal esfuerzo se dirigió a lograr el fun-


cionamiento satisfactorio de las estaciones y a completar sobre el terreno la ca-
pacitación de los observadores, la mayoría de los cuales habían seguido un curso
intensivo en la oficina de Huacho. Durante el transcurso de las visitas continuas
a las estaciones, se procedió a la instalación de nuevos instrumentos.

Dada la duración.inevitablemente breve de la serie de observaciones preceden-


tes a las instalaciones del proyecto, los estudios se han basado principalmente en
los datos sobre los caudales disponibles, para las cuatro estaciones, en los
tramos del rio principal en Sayán. Dichos datos, registrados durante más de 50
anos, de las corrientes diarias de un solo río, constituyen una serie excepcional
sobre todo si se considera que, en cambio, no se habían observado hasta el presen-
te las precipitaciones en las cuencas colectoras superiores. Por ello es esencial

El Fondo Especial de las Naciones Unidas y el Programa Ampliado de Asistencia


Técnica fueron fusionados el I o de enero de I966 para constituir el Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
4

que se prosigan las observaciones en éstas, hasta la instalación de los depósitos


de almacenamiento en la cuenca hidrográfica. Durante los próximos años de obser-
vaciones sobre las corrientes de esta cuenca superior, será posible obtener datos
en que basar los diseños de las estructuras destinadas a contener las inundacio-
nes. Sólo entonces será también factible formular recomendaciones al respecto.

Sugerimos, a continuación, algunas breves indicaciones sobre algunos plintos


especiales:

La población de la costa no puede ser empleada útilmente en los trabajos de


campo a gran altitud para los cuales no se aclimata en el tiempo relativamente
breve que se necesita para instalar las estaciones.

El equipo proporcionado por el Proyecto se adapta en general bastante bien


al trabajo y sus condiciones. Es preciso evitar el uso de cilindros de medición
de cristal para los pluviómetros, ya que su índice de consumo es alto. Se intro-
dujeron rápidamente cilindros de politeno. El pluviógrafo Fuess de tipo sifón
debe ser dotado de alguna forma de calefacción, ya que se registra una precipita-
ción aparente durante el cambio de la fase sólida a la líquida del agua en la cá-
mara de flotación. Este cambio sólo puede detectarse en el momento de la fusión
si no se producen precipitaciones en el intervalo entre la congelación y la fu-
sión.

1.2 AREA DEL PROÍECTO

La cuenca hidrográfica del río Huaura con sus afluentes está situada en las
laderas de la cordillera de los Andes del lado del Pacífico, que forman la divi-
soria continental. El mayor núcleo urbano de la cuenca es la ciudad de Huacho,
situada al 11° sur del ecuador y a 137 Ion al norte de Lima. Está limitada al
norte por las cuencas del río Supe y el río Pativiloa. Su límite oriental es la
propia divisoria continental, al otro lado de la cual se encuentran los cursos
superiores de tres de los ríos más importantes del Perú: Marañón, Huallaga y
Hantaro, los cuales afluyen al Amazonas. El límite meridional está formado por
la ouenoa del río Chanoay.

El punto más elevado de la cuenca del Huaura tiene una altitud de unos 3 600 m
siendo, a la vez, el pico más alto de la conocida Cordillera de Raura.

Esta cuenca hidrográfica, en su vertiente hacia el Pacífico, tiene una super-


ficie de unos 4 280 km^. En la figura 1 se puede ver la distribución general de
la zona con respecto a la altitud. La distancia en línea resta desde el océano
hasta su límite oriental es de 120 km.

La Cordillera de Raura sigue tina línea aproximadamente paralela a la costa,


y sus pasos más bajos tienen una altura aproximada de unos 4 500 m ' En muchos
lugares se presentan pequeños glaciares, cuyo límite inferior también se aproxima
a los 4 500 m» La superficie total de nieves perpetuas es reducida y probablemen-
te no pasa de 100 lon^. Los ingenieros de minas que están trabajando en la región
informan que esos glaciares se están retirando rápidamente.

Puede encontrarse nieve depositada sobre el suelo en altitudes de 3 500 m,


pero a este nivel desaparece en pooas horas. Las temperaturas no son muy bajas in-
cluso en las altitudes máximas y una temperatura de 10° C bajo cero es muy poco
frecuente, aún en los 5 000 m de altitud.
5

La precipitación anual en la parte superior de la cuenca colectora se ha cal-


culado en 1 400 mm durante un año normal. Las lluvias, sin embargo, son menos
intensas conforme disminuye la altitud y la distancia con respecto a la divisoria,
hasta hacerse insignificantes por debajo de los 2 300 m, por lo que en estas al-
turas es difícil encontrar vegetación alguna, aparte de las diversas especies de
cactus.

Esta condición de total aridez se prolonga hasta la extremidad inferior del


rio Huaura el cual, en sus últimos tramos, atraviesa el desierto del Perú irrigan-
do, de manera bastante irregular, alrededor de 2,2 000 ha de tierras de cultivóse

La presencia de la corriente de Humbolt^ próxima a la costa, mantiene un cli-


ma templado y a veces frío durante todo el ano en la franja costera, que está fre-
cuentemente cubierta de estratos bajos de nubes y de niebla cerca del nivel del
suelo, aunque no se registran precipitaciones sino como excepción.

El río Huaura es un torrente montañoso de curso abrupto con caudales máximos


de enero a marzo y caudales mínimos de unos 10 m3 por segundo de julio a septiem-
bre. Su corriente durante la estación húmeda supera las necesidades de agua de
las tierras irrigables, a pesar de lo cual se dan excepciones.

Fuera del valle propiamente dicho del río Huaura, y a lo largo de la franja
costera en dirección norte y sur, predomina el desierto y no subsiste vegetación
de ninguna índole. La franja costera está atravesada por arenas movedizas proce-
dentes de las playas, que se dirigen al interior bajo la acción del viento del
sur. Esta es la zona que se ha proyectado irrigar mediante la regulación de las
aguas del río Huaura.
6

Capitulo 2

EL REGIMEN DEL RIO HUAURA

DATOS HISTÓRICOS

Introduocién

La observación de las corrientes del rio Huaura se inició en agosto de 1911


y, con algunas interrupciones, ha continuado hasta el día presente.

Los datos, que han sido facilitados por la oficina del Administrador de Aguas
del valle del Huaurat en Huacho, se refieren a la desoarga instantánea medida cada
día, en general por la mañana.

Todas las mediciones se efectuaron en las proximidades da Sayón, muy por de-
bajo del limite efectivo de las lluvias*

El agua extraída por las tomas de riego situadas aguas arriba de la estación
de aforo puede considerarse insignificante.

Historia de la estación: El rio Huaura, en las proximidades de Sayán

Puente de Sayán; 1911 - 1938. Los datos sobre las descargas del río se han
obtenido mediante mediciones efectuadas diariamente con un flotador de superficie
y comprobadas ocasionalmente con un corrientímetro. Los aparatos de medición,
probablemente emplazados en el puente, fueron con seguridad arrastrados por las
aguas en 1923» cuando éste fue también arrastrado.

Toma de Cañas; 1938 - 1948» Descargas medidas con flotador de superficie,


efectuadas diariamente, y con un corrientímetro, realizadas dos o tres veces a la
semana. El medidor de hierro colado se quitó cuando la estación fue abandonada.

Ferrocarril; 1948 - 1953» Datos de la descarga medida diariamente con un


corrientímetro. El medidor de hierro colocado se quitó cuando la estación fue
abandonada.
Quintay; 1953 hasta la fecha. El medidor se trasladó a su emplazamiento ac-
tual cuando se efectuaron los trabajos de la toma de agua de Santa Rosa. El nuevo
emplazamiento se encuentra aguas arriba de esa instalación.

En la figura 2 se muestra el emplazamiento de esas estaciones.

Validez de los datos sobre la corriente

Aunque durante el período del cual se tienen datos se introdujeron mejoras


técnicas en las prácticas hidrométricas, todos los valores de las corrientes re-
gistradas representan corrientes instantáneas en el momento en que se efectuó la
medición.
7

A falta de registros del nivel del agua aparte de los correspondientes a la


época de la medición de la corriente, el único método posible para calcular al
promedio de las descargas diarias es considerar las mediciones diarias registra-
das.

El examen de los registros continuos del^nivel del agua obtenidos en la esta-


ción de aforo del Proyecto situada en Aleo señala una acusada fluctuación diaria,
cuya amplitud varia entre 2 cm en los meses secos y 12 cm en los meses húmedos.
Durante los períodos del año en que la fluctuación diaria supera los 4 cm, el máxi-
mo se presenta casi invariablemente a media noche. La conformación del hidrógra-
fo diario es tal que una medición de corriente hecha en las proximidades de Sayán
entre las 7-30 y las 10.00 hs de la mañana representa con bastante exactitud la
descarga media diaria.

Las investigaciones realizadas han permitido comprobar que al menos en los


últimos 20 anos las mediciones se realizaron generalmente dentro de esas dos ho-
ras. Sin duda, los medidores tenían instrucciones permanentes de efectuar su
trabajo a primera hora de la mañana, aunque es posible que, algunas veces, se har-
ya malogrado esta tarea debido a las inundaciones súbitas producidas por la es-
correntía de la cuenca inferior. Estas excepciones no afectan sin embargo las
estimaciones de las corrientes mensuales. El hecho de que no se observaran los
niveles fuera de las horas en que se midieron las descargas, y el no haber efec-
tuado tales mediciones coincidiendo con las corrientes máximas, introduce un im-
portante elemento de duda en el cálculo de las inundaciones probables.

En conclusión puede decirse que:

Aunque los datos de la corriente recogidos desde 1911 no pueden considerarse


elementos precisos a usarse como base, debido a su continuidad y a falta de otrog
elementos, se ha decidido utilizarlos para la evaluación de los recursos hidráu-
licos. Referente a los cálculos de las inundaciones máximas, no es posible cono-
cer con exactitud cuándo se han producido las descargas máximas y su relación con
las corrientes instantáneas máximas. De ello se trataré en la sección de este in-
forme dedicada a las inundaciones.

4 Metodología para la obtención de datos no registrados

Las observaciones de la corriente en Sayán se iniciaron en agosto de 1911 y


continuaron sin interrupción hasta diciembre de 1920. Las mediciones se reanuda-
ron en junio de 1925 y continuaron hasta la época presente con breves interrupcio-
nes de seis meses en 1931, dos meses en 1938, un mes en 1940 y los tres últimos
meses de 1946. A los fines de poder disponer de una serie más continuada de da-
tos sobre los promedios de descargas anuales para así basar los estudios operacio—
nales sobre la regulación del caudal, los datos que faltan se han sustituido con
los obtenidos mediante una correlación con el río Rimac por presentar éste las si-
guientes características:

a) Proximidad de las cuencas hidrográficas: la cuenca del Rimac está situa-


da a unos 100 km de la del río Huaura.

b) Semejanza en la configuración de las cuencas en la zona superior de llu-


vias.

c) Semejanza de las altitudes de las cuencas, también en la franja superior


de lluvias.
8

d) Semejanza en la altitud de los puntos culminantes de la divisoria conti-


nental.

e) Disponibilidad de registros cronológicos muy largos (46 años).

f) Igualdad de las principales descargas según el promedio anual durante


esos 46 años.

g) Alto coeficiente de correlación del promedio anual de descargas (0,99 por


ciento).

h) Semejanza entre los promedios de las descargas mensuales de los 46 años.

i) Correlación significativa de las descargas medias mensuales.

Las descargas medias mensuales obtenidas con la utilización de los datos del
río Rimac se señalan con un asterisco en el cuadro de las descargas medias mensua-
les (ver cuadro 2).

No se presentan datos sobre los meses de marzo a junio de 1925* En marzo de


1925, grandes inundaciones causaron daños considerables- en muchos de los ríos cos-
teros^del Perú. Las mediciones de las descargas no se reanudaron hasta junio de
ese año ni en el río Huaura ni en el Rimac y por ello no hay datos registrados de
ese período.

La puesta en servicio de los depósitos de Cochaquillo y Surasaca (figura 3)


debe haber modificado en cierta proporción la distribución anual del caudal en
los últimos años de la serie. TSo ha sido posible reconstituir el volumen de los
caudales naturales durante ese período debido a la ausencia total de registros de
datos sobre el nivel de agua de los depósitos. El depósito de Cochaquillo entró
en servicio en 1957 y el de Surasaca en i960. El Proyecto instaló medidores del
nivel del agua en los depósitos de Surasaca y Cochaquillo y también inició obser-
vaciones diarias de las corrientes de salida de esos depósitos. Con ello se hizo
posible obtener por deducción las corrientes naturales en Aleo, a partir de marzo
de 1967.

DESCARGAS AUUALES

Promedio

La descarga media del río Huaura en Sayán durante el período 1912 - 1967
asciende a 27,7 m3 por segundo.

Variabilidad

Escala de las variaciones

Durante el mismo período la descarga media anual varió entre un mínimo de


17,1 m3 por segundo y un máximo de 39,4 m^ por segundo. La diferencia es pues de
22,3 m^ por segundo.
9

2.2 Desviación

Una estimación no sesgada de la desviación normal de la muestra alcanza un


valor de 5i7 ni3 por segundo.

Distribución según la frecuencia

La distribución según la frecuencia del promedio anual de descargas durante


el período cubierto por los registros existentes, se presenta en la figura 3, de
la cual se han extraído los valores siguientes. Como puede verse, la distribu-
ción es "normal", lo cual no es habitual.

Cuadro 1

DISTRIBUCIÓN DE LAS DESCARGAS MEDIAS ANUALES SEGÚN LA FRECUENCIA

Porcentaje Descargas medias anuales Valores ideal<3s correspon-


de dientes según l a
los anos superiores a distribución gaussiana

10 35,4 m 3 / s 34,3 m3/s


20 31,7 " 32,0
30 29,8 •• 30,6
40 29,3 » 29,3
50 28,4 " 27,8
60 27,2 " 26,4
70 24,6 » 24,9
80 22,8 » 23,3
90 20,8 " 21,2

Promedio de las descargas

El promedio de la serie a largo plazo de las descargas anuales tiene un valor


de 28,4 m^ P o r segundo. Esta cifra es superior a la de la descarga media en 0,4 m^
por segundo. La media de la ley de Gauss que mejor se ajusta a los datos, coincide
sin embargo con la descarga media anual a largo plazo. Ello confirma la normalidad
de la distribución (figura 4)»

Distribución según el tiempo

La distribución según el tiempo de la serie completa de descargas medias anua-


les se muestra en la figura 5 sobre la base de los años civiles e hidrológicos.
Los valores se indican en el cuadro 2.
10

Cuadro 2

DESCARGA MEDIA ANUAL EN SAYAH

Ano m3/s Ano m3/s Año m3/s Ano m3/s Ano m3/s

1912 21,6 1923 29,6 * 1934 26,0 1945 25,9 1956 23,2
1913 28,4 1924 24,5 * 1935 25,5 1946 39,1 1957 19,2
¡ 1914 34,0 1925 — 1936 21,3 1947 31,3 1958 17,1
1915 29,9 1926 22,9 1937 18,9 1948 28,7 1959 22,3
1916 29,7 1927 29,4 1938 23,7 1949 28,1 I960 17,7
1917 24,4 1928 28,5 1939 28,9 1950 23,5 1961 20,8
1918 37,5 1929 31,0 1940 31,0 1951 36,5 1962 25,3
1919 28,3 1930 37,0 1941 32,0 1952 39,4 1963 28,2
1920 29,5 1931 21,2 * 1942 27,1 1953 32,0 1964 27,4
1921 28,7 * 1932 29,7 1943 31,7 1954 32,6 1965 20,7
1922 27,2 * 1933 36,9 1944 29,2 1955 31,1 1966 19,7
1967: 32,9 m V s

* Datos derivados de la correlación con las corrientes mensuales del río Rimac.

Probabilidades de observar periodos de un año o más, durante los cuales las


descargas tengan un valor inferior a la de la media

Examinado^el registro de las series de años hidrológicos (figura 5) se eviden-


cia que hubo años consecutivos en que la corriente fue inferior a la media. Esos
períodos de deficiencia tienen duraciones que oscilan entre 1 y 7 años y revisten
un importante significado para el cálculo del funcionamiento de los depósitos re-
guladores de almacenamiento.

La probabilidad de observar una descarga anual que tenga un valor inferior al


de la media a largo plazo,es de l/2.

La probabilidad de observar n años consecutivos con una descarga inferior a la


de la media es de l/2n. ""

Podemos por consiguiente atribuir las probabilidades siguientes (p) o el pe-


ríodo de retorno T (T = l/p) a dos años consecutivos de caudal deficiente.

Como puede verse en el cuadro 3 , el número real de casos observados en 56


anos corresponde bastante exactamente a lo que pudiera esperarse, si se exceptúan
los^períodos de dos años consecutivos. La presencia de un período continuo de
7 años deficientes en los 56 años no puede considerarse excepcional.

Probabilidad de observar descargas anuales mayores o menores que las observadas

La extrapolación de la ley de Gauss ajustada a los datos observados proporcio-


na los valores siguientes (cuadro 4) de las descargas bajas y altas para los perío-
dos de retomo que se especifican en años civiles (figura 4 ) .
11

Cuadro 3

CALCULO DE PROBABILIMD DE U S SERIES DE CAUDALES DEPICIEMTES

Duración del Nímero de casos ob-> •Probabili- Período de r e - Hímero proba-


periodo servados realmente dad p torno T b l e de casos
(años) en 56 anos T ~ anos en 56 años

1 28 0,5 2 28
2 9 0,25 4 14
3 5 0,125 8 17
4 3 0,0625 16 3
5 1 0,0312 32 1
6 1 0,0156 64 1
7 1 0,0078 128 0

Cuadro 4

PROBABLES VALORES EXTREMOS, ALTOS Y BAJOS

Período de r e t o r n o Descargas b a j a s Descargas a l t a s

(anos) nw/s mV B

75 15,6 40,2
100 15,0 40,8
200 13,6 42,2
500 12,0 44,0

Tendencia

No hemos tratado de demostrar la existencia de una tendencia en esta muestra


relativamente corta de una serie infinita. Sea cual fuere el tamaño de la muestra,
no puede decirse con seguridad que la tendencia aparente no sea parte de una osci-
lación lenta a menos que la serie sea finita.

DESCARGAS MENSUALES

Principales descargas medias mensuales (ver figura 6)

En el cuadro 7 se indican las descargas medias mensuales durante el período


que inicia en septiembre de 1911 y termina en marzo de 1968.
12

En el cuadro 5 se indican la desviación y las variabilidades normales me-


dias durante el período de 1911 a 1967.

Cuadro 5

DESCARGA MENSUAL

[ Mes Promedio en m^/s Desviación normal Variabilidad

E 40,820 17,764 315,586


P 54,804 18,769 352,307
M 63,135 18,273 333,913
A 43,113 16,261 264,447
M 22,406 5,810 33,760
J 15,381 3,488 12,172
J 12,409 2,275 5,179
A 10,944 2,118 4,488
S 10,924 2,149 4,621
0 14,251 5,001 25,018
N 18,405 6,566 43,124
D 26,024 10,666 113,778

Nota; Los valores de estos parámetros estadísticos se han llevado hasta la terce-
ra cifra decimal en forma que puedan emplearse eventualmente para análisis de regre-
sión o correlación, asociándolos a los caudales de las cuencas colectoras superio-
res.

2 Distribución según el tiempo

En la figura 5 se indica la distribución según el tiempo de los caudales me-


dios mensuales.

3 Distribución según la frecuencia

En la figura 7 se indica la distribución según la frecuencia de los caudales


mensuales.

4 Distribución anual de las descargas medias mensuales

En la figura 8 se presenta la distribución anual de las descargas medias men-


suales según la frecuencia de su observación.
13

2.4 DESCARGAS DIARIAS

2.4*1 Variación de las descargas medias diarias en cada mes

Sn el cuadro siguiente se indican las descargas medias diarias máximas y mí-


nimas observadas desde 1938»

Cuadro 6

VARIACIÓN DE U S DESCARGAS MEDIAS DIARIAS

Máximo Mínimo Diferencia Mínimo en Máximo en


Mes e l mes del e l mes d e l
m3/s m3/s m3/s máximo mínimo
m3/s m3/s

E 123,6 6,4 117,4 54,6 36,6


P 230,0 13,0 217,0 42,7 82,4
M 215,6 15,5 200,1 39,5 69,8
A 146,2 15,2 131,0 28,1 41,2
M 59,7 10,4 49,3 20,0 20,4
J 32,5 8,2 24,3 15,1 10,8
J 19,1 7,0 12,1 17,1 8,2
A 17,1 6,7 10,4 13,2 8,1
S 17,8 6,6 11,2 9,1 8,4
0 56,0 5,3 50,7 12,3 9,9
N 71,4 7,5 63,9 18,0 13,0
D 96,8 7,2 89,6 17,1 14,1

2.4*2 Variación diurna de las descargas — Tiempo de propagación

Durante un poco menos de dos anos de funcionamiento del registrador del nivel
del agua de Aleo, las variaciones diurnas máximas de las descargas fueron registrar-
das en los días 20 y 21 de febrero de 1967 (figura 12).

A las 10 de la mañana del 20 de febrero, la descarga que pasaba por Aleo era
de 75 m ^ P o r segundo. A las 8 de la tarde, se había llegado a un valor máximo de
135 m P o r segundo. Después, empezó inmediatamente a disminuir hasta alcanzar un
valor de 62 m3 por segundo a las 2 de la tarde del día 21, en que comenzó nuevamen-
te a subir hasta el máximo nocturno observado habitualmente.

Esta variación registrada de alrededor del 100 por ciento en 10 hs no es proba-


blemente excepcional. Ciertamente, pueden producirse variaciones mucho mayores
cuando las precipitaciones en las altitudes inferiores originan corrientes de fan-
go de las que se encuentran muchas huellas en los tramos medios del río. Esas
corrientes de fango se producen en cárcavas muy escarpadas y pueden acarrear mate-
riales de gran volumen a la corriente principal, lo que produce un bloqueo temporal
del lecho del río y una subida de las aguas. Cuando estos conos detríticos son
H

arrastrados por la corriente, deben esperarse variaciones muy importantes de las


descargas eñ forma de oleadas de inundación. La inclinación de la corriente prin-
cipal es muy grande y los tiempos de propagación son breves, por lo que se dispone
de poco tiempo para maniobrar las esclusas en las estructuras de insumo de los ca-
nales de riego.

El tiempo de propagación desde el depósito de Cochaquillo a la estación de


aforo de Picoy es de 2 hs y de Picoy a Aleo de sólo 8 hs. Estos tiempos se han de-
terminado observando la propagación del agua liberada por el dep#»ito en una hora
determinada y observando el paso de la ola en los registradores del nivel del agua
de Picoy y Aleo.
Cuadro 7

DESCARGAS MEDIAS ANUALES (m3/g)

Ano N

1911 12,8 17,9 23,0 24,1


1912 27,1 33 O 39,4 29,5 18,6 14,0 13, 13,3 12,7 15,3 18,1 24,3
1913 46,4 60 2 87,2 22,7 18,5 14,5 14, 12,3 9,0 14,5 22,2 19,5
1914 32,2 27 2 62,3 121,4 24,3 18,1 11, 10,0 10,0 14,8 20,8 55,3
1915 71,6 50 7 46,8 40,3 18,0 15,0 13, 13,2 17,3 16,4 26,2 29,4
1916 64,6 72 9 51,2 42,0 28,7 16,7 13, 10,1 10,5 12,6 14,5 18,7
1917 44,3 29 7 39,3 42,4 15,1 9,6 8, 8,7 ii,5 14,4 29,8 39,3
1918 58,4 86 8 78,7 45,3 27,2 22,2 16, 14,9 15,2 19,2 28,0 36,9
1919 28,7 52 3 59,1 43,0 20,7 15,7 12, 10,8 10,2 13,9 22,7 49,7
1920 52,2 47 6 70,7 56,0 26,7 , 16,7 11, 3 9,2 9,7 14,7 / 16,3 22,9 .,
1921 47,5 1/ 56 01/ 61,0 1 / 46,0 1/ 26,0 1/ 16,5 1 / 12, 10,0 1/ 14,0 1 / 12,01/ 14,51/ 28,0 1/
1922 29,5l7 47 5 1/ 58,5 1 / 44,o!7 30,0 1 / 12,01/ 11, 9,61/ 13,0i/ 16,0 ¡7 17,5 1 / 34,5 1/
1923 50,0 1/ 44 58,0 ¡7 52,517 25,5 1/ 15,01/ 11, 8,51/ 14,51/ 17,51/ 19,51/ 38,51/
1924 38,0 1 / 45 46,5 1/ 22,0Í7 14,0 ¡ / 12, 13,0 1/ 15,5 1 / 17,51/ 20,0 1/
1925 40
57,5 1/
— — - 21, 13,1 12,9 17,0Í7 14,0
32,01/ 12,5 23,7
1926 16,0 32 61,3 44,5 16,3 14,5 12, 8 10,2 10,9 18,8 23,4
1927 78 8 56,7 35,6 18,2 12,7 10, 6 12,7 11,6 13,9
48,0 16,4 34,7
1928 62 7 83,9 44,8 18,1 13,9 12, 3 10,6 16,7
28,7 10,5 15,5 28,1
106 8 54,2 31,6 15,2 11,7 10, 6 15,2 12,9
1929 29,2 10,7 24,4 21,2
80 4 84,9 36,5 18,7 15,0 13, 6 18,7 10,7 41,2 29,3
1930 84,9 34,2
28,51/ 42 42,41/ 32,0 1/ 24,0 1 / 18,5 1 / 9, 1 7,7 7,6 17,3 11,3
1931 5 1/ 19,9
1932 42,3 76 48,5 36,7 20,7 16,0 15, 7 12,0 10,6 24,2
7 11,1 37,9
1933 74,3 77 75,2 40,2 16,1 13, 4 10,9 10,1 15,0 11*9
4 87,8 16,1
1934 33,8 40 46,6 26,3 19,1 15, 4 12,5 11,8 10,9 14,9
1 63,1 15,2
1935 25,8 33 42,0 21,5 17,4 15, 4 12,5 10,9 13,2 16,9 30,2
4 65,9
1936 49,8 38 26,6 24,1 17,5 18,8 15, 1 13,2 11,7 14,7 14,2 12,2
5
1937 16,7 19 4 35,7 36,5 18,5 14,5 12, 4 10,5 9,3 13,5 16,5 25,0
1938 22,7 54 3 55,0 1 / 46,0 1/ 24,1 16,6 12, 1 10,1 8,6 11,6 10,6 12,4
1939 30,8 46 3 73,9 56,2 26,5 18,9 12, 7 11,5 11,7 12,4 12,7 33,0
1940 68,6 50 37,0 1/ 24,5 20,8 17, 7 15,4 12,0 12,0 18,6 19,1
5 71,8 15,9
1941 52,4 70 9 84,2 29,8 23,9 14,7 13, 4 13,0 13,2 21,3 28,2
1942 38,4 62 34,8 28,9 16,9 14, 2 12,4 12,0 18,9 13,4 17,7
2 61,5 13,2
1943 33,5 79 5 71,3 56,3 22,0 18,1 15, 9 13,5 13,3 16,2 23,4
1944 69 45,6 25,0 17,8 13, 7 11,3 10,5 17,5 16,1
46,4 1 72,7 10,2 11,9
1945 33,1 43 7 62,5 42,1 17,4 12,5 11, 7 11,4 11,1 20,7 34,1
11,2
Cuadro 7 (cont»)
s

Anos E P M A M J J A s 0 N D

1946 71,8 84,0 94,5 64,0 30,4 16,6 11,4 11,3 10,6 15,0 1/ 21,0 1/ 38,5 JA
1947 44,8 52,9 87,0 39,4 33,1 25,5 12,8 11,0 10,6 14,2 17,3 27,0
1948 57,8 46,3 47,4 36 7 23,9 15,1 12,8 9,9 10,1 27,7 35,0 21,2
1949 60,6 33,4 65,6 48,5 28,2 19,0 15,3 11,3 11,2 10,4 20,5 12,8
1950 28,7 45,8 38,5 36,1 20,9 12,9 11,6 10,4 10,1 10,9 14,3 41,2
1951 37,4 71,3 96,8 54,6 21,2 18,5 14,9 11,6 11,2 12,6 43,5 45,0
1952 86,6 83,3 98,6 71,5 26,4 20,7 14,5 11,1 9,0 10,5 15,5 25,5
1953 39,5 71,5 60,6 60,4 35,6 22,1 12,8 9,1 8,9 12,5 22,7 28,6
1954 51,3 75,6 102,9 37,4 25,6 15,7 12,5 8,7 9,0 11,9 18,5 22,2
1955 42,6 79,5 94,4 48,8 29,3 13,5 11,7 10,2 8,8 9,2 8,9 16,8
1956 15,5 58,6 62,0 50,1 21,1 10,4 7,9 10,2 9,9 12,5 11,7 9,2
1957 16,6 45,0 36,6 32,0 15,6 11,8 10,1 10,1 9,8 11,1 13,8 17,9
1958 19,9 36,1 55,0 20,6 12,5 10,0 7,9 7,3 7,2 10,8 8,2 9,4
1959 9,9 59,3 57,1 41,0 19,5 10,8 9,2 7,2 6,9 9,2 9,3 27,7
I960 35,3 41,4 34,9 22,9 13,8 9,7 8,0 7,0 7,3 9,7 12,2 9,6
1961 25,2 43,4 40,4 17,8 17,4 11,8 8,7 8,0 8,1 8,9 19,1 41,3
1962 43,7 45,7 67,0 43,8 16,6 11,9 11,3 10,1 10,2 11,3 15,2 17,1
1963 38,1 50,0 69,3 41,8 18,9 12,9 10,2 10,6 10,6 10,4 24,4 40,9
1964 26,6 51,8 72,8 50,0 22,8 15,8 13,4 11,7 11,9 16,0 20,0 15,7
1965 24,0 42,3 65,5 24,3 13,8 11,5 10,7 9,9 9,9 10,3 11,6 14,1
1966 34,0 23,5 38,3 20,9 14,5 10,8 9,8 10,0 9,7 19,7 19,3 26,4
1967 34,2 84,7 89,9 38,4 22,5 17,1 15,8 14,4 14,3 21,7 19,7 21,9
1968 28,9 24,4 37,5

Datos obtenidos por correlación con el río Rimac.


Todos los valores se refieren a las corrientes naturales registradas hasta que los depósitos de Cochaquillo
y Surasaca entraron en servicio en 1957 y I960, respectivamente.
17

Capítulo 3

IAS IHUNMCIOMES EEL RIO HUAURA

1 INUMDACIONES DEL RIO PRINCIPAL

1.1 Introducción

Se trata en este capítulo de atribuir valores a las descargas máximas que pue-
de preverse se produzcan en el río Huaura con determinados intervalos de repeti-
ción.

En primer término, se investiga la distribución según la frecuencia de las


inundaciones observadas entre 1912 y 19^7 en Sayán. Como se tienen dudas en cuan-
to a la validez de los datos relativos a las descargas más altas, según se ha sena-
lado en el capítulo anterior, se ha ampliado el estudio a otros ríos de la costa
peruana. Los valores de las inundaciones obtenidos con los datos del río Huaura se
comparan con los de las corrientes fluviales próximas. Se deduce, de esta manera,
un factor regional que se aplica al río Huaura después de haberse comprobado que
las diferencias no son mayores a las que pueden atribuirse al azar y el río Huaura
se puede considerar dentro del contexto regional.

Se recuerda que el intervalo de repetición no es el tiempo real entre dos fe-


nómenos de igual magnitud sino el tiempo medio entre esos dos fenómenos. Por lo
tanto no deberá causar sorgresa el hecho de que dos grandes inundaciones se produz-
can una tras otra en dos anos sucesivos o incluso en el mismo ano.

No parece posible que, como consecuencia de defectos en el tipo de las estruc-


turas planeadas para su emplazamiento en la corriente principal, puedan producirse
grandes danos a las propiedades o pérdidas de vidas humanas. Esto tiene una impor-
tancia considerable ya que debe señalarse que la conflabilidad de las estimaciones
que aquí se presentan sobre las inundaciones es dudosa por el motivo siguiente:

En la medida que se ha podido discernir, los caudales máximos anuales observa-


dos entre 1912 y 1967 se engendraron todos ellos por obra de las lluvias en la cuen-
ca hidrográfica superior, que denominaremos lluvias de la sierra. Ahora bien, se
sabe que pueden producirse lluvias intensas en la costa y en las tierras situadas
al pie de los Andes. La causa de estas lluvias se explica en la sección preliminar
del capítulo de este informe que trata de la climatología. Existen abundantes
huellas sobre el terreno, en forma de lechos torrenciales secos que contienen gran-
des cantidades de materias aluviales, que demuestran que tales precipitaciones pue-
den ser muy intensas. Se sabe que un fenómeno de este tipo se produjo en 1925» ano
en que se interrumpió el registro de los caudales en la mayor parte de la costa del
Perú. Pero aunque este fenómeno sea probablemente muy poco frecuente, puede esti-
marse que tiene un intervalo de repetición entre 100 y 1 000 anos y que podría muy
bien producir inundaciones más grandes que aquellas que sólo dependen de las llu-
vias de la sierra, en las cuales se basa el estudio presente.
18

La información disponible sobre los niveles del agua que se alcanzaron en 1925,
no es suficiente para justificar una estimación sobre el máximo volumen de las inun-
daciones. En todo caso, el conocimiento del valor de un fenómeno de este tipo no
permitiría extraer conclusión alguna en cuanto a los valores extremos de las inunda-
ciones producidas por una combinación de las lluvias de la sierra y las de la costa.

Descargas producidas por inundaciones observadas en Sayán


se
En el registro de las descargas diarias observadas en Sayán desde 1911t tie-
nen datos de 49 años completos.

A los efectos de calcular las inundaciones extremas probables, se ha escogido


la máxima descarga media diaria de cada ano incluido en el registro.

Cuadro 8

MÁXIMA DESCARGA MEDIA DIARIA CORRESPOMDIEMTE A CADA AÑO DE OBSERVACIÓN

Descarga Descarga Descarga


año máx. diaria año máx. diaria año máx. diaria

1913 142 1934 81 1951 149


1914 155 1935 73 1952 165
1915 136 1936 63 1953 145
1916 114 1937 50
1917 71 1954 160
1938 81 1955 230
1918 118
1939 90 1956 101
1919 96 1940 131 1957 82
1920 125 1941 216 1958 71
1926 150 1942 102 1959 82
1927 116 1943 151 1960 86
1944 109
1928 151 1945 94 1961 74
1929 182 1946 145 1962 85
1930 149 1947 109 1963 86
1948 74 1964 103
1932 134 1949 99 1965 97
1933 192 1950 70 1966 98
1967 152

Si se compara esta serie cronológica con la de las descargas medias anuales de


la figura 5 se evidencia que las descargas de las inundaciones más altas se producen
generalmente en los años de descargas medias anuales más altas.
19

Distribución según la frecuencia de las máximas descargas diarias anuales

Por el anterior cuadro 8 se ha comprobado que la máxima descarga diaria anual


tiene una distribución según la frecuencia, que se aproxima a la de una logarítmica
normal o distribución Galton. Por ello, y para facilitar el análisis, los datos se
han representado gráficamente en papel de probabilidad logarítmica normal, como pue-
de verse en la figura 9»

La fórmula de la representación gráfica que se ha empleado es la de Weibull:


N + 1
I / x
T o l/P (X ^ x ) =
m
en la que

T = Período de retorno
P = Probabilidad
N = Número total de conceptos
m = Número de orden de los conceptos por orden de magnitud
descendiente.

Chow ha demostrado l/ que esta fórmula se adapta teóricamente a la representa^-


ción gráfica de la serie máxima anual. El mismo autor ha ofrecido también una in-
terpretación teórica para justificar el uso de la distribución logarítmica normal en
el análisis hidrológico según la frecuencia 2/.

De la figura 9 se han extraído los valores siguientes para intervalos de repeti-


ción diferentes.
Cuadro 9

VALORES PROBABLES DE LAS DESCARGAS MÁXIMAS DIARIAS EN


DIFERENTES PERIODOS DE RETORNO

Intervalo de repetición Descarga


^ diaria
anos m3/s

2,33 117
10 176
50 232
100 258
200 283
1 000 340

Nota: El intervalo de repetición de la media de la distribución extrema del Tipo I


(que es un caso de distribución logarítmica normal) es de 2,33 anos. Esta cifra ha
sido adoptada por la U.S. Geological Survey como intervalo de repetición de la inun-
dación media anual. Los anteriores valores se basan únicamente en el análisis de
los datos del río Huaura. Como existen considerables dudas en cuanto a la validez
de estos datos sobre caudales, se estudiará a continuación al río Huaura dentro de
su contexto regional.

j / Chow V.T. Frequency analysis of hydrologic data. Univ. Illinois Eng.Exp.Sta. Bull
414, julio 1953.
2/ Chow V.T. The log-probability law and its engineering applications Proc.Am.Soc.
Civil Engrs. Volumen 80, en rústica, 536 páginas, 1-25 noviembre 1954»
20

Análisis regional de las inundaciones

A los efectos de esta comparación, se han estudiado los caudales siguientes,


para cada uno de los cuales se tiene un número mínimo de muestras de 18 máximas
anuales. •

Cuadro 10

UBICACIÓN Y HUMERO HE AÑOS KB QBSEHVACION DE LOS RÍOS QUE


SE HAN UTILIZADO PARA EL ANÁLISIS REGIONAL

Distancia de la desembocadura Duración efectiva del


Río del Huaura (km)
registro
Número de años

Huaura 49
Rimac 127 BUT 48
Pativilca 38 norte 28
Lurín 160 sur 23
Chillón 119 sur 46
Chancay 8? sur 28
Pisco 318 sur 38
Chico afluente del río Huaura 18

La serie de máximas anuales de cada río se ha representado gráficamente en


base a la probabilidad logarítmica normal* El resultado se presenta en la figura
10, donde puede verse que las inclinaciones de las líneas ajustadas a los datos
del río Huaura y el río Pisco presentan considerables diferencias con relación a
las de los otros ríos.

Es posible, no obstante, que esto no implique una subvaloración sistemática


de las máximas del río Huaura y puede tal vez explicarse mostrando que las preci-
pitaciones semejantes producen volúmenes de inundación totales semejantes en el
río Huaura y en loe ríos adyacentes. Si tal fuera el caso, las inundaciones máxi-
mas proporcionalmente más bajas del río Huaura podrían entonces atribuirse a las
características físicas de la cuenca: mayores superficies lacustres, pendientes
inferiores o mayor infiltración. A falta de datos sobre las lluvias y dado el ba-
jo coeficiente de correlación entre las inundaciones del Huaura y las de los ríos
adyacentes, no ha sido posible demostrar que los volúmenes de inundación estén en
realidad estrechamente relacionados.
»
Por los mapas aéreos puede comprobarse la gran semejanza que existe entre
las cuencas hidrográficas del rio Huaura y del río Rimac por encima de una alti-
tud de 12 000 pies. Las superficies son casi iguales y la configuración y la
21

distancia oon respecto a la divisoria son casi idénticas. La cordillera que forma
la divisoria del río Rimac es tal ves por lo general un poco más baja y menos con-
tinua en el caso de la cuenca del Huaura* Ambas contienen un minero considerable
de lagos naturales y sus descargas medias anuales a largo plazo son idénticas.

El coeficiente de correlación relativo a la descarga media anual tiene un valor


de 0,99* Sin embargo, pese a la semejanza oonsiderable entre las dos cuencas hidro-
gráficas, la del Huaura produoe una inundación en 1 000 años de 340 m3 mientras que
la del Rimac llega a 820 m3 por segundo.

Subsiste por lo tanto una duda considerable en cuanto a la exactitud de los


valores deducidos de las inundaciones si se utiliza únicamente la serie del Huaura.
Esta duda justifica el estudio del rio Huaura dentro de un contexto regional.

1 Homogeneidad de la región

Con el objeto de poder aplicar un factor regional a los datos de la cuenca


del Huaura es preciso en primer término comprobar que los ríos pertenecen a una
región estadísticamente homogénea.

Esto se demuestra aplicando la prueba siguiente puesta a punto por Langbein


y utilizada por el IKS. Geological Survey. La prueba se basa en el estudio de las
inundaciones de 10 anos estimadas según la curva de probabilidad de cada estación.
Las inundaciones de 10 anos expresadas en relaciones con las inundaciones medias
anuales se promedian para obtener el índice medio de 10 años de la región. El
intervalo de repetición correspondiente a las inundaciones medias anuales en el
índice promediado de 10 años se determina por la curva de^probabilidad de cada es-
tación y se representa gráficamente contra el número de años registrados en una
gráfica de la prueba.

Cuadro 11

PRUEBA DE HOMOGENEIDAD DE U S CARACTERÍSTICAS DE LOS DISTINTOS


RÍOS DE LA ZONA EN ESTUDIO (VÉASE FIGURA 11)

Qio (!) «2,33 (2) Relación Q


2.33 * T de Q 2 x
Río relación relación
mVs mVs (1)7(2) mVs anos

Huaura 176 117 1,50 197 17,0


Rimac 300 162 1,86 273 8,4
Pativilca 410 235 1,74 392 9,4
Lurín 78 44 1,77 74 9,2
Chillón 120 70 1,71 118 10,0
Chancay 184 106 1,74 179 8,7
Pisco 390 253 1,54 426 14,7
Chico 37,2 22,8 1,63 38,5 15,0
22

La figura 11 muestra que los puntos de todas las estaciones están situados ent-
ire las dos curvas de control, lo que indica una confiabilidad del 95 por ciento.
Por lo tanto puede considerarse que los datos son homogéneos, ya que los registros
de cada grupo difieren de cada uno de los otros en cantidades que pueden razonable-
mente atribuirse al factor aleatorio.

.2 Estimación de las inundacionea del rio Huaura basadas en el factor regional

El factor regional, es decir, la relación de las inundaciones de 10 años con


la inundación media anual, que se ha derivado más arriba, produce, cuando se apli-
ca a los datos del río Huaura, un incremento considerable de los valores estimados
de las inundaciones.

Los valores de las inundaciones obtenidos en esta forma se comparan con los
derivados únicamente de los datos del río Huaura.

Cuadro 12

COMPARACIÓN ENTRE LOS VALORES EXTREMOS BASADOS EN EL


RIO HUAURA Y EN LOS DATOS REGIONALES

Intervalo de repetí Estimación de las descargas máximas diarias


ción Basada en los datos Basada en los datos re- 1
años del río Huaura (m3/s) gionales (m3/8)

2,33 117 117


10 176 197
50 232 280
100 258 320
200 283 360
1 000 340 460

Relación entre la descarga diaria y la máxima

La descarga instantánea máxima es mayor que la diaria correspondiente y los


valores estimados de las inundaciones deben aumentarse para tener en cuenta este
dato. Los únicos registros disponibles de los cuales podría deducirse la relación
de la descarga instantánea máxima con la diaria son los de la estación de aforo del
proyecto situada en Aleo. Estos registros tienen una duración muy breve, ya que la
estación no ha empezado a funcionar hasta mayo de 1966. Durante ese período, la
máxima descarga media diaria observada fue de 152 m^, inundación que tiene un inter-
valo de repetición estimado de un poco menos de cinco anos. La relación de la des-
carga instantánea máxima (MID) con la media diaria (DMD) en esta ocasión era de
1,07. El DMD más alto siguiente tenía un valor de 92 m^ por segundo y un máximo
de 136 m3 por segundo, lo que da una relación de 1,48. Estos hechos se han compro-
bado con hidrógrafos de fase (figura 12).

No se puede hacer ninguna estimación sobre la relación MID/DUD hasta que se


hayan acumulado datos correspondientes a varios años.
23

3.1.6 Coincidencia de las inundaciones del rio Huaura y del rio Chico

Se han comparado las inundaciones del río Huaura y del rio Chico y ha podido
comprobarse que existe entre las dos escasa correlación* La posibilidad de que las
dos inundaciones coincidan no debe descartarse pero parece un tanto remota. Nuestra
breve experiencia sobre las lluvias en la cuenca hidrográfica superior demuestra
que comienzan generalmente en el sur de la zona y se encaminan hacia el norte. Aho-
ra bien, la cuenca del río Chico está situada al sur del río Huaura y el tiempo de
concentración del río Chico es inferior al del río Huaura. Por ello es probable
que el máximo del río Chico se alcance algunas horas antes que el del río Huaura.
Si las inundaciones de estos dos ríos coinciden, cabe esperar los valores siguien-
tes de la corriente máxima, aguas abajo de la confluencia.

Cuadro 13

PROBABLE MÁXIMA DESCARGA MEDIA DIARIA AGUAS ABAJO DE LA


DESEMBOCADURA DEL RIO CHICO

Intervalo de repetí r í o Chico r í o Huaura aguas abajo de l a


ción confluencia
años m3/s mtya

2,33 22,5 140


10 38,5 236
50 56 326
100 64 384
200 72 432
1 000 91 550

Nota: Los valores anteriores se basan en el análisis regional que se ha descrito.

3.1.7 Conclusiones

Importa poner de relieve el hecho de que a los efectos de definir los valores
de inundación sólo se han tenido en cuenta los fenómenos que tienen su origen en
las lluvias de la sierra. No existen registros que puedan permitir un análisis de
las inundaciones producidas por las tormentas tropicales que afectan a veces a la
costa del Perú. Los efectos de una inundación producida por las lluvias de la cos-
ta son conocidos por quienes presenciaron la catástrofe de 1925 y no puede dudarse
de que esas inundaciones alcanzan valores que son considerablemente superiores a
los que se han calculado aquí.

3.2 INCIDENCIA DE LA REGULACIÓN SOBRE LAS CORRIENTES DE INUNDACIÓN

3.2.1 Observaciones generales

La instalación de depósitos de almacenamiento de aguas en un sistema fluvial


puede contribuir muchas veces en medida importante a la reducción de las corrientes
de inundación que se observarán aguas abajo de los embalses.
24

El grado en que tales corrientes se reducen por obra del almacenamiento regula-
torio, depende de los factores siguientes»

a) La capacidad de los embalses para absorber la corriente de inundación, ca-


pacidad que a su vez depende de:

i) La capacidad de depósito disponible en el momento de la inundación.

ii) Las características de la descarga de los vertederos de la inundación


si el depósito alcanza durante las inundaciones el nivel de agua máxi-
mo.

b) La proporción de la corriente total de inundación originada por la es-


correntía aguas arriba del depósito o depósitos.

c) La retención de una capacidad de almacenamiento no utilizada en previsión


de inundaciones probables, con objeto de reducir la corriente máxima.

El caso del río Huaura

Dado el hecho de que no resulta conveniente construir depósitos de considera-


ble tamaño en el rio principal, no será nunca muy grande la proporción de las
corrientes de inundación procedentes de las cuencas colectoras situadas aguas arri-
ba de los emplazamientos de los depósitos.

En la fase actual de planificación, parece sumamente improbable que ni siquie-


ra un 20 por ciento del caudal llegue a pasar por el sistema de depósitos. En caso
de que se adopte la solución Punrun, sólo un 6 por ciento aproximadamente de las
corrientes del Huaura pasarán por los depósitos.

Puede verse por consiguiente que en las condiciones más favorables, las
corrientes de inundación sólo podrían reducirse entre un 6 y un 2 por ciento como
máximo cuando se disponga de la capacidad necesaria para absorber todas las corrien-
tes que entran en los depósitos y cuando la escorrentla que produce la inundación
se distribuya en la misma forma que la escorrentla normal.

Es evidente que no puede suponerse que esa situación se presente en todos los
casos y hay que contar con numerosas excepciones. Las cuencas colectoras no regu-
ladas pueden contribuir con una proporción mayor de la corriente total, el límite
de las lluvias puede alcanzar una altitud mucho más baja en el caso de inundaciones
extremas, y los depósitos pueden encontrarse llenos en el momento de la inundación.

Conclusiones

No sería realista esperar una reducción importante de las corrientes de inun-


dación en la zona expuesta a daños de inundación aguas abajo de Sayán, por obra del
almacenamiento regulatorio de agua en la cordillera, a menos que se consiga un gra-
do muy elevado de control sobre la escorrentla total. Este alto grado de control
sólo puede conseguirse por medio de la construcción de un número muy elevado de de-
pósitos en las numerosas subcuencas particulares.
25

Capítulo 4

LA ESCORKEMTIA EN LA CUENCA HIDROGRÁFICA SUPERIOR EEL RIO HUAURA

4.1 INTRODÜCCIOrr

Antes de la creación de la red de estaciones de observación del Proyecto, no


se tenían datos_sobre las precipitaciones ni la escorrentía en los cuales pudiera
basarse el diseño de los depósitos reguladores.

Aunque los depósitos de Cochaquillo y Surasaca han estado funcionando desde


hace algunos años, no se ha registrado ningún dato que permita computar los rendi-
mientos de ninguna de esas dos cuencas colectoras.

Los valores de los rendimientos anuales en los posibles emplazamientos de de-


pósitos derivados en esta sección se basan en series de observaciones sumamente
breves sobre las corrientes y las precipitaciones, realizadas en la cuenca hidro-
gráfica. Esos valores debieran revisarse en la fase de diseno cuando se tengan
más datos sobre las corrientes y las precipitaciones. Sólo entonces será posible
determinar en el mapa a escala de 1:100 000 cada una de las zonas colectoras.

4.2 LA MEDICIÓN DE LA ESCORRENTÍA

Se conocen las descargas diarias en las estaciones de aforo siguientes. Las


superficies de las cuencas hidrográficas no son más que indicativas ya que en el
momento de redactar este trabajo no se disponía de mapas de las cuencas superiores.

Cuadro 14

DISTRIBUCIÓN DE LA RED DE ESTACIONES HIDROMETRICAS

Altitud Superficie de la
Estación cuenca En servicio desde
m lan2

Fundición 4 175 43 noviembre 1966


Surasaca 4 377 56 enero 1967
Cochaquillo 4 439 22,5 + 18,5 = 41,0 marzo 1967
Patón 4 125 46,5 enero 1968
Oyón 3 420 octubre 1967
Picoy 3 025 abril 1967
26

En Surasaca y Cochaguillo la corriente de salida de los depósitos se mide con


canales de descarga Parshall de 8 pies, que se observan a diario. La corriente de
entrada a los depósitos se deduce de la salida y de los cambios en el agua almace-
nada. Los cambios en el agua almacenada se obtienen por las curvas de altura/volu-
men facilitadas por la Dirección de Aguas y establecidas topográficamente en el mo-
mento de la construcción de los depósitos.

La superficie de la cuenca hidrográfica de Cochaquillo está formada por la


cuenca hidrográfica natural propia del lago y por las superficies de dos cuencas
adyacentes cuya escorrentía revierte en parte a los depósitos a través de canales.

La corriente en Fundición se obtiene por la altura del agua registrada en un


registrador mensual del nivel del agua OTT y por la curva de descargas de la estación.

El caudal en la estación de Patón se mide directamente en un canal de descar-


ga Parshall de 8 pies, equipado con un registrador mensual del nivel del agua OTT.

La corriente registrada en Oyón es la suma del caudal en la estación de aforo


y de la corriente de la central de energía. El caudal se obtiene por la altura
medida tres veces al día y por la curva de descargas de la estación. La corriente
del canal de energía la suministran las autoridades de la central. Se ha omitido
el agua vertida por el canal de energía aguas abajo de la compuerta de esclusa, que
representa una pequeña cantidad con respecto al total.

Las corrientes naturales en Oyón se han determinado teniendo en cuenta el funr-


cionamiento del depósito de Surasaca.

La corriente en Picoy se obtiene por la altura registrada en un registrador del


nivel del agua y por la curva de descargas de la estación. La corriente natural se
deduce teniendo en cuenta el funcionamiento del depósito de Cochaquillo.

Los caudales que se señalan en el cuadro 15 no son estrictamente homogéneos


ya que no se han tenido en cuenta las pérdidas por evaporación. Para obtener los
valores de las corrientes de entrada en los dos depósitos, sería necesario aumen-
tar los valores que se presentan en el cuadro en las pérdidas debidas a la evapo-
ración. No parece que ese ajuste sea necesario, ya que la mayoría de las cuencas
colectoras que pueden aprovecharse para el almacenamiento de agua contienen uno o
más lagos naturales, que no es probable sufran pérdidas de agua. Los valores del
cuadro pueden por consiguiente considerarse como rendimientos netos aproximados.

La baja base al parecer excesiva de las corrientes de entrada en Cochaquillo


en agosto y septiembre de 196? se debe a las pérdidas por evaporación. Si se tie-
ne en cuenta la evaporación de los lagos, la corriente de entrada al depósito fue
probablemente del orden de 100 y 70 1/s durante esos meses.

Si se comparan los regímenes de las cuencas de Surasaca y Fundición con el de


la cuenca colectora de Cochaquillo puede comprobarse que la variación estacional es
mucho mayor en la cuenca de Cochaquillo que en las dos primeras. Si esta variación
se confirma con las nuevas mediciones puede atribuirse al hecho de que una parte
mucho más grande de las precipitaciones anuales se produce en forma de nieve en las
dos primeras cuencas. Ello tiene por efecto reducir la escorrentía durante la e&-
tación húmeda, cuando el agua está almacenada en los campo en forma de nieve y hie-
lo, para ser devuelta cuando se funde en la estación seca.

La actual fase regresiva del ciclo glacial puede tender asimismo a aumentar
los rendimientos anuales de aquellas cuencas que contienen glaciares, principalmen-
te las de Surasaca y Fundición. En otras cuencas colectoras, el porcentaje de la
superficie cubierta de nieves eternas es insignificante.
27

Cuadro 15

DESCARGAS DE LAS ESTACIONES DE AFORO - 1967/1968

Estación SURASACA FUNDICIÓN COCHAQUILLO PATÓN PICOY OYON


Altitud 4 375 m 4 175 m 4 439 m 4 125 m 3 025 m 3 420 m

Corriente Corriente Corriente


1 '
Corriente Corriente Corriente
m3/s m3/s m3/s m3/s m3/s

1966
Diciembre 1,10

1967

Enero 1,21 1,14


Febrero 2,40 1,79
Marzo 1,94 1,65 2,44
Abril 0,99 0,89 1,15 8,98
Mayo 0,38 0,55 0,36 6,12
Junio 0,33 0,43 0,16 4,67
Julio 0,35 0,36 0,11 3,94
Agosto 0,48 0,35 0,06 3,24
Septiembre 0,54 0,39 0,03 3,20
Octubre 1,16 0,96 0,28 4,96 5,07
Noviembre 0,75 0,79 0,26 3,44 3,31
Diciembre 0,86 0,90 0,98 5,11 3,67

1968

Enero 1,17 0,96 1,68 9,19 4,89


Febrero 0,95 0,91 1,13 2,11- 7,59 4,88
Marzo 1,55 1,14 1,67 2,53 10,89 6,59

Nota; Todas las cifras de las corrientes se han corregido para tener en cuenta el
funcionamiento de los depósitos, siempre que ha sido posible.

Cuadro 16

DESCARGA MEDIA AJÍUAL Y RENDIMIENTO ESPECIFICO EN EL AÑO 1967


TOMADA DE LAS MEDICIONES DE LOS CAUDALES

Estación m3/s 1 s/km2 Profundidad de agua equivalente

Surasaca 0,95 17,0 533 mm


Cochaquillo l/ 0,84 20,4 645 mm
Fundición 0,86 20,0 630 mm

1/ Las corrientes correspondientes a enero y febrero se han computado por correla-


ción con Surasaca y Cochaquillo.
28

ESTIMACIÓN DEL CAUDAL MEDIO MENSUAL Y AHUAL M LAS ESTACIQHES DE AFORO

En el cuadro siguiente se indican los caudales medios mensuales y anuales es-


timados en las cuatro estaciones sobre las cuales se tienen datos suficientes para
que sirvan de base para un pronóstico preliminar. Las estimaciones se basan en la
relación de la corriente en cada una de las estaciones con la corriente observada
en Aleo durante el mismo mes, ajustada por la desviación de la corriente de Aleo
con respecto a la media.

Cuadro 17

CAUDALES MEDIOS ESTIMADOS

SURASACA PUNDICIQN 30CHAQUILLO PICOY


Meses
m3/s m3/s m3/» m3/s

Enero 1,46 1,32 1,69 12,0


Febrero 1,78 1,63 1,99 15,9
Marzo 1,87 1,45 2,15 16,9
Abril 1,06 0,96 1,23 9,6
Mayo 0,37 0,54 0,35 6,0
Junio 0,30 0,39 0,14 4,3
Julio 0,31 0,32 0,09 3,5
Agosto 0,42 0,31 0,05 2,9
Septiembre 0,51 0,37 0,03 3,0
Octubre 0,83 0,69 0,20 3,6
Noviembre 0,85 0,90 0,29 3,9
Diciembre 1,12 1,08 1,27 6,6

Promedio anual 0,90 0,81 0,74 7,4

El rendimiento específico de la cuenca colectora de Surasaca es algo inferior


a lo que podría esperarse. Ello justificaría una investigación de la notable ho-
yada emplazada al noreste del depósito en un punto situado a unos 1 000 m desde el
borde del agua en una cuenca cerrada, unos 2 000 m más alto que el depósito. La
corriente que entra en esta hoyada representa el avenamiento de una parte principal
de los glaciares de la ladera occidental del pico de Santa Rosa.

ESTIMACIÓN DEL RENDIMIENTO MEDIO ANUAL EN LOS LUGARES DONDE ESTÁN EMPLAZADOS LOS
DEPÓSITOS

Como el período de observación de los caudales y de la precipitación en las


estaciones creadas por el Proyecto es sólo de un ano, en el caso más favorable,
los valores siguientes de rendimientos medios de los embalses deben considerarse
como meramente indicativos y revisarse cuando se hayan acumulado nuevos datos en
las estaciones hidrométricas y pluviométricas.
29

En muchos casos las superficies de las cuencas colectoras se han estimado con
ayuda de fotografías aéreas. En vista de los rápidos cambios en la elevación del
terreno, son inevitables los errores de escala considerables. Debe observarse que
estos errores de escala se elevan al cuadrado al derivar las superficies. Por lo
tanto debe hacerse un nuevo reajuste de los rendimientos cuando se pueda disponer
de mapas de las cuencas colectoras.

El cálculo de los rendimientos de los embalses en que no se ha hecho ninguna


medición directa de los caudales se basa en los rendimientos específicos de las
cuencas de Fundición y Cochaquillo, ligeramente ajustados sobre la base de las im-
presiones obtenidas al visitar esa zona.

Cuadro 18

PROBABLE RENDIMIENTO DE LOS EMBALSES EN UN ANO MEDIO

Superficie Rendimien Rendimien C o r r i e n F a c t o r de r e g u l a -


Lugar del de l a cuen t o especif t o anual t e anual ción (Definido en
embalse
W BBC V trff^^ h4Nrf
ca fico ~ e l Cap. 12)
km2 1 s/km2 Mm3 Mm^ Mm3 4 / 1

Surasaca l / 56 16,0 28 0,90 0,032


Shucshapá 34 19,5 21 0,67 0,024
Fundición l / 43 19,0 25 0,82 0,029
Rumrococha 118 17,0 63 2,00 0,072
Patón 2/ 47 27,0 40 1,27 0,046
Queruag 41 18,0 23 0,74 0,027
Tabladas 18,4 3/ 18,0 10 0,33 0,012
Cochaquillo l/ 41,0 3/ 18,0 23 0,74 0,027
Chalgo 18,0 3/ 18,5 10 0,33 0,012
Uchumachay 15,1 3/ 18,5 9 0,28 0,010
Yanamayo 37 16,0 17 0,59 0,021
Casacocha 9,8 3/ 18,0 6 0,18 0,006
Cazuña Chica 21,7 18,5 13 0,40 0,014
Panetama 382 19,1 230 7,3 0,26

l/ Tomado de las mediciones de los caudales en el embalse con excepción de Panetama


en que se han utilizado los datos de Picoy con un ligero ajuste al rendimiento
específico.

2/ El rendimiento específico excepcional en Patón se basa en tres meses de medicio-


nes de la corriente de salida. Debe señalarse que el 75 P o r ciento de la cuen-
ca colectora aparente no tiene salida a la superficie. Posiblemente se deba a
esta peculiaridad el rendimiento anormal,ya que parece probable que la red sub-
terránea esté conectada con un sistema hidrográfico que se extiende más allá de
la cuenca colectora aparente.

3/ Superficie medida en las hojas preliminares IGM a escala de 1:50 000 y 1:25 000.
Todas las demás superficies se han tomado de fotografías aéreas.

4/ El factor de regulación en cualquier punto de la red hidrográfica es igual a la


relación entre la corriente en ese punto y la corriente del río principal cuai*-
do todas las corrientes se unen en la estación de aforo principal, aguas arriba
de Sayán.
30

Capítulo 5

PREVISION DE U S SEQUÍAS

INTRODUCCIÓN

Un aviso a tiempo de la aparición de una escorrentía deficiente puede en al-


gunos casos influir en los depósitos de almacenamiento o en la ordenación de las
explotaciones agrícolas. Teniéndolo así presente, se propone un método para obte-
ner información anticipada sobre los caudales bajos a partir de un parámetro úni-
co.

RELACIÓN ENTRE EL CAUDAL DEL MES DE ENERO Y EL DEL RESTO DEL AÑO

Un análisis puramente cualitativo basado en la comprobación de la corriente


del mes de enero para saber si es mayor o menor que el promedio a largo plazo de
ese mes, indica que en el conjunto de 28 años hidrológicos en que se produjeron
caudales inferiores a la media, se habría podido prever con éxito su aparición
23 veces. Sin embargo, como las corrientes de enero eran inferiores al promedio
en 32 casos, 9 predicciones habrían sido pesimistas y 5 corrientes anuales se ha-
brían previsto como superiores a la media.

Como puede verse, es posible prever con gran exactitud, una vez^que se ha
computado la corriente natural de enero, si la corriente total del ano hidrológi-
co será superior a la corriente media o no llegará a alcanzarla.

En la serie observada de $6 años, se habrían podido hacer 42 gredicciones


cualitativas acertadas (75 P0** ciento). Las predicciones de los anos inferiores
a la media habrían sido exactas en 23 veces de un total de 28 (82 por ciento).

Un método semejante basado en la corriente media mensual del mes de diciem-


bre habría permitido formular 19 pronósticos acertados de un total de 28 (68 por
ciento).

El método de prever las corrientes anuales inferiores a la media sumando las


corrientes de diciembre y enero, no aporta mayores ventajas.

Puede comprobarse la existencia de una relación cualitativa significativa en-


tre las corrientes de enero y las corrientes anuales, pero el prever si una corrien-
te anual tendrá mayor o menor volumen que la media ofrece escaso valor práctico.
El operador de un sistema de depósitos necesita saber, si es posible, la magnitud
de la deficiencia prevista.

ANÁLISIS CUANTITATIVO

En la figura 13 se muestra la relación entre los caudales observados en enero


y los del correspondiente año hidrológico.
\:

31

Si el volumen mínimo anual necesario para atender a la demanda de 46 200 ha se


considera como el limite crítico, podemos comprobar que durante 56 años se observa-
ron corrientes insuficientes para atender a esa demanda en 17 ocasiones, o sea el
30 por ciento de las veces. De esos 17 casos, sólo dos se produjeron después de re-
gistrarse corrientes de valores superiores a la media en el mes de enero.

La corriente de enero puede por lo tanto considerarse como un buen indicador


en la medida en que si su valor es MAYOR o igual al promedio a largo plazo, la
corriente anual será suficiente para atender a la demanda de 46 000 ha en el 56 P0?
ciento de los casos. Esta información puede tener valor para la comunidad agríco-
la.

El hecho de que la corriente de enero sea INFERIOR al promedio a largo plazo,


sin embargo, no proporciona ninguna clase de seguridad en cuanto a los resultados
del año hidrológico. Como puede verse en la figura 13 las probabilidades de res-
ponder o no responder a la demanda de 46 200 ha cuando la corriente natural de ene-
ro es inferior al promedio, son exactamente iguales.

A medida que la corriente de enero dianinuye, es evidente que las probabilida-


des de atender a la demanda disminuyen también, hasta que se alcanza un valor de
22 m^ por segundo, por debajo^del cual la demanda para 46 200 ha no se habría podi-
do atender ni una vez en 56 anos. Esta conclusión sin embargo no tiene un signifi-
cado importante ya que sólo un 10 por ciento de las veces se producen corrientes
de enero inferiores a 22 m-> por segundo.

Interesa señalar que si las corrientes de enero se emplean para la previsión,


la corriente en la estación de aforo de Aleo debe ajustarse para tener en cuenta
los cambios registrados en el agua almacenada en los depósitos de superficie. La
corriente debe ser en realidad un corriente natural.
32

Capitulo 6

ACARREO DE SEDIMENTOS

EL ARRASTRE DE PONDO EN EL RIO HUAURA Y SUS AFLUENTES

Introducei6n

El arrastre de fondo representa normalmente una pequeña fracción de la carga


sólida total acarreada por una corriente natural que fluye sobre su aluvión. Sin
embargo tiene una importancia singular para el proyectista de estructuras hidráu-
licas y de depósitos de almacenamiento, ya sean grandes o pequeños. El diseño de
las primeras y la vida útil de los segundos estarán en muchos casos condicionados
por la naturaleza y el volumen del arrastre de fondo que se mueve en el lecho de
la corriente.

Los aparatos para la medición directa del arrastre de fondo son por lo gene-
ral muy deficientes, y hasta el presente tienen escasa aplicación a los torrentes
montañosos tales como el río Huaura cuyas corrientes varían rápidamente y el arras-
tres de material constituye un proceso errático e irregular, siendo, por consi-
guiente, sumamente difícil definir en un momento determinado en qué consiste ese
arrastre. No obstante, con la ayuda de instrumentos de medición o de la. teoría
del movimiento del arrastre de fondo, las observaciones sobre el terreno proporcio-
nan información útil y en algunos casos, según veremos, una estimación cuantitativa.

Arrastre de fondo en el río Huaura

1 Las cuencas colectoras superiores aguas arriba del Viroc y Piooy

En los afluentes superiores del río Huaura, donde están situados la mayor par-
te de los depósitos, el material del lecho fluvial da pocas señales de movimiento.
Las corrientes son muy pequeñas, y fluyen frecuentemente por encima de un lecho ro-
coso o de materiales glaciares de gran volumen con relación a la profundidad del
agua que los acarrea. En su mayor parte las cuencas están bien cubiertas por gra-
míneas de gran altitud, musgos y liqúenes. El agua de las corrientes es muy clara
o bien, cuando procede de determinados glaciares, está cargada con material de textu-
ra muy fina. La situación es muy semejante a la que existe en el nivel de los
"alpages" de verano en los Alpes.

Se han visitado la mayor parte de los lagos de montaña. En ninguno de ellos


se ha observado en los puntos de entrada de los afluentes la existencia de conos
detríticos activos ni de formaciones deltaicas importantes.

La anterior observación se aplica a los emplazamientos propuestos para los de-


pósitos con las dos excepciones siguientes.
33

i) Rumrooocha

Un afluente de la orilla derecha entra en la corriente principal cerca del em-


plazamiento del embalse. Esta corriente presente señales de un movimiento conside-
rable de gravas de bastante volumen. Si entrara en el estanque, la pérdida de agua
almacenada sería insignificante pero como es probable que entre en las proximidades
de la estructura, puede producir perturbaciones. No debe de ser difícil desviar
esta corriente con objeto de almacenar sus aguas después de separarlas de los mate-
riales del lecho fluvial.

ii) Shuoshapá

La corriente procedente del glaciar situado al este detrás del alto pico roco-
so fluye paralela al emplazamiento del embalse aguas abajo del mismo. Esta corrien-
te corre por encima de residuos morrénicos activos y no parece tener un lecho es-
table. Puede producirse gradualmente una situación que lleve a la corriente al la-
do derecho de su cono y más cerca del embalse. Su desviación no debe presentar
ningún problema.

Hay otros tipos de materiales sólidos de arrastre que deben advertirse al


proyectista a cargo de la planificación de un depósito en este lugar. En el la-
do oriental del lago se alza un elevado pico de roca caliza. Las pendientes supe-
riores de este pico son muy abruptas y están cubiertas por una considerable canti-
dad de hielo. Por encima de esas pendientes, la cumbre del pico está coronada por
una enorme comisa que frecuentemente se fractura desprendiéndose sobre la carrete-
ra que lleva a la mina de Raura. En un ano de precipitaciones excepcionales, pa-
rece posible que tal situación pueda favorecer la formación de una gran avalancha
provocada por un pedazo de esta comisa si cae sobre las nieves inestables de la
cara occidental. Esta avalancha se precipitaría directamente dentro del lago que
está inmediatamente debajo, a gran velocidad, y podría crear una importante oleada
que pondría en peligro el embalse. El peligro de avalancha ha sido admitido por
los administradores de la mina que han construido rompientes rudimentarias para pro-
teger los postes de la línea de transmisión.

2 El "tercio medio" entre Viroc y Picoy y más arriba de Aleo

Entre Viroc y Picoy, las corrientes van aumentando sus características de


arrastre de considerables cantidades de grava. Esta carga consiste en parte en
material del lecho de la corriente principal al cual se añaden, periódicamente,
cantidades muy grandes de detritos procedentes de los dos valles laterales y de
las pendientes que se alzan por encima de las corrientes principales. La lluvia
es poco frecuente en estos tramos inferiores y las laderas están desnudas. Cuando
se produce una precipitación, señorean corrientes de fango que pueden llevar al
río materiales de todos los tamaños.

En Viroc, lugar de posible emplazamiento de un depósito, el lecho fluvial se


compone de un piso de grava que sólo se mueve ligeramente en caso de inundación.

Otro posible emplazamiento de un depósito se encuentra en Yanamayo, entre


Viroc y Churín, pero de utilizarse este lugar, debe tenerse en cuenta la posibili-
dad de su corta duración debido al depósito de material de arrastre.
34

i) Cálculo del arrastre de fondo en Huayo

En el año 1957 se produjo en Huayo un deslizamiento masivo de rocas que for»-


mó una barrera natural a través del río Churín. El nivel del agua en el estanque
así formado fue subiendo hasta que la barrera natural quedó rebasada. El estanque
ha subsistido debido a que el material de esta barrera es demasiado voluminoso pa-
ra ser acarreado por la corriente.

Todo el material de arrastre que llega con la corriente al extremo superior


del estanque, ha quedado depositado a la entrada, desde que se produjo el desliza-
miento de tierras. Este depósito representa sin duda el arrastre de fondo total
acarreado por el río en ese tramo.

Con el objeto de poder obtener una medición de dicho arrastre de fondo, se ha


hecho un estudio del depósito: se trazaron una serie de perfiles transversales so-
bre la superficie del mismo que se conectaron a un perfil longitudinal; se hicieron
sondeos desde un bote de caucho para definir la posición y la pendiente del depósi-
to dentro del estanque y la pendiente del lecho primitivo de la corriente. El vo-
lumen total depositado se eleva a 44 000 m3 y como se estuvo depositando durante 10
años, puede decirse que el volumen medio anual del material de arrastre transporta-
do equivale a 4 400 ni3.

Se ha supuesto que este volumen comprende sólo una pequeña proporción de mate-
rial movedizo en suspensión ya que todas las fracciones excepto las más gruesas
habrían sido lanzadas más allá del extremo inferior del depósito donde se producen
las velocidades más reducidas. En realidad las fracciones finas atraviesan direc-
tamente el estanque.

No debe darse por supuesto que esta contención efectiva del material de arras-
tre en Huayo sirva en forma alguna para reducir las cantidades que entran en el
emplazamiento de Yanamayo situado aguas abajo. La distancia entre los dos puntos
es más que suficiente para que el agua descargada que sale de Huayo recoja otra
carga completa antes de entrar en el emplazamiento de Yanamayo.

3 El curso inferior del río entre Aleo y el océano

En el valle inferior, entre Aleo y Sayán, el río se encuentra por lo general


bien contenido por sus riberas. Estas riberas contienen una gran proporción de ma-
terial procedente de las pendientes montañosas de cada lado.

Aguas abajo de Sayán, la inclinación del río sigue siendo muy alta ya que en-
tre ese punto y la desembocadura en el océano la pendiente media es de irnos 15 m
por kilómetro. El canal fluvial es ondulado y se ve obstaculizado por bancos de
grava que a veces quedan estabilizados con vegetación arbórea. En muchos sitios,
el lecho principal se encuentra sólo ligeramente por debajo del nivel de los cam-
pos de cultivo. Algunos de esos campos constituyen en realidad el lecho de la
corriente principal.

El material de arrastre parece ser de pequeño volumen dada la gran pendiente.


Se debe estudiar muy cuidadosamente, antes de emprender trabajos de construcción
permanentes, si la creación de terraplenes laterales para la protección contra las
inundaciones podría poner en peligro el equilibrio del perfil longitudinal del le-
cho fluvial. El tratar de lograr una considerable eficiencia del canal mediante
la construcción de terraplenes próximos a los bordes podría ocasionar una reducción
del lecho de la corriente, lo que, a su vez, traería consigo la deposición de resi-
duos en los tramos fluviales aguas arriba del viaducto de Huaura, donde un fondo
rocoso actúa como punto de fijación.
35

1.3 Conclusiones

Los depósitos de almacenamiento de agua en la alta Sierra no se verán afecta-


dos por el movimiento del material de arrastra.

Todos los depósitos emplazados aguas abajo de Viroc en el río Churín y de Picoy
en el rio Checras perderán capacidad de almacenamiento debido a la entrada de mate-
riales sólidos.

Para conseguir un lavado efectivo de los sedimentos deben diseñarse embalses


reguladores en las vías de entrada para energía hidroeléctrica a la altura de Churín.

No debe iniciarse la construcción de terraplenes próximos a la orilla en el


río Huaura, aguas abajo de Sayán, sin prestar atención antes a la estabilidad del
perfil longitudinal del lecho fluvial.

2 SEDIMENTOS EN SUSPENSION

2.1 Introducción

Durante un período de un año se han estado tomando muestras de agua del río
Huaura en la estación de aforo de Aleo. El muestreo se realizó sumergiendo una
botella justo por debajo de la superficie cerca del centro de la corriente. Las
muestras fueron analizadas por el laboratorio de la S.I.P.A. de La Molina para com-
probar su concentración sólida y total. Se cree que los resultados pueden ser erró-
neos porque se devolvieron varias botellas de muestra en las cuales una parte de
los sedimentos no habían sido lavados. De junio a noviembre de 1967, los análisis
fueron efectuados por el hidrólogo.

2.2 Sedimentos en suspensión en la estación de aforo de Aleo

En el cuadro siguiente se indica la concentración de carga en suspensión justo


debajo de la superficie del agua en la estación de aforo de Aleo. Los resultados
se dan por orden cronológico junto con las descargas de corriente en el momento del
muestreo. Por la escasez de los datos disponibles no se ha tratado de hacer un cál-
culo de la carga total anual de sedimentos en suspensión.
36

Cuadro 19

CARGA TSE SUSPENSION EN ALGO CERCA DE JA SUPERFICIE DEL AGUA

Concentra- Descarga Concentra- Descarga


Fecha ción Fecha ción
m3/s a/i ra3/s
a/i
1966
12-10 0,04 13,4 24-2 1,40 96,9
24-10 0,33 32,4 28-2 2,00 108,0
2-11 0f04 23,3 ' 9-3 1,40 79,4
9-11 0,04 18,6 17-3 0,19 108,0
18-11 0,05 15,2 21-3 0,39 152,0
21-11 0,04 19,1 28-3 0,30 62,4
25-II 0,04 26,5 31-3 0,30 55,8
13-12 0,24 40,5 7-4 0,30 42,4
23-12 0,14 25,2 20-4 0,33 37,3
27-12 0,24 25,2 24-4 0,34 33,0

1967

9-1 0,23 27,3 25-4 0,50 31,5


12-1 0,20 29,4 22-6 0,03 16,0
17-1 0,02 32,0 26-6 0,12 16,7
30-1 1,00 41,3 27-6 0,04 16,6
3-2 1,00 76,2 10-7 0,03 15,3
6-2 1,60 75,2 7-3 1,64 14,7
8-2 1,90 75,9 8-8 1,86 14,7
10-2 1,40 75,2 10-10 0,55 21,3
16-2 1,05 76,2 10-10 1,68 21,3
17-2 0,50 76,2 27-10 0,22 22,8
20-2 1,20 106,0 31-10 0,09 22,6
37

Capitulo T

DESCRIPCIÓN DE LA RED DE ESTACIOMES HIDROLÓGICAS DEL


PROYECTO DEL RIO HUAURA

LAS ESTACIONES DE AFORO

Introducción

Al iniciarse las operaciones del Proyecto, se encontraba en servicio una esta-


ción de aforo en el río Huaura, en Quintay, a poca distancia aguas arriba de las
obras de desviación de Santa. Se habían construido también canales de descarga
Parshall en las salidas de los depósitos de Cochaquillo y Surasaca, que se utiliza-
ban para ajustar la corriente procedente de esos depósitos. También se efectuaban
mediciones a intervalos variables de la corriente del río Chico. Todo este trabajo
estaba a cargo del Administrador de Aguas del valle del río Huaura.

El rio Huaura en Aleo (Altitud 900 m)

En las primeras fases de las conversaciones entre la PAO y el Servicio de


Agrometeorología e Hidrología (S.A.H.) con respecto a la planificación del Proyec-
to, se adoptó la decisión de que el S.A.H. debería instalar y equipar una nueva es-
tación de aforo en el río principal, siguas arriba de Quintay, en el punto de su en-
trada a la superficie de irrigación y aguas arriba de todos los canales de salida
para riego.

Esta decisión se puso en práctica antes de la llegada del hidrólogo y dio por
resultado la instalación de una cabina teleférica y un registrador del nivel del
agua en Aleo, a unos 100 m por encima del puente de carretera.

Como la nueva estación se había instalado en un lugar que puede considerarse


como el mejor de la zona, se aceptó continuara en el mismo.

En vista de que no podía esperarse que la instalación sirviera para medir des-
cargas mayores de 80 m3 por segundo, en abril de 1966 se encargó un cable teleféri-
co OTT SK-4 capaz de suspender un corrientímetro de flotador de 100 kg.

Un ano después aproximadamente se efectuó la entrega y en noviembre de 196? se


instaló el teleférico a tiempo para la estación de altas corrientes.

El cable cubre una distancia de 30 m. El torno está alojado en una cabina de


ladrillo situada en la orilla izquierda de la corriente y tiene fácil acceso por
carretera en todo momento.

La instalación de la cabina teleférica está situada a unos 8 m aguas arriba del


teleférico OTT. Una silleta de calafate suspendida de la cabina permite realizar en
momentos de baja corriente mediciones con vastago de inmersión.
38

7«1.2.1 El registrador del nivel del agua

El registrador del nivel del agua se encuentra sólidamente fijado al bloque


de anclaje del cable de la cabina en la orilla derecha.

El registrador es un instrumento de tambor horizontal Ledot OTT mensual reveí>-


sible con una escala de reducción de altura de 10a 1 y una escala de tiempo de
1 mm/2 hs.

El fondo de la caja de acero de 50 cm de diámetro está equipado con un cono


truncado de acero cerrado con una placa perforada con bisagras para el lavado. En
la práctica no se produce ninguna deposición en la caja.

7.1.2.2 El medidor del nivel del agua

El medidor está compuesto de tres elementos esmaltados de 1 m de longitud. El


elemento inferior está atornillado a un canal de acero introducido en el lecho del
rio cerca de la caja del registrador. Los dos elementos superiores están fijados
al bloque de sostén del cable.

7.1.2.3 La marca de referencia de la estación

El nivel de referencia de la estación está formado por una marca cilindrica de


latón introducida en la superficie superior del bloque de sostén del cable de la
orilla izquierda, y al mismo nivel que éste* El nivel relativo del oero del medidor
con respecto a ese punto ele referencia se registra en el fichero de la estación.

7.1.3 El río Chacras en Picoy (Altitud 3 025 m)

Esta estación está emplazada a unos 500 m aguas arriba de la aldea de Picoy,
cerca de la estación climatológica del mismo nombre, en el área del Proyecto.

Las mediciones se efectúan desde una pasarela construida especialmente, y el


corrientimetro está montado en un vastago de inmersión.

7.1.3.1 El registrador del nivel del agua

La caja del registrador está empotrada en un bloque de cemento introducido en


la orilla izquierda. El registrador, que es un instrumento Ledot OTT, tiene las
miañas características que el instalado en Aleo.

7.1.3.2 El medidor del nivel del agua

El medidor del nivel del agua está formado por dos elementos esmaltados, con
una longitud total de 2 m, fijados al soporte de la caja del registrador.

El medidor está conectado con la marca de referencia de la estación introduci-


da en la parte superior del soporte de la caja del registrador. El nivel relativo
del cero del medidor con respecto a esta marca de referencia se registra en los fi-
cheros de la estación.
39

4 El rio Raura en Fundición (Altitud 4 175 m)

Esta estación está emplazada en el puente de Fundición, justo por encima del
cruce de carreteras que va al depósito de Surasaca.

Las mediciones se efectúan introduciendo el corrientimetro montado en un vasta-


go de inmersión por el espacio comprendido entre dos de los elementos del puente»

Este lugar ha sido propuesto para el emplazamiento de un embalse,

4«1 El registrador del nivel del agua

La caja de acero del registrador está empotrada en el pilar derecho del puente
en el lado superior de la corriente. El instrumento, un Ledot OTT, es del mismo ti-
po que el instalado en Aleo.

4.2 El medidor del nivel del agua

El medidor consiste en dos elementos esmaltados con una longitud total de


2 m, fijados a la caja del registrador.

El medidor está conectado a la marca de referencia de la estación introducida


en el pilar del puente próximo al registrador. El nivel relativo del cero del medi-
dor con respecto a esta marca de referencia se registra en los ficheros de la esta-
ción.

5 El rio Surasaca en Surasaca (Altitud 4 377 m)

Esta estación está formada por un canal de descarga Parshall de 8 pies, no afec-
tado por la reacción de la corriente aguas abajo.

Este canal Parshall se instaló en la época de la construcción de la presa de


Surasaca y está emplazado a unos 200 m aguas abajo de la salida del túnel.

Todo el caudal procedente del depósito, ya sea liberado o vertido, pasa por
este canal de descarga.

El operador de la presa, que es también observador ayudante de la estación cli-


matológica del proyecto situada en las proximidades, lee diariamente los niveles del
agua. El nivel del agua en el canal de descarga se lee en un medidor esmaltado ins-
talado por el Proyecto. El cero del medidor está al nivel del fondo del canal de
descarga.

Los niveles del depósito se leen diariamente en un sistema de medidores insta-


lado por el Proyecto. El nivel de 14t00 m corresponde al coronamiento del vertede-
ro en campana.

Las temperaturas del agua se registran diariamente en el cauce de salida del


canal de descarga.
40

6 El río Cochacruillo en Coohacpxillo (Altitud 4 439 m)

La instalación de medición es idéntica a la de Surasaca.

Los niveles del depósito se leen diariamente en un sistema de medidores insta-


lados por el Proyecto. La altura total de este sistema de medidores es de 31 m.

7 El rio Oyón en la Central de Energía Hidroeléctrica (Altitud 3 420 m)

Las mediciones se realizan desde una pasarela construida especialmente, em-


plazada a unos 20 m aguas arriba del viaducto por encima del canal de salida de
la estación de energía. El corrientímetro está montado en un vastago de inmersión.

7.1 El medidor del nivel del agua

El medidor del nivel del agua, formado por dos elementos esmaltados de un me-
tro cada uno, está empotrado en un bloque de piedra de grandes dimensiones situado
a unos cuantos metros aguas abajo de la pasarela en la orilla derecha. El medidor
se lee tres veces al día a las 6.00, 14.00 y 22.0 hs, labor que efectiía el personal
de supervisión de la central eléctrica, que trabaja en tres tumos. El cero del me-
didor está conectado a una marca de referencia introducida en la parte superior del
muro de dirección de la orilla derecha en su extremo superior.

7.2 La corriente total en Qyón

La corriente total en esta estación está formada por la suma de la corriente


que pasa por la estación de medición y la que pasa por la central de energía. Por
ser muy pequeña no se tiene en cuenta la cantidad de agua que se vierte por el ca-
nal de carga.

8 El rio Patón en el lago Patón (Altitud 4 125 <n)

La instalación de medición está formada por un canal de descarga Parshall de


8 pies emplazado cerca del puente de carretera debajo de la desembocadura del la-
go. Este canal ha sido provisto de un registrador del nivel del agua OTT del mis-
mo tipo que el instalado en Aleo.

Desde que se iniciaron las mediciones, se ha comprobado que el rendimiento es-


pecífico de esta cuenca colectora es muy superior al observado en las otras cuencas.
Por ello pudieran resultar insuficientes las dimensiones de este canal de descarga.

9 El río Chico en Yauringa (Altitud aproximada 1 800 m)

La corriente se mide desde una pasarela situada en el extremo superior del


puente de la carretera secundaria.

9*1 El registrador del nivel del agua

La caja del registrador consiste en tres tambores de aceite de 200 1 introdu-


cidos en una excavación realizada en la orilla izquierda, aguas arriba del puente.
Los tambores se rebordearon y atornillaron unos con otros antes de afianzarlos en
su sitio con hormigón. La caja está conectada con la corriente por una tubería
de desagüe de hormigón de poca longitud.
41

1,1.9.2 El medidor del nivel del agua

El medidor del nivel del agua está emplazado en la orilla izquierda, cerca
del registrador. Está formado por tres elementos esmaltados con tina longitud to-
tal de 3 m. El cero del medidor está conectado a una marca de referencia fijada
con cemento en la roca de la orilla derecha, aguas arriba del puente.

Las condiciones del aforo en Yauringa son sumamente difíciles. Existen mejo-
res emplazamientos aguas abajo de este lugar, pero están considerablemente afecta-
dos por las cantidades de agua de origen desconocido que pasan por un gran número
de tomas rústicas de irrigación.

7.2 PRACTICAS HIDROMETRICAS

7.2.1 Medición de la velocidad

La velocidad de la corriente se mide con un corrientímetro OTT Arkansas V.


Este medidor está expuesto a 0,2 y 0,8 de la profundidad donde lo permite la al-
tura del agua y a 0,6 de la profundidad cuando la altura del agua es insuficien-
te.

En Aleo, la práctica establecida es la de explorar 14 verticales espaciadas a


distancias iguales. En otros puntos, el número de verticales se reduce a 11, espa-
ciadas en forma de no más del 10 por ciento de la corriente total que pase a través
de un solo segmento.

El corrientímetro se expone en cada punto durante un período de 50", utilizan-


do el contador OTT, al que se ha incorporado ahora un dispositivo de tiempo fijo.

7.2.2 Cálculo de las descargas

La descarga total se computa sumando la corriente en cada segmento. La


corriente en un segmento se considera como el producto de la superficie del segmen-
to entre dos verticales adyacentes por la velocidad media en esas dos verticales.
Los errores en los extremos se reducen colocando la primera y la última verticales
cerca de la orilla y definiendo la velocidad media en los segmentos terminales como
igual a dos tercios de la velocidad en la primera y la última verticales.

Se ha experimentado en Aleo la adecuación del método de dos puntos. El corrien-


tímetro se expuso en cinco profundidades en cada una de las verticales, incluyendo
las de 0,2 y 0,8. El resultado del cómputo de la descarga efectuada con el método
de dos puntos se comparó al resultado obtenido por medio de la integración gráfica
doble. La divergencia entre el método de dos puntos y el método de puntos múltiples
teóricamente más exacto no fue superior al 2 por ciento en ninguna de las ocho com-
paraciones que se realizaron.

7.2.3 La curva de descargas

Los resultados del aforo se inscriben en el registro de la estación por orden


cronológico y se representan gráficamente en papel logarítmico doble con la lectu-
ra del medidor como ordenada. La curva de descargas se establece efectuando medi-
ciones repetidas de la descarga en una variedad de alturas lo más grande posible.'
42

La curva de descargas de la estación se comprueba periódicamente y siempre después


de una inundación. Cuando dos comprobaciones sucesivas señalan una pérdida de ca-
libración, se descarta la curva de descargas y se establece una nueva.

En la práctica, la estación de Aleo es la única en que se han señalado pérdi-


das de calibración.

Descarga media diaria

La descarga media diaria se computa de acuerdo al registro de altura del agua


utilizando incrementos de tiempo dictados por el índice de cambios de la altura.
Con objeto de facilitar este trabajo, las descargas no se toman directamente de la
cuota de descargas sino que se leen en el cuadro de descargas de la estación. Este
cuadro se prepara en base a la curva de descargas y proporciona el valor de la des-
carga correspondiente a incrementos de altura de un centímetro.

En la figura 28 se presenta un modelo para la elaboración de los datos hidro-


lógicos de campo.
43

Capitulo 8

U S MAREAS EN LA DESEMBOCADURA DEL RIO HUAURA

Los movimientos de las mareas del océano Pacífico no afectan al régimen del
río Huaura, cuyo lecho tiene una pendiente muy escarpada hasta el miaño punto en
que entra en el océano.

Puede decirse que las mareas en la desembocadura del río Huaura presentan
las mismas características que la marea en el puerto de Huacho, situado en sus
proximidades.

Las tablas de mareas publicadas por el Coast and Geodetic Survey, del Depar-
tamento de Comercio de los Estados Unidos, contienen previsiones de las mareas
a lo largo de las costas occidentales de América del Norte y del Sur.

Las mareas en Huacho se prevén por referencia a la marea del Callao con la
cual guarda la relación siguiente:

Pleamar 0 h. 24 min. antes de Callao


Bajamar 0 h. 31 min. antes de Callao
Pleamar en Huacho Pleamar del Callao - 0,3 pies
Bajamar en Huacho Bajamar en Callao - 0,5 pies

Las escalas de las mareas son las siguientes:

Escala media 2,0 pies


Escala de primavera 2,6 pies

El nivel medio de la marea es de 1,3 pies.


44

Capitulo 9

CLIMATOLÓGICA DE LA CUENCA DEL RIO HUAÜRA

El desierto del Perú, donde está emplazada la zona del Proyecto» se encuentra
en una región donde las masas de aire prevaleciente son las que descienden en
el subtrópico alto del Pacifico meridional. Este proceso de descenso da por re-
sultado un aumento de temperatura por expansión adiabática y una humedad relativa
baja que produce la desecación de las tierras a que afecta. Los efectos de las
variaciones anormales de la temperatura en las capas superiores del aires prolon-
gan las condiciones de aridez muy dentro de la zona de los vientos alisios del su-
reste. La inversión de los vientos alisios - variación anormal de la temperatura
en las capas atmosféricas superiores - tiende a suprimir el desarrollo vertical de
las nubes.

El clima tropical árido resultante está modificado sin embargo por la presen-
cia a lo largo de la costa de la corriente de Humboldt o del Perú. El movimiento
ascendente asociado con esta corriente fria suroriental produce temperaturas frias
en la costa inmediata y aumenta la estabilidad de las capas atmosféricas inferiores,
reduciendo con ello la tendencia a la formación de nubes y a las precipitaciones.
Sin embargo son frecuentes las nieblas de advección a lo largo de la costa, lo mis-
mo que la formación de estratos bajos. Este hecho, combinado con las temperaturas
más bajas, hace que disminuya la necesidad de agua de riego.

Las nieblas y l*s temperaturas más bajas inducidas por la corriente fría oceá-
nica modifican las condiciones de humedad en el distrito de Lachay de la zona del
Proyecto en la cuantía suficiente para permitir el crecimiento de algunas formas
elementales de vegetación. En otros puntos, la superficie es totalmente árida,
aunque sea bastante frecuente durante los meses de invierno una llovizna conocida
localmente con el nombre de "garúa".

A lo largo de la costa del Perú se presenta una característica interesante y


posiblemente única de la variabilidad de las precipitaciones desérticas. Cuando
el anticiclón subtropical se desplaza anormalmente hacia el mar y la corriente del
Perú fluye a cierta distancia de la costa, las aguas cálidas procedentes del norte,
conocidas con el nombre de corriente de El Niño o del Ecuador, se extienden por eiv-
cima del agua fría a lo largo de la orilla. Si la convergencia intertropical se
ha desplazado hacia el sur, como puede ocurrir en verano en el hemisferib meridio-
nal, se producen grandes lluvias típicas de los climas tropicales lluviosos. La
combinación de condiciones necesarias para producir este fenómeno sólo prevalece
en general durante un breve período y se presenta con poca frecuencia. No se cono-
ce la frecuencia de observación de esta situación, pero las inundaciones de 1925 han
dejado una fuerte impresión en la memoria de muchas personas que recuerdan las in-
tensas precipitaciones continuas que duraron varios días en Huacho.

Las características climáticas que se acaban de describir se extienden a la


totalidad de la zona del Proyecto pero, como cabe esperar, el efecto refrescante de
la corriente de mar adentro disminuye con la distancia respecto a la orilla, lo

^
45

mismo que la formación de nieblas y de estratos que, sólo excepcionalmente,se


extienden al límite extremo oriental de las tierras de irrigación. Este cambio
gradual de un clima tropical árido modificado, al verdadero clima tropical árido,
a medida que la costa va quedando atrás, se refleja en una temperatura media lige-
ramente más alta durante la mayor parte del ano y un marcado aumento de la radia-
ción solar en todos los meses excepto los tres del verano. Como resultado directo
de este cambio de las condiciones climáticas, la evaporación potencial aumenta con-
siderablemente al aumentar la distancia respecto de la costa,como asi también
aumentan las horas de radiación solar. Una pequeña proporción del aumento de ra-
diación del oeste al este puede tal vez atribuirse al aumento de la altitud pero
el parámetro más importante es la reducción de nieblas y estratos bajos.

En el límite oriental de la zona de irrigación, el relieve asciende muy brus-


camente hasta la divisoria continental formada por los Andes que culminan en una
altitud variable entre 4 400 y 5 600 m en el límite de la cuenca hidrográfica del
río Huaura. Aunque el clima árido del desierto costero no puede atribuirse primor-
dialmente al efecto de barrera montañosa de los Andes, esta cordillera forma sin
embargo una frontera bastante definida de las lluvias.

Esta frontera de las lluvias, si bien ejerce escasa influencia en la aridez de


la costa, determina sin embargo los recursos hidrológicos del río Huaura, de los
cuales depende toda la agricultura de la zona del Proyecto, dejando de lado la po-
sibilidad de la desviación transandina. La escasez de las precipitaciones que se
producen en las más altas pendientes de los Andes en su vertiente del Pacífico,
casi totalmente entre los meses de octubre y mayo, tiene su origen en las masas de
aire húmedo de la cuenca del Amazonas. Durante los meses húmedos la dirección del
movimiento de esas masas atmosféricas es tal que aunque la precipitación óptima se
produce en las tierras situadas al pie de las estribaciones de los Andes orientales,
una pequeña proporción de las lluvias cae sobre las pendientes superiores, incluidas
las laderas occidentales. Las masas de aire que se difunden sobre la cordillera
pierden rápidamente altitud en el lado de sotavento y se calientan adiabáticamente,
perdiendo con ello su humedad relativa. Debido a este efecto no se produce virtual—
mente ninguna precipitación por debajo de una altitud aproximada de 2 300 m, donde
se observa también el límite inferior de la vegetación.
46

Capitulo 10

U RED DE ESTACIONES CLIMATOLÓGICAS DEL PR01ECT0

10.1 PIUALIDAD DE LA HED DE ESTACIOBES CLIMATOLÓGICAS

La red de estaciones climatológicas del proyecto del río Huaura se ha creado


con objeto de atender a las necesidades siguientes.

10.1.1 La zona costera o de irrigación

Proporcionar datos climatológicos a los especialistas que se ocupan de los


riegos y de la agricultura en la zona costera de la región del Proyecto.

10.1.2 La sierra o zona de tierras altas

Proporcionar, ante todo, datos relativos a la precipitación y la evaporación


de las superficies de los embalses para la planificación de la regulación de los
ríos y, en menor medida, datos climatológicos que puedan a su debido tiempo tener
utilidad para el desarrollo agrícola y forestal de las tierras altas.

10.1.3 Capacitación

La necesidad de crear una red completa de instalaciones en una sola cuenca


hidrográfica ha dado ocasión para capacitar a personal de contrapartida en los
diversos aspectos de una empresa de esta índole: construcción, observación, ela-
boración y análisis de los datos, inspección y,administración general de las es-
taciones de la red.

10.2 DESCRIPCIÓN DE LA RED DE ESTACIOHES CLIMATOLÓGICAS - ZONA COSTERA

10.2.1 Observaciones generales

Se recordará que la zona de la costa en la región de Huacho está afectada por


las nubes bajas y la neblina, que la precipitación en el cinturón costero es por lo
general insignificante y que la faja de tierras afectadas por las nubes costeras
varía en anchura según los meses del aho, pero que puede extenderse hacia el inte-
rior hasta el límite oriental máximo de las superficies de cultivo, a una distan-
cia de unos 50 km.

La duración de la iluminación solar varía de modo señalado según la posición


con respecto a la costa, donde es mínima; la máxima se ha observado en el límite
antes mencionado al este de Sayán.
47

El efecto más importante de estas condiciones climáticas generales es la


resultante variación de la evaporación potencial, y tiene una importancia conside-
rable para la planificación de los riegos. Las temperaturas presentan pocas va-
riaciones en cuanto al espacio pero la cantidad de la radiación recibida varía en
gran proporción. Por lo tanto es importante que los observatorios estén espacia-
dos entre sí con objeto de definir los índices de evaporación de las zonas presen-
tes y futuras de riego.

10.2.2 Emplazamiento de las estaciones climatológicas - Zona costera

Teniendo presente las observaciones anteriormente mencionadas, se planearon


en un principio tres estaciones para la zona actualmente irrigada en Alcantarilla,
Andahuasi y Santa Rosa. Las dos primeras estaciones están situadas, en términos
generales, en los dos extremos opuestos del principal valle irrigado. Santa Rosa
está situada en una zona del mismo nombre de desarrollo reciente, emplazada al
sur del principal valle de Huaura.

Como se observó que el cinturón de nubes era más persistente en las cercanías
de la costa, se decidió emplazar una estación en Humaya, lugar que se considera
como punto de transición entre el cinturón de nubes persistente y la zona de persis-
tencia nubosa de gran variación situada al este.

Se creó una quinta estación en Lachay, límite meridional extremo de la zona


del Proyecto, donde pueden ponerse en cultivo, en el futuro, tierras de buena ca-
lidad. Esta estación está en realidad emplazada dentro de una zona que tiene un
topo-clima que ha sido objeto de gran atención. Este clima local se caracteriza
por las nieblas al nivel del suelo, la apreciable precipitación oculta y la presen-
cia de vegetación durante tres meses del año.

Los experimentos en materia de riegos en la zona de San Felipe, situada en el


extremo septentrional de la zona del Proyecto, cerca del océano, han justificado
la compilación de datos climatológicos y la creación de una estación en Camay, rea-
lizada a petición del agrónomo del Proyecto.

10.2.3 Clasificación de las estaciones

Las seis estaciones de la zona costera se han clasificado en la forma siguien-


te:

Alcantarilla C.A.P.
Santa Rosa C.A.O.
Andahuasi C.A.O.
Lachay C.A.O. y una cadena de captadoras de neblina
Camay P.É./C.A.O.
Humaya P.E./CA.O.

La instrumentación varía en cantidades y tipos; la de Alcantarilla en especial


se considera como una estación de demostración.

Todas las estaciones están equipadas con termometria aérea completa, cubetas
de evaporación de la clase A y heliógrafos.

Las tres primeras estaciones disponen de actinógrafos. Todas las estaciones


excepto la de Humaya tienen anemómetros a nivel del depósito y las cuatro primeras
tienen anemómetros a 10 u 8 m de altura sobre el suelo. Una lista completa de la
instrumentación figura como Anexo a este informe.
48

10.3 DESCRIPCIÓN DE LA RED DE ESTACIONES CLIMATOLÓGICAS - ZOMA DE LA SIERRA

10.3«1 Observaciones generales

La cuenca hidrográfica del rio Huaura y sus afluentes está situada en las pen-
dientes del lado del Pacífico de la divisoria continental y se considera que todas
las precipitaciones tienen su origen en el costado atlántico de esta divisoria.
Por lo tanto cabe esperar que las precipitaciones disminuyan conforme a la distan-
cia respecto de la divisoria y a la altitud.

El limite inferior de las precipitaciones*o sea, la isoyeta anual de 250 mm,


está probablemente situado en una línea que pasa entre^Churln y Pampa Libre, pero
naturalmente experimentará ligeras variaciones de un año a otro.

Puede haber precipitaciones en todas las ¿pocas del año, pero la mayor parte
se produce durante el periodo de octubre a abril con un máximo registrado general-
mente en el mes de marzo, como puede verse por la conformación de la corriente
anual del río Huaura.

10.3.2 Emplazamiento de las estaciones climatológicas - Zona de la sierra

Como se ha dicho antes, el objeto principal de orear una red de instalaciones


de observación en la sierra es la obtención de datos para planificar la regulación
del río.

La mayor parte de las precipitaciones se producen en los niveles más altos,


por lo que se ha intentado orear una red bastante densa de pluviómetros por encima
del contomo de 4 000 m y se han instalado efectivamente 13 estaciones por encima
de ese nivel. La instrumentación varía conforme a las condiciones de acceso y a
la presencia de observadores. De las 13 estaciones de gran altitud, ocho son plu-
viómetros totalizadores situados lejos de las carreteras* Sólo son accesibles a
caballo y exigen un viaje de ida y vuelta de tinas 8 hs para cada visita desde la
más próxima carretera utilizable por vehículo de motor.

Dos estaciones de gran altitud están equipadas con pluviógrafos mensuales y


son accesibles a la inspección por carretera. Las tres estaciones restantes dis-
ponen de observadores permanentes y en dos de ellas los pluviómetros se han comple-
mentado con pluviógrafos diarios, cubetas de evaporación, termometrla, anemógrafos
y heliógrafos.

Se espera que la cadena de estaciones que se acaba de describir, proporcione,


en unión con las estaciones hidrológicas y con los datos de fecha anterior sobre
los caudales del Sayán, la información suficiente para basar en ella la planifica-
ción de los depósitos.

La densidad de las estaciones pluviométricas por debajo de la altitud de


4 000 m disminuye en forma considerable ya que son escasos, si los hay, los empla-
zamientos utilizables de depósitos por debajo de ese nivel. Se han establecido
diez estaciones climatológicas entre 2 000 y 4 000 m con objeto de completar el es-
tudio de las precipitaciones.
49

Esas estaciones proporcionan también datos sobre la temperatura,la humedad


y la evaporación potencial con miras a un eventual desarrollo agrícola.

En la figura 14 se indica la relación entre las estaciones climatológicas y


la red de instalaciones hidrográficas.

La distribución de las estaciones más importantes se presenta en las figuras


15, 16 y I?.
50

Capítulo 11

IAS PRECIPITACIONES EN LA SIERRA

11.1 lUTROBÜCCIOfl

Antes del establecimiento de la red de estaciones de observación del Proyec-


to, no se habían hecho mediciones de las precipitaciones en la parte de la cuenca
colectora del río Huaura que recibe la mayor parte de las lluvias totales.

La tínica red extensa de pluviómetros situada a gran elevación en otras par-


tes del país es la establecida en las vertientes occidentales de la cordillera
Blanca, en la cuenca de avenamiento del río Santa. En esta zona, la divisoria
continental es mucho más alta que la que limita la cuenca del rio Huaura hacia el
este; además, la cordillera Negra modifica también la configuración de las lluvias.
Los datos disponibles sobre las lluvias de la cuenca del río Santa sirven por lo
tanto de escasa ayuda para estudiar las precipitaciones de la cuenca del río Huaura.

También existen datos de tres estaciones situadas en la cuenca superior del


río Rimac. Aunque la duración del período de observación es relativamente breve,
se reproducirán aquí en forma resumida ya que, como se ha dicho en la sección rela-
tiva a las corrientes, las cuencas del Rimac y del Huaura presentan varias caracte-
rísticas comunes.

_Los datos compilados por las estaciones del proyecto representan poco más de
un año de observaciones en la mayor parte de los emplazamientos* Sin embargo, se
ha deducido que las precipitaciones están distribuidas de una manera bastante uni-
forme en las cuencas colectoras altas que alimentan a los lugares de emplazamiento
de los posibles depósitos. No se tienen pruebas bastantes que justifiquen la apli-
cación de las precipitaciones anuales variables a cada una de las cuencas para el
cálculo de los probables rendimientos para los depósitos. A medida que se vaya
disponiendo de nuevos datos, se podrá modificar este supuesto en la fase prepara-
toria.

La precipitación se inicia generalmente a mediados de la tarde y continúa has-


ta antes de media noche, cesando entonces.

Cada fenómeno lluvioso afecta a la totalidad de la cuenca hidrográfica supe-


rior, moviéndose del sur al norte.

A veces se observa la presencia de nieve sobre el terreno en una altitud supe-


rior a 3 500 m* La cubierta de nieve por debajo de 5 000 m se deshiela rápidamente
con el sol matutino ya que las temperaturas nunca son bajas. Se ha observado que
las precipitaciones poco frecuentes de julio y agosto producen nieve en el terreno
hasta altitudes de 3 500 m,mientras que durante la estación húmeda de diciembre a
marzo, los límites inferiores de la capa de nieve están por lo general más próxi-
mos a la altitud de 4 500 m.
51

11.2 LOS MTOS DEL RIO RIMAC

Tres pluviómetros, instalados en los traraos superiores del río Santa Eulalia,
afluente del río Rimac, han dado los registros siguientes:

Cuadro 20

MTOS DEL RIO RIMAC

Pucro Milloc Canchayoc

Elevación en metros 4 444 4 320 4 350


Cuenca Santa Eulalia superior Antacasha
Período de observación 1949-63 1963-66 1959-66
Media anual en milímetros 1 050 900 740
Ano más humedo 1 305 1 135 834
Ano más seco 797 788 570
Media del mes de febrero 192 192 131
Media del mes de julio 7,0 7,0 4,5

11.3 LOS DATOS DEL RIO HUAURA

Las precipitaciones mensuales en las estaciones del Proyecto se registran en


el cuadro 21. Todos los instrumentos tienen una superficie de 200 cm2 en su base
y se han instalado a 1,20 m sobre el nivel del suelo. Los valores mensuales se
indican en milímetros y también se señala la altitud de la estación.

Cuadro 21

DATOS DEL RIO HUAURA

E F M A M J J A S 0 N D

RAURA 5 000 m (provisional) pluviómetro diario


1966 57,5 15,2 31,5 10,8 70,8 201,5 119,6 166,9
1967 165,6 229,6 234,0 88,8 53,9 18,6 30,4 39,7 51,1 192,5 56,9 90,7
1968 140,5 68,5 172,0

SURASACA ALTO 4 600 m (provisional) pluviómetro totalJLzador


1966 140,0 80,2
1967 186,3 200,6 166,1 69,4 29,8 4,5 10,5 43,8 44,2 188,2 99,8 86,1
1968 150,5 130,3 170,5
./.
52

Cuadro 21 (cont.)

E P M A M J J- A S 0 H D

1 SURASACA 4 355 m, pluviómetro y pluviógrafo diarios

1967 122,1 181,1 167,6 44,0 35,1 7,7 39,5 49,6 38,1 141,5- 58,0 79,7l
1968 122,8 95,8 144,2

SffiJCSHAPA 4 500 m (provisional) pluviógrafo mensual

1967 46,8 186,0 60,4


1968 113,2 2 meses: 248,4

[ GUAZUÑ/ 4 500 m (provisional) pluviómetro totalizador

1966 5 meses 128,9 29, ol


1967 119,7 3 mesesv378,8 16,5 4,5 13,8 7,2 127,2 26,8 67,31
1968 100,2 78,5 92,3

CHAGUA 4500 m (provisional) pluviómetro totalizador

1966 3 meses* 110,5 64,7


1967 145,0 168,7 198,2 69,2 42,1 9,5 8,0 51,7 36,7 153,6 45,7 111,1
1968 100,2 78,5 92,3

TABLADAS 4 400 m, pluviógrafo mensual

1967 39,7 116,3 63,5 90,2


1968 152,7 112,6 139,0

•j COCHAQUILLO 4 409 m, pluviómetro y pluviógrafo diarios

1967 136,0 189,2 196,4 45,3 28,9 5,0 19,5 16,0 44,1 107,7 39,4 105,1
1968 139,3 90,2 131,9

CHALGO 4 260 m, pluviómetro totalizador

1967 102,4 41,3 85,4


1968 128,0 66,2 150,2

SHARIN 3 900 m (provisional) pluviómetro totalizador

1967 6,1 74,5 42,0 36,8


1968 109,0 53,5

TUPE 4 500 m (provisional)

1967 4 meses:34,0 138,6 56,4 48,4


1968 145,0 131,5 251,7
53

Cuadro 21 (cont.)

E P M A M J J A S 0 H S

OTUTO 3 925 m, pluviómetro diario y pluviógrafo semanal

1967 133,7 176,5 146,8 25,0 31,5 11,6 29,7 24,0 23,7 100,5 43,2 70,4
1968 104,1 81,6 133,0
OTÓN 3 725 m, pluviómetro y pluviógrafo diarios

1967 89,1 163,0 113,0 14,6 12,4 1,2 21,8 15,4 16,3 97,8 20,6 58,0
1968 66,9 55,7 81,3

1 AHDAJES 3 440 m, pluviómetro diario y, en la actualidad, pluviógrafo

1963 4,4 8,7 54,8 36,0


1964 37,8 85,5 119,4 46,3 11,8 0,5 14,3 31,6 34,0
1965 65,8 58,1 90,7 21,5 0,1 - 0,9 0,8 8,6 12,9 14,5 65,5
1966 64,7 36,2 84,3 19,0 2,3 3,1 96,9 19,3 45,9
1967 118,2 2,6 37,7 11,2 33,2
1968 32,7

PARQUIN 3 590 m, pluviómetro diario

1967 - 16,9 86,8 32,6 44,1


1968 82,5 67,9 149,5
PICOY 3 025 m, pluviómetro y pluviógrafo diarios

1967 8,4 64,3 20,7 37,2


1968 64,9 57,2 118,1
CHURIN 2 65O m, pluviómetro diario

1967 61,9 106,1 66,2 5,4 0,9 13,3 3,2 - - 29,6 5,6 Hf6
1968 23,6 30,8

1 PAMPA LIBRE 2 300 m (provisional) pluviómetro diario

1967 1,6 1,5 3,8


1968 5,2 13,6 2,5
54

C a p i t u l o 12

MTOS CLIMÁTICOS DE LA ZONA DE IRRIGACIÓN

12.1 EVAPORACIÓN

12.1.1 Cubeta de evaporación de l a c l a s e A ( U . S . Weather Bureau)

En e l cuadro s i g u i e n t e se i n d i c a l a evaporación media d i a r i a , por meses, en


l a s s e i s estaciones del proyecto.

Cuadro 22

EVAPORACIÓN MEDIA DIARIA

LLCANTARILLA ANDAHUASI SANTA ROSA HUMA YA CAMAY' UCHAY

mm/día 0
C mm/día 0
C mm/día 0
C mm/día 0C mm/día 0
C mm/día 0C

1967
P 6,1 24,2 5,3 23,2 6,5 24,2 24,2
M 5,7 22,8 6,0 22,8 6,5 23,6 23,2
A 6,0 22,4 6,0 22,4 6,6 23,2 22,5
M 3,9 19,4 4,8 20,0 4,4 20,0 19,4 2,4
J 1,9 16,0 3,6 16,4 2,9 16,4 13,9 1,5 14,2
J 1,5 15,7 3,4 15,8 2,2 15,7 15,6 19,9 0,6 13,2
A 2 , 4 15,8 4,3 16,1 3,1 15,8 16,3 13,9 1,1 12,8
S 3,2 16,3 5,0 17,2 4,3 16,8 16,8 15,4 1,1 13,2
0 4 , 6 17,3 5,7 18,4 5,8 17,9 5,9 17,9 4 , 6 16,2 2,4 14,4
N 4 , 6 - 18,0 5,8 18,2 5,6 18,4 5,3 18,0 3,8 17,1 3,3 16,0
D 5,8 19,9 6,4 20,0 6,0 20,5 5,3 19,8 5,4 18,2 4,1 18,2

1968
E 6,2 24,2 7,1 22,4 6,1 22,7 5,3 22,5 5,8 20,5 5,3 20,6
P 6,4 22,6 8,0 23,2 7,4 23,6 7,2 23,6 5,6 21,4 6,7 21,2
M 5,5 21,6 7,4 22,7 6,6 23,0 8,1 22,1 5,0 20,6 6,1 20,9
55

La gran variación de los valores de evaporación en el espacio durante los me-


ses de junio a agosto, cuando la temperatura presenta pocas variaciones en las tres
primeras estaciones, debe atribuirse directamente a diferencias en la radiación so-
lar. Estas variaciones de la radiación se deben a la persistencia variable de la
cubierta costera de estratos (figura 18).

12.1.2 Comparación de la cubeta de la clase A con otros evaporímetros

La evaporación medida con la cubeta de la clase A se compara en el cuadro si-


guiente con los valores registrados con el atmómetro Livingstone, el evaporígrafo
Wild y los evaporímetros Piche, dentro y fuera de la pantalla Stevenson.

Cuadro 23

COMPARACIÓN DE LA EVAPORACIÓN MEDIDA CON DIFERENTES EVAPORÍMETROS

Cubeta de Livingstone Wild P:iche


la clase A cubierto 0,25 m 1,00 m 1,50 ni"I
mm/di a mm/día mm/día mm/día mm/día mm/día mm/día

1967 ALCANTAI{ILLA
F 6,1 3,8
M 5,7 2,2 2,9 5,6
A 6,0 2,7 3,2 4,5 4,9 5,1
M 3,9 1,7 1,9 2,8 3,3 3,0
J 1,9 2,0 0,9 1,0 1,5 1,6 1,6
J 1,5 1,5 0,8 0,9 1,4 1,8 1,5
A 2,4 2,3 1,1 1,2 1,9 1,9 2,0
S 3,2 2,7 1,4 1,4 2,4 2,6 2,7
0 4,6 3,7 1,9 2,0 3,3 3,3 3,5
N 4,6 3,7 2,0 2,0 3,3 3,5 3,6
D 5,8 4,3 2,4 2,6 4,2 4,3 4,7
11968
E 6,2 4,5 2,7 2,9 3,5 5,0 5,2
F 6,4 4,8 2,8 3,1 4,8 4,9 5,4
M 5,5 3,9 1,9 2,0 3,5 3,4 3,7
1967 SANTA ROSA
F 6,6 3,4
M 6,5 3,3
A 6,6 3,5 4,9 5,4 6,6
M 4,4 2,2 3,2 3,8 3,6
J 2,9 3,4 1,3 1,1 1,7 1,8 1,9
J 2,2 2,9 0,9 1,0 1,2 1,2 1,5
A 3,1 3,7 1,2 1,0 1,8 2,0 1,9
S 4,3 3,5 1,8 1,4 2,6 2,6 2,6
0 5,8 4,6 2,2 2,1 3,4 3,3 3,4
N 5,6 4,0 2,1 1,8 3,0 3,5 3,7
D 6,0 4,9 2,3 2,8 3,5 3,8 4,1
1968
E 6,1 4,8 2,9 3,6 4,6 5,2 5,2
F 7,4 5,4 4,0 5,3 6,2 6,5
M 6,6 5,0 4,1 4,9 5,0 5,2
56

La evaporación anual durante el periodo de abril de 1967 a marzo de 1968, ob-


servada en los diferentes evaporímetros de Alcantarilla y Santa Rosa, es la siguien-
te:

Cuadro 24

EVAPORACIÓN AMUAL OBSERVADA EN LOS DIFEREBTES EVAPORÍMETROS


EE ALCANTARILLA Y SANTA ROSA (ABRIL 1967 A MARZO 1968)

Alcantarilla Santa Rosa


nun mm

Cubeta de la oíase A 1580 1 860


Evaporígrafo Wild 676
Piche en la pantalla Stevenson 736 870
Piche a 0,25 m <iel suelo en terreno abierto 1 130 1 220
Piche a 1,00 m del suelo en terreno abierto 1 230 1 330
Piche a 1,50 m del suelo en terreno abierto 1 275 1 420

12.1.3 Distribución diurna de la evaporación

En la figura 19 se presenta la distribución de la evaporación diurna en


Alcantarilla, Andahuasi y Santa Rosa. La escala se ha tomado de las observaciones
de la cubeta de la clase A y la distribución por 24 hs del evaporígrafo Wild.

12.2 TEMPERATURA

12.2.1 Temperaturas medias mensuales

Las temperaturas medias mensuales en la pantalla de Stevenson y al nivel del


suelo pueden observarse en el cuadro 25 para las seis estaciones.

12.2.2 Temperaturas mensuales extremas

Las temperaturas mensuales extremas en la pantalla de Stevenson y al nivel


del suelo se registran en el cuadro 26 para las seis estaciones.

Las figuras 20 y 21 presentan ejemplos de las variaciones diurnas y la distri-


bución mensual de la temperatura durante los meses más cálidos y más fríos en
Alcantarilla, Santa Rosa y Andahuasi.

12.2.3 Variación de la temperatura anual y mensual

Los registros más antiguos de temperatura disponibles en la Dirección de Meteo-


rología se refieren a dos estaciones emplazadas en Lima. El periodo de observación
se inició en 1929 pero no es continuo, ya que la estación cambió de emplazamiento
Cuadro 23

TEMPERATURAS MEDIAS MENSUALES EN LA PANTALLA DE STEVENSON (0C)

ALCANTARILLA ANDAHUASI SANTA ROSA HUMAYA CAMAY LACHAY

máx. mín. media máx. mín. media máx. mín. media máx. mín. media máx. mín. media máx. mín. media

1967

E 27,2 17,7 22,4


F 28,9 19,5 24,2 27,7 18,7 23,2 28,8 19,6 24,2 29,7 19,2 24,4
M 27,4 18,1 22,8 28,1 17,4 22,8 28,8 18,3 23,6 28,5 17,9 23,2
A 27,6 17,3 22,4 28,2 16,6 22,4 29,1 17,4 23,2 27,8 17,2 22,5
M 23,2 15,7 19,4 25,5 14,5 20,0 25,1 14,8 20,0 24,9 13,8 19,4
J 18,3 13,6 16,0 21,6 11,2 16,4 20,3 12,4 16,4 16,2 11,6 13,9 16,1 12,4 14,2
J 17,7 13,7 15,7 20,6 11,0 15,8 19,1 12,3 15,7 18,6 12,6 15,6 14,3 12,1 13,2
A 18,4 13,2 15,8 22,0 10,2 16,1 19,8 11,8 15,8 20,6 12,0 16,3 17,2 10,6 13,9 14,2 11,4 12,8
S 19,3 13,3 16,3 23,2 11,1 17,2 21,4 12,3 16,8 20,5 12,6 16,8 17,7 13,1 15,4 14,6 11,8 13,2
0 21,0 13,6 17,3 24,8 11,9 18,4 23,0 12,8 17,9 22,8 13,0 17,9 18,8 13,7 16,2 16,7 12,2 H,4
N 21,6 14,4 18,0 24,5 11,8 18,2 23,4 13,5 18,4 23,0 13,1 18,0 19,5 14,5 17,1 18,8 13,2 16,0
D 3,3 15,9 19,9 26,5 13,4 20,0 25,6 15,4 20,5 25,4 14,3 19,8 21,6 14,9 18,2 21,3 15,0 18,2

1968

E 27,5 17,4 22,4 28,6 16,3 22,4 27,9 17,5 22,7 28,3 16,7 22,5 24,7 17,2 20,5 24,3 17,0 20,6
P 27,7 17,6 22,6 29,1 17,3 23,2 29,2 18,1 23,6 29,9 17,2 23,6 25,4 17,4 21,4 25,0 17,5 21,2
M 26,2 17,0 21,6 28,5 16,8 22,7 28,3 17,6 23,0 20,1 17,1 32,1 23,9 17,9 20,6 24,9 16,8 20,9
Cuadro 26

TEMPERATURAS MEBSUALES EXTREMAS (0C)

ALCANTARILLA ANDAHUASI SANTA ROSA HÜMAYA CAMAY LACHAY

máx. mín. suelo máx. mín. suelo máx. mín. suelo máx. mín. máx. mín. suelo máx. mín. suelo

1967

E 31,0 16,0
P 30,6 17,2 16,1 29,3 16,9 31,1 18,1 31,4 18,4
M 29,6 16,0 14,7 29,9 14,9 30,8 15,4 14,7 31,2 16,2
A 31,2 15,6 14,6 30,0 14,4 13,1 31,9 15,4 14,8 30,2 15,0
M 28,0 13,0 11,9 28,6 11,8 10,8 29,9 11,4 10,8 27,0 11,8
J 23,3 9,9 9,0 25,6 7,6 6,5 24,2 9,7 8,4 19,0 8,0 20,6 10,2
J 22,0 13,0 13,0 25,4 9,2 7,8 26,0 11,1 10,4 20,0 11,8 17,0 11,4
A 2,0 10,0 9,0 25,7 7,2 6,4 24,1 10,2 9,4 23,2 10,0 19,2 11,2 16,6 11,0 11,9
S 21,6 11,5 9,8 26,0 9,9 8,6 25,2 10,8 9,8 23,8 11,2 19,3 13,0 11,0 18,8 11,0 11,9
0 23,0 11,2 10,0 27,5 10,4 10,0 26,0 11,2 10,3 25,0 10,6 20,2 11,6 10,0 19,6 11,0 12,4
M 23,8 10,7 9,4 27,2 9,2 8,3 27,0 10,5 9,0 26,8 9,9 20,8 11,6 8,6 20,8 11,2 13,2
D 27,0 12,6 11,6 29,2 11,4 10,2 28,9 13,2 12,2 27,5 12,6 24,0 13,5 11,4 23,4 13,6 14,6
1968

E 29,4 15,0 16,6 31,3 12,5 15,5 30,0 15,1 16,6 31,0 14,7 28,0 15,0 13,0 26,4 15,4 16,4
F 29,6 15,2 16,7 31,5 14,5 16,1 31,8 15,8 16,8 31,6 14,6 27,6 15,0 13,2 30,2 16,0 16,6
M 29,2 15,7 16,6 30,2 15,2 15,8 31,0 15,4 16,6 31,6 15,2 25,6 16,0 13,4 27,6 15,0 16,1
59

en 1945, en que fue trasladada desde la Casa Azul del Parque de la Reserva a su em-
plazamiento actual en el Campo de Marte. Las dos series deben estudiarse por sepa-
rado ya que presentan una falta de homogeneidad que, sin un análisis detenido, no
puede meramente atribuirse a cambios climáticos.

El objeto de que se reproduzcan aquí estos datos es el de dar algunas indica-


ciones sobre la variabilidad de las temperaturas que puede esperarse en el períme-
tro de ordenación del río Huaura. La nubosidad es más persistente en Lima que en
Huacho a lo cual se deben probablemente las temperaturas máximae algo más elevadas
en este último (de 1 a 3 o C de media anual). Las escalas que se dan a continua-
ción pueden sin embargo utilizarse para indicar los valores extremos que podrían
darse en la parte del perímetro de irrigación más próxima al mar.

12.2.3.1 Escala de variaciones de la temperatura media anual en Lima

1 Casa Azul 1929 a 1945: - 17,6 a 19,8° C


2 Campo de Marte 1946 a 1964: - 16,8 a 19,2° C

12.2.3.2 Variaciones de la temperatura media mensual en Lima

Las variaciones entre las temperaturas mensuales medias máxima y mínima en


cada mes, en las dos estaciones de observación, se presentan en el cuadro siguien-
te en 0 C .

Cuadro 27

VARIACIONES DE LA TEMPERATURA MEDIA MENSUAL EN LIMA

Casa Azul Campo de Marte


1929-45 1945-64

Enero 4,7 3,0


Febrero 4,9 2,3
Marzo 5,6 2,9
Abril 6,9 3,5
Mayo 3,9 6,9
Junio 3,6 4,9
Julio 3,8 4,7
Agosto 3,5 5,0
Sept iembre 4,5 3,9
Octubre 4,7 3,5
Noviembre 3,8 2,8
Diciembre 5,0 2,5

12.3 HUMEDAD RELATIVA

En el cuadro 28 se presentan, en porcentajes para cada una de las cuatro es-


taciones, las cifras relativas a la media mensual máxima, la media mensual mínima
y la htunedad relativa mensual media tal como se han registrado en el hidrógrafo ca-
pilar.
60

Cuadro 28

HEOISTRO DE HUMEDAD MAXIMA, MINIMA Y MEDIA

ALCAMTARILLA AHDAHUASI SAMTA ROSA 1tiACHAY


máx.mín.media máx.mín.media máx.mín.media máx.mín.media

1967
E 91 62 78
P 87 58 73 87 55 69
M 93 63 78 87 56 70 85 52 66
A 90 59 76 87 52 68 78 48 63
M 91 70 81 93 60 78 89 60 76
J 93 80 87 98 67 85 95 71 85 99 88 95
J 93 79 87 98 69 87 95 75 86 10095 98
A 92 76 85 98 63 82 95 71 85 10094 97
S 93 72 84 97 60 81 94 64 82 10095 98
0 90 68 81 96 55 77 93 56 75 10085 94
N 88 68 80 94 57 77 92 61 77 98 75 89
D 86 64 76 92 54 74 88 57 74 94 73 83
1968
E 88 59 75 88 50 68 86 51 69 92 67 83
P 91 61 75 86 49 65 86 46 65 89 67 81
M 94 66 81 87 49 67 87 50 66 89 65 81

DURACIÓN DE LA RADIACIÓN Y LA ILUMINACIÓN SOLARES

En el cuadro 29 se indican la radiación en gramos cal/cm2/día, medida con el


actinógrafo S.I.A.P. y las horas de iluminación solar como porcentaje del máximo
teórico para la latitud.

4.1 Duración de la iluminación solar en Lima

Examinando el registro de las estaciones de Lima pueden obtenerse algunas in-


dicaciones sobre las posibles variaciones de las horas de iluminación de un año a
otro:

Estación Casa Azul Campo de Marte

Período 1929-45 1945-65


Anos completos 11 14
Media 1 538 hs 1 485 hs
Máxima 1 956 hs 1 750 hs
Mínima 1 199 hs 1 181 hs
61

Cuadro 29

RADIACIÓN E ILUMIHACION SOLARES

ALCANTARILLA ANDAHUASI SANTA ROSA HUMAYA CAMATJLACHAYI


Hum. litan. Hum. Hum. Hum. Hum.
Rad. solar % Rad. solar % Rad. solar <?osolar solar solar

1967
E 455 34
P 494 44 30 43
M 494 45 45 51
A 475 68 477 66 504 70
M 362 50 458 69 424 67
J 229 20 411 65 365 55 12
J 155 6 400 55 288 33 0
A 243 23 472 70 388 49 5 7
S 297 28 542 69 481 57 69 12 5
0 427 48 559 66 533 63 58 38 16
N 420 45 582 67 529 61 60 41 25
D 461 57 558 68 533 67 56 56 45
1968
E 521 57 534 63 518 56 56 63 55
P 529 65 538 56 548 66 62 61 63
H 503 66 544 63 538 69 73 65 67

12.4-2 Comparación de las horas de iluminación solar en Lima con las estaciones del
perímetro de irrigación del proyecto de Huaura

Los datos disponibles para inspección en la Dirección de Meteorología no se


extienden más allá de 1965 por lo que no pueden hacerse comparaciones directas con
las estaciones del Proyecto. No obstante, es posible comparar los datos de Lima
con los de las estaciones que estaban operando en la zona del Proyecto entre 1955
y I960. Los valores que se dan a continuación representan el número total de ho-
ras de iluminación solar al año.

Cuadro 30

ILUMINACIÓN SOLAR ANUAL

LIMA ISLA DON MARTIN CHACACA HUMAYA ANDAHUASI

1955 1 181 1 887


1956 1 301 1 498
1957 1 299 1 969 2 137
1958 1 579 1 419 2 019 2 429 2 787
1959 1 423 1 405 2 011 2 390 2 675
i960 1 585 2 016 2 551 2 760
62

Esta serie es demasiado breve e incompleta para justificar un análisis más


detenido y sirve meramente para confirmar los comentarios sobre la persistencia
de los estratos, que se han expuesto en la introducción a la climatología gene-
ral de la zona*

12.5 TEMPERATURA DEL SUELO

En todas las estaciones del Proyecto que no son estaciones pluviométricas se


registran mediciones de la temperatura del suelo.

En Alcantarilla, Andahuasi, Santa Rosa y Lachay, la temperatura se registra


tres veces al día a las profundidades siguientes:

2 5 10 20 30 50 y 100 cm

En Camay y Humaya y en Picoy, Oyón, Surasaca y Cochaquillo la temperatura del sue-


lo se registra tres veces al día a las profundidades siguientes:

2 5 10 y 20 cm

Se pueden obtener estos datos en la oficina de elaboración del Proyecto.

12.6 PRESIÓN BAROMÉTRICA

La presión barométrica se mide con un barómetro de mercurio con escala compen-


sada en Alcantarilla, donde también se utiliza un microbarógrafo.

12.7 VIEMTOS

12.7.1 Velocidad del viento

La velocidad del viento se ha registrado al nivel de la cubeta de evaporación,


a 10 m sobre el suelo en Alcantarilla y a 8 m sobre el suelo en las otras estacio-
nes del Proyecto.

El cuadro 31 indica la velocidad del viento en km/día a los niveles señalados,


en las seis estaciones de la zona de irrigación.

12.7.2 Direccción del viento

En el cuadro 32 se indican las direcciones del viento según la frecuencia de


su observacióon. Las frecuencias se expresan en porcentajes.
63

Cuadro 31

VELOCIDAD DEL VIENTO (km/día) EN U S SEIS ESTACIONES DE U ZONA IRRIOADA

Alcantarilla Andahuasi Santa Rosa Humaya Camay Lachay

10 m cubeta 8 m cubeta 8 m cubeta cubeta cubeta 8 m cubeta

1967
P 208 67 65 90
M 161 61 182 55 72
A 174 66 173 38 I84 67
M 178 60 170 40 56 97
J 165 52 160 37 152 57 103
J 187 51 154 37 138 54 94
A 200 59 169 41 162 63 77 148 86
S 226 75 I84 46 177 70 90 202 87
0 244 78 191 48 190 79 86 201 81
N 248 80 188 47 197 83 47 78 220 96
D 250 78 187 47 195 72 32 60 215 103
¡1968
E 228 56 214 55 188 69 25 56 195 99
F 168 53 247 66 186 69 47 58 182 94
M 153 36 230 61 54 79 39 150 77

Durante la mayor parte del tiempo, la estación de Andahuasi ha estado prote-


gida por una plantación de cana de azúcar y la de Humaya por una plantación de
maíz.
64

Cuadro 32

DIRECCIÓN DEL VIENTO

1967 1968
P H A M J J A S 0 N D E P
ALCANTARILLA

N 1 3 9 7 3 1 4 1 1 2 6 5
DE 1 — 2 2 1 1 — — 1 1 1 2
E 2 5 9 4 6 1 2 - - 4 7 8
SE 4 2 4 5 3 2 2 — 2 3 3 2
S 31 13 14 26 26 50 44 49 48 44 40 34
SO 14 12 9 15 25 24 21 26 22 19 13 11
0 27 44 37 30 32 17 21 22 22 24 19 24
NO 7 12 15 9 3 3 4 2 3 3 7 12
Calma 13 9 1 2 1 1 1 4 1 4 2
SANTA ROSA

N 3 9 2 4 8 10 15 2 8 4
DE _ _ 1 1 2 1 _ — 1 _
E 18 10 18 6 3 8 4 4 11 11
SE 27 20 8 22 17 17 18 31 32 23
S 4 8 12 5 10 8 18 11 6 3
SO 3 2 4 1 1 _ 1 4 7 4
0 30 22 8 7 13 15 24 26 28 31
NO 11 29 41 51 44 40 18 17 5 8
Calma 4 ~ 6 3 2 1 3 5 2 16

12.8 NIEBLAS T PRECIPITACIONES OCULTAS EN LACHAY

12.8.1 Introducción

El Proyecto está efectuando mediciones especiales de las precipitaciones en


la región boscosa situada en Lachay.

Esta región tiene un topo-clima muy localizado que se caracteriza por la pre-
sencia de neblina al nivel del suelo durante 8 a 9 meses del año. La humedad y la
precipitación oculta son suficientes para sostener unas 150 ha de bosques dispersos.
Al parecer se han cultivado con algún éxito patatas y cereales en esta zona.

Es importante señalar que las observaciones realizadas en la estación climato-


lógica de Lachay sólo representan la zona inmediatamente contigua a Lachay y la zo-
na situada a ambos lados de la carretera panamericana, entre los kilómetros 95 y
105, con una superficie total de unas 4 000 ha.

Las mediciones de la precipitación realizadas en las tres estaciones situadas


por encima de la estación climatológica de Lachay sólo son aplicables a la zona de
montes.
65

En esta sección sólo se indican las mediciones de la precipitación. Los da-


tos sobre los parámetros climatológicos principales de Lachay se encontrarán den-
tro de sus respectivos capítulos en las secciones anteriores.

12.8.2 Mediciones de la precipitación

Se han instalado cuatro pares de pluviómetros dentro de los límites de la re-


serva del Departamento Forestal de Lachay. Estas estaciones están situadas a
unos 300 m una de otra a lo largo de la línea de pendiente de la cumbre de un
contrafuerte redondeado que baja de una hilera de colinas.

Los pluviómetros son instrumentos Fuese standard de 200 era2 pero uno de cada
pareja está coronado por un captador de neblina Fuess. El captador de neblina
Fuess consiste en un cilindro de tela metálica montada en tres pies que se ajusta
al borde del pluviómetro en forma tal que la humedad que se acumula en el cilindro
de tela metálica en cantidad suficiente para superar la tensión superficial cae
dentro del pluviómetro.

La superficie total del cilindro de tela metálica es de 600 cm^. La tela me-
tálica está pintada de gris metalizado, igual que el pluviómetro.

Todos los pluviómetros, al igual que en el resto de la red de estaciones pe-


ruanas, están montados a 1,20 m sobre el nivel del suelo.

Cuadro 33

PRECIPITACIÓN EN LACHAY EN mm

Estación 1 Estación 2 Estación 3 Estación 4


A l t . 300 m A l t . 385 m A l t . 450 m A l t . 510 m
P . L . l / CW.2/ P.L. C.N. P.L C.N. P.L C.N.

1967
J 9,5 68,9 15,9 74,8 16,0 106,9
J 27,6 128,8 26,0 134,3 40,3 135,8 45,1 153,0
A 16,1 91,5 17,1 100,0 23,4 118,8 29,3 167,6
S 25,2 153,5 30,7 145,8 34,2 166,9 38,3 170,5
0 6,2 37,2 7,8 45,4 9,3 47,3 10,5 34,9
N 2,2 16,9 2,1 21,5 4,7 21,9 5,4 16,4
D 5,7 14,9 5,7 16,6 6,0 15,7 6,4 13,7
1968
E 0 7,0 0 7,8 0 5,2 0 3,3
F 0 0,3 0 0,3 0 0,4 0 0,5
M 0 2,0 0 1,2 0 0,4 0 0,1

l/ P.L. m Pluviómetro.

2/ C.N. = Captador de neblina.


66

Capitulo 13

EVAPORACIÓN DE LA SUPERFICIE DE LOS EMBALSES

13.1 INTRODUCCIÓN

La pérdida de agua debida a la evaporación de la superficie de los depósitos


es un factor que ha de tenerse en cuenta para el análisis del sistema futuro de ,
regulación.

La altitud de los lugares donde están emplazados los depósitos es considera-


ble ya que se encuentran entre 4 000 y 4 300 m sobre el nivel del mar. La influen-
cia de la altitud sobre la evaporación es compleja: Meyer 1/ cree que el creciente
porcentaje de moléculas de agua que se escapan por la presión barométrica inferior
está compensado por el cambio en la presión del vapor correspondiente al cambio
de altitud. Al propio tiempo, la temperatura media baja considerablemente con la
altitud mientras que la radiación solar aumenta debido a la menor densidad de las
capas atmosféricas.

El Proyecto ha iniciado observaciones de la evaporación en dos emplazamien-


tos representativos de depósitos a gran altitud, por medio de cubetas de evapora-
ción de la clase A de la Oficina Meteorológica de los Estados Unidos. Estas obser-
vaciones se complementan con mediciones de la temperatura del aire, el nivel de la
cubeta, la velocidad del viento y la temperatura del agua del canal de desagüe del
depósito. La duración del registro en estas estaciones es, en el momento de re-
dactar este informe, de sólo un año.

Se dispone sin embargo de series de observaciones más largas de las estaciones


situadas en el curso superior del rio Santa, a unos 100 km al norte de la cuenca
hidrográfica del Huaura, y en el curso superior del río Santa Eulalia, a tinos
100 km al sur 2/»

13.2 DATOS DISPONIBLES

13.2.1 Datos del río Santa

La evaporación se midió en cubetas de evaporación de la clase A equipadas con


tela metálica en tres estaciones: Conococha, Lampas Alto y Lampas Bajo, cuyas al-
titudes son de 4 080 m, 4 030 m y 3 950 m respectivamente. Esas tres estaciones es-
tán situadas en una extensión muy amplia y llana de tierras pantanosas, totalmente
expuestas a los movimientos de los vientos de la vertiente pacifica de la diviso-
ria continental en la extremidad meridional de la cordillera Blanca. En esas es-
taciones se han realizado observaciones desde 1957 hasta el presente.

y Meyer A.P. Computing run-off from rainfall and other physical data. Trans.
Am. Soc. Civil Engrs. vol. 79 pp. 1 056-1'I55, 1915.
2/ Datos amablemente facilitados por la Corporación Peruana del Santa y por la
Motor Columbus S.A.
67

Cuadro 34

LATOS DEL RIO SASTA

| Evaporación (mm)
Temperatura Conococha Lampas Alto Lampas Bajo Media
Mes
0 4 080 m 4 030 m 3 950 m
c

E 6,4 96,9 86,7 96,4 93,3


P 6,3 72,6 71,4 73,7 72,6
M 6,5 80,2 83,8 83,8 82,8
A 6,5 80,3 81,8 82,7 81,6
M 5,8 92,9 93,5 93,3
92,6
J 4,3 108,3 105,0 105,3
J 192,8
4,2 119,6 117,3 118,6
A 4,4 118,9 130,8 124,5 126,9
S 5,5 125,5 122,6 113,5
119,0 118,9
0 5,9 110,2 112,5
111,9 111,5
N 5,6 107,3 112,1 109,7
D 5,7 109,7 107,1 113,5 110,0
109,5
Media anual 1 220,5 1 223,5 1 228,5 1 224,0

Las cubetas de evaporación de esas estaciones y de tocias las demás de la Cor-


poración Peruana del Santa están equipadas con pantallas de tela metálica para la
protección contra los pájaros. Las lecturas deben por consiguiente multiplicarse
por un coeficiente de 1,1 para ajustarías a lo que serían si las cubetas estuvie-
ran descubiertas l/.

Se han hecho otras mediciones de la evaporación con una cubeta de la clase A


en la laguna de Querococha, de la cordillera Blanca, a una altitud de 3 955 m» En
este punto sólo se tienen observaciones de un período de tres anos. Si se compa-
ran los datos de esos anos con los de las tres estaciones de la región de Conococha,
se comprueba que la evaporación media anual es un 11 por ciento más alta en esta
zona, mientras que la temperatura media anual es de 2,5° C más alta. Una estima-
ción de la evaporación media durante 14 anos en esta estación daría una cifra de
1 370 mm.

Los valores de la evaporación mensual indican que el coeficiente máximo de


pérdida se produce durante el mes de agosto. Ahora bien, el mes de agosto corrres-
ponde al invierno del hemisferio meridional, y ello se refleja en una temperatura
más baja. El alto coeficiente de evaporación debe por lo tanto atribuirse al cli-
ma sumamente seco del invierno andino y a la falta total de cubierta de nubes.

Datos del Santa Eulalia (afluente del río Rimac)

Se han realizado mediciones de la evaporación potencial en Canchayoc, a una


altitud de 4 350 m. El registro cubre un período de ocho anos con empleo de un
evaporímetro Wild.

l/ Comité de Trabajo sobre Evaporación de la 0MM.


68

La media anual es de 790 mm y la escala de variaciones de 319 nun.

Debido a la experiencia obtenida con instrumentos del mismo tipo que los uti-
lizados en las tres estaciones costeras de la red del proyecto, aun habiendo ope-
rado en un régimen de temperaturas mucho más alto, se podría calcular que la eva-
poración anual equivalente medida con una cubeta de la clase A habría sido del or-
den de 1 500 mm.

Algunas mediciones directas realizadas en el lago Marcapomacocha, a 4 500 m


de altitud, donde se observaron los niveles del lago, han permitido la formulación
de una evaporación aparente en ese lago de 825 mm al año. Este valor debe tratar-
se con precaución ya que se basa en el supuesto de que, dada la falta de afluentes
y efluentes superficiales, la disminución del nivel del lago puede atribuirse a
la evaporación. Si se tuviera en cuenta la disminución del nivel de las zonas
acuíferas que se extienden más allá de los límites del lago, el valor anterior se-
ría un poco más alto.

13.2.3 Datos del río Huaura

Están en funcionamiento cubetas de evaporación de la clase A en las cuatro


estaciones siguientes de la red del Proyecto situadas en la sierra:

Surasaca 4 355 m
Cochaquillo 4 409 m
Oyón 3 725 m
Picoy 3 025 m

El período de observación se reduce a unos pocos meses, los últimos de los


cuales representan un años excepcionalmente seco (cuadro 35)*

13.3 CONCLUSIONES

Puede considerarse que las escasas observaciones realizadas en Surasaca y Cocha-


quillo oonfinnan la validez de la aplicación de los datos del río Santa (Conococha) al
cálculo de las pérdidas por evaporación en el sistema de depósitos del río Huaura.

A medida que aumente el número de años de observación en las estaciones de


la red del río Huaura, podrá darse gradualmente un mayor valor a estos datos loca-
les.

En el cuadro 36 se indican los valores medios mensuales y anuales de la pérdi-


da por evaporación de las superficies de los embalses, que deben utilizarse a los
fines de diseño. Estos valores se han derivado ajustando los valores observados
con un coeficiente de 1,1 para compensar la presencia de pantallas de protección
contra los pájaros y reduciendo el producto mediante la aplicación de un coeficien-
te cubeta-lago de 0,7o l/» La distribución cronológica se presente en la figura
22.

Coeficiente empleado en los mapas de evaporación de la Oficina Meteorológica


e stadounidense.
69

Cuadro 35

EVAPORACIÓN Y TEMPERATURA MEDIA MENSUALES EN LA CUENCA HIDROGRÁFICA


DEL RIO HUAURA

SURASACA 1COCHAQUILLO 1 OYON 1 PICOY 1


0
Mes Evap. T. 30 Evap. T.^ | Evap. T. C Evap. T. 0 C
nun aire agua 1/ nun mm mm

1967
F 76,5 9,5
M 4,4 75,9 8,9
A 4,2 88,4 9,9
M 4,4 92,2 10,3
J 2,8 97,2 10,0
J 118,5 3,1 104,8 8,9
A 107,0 3,2 7,6 118,1 9,7 165,0
S 99,5 3,8 9,1 6,4 140,3 10,2 180,0 12,3
0 72,5 4,2 9,3 93,0 5,4 111,2 10,4 129,5 12,1
N 108,1 4,6 9,0 121,8 5,4 140,2 9,3 149,1 11,2
D 95,3 4,1 9,2 136,4 5,3 156,1 10,1 169,5 12,0
1968
E 142,5 4,1 8,9 93,0 4,9 103,8 10,2 120,9 12,0
F 92,8 4,1 7,6 118,9 93,2 9,4 99,5 11,6
M 86,0 74,5

l/ Temperatura del canal de desagUe del lago.

Cuadro 36

EVAPORACIÓN MENSUAL DE LOS EMBALSES

Evaporación d e l embalse Evaporación d e l embalse


Mes Mes
mm mm

E 71,6 J 91,5
F 55,9 A 97,9
M 63,7 S 91,9
A 62,8 0 86,0
M 71,8 N 84,5
J 81,1 D 84,8

Evaporación media anual del lago: 943 mm


70

Capítulo 14

REGULACIÓN DE LOS CAUDALES

14.1 INTRODÜCCiaH

Una comparación entre la distribución anual del caudal del río Huaura y la
distribución de la demanda anual de agua de riego permite comprobar que sólo se
puede atender a esa demanda mediante la regulación del caudal por medio de depó-
sitos de almacenamiento.

El volumen de estos depósitos dependerá de lo siguiente:

a) la superficie a regar;

b) el grado en que pueda confiarse que se atenderá la demanda;

c) la contribución de las zonas acuiferas.

El volumen final del depósito adoptado dependerá idealmente de la combinación


óptima de estos tres parámetros para satisfacer los criterios económicos, comercia-
les o sociales o, más probablemente, de una combinación de estas tres variables de-
pendientes.

Como se dispone de una larga serie histórica de registros de los caudales


se ha podido examinar con detalle y con alta precisión el funcionamiento probable
de cualquier solución de regulación.

El análisis del funcionamiento de un plan de regulación durante un período


de más de 5° años es sumamente trabajoso incluso para incrementos de tiempo rela-
tivamente grandes de un mes, por lo que se ha trazado un programa de computación
usando un computador digital para facilitar la labor. Con este instrumento ha
sido posible examinar un gran número de soluciones durante la preparación, lo que
ha permitido obtener un conocimiento más amplio de los mecanismos correspondien-
tes.

Antes de pasar a tratar de estos mecanismos, es necesario examinar las res-


tricciones físicas que impone la geomorfología del río Huaura y la incidencia de
esas restricciones en la regulación.

El valle del Huaura no ofrece emplazamientos para depósitos en el río princi-


pal ni aun en los tramos inferiores de las dos corrientes principales que forman
el río Huaura. Además, no se encuentran en las proximidades del valle principal
grandes estanques adyacentes.

Un número relativamente grande de pequeños emplazamientos para depósitos


existe en algunas de las cuencas colectoras superiores, aunque no en todas.

Ello significa que una proporción considerable de la corriente sobrante dis-


ponible para la regulación no puede controlarse en forma alguna y tiene inevita-
blemente que desaguar en el océano Pacífico.
71

14.2 PRIMER PUMTEAMIENTO DEL AMLISIS HE REGULACIÓN

14.2.1 La demanda

La demanda mensual de agua para atender a las necesidades de riego ha sido


definida por el experto en riegos y avenamiento. Para calcularla se tiene en
cuenta lo siguiente:

a) La evapotranspiración potencial basada en los factores climáticos conoci-


dos, confirmados después por la red de estaciones de observación del Pro-
yecto.

b) La eficiencia de la irrigación que depende, en parte, de la naturaleza de


los suelos y del método de riego.

c) La proporción de la superficie total en riego permanente.

La demanda indicada es neta sobre el terreno y no tiene en cupnta ninguna pér-


dida en los canales de entrada ni en el sistema de distribución aguas arriba del
terreno.

En el cuadro siguiente se indica la demanda mensual para 32 000 ha y


46 200 ha. Estas cifras representan la tierra actualmente cultivada y el máximo
probable de tierras disponibles,respectivamente.

La demanda para estas dos superficies no es directamente proporcional a las


mismas ya que la eficacia de riego prevista se ha calculado en el 60 por ciento par-
ra las primeras 32 000 ha y en el 70 por ciento para toda la superficie que exceda
de las 32 000 ha cultivadas.

Cuadro 37

DEMAMDA DE RIEGO

32 000 ha 46 200 ha
Mes l/ha Fase 1 l/ha Fase 2
e=60# m3/s e=7C$ e=70f0 y 60$

E 0,74 23,7 0,64 32,7


P 0,80 25,6 0,68 35,2
M 0,77 24,6 0,66 34,0
A 0,65 20,8 0,56 28,7
M 0,50 16,0 0,42 22,0
J 0,40 12,8 0,34 17,6
J 0,36 11,5 0,31 15,9
A 0,37 11,8 0,32 16,3
S 0,41 13,1 0,35 18,1
0 0,47 15,0 0,40 20,7
N 0,54 17,3 0,46 23,8
D 0,64 20,5 0,55 28,3

Media 0,55 17,6 0,47 24,4


72

14.2.2 Disponibilidades de caudal anual para atender a la demanda

14.2.2.1 32 000 ha

SI examen de los datos históricos de los caudales en el periodo 1912-1967


muestra que en todos los años hidrológicos excepto 1966, el caudal fue superior
a la demanda anual de 17,7 m3 por segundo para 32 000 ha. En 1966, el déficit
anual tuvo un valor de sólo 0,3 m^ por segundo (figura 3)» Puede verse por lo
tanto que la regulación interanual que se precisa es escasa o nula.

14.2.2.2 46 200 ha

En el caso de 46 200 ha, sin embargo, la situación es muy diferente. La ins-


pección de la figura 3 demuestra que en 16 ocasiones de un total de 33 durante el
29 por ciento del tiempo se producen descargas anuales de menos de 24,4 m3 por se-
gundo. Además, esas corrientes deficientes,^según se ha podido comprobar, se su-
ceden una a otra durante un máximo de seis años sucesivos*

Toda solución de regulación para atender la demanda total de 46 200 ha tendría


por consiguiente que pasar de un año a otro los excedentes de agua durante perío-
dos muy largos.

14.2.3 Disponibilidades de caudal mensual para atender a la demanda

En el cuadro siguiente se muestra que en cualquier mes del año se pueden pro-
ducir déficits en el caudal.

Cuadro 38

PORCENTAJE DE ÉPOCAS EN QUE EL CAUML ES SUPERIOR A LA DEMANDA

Ha E P H A M J J A S 0 N D

32 000 85 96 100 96 85 75 75 29 14 35 53 67
46 200 62 89 97 87 49 18 7 2 0 5 18 38

14.2.4 Volumen de agua que ha de liberarse de los depósitos para atender al déficit
de riego

Los déficits de los caudales mensuales sucesivos con respecto a la demanda de


riegos se han sumado para cada uno de los 55 años hidrológicos, tanto para 32 000
como para 46 200 ha.

En la figura 23 se presenta la distribución según el tiempo y según la frecuen-


cia de esos volúmenes liberados.
73

Los volíonenes liberados varían entre un máximo de 170 Mm^ 7,un mínimo de 0 pa-
ra 32 000 ha y entre 320 y 40 Mm3 para 46 200 ha (lMm3 - 1 i 10° m^). Las dis-
tribuciones según las frecuencias indican un sesgo pronunciado y puede verse que
los volúmenes liberados aumentan con gran rapidez para atender a las deficiencias
más marcadas*

El incremento del volumen liberado para atender a las cuatro series peores
de déficit mensuales es del 100 por ciento para 32 000 ha y del 60 por ciento pa-
ra 46 200 ha.

Es importante señalar que esas curvas de volúmenes liberados no representan


necesariamente los volúmenes de almacenamiento requeridos y que, por consiguiente,
no deben confundirse con el volumen de almacenamiento. Los volúmenes liberados
de la figura 23 son los volúmenes de que se debe disponer en almacenamiento para
atender al déficit acumulado del caudal durante una sola serie deficitaria.

14.2.5 La capacidad de almacenamiento

La capacidad de almacenamiento teórica necesaria para atender totalmente a la


demanda en cualquier momento sólo será igual al volumen máximo de liberación cuan-
do la serie más pequeña de excedentes acumulados sea igual o mayor al volumen máxi-
mo de liberación. Esta capacidad habrá de ser aumentada para tener en cuenta la
evaporación y otras pérdidas.

Siempre que los excedentes acumulados de una serie seem menores que las defi-
ciencias acumuladas de la serie inmediatamente siguiente, sólo se puede atender
a la demanda con existencias procedentes de un ano anterior, es decir, del almace-
namiento interanual.

La posibilidad de que el déficit más alto vaya precedido por el excedente más
bajo es muy real. Como el período del ciclo es aproximadamente igual a un ano hi-
drológico, la probabilidad de coincidencia es muy elevada.

Examinaremos ahora la capacidad de almacenamiento necesaria para atender a


los déficit que se han observado efectivamente durante el período histórico estu-
diado.

La inspección de los datos del cuadro 2 y de la figura 5 demuestra que el pe-


ríodo más crítico se produjo entre 1956 y 1961.

El análisis siguiente realizado para la demanda de 32 000 ha permite determi-


nar la capacidad teórica de almacenamiento.

Cuadro 39

CAPACIDAD DE ALMACENAMIENTO EN DIVERSOS PERIODOS (DE 1956 A 1959)

Período Excedente Déficit

2.56 - 4.56 101,1 «


5.56 - 1.57 - 43,4
2.57 - 4-57 39,6 -
5.57 - 1.58 - 36,4
2.58 - 3.58 38,9 -
4.58 - 1.59 66,5
m-i/s meses
74

La capacidad de almacenamiento^deseada para atender totalmente a la demanda de


mayo de 1956 a enero de 1959t desdeñando las pérdidas por evaporación, es pues:

66,5-38, ^-36,4-39,6+43,4-67,8

Como todas l a s unidades se expresan en nP s/meses, l a capacidad es de:


67,8 x 2,62 « 178 Mm3

Como puede verse, l a parte del d é f i c i t que se produce entre a b r i l 1958 7 ene-
ro 1959 se atiende con el agua almacenada antes de a b r i l 1956 y durante ese perío-
do de tiempo un volumen determinado de agua se habrá evaporado de l o s depósitos.
Puede hacerse un cálculo de l a s pérdidas por evaporación en l a forma siguien-
te:
Se supone para nuestros fines que l a relación volumen-superficie de los depó-
s i t o s de almacenamiento en l a v e r t i e n t e del Pacífico de l a divisoria será análoga
a l a s de Surasaca y Cochaquillo combinados.
Area aproximada de l a superficie del agua 0,075 km^Mm^
Se supondrá que el índice de evaporación es de 1,2 m/año y que los depósitos
contienen en todo momento dos t e r c i o s de su capacidad t o t a l .
La pérdida por Mm3 de capacidad de almacenamiento será entonces de
2/3 x 1,2 x 0,075 - 0»06 Mm^/año
La duración de a r r a s t r e del agua de a b r i l 1956 a enero 1959 es de 34 me-
ses o 2,8 años.
La pérdida por Mm3 de capacidad de almacenamiento durante este período es
pues de
0,06 x 2,8 = 0,168 Mm3
La capacidad total del depósito para atender a la demanda total de 32 000 ha
en todo momento tendría pues que ser de

178 (1 + 0,168) = 208 Mm3

Las capacidades necesarias disminuyen con rapidez si se descartan parcialmen-


te los casos más desfavorables.

Cuadro 40

CAPACIDAD DE ALMACENAMIENTO REQUERIDA EN VARIOS PERIODOS


DESDE EL 4/58 AL 11/59

Período Capacidad necesaria

4/58 - 1/59 208 Mm3


6/56 - 1/57 116 Mm3
6/57 - 1/58 98 Mm3
5/60 - 12/60 91 Mm3
6/59 - 11/59 88 Mm3
75

La utilización de volúmenes más reducidos llevaría a los siguientes casos en


que la demanda no quedaría atendida.

i) 116 Mm3. Las deficiencias se producen en diciembre de 1958 y enero de 1959,


en que el 50 y el 59 por ciento de la demanda, respectivamente, no quedarían atendi-
das*

ii) 98 Mm3. Las deficiencias se producen en enero de 1957 (32 por ciento), no-
viembre de 1958 (38 por ciento), diciembre de 1958 (56 por ciento) y enero de 1959
(59 por ciento).

Un análisis semejante indica que la capacidad de los depósitos para atender


a la demanda total de 46 200 ha en todo momento se eleva a 1 400 Mm3.

A los efectos del análisis anterior sólo se han tenido en cuenta los exceden-
tes, las deficiencias y la evaporación. Ahora es preciso examinar la posibilidad
de desviar directamente los caudales excedentes a los depósitos. Ello dependerá
del grado de control que pueda esperarse ejercer sobre las corrientes disponibles.

14.2.6 Orado de control - El factor de regulación - Factor contributivo de la


escorrentia

El emplazamiento de los lugares posibles de almacenamiento es tal que sólo se


puede ejercer un grado limitado de control sobre las corrientes excedentes.

Para mayor facilidad se ha adoptado el término de factor de regulación para


definir el grado de control sobre las corrientes que puede ejercerse en cualquier
punto de la red hidrográfica.

El factor de regulación — factor contributivo de la escorrentia — en cualquier


punto de la red hidrográfica es igual a la relación entre la corriente en ese pun-
to y la corriente del río principal en el punto en que se unen todas las corrien-
tes; en el caso presente, este punto se fija en la principal estación de aforo
aguas arriba de Sayán.

Si tomamos k como el factor de regulación en cualquier punto situado aguas


arriba, tendremos que

K • k^ + kg + ... kjj

donde K es el factor de regulación total. Se aquí se desprende que K = 1 en la


estación principal de aforo o en cualquier punto por debajo del límite de conver-
gencia de la escorrentia.

Se supone que los factores de regulación de cada emplazamiento no varían de


un ano a otro ya que no es probable que varíe mucho la pauta de distribución de
las lluvias.

Con objeto de simplificar los estudios sobre el funcionamiento de los siste-


mas de depósitos, se ha supuesto también que el factor de regulación de cada uno
de los emplazamientos se mantiene constante de un mes a otro.

Se están acumulando gradualmente las mediciones efectuadas sobre el terreno


en los emplazamientos superiores. Aunque sólo se dispone de una breve serie de
datos, puede comprobarse que el factor disminuye en los meses de corrientes bajas.
76

Los cálculos basados en los factores de regulación derivados durante períodos


o meses de corrientes más altas facilitan sin embargo una aproximación satisfato-
ria ya que una disminución del factor de regulación durante los períodos de corrien-
tes bajas sólo modifica ligeramente la corriente total derivada.

El grado de control sobre las corrientes proporcionado por un sistema de regur-


lación de depósitos diseminados, cada uno de los cuales tiene un factor de regula-
ción de k es entonces el siguiente:

(k-L + k 2 + ... k j Q

donde Q es la corriente en Sayán durante un período de tiempo que se supone de mi


mes como mínimo.

El producto kjjQ es igual a la corriente que puede derivarse físicamente en el


emplazamiento n.

14.2.7 Definición del factor de regulación K para atender a una demanda determinada

La corriente Q¿ que puede dirigirse al sistema de depósitos en cualquier mes


es la siguiente:

Qd - Q - I

donde Q es la corriente en Sayán durante ese mes e I es la demanda de riego corres-


pondiente.

Los límites de Qd son 0 y Q m a I -I»

Se ha visto antes que sólo una fracción de la corriente de Sayán pasa a través
de los emplazamientos de los depósitos y que esta fracción es proporcional al fac-
tor de regulación K.

De aquí que si se quiere dirigir la corriente total disponible al almacena-


miento (Q¿ = Q - i) en todo momento, el factor de regulación habrá de tener el va-
lor siguiente: K • áÉ
Q
El valor máximo del factor de regulación necesario para atender a la demanda
total en todo momento se producirá cuando los excedentes de una serie sean iguales
o inferiores a las deficiencias acumuladas de las series subsiguientes y en el mes
de esas series cuando QJ/Q sea un máximo.

Para atender totalmente a la demanda de 32 000 ha, se habrá necesitado en mai>-


zo 1958 el factor de regulación más alto. Su valor es de 0,53.

14.2.8 Efecto de las variaciones del factor de regulación

Si el factor de regulación calculado para atender a la demanda total en todo


momento se reduce, el resultado será que se controla un caudal más pequeño y que
una fracción de la corriente que habría debido derivarse irá al océano. La re-
ducción del factor de regulación puede compensarse con un incremento en el arras-
tre interanual que implica la provisión de una mayor capacidad de almacenamiento.

El ejemplo siguiente servirá para mostrar el efecto de una reducción del fac-
tor de regulación (superficie: 32 000 ha).
77

En marzo de 1958 la situación era la siguiente:

Q - 55,0 m3/s I - 25,6 m3/s

Q d « Q - I = 29,4 m3/s

K - f f ^ - 0,53

Ahora bien, si K se reduce del 0,53 al 0,30, entonces Q r , que es la corriente


dirigida al sistema de depósitos, será de 16,5 m3/s« Esto equivale a una reducción
de 12,9 m3/s en un mes. Sólo podrían evitarse las deficiencias aumentando el alma-
cenamiento total y acumulando agua desde marzo de 1956, no sólo para anular el efec-
to de la reducción de K de 0,53 a 0,30 en marzo de 1958, sino también el efecto de
reducir K de 0,41 a 0,30 en febrero de 1957. El incremento de la capacidad de alma-
cenamiento tendría que ser de 53 Mm3.

El efecto de elevar el factor de regulación más allá del valor calculado no


reduce la capacidad de almacenamiento necesaria ya que sólo da por resultado la de-
rivación del agua que debe liberarse instantáneamente para atender a la demanda.

14.2.9 Cálculo de la capacidad de los distintos depósitos

Suponiendo que la capacidad total de los depósitos, necesaria para atender a


la demanda con un margen de seguridad aceptable, ha sido ya determinada, quedará
aún por determinar la capacidad que debe atribuirse a cada uno de los depósitos.
La capacidad óptima de un depósito en cualquier emplazamiento está directamente re-
lacionada con la capacidad total y el factor de regulación total del sistema.

Si ki es la capacidad de una unidad de un sistema de n depósitos, tenemos que:

Jsi
vi - T -V

donde K es el factor de regulación total, V es la capacidad del depósito y k^ es


el factor de regulación del emplazamiento.

Esto es axiomático, y toda desviación de la anterior distribución volumétrica


hará que el sistema no sea homogéneo y producirá capacidades de almacenamiento in-
suficientes; entonces los depósitos o bien serán demasiado grandes con un pequeño
aumento procedente del arrastre interanual, si el factor de regulación es inferior
al valor ideal, o bien serán demasiado pequeños, con la consiguiente pérdida de
confiabilidad.

14.2.10 Mane.jo de los depósitos

Si los depósitos son de dimensiones proporcionadas a los factores de regulación


de los emplazamientos, como se ha dicho antes, será necesario para su óptimo funcio-
namiento que se desagUen en proporción a sus volúmenes cuando haya que liberar agua
para atender a la demanda. El desagüe excesivo de un depósito conduciría a^no po-
der atender la demanda ya que este depósito no se volvería a llenar en un ano de
corrientes bajas, mientras que se perdería agua por el vertimiento de los depósitos
que no hubiesen sido desaguados.
78

14.2.11 El coeficiente óptimo de la relación capacidad del deposito/factor de regula-


ción

La fijación de un coeficiente óptimo de la relación capacidad del depósito/fac-


tor de regulación, cualquiera que sea la fiabilidad escogida para el sistema, lleva-
rá a una inversión de capital mínima para la regulación. Ese análisis debe reali-
zarse en la etapa de diseño ya que es necesario tener conocimientos sobre la función
costo/capacidad del depósito.

La introducción de esta nueva variable es necesaria, ya que dentro de los li-


mites impuestos por la distribución cronológica de la corriente, el sistema de de-
pósitos puede variar entre una capacidad máxima con un factor de regulación mínimo
y una capacidad mínima con un factor de regulación máximo, sin afectar la seguridad
sobre los resultados.

El grimer extremo consistiría en contar con menor cantidad de depósitos de ma-


yor tamaño y apoyarse en el arrastre interanual.

El segundo extremo consistiría en valerse de más depósitos de tamaño menor con


un mínimo de arrastre interanual para atender a las series más deficientes. Para
elegir la solución se debe tener en cuenta el costo de las presas que a su vez de-
pende de su tamaño y número.

En algunos casos, un número de pequeñas presas en serie puede resultar menos


caro que un embalse de mayor tamaño en el mismo río.

14«2.12 El factor de regulación óptimo para una capacidad mínima del depósito

Dejando de lado el factor económico que puede influir en el coeficiente de la


relación capacidad del deposito/factor de regulación, es posible definir el factor
de regulación óptimo que, en conjunción con una capacidad de depósito mínima, per-
mitirá atender a la demanda para una escala de valores de los caudales.

El límite de este análisis viene impuesto por los valores de los caudales
anuales debajo de los cuales se hace necesario un almacenamiento interanual. Cuan-
do el caudal anual es inferior a la demanda media anual, el análisis resulta impre-
ciso, ya que cada caso presentará una solución diferente que depende del valor de
la corriente en el ano o años anteriores.

En la figura 24 se presentan los factores de regulación correctos y los volú-


menes de los depósitos para una serie de zonas irrigadas y de frecuencias de des-
cargas.

En la preparación de los datos utilizados para calcular las relaciones descaiv


ga/factor de regulación y descarga/capacidad de regulación, se ha supuesto que la
distribución cronológica de la corriente dentro de cada año sigue la línea trazada
en la figura 8, haciéndose interpolaciones con ayuda de la figura 7*

Cuando la descarga media anual es inferior a la demanda media anual o cuando


la distribución de la corriente anual es sumamente irregular, la capacidad del depó-
sito y en cierta medida el factor de regulación tienen que aumentarse para dar paso
al almacenamiento interanual.

Debe comprenderse que si se considerara conveniente atender a la demanda por


muy bajo que fuera el caudal, las capacidades de los depósitos deberían entonces
hacerse sumamente grandes para las mayores superficies regadas. La cifra de
79

1 400 Mm3 para 46 200 ha, basta para indicar que o bien deben aceptarse fiábilida-
des más reducidas o debe recurrirse a otras fuentes de agua tales como.las aguas
subterráneas o la escorrentia de una cuenca hidrográfica vecina.

14.2.13 Conclusiones

Con lo dicho basta para explicar el mecanismo de la regulación. Es esencial


no perder de vista la realidad. Esa realidad que se necesitan capacidades muy
grandes de almacenamiento para atender, sin fallas, incluso a la demanda de
32 000 ha. No es probable que la adopción de medidas de control sobre el 50 por
ciento de la corriente total sea interesante desde el punto de vista económico ya
que habría que proporcionar unos 20 depósitos. También hemos visto que una re-
ducción secundaria de la confiabilidad lleva a una reducción acusada de la capaci-
dad de almacenamiento necesaria y, como también puede demostrarse, a una reducción
del factor de regulación.

Tres tipos de soluciones se ofrecen para un estudio más detenido:

a) Aceptación de una menor seguridad de los resultados.

b) Provisión por bombeo, de aguas subterráneas.

c) Utilización del agua procedente de la cuenca del Atlántico.

Antes de tratar de estas soluciones es necesario describir brevemente un se-


gundo planteamiento del análisis de regulación, especialmente aplicable a la com-
paración de los resultados obtenidos con las soluciones que proporcionan una con-
fiabilidad reducida.

14.3 SEGUNDO PLANTEAMIENTO DEL ANÁLISIS DE REGULACIÓN

14.3.1 El modelo para computador electrónico

14.3.1.1 Introducción

El análisis del funcionamiento de un sistema de regulación a lo largo de una


serie continua de 660 meses es sumamente arduo. Para poder comparar los resulta-
dos obtenidos con las diversas soluciones que implican factores de regulación y
capacidades de almacenamiento^!imitadas y un numero variable de zonas irrigadas,
se adoptó la decisión de diseñar un modelo para computador electrónico de un sis-
tema de depósitos sin bombeo de aguas subterráneas, instalado en la cuenca hidro-
gráfica del río Huaura.

14»3«'''2 Descripción del modelo para computador electrónico

El programa se diseñó para analizar el funcionamiento o la confiabilidad de


diferentes volúmenes de depósitos con una serie de factores de regulación, para
atender a la demanda de una serie de superficies de irrigación.

Los resultados obtenidos con una combinación de esas tres variantes se com-
prueban haciendo funcionar el sistema mes por mes en forma continua desde 1911 a
1966. El resultado se evaltia sobre la base del número, la distribución y la gra-
vedad de los fVill o<3 or] a+orider » la doma-^da +r.+ n1 .
80

El módulo impreso se compone de 12 columnas que hacen uso casi total dé la ca-
pacidad de impresión de la máquina. Estas colvimnas representan por su orden lo si-
guiente :

a) Ano
b) Mes
c) Demanda de riego, I
d) Caudal, Q
e) Corriente al depósito, Q r = KQ
f) Q - Qr
g) Volumen almacenado: RES
h) Corriente que rebasa del vertedero: VERT
i) Déficit con respecto a la demanda: DEFICIT
j) Corriente no controlada: PERDIDA.
k) Pérdida + vertimiento
l) Déficit expresado como coeficiente de la relación déficit/demanda
Para facilitar la confrontación, cada serie anual va precedida por una línea
en que se indica el número de corriente K, la demanda de enero y la capacidad del
depósito (SQR).

El cálculo se realiza en la forma siguiente:

Q r (=KQ) se deriva al depósito donde está almacenada en caso de que

Q - Q R ^ I
totalmente liberada si
Q-^ I
y parcialmente liberada si
Q^*- I : > Q - QR

Cuando RES+QR excede del límite (SQR) escogido para la capacidad del depósi-
to, el exceso se vierte (VERT).

Cuando Q -=£, I la diferencia se libera del depósito hasta que RES • 0 y el de-
ficit resultante se imprime (DEFICIT).

Cuando Q - QR :> I la diferencia se pierde (PERDIDA).

Todas las unidades son m3/s/meses.

El modelo de gráfico de las corrientes se reproduce en la figura 25*

El material disponible en CONESTCAR, Lima, consiste en un sistema de elabora-


ción de datos IBM 1620 con dos unidades de memoria complementarias IBM ]623.
El tiempo que tarda el ordenador en elaborar los 660 meses es de 15 minutos. El
tiempo de impresión es de 10 minutos en una unidad de impresión separada.

14.3.1.3 Mejoramiento del modelo

Aprovechando la experiencia obtenida en la utilización del módulo impreso, se


considera serían convenientes las modificaciones siguientes del modelo:

a) Suprimir el^námero de la corriente en la línea principal.


b) Añadir el año en la línea principal, para ganar cuatro espacios en el mó-
dulo impreso.
81

Cuadro 4 1

PHUEBAS CON EL COMPUTADOR ELECTRÓNICO

Superficie Capacidad Factor de Observaciones


ha Mm3 regulación

25 000 0 0 Estado primitivo sin incluir a


Santa Rosa

32 000 0 0 —
50 0,06 Estado actual
0,08
0,10
66 0,06
0,08
0,10
0,12 + Patón 16 Mm3
76 0,10
0,12 + Patón 26 Mm3
100 0,08
0,10
0,12
1,00 Depósito del río principal
150 0,40 Aproximadamente 15 depósitos con capa-
cidad de 10 Mm3 cada uno

37 000 100 0,10 —


150 0,40 —

40 000 150 0,40 -

43 000 150 0,40 -

46 200 200 0,40 Aproximadamente 10 depósitos con capa?-


0,30 cidad de 20 Min3 cada xmo

150 0,40 -

49 200 100 0,12 —


150 0,40 -
200 0,30
0,40 :
250 0,40 Aproximadamente 15 depósitos con capa-
cidad de 17Mm3 cada uno.
82

Cuadro 42

REGISTRO BE LA SERIE COMPLETA DE LAS PRUEBAS

Ha
x 103
Mm3
depósito
1* K
años que presenta déficit i/guales 0

0 1 io#
inferiores a
20$ 1 30$ 1 4056 I 5C# 1

25 0 0 75 45 20 11 9 2

32 0 0 96 89 76 63 38 28
50 0,06 33 33 25 20 14 11
0^08 29 27 24 19 13 9
0,10 29 27 24 18 11 9
66 0,06 26 24 20 16 1
3 9
0,08 26 22 20 16 1
3 9
0,10 22 20 18 1
5 9 8
0,12 22 20 17 13 1 9 1 8
76 0,10 18 18 15 1
3 9 8
0,12 18 18 13 11 9 8
100 0,08 17 15 15 11 9 7
0,10 15 15 13 11 9 7
0,12 13 13 13 11 9 7
1,00 6 6 4 2 2 2
150 0,4 2 2 2 2 2 0
37,0 100 0,1 25 15 25 24 17 13
150 0,4 11 9 9 9 9 7
40,0 150 0,4 16 16 16 13 11 8
43,0 150 0,4 18 18 18 1
5 11 8
46,2 150 0,4 33 29 28 24 20 15
200 0,3 24 22 22 22 20 17
0,4 22 20 18 17 16 11
49,2 100 0,12 78 71 67 60 49 29
150 0,4 44 40 35 31 25 22
200 0,3 37 32 30 26 24 21
0,4 27 24 22 22 20 13
250 0,4 25 22 22 22 20 13

Nota: No es posible presentar aquí todos los resultados de las 28 pruebas diferen-
tes del modelo; los impresos originales pueden verse en el archivo de hidro-
logía. Sin embargo, el cuadro anterior presenta los resultados básicos de
cada una de las soluciones investigadas. La medición de los resultados que
se ha escogido es el número de años durante los cuales no se presentaron dé-
ficit o, si se presentaron, la gravedad del déficit máximo.
83

o) Suprimir Q-QR, que pooas veces tiene interés y puede deducirse por ins-
pección.
d) Sumar las series de déficit.
e) Sumar las series de pérdidas.
f) Imprimir el valor ideal de K para cada mes.
g) Reducir el valor mensual de RES por las pérdidas de evaporación en pro-
porción a RES cuando se conozca la topografía de una solución. En esta
reducción debe tenerse en cuenta el índice de evaporación de cada mes
basado en las mediciones.
h) Variar el valor de K todos los meses cuando se disponga de mediciones su-
ficientes para definir la distribución anual del factor de regulación.

14.3.1.4 Pruebas del modelo para computador electrónico

Se efectuaron pruebas para examinar los resultados obtenidos con una serie de
volúmenes de depósitos variables entre 0 y 250 Mm3 para superficies de irrigación
de 25 000 a 49 200 ha con factores de regulación en la escala de 0 a 1.

En el cuadro 41 se muestran todas las soluciones eme se comprobaron en el mo-


delo del ordenador electrónico y en el cuadro 42 el registro de la serie completa de
las pruebas.

14.4 LA ELECCIÓN DE UNA SOLUCIÓN DE REGULACIÓN

Describimos ahora varias soluciones alternativas para atender a las necesida-


des de 32 000 ha y de 39 200 ha. La elección final deberá depender de una evalúa^
ción económica de cada una de las soluciones propuestas. Estas diversas solucio-
nes pueden ser modificadas a la vista del análisis económico. No debe omitirse la
posibilidad de reducir la superficie irrigada para adaptarla a la capacidad de los
mejores emplazamientos de embalses.

14.4.1 32 000 ha

Ya se ha visto que se necesitan unos 210 Mm3 de capacidad de almacenamiento


para atender totalmente a la demanda de 32 000 ha en todo momento, en la serie
observada de 1912-1966. Además, se necesita para este volumen un alto factor de
regulación de alrededor de 0,50. También se ha visto que la capacidad de almace-
namiento puede reducirse apreciablemente si se aceptan algunas fallas en atender
a la demanda.

Por lo tanto se presentan tres soluciones para atender a la demanda de


32 000 ha. Cada una de las soluciones implica la aceptación de fallas muy poco
frecuentes. Esas fallas se indicarán como porcentaje de la demanda.

14.4.1.1 Solución 1

Capacidad del depósito 100 Mm3 Factor de regulación 0,40

Resultados: Las fallas se habrían producido del modo siguiente:

enero 1957 32$ noviembre 1958 38$


diciembre 1958 56^ enero 1959 59^
Como tres de estas cuatro fallas se producen en meses sucesivos, puede considerarse
que el sistema solo ha fallado dos veces.
84

14.4.1-2 Solttcián 2

Capacidad del depósito 51 Mm^ Factor de regulación 0,06 - 0,08


Capacidad de bombeo 4 mi/s en la principal zona acuífera del valle.

Los depósitos necesarios para esta solución existen ya en Surasaca y


Cochaquillo.

El sistema funcionaría en la forma siguiente:

Cuando I <r Q (l-K)

las bombas no trabajan y las esclusas del depósito están cerradas hasta que

I> Q (l-K) > 1-4

en cuyas condiciones la descarga de las bombas varía entre los límites de 0 y


4 m3/s.
Cuando
1-4 >- Q (l-K)
l a s bombas funcionan a 4 mVo y se libera sigua de l o s depósitos para compensar el
deficit restante.

U.4.1.3 Solución 3
Capacidad del depósito 76 Min3 Factor de regulación 0,12
Capacidad de bombeo 2 m3/s

Resultados: Se producirían las fallas siguientes:

diciembre 1958 3556 enero 1959 52$


diciembre i960 8$

Además de los depósitos de Surasaca y Cochaquillo ya existentes, esta solución


exigiría un almacenamiento suplementario de 25 Mm3. Esta capacidad podría tal vez
instalarse en Patón que parece ser uno de los emplazamientos más ricos de la cuen-
ca hidrográfica superior. En tal caso, no sería necesario atenerse a la regla de
que la capacidad del depósito debe ser proporcional a su factor de regulación.

Esta inobservancia produciría una ligera baja de la confiabilidad. Si se qui-


siera alcanzar la muy alta confiabilidad indicada anteriormente seria necesario
crear un cuarto emplazamiento en Fundición. Cuando este depósito funcionara, la
capacidad de las bombas podrían reducirse a 1 m3/s aproximadamente sin una gran
pérdida en los resultados. A esta solución la llamaremos solución 3.a.
85

14»4«1»4 Solución 3.a

Capacidad del depósito 86 Mra3 Factor de regulación 0,18 (probable)


Capacidad de las bombas 1 m^/s, Surasaca, Cochaquillo, Patón, Fiuidición.

Los resultados obtenidos con esta solución se estiman semejantes a los de la


solución 3. El programa del computador no sirve para el análisis de los sistemas
que se apartan de la norma que rige la distribución de las capacidades del depósi-
to según el factor de regulación del emplazamiento.

SI período de observación de las corrientes en el canal de salida a Patón es


en todo caso demasiado breve para poder presentar en la fase actual un factor de
regulación lo bastante exacto para este emplazamiento.

14.4.2 46 200 - 49 200 ha

La provisión de 1 400 Mm3 de capacidad de almacenamiento superficial en la


cuenca del Huaura no puede considerarse como una solución práctica, por lo que es
preciso elegir entre aceptar una menor seguridad sobre los resultados o la desvia-
ción de agua de las pendientes atlánticas de los Andes.

14.4.2.1 Variante 1 - Cuenca hidrográfica del Huaura

La primera de esas dos variantes se examina en primer lugar. Se proponen tres


soluciones para la variante de la cuenca del Huaura.

a) 200 Mm3 de capacidad del depósito con un factor de regulación de 0,4.


b) Igual que lo anterior con capacidad de bombeo de 4 m^/s.
c) 76 Mm3 de capacidad del depósito con un factor de regulación de 0,12 y
una capacidad de bombeo de 4 m3/s.

Los resultados obtenidos con cada una de estas soluciones se comparan en el


cuadro 4.

Como puede verse, al examinar el cuadro, la confiabilidad de 76 M"1^ con capa-


cidad de bombeo de 4 m3 por segundo es considerablemente mejor que la de 200 o aun
250 Mm^ de capacidad extendidos en una amplia superficie de la cuenca, pero sin
bombas. Un estudio económico demostrará si la provisión de una capacidad de bombeo
de 4 m3 por segundo es más barata o más cara que la construcción de otros 124 M™-^
de capacidad de almacenamiento.

Una reducción de la capacidad del depósito de 200 a 150 ^!i-> sin alterar el
factor de regulación de 0,4, habría producido déficit en esos aiete anos pero los
resultados durante los anos que produjeran déficit con 200 M"1^ habrían sufrido muy
pocos cambios.

14.4.2.2 Variante 2 - 4 6 200 ha - Almacenamiento de Punrun

Aunque no se han efectuado mediciones en la cuenca del Punrun es posible hacer


un cálculo aproximado de las corrientes que pudieran esperarse de ese lago.

Se puede deducir de los mapas preliminares, en loa que no está totalmente re-
presentada la cuenca del Punrun, que la superficie de la cuenca es de 260 km .
86

Cuadro 4 3

RESULTADOS OBTENIDOS CON U S SOLUCIONES 1 A 3 - VARIANTE 1

Solución 1 Solución 2 Solución 3 J


Ano mes * mes % mes * mes % mes % mes % 1
de'f. de'f. déf. déf. déf. déf.

1917 9 12 A 10 34 A
1926 12 13 A
1931 12 13
1936 5 3 A 7 11 A 8 24 A
9 39 A 10 38 11 43 12 2
1937 1 51 2 47 6 17 1 40 2 37
7 27 8 40 9 51 9 19 10 29
10 47 11 34 12 16 11 18 12 3
1938 1 34 12 50 - 1 4A 1 23 12 24
1939 1 10
1950 10 20 A 11 43
1956 1 40 A 12 49
1957 1 52 6 27 7 40 1 31
8 42 9 49 10 49 11 25
11 45 12 40 12 27
1958 1 42 2 3 6 47 1 31 A 1 31 7 17
7 53 8 58 9 62 10 11 8 35 10 33
» 10 50 11 67 12 68 11 52 9 42 11 52
12 55 12 55
1959 1 71 10 8 11 63 1 60 1 60 10 2
12 7 11 47
i960 4 13 5 41 6 48 12 55 A 8 29 9 42
7 43 8 60 9 62 10 38 11 36
10 55 11 51 12 68 12 55
1961 1 27 4 7 5 25 1 16 1 16
6 37 7 49 8 54 9 10 9 37
9 58 10 59 11 24 10 41 10 41
11 8 11 8
1962 12 6 12 19
1965 10 38 11 53 12 53 10 29 11 38
12 40
1966 1 1 2 36 4 24 2 14 2 17
5 38 6 42 7 42 5 9 5 9
8 42 9 49 10 10 6 22 6 22
11 23 12 12 7 19 7 19
8 20 8 20
9 25 9 24

Nota: Los d é f i c i t seguidos por l a l e t r a A no se habrían producido con una capaci-


dad de depósito de 250 ífa>3 y el mismo factor de regulación.
87

Suponiendo que el rendimiento de esta cuenca sea al menos tan grande como el
de una superficie equivalente en la cuenca del Huaura sitiada en las pendientes
que se suponen más secas de la misma divisoria, parecería posible que la cuenca
del Punrun tuviera un rendimiento igual a 3/10 de la del río Huaura. Ello supone
1 500 mm de precipitaciones y un coeficiente de escorrentía de 0,67 por término
medio.

Para poder utilizar este volumen de agua para riego en el valle del Huaura,
habría que trazar un túnel desde un punto situado por debajo de la superficie ac-
tual del lago Punrun hasta un punto del valle de Chacras situado justo por debajo
del emplazamiento propuesto para la presa de Chalgo. El túnel debiera tener una
longitud de 10,3 km*

Seria necesario regular las corrientes de entrada en Punrun y construir una


estructura en el canal de salida con el fin de proporcionar una capacidad de al-
macenamiento de 440 Mm3.

Dada la gran amplitud de la superficie de agua en Punrun - 24 Ion - esa es-


tructura no debería tener vina altura mayor de unos 16 ra. Si la superficie del la-
go se pudiera disminuir, podría reducirse considerablemente la altura.

Se ha efectuado un estudio del funcionamiento con objeto de definir la capa-


cidad de 440 Mm3. Esta capacidad podría atender totalmente a la demanda de
49 200 ha en todo momento, desdeñando las pérdidas por distribución y en las con-
diciones siguientes:

El túnel transandino tendría una capacidad de 10 m3 por segundo, que es algo


inferior a la demanda de agua requerida en diferentes ocasiones. El déficit en
todas esas ocasiones menos una, se atendería liberando agua de Surasaca y Cocha-
quillo. Esos depósitos se mantendrían en reserva específicamente para atender a
situaciones críticas de ese tipo. No parece justificable aumentar en varios me-
tros cúbicos por segundo el caudal del túnel para atender a esa excepción única.

En la figura 26 se muestra el funcionamiento del depósito de Punrun que pro-


porciona agua al valle del río Huaura. La curva que señala el estado del depósito
se ha reducido según un índice constante de 1 nw por segundo gara tener en cuenta
las pérdidas por evaporación del volumen útil. El período señalado, que se extien-
de de enero 1955 a enero 1965» representa el período más seco que se ha registrado
(figura 5 ) .

Esta propuesta de desviar el agua del Punrun al valle del río Huaura tropeza-
rá sin duda con una oposición considerable, ya que la corriente dirigida al plan
hidroeléctrico de Mantaro quedaría naturalmente reducida en el volumen desviado.
Pueden presentarse varios argumentos para contestar a esta objeción.

La sugerencia de que existen otros muchos emplazamientos para regular la


corriente hacia el Mantaro no se alegará en defensa de la desviación, ya que care-
ce de base. Punrun podría posiblemente ser el mejor de esos emplazamientos y en
todo caso debe suponerse que los diseñadores de un proyecto importante como el de
Mantaro habrán examinado ya sus posibilidades. Si no se proponen desarrollar el
emplazamiento de Punrun, seguiría produciéndose la pérdida de corriente a poca al-
tura de agua.

El método acertado de enfocar el problema es el de hacer una evaluación econó-


mica de la desviación y equilibrar el beneficio de la misma en términos del valor
de la producción que con ella se haría posible contra el valor de los kilovatios-
hora perdidos por Mantaro. La evaluación del beneficio de la desviación no debe
sólo tener en cuenta el fomento de la producción agrícola. El atender a la demanda
88

de unas 46 200 ha de tierras irrigadas significa que la corriente garantizada en


la confluencia Churín/Ch«eras sería aproximadamente doble de la actual. Por lo
tanto, debe revisarse el proyecto de central de energía de Sayán, en vista de es-
ta nueva situación, y hacer notar las ventajas económicas como argumento a favor
de la desviación parcial o total. En caso de que se pudiera demostrar que, si no
se efectúa esta desviación, el proyecto de central de energía de Sayán no es via-
ble, habría que confrontar la totalidad de la energía eléctrica producida por
Sayán con la pérdida que pudiera sufrir Hantaro a causa de la desviación.

Los detractores de la desviación de Punrun alegarán sin duda la pérdida de


aguas del río Huaura en el océano. Ello es exacto naturalmente, pero debe recor-
darse que para obtener la seguridad que proporcionaría una presa en Punrun, aumen-
tando la capacidad de almacenamiento de la cuenca del Huaura, sería necesario pro-
porcionar una capacidad de depósitos de 1 400 Mm3.

14.5 REGULACIÓN PARA ENERGÍA HIDROELÉCTRICA

14.5.I Observaciones generales

El Dr. P. Boner realizó a comienzos del decenio de 1950 un breve estudio del
potencial energético del río Huaura. La propuesta presentada por el Dr. P. Boner
fue la de aplicar un plan en tres fases con dos centrales de energía emplazadas en
la confluencia de los ríos Checras y Churín y en las proximidades de Sayán.

La estación superior habría de estar servida por las aguas procedentes de


Viroc en el río Churín y de Panetama en el río Checras, a través de dos largos tú-
neles unidos en la cámara de presión.

La estación inferior recibiría agua de un canal de entrada emplazado en el


río Huaura inmediatamente debajo de la estación superior.

La carga aproximada disponible en cada estación era del orden de 1 000 a


1 200 m según la variante escogida definitivamente y se sugirió que debería insta-
larse en tres fases sucesivas un total de unos 325 Hw de capacidad.

La provisión de unos 50 Mm3 de capacidad de almacenamiento suplementaria se


propuso con objeto de aumentar las corrientes mínimas. No nos proponemos discutir
aquí este plan sino examinar brevemente la incidencia de la regulación de las aguas
destinadas a la agricultura en los aspectos generales de la producción de energía.

14.5«2 Aumento de los caudales mínimos

El aumento de la capacidad de almacenamiento para atender a la demanda de


49 000 ha lleva a un aumento considerable del caudal mínimo disponible en la cen-
tral de energía inferior, que aumenta desde unos 8 m3 por segundo, sin regulación,
hasta unos 16 m3 por segundo. La seguridad del suministro de esta descarga depen-
de naturalmente de la solución que se haya adoptado para la regulación, pero con
el proyecto de Punrun se podría garantizar ese caudal.

La situación en la estación superior es semejante ya que a baja altura de


agua la ganancia entre la corriente natural entre los canales de salida de la cen-
tral de energía superior y el canal de entrada de la estación inferior es insigni-
ficante. La relación entre el aforo de los dos túneles vendría dictada por la so-
lución de regulación adoptada, pero la suma de los dos caudales mínimos sería del
orden de 16 m3 por segundo.
89

14.5«3 Argumentoe a favor de la regulación aguas abajo

Se recordará que la demanda de riego varia de un mes a otro según lae condi-
ciones climáticas.

Sin duda es de desear la utilización al máximo de los caudales disponibles pa-


ra la creación de energía. Si tal es el caso, se necesitarla un almacenamiento
compensatorio aguas abajo del camal de descarga de Sayán. Este almacenamiento, si-
tuado necesariamente fuera del caudal, recibiría descargas liberadas para la pro-
ducción de energía del agua del almacenamiento superior que excederían a las nece-
sidades de riego. Setas descargas se almacenarían hasta que la demanda de riego
fuera superior a la demanda de energía. La corriente mínima garantizada podría
así aumentarse en un volumen que vendría dictado por la capacidad del emplazamien-
to o emplazamientos de almacenamiento fuera de la corriente. Para aumentar la
corriente mínima garantizada de 16 a 20 m3/s se necesitarían unos 40 Mm3 de alma-
cenamiento aguas abajo (figura 27).

14.5.4 Regulación para atender a las máximas demandas diurnas de energía eléctrica

La curva diaria de demanda de energía en la mayoría de las centrales de sumi-


nistro del Perú presenta dos momentos máximos muy definidos a las 11 de la mañana
y a las 8 de la tarde.

Por ello se necesita una regulación diurna, que lleve consigo la provisión de
capacidad de almacenamiento cerca de los canales de entrada a la central de energía.

Las descargas procedentes de las centrales de energía tendrán que regularse


aguas abajo de la estación de Sayán,ya que durante las horas de máxima demanda se-
rá superior a la demanda de riegos y en las otras horas será insuficiente para
atender a esa demanda.

La capacidad de almacenamiento necesaria para la regulación diurna no será pro-


bablemente superior a 1 Mm3 y ese volumen puede instalarse en Viroc y en Panetama.
Si se decidiera trabajar tan sólo con la estación de Sayán, podría ser difícil en-
contrar un emplazamiento adecuado cerca del canal de entrada de esta capacidad de
almacenamiento diurno.

La compensación aguas abajo de esa variación diurna podría obtenerse en el de-


pósito más grande que se necesitará para la compensación anual.

14.5.5 Conclusiones

La provisión de almacenamiento exterior para la compensación esencial para una


utilización eficiente y multiforme de los recursos disponibles, debiera también lo-
grar que el sistema de riegos sea más flexible, especialmente si se cree difícil ini-
ciar a los agricultores en las prácticas del riego nocturno.

El sistema podría perfeccionarse aún más manteniendo el depósito exterior al


nivel más alto posible, derivando los caudales excedentes para los cuales no existe
ninguna otra forma de control.
90

Capitulo 15

CAPACITACIÓN DEL PERSONAL

15.1 INTROIUCCIOir

La creación de una extensa red de estaciones de observación destinada a pro-


porcionar datos básicos hidrológicos y climatológicos para el proyecto ha llevado
consigo la necesidad de capacitar a un grupo completo de personal de contrapartida,
con puestos que van desde los observadores de todos los grados hasta los ingenieros
supervisores.

15.2 CLIMATOLOGÍA

15.2.1 Observadores climatológicos

Los observadores de las estaciones climatológicas han recibido una capacita-


ción inicial de dos semanas, en Huacho. Esta capacitación se completó en las pro-
pias estaciones durante el curso de la instalación de los instrumentos y con oca-
sión de frecuentes visitas de inspección.

Los observadores de los pluviómetros recibieron capacitación en sus propias


estaciones.

El curso de capacitación celebrado en la oficina de Huacho y en la estación


principal de Alcantarilla se destinó a los observadores principales de las estaciones
de primera importancia. A este curso asistieron todos los candidatos en la inteli-
gencia de que serían asignados a estaciones de importancia variable según las apti-
tudes que hubieran demostrado durante el curso formativo. La capacitación comple-
mentaria dada a cada observador en las estaciones se ha limitado a la práctica de
observación y a los análisis necesarios para el instrumento confiado a su custodia.

La distribución del personal de observación es la siguiente:

Estaciones de primer orden (C.A.P.) 5 principales


2 ayudantes

Estaciones de segundo orden (C.A.O.) 5 principales


2 ayudantes

Estaciones de observación de la lluvia, la


evaporación y la temperatura (p.E.) 4 principales
Pluviómetro, pluviógrafo (Pl.Pg.) 3 observadores

Estaciones pluviométrioas 6 observadores


91

Tres ayudantes técnicos se dedican al análisis y comprobación de los datos y a


la inspección de las estaciones. También han recibido una capacitación completa y
están en condiciones de sustituir a un observador principal de una estación de pri-
mer orden siempre que sea necesario. La distribución anterior no corresponde a los
puestos desempeñados, sino que indifca el nivel de capacitación de los observadores
del Proyecto.

15.2.2 Ingenieros supervisores-Climatología

Un ingeniero, funcionario superior de contrapartida en climatología, califican-


do en agronomía, asignado al Proyecto por el Servicio de Agrometeorología e Hidro-
logía, ha participado activamente en el emplazamiento y construcción de las esta-
ciones de observación. Actualmente se puede confiar en él para crear una nueva
red de estaciones bajo su propia autoridad, para capacitar a los observadores en
las observaciones de campo y la elaboración ordinaria de los datos y para supervi-
sar en general la red de estaciones.

Un ingeniero ayudante, también calificado en agronomía, ha tomado asimismo par-


te en la construcción e inspección de la red.

15.3 HIDROLOGÍA

15.3.1 Hidrómetra

15.3«1«1 Capacitación para los traba.jos de campo

Un hidrómetra ha recibido capacitación completa en hidrometría y elaboración


de los datos sobre medición del caudal. Este ayudante se puede encargar ahora de
realizar las mediciones de caudal en las condiciones siguientes:

a) Cable teleférico OTT operado desde la orilla, equipado con flotadores de


50 y 100 kg.

b) Cabina teleférica para el manejo de un corrientímetro Arkansas V suspendi-


do de un torno, con flotador de 25 kg.

c) Vastago de inmersión con corrientímetro Arkansas V.

d) Vastago de inmersión con corrientímetro en miniatura.

El hidrómetra ha recibido capacitación sobre la utilización de los métodos


de dos puntos, un punto y puntos múltiples y de velocidad superficial. Conoce el
ajuste de la posición de las verticales para obtener la precisión máxima con un
número determinado de verticales.

El mantenimiento y la modificación de las gráficas de los cinco registradores


del nivel del agua del Proyecto corren también a cargo del hidrómetra, que está
plenamente al corriente del trabajo de trámite.
92

15.3.1*2 Capacitación en materia de elaboración de datos

Se ha proporcionado capacitación para la elaboración de las mediciones de las


corrientes conforme a los métodos siguientes:

a) Velocidad medida a profundidad de 0,2-0,8 0 de 0,6.

b) Velocidad medida en la superficie del agua*

c) Mediciones de velocidad en puntos múltiples y cálculo de la descarga por me-


dio de la integración gráfica.

El hidrómetra está en condiciones de realizar, sin asistencia, las operacio-


nes siguientes:

a) Preparación del cuadro de caudales a partir de la curva de caudales o descargas.

b) Cálculo de las descargas medias diarias a partir de la curva de descargas,


conjuntamente con el gráfico del registrador del nivel del agua o con las
lecturas del aforo realizadas tres veces al día.

c) Cálculo de la corriente de entrada en los depósitos a partir de la rela-


ción nivel/volumen y del registro de la corriente de salida.

d) Computación de la descarga media diaria natural de las estaciones emplaza-


das aguas abajo de uno o dos depósitos*

e) Computación de las descargas medias mensuales y anuales.

La figura 28 presenta ejemplos de las series de elaboración de datos.

15.3.2 Ingeniero supervisor - Hidrología

Un ingeniero, funcionario superior de contrapartida en hidrología, calificado


en ingeniería civil por el Servicio de Agrometeorología e Hidrología, ha partici-
pado en la construcción de la estación de aforo principal de Aleo, equipada con un
teleférico OTT; ha instalado dos registradores del nivel de agua y se ha encargado
totalmente de la construcción de un canal de descarga Parshall de 8 pies por deba-
jo del canal de desagUe del lago Patón. Todos esos trabajos se realizaron por cuen-
ta del Proyecto.

Durante el curso de sus estudios con el Proyecto ha adquirido un conocimiento


a fondo del terreno y de las operaciones de elaboración realizadas por el hidróme-
tra ya mencionado. Además, puede encargarse de preparar y tener al día la curva de
caudales.

15.4 CONCLÜSIOBES

Como resultado de la necesidad de compilar los datos básicos para la planifi-


cación del desarrollo de la zona del Proyecto, se ha dado capacitación a un grupo
de unas 30 personas de todas las categorías, que les permitirá mantener en funcio-
namiento la red completa de instalaciones hidroclimatológicas.
93

Los observadores principales de las estaciones climatológicas y el hidróme-


tra han alcanzado un nivel de competencia suficiente para confiarles a su vez la
capacitación de otros técnicos de la red nacional, posibilitando así la intro-
ducción de prácticas más modernas en la esfera de la hidrometría.

Se reproduce en el apéndice 1_de este informe el texto completo de la nota que


se preparó en un principio para señalar a la atención de los departamentos intere-
sados del Ministerio de Trabajo y del Ministerio de Agricultura la importancia de la
capacitación del personal de hidrometría, nota de la cual se facilitaron traduccio-
nes, con la esperanza de que se preste alguna atención a la más importante de todas
las actividades hidrológicas»
94

Capitulo 16

RECOMENDACIOMES

16.1 COUTINUACION DE LAS QBSBRVACIOKES

16.1.1 Precipitaciones

Se ha dado por supuesto que las lluvias están distribuidss por igual en todas
las cuencas colectoras de gran altitud donde están emplazados los depósitos. La
observación de las precipitaciones debe proseguir en todas las estaciones hasta
que se haya demostrado que esta hipótesis es exacta o inexacta.

Si se comprobara qué hay pocas diferencias en las precipitaciones anuales me-


didas en las estaciones de gran altitud, deberían conservarse únicamente las esta-
ciones más accesibles. Si se observa una diferencia, pero se comprueba que tal di-
ferencia es constante o bien proporcional a la precipitación, deberían también en
este caso conservarse únicamente las estaciones más accesibles.

Si por el contrario, se comprueba que las diferencias en las precipitaciones


anuales en las estaciones que tienen altitudes semejantes es muy variable, hay mu-
chos motivos para conservar las estaciones hasta llegar a la etapa final de traza-
do de los depósitos. Debe hacerse todo lo posible por mantener los cuatro pluvió-
grafos emplazados en Surasaca, Fundición, Tabladas y Cochaquillo. Estos instrumen-
tos tienen una importancia vital para proporcionar datos en los cuales se pueda ba-
sar la inundación tipo que deberá tenerse en cuenta para el cálculo de las escorren-
tías en los embalses.

16.1.2. Caudal

El cálculo de las corrientes probables en los emplazamientos de los embalses


se ha basado en un breve periodo de observación de las corrientes en las estaciones
hidrológicas superiores. Es importante que se sigan realizando mediciones de las
corrientes1en todas las estaciones de aforo hasta que se haya tomado una decisión
afirmativa o negativa sobre la construcción de depósitos en la cuenca hidrográfica
del Huaura.

Debiera instalarse y calibrarse una estación de aforo en el canal de salida al


lago Punrun, con objeto de obtener datos sobre el comportamiento de esta cuenca co-
lectora. Las lecturas del medidor diario deberían ser más que suficientes dada la
gran amplitud de la superficie reguladora del lago. Debe ponerse atención en regis-
trar los tiempos de los cambios en las posiciones de las esclusas de salida y la
lectura correspondiente del medidor en el canal de desagüe. También debe instalar-
se un medidor en el lago situado aguas arriba de la estructura del canal de salida
y registrarse diariamente las variaciones del nivel.
95

Es de esperar que se sigan registrando los niveles de los depósitos en Surasaca


y Cochaquillo ya que, en unión con las corrientes de salida, proporcionan datos
esenciales sobre los rendimientos específicos. Tales mediciones se consideran en
los depósitos situados en otros puntos como trabajo de trámite.

16.1.3 Factores climatológicos

En la época de la construcción de las estaciones climatológicas, se había dado


por supuesto que formarían parte integrante de la red nacional. La necesidad de pro-
seguir las observaciones en todas las estaciones debe ser objeto de discusiones con
el agrónomo y con el ingeniero de riegos del Proyecto.

16.2 ADMINISTRACIÓN Y SUPERVISION DE LA RED DE ESTACIONES

16.2.1 Supervisión de la red de estaciones

La calidad de los datos obtenidos en una red de estaciones de observación de-


pende en gran medida, en las condiciones que prevalecen en este caso, de la frecuen-
te inspección de las estaciones por personal que supervise la elaboración de los da-
tos.

La experiencia ha demostrado que son esenciales las visitas frecuentes a las


estaciones, incluso después de que los observadores se hayan adaptado a sus nuevos
empleos.

La extensión de la red de estaciones es tal, que se pierde mucho tiempo en via-


jar de una estación a otra (excluyendo las estaciones de totalización), y se reco-
mienda que para un funcionamiento efectivo en el futuro, el ingeniero o técnico en-
cargado de la red debería distribuir su tiempo por partes iguales entre la costa y
la sierra.

Suponiendo 20 días laborables en 4 semanas, un cuadro adecuado de los tiempos


mensuales sería el siguiente:

Estaciones costeras y oficina de elaboración 5 días


Sierra 5 días
Estaciones costeras y oficina de elaboración 5 días
Sierra 5 días

Todas las estaciones, incluidas las de totalización y las estaciones pluviomé-


tricas de Pachangara, Pacho y Santa Cruz, son accesibles por carretera. No deben
sin embargo dejarse de lado las estaciones que sólo tienen acceso a pie o a caballo,
incluso si su instrumentación es sumamente simple.

Los observadores debieran estar preparados para visitas de inspección no anun-


ciadas. Los totalizadores deben ser comprobados al menos una vez al ano por el in-
geniero encargado, y los observadores responsables de las visitas mensuales a esas
estaciones deben asegurarse de que se denuncien todos los defectos y se rectifiquen
inmediatamente después de descubiertos. Los pluviógrafos mensuales deben ser visi-
tados dos veces al mes para garantizar su funcionamiento satisfactorio y la renova-
ción de los deshumidificadores de silica-gela.

7 3 3^7
96

Desde el punto de vista de la capacitación y con objeto de obtener una compro-


bación más efectiva de los datos, es esencial que el personal de la oficina de elar-
boración tome parte en las visitas de inspección con la mayor frecuencia posible.
Con el tiempo, este personal podrá aliviar al ingeniero encargado de una gran parte
de sus inspecciones de trámite, sustituyéndole en la elaboración de datos y en los
estudios especiales realizados por medio de los datos compilados. En la actualidad,
dos empleados jóvenes y sin títulos universitarios, han demostrado su capacidad pa-
ra efectuar giras de inspección. Si se les presta el apoyo total necesario para
que obren según sus conclusiones, podrán eventualmente estar en condiciones de en-
cargarse de toda la red.

Es necesario insistir particularmente en el apoyo que se precisa ya que sin él


la red de estaciones se vendría abajo en un tiempo bastante breve.

Se entiende por apoyo la provisión de vehículos, de dinero (incluyendo las die-


tas de campo) y de los materiales necesarios para realizar el trabajo. Existen de-
masiados ejemplos de organizaciones dotadas de una estructura acertada, que no cum-
plen las tareas que se les han asignado debido a que el personal de campo carece de
este apoyo. La provisión de vehículos significa también el suministro de piezas de
recambio, neumáticos, servicios, carburante y conductores cuando se necesitan. To-
das las consideraciones administrativas deben subordinarse a la necesidad de asegu-
rar que los datos se compilan de una manera continua,y sólo se podrá tener éxito
cuando se comprenda que la administración existe para servir al técnico. Se debe
mantener continuidad en las observaciones para la utilización de los datos y, ante
todo, es preciso tener presente que todos los datos sirven a una finalidad concre-
ta, sin cuya existencia no habría necesidad de hacer ninguna clase de observaciones.

Sólo se obtendrán buenos rendimientos de los observadores si se les dan prue-


bas de que se aprecia y se revisa constantemente la calidad de su trabajo. El con-
tacto estrecho entre el personal de elaboración y los observadores es esencial a
este respecto y sería conveniente que todo el personal de elaboración realizara por
su parte observaciones en las estaciones principales durante periodos de una semana,
varias veces al año; el observador sustituido se emplearía entonces en trabajos de
elaboración o de comprobación de datos en otras estaciones. De esta manera se hace
posible el ascenso de los observadores cuando se les descubren méritos insospecha-
dos-. Debe hacerse todo lo posible por llevar observadores de otras partes de la
red nacional que trabajen durante períodos de dos a tres semanas bajo la supervi-
sión de los observadores principales en las estaciones más importantes, con fines
de capacitación. Esto también es provechoso para los observadores en funciones y
sirve para mantenerles en estado de atención.

16.2.2 Personal de la red de estaciones

16.2.2.1 Personal de supervisión

Durante los próximos años de funcionamiento se considera que debería emplearse


a plena jomada,con objeto de supervisar la red, un ingeniero dotado de experiencia
en materia de observaciones climatológicas y de elaboración de datos.

Se recomienda buscar los medios de ascender de categoría a los ayudantes téc-


nicos empleados acttialmente en la oficina de elaboración para que efectúen los tra-
bajos de supervisión y, después de un período de un año, se encarguen efectivamente
de la responsabilidad de la red, de manos del ingeniero. Para que este sistema dé
resultados satisfactorios es esencial que se revise periódicamente su situación y
que se les otorguen progresivamente las mismas facultades administrativas que a
los ingenieros.
97

Se opina que la administración de una red de estaciones climatológicas sólo


puede ser eficaz si el personal de supervisión conoce a fondo la labor realizada
en las estaciones, su instrumentación y la elaboración de los datos compilados.
Debe evitarse la introducción de supervisores que disfruten de buenas calificacio-
nes en otras disciplinas pero no tengan conocimiento detallado da las redes de es-
taciones climatológicas. Deben encontrarse medios para ascender al personal con
experiencia de campo a puestos de categoría superior y debe hacérseles ver que pue-
den hacer carrera en climatología si disponen de aptitudes para ello. En vista del
vínculo muy estrecho que existe entre la hidrología y la climatología sería sumar-
mente conveniente que el ingeniero encargado de la red de estaciones climatológicas
se ocupara también del funcionamiento sobre el terreno de las estaciones hidrológi-
cas. Con ello podría ampliar su esfera de visión e integrar esas dos ramas que
constituyen un conjunto único. En tal caso ya no sería necesario emplear sobre el
terreno a un hidrólogo de jomada parcial. El ingeniero encargado de las dos redes
de estaciones sería asesorado por el hidrólogo en la organización central siempre
que fuera necesario. Las estaciones pluviométricas seguirían estando a cargo del
hidrómetra capacitado.

16.2.2.2 Personal de la oficina de elaboración de datos

A medida que los observadores adquieran una mayor experiencia, disminuirá el


volumen de los datos a elaborar en la oficina de Huacho. Se debe, sin embargo,
tratar de mantener el número actual de ayudantes técnicos de la oficina de elabo-
ración ya que tres de ellos se necesitarán para las inspecciones de campo.

16.2.2.3 Observadores olimatológioos

El personal de las estaciones climatológicas es actualmente suficiente y debe


mantenerse en la forma siguiente:

Estaciones C.A.P. y C.A.O.: observador principal y observador secundario (de


jomada plena, que elaboran sus propios datos has-
ta la fase de los resultados mensuales).

Estaciones P.E. y pluviométricas: observador de jomada parcial.

Estaciones pluviográficas: atendidas desde Huacho.

Pluviómetros totalizadores: atendidos por los observadores más próximos de


las estaciones C.A.O.

16.2.2.4 Conductores

Se necesitan dos conductores para los dos vehículos utilizados en común Con
los servicios de hidrología.

16.3 RESPONSABILIDAD GLOBAL DE LA RED DE ESTACIOMES DE OBSERVACIÓN

Después de la marcha del hidrólogo, el proyecto confiará las estaciones clima-


tológicas e hidrológicas al Servicio de Agrometeorología e Hidrología. Un cálculo
sobre el costo anual del funcionamiento de la red estatal se ha transmitido al SAH
y este organismo ha conseguido que se consignen los fondos necesarios en el presu-
puesto del Ministerio de Agricultura para el período del I o de junio de 1968 al 31
de marzo de 1969. Esta partida presupuestaria ha sido aprobada.
98

Conviene señalar, sin embargo, que la transferencia de la responsabilidad de


la red de las estaciones del proyecto al SAH ocurre en un momento en que se ha pro-
ducido una seria crisis financiera, que ha impuesto reducciones de considerable vo-
lumen en el presupuesto del Servicio de Agrometeorología. Por lo tanto existen mo-
tivos para temer que los fondos destinados a las estaciones de Huaura se emplearán
sólo en parte para atender a los gastos generales de la red, lo cual disminuirá la
calidad del trabajo, lograda gracias a una labor continua de inspección.

Se recomienda por consiguiente que el ingeniero delegado por el SAH para diri-
gir la red de estaciones de Huaura siga recibiendo el apoyo total del Proyecto siem-
pre que tropiece con dificultades para obtener los fondos necesarios al mantenimien-
to de la red de estaciones en su nivel operativo actual.

¥"
99

Apéndice 1

FUNCIONES Y HESPONSABILIMDES DE UN ATtUMNTE DE HIDROMETRÍA j /

INTRODUCCIÓN

Los métodos descritos a continuación podrían constituir la base de un curso


de capacitación para ayudantes de hidrometría en Huacho, que el hidrólogo del
Proyecto y su personal han ofrecido crear a los fines de ayudar a los interesados.

DESCRIPCIÓN GENERAL DE U S FUNCIONES

Funciones de campo

a) Efectuar mediciones de los caudales en una o varias estaciones hidrológi-


cas escogidas e instaladas por el hidrólogo.

b) Mantener medidores del nivel de la corriente en parte de la red o en toda


ella, según su extensión, y proceder a la comprobación periódica de los
datos de medición.

c) Mantener en funcionamiento uno o varios registradores del nivel del agua.

d) Mantener en buen estado de funcionamiento el equipo hidrométrico.

Funciones administrativas

a) Computar las descargas a partir de las mediciones efectuadas sobre el terre-


no, e

b) inscribirlas en el registro de la estación.

c) Representar gráficamente las descargas computadas en la curva de caudales de


la estación.

d) Comunicar al hidrólogo las anomalías que haya observado en la posición del


punto representado gráficamente.

e) Mantener al día la tabla de caudales de la estación bajo la supervisión


del hidrólogo.

f) Mantener al día el cuadro de descargas medias diarias de la estación y


computar las descargas mensuales y anuales.

g) Llevar un registro de las muestras de agua extraídas e inscribir los re-


sultados de los análisis de laboratorio en el cuadro correspondiente. Com-
putación de la carga en suspensión.

yj Nota enviada al Ministerio del Trabajo y al Ministerio de Agricultura.


100

RESPONSABILIDADES

Sobre el terreno

i) Hidrometría

El ayudante de hidrometría, después de un período de capacitación de un mes


aproximadamente en una estación bien acreditada y en el centro hidrológico, debe
estar en condiciones de efectuar las mediciones hidrométricas en todas las condi-
ciones normales y sin necesidad de supervisión. Sin embargo, realizará su traba-
jo de conformidad con las instrucciones recibidas del hidrólogo acerca del método
hidrométrico que haya de usar en cada grado de altura del río. La elección del
numero de verticales se hará también en consulta con el hidrólogo pero el ayudan-
te debe tomar la iniciativa en la selección de la posición de las verticales de la
sección transversal, de acuerdo con las variaciones de la situación de la corrien-
te principal.

ii) El equipo hidrométrico

El ayudante de hidrometría será personalmente responsable del corrientímetro,


el contador, los t o m o s y cualquier otro equipo utilizado en hidrometría y de su
mantenimiento en buenas condiciones de trabajo según las instrucciones comunicadas
por el fabricante.

iii) Niveles del agua (medidores, registradores)

El ayudante de hidrometría se encargará del mantenimiento de los medidores del


nivel del agua y de los registradores del nivel del agua en la red de estaciones o
en la parte de ella que se le haya asignado. Este trabajo comprenderá la inspección
periódica de los registradores y los medidores, el cambio de las gráficas de regis-
tro y la responsabilidad de remitir al centro las gráficas completas.

El ayudante de hidrometría comprobará también periódicamente los datos de me-


dición con respecto a la marca de referencia de la estación. Para hacerlo así, de-
berá conocer el manejo de un nivel de anteojo. Esas comprobaciones se inscribirán
en los registros de la estación.

iv) Muestreo del agua

El ayudante de hidrometría tomará muestras de agua en estaciones escogidas se-


gún el procedimiento y la frecuencia que defina el hidrólogo. En algunos casos,
esta labor implicará el uso de un equipo bastante complicado.

En la oficina

i) Computaciones de los caudales


El ayudante de hidrometría se encargará de computar l o s caudales a p a r t i r de
l a s hojas de medición sobre el t e r r e n o . El hidrólogo hará comprobaciones por mues-
t r e o de esos cálculos, que el ayudante deberá t r a t a r que sean sumamente precisos..
101

Cuando sea necesario, se espera que el ayudante estará en condiciones de


deducir las características hidráulicas usuales a partir de las hojas de medición.

Velocidad media Superficie de una sección transversal


Perímetro de mojadura Radio hidráulico
Las descargas computadas se inscribirán en el formulario correspondiente en
los ficheros de la estación.

ii) La curva de caudales

Los caudales computados se representarán gráficamente en la curva de caudales


de la estación. Las posiciones anómalas serán comunicf.das inmediatamente al hidró-
logo.

iii) El cuadro de caudales

Después que el hidrólogo haya aprobado la curva, el ayudante de hidrometría


habrá de mantener al dia el cuadro de la estación para intervalos de albura del
agua de un centímetro por lo general.

iv) Descarga media diaria

Durante la primera semana de cada mes, el ayudante de hidrometría preparará el


cuadro de las descargas medias diarias del mes anterior. Esta labor se realizará
utilizando el registro del nivel del agua de la estación y el cuadro de caudales.
Guando los índiceb de camoios en la altura del agua en un plazo de 24 hs lo justi-
fiquen, el caudal medio diario se computará mediante la integracaón gráfica del hi-
drógrafo de caudal. Este procedimiento implica la preparación del hidrógrafo a
partir del registro de altura del agua y del cuadro de caudales, la determinación
planimétrica de la superficie cubierta por el hidrógrafo, el conocimiento del ma--
nejo de las escalas bidimensionales y la rpprpsentación gráfica exacta.

v) Muestras de agua

El ayudante de hidrometría ayudará al cálculo de la carga total en suspensión


a partir del registro de los análisis de las muestras de agua y la descarga media
diaria.
102

Apéndice 2

LISTA DE LOS INSTRUMENTOS

Proporcionados por el Pondo Especial de las Naciones Unidas

Altímetro de precisión Revue Thommen 1


Altímetro Lufft 1
Anemógrafo universal Siap 1
Anemógrafo mecánico Lambretch 1
Veleta tipo Wild Fuess 1
Indicador de la velocidad del viento Lambretch 10
Anemómetro manual Lambretch 2
Te rmo-h igrógrafo Siap 7
Termómetros de máxima R. Fuess 11
Termómetros de mínima R. Fuess 26
Termómetros de agua R. Fuess 2
Catatermómetro Lambretch 10
Geotermómetro, profundidad de 2 a 100 cm R. Fuess 34
Termómetro de vastago Lambretch 5
Pluviógrafo diario R. Fuess 6
Pluviógrafo de 30 días R. Fuess 2
Pluviómetro Reliman Lambretch 17
Rociógrafo R. Fuess
Rociógrafo Lambretch
Rociógrafo tipo Hiltner Lambretch
Registrador de mojadura tipo Woelfle R. Fuess
Placa de rocío R. Fuess 25
Captador de neblina R. Fuess 4
Evaporímetro Piche Siap 15
Medidor de tomillo micrométrico Casella L. 6
Soporte de estabilización Casella L. 6
Psicrómetro tipo August R. Fuess 6
Psicrómetro tipo Assman con dirección eléctrica Thies 2
Psicrómetro tipo Assman Siap 2
Actinógrafo bimetálico Siap 3
Actinómetro R. Fuess 1
Heliógrafo Siap 6 •
Actinómetro R. Fuess 1
Heliógrafo Siap 6
Fotómetro Lufft 1
Higrógrafo de suelos Fisher Scientific 10
Comprobador rápido de humedad Thomas Ashworth 1
Planímetro polar compensador Tamaya 4
Balanzas 8
Balanza eléctrica Mettler 1
Registrador del nivel del agua Ott Type X Ledot 5
Cable teleférico con tomo Ott SK4 1
Corrientímetro Ott Arkansas V 1
Corrientímetro Ott Universal C31 1
Corrientímetro miniatura Ott CI 1
103

Proporcionados por el Servicio de Agrometeorología e Hidrología

Barómetro de escala con escala compensada R. Fue ss


Barógrafo de precisión R. Puess
Barómetro aneroide de precisión R. Fuese
Anemógrafo universal R. Fuess
Anemógrafo eléctrico R. Fuess
Anemómetro indicador Belfort
Veleta R. Fuess
Termógrafo R. Fuess
Higrógrafo R. Fuess
Termómetros de máxima R. Fuess
Termómetro de mínima R. Fuess
Pluviógrafo Hellman R. Fuess 2
Pluviómetro Hellman R. Fuess 16
Rociógrafo R. Fuess 2
Evaporígrafo R. Fuess 3
Evaporímetro Piche R. Fuess 1
Evaporímetro Leistner R. Fuess 30
Psicrómetro tipo Assmann R. Fuess 1
Psicrómetro tipo August R. Fuess 1
Oeotermómetros: R. Fuess
para profundidades de 0,02 m 7
para profundidades de 0,05 m 7
para profundidades de 0,10 m 7
para profundidades de 0,20 m 7
para profundidades de 0,50 m 7
para profundidades de 1,00 m 2
Tensiómetro Boyoucos R. Fuess 2
Heliógrafo R. Fuess 2

Proyecto Huaura

Tanque de evaporación tipo "A" Ind. Peruana 10


Soporte de estabilización Ind. Peruana 4
Evaporímetro de gancho Ind. Peruana 4
Calculadora eléctrica Facit 1
Pluviómetro totalizador Ind. Peruana 8
Pantallas Stevenson Ind. Peruana 11
Lisímetros Ind. Peruana 4
105

PARTE II

HIDROGEOLOGIA Y GEOLOGÍA APLICADA A LA INGENIERÍA


107

Capitulo 1

INTRODUCCIÓN

El Proyecto del río Huaura comprende estudios con finalidades múltiples en rela~
ción con los recursos agrarios e hidráulicos de la cuenca de dicho río y de las tie-
rras adyacentesi con objeto de planificar la forma de mejorar y ampliar el aprovecha-
miento de tales recursos. Las aguas del subsuelo constituyen una parte importante de
estos recursos y, en segundo lugar, las aguas superficiales que requieren ser regula-
das mediante el almacenamiento, para lo cual será indispensable determinar el emplaza-
miento de las presas y los embalses. Los estudios geológicos realizados con objeto
de determinar la presencia de aguas subterráneas y las investigaciones respecto a la
solidez de los emplazamientos propuestos para el área del Proyecto se describen en
los siguientes capítulos.

1.1 UBICACIÓN Y FISIOGRAFÍA

Tal como la designación del Proyecto lo indica y según se señala en el dibujo 1,


el área de estudio es principalmente la zona de drenaje del río Huaura. Este atravie-
sa la parte central de la faja costera del Perú y desemboca en el océano Pacífico, en
un punto situado a 133 km al norte de Lima y a lioij' de latitud sur. La cuenca hidro-
gráfica abarca una superficie de 4 430 3an2 en la pronunciada vertiente occidental de
la cordillera de los Andes, desde una elevación de más de 5 000 m a partir de I9. línea
divisoria y en dirección del Pacífico. Se ha establecido un sistema de drenaje bien
desarrollado en la referida vertiente lo que ha dado lugar a iina zona de relieve pro-
nunciado. Varios cañones estrechos y profundos acarrean el material de avenamiento des-
de la elevada zona de la sierra hasta el valle de la costa y luego hasta el océano.
La única superficie extensa, de relieve entre bajo y moderado, se encuentra en una
angosta faja del litoral.

En la sección alta de la sierra han surgido valles en forma de U debido a la ac-


ción erosiva de los glaciares y se han formado lagos pequeños y estrechos entre las
distintas morenas que bloquean temporalmente el movimiento del material de drenaje.
Este material llega finalmente al canal del río Huaura, el cual, a medida que entra
en la costa, se hace menos inclinado, permitiendo así que la corriente descargue dicho
material y forme un amplio fondo aluvial y un delta en abanico, a través del cual el
río penetra en el océano.

El suelo aluvial del valle del Huaura, de unos 60 km de longitud, constituye la


zona agrícola más importante y más antigua. La extensa área del delta formado en la
boca del río ha sido designada en este informe como la Llanura de Huacho. Gran parte
de la población comprendida en el área del Proyecto vive en esta llanura, sobre todo
en la vecindad de Huacho.

La zona costera del área abarcada por el estudio es un desierto. Con excepción
del sistema de drenaje del río Huaura, que se extiende hasta la sierra, los canales de
la costa son, en realidad, quebradas secas. Las mayores de éstas son la Quebrada de
Animas y la del río Seco. Se trata de canales muy inclinados que, casi en todos sus
108

sectores, están llenos de material aluvial basto, arrastrado por tormentas esporádi-
cas. En el extremo sugerior de la Quebrada de Animas se encuentra Pampa Huanoayo, que
es un valle intermontanoso con suelos de aluvión. Desde 1945» año en que la compañía
encargada del riego de Santa Rosa comenzó a habilitar la pampa para las operaciones
de regadío, se ha hecho referencia a ese sector como el "área de Santa Rosa".

Entre los demás sectores costeros importantes, cabe mencionar las tierras bajas
de la ladera de San Felipe y las de la ladera de El Paraíso-Las Salinas, al norte y
al sur de Huacho, respectivamente, y la zona de Las Salinas, propiamente dicha.

La llanura de San Felipe es un sector en el que se unen, por una parte, diversas
fajas de tierras de aluvión situadas entre los principales desagües del río Huaura y,
por otra, el río Supe, al norte del área de estudio. En este sitio se está realizan-
do otro proyecto de riego, en el cual, tal como ocurre en Santa Rosa, se extrae el
agua del río por medio de un canal destinado al fin indicado. La llanura de El
Paraíso-Las Salinas es más compleja. Además de la fusión de las fajas de tierras de
aluvión, se encuentran profundos depósitos de arena formados por la acción del viento,
los cuales constituyen la mayor parte de esta prolongada ladera costera caracterizada
por su perfil ondulante.

Las Salinas, es decir, la baja y sinuosa superficie de transición entre la? tie-
rras de poca elevación y el mar, es una pequeña cuenca del litoral con suelos de sedi-
mentación. Evidentemente, debe su origen a la penetración del océano en la región,
gracias a la formación de una barra de arena que se extiende desde el farallón de Sanu
y prosigue en dirección sur. En la actualidad, el lago salino, o sea, la Laguna Madre,
ha quedado a unos 10 m por debajo del nivel del mar.

Estas son, pues, las principales características fisiográficas del área del Pro-
yecto. Los sectores de la costa son importantes zonas para el desarrollo del riego,
ya que bajo ellas existen unidades geológicas de las cuales puede extraerse agua. En
la sierra, las unidades geológicas del subsuelo constituyen los cimientos de las pre-
sas y embalses en proyecto. La determinación de las características físicas y de la
extensión de tales unidades fue uno de los primordiales objetivos de la investigación.

1.2 OBJETIVOS DEL ESTUDIO

Como ya ha sido mencionado, la finalidad de las investigaciones geológicas rela-


cionadas con el Proyecto fue, en primer lugar, la de conocer la situación de las aguas
subterráneas y, en segundo lugar, la de proporcionar información sobre las condiciones
del terreno que serviría de sostén a las presas y embalses en perspectiva. Para ello,
los trabajos correspondientes se orientaron hacia los siguientes objetivos:

1) descripción de la geología del área, inclusive las estructuras, la estrati-


grafía y la sismicidad;

2) organización y ejecución de un programa de ubicación y medición de pozos;

3) identificación de los sectores en que existen siguas subterráneas y de los


acuíferos respectivos;

4) determinación de la cantidad y calidad del agua del subsuelo;

5) reconocimiento de los emplazamientos señalados, en forma preliminar, para


las presas y los embalses y de las estructuras de ingeniería propuestas;

6) levantamiento de mapas de los sectores seleccionados para la construcción de


las presas y los embalses.
109

1.3 ALCANCE MIL TRABAJO

Según los planes correspondientes, los estudios geológicos relacionados con el


Proyecto debían durar 18 meses y ser realizados por un hidrólogo y un ayudante, este
último como parte del personal de contrapartida. Después de su llegada a Huacho, a
finales de noviembre de 196?, el experto en hidrología designado por la PAO recibió
instrucciones del jefe de la Dirección de Fomento de Tierras y Aguas, relativas a la
forma en que había de cumplir su cometido indicándole el procedimiento administrativo
correspondiente. Las responsabilidades técnicas quedaron enunciadas en los términos
de su mandato, del modo siguiente:

"Bajo la orientación general del director del Proyecto, se encargaré de compilar


y examinar todos los datos hidrológicos disponibles; de supervisar las operacio-
nes de perforación y de bombeo; de hacer un análisis cuantitativo de las posibi-
lidades de utilización del agua del subsuelo, empleando para ello un calculador
electrónico; de preparar los informes pertinentes y de adiestrar al personal de
contrapartida.

También podrá hacer una evaluación de los emplazamientos de las presas en las zo-
nas altas de los Andes y realizar otros trabajos en estrecha coordinación con los
demás miembros del personal del Proyecto".

Con sujeción a las instrucciones anteriores y a los objetivos indicados, el tra-


bajo realizado abarcó lo siguiente:

Las investigaciones de campo sobre la presencia de aguas subterráneas comprendie-


ron la confección de mapas de los acuíferos, inspección de los pozos,- tomas de
muestras para establecer la calidad del agua, determinaciones prácticas de las
propiedades hidráulicas de los acuíferos y un reconocimiento del perfil de resis-
tividad eléctrica.

En base a estos datos y a los que, en relación con el suministro de agua, propor-
cionaron el hidrólogo y el ingeniero de riegos, se hicieron cálculos sobre el rendimien-
to y la capacidad de los depósitos de agua del subsuelo. Posteriormente, se formuló
un programa de ordenación de los recursos de aguas subterráneas con objeto de contar
con un suministro adicional para el desarrollo del regadío en el área abarcada por el
estudio.

También se hicieron viajes de reconocimiento para identificar,de un modo general,


las condiciones de solidez de los terrenos elegidos provisionalmente para la construc-
ción de las presas y del proyectado túnel de desviación. Después que los ingenieros
seleccionaron tres lugares para las presas y embalses en perspectiva y con el objeto
de la realización de estudios ulteriores, se procedió a levantar los mapas correspon-
dientes, a calcular la solidez de los terrenos que servirían de base para las construc-
ciones y a determinar las posibles áreas de préstamo para los materiales para estas
construcciones. A continuación, se formuló un programa explorative para cada uno de
los emplazamientos propuestos.

Todos estos datos se compilaron y resumieron y, además, se elaboraron mapas de


las zonas estudiadas con el fin de ilustrar el presente informe.
110

1.4 RESUMECT DE LOS RESULTADOS

1.4»1 Frecuencia y uso de aguas subterráneas

Se comprobó que los depósitos aluviales no consolidados existentes en la zona


del Proyecto, constituían los principales materiales de los que procedía el agua
que pasaba al subsuelo. Pero, al mismo tiempo, las rocas duras subyacentes actuaban,
más bien, como recipientes del material aluvial productivo y como barreras que se
oponían al movimiento de las aguas freáticas impidiendo, de esta manera, un suminis-
tro suficiente de agua a los pozos.

Existen cuatro sectores principales, o cuencas, que contienen materiales acuífe-


ros de aluvión, y en cuyo subsuelo se encuentran apreciables cantidades de agua. En-
tre tales sectores, los más importantes son las tierras de aluvión depositada? por la
corriente fluvial en el valle del río Huaura y, además, la llanura de Huacho. Las
otras dos cuencas importantes corresponden a la zona de Santa Rosa y a las tierras
bajas de San Felipe.

También se han encontrado aguas subterráneas en las tierras de aluvión del canal
del río Chico y en las del canal del río Huaura, más arriba de Sayán. Sin embargo,
su valor potencial para el abastecimiento hídrico es pequeño porque la capacidad de
almacenamiento es limitada, la perforación de pozos es difícil y el rendimiento de
éstos relativamente bajo.

1.4»2 Capacidad de almacenamiento

No toda la cantidad de agua retenida en las cuatro cuencas puede ser aprovecha-
da. Ciertos factores limitativos como, por ejemplo, la posible intrusión de agua de
mar y el accionamiento antieconómico de las bombas, impiden la utilización-total.
Por consiguiente, los cálculos sobre la capacidad de almacenamiento se limitaron a
los materiales acuíferos que existían hasta una profundidad de 40 m por debajo de los
actuales niveles freáticos de cada cuenca. Los valores respectivos son los siguien-
tes:

Valle del río Huaura 523 x 10^ m3


Llanura de Huacho 355 x 10^ m3
Cuenca de Santa Rosa 391 x 10^ m3
Tierras bajas de San Felipe 274 x 10^ m3

1.4*3 Calidad del agua

El agua presente en el subsuelo de cada una de estas cuatro cuencas procede ori-
ginalmente del río Huaura. El agua de este río es de buena calidad, corresponde al
tipo de bicarbonato de calcio y contiene de 250 a 350 partes por millón, en términos
de total de sólidos disueltos. Cabe indicar que todas las aguas subterráneas de las
cuencas citadas son utilizables, aunque su calidad varía desde buena, en el valle y
las llanuras costeras, hasta pobre, en la zona de San Felipe.

En el valle del río, el agua del subsuelo es del tipo de bicarbonato de sodio,
y contiene de 450 a 800 ppm del total de sólidos disueltos. En la llanura del lito-
ral, al sur del río, es similar a la que se encuentra en el valle, si bien el total
de sólidos disueltos es un poco más alto. Al norte del río, en la subcuenca del Huaura
correspondiente a la llanura costera, el tipo de agua subterránea es mixto, es decir,
tipo bicarbonato-sulfato de calcio-sodio. Su calidad es buena y el total de sólidos
en solución es de 500 a 800 ppm.
111

En la cuenca de Santa Rosa, la calidad del agua varía desde un tipo de bicarbo-
nato de sodio con menos de 550 ppm en el extremo superior, hasta un tipo de cloruro
de sodio con 1 500 ppm en el extremo inferior* El agua del subuselo de la cuenca de
San Felipe es evidentemente de calidad pobre; en los pocos pozos profundos que exis-
ten en esta zona, el agua extraída contiene de 1 400 a 4 000 ppm en términos de sóli-
dos disueltos. Este agua es del tipo de cloruro de sodio. La calidad del líquido ex-
traído de pozos poco profundos es mucho mejor, lo que indica que aquélla podrá incre-
mentarse a medida que las aguas de percolación se desprendan de mayores cantidades de
la sal proveniente de los materiales de aluvión.

Recarga y uso actual de las aguas subterráneas

En las cuatro cuencas se encuentran condiciones ilimitadas o parcialmente limita-


das en cuanto a la retención de aguas subterráneas, de manera que la recarga de los
acuíferos se realiza por percolación del exceso de líquido en las operaciones de rie-
go. Esta es la iónica fuente de reposición en las cuencas de Santa Rosa y San Felipe.

En el valle y en las cuencas de la llanura litoral la recarga puede provenir del


río. Sin embargo, esto no ocurre en las condiciones actuales. La cantidad de agua
del subsuelo extraída de estas cuencas representa tan sólo el 10 por ciento de la in-
filtración anual del agua de riego, según los cálculos realizados. Los niveles freáti-
cos se mantienen, pues, por encima del nivel del río, lo que hace imposible la recarga
procedente de esta fuente.

Rendimiento de los depósitos de agua subterránea para el desarrollo futuro

La cantidad de agua que el subsuelo de las cuatro cuencas pueda proporcionar de-
pende de las condiciones de la demanda. Hay que tomar en consideración factores tales
como el grado de fluctuación de las tasas de bombeo en relación con el rendimiento me-
dio a largo plazo. Las cantidades de agua que requieren los dos programas de riego
formulados con arreglo al Proyecto podrían obtenerse mediante una planificación y
administración apropiada. En el presente informe se describen los planes que se han
trazado para hacer frente a estas necesidades y para atender a la futura expansión de
la utilización del agua del subsuelo para fines municipales e industriales.

EMPLAZAMIENTO DE LAS PRESAS Y LOS EMBALSES

En lo que concierne a la construcción de las presas y los embalses, se tomaron


originalmente en consideración 23 lugares en la zona alta de drenaje, es decir, en la
sierra, y cuatro en la zona del litoral. Basándose en evaluaciones someras de todos
estos lugares, no se puso de manifiesto ningún problema geológico que indicara la ne-
cesidad de rechazar un determinado emplazamiento para someterlo a un nuevo examen.
En toda el área de avenamiento, las gradientes del flujo hídrico son pronunciadas y
los canales estrechos. Por esta razón es indispensable construir presas altas para
lograr un almacenamiento relativamente pequeño.

En las elevaciones superiores, generalmente por encima de los 3 500 ra, las more-
nas terminales constituyen los obstáculos más comunes que se encuentran en los valles,
al considerar el posible emplazamiento de presas. Por debajo de la elevación en que
aparecen las modificaciones glaciáricas, los inconvenientes tienen principalmente como
causa la presencia de estratos resistentes de piedra arenisca Chimú, de piedra caliza
Jumasha o Pariahuanoa, en donde los canales de la corriente van en sentido transversal
en relación con la tendencia estructural. Casi todos los sitios examinados están atra-
vesados, en su totalidad o en parte, por una falla de mayor o menor magnitud. Sin em-
bargo, en ninguna de las fallas observadas se advirtieron señales de actividad recien-
te.
112

La zona que se extiende desde Sayán hasta más arriba de Churín se ve todos los
años amenazada por los guaicos, es decir, aludes fangosos que se presentan de ordina-
rio en la estación lluviosa» No se llegó a considerar la posibilidad de seleccionar
un emplazamiento en esta zona.

Las rocas de cimentación de los posibles emplazamientos del litoral están consti-
tuidas por vina inyección cristalina masiva de batolito costero, con una sección de ca-
nal rellena de materiales de aluvión permeables y no consolidados.

5.1 Actividad sísmica

El área del Proyecto forma parte de una región de mucha actividad sísmica, en la
cual todos los epicentros registrados están situados por debajo de la corteza terres-
tre. Por lo tanto, no es probable encontrar ninguna relación directa entre la acti-
vidad sísmica y la estructura geológica de la superficie. No obstante, es necesario
tener en cuenta la posibilidad de una ruptura superficial a lo largo de cualquiera
de las líneas de falla que existen en la zona del Proyecto y, además, investigar las
posibles fallas en el sitio de emplazamiento de cualquiera de las presas.

El factor de mayor consideración en lo que concierne al diseño sísmico son los


efectos de los terremotos. Cabe esperar que las presas que se construyan dentro del
área del estudio experimenten durante el período que han de funcionar algunos sacu-
dimientos moderados o fuertes*

5,2 Emplazamientos propuestos

Una vez que, como resultado de las investigaciones geológicas iniciales, se redu-
jo el número de emplazamientos que habían de ser estudiados, se seleccionaron tres de
ellos para la confección de los respectivos mapas y la evaluación del terreno de sos-
tén. Sin embargo, los planes definitivos sólo se refieren a dos lugares a saber, Rum-
rococha y Patón.

La presa de Rumrococha se levantará sobre esquistos de la formación de Oyón.


Las rocas de cimentación son, al parecer, impermeables, pero tal vez sea necesario es-
tabilizar las grietas acuíferas. Es posible que los materiales que se requieran para
la construcción de terraplenes se encuentren, en cantidades suficientes, a unos cua-
tro kilómetros del lugar de emplazamiento. Los problemas de este sector son los so-
portes; el sostén derecho puede estar constituido en parte por materiales de la morena
lateral, y el izquierdo, por una antigua masa de corrimiento.

La presa de Patón se asentará a una morena terminal, por debajo de la cual existe
una capa de esquistos y piedra arenisca de la formación Carhuaz. El punto de cons-
trucción está situado dentro de un complejo de fallas grandes, una de las cuales se
extiende por detrás del sostén izquierdo. En este lugar son muchos los problemas po-
tenciales que requerirían la elaboración de un programa completo de exploración con
el fin de encontrarles solución; cabe citar, al respecto, la posible fuga de agua a
través de la caliza depositada detrás del soporte izquierdo; la falla que se extiende
transversalmente y pasa cerca del eje de la presa, y la investigación de la permea-
bilidad de la morena. En la vecindad del sitio elegido pueden, en general, encontrar-
se materiales de préstamo para la construcción de un terraplén o de un dique de roca^-
11a.
113

1.6 ESTUDIOS CORBELATIVOS

Los informes relacionados con el área del Proyecto se enumeran en la bibliograr-


fía, conjuntamente con otros documentos utilizados en esta investigación.
114

Capítulo 2

GEOLOGÍA DEL AREA

Tal como ya ha sido mencionado, el técnico enviado por el Servicio de Reconoci-


mientos Geológicos de Inglaterra reconoció la zona del Proyecto y elaboró varios ma-
pas geológicos (a escala 1:100 000) y su informe, junto con dichos mapas, será pu-
blicado en breve por el departamento de la Carta Geográfica Nacional (véase la biblic
grafía). La geología del área que aparece en el dibujo 2 se basa en el trabajo rea-
lizado por el mencionado técnico. Los aspectos que en relación con los datos geológi-
cos tienen una vinculación directa con los estudios se examinan con mayor detalle en
los capítulos posteriores.

En este capítulo se presenta un breve resumen de los acontecimientos geológicos


que han dado lugar a la presencia de los actuales materiales en la zona del Proyecto
y a sus relaciones estructurales. A continuación, se describen la estratigrafía y es-
tructuras correspondientes.

2.1 HISTORIA GEOLÓGICA

Las rocas visibles más antiguas son sedimentos de la primera etapa del período
Cretáceo. La zona de desagüe del río Huaura cubre lo que entonces era la depresión
occidental del cinturón geosinclinal andino. Hubo intensa actividad volcánica al prin-
cipio del referido período Cretáceo, caracterizada sobre todo por materiales volcáni-
cos submarinos arrojados a la orilla occidental, visibles a lo largo de la costa. La
transgresión marina fue bastante extensa en la depresión occidental y hacia la época
del período Cretáceo superior se había ya formado vina serie de depósitos de piedra
arenisca, dolomías y esquistos, extendidos hasta la depresión oriental.

Hacia el^final del período Cretáceo, se iniciaron los primeros movimientos tectó-
nicos, que señalaban la posible elevación de los Andes actuales. La depresión occi-
dental del Perú comenzó a ascender, debido al comienzo de la formación de pliegues y
fallas de los depósitos del período Cretáceo medio y la inyección batolítica. Al ter-
minar las fases de dicho período, había emergido ya toda la cordillera, aunque con el
carácter de subaltiplanicie, cuya alt tira no excedía de 2 000 m. Este período de emer-
gencia está representado por una serie de yacimientos de conglomerados ocres, la for-
mación denominada Casapalca, que aparece a lo largo del límite oriental de la zona del
Proyecto.

Una segunda fase de fuertes plegamientos y de fallas de corrimiento de la región


se presentó durante la primera época del período Terciario y prosiguió, con impulsos
de diversa magnitud, en el Mioceno. Esta superficie se interrumpió debido a la frac-
turación en bloques y a la actividad volcánica.

Por último, a finales del período del Plioceno se registró la máxima ascensión
de los Andes y la cordillera alcanzó su altura actual. Es probable que esta orogenia
se haya extendido hasta el período Cuaternario. El hecho de que en el sector central
del Perú no existan fallas importantes que pudieran asociarse con tal elevación, indi-
ca que ésta se debe a una combadura positiva de la corteza de esa zona.
115

Como resultado de la elevación de los Andes actuales, se formó la estructura de


drenaje que existe en la actualidad» Las distintas corrientes comenzaron a excavar,
por su acción erosiva, profundos y estrechos canales para llegar hasta el océano*
Dos fases, por lo menos, de glaciación cuaternaria se han registrado forzosamente en
las elevaciones superiores, excavando valles por frotamiento y dejando depósitos de
morenas*

En la actualidad, sólo quedan restos de tales movimientos glaciáricos en las par-


tes más elevadas de la zona de estudio. Las corrientes se abren paso a través de los
antiguos depósitos de materiales de acarreo glaciar y siguen hacia el mar. A lo largo
de la costa y en las laderas de los canales, los restos de bancales evidencian los
cambios que han experimentado las condiciones climáticas o los reajustes del nivel bá-
sico de las vías de desagüe. Este último fenómeno quizás ha sido causado por la
emergencia de los Andes o bien por la retirada y el avance de los glaciares.

2 ESTRATIGRAFÍA

Las unidades geológicas que existen dentro del área del Proyecto pueden ser cla-
sificadas en dos agrupaciones: las fonnaciones endurecidas, que pertenecen a la edad
Terciaria primitiva o a una época anterior, y los depósitos más jóvenes y aún no con-
solidados, que corresponden a la edad Cuaternaria. El primer grupo está representado
por rocas que, esencialmente, se han formado antes de la emergencia de los Andes ac-
tuales, en tanto que el segundo grupo está constituido por materiales resultantes de
los procesos de erosión a que dio lugar la elevación de tales montanas.

2.1 Formaciones precuaternarias

Como podrá observarse en el dibujo 2, existen en el área de estudio cuatro fajas


perceptibles de rocas consolidadas, que se extienden en dirección paralela a la costa.
Del litoral, tierra adentro, se encuentran rocas volcánicas costeras, el complejo ba-
tolítico, las rocas volcánicas de la sierra y las rocas sedimentarias cretáceas. Las
primeras, es decir, las rocas volcánicas del litoral son, por lo menos en parte, de la
misma edad que los sedimentos cretáceos que se encuentran en la sierra. En discordan-
cia geológica, sobre estos sedimentos se encuentra la extensa y espesa capa de rocas
volcánicas de la sierra, formadas probablemente en las postrimerías del período Cre-
táceo o a principios de la edad Terciaria. Introducido en este conjunto se encuentra
el complejo batolítico del litoral.

2.2 Rocas volcánicas costeras (formación Casma)

A todo lo largo del litoral puede observarse una serie de rocas volcánicas en ca-
pas delgadas junto con algunas capas intermedias de piedra caliza y arenisca. Esta
formación se extiende hasta unos 15 km tierra adentro resultando luego interrumpida
por el complejo batolítico. Algunas veces estas rocas se ven hendidas por fallas y
materias sedimentarias metamórfioas de composición diorítica. Las rocas volcánicas
están constituidas por andesita, lava y ceniza, con algunos gruesos látigos de basalto.
Muchas de estas rooas quedaron depositadas en el mar. Las capas intermedias están
formadas, de ordinario, por arenisca grauwakítica.

El estrato se presenta contorsionado en plegamientos abiertos y forma un complejo


de fallas. En general, los pliegues están inclinados en una magnitud de 15 a 30 gra-
dos en relación con la horizontal, pero su dirección varía considerablemente. En la
vecindad de Huacho se dirigen hacia el sudoeste, pero en otros lugares los afloramien-
tos se comportan de modo diferente y hacen difícil toda correlación.
116

2.2.3 Rocas sedimentarias cretáceas

Extendiéndose desde Churín hacia el este se encuentra la segunda faja de rocas


cretáceas, que se presentan, con muchos plegamientoe y fallas, en una serie de piedra
arenisca, caliza y esquistos. Estos sedimentos, que provienen de la primera etapa del
período Cretáceo y, posiblemente, del Jurastico,representan la historia casi continua
de los últimos tiempos de las formaciones cretáceas. Las rocas volcánicas costeras
tienen, por lo menos en parte, la misma edad de estos sedimentos y tal vez, en alguna
época anterior, ha existido alguna conexión entre ellos. Sin embargo, esta posible
relación se ve ahora obscurecida por la intrusión del complejo y por la capa de ro-
cas volcánicas terciarias.

Las formaciones cretáceas de la sierra, partiendo de las más jóvenes, y su es-


pesor, según aparecen en el área del Proyecto, fueron establecidos por Cobbing (ver
Bibliografía (2)) en la forma siguiente:

Formación Litología Espesor en metros

Casapalca Estrato continental 50 + ?


Celendín Caliza esquistosa 50 - 100
Jumasha Caliza masiva 600 - 700
Pariatambo Caliza negra orgánica 150
Chuleo Caliza esquistosa 150
Pariahuanca Caliza masiva 50
Parrat Piedra arenisca 20
Carhuaz Esquistos 400
Santa Caliza 150
Chimú Piedra arenisca 600
Oyón Esquistos 400
La formación Oyón es la más antigua de esta zona. Está integrada por una serie
de esquistos y por una delgada capa de arenisca fina, con pequeños depósitos de car-
bón. La base de esta formación no es visible, de manera que su espesor total y los
materiales subyacentes son desconocidos. Cabe indicar que la blandura de la base de
esta formación ofreció un plano débil durante la fase de plegamientos y fallas de es-
tos sedimentos, de manera que las grandes fallas causadas por impulsos, así como otras
estructuras complejas características de la sierra, han tenido que asociarse con esta
unidad geológica. En la actualidad los estratos están muy contorsionados y fracturar-
dos y su color varía del gris obscuro al rojo, con algunas manchas amarillas.

El extremo superior de la formación Oyón representa la transición de las delgadas


capas de arenisca fina a los estratos espesos que se encuentran por encima de la for-
mación Chimú. Esta última formación está integrada principalmente por estratos de
arenisca cuarcítioa, de un espesor que va de mayor a mediano, con algún material es-
quistoso cerca de su base. Sus capas son competentes y muestran poca o ninguna con-
torsión interna, además de que, por lo general, forman acantilados altos y escarpa-
dos en los respaldos de los valles.

La formación Chimú es JLa más baja del grupo Qoyllarisquisga, que comprende las
formaciones que existen por debajo de las piedras areniscas del período Cretáceo me-
dio (Albion). Además de la formación Chimú, figuran en este grupo las formaciones
Santa, Carhuaz y Parrat. La primera de éstas está constituida por una corta serie de
estratos de espesor medio, integrados por piedra caliza y dolomías, que separan la
formación Chimú, por debajo, de la formación Carhuaz, por arriba. Esta formación
117

Carhuaz está compuesta por capas intermedias de escaso o mediano espesor, en las que
se han combinado la arenisca, los sedimentos endurecidos y los esquistos que, a la
intemperie, han adquirido un color pardo, amarillo o rojo. Por ser menos resistentes,
han formado buzamientos por enoima de los estratos endurecidos Chimú y Santa. La
unidad más alta de este grupo es la formación Farrat, una sección relativamente del-
gada de arenisca gris-blancuzca, de granulación mediana o gruesa, que se apoya en los
sedimentos endurecidos de la formación Carhuaz.

Por encima del grupo Goyllarisquisga existe una serie de calizas y areniscas cal-
cáreas, de la edad albiense. Estas abarcan las formaciones Pariahuanca, Chuleo y Pa-
riatambo, así como el sector inferior de la formación Jumasha. La Pariahuanca es una
formación de caliza masiva con algunas capas intermedias de arenisca calcárea. Está
expuesta a la erosión y sus afloramientos adquieren un color pardo-amarillento. La
formación Chulee está constituida principalmente por caliza esquistosa, aunque en la
mitad inferior pueden encontrarse estratos intermedios de arenisca calcárea. La épo-
ca albiense superior está representada por la formación Jumasha, una serie de estra^-
tos de caliza masiva y dolomías, con afloramientos de un color gris-azulado. La roca
es resistente y forma muchos de los elevados cerros situados cerca de la línea de par-
tición continental. Constituye una de las formaciones más recias y, en cuanto a edad,
se extiende evidentemente desde el período Cretáceo medio hasta el superior.

Sobre la formación Jumasha se ha superpuesto, en forma congruente, la formación


Celendín. Esta unidad geológica consiste de una capa de caliza esquistosa, de escaso
espesor y de poca resistencia. Los afloramientos son de un color pardo-amarillento y
forman buzamientos inferiores, por encima de los agudos y escarpados perfiles de la
formación Jumasha.

En la parte superior de la formación Celendín, y en discordancia con ésta, se


encuentra la formación Casapalca, que está constituida por una serie de estratos con-
tinentales ocres, posiblemente de la última etapa del período Cretáceo o de principios
de la edad Terciaria. Formados sobre todo por sedimentos endurecidos, piedra arcillo-
sa y conglomerados arenosos, estos estratos no están bien cementados y pueden ser ata-
cados con facilidad por la erosión. Sólo los márgenes de esta formación quedan com-
prendidos en la zona de estudio; las secciones más profundas y más extensas están si-
tuadas al este de la línea de partición continental y al sur de la referida zona.

4 Rocas volcánicas de la sierra (formación Calipuy)

Por encima de los sedimentos cretáceos, y en notable disconformidad con éstos,


se encuentra un grueso estrato de rocas volcánicas que proceden probablemente de la
primera etapa de la edad Terciaria. Formadas por brecias, lavas y cenizas, estas ro-
cas son, principalmente, dacitas y andesitas, aunque en ellas hay algo de basalto.
Cubren una extensa porción de la sierra central comprendida en el área de estudio y
se extienden en dirección oeste, incluso hasta Sayán. El suave plegamiento de estas
rocas se presenta en notable contraste con la intensa deformación que se observa en
las rocas primitivas. Algunas capas de poco espesor situadas cerca de la base de la
unidad se han contorsionado más que la porción principal, lo que quizás se deba a una
fase anterior.

5 Complejo batolítico costero

Una característica distintiva de las montanas de los Andes es el estrecho bato-


lito que aflora en el buzamiento costero y que se extiende a lo largo del Perú y pene-
tra posteriormente en Chile. La porción perceptible en el área de estudio es un com-
plejo formado por una serie de intrusiones cuyo emplazamiento se ha iniciado, al pa-
recer, inmediatamente después de los extensos plegamientos y fallas de finales del pe-
ríodo Cretáceo o de principios de la era Terciaria.
118

Estas intrusiones comprenden muchos cuerpos separados que tal vez puedan agrupar-
se en cinco unidades generales, lo que da una idea de la secuencia de la transición
de rocas básicas a rocas acidas. Estas unidades corresponden a una primera fase de
las rocas gabroicas y dioríticas, a la que siguió la intrusión de grandes cuerpos de
composición intermedia. Los primeros de éstos estuvieron constituidos por tonalita
Paacho, que forma la porción oriental del batolito. Hacia el oeste se encuentra el
complejo de Santa Rosa, que es una serie de materiales intrusivos, especialmente tona-
lita. La tonalita Purmacana se extiende hacia abajo y penetra en los márgenes del
sector noroeste del área de estudio, en tanto que la porción sudoeste de la zona del
Proyecto está constituida por el complejo granodiorita Lachay Jecuán.

Evidentemente, después de estas grandes rocas intrusivas se presentó un período


de penetración de diques. También quedaron emplazados pequeños conjimios de granodio-
ritas y tonalitas, muchas de las cuales estaban vinculadas al dique filoniano anular
que existe cerca de Sayán, entre la primitiva tonalita Paacho y el complejo de Santa
Rosa. La última fase de asentamiento es un complejo de diversas rocas intrusivas del
grupo adamelita.

Las primitivas rocas básicas y rocas de dique se caracterizan por sus colores
obscuros y, en general, forman bloques moderados en sus afloraciones. Las tonalitas
y adamelitas de la última etapa son típicamente masivas, se presentan en estado cris-
talino bruto y son de colores claros. Se ha observado poca fracturación y trituración
en estas rocas.

2.3 DEPÓSITOS CUATERNARIOS

Los sedimentos que han quedado desde que comenzó la principal elevación de los
Andes son limitados en extensión, debido al predominio del proceso de erosión. Los
sedimentos más importantes son los depósitos aluviales de los canales de flujo y los
depósitos de morenas dejados por los glaciares al retirarse. Entre los demás mate-
riales cabe citar las arenas eólicas (transportadas por el viento) que se encuentran
a lo largo de la costa y se extienden tierra adentro hasta unos 15 km, y las arenas
de playa, adyacentes a la ribera del mar*

2.3.1 Materiales de aluvión

Los materiales que han quedado en los canales de desagüe del área de estudio for-
mados por diversas mezclas pobres de grava, arena corriente y arena fangosa y arci-
llosa, con poca cementación o consolidación. Pueden dividirse en dos grupos: tierras
de aluvión depositadas por el río y materiales de arroyo seco o de quebrada seca.

En los casos en que el cauce lleva agua, por lo menos en ciertas estaciones, los
materiales son redondos y tienden a agruparse por tamaño. Este proceso se desarrolla
mejor en el canal del río Huaura, más abajo de Sayán, en donde bajo los altos bancales
del río se han agrupado gravas y arenas brutas, con pequeños depósitos intermedios de
limo y arena arcillosa. En el área de estudio se han reconocido dos etapas de banca-
les.

Más arriba de Sayán, también los tributarios del río Huaura acarrean materiales,
pero se trata de depósitos que son más bien característicos de las corrientes torren-
ciales, es decir, materiales no bien redondeados y con poca capacidad de agrupación.
Es frecuente encontrar grandes bloques erráticos, de mi metro de diámetro.

El segundo grupo de depósitos aluviales se encuentra en los tributarios secos del


río Huaura y en las otras quebradas de las tierras secas de la zona baja. En estos
lugares los canales están llenos de detritos de fonaa angular, sin formar agrupaciones,
119

y contienen materiales intemperizados en mayor cantidad que los depósitos de los ríos.
Todo este material se moviliza únicamente con las inundaciones esporádicas o debido a
la fuerza de gravedad. Los tramos más altos de algunas de estas quebradas, ordinaria-
mente secas, llegan hasta los bordes de la zona de precipitación (el sector de transi-
ción entre la costa seca y la sierra húmeda). En estas quebradas, las lluvias ocasio-
nales pueden causar ciertos aludes fangosos destractores o guaicos, cuando los detri-
tos acumulados se saturan en las laderas muy inclinadas.

Morenas

En la sierra, por encima de los 3 500 m, las crestas fracturadas de las morenas
terminales atraviesan los valles indicando los puntos hasta donde llegaron los glacia-
res estáticos en el período helado del Pleistoceno. Las partes laterales de los va-
lles, especialmente en las grandes elevaciones, suelen estar cubiertas por depósitos
de morenas y muchos de los rebordes interfluviales muestran una capa de detritos pro-
cedentes de los glaciares. Estos materiales son, típicamente, depósitos heterogéneos
de bloques erráticos, grava y arena simple en un lecho de arena arcillosa. Ocasional-
mente, pueden observarse pequeños depósitos de arena y grava limpia en los lugares en
que las aguas derretidas que desprendían los glaciares se abrieron paso a través de
la capa de residuos.

Arenas eólicas

En la seca faja costera del área de estudio, los vientos predominantes han trans-
portado una gran cantidad de arena, de granos finos y medianos, distribuidos en direc-
ción norte, a partir de la playa. Al encontrar las primeras colinas, los vientos gi-
ran hacia el este, penetrando más directamente en la zona interior y perdiendo rápida-
mente su impulso. Los materiales acarreados por el viento se depositan tierra adentro
hasta unos 15 km en el inmediato sector meridional del río Huaura. De un modo carac-
terístico, las arenas cubren con una delgada lámina las tierras de aluvión y el lecho
rocoso, pero en algunos lugares, como por ejemplo en Las Salinas, se encuentran exten-
sos y espesos depósitos de materiales transportados por el viento. Las antiguas are-
nas de origen eólico, ya estabilizadas, están formando parte de estos gruesos yaci-
mientos. Casi siempre, éstos están cubiertos por un ralo tapiz vegetal. El fenómeno
de consolidación y, probablemente, cierta ligera cementación producida por la oxida^
ción de las menas arenosas, han oreado una rigidez de tal magnitud como para permitir
rasgamientos casi verticales de este conjunto arenoso,por lo menos en presencia del
clima árido de la costa.

Arenas de playa

A lo largo de la costa, puede observarse una interdigitación de la arena de gra-


nos finos y medianos que recubre las playas con los depósitos del abanico del delta
del Huacho y con las fajas de depósitos de los bajos, como los que existen en la zona
de San Felipe. Esta interdigitación no es extensa y carece de importancia para el
presente estudio.

ESTRUCTURA

La elevación final de los Andes, que se inició en las postrimerías de la era Ter-
ciaria, prosiguió en la Cuaternaria. Parece que, al principio, el área del Proyecto
sufrió una combadura hacia arriba, ya que las actuales estructuras son más antiguas y
no guardan ninguna relación con tal movimiento ascensional. Las referidas estructuras
(pre-andinas) fueron provocadas por las fuerzas de compresión que dieron lugar a com-
pactos plegamientos y grandes impulsos intrusivos en los sedimentos del sector geo-
sinclinal de los Andes. A raíz de este fenómeno, se presentaron las fallas en bloque
y la intrusión del batolito.
120

2.4»1 Fallas y plegamientos de la sierra

Las formaciones cretáceas del sector geosinclinal andino han sufrido compactos
plegamientos alrededor de ejes que se orientaban en dirección noroeste-sudeste. En
algunos de los flancos de estos pliegues, ocurrieron fallas de corrimiento, como pue-
de observarse en la sección de geología, dibujo 12. Podrá advertirse que durante los
plegamientos y las fallas, la formación (fyón actuó como cinturón débil en el cual se
desarrollaron los movimientos de intrusión. La marcada orientación noroeste-sudeste
que presentan estas estructuras ha influido vigorosamente en la disposición del dre-
naje provocado por el ascenso de los Andes; el avenamiento de la sierra se presenta
en forma de parrilla y los canales más grandes siguen la tendencia estructural.

Una característica importante de la sierra es la zona de falla inversa, que coin-


cide con la línea de partición continental. Este fenómeno se registró evidentemente
en la primera fase del período Cretáceo, donde tal falla constituyó la línea de arti-
culación que separaba el área de depresión occidental del Perú y el segmento geanti-
clinal del Marañón. En una fase posterior, constituyó la frontera entre la faja de
plegamiento compacto de sedimentos comprendida en la zona del Proyecto y los pliegues
más abiertos que aparecen más al este. Algunos investigadores creen que su estructu-
ra planiforme y su posición constante demuestran que se trata de la zona de ruptura
de la roca de basamento (Wilson, 1963 - ver Bibliografía ( H ) ) .

Abriéndose paso a través de la faja principal de pliegues y corrimientos existe


un sistema vertical o casi vertical de fallas normales. Por lo general, éstas se ca-
racterizan por fracturas limpias, con escaso resquebrajamiento de los materiales ad-
yacentes. En forma característica, esta discontinuidad crea los medios de intercone-
xión de la estructura reticular del drenaje. Como resultado de ello, los emplazamien-
tos que se han propuesto para las presas coinciden, por lo general, con estas fallas
transversales o están en la vecindad de éstas (véanse los informes sobre los emplaza-
mientos preliminares señalados para las presas).

2.4.2 Fallas y plegamientos de la costa

Fuera de la sierra, pueden encontrarse estructuras de plegamiento en la delgada


capa de rocas volcánicas de la formación Casma, a lo largo de la costa. Estos depó-
sitos se presentan en pliegues abiertos e irregulares con una inclinación de 10 a 20
grados y siguen, en general, una dirección noroeste-sudeste. Sin embargo, los ejes
de plegamiento no están bien desarrollados y presentan dislocaciones debidas a peque-
ñas fallas acodadas, por lo cual es difícil correlacionar los afloramientos.

En esta región del litoral, dos importantes conjuntos de discontinuidad estructu-


ral, o líneas de fallas, se ponen claramente de manifiesto, especialmente en el bato-
lito costero: una que va de norte a sur, y otra, de oriente a occidente. Registran
poco o ningún espaciamiento o intervalos de trituración entre los afloramientos y, en
principio, pueden considerarse más bien como expresiones topográficas lineales. Es
evidente que las referidas alteraciones ocurrieron durante el asentamiento del batoli-
to; las relaciones entre los suelos indican que muchos de los cuerpos intrusivos es-
tán limitados por estas líneas, las cuales estuvieron en condiciones de detener la pe-
netración.

El conjunto más importante se dirige de norte a sur y cruza el río Huaura por un
punto situado cerca del centro del valle. Su extensión excede de los 35 km y sale del
área de estudio en dirección al norte. Hay, en realidad, dos rupturas, de las cuales
la oriental es la mayor (véase dibujo 2). Esta ruptura oriental puede identificarse
fácilmente por la alineación de las quebradas y depresiones topográficas. Sin embar-
go, sólo en un sitio, a unos cuatro kilómetros al norte del río, hay evidentes señar-
les de fallas; en ese punto, una de las inyecciones de tonalita ha quedado alisada de-
finitivamente y se ha puesto claramente de manifiesto una zona de terreno triturado.
121

El resto de la ruptura puede advertirse por su expresión topográfica. Al sur del


río, esta ruptura se prolonga hasta el extremo superior de la zona de Santa Rosa para
desaparecer, finalmente, en el canal del río Seco. En ningún lugar al sur del río
Huaura se encuentran indicios litológicos de fallas. La señal de ruptura atraviesa
el banco interfluvial entre el río Huaura y el área de Santa Rosa en un pliegue anti-
clinal. Una capa masiva de tonalita en estado cristalino bruto es claramente visible
en este pliegue, pero no existen señales de fallas.

Tampoco las rupturas que van de este a oeste muestran indicios litológicos de mo-
vimientos de fallas. El ejemplo más importante a este respecto es el trazado lineal
del valle del río Huaura. También es importante, precisamente al norte de la zona
del Proyecto, el valle paralelo del río Supe. En ninguno de estos valles pueden ob-
servarse señales de interrupción de la estructura. Sin embargo, la hipótesis de que
el valle del Huaura sigue una línea de ruptura estructural ha sido respaldada por los
resultados de una investigación sobre la resistividad eléctrica realizada en la lla-
nura de Huacho; la configuración de la línea de contacto entre el lecho rocoso y el
material de aluvión, según puede observarse en el dibujo 15, indica la existencia de
un profundo pliegue sinclinal asimétrico por debajo del Huaura y alineado en congruen-
cia con el valle.

3 Actividad tectónica reciente

Todas las estructuras descritas anteriormente se han formado antes de la eleva-


ción definitiva de los Andes. Por consiguiente, ninguna de ellas ha afectado visible-
mente a los materiales no consolidados. No se ha encontrado durante el estudio efec-
tuado sobre el terreno ninguna prueba de actividad tectónica reciente. A pesar de
que la zona del Proyecto queda comprendida en una región de actividad sísmica, es evi-
dente que se trata de un fenómeno de acción profunda; los epicentros están por debajo
de la corteza terrestre y no tienen relación con las estructuras de superficie (véase
la sección referente a sismicidad en el capítulo 4, Estudios de geología aplicada).

Por tanto, puede afirmarse que, al parecer, no existen en el área del Proyecto
fallas que impidan el movimiento del agua del subsuelo ni tampoco fallas vivas que
constituyan una amenaza para las presas que se intenta construir. Estos aspectos se
examinarán nuevamente en las siguientes secciones: Estudios de aguas subterráneas y
Estudios de geología aplicada.
122

Capítulo 3

ESTUDIOS DE AGUAS SUBTERRÁNEAS

Algunas de las tierras ya regadas dentro de la zona del Proyecto están situadas
sobre acuíferos que contienen grandes cantidades de agua. Esta se ha almacenado en
cuatro cuencas, tal como se indica en el dibujo 3« Las cuencas en referencia son las
siguientes: el valle largo y estrecho del río Huaura; la llanura de Huacho, de forma
irregular; la cuenca intermontañosa de Santa Rosa, y las tierras bajas de Sfui Felipe,
Otros dos sectores que deben tomarse en consideración en los estudios sobre aguas
freáticas son el canal del río Chico y las Pampas Las Salinas* Bajo estos lugares
existen amplios conjuntos de materiales acuíferos que contienen, o pueden contener,
agua utilizable.

Los estudios que se han hecho para evaluar estos recursos de aguas subterráneas
se describen en esta sección. En primer lugar, se examinan los datos recogidos y lue-
go se procede a hacer una descripción de las características y capacidad de las distin-
tas cuencas. Finalmente, se formula un plan para el aprovechamiento de estas aguas.

COMPILACIÓN DE DATOS

Una de las primeras tareas de este estudio fue la compilación sistemática de da-
tos sobre las aguas del subsuelo. Se recogieron datos sobre el nivel freático y sobre
la calidad del agua y, además, se estableció un sistema para determinar la ubicación
de los pozos y sus características. En algunos de los pozos que estaban en funciona-
miento se efectuaron pruebas de bombeo. Asimismo, se llevó a cabo un programa de per-
foraciones exploratorias y ensayos y una investigación sobre resistividad eléctrica,
con objeto de determinar la amplitud y características hidráulicas de los acuíferos.

1 Programa de inspección y medición de pozos

En la época en que se inició el Proyecto, poca o ninguna era la actividad formal


de recolección de datos sobre la presencia de agua en el subsuelo de la zona de estu-
dio. La principal fuente de información fueron las solicitudes e informes sobre per-
foración de pozos (Resoluciones Ministeriales y Supremas) que conservaba el Director
de Aguas en su oficina de Lima. Se exigía al propietario que presentase una petición,
primero, para perforar un pozo y, luego, para utilizar el agua extraída. En la ofici-
na local (Huacho) de la Dirección de Aguas de Regadío, se compilaban datos de carácter
no oficial sobre la ubicación y utilización de los pozos.

Se encontró que estos datos no podían considerarse como completos. Por ejemplo,
no existían series cronológicas sobre el nivel y la calidad del agua. Por ello, re-
sultó indispensable iniciar inmediatamente una inspección ocular de los distintos po-
zos. Después de que fueron ubicados, se recogió información sobre su utilización,
sus propietarios y sus características. También se recogieron datos sobre el nivel
del agua y se extrajo una muestra de ésta en cada uno de los pozos. Las muestras se
enviaron al Laboratorio de la Universidad Agraria de La Molina para el correspondiente
análisis químico.
123

2 Tarjetas de datos de campo

La información recogida sobre oada pozo localizado en la inspección se registra


en una tarjeta d» datos de campo. En el gráfico se muestra un modelo de dicha tarje-
ta. En la cara frontal de la tarjeta aparece el número de identificación del pozo,
el nombre del propietario, el empleo del agua y las características del pozo. Existe,
además, un espacio para trazar un croquis que señale la ubicación. Al dorso se ano-
tan periódicamente los datos sobre las mediciones del nivel de agua y la fecha de la
visita. Estas tarjetas se conservan en una carpeta que se utiliza sobre el terreno.

3 Sistema de identificación de pozos

En la esquina superior derecha de la tarjeta de campo aparece el número de iden-


tificación del pozo. Este número se asigna de acuerdo con un sistema que indica
una cierta ubicación geográfica. Basándose en el sistema de coordenadas geográficas
del Perú, se ha formado un sistema de rejilla rectangular en el cual las coordenadas
este-oeste y norte-sur se indican por medio de su distancia en metros a partir de
una base arbitraria de longitud y latitud. En consecuencia, el sitio en que se en-
cuentra un pozo puede indicarse mediante las correspondientes líneas de "latitud" y
"longitud" de la rejilla y su intersección señala la esquina noreste de una superfi-
cie rectangular que contiene el pozo de que se trata.

Este sistema de rejilla se utiliza para determinar una superficie de un kilóme-


tro cuadrado. Este área se divide, a continuación, en 16 subáreas, cada una de las
cuales se identifica con una letra, por ejemplo, A, B, C, D, etc. Cuando dentro de
la misma unidad, por ejemplo "B", hay varios pozos, éstos se diferencian mediante un
número auxiliar: 1, 2, 3i etc. a medida que se van ubicando. Un modelo de este sis-
tema puede observarse en el gráfico Ib.

En teoría, aplicando sólo este sistema de rejilla, los pozos podrían identificar-
se con una aproximación al metro cuadrado más vecino. No obstante, esta operación
requeriría un mayor número de dígitos (lo que no resulta conveniente para el registro
mecánico) y, lo que es más importante, tampoco resulta práctico para el trazado que se
base en las escalas normales de los mapas. Una unidad de superficie que sea congruen-
te con las escalas típicas de los mapas y que, sin embargo, sea lo suficientemente pe-
quena para una ubicación significativa, podría ser un cuadrado de 250 m. La ubicación
pormenorizada puede determinarse por referencia a la tarjeta ie datos de campo.

4 Pozos de referencia

Después del primer mes de inspecciones sobre el terreno, se había recorrido una
superficie suficiente como para que sirviera de base a la selección de los pozos "de
referencia" que podrían utilizarse para las comprobaciones mensuales. Para este tra-
bajo se seleccionaron 19 pozos distribuidos en toda el área de estudio. Los hidro-
gramas de estos pozos aparecen en el dibujo 16 y su ubicación en el dibujo 3.

5 Niveles freáticos

Durante la inspección inicial realizada en los meses de enero y febrero de 1968,


se registraron los niveles del agua de cada uno de los pozos localizados, obteniendo
de esa manera una serie completa de datos recogidos en un período de dos meses. Una
segunda inspección de las distintas zonas se llevó a cabo seis meses más tarde, en
agosto de 1968.
124

En base a todos estos datos, se trazaron mapas que indicaban el perfil del nivel
de agua, pero la inexistencia de pozos en la mayoría de las zona impidió el trazado
de tm perfil significativo. Sólo en la Llanura de Huacho había pozos en cantidad su-
ficiente, pero aun en este caso se trataba de pozos de excavación que sólo penetraban
hasta la superficie inmediata del acuífero. Los mapas del perfil del nivel de agua
en la Llanura de Huacho, preparados con estos datos, aparecen en los dibujos 1 y 18.

3.1.6 Calidad del agua

Durante la inspección inicial, se extrajeron muestras del agua de casi todos los
pozos. Como se indicó anteriormente, estas muestras áe enviaron al laboratorio de
La Molina para que se hicieran los análisis correspondientes y luego se inició un re-
gistro de datos sobre la calidad del agua. Al principio,se solicitó el análisis nor-
mal para determinar la cantidad de calcio, sodio, potasio,y de oarbonatos, sulfates,
cloruros y nitratos, además del total de sólidos disueltos y de la conductividad
eléctrica. Cuando se tuvo ya un conocimiento respecto a los tipos de aguas subterrá-
neas se solicitó otro análisis para determinar la presencia de boro. Los datos de
los análisis químicos de las muestras extraídas de los pozos se indican en el cuadro 7*
Para hacer comparaciones, también se tomaron muestras de las aguas superficiales. Los
resultados de estos análisis y de las condiciones de calidad del agua se insertan en
la sección que trata de este asunto.

3.1.7 Resultados del programa

En el área de estudio existen dos tipos de pozos: los perforados por medio de
máquinas y revestidos con una capa metálica (pozos entubados) y los excavados a mano
(denominados de tajo abierto)t que están revestidos con madera, o más frecuentemente
con cemento. En la zona de estudio se localizaron 241 pozos, de los cuales I83 eran
de tajo abierto y 58 entubados. La distribución de estos pozos se resume en el cua-
dro 1 y su ubicación dentro de la zona se indica en los dibujos 4 a 8.

Cuadro 1
POZOS ACTIVOS LOCALIZADOS

San Santa Río Valle del Llanura


Uso del pozo
Felipe Rosa Chico río Huaura de Huacho

Riego 4 14 4 4
Ganadería 4 1 4
Municipal 1 3
Industrial 0
comercial 1 13
Consumo domés-
tico 1 16 149

Total de pozos
activos 5 19 4 22 169
Total de pozos
localizados 11 21 8 28 173
125

DATO TÉCNICOS SOBRE LOS POZOS wmm


u f wmm
AREA DEL PROYECTO DEL
RÍO HUAUfcA
mmmm «0* ««
W ©
FECHA
© ©
BOMBA
ALTURA Diómelro MOTOR
DE L A del D n metro ProfuixMod
a a*e*VAenMí«*
NUMERO DEL POZO DUEMO O HACVEHOA USO INSPECdÓJ
(metro*)
pe i o polo (pulgodot; (metro») Cdbatlo*
(«•tro») (pulgodot:
II nwniiiUKieiliiniiuniiiiliwiiiwiiWII

LLANURA DE HUACHO
87 7l/0m-Bl LEVER MCOCHA S A I 0-3-88 25 50 90 15 (6.00 •
87 7i/am-ai LEVER PACOCHA SA r 19-3-68 25 50 33.00 (7 15

87 71/ om - Oí JUNTA NAC OE LA VIVIENDA M 28-3-68 32 0 0 50 0 0 18

8772/0215-61 CONSA i 20-3-68 2850 45 0 0 (8

erTi/azis- u CONSA j (4-3-68 2900 36.00 18

« 7 7 2 / 0 8 ( 5 - LJ LEVER PACOCHA S A i (9-3-68 28 5 0 5400 18

8772/0215 - Ri LEVER PACOCHA 8 A i 19-3-68 2720 35 25 17 IS

8 7 7 2 / 0 2 1 9 - R» LEVER PACOCHA S A i (9-3-68 2720 59 7 0 (4 30

8772/0217- Ci S E R V A 6 U A P 0 T B HUACHO M 20-3-68 4750 5000 120 Mili gem


8772/0218- Si 5-3-68 6200 42 0 0
MUMCWML/QAD OE HUACHO M

8 7 7 2 / 0 2 » -Ai /Í-6-6S 91.00 385


HOA LAOfíINGA «MtieMauw («M^NMM*»)
8773/02f7-fll 20-3-68 50./5 4000 (8 3800
SER AGUA POTB HUACHO M
6774/0214-0 14-3-68 0700 18 40 00 mm
DELFÍN S A I 4 2 50
8774/0214 -N4 (4-3-68 0300 (8
PESOUERA SU LORENZO I Sw « M ^
8774/02I4-& (4-3-68 0630 (8 25
PESQUERA MEILAN S A X 2500 23.00 «IN
8778/0217-»! 7-3-68 67 2 2 (8
SER A6UA por-HUAURA M 3000 (8 0 0 25 ma
8778/0218-81 21-11-68 58 0 0 12
* 5000
8781/034-Ge 18-7-68 40 00 (9
MUNIOPALIOAO VE6UETA M
8782/0212 -Ni (8-7-68 12 50 12 á » irtitritái
SER AGUA POTABLE VEWETA M 30 15
8 7 8 3 / 0 2 » - Li (8-7-68 2 20
SLOUCESTER S A I 60 00
mM

VALLE DEL RIO HUAURA


8768/0259 Bl 29-(2-67 6(9 0 0 10 0 0 19

8768/0259-a 628O0 38 50 12

8769/0250-Hi 8-1-68 4 9 4 50 45 0 0 18 8 4200 90 8.40


HOA QUIRICO R
8770/ 0249- a HOA SN JCXONIMO R 18-1-68 48(00 40 00 20 10 38 00 85 14.47
8 7 7 0 / 0261- Rl M 31 -12-68 668.00 3700 18 08 33 0 0 120 ITS»
SER AGUA POTABLE SAVAN
8773/0234-Fi HOA CALDERA R 6-3-68 2 6 6 20 40 00 18 10 37 0 0 45 SÍ9 N*«Htt»4«. •» «•Mrw

8 7 7 3 / 0237- Si HOA HUMAYA R 28-2-68 313 20 38 00 15 8 50 4.86


3600
8775/0229- ft * 18-12-68 (9400 32 0 0 12 a» iM»aa> oe puota* MIL nuMstn»
8779/0231 -A HOA CASUAR(NAS R 7 368 30900 65 0 0 15 8 3«ií «2.(4
8780/0229-Ai 25000 14 2 63 0 0
CALUSA S (9-6-68 4960

SN. F E L I P E
8 7 8 7 / 0 2 ( 2 - Fi HOA SOMA S 3-4-68 3(00 6000 18 85 SW

8787/02(6-Li HOA SAN CARLOS R 26-12-67 107100 3000 19 SIN campo


8788/02(2-Ai HOA LAURENT 26(2-67 5000 saoo (9

8788/02(5-81 HOA LORENZO R 26-12-67 10100 7000 18 S«tJ «tit


8788/02(6-ft HOA SAN CARLOS R 26-12-67 11050 60J00 (8 22» 8iN B««tPO

8789/0215- Ri HOA AMRALLA S 28-12-67 115 00 5500 (8

879)/02(2-0i H M SOLIMANO 3-4-68 6075 6000 16 37 00 «K/J (3* Kftat

STA. ROSA
8756/0235-Ai M M ROSAR/O R 20-Í2-67 29000 4520 18 N K f i M Ü i i M H W » oreíuecUii
8 7 5 6 / 0 2 4 3 - fi HDA ENSENADA R 7-6-68 412 5 0 6150 18 10 5900 60 8»fi) 9.6© »**»
8756/0244-Mi MM SMIBOSCO R ¡5-Í2-67 42(00 8000 18 10 65 0 0 (20 mm
8756/0243-01 HDA. SISENAOA « *»•»«? 4(2.50 60.00 18 10 9000 92 MU
8 7 9 8 / 0 2 4 3 -El MM ROC MARTÍN » 18-12-68 4(500 50.00 IB o 4800 84 mi,)
8758/0243-Hi HOA SAMBOS» R 14-12-67 43000 8100 18 o 55 X» 71 *£+)
8759/0241 - Ri HOA D O N B E W I O S »-(2-67 593.50 4000 (8 8 3500 45
8759/0242-Ji HOA U I M O R (4-12-67 «3 50 5500 (8 10 (02 ttm ««• (tí
0-(2-67 32550 90.00 *7S

I
8780/0236- Fi HOA LOS MEDAÑOS R 18

8760/0242-Ji HOA S I M CLELIA R (4-«-67 402 00 6000 18 6 5500 83 í »

8760/0248-Ji HM SANTA ROSA ff (7-12-67 5(2 0 0 (0(00 m 10 9900 (80 mm


8760/0249-Fl HOA SANTA ROSA R 19-12-67 522.00 100 0 0 18 (O 9900 180 4«.*7

85W/0237-NI HOA CAPUL LANA R 14-1267 3 3 4 50 6000 (8 10 5800 (20 2*8 ft»3 34

a7Bí/0242-L|- HOA SAN ROBERTO R 14-12-67 40120 5000 0 o 48 0 0 ((4 (ÉCW « i »

876(/t)246-Si HOA PAMPA BON(TA R 15-12-67 43700 8000 18 (O 55.00 85

V A L L E DEL RIO CHICO


8767/0261 - Bl FUNDO VÍLLA e-2-68 69600 (200 15 (100
rim J.2(
8767/0263 -Fi FUNDO AMBARPUOU/0 14-2-68 80400 800 20 •mmm-Li mm*
8767/0265 (* FUNDO PLATANAL 85400 2900 20 2700 45
R 29-(2-67 fl««;
8788/0271 -Ri FUNDO CASA V K J A 5-(-68 (,(2750 3330 (8

87X8/0271- Si FUNDO CASA VIEJA R 5-(-68 V 43.00 32.00 18 KM»


«7e«/0273-Pi F M D O CASA WEJA R S-í-68 1,21150 3250 18 3000 50 1ÍÍH¿ *9.» 25.»

I INDUSTRIAL SOURCE OF DATA I. INDUSTRIAL P W « L PEfWettAL


R IRRIGATION I MEASURED BY PROJECT PERSONNEL R RIE60
S STOCK I REPORTED BY O W N E R , A D M I N I S T R A T O R . e t c , S GANADERÍA ifcOH8&.
M' MUNICIPAL
M: MUNICIPAL
mmmimimmámmmmmmmmm mmmt
12?

No se pudieron localizar todos los pozos que existían en la vecindad de Huacho.


Del total estimado de 290 pozos de tajo abierto existentes en ese sector, sólo se pu-
dieron localizar oficialmente 183 de ellos. Un problema que se presentó durante la
inspección de esta zona fue la resistencia que mostraron algunos propietarios de pozos
que no querían permitir la inspección de los mismos por parte de nuestro personal y
que, a veces, ni siquiera admitían que poseían un pozo. Sin embargo, la representación
gráfica de los lugares en que se encontraban los pozos indica la concentración relati-
va de pozos pequeños en esta zona y su escasa importancia para los estudios correspon-
dientes no justificaban ningún esfuerzo ulterior para localizar los restantes.

Los pozos excavados a mano se destinan al suministro de agua para el consumo do-
méstico. Su profundidad llega a un metro por debajo de la capa freática. Algunos de
ellos han sido construidos por las municipalidades y se han destinado al uso comunal,
especialmente en las zonas de la campiña, cerca de Huacho, y en Vágueta. La mayoría
son, sin embargo, de propiedad privada y son utilizados hasta por tres familias. De
ordinario, el agua se extrae por medio de baldes, pero algunos pozos están provistos
de bombas de mano.

Los pozos entubados han sido construidos para usos municipales e industriales,
si bien una gran parte de ellos se destinaban originalmente al riego. Todos ellos
pueden considerarse como de elevada capacidad; el agua se extrae por turbobombas, aun-
que muchas de éstas no funcionan o no se usan. Los datos sobre estos pozos se indican
en el cuadro 2 y los registros referentes a perforación en el dibujo 10.

Son relativamente pocos los pozos entubados que existen en el área de estudio
(58) y en la época que se hizo la investigación, el 20 por ciento de ellos estaban
abandonados o no habían funcionado por más de cuatro años. Las razones aducidas para
explicar su falta de uso fueron, entre otras, las quiebras o clausura de actividades
comerciales, el abandono de las tierras o bien la existencia de suficiente agua super-
ficial. Sólo en dos casos se indicó como causa el bajo rendimiento (pozos inoperan-
tes o "secos"), a pesar de que se trataba de pozos activos. En la zona del Río Chico
los rendimientos no llegan a ser satisfactorios.

Los pozos instantáneos o entubados que se destinan al riego se consideran, pri-


mordialmente, como pozos de reserva; sólo se utilizan para complementar el suministro
de agua, cuando éste no es suficiente para hacer frente a las necesidades. En cambio,
los pozos municipales y los construidos con fines industriales se destinan a atender
la totalidad de la demanda. En términos cuantitativos, los pozos excavados a mano son,
por amplio margen, mucho más frecuentes. No obstante, la cantidad de agua extraída de
ellos es bastante inferior a la extraída de los otros pozos.

El técnico de contraparte, ingeniero Plores Coronado, efectuó una investigación


sobre el funcionamiento de los pozos con objeto de determinar la cantidad de agua ex-
traída, el calendario de bombeo y la utilización del líquido. En el cuadro 3 se han
consignado los datos sobre algunos pozos, información que indica la modalidad general
que se observa en la zona.

En base a esos datos, y teniendo en cuenta el número total de pozos activos, se


hicieron cálculos sobre la extracción de agua subterránea en 1968. Estos cálculos se
indicají en el cuadro 4«

Puede observarse que para atender al riego se destinan las dos terceras partes
del total del agua extraída y que su utilización, en lo que respecta al consumo domés-
tico e industrial, se ha concentrado en la vecindad de Huacho. Por otra parte, la
cantidad de agua extraída sólo representa una pequeña porción del potencial disponi-
ble, como se explicará en una sección posterior.
128

Cuadro 3

DETALLES DEL FUKCIOITAMIENTO DE LOS POZOS EN 1968

Pozos entubados

Funcionamiento de la bomba Total del


Zona y Descarga volumen
del pozo
número del pozo Uso del Días a Horas bombeado
Temporada (1/wg)
pozo la semana al día (miles de m^)

Santa Rosa
8756/0244-M1 Riego Ene-Feb 5 12 120 207
Jul-Dio 6 20 120 1 244
8758/0243-E Riego Ene-Feb 4 8 80 74
May-Dic • 6 14 80 774
Valle del Río
Huaura
8770/0261-R1 Municip. Anual 7 10 17 206
8769/0250-Hl Riego Oct-Feb 6 15 50 324
8773/0237-31 Riego Nov-Feb 6 15 90 311
Llanura de
Huacho
8771/0215-B2 Indust. Anual 6 Variables 8 97
8772/0215-L3 Indust. Anual 6 Variables 29 611
8774/0214-L1 Indust. Sep-rMay 6 16 30 373
Jun-Agt 6 12 15 47
8772/0217-01 Municip. Anual 7 19 97 2 228
| 8773/0217-R1 Municip. Anual 7 19 100 2 298

Pozos de tajo abi erto (consumo doméstico)

Cálculo del
volumen Total anual
Número del pozo Descripción del uso
diario
(miles de m3)
(m3/seg) |

8770/025O-SI Utilizado por 10 familias 0,824 I 0,30


(casas) aproximadamente 4
personas por casa (20 l/persona)
8773/0238-E1 Utilizado por 10 familias 1,970 0,72
(casas) aproximadamente 4
personas por casa (50 l/persona)
129

Cuadro 4

CALCULO TEL TOTAL DE AGUA SUBTERRABEA EXTRAÍDA EN I968

Volumen de agua subterránea


Total
extraída en miles de m3
Zona
Riego + Uso municipal + Uso industrial + (miles
de m3) (m3/seg)
reserva doméstico comercial

San Felipe 818 24 842 0,026 I


Santa Rosa 17 O87 17 087 0,540
Valle del río Huaura 1 081 283 1 364 0,043
Llanura de Huacho 8 5 738 2 689 8 435 0,266

Area del Proyecto 18 994 6 021 2 713 27 728

Promedio de extrac-
ción (m3/seg) 0,600 0,190 0,086 0,875

3.2 ELABORACIÓN DE MAPAS DE LAS UNIDADES HIDROGEOLOGICAS

En cuanto se inició la inspección de los pozos sobre el terreno, se inició tam-


bién la elaboración de mapas para determinar la extensión de los materiales que, con
facilidad, habrían de suministrar agua a los distintos pozos. La presencia en gene-
ral, de agua por debajo de las capas de material aluvial no consolidado, de depósi-
tos de origen eólico y de otros depósitos recientes en la región costera, justifica
la utilización del término acuífero. Todos estos materiales acuíferos varían en ca^-
rácter y en valor potencial pero pueden contener varios núcleos acuíferos, propiamen-
te dichos, aunque, en total, sus características, por lo que respecta a la producción
de agua, muestran van notable contraste con la poca permeabilidad del lecho rocoso sub-
yacente, de tipo endurecido o cristalino.

Algunos de estos materiales, aunque tienen un valor potencial como fuentes hídri-
cas, están situados a mucha elevación desde el punto de vista topográfico y no pueden
retener el líquido; cualquier cantidad de agua que llegue a ellos pasaría por infil-
tración a otros materiales menos elevados. Otro factor que limita su utilidad es su
espesor; por ejemplo, los depósitos aluviales de la cuenca son cuneiformes y sus flan-
cos tienden a laminarse. Al trazar los mapas se tuvieron en cuenta estos factores y
se evaluaron los depósitos según sus características. Casi todas las delineaciones
se hicieron originalmente sobre mapas topográficos confeccionados a escalas de
1:10 000 y 1:20 000 y, además, con la ayuda de fotografías aéreas. Los mapas de las
unidades hidrogeológicas figuran en los dibujos 4 a 9.

3.3 EXPLORACIÓN DEL SUBSUELO Y PRUEBAS DE CAMPO

Los preparativos de la segunda fase de compilación de datos, es decir, la explo-


ración del subsuelo, se iniciaron en marzo de 1967, cuando el consultor Glenn A. Brown,
visitó la zona del Proyecto, formuló un calendario de investigación y propuso un pro-
grama de perforación exploratoria. Este programa comprendía dos fases: en primer
lugar, la perforación de pozos de prueba con agujeros de observación a fin de obtener
información sobre las características hidráulicas de los acuíferos y, en segundo, el
130

taladrado de agujeros de exploración para determinar su amplitud y su composición.


Las pruebas de bombeo en los pozos activos contribuyeron a ampliar este conocimiento.
Como las perforaciones exploratorias se efectuaron con equipo rotativo, se pidió al
Sr. J. Arce Helberg, un geofísico de la localidad, que confeccionara un juego de re-
gistros electrográficos de seis de los agujeros abiertos, con objeto de definir, en
mejor forma, las características de los materiales acuíferos.

Una vez que las perforaciones exploratorias demostraron que la capa de materia-
les acuíferos tenía más de 100 m de espesor, se estimó que los sondeos de resistivi-
dad eléctrica contribuirían a determinar la profundidad de dichos materiales y a in-
dicar la existencia de crestas subterráneas en el lecho rocoso. Se encargó al mencio-
nado técnico Sr. Helberg para dirigir esta labor.

Por último, se hicieron mediciones de la infiltración para disponer de una base


que permitiera calcular la posibilidad de recarga hídrica de los canales y las probar
bles cuencas de recarga.

Perforación exploratoria

Se procedió a celebrar un contrato con la firma Soletanche Drilling de París,


Francia, para la perforación de 10 agujeros exploratorios y de observación, de cua-
tro pulgadas de diámetro, y de tres pozos de prueba, de 22 pulgadas. Los agujeros
llegaron hasta profundidades de 32 a 120 m pero no alcanzaron el lecho rocoso. Los
sitios de prueba (indicados en la sección de geología y en las figuras que muestran
la ubicación de los pozos) se determinaron teniendo en cuenta dos finalidades:

1) la obtención de información sobre las zonas en donde, con mayor probabilidad,


podía explotarse el agua del subsuelo; y
2) la obtención de datos gracias a los cuales se pudiera determinar el movi-
miento y la presencia de aguas subterráneas.

Las dos zonas más propicias para este tipo de desarrollo son el valle del río Huaura
y la Llanura de Huacho. La realización del programa de perforaciones y de pruebas de
bombeo se describe en el apéndice 1. Los registros de dichas perforaciones y los
correspondientes perfiles de resistividad eléctrica se resumen en el dibujo 11.

Se seleccionó para las pruebas el pozo 8775/Q228-A1 (en el sector de Vilcahuaura)


por estar ubicado en el extremo inferior del valle del río Huaura, aguas arriba de un
estrechamiento del canal en un sector en el cual los elevados niveles hídricos crean
problemas de avenamiento. La filtración del agua del riego en la Quebrada de Vilca-
huaura se vierte en este sector, agregándose a la recarga y ampliando las posibilidad-
des de extracción del agua subterránea. El pozo de prueba 8768/0259-B1 (en el punto
Maní) se seleccionó con objeto de disponer de datos sobre la presencia de agua en el
subsuelo y sobre la corriente subterránea en el extremo superior del valle. El últi-
mo pozo de prueba 8778/0216-S1 se seleccionó con el propósito de obtener información
sobre la cuenca subterránea, posiblemente extensa, de la Llanura de Huacho, al norte
del río.

En el punto Vilcahuaura se perforaron tres pozos de observación, además del pozo


de prueba. A unos 42 m de profundidad se encontró una segunda zona acuífera y se lo-
gró llevar a la superficie un caudal de aguas artesianas. El 3 de julio de 1968, en
la medición del agujero de observación 2V se obtuvo un flujo de 0,62 1 por minuto.
Aunque se formularon planes preliminares para realizar una prueba de bombeo que abar-
cara a varios acuíferos, las dificultades de orden técnico impidieron esta labor y só-
lo se perforó un pozo de prueba en el primer acuífero. Se excavaron dos pozos de ob-
servación en el punto Cochinilla pero, por desgracia, uno de ellos estaba lleno de de-
tritos, que posiblemente habían sido arrojados previamente en la depresión por los ni-
ños, y resultó imposible limpiarlo para su utilización durante la prueba de bombeo.
131

En el punto de Maní sólo se perforó un pozo de observación. En este sitio fue muy
difícil efectuar la perforación debido a la presencia de grandes bloques erráticos de
más de un matro de diámetro.

Todos estos agujeros de observación y pozos de prueba proporcionaron datos sobre


los distintos tipos de materiales que existen en la zona y, además, permitieron la
determinación de las correspondientes características hidráulicas. Asimirmo, los po-
zos de prueba indicaron las condiciones en que habrían de llevarse a cabo las perfo~
raciones con objeto de extraer agua. También se taladraron en determinados puntos
otros cuatro agujeros de exploración con la idea de obtener datos sobre la presencia
de agua en el subsuelo y sobre los materiales que constituían el acuífero (véase el
dibujo 11 que contiene los registros de las perforaciones).

En la Llanura de Huacho se perforaron dos agujeros de exploración» uno en el mar-


gen noreste de la cuenca para obtener información sobre los materiales de las fajas
convergentes de tierras aluviales de esa región (en el punto Rontoy) y el otro en el
punto Mata Leche, en el área de recarga procedente del río Huaura.

El agujero de exploración taladrado en la cuenca de Santa Rosa (en el punto San


Bosco) también sirvió como agujero de oüservación para una prueba de bombeo realizada
en un pozo vecino (pozo N 0 8758/0243--HI)• El último agujero de exploración se perfo-
ró en las Pampas Las Salinas (en el punto Las Salinas) con objeto de ayudar a la eva-
luación del flujo subterráneo para el proyectado desarrollo del riego en esa zona.

Pruabaa de bombeo

El valor de un acuífero como fuente de abastecimiento de agua depende de su capa-


cidad de almacenar y suministrar este líquido, Si se conocen estas características
hidráulicas, expresadas como coeficientes de almacenamiento y suministro, pueden cal-
cularse las cantidades de agua que un acuífero puede producir y la respectiva tasa de
extracción. Los datos obtenidos en las pruebas de bombeo de los pozos perforados co-
mo parte del Proyecto, constituyeron la principal fuente utilizada para el cálculo de
dichos coeficientes. También se recogieron datos adicionales durante el funcionamien-
to de los pozos ya existentes en el área de estudio.

El coeficiente de suministro o transmisibilidad es una medida de la capacidad


que tiene un acuífero para entregar agua. En el presente informe, tal medida se expre-
sa como la cantidad de líquido, en metros cúbicos por día, que atraviesa una banda
vertical de un metro de anchura y que extiende la altura saturada del acuífero en una
gradiente hidráulica de 100 por ciento.

El coeficiente de almacenamiento es un factor no dimensional representado por el


volumen de agua que un acuífero absorbe o retiene por unidad de su superficie, en re-
lación con la unidad de cambio en el componente de la cabecera normal de dicha super-
ficie (ver Bibliografía (12), Todd, 1959).

Las pruebas realizadas en los tres pozos del Proyecto siguieron, en lo esencial,
el mismo orden; la bomba de prueba, una vez instalada en el pozo, se hizo funcionar
durante un período de tres a seis horas a varias tasas de descarga, hasta que el agua
saliera limpia y se pudiera mantener un régimen constante de descarga (la preparación
del pozo precedía siempre a la instalación de la bomba de prueba). Luego, se inmovi-
lizaba la bomba por un período que podía ser hasta de 24 horas, a fin de que transcu-
rriera un tiempo suficiente para que el agua recuperase su nivel estático antes de
que se iniciase la prueba.
132

La duración del bombeo fijado para la prueba era de 24 horas, por lo menos, sal-
vo en el caso de una segunda prueba en Vilcahuaura, que sólo duró nueve horas. Los
datos de la primera prueba indicaron que uno de los dos pozos de observación estaba
obturado. En consecuencia, se procedió a limpiarlo y, a continuación, se hizo una
segunda prueba, que proporcionó datos para el análisis del descenso del nivel de agua.

En los otros dos pozos excavados en el área del Proyecto se realizaron pruebas
similares. En la cuenca de Santa Rosa, el agujero de exploración se perforó cerca del
pozo de riego identificado con el No 8758/0243-H1, a fin de disponer de un punto de
observación en el momento en que se hacía la prueba de bombeo de ese pozo. También
se hizo una prueba de bombeo en el pozo No 8772/0215-L3 de la empresa Lever Pacocha
S.A. Cabe indicar que a 165 m de distancia se descubrió un pozo abandonado, que se
utilizó como punto de observación de esta prueba, pero el descenso de nivel fue tan
pequeño que dificultó las mediciones.

En cuatro de los pozos que estaban en actividad se hicieron pruebas rápidas mien-
tras se llevaba a cabo la investigación. Las mediciones sólo se realizaron en el po-
zo provisto de bomba, pero los períodos de bombeo fueron cortos, por lo general de
menos de cuatro horas.

Los métodos de análisis utilizados para determinar los coeficientes de transmisi-


bil i dad y almacenamiento se basaron en la teoría de la irregularidad del flujo que
reciben los pozos (ver Bibliografía (12) Todd, 1959)* Al efecto, se emplearon los
métodos congruentes de curvas-tipo y los métodos modificados de análisis de régimen
constante. Los principales métodos que se aplicaron en esta operación fueron, por
una parte, el de las curvas-tipo de las fugas artesianas propuesto por Hantush y Jacob
(Bibliografía (13) Walton, 1962) y, por otra, el de las curvas-tipo de la capa freá^
tica elaborado por Boulton (Bibliografía (i) Boulton, 1963). Los métodos basados en
el régimen constante fueron, en general, de aplicación limitada ya que, en la mayoría
de los casos, el descenso de nivel se veía afectado por fugas verticales antes de
que transcurriese un tiempo suficiente para obtener vina línea constante y válida.
Proporcionaron, sin embargo, una ilustración visual del momento de la fuga y permitie-
ron una comprobación de los parámetros del acuífero.

En el cuadro 3 a e ofrece un resumen de los resultados de estos análisis. Los


referidos resultados se examinan también en la sección denominada "Presencia de aguas
subterráneas", al describir las unidades hidrogeológicas que existen en el área de es-
tudio.

3 Determinación de la resistividad eléctrica

Después de que los trabajos iniciales realizados en los agujeros de exploración


de Vilcahuaura y Cochinilla indicaron que el espesor de la capa de materiales aluvia-
les excedía de 100 m, se juzgó que era muy probable que los sondeos de resistividad
eléctrica contribuyeran a determinar la profundidad de dicha capa hasta su unión con
el lecho rocoso. Además, en el sector de la Llanura de Huacho, al sur del río, se
han encontrado colinas aisladas formadas por lecho rocoso, lo que indica la posible
existencia de crestas duras subterráneas. Desde luego, estas alteraciones habrían de
influir en la dirección y el volumen de la corriente de agua del subsuelo. Su presen-
cia podría determinarse por medio de sondeos eléctricos.
Cuadro 5
RESUttSN DE LAS PRUEBAS DE BOMBEO
1 1
Número de Dxiración | _ ., . , , Permeabilidad
Fecha de , ,, , Transmisibiiidad Coeficiente de
Lugar y pozo pozos de del bombeo (nl 3/ día / m ) almacenamiento vertical Observaciones
la prueba
observación (minutos) ' ' (mVdía/m2)
Pozos de prueba
Hda. Vilcahuaura
8775/0228-A1
(primera prueba) uno 24/ 1/69 1 450 400 0,001 2,7 Alto acuífero 30 m
(segunda prueba) dos '¿ol 3/69 540 450 0,001 2,2 Alto acuífero 30 m
Hacienda Maní uno 22/ 3/b9 1 027 375 0,04 - Zona medida 40 m
Lote Cochinilla uno 7/ 3/69 1 340 1 300 0,19 - Zona medida 50 m
Pozos en funcionamiento
Hacienda San Bosco uno 25/ 4/69 304 5 500 0,01 - Zona medida 80 m
Hacienda Capullana
8761/0237-N1 _ 27/11/68 67 2 500 — — Prueba muy corta
Hacienda Casa Vieja
8768/0273-P1 _ 11/ 1/68 98 ¿00 - — Prueba corta
Hacienda San
Jerónimo
21/ 2/68 122 400 . . Prueba corta
877O/0249-GI
Hacienda Casuarinas
8779/0231-A1 _ 18/ 9/65 135 200 - — Prueba corta
Lever Pacocha 3.A. uno 2/ 5/b8 427 385 — Respuesta a cuestionario 1
sobre pozo de observación
134

Otro segmento en el cual la presencia de colinas rocosas podría ser motivo de


preocupación es la zona de Las Salinas-Doña María, al sur de Huacho. El proyectado
desarrollo del riego en esos dos lugares podría crear problemas de avenamiento en el
caso de que el agua de infiltración se movilice hasta Las Salinas, propiamente dichas.
Era, por tanto, conveniente conocer si existía alguna cresta rocosa subterránea que
pudiera ejercer alguna influencia en el movimiento de las aguas del subsuelo. Por úl-
timo, como se reconoció que el valle del río Huaura era la cuenca más conveniente pa-
ra el aprovechamiento completo del agua existente en el subsuelo en relación con el
fomento del riego, se estimó necesario conocer la configuración de la sección formada
por materiales de aluvión.

A este respecto, los sondeos de resistividad eléctrica constituían un medio re-


lativamente barato y sencillo para responder a todas estas cuestiones.

Como se ha mencionado ya, el Sr. J. Arce Helberg realizó el reconocimiento geo-


físico. Su informe contiene también los distintos perfiles de los sondeos eléctricos.
Además de los sondeos de resistividad eléctrica, se trazaron perfiles de refracción
sísmica de las zonas en las cuales la excesiva sequedad de los materiales o la inac-
cesibilidad impedían el empleo de tales sondeos. Los perfiles de refracción fueron,
asimismo, un medio de comprobación de los cálculos de profundidad establecidos por
el procedimiento de la medición de la resistividad eléctrica.

Los resultados del reconocimiento, conjuntamente con los datos obtenidos en las
perforaciones exploratorias, sirvieron de base para preparar las secciones geológicas
de los dibujos 13 y 14» así como la 15, que indica el perfil del contacto de la ro-
ca subyacente con el material de aluvión en la llanura de Huacho.

3.4 PRUEBAS DE INFILTRACIÓN

Un importante factor para determinar las cantidades de agua que habrían de repo-
ner el nivel de suministro del subsuelo es la proporción en que puede infiltrarse el
líquido en el terreno. El agua procedente del canal del río Huaura puede utilizarse
para la recarga, al igual que el exceso de agua destinada al riego y no utilizada en
los cultivos.

El ingeniero experto en irrigación del Proyecto, Sr. R. Leuenberger, efectuó va-


rias pruebas de infiltración en diferentes tipos de suelos, durante su investigación
sobre las actuales y las proyectadas prácticas de regadío. Además, en los estudios
de aguas subterráneas se incluían varias pruebas similares, en lo que concierne a
los depósitos del canal del río Huaura y a los depósitos de las fajas de aluvión que
bordean el extremo noreste de la Llanura de Huacho. Para ello se emplearon infiltró-
metros anulares de 10 a 18 pulgadas de.diámetro. La duración de las pruebas fue, por
lo menos, de 230 minutos, pero hubo algunas de 150 minutos, teniendo en cuenta las con-
diciones que prevalecían durante la operación.

Las pruebas efectuadas en las áreas regadas indicaron que aun los terrenos de
tipo pesado tenían una moderada capacidad de avenamiento; la tasa más baja medida en
un largo intervalo fue de más de un centímetro por hora.

En el canal del río Huaura se hicieron pruebas de infiltración en dos lugares,


cerca de la Hacienda Caldera y cerca de la Hacienda San Jerónimo. En este segundo
punto, además de las pruebas en las arenas, se hizo otra prueba especial en una capa
de limo depositado durante la fase de inundación.

El sector de fajas aluviales en abanico que existían en el extremo noreste de


la Llanura de Hilacho se consideró como un área potencial para las operaciones de recar-
ga artificial. Por ello, se estimó conveniente medir su capacidad de infiltración.
135

Estas fajas en abanico están formadas por grava y bloques angulares asentados en una
capa madre de arena y limo. Se observaron muy pocas señales de estratificación* Se
realizaron dos pruebas en las crestas interfluviales formadas entre los pequeños ca-
nales secos, en tanto que la tercera se llevó a cabo en el fondo de uno de los cana-
les.

Los resultados de algunas de las pruebas de infiltración se han resumido en el


cuadro 6.
Cuadro 6
RESUMEN DE U S PRUEBAS DE INFILTRACIÓN

Tasa inicial Tasa de todo


Número de
Lugar Fecha ' Tipo de material (primeros el período
pruebas
20 min/cm/h) cm/h

Hacienda Alcantarilla
Cañamelar 4 16/ 2/68 Franco cenagoso 5 1,5
Pampa de Animas 13/11/68 Arena fina a media 48 25
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
Caldera 1 5/ 3/69 Arena fina a gruesa 120 40
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
Caldera 2 5/ 4/69 Igual 43 26
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
San Jerónimo 1 7/ 4/69 Arena fina a media 90 30
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
San Jerónimo 2 10/ 4/69 Arena fina a gruesa 82 50
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
San Jerónimo 3 9/ 4/69 Arena cenagosa 17 8
Abanico aluvial al
noreste de la Hacien-
da Rontoy (cerca de Grava angular con
San Felipe) 1 30/ 4/69 cieno y arena 16 6,5
I Abanico aluvial al
noreste de la Hacien-
da Rontoy (cerca de
San Felipe) 2 5/ 5/69 Igual U 5
Abanico aluvial al
noreste de la Hacien-
da Rontoy (cerca de
San Felipe) 3 6/ 5/69 Igual 15 7
136

PRESENCIA DE AGUA SUBTEHRAHEA

Como ya se ha indicado en la introducción de este capítulo, el subsuelo de cada


una de las cinco zonas regadas, a saber, el valle del río Huaura, la Llanura de Hua-
cho, las tierras bajas de San Felipe, la cuenca de Santa Rosa y el canal del río Chi-
co, contiene apreciables cantidades de agua. El volumen y disponibilidad del agua
subterránea de estas cuencas dependen de la extensión y características hidráulicas
de las unidades geológicas que la contienen. Hay otra zona, las pampas denominadas
Las Salinas, cuyo subsuelo está constituido en gran parte por materiales acuíferos.
A pesar de que, en la actualidad, no es importante la cantidad de agua subterránea,
puede señalarse que, como consecuencia de los planes de desarrollo propuestos, habrá
una mayor infiltración de agua que se dirigirá a esta zona.

La amplitud de las unidades geológicas de estas áreas se indica en los dibujos


4 a 9» En cada dibujo se ofrece una breve descripción de la respectiva unidad y de
las características de los materiales acuíferos. Estos se agrupan en dos categorías:
los endurecidos o de baja permeabilidad y los no consolidados, capaces de entregar
agua. Los acuíferos importantes de la región están constituidos por materiales de
aluvión no consolidados.

En esta sección se examinarán las diferentes unidades hidrogeológicas y se ofre-


cerán descripciones de las seis importantes zonas de materiales acuíferos.

Rocas duras

De acuerdo a lo previsto, los pozos perforados en las formaciones precuaternarias


del área del Proyecto pueden suministrar solamente pequeñas cantidades de líquido.
Estas rocas están bastante endurecidas, su porosidad es escasa o nula y su permeabili-
dad muy reducida. La fractura de este material es la principal fuente de cualquier
cantidad de agua que pudiera extraerse pero, en general, las fracturas que se obser-
van son pocas y apretadas.

Como posible excepción pueden indicarse las formaciones de caliza en la sierra.


Puede ser que estas rocas contengan cavidades con materiales en solución que, si se
encuentran por medio de las perforaciones, podrían entregar apreciables cantidades de
agua. Sin embargo, a menos que tales cavidades cuenten con una recarga de considera-
ción, el suministro procedente de los pozos será limitado. En la sierra, zona en la
cual sería conveniente la apertura de pequeños pozos de uso doméstico, como alterna-
tiva del empleo de largos canales de desviación, estas rocas podían constituir otro
medio adecuado de suministro.

Sin embargo, puede afirmarse que, en general,cuando los materiales no consoli-


dados son extensos, las rocas endurecidas actúan como una barrera o frontera para el
movimiento de las aguas freáticas o bien como el recipiente de las cuencas o crean
una zona de aguas subterráneas. En la región del litoral, donde la presencia del agua
en el subsuelo es importante, las formaciones geológicas endurecidas comprenden el
complejo batolítico y la formación Casma.

Las rocas cristalinas del batolito son masivas y apenas muestran una ligera frac-
tura. Aunque no se sabe si existen pozos en este terreno rocoso, la experiencia en
pozos situados en rocas similares en otras regiones indica que los rendimientos serán
probablemente insignificantes; más de dos litros por segundo sería una cantidad excep-
cional.
137

La delgada capa de rocas volcánicas de la formación Casma muestra fracturas mode-


radas. Sin embargo, estas fracturas aparecen muy apretadas en la superficie y se
supone que son menos abiertas a mayores profundidades. En esta formación se excava-
ron dos pozos en el punto Végueta (véase el registro del pozo N 0 8783/0211-L1, dibujo
10), pero fueron abandonados porque no producían agua.

Materiales no consolidados

Dentro del área del Proyecto, los materiales depositados en el período Cuater-
nario, que comprenden los depósitos de la corriente de agua (tierras de aluvión), los
depósitos de los glaciares (morenas), los depósitos dejados por el viento (eólicos)
y los depósitos de playa (litoral), son muy porosos y, probablemente, su permeabili-
dad es mucho más elevada que la de los depósitos endurecidos. No obstante, la gama
de permeabilidad es muy amplia y, por razones prácticas, algunos de estos materia-
les pueden considerarse como impermeables. En gran medida, el proceso de formación
de estos depósitos determina sus características hidráulicas, de modo que es convenien-
te examinar su capacidad de rendimiento de agua teniendo presente esta clasificación.

.1 Tierras de aluvión depositadas por los ríos

Los más importantes materiales acuíferos son la grava gruesa, las arenas, el li-
mo y la arcilla acarreados y depositados por el río Huaura. Se trata de materiales
redondeados y de distribución moderada. Se presentan en capas discontinuas o lamina-
res, generalmente de 0,5 a un metro de espesor. Tres son los períodos de desarrollo
que, debido a las diferencias climáticas o a los cambios en los niveles de base, pue-
den advertirse en el valle: el actual canal con bordes reforzados; las tierras de
bancales, que constituyen las principales superficies regadas en el valle y en la
llanura, y los restos de los antiguos bancales en los flancos del valle o bien aisla-
dos en pequeñas colinas o crestas.

Los depósitos del actual canal del río son un tanto compactos y relativamente
delgados (su espesor se ha calculado en menos de tres metros), ya que el canal es,
sobre todo, un instrumento de erosión. Se les considera como partes importantes de
un acuífero que puede recibir la recarga del flujo fluvial. Las tasas de infiltra-
ción de estos materiales (véanse los datos correspondientes a "Infiltración") varían
desde un mínimo de ocho centímetros por hora en el limo hasta 50 cm por hora en el
material más típico formado por arena y grava. Estos datos indican que la infiltra-
ción sólo se verá limitada por la permeabilidad de los materiales subyacentes y la
capacidad de almacenamiento.

Bajo las principales tierras de bancales existen materiales análogos a los que
se encuentran en el canal del río, pero que han sido depositados en un período ante-
rior.

Se ha registrado en ellos cierta consolidación y ahora aparecen como rocas escar-


padas en posición casi vertical sobre los flancos del canal actual. Dos de los po-
zos de prueba y sus correspondientes agujeros de observación -el pozo N 0 8778/0216-S1
(Cochinilla) y el pozo NO 8775/0228-AI (Vilcahuaura)- penetraron en la capa de estos
materiales. Los registros de los referidos pozos y agujeros de observación se han
consignado en el dibujo 11. Las perforaciones encontraron estratos de grava gruesa,
arena y limo arcilloso en la primera sección de 30 a 50 m. Por debajo de este nivel,
los materiales eran de grano más fino, sobre todo, arenas cenagosas mezcladas con un
poco de arcilla y, en ocasiones, grava. Los registros de las perforaciones efectua-
das en la Llanura de Huacho indican, también, esta misma litología (véase el dibujo
10). Los sondeos de resistividad eléctrica han puesto, asimismo, de manifiesto un
sistema de dos estratos: material grueso hasta tina profundidad de 20 a 60 m y, bajo
éste, una capa de material de grano fino, mucho más profunda.
138

Las secciones geológicas que figuran en el dibujo 13 corresponden a los lugares


en que se hicieron los sondeos mencionados* En esas secciones puede observarse que
la capa de material de grano grande se extiende aguas arriba hasta cerca de Sayán.
La sección F-F1, en un lugar cercano al pozo de prueba de Maní, N 0 8768/0259-B1, de-
muestra que la zona inferior de grano fino, aunque todavía se conserva, está desapa-
reciendo. Al perforar el pozo de prueba y el de observación en el punto Maní se en-
contró material muy grueso y no distribuido, además de grandes bloques erráticos
(véanse los registros que contiene el dibujo 11). Se trata de materiales caracterís-
ticos de los depósitos de corrientes torrenciales, que son los que suelen encontrarse
aguas arriba de Sayán y en el área de Río Chico.

Los restos de los antiguos bancales están formados por grava gruesa, arena y li-
mo, en forma de material bien redondeado y parcialmente agrupado* Se trata de estra-
tos más consolidados que los depósitos más jóvenes que se encuentran en los bancales
y contienen cristales de yeso y balita. Sin embargo, las diferencias físicas son só-
lo una cuestión de grado; su significación, en lo que respecta a la presencia de agua
subterránea, se deriva del hecho de que los antiguos bancales están situados en los
flancos del valle y en las colinas. Su emplazamiento está, en general, por encima
del nivel freático, y cualquier agua que pudiera infiltrarse se perdería rápidamente
por drenaje. .

2.2 Tierras de aluvión de las quebradas

£1 segundo tipo importante de depósitos relacionados con la presencia de agua en


el subsuelo está constituido por los detritos aluviales de las quebradas de la zona
costera. Existen estos materiales bajo los terrenos de San Felipe y Santa Rosa, así
como en los bordes de la Llanura de Huacho y en el valle del río Huaura. Las carac-
terísticas generales de estos materiales son las siguientes: distribución pobre; fal-
ta de estratificación; elementos gruesos y angulares y presencia, relativamente eleva-
da, de rocas químicamente intemperizadas. Los dos agujeros de exploración, en Rontoy
y San Bosco, fueron perforados en la capa de estos materiales (los registros respec-
tivos figuran en el dibujo 11).

El material de aluvión de las quebradas del área de Santa Rosa muestra cierto
grado de distribución; es escasa o nula la cantidad de grava gruesa o de elementos de
gran tamaño y el contenido de arcilla es inferior al cinco por ciento. Sin embargo,
el material presente -arena, grava fina y algo de limo- se encuentra mezclado, como
se ha comprobado con el registro eléctrico del agujero de exploración de San Bosco.

En el área de Santa Rosa se observan dos períodos de depósitos, a saber, los de


la quebrada reciente y los de la quebrada más antigua. El material de aluvión de es-
ta última se encuentra en los flancos de la pampa y está erosionado e intemperizado
más profundamente que los materiales de más reciente formación. Hay sitios en que es-
tos materiales se combinan y sus líneas de separación son gradacionales. Parece que
la relación entre los depósitos antiguos con los más recientes es la misma que existe
entre los depósitos de los bancales que bordean el canal del río Huaura; también en
este caso, su diferencia física es tan sólo una cuestión de grado. Desde el punto de
vista de la presencia de agua subterránea, su significación estriba en que los materia-
les antiguos están situados en los flancos de la cuenca y, en general, por encima del
nivel freático.

Las quebradas que se consideran como tributarias del valle del río Huaura y de la
Llanura de Huacho están llenas de depósitos aluviales flabeliformes. En general, es-
tán ubicadas por encima del nivel normal del agua subterránea, salvo en los lugares
en que se combinan con los depósitos fluviales. El agujero de exploración situado
cerca de la Hacienda Rontoy (véase el dibujo 11) se perforó en la capa de estos mate-
riales. Su constitución es gruesa, contiene con frecuencia grava y bloques hasta de
30 centímetros y presenta una configuración bastante angular. Tal como se ha visto en
el registro de San Bosco, la falta de estratificación resulta evidente, a juzgar por
el registro eléctrico (compárese con el registro del agujero de -observación de Cochi-
nilla).
139

La importancia que, en lo que concierne al aprovechamiento del agua subterrá-


nea, tienen estos depósitos de las quebradas adyacentes al canal del río es su posible
utilización como áreas de recarga; el exceso de aguas superficiales puede dirigirse
hacia estas zonas por percolación» La falta de estratificación de estos depósitos
indica que estas aguas se movilizarán hacia abajo antes que en sentido lateral.

En el área de San Felipe no se efectuaron perforaciones de exploración pero el


material depositado es bastante similar al que se ha encontrado en el hoyo de explo-
ración de Rontoy. En este último punto, la seoción de grano fino característica de
la Llanura de Huacho se encontró a 60 m de profundidad. La persistencia de esta sec-
ción indica un cambio en la estructura de los depósitos, que con mayor probabilidad
se encontrará en el subsuelo del área de San Felipe.

2.3 Depósitos de origen eólioo

Las arenas de grano fino a medio, transportadas por el viento, cubren grandes
porciones de la capa endurecida, así como los depósitos no consolidados a lo largo de
la costa. Sin embargo, se trata únicamente de una capa superficial, de menos de cinco
metros de espesor en la mayoría de los casos. Aunque existen dunas de arena activa,
hasta de 20 m de altura, éstas abarcan un área muy pequeña y no tienen ninguna rela-
ción con la presencia de agua subterránea.

Al sur de Huacho, en las pampas Las Salinas y en la pampa Dona María, asi como
en ciertos trechos del margen noroeste de la Llanura de Huacho, se encuentran depósi-
tos de arena de origen eólico, de mayor espesor y bastante extensos, que en la ac-
tualidad están ya estabilizados. Aunque los depósitos de origen eólico no son ahora
acuíferos importantes, puede señalarse que los antiguos depósitos del área de Las Sa-
linas (véanse las secciones I-I1 y J-J1 de el dibujo 14) y los agujeros de explora-
ción perforados en ese lugar (Las Salinas, dibujo 11) indican que el estrato de are-
nas eólicas estabilizadas tiene un espesor de 100 a 300 metros.

2.4 Depósitos de playa

Las arenas que existen en muchas playas no revisten, en forma directa, ninguna
importancia en lo que se refiere a la presencia de agua en el subsuelo. Constituyen
la fuente del material transportado por el viento y, por ello, vienen a agregarse al
material depositado en los canales del río y en las quebradas situadas cerca de la
costa.

En Las Salinas, estos depósitos de material de playa están mezclados con depósi-
tos eólicos y con sal (halita y yeso). El registro de un hoyo exploratorio r-erforado
en ese lugar por Álcalis Peruana S.A. en 1954 se ha consignado en al dibuja 11. Es-
tas arenas de contextura fina a media son permeables y una de las dos compañías que
producen sal en esa zona (Paramonga S.A.) extrae el agua madre por medio de bombas y
la conducen a las cubetas de evaporación para la correspondiente elaboración.

2.5 Morenas

Los muchos depósitos no consolidados que han dejado los glaciares en la sierra
son fuentes probables de agua en el subsuelo. No obstante, estos materiales son, en
general, de poca extensión, heterogéneos y contienen mucha arcilla. Las morenas ter-
minales que aparecen como pestañas de fractura a través de los valles son, de ordina-
rio, muy poco permeables. Las morenas laterales que se encuetran en los flancos de
los valles y en las colinas pueden contener láminas de arenas y gravas limpias. A
pesar de que su permeabilidad debe ser elevada, su espesor es relativamente pequeño y
el hecho de que se encuetren ubicadas en los sectores laterales de los valles y en las
crestas indica la probabilidad de un drenaje rápido. Estos materiales quizás ofrezcan
una mejor oportunidad que las rocas endurecidas para el establecimiento de pequeños
pozos de uso doméstico en la sierra pero, por lo demás, carecen de importancia para
el desarrollo de acuíferos.
Uo

.6 Caraoteristioas hidráulicas de las tierras de aluvión

Como se ha indicado más arriba, las unidades geológicas más importantes para el
desarrollo de acuíferos son los depósitos aluviales de la zona, los depósitos de ma-
terial de aluvión de los ríos y los depósitos de las quebradas. Ya se ha hecho refe-
rencia a algunos aspectos de sus características hidráulicas pero aún no se ha exa-
minado su capacidad para transmitir y retener el agua.

Los depósitos de origen fluvial son más permeables en sentido horizontal que
vertical, debido a la distribución y estratificación de los materiales, en tanto que
los que se encuentran en las quebradas tienden a ser más uniformes en todas direccio-
nes. A causa de ello, tal como lo indicaron las pruebas de bombeo de los pozos que
penetraron en la capa de estos depósitos, había lugares en que el agua se encontraba
encerrada parcialmente (véase el resumen de los resultados de las pruebas de bombeo,
cuadro 5)* Este hecho se comprueba, asimismo, por las corrientes artesianas encon-
tradas en los agujeros de observación 1 y 3 de Viloahuaura a mis de 40 m de profundi-
dad. Sin embargo, los estratos de arcilla cenagosa que tienden a encerrar el agua
se presentan en capas discontinuas o lenticulares y no son impermeables: la permeabi-
lidad vertical calculada para las arenas limo-arcillosas es de 2,2 metros por día.
Si el coeficiente de transmisibilidad de 420ra/díase aplica al acuífero de 30 m de
espesor examinado en Viloahuaura y si se asigna el factor 10 para la permeabilidad en-
tre la capa de arena limo-arcillosa y la capa de arena corriente y grava, se ha cal-
culado que la permeabilidad de esta última capa es de 19 m/día y la de la primera, de
2,0 m/día. Este valor concuerda con el establecido para la permeabilidad vertical de
la arena limo-arcillosa.

En el punto Cochinilla, dentro de la Llanura de Huacho, los materiales son esen-


cialmente iguales a los analizados en Viloahuaura. Aunque el grado de distribución
de los materiales es mayor, con el correspondiente aumento de la permeabilidad, el
valor más alto establecido para la transmisibilidad se debe a que la sección en que
se realizaron las pruebas era más extensa y contenía menores cantidades de limo y ar-
cilla. Si en el caso de la capa de arena normal y grava de Cochinilla se aplica el
mismo coeficiente de permeabilidad calculado para las sureñas arcillosas de Viloahuaura
se encuentra que la permeabilidad de dicha capa es de 36 m/día.

Las pruebas realizadas en los pozos en funcionamiento confirmaron que la transmi-


sibilidad de la parte superior del acuífero era de 400 a 450 m3/día.

La zona inferior del acuífero de estas cuencas, es decir, la capa de materiales


de grano fino subyacente al área de prueba, se caracteriza indudablemente por una
baja permeabilidad. No obstante, como se trata de una capa más gruesa, es probable
que la transmisibilidad sea casi equivalente. Las únicas indicaciones a este respec-
to son los registros litológicos de los agujeros de exploración y las estimaciones
del espesor a base de los sondeos de resistividad eléctrica. Tomando como referencia
estos datos para efectuar los cálculos sobre el flujo subterráneo, se ha estimado que
la transmisibilidad total y efectiva es de 700 m3/día en el valle y de 900 a 1 800
m3/día en la llanura de la costa.

Los depósitos de las quebradas de la cuenca de Santa Rosa presentan una permea-
bilidad mucho más elevada; la prueba de bombeo efectuada en la Hacienda San Bosco ha
indicado que la transmisibilidad pasa de los 4 000 m3/día en el sector alto de dicha
cuenca. En el sector inferior, aunque un poco más pequeña, sigue siendo aún elevada;
en la prueba de corta duración efectuada en el pozo N 0 8761/0237-N1 se encontró que
el valor correspondiente era de 2 000 m3/día. Estos valores no resultan incongruentes
para los materiales de que se trata; éstos carecen de grava gruesa y contienen muy po-
cas partículas de arcilla y de limo.
141

2.7 Resumen

Por lo tanto, los más importantes materiales acuíferos están constituidos por
depósitos fluviales no consolidados. Sus características hidráulicas varían conside-
rablemente, dependiendo en gran medida del modo de superposición. También se encuen-
tran otros materiales acuíferos potenciales en el área del Proyecto, pero no contie-
nen agua freática. Estos diferentes materiales se encuetran confinados en áreas dis-
tintas o cuencas, en cada una de las cuales el agua subterránea es de un origen común.
Estas cuencas de aguas subterráneas, o áreas, indicadas en el dibujo 3, se describi-
rán a continuación.

3 Valle del río Huaura

La cuenca del valle lineal del río Huaura, ilustrada en el dibujo 3, se extiende
48 km, desde un punto situado más arriba de Sayán y prosigue aguas abajo hasta otro
punto por el que penetra en la llanura de Huacho. Se trata de una faja estrecha, de
1,0 a 1,5 km de anchura, con una gradiente pronunciada de 1,25 grados. El fondo del
valle contiene, en su subsuelo, depósitos aluviales de origen fluvial cuyo espesor va-
ría desde crestas muy delgadas hasta otras de más de 120 m. Son irregulares, en tér-
minos de sección, y se ven interrumpidas por ciertas elevaciones del lecho rocoso, tal
como puede observarse en las secciones E-E1 y F-F' del dibujo 13. La litología de
dos capas, indicada previamente -30 a 50 m de estratos intermedios de grava gruesa y
fangosa, y arena, por encima de un material finamente granulado— se encuentra evidente-
mente por todo el valle, si bien es menos marcada aguas arriba.

Aunque el valle es bastante uniforme en extensión, se ha dividido en subáreas,


de acuerdo con las condiciones freáticas locales y con objeto de proporcionar unida-
des de explotación de aguas subterráneas para el proyectado desarrollo de la cuenca.
Comenzando desde la parte inferior, las subáreas clasificadas son: Alcantarilla,
Viloahuaura,Humaya, Quipico y Sayán. La geología y la ubicación de los pozos de es-
tas subáreas se indican en los dibujos 4 y 5*

3.1 Subárea Alcantarilla

La unidad inferior de la cuenca, la subárea Alcantarilla, es la porción que que-


da aguas abajo del angostamiento o estrechamiento, en el valle, entre las haciendas
Alcantarilla y Vilcahuaura (dibujo 4)» El valle se abre considerablemente más allá
del angostamiento, y la sección de flujo de origen subterráneo, sección B-B', dibujo
13, que es la Llanura de Huacho, es más profunda y más ancha que las secciones de la
zona alta del valle.

3.2 Subárea Vilcahuaura

Más arriba del sector de estrechamiento y prosiguiendo hasta más allá de la Ha-
cienda Caldera (dibujo 4) está situada la subárea de Vilcahuaura. Dentro de esta uni-
dad, además del flujo freático y otras fuentes de recarga dentro del valle propiamen-
te dicho, el agua de percolación del exceso del riego procedente del área de Huaura
en la Quebrada de Vilcahuaura así como de las quebradas adyacentes, penetra en esta
subárea. Estas entradas adicionales, junto con la disminución de la salida del líqui-
do de esta unidad por los estrechos canalículos de descarga, han hecho que el nivel
freático de esta subárea sea elevado.

3.3 Subáreas de Humaya y Quipico

Más arriba de la subárea de Vilcahuaura,el valle es relativamente uniforme y la


presencia de aguas en el subsuelo es característica de los materiales de aluvión de-
positados por el río, por lo menos, más allá de la Hacienda Quipico (dibujo 5)* Sin
embargo, esta región se ha dividido en dos subáreas, a saber, Humaya y Quipico, a fin
de que sean utilizadas como unidades independientes en las operaciones de explotación
del agua del subsuelo.
142

3.5.3.4 Subárea de Sayán

Aproximadamente, cuatro kilómetros aguas arriba de la Hacienda Quipico, el canal


del río cambia de dirección de derecha a izquierda en relación con el valle. Por con-
sideraciones de orden práctico, este hecho afectará a los planes de ordenación de
aguas subterráneas de la totalidad de la cuenca; los sitios adecuados para los pozos
están en diferentes sectores del río, antes y después de ese punto.

La subárea de Sayán, la última unidad de la cuenca, no sólo está constituida por


la zona de tierras de bancales en el lado meridional del río sino que, además, es
la.zona de transición en la cual los depósitos aluviales de origen fluvial se hacen
más gruesos, contienen grandes bloques erráticos y no presentan agrupamientos (ni
estratos). La sección de la Hacienda Maní (sección F-F1, dibujo 13) ilustra esta tran-
sición, al igual que los registros del pozo de prueba de Maní N° 8665/0259-B1, y
el agujero de observación, indicados en el dibujo 11.

3.5.3.5 Mivelea freáticos

Como el número de pozos en el valle era reducido, no se trató de determinar la


configuración del nivel freático. Sin embargo, de los datos obtenidos en los pozos
de referencia indicados en el dibujo 16 pueden extraerse ciertas concluáiones.

En general, los niveles del agua del subsuelo son más altos o bien iguaies a
los del río. No se observan fluctuaciones significativas en el nivel del agu&, y du-
rante el período de H a 16 meses que comprendió la observación, no se puso áe mani-
fiesto, al parecer, ninguna tendencia o cambio en dichos niveles* Por lo ta»to, pue-
de afirmarse que en las condiciones actuales la cuenca se encuentra en su pletta capa-
cidad, y que el agua del subsuelo se repone mediante la percolación profunda del
agua del riego, en cantidades suficientes para mantener la recarga con destino al río,
siendo éste un medio de salida normal.

El pozo de referencia N° 8779/0231-A1 está situado en la quebrada, más arriba


de la Hacienda Vilcahuaura, a una distancia bastante considerable del sector de influen-
cia del río. La fuente de recarga de este área es el agua proveniente de la percola-
ción del exceso de riego y, por ello, la cantidad de líquido que puede extraerse por
medio de bombas es relativamente pequeña. La inclinación de la quebrada es bastante
pronunciada, de manera que las aguas que penetran por percolación en los materiales
de aluvión se escapan rápidamente de ese medio. Los más altos niveles registrados
en el intervalo de marzo a septiembre de 1968 han constituido, según se cree, un mon-
tículo, temporal de aguas subterráneas.

3»5«3.6 Recarga y descarga del acuífero

En las actuales circunstancias, la primera fuente de reposición de la cuenca del


valle es el agua de infiltración procedente del exceso de líquido de las operaciones
de riego. Aunque el río es una fuente potencial de recarga, hay que indicar que en
la situación presente, en que la utilización del agua del subsuelo es insignificante,
los niveles freáticos son elevados y el canal del río actúa más bien como un medio de
drenaje. Prueba de ello es el hecho de que, con frecuencia, el volumen total del agua
desviada mansualraente del río al valle, excede al volumen registrado en Aleo, aguas
arriba de Sayán. Por consiguiente, el río está actuando principalmente como una línea
de descarga en la cuenca del valle. La salida del agua subterránea de una cuenca se
realiza a través de los depósitos aluviales con destino al canal y se vierte en Llanu-
ra de Huacho.
U3

Cuenca de la Llanura de Hilacho

£¡1 río Huaura y la Quebrada de Animas han construido un sistema de formaciones


congruentes flabeliformes, convertidas en una llanura costera de forma un tanto irre-
gular. Las aisladas crestas de lecho rocoso que aparecen en la llanura aluvial son
restos de colinas interfluviales que han sido sepultados por los depósitos flabeli-
formes.

Las pruebas superficiales sólo indican la configuración de estas colinas. Para


definirlas mejor, lo mismo que para obtener datos sobre la profundidad de los materia-
les acuíferos, se trazaron varios perfiles de la resistividad eléctrica de la llanura
(Arce, 1969 ! / ) • E11 base a estos datos se formularon estimaciones de las dis-
tancias hasta el lecho rocoso y se delineó el contacto entre la roca subyacente y el
material de aluvión, tal como se indica en el dibujo 15» Los materiales aluviales que
se encuentran en el subsuelo de la llanura no son sino una continuación de los depó-
sitos aluviales del valle. Es probable que la zona de dos capas o estratos sea más
marcada en la llanura y que los materiales estén mejor agrupados. Aunque el espesor
de la capa de aluvión excede de 300 m en la parte más profunda de la cuenca, aquél va-
ría considerablemente, como puede verse en la sección A-A' del dibujo 13» La cuen-
ca está constituida por tres pliegues sinclinales, bastante hondos y estrechos. Por
lo que respecta al agua subterránea, estos pliegues son semi-independientes y han
sido considerados como subcuencas. Al norte del río Huaura está la subcuenca Huaura,
y en la parte meridional del río, las subcuencas norte y sur, según se indica en el
dibujo 3»

1 Subcuenca del Huaura

El pliegue subterráneo más extenso y más profundo está situado al norte del río.
Aunque su perfil es asimétrico, el sector más profundo es bastante lineal. Puede
considerársele como una extensión del valle del río Huaura y sugiere una persistencia
de la discontinuidad estructural que el propio valle parece reflejar. El actual ca-
nal del río Huaura sigue bastante de cerca la cresta parcialmente enterrada que sepa-
ra las subcuencas del Huaura y la del norte. Durante un corto trecho (un kilómetro),
después de alejarse de la cuenca del valle, el río se sitúa en la subcuenca Huaura,
pero ya más abajo de la carretera Panamericana atraviesa la cresta de lecho rocoso y
sigue hacia el océano por la subcuenca norte. Sólo hay una delgada capa de material
de aluvión sobre casi toda la cresta entre estas dos subcuencas y, en el caso de que
se extraiga mucha agua de cualquiera de ellas, poca sería la cantidad de líquido que
se movería en el subsuelo a través de la elevación subterránea.

El agua subterránea pasa de la subcuenca al océano. A pesar de que hay un es-


trechamiento de la cuenca al llegar a la costa, la sección de material aluvial es aún
lo suficientemente amplia para que el deslizamiento del agua freática no se vea in-
terrumpido. Debido a que el referido material aluvial está abierto sobre el océano,
el agua puede penetrar también tierra adentro, en el caso de que los niveles freáticos
desciendan en grado suficiente para provocar una inversión de la gradiente.

2 Subcuenca norte

Los materiales aluviales situados en la faja meridional del río son menos exten-
sos y más irregulares que los que se encuentran en la subcuenca de Huaura. Se trata
de dos pliegues sinclinales subterráneos. El septentrional, al que se hace referen-
cia como subcuenca norte, es el más pequeño y no se ha desarrollado bien. En la re-
gión que queda al este de la carretera, la línea de contacto entre el material de alu-
vión y el lecho rocoso es plana; el sector del acuífero tiene menos de 60 m de
espesor, y está constituido tan sólo por la zona superior del material de aluvión de
grano grueso.

2/ Véase "Geophysical Study for Land and Water Use Survey, Huaura River, February 1969",
por José E. Arce.
144

Al oeste de la carretera existe un profundo pliegue sinclinal bajo el actual ca-


nal del río Huaura. Los registros de los pozos perforados en este área, como puede
verse en el dibujo 10, muestran la típica litología de dos capas: una zona superior
de unos 50 m de espesor integrada por gravas fangosas y arenas y oon escasa presencia
de arcilla, bajo la cual se encuentran sedimentos o arenas arcillosas y también algu-
nas gravas. En el océano, cerca de Carquín, se han construido algunos pozos entuba-
dos, de los cuales se extrae agua dulce para su uso en las fábricas de harina de pes-
cado.

En las condiciones actuales, la fuente de reposición del agua del subsuelo, tal
como ocurre en otras áreas, es el exceso de líquido de las operaciones de regadío. Si
el nivel freático desciende a causa de la intensidad del bombeo,la recarga del flujo
del río también podría ser una fuente de reposición* La subcuenca está abierta al
océano, de modo que la salida subterránea no tiene ningún impedimento.

.3 Subcuenca sur

El pliegue estrecho y profundo que, con su material aluvial, existe bajo la co-
munidad de Huacho se ha designado como subcuenca sur. Se trata del canal subterráneo
de la Quebrada de Animas. Los sondeos de resistividad eléctrica efectuados en este
lugar indican un estrechamiento del pliegue precisamente al atravesar la carretera,
según se indica en el dibujo 15* Más arriba de este angostamiento, los valores de la
resistividad de los materiales acuíferos en su zona inferior son excepoionalmente ba-
jos, menos de cinco metros.

Los pocos registros disponibles acerca de los pozos que existen dentro de los
límites de Huacho indican que los materiales productores de agua son de grano más fi-
no que los del resto de la cuenca. Sin embargo, aunque cabe esperar que los materia-
lea de granulación más fina registren índices inferiores de resistividad, los valores
muy bajos que se han encontrado al este de la carretera sugieren que el agua del sub-
suelo de este área tal vez sea salina o, por lo menos, de calidad insatisfactoria.

La cresta subterránea que separa las subcuencas norte y sur está cubierta por un
delgado estrato de material aluvial, cuyo espesor se ha estimado en menos de 40 m en
casi todos los sectores. Lo mismo que en el caso de otras colinas subaluviales, la
posibilidad de corrientes subterráneas entre las distintas subcuencas es limitada.
La recarga de esta subcuenca procede no sólo de la infiltración del exceso del líqui-
do del riego sino de las corrientes superficiales de Quebrada de Animas. Se trata de
aguas de avenamiento que han llegado a la quebrada desde la cuenca de Santa Rosa.

En el tercio superior de la subcuenca sur, la entrada de las aguas de drenaje de


Santa Rosa ha producido inundaciones y ha dado lugar a una elevación del nivel freáti-
co. Como medida provisional para corregir estos efectos destructores se ha propuesto
extender aguas arriba el canal profundo, actualmente expuesto a la erosión producida
por las aguas de avenamiento. Hay otros planes en-virtud de los cuales las aguas se
desviarían a otras áreas antes de penetrar en la Llanura de Huacho. Estos proyectos
se describen en detalle en el informe presentado por el ingeniero experto en irriga-
ción, R. Leuenberger (volumen V ) .

Ninguno de esos planes destinados a aliviar los problemas de la inundación elimi-


nará, por completo, la entrada de aguas en la subcuenca. Estas aguas deben ser consi-
deradas como una fuente permanente de suministro para el área, aunque es probable que
su cantidad sea menor en lo futuro.

La salida de agua de esta subcuenca, al igual que la de las demás, es al océano.


El pliegue sinclinal subterráneo se abre sobre el océano, en una faja ouya anchura es
casi el doble de la que corresponde a la carretera.
145

•4 Niveles fre&tioos

Hay dos factores que limitan la utilidad de muchos de los pozos de la Llanura de
Huacho, por lo que respecta a la determinación de la configuración del nivel freático
y de la dirección del flujo. Casi todos los pozos están ubicados al sur del río y me-
nos de 15 de ellos llegan en profundidad a más de un metro por debajo del primer nivel
del agua encontrada. No obstante, los datos obtenidos proporcionan una medida de la
capa freática. Al efecto, se realizaron dos inspecciones oculares de todos los pozos
a un intervalo de seis meses¿ la primera inspección terminó en marzo de 1968, y la se-
gunda, en agosto del mismo ano. En base a estos datos se trazaron perfiles del nivel
hidrostático, según puede verse en los dibujos 17 y 18.

Al observar estos mapas, son pequeños o nulos los cambios de elevación del nivel
freático que pueden evidenciarse. Dos depresiones de bombeo son identificables: la
primera alrededor de los dos pozos municipales situados en el límite noreste de Huacho
y la segunda alrededor de los cinco pozos entubados utilizados por la Lever Pacocha
Company en el lado occidental de dicho punto, un poco hacia adentro de la estacada de
la playa.

Los hidrogramas de los pozos de referencia de la Llanura de Huacho señalan una


ligera tendencia al descenso en el nivel freático durante el ano pasado, es decir, de
0,5 m en el pozo N 0 8771/0216-Q1 a 1,7 m en el pozo N 0 8776/0217-M2. Los mayores
cambios se observaron en los pozos situados cerca de los márgenes de la cuenca o de
las subcuencas. Como la principal y, propablemente, la única fuente de recarga de la
cuenca en las actuales condiciones es el agua procedente de la infiltración del exce-
so de riego, es probable que la variación del nivel freptico sea una indicación de la
variación del volumen del agua utilizada. Las aguas tomadas del río para su aprove-
chamiento están sujetas a un control limitado; en los años en que el nivel del río es
elevado se utilizan mayores cantidades de líquido que en el caso contrario. En el ano
anterior al período en que se realizó la medición (1967), el caudal del río era eleva-
do, especialmente en relación con el de I966, y también con el de 1968 en que se lle-
. vó a cabo tal operación.

Es difícil determinar, de un modo concluyente, si la variación de nivel está in-


tegrada en una tendencia a largo término o si sólo se trata de una fluctuación anual,
como se ha indicado anteriormente. Para ello se requerirían datos que abarcasen un
período mucho más largo. Por tanto, es importante la prosecución de las observacio-
nes para conocer mejor las condiciones del agua del subsuelo.

•5 Recarga y descarga del acuifero

Como se ha mencionado ya, dadas las actuales circunstancias, el proceso de recar-


ga del subsuelo tiene como origen el exceso de agua utilizada en las operaciones de
riego. El agua superficial que arroja el avenamiento de Santa Rosa en la Quebrada de
Animas pasa a la subcuenca sur, pero en las condiciones actuales esto constituye un
problema antes que un beneficio, pues causa inundaciones y una elevación de la capa
freática. Los planes que se han trazado con objeto de desviar estas aguas a otros
lugares reducirían mucho la entrada de líquido pero no la eliminarían por completo;
el volumen de la reducción dependerá del plan que se adopte.

Una fuente potencial de recarga para la subcuenca de Huaura y la subcuenca norte


sería el caudal del propio río Huaura. En la situación actual, como ocurre en el valle,
el canal del río actúa como un medio de drenaje del exceso de agua de regadío. Si el
nivel freático descendiese por debajo del nivel del río, el canal se convertiría en
una vía de recarga. Evidentemente, el modo de abatir el nivel del agua subterránea
sería incrementar su utilización, mediante la construcción de un mayor número de pozos.
Con ello se aliviaría el problema que plantea la altura de la capa freática también en
la subcuenca sur. Por supuesto, esto sería materia de una planificación futura, asun-
to que se examinará en una sección ulterior. Cabe, sin embargo, mencionar que el
descenso del nivel freático tendería a aislar aún más las distintas subcuencas; el mo-
vimiento del flujo subterráneo a través de las crestas intermedias se reduciría o eli-
minaría.
146

El agua de la cuenca sale al océano. Cada subcuenca posee su propia sección


aluvial que se extiende en dirección al mar y sus afloramientos se sitúan bajo las
aguas del océano. Aunque esto permite la salida de agua dulce hacia el mar, crea
también la posibilidad de una invasión del agua marina, si el nivel del agua del sub-
suelo llega a ser inferior al nivel del mar, causando así una inversión de la gradien-
te. Por ahora, el nivel freático es muy elevado y las aguas de infiltración atra-
viesan la estacada que se extiende a lo largo de casi toda la costa de la Llanura de
Huacho.

Cuenca de Santa Rosa

El extremo superior del drenaje de la Quebrada de Animas se abre hacia la Pampa


Huancayo, un valle intermontañoso relleno de material de aluvión. Como se observa en
la Llanura de Huacho, hay muchas colinas aisladas esparcidas por toda la cuenca, que
no son otra copa», que restos de ceuienas interfluviales subterráneas. Más arriba de la
pampa, el drenaje se ha interrumpido por acción del avenamiento del río Secoi La
Pampa Huancayo y el valle aluvial de drenaje del alto río Seco que se une a ésta, se-
gún puede observarse en el dibujo 3, se ha designado como cuenca de Santa Hosa.

En la actualidad no se encuentra agua propia en estos drenajes, ya que todos


ellos corresponden a la zona árida del litoral. Sin embargo, a principios del dece-
nio de 1950 s e organizó la empresa Irrigación Santa Rosa y se construyó un canal para
traer el agua del río Huaura a esta zona y utilizarla en el riego. La infiltración
de estas aguas ha saturado los materiales acuíferos y éstos contienen ahora una gran
cantidad de líquido.

Estos materiales acuíferos son, tal como se ha indicado anteriormente, elementos


de aluvión de quebrada y, relativamente, están bien distribuidos. Su espesor oscila
desde aristas muy delgadas en las extremidades de la cuenca, hasta capas de más de
100 m en su parte central. No se conoce la profundidad máxima de los materiales alu-
viales, pero hay pozos entubados que llegan a más de 100 m y aún no tropiezan con la
roca de fondo.

En el extremo inferior de la cuenca se hicieron sondeos de resistividad eléctri-


ca y basándose en los datos recogidos, se construyó la sección H-H1, como se indica
en el dibujo 13» Las arenas transportadas por el viento cubren la roca subyacente y
el material aluvial del lado noroeste de la cuenca, obscureciendo sus límites dentro
de esa área. Las mediciones de la resistividad eléctrica indican que el extremo de
la cuenca en esa zona coincide, en general, con la línea de contacto entre el material
aluvial y las antiguas arenas de origen eólico.

La cuenca de aguas subterráneas se divide en tres subcuencas determinadas por es-


trechamientos de los depósitos aluviales. Estas subcuencas son las siguientes: la
subcuenca superior y la subcuenca inferior del sistema de drenaje de Quebrada de Animas,
y la subcuenca del río Seco, del mismo sistema.

.1 Subcuencas alta y baja

La Pampa Huancayo está dividida por una cadena irregular de colinas en su parte
central, reduciendo de esa manera la sección de material de aluvión. Por encima de
este estrechamiento, en la subcuenca alta, dicho material está integrado, en general,
por arena y grava gruesa y su índice de transmisibilidad es muy elevado. En la parte
inferior del sector de angostamiento, en la cuenca baja, el material se hace más fino,
pues está constituido principalmente por arenas de grano medio a fino. Sin embargo,
la transmisibilidad sigue siendo elevada.
147

El agua del subsuelo de la subcuenca alta pasa a la subcuenca baja a través de


los materiales aluviales que existen entre la serie de colinas que separan las dos
subcuencas. El agua de la subcuenca baja se vierte en la Quebrada de Animas. La sec-
ción aluvial se reduce mucho en el punto de salida y hace que el agua del subsuelo
salga a la superficie. Los elevados niveles freáticos resultantes han creado un pro-
blema de avenamiento en toda la subcuenca. El ingeniero experto en irrigación encar-
gado de este problema hizo ciertos estudios y formuló un plan de drenaje que figura
en el informe que presentó.

.5.2 Subcuenca de rio Seco

La porción más elevada de la subcuenca alta se encuentra en la partición del ca-


nal de la quebrada. Un poco más arriba de este estrechamiento, el canal de material
aluvial penetra en el sistema de drenaje del río Seco. El agua que contienen los ma-
teriales aluviales de esta porción de la cuenca, es decir, la subcuenca del río Seco,
sigue hacia el sur y se vierte en el canal de dicho río. Los materiales están cons-
tituidos por depósitos de quebradas, que van de grano grueso a fino y no están distri-
buidos. La transmisibilidad es visiblemente elevada, y dada la pronunciada gradiente
del área de drenaje, el agua subterránea se escapará rápidamente de la subcuenca.

El límite entre la subcuenca alta y la subcuenca de río Seco se ha establecido


en el extremo superior del estrecho canal de material de aluvión que existe entre las
dos cuencas. Esta es la línea divisoria del drenaje de superficie y, probablemente,
se superpone a la línea divisoria de las aguas del subsuelo. Sin embargo, no se dis-
pone de datos sobre los niveles freáticos de esta zona para definir tal línea en forma
más precisa.

•5«3 Niveles freáticos

Los hidrogramas de los tres pozos de referencia observados en la cuenca de Santa


Rosa se indican en el dibujo 16. Se cree que éstos reflejan las características ge-
nerales de la subcuenca en que han sido perforados. El hidrograma del pozo de la sub-
cuenca baja, N 0 8761/0237-N1, ilustra la delgada capa freática y el nivel constante,
características del extremo inferior de las cuencas de aguas subterráneas que tienen
una salida limitada.

El hidrograma del pozo lío 8757/0243-Dl, pone de manifiesto la falta general de


fluctuación en la subcuenca alta, si bien indica igualmente un descenso del nivel
freático durante el período de medición. Se cree que este retroceso del nivel obede-
ce a la misma causa que el descenso observado en la Llanura de Huacho; es decir, a la
fluctuación de la cantidad de agua utilizada para el riego.

El último hidrograma correspondiente al pozo N 0 8760/0249-FI, se refiere al ex-


tremo superior de la subcuenca del río Seco. También en este caso puede observarse
una disminución del nivel de agua durante el período en que se efectuaron las medi-
ciones. Además, superpuestas a la tendencia general, se observan amplias fluctuacio-
nes, las cuales, según se cree, tienen como origen el avenamiento relativamente rápi-
do de la propia subcuenca y su recarga periódica mediante la infiltración de las
aguas de regadío. En el extremo superior de la subcuenca se observaron mayores fluc-
tuaciones anuales que en el extremo inferior, el cual está controlado por el nivel bá-
sico en el punto de salida.

Debe señalarse que estas conclusiones son provisionales ya que se basan en los
registros correspondientes a un ano solamente. Cuando se disponga de mayor número de
datos, tendrán, posiblemente, que ser por lo menos modificadas.
148

3.5«5«4 Recarga y descarga del acuífero

La cuenca de Santa Rosa ofrece un buen ejemplo del concepto general de una
cuenca de aguas subterráneas; puede describirse como una depresión ocurrida en un es-
trato de rocas endurecidas que ha sido rellenada con materiales aluviales no consoli-
dados. Las aguas superficiales, provenientes en este caso del exceso de líquido uti-
lizado para el riego, se filtran en el medio aluvial y constituyen la recarga del de-
pósito de aguas subterráneas.

El agua del subsuelo pasa a través de los materiales acuíferos desde el extremo
superior de la cuenca hasta el inferior, en donde se eleva a la superficie y se des-
carga en la cuenca como flujo superficial; en el caso de las subcuencas alta y baja
la descarga se hace en la Quebrada de Animas, y en el caso de la subcuenca del río
Seco, en el río de este nombre.

3.5*6 Cuenca de San Felipe

Antes de desarrollarse el programa de riego de Santa Rosa, se organizó la empre-


sa Irrigación San Felipe y se construyó un canal para transportar el agua por el de-
clive de las tierras bajas. Como resultado de la filtración del agua de regadío, ac-
tualmente se encuentra agua en el subsuelo del referido declive.

Las tierras bajas están constituidas por depósitos aluviales flabeliformes com-
puestos de materiales gruesos y angulares y de distribución defectuosa, los cuales han
convergido para formar una gradiente relativamente uniforme. Sin embargo, hay muchas
colinas pequeñas esparcidas por toda la superficie, que interrumpen su uniformidad.
Los materiales de granulación gruesa se extienden visiblemente hasta una profundidad
de 40 a 50 m en dirección al océano. Es probable que bajo ellos se encuentre una ca-
pa más gruesa de materiales de granulación más fina, similares a los que se han obser-
vado en el agujero de exploración de Rontoy, como se indica en el dibujo 11. Siguien-
do la línea de descenso en dirección al océano, los materiales aluviales son modi-
ficados por el mar y forman una especie de estacada detrás de las playas.

El agua del subsuelo proveniente de la infiltración del líquido de riego atravie-


sa estos materiales en dirección al océano y forma lagunas de agua salobre en las de-
presiones arenosas entre la estacada y la playa. Aunque la serie de colinas rocosas
a lo largo de la playa reducen el medio aluvial a través del cual se moviliza el agua
del subsuelo, la descarga en el mar es, por lo general, ilimitada, ya que el agua exis-
tente en dicho medio debe considerarse en tránsito o en almacenamiento temporal. Sin
embargo, mientras las operaciones de riego continúen en este área, el subsuelo no ca^-
recerá de agua. El principal factor limitativo es, en este caso, la mala calidad del
agua, asunto que se examinará más adelante.

3.5«6«1 Niveles freáticos

En el área de San Felipe se hicieron funcionar tres pozos con el carácter de po-
zos de referencia. Los hidrogramas correspondientes pueden verse en el dibujo 16.
En todos ellos se observa un notable descenso de los niveles freáticos. La tasa de
retroceso oscila de 75 cm a 5 i1 en un ano. La tasa más baja se observó en un pozo
situado en la proximidad del océano, en tanto que la más alta correspondió a un pozo
perforado en el extremo superior de la cuenca. Además, los tres pozos registraron
la misma modalidad de fluctuación durante todo el año; un nivel máximo en marzo de
I968 y un nivel mínimo en octubre-noviembre. Esta elevación y depresión del nivel
coincide con los períodos de demanda máxima y mínima de agua con destino al riego.
Probablemente, el agua del subsuelo pasa rápidamente a la cuenca por un proceso de
percolación.
149

3.5«6.2 Recarga y descarga del acuífero'

Tal como ocurre en la cuenca de Santa Rosa, no hay ninguna reposición natural de
agua dulce en la cuenca de San Felipe. Anteriormente, el agua para el riego se trans-
portaba por un canal a este área, ya que la única agua de que se hubiera podido dispo-
ner era salina, procedente del océano. Los materiales aluviales flabeliformes que
existen en el subsuelo de la gradiente de las tierras bajas se extienden indudablemen-
te hasta la ribera del mar, en forma similar a los materiales de la Llanura de Huacho,
creando con ello un acceso hidráulico al océano. Debido a la infiltración de las
aguas de riego, comenzó a formarse un cono de agua dulce sobre las aguas salinas que
probablemente existían en el lugar, y el material correspondiente comenzó a descargar-
se en el océano. Un resultado de este fenómeno es la presencia de amplias lagunas de
agua salobre a lo largo de la playa, que se han formado desde que comenzaron las ope-
raciones de riego de San Felipe.

3.5.7 Canal de rio Chico

En el extremo superior de la cuenca del valle del río Huaura, un poco más abajo
de Sayón, se encuentra la boca del tributario inferior de dicho río Huaura, es decir,
el río Chico. En el canal de este río se encuentra material de aluvión de grano grue-
so y sin distribuir que, por lo general, contiene bloques hasta de un metro. Estos
depósitos son característicos de un medio de flujos torrenciales (el flujo sigue una
gradiente de más de 2,5 grados). Los materiales respectivos contienen agua subterrá-
nea y, al respecto, se han perforado y se están explotando algunos pozos en este ca-
nal. La ubicación de estos pozos se indica en el dibujo 8. Sin embargo, los rendi-
mientos son sólo de cuantía moderada y, lo que es más importante, el almacenamiento
de agua en el subsuelo es pequeño (véanse los datos sobre pruebas de bombeo en el cua-
dro 5).

El agua del subsuelo del canal del río Chico puede utilizarse como un limitado
suministro complementario para las operaciones de regadío. No obstante, debido al rá-
pido cambio de elevación y a la pequeña capacidad de almacenamiento, no resultaría
práctico considerar un desarrollo que abarque toda la cuenca de este área.

3.5*8 Pampa de Las Salinas

Al sur de Huacho se encuentra la extensa y ondulada pampa de Las Salinas, indica-


da en el dibujo 14. Casi toda esta zona está cubierta por una delgada capa de arenas
acarreadas por el viento. Por debajo de ella existen depósitos aluviales flabelifor-
mes. En el lado sudoeste, la pampa se eleva y forma una cadena amplia y redondeada,
bajo la cual existen antiguos depósitos eólicos ya estabilizados. En el sector este
y noreste de la pampa existen colinas en las cuales pueden verse rocas volcánicas de
la formación Casma y también otros depósitos eólicos más antiguos.

Hacia el oeste, la pampa se mezcla con la zona de Las Salinas, una cuenca de eva-
poración situada por debajo del nivel del mar. La Laguna Madre, un lago salado cuya
superficie yace a cinco metros por debajo del nivel del océano, se rellena por la fil-
tración del agua marina que pasa a través de la barra de arena que separa la laguna
del mar. En la actualidad hay dos compañías que explotan las salinas extrayendo su
sal. Se ha indicado que la producción de Álcalis Peruana S.A., empresa subsidiaria
de la Paramonga S.A., ascendió a 40 000 t en I968. La otra mina, explotada por el Go-
bierno, tiene una producción ligeramente mayor.

Este área, a pesar de que su subsuelo contiene extensos materiales que pueden
producir agua, no es, en las condiciones actuales, una fuente de agua subterránea
utilizable. En el subsuelo del sector contiguo a Las Salinas existe agua, pero se tra-
ta de una mezcla salada y, por lo tanto, no aprovechable. Sin embargo, puede ser que
con el transcurrir del tiempo los planes de riego formulados para este área modifiquen
en forma significativa las condiciones de la capa freática.
150

8.1 Plan de desarrollo propuesto

En el programa de desarrollo del Proyecto, la pampa de Las Salinas se ha designa-


do para operaciones de riego. Se estima que unas 12 000 ha de tierras, al sur y al
este de la depresión de Las Salinas, son aptas para el riego por aspersión (para los
detalles relativos a estos planes, véanse los informes del ingeniero experto en irri-
gación, R. Leuenberger y el ingeniero proyectista, P. Klapetek, volúmenes V y VI res-
pectivamente). Ho obstante, aun cuando el riego por aspersión se realice con eficien-
cia, siempre se filtrará una cierta cantidad de líquido a los materiales subyacentes.

8.2 Posible problema de inundación

Así, pues, es segura la formación de un nuevo depósito de agua subterránea. Sin


embargo, se reconoce que esto podría plantear un problema para el área siendo, al pro-
pio tiempo, un beneficio; es posible que el agua recibida en el subsuelo por percola-
ción pase a Las Salinas, causando una inundación en esa zona.

Teniendo en cuenta esta posibilidad, se prestó atención al tipo de materiales que


existen bajo la pampa y a las condiciones del subsuelo. La tendencia topográfica que
muestran las colinas situadas en la parte oriental de la pampa indica que las crestas
interfluviales de roca se extienden probablemente hacia el oeste» por debajo de los
depósitos aluviales de la propia pampa. Habrá que tener en cuenta la profundidad en
que se encuentra el lecho rocoso al formular planes para regular la percolación poten-
cial del agua freática hacia la zona de Las Salinas. Para investigar esta cuestión,
se trazaron una serie de perfiles de la resistividad eléctrica en toda el área de la
pampa y en base a estos datos se calculó la profundidad a que se encontraba la roca de
fondo. También en base a estos datos, se construyeron las secciones geológicas de las
mencionadas pampas de Las Salinas según puede verse en el dibujo 14* Por otra parte,
cerca de la carretera Panamericana se perforó un agujero de exploración, cuyo registro
puede observarse en el dibujo 11.

8.3 Resultados de la investigación

Todos estos datos indican que el lecho rocoso está situado muy por debajo de la
superficie del suelo en la región comprendida entre Las Salinas y el área propuesta
para el desarrollo del regadío. Asimismo, los materiales no consolidados que cubren
la roca de fondo están evidentemente agrupados en dos capas, en forma similar a las
encontradas en la Llanura de Huacho. No obstante, en este caso, el agujero de explo-
ración ha indicado que bajo la capa superior de materiales de grano grueso existen
arenas de grano fino a medio, en las cuales casi no se encuentra grava ni arena gruesa.
Se supone que estos materiales subyacentes son antiguas arenas acarreadas por el vien-
to.

Los trabajos de exploración efectuados por la empresa Álcalis Peruana S.A., con
objeto de determinar la extensión de los depósitos de sal de Las Salinas pusieron de
manifiesto que las capas de balita cristalina y de yeso, están separadas por estratos
de arena de grano fino a medio y de sedimentos arcillosos. El registro de uno de es-
tos agujeros se ha consignado en el dibujo 11.

Evidentemente, el subsuelo de las pampas no contiene agua; cabe indicar, al res-


pecto, que durante la perforación del agujero de exploración no se encontró agua a
ninguna profundidad. Este hecho se confirma por medio de los datos de los registros
eléctricos; se cree que la resistividad uniforme por debajo de los 19 m es más bien
una medida referente al fluido de la perforación y no a los materiales perforados.
151

5.8,4 Conclusiones y reoomendaoiones

El técnico Sr. R. Leuenberger ha estimado que las necesidades de riego para esta
nueva área equivaldrán, por término medio, a 5»5 ni3 por segundo, en el supuesto de
que la eficiencia del riego sea de 65 por ciento. Sobre esta base, es probable que
1,37 raVs, o sea, el 25 por ciento del agua utilizada, se filtre al subsuelo.

Una gran proporción de esta percolación profunda pasará directamente al mar. Sin
embargo, algunas cantidades de líquido se dirigirán a Las Salinas, posiblemente, la
mitad, o sea, 0,7 m^/s. No existe evidentemente ninguna barrera de roca subyacente u
otros obstáculos que pudieran desviar este flujo que va en dirección a Las Salinas.
No obstante, habrá de transcurrir un tiempo considerable hasta que se forme un depósi-
to de agua subterránea que llegue al referido punto de Las Salinas.

Aunque posiblemente será necesario más adelante establecer un drenaje interceptor


o un sistema de pozos para que el nivel freático de Las Salinas se mantenga bajo, se
recomienda que, en primer lugar, se perforen una serie de agujeros de observación par-
ra determinar el desarrollo del depósito de aguas subterráneas.

Este método proporcionará datos que, en primer término, contribuirán a determinar


si es necesario o no establecer un sistema de desagüe y, en segundo término, en caso
afirmativo, contribuirá también a diseñar el sistema de que se trate.

Se recomienda que el sistema de observación esté integrado por una serie de pe-
queños agujeros revestidos interiormente, cinco de los cuales habrían de perforarse
a lo largo del límite noroeste de la propuesta zona de riego, entre la carretera y el
océano. La profundidad de los agujeros deberá ser de unos 20 m por debajo del nivel
del mar. El primero de ellos habrá de perforarse a unos tres kilómetros al sudeste
de la carretera, en tanto que los demás habrán de espaciarse a intervalos de un kiló-
metro en dirección al océano. También deberá establecerse una segunda línea compues-
ta por dos o tres agujeros de observación, a unos dos kilómetros de distancia hacia
el norte en relación con la primera línea. Asimismo, habrán de perforarse dos aguje-
ros más de observación dentro de la zona regada, a unos dos kilómetros de su límite
noroeste.

Estos agujeros de observación habrán de constituir un sistema adecuado para indi-


car los montículos de aguas freáticas que comiencen a formarse y, además, la velocidad
con que el líquido se dirige hacia Las Salinas. Igualmente, deben adoptarse medidas
para extraer periódicamente de los distintos agujeros muestras de agua, en cantidad
suficiente, para realizar análisis químicos, además de efectuar mediciones mensuales
del nivel freático.

6 CALIDAD DEL AGUA

En la sección referente a la recopilación de datos se mencionó el hecho de que


se extraían muestras de agua en casi todos los pozos ubicados y que estas muestras se
analizaban con objeto de determinar su composición química. Todos estos datos se com-
pilaron debidamente y se formó un archivo sobre las características químicas del agua
del subsuelo. En el cuadro 7 se indican algunos de los pozos de los que se extrajeron
muestras y los resultados de los análisis correspondientes.

Los análisis químicos normales respecto a las muestras de agua extraídas compren-
dieron lo siguiente: determinación de los cuatro aniones y cationes más comunes, ex-
presados en su equivalente de miligramos por litro; total de sólidos disueltos, expre-
sado en gramos por litro, y la conductibilidad eléctrica, junto con el pH del agua.
Además, algunas muestras se analizaron con objeto de determinar su contenido de boro,
el cual se ha expresado en partes por millón.
152

Basándose en estos datos sobre la composición del agua, en la presente sección se


hace una descripción de las características químicas de las aguas del subsuelo de cada
subcuenca y se examina la conveniencia de utilizar tales aguas para las operaciones de
riego.

3.6.1 Composición del agua subterránea

El agua subterránea encontrada en el área del Proyecto provino originalmente


del caudal superficial del río Huaura. Por lo tanto, muchas de las aguas que contiene
el subsuelo son similares en carácter a las del río. Otras, en cambio, han sido modi-
ficadas por las sales en solución del material acuífero, por la concentración provoca^
da por la utilización de las plantas y por otros factores ambientales que influyen en
el agua del subsuelo.

El agua del río Huaura corresponde al tipo de bicarbonato de calcio, y su total


de sólidos disueltos oscila entre 0,33 y 0,39 s/l? como lo han indicado las muestras
tomadas en Aleo, la estación de registro emplazada más arriba de Sayán. Cada una de
las cuencas de aguas subterráneas se recarga con estas aguas, principalmente como re-
sultado de las operaciones de riego de los terrenos superficiales. Tanto en los va-
lles del río Huaura y del río Chico, como en la Llanura de Huacho, estos procesos han
venido ocurriendo por centenares de años, en tanto que en las zonas de San Felipe y
Santa Rosa tan sólo se ha aplicado el riego en los últimos 20 años. La composición
química de las aguas del subsuelo de estas cuencas refleja estas diversas historias.

3.6.1.1 Valles del río Huaura y del río Chico

El agua del valle del río Chico y del sector superior del valle del río Huaura
ha sido clasificada como del tipo bicarbonato de calcio-sodio. En general, es simi-
lar al agua del río. El total de sólidos disueltos es algo más elevado, del orden de
0,35 a 0^5° g/l» SI ligero aumento de este total indica que la eficiencia del riego
es pequeña, o bien que el agua del río recarga el acuífero directamente. Aunque los
datos recogidos en relación con el nivel freático no confirman esta última asetera/-
ción, cualquier evidencia concluyente tiene que apoyarse en registros que abarquen un
mayor período.

Hacia el extremo inferior del valle, el agua del subsuelo contiene una mayor
cantidad de sulfates y adquiere un tipo mixto, es decir, forma un elemento de tipo
sulfato-bicarbonato de calcio-sodio.

El elevado contenido de sodio en estas aguas se debe probablemente al intercanh-


bio de iones cuando el líquido entra en estrecho contacto con las partículas de arci-
lla y limo que contiene el acuífero. El origen del sulfato no es claro. Aunque pue-
de pensarse en la aplicación de fertilizantes comerciales, estas sustancias sólo se
han utilizado recientemente. En algunas de las perforaciones se encontraron cristst-
les de yeso en los sitios de Vilcahuaura y Cochinilla, pero sólo a profundidades mayo-
res de 35 m« Sin embargo, en este último caso hay una explicación más plausible:
las soluciones de yeso procedentes de los depósitos aluviales de granulación más fina.

En un pozo, el designado con el N 0 8773/02345-^''» se comprobó que el agua de esa


zona contenía una cantidad relativamente elevada de sólidos disueltos y estaba muy
mezclada, correspondiéndole el tipo sulfato-cloruro de calcio-sodio. Este pozo está
ubicado en el límite de la subárea de Vilcahuaura, en donde los niveles freáticos son,
de ordinario,muy altos y los suelos ligeramente salinos, debido a la evaporación.

Se procedió a analizar una muestra tomada del pozo de prueba de Vilcahuaura, NO


8775/0228-Al, pero los resultados no se recibieron oportunamente y no se los pudo in-
cluir en el cuadro correspondiente. Se trataba de un agua mezclada cuyo total de sóli-
dos disueltos ascendía a 0,71 g/l.
153
' f
Cuadro 7 ANÁLISIS QUÍMICO DEL AGUA SUBTERRÁNEA

NUMERO DEL POZO FECHA CONDUCTIVIDAD pH ANIONES ( m g / l i t ) | CATIONES {mg/llt} BORO |

DE LA MUESTRA Ca | Me 1 Na J K T HC03 j NOjj &Qk 1 « I j OiSUELTOS 1


{«8fc/M) j
j 1 j
SANTA ROSA
20-12-67 0.99 6.9 1.6 1.0 9.2 0.12 3.6 0.5 • k.h J
56/35 - A l M j
5 6 / ^ 3 - F1 4-12-68 - 0.72 8.3 0.6 0.35 6.5 0.08 4.0 0.5 1.0 2.0 0.44 : 0.46
56/^ - MI 19-12-67 1.04 7.8 2.2 0.2 9.7 0.16 3-4 0.5 3.9 j k.h\
5 7 A 3 - DI 19-12-67 1.23 7.8 3.2 0.8 9.7 0.10 3.4 1.0 3.2 | $.t\
;
5 8 / ^ 3 - El 2 7 - 2-68 0.87 8.3 0.4 0.1 9.6 0.08 3.6 1.0 1.» 3.8| 0.57
60/^9 - F1 3-10-68 j 0.61 8.2 0.7 0.23 6.0 0.05 3.4 0.5 1 1.5 ! i.si 0.4? i 0.21 I
61/37 - NI 27-2-68 2.02 7.5 7.8 2.4 12.0 0.22 1.4 2.0 | 5.3 13.2 1.37
6 1 / ^ 2 - L1 19-12-67 0.86 7.7 2.0 1.0 7.4 0.06 3.0 0.5 2.5 4.4 -
6 1 A 6 - SI 2 4 - 7-68 ' 0.71 8.3 1.8 0.5 4.8 0.05 2.8 1.0 1 0.8 2.5 0.42 0.59 i
RIO CHICO
67/63 - ci 8 - 2-68 0.49 7.3 3.0 2.0 1.45 0.06 3.2 0.0 j 1.3 2.0
67/65 - HI 8 - 2-68 0.49 6.9 3.4 1.2 1.65 0.05 3.4 0.0 0.7 z.z
68/73 - PI 11- 1-68 0.39 6.7 3.6 0.6 1.8 0.09 2.8 0.5 i 0.7 2.0

VALLE DEL RIO


HUAURA
67/55 - A l 7 - 2-68 0.64 7.2 5.2 0.8 1.15 0.13 4.6 0.0 i 0.6 .2.0
67/56 - DI 7 - 2-68 0.69 7.5 5.6 1.8 1.3 ' 0.27 1 5.0 0.2 1.5 2.2
68/59 - B1 22- 3-69 O.58 7.1 3.9 1.3 1.2 0.07 1 3.0 2.0 0.4 1.® 0.4^ 0*1% J
69/60 - R1 10- 1-68 0.59 7.6 2.9 1.4 1.7 0.06 3.4 0.5 O.? 1.5 0.53 0.55 I
70/^9 - G1 2 1 - 2-68 0.59 8.0 4.4 1.0 1.03 0.05 3.2 0.5 1.3 1.4 0.26
70/61 - R1 8 - 2-68 0.73 7-5 5.6 1.6 1.4 0.08 4.4 0.5 1.7 2.0
71/^8 - NI 7 - 2-68 0.73 7.6 5.8 2.2 1.3 0.07 4.4 0.2 2.7 2.0
j 72/43 - SI 2 0 - 2-68 0.64 7.4 5.0 1.0 0.86 0.06 4.0 0.0 1.3 1.6 0.35
72/44 - MI 7 - 2-68 0.52 8.4 3.2 2.2 1.25 0.08 1.4 0.5 4.4 1.4
73/40 - P1 2 0 - 2-68 O.96 7.5 7.4 1.6 2.0 0.10 4.8 0.5 3.8 2.0 0.62
73/40 - SI 2 0 - 2-68 0.89 7.6 7.4 1.6 1.6 0.07 4.6 0.5 3.1 2.4 O.58
73/34 - F1 3-10-68 1.41 8.2 7.8 3.7 5.9 0.1 3.6 0.5 7.4 6.0 1.32 O.51
79/31 _ A l 3-10-68 0.49 9.8 0.2 0.25 5.1 0.05 1.70 0.2 1.9 1.2 0.37 0.22 |

LLANURA DE
HUACHO
70/14 - SI 7 - 2-68 0.69 7.7 5.4 2.0 1.55 0.07 4.6 0.0 2.6 1.8 1
*1

71/16 - Ql 3-10-68 1.25 8.0 7.4 3.0 3.7 0.13 5.0 1.0 2.4 5.8 0.96 0.26
72/17 - B1 8 - 3-68 0.82 7.3 6.4 1.8 1.7 0.10 5.4 0.5 2.3 1.8 0.8o
72/18 - NI 12- 3-68 0.63 8.1 4.0 1.8 1.6 0.08 3.2 0.0 2.8 1.4 0.71
72/21 - Q1 5- 3-68 0.69 7.9 4.4 2.2 1.18 0.13 4.6 0.0 1.3 2.0 0,^7
73/14 - MI 19- 2-69 0.86 7.3 6.0 1.85 1.95 0.12 5.6 0.0 2.8 1.5 0,45 0.23
73/15 - J1 10-10-68 0.80 7.6 5.6 1.8 2.0 0.11 5.2 0.1 2.6 1.66 0.62 0.25 1
73/17 - HI 12- 3-68 O.78 7.9 6.2 1.6 1.7 0.1 5.0 0.5 2.3 1.8 0.82
73/19 - C1 i 8 - 3-68 O.78 7.4 6.0 1.2 1.8 0.07 5.4 0.0 1.8 1.8 O.SO
73/19 - si 5 - 3-68 0.&3 | 7.4 6.0 2.2 1.6 0.15 5-4 0.5 2.0 2.0 0.53
73/20 - R1 8 - 3-68 1.98 7.6 9.6 4.8 5.3 0.61 10.-4 2.0 2.9 5.0 1.75 1

I 74/13 - s i 1 9 - 2-69 1.21 7.3 6.8 2 7


i * 4.2 1 0.21 4.9 0.0 : 3.é i 5.* i LO? ©.**% 1
74/14 - L1 3-10-68 0.91 7.7 6.4 2.15 2.10 0.10 5.4 0.5 f.f 1,f ©•7* ©•#» j
74/20 - DI 8 - 3-68 0.68 7.8 5.4 0.2 1.3 0.10 4.4 0.5 0.1 1.0 0.53
75/19 - F1 10-10-68 O.78 7.8 1 5.8 1.4 2.0 0.16 5.6 1.0 0.9 1.8 O.Tf 0.18 ]
1 1 - 3-68 7.7 5 2 1.45 1.6 0.07 5-5 0.1 1*2 I 0.56
75/19 - F1 0.73
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76/16 - D2 9_iO-68 O.96 | 7.6 6.8 2.0 2.6 0.18 4.8 2.0 2.7 2.0 Q.lf
76/17 - K1 7 - 3-68 1.00 7.7 7.2 1.6 2.5 O.83 7.0 0.0 2.? 2.6 0.6? r
1 76/17 - M2 9-IO-68 0.87 J 7.7 | 5.8 2.65 1 2.4 0.18 5.6 0.1 [' 3.S t.S Mt • ®»|% I
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> 1.31

79/16 - SI I 1 0 - 4-69 1.35 7.0 8.8 3.1 3.8 0.17 4.2 0.0 1 é.i 5.5 i.i% ©.£% 1
9-10-68 1.43 7.8 9.6 3-75 3.1 0.14 4.1 2.0 3.S 6.6 1.» 0.28 I
79/18 - P1

SAN FELIPE
87/11 - J1 6-11-68 2.12 8.0 1.1 1.1 20.0 0.92 2.4 1.0 i*** t.8 1*40 «*25 1
87/11 - SI 6-11-68 1.05 8.0 0.6 0.35 11.1 0.59 3.4 0.0 í §.* *.© 0.7? 1 *.** 1
87/12 - F1 4-10-68 3.99 8.7 2.0 1.0 49.0 0.6 2.6 2.© 24.$ m «9 '• M 2.2 1
8 8 / 1 1 - J1 6-11-68 2.23 8.8 0.08 0.4 23.6 0.3 4.6 1.0 I ?«l l-M i.%i } t»S i
1 89/15 - H1 4-10-68 4.0 7.9 10.0 1.5 42.0 0.7 3.0 0.0 ».T tf.f 3. i * §•# I
I 91/12 - DI 4-10-68 7.28 8.7 3.0 0.75 72.5 O.65 4.5 5.0 - 4 . f < #©•$ *•$? **# 1
155

3.6.1.2 llanura de Huacho

En la cuenca de la llanura de Huacho se encuetran dos tipos generales de agua


subterránea. Al norte del río, en la subcuenca de Huaura, el agua es del tipo
bicarbonato-oloruro-sulfato de calcio, y hacia el sur, en las subcuencas norte y sur,
es predominantemente del tipo bicarbonato de calcio.

El total de sólidos disueltos es mucho mayor en la Llanura de Huacho que en el


valle. Al sur del río es, en general, del orden de 0,50 a 0,85 g/l, en tanto que al
norte, la proporción es de 0,67 a 1,55 g/l»

El contenido de minerales en las aguas que se encuentran al sur del río se debe
probablemente al fenómeno de concentración resultante de la utilización del agua del
propio río. Al norte de éste, en la subcuenca Huaura, la capacidad de almacenamiento
es mucho más amplia, de modo que el movimiento hídrico a través de la subcuenca es in-
dudablemente mucho más lento y, por tanto, habrá mayores cantidades de sales del suelo
capaces de formar solución.

Como las aguas de avenamiento del área de Santa Rosa han comenzado a pasar por
percolación a la subcuenca sur, el agua que llega a esta última área es un poco dife-
rente. Esto se pone de manifiesto en la muestra tomada del pozo N 0 8773/0220-R1. En
este caso, el total de sólidos disueltos es mucho más elevado, del orden de 1,75 g/l
y también el contenido de cloruros es relativamente alto.

3.6.1.3 Cuenca de Santa Rosa

Hasta hace unos 15 anos, la cuenca de Santa Rosa era, en lo esencial, una quebra-
da seca. Poca era la cantidad de agua que recibía por percolación a través del relle-
no aluvial para que pudiera contener algún material soluble. Por consiguiente, cuan-
do se implantó el riego, el líquido se filtró a través del material de aluvión y el
agua subterránea adquirió los elementos correspondientes. El análisis de las muestras
extraídas de los pozos de Santa Rosa indicó que en la subcuenca alta y en la subcuen-
ca de río Seco había escasa acumulación de sales en el agua, pero se observó un nota-
ble cambio de tipo. En estas cuencas, el total de sólidos disueltos es inferior a
0,57 g/l» pero debido a la utilización del agua del río, el agua local se modificó y
adquirió el tipo de sulfato-cloruro-bicarbonato de sodio.

En la subcuenca baja, el agua del subsuelo reúne un alto contenido de cloruro de


sodio; la muestra extraída del pozo N 0 8761/0237-N1 indica que el total de sólidos
disueltos asciende a 1,37 g/l y que el agua es del tipo cloruro de sodio. Se cree
que este elevado contenido de sales tiene dos orígenes: concentración del contenido de
sal por el uso excesivo del líquido y por la evaporación, y los cristales de sal traídos
a la cuenca por las arenas del litoral transportadas por el viento.

3.6.1.4 Cuenca de San Felipe

El agua de los depósitos aluviales que existen en el subsuelo de las tierras ba-
jas de San Felipe tiene la misma cronología breve que el agua de Santa Rosa; su pre-
sencia es el resultado de la infiltración del exceso del agua de regadío. En esta zo-
na, el riego comenzó a aplicarse hace menos de 20 años.

La mayor diferencia en las condiciones físicas entre San Felipe y Santa Rosa es
el hecho de que el bajo de San Felipe se une al océano. Por consiguiente, antes de
que se iniciase el regadío, los materiales subyacentes contenían probablemente aguas
salinas residuales. Esta hipótesis se ve vigorosamente confirmada por la pobre cali-
dad del agua encontrada en los pozos entubados profundos perforados en la cuenca. Co-
mo se observa en el cuadro 7, estos pozos son los siguientes: N 0 8787/0212-FI, N 0
8789/0215-Rl y NO 8791/0212-Dl. En los pozos de tajo abierto y poco profundos se en-
contró, en general, el mismo tipo de agua subterránea, es decir, el tipo sulfato-
cloruro de sodio, pero con un valor bastante inferior por lo que respecta al total de
sólidos disueltos, 0,77 a 1,41 g/l, en contraste con 2,80 a 4,57 g/l.
156

Esta diferencia en el contenido indica que las aguas de riego filtradas están re-
duciendo el alto contenido de sal del material de aluvión. Esto sólo puede determi-
narse después de hacer observaciones sobre la calidad durante un prolongado período,
por lo menos, de cinco años.

3.6.2' Posibilidades de utilización para el riego

Las características químicas del agua del subsuelo constituyen un importante


factor para determinar su utilidad para las operaciones de riego. La concentración
total de sólidos disueltos, la concentración de determinados elementos constitutivos
y las porporciones relativas de cada uno de ellos influyen en la calidad del agua.
Sin embargo, resulta difícil clasificar ciertas aguas como apropiadas para el riego
basándose únicamente en su composición química. Hay muchos otros factores como, por
ejemplo, los métodos de aplicación, el tipo del suelo, las condiciones climáticas y,
desde luego, los factores económicos, que influyen en la conveniencia de utilizar un
determinado tipo de agua.

No obstante, se han establecido clasificaciones útiles sobre su factioilidad, en


base a la composición química del agua. Cabe indicar, sin embargo, que tales clasi-
ficaciones deben utilizarse tan sólo como una orientación, ya que los respectivos
límites permisibles varían mucho según los diferentes cultivos, suelos y condiciones
climáticas.

El Dr. L.D. Doñeen de la División de Riego de la Universidad de California, en


Davis, Estados Unidos, ha propuesto una clasificación integrada por tres amplias ca-
tegorías que pueden utilizarse como guía en dicho estado de California. Como el in-
geniero experto en irrigación, R. Leuenberger, llegó a la conclusión de que las con-
diciones existentes en el área del Proyecto eran, en general, similares a las de Ca-
lifornia, parece conveniente tener presente la clasificación de Doñeen como una guía
para el trabajo* Estas tres clases o categorías de agua son las siguientes:

Clase 1 - Excelente a buena. Se considera inocua para la mayoría de las plantas


en cualquier condición de suelo y de clima;

Clase 2 - Buena a nociva. Se considera como peligrosa para ciertos cultivos en


ciertas condiciones de suelo y clima;

Clase 3 - Nociva a inapta. Se considera como probablemente peligrosa para la


mayoría de los cultivos e inapta para todos ellos, con excepción de
los más tolerantes.

Con objeto de agrupar las distintas aguas en estas clases, hay que tener en cuen-
ta cuatro factores. Estos y los correspondientes límites para cada una de las tres
clases se indican a continuación:

Clase 1 Clase 2 Clase 3


Excelente a Buena a Nociva
buena nociva a inapta

Conductancia
millimhos/cm Menos de 1,0 1,0 a 3,0 Más de 3,0
25OC
Contenido de
Menos de 5 5 a 10 Más de 10
cloruros mg/l
Sodio % Menos de 60 60 a 75 Más de 75
Boro ppm Menos de 0,5 0,5 a 2,0 Más de 2,0
157

Los factores utilizados se explican por sí mismos,salvo el porcentaje de sodio.


Este se ha determinado como una relación porcentual del total de equivalentes (en mili.)
de aniones.

Al aplicar esta clasificación a las aguas del subsuelo del área del Proyecto se
ha encontrado que las que existen en el valle del río Huaura y en la cuenca de la Lla-
nura de Huacho corresponden, en general, al grupo de buenas a excelentes.

Las aguas de la cuenca de Santa Rosa son, hasta cierto punto, no corrientes; pres-
cindiendo del porcentaje de sodio, las aguas de la subcuenca alta y la subcuenca de
río Seco pueden también clasificarse como buenas. Sin embargo, su alto porcentaje de
sodio tiende a reducir su utilidad. Este elevado porcentaje de sodio es una indica-
ción de los valores de intercambio de base, potencialmente desfavorable. Tiende,
además, a desflocular la arcilla o el limo de los suelos, creando una costra dura que
puede llegar a ser casi impermeable. Cabe dudar de que esta circunstancia plantee un
grave problema en los suelos arenosos del área de Santa Rosa.

La subcuenca baja de la zona de Santa Rosa contiene en su subsuelo aguas no de-


seables. Estas podrían incluirse en la clase 2, es decir, peligrosas para ciertos
cultivos.

La última cuenca que hay que examinar es la de San Felipe. En este caso, el agua
subterránea puede clasificarse, por lo general, como perjudicial o peligrosa para la
mayoría de los cultivos. Desde luego, estas aguas podrían mezclarse con otras de me-
jor calidad, por ejemplo, con la del canal del río, con lo cual se obtendrían mayores
cantidades de líquido de calidad aceptable. Debe indicarse, asimismo, que con una
cuidadosa atención de los cultivos y de las prácticas de riego, estas aguas pueden
utilizarse con buenos resultados.

3-7 CAPACIDAD Y RENDIMIENTO DE LOS DEPÓSITOS DE AGUAS SUBTERRÁNEAS

Basándose en los datos presentados hasta ahora, es evidente que dentro del perí-
metro del Proyecto, el agua del subsuelo se almacena en cuencas distintas y separa-
das.

La mayoría de las aguas freáticas de estas cuencas son de calidad utilizable y


sus depósitos se reponen mediante la filtración de las aguas superficiales. La canti-
dad de líquido que cada una de estas cuencas pueda rendir depende de varias circuns-
tancias, si bien los principales factores limitativos están representados por la capa-
cidad de almacenamiento de las distintas cuencas y del volumen de agua que entra a és-
tas para recargarlas.

La capacidad de almacenamiento de una cuenca de aguas subterráneas depende no só-


lo de la extensión de los materiales acuíferos sino, además, de la cantidad de agua
que estos materiales pueden entregar. En esta sección, se examina, en primer lugar,
la evaluación del rendimiento específico de dichos materiales y se calcula la corres-
pondiente capacidad de almacenamiento. A continuación,se hace una reseña de las fuen-
tes de reposición del agua del subsuelo, o del agotamiento, y se determinan las can-
tidades correspondientes. A base de estos datos se puede, entonces, evaluar el rendi-
miento potencial y permanente de todas estas cuencas.
158

Rendimiento específico

En la zona saturada de los materiales acuíferos, el agua del subsuelo ocupa todos
los intersticios. Pero no todo este líquido puede movilizarse por avenamiento. Cier-
tas cantidades de agua se quedan en su sitio, a pesar de la gravedad, debido a las
fuerzas de tensión molecular y superficial entre el líquido y las partículas del suelo.
El agua que se escapa en virtud del drenaje por gravedad pasa a los pozos y se expresa
en términos de rendimiento específico. Se trata de la relación, indicada en porcenta^
je, entre el volumen de agua que se escapa por gravedad y el volumem del material satu-
rado del cual aquélla procede.

Los valores del rendimiento específico dependen del tamaño de la granulación, de


la forma y distribución de los poros, y del carácter compacto del material. Son mu-
chos los investigadores que han realizado estudios para determinar el rendimiento es-
pecífico de los materiales no consolidados, tanto en laboratorio como en si campo
(ver bibliografía (12) Todd, 1964)* Gomo resultado de las investigaciones consiguien-
tes, se han determinado valores para los diversos materiales. Los rendimientos pue-
den llegar hasta el 30 por ciento en el caso de las arenas uniformes, pero en la mayo-
ría de los depósitos aluviales, en los cuales la distribución del material es defec-
tuosa, tal relación oscila entre el 10 y el 20 por ciento.

Los acuíferos que se encuentran en el área del Proyecto están formados por capas
intermedias de arenas y gravas arenosas (cuyo rendimiento específico puede ser de 15
a 25 por ciento), arenas y gravas cenagosas (cuyo rendimiento específico se ha calcu-
lado entre 5 y 10 por ciento) y limo y arcilla arenosa (con un rendimiento específico
calculado en tres a cinco por ciento).

La principal dificultad con que se tropieza al evaluar el rendimiento específi-


co de las cuencas es la falta de datos sobre la distribución de materiales. Se dispo-
ne de muy pocos registros de pozos y, además, los detalles proporcionados por los
perforadores no son equivalentes en su totalidad. Sin embargo, tomando como referen-
cia la exploración efectuada durante el estudio de materiales, parece que éstos son
característicos de los depósitos aluviales. A la mayoría de tales materiales se ha
asignado un rendimiento medio específico de 15 por ciento. Las únicas zonas que, se-
gún se cree, presentan un rendimiento más elevado son la subcuenca alta y la subcuen-
ca del río Seco de la cuenca de Santa Rosa. A estas áreas se ha asignado un valor me-
dio de 18 por ciento.

Capacidad de almacenamiento de las cuencas

Cada una de las subcuencas de aguas subterráneas posee su propia capacidad de


almacenamiento que, en teoría, equivale al volumen de los materiales saturados multi-
plicado por el rendimiento específico de los mismos. Sin embargo, por razones de or-
den práctico, el almacenamiento total es de poca utilidad, ya que no puede utilizarse
fácilmente en toda su integridad. Por ejemplo, si se trata de utilizar toda la capa-
cidad de una cuenca habría que extraerle toda el agua. Esta medida daría lugar a un
bombeo cada vez más elevado, a medida que los niveles freáticos van descendiendo y,
cuando el espesor del material saturado se aproxime a cero, el agua no podría pasar
con facilidad al pozo. El peligro potencial de que el agua de mar penetre en las
cuencas costeras también limita la capacidad del líquido utilizable. Si el nivel
freático de la Llanura de Huacho desciende por debajo del nivel del mar, la inversión
de la gradiente produciría una invasión de las aguas del océano.

Por consiguiente, con el fin de determinar la capacidad de almacenamiento en tér-


minos de utilización real, hay que aplicar un volumen algo menor que el volumen total
de los materiales acuíferos. En el área del Proyecto, parece ser que el límite prác-
tico corresponde, por término medio, a una sección de 40 m de materiales saturados.
Los niveles freáticos pueden reducirse en las cuencas hasta tal profundidad sin que
disminuya drásticamente el espesor del material saturado, y, al mismo tiempo, esta
medida no dará lugax a un bombeo extremadamente elevado. En las cuencas costeras, la
amenaza de invasión de las aguas del mar requerirá una minuciosa atención, en el caso
de que los niveles desciendan por debajo de los 40 m; en la vecindad de la costa será
necesario tener en cuenta descensos algo menores.

En relación con tal límite práctico en sentido vertical, se han calculado las
capacidades del almacenamiento utilizable en cada una de las unidades de la cuenca res-
pectiva y los resultados correspondientes se han insertado en el cuadro 8.
Cuadro 8
CAPACIDAD DE ALMACENAMIENTO DE AGUA SUBTERRÁNEA EN LAS DISTINTAS CUENCAS

Capacidad de almacenamiento
Area superficial Rendimiento medio de los primeros 40 m de
Cuenca efectiva específico material saturado en
(millones de m2) estimado % millones de m3

Capacidad/m Total

Santa Rosa
Subcuenca alta 21,1 18 3,80 152,0
Subcuenca baja 27,4 18 4,93 197,0
Rio Seco 7,0 15 1,05 42,0
San Felipe 45,7 15 6,85 274,0
Valle del río Huaura
Subárea Alcantarilla 15,6 15 2,3 94,0
Subárea Vilcahuaura 20,5 15 3,1 123,0
Subárea Humaya 18,7 15 2,8 112,0
Subárea Quipico 17,0 15 2,5 102,0
Subárea Sayán 15,3 15 2,3 92,0
Llanura Huacho
Subcuenca Huaura 32,1 15 4,3 193,0
Subcuenca norte 10,8 15 1,6 65,0
Subcuenca sur 16,2 15 2,4 97,0

3-7-3 Reposición y agotamiento de los depósitos de aguas subterráneas

El segundo factor básico que limita el rendimiento del depósito de agua del sub-
suelo es la cantidad permanente de agua que lo reabastece. En conexión con tal factor
hay que considerar el agotamiento o salida del líquido. Los valores medios de entra-
da y salida del agua determinan el balance hidrológico que señalará las distintas can-
tidades de agua del subsuelo que podrían extraerse para una determinada finalidad.

Al fin de cuentas, todas las fuentes de recarga del subsuelo proceden del flujo
del río Huaura. En la zona costera no hay precipitaciones ni tampoco ríos que atra-
viesen este área. El vehículo principal por medio del cual el agua llega al subsuelo
en todas las cuencas es la percolación profunda del exceso del agua utilizada en el
riego, tal como se ha indicado anteriormente. Entre las demás fuentes posibles de re-
carga cabe citar la infiltración del flujo en el canal del propio río Huaura, la in-
filtración de las aguas de avenamiento de Quebrada de Animas y la entrada de agua sub-
terránea a través de las secciones aluviales que existen entre las distintas cuencas.
Los elementos del escape del agua del subsuelo comprenden: la elevación del nivel
160

freático o salida de desagüe, la salida de líquido por debajo de la superficie a tra-


vés de la sección aluvial, y el bombeo del sigua del subsuelo. A continuación, se in-
sertan algunos cálculos sobre las cantidades que corresponden a estos grupos en las
actuales condiciones de utilización del agua.
3.1 Percolación profunda del agua de riego
La cantidad de agua de riego que se filtra hasta un nivel inferior al de las
raíces de las plantas pasa, por un fenómeno de percolación profunda, al depósito de
agua del subsuelo. Es difícil medir esta cantidad de un modo directo. Por lo gene-
ral, se determina como la cantidad que excede a las necesidades de evapotranspiración
y de la deficiencia de la humedad del suelo. Como medida de esta cantidad se utiliza
la correspondiente a la eficiencia del riego, o sea, la relación entre las necesida-
des de agua de los cultivos y la cantidad de líquido aplicada. En base a la indica-
da eficacia de riego y a la cantidad de agua aplicada, o bien de las necesidades de
los cultivos, puede formularse un cálculo sobre la cantidad correspondiente a la per-
colación profunda.
En 1966, el agrónomo A. Cohen hizo un estudio sobre diversos cultivos. En su
informe (volumen IV), se indican los datos mencionados y las cantidades de agua que ne-
cesita cada cultivo. Los valores correspondientes a la eficiencia del riego fueron
investigados por el ingeniero experto en irrigación, R. Leuenberger. Dicho técnico
encontró que tales valores eran, por lo general, bajos. Con objeto de calcular la
percolación profunda, se supuso que en las zonas de San Felipe y Santa Rosa la eficien-
cia del riego equivalía a 20 por ciento. En cambio, en el valle del río Huaura y en
la llanura de Huacho se estableció una eficiencia media de 40 por ciento. Suponiendo
que el margen de pérdida en el campo equivale al 15 por ciento, se establecieron las
siguientes cantidades medias añílales como representativas de la percolación profunda:
Valle del río Huaura - 2,61 m3/s;
Llanura de Huacho - 1,58 m^/s;
Santa Rosa - 1,11 ité/s;
San Felipe - 0,85 m3/s.
3.2 Corriente del rio Huaura
En las actuales condiciones, el canal del río actúa como un elemento de drenaje,
más bien que como un medio de recarga. El retorno del agua de regadío se añade al
flujo del canal. El complejo formado por el flujo de líquido, el retomo del agua
del riego y la sección irregular del canal hace poco factible toda tentativa de anali-
zar las cantidades componentes.

Las tasas de infiltración del canal de flujo han sido ya medidas y examinadas an-
teriormente (véase el cuadro 6 ) .
Si estas condiciones llegasen a cambiar, el canal podría convertirse en una fuen-
te potencial de recarga. Se estima que una tasa de infiltración de 0,10 m^/s por ki-
lómetro de corriente puede considerarse como razonable, en el caso de que los niveles
freáticos desciendan en grado suficiente.
3.3 Aguas de drenaje en la Quebrada de Animas
El agua del subsuelo pasa de la cuenca de Santa Rosa como flujo superficial a la
Quebrada de Animas. En la subcuenca baja, el agua se eleva hasta la superficie debido
al estrechamiento de la sección aluvial en el extremo inferior de la cuenca. Esta
agua desciende a la quebrada y se vierte en la subcuenca sur de la Llanura de Huacho.
Las mediciones periódicas del flujo en la quebrada oscilan de 1,5 a 2,5 m3/s.
161

Estas aguas han dado lugar a elevados niveles freáticos en el lado superior de
la subcuenca sur, pero las mediciones del flujo efectuadas en I968 a lo largo del car-
nal que va hacia el mar no indican la ocurrencia de pérdidas. Sin embargo, lo mismo
que en el canal del río Huaura, el exceso de agua de riego penetra en este canal y
hace difícil la evaluación.

3.4 Flujo subterráneo

El agua del subsuelo que pasa a través de los materiales aluviales en la sección
B-B1, según se indica en el dibujo 13, proporciona un medio de recarga para la sub-
cuenca Huaura y, al mismo tiempo,es una vía de descarga de la subárea Alcantarilla de
la cuenca del valle. La misma relación de movimiento del agua freática se observa en
cada límite entre las diferentes subáreas.

En la cuenca de la Llanura de Huacho, el movimiento del agua subterránea es nor-


mal a los perfiles indicados en los dibujos 17 y 18. Esto demuestra que no hay ningún
movimiento neto entre las cuencas y que toda la movilización del agua subterránea se
dirige al océano. La salida de la cuenca de San Felipe también se efectúa por medio
de descargas superficiales con destino al mar.

La cantidad de flujo subterráneo que cruza el límite de una cuenca puede calcular-
se por medio de la siguiente ecuación;

Q = 1,15 x 10-5 TIW

en la cual Q representa el flujo en metros cúbicos por segundo; T, la trasmisibilidad


en metros cúbicos por día; T, la gradiente hidráulica, y W, el espesor del acuífero.
Suponiendo que la gradiente hidráulica es igual o ligeramente inferior a la inclina-
ción de la superficie del canal, o a la inclinación de las tierras bajas, en donde no
han podido obtener perfiles del nivel freático, y utilizando los valores de la tras-
misibilidad determinados en los estudios respectivos, se han calculado los siguientes
valores para el flujo subterráneo:

Movimiento correspondiente al valle del río Huaura (véase dibujo 13):

en la sección B-B': 0,19 m3/s;


en la sección C-G' 0,13 m3/s5
en la sección D-D' 0,23 m3/s;
en la sección E-E1 0,19 m3/s;
en la sección F-F1 0,11 m3/s;
1
en la sección G-G 0,32 m3/s.

La salida de agua de la Llanura de Huacho hacr.a el océano se ha calculado en la


siguiente forma:

subcuenca sur 0,39 mVs;


aiibcuenca norte 0,17 m3/s;
subcuenca Huaura 0,62 m3/s.

La salida de agua de San Felipe hacia el océano se ha calculado en: 0,80 m3/s.
162

3«5 Extracción del agua subterránea

Se cree que los cálculos efectuados por el Sr. M. Plores Coronado correspondien-
tes a 1968, en lo que se refiere a la extracción de aguas subterráneas son represen-
tativos de las extracciones realizadas en los últimos tres años. Puede observarse
que tan sólo en Santa Rosa la cantidad de agua extraída por medio de bombas es de una
magnitud significativa en relación con los cálculos relativos a la reposición hídrica
de la cuenca.

4 Evaluación del rendimiento potencial de la cuenca

Al revisar los valores calculados para la reposición y salida del agua, puede ob-
servarse que en algunas áreas se registran, al parecer, grandes desequilibrios. Por
ejemplo, en la cuenca de Santa Rosa la única fuente de recarga, es decir, el exceso
del agua de regadío puede proporcionar, según los cálculos correspondientes, 1,11
m^/s por el proceso de percolación profunda. Sin embargo, las mediciones mínimas
del volumen del drenaje en Quebrada de Animas corresponden a 1,5 m3/s.

Se estima que, en este caso, el desequilibrio tiene principalmente como origen


el flujo no utilizado que se escapa durante la noche por el canal de desviación. Aun-
que las fincas de Santa Rosa tratan de utilizar mayores cantidades de agua para el
riego nocturno, o de crear pequeños embalses para retener el líquido durante la noche,
el flujo en el canal no está sujeto a ningún control y, en su mayor parte, sigue sin
utilizarse durante la noche. Este mismo problema también se plantea en las zonas del
valle y la llanura. En lo esencial, los canales no están atendidos y son pocas las
medidas adoptadas para la regulación de la corriente.

El retomo del agua del riego es una importante partida en lo que concierne al
balance hidrológico y, debido a la poca vigilancia actual, es difícil evaluar esa par-
tida en relación con las demás. No obstante, las cantidades en que se han estimado
las referidas partidas -percolación profunda del exceso de agua del regadío, flujo
subterráneo y extracción por medio de bombas- son de la magnitud apropiada y muestran
una congruencia general.

No se ha hecho ninguna tentativa para reajustar las cifras con objeto de presen-
tar un equilibrio hidrológico. Se duda de que en las condiciones actuales, la formu-
lación de tal balance ofrezca alguna utilidad. El suministro de agua subterránea hem-
bra de tener algún valor tan sólo en términos del futuro desarrollo del área del río
Huaura. Tal como se ha indicado ya, el agua del subsuelo de esta zona depende, en
último término, de la reposición procedente del flujo del río.

Con arreglo al Proyecto, se ha formulado un plan para la utilización de los re-


cursos hidráulicos de la cuenca del Huaura y, al respecto, el aprovechamiento del
agua subterránea forma parte integrante de tal programa. Al utilizar los criterios
en que se apoya el referido plan, se cuenta con una base clara para evaluar el rendi-
miento potencial en términos de agua subterránea. A continuación, se describe some-
ramente el plan de desarrollo propuesto, se señalan los aspectos relacionados con el
aprovechamiento del agua del subsuelo y se formula un programa de ordenación de las
aguas subterráneas.

UTILIZACIÓN DEL AGUA SUBTERRAMEA EN EL PROYECTADO PLAN DE DESARROLLO

Dadas las actuales condiciones de aprovechamiento de la tierra, no se considera


necesario recurrir al agua del subsuelo para las operaciones de riego en el área del
Proyecto. Aunque algunas fincas están empleando el agua subterránea, cabe indicar que
el suministro de agua superficial es suficiente para atender a las necesidades de este
163

elemento en las actuales tierras cultivadas. Esto ha quedado demostrado en los es-
tudios efectuados por el ingeniero experto en irrigación. Este ha llegado a la con-
clusión de que si se aplican mejores métodos de regadío, se efectúa una mejor nive-
lación de los terrenos y se implanta un control apropiado para la distribución de
agua, las necesidades de este elemento en las tierras en cultivo (30 600 ha) sufrirían
tan sólo pequeñas deficiencias periódicas que no tendrían un efecto crítico para los
cultivos.

Por tanto, las primeras medidas que se proponen para el pleno desarrollo de las
tierras y de los recursos hidráulicos consisten en el mejoramiento de los métodos de
riego y de distribución de agua en la actual zona explotada. Esto permitirá incre-
mentar el porcentaje de la tierra ya desarrollada y actualmente en cultivo.

En una segunda etapa de desarrollo, se propone la provisión de agua a 14 000 nue-


vas hectáreas de tierras. Esta medida requerirá una regulación adicional del flujo
superficial (se ha propuesto la construcción de dos embalses en la sierra) y el es-
tablecimiento de un suministro de agua del subsuelo con objeto de atender a las gra-
ves deficiencias periódicas que ocurran en el abastecimiento de agua superficial.
Los detalles de las mejoras propuestas en la etapa I y la descripción de las diversas
obras de ingeniería que se requieren para la etapa II, están contenidos en los infor-
mes del experto en irrigación y del proyectista (volúmenes V y Vi). Para los fines
del presente examen, basta indicar que en las condiciones establecidas para la etapa II,
se cree que el agua del subsuelo podrá satisfacer ciertas deficiencias periódicas.

Se han propuesto dos planes sustitutivos para la segunda etapa de desarrollo.


En el primero (etapa lia) se considera tan sólo la provisión de agua de riego para la
nueva tierra (Pampa de Las Salinas). En el otro plan (etapa lib), se considera, ade-
más, el desarrollo de la energía hidroeléctrica en la sierra (véase el informe del
consultor en energía hidroeléctrica, J. Huang, volumen X). El desarrollo de la ener-
gía hidroeléctrica requiere el establecimiento de embalses superficiales que habrán
de funcionar en una manera diferente a la que satisfaría mejor a las necesidades de
riego. Fundamentalmente, los embalses se utilizarían para mantener un cierto flujo
mínimo en el río (11,5 m3/s). En lo sustancial, se requiere una mayor utilización de
agua subterránea como resultado del desarrollo de la energía hidroeléctrica.

Aunque el flujo medio anual del río Huaura supera al promedio anual de las nece-
sidades de riego, las variaciones estacionales de la corriente serán inferiores a la
demanda. Con objeto de determinar las probables cantidades del exceso o deficiencia
del flujo que podrían relacionarse con el proyecto propuesto, se ha hecho un análi-
sis de la operación correspondiente, utilizando los registros del caudal del río Huaura
según las mediciones efectuadas en Aleo desde 1912. Basándose en estos registros y
en las modificaciones que ocurren en el flujo debido al funcionamiento de los embalses
de superficie, se han calculado en Aleo valores mensuales de los excedentes o defi-
ciencias en relación con la demanda del riego de dicha área.

En la etapa lia de desarrollo (sin energía hidroeléctrica), se encontró que una


capacidad de bombeo de cuatro metros cúbicos al segundo permitiría hacer frente a
casi todas las deficiencias mensuales. Las deficiencias que excedieran de tal capa-
cidad de bombeo sólo se presentarían raras veces y no afectarían, en forma grave, a
los cultivos. Conforme a los planes de desarrollo de la energía hidroeléctrica (eta-
pa lib), la demanda de riego requeriría una capacidad de bombeo de siete metros cúbi-
cos al segundo para lograr que la deficiencia se reduzca hasta los mismos niveles es-
tablecidos para la etapa lia.
164

1 Período crítico del abastecimiento de agua subterránea

La capacidad de bombeo no significa, desde luego, la cantidad real de agua extra-


ída del subsuelo; se refiere tan sólo a la capacidad máxima requerida para hacer fren-
te a una determinada deficienca. La mayor parte del tiempo, el flujo superficial basta-
rá para atender las necesidades del riego y, por lo tanto, no será indispensable el
bombeo. La extracción media anual de agua subterránea correspondiente a las condicio-
nes que prevalecieron en el período de 1912 a 196? sería del orden siguiente: 1,11 m3/s
para la etapa lia, y 3,08 m3/s para la etapa lib. Sin embargo, en un año determinado,
o incluso en una serie de anos, esta relación variará en sentido inverso al flujo su-
perficial utilizable; un menor flujo superficial requerirá un mayor bombeo.

El período más crítico que se observó durante el intervalo que abarcó el estudio
fue de doce años, es decir, de 1955 a 1966. En estos años queda comprendido el año de
flujo mínimo, 1958t y debe señalarse que tan sólo en dos años el flujo natural excedió
al promedio registrado durante el período de estudio. La cantidad de agua subterrá-
nea que puede extraerse de una cuenca se verá limitada por el volumen de líquido dis-
ponible durante este período. Las deficiencias y excedentes que ocurrirían en los dos
sistemas sustitutivos señalados para la etapa II de desarrollo durante este período se
indican en el cuadro 9* El promedio anual de bombeo que se requiere en ese intervalo
será de 2,34 m3/s para la etapa lía y 4,20 m3/s para la etapa lib. El máximo rendi-
miento o suministro potencial de agua subterráiiea de una cuenca durante el período crí-
tico determinará el tope de la capacidad de bombeo en los proyectados planes de desa-
rrollo.

Como una ayuda para determinar la mejor forma de satisfacer las necesidades de
agua subterránea en los dos planes sustitutivos conviene observar, en primer término,
la forma en que la fuente de suministro de agua del subsuelo podría cambiar en relación
con la establecida de conformidad con las actuales condiciones reales de aprovechamien-
to de la tierra. Las mejoras de los métodos de riego y la expansión del área atendida
según el plan formulado por R. Leuenberger para la etapa I tendrían que quedar termina-
das. Como aún no se utilizaría el agua del subsuelo, las condiciones sólo se modifica-
rían en relación con un cambio en el suministro. La primera fuente de suministro sigue
siendo la percolación profunda del exceso del agua de regadío. El referido técnico
R. Leuenberger ha estimado las cantidades correspondientes a la percolación profunda en
la etapa I de desarrollo. Tomando como referencia tales cálculos, los valores para
la percolación profunda serían los siguientes:

Valle del río Huaura - 1,43 m^/s;


Llanura de Huacho - 1,00 np/s;
Santa Rosa - 1,83 m3/s;
San Felipe - 1,04 m3/s.

En cada uno de los planes indicados para la etapa II, sería conveniente concentrar,
en la mayor medida posible, la extracción de agua subterránea en la cuenca del valle.
El sistema de distribución para todas las áreas comienza en el valle, mediante los ca-
nales de desviación que salen del río. Vaciando en estos canales el agua extraída por
medio de las bombas, se realizaría una operación de ordenación más sencilla que la de
asignar cada pozo a una zona específica.

Al formular planes para atender a las necesidades del suministro de agua del sub-
suelo, prescindiendo de la energía hidroeléctrica, el asunto más importante será deter-
minar el emplazamiento de los pozos que resulte más ventajoso para las actividades de
explotación. Las cantidades que se extraigan no son lo suficientemente elevadas para
someter a esfuerzo la capacidad del suministro total. Por otra parte, las cantidades
que se requerirían en el caso de la etapa lib son bastante elevadas y, al respecto,
será necesario considerar en forma más cuidadosa la ubicación en función de la produc-
ción de los pozos.
165

Cviadro 9
EXCEDENTES \J Y DEFICIENCIAS MENSUALES EN LA PROYECTADA ETAPA II
DE DESARROLLO SIN UTILIZAR AGUA SUBTERRÁNEA (EN m3/s)
BASADO EN DATOS DEL PERIODO CRITICO REGISTRADO DURANTE 1955-66
l
Ano E F M A M J J A S 0 N D

1955 Til 44,1 60,4 20,1 7,1 4,1 2,8 3,6 5,6 8,1 11,2 14,0
Si 10,2 60.4 20,1
7,3 13,3 11,5

1956 19,0 14,6 26,2 21 4 0,9 4,8 3,2 3,6 5,5 7,7 10,9 15,7
% 16,9 14,38 1&,70 13% 4,9 8,2 12,1 19,1

1957 2 / ! 18,3 3,1 2,9 1,2 6,4 4,7 3,0 3,6 5,5 7,9 10,6 13,1
3 / i 15,8 3 iP5 3,89 1,50 5,3 6,2 8,4 9,6 10,0 10,4

1958 2 / • 15,5 , 3,8 21,0 8,1 9,0 4,9 3,2 3,9 5,8 7,9 | 11,3 15,7
3/ 12,5 ! 4,81 12,75 8,4 7,6 8,0 9,0 11,0 9,9 i 15,6 18,9 !

1959 2 / ; 19,7 ! Jlii Mil 6,1 5,4 4,8 3,1 3.9 5,9 8,1 i 11,2 4,8
3 / ' 22,5 ' 15,21 15,54 6,15 1,5 11,3 11,5 i 14,5 —

I960 2/ i 2,4 I 0 ! 5TI I 9,2 8,8 4,9 3,2 4,0 5,8 8,0 10,8 15,7 .
3/ ! 2,39 \ 0,01 4,33 ! - 4,0 7,9 7,9 9,3 10,9 11,0 11,6 18,7 :

1961 2/ 11,0 | IJ 0,3 ¡ 13,6 7,2 4,7 3,2 3,8 5,7 8,1 7,6 6,8 i
3/ 7,2 • 1,69 0,06 , - 2,9 5,8 7,2 8,3 10,1 11,8 4,7

1962 ¡2/ Ají | 1x0 33,0 | 15,1 5,4 4,7 2 , 8 ¡ 3,6 I 5,5 7,8 10,5 13,8 j
¡ 3/ . 4,75 ! 3,65 22,95 j ^ —
i

i _ j 4,0 8,6 11.2


1

1963 2/ 0,9 j 14,8 ^,3 113,1 3,1 4


3,0 I 3,5 5,4 7,9 3,1 6,2 !
3/ 0,01 ¡ 1,23 24,91 j 6/83 :3 7,2 3,06 6,47'
i 1964 2/ 5,8 ; 16,6 38,8 ¡21,3 0,8 1,8 2 , 3 j 3,4 | 5,3 6,9 3,8 12,6
3/ 8,83 ; 27,90 13,80 ! 2,^2 - 8,4

1965 2/ • 8,4 7,1 31 4,4 8,2 4,7 2,9 3,6 ' 5,5 8,0 10,9 15,1
3/ _ 8,4
4o
21,68 2,5 5,2 6,4 j 8,3 10,4 12,2 14,2

1966 2/ ; 3,5 15,2 1,1 7,8 7,5 4,3 3,0 3,6 I 5,5 4,0 7,4 5,9
1/ j 3,50 10,1 M4 3,5 7,5 6,8 6,1 6,3 8,5 1,0 4,5 1,9

2/ Las cifras subrayadas indican excedentes.

2/ Con energía hidroeléctrica (etapa lib).

3/ Sin energía hidroeléctrica (etapa lía).


166

2 Extracción del agua subterránea por medio de la energía hidroeléctrica

El suministro de agua del subsuelo en el valle del río Huaura puede ser explota^
do en su totalidad durante la etapa lib. En el plan respectivo, el sistema de distri-
bución comprenderá la construcción de un canal principal revestido interiormente, que
se extenderá desde el límite de la subcuenca Quipico-Sayán hasta la línea divisoria
de las subcuencas Alcantarilla y Vilcahuaura. Los canales de desviación recibirán el
agua del canal principal. Este permitirá el aprovechamiento total de la capacidad de
almacenamiento en el extremo de la cuenca, un poco más abajo de la subcuenca de Sayán,
sin que ocurran pérdidas por percolación del flujo.

2.1 Suministro potencial de agua subterránea

En la cuenca del valle, las fuentes de suministro de agua del subsuelo son las
siguientes: la percolación profunda del agua de riego; la percolación del flujoj la
entrada subterránea de agua procedente de la zona de riego de Huaura, más arriba de
las subareas de' Vilcahuaura y Humaya, y la entrada del exceso de agua de riego proceden-
te de la zona situada más arriba de Sayán. Además, es posible obtener agua del sub-
suelo recurriendo al líquido almacenado, como abastecimiento adicional durante el pe-
ríodo crítico. Se ha supuesto que la entrada de agua subterránea es igual a la sali-
da. La cantidad media utilizable en cada una de las subareas se indica en el cuadro
10.

La percolación profunda del agua de riego se ha determinado a base de los cálcu-


los presentados por el ingeniero R. Leuanberger, junto con los métodos propuestos pa-
ra el mejoramiento del regadío (etapa i). La percolación del flujo en movimiento se
ha basado en las tasas de infiltración determinadas por mediciones y las cantidades
del exceso de flujo que figuran en el cuadro 9* Se ha supuesto que durante el período
crítico, la extracción del agua subterránea se obtendrá del volumen almacenado, para
mantener de esa manera un bajo nivel freático. El agua procedente de la percolación
profunda del exceso de riego en el plan de riego de Huaura pasará a las subareas de
Vilcahuaura y Humaya como líquido superficial, que a su vez se escapará por percolación
hasta el material de aluvión de la quebrada. El exceso del agua utilizada en las ope-
raciones de riego más arriba de Sayán se filtrará luego en la propia subárea de Sayán.
El suministro basado en el almacenamiento subterráneo no es otra cosa que la utiliza-
ción de la cuenca del subsuelo como un embalse regulador; el período crítico corres-
ponderá al período de extracción. Se ha supuesto que, en este caso, sólo se utilizar-
rían 20 m de agua almacenada.

Por tanto, el total del suministro potencial en la cuenca del valle durante el
período crítico será de 3»34 m3/s. Esta cantidad es inferior a la requerida durante
el referido período crítico. Una cantidad media de, por lo menos, 0,85 m^/s debe
suministrarse desde alguna fuente situada fuera del valle.

2.2 Cálculo del volumen de la extracción de agua subterránea

Para determinar la capacidad de bombeo que esta operación puede proporcionar,


en términos de líquido utilizable, durante el período crítico, es indispensable exami-
nar la secuencia respectiva. Por ejemplo, en relación con una capacidad de bombeo de
7 m^/s, es evidente que el primer metro cúbico se utilizará más a menudo que el últi-
mo. Para ilustrar este punto, si se utilizase en el valle un suministro propio antes
de recurrir a los 0,85 m3/s requeridos de otras áreas, la capacidad de bombeo en la
cuenca será de 4|01 m3/s y la de otras áreas, de 2,19 m3/s. Sin embargo, si se utili-
za el suministro del valle en una fase posterior, la capacidad de bombeo habrá de ser
5,88 m3/s, y la de otras áreas, de 1,12 m3/s. El primer metro cúbico extraído se uti-
lizará el 80 por ciento, aproximadamente, del tiempo, en tanto que el séptimo metro
cúbico se utilizará tan sólo el 50 P0*" ciento del tiempo.
Cuadro 10

SUMINISTRO POTENCIAL DE AGUA SUBTERRÁNEA EN EL VALLE DEL RIO HUAURA


DURANTE EL PERIODO CRITICO REGISTRADO (1955-66)
(en metros cúbicos por segundo por ano)

' - - —\
„ . ,, . _,_ Subárea Subárea Subárea Subárea Total del 1
Fuente del suministro ., , ..... Subárea
Alcantarilla Vilcahuaura Humaya Sayán valle
Quipico
Percolación profunda del
agua de riego 0,266 0,370 0,302 0,270 0,240 1,448
Recarga potencial por el flujo 0,14 0,13 0,175 0,175 0,620
Percolación profunda, o entra- (0,75 Irr. (0,25 Irr. (de más arriba
da de agua de riego de Huaura, Huaura) Huaura) de Sayán)
o de más arriba de Sayán 0,356 0,119 0,243 0,718
Extracción para almacenamiento
utilizando 20 m de la sección
saturada 0,123 0,162 0,148 0,134 0,567
Total de la extracción media
anual de agua subterránea para
el período crítico 0,529 1,018 0,744 0,579 0,483 3,353 |
168

Por consiguiente sería deseable aplicar los útlimos metros cúbicos de capacidad
en las áreas en donde es probable que los pozos registren el más elevado rendimiento,
y el primer metro cúbico en las zonas en donde resulte conveniente una variación mí-
nima en la cuantía de la descarga. Teniendo en cuenta todas estas consideraciones,
se ha preparado una distribución de las extracciones del agua del subsuelo, utilizan-
do plenamente el suministro potencial del valle y dividiendo el saldo entre la cuenca
de Santa Rosa y la subcuenca de Huaura de la Llanura de Huacho.

Sin embargo, antes de que este esquema se considere válido, será necesario asegu-
rarse de que existe una suficiente demanda para riego más abajo del punto de extracción
del líquido del subsuelo, con objeto de utilizar la cantidad respectiva, sea en el ca-
nal principal o en el canal de desviación. En el análisis de los déficits periódicos
durante el período de estudio, se ha encontrado que la máxima deficiencia posible en
un solo mes, basándose en una capacidad de bombeo de 7 m3/s, equivaldría al 30 por
ciento de la demanda de agua para riego. El mes más crítico del año es octubre. Por
consiguiente, la capacidad de bombeo dentro de cada unidad habrá de limitarse al 70
por ciento de las necesidades de agua de octubre en el terreno de que se trate. Estos
valores se han indicado en el cuadro 11.

Se ha señalado que al utilizar el agua del subsuelo en la cuenca de Santa Rosa,


el líquido se aplicará de nuevo en dicha cuenca. Este nuevo ciclo acrecienta, desde
luego, el uso del agua pero tiende, asimismo, a aumentar el contenido de sal en la
propia cuenca. Por lo tanto, para mantener un apropiado equilibrio en el contenido de
sal será necesario contar oon una salida mínima en dicha zona.

Otra de las razones que hay que tener en cuenta para limitar el empleo del agua
del subsuelo en la cuenca, es la de que el líquido procedente de Santa Rosa habrá de
aprovecharse, según los planes respectivos, en el riego de Quebrada de Animas.

La máxima demanda de agua para riego calculada para Pampa de Animas es de 0,90
m3/s. Esto equivale aproximadamente al 50 por ciento del volumen calculado para la
percolación profunda en Santa Rosa. Según el actual programa de ordenación de agua
del subsuelo, una capacidad de bombeo de 2,00 m3/s en la cuenca de Santa Rosa repre-
sentaría una extracción media de 0,49 m3/s durante el período crítico. Este agua se
volvería a utilizar, de modo que el uso consuntivo real sería tan sólo de 0,25 m3/s
basándose en una eficiencia de riego de 50 por ciento. En esta forma, el proyectado
uso del agua del subsuelo permitiría mía percolación en cantidad suficiente para lo-
grar la salida requerida.

3.8.2.3 Recomendaciones relacionadas con los pozos

Para obtener el agua que, según los planes correspondientes, habrá de extraerse
por los medios más económicos y eficientes, será necesario hacer una investigación de
las cuencas con objeto de diseñar los campos en que han de perforarse los pozos. Sin
embargo, basándose en las investigaciones realizadas hasta ahora pueden proponerse al-
gunas directrices.

El emplazamiento de los pozos en la cuenca del valle deberá regirse por dos fac-
tores: 1) establecer los emplazamientos en la vecindad del canal del río para lograr
que los niveles freáticos desciendan en su proximidad proporcionando de esta manera
tasas máximas de percolación en el canal; 2) establecer los emplazamientos cerca del
canal principal o del punto de descarga, con objeto de minimizar los sistemas de trans-
porte. Los intervalos de espaciamiento de los pozos no deben ser inferiores a los
300 m. Las capacidades mínimas de los pozos se determinaron en función de la eleva^-
ción máxima del bombeo requerido. Este hecho se presenta cuando la zona de almacena^-
miento (de un espesor de 20 m de material saturado) se desagua.
Cuadro 11
PROYECTO DE UTILIZACIÓN DEL AGUA SUBTERRÁNEA
(Para el plan de la etapa II con energía hidroeléctrica)
(en metros cúbicos por segundo)

Orden de bombeo I II III IV V VI VII


I
Subcuenca Subcuenca Subcuenca Subcuenca Subcuenca Subcuenca Area
Unidad Subcuenca
Huaura Alcantarilla Sayán Quipico Humaya Santa Rosa total
Vilcahuaura
Extracción inedia anual
Período crítico regis-
0
trado (1955-66) 0,38 0,95 _ '50 0,35 i, 0,55 0,72 0,75 4,20
Período base (1912-6?) 0,32 0,64 0,36 0,28 0,39 0,51 0,49 3,09
Ano de extracción má- — —.
xima (1958) 0,48 1,15 0,62 0,42 0,73 0,97 1,05 5,42

Capacidad de bombeo 0,50 1,26 0,67 0,48 0,78 1,34 2,00 7,00 1
Areas servidas por la 50 % del Area Area Areas Nueva área Vilcahuaura Area
capacidad de bombeo área San Felipe Ingenio Andahuasi y Las Salinas Campiña, 50 $ de Santa Rosa
Acaray (canal) (canal) río Seco Acaray
(canal) (canales)

70 % de las necesida-
des de riego de octu-
bre en las zonas ser-
vidas 0,64 1,54 0,64 1,06 3,3 1,87 2,8 11,85

Pozos activos
1) Descarga mínima 80 70 65 45 60 70 80
2) Pozos requeridos
(10 % de capacidad
de reserva) 7 20 11 11 14 20 27 110 \
170

Los pozos correspondientes a la cuenca de Santa Rosa y a la subcuenca de Huaura


deben tener, relativamente, una gran capacidad; la transmisibilidad en ambas áreas es
lo suficientemente elevada como para esperar un rendimiento de 100 litros por segundo.
Es probable que el emplazamiento de estos pozos guarde relación con las tierras de de-
terminadas fincas. La ubicación de las zonas en las cuencas no causará un efecto crí-
tico para la producción, si bien es conveniente que, en lo posible, los emplazamien-
tos estén situados lejos de los extremos de la cuenca.

3.8.3 Extracción del agua subterránea sin recurrir a la energía hidroeléctrica

Al formular planes para el suministro de agua subterránea sin recurrir a la ener-


gía hidroeléctrica, la principal consideración habrá de ser el emplazamiento de los
pozos en los lugares que más se presten para la explotación. Las cantidades que se
extraigan no son lo suficientemente elevadas para someter a esfuerzo la capacidad de
suministro total.

Conforme al plan de desarrollo propuesto no se construirá en el valle ningún ca-


nal principal con revestimiento interior; por tanto, los canales de desviación reci-
birán su suministro directamente del canal actual. Debido al hecho de que se utiliza-
rá todo el flujo, la extracción de agua del subsuelo no provocará un descenso en el
nivel freático en una magnitud que cause pérdidas de caudal por percolación en el
canal. Esta restricción afecta a todo el valle, con excepción de la subárea de Alcan-
tarilla, que queda más abajo del último canal de desviación.

3.8.3.1 Volumen de la extracción de agua subterránea

Por consiguiente, se propone establecer una capacidad de 1,3 m3/s en la cuenca


de Santa Rosa, 0,3 m3/s en la subcuenca de Huaura, y 2,0 m3/s en el valle. Durante
el período crítico, este sistema requeriría una extracción media de 1,17 m3/s en el
valle; de 0,875 m3/s en Santa Rosa, y 0,294 m3/s en la subcuenca del Huaura. Al re-
visar el suministro potencial indicado en el cuadro 10, el suministro total del va-
lle, menos la extracción almacenada y la percolación del flujo, es de 2,166 m3/s.
Por lo tanto, la capacidad propuesta para el valle es mucho menor que el suministro
potencial y, por ello, los niveles freáticos no descenderán hasta un punto que per-
mita pérdidas por percolación.

3.8.3.2 Recomendaciones relacionadas con los pozos

Para evitar las pérdidas por percolación en el canal, la extracción del agua del
subsuelo no sólo debe limitarse a una cantidad inferior a la equivalente a la perco-
lación profunda del exceso de agua de riego, sino que, además, el emplazamiento de
los pozos debe fijarse lejos del río, para que el radio de influencia del pozo no
llegue hasta la corriente de este último. Como orientación general, la distancia
debe ser, por lo menos, de 500 m en relación con el canal del río. El radio de in-
fluencia calculado para los pozos es inferior a esta distancia, pero lo suficiente
para aplicar este criterio conservador.

La proyectada capacidad de 2,0 m3/s en la cuenca del valle requerirá un total de


36 pozos, basándose en una capacidad media de descarga de 60 l/s y en un 10 por cien-
to de capacidad de reserva. Estos pozos, si se distribuyen más o menos regularmente
dentro de las subáreas del valle, a partir de Alcantarilla, aguas arriba hasta Quipi-
co, inclusive, significarían un espaciauniento de una unidad por kilómetro a todo lo
largo del valle. Sin embargo, para lograr una administración más fácil, se ha esti-
mado conveniente que las actividades de bombeo se concentren más en las subáreas de
Alcantarilla y Vilcahuaura.
171

Al revisar el cuadro 10, puede observarse que el promedio calculado para la per-
colación profunda en la subárea de Alcantarilla es de 0,266 m3/s y en la subárea de
Vilcahuaura, de 0,370 m3/s. Además, la percolación profunda del agua de riego proce-
dente de la empresa Irrigación Huaura, que penetra en el área de Vilcahuaura, ascien-
de a 0,356 m^/s. Este suministro podría utilizarse casi al máximo durante el perío-
do crítico sin producir pérdidas significativas por percolación. En la subárea de
Alcantarilla éstas pérdidas carecen de importancia.

Teniendo en cuenta estos factores, se propone que 10 de los pozos (con una capa-
cidad total de 0,60 m3/s) se establezcan en la subárea de Alcantarilla, y 13 de ellos
(con una capacidad total de 0,80 m3/s) en la subárea de Vilcahuaura. Esto vendría a
significar una extracción media anual de 0,33 m3/s en la subárea de Alcantarilla, y
0,53 m3/s en la subárea de Vilcahuaura, durante el período crítico. Estos valores
sólo excederían al de la percolación profunda en la subárea de Alcantarilla, en la
cual esto carece de importancia.

El saldo de la extracción fijada para el valle se ubicaría en las subáreas de


Humaya y Quipico. Tal medida requeriría el establecimiento de cinco pozos en cada
subárea con una capacidad total de 0,30 m3/s y una extracción media de 0,083 m3/s
durante el período crítico.

El emplazamiento de los pozos en las subáreas de Quipico y Humaya sería adyacen-


te a los canales de desviación que existen en esas zonas. Los pozos de la subárea de
Alcantarilla pueden ubicarse a lo largo del canal de Ingenio. En la subárea de Vil-
cahuaura, seis de los pozos habrán de establecerse en la quebrada adyacente a la ha^
cienda del mismo nombre, y los demás habrán de distribuirse en dirección paralela al
canal del río. Estos pozos pueden servir para atender a las áreas adyacentes, o bien,
su producción puede agregarse al canal de desviación de San Felipe. Los pozos de la
subcuenca de Huaura y de la cuenca de Santa Rosa podrían emplazarse en los lugares
descritos para el plan optativo que comprende el desarrollo de la energía hidroeléc-
trica.

Requisitos normales establecidos para los pozos

En relación con estos requisitos, debe señalarse que, una vez formulado el dise-
no definitivo de los pozos, puede ocurrir que uno o varios de ellos sean algo diferen-
tes en lo que respecta al modelo y a la capacidad. Sin embargo, con objeto de dispo-
ner de una base para el análisis, en estos estudios se han fijado requisitos y con-
diciones de funcionamiento uniformes. Estas normas se han establecido en base a: la
experiencia obtenida con los pozos en el valle, al funcionamiento de los pozos de
prueba y a las necesidades indicadas en los respectivos planes de desarrollo

Requisitos de un pozo normal:

profundidad - 80 m
diámetro - 45 cm
tasa de descarga - 60 a 80 l/s
m
ascensión dinámica normal - 35
ascensión dinámica máxima - 60 m

Se ha supuesto que la construcción de un pozo se realizará aplicando los mismos


métodos que se utilizan hoy en la cuenca. Desde luego, el método actual no es, por
fuerza, el más eficiente y, por ello, es posible que los sistemas recomendados para
los nuevos pozos indiquen otros métodos. En la actualidad, el procedimiento de cons-
trucción de un pozo se basa en la sonda de cable con revestimiento progresivo a medi-
da que se perfora el agujero. Las perforaciones se realizan mediante cuchilla mecá-
nica, después abierto el hoyo.
172

5 Resumen

Se han presentado planes para la utilización de las cuencas con objeto de hacer
frente al suministro requerido de agua del subsuelo para los dos proyectos sustituti-
vos de desarrollo, designados como etapa lia y etapa lib. Para ello fue necesario
apoyarse en muchas hipótesis generales respecto a las necesidades de agua, así como
respecto a los modelos y a la ubicación de los diversos pozos. Naturalmente, pueden
formularse otros proyectos análogos. Por lo demás, es probable que las necesidades
definitivas de riego difieran de las que se han supuesto. Esto es algo que debe es-
perarse en la etapa actual de la investigación. Sin embargo, los planes descritos de-
muestran la posibilidad de atender al necesario suministro de agua subterránea.

Poco se ha dicho acerca de otras aplicaciones del agua del subsuelo en una época
futura. Indudablemente, el empleo del agua subterránea para fines municipales y do-
mésticos habrá de aumentar más adelante. También es posible que se incremente la uti-
lización del agua del subsuelo en el sector de la industria. Tal vez estos usuarios
potenciales se ubicarán en la vecindad de Huacho o, por lo menos, en la llanura del
mismo nombre. Al tratarse de esta zona, poca fue la cantidad de agua del subsuelo
que se asignó al riego. Una de las principales razones para ello fue la de que esta
cuenca quedase disponible para la expansión potencial de otras aplicaciones del agua
subterránea. En el caso de que el futuro desarrollo de la llanura requiera una mayor
cantidad de líquido para fines municipales o industriales, siempre se podrá disponer
de dicho elemento.
173

Capítulo 4

ESTUDIOS IE GEOLOGÍA APLICADA

La finalidad de proporcionar una cantidad de agua superficial, más amplia y más


segura, todos los años ha constituido un elemento principal de los estudios de este
Proyecto. Los medios destinados a regular el flujo del río Huaura fueron objeto de
atención primordial en esos esfuerzos pero, además, fue necesario realizar un pequeño
estudio sobre la posibilidad de desviar el agua procedente de la cuenca del Mantaro,
situada al este de la zona de avenamiento del Huaura. La regulación del caudal del
río requiere la construcción de presas y embalses y, por otra parte, la desviación
del agua desde el sector oriental de la línea divisoria de avenamiento exigirá la cons-
trucción de un largo túnel por debajo de dicha división. Los problemas geológicos que
plantean estas obras se examinan en el presente capítulo.

1 PRESAS Y EMBALSES

En el curso del estudio se examinó la posibilidad de construir 23 presas y embal-


ses en el área superior de drenaje y, asimismo, se han señalado cuatro lugares en la
zona costera. Varios de estos emplazamientos provisionales se descartaron debido a
la escasa capacidad de los embalses o bien a otros factores inmediatos relacionados
con la ingeniería (véase el informe final del ingeniero proyectista lan Tait). El
Sr. John Cobbing proporcionó a los ingenieros una somera evaluación geológica de todos
estos lugares, antes de que el autor del presente informe hubiera iniciado su trabajo.
Estas evaluaciones se basaron en el conocimiento que tenía dicho técnico respecto a
estas áreas y, además, en la interpretación de fotografías.

Después de la llegada del experto de la PAO a la zona del Proyecto, se hizo una
revisión de los lugares que ofrecían mayores ventajas y se realizaron breves inspec-
ciones oculares en compañía de los señores John Cobbing y lan Tait. No se encontraron
problemas geológicos importantes que obligaran a desechar determinados emplazamientos.

Se identificaron las condiciones generales del basamento, así como los problemas
especiales que se hicieron evidentes, y se examinaron las posibles soluciones.

Los ulteriores estudios de ingeniería efectuados bajo la dirección del ingeniero


proyectista Frantisek Klapetek dieron como resultado la reducción del número de empla-
zamientos en estudio. Por último, tomando en consideración el requerido almacenamien-
to reglamentario para satisfacer las necesidades de las áreas que han de desarrollar-
se, y la incorporación de los dos embalses ya construidos, en Surasaca y Cochaquillo,
se seleccionaron tres lugares para la construcción de tales obras y se trazaron los
mapas geológicos preliminares. Después de examinar las condiciones generales del ba-
samento y la sismicidad del área de estudio, se han presentado los informes prelimina-
res sobre geología aplicada a la ingeniería, en relación con los emplazamientos pro-
puestos, incluidos los resultados y las recomendaciones relativas a investigaciones
ulteriores.
174

4.1.1 Condiciones geológicas generales

La principal dificultad para determinar los sitios apropiados en que han de le-
vantarse las presas y los embalses se refiere a la fisiografía. En toda el área de
drenaje, las gradientes del flujo son pronunciadas y los canales estrechos. Por tan-
to, resulta necesario construir presas elevadas para lograr un almacenamiento relati-
vamente pequeño. Cuando la fisiografía de una zona es propicia para el establecimien-
to de un embalse, las condiciones geológicas del subsuelo pueden afectar la posible
utilización como depósito. Estas condiciones varían de acuerdo con las tres subdivi-
siones del área general: la sierra, la región costera, y la zona intermedia, es de-
cir, la faja de transición climática.

4.1.1.1 La sierra

Más arriba de la comunidad de Churín se encuentra una faja de sedimentos cretá-


ceos, formando una capa muy plegada, en la cual el visible eje del plegamiento
noroeste-sur-este ha constituido el principal control de la estructura de avenamiento.
Las corrientes se deslizan por valles profundos cortados en V, que presentan gradien-
tes de flujo muy pronunciadas; cuando tales corrientes siguen el eje de plegamiento
se presentan, en general, más abiertas que en los canales que atraviesan el medio es-
tructural.

En las mayores elevaciones, de ordinario por encima de los 3 500 m, los canales
de drenaje se ven modificados por la glaciación que tiende a alisarlos y formar va-
lles uniformes en forma de U entre laderas muy pronunciadas. Las morenas terminales,
que han quedado en el terreno después de retirados los glaciares, constituyen el tipo
más común de impedimento para el establecimiento de presas en el valle, en toda esta
región. Por debajo de la elevación de la modificación glaciárica, los elementos que
se encuentran en los valles han tenido principalmente como origen las resistentes ca-
pas de piedra arenisca Chimú, o las calizas Jumasha o Pariahuanca, en los lugares en
que los canales de flujo atraviesan el medio estructural.

Las condiciones que ha de llenar el basamento, al tratarse del emplazamiento de


presas en esta región, son difíciles de generalizar, debido a la complejidad de las
estructuras y a la variedad de los tipos de rocas. Es posible que los depósitos de
morenas proporcionen un basamento rocoso inmediato en el caso de muchos de los empla-
zamientos, pero tales basamentos suelen ser relativamente delgados y, por ello, la es-
tructura de la roca subyacente es la que ejerce una consecuencia real respecto a los
sitios propuestos.

Un problema común que debe examinarse, se presenta cuando una de las diversas for-
maciones de calizas del período Cretáceo está presente en el subsuelo del lugar. Es
muy probable que existan cavidades de solución acuosa que actúen como vías de escurri-
miento, provocando, de esa manera, grandes pérdidas de líquido.

Casi todos los sitios que pudieran seleccionarse están atravesados, directamente
o en su vecindad, por una falla mayor o menor. Estas fallas,a su vez, constituyen
también vías de escape o crean variaciones en la solidez de la roca de basamento. Un
aspecto, hasta cierto punto tranquilizador, en lo que concierne a las fallas que exis-
ten en la región, es la falta de pruebas acerca de una actividad reciente, pese a la
elevada sismicidad de toda la zona.

Los derrumbes, el desprendimiento de rocas de montaña y las avenidas constituyen


una permanente amenaza en este área, debido a las laderas muy pronunciadas de los va-
lles elevados, a la gran sismicidad de la zona y, en la parte inferior de ésta, a las
condiciones climáticas. El mayor derrumbe observado en el área de avenamiento ha
ocurrido en el sector principal del río Huaura, 10 km más arriba de Churín. Se trata
en lo principal, de una honda gradiente formada por bloques de piedra caliza, en la
cual se encuentran ocasionalmente capas intermedias de esquistos. Periódicamente,
175

grandes bloques de caliza se desprenden de la cima de la gradiente, aproximadamente


desde unos 300 m de altura en relación con el canal de flujo y ruedan rápidamente, des-
trozando otros materiales y depositándose en el referido canal. El extremo inferior
de la gradiente bloquea el río y, como resultado de ello, se ha formado aguas arriba
un pequeño lago, la Laguna Huayo. El mayor derrumbe ocurrió en 1961.

Otros desprendimientos, o movimientos catalogados como tales, se han observado


sobre todo en las mayores elevaciones de la zona de avenamiento y, al parecer, han
ocurrido en las formaciones Oyón o Carhuaz, que están formadas especialmente por del-
gados estratos de esquistos blandos. Los derrumbes de rocas de montana se registran
en las vertientes de profunda inclinación, cuando la piedra arenisca o caliza de la
capa superior se ve atacada por la erosión de los esquistos.

1.1.2 La zona de transición climática

Desde Sayán hasta más arriba de Churín, la zona sufre la amenaza anual de los
"huaycos",tremendos aludes fangosos de las montañas de los Andes. Estos aludes se
presentan durante la estación lluviosa, especialmente entre noviembre y marzo. En es-
ta región, las lluvias son raras; pero cuando caen son muy copiosas, si bien duran un
corto período en los riscos superiores de las quebradas, generalmente secas. El es-
currimiento se ve rápidamente absorbido por la roca suelta intemperizada y por la
tierra vegetal que se ha acumulado. A medida que se absorbe una mayor cantidad de
agua, la fricción interna de la masa se reduce y, por último, se moviliza rápidamente
hacia el canal en forma de lodo espeso. En varios lugares a lo largo del río Huaura
existen grandes huaycos flabeliformes que se han desprendido de los canales laterales
bloqueando el angosto valle. Los distintos huaycos tienen unos 15 m de espesor y se
extienden por espacio de 400 m hacia arriba y hacia abajo del valle. En esta zona no
se ha considerado conveniente el emplazamiento de presas.

1.1.3 La costa

Las condiciones del basamento son mucho más uniformes cerca de la costa que en el
sector superior del área de drenaje. La roca de fondo es una invasión cristalina ma-
siva del batolito costero, o bien, en los lugares adyacentes al litoral, un complejo
volcánico de la formación Gasma. Típicamente, los emplazamientos de presas en esta
región corresponden a una quebrada amplia con márgenes inclinados. La sección del ca-
nal está rellena con un grueso cuerpo de material de aluvión, permeable y no consoli-
dado. No existe vegetación, salvo en los lugares en que se aplica el riego. Los lí-
mites están constituidos por rocas características y sin fósiles. Gomo una excepción
a este respecto puede citarse la región vecina a la costa y al sur del río Huaura, en
donde las arenas acarreadas por el viento cubren gran parte del terreno. En algunos
lugares, las arenas liberadas de dunas tienen un espesor de más de 10 m.

Las diversas inyecciones del batolito costero son, en su totalidad, buenas rocas
de basamento. Se trata de un material típicamente duro, con una cohesión de moderada
a masiva y con muy pocas fracturas abiertas. Las rocas intrusivas más básicas, el ga-
bro y las dioritas, tienden a ser más compactas y más intemperizadas. Los numerosos
diques de composición diorítica son de una cohesión de buena a moderada, pero las frac-
turas son, en general, apretadas.

El complejo volcánico de la costa se presenta, característicamente, en estratos


delgados, bien unidos y moderadamente intemperizados. Una orientación desfavorable
del estrato en el límite del emplazamiento propuesto para una presa, crearía proble-
mas de estabilidad. Las fracturas se presentan abiertas en la superficie y pueden dar
lugar a vías de escurrimiento a través del basamento, en el caso de que se haya pro-
puesto el establecimiento de una presa en rocas de este tipo. El material aluvial
que existe en las quebradas se presenta, en general, defectuosamente agrupado y está
constituido por arenas y gravas cenagosas, con láminas de tierra arcillosa. Se trata
de un material no consolidado, permeable y relativamente grueso. La reducción de las
pérdidas de agua subterránea a través de estos materiales es un problema típico de los
lugares señalados para el emplazamiento de presas en la región litoral.
176

Los materiales que se requieren para la construcción de un dique de pedraplén


pueden encontrarse fácilmente en la zona costera. Sin embargo, será algo difícil en-
contrar en la vecindad un material adecuado para formar un núcleo impermeable. Aunque
a lo largo del río Huaura pueden encontrarse gravas cenagosas o arcillosas de buena
calidad, así como ciertas arcillas limpias, estos materiales yacen, por lo general,
en el subsuelo de las mejores tierras cultivables.

4.1.2 Sismicidad

Es probable que las presas que se construyan dentro del área de estudio estén
sometidas a movimientos terráqueos, de moderados a fuertes, durante el período de
funcionamiento. La historia de la actividad sísmica en el Perú y, particularmente,
en la costa de dicho país, indica que en el diseño de estas estructuras hay que te- .
ner en cuenta los efectos sísmicos.

Los epicentros de actividad sísmica registrados desde 1916 en la vecindad del


área de estudio se enumeran en el cuadro 12 y se ilustran en el gráfico 2 "Sismicidad
regional". Estos datos han sido proporcionados por el Instituto Geofísico del Perú.
En este país¿ no se establecieron estaciones sismológicas sino a partir de 1963. An-
tes de ese ano, la actividad sísmica se registraba sólo a gran distancia, de manera
que los epicentros no se determinaban con precisión ni tampoco las magnitudes o regis-
tros de los temblores secundarios estaban bien documentadas. Sin embargo, los datos
presentados ofrecen una buena indicación del grado de actividad sísmica del área y
proporcionan una base para calcular la posible actividad futura.

Cuadro 12

EPICENTROS SÍSMICOS EN LA VECINDAD DE LIMA, 1916-68


(entre las latitudes 10O y 14° y las longitudes 75° y 79°)
I
Coordenadas del
Pecha Hora epicentro Profundidad
Ano Magnitud km
d. m. a. h. m. s. Latitud Longitud
10 - 14 75 - 79
1911 - - - - -
1916 29/09/16 10,5 I 77 N=25
03/10/16 14,0 ! 74,5 ^ N
t

1921 09/01/21 - 14,0 74,5 - N


02/11/21 12,0 78,5 N
1922 06/04/22 14,0 ! 77,0 -
06/04/22 14,0 77 —

1925 05/01/25 - 12,0 i 79,0 N


17/11/25 10,0 ; 79,0 — N
1928 18/01/28 - 14,0 77,0 - N
1932 20/01/32 12,6 77,8 N
09/12/32 08/34/55 13,7 73,4 6,~5 75.N
1937 23/12/37 06/20/40 10,3 75,4 6,25 N
1939 25/04/39 12,1 75,3 P
20/09/39 06/53/12 11,5 75,5 6,0 60
1940 30/01/40 11/56/55 11,5 77,0 50
24/05/40 16/33/57 10,4 77,2 8,0 80
26/08/40 12,2 75,3 P
177

Cuadro 12 (continuación)

"1 Coorden,gulas del


Fecha Hora epicantro
Año Magnitud Profundidad
d» nu a* h. nu s. Latitud Longitud km
10 - 14 75 - 79

1942 21/07/42 - 14,0 77,0 - N


13/08/42 10,4 77,2 N
1944 29/06/44 11,0 79,0 N
09/10/44 - 10,4 77,2 - N
15/11/44 10,7 78,8 N
1945 09/09/45 - 14,0 75,0 - P
1946 30/09/46 00/59/52 13,6 75,9 7 100P
1947 01/11/47 10,5 74,9 7,5 P
02/11/47 - 10,5 74,9 N
07/11/47 10,5 74,9 N
18/11/47 10,5 74,9 N
25/11/47 10,5 74,9 N
1948 09/OI/48 11,4 75,4 H
02/02/48 11,4 75,4 N
21/05/48 11,4 75,4 N
28/05/48 05/36/12 13,1 76,2 6,75 70
64
1949 06/01/49
24/02/49 11/35/02
11,0
11,4
79,0
75,4 i
03/07/49 13/47/48 12,0 76,0 : i ;
03/07/49 21/46/09 12,2 75,3 ! 32K
20/11/49 04/43/56 11,0 75,0 ! N
1950 30/04/50 18/21/36 10,3 75,3 i
1951 02/01/51 23/11/56 11,0 79,0 ¡ - '. 200
12/06/51 05/42/35 13,1 76,2 ¡
02/07/51 18/13/19 10,3 79,0 ¡ 150
10/08/51 00/05/24 14,0 77,5 , - i -
1952 06/04/52 18/12/55 11,0 78,0 ¡
03/08/52 13/13/44 12,8 78,5 ;
06/10/52 14/07/12 10,3 75,4 | 100
i 1953 15/02/53 09/32/25 12,0 77,5 !
30/06/53 OI/15/IO 11,5 75,5 _
1954 21/04/54 20/23/05 13,0 77,0 í
18/05/54 05/11/05 10,5 75,5 100 i
30/05/54 04/41/OO 11,5 78,0
02/10/54 19/48/50 10,5 75,0 ¡
1955 10/02/55 04/06/12 11,5 77,5 725
09/04/55 15/21/41 10,0 75,0 _ 100
16/07/55 13/31/43 14,0 78,5
29/08/55 23/12/03 11,0 76,5
1956 10/02/56 12/38/35 11,5 79,0
18/02/56 01/37/36 10,0 79,0
12/03/56 02/15/57 11,0 76,5
03/05/56 08/13/02 13,5 77,0 100
15/05/56 08/13/02 13,5 77,0 100
31/08/56 18/22/53 13,0 77,0
29/09/56 II/31/4O 12,0 78,0 60
19/10/56 01/28/53 11,5 76,0
100
178

Cuadro 12 (continuación)
1
Coordenadas del
Fecha Hora epicentro Profundidad
Ano l
Magnitud V-m
J\MÍ
d. m. a. h. nu s* Latitud Longitud
10 - 14 75 - 79

1957 24/01/57 07/16/29 12,5 78,0 6,25 —


18/02/57 23/41/52 11,5 78,0 6,5-6,75 —
19/05/57 05/19/32 13,75 76,75 —
12/06/57 10/02/37 11,0 78,0 — —
15/12/57 22/18/58 11,0 76,0 - -
1958 01/03/58 09/05/40 13,5 76,5 _ .*
23/04/58 11/47/40 11,0 74,7 6,7 -
1959 01/09/59 00/52/04 11,0 74,5 _ _
24/12/59 12/50/35 1 — —
3,5 74,5
24/12/59 12/59/05 13,0 77,0 - -
1960 17/06/60 10/56/30,3 11,9 75,3 5 29
1961 11/10/61 12/28/34,5 13,2 75,5 ~ 130
17/10/61 00/16/16,7 13,7 76,1 42
13/07/61 22/55/48,4 11,9 75,1 — 91
19/08/61 05/09/49,5 10,7 71,0 7,75-8 649
26/01/61 17/45/42,9 12,2 78,1 60
28/01/61 03/24/39,2 13,6 76,6 5 35
09/03/61 11/35/42,2 14,2 75,1 25
16/03/61 23/31/27,1 10,5 74,9 — 201
17/03/61 10/06/28,1 11,1 78,8 - 60
27/04/61 17/52/16,5 12,9 75,1 _ 124
08/05/61 18/32/03,5 10,8 75,1 — 60
21/05/61 08/34/04,3 11,1 78,1 - 154
1962 18/04/62 19/14/37,2 10,0 79,0 _ 39
05/12/62 11/38/10,6 10,3 77,9 _ 50
04/03/62 00/41/42,0 10,6 75,2 — 33
13/07/62 22/55/48,4 11,9 75,1 — 91
25/11/62 12/48/44,3 11,9 77,3 - 33
19/05/62 23/56/32,4 13,4 76,7 — 70
28/09/62 22/14/52,7 13,8 76,7 - 61
1963 15/06/63 14/36/01,2 10,0 78,6 440 80
17/09/63 05/54/33,7 10,6 78,2 550 61
24/09/63 16/30/16,0 10,6 78,0 600 80
17/01/63 04/22/19,0 10,7 79,0 _ 21
21/03/63 05/51/00,5 10,8 78,5 550 32
28/01/63 02/12/13,3 11,2 76,9 110
20/09/63 04/00/36,1 11,3 77,6 450 33
22/01/63 08/32/35,2 11,6 75,0 — 47
05/07/63 05/48/13,4 11,6 77,5 58O 55
28/04/63 05/22/05,2 11,7 78,1 520 10
27/06/63 13/15/15,7 11,7 77,5 420 33
07/1P/63 12/43/53,6 12,9 76,8 530 69
28/10/63 02/50/30,1 13,6 76,9 410 38
179

Cuadro 12 (continuaci6n)
"i
! Coordenadas del
Peoha Hora epicentro
kño I Magnitud Profundidad
! d. m. a. h. m. s. Latitud Longitud km
10 - 14 75 - 79

1964 1 05/07/64 22/14/55,8 10,0 75,0 500 93 1


i 18/11/64 00/11/55,8 10,3 75,9 430 24
; 03/10/64 12/49/35,1 10,7 75,3 48O 154
, 17/08/64 00/59/46,7 12,1 75,3 390 163
' 18/11/64 04/03/58,0 13,1 75,0 430 80
• 13/10/64 23/54/15,2 13,2 76,5 460 75
06/10/64 18/18/07,5 13,4 75,8 420 117
11/11/64 18/48/56,6 13,4 75,0 500 99
19/04/64 19/41/31,3 13,8 75,3 440 96
1965 14/09/65 07/18/00,5 10,4 76,2 480 189
25/01/65 16/54/01,5 10,6 75,4 - 33
11/10/65 20/41/04,2 10,8 75,0 360 229
04/10/65 21/25/12,0 10,9 75,0 420 33 1
21/01/65 22/36/53,8 11,4 75,2 420 115 I
11/09/65 18/17/54,8 11,4 75,3 410 33
28/01/65 05/34/59,8 12,9 78,5 490 33
26/01/65 16/54/34,3 13,1 76,1 420 118
03/06/65 12/12/36,8 13,1 ; 76,8 420 | 82
23/08/65 00/08/11,8 13,1 ! 75,2 420 107
13/07/65 17/58/02,3 13,2 • 75,1 400 102
27/04/65 05/24/50,1 13,8 76,0 480 93
05/05/65 09/13/56,7 13,9 ; 75,9 470 94
12/05/65 09/42/37,4 13,9 , 77,1 460 20
1966 18/10/66 01/53/40,5 10,4 I 78,9 420 33
18/10/66 08/59/55,9 10,4 i 78,7 400 24
17/10/66 23/04/22,1 10,5 78,6 520 39
17/10/66 22/26/41,7 10,6 ; 78,7 510 33
17/10/66 23/32/37,7 10,6 ! 78,8 500 33
08/11/66 15/55/35,5 10,6 | 78,6 450 32
17/10/66 21/41/56,3 10,7 ! 78,7 630 30
j 25/10/66 14/53/08,3 10,7 78,8 450 47
" 29/10/66 15/32/18,9 10,7 79,0 500 22
, 19/10/66 15/42/12,6 10,7 79,0 450 33
' 09/01/66 20/10/53,4 10,8 75,6 440 33
I 18/10/66 01/03/42,8 10,8 78,9 450 33
| • 19/10/66 00/51/04,8 10,8 79,0 430 30
; 19/10/66 17/37/56,1 10,8 79,0 48O 41
i 23/10/66 15/32/54,2 10,8 78,9 500 44
j 1 18/12/66 23/59/30,8 10,8 79,0 470 19
; 26/12/66 20/29/44,8 10,8 79,0 460 39
! 29/10/66 04/45/35,9 11,1 77,6 430 33
1 26/07/66 21/53/33,0 11,3 75,1 450 101
10/10/66 07/25/42,7 11,4 78,5 440 33
27/08/66 00/59/35,3 11,5 76,5 460 122
17/01/66 06/57/04,4 11,6 75,9 430 102 i
20/11/66 01/52/45,4 12,2 76,6 390 99
13/12/66 10/59/05,5 12,4 75,1 430 21 1
14/12/66 08/39/44,1 12,6 75,0 440 88 1
29/07/66 08/26/03,6 12,7 71,1 1 440 35
14/02/66 16/34/42,7 13,4 75,5 470 90
26/08/66 14/37/26,1 13,6 76,8 440 49
180

Cuadro 12 (continuación)

! Coordenadas del
Fecha Hora epicentro
Ano Magnitud Profundidad
d. m. a. h. m. s. Latitud Longitud km
10 - 14 75 - 79

1967 22/03/67 05/05/17 10,8 79,0 4,6 26


22/03/67 05/20/16 10,8 79,0 4,6 27
03/06/67 06/11/07,8 10,8 79,0 4,6 33
26/06/67 13/01/12,6 11,3 75,1 4,3 53
08/06/67 18/10/00 11,3 76,9 4,3 145
16/07/67 21/03/52,8 13,1 75,2 4,6 95
01/08/67 01/13/42,6 13,0 76,8 5,5 66
30/07/67 21/58/43 11,3 75,0 4,5 33
07/07/67 10/26/58 13,3 77,1 4,3 121
22/08/67 07/42/45 11,0 78,2 5,0 53
22/08/67 09/59/35 12,9 76,8 4,8 . 57
16/08/67 02/37/12 14,2 75,6 4,2 86
31/08/67 14/01/36,5 10,3 78,1 5,0 62
16/10/67 01/31/49,6 10,69 77,64 4,7 89
17/10/67 05/41/15,5 13,68 76,47 4,4 78
06/11/67 22/12/40 11,54 75,63- 4,0 180
21/11/67 07/35/53,9 13,31 77,22 4,5 ND
21/11/67 22/42/55 10,0 75,6 4,2 122
1968 01/01/68 08/16/15,3 11,2 76,0 4,4 132
03/02/68 11/43/04,4 12,2 76,3 5,0 46
12/03/68 12/35/52,0 11,3 76,9 4,5 31
i 28/03/68 02/00/36,0 10,6 4,2
77,0 50
07/04/68 13/16/31,6 11,2 79,3 4,5 14
17/06/68 12/16/52,0 11,4 74,6 4,6 13
05/08/68 14/23/44,4 12,8 76,8 4,4 78
29/08/68 04/02/09,1 11,0 76,6 4,3 106
17/09/68 21/49/58,7 13,7 75,9 4,5 97
21/09/68 14/44/24,6 11,8 75,1 5,0 7
28/09/68 13/53/35,3 13,2 76,4 6,0 706

Casi todos los epicentros sísmicos registrados en la proximidad de la zona de es-


tudio han correspondido a profundidades mayores de 50 km. Tan sólo siete del total de
132, para el cual se dispone de estimaciones sobre profundidad, ocurrieron a una dis-
tancia de menos de 20 km del subsuelo, distancia que podría considerarse como menor.

De acuerdo con el ingeniero Ernesto Deza M., del Instituto Geofísico, casi todos
los epicentros corresponden a un plano inferior de la corteza terrestre: la actividad
sísmica del Perú es un fenómeno de profundidad, que se presenta por debajo del manto
terráqueo. Por tanto, no cabe esperar sismos que tengan una relación directa con la
estructura que se observa en la superficie. Esto se comprueba por el hecho de que
no existen antecedentes históricos respecto a recientes fallas geológicas en el área
de estudio. Aunque se ha registrado una intensa etapa de pliegues y fallas desde, por
lo menos, el período Cretáceo hasta la época Terciaria inferior, las pruebas visibles
indican que las líneas de plegatura y ruptura son, en la actualidad, estáticas. Esta
aseveración es generalmente válida para todo el Perú. El único caso reciente que se
conoce respecto a una ruptura superficial se registró en el terremoto de Ancash ocu-
rrido en 1946. Por consiguiente, no es probable que ocurra ninguna ruptura superfi-
cial durante la actividad sísmica en el área de estudio. La principal preocupación
en lo que concierne al diseno sísmico debe concentrarse en las tensiones creadas por
el movimiento de la tierra.
181

Sin embargo, la remota posibilidad de que en un determinado emplazamiento se re-


gistren fallas activas debe siempre tenerse en cuenta en el momento en que se explora
el lugar. Por esta razón, las recomendaciones relativas a la exploración de los em-
plazamientos propuestos comprenden el examen de la actividad de las fallas, cuando
procede.

Hay,sin embargo, que considerar los perjuicios que causa el movimiento de la tie-
rra. Estos no sólo comprenden el sacudimiento de las estructuras propiamente dichas,
sino ciertos fenómenos colaterales como el derrumbamiento de las laderas montañosas
adyacentes. Este fenómeno ha sido la causa principal de destrucciones y perjuicios en
la sierra del Perú durante un terremoto. El Instituto Geofísico ha examinado la his-
toria sísmica del Perú y ha establecido regiones de acuerdo con los daños registrados.
Estos trabajos se indican en el gráfico 2 por medio de líneas de igual intensidad sís-
mica, de acuerdo con la Escala Modificada de Mercalli.

2.1 Emplazamientos preliminares propuestos para estudio ulterior

Tal como se ha mencionado en la introducción de esta sección, los estudios reali-


zados respecto a las presas y embalses dieron por resultado la disminución de los pro-
puestos emplazamientos, que quedaron reducidos a tres. Dos de ellos, Patón y Rumro-
cocha, están en la sierra, y el tercero, Vilcahuaura, queda comprendido en el valle
del río Huaura, a 15 km de la costa (véase dibujo 1). Aunquo en virtud de 'm análisis
posterior se eliminó el emplazcuniento de la costa en el proyectado esquema de desa-
rrollo, los estudios geológicos preliminafer abarcaron ]os tres lugares y se formula-
ren loi informer r^snecti"es.

INVESTIGACIÓN PRELIMINAR DEL EMPLAZAMIENTO DE RUMROCOCHA

El eje de la proyectada presa, a la salida de la pequeña Laguna d3 Rumrocccha,


está cruzado por la carretera que va de Oyón a Mina Raura, que es un camino de tierra
apisonada. El lugar está comprendido en el valle3 lineal del río Quichuas en 3a veoiü-
dad de las coordenadas 8 833 600 N, y 306 ¡00 'Sj, a una elevación de 4 145 si (véase
el dibujo 19). Aguas arriba da este lugar, aproximadaraente a un kilómetro, ol río
Pucarrangra se une a la corriente principal. El valla :e vuelve bruscamente hacia el
este, más arriba de esta confluancia, en ui.a inclinación cíe 30 grados, aproximadamen-
te, pero mantiene, ^in embargo, B U alineación característica.

Z\ fondo del valle ti^ne alrededor de tiedio kilómetro de anchura 7 ofrece una su-
l/:rfi<.xu irregular y ondulada. L03 límites del valle son de gradiente pronunciada pe-
ro relativamente recta. En el lugar seleccionado para la presa, una gran proyección
digital se extiende dentro del valle a partir de la vertiente izquierda, provocando
una disminución de la anchura. Aproximadamente en un punto situado medio kilómetro
más abajo se observa otro estrechamiento similar. La gradiente del flujo, más arriba
de la presa, es visiblemente plana, y se eleva 50 m en un espacio de tres kilómetros.
Más abajo del emplazamiento, desciende bruscamente, en una proporción de 45 m en m e -
dio kilómetro. La vegetación está esparcida y comprende delgados manchones de mato-
rral en la vertiente izquierda del valle, tundra herbácea en el fondo de éste, y mus-
go grueso y turba en la laguna.

1 Resumen geológico

En el sitio de la presa, el valle penetra en la orilla oriental de un amplio sec-


tor anticlinal de tendencia noroeste y pone al descubierto el segmento superior de la
formación Oyón, cerca de la línea de contacto con la capa superior de arenisca Chimú.
Las morenas de origen glaciar cubren casi toda la ladera derecha del valle y sus res-
tos están diseminados por doquier. Estos depósitos de morenas están constituidos
182

principalmente por arenas arcillosas y gravas heterogéneas, aunque también pueden ob-
servarse pequeñas capas de gravas de flujo bien distribuidas, junto con arenas, en un
canal activo lateral. Por debajo de los depósitos de morenas, a escasa profundidad y
claramente expuestos en el extremo izquierdo, existen estratos intermedios de esquis-
tos rotos y contorsionados, lo mismo que piedra arenisca y, a veces, grietas de carbón
de la capa superior de la formación Oyón.

La linealidad noreste-sudoeste del valle, más arriba del emplazamiento de la pre-


sa, junto con la aparente estribación estructural en ambos lados del propio valle, in-
dica la existencia de una falla en el lugar. Sin embargo, en el sitio de la presa to-
do indicio de falla se pierde y, visiblemente, la estructura desaparece en dirección
sur.

El extremo izquierdo del emplazamiento puede ser la prolongación digital de un


antiguo derrumbe. Una característica fisiográfica similar, que se observa medio ki-
lómetro más abajo, indica que quizás se trate de restos de bancales, más bien que de
derrumbes. Si se trata de masas deslizadas, éstas se presentan estables en la actua-
lidad y es improbable que en ellas se registre un movimiento futuro.

4.2.2 Sismicidad

Aunque en el valle, más arriba del emplazamiento de la presa, puede existir una
línea de falla, ésta no parece estar en actividad. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que la actividad sísmica de la región es de carácter moderado a elevado, en lo
que concierne a intensidad. La posibilidad de que ocurran derrumbes ocasionados por
terremotos, particularmente en la ladera situada detrás del extremo izquierdo, debe
siempre tenerse en consideración! En el diseño de la presa debe incluirse un factor
mínimo de aceleración de 0,1 grado, como sacudimiento probable de la tierra.

4.2.3 Conclusiones y reoomendaciones

La presa que se construya en este lugar tendría como base un estrato de esquitos
y capas intermedias de piedra arenisca del sector alto de la formación Oyón. A pesar
de que el extremo izquierdo puede ser una prolongación digital de una masa de derrum-
be estabilizada, las condiciones, por lo que respecta al basamento, parecen adecuadas
para una estructura de terraplén. Al parecer, los esquistos son impermeables, y con
la cortina de residuos de cantera estabilizados, las fugas de agua a través del basa-
mento habrán de ser mínimas. Es posible encontrar materiales adecuados para una es-
tructura de terraplén en un radio de cuatro kilómetros, a partir del emplazamiento.

Aunque no se encontraron impedimentos en la prosecución de las investigaciones


sobre el sitio seleccionado para la presa, será igualmente necesario llevar a cabo un
programa de exploración más completa para determinar, en forma adecuada, las condicio-
nes del lugar. Puede surgir un problema al tratarse del extremo derecho: los esquis-
tos de la formación Oyón son visibles en la superficie, pero no se sabe si este sector
está formado por depósitos de morenas laterales. También puede presentarse otro pro-
blema en relación con el límite izquierdo: éste puede tener su origen en una masa de
derrumbe o ser simplemente el resto de un bancal. Aunque es evidente que en la actua-
lidad se trata de una masa estable, en el caso de que existiese un antiguo plano de
deslizamiento, su presencia debe quedar determinada.

Con objeto de resolver estos problemas y definir, en mejor forma, las condiciones
del basamento, se recomienda la ejecución del siguiente programa preliminar de explora-
ción:

1) agujeros exploratorios en cada extremo, y uno más en la sección del canal.


El agujero del extremo izquierdo debe ser lo suficientemente profundo para
llegar a intersectar un posible plano de derrumbe, si lo hay;
183

2) además, deben perforarse dos agujeros en el bancal que queda detrás del ex-
tremo izquierdo para determinar posteriormente la presencia o ausencia de
un derrumbe, procurando que la perforación sea lo suficientemente profunda
para que pueda intersectar a tm posible plano de derrumbe;

3) debe cavarse una zanja de exploración detrás del extremo derecho para inves-
tigar la profundidad de los depósitos de morenas y el tipo de materiales
existentes» Si la zanja no puede llegar a la roca madre, debe perforarse un
agujero. La posibilidad de que la falla del valle se extienda por detrás
del extremo derecho y penetre en los depósitos de morenas, debe probablemente
investigarse mediante una segunda zanja;

4) mediante mapas detallados de la superficie debe definirse la extensión de los


depósitos de morenas, determinar la existencia de fallas y explorar la posi-
ble existencia de derrumbes en el extremo izquierdo. Es necesario definir,
en mejor forma, la línea de contacto entre la formación Oyón y la arenisca
Chimúf

5) deben delinearse las áreas de préstamo para los materiales de construcción y


debe prepararse y ejecutarse un programa de rauestreo.

4 Condiciones del basamento

En el eje del proyectado emplazamiento, el valle es estrecho y sus laderas son


pronunciadas. La anchura del canal es sólo de 20 m, además de que la gradiente del
extremo derecho es de 52°, y la del izquierdo, de 37°. No obstante, ambos extremos
quedan situados, respectivamente, aguas arriba y aguas abajo, con la circunstancia de
que a unos 45 m más arriba de la elevación del flujo, las gradientes se aplanan. De-
trás del extremo izquierdo, en ese punto de elevación, existe un bancal irregular y
montuoso,cubierto con grandes bloques de arenisca. Puede tratarse de un bancal de
despojos de glaciares como tapiz, o bien de la superficie de una antigua masa derrum-
bada. Un fenómeno similar se observa medio kilómetro más abajo, en general, con la
misma cresta plana y montuosa, y a la misma elevación, lo que hace pensar que se trata
de restos de bancales. El flujo activo, en el propio eje, se ha calculado en tres me-
tros cúbicos por segundo.

4.1 Litología

Los afloramientos de la formación Oyón son visibles en ambos extremos. Se trata,


en este caso, de esquistos que van del pardo rojizo al gris oscuro, con estratos in-
termedios de piedra arenisca y de carbones agrietados. El esquisto se presenta en
trozos que llegan a estar triturados o deformados. Los filones de carbón se han des-
plazado hacia fuera debido a la contorsión y a la tronchadura de la estratificación,
y las capas de piedra arenisca han quedado rotas. Las diaclasas o fracturas, con espa-
ciamientos de 1 a 15 cm, son compactas. El esquisto blando contiene muchas superfi-
cies de deslizamiento.

Más arriba del extremo izquierdo, pueden verse capas de arenisca Chimú. Se trata
de un material duro, de color gris oscuro a blanco y con arena cuarzosa endurecida.
La línea de contacto entre las formaciones Oyón y Chimú puede considerarse como de
transición; los filones de carbón y los esquistos aparecen mezclados en el sector in-
ferior de la formación Chimú. Más arriba de la ladera, esta formación se presenta en
estratos gruesos y en arenisca masiva.

Salvo por afloramientos ocasionales de la roca subyacente como, por ejemplo, los
que se observan en la base del extremo derecho, el límite derecho del valle está cu-
bierto completamente por depósitos de morenas. Se trata principalmente de arenas ar-
cillosas o cenagosas heterogéneas mezcladas con piedras. Sin embargo, los pocos
184

ejemplares que pueden observarse en las hondonadas laterales activas situadas en el


lado derecho del valle, indican la existencia de algunos estratos de arenas y gravas
bien distribuidas. Probablemente, existen en el canal restos de morenas, pero éstos
están cubiertos por material de aluvión y cantos rodados. En el sector izquierdo del
valle existen pocos restos de morenas. Los conos de cantos rodados, incluso grandes
bloques de piedra arenisca hasta de dos metros, están depositados en la base de la
pronunciada ladera izquierda. Los residuos y piedrecillas de la ladera recubren a
ésta hasta una altura de 70 m, sobre la cual puede verse una gruesa capa de arenisca
Chimú.

.2 Estructura

Pocos son los afloramientos de la roca subyacente que se observan en la vecindad


del eje propuesto. Tales afloramientos indican que la formación Oyón está presente
en el subsuelo del lugar y, aunque muy contorsionada, penetra, en general, hacia aba-
jo en una dirección este-sudeste, con una inclinación de 25 grados. El emplazamiento
corresponde al límite oriental de un sector anticlinal de tendencia norte. El eje del
anticlinal pasa, según se cree, por detrás del extremo derecho, en donde la roca ma-
dre está cubierta por morenas. Se piensa que el valle lineal, por encima del emplaza-
miento, sigue la línea de falla. La supuesta ruptura parece que termina aguas arriba
de la zona de mayores fallas inversas, cuatro kilómetros hacia el nordeste del propio
emplazamiento. Aguas abajo, en este mismo lugar, la falla evidentemente desaparece.
En el caso de que exista una falla en el valle, ésta habría de ser similar a otras fa-
llas transversales que se han encontrado formando asociación con la falla de corrimien-
to.

Las pruebas relacionadas con fallas en el valle, además de su linealidad, compren-


den brotes mineralizados alineados en el centro, y la aparente estribación de la línea
de contacto entre las formaciones Oyón y Chimú a cada lado.

Se trata de grandes hendiduras de tensión abiertas en la piedra arenisca Chimú


en el seno del valle, a unos tres kilómetros más arriba del emplazamiento de la presa.
Dichas hendiduras son irregulares en su forma y, de un modo general, siguen la direc-
ción nordeste-sudeste, casi paralela al valle. La más grande fisuración se ha obser-
vado en la vertiente noroeste del valle, más arriba de la Laguna Fundición. Tiene
unos 30 m de largo y irnos dos metros de anchura en su parte más alta, abriéndose has-
ta una profundidad de cuatro metros. Los detritos colman la fractura por debajo de
tal profundidad. También se observa una serie de pequeñas fracturas en un aflora-
miento alargado de arenisca en la parte central del valle, más abajo de la misma la-
guna. En los afloramientos de piedra arenisca pueden verse estribaciones glaciáricas
y espejos de falla en la superficie. Las aristas agudas de las hendiduras indican
que éstas se han formado después de la glaciación. Parece que dichas hendiduras tie-
nen una relación más directa con la descarga de glaciares antes que con un movimiento
originado por fallas.

Estimación de las necesidades de construcción

La preparación de los extremos del terreno antes de colocar el material de relle-


no requerirá la remoción de un medio metro de cubierta vegetal y de rocas sueltas,
además de tres a cinco metros adicionales para preparar una zanja básica.

Dentro de la sección del canal, será necesario remover los depósitos flabelifor-
mes de material aluvial grueso que existen en el lado derecho del valle, y remover
también los depósitos del canal y el limo de lago que se encuentran en la parte restan-
te de esta sección. Se ha calculado que las tiras en abanico tienen hasta tres metros
de espesor en la sección del canal. Además, es necesario excavar una zanja rediente
en dicha sección hasta una profundidad de seis metros. Debe indicarse que por debajo
de los tres metros es posible encontrarse con la formación Oyón. Quizás sea factible
185

excavar los esquistos sin recurrir a explosiones* La cementación del basamento llevar-
ría consigo dos finalidades: establecer una pared que sirva de muro interceptor re-
vestido de cemento,y estabilizar los esquistos que se encuentren rotos y contorsiona-
dos. Será indispensable aplicar un revestimiento de baja presión, utilizando una mez-
cla débil, con objeto de evitar la ruptura de las frágiles capas de esquistos.

Problemas especiales

Las características físicas de los extremos del proyectado emplazamiento plantean


problemas que deben resolverse mediante una exploración subsuperficial* Se ha supues-
to que el extremo izquierdo ha sido una masa de alud. Si esto es cierto, vendría a
confirmar el peligro potencial del futuro corrimiento de tierras, particularmente en
una zona de tan alta sismicidad. Asimismo, aun cuando es más probable que la masa en
referencia sea ahora estable, la existencia de un plano de deslizamiento por debajo
del indicado extremo podría constituir un peligro potencial en las nuevas condiciones
creadas por el propuesto embalse, siempre que tal fenómeno no haya sido identificado
y atendido en el momento de diseñar la presa.

El profundo canal lateral de drenaje, un poco más abajo del límite derecho, pone
al descubierto únicamente depósitos de morenas. Esto da una idea de que la línea de
contacto entre tales depósitos laterales de morenas y la formación Oyón que existe en
el subsuelo no siguen una dirección paralela a la ladera derecha del valle. Por lo
menos, aguas abajo del eje en proyecto, la línea de contacto se hace casi normal o pe-
netra en la propia ladera. Si éste es el caso, el extremo derecho no sería otra cosa
que una saliente de la formación Oyón y, detrás de él, los depósitos de morenas se ex-
tenderían por debajo de la elevación superficial del emplazamiento. Si en tal lugar
existen ciertas cantidades de arena limpia y de grava, la fuga de agua a través de
tal extremo planteará un grave problema.

Otras consideraciones relacionadas con las estructuras

Antes de iniciar la erección de la presa, será necesario construir ciertas obras


para la salida y desviación del agua. La construcción de un túnel por detrás del ex-
tremo izquierdo es la solución más probable para este problema. Una ventaja adicio-
nal de dicho túnel sería la posibilidad de explorar la existencia de cualquier plano
de deslizamiento, ya que serviría de acceso para cualquier medida correctiva, en caso
necesario. Será indispensable aplicar buenas prácticas de excavación,en el momento
de construir el túnel, con objeto de evitar el derrumbamiento o la formación de cavi-
dades. Cualesquiera de estas cavidades podría ser una vía potencial de escurrimiento,
especialmente si no se realizan los correspondientes trabajos de reparación. Se reco-
mienda que la ubicación del vertedero quede comprendida en el soporte derecho. Con
ello se evitaría el recubrimiento de la salida del túnel y la necesidad de utilizar la
ladera más inclinada y potencialmente menos estable, que queda por encima del sopor-
te izquierdo. El desprendimiento de grandes bloques de piedra arenisca masiva de la
parte superior del indicado soporte izquierdo, podría llegar hasta el canal del verte-
dero y bloquearlo.

El vertedero que se construya en el contrafuerte derecho requerirá un completo


revestimiento interior del canal, con objeto de evitar la erosión. También será nece-
sario construir ciertos dispositivos de encauzamiento en el lugar en que el vertedero
penetra en el canal de flujo y proteger, además, el pie de la presa en la misma direc-
ción.

Dentro del área del embalse será menester ejecutar algunos trabajos de limpieza
y remoción del musgo en forma de tundra y encontrar otro sitio para la porción inunda-
da de la carretera que va de Oyón a Mina Raura.
186

8 Materiales de construcción

A unos cuatro kilómetros del emplazamiento propuesto, se encuentran con facili-


dad materiales de construcción, en cantidades adecuadas. De los depósitos de morenas
que existen a lo largo del flanco derecho de la zona del embalse, pueden extraerse
gravas arcillosas que podrían utilizarse como material de terraplenado.

También a cuatro kilómetros más arriba del eje, se encuentran depósitos de detri-
tos aluviales y arcillas plásticas glaciaricas, precisamente en el lugar en que el va-
lle se bifurca y sigue la línea de falla inversa. Parece que estas arcillas, por lo
que respecta a su calidad y su volumen, son apropiadas paira la formación de un núcleo
impermeable. Sin embargo, será necesario hacer un trabajo de exploración para deter-
minar los mejores sectores de préstamo. La presencia de un elevado nivel freático y
de material orgánico (raíces) dará lugar a diversos problemas.

En la misma zona del embalse también se encuentran otros materiales; las fajas
aluviales flabeliformes y el material aluvial de las laderas proporcionarán arenas y
gravas adecuadas para el establecimiento de terraplenes de división; estos materiales
habrán de ser sometidos a una operación de cribado. No hay indicios de que en la ve-
cindad se encuentren materiales bien distribuidos. La arenisca Chimú que existe en
el flanco izquierdo de la zona del embalse es un buen material de revestimiento y de
relleno firme. Gran parte de este material se encuentra en las laderas de talud, pe-
ro para utilizarlo será necesario separarlo y clasificarlo. —

INVESTIGACIÓN PRELIMINAR DEL EMPLAZAMIENTO DE PATÓN

En relación con uno de los emplazamientos propuestos, se ha tenido en cuenta la


ventaja que ofrece la actual laguna de Patón (véase el dibujo 20). La laguna está si-
tuada cerca de la línea divisoria continental, en la cabecera del río Bellaluz y a
una altura de 4 108 m sobre el nivel del mar. La salida de la laguna está muy cerca
de las coordenadas 8 820 800 N, 313 050 E. Se llega a ella por un camino de tierra
que sale de Oyón, aunque, por lo general, ocurren derrumbes durante la estación llu-
viosa (diciembre-abril) que impiden el acceso.

La laguna está situada en un valle de origen glaciar y de forma irregular, en el


cual se encuentran depósitos de morenas terminales en su extremo inferior. Una bre-
cha en la vecindad del extremo derecho de la primera morena crea una salida para el
desagüe de la laguna. Más abajo de la morena indicada, el flujo sigue una dirección
paralela al pie de la propia morena, durante un trecho de medio kilómetro, aproximada-
mente, lugar en el cual se vierte sobre una barrera de suelo rocoso. Esta barrera
constituye, con toda probabilidad, la primera base de control de la laguna. Se han
indicado dos emplazamientos, uno en la barrera rocosa y otro en la brecha del depósi-
to de morena. Las laderas que circundan al lago son muy inclinadas y, al parecer, ap-
tas para el deslizamiento de tierras. La vegetación está compuesta por unos pocos
matorrales diseminados y, a lo largo de la corriente, por una tundra herbácea. En
las riberas del lago se encuentra una delgada capa de suelo vegetal semejante a la
tundra y dentro del lago existen capas de musgo espeso.

1 Resumen geológico

La laguna de Patón está situada en una zona correspondiente a una gran falla in-
versa en el sector central de los Andes. En el emplazamiento seleccionado, esta
zona de falla inversa, que sigue una dirección noroeste, ha sido neutralizada median-
te una prolongada falla transversal, casi en sentido vertical. Esta última falla coin-
cide con el eje del segundo emplazamiento propuesto y, evidentemente, prosigue a lo
largo del lado izquierdo de la mencionada laguna. En el emplazamiento inferior, la
roca de basamento comprende morenas glaciaricas en ambos extremos. En la sección del
18?

canal, que se presenta bastante fracturada, pueden verse calizas bien endurecidas
(formación Celendín). La falla está cubierta con material de aluvión en la sección
del canal. Aguas arriba de la falla, se cree que el lecho rocoso está formado por es-
quistos y capas delgadas de piedra arenisca de la formación Carhuaz.

En el emplazamiento superior, la roca de basamento está constituida por morenas


glaciar!cas bajo las cuales existe un lecho rocoso de tipo desconocido; probablemen-
te se trata de esquistos y areniscas de la formación Carhuaz, ya mencionada. En los
depósitos de morenas se observa una estratificación escasa o nula, con la circunstan-
cia de que tales depósitos están constituidos por arenas arcillosas y gravas hetero-
géneas. Dentro de la sección del canal se encuentra aluvión de flujo, bajo el cual
se encuentra probablemente un depósito de morenas de espesor desconocido.

2 Sismicidad

En la vecindad de la presa y el embalse en proyecto, la actividad sísmica, según


los datos cronológicos, ha sido moderada. Al parecer, las principales fallas que
existen en el lugar han permanecido inactivas en los últimos tiempos. Esta asevera-
ción se puede formular basándose en los depósitos de morenas glaciáricas que cubren
estas fallas y que no muestran indicios superficiales de haber sido desplazados por
movimientos de pliegue. Sin embargo, tales fallas fueron activas en la época Tercia-
ria y, al respecto, cabe tener en cuenta la posibilidad de una nueva actividad.
Las laderas profundas del área del valle indican que es probable la ocurrencia de
aludes y desprendimientos de rocas, durante un fuerte terremoto. Se ha supuesto que
un sector de la ribera derecha del lago ha sido un antiguo derrumbe.

3 Conclusiones y recomendaciones

Aunque en la investigación de reconocimiento no se puso de manifiesto ningún fac-


tor geológico que impidiera la realización de un examen ulterior, la presencia de
grandes fallas y la sismicidad de la región establecen ciertos límites para la cons-
trucción de una presa. Esta puede emplazarse a gran distancia de las fallas. La al-
tura de la estructura debe mantenerse lo más reducida posible, es decir, menos de 30
metros. Antes de intentar elevar el nivel de la laguna de Patón debe examinarse la
utilización del lago actual para almacenamiento, mediante la construcción de túneles
o de zanjas.

La construcción de una presa en el emplazamiento más alto (en la brecha de la


morena terminal) es, al parecer, más factible; el emplazamiento más bajo quedaría so-
bre la falla transversal y sobre un suelo de caliza que podría ser permeable. Si hay
que utilizar este lugar, la construcción debe hacerse más arriba de la falla y a cier-
ta distancia del suelo calizo. Las morenas parecen ser impermeables, aunque la presen-
cia de manantiales cerca de la línea de contacto con el medio calizo en el lado izquier-
do del valle da lugar a suponer que existan fugas a través de tal línea o de la piedra
caliza. Es posible que esta última contenga cavidades con solución y junturas abier-
tas que podrían crear serios problemas de escurrimiento. Procurando que la altura
del embalse sea reducida se evitaría el contacto directo con el medio de piedra cali-
za.

En el correspondiente programa de exploración preliminar deberían determinarse


las condiciones del basamento que se indican a continuación:

1) ubicación y extensión de fallas inversas y transversales;


2) determinar si tales fallas han desplazado o no los depósitos de morenas y
de material de flujo que las cubren;
3) profundidad y permeabilidad de los depósitos de morenas, de taludes y de ca-
nal de flujo;
188

4) tipo y condición de la roca de fondo que existe bajo los depósitos de more-
nas y los depósitos recientes.

Además, en un programa inicial de exploración formulado para lograr estos obje-


tivos, debe también incluirse lo siguiente:

1) zanjas excavadas a través de la extensión visible de la falla transversal}


deben escogerse lugares en los que quede al descubierto la falla en la roca
madre y, además, determinar el desplazamiento de las morenas que la cubren;

2) agujeros de exploración perforados en los ejes de los emplazamientos de las


presas, uno en cada extremo y otro en la sección del canal. SI agujero del
canal, en el emplazamiento más bajo, debe perforarse en ángulo con objeto de
interceptar la falla en profundidad. £1 correspondiente al emplazamiento
más alto, debe excavarse en la roca de fondo que exista bajo el material de
morenas. Además de los agujeros del eje, debe perforarse otro más en la ve-
cindad de la linea de contacto entre las calizas y las morenas, por detrás
del soporte izquierdo. Este agujero tendrá la finalidad de investigar las
posibles fugas de agua en la referida linea de contacto y explorar las condi-
ciones existentes en la capa de caliza;

3) una investigación de la resistividad eléctrica o una investigación sísmica


con objeto de determinar a qué profundidad se encuentra el lecho rocoso por
debajo de los depósitos de morenas y de canal que lo cubren, en un trecho
que va desde el emplazamiento más alto al más bajo.

3.4 Condiciones del basamento en el emplazamiento alto

El emplazamiento alto corresponde a la brecha de la morena glaciárioa terminal


del sistema de la laguna de Patón. La cresta de la morena, desde el lado derecho has-
ta el izquierdo del valle, se eleva irregularmente, en relación con el nivel de éste,
desde ocho metros, por encima del canal de flujo, hasta unos 40 B . La longitud de la
cresta es de 500 m, aproximadamente. La corriente que sirve de desagüe a la 1 aguna de
Patón pasa a través de un boquete, aproximadamente a 100 m de la cresta, cerca del lí-
mite derecho de la morena. El canal de flujo tiene unos 30 m de anchura, pero se en-
sancha inmediatamente en ambos sentidos, es decir, aguas arriba y aguas abajo. El
caudal respectivo excede los 700 1 por segundo.

3.4*1 Litología

El material de la morena está constituido por guijarros de forma angular a redon-


deada y por piedras y gravas en un medio de arena arcillosa. Al parecer, el material
es denso e impermeable. Los cortes en la carretera no muestran la presencia de gravas
en las labores a roza abierta, ni tampoco la de otros depósitos permeables, pero es
posible que estos materiales se encuentren en la vecindad de los límites del valle
(en los depósitos de morenas laterales) o en el subsuelo. Ho se conoce la profundi-
dad de la morena. Se cree que la roca subyacente está compuesta por piedra arenisca
y esquistos de la formación Carhuaz. Por detrás del soporte derecho, la sección de
la morena más allá de los ocho metros de altura está cubierta por detritos de taludes
y aluvión de ladera. Un poco más arriba del lago, a una distancia de unos 100 m,
puede verse la roca subyacente, que está integrada por capas intermedias de esquistos
y arenisca de la formación Carhuaz. Se trata de rocas de composición moderada a muy
consistente y bien endurecidas. El espesor de los estratos de esquistos oscila entre
dos y diez metros y el material se presenta muy fracturado, si bien las fracturas son
apretadas. Los elementos de piedra arenisca llegan a un tamaño de 30 cm y se presen-
tan duros, bien cementados, aunque algo fracturados.
189
f
*s
Las formaciones de calizas se hacen evidentes por detrás del contrafuerte izquier-
do, es decir, la formación Jumasha, masiva y dura y de color gris oscuro, sobre la
cual yace la capa de caliza margosa, de color gris amarillento, que forma parte de la
formación Celendín. La línea de contacto es visiblemente gradacional. Por debajo del
soporte izquierdo, y continuando en dirección del flanco izquierdo del embalse, se
encuentra piedra caliza de la formación Jumasha. A juzgar por los afloramientos, se
trata de un-material ligeramente fracturado, pero es probable que, por debajo del
referido soporte, y cerca de la vertical de la falla transversal, se presente bastan-
te roto y con cavidades de elementos en solución.
4.2 Estructura

El complejo que registra las mayores fallas en el área de la presa está cubierto
por morenas y por depósitos de flujo y de lago. Es difícil trazar una proyección de
las líneas de falla basándose en los afloramientos, debido a la complejidad de la la-
bor. Sin embargo, cabe suponer, con bastante precisión, que la falla transversal pasa
cerca del lado derecho del valle y del lago. La proyección de la falla inversa da una
idea de que ésta pasa por debajo del lago y no por debajo de la morena.

5 Condiciones del basamento en el emplazamiento bajo

La gradiente de flujo se inclina bruscamente a un medio kilómetro más abajo de


la laguna de Patón en forma de cascada y desciende 60 m en un trecho de 200. El lu-
gar para el emplazamiento bajo sería inmediatamente antes de la cascada. El soporte
derecho es un resto redondeado de morena, de forma irregular, con una inclinación de
unos 20 grados. El soporte izquierdo también está constituido por morena, pero con
una ladera más uniforme y de unos 33 grados. Ambos extremos se alisan rápidamente
aguas arriba y aguas abajo. El canal tiene unos 100 m de anchura y su caudal exce-
de de los 700 1 por segundo. Detrás del soporte izquierdo, y a una distancia de 20 a
25 m por encima del cauce, hay también dos manantiales. El correspondiente flujo,
calculado en agosto, fue de cinco litros por segundo.

5.1 Litologia

La roca de fondo que puede observarse superficialmente más abajo del eje de la
sección del canal es una caliza bastante fracturada, dura y de color gris pardusco,
si bien se cree que la roca subyacente está compuesta por esquistos y piedra arenis-
ca de la formación Carhuaz. Esta formación se pone de manifiesto en la ladera del
valle, detrás del soporte derecho, en la misma forma que en el lado superior. En la
parte posterior del indicado soporte y en contacto de falla con la formación mencio-
nada, se encuentra una capa de piedra arenisca masiva y dura de la formación Chimú.
El material de aluvión de flujo cubre la porción de la sección del canal en que apare-
ce la falla transversal y en donde probablemente está presente la formación Carhuaz.
uOL dos soportes son restos de una morena terminal, integrada por un material similar
aj. que presenta la que se encuentra en el emplazamiento más alto.

5.2 Estructura

Este emplazamiento queda comprendido en la extensión de la falla transversal que


aflora algo más arriba del soporte derecho. Detrás de éste, también puede verse la
falla inversa interrumpida por la transversal. La arenisca Chimú ha sido arrojada
por encima de las formaciones Celendín y Jumasha.
190

6 Estimación de las necesidades de construcción

La preparación de las áreas que rodean los extremos, bajo las cuales se encuen-
tran capas de morenas en ambos emplazamientos, exigirá vaia. mínima eliminación de la
vegetación y de un delgado estrato de tierra de cultivo. En el soporte derecho, será
necesario el aclareo del material de talud y de la morena removida, en el caso de que
la presa tenga más de ocho metros de altura. El material de talud contiene grandes
piedras hasta de un metro de largo y se cree que su espesor total llegue a los cinco
metros. Al tratarse del sector del canal del emplazamiento superior, habrá que remo-
ver la tundra herbácea (de unos 30 cm de profundidad) y los depósitos de canal de flu-
jo, cuyo espesor tal vez no llega a los dos metros.

Durante la construcción, será indispensable el desagüe de la sección del canal.


Quizás esto pueda realizarse en mejor forma mediante un canal de desviación de la co-
rriente y la instalación de un sistema de puntas coladoras de cemento alrededor del
área que ha de excavarse. El flujo del agua subterránea no habrá de ser cuantioso.
Si se utiliza el almacenamiento del lago, el avenamiento podría realizarse constru-
yendo, como primer requisito, el túnel de salida.

En general, no será necesaria la consolidación del terreno con lechadas de cemen-


to, a menos que la caliza que aflora aguas abajo y detrás de los soportes del lado iz-
quierdo, contenga cavidades con criaderos por disolución, que podrían constituir vías
de escurrimiento. La escasa altura de la presa no dará lugar a la formación de ele-
vadas presiones intersticiales. No obstante, es probable que resulte indispensable
la construcción de pozos de alivio más abajo del emplazamiento superior.

7 Otras consideraciones relacionadas con las estructuras

El vertedero del emplazamiento más alto quedaría mejor ubicado en un corte abier-
to por detrás del extremo izquierdo. Será, además, necesario construir un canal re-
vestido con paredes de encauzamiento para transportar el caudal hídrico al canal del
cauce natural. La excavación tendría que hacerse en un material de morenas, muy
susceptible a la erosión y también al desprendimiento por fricción. La, labor de exca^-
vación deberá hacerse sin recurrir a voladuras, aunque es posible que en dicho mate-
rial se encuentren grandes bloques erráticos.

Los dispositivos de salida podrían construirse en la sección del canal del área
de la presa, siempre que se utilice el almacenamiento que ofrece el lago y que la
propia presa no tenga mucha altura. En caso contrario, habrá que construir un túnel
detrás de cada contrafuerte. En el caso del túnel que se excave detrás o debajo del
soporte izquierdo, la presencia de la falla transversal será un factor crítico para
la selección del sitio. Es,pues, necesario construir el túnel lejos de la falla. Si
la exploración preliminar demuestra que la falla cruzada es aún activa y si se resuel-
ve que la altura de la presa sea reducida, el túnel debe ubicarse definitivamente por
detrás del soporte izquierdo.

8 Materiales de construcción

El material de arenisca triturada, de relleno de terraplén y de revestimiento de


pedraplén pueden extraerse del yacimiento de calizas que existe en la ladera oriental
del embudo del embalse. En el área del canal que queda entre los dos emplazamientos
propuestos, se encuentran limitadas cantidades de arenas y gravas arcillosas en los
depósitos de morenas, las cuales podrían utilizarse como material de relleno de terra-
plenes. Un poco más abajo, a unos 3/4 de kilómetro del emplazamiento alto, existen ma-
yores cantidades de un material similar. Todos estos materiales podrían emplearse
como un relleno homogéneo de tierra al construir los terraplenes.
191

En la laguna Culquicocha, a 11 km de la laguna de Patón, en sentido ascendente, Be


encuentran materiales que pueden servir para formar un núcleo de tierra impermeable.
En dicho lugar, los afloramientos de esquistos arcillosos, de color rojo y amarillo,
que son elementos de la formación Capas Rojas, constituyen un suministro adecuado de
los expresados materiales. Estos esquistos son ligeramente endurecidos y, al parecer,
son fácilmente susceptibles a la transformación y moderadamente plásticos. Se tiene
acceso a estos esquistos por medio de una buena carretera de hormigón que sale de la
laguna de Patón.

4.4 INVESTIGACIÓN PRELIMINAR HEL EMPLAZAMIENTO DE VILCAHUAURA

El lugar seleccionado para la presa queda dentro de la Pampa de Quebrada de Mi-


nas, unos dos kilómetros más arriba de la hacienda Vilcahuaura, en la vecindad de las
coordenadas 8 776 000 N y 232 000 E (véase el dibujo 21). Puede llegarse a dicho lu-
gar por un camino de tierra que sale del kilómetro 12,5 de la carretera de Huaura-
Sayán. La quebrada es, en realidad, un amplio canal relleno con material aluvial y
con laderas abruptas y pronunciadas que se elevan 120 m sobre el fondo. La gradiente
del canal tiene bastante inclinación, del orden de los 3,5 grados. Si se exceptúan
unos cuantos árboles de casuarina que se alzan en uno de los lados, el lugar casi ca-
rece de vegetación. No se ha desarrollado ningún perfil de tierra de cultivo y las
laderas de los extremos están constituidas por roca madre con poca o ninguna montera.

4.4.1 Resumen geológico

El suelo rocoso en el sitio del emplazamiento es un material intrusivo integrado


por tonalita masiva y de color claro, interceptado por muchos diques de composición
diorítica y de color obscuro, en alineación paralela. Un sistema de avenamiento bien
desarrollado que corta las rocas cristalinas se ha rellenado de material de aluvión,
de granulación gruesa, con una defectuosa distribución y aún no consolidado. En el
eje de la presa, el canal contiene material de aluvión cuyo espesor se ha calculado
en 100 m, aunque es posible que en ciertos lugares llegue a los I50.

4.4*2 Sismicidad

No hay fallas visibles en la vecindad del emplazamiento. Aunque no cabe esperar


que ocurra una ruptura en los alrededores, toda el área debe considerarse como de
gran actividad sísmica. En el diseño de la presa debe dejarse un margen para un fac-
tor de aceleración de, por lo menos, 0,15 g»

4.4*3 Conclusiones y recomendaciones

No existen factores geológicos que indiquen la inconveniencia de proseguir la in-


vestigación. Parece que las condiciones del basamento son buenas y que es posible
encontrar materiales para la construcción de una presa de relleno, a una distancia de
cuatro kilómetros. El mayor problema consiste en las tierras de aluvión en la sección
vertical del canal: se trata de un material grueso y permeable y a este respecto, se-
rá necesario controlar el flujo subterráneo.

Un objeto primordial de la exploración preliminar habrá de ser la medición de la


permeabilidad de estos materiales aluviales y la determinación de su espesor. Se re-
comienda la perforación de, por lo menos, cuatro agujeros de exploración, uno en ca-
da extremo y dos en la sección del canal. Conjuntamente con estos trabajos, deben ha-
cerse sondeos de la resistividad eléctrica del camal para determinar la línea de con-
tacto entre el lecho rocoso y el material de aluvión. Debe ordenarse, si se estima
conveniente, la exploración de estructuras especiales y la ejecución de otros trabajos,
a medida que la obra progresa.
192

4.4*4 Condiciones del basamento

En el emplazamiento propuesto, el canal tiene 300 m de anchura. Los soportes


son un tanto irregulares, con laderas de^40 a 42 grados. En esos extremos no exis-
ten tierras de cultivo. Salvo por pequeños conos de talud al pie de las laderas y
ciertas acumulaciones de arenas acarreadas por el viento en la base del soporte iz-
quierdo, el lecho rocoso es visible en todos los extremos. No hay corriente de flu-
jo en la quebrada, aunque es indudable que existe un curso de agua subterránea; más
arriba del eje, hay un sector de varias hectáreas bajo riego dentro del área de ave-
namiento y es seguro que la percolación profunda del agua de regadío se escapará de
esta zona como flujo subterráneo en el lugar del emplazamiento. Se ha estimado que
la profundidad a que se encontrará el agua en ese lugar no excederá de 15 metros.

4.4.4.I Litologia

En el lugar seleccionado para el emplazamiento, la roca está constituida por un


material intrusivo granítico, de granulación gruesa y de color blanco-grisáceo (tona^
lita) y contiene "librillos" de biotita e inyecciones de concentraciones minerales
oscuras. El material de intrusión es masivo, duro, ligeramente intemperizado en la
superficie y se caracteriza por junturas muy espaciadas y apretadas. El principal
sistema de diaclasas sigue una tendencia "NIOW - 85SW". Un material verde oscuro,
de granulación fina hasta de un aspecto de diorita afanítica se ha introducido en los
distintos planos de diaclasas. Los diques resultantes tienen una anchura de 20 a 80
cm y están espaciados a intervalos de 10 a 50 m, aproximadamente. La roca de dique
se presenta bien unida en bloques de cinco a diez metros. Sin embargo, las diaclasas
pueden estar abiertas hasta una profundidad de 20 metros.

Por encima del lecho rocoso en la sección del canal se encuentran arenas cenago-
sas aluviales no consolidadas que contienen un 15 por ciento de guijarros angulares y
bloques erráticos hasta de 30 cm de altura. Los depósitos se presentan en forma len-
ticular, están defectuosamente distribuidos y su permeabilidad es, al parecer, de mo-
derada a elevada. Se ha estimado que tal permeabilidad es del orden de los 100 a
500 gdp. La anchura máxima de los depósitos del canal es de 500 m. El espesor de
estos materiales, estimado a partir de la sección de acoplamiento, es de unos 120 m.

4.4'4.2 Estructura

No hay indicios de fallas y sólo se han puesto de manifiesto pequeños desliza-


mientos de capas en la zona del emplazamiento. Parece que no hay mucha trituración
o deslizamientos en lo que respecta a la intrusión de diques de falla. Las líneas de
contacto entre la roca de dique y el material granítico son, en general, apretadas y
soldadas.

4.4*5 Estimación de las necesidades de construcción

La preparación de los soportes para el terraplén no requerirá otra cosa que la


limpieza de los pequeños oonos de talud y de la acumulación de arenas eólicas cerca
de las bases. Será, sin embargo, necesario el aclareo selectivo de las piedras suel-
tas del lecho rocoso y el alisamiento de la superficie de las laderas.

Dentro de la sección del canal, los gruesos depósitos aluviales de alta permeabi-
lidad plantean el principal problema relacionado con los cimientos. Las arenas cena-
gosas no consolidadas serán susceptibles de formar veneros de infiltración y darán
además lugar a grandes pérdidas de agua debido al flujo subterráneo. Por ello, tal
vez será indispensable hacer un corte positivo hasta el lecho rocoso. También en la
sección del canal, deberá excavarse una zanja de guía, de 10 a 15 m de profundidad,
por debajo de la cual se levantará una cortina de inyecciones hasta la roca de fondo
o, posiblemente, una pared vertical de pasta arcillosa. Los muros de la zanja deben
mantener una inclinación de 1 72 : 1, en relación con la ladera.
193

Las condiciones del relleno de los oimientos habrán de variar. Las evidentes
diaclasas apretadas y bastante espaciadas de la roca de fondo indican que el relleno
de juntas será esoaso o nulo, salvo muy cerca de la superficie. £1 levantamiento de
una cortina de inyecciones de lechada en los depósitos aluviales del canal requerirá
sin duda poco relleno y un sistema de agujeros con escaso espaciamiento. •

4«4»6 Otras consideraciones relacionadas con las estructuras

La instalación de un vertedero para casos de emergencia será una cuestión de im-


portancia mínima, dada la completa escasez de lluvias o de escurrimiento en el área
de drenaje por encima del lugar de emplazamiento. A una altura de 315 n, o sea, a
45 m por encima de la elevación del canal en dicho lugar, un pliegue anticlinal de la
cresta montañosa por detrás del soporte izquierdo constituirá un vertedero natural ha^-
cia la quebrada adyacente. En el caso de una presa que tenga menos de 45 m d.® altura
no habrá ningún sitio conveniente para la instalación de un vertedero. Habría que
considerar la conveniencia de un corte directo alrededor del extremo izquierdo o bien
un aliviadero superior de concreto. Por detrás de este soporte izquierdo,un corte en
la roca de fondo no podrá hacerse sin voladura.

En el subsuelo de las laderas del área del embalse existe un lecho rocoso bastan-
te estable. En la zona inundada no hay estructuras mayores que requieran una nueva
distribución.

4.4«7 Materiales de construcción

Dentro de la zona del embalse pueden encontrarse arenas y gravas de buena cali-
dad que podrían utilizarse como material para los terraplenes. En cuanto a los mate-
riales impermeables para el núcleo de la presa, tendrán que ser seleccionados en las
capas de arenas arcillosas y de arcilla aplástica que existen más abajo del emplaza-
miento propuesto, a una distancia de 1 Yz kilómetros,aproximadamente. Por lo que se
refiere al material inerte y a la rocalla de terraplén, éstos pueden extraerse de las
arenas y gravas gruesas que abundan en la parte alta de la zona del embalse. El ma-
terial de pedraplén puede retirarse de las laderas de esta misma zona.

Aunque, al parecer, el volumen de estos materiales es suficiente para la proyec-


tada estructura de la presa, será necesario hacer una exploración para definir mejor
las características y la amplitud de tales materiales. Esto es particularmente cier-
to al tratarse del material impermeable que se encuentra aguas abajo del eje. Los
suelos plásticos de granulación fina (arcilla aplástica) tienen un espesor inferior
a los dos metros. Si se comprueba que estos materiales resultan inconvenientes, hay
que tener en cuenta que más abajo de la hacienda Vilcahuaura, en la proximidad del
río Huaura, abundan las arenas y gravas arcillosas. Un aspecto desfavorable de estos
materiales semipermeables o impermeables que existen aguas abajo del eje es el de
que están comprendidos en los sectores de cultivo y que su empleo iría en detrimento
de las mejores tierras arables de la zona.

4.5 TUUEL DE DESVIACIÓN DE LA LAGUNA DE PUNRUN

Desde la primera etapa de los estudios, se puso de manifiesto la dificultad de


regular el caudal del río Huaura debido a la falta de lugares amplios para los embal-
ses. Como alternativa, se indicó la conveniencia de desviar el agua de uno de los
grandes lagos naturales que existen al este de la línea divisoria continental. Natu-
ralmente, esto crearía varios problemas, entre ellos, la necesidad de construir un
túnel transandino para transportar el agua hasta la zona de drenaje de Huaura.
194

El lago que se seleccionó para el estudio respectivo fue la laguna de Punrún, que
corresponde a la zona de desagüe del Mantaro (indicada en el dibujo 1). El Proyecto
requerirá un túnel de unos 10 km de largo para llevar el agua hasta el rio Checras,
afluente del Huaura. En septiembre de 1968, se hizo un corto viaje de inspección a
la zona de Punrún y se interrogó a unas cuantas personas respecto a los aspectos hi-
drológicos y geológicos de tales obras de desviación» El equipo de los técnicos que
se trasladaron a Punrún estuvo integrado por los señores Frantisek Klapetek, John
Cobbing y Clifford Parrell.

En relación con la construcción del túnel, cabe indicar que el túnel de Gratón,
que actualmente está excavando la Constructora Entkay S.A. del Perú (contratistas
Morrison-Knudsen) para la Corporación Cerro de Pasco, es muy similar al túnel de des-
viación de Punrún. Las formaciones geológicas respectivas son equivalentesj o similar-
res, y la longitud y anchura de los túneles, lo mismo que los terrenos de recubrimien-
to, son casi iguales. Al comparar las dos alineaciones, la principal diferencia con-
siste en que el túnel proyectado ha de pasar a través de extensas fallas inversas en
la línea divisora, en tanto que el túnel de Gratón no se encuentra con estos obstácu-
los. Este factor podría significar la presencia de un suelo más pesado o de estrecha-
mientos, aunque, de un modo general, se cree que las condiciones del terreno son las
mismas. En el caso del túnel de Gratón, los problemas más difíciles han sido las co-
piosas entradas de agua y las elevadas temperaturas. Cabe esperar que también en
Punrún se encontrarán condiciones análogas*

Puede, pues, indicarse como conclusión general que la construcción de un túnel


transandino es una obra factible, aunque costosa. Los gastos de excavación del túnel
de Gratón ascendieron a $ EE.UU. 690 por metro lineal, en el momento en que se había
ya construido el 70 por ciento de su extensión. Se ha calculado que el costo defini-
tivo del túnel revestido interiormente será de %' EE.UU. 1 400 por metro lineal. Otro
factor que hay que considerar es el tiempo de construcción: la excavación del túnel
de Gratón se inició en 1961 y debe señalarse que hacia septiembre de 1968 se había
construido el 90 por ciento de su longitud total.

Al hacer nuevos estudios sobre las necesidades reales de agua en la zona del
Proyecto, teniendo en cuenta la limitada extensión de las tierras aptas para el desa-
rrollo agrícola, se llegó a la conclusión de que no era indispensable utilizar aguas
de las regiones adyacentes y, por lo tanto, se suspendió la investigación sobre la
construcción del túnel.
195

Apéndice 1

PERFORACIONES DE EXPLORACIÓN Y POZOS DE PRUEBA

En marzo de 196?, el consultor hidrogeólogo Sr. Glenn A. Brown elaboró una pro-
puesta de contrato para la perforación de tres pozos de prueba y unos 15 agujeros de
exploración u observación, o bien, para ambas finalidades a la vez. El documento res-
pectivo se envió a Roma y Nueva York en donde, después de la consiguiente revisión,
se le hicieron numerosas modificaciones. El contrato para la realización de los tra-
bajos se subscribió un año más tarde, el 2 de abril de 1968, con la firma Soletanche
Drilling Co., de París, Francia. Durante el período de revisión,se introdujeron va-
rios cambios de carácter técnico en el proyecto presentado por el Sr. Brown.

Después de que se había firmado el contrato y de que el personal del Proyecto


del Huaura había recibido las copias correspondientes,se estableció contacto con el
representante de Soletanche en Lima, Sr. Philipe Studer. Se preparó, entonces, un
plan provisional de trabajo y el primer equipo de perforación,, un Failing 1 500, lle-
gó al área del Proyecto el 16 de mayo de 1968.

REALIZACIÓN DEL TRABAJO

El personal de la Compañía Soletanche demostró siempre su afán de cooperación y


un manifiesto interés para que la labor se efectuara a satisfacción del personal del
Proyecto.

El equipo de perforación y de bombeo enviado por la firma Soletanche llegó a


Callao en junio de 19^9 y a la zona del Proyecto a finales de octubre (debido al re-
tardo de la aduana).

Los trabajos se iniciaron en Vilcahuaura con la perforación de los pozos de ob-


servación. Se presentaron dificultades inmediatas para la utilización del equipo
Failing 1 500 de perforación rotativa y cabe indicar que en este lugar la operación
requirió mayor tiempo que para el total de los restantes lugares. Un segundo acuífe-
ro se encontró a una profundidad de 42 m, poco más o menos, y el agua artesiana sa-
lió a la superficie. En este sitio se perforaron tres pozos de observación y dos de
ellos llegaron hasta el segundo acuífero. Uno de los agujeros tenía dos tuberías, la
segunda para el acuífero más profundo. Los otros dos agujeros penetraban sólo a una
zona; uno de ellos, a la superior, y el otro, a la del acuífero artesiano.

Originalmente, se había proyectado hacer una prueba de bombeo que comprendiera


a varios acuíferos a la vez, estableciendo la descarga de cada zona mediante un afora-
dor hidráulico, un registrador del tipo Micromoulinet. Ciertas dificultades de ca-
rácter técnico impidieron la ejecución de este proyecto y el pozo de prueba se perfo-
ró de modo que sólo penetrara hasta la base del primer acuífero.

La perforación del pozo de prueba y de los agujeros de observación de Cochinilla


se realizó casi sin dificultades, al igual que la perforación de los cuatro agujeros
de exploración, a saber, los de Rontoy, Mata Leche, San Bosco y Salinas.
196

En cambio, la perforación del pozo de prueba de Maní tropezó con dificultades


especiales, debido a la presencia de grandes bloques erráticos. El primero se encon-
tró a tres metros de la superficie y medía unos 150 cm. Fue necesario destruirlo me-
diante voladura. Otras dos piedras de tamaño similar se encontraron a 38 m de profun-
didad. Tabmién se encontraron a tal nivel rocas volcánicas muy duras y, por ello, se
decidió dar por terminada la operación de perforación. Al parecer, el estrato encon-
trado correspondía a la roca de fondo.

En seis de los agujeros de exploración y de observación perforados con el equipo


rotativo se establecieron registros eléctricos para obtener datos adicionales sobre
los materiales acuíferos. Estos registros, para los que se utilizó un equipo de una
sola traza, fueron efectuados por el Sr. J. Arce Helberg, de Lima.

Para perforar los pozos se utilizó un cilindro de entubación de 22 pulgadas y de


paredes gruesas. Una vez terminada la perforación, se recubrió el agujero con un re-
vestimiento de 12 pulgadas. A medida que se retiraba el cilindro de entubación, el
espacio anular se iba rellenando de grava triturada, de 3/8 a 3/4 de pulgada. Las
perforaciones se hicieron mediante rozas verticales oxicortadas, de 1/8 a 1/4 de pulgada
de apertura y 6 pulgadas de longitud, a base de centros escalonados de 4 pulgadas.

PRIMERA PRUEBA DE BOMBEO EN VILCAHUAURA

El equipo de bombeo llegó a esta zona la tarde del martes 21 de enero de 1969? y
se comenzó a montar al día siguiente muy por la mañana.

La selección de la longitud de la columna de bombeo presentó ciertas dificulta-


des; se deseaba fijar la criba de succión en el extremo superior de la sección de tami-
zado (a siete metros bajo la superficie del suelo). El maquinista disponia sólo de
una limitada combinación de secciones para la columna. Se decidió, al fin, colocar
la criba a 8,5 m de profundidad. En esa forma, habría suficiente margen para la prue-
ba de descenso de nivel y quedaba un espacio máximo por debajo de la bomba para efec-
tuar las mediciones por medio del Micromoulinet.

La bomba quedó armada y montada el mismo día 22 de enero* Se probó a varias ve-
locidades y tasas de descarga para que estuviera en condiciones de rendimiento defini-
tivo antes de iniciar la prueba. A las ocho de la noche el agua estaba clara y la
bomba estaba trabajando normalmente a una tasa de descarga de 40 1 por segundo. Se
detuvo, entonces, su marcha hasta el siguiente día en que había.de realizarse la prue-
ba.

La mañana siguiente, los empleados de la Soletanche sacaron la bomba y soldaron


las guías para conectar el cable del registrador Micromoulinet a la sección de la co-
lumna de bombeo. Por desgracia, durante la soldadura se quemó el cable y el instru-
mento no pudo funcionar. Se continuó, pues, el ensayo prescindiendo del Micromouli-
net. Para ello, se reinstaló la bomba en el pozo hacia las 14'00 , pero una de las
cintas de medición eléctrica no funcionaba bien.

El 23 de enero, la prueba se inició a las 15-12, con una tasa de descarga de


40 l/s. La bomba funcionó continuamente durante 24 horas sin ningún problema. Al
día siguiente, a las 15-32, se detuvo el bombeo. Las mediciones sobre recuperación
de nivel se efectuaron hasta la hora 17-00.
197

Comportamiento durante la prueba

Agujero de observación Holy

Este agujero ha penetrado sólo hasta la zona baja del acuífero. No se utilizó
durante la prueba.

Agujero de observaoión K 0 2V

Las mediciones realizadas indicaron que su comportamiento no era correcto. Se ha


supuesto que dicho agujero estaba tapado.

Apfujero de observación No 3V

Las mediciones realizadas son, al parecer, válidas y abarcan datos de un período


inicial.

Pozo de bombeo

Fue imposible obtener buenas mediciones iniciales.

PRUEBA DE BOMBEO EN COCHINILLA

El equipo de bombeo llegó al nuevo lugar el martes 28 de enero de 1969» a la ho-


ra 10.00. Las cubas se colocaron a 15»20 m por debajo del tope del entubado (el nivel
del agua subterránea o freática quedaba a cinco metros de profundidad) con objeto de
dejar un margen máximo para las mediciones que habían de hacerse con el Micromoulinet.
A las cuatro de la tarde, el personal armó la columna de la bomba y estaba montando
la base cuando dicha columna se soltó y se cayó al pozo. El supervisor tuvo que hacer
un viaje a Lima para proveerse de una herramienta para la extracción y al día siguien-
te se extrajo la referida pieza. Fue necesario llevar la bomba a Lima para limpiarla
y repararla. Se ha calculado que esto ocasionó un retardo de vina o dos semanas.

El equipo no volvió a Cochinilla sino el cinco de marzo. Después de que se ha-


bían hecho las reparaciones en Lima, el personal de Soletanche pidió que se aplaza-
ra la operación (aproximadamente, una semana) a fin de contar con los servicios del
Sr. J.L. Sandillon para las mediciones con el Micromoulinet. El equipo de bombeo
quedó nuevamente instalado y listo para funcionar a la mañana siguiente, sin que
ocurriera ningún otro incidente. El Micromoulinet también quedó instalado sin ningu-
na dificultad. El Sr. Sandillon dispuso que el cable quedara libre de la columna de
la bomba y, en esa forma, las guías resultaron innecesarias.

La bomba comenzó a funcionar el 6 de marzo, a la hora 06.00 y continuó en activi-


dad durante 10 horas. Durante este ensayo se extrajo una gran cantidad de arena.
Transcurrido el intervalo indicado, el agua salió ya limpia, si bien contenía todavía
un poco de arena. Se realizó una prueba breve para determinar el descenso de nivel
del pozo durante este período. También se hicieron mediciones en los agujeros 1C y
2C para establecer la magnitud probable del descenso en el curso de la prueba.

Se tomaron mediciones sobre recuperación de nivel en el agujero 2C. Hacia la


hora 13-20 el nivel se había restablecido en grado suficiente como para suponer que
las condiciones eran ya estáticas.
198

La prueba se inició el mismo día 7» a las 13>34* La tasa de descarga fue de


30 l/s. El bombeo prosiguió hasta la hora 16.45» en que se decidió intensificarlo
hasta una tasa de 45 V s • La prueba continuó con este nuevo ritmo (45 l/s) hasta las
11.52 del día 8 de marzo (22 horas), hora en que se desconectó la bomba. Las medi-
ciones respecto a la recuperación de nivel prosiguieron hasta la hora 16-00.

Durante el ensayo, el referido Sr. Sandillon trató de efectuar mediciones con


el Micromoulinet, pero sin ningún resultado. Una vez que se extrajo el equipo del po-
zo, se comprobó que la hélice se había desprendido.

Comportamiento durante la prueba

Agujero de observación N 0 1C

Las mediciones realizadas no indicaron ninguna reacción (a pesar de que las


efectuadas durante el primer ensayo habían sido positivas). No cabe sorprenderse
de esto, porque el agujero había sido rellenado hasta una profundidad de 18 m de la
superficie, posiblemente por los muchachos del lugar.

Agujero de observación N 0 20

Las mediciones realizadas son, al parecer, válidas y abarcan datos de un período


inicial.

Pozo de bombeo

Las mediciones realizadas abarcan datos iniciales y, al parecer, son válidas.

PRUEBA DE BOMBEO EN MANÍ

El equipo de bombeo llegó a este lugar el 21 de marzo de 1969 a las 18.30 y la


bomba estuvo lista a las 04.00 del día siguiente. La principal dificultad fue la
falta de luz para trabajar durante la noche. Se procedió a instalar el Micromoulinet
en el pozo para hacer un nuevo ensayo y las cubas se instalaron a 20 m de profundidad
(nivel freático 14 m). El bombeo del pozo se inició el día 22 de marzo a la hora
04-00 y continuó durante 4 horas. El agua salió limpia después de muy poco tiempo y
no se creyó necesario hacer otro bombeo preliminar antes de la prueba. Se intentó
modificar la descarga del pozo, pero se hizo evidente que, a una capacidad de unos
17 l/s, la bomba absorbía aire debido a la poca profundidad a que se habían colocado
las cubas. Se había supuesto, anticipadamente, que la tasa de descarga sería baja
y cuando se le preguntó sobre esto al subcontratista éste manifestó que podría con-
trolar el bombeo hasta una capacidad de 10 l/s. Según se comprobó más tarde, tal
aseveración no se ajustaba a la realidad.

La prueba se inició el 22 de marzo a las 14.45* La tasa de descarga propuesta


fue de 10 l/s. No obstante, el maquinista tuvo dificultades para mantener el motor
a vana, baja velocidad, en términos de revoluciones por minuto. Inicialmente, la tasa
de descarga varió de 10 a 11,1 l/s. Por último, a las 16.55 se trató de mantener
una tasa constante, pero el maquinista no pudo tener un control suficiente sobre el
motor y, después de 20 minutos de bombeo a un ritmo de 17 l/s, hubo que reducir tal
proporción a 10,6 1 y mantenerla durante el resto de la prueba. Esta prosiguió por
espacio de 17 horas, es decir, hasta las O7.45 del día 23. Los datos sobre recupe-
ración de nivel se recogieron durante un período de 24 horas.
199

En el curso de la prueba, se volvió a ensayar el Micromoulinet. No se obtuvo


ningún resultado porque, al parecer, el registrador no estaba funcionando bien*

Comportamiento durante la prueba

Agu.jero de observación No 1M

Las mediciones realizadas son, al parecer, válidas y abarcan datos de un perío-


do inicial.

Pozo de bombeo

Las mediciones realizadas son, al parecer, válidas y abarcan datos de un pe-


ríodo inicial.

SEGUNDA PRUEBA EN VILCAHUAURA

Después de los resultados poco satisfactorios obtenidos en Vilcahuaura, por lo


que respecta al agujero 2V, se trató de hacer una limpieza del mismo. Para ello, se
introdujo en el agujero un tubo de l/2 pulgada con el cual se comprobó la existen-
cia de placas de cieno de excavación y arenas a una profundidad de 15 m. Después de
unas cuatro horas de labor, el pozo quedó abierto y se pudo extraer agua con la bom-
ba. El bombeo prosiguió por un espacio de 10 horas, a raíz de las cuales se resolvió
hacer una segunda prueba.

Se trasladó luego el equipo de bombeo de Maní a Vilcahuaura y la prueba se inició


el martes 25, a las 10.05. La tasa de descarga se mantuvo constante, a 34 l/3, ^
prueba prosiguió por espacio de nueve horas, es decir, hasta las 19-05 del mismo
día. Se tomaron datos sobre recuperación de nivel durante un período de 50 minutos.

Comportamiento durante la prueba

Se tomaron mediciones en los agujeros de observación 2V y 3V y, además, en el


pozo de bombeo. Parece que todas estas mediciones son válidas y abarcan datos de los
respectivos períodos iniciales. El agujero 2V reaccionó claramente en relación con
la prueba realizada.
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PROJECT TEST WELL BTTB/OE®® Bf

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GRAPHICAL. SCALE

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TEST WELL "Cochinillo" OBS. WELL C-2 OBS. WELL C-

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PROJECT TEST WELL 8765/0259 St

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PLAN

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c

WELL LOG SECTION

LEGEND

CLAY, SILT

SAND

PERFORATED INTERVAL
po 0 o 0
GRAVEL
p. 0 oS

CEMENT SEAL DEPTH OF PLASTIC CASING


^s Appendix 1.3
207

Apéndice 2

BIBLIOGRAFÍA

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1963 • delayed yield from storage". Documento%6 693,Actas del Instituto
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