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FAO/#:88/PER 23
PERU
INFORME FINAL
Volumen
«i.»
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A
VOLÚMENES DEL INFORME FINAL
PERU
INFORME FINAL
Volumen III
Roma, 1970
s * •A 1JM9
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In
•A procedencia
fecha-
Ingreso 1280
número
E VEZUtoz/o^tf^
-p/D
PAO. Reoonooimianto sobr» el uao da aguas y tierras para al desarrollo
JE de la oüanoa dal río Huauraf Parú. Informa Final, Volumen IIIt
Hidrología y climatología, a hidrogeologia y geología aplicada a la
ingeniería. Roma, 1970» 207 P« 52 fig» (en carpeta aparta).
FA0/SF:tí8/PER 23»
EXTRACTO
La primera parte del volumen basada en la labor del experto dedicada a la hidrología
y a la climatología, estudia en detalle el régimen del río Huaura, sus caudales anuales y
mensuales, las variaciones diurnas del caudal, la frecuencia de las inundaciones, etc.,
ilustrados con cuadros de los registros anteriores y los actuales de la cuenca inferior y
los deducidos para la cuenca superior, utilizando, cuando ha sido necesario, datos compa-
rativos de otros ríos de la zona, de régimen similar, para suplir la falta de documentación,
ya que los amplios registros con que se cuenta -registros de más de 50 anos- pertenecen a
los tramos inferiores. Asimismo, se presentan los resultados de las investigaciones sobre
precisión de las sequías y se describen las características de las mareas en la desemboca-
dura del río Huaura.
Los capítulos dedicados a la climatología exponen los resultados de los estudios sobre
las precipitaciones, sobre la radiación y la iluminación solar, la presión barométrica y los
vientos. Se detalla también la red de estaciones climatológicas del área del Proyecto, su
emplazamiento, el manejo y los equipos correspondientes, y proporcionan datos climáticos
sobre la zona regada, completados con datos y registros sobre las precipitaciones ocultas
de Lachay y sobre la evaporación de las superficies de los embalses.
Completa esta segunda parte un detalle de la estimación de las obras requeridas y del
material conveniente para éstas, como así también indicaciones sobre las zonas de donde
pueden ser extraídos dichos materiales.
V
ÍNDICE
Página
Capítulo 1 - INTRODUCCIÓN 3
4.1 Introducción 25
4.2 La medición de la escorrentía 25
4-3 Estimación del caudal medio mensual y anual en las estaciones
de aforo 28
4.4 Estimación del rendimiento medio anual en los lugares donde
están emplazados los depósitos 28
5.1 Introducción 30
5.2 Relación entre el caudal del mes de enero y el del resto
del año 30
5.3 Análisis cuantitativo 30
11.1 Introducción
11.2 Los datos del río Rimac
11.3 Los datos del río Huaura
12.1 Evaporación
12.2 Temperatura
12.3 Humedad r e l a t i v a
12.4 Duración de la radiación y la iluminación solares
12.5 Temperatura del suelo
12.6 Presión barométrica
12.7 Vientos
12.8 Nieblas y precipitaciones ocultas en Lachay
13.1 Introducción
13.2 Datos disponibles
13*3 Conclusiones
Capítulo 14 - REGULACIÓN DE LOS CAUDALES
14.1 Introducción
14.2 Primer planteamiento del análisis de regulación
14.3 Segundo planteamiento del análisis de regulación
14.4 La elección de una solución de regulación
14.5 Regulación para energía hidroeléctrica
15.1 Introducción
15.2 Climatología
15.3 Hidrología
15.4 Conclusiones
Capítulo 16 - RECOMENDACIONES
LISTA DE CUADROS
Página
LISTA DE FIGURAS
Página
LISTA DE CUADROS
LISTA DE GRÁFICOS
LISTA DE DIBUJOS
1. Fisiografía
(Physiography)
2. Geología del área
(Aerial geology)
3. Cuencas de aguas subterráneas
(Groundwater basins)
4. Geología de la Llanura de Huacho con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - Llanura de Huacho)
5. Geología del valle del río Huaura con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - Valle del río Huaura)
6. Geología del área de Santa Rosa con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - Santa Rosa area)
7. Geología de las tierras bajas de San Felipe con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - San Felipe piedmont)
8. Geología del valle del río Chico con la ubicación de los pozos
(Geology and well locations - Valle del río Chico)
9. Geología de la pampa de Las Salinas
(Geology of pampa de Las Salinas)
10. Registros de los pozos perforados
(Logs of drilled wells)
11. Registros de los pozos de prueba y de los agujeros de exploración
(Logs of exploratory holes and test wells)
12. Sección geológica a lo largo del río Huaura
(Geologic section along the río Huaura)
XIV
HIDROLOGÍA Y CLIMATOLOGÍA
3
Capítulo 1
IHTROmCCIOT
La cuenca hidrográfica del río Huaura con sus afluentes está situada en las
laderas de la cordillera de los Andes del lado del Pacífico, que forman la divi-
soria continental. El mayor núcleo urbano de la cuenca es la ciudad de Huacho,
situada al 11° sur del ecuador y a 137 Ion al norte de Lima. Está limitada al
norte por las cuencas del río Supe y el río Pativiloa. Su límite oriental es la
propia divisoria continental, al otro lado de la cual se encuentran los cursos
superiores de tres de los ríos más importantes del Perú: Marañón, Huallaga y
Hantaro, los cuales afluyen al Amazonas. El límite meridional está formado por
la ouenoa del río Chanoay.
El punto más elevado de la cuenca del Huaura tiene una altitud de unos 3 600 m
siendo, a la vez, el pico más alto de la conocida Cordillera de Raura.
Fuera del valle propiamente dicho del río Huaura, y a lo largo de la franja
costera en dirección norte y sur, predomina el desierto y no subsiste vegetación
de ninguna índole. La franja costera está atravesada por arenas movedizas proce-
dentes de las playas, que se dirigen al interior bajo la acción del viento del
sur. Esta es la zona que se ha proyectado irrigar mediante la regulación de las
aguas del río Huaura.
6
Capitulo 2
DATOS HISTÓRICOS
Introduocién
Los datos, que han sido facilitados por la oficina del Administrador de Aguas
del valle del Huaurat en Huacho, se refieren a la desoarga instantánea medida cada
día, en general por la mañana.
Todas las mediciones se efectuaron en las proximidades da Sayón, muy por de-
bajo del limite efectivo de las lluvias*
El agua extraída por las tomas de riego situadas aguas arriba de la estación
de aforo puede considerarse insignificante.
Puente de Sayán; 1911 - 1938. Los datos sobre las descargas del río se han
obtenido mediante mediciones efectuadas diariamente con un flotador de superficie
y comprobadas ocasionalmente con un corrientímetro. Los aparatos de medición,
probablemente emplazados en el puente, fueron con seguridad arrastrados por las
aguas en 1923» cuando éste fue también arrastrado.
Las descargas medias mensuales obtenidas con la utilización de los datos del
río Rimac se señalan con un asterisco en el cuadro de las descargas medias mensua-
les (ver cuadro 2).
DESCARGAS AUUALES
Promedio
La descarga media del río Huaura en Sayán durante el período 1912 - 1967
asciende a 27,7 m3 por segundo.
Variabilidad
2.2 Desviación
Cuadro 1
Cuadro 2
Ano m3/s Ano m3/s Año m3/s Ano m3/s Ano m3/s
1912 21,6 1923 29,6 * 1934 26,0 1945 25,9 1956 23,2
1913 28,4 1924 24,5 * 1935 25,5 1946 39,1 1957 19,2
¡ 1914 34,0 1925 — 1936 21,3 1947 31,3 1958 17,1
1915 29,9 1926 22,9 1937 18,9 1948 28,7 1959 22,3
1916 29,7 1927 29,4 1938 23,7 1949 28,1 I960 17,7
1917 24,4 1928 28,5 1939 28,9 1950 23,5 1961 20,8
1918 37,5 1929 31,0 1940 31,0 1951 36,5 1962 25,3
1919 28,3 1930 37,0 1941 32,0 1952 39,4 1963 28,2
1920 29,5 1931 21,2 * 1942 27,1 1953 32,0 1964 27,4
1921 28,7 * 1932 29,7 1943 31,7 1954 32,6 1965 20,7
1922 27,2 * 1933 36,9 1944 29,2 1955 31,1 1966 19,7
1967: 32,9 m V s
* Datos derivados de la correlación con las corrientes mensuales del río Rimac.
Cuadro 3
1 28 0,5 2 28
2 9 0,25 4 14
3 5 0,125 8 17
4 3 0,0625 16 3
5 1 0,0312 32 1
6 1 0,0156 64 1
7 1 0,0078 128 0
Cuadro 4
(anos) nw/s mV B
75 15,6 40,2
100 15,0 40,8
200 13,6 42,2
500 12,0 44,0
Tendencia
DESCARGAS MENSUALES
Cuadro 5
DESCARGA MENSUAL
Nota; Los valores de estos parámetros estadísticos se han llevado hasta la terce-
ra cifra decimal en forma que puedan emplearse eventualmente para análisis de regre-
sión o correlación, asociándolos a los caudales de las cuencas colectoras superio-
res.
Cuadro 6
Durante un poco menos de dos anos de funcionamiento del registrador del nivel
del agua de Aleo, las variaciones diurnas máximas de las descargas fueron registrar-
das en los días 20 y 21 de febrero de 1967 (figura 12).
A las 10 de la mañana del 20 de febrero, la descarga que pasaba por Aleo era
de 75 m ^ P o r segundo. A las 8 de la tarde, se había llegado a un valor máximo de
135 m P o r segundo. Después, empezó inmediatamente a disminuir hasta alcanzar un
valor de 62 m3 por segundo a las 2 de la tarde del día 21, en que comenzó nuevamen-
te a subir hasta el máximo nocturno observado habitualmente.
Ano N
Anos E P M A M J J A s 0 N D
1946 71,8 84,0 94,5 64,0 30,4 16,6 11,4 11,3 10,6 15,0 1/ 21,0 1/ 38,5 JA
1947 44,8 52,9 87,0 39,4 33,1 25,5 12,8 11,0 10,6 14,2 17,3 27,0
1948 57,8 46,3 47,4 36 7 23,9 15,1 12,8 9,9 10,1 27,7 35,0 21,2
1949 60,6 33,4 65,6 48,5 28,2 19,0 15,3 11,3 11,2 10,4 20,5 12,8
1950 28,7 45,8 38,5 36,1 20,9 12,9 11,6 10,4 10,1 10,9 14,3 41,2
1951 37,4 71,3 96,8 54,6 21,2 18,5 14,9 11,6 11,2 12,6 43,5 45,0
1952 86,6 83,3 98,6 71,5 26,4 20,7 14,5 11,1 9,0 10,5 15,5 25,5
1953 39,5 71,5 60,6 60,4 35,6 22,1 12,8 9,1 8,9 12,5 22,7 28,6
1954 51,3 75,6 102,9 37,4 25,6 15,7 12,5 8,7 9,0 11,9 18,5 22,2
1955 42,6 79,5 94,4 48,8 29,3 13,5 11,7 10,2 8,8 9,2 8,9 16,8
1956 15,5 58,6 62,0 50,1 21,1 10,4 7,9 10,2 9,9 12,5 11,7 9,2
1957 16,6 45,0 36,6 32,0 15,6 11,8 10,1 10,1 9,8 11,1 13,8 17,9
1958 19,9 36,1 55,0 20,6 12,5 10,0 7,9 7,3 7,2 10,8 8,2 9,4
1959 9,9 59,3 57,1 41,0 19,5 10,8 9,2 7,2 6,9 9,2 9,3 27,7
I960 35,3 41,4 34,9 22,9 13,8 9,7 8,0 7,0 7,3 9,7 12,2 9,6
1961 25,2 43,4 40,4 17,8 17,4 11,8 8,7 8,0 8,1 8,9 19,1 41,3
1962 43,7 45,7 67,0 43,8 16,6 11,9 11,3 10,1 10,2 11,3 15,2 17,1
1963 38,1 50,0 69,3 41,8 18,9 12,9 10,2 10,6 10,6 10,4 24,4 40,9
1964 26,6 51,8 72,8 50,0 22,8 15,8 13,4 11,7 11,9 16,0 20,0 15,7
1965 24,0 42,3 65,5 24,3 13,8 11,5 10,7 9,9 9,9 10,3 11,6 14,1
1966 34,0 23,5 38,3 20,9 14,5 10,8 9,8 10,0 9,7 19,7 19,3 26,4
1967 34,2 84,7 89,9 38,4 22,5 17,1 15,8 14,4 14,3 21,7 19,7 21,9
1968 28,9 24,4 37,5
Capítulo 3
1.1 Introducción
Se trata en este capítulo de atribuir valores a las descargas máximas que pue-
de preverse se produzcan en el río Huaura con determinados intervalos de repeti-
ción.
La información disponible sobre los niveles del agua que se alcanzaron en 1925,
no es suficiente para justificar una estimación sobre el máximo volumen de las inun-
daciones. En todo caso, el conocimiento del valor de un fenómeno de este tipo no
permitiría extraer conclusión alguna en cuanto a los valores extremos de las inunda-
ciones producidas por una combinación de las lluvias de la sierra y las de la costa.
Cuadro 8
T = Período de retorno
P = Probabilidad
N = Número total de conceptos
m = Número de orden de los conceptos por orden de magnitud
descendiente.
2,33 117
10 176
50 232
100 258
200 283
1 000 340
j / Chow V.T. Frequency analysis of hydrologic data. Univ. Illinois Eng.Exp.Sta. Bull
414, julio 1953.
2/ Chow V.T. The log-probability law and its engineering applications Proc.Am.Soc.
Civil Engrs. Volumen 80, en rústica, 536 páginas, 1-25 noviembre 1954»
20
Cuadro 10
Huaura 49
Rimac 127 BUT 48
Pativilca 38 norte 28
Lurín 160 sur 23
Chillón 119 sur 46
Chancay 8? sur 28
Pisco 318 sur 38
Chico afluente del río Huaura 18
distancia oon respecto a la divisoria son casi idénticas. La cordillera que forma
la divisoria del río Rimac es tal ves por lo general un poco más baja y menos con-
tinua en el caso de la cuenca del Huaura* Ambas contienen un minero considerable
de lagos naturales y sus descargas medias anuales a largo plazo son idénticas.
1 Homogeneidad de la región
Cuadro 11
La figura 11 muestra que los puntos de todas las estaciones están situados ent-
ire las dos curvas de control, lo que indica una confiabilidad del 95 por ciento.
Por lo tanto puede considerarse que los datos son homogéneos, ya que los registros
de cada grupo difieren de cada uno de los otros en cantidades que pueden razonable-
mente atribuirse al factor aleatorio.
Los valores de las inundaciones obtenidos en esta forma se comparan con los
derivados únicamente de los datos del río Huaura.
Cuadro 12
3.1.6 Coincidencia de las inundaciones del rio Huaura y del rio Chico
Se han comparado las inundaciones del río Huaura y del rio Chico y ha podido
comprobarse que existe entre las dos escasa correlación* La posibilidad de que las
dos inundaciones coincidan no debe descartarse pero parece un tanto remota. Nuestra
breve experiencia sobre las lluvias en la cuenca hidrográfica superior demuestra
que comienzan generalmente en el sur de la zona y se encaminan hacia el norte. Aho-
ra bien, la cuenca del río Chico está situada al sur del río Huaura y el tiempo de
concentración del río Chico es inferior al del río Huaura. Por ello es probable
que el máximo del río Chico se alcance algunas horas antes que el del río Huaura.
Si las inundaciones de estos dos ríos coinciden, cabe esperar los valores siguien-
tes de la corriente máxima, aguas abajo de la confluencia.
Cuadro 13
3.1.7 Conclusiones
Importa poner de relieve el hecho de que a los efectos de definir los valores
de inundación sólo se han tenido en cuenta los fenómenos que tienen su origen en
las lluvias de la sierra. No existen registros que puedan permitir un análisis de
las inundaciones producidas por las tormentas tropicales que afectan a veces a la
costa del Perú. Los efectos de una inundación producida por las lluvias de la cos-
ta son conocidos por quienes presenciaron la catástrofe de 1925 y no puede dudarse
de que esas inundaciones alcanzan valores que son considerablemente superiores a
los que se han calculado aquí.
El grado en que tales corrientes se reducen por obra del almacenamiento regula-
torio, depende de los factores siguientes»
Puede verse por consiguiente que en las condiciones más favorables, las
corrientes de inundación sólo podrían reducirse entre un 6 y un 2 por ciento como
máximo cuando se disponga de la capacidad necesaria para absorber todas las corrien-
tes que entran en los depósitos y cuando la escorrentla que produce la inundación
se distribuya en la misma forma que la escorrentla normal.
Es evidente que no puede suponerse que esa situación se presente en todos los
casos y hay que contar con numerosas excepciones. Las cuencas colectoras no regu-
ladas pueden contribuir con una proporción mayor de la corriente total, el límite
de las lluvias puede alcanzar una altitud mucho más baja en el caso de inundaciones
extremas, y los depósitos pueden encontrarse llenos en el momento de la inundación.
Conclusiones
Capítulo 4
4.1 INTRODÜCCIOrr
Cuadro 14
Altitud Superficie de la
Estación cuenca En servicio desde
m lan2
La actual fase regresiva del ciclo glacial puede tender asimismo a aumentar
los rendimientos anuales de aquellas cuencas que contienen glaciares, principalmen-
te las de Surasaca y Fundición. En otras cuencas colectoras, el porcentaje de la
superficie cubierta de nieves eternas es insignificante.
27
Cuadro 15
1966
Diciembre 1,10
1967
1968
Nota; Todas las cifras de las corrientes se han corregido para tener en cuenta el
funcionamiento de los depósitos, siempre que ha sido posible.
Cuadro 16
Cuadro 17
ESTIMACIÓN DEL RENDIMIENTO MEDIO ANUAL EN LOS LUGARES DONDE ESTÁN EMPLAZADOS LOS
DEPÓSITOS
En muchos casos las superficies de las cuencas colectoras se han estimado con
ayuda de fotografías aéreas. En vista de los rápidos cambios en la elevación del
terreno, son inevitables los errores de escala considerables. Debe observarse que
estos errores de escala se elevan al cuadrado al derivar las superficies. Por lo
tanto debe hacerse un nuevo reajuste de los rendimientos cuando se pueda disponer
de mapas de las cuencas colectoras.
Cuadro 18
3/ Superficie medida en las hojas preliminares IGM a escala de 1:50 000 y 1:25 000.
Todas las demás superficies se han tomado de fotografías aéreas.
Capítulo 5
PREVISION DE U S SEQUÍAS
INTRODUCCIÓN
RELACIÓN ENTRE EL CAUDAL DEL MES DE ENERO Y EL DEL RESTO DEL AÑO
Como puede verse, es posible prever con gran exactitud, una vez^que se ha
computado la corriente natural de enero, si la corriente total del ano hidrológi-
co será superior a la corriente media o no llegará a alcanzarla.
ANÁLISIS CUANTITATIVO
31
Capitulo 6
ACARREO DE SEDIMENTOS
Introducei6n
Los aparatos para la medición directa del arrastre de fondo son por lo gene-
ral muy deficientes, y hasta el presente tienen escasa aplicación a los torrentes
montañosos tales como el río Huaura cuyas corrientes varían rápidamente y el arras-
tres de material constituye un proceso errático e irregular, siendo, por consi-
guiente, sumamente difícil definir en un momento determinado en qué consiste ese
arrastre. No obstante, con la ayuda de instrumentos de medición o de la. teoría
del movimiento del arrastre de fondo, las observaciones sobre el terreno proporcio-
nan información útil y en algunos casos, según veremos, una estimación cuantitativa.
En los afluentes superiores del río Huaura, donde están situados la mayor par-
te de los depósitos, el material del lecho fluvial da pocas señales de movimiento.
Las corrientes son muy pequeñas, y fluyen frecuentemente por encima de un lecho ro-
coso o de materiales glaciares de gran volumen con relación a la profundidad del
agua que los acarrea. En su mayor parte las cuencas están bien cubiertas por gra-
míneas de gran altitud, musgos y liqúenes. El agua de las corrientes es muy clara
o bien, cuando procede de determinados glaciares, está cargada con material de textu-
ra muy fina. La situación es muy semejante a la que existe en el nivel de los
"alpages" de verano en los Alpes.
i) Rumrooocha
ii) Shuoshapá
La corriente procedente del glaciar situado al este detrás del alto pico roco-
so fluye paralela al emplazamiento del embalse aguas abajo del mismo. Esta corrien-
te corre por encima de residuos morrénicos activos y no parece tener un lecho es-
table. Puede producirse gradualmente una situación que lleve a la corriente al la-
do derecho de su cono y más cerca del embalse. Su desviación no debe presentar
ningún problema.
Se ha supuesto que este volumen comprende sólo una pequeña proporción de mate-
rial movedizo en suspensión ya que todas las fracciones excepto las más gruesas
habrían sido lanzadas más allá del extremo inferior del depósito donde se producen
las velocidades más reducidas. En realidad las fracciones finas atraviesan direc-
tamente el estanque.
No debe darse por supuesto que esta contención efectiva del material de arras-
tre en Huayo sirva en forma alguna para reducir las cantidades que entran en el
emplazamiento de Yanamayo situado aguas abajo. La distancia entre los dos puntos
es más que suficiente para que el agua descargada que sale de Huayo recoja otra
carga completa antes de entrar en el emplazamiento de Yanamayo.
Aguas abajo de Sayán, la inclinación del río sigue siendo muy alta ya que en-
tre ese punto y la desembocadura en el océano la pendiente media es de irnos 15 m
por kilómetro. El canal fluvial es ondulado y se ve obstaculizado por bancos de
grava que a veces quedan estabilizados con vegetación arbórea. En muchos sitios,
el lecho principal se encuentra sólo ligeramente por debajo del nivel de los cam-
pos de cultivo. Algunos de esos campos constituyen en realidad el lecho de la
corriente principal.
1.3 Conclusiones
Todos los depósitos emplazados aguas abajo de Viroc en el río Churín y de Picoy
en el rio Checras perderán capacidad de almacenamiento debido a la entrada de mate-
riales sólidos.
2 SEDIMENTOS EN SUSPENSION
2.1 Introducción
Durante un período de un año se han estado tomando muestras de agua del río
Huaura en la estación de aforo de Aleo. El muestreo se realizó sumergiendo una
botella justo por debajo de la superficie cerca del centro de la corriente. Las
muestras fueron analizadas por el laboratorio de la S.I.P.A. de La Molina para com-
probar su concentración sólida y total. Se cree que los resultados pueden ser erró-
neos porque se devolvieron varias botellas de muestra en las cuales una parte de
los sedimentos no habían sido lavados. De junio a noviembre de 1967, los análisis
fueron efectuados por el hidrólogo.
Cuadro 19
1967
Capitulo T
Introducción
Esta decisión se puso en práctica antes de la llegada del hidrólogo y dio por
resultado la instalación de una cabina teleférica y un registrador del nivel del
agua en Aleo, a unos 100 m por encima del puente de carretera.
En vista de que no podía esperarse que la instalación sirviera para medir des-
cargas mayores de 80 m3 por segundo, en abril de 1966 se encargó un cable teleféri-
co OTT SK-4 capaz de suspender un corrientímetro de flotador de 100 kg.
Esta estación está emplazada a unos 500 m aguas arriba de la aldea de Picoy,
cerca de la estación climatológica del mismo nombre, en el área del Proyecto.
El medidor del nivel del agua está formado por dos elementos esmaltados, con
una longitud total de 2 m, fijados al soporte de la caja del registrador.
Esta estación está emplazada en el puente de Fundición, justo por encima del
cruce de carreteras que va al depósito de Surasaca.
La caja de acero del registrador está empotrada en el pilar derecho del puente
en el lado superior de la corriente. El instrumento, un Ledot OTT, es del mismo ti-
po que el instalado en Aleo.
Esta estación está formada por un canal de descarga Parshall de 8 pies, no afec-
tado por la reacción de la corriente aguas abajo.
Todo el caudal procedente del depósito, ya sea liberado o vertido, pasa por
este canal de descarga.
El medidor del nivel del agua, formado por dos elementos esmaltados de un me-
tro cada uno, está empotrado en un bloque de piedra de grandes dimensiones situado
a unos cuantos metros aguas abajo de la pasarela en la orilla derecha. El medidor
se lee tres veces al día a las 6.00, 14.00 y 22.0 hs, labor que efectiía el personal
de supervisión de la central eléctrica, que trabaja en tres tumos. El cero del me-
didor está conectado a una marca de referencia introducida en la parte superior del
muro de dirección de la orilla derecha en su extremo superior.
El medidor del nivel del agua está emplazado en la orilla izquierda, cerca
del registrador. Está formado por tres elementos esmaltados con tina longitud to-
tal de 3 m. El cero del medidor está conectado a una marca de referencia fijada
con cemento en la roca de la orilla derecha, aguas arriba del puente.
Las condiciones del aforo en Yauringa son sumamente difíciles. Existen mejo-
res emplazamientos aguas abajo de este lugar, pero están considerablemente afecta-
dos por las cantidades de agua de origen desconocido que pasan por un gran número
de tomas rústicas de irrigación.
Capitulo 8
Los movimientos de las mareas del océano Pacífico no afectan al régimen del
río Huaura, cuyo lecho tiene una pendiente muy escarpada hasta el miaño punto en
que entra en el océano.
Puede decirse que las mareas en la desembocadura del río Huaura presentan
las mismas características que la marea en el puerto de Huacho, situado en sus
proximidades.
Las tablas de mareas publicadas por el Coast and Geodetic Survey, del Depar-
tamento de Comercio de los Estados Unidos, contienen previsiones de las mareas
a lo largo de las costas occidentales de América del Norte y del Sur.
Las mareas en Huacho se prevén por referencia a la marea del Callao con la
cual guarda la relación siguiente:
Capitulo 9
El desierto del Perú, donde está emplazada la zona del Proyecto» se encuentra
en una región donde las masas de aire prevaleciente son las que descienden en
el subtrópico alto del Pacifico meridional. Este proceso de descenso da por re-
sultado un aumento de temperatura por expansión adiabática y una humedad relativa
baja que produce la desecación de las tierras a que afecta. Los efectos de las
variaciones anormales de la temperatura en las capas superiores del aires prolon-
gan las condiciones de aridez muy dentro de la zona de los vientos alisios del su-
reste. La inversión de los vientos alisios - variación anormal de la temperatura
en las capas atmosféricas superiores - tiende a suprimir el desarrollo vertical de
las nubes.
El clima tropical árido resultante está modificado sin embargo por la presen-
cia a lo largo de la costa de la corriente de Humboldt o del Perú. El movimiento
ascendente asociado con esta corriente fria suroriental produce temperaturas frias
en la costa inmediata y aumenta la estabilidad de las capas atmosféricas inferiores,
reduciendo con ello la tendencia a la formación de nubes y a las precipitaciones.
Sin embargo son frecuentes las nieblas de advección a lo largo de la costa, lo mis-
mo que la formación de estratos bajos. Este hecho, combinado con las temperaturas
más bajas, hace que disminuya la necesidad de agua de riego.
Las nieblas y l*s temperaturas más bajas inducidas por la corriente fría oceá-
nica modifican las condiciones de humedad en el distrito de Lachay de la zona del
Proyecto en la cuantía suficiente para permitir el crecimiento de algunas formas
elementales de vegetación. En otros puntos, la superficie es totalmente árida,
aunque sea bastante frecuente durante los meses de invierno una llovizna conocida
localmente con el nombre de "garúa".
^
45
Capitulo 10
10.1.3 Capacitación
Como se observó que el cinturón de nubes era más persistente en las cercanías
de la costa, se decidió emplazar una estación en Humaya, lugar que se considera
como punto de transición entre el cinturón de nubes persistente y la zona de persis-
tencia nubosa de gran variación situada al este.
Alcantarilla C.A.P.
Santa Rosa C.A.O.
Andahuasi C.A.O.
Lachay C.A.O. y una cadena de captadoras de neblina
Camay P.É./C.A.O.
Humaya P.E./CA.O.
Todas las estaciones están equipadas con termometria aérea completa, cubetas
de evaporación de la clase A y heliógrafos.
La cuenca hidrográfica del rio Huaura y sus afluentes está situada en las pen-
dientes del lado del Pacífico de la divisoria continental y se considera que todas
las precipitaciones tienen su origen en el costado atlántico de esta divisoria.
Por lo tanto cabe esperar que las precipitaciones disminuyan conforme a la distan-
cia respecto de la divisoria y a la altitud.
Puede haber precipitaciones en todas las ¿pocas del año, pero la mayor parte
se produce durante el periodo de octubre a abril con un máximo registrado general-
mente en el mes de marzo, como puede verse por la conformación de la corriente
anual del río Huaura.
Capítulo 11
11.1 lUTROBÜCCIOfl
_Los datos compilados por las estaciones del proyecto representan poco más de
un año de observaciones en la mayor parte de los emplazamientos* Sin embargo, se
ha deducido que las precipitaciones están distribuidas de una manera bastante uni-
forme en las cuencas colectoras altas que alimentan a los lugares de emplazamiento
de los posibles depósitos. No se tienen pruebas bastantes que justifiquen la apli-
cación de las precipitaciones anuales variables a cada una de las cuencas para el
cálculo de los probables rendimientos para los depósitos. A medida que se vaya
disponiendo de nuevos datos, se podrá modificar este supuesto en la fase prepara-
toria.
Tres pluviómetros, instalados en los traraos superiores del río Santa Eulalia,
afluente del río Rimac, han dado los registros siguientes:
Cuadro 20
Cuadro 21
E F M A M J J A S 0 N D
Cuadro 21 (cont.)
E P M A M J J- A S 0 H D
1967 122,1 181,1 167,6 44,0 35,1 7,7 39,5 49,6 38,1 141,5- 58,0 79,7l
1968 122,8 95,8 144,2
1967 136,0 189,2 196,4 45,3 28,9 5,0 19,5 16,0 44,1 107,7 39,4 105,1
1968 139,3 90,2 131,9
Cuadro 21 (cont.)
E P M A M J J A S 0 H S
1967 133,7 176,5 146,8 25,0 31,5 11,6 29,7 24,0 23,7 100,5 43,2 70,4
1968 104,1 81,6 133,0
OTÓN 3 725 m, pluviómetro y pluviógrafo diarios
1967 89,1 163,0 113,0 14,6 12,4 1,2 21,8 15,4 16,3 97,8 20,6 58,0
1968 66,9 55,7 81,3
1967 61,9 106,1 66,2 5,4 0,9 13,3 3,2 - - 29,6 5,6 Hf6
1968 23,6 30,8
C a p i t u l o 12
12.1 EVAPORACIÓN
Cuadro 22
mm/día 0
C mm/día 0
C mm/día 0
C mm/día 0C mm/día 0
C mm/día 0C
1967
P 6,1 24,2 5,3 23,2 6,5 24,2 24,2
M 5,7 22,8 6,0 22,8 6,5 23,6 23,2
A 6,0 22,4 6,0 22,4 6,6 23,2 22,5
M 3,9 19,4 4,8 20,0 4,4 20,0 19,4 2,4
J 1,9 16,0 3,6 16,4 2,9 16,4 13,9 1,5 14,2
J 1,5 15,7 3,4 15,8 2,2 15,7 15,6 19,9 0,6 13,2
A 2 , 4 15,8 4,3 16,1 3,1 15,8 16,3 13,9 1,1 12,8
S 3,2 16,3 5,0 17,2 4,3 16,8 16,8 15,4 1,1 13,2
0 4 , 6 17,3 5,7 18,4 5,8 17,9 5,9 17,9 4 , 6 16,2 2,4 14,4
N 4 , 6 - 18,0 5,8 18,2 5,6 18,4 5,3 18,0 3,8 17,1 3,3 16,0
D 5,8 19,9 6,4 20,0 6,0 20,5 5,3 19,8 5,4 18,2 4,1 18,2
1968
E 6,2 24,2 7,1 22,4 6,1 22,7 5,3 22,5 5,8 20,5 5,3 20,6
P 6,4 22,6 8,0 23,2 7,4 23,6 7,2 23,6 5,6 21,4 6,7 21,2
M 5,5 21,6 7,4 22,7 6,6 23,0 8,1 22,1 5,0 20,6 6,1 20,9
55
Cuadro 23
1967 ALCANTAI{ILLA
F 6,1 3,8
M 5,7 2,2 2,9 5,6
A 6,0 2,7 3,2 4,5 4,9 5,1
M 3,9 1,7 1,9 2,8 3,3 3,0
J 1,9 2,0 0,9 1,0 1,5 1,6 1,6
J 1,5 1,5 0,8 0,9 1,4 1,8 1,5
A 2,4 2,3 1,1 1,2 1,9 1,9 2,0
S 3,2 2,7 1,4 1,4 2,4 2,6 2,7
0 4,6 3,7 1,9 2,0 3,3 3,3 3,5
N 4,6 3,7 2,0 2,0 3,3 3,5 3,6
D 5,8 4,3 2,4 2,6 4,2 4,3 4,7
11968
E 6,2 4,5 2,7 2,9 3,5 5,0 5,2
F 6,4 4,8 2,8 3,1 4,8 4,9 5,4
M 5,5 3,9 1,9 2,0 3,5 3,4 3,7
1967 SANTA ROSA
F 6,6 3,4
M 6,5 3,3
A 6,6 3,5 4,9 5,4 6,6
M 4,4 2,2 3,2 3,8 3,6
J 2,9 3,4 1,3 1,1 1,7 1,8 1,9
J 2,2 2,9 0,9 1,0 1,2 1,2 1,5
A 3,1 3,7 1,2 1,0 1,8 2,0 1,9
S 4,3 3,5 1,8 1,4 2,6 2,6 2,6
0 5,8 4,6 2,2 2,1 3,4 3,3 3,4
N 5,6 4,0 2,1 1,8 3,0 3,5 3,7
D 6,0 4,9 2,3 2,8 3,5 3,8 4,1
1968
E 6,1 4,8 2,9 3,6 4,6 5,2 5,2
F 7,4 5,4 4,0 5,3 6,2 6,5
M 6,6 5,0 4,1 4,9 5,0 5,2
56
Cuadro 24
12.2 TEMPERATURA
máx. mín. media máx. mín. media máx. mín. media máx. mín. media máx. mín. media máx. mín. media
1967
1968
E 27,5 17,4 22,4 28,6 16,3 22,4 27,9 17,5 22,7 28,3 16,7 22,5 24,7 17,2 20,5 24,3 17,0 20,6
P 27,7 17,6 22,6 29,1 17,3 23,2 29,2 18,1 23,6 29,9 17,2 23,6 25,4 17,4 21,4 25,0 17,5 21,2
M 26,2 17,0 21,6 28,5 16,8 22,7 28,3 17,6 23,0 20,1 17,1 32,1 23,9 17,9 20,6 24,9 16,8 20,9
Cuadro 26
máx. mín. suelo máx. mín. suelo máx. mín. suelo máx. mín. máx. mín. suelo máx. mín. suelo
1967
E 31,0 16,0
P 30,6 17,2 16,1 29,3 16,9 31,1 18,1 31,4 18,4
M 29,6 16,0 14,7 29,9 14,9 30,8 15,4 14,7 31,2 16,2
A 31,2 15,6 14,6 30,0 14,4 13,1 31,9 15,4 14,8 30,2 15,0
M 28,0 13,0 11,9 28,6 11,8 10,8 29,9 11,4 10,8 27,0 11,8
J 23,3 9,9 9,0 25,6 7,6 6,5 24,2 9,7 8,4 19,0 8,0 20,6 10,2
J 22,0 13,0 13,0 25,4 9,2 7,8 26,0 11,1 10,4 20,0 11,8 17,0 11,4
A 2,0 10,0 9,0 25,7 7,2 6,4 24,1 10,2 9,4 23,2 10,0 19,2 11,2 16,6 11,0 11,9
S 21,6 11,5 9,8 26,0 9,9 8,6 25,2 10,8 9,8 23,8 11,2 19,3 13,0 11,0 18,8 11,0 11,9
0 23,0 11,2 10,0 27,5 10,4 10,0 26,0 11,2 10,3 25,0 10,6 20,2 11,6 10,0 19,6 11,0 12,4
M 23,8 10,7 9,4 27,2 9,2 8,3 27,0 10,5 9,0 26,8 9,9 20,8 11,6 8,6 20,8 11,2 13,2
D 27,0 12,6 11,6 29,2 11,4 10,2 28,9 13,2 12,2 27,5 12,6 24,0 13,5 11,4 23,4 13,6 14,6
1968
E 29,4 15,0 16,6 31,3 12,5 15,5 30,0 15,1 16,6 31,0 14,7 28,0 15,0 13,0 26,4 15,4 16,4
F 29,6 15,2 16,7 31,5 14,5 16,1 31,8 15,8 16,8 31,6 14,6 27,6 15,0 13,2 30,2 16,0 16,6
M 29,2 15,7 16,6 30,2 15,2 15,8 31,0 15,4 16,6 31,6 15,2 25,6 16,0 13,4 27,6 15,0 16,1
59
en 1945, en que fue trasladada desde la Casa Azul del Parque de la Reserva a su em-
plazamiento actual en el Campo de Marte. Las dos series deben estudiarse por sepa-
rado ya que presentan una falta de homogeneidad que, sin un análisis detenido, no
puede meramente atribuirse a cambios climáticos.
Cuadro 27
Cuadro 28
1967
E 91 62 78
P 87 58 73 87 55 69
M 93 63 78 87 56 70 85 52 66
A 90 59 76 87 52 68 78 48 63
M 91 70 81 93 60 78 89 60 76
J 93 80 87 98 67 85 95 71 85 99 88 95
J 93 79 87 98 69 87 95 75 86 10095 98
A 92 76 85 98 63 82 95 71 85 10094 97
S 93 72 84 97 60 81 94 64 82 10095 98
0 90 68 81 96 55 77 93 56 75 10085 94
N 88 68 80 94 57 77 92 61 77 98 75 89
D 86 64 76 92 54 74 88 57 74 94 73 83
1968
E 88 59 75 88 50 68 86 51 69 92 67 83
P 91 61 75 86 49 65 86 46 65 89 67 81
M 94 66 81 87 49 67 87 50 66 89 65 81
Cuadro 29
1967
E 455 34
P 494 44 30 43
M 494 45 45 51
A 475 68 477 66 504 70
M 362 50 458 69 424 67
J 229 20 411 65 365 55 12
J 155 6 400 55 288 33 0
A 243 23 472 70 388 49 5 7
S 297 28 542 69 481 57 69 12 5
0 427 48 559 66 533 63 58 38 16
N 420 45 582 67 529 61 60 41 25
D 461 57 558 68 533 67 56 56 45
1968
E 521 57 534 63 518 56 56 63 55
P 529 65 538 56 548 66 62 61 63
H 503 66 544 63 538 69 73 65 67
12.4-2 Comparación de las horas de iluminación solar en Lima con las estaciones del
perímetro de irrigación del proyecto de Huaura
Cuadro 30
2 5 10 20 30 50 y 100 cm
2 5 10 y 20 cm
12.7 VIEMTOS
Cuadro 31
1967
P 208 67 65 90
M 161 61 182 55 72
A 174 66 173 38 I84 67
M 178 60 170 40 56 97
J 165 52 160 37 152 57 103
J 187 51 154 37 138 54 94
A 200 59 169 41 162 63 77 148 86
S 226 75 I84 46 177 70 90 202 87
0 244 78 191 48 190 79 86 201 81
N 248 80 188 47 197 83 47 78 220 96
D 250 78 187 47 195 72 32 60 215 103
¡1968
E 228 56 214 55 188 69 25 56 195 99
F 168 53 247 66 186 69 47 58 182 94
M 153 36 230 61 54 79 39 150 77
Cuadro 32
1967 1968
P H A M J J A S 0 N D E P
ALCANTARILLA
N 1 3 9 7 3 1 4 1 1 2 6 5
DE 1 — 2 2 1 1 — — 1 1 1 2
E 2 5 9 4 6 1 2 - - 4 7 8
SE 4 2 4 5 3 2 2 — 2 3 3 2
S 31 13 14 26 26 50 44 49 48 44 40 34
SO 14 12 9 15 25 24 21 26 22 19 13 11
0 27 44 37 30 32 17 21 22 22 24 19 24
NO 7 12 15 9 3 3 4 2 3 3 7 12
Calma 13 9 1 2 1 1 1 4 1 4 2
SANTA ROSA
N 3 9 2 4 8 10 15 2 8 4
DE _ _ 1 1 2 1 _ — 1 _
E 18 10 18 6 3 8 4 4 11 11
SE 27 20 8 22 17 17 18 31 32 23
S 4 8 12 5 10 8 18 11 6 3
SO 3 2 4 1 1 _ 1 4 7 4
0 30 22 8 7 13 15 24 26 28 31
NO 11 29 41 51 44 40 18 17 5 8
Calma 4 ~ 6 3 2 1 3 5 2 16
12.8.1 Introducción
Esta región tiene un topo-clima muy localizado que se caracteriza por la pre-
sencia de neblina al nivel del suelo durante 8 a 9 meses del año. La humedad y la
precipitación oculta son suficientes para sostener unas 150 ha de bosques dispersos.
Al parecer se han cultivado con algún éxito patatas y cereales en esta zona.
Los pluviómetros son instrumentos Fuese standard de 200 era2 pero uno de cada
pareja está coronado por un captador de neblina Fuess. El captador de neblina
Fuess consiste en un cilindro de tela metálica montada en tres pies que se ajusta
al borde del pluviómetro en forma tal que la humedad que se acumula en el cilindro
de tela metálica en cantidad suficiente para superar la tensión superficial cae
dentro del pluviómetro.
La superficie total del cilindro de tela metálica es de 600 cm^. La tela me-
tálica está pintada de gris metalizado, igual que el pluviómetro.
Cuadro 33
PRECIPITACIÓN EN LACHAY EN mm
1967
J 9,5 68,9 15,9 74,8 16,0 106,9
J 27,6 128,8 26,0 134,3 40,3 135,8 45,1 153,0
A 16,1 91,5 17,1 100,0 23,4 118,8 29,3 167,6
S 25,2 153,5 30,7 145,8 34,2 166,9 38,3 170,5
0 6,2 37,2 7,8 45,4 9,3 47,3 10,5 34,9
N 2,2 16,9 2,1 21,5 4,7 21,9 5,4 16,4
D 5,7 14,9 5,7 16,6 6,0 15,7 6,4 13,7
1968
E 0 7,0 0 7,8 0 5,2 0 3,3
F 0 0,3 0 0,3 0 0,4 0 0,5
M 0 2,0 0 1,2 0 0,4 0 0,1
l/ P.L. m Pluviómetro.
Capitulo 13
13.1 INTRODUCCIÓN
y Meyer A.P. Computing run-off from rainfall and other physical data. Trans.
Am. Soc. Civil Engrs. vol. 79 pp. 1 056-1'I55, 1915.
2/ Datos amablemente facilitados por la Corporación Peruana del Santa y por la
Motor Columbus S.A.
67
Cuadro 34
| Evaporación (mm)
Temperatura Conococha Lampas Alto Lampas Bajo Media
Mes
0 4 080 m 4 030 m 3 950 m
c
Debido a la experiencia obtenida con instrumentos del mismo tipo que los uti-
lizados en las tres estaciones costeras de la red del proyecto, aun habiendo ope-
rado en un régimen de temperaturas mucho más alto, se podría calcular que la eva-
poración anual equivalente medida con una cubeta de la clase A habría sido del or-
den de 1 500 mm.
Surasaca 4 355 m
Cochaquillo 4 409 m
Oyón 3 725 m
Picoy 3 025 m
13.3 CONCLUSIONES
Cuadro 35
1967
F 76,5 9,5
M 4,4 75,9 8,9
A 4,2 88,4 9,9
M 4,4 92,2 10,3
J 2,8 97,2 10,0
J 118,5 3,1 104,8 8,9
A 107,0 3,2 7,6 118,1 9,7 165,0
S 99,5 3,8 9,1 6,4 140,3 10,2 180,0 12,3
0 72,5 4,2 9,3 93,0 5,4 111,2 10,4 129,5 12,1
N 108,1 4,6 9,0 121,8 5,4 140,2 9,3 149,1 11,2
D 95,3 4,1 9,2 136,4 5,3 156,1 10,1 169,5 12,0
1968
E 142,5 4,1 8,9 93,0 4,9 103,8 10,2 120,9 12,0
F 92,8 4,1 7,6 118,9 93,2 9,4 99,5 11,6
M 86,0 74,5
Cuadro 36
E 71,6 J 91,5
F 55,9 A 97,9
M 63,7 S 91,9
A 62,8 0 86,0
M 71,8 N 84,5
J 81,1 D 84,8
Capítulo 14
14.1 INTRODÜCCiaH
Una comparación entre la distribución anual del caudal del río Huaura y la
distribución de la demanda anual de agua de riego permite comprobar que sólo se
puede atender a esa demanda mediante la regulación del caudal por medio de depó-
sitos de almacenamiento.
a) la superficie a regar;
14.2.1 La demanda
Cuadro 37
DEMAMDA DE RIEGO
32 000 ha 46 200 ha
Mes l/ha Fase 1 l/ha Fase 2
e=60# m3/s e=7C$ e=70f0 y 60$
14.2.2.1 32 000 ha
14.2.2.2 46 200 ha
En el cuadro siguiente se muestra que en cualquier mes del año se pueden pro-
ducir déficits en el caudal.
Cuadro 38
Ha E P H A M J J A S 0 N D
32 000 85 96 100 96 85 75 75 29 14 35 53 67
46 200 62 89 97 87 49 18 7 2 0 5 18 38
14.2.4 Volumen de agua que ha de liberarse de los depósitos para atender al déficit
de riego
Los volíonenes liberados varían entre un máximo de 170 Mm^ 7,un mínimo de 0 pa-
ra 32 000 ha y entre 320 y 40 Mm3 para 46 200 ha (lMm3 - 1 i 10° m^). Las dis-
tribuciones según las frecuencias indican un sesgo pronunciado y puede verse que
los volúmenes liberados aumentan con gran rapidez para atender a las deficiencias
más marcadas*
El incremento del volumen liberado para atender a las cuatro series peores
de déficit mensuales es del 100 por ciento para 32 000 ha y del 60 por ciento pa-
ra 46 200 ha.
Siempre que los excedentes acumulados de una serie seem menores que las defi-
ciencias acumuladas de la serie inmediatamente siguiente, sólo se puede atender
a la demanda con existencias procedentes de un ano anterior, es decir, del almace-
namiento interanual.
La posibilidad de que el déficit más alto vaya precedido por el excedente más
bajo es muy real. Como el período del ciclo es aproximadamente igual a un ano hi-
drológico, la probabilidad de coincidencia es muy elevada.
Cuadro 39
66,5-38, ^-36,4-39,6+43,4-67,8
Como puede verse, l a parte del d é f i c i t que se produce entre a b r i l 1958 7 ene-
ro 1959 se atiende con el agua almacenada antes de a b r i l 1956 y durante ese perío-
do de tiempo un volumen determinado de agua se habrá evaporado de l o s depósitos.
Puede hacerse un cálculo de l a s pérdidas por evaporación en l a forma siguien-
te:
Se supone para nuestros fines que l a relación volumen-superficie de los depó-
s i t o s de almacenamiento en l a v e r t i e n t e del Pacífico de l a divisoria será análoga
a l a s de Surasaca y Cochaquillo combinados.
Area aproximada de l a superficie del agua 0,075 km^Mm^
Se supondrá que el índice de evaporación es de 1,2 m/año y que los depósitos
contienen en todo momento dos t e r c i o s de su capacidad t o t a l .
La pérdida por Mm3 de capacidad de almacenamiento será entonces de
2/3 x 1,2 x 0,075 - 0»06 Mm^/año
La duración de a r r a s t r e del agua de a b r i l 1956 a enero 1959 es de 34 me-
ses o 2,8 años.
La pérdida por Mm3 de capacidad de almacenamiento durante este período es
pues de
0,06 x 2,8 = 0,168 Mm3
La capacidad total del depósito para atender a la demanda total de 32 000 ha
en todo momento tendría pues que ser de
Cuadro 40
ii) 98 Mm3. Las deficiencias se producen en enero de 1957 (32 por ciento), no-
viembre de 1958 (38 por ciento), diciembre de 1958 (56 por ciento) y enero de 1959
(59 por ciento).
A los efectos del análisis anterior sólo se han tenido en cuenta los exceden-
tes, las deficiencias y la evaporación. Ahora es preciso examinar la posibilidad
de desviar directamente los caudales excedentes a los depósitos. Ello dependerá
del grado de control que pueda esperarse ejercer sobre las corrientes disponibles.
K • k^ + kg + ... kjj
(k-L + k 2 + ... k j Q
14.2.7 Definición del factor de regulación K para atender a una demanda determinada
Qd - Q - I
Se ha visto antes que sólo una fracción de la corriente de Sayán pasa a través
de los emplazamientos de los depósitos y que esta fracción es proporcional al fac-
tor de regulación K.
El ejemplo siguiente servirá para mostrar el efecto de una reducción del fac-
tor de regulación (superficie: 32 000 ha).
77
Q d « Q - I = 29,4 m3/s
K - f f ^ - 0,53
Jsi
vi - T -V
14«2.12 El factor de regulación óptimo para una capacidad mínima del depósito
El límite de este análisis viene impuesto por los valores de los caudales
anuales debajo de los cuales se hace necesario un almacenamiento interanual. Cuan-
do el caudal anual es inferior a la demanda media anual, el análisis resulta impre-
ciso, ya que cada caso presentará una solución diferente que depende del valor de
la corriente en el ano o años anteriores.
1 400 Mm3 para 46 200 ha, basta para indicar que o bien deben aceptarse fiábilida-
des más reducidas o debe recurrirse a otras fuentes de agua tales como.las aguas
subterráneas o la escorrentia de una cuenca hidrográfica vecina.
14.2.13 Conclusiones
14.3.1.1 Introducción
Los resultados obtenidos con una combinación de esas tres variantes se com-
prueban haciendo funcionar el sistema mes por mes en forma continua desde 1911 a
1966. El resultado se evaltia sobre la base del número, la distribución y la gra-
vedad de los fVill o<3 or] a+orider » la doma-^da +r.+ n1 .
80
El módulo impreso se compone de 12 columnas que hacen uso casi total dé la ca-
pacidad de impresión de la máquina. Estas colvimnas representan por su orden lo si-
guiente :
a) Ano
b) Mes
c) Demanda de riego, I
d) Caudal, Q
e) Corriente al depósito, Q r = KQ
f) Q - Qr
g) Volumen almacenado: RES
h) Corriente que rebasa del vertedero: VERT
i) Déficit con respecto a la demanda: DEFICIT
j) Corriente no controlada: PERDIDA.
k) Pérdida + vertimiento
l) Déficit expresado como coeficiente de la relación déficit/demanda
Para facilitar la confrontación, cada serie anual va precedida por una línea
en que se indica el número de corriente K, la demanda de enero y la capacidad del
depósito (SQR).
Q - Q R ^ I
totalmente liberada si
Q-^ I
y parcialmente liberada si
Q^*- I : > Q - QR
Cuando RES+QR excede del límite (SQR) escogido para la capacidad del depósi-
to, el exceso se vierte (VERT).
Cuando Q -=£, I la diferencia se libera del depósito hasta que RES • 0 y el de-
ficit resultante se imprime (DEFICIT).
Cuadro 4 1
32 000 0 0 —
50 0,06 Estado actual
0,08
0,10
66 0,06
0,08
0,10
0,12 + Patón 16 Mm3
76 0,10
0,12 + Patón 26 Mm3
100 0,08
0,10
0,12
1,00 Depósito del río principal
150 0,40 Aproximadamente 15 depósitos con capa-
cidad de 10 Mm3 cada uno
150 0,40 -
Cuadro 42
Ha
x 103
Mm3
depósito
1* K
años que presenta déficit i/guales 0
0 1 io#
inferiores a
20$ 1 30$ 1 4056 I 5C# 1
25 0 0 75 45 20 11 9 2
32 0 0 96 89 76 63 38 28
50 0,06 33 33 25 20 14 11
0^08 29 27 24 19 13 9
0,10 29 27 24 18 11 9
66 0,06 26 24 20 16 1
3 9
0,08 26 22 20 16 1
3 9
0,10 22 20 18 1
5 9 8
0,12 22 20 17 13 1 9 1 8
76 0,10 18 18 15 1
3 9 8
0,12 18 18 13 11 9 8
100 0,08 17 15 15 11 9 7
0,10 15 15 13 11 9 7
0,12 13 13 13 11 9 7
1,00 6 6 4 2 2 2
150 0,4 2 2 2 2 2 0
37,0 100 0,1 25 15 25 24 17 13
150 0,4 11 9 9 9 9 7
40,0 150 0,4 16 16 16 13 11 8
43,0 150 0,4 18 18 18 1
5 11 8
46,2 150 0,4 33 29 28 24 20 15
200 0,3 24 22 22 22 20 17
0,4 22 20 18 17 16 11
49,2 100 0,12 78 71 67 60 49 29
150 0,4 44 40 35 31 25 22
200 0,3 37 32 30 26 24 21
0,4 27 24 22 22 20 13
250 0,4 25 22 22 22 20 13
Nota: No es posible presentar aquí todos los resultados de las 28 pruebas diferen-
tes del modelo; los impresos originales pueden verse en el archivo de hidro-
logía. Sin embargo, el cuadro anterior presenta los resultados básicos de
cada una de las soluciones investigadas. La medición de los resultados que
se ha escogido es el número de años durante los cuales no se presentaron dé-
ficit o, si se presentaron, la gravedad del déficit máximo.
83
o) Suprimir Q-QR, que pooas veces tiene interés y puede deducirse por ins-
pección.
d) Sumar las series de déficit.
e) Sumar las series de pérdidas.
f) Imprimir el valor ideal de K para cada mes.
g) Reducir el valor mensual de RES por las pérdidas de evaporación en pro-
porción a RES cuando se conozca la topografía de una solución. En esta
reducción debe tenerse en cuenta el índice de evaporación de cada mes
basado en las mediciones.
h) Variar el valor de K todos los meses cuando se disponga de mediciones su-
ficientes para definir la distribución anual del factor de regulación.
Se efectuaron pruebas para examinar los resultados obtenidos con una serie de
volúmenes de depósitos variables entre 0 y 250 Mm3 para superficies de irrigación
de 25 000 a 49 200 ha con factores de regulación en la escala de 0 a 1.
14.4.1 32 000 ha
14.4.1.1 Solución 1
14.4.1-2 Solttcián 2
las bombas no trabajan y las esclusas del depósito están cerradas hasta que
U.4.1.3 Solución 3
Capacidad del depósito 76 Min3 Factor de regulación 0,12
Capacidad de bombeo 2 m3/s
Una reducción de la capacidad del depósito de 200 a 150 ^!i-> sin alterar el
factor de regulación de 0,4, habría producido déficit en esos aiete anos pero los
resultados durante los anos que produjeran déficit con 200 M"1^ habrían sufrido muy
pocos cambios.
Se puede deducir de los mapas preliminares, en loa que no está totalmente re-
presentada la cuenca del Punrun, que la superficie de la cuenca es de 260 km .
86
Cuadro 4 3
1917 9 12 A 10 34 A
1926 12 13 A
1931 12 13
1936 5 3 A 7 11 A 8 24 A
9 39 A 10 38 11 43 12 2
1937 1 51 2 47 6 17 1 40 2 37
7 27 8 40 9 51 9 19 10 29
10 47 11 34 12 16 11 18 12 3
1938 1 34 12 50 - 1 4A 1 23 12 24
1939 1 10
1950 10 20 A 11 43
1956 1 40 A 12 49
1957 1 52 6 27 7 40 1 31
8 42 9 49 10 49 11 25
11 45 12 40 12 27
1958 1 42 2 3 6 47 1 31 A 1 31 7 17
7 53 8 58 9 62 10 11 8 35 10 33
» 10 50 11 67 12 68 11 52 9 42 11 52
12 55 12 55
1959 1 71 10 8 11 63 1 60 1 60 10 2
12 7 11 47
i960 4 13 5 41 6 48 12 55 A 8 29 9 42
7 43 8 60 9 62 10 38 11 36
10 55 11 51 12 68 12 55
1961 1 27 4 7 5 25 1 16 1 16
6 37 7 49 8 54 9 10 9 37
9 58 10 59 11 24 10 41 10 41
11 8 11 8
1962 12 6 12 19
1965 10 38 11 53 12 53 10 29 11 38
12 40
1966 1 1 2 36 4 24 2 14 2 17
5 38 6 42 7 42 5 9 5 9
8 42 9 49 10 10 6 22 6 22
11 23 12 12 7 19 7 19
8 20 8 20
9 25 9 24
Suponiendo que el rendimiento de esta cuenca sea al menos tan grande como el
de una superficie equivalente en la cuenca del Huaura sitiada en las pendientes
que se suponen más secas de la misma divisoria, parecería posible que la cuenca
del Punrun tuviera un rendimiento igual a 3/10 de la del río Huaura. Ello supone
1 500 mm de precipitaciones y un coeficiente de escorrentía de 0,67 por término
medio.
Para poder utilizar este volumen de agua para riego en el valle del Huaura,
habría que trazar un túnel desde un punto situado por debajo de la superficie ac-
tual del lago Punrun hasta un punto del valle de Chacras situado justo por debajo
del emplazamiento propuesto para la presa de Chalgo. El túnel debiera tener una
longitud de 10,3 km*
Esta propuesta de desviar el agua del Punrun al valle del río Huaura tropeza-
rá sin duda con una oposición considerable, ya que la corriente dirigida al plan
hidroeléctrico de Mantaro quedaría naturalmente reducida en el volumen desviado.
Pueden presentarse varios argumentos para contestar a esta objeción.
El Dr. P. Boner realizó a comienzos del decenio de 1950 un breve estudio del
potencial energético del río Huaura. La propuesta presentada por el Dr. P. Boner
fue la de aplicar un plan en tres fases con dos centrales de energía emplazadas en
la confluencia de los ríos Checras y Churín y en las proximidades de Sayán.
Se recordará que la demanda de riego varia de un mes a otro según lae condi-
ciones climáticas.
14.5.4 Regulación para atender a las máximas demandas diurnas de energía eléctrica
Por ello se necesita una regulación diurna, que lleve consigo la provisión de
capacidad de almacenamiento cerca de los canales de entrada a la central de energía.
14.5.5 Conclusiones
Capitulo 15
15.1 INTROIUCCIOir
15.2 CLIMATOLOGÍA
15.3 HIDROLOGÍA
15.3.1 Hidrómetra
15.4 CONCLÜSIOBES
Capitulo 16
RECOMENDACIOMES
16.1.1 Precipitaciones
Se ha dado por supuesto que las lluvias están distribuidss por igual en todas
las cuencas colectoras de gran altitud donde están emplazados los depósitos. La
observación de las precipitaciones debe proseguir en todas las estaciones hasta
que se haya demostrado que esta hipótesis es exacta o inexacta.
16.1.2. Caudal
7 3 3^7
96
16.2.2.4 Conductores
Se necesitan dos conductores para los dos vehículos utilizados en común Con
los servicios de hidrología.
Se recomienda por consiguiente que el ingeniero delegado por el SAH para diri-
gir la red de estaciones de Huaura siga recibiendo el apoyo total del Proyecto siem-
pre que tropiece con dificultades para obtener los fondos necesarios al mantenimien-
to de la red de estaciones en su nivel operativo actual.
¥"
99
Apéndice 1
INTRODUCCIÓN
Funciones de campo
Funciones administrativas
RESPONSABILIDADES
Sobre el terreno
i) Hidrometría
En la oficina
v) Muestras de agua
Apéndice 2
Proyecto Huaura
PARTE II
Capitulo 1
INTRODUCCIÓN
El Proyecto del río Huaura comprende estudios con finalidades múltiples en rela~
ción con los recursos agrarios e hidráulicos de la cuenca de dicho río y de las tie-
rras adyacentesi con objeto de planificar la forma de mejorar y ampliar el aprovecha-
miento de tales recursos. Las aguas del subsuelo constituyen una parte importante de
estos recursos y, en segundo lugar, las aguas superficiales que requieren ser regula-
das mediante el almacenamiento, para lo cual será indispensable determinar el emplaza-
miento de las presas y los embalses. Los estudios geológicos realizados con objeto
de determinar la presencia de aguas subterráneas y las investigaciones respecto a la
solidez de los emplazamientos propuestos para el área del Proyecto se describen en
los siguientes capítulos.
La zona costera del área abarcada por el estudio es un desierto. Con excepción
del sistema de drenaje del río Huaura, que se extiende hasta la sierra, los canales de
la costa son, en realidad, quebradas secas. Las mayores de éstas son la Quebrada de
Animas y la del río Seco. Se trata de canales muy inclinados que, casi en todos sus
108
sectores, están llenos de material aluvial basto, arrastrado por tormentas esporádi-
cas. En el extremo sugerior de la Quebrada de Animas se encuentra Pampa Huanoayo, que
es un valle intermontanoso con suelos de aluvión. Desde 1945» año en que la compañía
encargada del riego de Santa Rosa comenzó a habilitar la pampa para las operaciones
de regadío, se ha hecho referencia a ese sector como el "área de Santa Rosa".
Entre los demás sectores costeros importantes, cabe mencionar las tierras bajas
de la ladera de San Felipe y las de la ladera de El Paraíso-Las Salinas, al norte y
al sur de Huacho, respectivamente, y la zona de Las Salinas, propiamente dicha.
La llanura de San Felipe es un sector en el que se unen, por una parte, diversas
fajas de tierras de aluvión situadas entre los principales desagües del río Huaura y,
por otra, el río Supe, al norte del área de estudio. En este sitio se está realizan-
do otro proyecto de riego, en el cual, tal como ocurre en Santa Rosa, se extrae el
agua del río por medio de un canal destinado al fin indicado. La llanura de El
Paraíso-Las Salinas es más compleja. Además de la fusión de las fajas de tierras de
aluvión, se encuentran profundos depósitos de arena formados por la acción del viento,
los cuales constituyen la mayor parte de esta prolongada ladera costera caracterizada
por su perfil ondulante.
Las Salinas, es decir, la baja y sinuosa superficie de transición entre la? tie-
rras de poca elevación y el mar, es una pequeña cuenca del litoral con suelos de sedi-
mentación. Evidentemente, debe su origen a la penetración del océano en la región,
gracias a la formación de una barra de arena que se extiende desde el farallón de Sanu
y prosigue en dirección sur. En la actualidad, el lago salino, o sea, la Laguna Madre,
ha quedado a unos 10 m por debajo del nivel del mar.
Estas son, pues, las principales características fisiográficas del área del Pro-
yecto. Los sectores de la costa son importantes zonas para el desarrollo del riego,
ya que bajo ellas existen unidades geológicas de las cuales puede extraerse agua. En
la sierra, las unidades geológicas del subsuelo constituyen los cimientos de las pre-
sas y embalses en proyecto. La determinación de las características físicas y de la
extensión de tales unidades fue uno de los primordiales objetivos de la investigación.
También podrá hacer una evaluación de los emplazamientos de las presas en las zo-
nas altas de los Andes y realizar otros trabajos en estrecha coordinación con los
demás miembros del personal del Proyecto".
En base a estos datos y a los que, en relación con el suministro de agua, propor-
cionaron el hidrólogo y el ingeniero de riegos, se hicieron cálculos sobre el rendimien-
to y la capacidad de los depósitos de agua del subsuelo. Posteriormente, se formuló
un programa de ordenación de los recursos de aguas subterráneas con objeto de contar
con un suministro adicional para el desarrollo del regadío en el área abarcada por el
estudio.
También se han encontrado aguas subterráneas en las tierras de aluvión del canal
del río Chico y en las del canal del río Huaura, más arriba de Sayán. Sin embargo,
su valor potencial para el abastecimiento hídrico es pequeño porque la capacidad de
almacenamiento es limitada, la perforación de pozos es difícil y el rendimiento de
éstos relativamente bajo.
No toda la cantidad de agua retenida en las cuatro cuencas puede ser aprovecha-
da. Ciertos factores limitativos como, por ejemplo, la posible intrusión de agua de
mar y el accionamiento antieconómico de las bombas, impiden la utilización-total.
Por consiguiente, los cálculos sobre la capacidad de almacenamiento se limitaron a
los materiales acuíferos que existían hasta una profundidad de 40 m por debajo de los
actuales niveles freáticos de cada cuenca. Los valores respectivos son los siguien-
tes:
El agua presente en el subsuelo de cada una de estas cuatro cuencas procede ori-
ginalmente del río Huaura. El agua de este río es de buena calidad, corresponde al
tipo de bicarbonato de calcio y contiene de 250 a 350 partes por millón, en términos
de total de sólidos disueltos. Cabe indicar que todas las aguas subterráneas de las
cuencas citadas son utilizables, aunque su calidad varía desde buena, en el valle y
las llanuras costeras, hasta pobre, en la zona de San Felipe.
En el valle del río, el agua del subsuelo es del tipo de bicarbonato de sodio,
y contiene de 450 a 800 ppm del total de sólidos disueltos. En la llanura del lito-
ral, al sur del río, es similar a la que se encuentra en el valle, si bien el total
de sólidos disueltos es un poco más alto. Al norte del río, en la subcuenca del Huaura
correspondiente a la llanura costera, el tipo de agua subterránea es mixto, es decir,
tipo bicarbonato-sulfato de calcio-sodio. Su calidad es buena y el total de sólidos
en solución es de 500 a 800 ppm.
111
En la cuenca de Santa Rosa, la calidad del agua varía desde un tipo de bicarbo-
nato de sodio con menos de 550 ppm en el extremo superior, hasta un tipo de cloruro
de sodio con 1 500 ppm en el extremo inferior* El agua del subuselo de la cuenca de
San Felipe es evidentemente de calidad pobre; en los pocos pozos profundos que exis-
ten en esta zona, el agua extraída contiene de 1 400 a 4 000 ppm en términos de sóli-
dos disueltos. Este agua es del tipo de cloruro de sodio. La calidad del líquido ex-
traído de pozos poco profundos es mucho mejor, lo que indica que aquélla podrá incre-
mentarse a medida que las aguas de percolación se desprendan de mayores cantidades de
la sal proveniente de los materiales de aluvión.
La cantidad de agua que el subsuelo de las cuatro cuencas pueda proporcionar de-
pende de las condiciones de la demanda. Hay que tomar en consideración factores tales
como el grado de fluctuación de las tasas de bombeo en relación con el rendimiento me-
dio a largo plazo. Las cantidades de agua que requieren los dos programas de riego
formulados con arreglo al Proyecto podrían obtenerse mediante una planificación y
administración apropiada. En el presente informe se describen los planes que se han
trazado para hacer frente a estas necesidades y para atender a la futura expansión de
la utilización del agua del subsuelo para fines municipales e industriales.
En las elevaciones superiores, generalmente por encima de los 3 500 ra, las more-
nas terminales constituyen los obstáculos más comunes que se encuentran en los valles,
al considerar el posible emplazamiento de presas. Por debajo de la elevación en que
aparecen las modificaciones glaciáricas, los inconvenientes tienen principalmente como
causa la presencia de estratos resistentes de piedra arenisca Chimú, de piedra caliza
Jumasha o Pariahuanoa, en donde los canales de la corriente van en sentido transversal
en relación con la tendencia estructural. Casi todos los sitios examinados están atra-
vesados, en su totalidad o en parte, por una falla de mayor o menor magnitud. Sin em-
bargo, en ninguna de las fallas observadas se advirtieron señales de actividad recien-
te.
112
La zona que se extiende desde Sayán hasta más arriba de Churín se ve todos los
años amenazada por los guaicos, es decir, aludes fangosos que se presentan de ordina-
rio en la estación lluviosa» No se llegó a considerar la posibilidad de seleccionar
un emplazamiento en esta zona.
Las rocas de cimentación de los posibles emplazamientos del litoral están consti-
tuidas por vina inyección cristalina masiva de batolito costero, con una sección de ca-
nal rellena de materiales de aluvión permeables y no consolidados.
El área del Proyecto forma parte de una región de mucha actividad sísmica, en la
cual todos los epicentros registrados están situados por debajo de la corteza terres-
tre. Por lo tanto, no es probable encontrar ninguna relación directa entre la acti-
vidad sísmica y la estructura geológica de la superficie. No obstante, es necesario
tener en cuenta la posibilidad de una ruptura superficial a lo largo de cualquiera
de las líneas de falla que existen en la zona del Proyecto y, además, investigar las
posibles fallas en el sitio de emplazamiento de cualquiera de las presas.
Una vez que, como resultado de las investigaciones geológicas iniciales, se redu-
jo el número de emplazamientos que habían de ser estudiados, se seleccionaron tres de
ellos para la confección de los respectivos mapas y la evaluación del terreno de sos-
tén. Sin embargo, los planes definitivos sólo se refieren a dos lugares a saber, Rum-
rococha y Patón.
La presa de Patón se asentará a una morena terminal, por debajo de la cual existe
una capa de esquistos y piedra arenisca de la formación Carhuaz. El punto de cons-
trucción está situado dentro de un complejo de fallas grandes, una de las cuales se
extiende por detrás del sostén izquierdo. En este lugar son muchos los problemas po-
tenciales que requerirían la elaboración de un programa completo de exploración con
el fin de encontrarles solución; cabe citar, al respecto, la posible fuga de agua a
través de la caliza depositada detrás del soporte izquierdo; la falla que se extiende
transversalmente y pasa cerca del eje de la presa, y la investigación de la permea-
bilidad de la morena. En la vecindad del sitio elegido pueden, en general, encontrar-
se materiales de préstamo para la construcción de un terraplén o de un dique de roca^-
11a.
113
Capítulo 2
Las rocas visibles más antiguas son sedimentos de la primera etapa del período
Cretáceo. La zona de desagüe del río Huaura cubre lo que entonces era la depresión
occidental del cinturón geosinclinal andino. Hubo intensa actividad volcánica al prin-
cipio del referido período Cretáceo, caracterizada sobre todo por materiales volcáni-
cos submarinos arrojados a la orilla occidental, visibles a lo largo de la costa. La
transgresión marina fue bastante extensa en la depresión occidental y hacia la época
del período Cretáceo superior se había ya formado vina serie de depósitos de piedra
arenisca, dolomías y esquistos, extendidos hasta la depresión oriental.
Hacia el^final del período Cretáceo, se iniciaron los primeros movimientos tectó-
nicos, que señalaban la posible elevación de los Andes actuales. La depresión occi-
dental del Perú comenzó a ascender, debido al comienzo de la formación de pliegues y
fallas de los depósitos del período Cretáceo medio y la inyección batolítica. Al ter-
minar las fases de dicho período, había emergido ya toda la cordillera, aunque con el
carácter de subaltiplanicie, cuya alt tira no excedía de 2 000 m. Este período de emer-
gencia está representado por una serie de yacimientos de conglomerados ocres, la for-
mación denominada Casapalca, que aparece a lo largo del límite oriental de la zona del
Proyecto.
Por último, a finales del período del Plioceno se registró la máxima ascensión
de los Andes y la cordillera alcanzó su altura actual. Es probable que esta orogenia
se haya extendido hasta el período Cuaternario. El hecho de que en el sector central
del Perú no existan fallas importantes que pudieran asociarse con tal elevación, indi-
ca que ésta se debe a una combadura positiva de la corteza de esa zona.
115
2 ESTRATIGRAFÍA
Las unidades geológicas que existen dentro del área del Proyecto pueden ser cla-
sificadas en dos agrupaciones: las fonnaciones endurecidas, que pertenecen a la edad
Terciaria primitiva o a una época anterior, y los depósitos más jóvenes y aún no con-
solidados, que corresponden a la edad Cuaternaria. El primer grupo está representado
por rocas que, esencialmente, se han formado antes de la emergencia de los Andes ac-
tuales, en tanto que el segundo grupo está constituido por materiales resultantes de
los procesos de erosión a que dio lugar la elevación de tales montanas.
A todo lo largo del litoral puede observarse una serie de rocas volcánicas en ca-
pas delgadas junto con algunas capas intermedias de piedra caliza y arenisca. Esta
formación se extiende hasta unos 15 km tierra adentro resultando luego interrumpida
por el complejo batolítico. Algunas veces estas rocas se ven hendidas por fallas y
materias sedimentarias metamórfioas de composición diorítica. Las rocas volcánicas
están constituidas por andesita, lava y ceniza, con algunos gruesos látigos de basalto.
Muchas de estas rooas quedaron depositadas en el mar. Las capas intermedias están
formadas, de ordinario, por arenisca grauwakítica.
La formación Chimú es JLa más baja del grupo Qoyllarisquisga, que comprende las
formaciones que existen por debajo de las piedras areniscas del período Cretáceo me-
dio (Albion). Además de la formación Chimú, figuran en este grupo las formaciones
Santa, Carhuaz y Parrat. La primera de éstas está constituida por una corta serie de
estratos de espesor medio, integrados por piedra caliza y dolomías, que separan la
formación Chimú, por debajo, de la formación Carhuaz, por arriba. Esta formación
117
Carhuaz está compuesta por capas intermedias de escaso o mediano espesor, en las que
se han combinado la arenisca, los sedimentos endurecidos y los esquistos que, a la
intemperie, han adquirido un color pardo, amarillo o rojo. Por ser menos resistentes,
han formado buzamientos por enoima de los estratos endurecidos Chimú y Santa. La
unidad más alta de este grupo es la formación Farrat, una sección relativamente del-
gada de arenisca gris-blancuzca, de granulación mediana o gruesa, que se apoya en los
sedimentos endurecidos de la formación Carhuaz.
Por encima del grupo Goyllarisquisga existe una serie de calizas y areniscas cal-
cáreas, de la edad albiense. Estas abarcan las formaciones Pariahuanca, Chuleo y Pa-
riatambo, así como el sector inferior de la formación Jumasha. La Pariahuanca es una
formación de caliza masiva con algunas capas intermedias de arenisca calcárea. Está
expuesta a la erosión y sus afloramientos adquieren un color pardo-amarillento. La
formación Chulee está constituida principalmente por caliza esquistosa, aunque en la
mitad inferior pueden encontrarse estratos intermedios de arenisca calcárea. La épo-
ca albiense superior está representada por la formación Jumasha, una serie de estra^-
tos de caliza masiva y dolomías, con afloramientos de un color gris-azulado. La roca
es resistente y forma muchos de los elevados cerros situados cerca de la línea de par-
tición continental. Constituye una de las formaciones más recias y, en cuanto a edad,
se extiende evidentemente desde el período Cretáceo medio hasta el superior.
Estas intrusiones comprenden muchos cuerpos separados que tal vez puedan agrupar-
se en cinco unidades generales, lo que da una idea de la secuencia de la transición
de rocas básicas a rocas acidas. Estas unidades corresponden a una primera fase de
las rocas gabroicas y dioríticas, a la que siguió la intrusión de grandes cuerpos de
composición intermedia. Los primeros de éstos estuvieron constituidos por tonalita
Paacho, que forma la porción oriental del batolito. Hacia el oeste se encuentra el
complejo de Santa Rosa, que es una serie de materiales intrusivos, especialmente tona-
lita. La tonalita Purmacana se extiende hacia abajo y penetra en los márgenes del
sector noroeste del área de estudio, en tanto que la porción sudoeste de la zona del
Proyecto está constituida por el complejo granodiorita Lachay Jecuán.
Las primitivas rocas básicas y rocas de dique se caracterizan por sus colores
obscuros y, en general, forman bloques moderados en sus afloraciones. Las tonalitas
y adamelitas de la última etapa son típicamente masivas, se presentan en estado cris-
talino bruto y son de colores claros. Se ha observado poca fracturación y trituración
en estas rocas.
Los sedimentos que han quedado desde que comenzó la principal elevación de los
Andes son limitados en extensión, debido al predominio del proceso de erosión. Los
sedimentos más importantes son los depósitos aluviales de los canales de flujo y los
depósitos de morenas dejados por los glaciares al retirarse. Entre los demás mate-
riales cabe citar las arenas eólicas (transportadas por el viento) que se encuentran
a lo largo de la costa y se extienden tierra adentro hasta unos 15 km, y las arenas
de playa, adyacentes a la ribera del mar*
Los materiales que han quedado en los canales de desagüe del área de estudio for-
mados por diversas mezclas pobres de grava, arena corriente y arena fangosa y arci-
llosa, con poca cementación o consolidación. Pueden dividirse en dos grupos: tierras
de aluvión depositadas por el río y materiales de arroyo seco o de quebrada seca.
En los casos en que el cauce lleva agua, por lo menos en ciertas estaciones, los
materiales son redondos y tienden a agruparse por tamaño. Este proceso se desarrolla
mejor en el canal del río Huaura, más abajo de Sayán, en donde bajo los altos bancales
del río se han agrupado gravas y arenas brutas, con pequeños depósitos intermedios de
limo y arena arcillosa. En el área de estudio se han reconocido dos etapas de banca-
les.
Más arriba de Sayán, también los tributarios del río Huaura acarrean materiales,
pero se trata de depósitos que son más bien característicos de las corrientes torren-
ciales, es decir, materiales no bien redondeados y con poca capacidad de agrupación.
Es frecuente encontrar grandes bloques erráticos, de mi metro de diámetro.
y contienen materiales intemperizados en mayor cantidad que los depósitos de los ríos.
Todo este material se moviliza únicamente con las inundaciones esporádicas o debido a
la fuerza de gravedad. Los tramos más altos de algunas de estas quebradas, ordinaria-
mente secas, llegan hasta los bordes de la zona de precipitación (el sector de transi-
ción entre la costa seca y la sierra húmeda). En estas quebradas, las lluvias ocasio-
nales pueden causar ciertos aludes fangosos destractores o guaicos, cuando los detri-
tos acumulados se saturan en las laderas muy inclinadas.
Morenas
En la sierra, por encima de los 3 500 m, las crestas fracturadas de las morenas
terminales atraviesan los valles indicando los puntos hasta donde llegaron los glacia-
res estáticos en el período helado del Pleistoceno. Las partes laterales de los va-
lles, especialmente en las grandes elevaciones, suelen estar cubiertas por depósitos
de morenas y muchos de los rebordes interfluviales muestran una capa de detritos pro-
cedentes de los glaciares. Estos materiales son, típicamente, depósitos heterogéneos
de bloques erráticos, grava y arena simple en un lecho de arena arcillosa. Ocasional-
mente, pueden observarse pequeños depósitos de arena y grava limpia en los lugares en
que las aguas derretidas que desprendían los glaciares se abrieron paso a través de
la capa de residuos.
Arenas eólicas
En la seca faja costera del área de estudio, los vientos predominantes han trans-
portado una gran cantidad de arena, de granos finos y medianos, distribuidos en direc-
ción norte, a partir de la playa. Al encontrar las primeras colinas, los vientos gi-
ran hacia el este, penetrando más directamente en la zona interior y perdiendo rápida-
mente su impulso. Los materiales acarreados por el viento se depositan tierra adentro
hasta unos 15 km en el inmediato sector meridional del río Huaura. De un modo carac-
terístico, las arenas cubren con una delgada lámina las tierras de aluvión y el lecho
rocoso, pero en algunos lugares, como por ejemplo en Las Salinas, se encuentran exten-
sos y espesos depósitos de materiales transportados por el viento. Las antiguas are-
nas de origen eólico, ya estabilizadas, están formando parte de estos gruesos yaci-
mientos. Casi siempre, éstos están cubiertos por un ralo tapiz vegetal. El fenómeno
de consolidación y, probablemente, cierta ligera cementación producida por la oxida^
ción de las menas arenosas, han oreado una rigidez de tal magnitud como para permitir
rasgamientos casi verticales de este conjunto arenoso,por lo menos en presencia del
clima árido de la costa.
Arenas de playa
ESTRUCTURA
La elevación final de los Andes, que se inició en las postrimerías de la era Ter-
ciaria, prosiguió en la Cuaternaria. Parece que, al principio, el área del Proyecto
sufrió una combadura hacia arriba, ya que las actuales estructuras son más antiguas y
no guardan ninguna relación con tal movimiento ascensional. Las referidas estructuras
(pre-andinas) fueron provocadas por las fuerzas de compresión que dieron lugar a com-
pactos plegamientos y grandes impulsos intrusivos en los sedimentos del sector geo-
sinclinal de los Andes. A raíz de este fenómeno, se presentaron las fallas en bloque
y la intrusión del batolito.
120
Las formaciones cretáceas del sector geosinclinal andino han sufrido compactos
plegamientos alrededor de ejes que se orientaban en dirección noroeste-sudeste. En
algunos de los flancos de estos pliegues, ocurrieron fallas de corrimiento, como pue-
de observarse en la sección de geología, dibujo 12. Podrá advertirse que durante los
plegamientos y las fallas, la formación (fyón actuó como cinturón débil en el cual se
desarrollaron los movimientos de intrusión. La marcada orientación noroeste-sudeste
que presentan estas estructuras ha influido vigorosamente en la disposición del dre-
naje provocado por el ascenso de los Andes; el avenamiento de la sierra se presenta
en forma de parrilla y los canales más grandes siguen la tendencia estructural.
El conjunto más importante se dirige de norte a sur y cruza el río Huaura por un
punto situado cerca del centro del valle. Su extensión excede de los 35 km y sale del
área de estudio en dirección al norte. Hay, en realidad, dos rupturas, de las cuales
la oriental es la mayor (véase dibujo 2). Esta ruptura oriental puede identificarse
fácilmente por la alineación de las quebradas y depresiones topográficas. Sin embar-
go, sólo en un sitio, a unos cuatro kilómetros al norte del río, hay evidentes señar-
les de fallas; en ese punto, una de las inyecciones de tonalita ha quedado alisada de-
finitivamente y se ha puesto claramente de manifiesto una zona de terreno triturado.
121
Tampoco las rupturas que van de este a oeste muestran indicios litológicos de mo-
vimientos de fallas. El ejemplo más importante a este respecto es el trazado lineal
del valle del río Huaura. También es importante, precisamente al norte de la zona
del Proyecto, el valle paralelo del río Supe. En ninguno de estos valles pueden ob-
servarse señales de interrupción de la estructura. Sin embargo, la hipótesis de que
el valle del Huaura sigue una línea de ruptura estructural ha sido respaldada por los
resultados de una investigación sobre la resistividad eléctrica realizada en la lla-
nura de Huacho; la configuración de la línea de contacto entre el lecho rocoso y el
material de aluvión, según puede observarse en el dibujo 15, indica la existencia de
un profundo pliegue sinclinal asimétrico por debajo del Huaura y alineado en congruen-
cia con el valle.
Por tanto, puede afirmarse que, al parecer, no existen en el área del Proyecto
fallas que impidan el movimiento del agua del subsuelo ni tampoco fallas vivas que
constituyan una amenaza para las presas que se intenta construir. Estos aspectos se
examinarán nuevamente en las siguientes secciones: Estudios de aguas subterráneas y
Estudios de geología aplicada.
122
Capítulo 3
Algunas de las tierras ya regadas dentro de la zona del Proyecto están situadas
sobre acuíferos que contienen grandes cantidades de agua. Esta se ha almacenado en
cuatro cuencas, tal como se indica en el dibujo 3« Las cuencas en referencia son las
siguientes: el valle largo y estrecho del río Huaura; la llanura de Huacho, de forma
irregular; la cuenca intermontañosa de Santa Rosa, y las tierras bajas de Sfui Felipe,
Otros dos sectores que deben tomarse en consideración en los estudios sobre aguas
freáticas son el canal del río Chico y las Pampas Las Salinas* Bajo estos lugares
existen amplios conjuntos de materiales acuíferos que contienen, o pueden contener,
agua utilizable.
Los estudios que se han hecho para evaluar estos recursos de aguas subterráneas
se describen en esta sección. En primer lugar, se examinan los datos recogidos y lue-
go se procede a hacer una descripción de las características y capacidad de las distin-
tas cuencas. Finalmente, se formula un plan para el aprovechamiento de estas aguas.
COMPILACIÓN DE DATOS
Una de las primeras tareas de este estudio fue la compilación sistemática de da-
tos sobre las aguas del subsuelo. Se recogieron datos sobre el nivel freático y sobre
la calidad del agua y, además, se estableció un sistema para determinar la ubicación
de los pozos y sus características. En algunos de los pozos que estaban en funciona-
miento se efectuaron pruebas de bombeo. Asimismo, se llevó a cabo un programa de per-
foraciones exploratorias y ensayos y una investigación sobre resistividad eléctrica,
con objeto de determinar la amplitud y características hidráulicas de los acuíferos.
Se encontró que estos datos no podían considerarse como completos. Por ejemplo,
no existían series cronológicas sobre el nivel y la calidad del agua. Por ello, re-
sultó indispensable iniciar inmediatamente una inspección ocular de los distintos po-
zos. Después de que fueron ubicados, se recogió información sobre su utilización,
sus propietarios y sus características. También se recogieron datos sobre el nivel
del agua y se extrajo una muestra de ésta en cada uno de los pozos. Las muestras se
enviaron al Laboratorio de la Universidad Agraria de La Molina para el correspondiente
análisis químico.
123
En teoría, aplicando sólo este sistema de rejilla, los pozos podrían identificar-
se con una aproximación al metro cuadrado más vecino. No obstante, esta operación
requeriría un mayor número de dígitos (lo que no resulta conveniente para el registro
mecánico) y, lo que es más importante, tampoco resulta práctico para el trazado que se
base en las escalas normales de los mapas. Una unidad de superficie que sea congruen-
te con las escalas típicas de los mapas y que, sin embargo, sea lo suficientemente pe-
quena para una ubicación significativa, podría ser un cuadrado de 250 m. La ubicación
pormenorizada puede determinarse por referencia a la tarjeta ie datos de campo.
4 Pozos de referencia
Después del primer mes de inspecciones sobre el terreno, se había recorrido una
superficie suficiente como para que sirviera de base a la selección de los pozos "de
referencia" que podrían utilizarse para las comprobaciones mensuales. Para este tra-
bajo se seleccionaron 19 pozos distribuidos en toda el área de estudio. Los hidro-
gramas de estos pozos aparecen en el dibujo 16 y su ubicación en el dibujo 3.
5 Niveles freáticos
En base a todos estos datos, se trazaron mapas que indicaban el perfil del nivel
de agua, pero la inexistencia de pozos en la mayoría de las zona impidió el trazado
de tm perfil significativo. Sólo en la Llanura de Huacho había pozos en cantidad su-
ficiente, pero aun en este caso se trataba de pozos de excavación que sólo penetraban
hasta la superficie inmediata del acuífero. Los mapas del perfil del nivel de agua
en la Llanura de Huacho, preparados con estos datos, aparecen en los dibujos 1 y 18.
Durante la inspección inicial, se extrajeron muestras del agua de casi todos los
pozos. Como se indicó anteriormente, estas muestras áe enviaron al laboratorio de
La Molina para que se hicieran los análisis correspondientes y luego se inició un re-
gistro de datos sobre la calidad del agua. Al principio,se solicitó el análisis nor-
mal para determinar la cantidad de calcio, sodio, potasio,y de oarbonatos, sulfates,
cloruros y nitratos, además del total de sólidos disueltos y de la conductividad
eléctrica. Cuando se tuvo ya un conocimiento respecto a los tipos de aguas subterrá-
neas se solicitó otro análisis para determinar la presencia de boro. Los datos de
los análisis químicos de las muestras extraídas de los pozos se indican en el cuadro 7*
Para hacer comparaciones, también se tomaron muestras de las aguas superficiales. Los
resultados de estos análisis y de las condiciones de calidad del agua se insertan en
la sección que trata de este asunto.
En el área de estudio existen dos tipos de pozos: los perforados por medio de
máquinas y revestidos con una capa metálica (pozos entubados) y los excavados a mano
(denominados de tajo abierto)t que están revestidos con madera, o más frecuentemente
con cemento. En la zona de estudio se localizaron 241 pozos, de los cuales I83 eran
de tajo abierto y 58 entubados. La distribución de estos pozos se resume en el cua-
dro 1 y su ubicación dentro de la zona se indica en los dibujos 4 a 8.
Cuadro 1
POZOS ACTIVOS LOCALIZADOS
Riego 4 14 4 4
Ganadería 4 1 4
Municipal 1 3
Industrial 0
comercial 1 13
Consumo domés-
tico 1 16 149
Total de pozos
activos 5 19 4 22 169
Total de pozos
localizados 11 21 8 28 173
125
LLANURA DE HUACHO
87 7l/0m-Bl LEVER MCOCHA S A I 0-3-88 25 50 90 15 (6.00 •
87 7i/am-ai LEVER PACOCHA SA r 19-3-68 25 50 33.00 (7 15
8768/0259-a 628O0 38 50 12
SN. F E L I P E
8 7 8 7 / 0 2 ( 2 - Fi HOA SOMA S 3-4-68 3(00 6000 18 85 SW
STA. ROSA
8756/0235-Ai M M ROSAR/O R 20-Í2-67 29000 4520 18 N K f i M Ü i i M H W » oreíuecUii
8 7 5 6 / 0 2 4 3 - fi HDA ENSENADA R 7-6-68 412 5 0 6150 18 10 5900 60 8»fi) 9.6© »**»
8756/0244-Mi MM SMIBOSCO R ¡5-Í2-67 42(00 8000 18 10 65 0 0 (20 mm
8756/0243-01 HDA. SISENAOA « *»•»«? 4(2.50 60.00 18 10 9000 92 MU
8 7 9 8 / 0 2 4 3 -El MM ROC MARTÍN » 18-12-68 4(500 50.00 IB o 4800 84 mi,)
8758/0243-Hi HOA SAMBOS» R 14-12-67 43000 8100 18 o 55 X» 71 *£+)
8759/0241 - Ri HOA D O N B E W I O S »-(2-67 593.50 4000 (8 8 3500 45
8759/0242-Ji HOA U I M O R (4-12-67 «3 50 5500 (8 10 (02 ttm ««• (tí
0-(2-67 32550 90.00 *7S
I
8780/0236- Fi HOA LOS MEDAÑOS R 18
85W/0237-NI HOA CAPUL LANA R 14-1267 3 3 4 50 6000 (8 10 5800 (20 2*8 ft»3 34
Los pozos excavados a mano se destinan al suministro de agua para el consumo do-
méstico. Su profundidad llega a un metro por debajo de la capa freática. Algunos de
ellos han sido construidos por las municipalidades y se han destinado al uso comunal,
especialmente en las zonas de la campiña, cerca de Huacho, y en Vágueta. La mayoría
son, sin embargo, de propiedad privada y son utilizados hasta por tres familias. De
ordinario, el agua se extrae por medio de baldes, pero algunos pozos están provistos
de bombas de mano.
Los pozos entubados han sido construidos para usos municipales e industriales,
si bien una gran parte de ellos se destinaban originalmente al riego. Todos ellos
pueden considerarse como de elevada capacidad; el agua se extrae por turbobombas, aun-
que muchas de éstas no funcionan o no se usan. Los datos sobre estos pozos se indican
en el cuadro 2 y los registros referentes a perforación en el dibujo 10.
Son relativamente pocos los pozos entubados que existen en el área de estudio
(58) y en la época que se hizo la investigación, el 20 por ciento de ellos estaban
abandonados o no habían funcionado por más de cuatro años. Las razones aducidas para
explicar su falta de uso fueron, entre otras, las quiebras o clausura de actividades
comerciales, el abandono de las tierras o bien la existencia de suficiente agua super-
ficial. Sólo en dos casos se indicó como causa el bajo rendimiento (pozos inoperan-
tes o "secos"), a pesar de que se trataba de pozos activos. En la zona del Río Chico
los rendimientos no llegan a ser satisfactorios.
Puede observarse que para atender al riego se destinan las dos terceras partes
del total del agua extraída y que su utilización, en lo que respecta al consumo domés-
tico e industrial, se ha concentrado en la vecindad de Huacho. Por otra parte, la
cantidad de agua extraída sólo representa una pequeña porción del potencial disponi-
ble, como se explicará en una sección posterior.
128
Cuadro 3
Pozos entubados
Santa Rosa
8756/0244-M1 Riego Ene-Feb 5 12 120 207
Jul-Dio 6 20 120 1 244
8758/0243-E Riego Ene-Feb 4 8 80 74
May-Dic • 6 14 80 774
Valle del Río
Huaura
8770/0261-R1 Municip. Anual 7 10 17 206
8769/0250-Hl Riego Oct-Feb 6 15 50 324
8773/0237-31 Riego Nov-Feb 6 15 90 311
Llanura de
Huacho
8771/0215-B2 Indust. Anual 6 Variables 8 97
8772/0215-L3 Indust. Anual 6 Variables 29 611
8774/0214-L1 Indust. Sep-rMay 6 16 30 373
Jun-Agt 6 12 15 47
8772/0217-01 Municip. Anual 7 19 97 2 228
| 8773/0217-R1 Municip. Anual 7 19 100 2 298
Cálculo del
volumen Total anual
Número del pozo Descripción del uso
diario
(miles de m3)
(m3/seg) |
Cuadro 4
Promedio de extrac-
ción (m3/seg) 0,600 0,190 0,086 0,875
Algunos de estos materiales, aunque tienen un valor potencial como fuentes hídri-
cas, están situados a mucha elevación desde el punto de vista topográfico y no pueden
retener el líquido; cualquier cantidad de agua que llegue a ellos pasaría por infil-
tración a otros materiales menos elevados. Otro factor que limita su utilidad es su
espesor; por ejemplo, los depósitos aluviales de la cuenca son cuneiformes y sus flan-
cos tienden a laminarse. Al trazar los mapas se tuvieron en cuenta estos factores y
se evaluaron los depósitos según sus características. Casi todas las delineaciones
se hicieron originalmente sobre mapas topográficos confeccionados a escalas de
1:10 000 y 1:20 000 y, además, con la ayuda de fotografías aéreas. Los mapas de las
unidades hidrogeológicas figuran en los dibujos 4 a 9.
Una vez que las perforaciones exploratorias demostraron que la capa de materia-
les acuíferos tenía más de 100 m de espesor, se estimó que los sondeos de resistivi-
dad eléctrica contribuirían a determinar la profundidad de dichos materiales y a in-
dicar la existencia de crestas subterráneas en el lecho rocoso. Se encargó al mencio-
nado técnico Sr. Helberg para dirigir esta labor.
Perforación exploratoria
Las dos zonas más propicias para este tipo de desarrollo son el valle del río Huaura
y la Llanura de Huacho. La realización del programa de perforaciones y de pruebas de
bombeo se describe en el apéndice 1. Los registros de dichas perforaciones y los
correspondientes perfiles de resistividad eléctrica se resumen en el dibujo 11.
En el punto de Maní sólo se perforó un pozo de observación. En este sitio fue muy
difícil efectuar la perforación debido a la presencia de grandes bloques erráticos de
más de un matro de diámetro.
Pruabaa de bombeo
Las pruebas realizadas en los tres pozos del Proyecto siguieron, en lo esencial,
el mismo orden; la bomba de prueba, una vez instalada en el pozo, se hizo funcionar
durante un período de tres a seis horas a varias tasas de descarga, hasta que el agua
saliera limpia y se pudiera mantener un régimen constante de descarga (la preparación
del pozo precedía siempre a la instalación de la bomba de prueba). Luego, se inmovi-
lizaba la bomba por un período que podía ser hasta de 24 horas, a fin de que transcu-
rriera un tiempo suficiente para que el agua recuperase su nivel estático antes de
que se iniciase la prueba.
132
La duración del bombeo fijado para la prueba era de 24 horas, por lo menos, sal-
vo en el caso de una segunda prueba en Vilcahuaura, que sólo duró nueve horas. Los
datos de la primera prueba indicaron que uno de los dos pozos de observación estaba
obturado. En consecuencia, se procedió a limpiarlo y, a continuación, se hizo una
segunda prueba, que proporcionó datos para el análisis del descenso del nivel de agua.
En los otros dos pozos excavados en el área del Proyecto se realizaron pruebas
similares. En la cuenca de Santa Rosa, el agujero de exploración se perforó cerca del
pozo de riego identificado con el No 8758/0243-H1, a fin de disponer de un punto de
observación en el momento en que se hacía la prueba de bombeo de ese pozo. También
se hizo una prueba de bombeo en el pozo No 8772/0215-L3 de la empresa Lever Pacocha
S.A. Cabe indicar que a 165 m de distancia se descubrió un pozo abandonado, que se
utilizó como punto de observación de esta prueba, pero el descenso de nivel fue tan
pequeño que dificultó las mediciones.
En cuatro de los pozos que estaban en actividad se hicieron pruebas rápidas mien-
tras se llevaba a cabo la investigación. Las mediciones sólo se realizaron en el po-
zo provisto de bomba, pero los períodos de bombeo fueron cortos, por lo general de
menos de cuatro horas.
Los resultados del reconocimiento, conjuntamente con los datos obtenidos en las
perforaciones exploratorias, sirvieron de base para preparar las secciones geológicas
de los dibujos 13 y 14» así como la 15, que indica el perfil del contacto de la ro-
ca subyacente con el material de aluvión en la llanura de Huacho.
Un importante factor para determinar las cantidades de agua que habrían de repo-
ner el nivel de suministro del subsuelo es la proporción en que puede infiltrarse el
líquido en el terreno. El agua procedente del canal del río Huaura puede utilizarse
para la recarga, al igual que el exceso de agua destinada al riego y no utilizada en
los cultivos.
Las pruebas efectuadas en las áreas regadas indicaron que aun los terrenos de
tipo pesado tenían una moderada capacidad de avenamiento; la tasa más baja medida en
un largo intervalo fue de más de un centímetro por hora.
Estas fajas en abanico están formadas por grava y bloques angulares asentados en una
capa madre de arena y limo. Se observaron muy pocas señales de estratificación* Se
realizaron dos pruebas en las crestas interfluviales formadas entre los pequeños ca-
nales secos, en tanto que la tercera se llevó a cabo en el fondo de uno de los cana-
les.
Hacienda Alcantarilla
Cañamelar 4 16/ 2/68 Franco cenagoso 5 1,5
Pampa de Animas 13/11/68 Arena fina a media 48 25
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
Caldera 1 5/ 3/69 Arena fina a gruesa 120 40
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
Caldera 2 5/ 4/69 Igual 43 26
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
San Jerónimo 1 7/ 4/69 Arena fina a media 90 30
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
San Jerónimo 2 10/ 4/69 Arena fina a gruesa 82 50
Canal del río Huaura
cerca de la Hacienda
San Jerónimo 3 9/ 4/69 Arena cenagosa 17 8
Abanico aluvial al
noreste de la Hacien-
da Rontoy (cerca de Grava angular con
San Felipe) 1 30/ 4/69 cieno y arena 16 6,5
I Abanico aluvial al
noreste de la Hacien-
da Rontoy (cerca de
San Felipe) 2 5/ 5/69 Igual U 5
Abanico aluvial al
noreste de la Hacien-
da Rontoy (cerca de
San Felipe) 3 6/ 5/69 Igual 15 7
136
Rocas duras
Las rocas cristalinas del batolito son masivas y apenas muestran una ligera frac-
tura. Aunque no se sabe si existen pozos en este terreno rocoso, la experiencia en
pozos situados en rocas similares en otras regiones indica que los rendimientos serán
probablemente insignificantes; más de dos litros por segundo sería una cantidad excep-
cional.
137
Materiales no consolidados
Dentro del área del Proyecto, los materiales depositados en el período Cuater-
nario, que comprenden los depósitos de la corriente de agua (tierras de aluvión), los
depósitos de los glaciares (morenas), los depósitos dejados por el viento (eólicos)
y los depósitos de playa (litoral), son muy porosos y, probablemente, su permeabili-
dad es mucho más elevada que la de los depósitos endurecidos. No obstante, la gama
de permeabilidad es muy amplia y, por razones prácticas, algunos de estos materia-
les pueden considerarse como impermeables. En gran medida, el proceso de formación
de estos depósitos determina sus características hidráulicas, de modo que es convenien-
te examinar su capacidad de rendimiento de agua teniendo presente esta clasificación.
Los más importantes materiales acuíferos son la grava gruesa, las arenas, el li-
mo y la arcilla acarreados y depositados por el río Huaura. Se trata de materiales
redondeados y de distribución moderada. Se presentan en capas discontinuas o lamina-
res, generalmente de 0,5 a un metro de espesor. Tres son los períodos de desarrollo
que, debido a las diferencias climáticas o a los cambios en los niveles de base, pue-
den advertirse en el valle: el actual canal con bordes reforzados; las tierras de
bancales, que constituyen las principales superficies regadas en el valle y en la
llanura, y los restos de los antiguos bancales en los flancos del valle o bien aisla-
dos en pequeñas colinas o crestas.
Los depósitos del actual canal del río son un tanto compactos y relativamente
delgados (su espesor se ha calculado en menos de tres metros), ya que el canal es,
sobre todo, un instrumento de erosión. Se les considera como partes importantes de
un acuífero que puede recibir la recarga del flujo fluvial. Las tasas de infiltra-
ción de estos materiales (véanse los datos correspondientes a "Infiltración") varían
desde un mínimo de ocho centímetros por hora en el limo hasta 50 cm por hora en el
material más típico formado por arena y grava. Estos datos indican que la infiltra-
ción sólo se verá limitada por la permeabilidad de los materiales subyacentes y la
capacidad de almacenamiento.
Bajo las principales tierras de bancales existen materiales análogos a los que
se encuentran en el canal del río, pero que han sido depositados en un período ante-
rior.
Los restos de los antiguos bancales están formados por grava gruesa, arena y li-
mo, en forma de material bien redondeado y parcialmente agrupado* Se trata de estra-
tos más consolidados que los depósitos más jóvenes que se encuentran en los bancales
y contienen cristales de yeso y balita. Sin embargo, las diferencias físicas son só-
lo una cuestión de grado; su significación, en lo que respecta a la presencia de agua
subterránea, se deriva del hecho de que los antiguos bancales están situados en los
flancos del valle y en las colinas. Su emplazamiento está, en general, por encima
del nivel freático, y cualquier agua que pudiera infiltrarse se perdería rápidamente
por drenaje. .
El material de aluvión de las quebradas del área de Santa Rosa muestra cierto
grado de distribución; es escasa o nula la cantidad de grava gruesa o de elementos de
gran tamaño y el contenido de arcilla es inferior al cinco por ciento. Sin embargo,
el material presente -arena, grava fina y algo de limo- se encuentra mezclado, como
se ha comprobado con el registro eléctrico del agujero de exploración de San Bosco.
Las quebradas que se consideran como tributarias del valle del río Huaura y de la
Llanura de Huacho están llenas de depósitos aluviales flabeliformes. En general, es-
tán ubicadas por encima del nivel normal del agua subterránea, salvo en los lugares
en que se combinan con los depósitos fluviales. El agujero de exploración situado
cerca de la Hacienda Rontoy (véase el dibujo 11) se perforó en la capa de estos mate-
riales. Su constitución es gruesa, contiene con frecuencia grava y bloques hasta de
30 centímetros y presenta una configuración bastante angular. Tal como se ha visto en
el registro de San Bosco, la falta de estratificación resulta evidente, a juzgar por
el registro eléctrico (compárese con el registro del agujero de -observación de Cochi-
nilla).
139
Las arenas de grano fino a medio, transportadas por el viento, cubren grandes
porciones de la capa endurecida, así como los depósitos no consolidados a lo largo de
la costa. Sin embargo, se trata únicamente de una capa superficial, de menos de cinco
metros de espesor en la mayoría de los casos. Aunque existen dunas de arena activa,
hasta de 20 m de altura, éstas abarcan un área muy pequeña y no tienen ninguna rela-
ción con la presencia de agua subterránea.
Al sur de Huacho, en las pampas Las Salinas y en la pampa Dona María, asi como
en ciertos trechos del margen noroeste de la Llanura de Huacho, se encuentran depósi-
tos de arena de origen eólico, de mayor espesor y bastante extensos, que en la ac-
tualidad están ya estabilizados. Aunque los depósitos de origen eólico no son ahora
acuíferos importantes, puede señalarse que los antiguos depósitos del área de Las Sa-
linas (véanse las secciones I-I1 y J-J1 de el dibujo 14) y los agujeros de explora-
ción perforados en ese lugar (Las Salinas, dibujo 11) indican que el estrato de are-
nas eólicas estabilizadas tiene un espesor de 100 a 300 metros.
Las arenas que existen en muchas playas no revisten, en forma directa, ninguna
importancia en lo que se refiere a la presencia de agua en el subsuelo. Constituyen
la fuente del material transportado por el viento y, por ello, vienen a agregarse al
material depositado en los canales del río y en las quebradas situadas cerca de la
costa.
En Las Salinas, estos depósitos de material de playa están mezclados con depósi-
tos eólicos y con sal (halita y yeso). El registro de un hoyo exploratorio r-erforado
en ese lugar por Álcalis Peruana S.A. en 1954 se ha consignado en al dibuja 11. Es-
tas arenas de contextura fina a media son permeables y una de las dos compañías que
producen sal en esa zona (Paramonga S.A.) extrae el agua madre por medio de bombas y
la conducen a las cubetas de evaporación para la correspondiente elaboración.
2.5 Morenas
Los muchos depósitos no consolidados que han dejado los glaciares en la sierra
son fuentes probables de agua en el subsuelo. No obstante, estos materiales son, en
general, de poca extensión, heterogéneos y contienen mucha arcilla. Las morenas ter-
minales que aparecen como pestañas de fractura a través de los valles son, de ordina-
rio, muy poco permeables. Las morenas laterales que se encuetran en los flancos de
los valles y en las colinas pueden contener láminas de arenas y gravas limpias. A
pesar de que su permeabilidad debe ser elevada, su espesor es relativamente pequeño y
el hecho de que se encuetren ubicadas en los sectores laterales de los valles y en las
crestas indica la probabilidad de un drenaje rápido. Estos materiales quizás ofrezcan
una mejor oportunidad que las rocas endurecidas para el establecimiento de pequeños
pozos de uso doméstico en la sierra pero, por lo demás, carecen de importancia para
el desarrollo de acuíferos.
Uo
Como se ha indicado más arriba, las unidades geológicas más importantes para el
desarrollo de acuíferos son los depósitos aluviales de la zona, los depósitos de ma-
terial de aluvión de los ríos y los depósitos de las quebradas. Ya se ha hecho refe-
rencia a algunos aspectos de sus características hidráulicas pero aún no se ha exa-
minado su capacidad para transmitir y retener el agua.
Los depósitos de origen fluvial son más permeables en sentido horizontal que
vertical, debido a la distribución y estratificación de los materiales, en tanto que
los que se encuentran en las quebradas tienden a ser más uniformes en todas direccio-
nes. A causa de ello, tal como lo indicaron las pruebas de bombeo de los pozos que
penetraron en la capa de estos depósitos, había lugares en que el agua se encontraba
encerrada parcialmente (véase el resumen de los resultados de las pruebas de bombeo,
cuadro 5)* Este hecho se comprueba, asimismo, por las corrientes artesianas encon-
tradas en los agujeros de observación 1 y 3 de Viloahuaura a mis de 40 m de profundi-
dad. Sin embargo, los estratos de arcilla cenagosa que tienden a encerrar el agua
se presentan en capas discontinuas o lenticulares y no son impermeables: la permeabi-
lidad vertical calculada para las arenas limo-arcillosas es de 2,2 metros por día.
Si el coeficiente de transmisibilidad de 420ra/díase aplica al acuífero de 30 m de
espesor examinado en Viloahuaura y si se asigna el factor 10 para la permeabilidad en-
tre la capa de arena limo-arcillosa y la capa de arena corriente y grava, se ha cal-
culado que la permeabilidad de esta última capa es de 19 m/día y la de la primera, de
2,0 m/día. Este valor concuerda con el establecido para la permeabilidad vertical de
la arena limo-arcillosa.
Los depósitos de las quebradas de la cuenca de Santa Rosa presentan una permea-
bilidad mucho más elevada; la prueba de bombeo efectuada en la Hacienda San Bosco ha
indicado que la transmisibilidad pasa de los 4 000 m3/día en el sector alto de dicha
cuenca. En el sector inferior, aunque un poco más pequeña, sigue siendo aún elevada;
en la prueba de corta duración efectuada en el pozo N 0 8761/0237-N1 se encontró que
el valor correspondiente era de 2 000 m3/día. Estos valores no resultan incongruentes
para los materiales de que se trata; éstos carecen de grava gruesa y contienen muy po-
cas partículas de arcilla y de limo.
141
2.7 Resumen
Por lo tanto, los más importantes materiales acuíferos están constituidos por
depósitos fluviales no consolidados. Sus características hidráulicas varían conside-
rablemente, dependiendo en gran medida del modo de superposición. También se encuen-
tran otros materiales acuíferos potenciales en el área del Proyecto, pero no contie-
nen agua freática. Estos diferentes materiales se encuetran confinados en áreas dis-
tintas o cuencas, en cada una de las cuales el agua subterránea es de un origen común.
Estas cuencas de aguas subterráneas, o áreas, indicadas en el dibujo 3, se describi-
rán a continuación.
La cuenca del valle lineal del río Huaura, ilustrada en el dibujo 3, se extiende
48 km, desde un punto situado más arriba de Sayán y prosigue aguas abajo hasta otro
punto por el que penetra en la llanura de Huacho. Se trata de una faja estrecha, de
1,0 a 1,5 km de anchura, con una gradiente pronunciada de 1,25 grados. El fondo del
valle contiene, en su subsuelo, depósitos aluviales de origen fluvial cuyo espesor va-
ría desde crestas muy delgadas hasta otras de más de 120 m. Son irregulares, en tér-
minos de sección, y se ven interrumpidas por ciertas elevaciones del lecho rocoso, tal
como puede observarse en las secciones E-E1 y F-F' del dibujo 13. La litología de
dos capas, indicada previamente -30 a 50 m de estratos intermedios de grava gruesa y
fangosa, y arena, por encima de un material finamente granulado— se encuentra evidente-
mente por todo el valle, si bien es menos marcada aguas arriba.
Más arriba del sector de estrechamiento y prosiguiendo hasta más allá de la Ha-
cienda Caldera (dibujo 4) está situada la subárea de Vilcahuaura. Dentro de esta uni-
dad, además del flujo freático y otras fuentes de recarga dentro del valle propiamen-
te dicho, el agua de percolación del exceso del riego procedente del área de Huaura
en la Quebrada de Vilcahuaura así como de las quebradas adyacentes, penetra en esta
subárea. Estas entradas adicionales, junto con la disminución de la salida del líqui-
do de esta unidad por los estrechos canalículos de descarga, han hecho que el nivel
freático de esta subárea sea elevado.
En general, los niveles del agua del subsuelo son más altos o bien iguaies a
los del río. No se observan fluctuaciones significativas en el nivel del agu&, y du-
rante el período de H a 16 meses que comprendió la observación, no se puso áe mani-
fiesto, al parecer, ninguna tendencia o cambio en dichos niveles* Por lo ta»to, pue-
de afirmarse que en las condiciones actuales la cuenca se encuentra en su pletta capa-
cidad, y que el agua del subsuelo se repone mediante la percolación profunda del
agua del riego, en cantidades suficientes para mantener la recarga con destino al río,
siendo éste un medio de salida normal.
El pliegue subterráneo más extenso y más profundo está situado al norte del río.
Aunque su perfil es asimétrico, el sector más profundo es bastante lineal. Puede
considerársele como una extensión del valle del río Huaura y sugiere una persistencia
de la discontinuidad estructural que el propio valle parece reflejar. El actual ca-
nal del río Huaura sigue bastante de cerca la cresta parcialmente enterrada que sepa-
ra las subcuencas del Huaura y la del norte. Durante un corto trecho (un kilómetro),
después de alejarse de la cuenca del valle, el río se sitúa en la subcuenca Huaura,
pero ya más abajo de la carretera Panamericana atraviesa la cresta de lecho rocoso y
sigue hacia el océano por la subcuenca norte. Sólo hay una delgada capa de material
de aluvión sobre casi toda la cresta entre estas dos subcuencas y, en el caso de que
se extraiga mucha agua de cualquiera de ellas, poca sería la cantidad de líquido que
se movería en el subsuelo a través de la elevación subterránea.
2 Subcuenca norte
Los materiales aluviales situados en la faja meridional del río son menos exten-
sos y más irregulares que los que se encuentran en la subcuenca de Huaura. Se trata
de dos pliegues sinclinales subterráneos. El septentrional, al que se hace referen-
cia como subcuenca norte, es el más pequeño y no se ha desarrollado bien. En la re-
gión que queda al este de la carretera, la línea de contacto entre el material de alu-
vión y el lecho rocoso es plana; el sector del acuífero tiene menos de 60 m de
espesor, y está constituido tan sólo por la zona superior del material de aluvión de
grano grueso.
2/ Véase "Geophysical Study for Land and Water Use Survey, Huaura River, February 1969",
por José E. Arce.
144
En las condiciones actuales, la fuente de reposición del agua del subsuelo, tal
como ocurre en otras áreas, es el exceso de líquido de las operaciones de regadío. Si
el nivel freático desciende a causa de la intensidad del bombeo,la recarga del flujo
del río también podría ser una fuente de reposición* La subcuenca está abierta al
océano, de modo que la salida subterránea no tiene ningún impedimento.
.3 Subcuenca sur
El pliegue estrecho y profundo que, con su material aluvial, existe bajo la co-
munidad de Huacho se ha designado como subcuenca sur. Se trata del canal subterráneo
de la Quebrada de Animas. Los sondeos de resistividad eléctrica efectuados en este
lugar indican un estrechamiento del pliegue precisamente al atravesar la carretera,
según se indica en el dibujo 15* Más arriba de este angostamiento, los valores de la
resistividad de los materiales acuíferos en su zona inferior son excepoionalmente ba-
jos, menos de cinco metros.
Los pocos registros disponibles acerca de los pozos que existen dentro de los
límites de Huacho indican que los materiales productores de agua son de grano más fi-
no que los del resto de la cuenca. Sin embargo, aunque cabe esperar que los materia-
lea de granulación más fina registren índices inferiores de resistividad, los valores
muy bajos que se han encontrado al este de la carretera sugieren que el agua del sub-
suelo de este área tal vez sea salina o, por lo menos, de calidad insatisfactoria.
La cresta subterránea que separa las subcuencas norte y sur está cubierta por un
delgado estrato de material aluvial, cuyo espesor se ha estimado en menos de 40 m en
casi todos los sectores. Lo mismo que en el caso de otras colinas subaluviales, la
posibilidad de corrientes subterráneas entre las distintas subcuencas es limitada.
La recarga de esta subcuenca procede no sólo de la infiltración del exceso del líqui-
do del riego sino de las corrientes superficiales de Quebrada de Animas. Se trata de
aguas de avenamiento que han llegado a la quebrada desde la cuenca de Santa Rosa.
•4 Niveles fre&tioos
Hay dos factores que limitan la utilidad de muchos de los pozos de la Llanura de
Huacho, por lo que respecta a la determinación de la configuración del nivel freático
y de la dirección del flujo. Casi todos los pozos están ubicados al sur del río y me-
nos de 15 de ellos llegan en profundidad a más de un metro por debajo del primer nivel
del agua encontrada. No obstante, los datos obtenidos proporcionan una medida de la
capa freática. Al efecto, se realizaron dos inspecciones oculares de todos los pozos
a un intervalo de seis meses¿ la primera inspección terminó en marzo de 1968, y la se-
gunda, en agosto del mismo ano. En base a estos datos se trazaron perfiles del nivel
hidrostático, según puede verse en los dibujos 17 y 18.
Al observar estos mapas, son pequeños o nulos los cambios de elevación del nivel
freático que pueden evidenciarse. Dos depresiones de bombeo son identificables: la
primera alrededor de los dos pozos municipales situados en el límite noreste de Huacho
y la segunda alrededor de los cinco pozos entubados utilizados por la Lever Pacocha
Company en el lado occidental de dicho punto, un poco hacia adentro de la estacada de
la playa.
La Pampa Huancayo está dividida por una cadena irregular de colinas en su parte
central, reduciendo de esa manera la sección de material de aluvión. Por encima de
este estrechamiento, en la subcuenca alta, dicho material está integrado, en general,
por arena y grava gruesa y su índice de transmisibilidad es muy elevado. En la parte
inferior del sector de angostamiento, en la cuenca baja, el material se hace más fino,
pues está constituido principalmente por arenas de grano medio a fino. Sin embargo,
la transmisibilidad sigue siendo elevada.
147
Debe señalarse que estas conclusiones son provisionales ya que se basan en los
registros correspondientes a un ano solamente. Cuando se disponga de mayor número de
datos, tendrán, posiblemente, que ser por lo menos modificadas.
148
La cuenca de Santa Rosa ofrece un buen ejemplo del concepto general de una
cuenca de aguas subterráneas; puede describirse como una depresión ocurrida en un es-
trato de rocas endurecidas que ha sido rellenada con materiales aluviales no consoli-
dados. Las aguas superficiales, provenientes en este caso del exceso de líquido uti-
lizado para el riego, se filtran en el medio aluvial y constituyen la recarga del de-
pósito de aguas subterráneas.
El agua del subsuelo pasa a través de los materiales acuíferos desde el extremo
superior de la cuenca hasta el inferior, en donde se eleva a la superficie y se des-
carga en la cuenca como flujo superficial; en el caso de las subcuencas alta y baja
la descarga se hace en la Quebrada de Animas, y en el caso de la subcuenca del río
Seco, en el río de este nombre.
Las tierras bajas están constituidas por depósitos aluviales flabeliformes com-
puestos de materiales gruesos y angulares y de distribución defectuosa, los cuales han
convergido para formar una gradiente relativamente uniforme. Sin embargo, hay muchas
colinas pequeñas esparcidas por toda la superficie, que interrumpen su uniformidad.
Los materiales de granulación gruesa se extienden visiblemente hasta una profundidad
de 40 a 50 m en dirección al océano. Es probable que bajo ellos se encuentre una ca-
pa más gruesa de materiales de granulación más fina, similares a los que se han obser-
vado en el agujero de exploración de Rontoy, como se indica en el dibujo 11. Siguien-
do la línea de descenso en dirección al océano, los materiales aluviales son modi-
ficados por el mar y forman una especie de estacada detrás de las playas.
En el área de San Felipe se hicieron funcionar tres pozos con el carácter de po-
zos de referencia. Los hidrogramas correspondientes pueden verse en el dibujo 16.
En todos ellos se observa un notable descenso de los niveles freáticos. La tasa de
retroceso oscila de 75 cm a 5 i1 en un ano. La tasa más baja se observó en un pozo
situado en la proximidad del océano, en tanto que la más alta correspondió a un pozo
perforado en el extremo superior de la cuenca. Además, los tres pozos registraron
la misma modalidad de fluctuación durante todo el año; un nivel máximo en marzo de
I968 y un nivel mínimo en octubre-noviembre. Esta elevación y depresión del nivel
coincide con los períodos de demanda máxima y mínima de agua con destino al riego.
Probablemente, el agua del subsuelo pasa rápidamente a la cuenca por un proceso de
percolación.
149
Tal como ocurre en la cuenca de Santa Rosa, no hay ninguna reposición natural de
agua dulce en la cuenca de San Felipe. Anteriormente, el agua para el riego se trans-
portaba por un canal a este área, ya que la única agua de que se hubiera podido dispo-
ner era salina, procedente del océano. Los materiales aluviales flabeliformes que
existen en el subsuelo de la gradiente de las tierras bajas se extienden indudablemen-
te hasta la ribera del mar, en forma similar a los materiales de la Llanura de Huacho,
creando con ello un acceso hidráulico al océano. Debido a la infiltración de las
aguas de riego, comenzó a formarse un cono de agua dulce sobre las aguas salinas que
probablemente existían en el lugar, y el material correspondiente comenzó a descargar-
se en el océano. Un resultado de este fenómeno es la presencia de amplias lagunas de
agua salobre a lo largo de la playa, que se han formado desde que comenzaron las ope-
raciones de riego de San Felipe.
En el extremo superior de la cuenca del valle del río Huaura, un poco más abajo
de Sayón, se encuentra la boca del tributario inferior de dicho río Huaura, es decir,
el río Chico. En el canal de este río se encuentra material de aluvión de grano grue-
so y sin distribuir que, por lo general, contiene bloques hasta de un metro. Estos
depósitos son característicos de un medio de flujos torrenciales (el flujo sigue una
gradiente de más de 2,5 grados). Los materiales respectivos contienen agua subterrá-
nea y, al respecto, se han perforado y se están explotando algunos pozos en este ca-
nal. La ubicación de estos pozos se indica en el dibujo 8. Sin embargo, los rendi-
mientos son sólo de cuantía moderada y, lo que es más importante, el almacenamiento
de agua en el subsuelo es pequeño (véanse los datos sobre pruebas de bombeo en el cua-
dro 5).
El agua del subsuelo del canal del río Chico puede utilizarse como un limitado
suministro complementario para las operaciones de regadío. No obstante, debido al rá-
pido cambio de elevación y a la pequeña capacidad de almacenamiento, no resultaría
práctico considerar un desarrollo que abarque toda la cuenca de este área.
Hacia el oeste, la pampa se mezcla con la zona de Las Salinas, una cuenca de eva-
poración situada por debajo del nivel del mar. La Laguna Madre, un lago salado cuya
superficie yace a cinco metros por debajo del nivel del océano, se rellena por la fil-
tración del agua marina que pasa a través de la barra de arena que separa la laguna
del mar. En la actualidad hay dos compañías que explotan las salinas extrayendo su
sal. Se ha indicado que la producción de Álcalis Peruana S.A., empresa subsidiaria
de la Paramonga S.A., ascendió a 40 000 t en I968. La otra mina, explotada por el Go-
bierno, tiene una producción ligeramente mayor.
Este área, a pesar de que su subsuelo contiene extensos materiales que pueden
producir agua, no es, en las condiciones actuales, una fuente de agua subterránea
utilizable. En el subsuelo del sector contiguo a Las Salinas existe agua, pero se tra-
ta de una mezcla salada y, por lo tanto, no aprovechable. Sin embargo, puede ser que
con el transcurrir del tiempo los planes de riego formulados para este área modifiquen
en forma significativa las condiciones de la capa freática.
150
Todos estos datos indican que el lecho rocoso está situado muy por debajo de la
superficie del suelo en la región comprendida entre Las Salinas y el área propuesta
para el desarrollo del regadío. Asimismo, los materiales no consolidados que cubren
la roca de fondo están evidentemente agrupados en dos capas, en forma similar a las
encontradas en la Llanura de Huacho. No obstante, en este caso, el agujero de explo-
ración ha indicado que bajo la capa superior de materiales de grano grueso existen
arenas de grano fino a medio, en las cuales casi no se encuentra grava ni arena gruesa.
Se supone que estos materiales subyacentes son antiguas arenas acarreadas por el vien-
to.
Los trabajos de exploración efectuados por la empresa Álcalis Peruana S.A., con
objeto de determinar la extensión de los depósitos de sal de Las Salinas pusieron de
manifiesto que las capas de balita cristalina y de yeso, están separadas por estratos
de arena de grano fino a medio y de sedimentos arcillosos. El registro de uno de es-
tos agujeros se ha consignado en el dibujo 11.
El técnico Sr. R. Leuenberger ha estimado que las necesidades de riego para esta
nueva área equivaldrán, por término medio, a 5»5 ni3 por segundo, en el supuesto de
que la eficiencia del riego sea de 65 por ciento. Sobre esta base, es probable que
1,37 raVs, o sea, el 25 por ciento del agua utilizada, se filtre al subsuelo.
Una gran proporción de esta percolación profunda pasará directamente al mar. Sin
embargo, algunas cantidades de líquido se dirigirán a Las Salinas, posiblemente, la
mitad, o sea, 0,7 m^/s. No existe evidentemente ninguna barrera de roca subyacente u
otros obstáculos que pudieran desviar este flujo que va en dirección a Las Salinas.
No obstante, habrá de transcurrir un tiempo considerable hasta que se forme un depósi-
to de agua subterránea que llegue al referido punto de Las Salinas.
Se recomienda que el sistema de observación esté integrado por una serie de pe-
queños agujeros revestidos interiormente, cinco de los cuales habrían de perforarse
a lo largo del límite noroeste de la propuesta zona de riego, entre la carretera y el
océano. La profundidad de los agujeros deberá ser de unos 20 m por debajo del nivel
del mar. El primero de ellos habrá de perforarse a unos tres kilómetros al sudeste
de la carretera, en tanto que los demás habrán de espaciarse a intervalos de un kiló-
metro en dirección al océano. También deberá establecerse una segunda línea compues-
ta por dos o tres agujeros de observación, a unos dos kilómetros de distancia hacia
el norte en relación con la primera línea. Asimismo, habrán de perforarse dos aguje-
ros más de observación dentro de la zona regada, a unos dos kilómetros de su límite
noroeste.
Los análisis químicos normales respecto a las muestras de agua extraídas compren-
dieron lo siguiente: determinación de los cuatro aniones y cationes más comunes, ex-
presados en su equivalente de miligramos por litro; total de sólidos disueltos, expre-
sado en gramos por litro, y la conductibilidad eléctrica, junto con el pH del agua.
Además, algunas muestras se analizaron con objeto de determinar su contenido de boro,
el cual se ha expresado en partes por millón.
152
El agua del valle del río Chico y del sector superior del valle del río Huaura
ha sido clasificada como del tipo bicarbonato de calcio-sodio. En general, es simi-
lar al agua del río. El total de sólidos disueltos es algo más elevado, del orden de
0,35 a 0^5° g/l» SI ligero aumento de este total indica que la eficiencia del riego
es pequeña, o bien que el agua del río recarga el acuífero directamente. Aunque los
datos recogidos en relación con el nivel freático no confirman esta última asetera/-
ción, cualquier evidencia concluyente tiene que apoyarse en registros que abarquen un
mayor período.
Hacia el extremo inferior del valle, el agua del subsuelo contiene una mayor
cantidad de sulfates y adquiere un tipo mixto, es decir, forma un elemento de tipo
sulfato-bicarbonato de calcio-sodio.
LLANURA DE
HUACHO
70/14 - SI 7 - 2-68 0.69 7.7 5.4 2.0 1.55 0.07 4.6 0.0 2.6 1.8 1
*1
71/16 - Ql 3-10-68 1.25 8.0 7.4 3.0 3.7 0.13 5.0 1.0 2.4 5.8 0.96 0.26
72/17 - B1 8 - 3-68 0.82 7.3 6.4 1.8 1.7 0.10 5.4 0.5 2.3 1.8 0.8o
72/18 - NI 12- 3-68 0.63 8.1 4.0 1.8 1.6 0.08 3.2 0.0 2.8 1.4 0.71
72/21 - Q1 5- 3-68 0.69 7.9 4.4 2.2 1.18 0.13 4.6 0.0 1.3 2.0 0,^7
73/14 - MI 19- 2-69 0.86 7.3 6.0 1.85 1.95 0.12 5.6 0.0 2.8 1.5 0,45 0.23
73/15 - J1 10-10-68 0.80 7.6 5.6 1.8 2.0 0.11 5.2 0.1 2.6 1.66 0.62 0.25 1
73/17 - HI 12- 3-68 O.78 7.9 6.2 1.6 1.7 0.1 5.0 0.5 2.3 1.8 0.82
73/19 - C1 i 8 - 3-68 O.78 7.4 6.0 1.2 1.8 0.07 5.4 0.0 1.8 1.8 O.SO
73/19 - si 5 - 3-68 0.&3 | 7.4 6.0 2.2 1.6 0.15 5-4 0.5 2.0 2.0 0.53
73/20 - R1 8 - 3-68 1.98 7.6 9.6 4.8 5.3 0.61 10.-4 2.0 2.9 5.0 1.75 1
79/16 - SI I 1 0 - 4-69 1.35 7.0 8.8 3.1 3.8 0.17 4.2 0.0 1 é.i 5.5 i.i% ©.£% 1
9-10-68 1.43 7.8 9.6 3-75 3.1 0.14 4.1 2.0 3.S 6.6 1.» 0.28 I
79/18 - P1
SAN FELIPE
87/11 - J1 6-11-68 2.12 8.0 1.1 1.1 20.0 0.92 2.4 1.0 i*** t.8 1*40 «*25 1
87/11 - SI 6-11-68 1.05 8.0 0.6 0.35 11.1 0.59 3.4 0.0 í §.* *.© 0.7? 1 *.** 1
87/12 - F1 4-10-68 3.99 8.7 2.0 1.0 49.0 0.6 2.6 2.© 24.$ m «9 '• M 2.2 1
8 8 / 1 1 - J1 6-11-68 2.23 8.8 0.08 0.4 23.6 0.3 4.6 1.0 I ?«l l-M i.%i } t»S i
1 89/15 - H1 4-10-68 4.0 7.9 10.0 1.5 42.0 0.7 3.0 0.0 ».T tf.f 3. i * §•# I
I 91/12 - DI 4-10-68 7.28 8.7 3.0 0.75 72.5 O.65 4.5 5.0 - 4 . f < #©•$ *•$? **# 1
155
El contenido de minerales en las aguas que se encuentran al sur del río se debe
probablemente al fenómeno de concentración resultante de la utilización del agua del
propio río. Al norte de éste, en la subcuenca Huaura, la capacidad de almacenamiento
es mucho más amplia, de modo que el movimiento hídrico a través de la subcuenca es in-
dudablemente mucho más lento y, por tanto, habrá mayores cantidades de sales del suelo
capaces de formar solución.
Como las aguas de avenamiento del área de Santa Rosa han comenzado a pasar por
percolación a la subcuenca sur, el agua que llega a esta última área es un poco dife-
rente. Esto se pone de manifiesto en la muestra tomada del pozo N 0 8773/0220-R1. En
este caso, el total de sólidos disueltos es mucho más elevado, del orden de 1,75 g/l
y también el contenido de cloruros es relativamente alto.
Hasta hace unos 15 anos, la cuenca de Santa Rosa era, en lo esencial, una quebra-
da seca. Poca era la cantidad de agua que recibía por percolación a través del relle-
no aluvial para que pudiera contener algún material soluble. Por consiguiente, cuan-
do se implantó el riego, el líquido se filtró a través del material de aluvión y el
agua subterránea adquirió los elementos correspondientes. El análisis de las muestras
extraídas de los pozos de Santa Rosa indicó que en la subcuenca alta y en la subcuen-
ca de río Seco había escasa acumulación de sales en el agua, pero se observó un nota-
ble cambio de tipo. En estas cuencas, el total de sólidos disueltos es inferior a
0,57 g/l» pero debido a la utilización del agua del río, el agua local se modificó y
adquirió el tipo de sulfato-cloruro-bicarbonato de sodio.
El agua de los depósitos aluviales que existen en el subsuelo de las tierras ba-
jas de San Felipe tiene la misma cronología breve que el agua de Santa Rosa; su pre-
sencia es el resultado de la infiltración del exceso del agua de regadío. En esta zo-
na, el riego comenzó a aplicarse hace menos de 20 años.
La mayor diferencia en las condiciones físicas entre San Felipe y Santa Rosa es
el hecho de que el bajo de San Felipe se une al océano. Por consiguiente, antes de
que se iniciase el regadío, los materiales subyacentes contenían probablemente aguas
salinas residuales. Esta hipótesis se ve vigorosamente confirmada por la pobre cali-
dad del agua encontrada en los pozos entubados profundos perforados en la cuenca. Co-
mo se observa en el cuadro 7, estos pozos son los siguientes: N 0 8787/0212-FI, N 0
8789/0215-Rl y NO 8791/0212-Dl. En los pozos de tajo abierto y poco profundos se en-
contró, en general, el mismo tipo de agua subterránea, es decir, el tipo sulfato-
cloruro de sodio, pero con un valor bastante inferior por lo que respecta al total de
sólidos disueltos, 0,77 a 1,41 g/l, en contraste con 2,80 a 4,57 g/l.
156
Esta diferencia en el contenido indica que las aguas de riego filtradas están re-
duciendo el alto contenido de sal del material de aluvión. Esto sólo puede determi-
narse después de hacer observaciones sobre la calidad durante un prolongado período,
por lo menos, de cinco años.
Con objeto de agrupar las distintas aguas en estas clases, hay que tener en cuen-
ta cuatro factores. Estos y los correspondientes límites para cada una de las tres
clases se indican a continuación:
Conductancia
millimhos/cm Menos de 1,0 1,0 a 3,0 Más de 3,0
25OC
Contenido de
Menos de 5 5 a 10 Más de 10
cloruros mg/l
Sodio % Menos de 60 60 a 75 Más de 75
Boro ppm Menos de 0,5 0,5 a 2,0 Más de 2,0
157
Al aplicar esta clasificación a las aguas del subsuelo del área del Proyecto se
ha encontrado que las que existen en el valle del río Huaura y en la cuenca de la Lla-
nura de Huacho corresponden, en general, al grupo de buenas a excelentes.
Las aguas de la cuenca de Santa Rosa son, hasta cierto punto, no corrientes; pres-
cindiendo del porcentaje de sodio, las aguas de la subcuenca alta y la subcuenca de
río Seco pueden también clasificarse como buenas. Sin embargo, su alto porcentaje de
sodio tiende a reducir su utilidad. Este elevado porcentaje de sodio es una indica-
ción de los valores de intercambio de base, potencialmente desfavorable. Tiende,
además, a desflocular la arcilla o el limo de los suelos, creando una costra dura que
puede llegar a ser casi impermeable. Cabe dudar de que esta circunstancia plantee un
grave problema en los suelos arenosos del área de Santa Rosa.
La última cuenca que hay que examinar es la de San Felipe. En este caso, el agua
subterránea puede clasificarse, por lo general, como perjudicial o peligrosa para la
mayoría de los cultivos. Desde luego, estas aguas podrían mezclarse con otras de me-
jor calidad, por ejemplo, con la del canal del río, con lo cual se obtendrían mayores
cantidades de líquido de calidad aceptable. Debe indicarse, asimismo, que con una
cuidadosa atención de los cultivos y de las prácticas de riego, estas aguas pueden
utilizarse con buenos resultados.
Basándose en los datos presentados hasta ahora, es evidente que dentro del perí-
metro del Proyecto, el agua del subsuelo se almacena en cuencas distintas y separa-
das.
Rendimiento específico
En la zona saturada de los materiales acuíferos, el agua del subsuelo ocupa todos
los intersticios. Pero no todo este líquido puede movilizarse por avenamiento. Cier-
tas cantidades de agua se quedan en su sitio, a pesar de la gravedad, debido a las
fuerzas de tensión molecular y superficial entre el líquido y las partículas del suelo.
El agua que se escapa en virtud del drenaje por gravedad pasa a los pozos y se expresa
en términos de rendimiento específico. Se trata de la relación, indicada en porcenta^
je, entre el volumen de agua que se escapa por gravedad y el volumem del material satu-
rado del cual aquélla procede.
Los acuíferos que se encuentran en el área del Proyecto están formados por capas
intermedias de arenas y gravas arenosas (cuyo rendimiento específico puede ser de 15
a 25 por ciento), arenas y gravas cenagosas (cuyo rendimiento específico se ha calcu-
lado entre 5 y 10 por ciento) y limo y arcilla arenosa (con un rendimiento específico
calculado en tres a cinco por ciento).
En relación con tal límite práctico en sentido vertical, se han calculado las
capacidades del almacenamiento utilizable en cada una de las unidades de la cuenca res-
pectiva y los resultados correspondientes se han insertado en el cuadro 8.
Cuadro 8
CAPACIDAD DE ALMACENAMIENTO DE AGUA SUBTERRÁNEA EN LAS DISTINTAS CUENCAS
Capacidad de almacenamiento
Area superficial Rendimiento medio de los primeros 40 m de
Cuenca efectiva específico material saturado en
(millones de m2) estimado % millones de m3
Capacidad/m Total
Santa Rosa
Subcuenca alta 21,1 18 3,80 152,0
Subcuenca baja 27,4 18 4,93 197,0
Rio Seco 7,0 15 1,05 42,0
San Felipe 45,7 15 6,85 274,0
Valle del río Huaura
Subárea Alcantarilla 15,6 15 2,3 94,0
Subárea Vilcahuaura 20,5 15 3,1 123,0
Subárea Humaya 18,7 15 2,8 112,0
Subárea Quipico 17,0 15 2,5 102,0
Subárea Sayán 15,3 15 2,3 92,0
Llanura Huacho
Subcuenca Huaura 32,1 15 4,3 193,0
Subcuenca norte 10,8 15 1,6 65,0
Subcuenca sur 16,2 15 2,4 97,0
El segundo factor básico que limita el rendimiento del depósito de agua del sub-
suelo es la cantidad permanente de agua que lo reabastece. En conexión con tal factor
hay que considerar el agotamiento o salida del líquido. Los valores medios de entra-
da y salida del agua determinan el balance hidrológico que señalará las distintas can-
tidades de agua del subsuelo que podrían extraerse para una determinada finalidad.
Al fin de cuentas, todas las fuentes de recarga del subsuelo proceden del flujo
del río Huaura. En la zona costera no hay precipitaciones ni tampoco ríos que atra-
viesen este área. El vehículo principal por medio del cual el agua llega al subsuelo
en todas las cuencas es la percolación profunda del exceso del agua utilizada en el
riego, tal como se ha indicado anteriormente. Entre las demás fuentes posibles de re-
carga cabe citar la infiltración del flujo en el canal del propio río Huaura, la in-
filtración de las aguas de avenamiento de Quebrada de Animas y la entrada de agua sub-
terránea a través de las secciones aluviales que existen entre las distintas cuencas.
Los elementos del escape del agua del subsuelo comprenden: la elevación del nivel
160
Las tasas de infiltración del canal de flujo han sido ya medidas y examinadas an-
teriormente (véase el cuadro 6 ) .
Si estas condiciones llegasen a cambiar, el canal podría convertirse en una fuen-
te potencial de recarga. Se estima que una tasa de infiltración de 0,10 m^/s por ki-
lómetro de corriente puede considerarse como razonable, en el caso de que los niveles
freáticos desciendan en grado suficiente.
3.3 Aguas de drenaje en la Quebrada de Animas
El agua del subsuelo pasa de la cuenca de Santa Rosa como flujo superficial a la
Quebrada de Animas. En la subcuenca baja, el agua se eleva hasta la superficie debido
al estrechamiento de la sección aluvial en el extremo inferior de la cuenca. Esta
agua desciende a la quebrada y se vierte en la subcuenca sur de la Llanura de Huacho.
Las mediciones periódicas del flujo en la quebrada oscilan de 1,5 a 2,5 m3/s.
161
Estas aguas han dado lugar a elevados niveles freáticos en el lado superior de
la subcuenca sur, pero las mediciones del flujo efectuadas en I968 a lo largo del car-
nal que va hacia el mar no indican la ocurrencia de pérdidas. Sin embargo, lo mismo
que en el canal del río Huaura, el exceso de agua de riego penetra en este canal y
hace difícil la evaluación.
El agua del subsuelo que pasa a través de los materiales aluviales en la sección
B-B1, según se indica en el dibujo 13, proporciona un medio de recarga para la sub-
cuenca Huaura y, al mismo tiempo,es una vía de descarga de la subárea Alcantarilla de
la cuenca del valle. La misma relación de movimiento del agua freática se observa en
cada límite entre las diferentes subáreas.
La cantidad de flujo subterráneo que cruza el límite de una cuenca puede calcular-
se por medio de la siguiente ecuación;
La salida de agua de San Felipe hacia el océano se ha calculado en: 0,80 m3/s.
162
Se cree que los cálculos efectuados por el Sr. M. Plores Coronado correspondien-
tes a 1968, en lo que se refiere a la extracción de aguas subterráneas son represen-
tativos de las extracciones realizadas en los últimos tres años. Puede observarse
que tan sólo en Santa Rosa la cantidad de agua extraída por medio de bombas es de una
magnitud significativa en relación con los cálculos relativos a la reposición hídrica
de la cuenca.
Al revisar los valores calculados para la reposición y salida del agua, puede ob-
servarse que en algunas áreas se registran, al parecer, grandes desequilibrios. Por
ejemplo, en la cuenca de Santa Rosa la única fuente de recarga, es decir, el exceso
del agua de regadío puede proporcionar, según los cálculos correspondientes, 1,11
m^/s por el proceso de percolación profunda. Sin embargo, las mediciones mínimas
del volumen del drenaje en Quebrada de Animas corresponden a 1,5 m3/s.
El retomo del agua del riego es una importante partida en lo que concierne al
balance hidrológico y, debido a la poca vigilancia actual, es difícil evaluar esa par-
tida en relación con las demás. No obstante, las cantidades en que se han estimado
las referidas partidas -percolación profunda del exceso de agua del regadío, flujo
subterráneo y extracción por medio de bombas- son de la magnitud apropiada y muestran
una congruencia general.
No se ha hecho ninguna tentativa para reajustar las cifras con objeto de presen-
tar un equilibrio hidrológico. Se duda de que en las condiciones actuales, la formu-
lación de tal balance ofrezca alguna utilidad. El suministro de agua subterránea hem-
bra de tener algún valor tan sólo en términos del futuro desarrollo del área del río
Huaura. Tal como se ha indicado ya, el agua del subsuelo de esta zona depende, en
último término, de la reposición procedente del flujo del río.
elemento en las actuales tierras cultivadas. Esto ha quedado demostrado en los es-
tudios efectuados por el ingeniero experto en irrigación. Este ha llegado a la con-
clusión de que si se aplican mejores métodos de regadío, se efectúa una mejor nive-
lación de los terrenos y se implanta un control apropiado para la distribución de
agua, las necesidades de este elemento en las tierras en cultivo (30 600 ha) sufrirían
tan sólo pequeñas deficiencias periódicas que no tendrían un efecto crítico para los
cultivos.
Por tanto, las primeras medidas que se proponen para el pleno desarrollo de las
tierras y de los recursos hidráulicos consisten en el mejoramiento de los métodos de
riego y de distribución de agua en la actual zona explotada. Esto permitirá incre-
mentar el porcentaje de la tierra ya desarrollada y actualmente en cultivo.
Aunque el flujo medio anual del río Huaura supera al promedio anual de las nece-
sidades de riego, las variaciones estacionales de la corriente serán inferiores a la
demanda. Con objeto de determinar las probables cantidades del exceso o deficiencia
del flujo que podrían relacionarse con el proyecto propuesto, se ha hecho un análi-
sis de la operación correspondiente, utilizando los registros del caudal del río Huaura
según las mediciones efectuadas en Aleo desde 1912. Basándose en estos registros y
en las modificaciones que ocurren en el flujo debido al funcionamiento de los embalses
de superficie, se han calculado en Aleo valores mensuales de los excedentes o defi-
ciencias en relación con la demanda del riego de dicha área.
El período más crítico que se observó durante el intervalo que abarcó el estudio
fue de doce años, es decir, de 1955 a 1966. En estos años queda comprendido el año de
flujo mínimo, 1958t y debe señalarse que tan sólo en dos años el flujo natural excedió
al promedio registrado durante el período de estudio. La cantidad de agua subterrá-
nea que puede extraerse de una cuenca se verá limitada por el volumen de líquido dis-
ponible durante este período. Las deficiencias y excedentes que ocurrirían en los dos
sistemas sustitutivos señalados para la etapa II de desarrollo durante este período se
indican en el cuadro 9* El promedio anual de bombeo que se requiere en ese intervalo
será de 2,34 m3/s para la etapa lía y 4,20 m3/s para la etapa lib. El máximo rendi-
miento o suministro potencial de agua subterráiiea de una cuenca durante el período crí-
tico determinará el tope de la capacidad de bombeo en los proyectados planes de desa-
rrollo.
Como una ayuda para determinar la mejor forma de satisfacer las necesidades de
agua subterránea en los dos planes sustitutivos conviene observar, en primer término,
la forma en que la fuente de suministro de agua del subsuelo podría cambiar en relación
con la establecida de conformidad con las actuales condiciones reales de aprovechamien-
to de la tierra. Las mejoras de los métodos de riego y la expansión del área atendida
según el plan formulado por R. Leuenberger para la etapa I tendrían que quedar termina-
das. Como aún no se utilizaría el agua del subsuelo, las condiciones sólo se modifica-
rían en relación con un cambio en el suministro. La primera fuente de suministro sigue
siendo la percolación profunda del exceso del agua de regadío. El referido técnico
R. Leuenberger ha estimado las cantidades correspondientes a la percolación profunda en
la etapa I de desarrollo. Tomando como referencia tales cálculos, los valores para
la percolación profunda serían los siguientes:
En cada uno de los planes indicados para la etapa II, sería conveniente concentrar,
en la mayor medida posible, la extracción de agua subterránea en la cuenca del valle.
El sistema de distribución para todas las áreas comienza en el valle, mediante los ca-
nales de desviación que salen del río. Vaciando en estos canales el agua extraída por
medio de las bombas, se realizaría una operación de ordenación más sencilla que la de
asignar cada pozo a una zona específica.
Al formular planes para atender a las necesidades del suministro de agua del sub-
suelo, prescindiendo de la energía hidroeléctrica, el asunto más importante será deter-
minar el emplazamiento de los pozos que resulte más ventajoso para las actividades de
explotación. Las cantidades que se extraigan no son lo suficientemente elevadas para
someter a esfuerzo la capacidad del suministro total. Por otra parte, las cantidades
que se requerirían en el caso de la etapa lib son bastante elevadas y, al respecto,
será necesario considerar en forma más cuidadosa la ubicación en función de la produc-
ción de los pozos.
165
Cviadro 9
EXCEDENTES \J Y DEFICIENCIAS MENSUALES EN LA PROYECTADA ETAPA II
DE DESARROLLO SIN UTILIZAR AGUA SUBTERRÁNEA (EN m3/s)
BASADO EN DATOS DEL PERIODO CRITICO REGISTRADO DURANTE 1955-66
l
Ano E F M A M J J A S 0 N D
1955 Til 44,1 60,4 20,1 7,1 4,1 2,8 3,6 5,6 8,1 11,2 14,0
Si 10,2 60.4 20,1
7,3 13,3 11,5
1956 19,0 14,6 26,2 21 4 0,9 4,8 3,2 3,6 5,5 7,7 10,9 15,7
% 16,9 14,38 1&,70 13% 4,9 8,2 12,1 19,1
1957 2 / ! 18,3 3,1 2,9 1,2 6,4 4,7 3,0 3,6 5,5 7,9 10,6 13,1
3 / i 15,8 3 iP5 3,89 1,50 5,3 6,2 8,4 9,6 10,0 10,4
1958 2 / • 15,5 , 3,8 21,0 8,1 9,0 4,9 3,2 3,9 5,8 7,9 | 11,3 15,7
3/ 12,5 ! 4,81 12,75 8,4 7,6 8,0 9,0 11,0 9,9 i 15,6 18,9 !
1959 2 / ; 19,7 ! Jlii Mil 6,1 5,4 4,8 3,1 3.9 5,9 8,1 i 11,2 4,8
3 / ' 22,5 ' 15,21 15,54 6,15 1,5 11,3 11,5 i 14,5 —
I960 2/ i 2,4 I 0 ! 5TI I 9,2 8,8 4,9 3,2 4,0 5,8 8,0 10,8 15,7 .
3/ ! 2,39 \ 0,01 4,33 ! - 4,0 7,9 7,9 9,3 10,9 11,0 11,6 18,7 :
1961 2/ 11,0 | IJ 0,3 ¡ 13,6 7,2 4,7 3,2 3,8 5,7 8,1 7,6 6,8 i
3/ 7,2 • 1,69 0,06 , - 2,9 5,8 7,2 8,3 10,1 11,8 4,7
1962 ¡2/ Ají | 1x0 33,0 | 15,1 5,4 4,7 2 , 8 ¡ 3,6 I 5,5 7,8 10,5 13,8 j
¡ 3/ . 4,75 ! 3,65 22,95 j ^ —
i
1965 2/ • 8,4 7,1 31 4,4 8,2 4,7 2,9 3,6 ' 5,5 8,0 10,9 15,1
3/ _ 8,4
4o
21,68 2,5 5,2 6,4 j 8,3 10,4 12,2 14,2
1966 2/ ; 3,5 15,2 1,1 7,8 7,5 4,3 3,0 3,6 I 5,5 4,0 7,4 5,9
1/ j 3,50 10,1 M4 3,5 7,5 6,8 6,1 6,3 8,5 1,0 4,5 1,9
El suministro de agua del subsuelo en el valle del río Huaura puede ser explota^
do en su totalidad durante la etapa lib. En el plan respectivo, el sistema de distri-
bución comprenderá la construcción de un canal principal revestido interiormente, que
se extenderá desde el límite de la subcuenca Quipico-Sayán hasta la línea divisoria
de las subcuencas Alcantarilla y Vilcahuaura. Los canales de desviación recibirán el
agua del canal principal. Este permitirá el aprovechamiento total de la capacidad de
almacenamiento en el extremo de la cuenca, un poco más abajo de la subcuenca de Sayán,
sin que ocurran pérdidas por percolación del flujo.
En la cuenca del valle, las fuentes de suministro de agua del subsuelo son las
siguientes: la percolación profunda del agua de riego; la percolación del flujoj la
entrada subterránea de agua procedente de la zona de riego de Huaura, más arriba de
las subareas de' Vilcahuaura y Humaya, y la entrada del exceso de agua de riego proceden-
te de la zona situada más arriba de Sayán. Además, es posible obtener agua del sub-
suelo recurriendo al líquido almacenado, como abastecimiento adicional durante el pe-
ríodo crítico. Se ha supuesto que la entrada de agua subterránea es igual a la sali-
da. La cantidad media utilizable en cada una de las subareas se indica en el cuadro
10.
Por tanto, el total del suministro potencial en la cuenca del valle durante el
período crítico será de 3»34 m3/s. Esta cantidad es inferior a la requerida durante
el referido período crítico. Una cantidad media de, por lo menos, 0,85 m^/s debe
suministrarse desde alguna fuente situada fuera del valle.
' - - —\
„ . ,, . _,_ Subárea Subárea Subárea Subárea Total del 1
Fuente del suministro ., , ..... Subárea
Alcantarilla Vilcahuaura Humaya Sayán valle
Quipico
Percolación profunda del
agua de riego 0,266 0,370 0,302 0,270 0,240 1,448
Recarga potencial por el flujo 0,14 0,13 0,175 0,175 0,620
Percolación profunda, o entra- (0,75 Irr. (0,25 Irr. (de más arriba
da de agua de riego de Huaura, Huaura) Huaura) de Sayán)
o de más arriba de Sayán 0,356 0,119 0,243 0,718
Extracción para almacenamiento
utilizando 20 m de la sección
saturada 0,123 0,162 0,148 0,134 0,567
Total de la extracción media
anual de agua subterránea para
el período crítico 0,529 1,018 0,744 0,579 0,483 3,353 |
168
Por consiguiente sería deseable aplicar los útlimos metros cúbicos de capacidad
en las áreas en donde es probable que los pozos registren el más elevado rendimiento,
y el primer metro cúbico en las zonas en donde resulte conveniente una variación mí-
nima en la cuantía de la descarga. Teniendo en cuenta todas estas consideraciones,
se ha preparado una distribución de las extracciones del agua del subsuelo, utilizan-
do plenamente el suministro potencial del valle y dividiendo el saldo entre la cuenca
de Santa Rosa y la subcuenca de Huaura de la Llanura de Huacho.
Sin embargo, antes de que este esquema se considere válido, será necesario asegu-
rarse de que existe una suficiente demanda para riego más abajo del punto de extracción
del líquido del subsuelo, con objeto de utilizar la cantidad respectiva, sea en el ca-
nal principal o en el canal de desviación. En el análisis de los déficits periódicos
durante el período de estudio, se ha encontrado que la máxima deficiencia posible en
un solo mes, basándose en una capacidad de bombeo de 7 m3/s, equivaldría al 30 por
ciento de la demanda de agua para riego. El mes más crítico del año es octubre. Por
consiguiente, la capacidad de bombeo dentro de cada unidad habrá de limitarse al 70
por ciento de las necesidades de agua de octubre en el terreno de que se trate. Estos
valores se han indicado en el cuadro 11.
Otra de las razones que hay que tener en cuenta para limitar el empleo del agua
del subsuelo en la cuenca, es la de que el líquido procedente de Santa Rosa habrá de
aprovecharse, según los planes respectivos, en el riego de Quebrada de Animas.
La máxima demanda de agua para riego calculada para Pampa de Animas es de 0,90
m3/s. Esto equivale aproximadamente al 50 por ciento del volumen calculado para la
percolación profunda en Santa Rosa. Según el actual programa de ordenación de agua
del subsuelo, una capacidad de bombeo de 2,00 m3/s en la cuenca de Santa Rosa repre-
sentaría una extracción media de 0,49 m3/s durante el período crítico. Este agua se
volvería a utilizar, de modo que el uso consuntivo real sería tan sólo de 0,25 m3/s
basándose en una eficiencia de riego de 50 por ciento. En esta forma, el proyectado
uso del agua del subsuelo permitiría mía percolación en cantidad suficiente para lo-
grar la salida requerida.
Para obtener el agua que, según los planes correspondientes, habrá de extraerse
por los medios más económicos y eficientes, será necesario hacer una investigación de
las cuencas con objeto de diseñar los campos en que han de perforarse los pozos. Sin
embargo, basándose en las investigaciones realizadas hasta ahora pueden proponerse al-
gunas directrices.
El emplazamiento de los pozos en la cuenca del valle deberá regirse por dos fac-
tores: 1) establecer los emplazamientos en la vecindad del canal del río para lograr
que los niveles freáticos desciendan en su proximidad proporcionando de esta manera
tasas máximas de percolación en el canal; 2) establecer los emplazamientos cerca del
canal principal o del punto de descarga, con objeto de minimizar los sistemas de trans-
porte. Los intervalos de espaciamiento de los pozos no deben ser inferiores a los
300 m. Las capacidades mínimas de los pozos se determinaron en función de la eleva^-
ción máxima del bombeo requerido. Este hecho se presenta cuando la zona de almacena^-
miento (de un espesor de 20 m de material saturado) se desagua.
Cuadro 11
PROYECTO DE UTILIZACIÓN DEL AGUA SUBTERRÁNEA
(Para el plan de la etapa II con energía hidroeléctrica)
(en metros cúbicos por segundo)
Capacidad de bombeo 0,50 1,26 0,67 0,48 0,78 1,34 2,00 7,00 1
Areas servidas por la 50 % del Area Area Areas Nueva área Vilcahuaura Area
capacidad de bombeo área San Felipe Ingenio Andahuasi y Las Salinas Campiña, 50 $ de Santa Rosa
Acaray (canal) (canal) río Seco Acaray
(canal) (canales)
70 % de las necesida-
des de riego de octu-
bre en las zonas ser-
vidas 0,64 1,54 0,64 1,06 3,3 1,87 2,8 11,85
Pozos activos
1) Descarga mínima 80 70 65 45 60 70 80
2) Pozos requeridos
(10 % de capacidad
de reserva) 7 20 11 11 14 20 27 110 \
170
Para evitar las pérdidas por percolación en el canal, la extracción del agua del
subsuelo no sólo debe limitarse a una cantidad inferior a la equivalente a la perco-
lación profunda del exceso de agua de riego, sino que, además, el emplazamiento de
los pozos debe fijarse lejos del río, para que el radio de influencia del pozo no
llegue hasta la corriente de este último. Como orientación general, la distancia
debe ser, por lo menos, de 500 m en relación con el canal del río. El radio de in-
fluencia calculado para los pozos es inferior a esta distancia, pero lo suficiente
para aplicar este criterio conservador.
Al revisar el cuadro 10, puede observarse que el promedio calculado para la per-
colación profunda en la subárea de Alcantarilla es de 0,266 m3/s y en la subárea de
Vilcahuaura, de 0,370 m3/s. Además, la percolación profunda del agua de riego proce-
dente de la empresa Irrigación Huaura, que penetra en el área de Vilcahuaura, ascien-
de a 0,356 m^/s. Este suministro podría utilizarse casi al máximo durante el perío-
do crítico sin producir pérdidas significativas por percolación. En la subárea de
Alcantarilla éstas pérdidas carecen de importancia.
Teniendo en cuenta estos factores, se propone que 10 de los pozos (con una capa-
cidad total de 0,60 m3/s) se establezcan en la subárea de Alcantarilla, y 13 de ellos
(con una capacidad total de 0,80 m3/s) en la subárea de Vilcahuaura. Esto vendría a
significar una extracción media anual de 0,33 m3/s en la subárea de Alcantarilla, y
0,53 m3/s en la subárea de Vilcahuaura, durante el período crítico. Estos valores
sólo excederían al de la percolación profunda en la subárea de Alcantarilla, en la
cual esto carece de importancia.
En relación con estos requisitos, debe señalarse que, una vez formulado el dise-
no definitivo de los pozos, puede ocurrir que uno o varios de ellos sean algo diferen-
tes en lo que respecta al modelo y a la capacidad. Sin embargo, con objeto de dispo-
ner de una base para el análisis, en estos estudios se han fijado requisitos y con-
diciones de funcionamiento uniformes. Estas normas se han establecido en base a: la
experiencia obtenida con los pozos en el valle, al funcionamiento de los pozos de
prueba y a las necesidades indicadas en los respectivos planes de desarrollo
profundidad - 80 m
diámetro - 45 cm
tasa de descarga - 60 a 80 l/s
m
ascensión dinámica normal - 35
ascensión dinámica máxima - 60 m
5 Resumen
Se han presentado planes para la utilización de las cuencas con objeto de hacer
frente al suministro requerido de agua del subsuelo para los dos proyectos sustituti-
vos de desarrollo, designados como etapa lia y etapa lib. Para ello fue necesario
apoyarse en muchas hipótesis generales respecto a las necesidades de agua, así como
respecto a los modelos y a la ubicación de los diversos pozos. Naturalmente, pueden
formularse otros proyectos análogos. Por lo demás, es probable que las necesidades
definitivas de riego difieran de las que se han supuesto. Esto es algo que debe es-
perarse en la etapa actual de la investigación. Sin embargo, los planes descritos de-
muestran la posibilidad de atender al necesario suministro de agua subterránea.
Poco se ha dicho acerca de otras aplicaciones del agua del subsuelo en una época
futura. Indudablemente, el empleo del agua subterránea para fines municipales y do-
mésticos habrá de aumentar más adelante. También es posible que se incremente la uti-
lización del agua del subsuelo en el sector de la industria. Tal vez estos usuarios
potenciales se ubicarán en la vecindad de Huacho o, por lo menos, en la llanura del
mismo nombre. Al tratarse de esta zona, poca fue la cantidad de agua del subsuelo
que se asignó al riego. Una de las principales razones para ello fue la de que esta
cuenca quedase disponible para la expansión potencial de otras aplicaciones del agua
subterránea. En el caso de que el futuro desarrollo de la llanura requiera una mayor
cantidad de líquido para fines municipales o industriales, siempre se podrá disponer
de dicho elemento.
173
Capítulo 4
1 PRESAS Y EMBALSES
Después de la llegada del experto de la PAO a la zona del Proyecto, se hizo una
revisión de los lugares que ofrecían mayores ventajas y se realizaron breves inspec-
ciones oculares en compañía de los señores John Cobbing y lan Tait. No se encontraron
problemas geológicos importantes que obligaran a desechar determinados emplazamientos.
Se identificaron las condiciones generales del basamento, así como los problemas
especiales que se hicieron evidentes, y se examinaron las posibles soluciones.
La principal dificultad para determinar los sitios apropiados en que han de le-
vantarse las presas y los embalses se refiere a la fisiografía. En toda el área de
drenaje, las gradientes del flujo son pronunciadas y los canales estrechos. Por tan-
to, resulta necesario construir presas elevadas para lograr un almacenamiento relati-
vamente pequeño. Cuando la fisiografía de una zona es propicia para el establecimien-
to de un embalse, las condiciones geológicas del subsuelo pueden afectar la posible
utilización como depósito. Estas condiciones varían de acuerdo con las tres subdivi-
siones del área general: la sierra, la región costera, y la zona intermedia, es de-
cir, la faja de transición climática.
4.1.1.1 La sierra
En las mayores elevaciones, de ordinario por encima de los 3 500 m, los canales
de drenaje se ven modificados por la glaciación que tiende a alisarlos y formar va-
lles uniformes en forma de U entre laderas muy pronunciadas. Las morenas terminales,
que han quedado en el terreno después de retirados los glaciares, constituyen el tipo
más común de impedimento para el establecimiento de presas en el valle, en toda esta
región. Por debajo de la elevación de la modificación glaciárica, los elementos que
se encuentran en los valles han tenido principalmente como origen las resistentes ca-
pas de piedra arenisca Chimú, o las calizas Jumasha o Pariahuanca, en los lugares en
que los canales de flujo atraviesan el medio estructural.
Un problema común que debe examinarse, se presenta cuando una de las diversas for-
maciones de calizas del período Cretáceo está presente en el subsuelo del lugar. Es
muy probable que existan cavidades de solución acuosa que actúen como vías de escurri-
miento, provocando, de esa manera, grandes pérdidas de líquido.
Casi todos los sitios que pudieran seleccionarse están atravesados, directamente
o en su vecindad, por una falla mayor o menor. Estas fallas,a su vez, constituyen
también vías de escape o crean variaciones en la solidez de la roca de basamento. Un
aspecto, hasta cierto punto tranquilizador, en lo que concierne a las fallas que exis-
ten en la región, es la falta de pruebas acerca de una actividad reciente, pese a la
elevada sismicidad de toda la zona.
Desde Sayán hasta más arriba de Churín, la zona sufre la amenaza anual de los
"huaycos",tremendos aludes fangosos de las montañas de los Andes. Estos aludes se
presentan durante la estación lluviosa, especialmente entre noviembre y marzo. En es-
ta región, las lluvias son raras; pero cuando caen son muy copiosas, si bien duran un
corto período en los riscos superiores de las quebradas, generalmente secas. El es-
currimiento se ve rápidamente absorbido por la roca suelta intemperizada y por la
tierra vegetal que se ha acumulado. A medida que se absorbe una mayor cantidad de
agua, la fricción interna de la masa se reduce y, por último, se moviliza rápidamente
hacia el canal en forma de lodo espeso. En varios lugares a lo largo del río Huaura
existen grandes huaycos flabeliformes que se han desprendido de los canales laterales
bloqueando el angosto valle. Los distintos huaycos tienen unos 15 m de espesor y se
extienden por espacio de 400 m hacia arriba y hacia abajo del valle. En esta zona no
se ha considerado conveniente el emplazamiento de presas.
1.1.3 La costa
Las condiciones del basamento son mucho más uniformes cerca de la costa que en el
sector superior del área de drenaje. La roca de fondo es una invasión cristalina ma-
siva del batolito costero, o bien, en los lugares adyacentes al litoral, un complejo
volcánico de la formación Gasma. Típicamente, los emplazamientos de presas en esta
región corresponden a una quebrada amplia con márgenes inclinados. La sección del ca-
nal está rellena con un grueso cuerpo de material de aluvión, permeable y no consoli-
dado. No existe vegetación, salvo en los lugares en que se aplica el riego. Los lí-
mites están constituidos por rocas características y sin fósiles. Gomo una excepción
a este respecto puede citarse la región vecina a la costa y al sur del río Huaura, en
donde las arenas acarreadas por el viento cubren gran parte del terreno. En algunos
lugares, las arenas liberadas de dunas tienen un espesor de más de 10 m.
Las diversas inyecciones del batolito costero son, en su totalidad, buenas rocas
de basamento. Se trata de un material típicamente duro, con una cohesión de moderada
a masiva y con muy pocas fracturas abiertas. Las rocas intrusivas más básicas, el ga-
bro y las dioritas, tienden a ser más compactas y más intemperizadas. Los numerosos
diques de composición diorítica son de una cohesión de buena a moderada, pero las frac-
turas son, en general, apretadas.
4.1.2 Sismicidad
Es probable que las presas que se construyan dentro del área de estudio estén
sometidas a movimientos terráqueos, de moderados a fuertes, durante el período de
funcionamiento. La historia de la actividad sísmica en el Perú y, particularmente,
en la costa de dicho país, indica que en el diseño de estas estructuras hay que te- .
ner en cuenta los efectos sísmicos.
Cuadro 12
Cuadro 12 (continuación)
Cuadro 12 (continuación)
1
Coordenadas del
Fecha Hora epicentro Profundidad
Ano l
Magnitud V-m
J\MÍ
d. m. a. h. nu s* Latitud Longitud
10 - 14 75 - 79
Cuadro 12 (continuaci6n)
"i
! Coordenadas del
Peoha Hora epicentro
kño I Magnitud Profundidad
! d. m. a. h. m. s. Latitud Longitud km
10 - 14 75 - 79
Cuadro 12 (continuación)
! Coordenadas del
Fecha Hora epicentro
Ano Magnitud Profundidad
d. m. a. h. m. s. Latitud Longitud km
10 - 14 75 - 79
De acuerdo con el ingeniero Ernesto Deza M., del Instituto Geofísico, casi todos
los epicentros corresponden a un plano inferior de la corteza terrestre: la actividad
sísmica del Perú es un fenómeno de profundidad, que se presenta por debajo del manto
terráqueo. Por tanto, no cabe esperar sismos que tengan una relación directa con la
estructura que se observa en la superficie. Esto se comprueba por el hecho de que
no existen antecedentes históricos respecto a recientes fallas geológicas en el área
de estudio. Aunque se ha registrado una intensa etapa de pliegues y fallas desde, por
lo menos, el período Cretáceo hasta la época Terciaria inferior, las pruebas visibles
indican que las líneas de plegatura y ruptura son, en la actualidad, estáticas. Esta
aseveración es generalmente válida para todo el Perú. El único caso reciente que se
conoce respecto a una ruptura superficial se registró en el terremoto de Ancash ocu-
rrido en 1946. Por consiguiente, no es probable que ocurra ninguna ruptura superfi-
cial durante la actividad sísmica en el área de estudio. La principal preocupación
en lo que concierne al diseno sísmico debe concentrarse en las tensiones creadas por
el movimiento de la tierra.
181
Hay,sin embargo, que considerar los perjuicios que causa el movimiento de la tie-
rra. Estos no sólo comprenden el sacudimiento de las estructuras propiamente dichas,
sino ciertos fenómenos colaterales como el derrumbamiento de las laderas montañosas
adyacentes. Este fenómeno ha sido la causa principal de destrucciones y perjuicios en
la sierra del Perú durante un terremoto. El Instituto Geofísico ha examinado la his-
toria sísmica del Perú y ha establecido regiones de acuerdo con los daños registrados.
Estos trabajos se indican en el gráfico 2 por medio de líneas de igual intensidad sís-
mica, de acuerdo con la Escala Modificada de Mercalli.
Z\ fondo del valle ti^ne alrededor de tiedio kilómetro de anchura 7 ofrece una su-
l/:rfi<.xu irregular y ondulada. L03 límites del valle son de gradiente pronunciada pe-
ro relativamente recta. En el lugar seleccionado para la presa, una gran proyección
digital se extiende dentro del valle a partir de la vertiente izquierda, provocando
una disminución de la anchura. Aproximadamente en un punto situado medio kilómetro
más abajo se observa otro estrechamiento similar. La gradiente del flujo, más arriba
de la presa, es visiblemente plana, y se eleva 50 m en un espacio de tres kilómetros.
Más abajo del emplazamiento, desciende bruscamente, en una proporción de 45 m en m e -
dio kilómetro. La vegetación está esparcida y comprende delgados manchones de mato-
rral en la vertiente izquierda del valle, tundra herbácea en el fondo de éste, y mus-
go grueso y turba en la laguna.
1 Resumen geológico
principalmente por arenas arcillosas y gravas heterogéneas, aunque también pueden ob-
servarse pequeñas capas de gravas de flujo bien distribuidas, junto con arenas, en un
canal activo lateral. Por debajo de los depósitos de morenas, a escasa profundidad y
claramente expuestos en el extremo izquierdo, existen estratos intermedios de esquis-
tos rotos y contorsionados, lo mismo que piedra arenisca y, a veces, grietas de carbón
de la capa superior de la formación Oyón.
4.2.2 Sismicidad
Aunque en el valle, más arriba del emplazamiento de la presa, puede existir una
línea de falla, ésta no parece estar en actividad. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que la actividad sísmica de la región es de carácter moderado a elevado, en lo
que concierne a intensidad. La posibilidad de que ocurran derrumbes ocasionados por
terremotos, particularmente en la ladera situada detrás del extremo izquierdo, debe
siempre tenerse en consideración! En el diseño de la presa debe incluirse un factor
mínimo de aceleración de 0,1 grado, como sacudimiento probable de la tierra.
La presa que se construya en este lugar tendría como base un estrato de esquitos
y capas intermedias de piedra arenisca del sector alto de la formación Oyón. A pesar
de que el extremo izquierdo puede ser una prolongación digital de una masa de derrum-
be estabilizada, las condiciones, por lo que respecta al basamento, parecen adecuadas
para una estructura de terraplén. Al parecer, los esquistos son impermeables, y con
la cortina de residuos de cantera estabilizados, las fugas de agua a través del basa-
mento habrán de ser mínimas. Es posible encontrar materiales adecuados para una es-
tructura de terraplén en un radio de cuatro kilómetros, a partir del emplazamiento.
Con objeto de resolver estos problemas y definir, en mejor forma, las condiciones
del basamento, se recomienda la ejecución del siguiente programa preliminar de explora-
ción:
2) además, deben perforarse dos agujeros en el bancal que queda detrás del ex-
tremo izquierdo para determinar posteriormente la presencia o ausencia de
un derrumbe, procurando que la perforación sea lo suficientemente profunda
para que pueda intersectar a tm posible plano de derrumbe;
3) debe cavarse una zanja de exploración detrás del extremo derecho para inves-
tigar la profundidad de los depósitos de morenas y el tipo de materiales
existentes» Si la zanja no puede llegar a la roca madre, debe perforarse un
agujero. La posibilidad de que la falla del valle se extienda por detrás
del extremo derecho y penetre en los depósitos de morenas, debe probablemente
investigarse mediante una segunda zanja;
4.1 Litología
Más arriba del extremo izquierdo, pueden verse capas de arenisca Chimú. Se trata
de un material duro, de color gris oscuro a blanco y con arena cuarzosa endurecida.
La línea de contacto entre las formaciones Oyón y Chimú puede considerarse como de
transición; los filones de carbón y los esquistos aparecen mezclados en el sector in-
ferior de la formación Chimú. Más arriba de la ladera, esta formación se presenta en
estratos gruesos y en arenisca masiva.
Salvo por afloramientos ocasionales de la roca subyacente como, por ejemplo, los
que se observan en la base del extremo derecho, el límite derecho del valle está cu-
bierto completamente por depósitos de morenas. Se trata principalmente de arenas ar-
cillosas o cenagosas heterogéneas mezcladas con piedras. Sin embargo, los pocos
184
.2 Estructura
Dentro de la sección del canal, será necesario remover los depósitos flabelifor-
mes de material aluvial grueso que existen en el lado derecho del valle, y remover
también los depósitos del canal y el limo de lago que se encuentran en la parte restan-
te de esta sección. Se ha calculado que las tiras en abanico tienen hasta tres metros
de espesor en la sección del canal. Además, es necesario excavar una zanja rediente
en dicha sección hasta una profundidad de seis metros. Debe indicarse que por debajo
de los tres metros es posible encontrarse con la formación Oyón. Quizás sea factible
185
excavar los esquistos sin recurrir a explosiones* La cementación del basamento llevar-
ría consigo dos finalidades: establecer una pared que sirva de muro interceptor re-
vestido de cemento,y estabilizar los esquistos que se encuentren rotos y contorsiona-
dos. Será indispensable aplicar un revestimiento de baja presión, utilizando una mez-
cla débil, con objeto de evitar la ruptura de las frágiles capas de esquistos.
Problemas especiales
El profundo canal lateral de drenaje, un poco más abajo del límite derecho, pone
al descubierto únicamente depósitos de morenas. Esto da una idea de que la línea de
contacto entre tales depósitos laterales de morenas y la formación Oyón que existe en
el subsuelo no siguen una dirección paralela a la ladera derecha del valle. Por lo
menos, aguas abajo del eje en proyecto, la línea de contacto se hace casi normal o pe-
netra en la propia ladera. Si éste es el caso, el extremo derecho no sería otra cosa
que una saliente de la formación Oyón y, detrás de él, los depósitos de morenas se ex-
tenderían por debajo de la elevación superficial del emplazamiento. Si en tal lugar
existen ciertas cantidades de arena limpia y de grava, la fuga de agua a través de
tal extremo planteará un grave problema.
Dentro del área del embalse será menester ejecutar algunos trabajos de limpieza
y remoción del musgo en forma de tundra y encontrar otro sitio para la porción inunda-
da de la carretera que va de Oyón a Mina Raura.
186
8 Materiales de construcción
También a cuatro kilómetros más arriba del eje, se encuentran depósitos de detri-
tos aluviales y arcillas plásticas glaciaricas, precisamente en el lugar en que el va-
lle se bifurca y sigue la línea de falla inversa. Parece que estas arcillas, por lo
que respecta a su calidad y su volumen, son apropiadas paira la formación de un núcleo
impermeable. Sin embargo, será necesario hacer un trabajo de exploración para deter-
minar los mejores sectores de préstamo. La presencia de un elevado nivel freático y
de material orgánico (raíces) dará lugar a diversos problemas.
En la misma zona del embalse también se encuentran otros materiales; las fajas
aluviales flabeliformes y el material aluvial de las laderas proporcionarán arenas y
gravas adecuadas para el establecimiento de terraplenes de división; estos materiales
habrán de ser sometidos a una operación de cribado. No hay indicios de que en la ve-
cindad se encuentren materiales bien distribuidos. La arenisca Chimú que existe en
el flanco izquierdo de la zona del embalse es un buen material de revestimiento y de
relleno firme. Gran parte de este material se encuentra en las laderas de talud, pe-
ro para utilizarlo será necesario separarlo y clasificarlo. —
1 Resumen geológico
La laguna de Patón está situada en una zona correspondiente a una gran falla in-
versa en el sector central de los Andes. En el emplazamiento seleccionado, esta
zona de falla inversa, que sigue una dirección noroeste, ha sido neutralizada median-
te una prolongada falla transversal, casi en sentido vertical. Esta última falla coin-
cide con el eje del segundo emplazamiento propuesto y, evidentemente, prosigue a lo
largo del lado izquierdo de la mencionada laguna. En el emplazamiento inferior, la
roca de basamento comprende morenas glaciaricas en ambos extremos. En la sección del
18?
canal, que se presenta bastante fracturada, pueden verse calizas bien endurecidas
(formación Celendín). La falla está cubierta con material de aluvión en la sección
del canal. Aguas arriba de la falla, se cree que el lecho rocoso está formado por es-
quistos y capas delgadas de piedra arenisca de la formación Carhuaz.
2 Sismicidad
3 Conclusiones y recomendaciones
4) tipo y condición de la roca de fondo que existe bajo los depósitos de more-
nas y los depósitos recientes.
3.4*1 Litología
El complejo que registra las mayores fallas en el área de la presa está cubierto
por morenas y por depósitos de flujo y de lago. Es difícil trazar una proyección de
las líneas de falla basándose en los afloramientos, debido a la complejidad de la la-
bor. Sin embargo, cabe suponer, con bastante precisión, que la falla transversal pasa
cerca del lado derecho del valle y del lago. La proyección de la falla inversa da una
idea de que ésta pasa por debajo del lago y no por debajo de la morena.
5.1 Litologia
La roca de fondo que puede observarse superficialmente más abajo del eje de la
sección del canal es una caliza bastante fracturada, dura y de color gris pardusco,
si bien se cree que la roca subyacente está compuesta por esquistos y piedra arenis-
ca de la formación Carhuaz. Esta formación se pone de manifiesto en la ladera del
valle, detrás del soporte derecho, en la misma forma que en el lado superior. En la
parte posterior del indicado soporte y en contacto de falla con la formación mencio-
nada, se encuentra una capa de piedra arenisca masiva y dura de la formación Chimú.
El material de aluvión de flujo cubre la porción de la sección del canal en que apare-
ce la falla transversal y en donde probablemente está presente la formación Carhuaz.
uOL dos soportes son restos de una morena terminal, integrada por un material similar
aj. que presenta la que se encuentra en el emplazamiento más alto.
5.2 Estructura
La preparación de las áreas que rodean los extremos, bajo las cuales se encuen-
tran capas de morenas en ambos emplazamientos, exigirá vaia. mínima eliminación de la
vegetación y de un delgado estrato de tierra de cultivo. En el soporte derecho, será
necesario el aclareo del material de talud y de la morena removida, en el caso de que
la presa tenga más de ocho metros de altura. El material de talud contiene grandes
piedras hasta de un metro de largo y se cree que su espesor total llegue a los cinco
metros. Al tratarse del sector del canal del emplazamiento superior, habrá que remo-
ver la tundra herbácea (de unos 30 cm de profundidad) y los depósitos de canal de flu-
jo, cuyo espesor tal vez no llega a los dos metros.
El vertedero del emplazamiento más alto quedaría mejor ubicado en un corte abier-
to por detrás del extremo izquierdo. Será, además, necesario construir un canal re-
vestido con paredes de encauzamiento para transportar el caudal hídrico al canal del
cauce natural. La excavación tendría que hacerse en un material de morenas, muy
susceptible a la erosión y también al desprendimiento por fricción. La, labor de exca^-
vación deberá hacerse sin recurrir a voladuras, aunque es posible que en dicho mate-
rial se encuentren grandes bloques erráticos.
Los dispositivos de salida podrían construirse en la sección del canal del área
de la presa, siempre que se utilice el almacenamiento que ofrece el lago y que la
propia presa no tenga mucha altura. En caso contrario, habrá que construir un túnel
detrás de cada contrafuerte. En el caso del túnel que se excave detrás o debajo del
soporte izquierdo, la presencia de la falla transversal será un factor crítico para
la selección del sitio. Es,pues, necesario construir el túnel lejos de la falla. Si
la exploración preliminar demuestra que la falla cruzada es aún activa y si se resuel-
ve que la altura de la presa sea reducida, el túnel debe ubicarse definitivamente por
detrás del soporte izquierdo.
8 Materiales de construcción
4.4*2 Sismicidad
4.4.4.I Litologia
Por encima del lecho rocoso en la sección del canal se encuentran arenas cenago-
sas aluviales no consolidadas que contienen un 15 por ciento de guijarros angulares y
bloques erráticos hasta de 30 cm de altura. Los depósitos se presentan en forma len-
ticular, están defectuosamente distribuidos y su permeabilidad es, al parecer, de mo-
derada a elevada. Se ha estimado que tal permeabilidad es del orden de los 100 a
500 gdp. La anchura máxima de los depósitos del canal es de 500 m. El espesor de
estos materiales, estimado a partir de la sección de acoplamiento, es de unos 120 m.
4.4'4.2 Estructura
Dentro de la sección del canal, los gruesos depósitos aluviales de alta permeabi-
lidad plantean el principal problema relacionado con los cimientos. Las arenas cena-
gosas no consolidadas serán susceptibles de formar veneros de infiltración y darán
además lugar a grandes pérdidas de agua debido al flujo subterráneo. Por ello, tal
vez será indispensable hacer un corte positivo hasta el lecho rocoso. También en la
sección del canal, deberá excavarse una zanja de guía, de 10 a 15 m de profundidad,
por debajo de la cual se levantará una cortina de inyecciones hasta la roca de fondo
o, posiblemente, una pared vertical de pasta arcillosa. Los muros de la zanja deben
mantener una inclinación de 1 72 : 1, en relación con la ladera.
193
Las condiciones del relleno de los oimientos habrán de variar. Las evidentes
diaclasas apretadas y bastante espaciadas de la roca de fondo indican que el relleno
de juntas será esoaso o nulo, salvo muy cerca de la superficie. £1 levantamiento de
una cortina de inyecciones de lechada en los depósitos aluviales del canal requerirá
sin duda poco relleno y un sistema de agujeros con escaso espaciamiento. •
En el subsuelo de las laderas del área del embalse existe un lecho rocoso bastan-
te estable. En la zona inundada no hay estructuras mayores que requieran una nueva
distribución.
Dentro de la zona del embalse pueden encontrarse arenas y gravas de buena cali-
dad que podrían utilizarse como material para los terraplenes. En cuanto a los mate-
riales impermeables para el núcleo de la presa, tendrán que ser seleccionados en las
capas de arenas arcillosas y de arcilla aplástica que existen más abajo del emplaza-
miento propuesto, a una distancia de 1 Yz kilómetros,aproximadamente. Por lo que se
refiere al material inerte y a la rocalla de terraplén, éstos pueden extraerse de las
arenas y gravas gruesas que abundan en la parte alta de la zona del embalse. El ma-
terial de pedraplén puede retirarse de las laderas de esta misma zona.
El lago que se seleccionó para el estudio respectivo fue la laguna de Punrún, que
corresponde a la zona de desagüe del Mantaro (indicada en el dibujo 1). El Proyecto
requerirá un túnel de unos 10 km de largo para llevar el agua hasta el rio Checras,
afluente del Huaura. En septiembre de 1968, se hizo un corto viaje de inspección a
la zona de Punrún y se interrogó a unas cuantas personas respecto a los aspectos hi-
drológicos y geológicos de tales obras de desviación» El equipo de los técnicos que
se trasladaron a Punrún estuvo integrado por los señores Frantisek Klapetek, John
Cobbing y Clifford Parrell.
En relación con la construcción del túnel, cabe indicar que el túnel de Gratón,
que actualmente está excavando la Constructora Entkay S.A. del Perú (contratistas
Morrison-Knudsen) para la Corporación Cerro de Pasco, es muy similar al túnel de des-
viación de Punrún. Las formaciones geológicas respectivas son equivalentesj o similar-
res, y la longitud y anchura de los túneles, lo mismo que los terrenos de recubrimien-
to, son casi iguales. Al comparar las dos alineaciones, la principal diferencia con-
siste en que el túnel proyectado ha de pasar a través de extensas fallas inversas en
la línea divisora, en tanto que el túnel de Gratón no se encuentra con estos obstácu-
los. Este factor podría significar la presencia de un suelo más pesado o de estrecha-
mientos, aunque, de un modo general, se cree que las condiciones del terreno son las
mismas. En el caso del túnel de Gratón, los problemas más difíciles han sido las co-
piosas entradas de agua y las elevadas temperaturas. Cabe esperar que también en
Punrún se encontrarán condiciones análogas*
Al hacer nuevos estudios sobre las necesidades reales de agua en la zona del
Proyecto, teniendo en cuenta la limitada extensión de las tierras aptas para el desa-
rrollo agrícola, se llegó a la conclusión de que no era indispensable utilizar aguas
de las regiones adyacentes y, por lo tanto, se suspendió la investigación sobre la
construcción del túnel.
195
Apéndice 1
En marzo de 196?, el consultor hidrogeólogo Sr. Glenn A. Brown elaboró una pro-
puesta de contrato para la perforación de tres pozos de prueba y unos 15 agujeros de
exploración u observación, o bien, para ambas finalidades a la vez. El documento res-
pectivo se envió a Roma y Nueva York en donde, después de la consiguiente revisión,
se le hicieron numerosas modificaciones. El contrato para la realización de los tra-
bajos se subscribió un año más tarde, el 2 de abril de 1968, con la firma Soletanche
Drilling Co., de París, Francia. Durante el período de revisión,se introdujeron va-
rios cambios de carácter técnico en el proyecto presentado por el Sr. Brown.
El equipo de bombeo llegó a esta zona la tarde del martes 21 de enero de 1969? y
se comenzó a montar al día siguiente muy por la mañana.
La bomba quedó armada y montada el mismo día 22 de enero* Se probó a varias ve-
locidades y tasas de descarga para que estuviera en condiciones de rendimiento defini-
tivo antes de iniciar la prueba. A las ocho de la noche el agua estaba clara y la
bomba estaba trabajando normalmente a una tasa de descarga de 40 1 por segundo. Se
detuvo, entonces, su marcha hasta el siguiente día en que había.de realizarse la prue-
ba.
Este agujero ha penetrado sólo hasta la zona baja del acuífero. No se utilizó
durante la prueba.
Agujero de observaoión K 0 2V
Apfujero de observación No 3V
Pozo de bombeo
Agujero de observación N 0 1C
Agujero de observación N 0 20
Pozo de bombeo
Agu.jero de observación No 1M
Pozo de bombeo
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PERFORATED INTERVAL
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Apéndice 2
BIBLIOGRAFÍA
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1963 • delayed yield from storage". Documento%6 693,Actas del Instituto
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