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Independencia Del Perú
Independencia Del Perú
La corriente libertadora del Sur y el surgimiento de la Patriotas peruanos Ejército Real del Perú
República Peruana (1820 - 1823) Ejército del Norte Real Armada Española
Campañas navales
Expedición de William Brown al Pacífico
Expediciones de Thomas Cochrane Unos 20.000 locales muertos en total.5 Unos 12.000
españoles muertos o expulsados.6
José de San Martín y la expedición
libertadora del Perú
Expedición Libertadora al Perú
Inicio de la campaña del Perú
Acta y proclamación de la
independencia del Perú
El Protectorado de San Martín
San Martín abandona el Perú
Gobierno de la Suprema Junta Gubernativa
Primera Campaña de Intermedios
La corriente libertadora del Norte y la
consolidación de la independencia (1823 - 1826)
Gobierno de José de la Riva Agüero Motín de
Balconcillo y fin de la Junta. Segunda
Campaña de Intermedios Destitución de
Riva Agüero
Instauración de la Dictadura de Bolívar.
Campaña y batalla de Junín
Campaña y batalla de Ayacucho
Últimos focos de resistencia española
Campaña de Maynas
Campaña del Alto Perú
Fin de la guerra
El pago de la deuda de la independencia
Tratado de paz y amistad
Véase también
Notas Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Como consecuencia de estas rebeliones los descendientes de los principales conquistadores fueron trasladados a España, como
la familia Pizarro, entre ellos la hija del conquistador, Francisca Pizarro Yupanqui.
La guerra de reconquista incaica la encabezó Manco Inca en 1536, quien puso sitio al Cuzco y tomó la fortaleza de
Sacsayhuaman, consiguiendo exterminar a importantes partidas de soldados españoles. Uno de sus lugartenientes, Titu
Yupanqui, sitió a la recién fundada ciudad de Lima, en la costa. Los españoles resistieron tanto en Lima como en el Cuzco,
con el apoyo de miles de indios auxiliares (cañaris, chachapoyas, huancas). Sin embargo, debido a la amenaza de la hambruna,
Manco Inca se vio obligado a licenciar a sus fuerzas y se refugió en las selvas de Vilcabamba, con el propósito de renovar la
rebelión. Durante algún tiempo se consagró a enviar a sus tropas a incursionar en los poblados fundados por los españoles,
hasta que resultó asesinado hacia 1542, a manos de unos almagristas a los que había dado refugio. Sus sucesores, llamados
incas de Vilcabamba, mantuvieron la resistencia en dicha zona hasta 1572, cuando el último de ellos, Túpac Amaru I, fue
capturado y llevado al Cuzco, donde fue ejecutado.
Estas fueron las más importantes protestas y rebeliones estalladas en el siglo XVIII:16
1724-1736. La rebelión de los indios de Azángaro, Carabaya, Cotabambas y Castrovirreyna, quienes dieron muerte a sus
corregidores, como reacción frente al abuso que cometían estos funcionarios. La rebelión fue cruelmente reprimida,
siendo los indios masacrados, ajusticiados sin juicio, y condenados de por vida a las mitas de Potosí y Huancavelica, así
como a los obrajes y panaderías.
1722-1732. Protestas de Vicente Mora Chimo Cápac, curaca de Chicama (norte del Perú) y descendiente de los reyes
chimúes e incas. Este personaje viajó sin autorización a España, donde presentó sucesivos memoriales ante el rey de
España, reclamando justicia para los indios y quejándose de los funcionarios reales.
1736. Protesta de los caciques de Paita. Estos, tras esquivar la rígida censura virreinal, lograron hacen llegar a la corte de
Madrid un extenso memorial conteniendo denuncias y reclamaciones en favor de los indios.
1737. Rebelión de Andrés Ignacio Cacma Condori y José Orco Huaranca, curacas pertenecientes a las antiguas panacas
incas del Cuzco. En la conjura se hallaban implicados otros 17 curacas. Al producirse hechos violentos en Azángaro, las
autoridades virreinales actuaron con gran rapidez, deteniendo a 89 indios principales del Cuzco, mientras que columnas
milicianas armadas por los mercaderes entraban en Azángaro, donde, tras cometer excesos de todo tipo, apresaron a 39
indios sindicados como cabecillas de la rebelión. Todos los implicados fueron condenados a diversas penas: prisiones,
mitas forzadas y a ración en las minas, obrajes y panaderías.
1739. La conspiración de Oruro (Alto Perú), bajo el mando de Juan Vélez de Córdova. Este personaje se proclamó
descendiente de los reyes incas y exigió a través de un “Manifiesto de agravios” el fin de la dominación española,
fundamentando esta exigencia en el hecho que los funcionarios españoles se dedicaban solo a expoliar a las poblaciones,
cuando el fin primordial de la dominación española había sido la evangelización. Poco antes de su estallido, el
movimiento fue delatado; Vélez y otros cabecillas fueron capturados y ajusticiados.
1742-1756. La rebelión de Juan Santos Atahualpa, caudillo mestizo que se proclamó descendiente de los Incas y tuvo el
propósito expreso de restaurar el Imperio incaico y expulsar a los españoles. Al frente de las tribus selváticas, logró
controlar un extenso territorio de la selva central del Virreinato del Perú, el llamado Gran Pajonal, llegando a amagar la
sierra central. Si bien la rebelión no llegó a extenderse más allá de esos límites,
tampoco pudo ser sometida por la autoridad virreinal. Juan Santos desapareció misteriosamente en 1756,
desconociéndose la fecha y las circunstancias de su fallecimiento.
1750. La revolución de Huarochirí. Encabezada por Francisco Inca y Pedro de los Santos, en protesta por los abusos y
arbitrariedades de las autoridades virreinales. Los insurgentes tomaron la ciudad de Huarochirí, a cuyo corregidor
ajusticiaron. Las fuerzas virreinales, al mando del Marqués de Monterrico, cercaron Huarochirí, donde los rebeldes
resistieron con heroísmo, hasta ser derrotados. Los líderes de la revuelta fueron apresados; algunos fueron asesinados y
otros llevados a Lima, donde fueron ajusticiados.
1766. Movimiento de Quito, en la que participaron indios y mestizos, en protesta por el establecimiento de las aduanas.
Se produjeron diversos motines y tumultos en dicha ciudad, a lo largo de dicho año. Desde Lima se enviaron tropas, para
apaciguar a la población exaltada.
1770. Movimiento de Sica Sica (Alto Perú). Los indios de dicha localidad dieron muerte al teniente del corregidor y
atacaron con suma violencia el corregidor. La represión dejó como saldo cientos de indígenas masacrados.
1771. Movimiento de Pacajes (Alto Perú). Los indios de dicha localidad dieron muerte a su corregidor y persiguieron a
los coadjutores de estos. Igualmente fue reprimido severamente.
1773. Protesta de Santiago de Chuco (en el actual departamento de La Libertad), protagonizada por indios y mestizos, por
los exorbitantes precios de las mercaderías dadas en reparto por el corregidor. Como al año siguiente se renovaron estas
protestas, las autoridades apresaron a los líderes visibles.
1774. Rebelión de Chumbivilcas. Se originó cuando el corregidor de esta localidad apresó al curaca local por encabezar la
protesta general contra los repartimientos de mercaderías. Los indios reaccionaron violentamente y dieron muerte al
corregidor. El alzamiento fue aplastado con un saldo elevado de vidas.
1774. Rebelión de los indios de la villa de Llata, contra los abusos del corregidor, al que dieron muerte.
1776. Rebelión de los indios de Urubamba, que lograron expulsar a las autoridades coloniales. Estas regresaron con
refuerzos militares y reprimieron a los rebeldes con extrema ferocidad.
1780-1781. La rebelión de los hermanos Catari en el Alto Perú. Ellos eran Tomás, Nicolás y Dámaso Catari. Actuaron en
relación con la revolución de Túpac Amaru II. Tomás Catari fue capturado por los españoles y despeñado el 15 de enero
de 1781. Sus hermanos acabaron siendo sucesivamente delatados y apresados. Dámaso Catari fue ejecutado el 27 de abril
y Nicolás Catari el 7 de mayo del mismo año.17
1780. Conspiración de los plateros en el Cuzco. Los plateros Lorenzo Farfán de los Godos, Ildefonso Castillo, Juan de
Dios Vera, Diego Aguilar, Ascensio Vergara, José Gómez y Eugenio Cárdenas, se complotaron con el influyente curaca
de Písac, Bernardo Tambohuacso Pumayali. Descubierta la conspiración, Farfán de los Godos y otros seis plateros fueron
apresados y ajusticiados, en junio de 1780. Posteriormente fue capturado el curaca Tambowaqso, que fue ajusticiado el 17
de noviembre de 1780, días después del estallido de la revolución de Túpac Amaru II.
1780-1781. La rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, sin duda, la más importante de este periodo, que
estalló en Tinta el 4 de noviembre de 1780 (ver sección siguiente).
La rebelión estalló el 4 de noviembre de 1780 en el pueblo de Tinta (50 leguas al sur del Cuzco) y puso en movimiento a todo
el sur del Virreinato del Perú, hasta la región de Charcas. Repercutió, además, en el resto de los dominios españoles de
Sudamérica.
El primer episodio de la revolución fue el apresamiento del odiado corregidor de Tinta, Antonio de Arriaga, quien fue
ejecutado públicamente. Acto seguido, Túpac Amaru se puso en marcha hacia el norte contando con la simpatía y adhesión de
los pobladores que, en su mayoría, estaban armados de picos, palos, hachas y sólo algunas armas de fuego. En estas
condiciones, ganó la batalla de Sangarará, librada el 18 de noviembre de 1780. Pero no quiso todavía dirigirse al Cuzco y
prefirió retirarse a Tinta, donde el día 27, lanzó un manifiesto explicando las causas que le habían llevado a la sublevación.
Poco después, a inicios de diciembre se dirigió al sur, atravesó la cadena del Vilcanota, pasó por Lampa, Pucará y penetró en
Azángaro, extenso recorrido con el que pretendía ganar adeptos a su causa.18
El virrey Agustín de Jáuregui envió al Cuzco al visitador José Antonio de
Areche, con poderes extraordinarios para sofocar la rebelión, teniendo
como ejecutar inmediato al mariscal José del Valle. Es así como los
españoles, con refuerzos llegados desde Lima, enfrentaron a Túpac
Amaru, que ya por entonces (enero de 1781), se había decidido a atacar
el Cuzco. Sin embargo, éste no pudo doblegar el poderío de las fuerzas
realistas y sufrió sendos reveses en las batallas de Checacupe y
Combapata, por lo que se vio obligado a retroceder. Los realistas, en su
persecución, ingresaron a sangre y fuego a Tinta, que fue totalmente
destruida. El inca, su mujer y sus tres hijos huyeron a la villa de Langui
donde fueron apresados por la traición de un partidario suyo. Enseguida,
fue a parar a manos de Areche. Sufrió atroces torturas, para que delatara
a sus colaboradores cuzqueños, pero permaneció hermético. Finalmente
fue sentenciado a muerte.
El horrendo sacrificio de Túpac Amaru y la represión feroz de la rebelión (cuyo saldo, según el cálculo de los mismos
represores, fue de 120.000 hombres andinos muertos21 ), avivó más la rebeldía contra la dominación española. Obligó a la
corona española concentrar sus fuerzas en el sur peruano, de modo que dicha zona se convirtió en el último bastión del poder
español en Sudamérica. Además, en su momento el sacrificio de Túpac Amaru II no resultó estéril, pues a raíz de esta rebelión
se suprimieron los corregimientos y se creó la Real Audiencia del Cuzco, tal como lo había exigido el inca rebelde.18
La rebelión de Túpac Amaru constituye, a decir del historiador Carlos Daniel Valcárcel, «el movimiento anti-colonialista,
reivindicador y precursor de justicia social e independencia política más importante que haya tenido el Perú. Su valor
aumenta si lo recordamos como un suceso anterior a la revolución francesa —que tantos otros movimientos propició—,
acaecido cuando todavía la revolución separatista estadounidense estaba en plena pugna».22
El movimiento de Huarochirí (1782), encabezado por Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui, con apoyo del indio Ciriaco
Flores y en conexión con Diego Cristóbal Túpac Amaru. Movilizó a seis pueblos de la provincia de Huarochirí. El virrey
envió contra ellos al corregidor de Huarochirí, al gobernador de Yauyos y a un destacamento de Lima. Los agitadores
fueron sorprendidos y tomados prisioneros. Sometido a proceso, Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui fue ejecutado en
Lima, el 7 de julio de 1783.24
La conspiración del Cuzco de José Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde (1805). El primero era un minero huanuqueño y el
segundo un abogado arequipeño, que se conocieron en Lima y se hicieron amigos. Luego coincidieron en el Cuzco,
donde, con el apoyo de diversas personalidades, tramaron un plan para independizar al Perú y restaurar el Incanato.
Delatados antes de producirse el alzamiento, fueron apresados y ajusticiados, el 5 de diciembre de 1805.25
El tacneño Juan Francisco Paillardelli fue emisario de Belgrano en las coordinaciones que el general argentino pretendió
establecer en Perú. Junto a Juan Francisco Paillardelli, su hermano Enrique Paillardelli conspiraba en Tacna y Julián Peñaranda
lo hacía en Tarapacá. Enrique recibió sus instrucciones de Belgrano en Puno. El plan consistía en concertar el alzamiento de
todo el sur del Perú. Bajo el liderazgo de Enrique Paillardelli, los patriotas tacneños, el 3 de octubre de 1813, se apoderaron de
los cuarteles tacneños y apresaron al gobernador realista de la provincia.
El intendente de Arequipa, José Gabriel Moscoso, enterado de los acontecimientos, envió una milicia realista al mando de José
García de Santiago. Se produjo el combate de Camiara, el 13 de octubre, donde fueron derrotados los patriotas de Paillardelli
que se replegaron a Tacna. A los pocos días se supo de la derrota de Belgrano y los patriotas se volvieron a dispersar. Enrique
Paillardelli y unos cuantos seguidores huyeron hacia el Alto Perú, el 3 de noviembre de 1813, mientras que Tacna fue
retomada por los realistas.
Expedición a Huamanga
La segunda sección patriota marchó a Huamanga, bajo el mando del argentino Manuel
Hurtado de Mendoza, que tenía por lugartenientes al clérigo José Gabriel Béjar y a
Mariano Angulo y llegaron a la plaza de la ciudad el 20 de setiembre. Días antes se
desarrolló en esa ciudad el levantamiento de cientos de mujeres campesinas el cuartel
de Santa Catalina (actual Centro Artesanal Soshaku Nagase) lideradas por Ventura
Ccalamaqui, en apoyo a la causa. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo,
Los hermanos José, Vicente y
ciudad que tomaron pacíficamente. Para enfrentarlos el virrey Abascal envió desde
Mariano Angulo, líderes de la
Lima al regimiento español Talavera, bajo el mando del coronel Vicente González. Se
Rebelión del Cuzco de 1814.
produjo la batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814; las acciones duraron tres
días, luego de los cuales los patriotas abandonaron Huamanga. Se reorganizaron en
Andahuaylas y
volvieron a enfrentarse a los realistas el 27 de enero de 1815, en Matará, donde fueron nuevamente derrotados. Los patriotas
volvieron a reorganizarse gracias a las guerrillas formadas en la provincia de Cangallo. Entre tanto, el argentino Hurtado de
Mendoza conformó una fuerza con 800 fusileros, 18 cañones, 2 culebrinas (fundidas y fabricadas en Abancay) y 500 indios.
Estas fuerzas estuvieron bajo el mando de José Manuel Romano, apodado “Pucatoro” (toro rojo). Debido a la traición de José
Manuel Romano sobre Hurtado de Mendoza, a quien dio muerte y rindió a los realistas, los patriotas se dispersaron y los
cabecillas de la revuelta fueron capturados. Las traiciones fueron un hecho común en las rebeliones independentistas de toda
América. Las biografías de los actores sociales muestran que los cambios de bandos no eran extraños. En el caso de los líderes
locales, sus filiaciones políticas estaban vinculadas a los conflictos locales que se expresaban en una mayor dimensión. Los
hermanos Angulo, Béjar, Paz, González y otros sublevados fueron capturados, llevados al Cuzco y ejecutados públicamente el
29 de marzo de 1815. La Corona tenía la política del escarmiento público como un mecanismo para intimidar a la población y
evitar futuros alzamientos.
Las tropas realistas, al mando del general Juan Ramírez Orozco, ingresaron a Arequipa el 9 de diciembre de 1814. Luego de
reponer fuerzas y de reforzar su milicia, el general Ramírez salió de Arequipa en busca de los patriotas en febrero de 1815.
Dejó como gobernador al general Pío Tristán. Ambos ejércitos, el realista y el patriota, se desplazaron cautelosos por diversos
parajes de los Andes, buscando un lugar propicio para el enfrentamiento. El 10 de marzo de 1815, se encontraron cerca de
Puno, en la batalla de Umachiri, saliendo vencedores los realistas. El triunfo realista se debió al correcto equipamiento y mayor
disciplina de sus tropas. Hubo más de un millar de muertos en el curso de la batalla. Entre los patriotas capturados estuvo el
célebre poeta Mariano Melgar, quien fue fusilado en el mismo campo de batalla. Pumacahua fue apresado en Sicuani, donde
fue sentenciado a morir decapitado, pena que se cumplió el 17 de marzo.
Campañas navales
En enero de ese año Cochrane hizo una primera expedición a las costas peruanas, Captura de la fragata española
bombardeando y bloqueando el puerto del Callao, arrebatando varios buques a los Esmeralda en el puerto del
españoles y encerrando el resto en ese puerto. También pasó por Huacho, Huaura, Callao.
Supe (cuyo cabildo se declaró por la independencia), Huarmey y Paita, para tomar
provisiones y buscar la adhesión de sus pobladores a la causa patriota. Cochrane
regresó a Valparaíso en junio.
Se embarcó en una segunda expedición en septiembre del mismo año, en que volvió a bloquear el Callao, y continuó sobre
otros puntos, destacando entre ellos Pisco y Guayaquil. De regreso a las costas de Chile se dirigió al sur con el objeto de atacar
los enclaves españoles de Valdivia y Chiloé, logrando conquistar el primero. En esta acción se destacó el subteniente peruano
Francisco de Vidal, que se había unido a Cochrane durante sus expediciones a las costas peruanas, y que sería llamado como
el “primer soldado del Perú”.29 Por último, Cochrane procedió a atacar Chiloé pero fracasó, siendo derrotado por Antonio de
Quintanilla.
Luego de estas acciones, Cochrane fondeó en Valparaíso a mediados de febrero de 1820 para formar parte de la "Expedición
Libertadora del Perú" como jefe de la escuadra del gobierno de Chile, que transportaría y apoyaría al ejército al mando del
general José de San Martín.30
Para llevar adelante la independencia del Perú, se firmó el 5 de febrero de 1819 un tratado entre Argentina y Chile.31 El
General José de San Martín creía que la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata no estaría totalmente
segura mientras el Perú fuera un importante bastión de las fuerzas realistas. 32 Se organizó una fuerza militar anfibia que en un
principio sería financiada conjuntamente por los gobiernos de Argentina y de Chile, pero debido a la situación de anarquía en
las provincias rioplatenses, el gobierno de Buenos Aires se desentendió de los presupuestos, siendo la casi totalidad de los
costos asumidos por el gobierno de Chile dirigido por Bernardo O'Higgins. Se determinó que el mando del ejército fuera para
José de San Martín y de la escuadra para el almirante Thomas Alexander Cochrane.
El 21 de agosto de 1820 se embarcó en Valparaíso la Expedición Libertadora del
Perú bajo bandera chilena. Contaba con un ejército de 4.118 efectivos. El 7 de
septiembre la Expedición Libertadora arribó a las playas del Paracas, en la bahía
de Pisco, en la actual Región Ica. El desembarco en Paracas se inició el 8 de
septiembre de 1820 y continuó los días siguientes. 33 San Martín instaló su cuartel
en Pisco y recibió el apoyo de la población.
El 23 de octubre de 1820 la Expedición Libertadora se reembarcó con destino Bandera del regimiento
norte, pasando frente al Callao. Una parte de la flota, al mando del almirante independiente de Tacna formado
Thomas Cochrane, bloqueó por tercera vez el puerto del Callao, donde capturó a la por William Miller.
fragata española Esmeralda, el 5 de noviembre, con lo que se dio un golpe mortal
a la marina realista en el Pacífico.
El 9 de noviembre, la Expedición Libertadora arribó al puerto de Huacho (a 170 km al norte de Lima), donde desembarcó. Al
frente de su ejército, San Martín avanzó hasta el poblado vecino de Huaura, donde estableció su cuartel general.38 Fue en
Huaura donde por primera vez San Martín proclamó la independencia del Perú, en noviembre de 1820, desde un balcón que
hasta hoy se conserva como joya histórica.39
El 2 de diciembre de 1820 el batallón realista Numancia se sublevó pasándose a
los patriotas,40 importante suceso que fue posible gracias a la labor incansable de
los patriotas de Lima, entre ellos el criollo José de la Riva Agüero.41
El 4 de junio de 1821, el virrey La Serna se entrevistó personalmente con Óleo de Juan Lepiani que representa la
entrevista de Punchauca, entre el virrey del
San Martín en la hacienda Punchauca, situada a unos 25 km al norte de
Perú José de la Serna y el Libertador José
Lima, en el actual distrito de Carabayllo. Delegados de ambos
de San Martín.
continuaron en los siguientes días estas Conferencias de Punchauca, pero
al igual que lo ocurrido en las conferencias de Miraflores, no se llegó a
algún acuerdo trascendente.45
Lima se vio amenazada por el avance del ejército libertador y el acoso de las montoneras patriotas, estas mayormente
conformadas por hombres andinos, lo cual es otro ejemplo del aporte valioso de los peruanos a la Independencia.46
El 5 de junio de 1821, el virrey La Serna anunció a los limeños que abandonaría Lima y dejaría una fuerza al mando de José
de la Mar para que resistiera en el Callao, al amparo de la Fortaleza del Real Felipe. El ejército realista, al mando del general
Canterac, dejó Lima y enrumbó a la sierra, el 25 de junio de 1821. Arenales fue enviado en misión de observar el repliegue de
los realistas a la sierra sin empeñar su ejército en una batalla frontal por orden de San Martín.
A comienzos de julio de 1821 se vivía en Lima una tremenda escasez de alimentos, debido al asedio de las montoneras, que
cortaron las vías de comunicación con el exterior. 47 Bajo el temor al pillaje o rebeliones, la población solicitó a San Martín que
ingresara en la ciudad. San Martín aceptó, a condición de que se reuniera el cabildo o ayuntamiento de la ciudad y jurara la
independencia.48
Las avanzadas del Ejército Libertador ingresaron a Lima el 9 de julio de 1821. 49 El mismo San Martín hizo su ingreso en la
noche del día 12 y dos días después lo hizo todo su Ejército.
Basil Hall, capitán de la marina británica, que por entonces se hallaba en Lima, al comentar la ceremonia culmina diciendo:
Sus palabras fueron recogidas y repetidas por la multitud que llenaba la plaza y las calles adyacentes,
mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas de artillería entre aclamaciones como
nunca se había oído en Lima.56
Cabe destacar que hay cuestiones históricas que dicen que San Martín ya había jurado la independencia peruana el 27 de
noviembre de 1820 en la ciudad de Huaura (al norte de Lima), aunque este tema es muy debatido, lo cierto es que en Huaura
San Martín reorganizo su ejército y comenzó el plan para el asedio de la capital del virreinato.57
Por su parte, el virrey José de la Serna trasladó su cuartel general al Cuzco, y desde Primer Escudo de la
allí trató de auxiliar el Callao enviando una división al mando de Canterac. Esta llegó República peruana.
a Lima el 10 de septiembre de 1821, y sin que las tropas patriotas intentasen detener
su avance, se unieron a las fuerzas realistas sitiadas en el Castillo del Callao o
Fortaleza del
Real Felipe. Luego de dar a conocer las órdenes del virrey y de avituallarse, Canterac regresó a la sierra el 16 de septiembre de
ese año. El mando patriota que contaba con 7.000 efectivos y 3.000 montoneros, reaccionó tarde. Las tropas patriotas al
mando del general Guillermo Miller persiguieron la retaguardia del ejército realista, produciéndose escaramuzas
principalmente por la acción de los montoneros patriotas. Canterac y La Serna, lograron reunirse en Jauja el 1 de octubre de
1821. Finalmente, los patriotas lograron la rendición de las fortalezas del Callao, el día 19 de septiembre de 1821. El general
cuencano José de la Mar, que era el jefe realista de dicha plaza, se sumó a la causa patriota.59
Mientras tanto, la corriente libertadora del Norte, al mando de Bolívar, avanzaba hasta la
región de Quito, al norte del Perú. Desde Guayaquil, el grancolombiano Antonio José de
Sucre solicitó la ayuda de José de San Martín, que puso entonces en marcha la Expedición
Auxiliar de Santa Cruz a Quito desde Piura el 15 de enero de 1822. La libertad de Quito
quedó sellada en la Batalla de Pichincha librada el 24 de mayo de 1822. Posteriormente se
produjo la Entrevista de Guayaquil, el 26 de julio de 1822, y los dos libertadores discutieron
sobre el destino de la Provincia Libre de Guayaquil (si debía pertenecer a la Gran Colombia
o al Perú), la ayuda que debía prestar la Gran Colombia a la independencia del Perú y sobre
el sistema político que se instalaría en el Perú: Monárquico independiente como deseaba
San Martín o Republicano como quería Bolívar. La entrevista se saldó favorablemente para
Bolívar que ratificó la anexión de Guayaquil a la Gran Colombia.60
En abril de 1822 se produjo otra ofensiva realista contra la costa, al mando de Canterac, que
destruyó un ejército patriota en la Batalla de La Macacona o de Ica. Mientras que en la zona María Parado de Bellido.
de Ayacucho, se batían bravamente las montoneras de indios patriotas, bajo el mando de
Cayetano Quirós y Basilio Auqui; en ese contexto se produjo el heroísmo de la dama
ayacuchana María Parado de Bellido, que desde Huamanga cooperaba con las fuerzas de Quirós enviando cartas con
informaciones sobre los movimientos de los realistas. Descubierta, fue fusilada por orden del general José Carratalá el 1 de
mayo de 1822.61
Por indisposición contra San Martín, el almirante Cochrane se retiró del Perú el 10 de mayo de 1822, siendo reemplazado en el
mando de la escuadra por Martín Guisse. Cochrane consideraba que «el protectorado que estaba ejerciendo San Martín carecía
de decisión, se mostraba dubitativo y su contribución no era realmente apreciada ni aprovechada». José de San Martín
terminaría abandonando el Perú en septiembre de 1822.
El Congreso entregó el poder ejecutivo a tres de sus miembros, que conformaron un cuerpo colegiado denominado la Suprema
Junta Gubernativa (presidida por el general José de La Mar e integrada por Manuel Salazar y Baquíjano y Felipe Antonio
Alvarado). Esta Junta entró en funciones el día 21 de septiembre de 1822.63
Primera Campaña de Intermedios Motín de Balconcillo y fin de la
Junta.
El nuevo gobierno juntista se abocó a la guerra contra los realistas que aún
dominaban la sierra central y sur del Perú (incluyendo el Alto Perú), poniendo en
práctica el plan esbozado por el mismo San Martín, llamado “Plan de los Puertos
Intermedios”. Consistía en atacar a los realistas desde los puertos del sur peruano,
combinado con otro ataque desde la sierra central, junto con una eventual
acometida desde territorio rioplatense, para cercar así al enemigo. Esta primera
Campaña de Intermedios, comandada por el general rioplatense Rudecindo
Alvarado, acabó en total fracaso al no seguirse el plan completo y al no ponerse
dinamismo en las acciones, lo que dio tiempo a que los realistas se pusieran a la
defensiva.
Para colmo, aprovechando que Lima se hallaba desguarnecida, el jefe realista José de Canterac avanzó desde la sierra contra la
capital, donde ingresó el 19 de junio de 1823. El gobierno y el Congreso se vieron obligados a trasladarse al Callao. Esta
ocupación realista de Lima sería efímera.
Por esos días se produjo el heroísmo del pescador indio José Olaya, quien oficiaba de mensajero o informante al servicio de
los patriotas de Lima. Descubierto por los realistas, fue torturado para que delatara a sus contactos, pero se mantuvo en
silencio. El 29 de junio de 1823 fue fusilado en el callejón de Petateros, cerca de la Plaza Principal de Lima, hoy llamado
Pasaje Olaya, en su honor.67
En Lima, el Congreso nombró en reemplazo de Riva Agüero a Torre Tagle (el mismo que
proclamara la independencia de Trujillo), que se convirtió así en el segundo Presidente del
Perú. De ese modo, dos gobiernos se disputaron el poder en el Perú, asomando la amenaza
de la anarquía.68
El día 10 de septiembre el Congreso de Lima otorgó a Bolívar la suprema autoridad militar en toda la República. Seguía
siendo Torre Tagle presidente, pero debía ponerse de acuerdo en todo con Bolívar. El único obstáculo para Bolívar era Riva
Agüero, que instalado en Trujillo con un ejército de 3.000 hombres, dominaba parte del norte peruano. La guerra civil se evitó
al ser Riva Agüero apresado por sus propios oficiales, encabezados por Antonio Gutiérrez de la Fuente, quien, desoyendo la
orden de Bolívar de que fusilara a su jefe, optó por enviarlo al destierro. Así se unificó el mando del país en manos de
Bolívar.70
El 5 de febrero de 1824, se produjo una sublevación en la Fortaleza del Callao, instigada por los españoles. Las tropas
argentinas y chilenas, que guarnecían dicha fortaleza, se amotinaran en reclamo por pagos devengados y otros maltratos. Los
amotinados lograron tomar el fuerte, liberaron a los prisioneros españoles, les devolvieron sus cargos y jerarquías y junto con
ellos, enarbolaron la bandera española, cometiendo así una traición a la causa libertadora. Ante tal delicada situación, el
Congreso dio el 10 de febrero un memorable decreto entregando a Bolívar la plenitud de los poderes para que hiciera frente al
peligro, anulando la autoridad de Torre Tagle. Se instaló así la Dictadura.71 Las tropas españolas comandadas por Juan
Antonio Monet entraban en Lima el 29 de febrero.
Mientras tanto, la Restauración absolutista en España causó la división en las filas realistas, lo que se hizo evidente con la
sublevación del 22 de enero de 1824 del general Pedro Antonio de Olañeta en el Alto Perú. La Serna se vio obligado a enviar
al general Valdés contra Olañeta, produciéndose el enfrentamiento de la mitad del ejército realista entre sí. 73 Aprovechando
esta coyuntura, Bolívar abrió campaña contra el ejército realista más cercano, que era el de José de Canterac, el cual estaba
acantonado entre Jauja y Huancayo.
El ejército libertador avanzó hacia el Sur, rumbo a la sierra central, apoyado eficazmente por las montoneras peruanas. En
junio de 1824, arribó a Huánuco y luego siguió hacia Cerro de Pasco.
A principios de agosto de 1824, Bolívar concentró sus fuerzas en la región de
Quillota, Rancas y Sacramento. Sumaban en total unos 8.000 hombres. El 2 de
agosto pasó revista a su ejército en el llano de Rancas, a 36 km de Cerro de Pasco.
Terminada la revista, arengó a sus soldados desplegando una elocuencia
arrolladora.
Bolívar, al llegar a la pampa de Junín, observó que la infantería realista ya había pasado y que sólo la caballería realista, que
iba a retaguardia, se encontraba a la vista. Para evitar que Canterac huyera, Bolívar ordenó a su caballería, al mando del
general Mariano Necochea, que atacara al ejército realista. La infantería patriota se hallaba aún rezagada y era por ello
necesario ganar tiempo.
Por su parte, Canterac ordenó a su caballería que frenara a los patriotas, poniéndose él
mismo a la cabeza, mientras que su infantería continuaba su marcha al sur. Los
patriotas, desplegados en un mal terreno, empezaron a retroceder ante la embestida
realista. Necochea fue herido siete veces y todo hacía presagiar que la lucha
culminaría en derrota para los patriotas. Fue entonces cuando se produjo la
intervención de un escuadrón de los Húsares del Perú, al mando del coronel argentino
Isidoro Suárez, quien pidió órdenes a su superior, el general José de la Mar, con
respecto al escuadrón bajo su mando, que permanecía intacto. El ayudante del
escuadrón, mayor José Andrés Rázuri (natural de San Pedro de Lloc), fue el
encargado de llevar el mensaje a La Mar, quien ordenó a Suárez que pusiera a salvo su
escuadrón, pero Rázuri, embargado por el sentimiento patriota, cambió esta respuesta
por la orden de ataque. Suárez ordenó entonces la carga contra la retaguardia realista,
lo que desordenó a esta y dio tiempo para que los perseguidos patriotas se rehicieran y
José Andrés Rázuri.
volvieran a la lucha. La derrota segura de los patriotas se trastocó así en una
espléndida victoria.74
La batalla duró unos 45 minutos; fue un combate cuerpo a cuerpo, con arma blanca
(lanzas y sables), sin que se utilizaran armas de fuego. Murieron 254 realistas y 143 insurgentes. 80 realistas fueron tomados
prisioneros. Bolívar, que había dado por segura la derrota y se había alejado del campo, recibió de pronto el parte enviado por
Guillermo Miller en que se anunciaba la victoria. El Libertador estalló en alegría y dispuso desde entonces rebautizar a los
Húsares del Perú como los Húsares de Junín. Este escuadrón estaba compuesto por aguerridos montoneros andinos y es otro
de los innumerables ejemplos de la participación activa y decisiva de los peruanos en la lucha por su independencia.75
De los esfuerzos de hoy pende la suerte de la América del Sur, otro día
de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el
Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!
Los realistas tuvieron 1.800 muertos y 700 heridos; los patriotas, 370 muertos y
609 heridos. La cuarta parte de los combatientes resultó muerta o herida, lo que
nos da una idea de la ferocidad de la lucha. El mismo virrey La Serna fue herido y
tomado prisionero. A Canterac, que le sucedió en el mando, no le quedó otro
recurso que aceptar la oferta de honrosa capitulación que le hizo llegar el mando
patriota, o enfrentarse a Pedro Antonio de Olañeta en el Alto Perú.
La Legión Peruana, que tuvo una actuación destacada y decisiva en Ayacucho, junto con los montoneros andinos y el resto de
la división peruana, más los oficiales y tropas realistas capitulados, se constituyó la base del ejército peruano que serviría para
libertar el territorio de la actual Bolivia.
La victoria de Ayacucho determinó el final del virreinato del Perú, que se concretó con la firma de la capitulación de
Ayacucho.78 Quedando como único reducto en el Perú, el puerto del Callao Segundo sitio del Callao, hasta el 23 de enero de
1826.
Campaña de Maynas
A pesar del progresivo desmembramiento del Virreinato del Perú en sus
principales zonas de influencia como Lima y Trujillo; la Comandancia General de
Maynas seguía siendo fiel a la corona española y solía ser refugio de varios
soldados realistas que huían de los territorios controlados por los patriotas, Nicolás
Arriola —uno de los militares argentinos que se quedó en Perú para continuar la
guerra de independencia— auspiciado por José Bernardo de Tagle desde Trujillo
decidió comenzar la campaña para expulsar a los últimos españoles que se
refugiaban en la espesura de la selva amazónica, iniciando la guerra el 28 de julio
de 1821 desde la pampa de Higos Urco donde conseguiría sus primeras victorias,
en Higos Urco proclamaría oficialmente la independencia de Maynas el 19 de
agosto del mismo año, posteriormente se alisto para sitiar Moyobamba fracasando
por la traición de uno de sus comandantes que se paso al bando realista, la
campaña desembocaría en una guerra de guerrillas hasta 1822 donde Arriola Sitio donde se libró la batalla de
vuelve a lanzar un asedio inesperado para los realista, logrando los patriotas la Habana en 1822, mapa del actual
departamento de San Martín.
toma de Moyobamba el 4 de septiembre donde vuelven a jurar la independencia de
Maynas, la guerra termina definitivamente el 23 de septiembre cuando el ejército
patriota logra la victoria en la
batalla de Habana donde se refugiaban grandes cargos españoles que escaparon de Moyobamba. Posteriormente Maynas
estaría durante unos meses controlado de facto por un gobierno militar provisional patriota autosustentado y dirigido por
Nicolás Arriola que más adelante cedería y reconocería formalmente la soberanía peruana sobre el territorio que
administraba.79 80 81
Resolución del Congreso constituyente del Perú se deja al juicio del Libertador el establecimiento de
un gobierno provisorio en las provincias indemnización para el caso de que las Altas queden
separadas de las del Perú. Decreto del 23 de febrero de 1825:
artículo 3º: que si verificada la demarcación según el artículo constitucional resultaren las provincias
Altas separadas de esta república el gobierno a quien pertenecieren indemnizará al Perú los costos
causados en emanciparlas.
Fin de la guerra
La guerra sin embargo continuaría hasta su conclusión en el año 1826 con la Campaña de Chiloé y la rendición de la fortaleza
del Real Felipe.86 El 4 de septiembre de 1826, Bolívar se embarcó en el bergantín "Congreso" con dirección a Colombia y no
regresó más al Perú. La guerra de guerrillas se mantuvo latente sin embargo en los Andes tras la caída de los bastiones
españoles del Callao y Chiloé. El caudillo Antonio Huachaca lideró la resistencia guerrillera que en 1827 derrotó al batallón de
Pichincha conocida como rebelión de Iquicha. Finalmente fue vencido y no tuvo apoyo exterior.
Con Chile se firmó una convención el 12 de septiembre de 1848, en la que se acordó como toda y única deuda el monto de 4
millones de pesos, los que se fueron pagando hasta 1856, con los intereses correspondientes.90
Con los países de la antigua Gran Colombia se reiniciaron también las negociaciones, las cuales concluyeron en 1853, bajo el
gobierno de José Rufino Echenique. Inicialmente, la demanda colombiana fue de más de 11 millones de pesos como deuda
global, pero luego quedaron reconocidos a favor de Nueva Granada y del Ecuador 2.860.000 pesos.89 Con Venezuela se firmó
un convenio aparte, reconociéndose su deuda en 855.000 pesos. El pago se hizo en los años siguientes. El Perú abonó,
pues,
3.715.0 pesos a las tres Repúblicas grancolombianas.90
También se pagó a los herederos de Bolívar la suma de un millón de pesos, decisión originada por una controvertida ley del
Congreso Constituyente de 1825, que de esa manera había premiado al libertador en medio de la algarabía suscitada por el
triunfo de Ayacucho.90
Y con respecto a la deuda con España, si bien este país exigió su pago durante la crisis que desembocó en la guerra hispano-
sudamericana (1865-1866), ella no se pagó, ni se la volvió a mencionar en el tratado definitivo de paz firmado entre ambas
naciones en 1879.
Véase también
Ejército Unido Libertador del Perú
Primer Congreso Constituyente del Perú de 1822
Capitulación de Ayacucho
Declaración de Independencia del Perú
Guerra de Independencia de Maynas
Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia
Notas
1. En plena convulsiones por las Guerras de independencia hispanoamericanas, la corona otorgó el control total del Virreinato
del Perú sobre todo el territorio del Imperio español en América del Sur, por lo cual las regiones de la Provincia de Quito
(Nueva Granada), Provincia de Charcas (Río de la Plata) y Gobierno de Chiloé (Chile) que aun seguían luchando contra
las fuerzas independentistas quedaban subordinadas a las autoridades de Lima, como consecuencia los combates y batallas
en dichos territorios automáticamente pasaron a formar parte de la guerra de independencia peruana.
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Pizarro, de 1542 a 1544, y Martín Cortés, 1566, se 49. Vargas Ugarte 1981, tomo VI, pp. 172-173.
rebelaron con partidarios secesionistas-en favor de un 50. Vargas Ugarte 1981, tomo VI, p. 175.
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Publicaciones de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú.
Enlaces externos
Sitio oficial de la República del Perú (http://www.peru.gob.pe)
Acta de Independencia del Perú (https://web.archive.org/web/20060721125951/http://www.ucsm.edu.pe/arequip
a/peru2.htm)
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