Está en la página 1de 9

Gálatas

Capítulo 2:19 - 3:5


Programa No. 0622

Gálatas 2:19 - 3:5

Regresamos hoy amigo oyente, al segundo capítulo de esta epístola del apóstol San Pablo a los
Gálatas, y en nuestro programa anterior habíamos avanzado hasta el versículo 20. Dijimos algunas
cosas breves en cuanto al versículo 20, pero antes de entrar de nuevo en este versículo, permítanos
volver al versículo 19, y quisiéramos que usted note algo que Pablo decía en este versículo. El versículo
19 del capítulo 2, de esta carta a los Gálatas, dice:

19
Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. (Gál. 2:19)

Lo que Pablo está diciendo aquí es sencillamente lo siguiente: él dice que cuando Cristo murió, Él
murió por mí. Él murió en mi lugar porque la ley me había condenado. Usted puede apreciar que la
ley es la ministración de la condenación; la ministración de la muerte es como la llama el apóstol Pablo
en su Segunda carta a los Corintios, capítulo 3: Me condena. Aun bajo el sistema legal, Dios tendría
que haber destruido la nación. Pero Él les dio el sistema de sacrificios, cinco sacrificios, todos ellos
señalando hacia Cristo. Dios por medio de Su gracia maravillosa es capaz de salvar, y por tanto este
propiciatorio era un trono de gracia donde una nación podía encontrar el perdón de sus pecados. La
ley por tanto me condenaba; la ley por tanto me acusaba, y ha acusado al hombre.

Nosotros somos culpables ante la ley, así es que la ley es en realidad responsable por la muerte de
Jesús por nosotros. La ley nos condenaba, así es que teníamos que morir. Pues bien entonces, si yo
estoy muerto para la ley, entonces debemos ser francos. Si yo estoy muerto para la ley, yo ya no soy
responsable ante la ley. La ley ya me ha matado, me ha ejecutado, estoy muerto, estoy muerto ante la
ley. Por tanto la ley no puede hacer por mí lo que Cristo ha hecho por mí. Él no sólo tomó mi lugar y
murió por mí, sino que Él hizo algo más, Él fue capaz de darme vida. Él regresó de entre los muertos.
Usted puede ver que la ley nos arrestó, nos condenó, nos sentenció y nos dio muerte, eso era todo lo
que la ley podía hacer. Todo lo que podía hacer, por la naturaleza del caso, era condenarnos y darnos
muerte. Si usted quiere seguir por ese camino, recibirá entonces la muerte. Pero, sólo Cristo, amigo

1 atravesdelabiblia.org
Gálatas
Capítulo 2:19 - 3:5
Programa No. 0622

oyente, sólo Cristo Jesús puede darle vida, y después de todo, vida es lo que nosotros necesitamos
hoy. Ahora en el versículo 20, de este capítulo 2, de su epístola a los Gálatas, dice el apóstol Pablo:

20
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo
en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gál.
2:20)

Ahora, este versículo 20 aquí, declara un hecho que es verdad en cada creyente. Nosotros no tenemos
que buscar el ser crucificados con Cristo. Vimos en nuestro programa anterior que muchos jóvenes en
la actualidad hablan de querer vivir la vida crucificada. Él no está hablando de eso aquí. Nosotros no
tenemos que buscar el ser crucificados con Cristo. Ya hemos sido crucificados con Él. Ahora, el
principio de vivir no es por la ley, que ya nos ha dado muerte porque nos halló culpables. Pero
nosotros debemos vivir por la fe. Ahora, ¿fe en qué? Fe en el Hijo de Dios.

Usted puede ver, amigo oyente, que la muerte de Jesucristo en la cruz no fue simplemente algo penal.
Es decir, Él no sólo murió una muerte penal, o sea, pagando la pena de nuestros pecados. Sino que Él
murió una muerte substitutiva también. Él no sólo fue el sacrificio por el pecado, sino que Él fue el
substituto por todos los que creen. Y el apóstol Pablo declara por tanto que bajo la ley él fue juzgado,
se le halló culpable y fue condenado. Y en la persona de su substituto él fue muerto. Ahora, ¿cuándo
ocurrió algo así? Bueno, ocurrió hace más de 2000 años. Yo estoy crucificado con Cristo. ¿Cuándo?
Cuando Cristo murió. Pero ahora vivo, y ¿cómo vivo? En Cristo. Él está vivo hoy y sentado a la diestra
de Dios. Se nos ha dicho que nosotros hemos sido puestos en Cristo hoy. Ahora, usted no puede
mejorar algo así. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí”. Esto
tendría que librarnos de esa noción insensata que tenemos de que nos podemos crucificar a nosotros
mismos.

En cierta ocasión un joven se acercó a su Pastor después de una reunión y le preguntó: “¿Está usted
viviendo la vida crucificada?” Y quizá el Pastor sorprendió un poco a este joven con su respuesta

2 atravesdelabiblia.org
Gálatas
Capítulo 2:19 - 3:5
Programa No. 0622

cuando le dijo: “No. Yo no la estoy viviendo, ¿la está viviendo usted?” Y el joven titubeó por unos
momentos, tartamudeó y por fin dijo: “Bueno, yo trato de hacerlo” “Pero, ¿cómo es eso?” dijo el
Pastor. “Esa no es la pregunta que usted me hizo. Usted preguntó si yo estaba viviendo la vida
crucificada y le respondí que no. Ahora, usted dígame si o no. ¿Está viviendo la vida crucificada?” Y el
joven una vez más dijo: “Bueno, estoy tratando de hacerlo” “Pues, bien,” – le dijo el Pastor, – “por
supuesto que eso no es correcto; o uno está viviendo esa vida o no la está viviendo”. Y continúa el
Pastor diciéndole: “Usted no puede vivir la vida crucificada”. “¿Cómo?,” – dijo el joven – “¿Por qué no
puedo vivirla?” “Pues, bien,” explicó el Pastor, “porque este versículo no dice eso; usted puede notar
que hay algo interesante acerca de la crucifixión.

Uno no se puede matar a uno mismo. Sí, claro, usted puede cometer suicidio de muchas maneras, uno
se puede ahorcar, se puede pegar un tiro, puede tomar veneno, puede saltar de algún edificio alto,
puede saltar cuando pasa un tren o un camión, hay muchas maneras de hacerlo, pero uno no se puede
matar a sí mismo mediante la crucifixión”. Usted se da cuenta que cuando se clava una mano a la cruz,
bueno, ¿cómo va a hacer para clavarse la otra mano? Usted no puede hacerlo de esa manera, amigo
oyente. Cuando usted habla de estar crucificado con Cristo, usted tiene que comprender qué es lo que
Pablo está diciendo. Y Pablo dice que hace más de 2000 años, yo fui crucificado con Cristo. Cuando Él
murió, Él murió una muerte sustitutiva por mí. Él murió por usted, Él murió por mí.

También se nos dice en el capítulo 6 de la epístola a los Romanos que nosotros hemos sido sepultados
con Él por el bautismo, como medio de identificación. Nosotros hemos sido resucitados con Él a una
novedad de vida y nosotros estamos unidos al Cristo viviente. Pablo dice: “Nosotros no le conocemos
más en la carne”. Él no es el hombre de Galilea caminando alrededor de la mar de Galilea. Si uno
camina por esos lugares en la actualidad no lo va a ver, Él no está allí. ¿Por qué? Porque Él está a la
diestra de Dios. Él es el Cristo glorificado hoy. Es por eso que el apóstol Pablo dice: “Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Usted aprecia entonces, amigo oyente,
que la ley nos ejecutó, la ley no nos puede dar vida. ¿Quién es entonces el que nos da vida? Estoy

3 atravesdelabiblia.org
Gálatas
Capítulo 2:19 - 3:5
Programa No. 0622

crucificado con Cristo, sin embargo, vivo; ¿cómo vivo? “Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí”. Amigo
oyente, eso es lo que tiene importancia. Él murió por mí aquí, para que yo pueda vivir con Él allá arriba,
y para que Él pueda vivir conmigo aquí abajo. “Y lo que ahora vivo en la carne”, dice Pablo, “lo vivo en
la fe del Hijo de Dios”. ¿Qué clase de vida es esta? Es una vida de fe. Salvo por la fe. Vivo por la fe. Camino
por la fe. Eso es lo que quiere decir el andar en el Espíritu. Vamos a ver eso más adelante en esta
epístola también. No solo es usted salvo por la fe, sino que usted vivirá por la fe.

El apóstol Pablo dice: “En la fe del Hijo de Dios”, y esto es hermoso: “El cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí”. Él me amó, pero Él no me podía llevar al cielo porque me amaba, Él tuvo que entregarse
a Sí mismo por mí. El don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús. Y usted sólo puede recibir ese don
(ese regalo) por la fe. Es lo mismo que cualquier otro don o regalo, usted tiene que creer que la persona
que le está dando un regalo está siendo honesta, honrada y le está diciendo la verdad cuando le da un
regalo y le dice: “Tómelo, es suyo”; y usted tiene que extender su mano en fe, y tomarlo. Usted no sabe
lo que la otra persona va a hacer, ella puede quitárselo de pronto. Puede ser que se lo dé y que se lo
quite, pero usted tiene que tener confianza. Ahora Dios le ofrece a usted el don de vida eterna en Cristo
Jesús.

Este versículo es una de las razones por la cual creemos que el apóstol Pablo estuvo presente en la
crucifixión de Cristo. Él era un fariseo. Y los fariseos eran los que estaban al frente en el asunto de la
crucifixión del Señor Jesucristo. Él era uno de los líderes en la persecución de la iglesia, y era uno de
aquellos que odiaba también al Señor Jesucristo. Él estaba en Jerusalén en esa época en la escuela
de Gamaliel, un hombre joven, y no podemos creer que se hubiera quedado en casa el día que
crucificaron a Jesús. Pensamos que él estaba allí. Y dice aquí que estos fariseos se burlaban de Él, ellos
lo ridiculizaron. Ellos le gritaban que se bajara de la cruz. Ellos hicieron todo eso, y luego se sentaron
a mirar cómo moría. Uno en realidad no puede rebajarse más, y pensamos que Pablo estaba allí.

Luego, después que él llegó a conocer al Cristo glorificado, el mismo que había muerto aquí, el que
nuevamente resucitó y que está sentado a la diestra de Dios, Pablo podía regresar y observar y decir:

4 atravesdelabiblia.org
Gálatas
Capítulo 2:19 - 3:5
Programa No. 0622

“Mientras yo lo estaba ridiculizando, mientras yo me estaba burlando de Él, Él me amaba. Yo lo odiaba


entonces, pero Él me amaba y se entregó por mí”. Ese es el sacrificio supremo, podemos decir. Pablo
se llamó a sí mismo el más grande de los pecadores. Cuando él dijo eso, no era una simple declaración
académica; no era sencillamente una forma de hablar; no era una especie de oratoria; cuando él dijo
eso, era algo que verdaderamente sentía. Él era el más grande de los pecadores, ¿por qué? Porque
uno no puede hacer una cosa de más bajeza, que la de sentarse y mirar morir a Cristo en la cruz.

Usted puede pisotear la sangre, la sangre preciosa de Cristo hoy ignorándole a Él y volviéndose contra
Él y dándole la espalda, como hizo Pablo. Y Pablo podía llamarse a sí mismo el más grande de los
pecadores. Era por esa corona que el Señor Jesucristo dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que
hacen”. Y este hombre, Saulo de Tarso, se convirtió en el apóstol Pablo y dijo luego: “Él me amó y se
entregó a sí mismo por mí”. Él dijo, “cuando yo lo estaba odiando, Él me estaba amando, y Él se estaba
entregando a sí mismo por mí para que yo pudiera tener vida”. Luego Pablo dice en el versículo 21, de
este capítulo 2, de su epístola a los Gálatas:

21
No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo. (Gál.
2:21)

Pensamos que lo que aquí se quiere decir es simplemente lo siguiente: que si hubiera habido cualquier
otra forma para salvar a los pecadores, entonces Dios hubiera utilizado ese método. Él hubiera
adoptado ese método. Si una ley, por ejemplo lo hubiera podido lograr, o si la religión hubiera sido
capaz de salvar a los pecadores, entonces, Dios podría haber utilizado ese sistema. Pero, esta fue la
única forma que podía usar el Dios infinito para salvarle a usted y para salvarme a mí, amigo oyente.
Él estaba dispuesto a hacer el sacrificio supremo.

Con esto completamos este segundo capítulo de la epístola a los Gálatas y entramos ahora a una
nueva sección, la sección de la justificación por fe. Esta sección es doctrinal. Justificación por fe. La
experiencia de los Gálatas. Ahora personalmente creemos en las experiencias. Y vamos a tratar esto

5 atravesdelabiblia.org
Gálatas
Capítulo 2:19 - 3:5
Programa No. 0622

una vez más, cuando lleguemos al capítulo 4. Ahora Pablo vuelve a analizar la experiencia de los
Gálatas, ¿cómo se salvaron ellos? ¿Fueron salvos por la ley o fueron salvos por la fe en Cristo Jesús?
Es muy importante que notemos esto. En el versículo 1, pues, de este capítulo 3, dice Pablo:

1
¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos
Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? (Gál. 3:1)

Él les dice aquí: “¡Oh Gálatas insensatos!” Lo que él les está diciendo en realidad es: “¿Qué se les metió
en la cabeza a ustedes? ¿Qué les ha pasado? Gálatas insensatos, ¿quién os fascinó?” Él les dice luego:
“A vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente”. Ahora, esta palabra
“presentado”, quiere decir pintado, como un cuadro. En otras palabras, Pablo les pintó un cuadro con
palabras, y no estamos seguro de lo que él utilizó como ilustración, quizá él en realidad dibujó algún
cuadro para que se dieran cuenta de lo que él estaba diciendo. Y eso es lo que él les está diciendo aquí
en este versículo, el de presentar el evangelio de esa manera.

Hay muchos pastores y predicadores que utilizan transparencias para ilustrar lo que están enseñando.
Es una forma muy buena para enseñar la Palabra de Dios. Quizá sería imposible poder tener una
enseñanza completa sobre el tabernáculo, digamos sin utilizar transparencias o cuadros. Ahora, esa
es la forma en que ha sido presentado —eso es lo que las palabras de Pablo indican. Él dice: “A vosotros
ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente”. Él fue presentado, crucificado entre ustedes.
Fue Su muerte en la cruz lo que hizo posible la salvación de ustedes. Ahora, en el versículo 2, dice
Pablo:

2
Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? (Gál.
3:2)

Necesitamos tener mucho cuidado aquí y probablemente deberíamos decir lo siguiente: El evangelio
es verdad sin consideración en cuanto a experiencias. Lo que la experiencia hace es corroborar el
evangelio. Digámoslo de la siguiente manera. Hay muchas personas el día de hoy que razonan de la

6 atravesdelabiblia.org
Gálatas
Capítulo 2:19 - 3:5
Programa No. 0622

experiencia a la verdad. Personalmente opinamos que la Palabra de Dios, como la tenemos


aquí, siempre razona de la verdad a la experiencia. Eso quiere decir que nosotros no dejamos de lado
la experiencia, pero la experiencia debe ser probada por la verdad. Ahora, todos tienen experiencias
diferentes.

Uno escucha a la fundadora de cierto culto, contar acerca de su experiencia. Luego tenemos a otra
mujer que cuenta de su experiencia y cosas por el estilo, y esas experiencias son completamente
diferentes. Ahora, ¿a cuál de ellas debemos seguir? Para decir la verdad no vamos a seguir a ninguna
de ellas. Cierto hombre estuvo leyendo un pasaje de las Escrituras en una servicio y luego de haberlo
leído dijo: “Hay una diferencia de opinión acerca de la interpretación de este pasaje de las Escrituras;
por tanto nosotros no queremos causar ninguna clase de controversia aquí, así es que les voy a contar
acerca de mi experiencia”. Bueno, debemos decir aquí que su experiencia estaba tan alejada del
pasaje de las Escrituras que él había leído, como lo está la tierra de la luna. Él estaba basando la
verdad en su experiencia, pero uno no debe hacer eso, amigo oyente. La experiencia debe corroborar
el evangelio.

Ahora, el evangelio es algo que usted escucha, y aquello que usted escucha es lo que Pablo cuestiona:
“¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por el oír con fe?” Ahora, ¿Qué es lo que quiere decir
“¿por el oír con fe? ¿El órgano del oír? ¿El oído mismo? ¿El recibir el mensaje, o el mensaje mismo?
Bueno, pensamos que Pablo se refiere a todo el proceso. Él escuchó algo, y uno tiene que escuchar
algo antes de poder ser salvo, porque el evangelio es algo que Dios ha hecho por usted. Usted tiene
que saber eso.

Ahora, lo que Pablo está haciendo en esta sección es presentar muchas preguntas. Hay seis preguntas
que él hace a esta gente y que tienen que ver con la experiencia, la experiencia de estas personas.
Por tanto él está diciendo aquí de una manera muy cuidadosa: “¿Cuál fue vuestra experiencia?
Permítanos leer algunas de estas preguntas. En el versículo 2, leámoslo otra vez, dice:

7 atravesdelabiblia.org
Gálatas
Capítulo 2:19 - 3:5
Programa No. 0622

2
Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? (Gál.
3:2)

Nunca hubo alguien que recibiera el Espíritu Santo por las obras de la ley. En ningún lugar, ni siquiera
en el Antiguo Testamento fue presentado en esa base. Es por el oír con fe. La segunda pregunta la
encontramos en el versículo 3, de este capítulo 3:

3
¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? (Gál. 3:3)

En otras palabras, si el Espíritu Santo es el que los ha convertido y los llevó a Cristo, y ahora el Espíritu
Santo de Dios vive en ustedes, ¿van a regresar a la ley que fue presentada para controlar la carne y
piensan que pueden vivir en un nivel superior? Pues, por supuesto que no van a poder vivir en un nivel
superior. Luego en el versículo 4 dice:

4
¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. (Gál. 3:4)

Ahora él les está diciendo: “Recuerden que ustedes sufrieron, ustedes pagaron un precio muy alto por
el evangelio”. Y amigo oyente, a usted le tocará hacer eso. Y luego dice: “Si es que realmente fue vano”
– es decir, sin ningún propósito. Pablo dice: “¿Van a dejar ustedes que todo esto que han sufrido sea
por nada?” Luego en el versículo 5, de este capítulo 3, dice:

5
Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la
ley, o por el oír con fe? (Gál. 3:5)

Pablo está hablando acerca del ministerio que él tuvo entre ellos. No hay nada que pueda apagar más
el espíritu que el legalismo en la actualidad. Esa es la razón por la cual hay muchas iglesias, aun de las
fundamentales, que parecen muertas. Ellos han creado un nuevo legalismo, e intentan seguirlo. Y
amigo oyente, yo tengo libertad en Cristo, ¿y sabe usted cuál es esa libertad? Yo quiero inclinarme
ante Él y hacer lo que Él quiere que yo haga, y mi libertad está en Cristo hoy. Yo quiero hacer Su
voluntad, y si yo soy capaz de hacer eso —y no lo puedo hacer con mis propias fuerzas, sólo por el

8 atravesdelabiblia.org
Gálatas
Capítulo 2:19 - 3:5
Programa No. 0622

Espíritu de Dios—, pero si lo hago, entonces tengo libertad. No tengo que pasar por esos portillos que
algunos han creado. Lo siento mucho por esas sectas y cultos. No quiero ser molestado con eso; yo
estoy unido al Cristo viviente. Y eso es algo ¡maravilloso!

Y aquí vamos a detenernos por hoy. Continuaremos, Dios mediante, en nuestro próximo programa y
confiamos que usted volverá a sintonizarnos al proseguir con este estudio tan profundo de la carta
del apóstol San Pablo a los Gálatas. Será pues, hasta nuestro próximo programa, amigo oyente, ¡que
las bendiciones del Señor contenidas en las páginas de la Biblia, sean su más preciada posesión ahora
y siempre!

9 atravesdelabiblia.org

También podría gustarte