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Al hablar de los aspectos políticos que se dieron durante los años 1895 a 1930, involucra dos

grandes etapas para el Perú. La primera de ellas es la republica aristocrática, la cual se dio
entre los años 1895 a 1919, este fue un periodo de cierta estabilidad política, paz social y
reemergencia del civilismo, esto último nos acota de que en el pasado se dio el civilismo, pues
entre los años de 1872 a 1876, Manuel Justo Pardo y Lavalle ocupo la presidencia del Perú
siendo el primer presidente civil constitucional de la historia republicana peruana. Este fue un
periodo de estabilidad en la que hubo sucesiones presidenciales a través de elecciones. Esa
estabilidad estuvo dada por un partido, el Partido Civil. En esta etapa se logró una superior
firmeza política que la habitual en el Perú de entonces. Con alguna excepción, la conducción
política de aquellos días estuvo a cargo del Partido Civil. Así los gobernantes durante este
periodo fueron: Nicolás de Piérola (1895-1899), López de Romaña (1899 – 1903), Manuel
Candamo (1903 – 1904), José Pardo y Barreda (1904 – 1908), Augusto B. Leguía (1908 – 1912),
Guillermo Billinghurst (1912 – 1914), Óscar R. Benavides (1914 – 1915) el cual fue presidente
provisorio del Perú designado por el Parlamento bicameral tras el golpe de Estado al
presidente Guillermo Billinghurst, debido a que este ejercía un gobierno populista, con lo cual
perpetuaba un daño muy grabe a la nación, y finalmente José Pardo y Barreda (1915 – 1918).
Durante la republica aristocrática la sociedad oligárquica que gobernó nuestro país estaba
compuesta por terratenientes semifeudales en la sierra, burgueses agroexportadores en la
costa norte, financistas y comerciantes en la capital, entre otros (Pease y Romero, 2013, p. 31).
Esta oligarquía era Eurocéntrica y afrancesada, pero “apenas si sabía algo acerca del resto del
país, salvo por las visitas ocasionales a sus haciendas” (Klarén, 2004, p. 268). También, habrían
sido autoritarios y cerrados adentro del país y, al mismo tiempo, abiertos y entreguistas con el
de afuera. Además, se organizaron en partidos (civilista y demócrata) que tomaron
exitosamente el aparato estatal para mantener el dominio sobre la sociedad. Incluso hubo
desacuerdos y discordia dentro de la oligarquía debido a los diversos intereses sectoriales que
representaban. Durante este periodo también existió el partido demócrata que fue fundado en
1884 por los seguidores de Nicolás de Piérola (1839-1913), que, en cuestiones políticas, se
acercaban al pensamiento civilista, pero que, a pesar de estar liderado por miembros de las
clases altas, tenía el apoyo de comerciantes menores, empleados de clase media, artesanos y
otros trabajadores menos calificados. En el año 1919 llega la crisis de la República Aristocrática
debido al surgimiento de la clase media y al descenso de las exportaciones por fin de la
Primera Guerra Mundial.

La segunda etapa fue la denominada patria nueva, este periodo fue gobernado por Augusto
Leguía, que en 1919 participa de las elecciones y realiza una campaña en que deja ver sus
discrepancias con el Partido Civil. Además, el apoyo popular a este nuevo gobernante se
verifico al momento de negarle su ayuda en el levantamiento encabezado por los hermanos
Gutiérrez. Para evitar aquello se crearía una Junta Electoral Nacional que se encargaría de
darle una mayor transparencia a las elecciones y evitar la intromisión de los partidos políticos.
“la Junta de Registro Provincial que hacia el registro electoral de la provincia y nombraba las
comisiones receptoras de sufragio”. (BASADRE, 2000, p. 177). El 4 de julio de 1919, Leguía y
sus partidarios deciden entrar al Palacio de Gobierno haciendo prisioneros a Pardo y sus
allegados. Se procede a cerrar el Congreso, debido a su clara obstaculización de un gobierno
leguiista. De esa forma se instaura como Presidente, terminando de esta forma con el civilismo
en el poder, ya sea en el ejecutivo o legislativo. El partido democrático reformista fue un
partido fundado por el presidente Augusto B. Leguía que mantenía un fuerte carácter e
impulso un acercamiento partidario al cual "pertenecieron a él los amigos personales del
gobernante y muchos empleados públicos. No tuvo un programa de verdad, ni era necesario
que lo tuviera, ya que la meta era la perpetuidad del leguiísmo" (MIRO QUESADA, 1961,
p.462). Sin embargo, al momento de crearse, mantuvo una línea política que no aportaba nada
a sus propias ambiciones, demostrando que su verdadero objetivo fue "propiciar la
implantación de un régimen de fuerza, de un estado gendarme, que tenía como meta el
predominio del grupo favorecido por la omnipotencia del gobierno" (Miro Quesada, 1961, p.
462) así como la protección del indígena. Durante el Oncenio surgieron los primeros partidos
políticos modernos del Perú, que reemplazaron a los viejos o tradicionales ya extintos o en
decadencia (como el Civil, el Democrático, el Constitucional y el Liberal). Los principales de
ellos fueron: La Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), fundado el 7 de mayo de
1924 por Víctor Raúl Haya de la Torre en México, como un movimiento político de proyección
continental, de carácter antiimperialista y que pregonaba la formación de un frente único de
trabajadores manuales e intelectuales para enfrentar a las oligarquías entonces dominantes en
los gobiernos de Latinoamérica. En 1930 se fundó en el Perú el Partido Aprista Peruano. El otro
partido principal fue el Partido Socialista Peruano, fundado en 1928 por José Carlos
Mariátegui, destacado pensador y sociólogo marxista, autor de los 7 ensayos de interpretación
de la realidad peruana. Mariátegui adoptó como ideario el marxismo-leninismo, aunque sin
caer en dogmatismo. Proponía un socialismo adaptado a la realidad peruana. El final del
oncenio de Leguía se dio debido a la crisis económica de 1929 que dejó en evidencia la
dependencia de la economía peruana respecto al capital norteamericano. Además, caen los
precios de las materias primas exportadas por el Perú y con ello quiebran instituciones
financieras.

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