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Identidad de la pedagogía y del pedagogo

Cabe destacar que la identidad se va formando a través de la interacción con el


entorno que nos rodea, así que cada individuo lo puede entender de una manera
distinta según su medio. Ahora bien, la palabra pedagogía tiene su origen del
griego paidagogos, este término está compuesto por paidos (que significa niño) y
gogos (que quiere decir conducir o llevar), por lo tanto se puede decir que hace
referencia a el esclavo que cuidaba de los niños y los acompañaba a la escuela,
según la cultura griega. Podemos mencionar que Grecia alcanzó un ideal
avanzado en la educación que fue la paideia, que es “una educación integral que
consistía en la integración entre la cultura de la sociedad y la creación individual
de otra cultura en una influencia reciproca. Según los filósofos griegos, “la
educación está íntimamente relacionada con la promoción de la libertad humana
mediante el desarrollo de las capacidades innatas de los individuos para pensar
por sí mismos; deliberar, juzgar y escoger sobre la base de sus propias reflexiones
racionales. Nos resulta realmente interesante el ver como desde aquella época, se
pensaba o buscaba un ideal de esta manera, ahora bien, mencionaremos que
estos ideales eran solo para los hombres libres, de lo cual ser libre implicaba no
tener preocupaciones materiales o con el comercio y la guerra, ya que estas
actividades estaban reservadas a las clases inferiores. Entonces retomando lo
anterior, podemos construir que la pedagogía es: “el proceso bidireccional que
busca o atiende el desarrollo armónico e integral de las facultades del individuo;
que está determinado por un contexto histórico.

La Identidad pedagógica implica muchos factores los cuales van a estar en


constante cambio, por ello tenemos que contar con una cultura general amplia,
con diversos conocimientos que podamos aplicar durante toda nuestra vida, y
sepamos dar respuesta a los problemas que se nos puedan presentar.

El construir el concepto de Identidad Pedagógica conlleva a entender algunos


conceptos, antes de formarlo, ya tenemos el de Pedagogía y Educación, pero
ahora nos falta el de identidad aplicada a distintos procesos y nos falta el ver que
piensan los autores sobre estos conceptos que son realmente importantes en la
vida de todo pedagogo. Entraremos a lo que es la identidad, realmente resulta
algo complicado entender el propio concepto porque como mencionamos
anteriormente, la identidad se va formando a partir de las relaciones que el
individuo vaya teniendo en el entorno donde se desarrolle, para lo cual se puede
destacar que “la identidad posee una característica dinámica, la cual permite que
los miembros pertenecientes a un colectivo posean simultáneamente elementos
de base y elementos dinámicos que les permiten la interacción con otros
colectivos con los que es posible compartir elementos de semejanza”. Hablar de
identidad, es hablar de reconocernos con los otros, de convivir y tratar de llevar
una vida saludable, en la cual todos intervengamos y hagamos un trabajo en
conjunto para llegar a un fin en común, en este caso es la educación, porque el
objeto de estudio de la Pedagogía es la educación. Por ello, consideramos que es
de gran relevancia mencionar a uno de los mayores y más significativos
pedagogos del siglo XX: Paulo Freire. El enseño a llevar una buena y sana
relación entre maestros y alumnos, en su trabajo transmitió la Pedagogía de la
esperanza, además podemos decir que Freire, influyó en las nuevas ideas
liberadoras de América Latina y en la teología de la liberación, en las renovaciones
pedagógicas europeas y africanas, y su figura es referente constante en la política
liberadora y en la educación. Freire habla de una pedagogía del oprimido, en la
cual “La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá,
pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los
oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo en la
praxis, con su transformación y, el segundo, en que una vez transformada la
realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la
pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación”. Con este tipo de
ideales nos damos cuenta, que Freire nos habla de un método en el cual los seres
humanos interaccionen con la cultura pero esta a la vez se relacione con las
políticas que rijan, que todo sea en conjunto. Gracias a Freire nos damos cuenta
de igual manera de una alfabetización en la cual, los ingredientes necesarios para
la liberación son: “el aprendizaje y profundización de la propia palabra, la palabra
de aquellos que no les es permitido expresarse, la palabra de los oprimidos que
sólo a través de ella pueden liberarse y enfrentar críticamente el proceso
dialéctico de su historización (ser persona en la historia)” [ 5 ]. Con todo lo antes
mencionado, nos damos cuenta de que Freire es realmente un gran pedagogo, y
con todos estos ideales que el tenia entendemos que buscaba una educación de
manera integral. Por ello nos habla de una dialogidad, en la cual el diálogo es la
base fundamental para la comunicación de todo ser humano, y de esta manera
obtenemos una acción y reacción en la cual se ve “La educación como práctica de
la libertad"

¿Qué significa ser pedagogo?


Es muy común escuchar a los propios formadores de pedagogos, estudiosos e
investigadores decir que "carece" de una "identidad propia", "verdadera", que lo
"defina" de tal modo que pueda ser identificado e identificarse con claridad "como
puede identificarse" a otros profesionistas, ya sean abogados, médicos,
psicólogos. Cabe decir que es una afirmación ingenua argumentar que, por
ejemplo, el médico tenga una identidad profesional en términos duros porque a
pesar de que el objetivo fundamental de la carrera de medicina siga siendo salvar
vidas, prevenir enfermedades, etcétera, las formas de salvar, curar y prevenir son
distintas de época en época, es decir, son contextuales, como lo son también los
medicamentos, las terapias, los instrumentos, las tecnologías, los métodos
curativos y los saberes disciplinarios que incorpora.

En este sentido, argumento que no es que el pedagogo carezca de identidad, más


bien resulta difícil pensarla a la manera como se han constituido las identidades de
otras profesiones. Es cierto que esta situación dificulta discernir la identidad del
pedagogo como monolítica, homogénea, unificada, sin embargo, debido a que es
posible nombrar a este profesionista (pedagogo) a partir de los discursos
disciplinares que lo interpelan en su formación y quehacer profesional para el que
se le ha preparado, el pedagogo es un tipo de profesionista que cumple funciones
diversas pero todas ellas vinculadas con algún ámbito de la educación en general
(formal, no formal e informal), y si hay un rasgo identitario que ha hegemonizado
es su calidad de interventor en problemas, necesidades, procesos y situaciones
educativas que requieran ser atendidas para su solución o mejora.

En cuanto a esta supuesta creencia de no identidad del pedagogo, se puede decir


también que su identidad profesional -como la de cualquier otro profesionista o
como la de cualquier otro sujeto- es relacional, histórica e híbrida. Es relacional
porque se define a partir de sus vínculos con los planteamientos teóricos o con el
campo de acción laboral de otras profesiones como el de la normal, psicología,
sociología, etcétera. Es cambiante, diferencial, fracturada, en el sentido de que
éstas nunca operan como fijaciones o totalidades perpetuas porque son
construidas y reconstruidas constantemente y de manera tal que muchas veces no
nos percatamos de ello y esa construcción-deconstrucción-reconstrucción no
supone una causalidad simple sino compleja "del proceso"; la identidad es
cambiante en tanto el sujeto decida o no ocupar ciertas posiciones (funciones) en
su contexto histórico-social. En este sentido sostengo que la identidad del
pedagogo como la de cualquier profesión es fracturada, ambigua y su definición es
temporal.

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