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Luego de dos versiones digitales en 2021 y 2022 por la pandemia global, se realizó de forma

presencial el Festival Cultural Cuir en su tercera edición en la Cinemateca Boliviana de La Paz


a cargo de la Organización Diversa, que desde 2018 trabaja en favor de los derechos
humanos con énfasis en diversidades sexuales y de género. Se contó con el apoyo de la
Embajada de Estados Unidos en Bolivia y el auspicio de Gin La República, la Feria Itinerante
de Arte Libre, cuyos stands tenían artesanías sobre el Mes de las Diversidades Sexuales y de
Género y el espacio cultural La Resistencia, donde se realizó un after party bailable con el DJ
La Q’Wisa.

La apertura del festival fue el martes 13 de junio con una exposición de obras de fotógrafos y
artistas como la drag queen boliviana Alicia Galán, Angie Salgar, Sergio Bretel y Jonathan
Poma de Diablo Rojo, entre otros. Se pudieron ver en el marco del ciclo Movie Nights, que al
finalizar la película It’s my party brindo un cóctel y dio pie al inicio del festival, en que el director
de la Organización Diversa, Andrés Mallo, remarcó que las artes y la cultura son elementos de
cohesión social, que permiten que un grupo de individuos se sientan identificados con una
misma idea y que, por lo tanto, se sientan conectados entre sí. Esto es la creación de una
comunidad con el posterior surgimiento de códigos y claves culturales.

Este proyecto se abocó en desarrollar y visibilizar contenidos artísticos, comunicacionales y


sociales de reivindicación de los Derechos Humanos LGBTIQ contra la discriminación,
violencia y crímenes de odio en Bolivia, en el marco del “Mes largo de la diversidad”, que se
inicia con el Día Internacional contra la Homolesbitransfobia, el 17 de mayo, y concluye con el
Día Internacional del Orgullo, 28 de junio, que es el lapso en el cual se genera el festival. 
Belleza transformista, performance y artes circenses hubo en la Cinemateca Boliviana.
Esta tercera versión del evento se tituló “Aptaphi de artivismo”, trayendo al personaje icónico
de la chola, que hasta la actualidad sigue rompiendo estereotipos y se abre a más diálogos.
Durante 2017 y 2018 se celebró la elección de la Chola Transformista Bolivia, que tuvo un
éxito rotundo, con notas de prensa internacional. Ahora se busca recuperar y traer esta
exitosa celebración al festival. 

Como temática del proyecto está la discusión del cuerpo como sujeto, con relación a una
mirada sobre las realidades en desigualdades y a la riqueza cultural sobre esta identidad, la
cual genera nuevas miradas desde los derechos humanos. 

El Aptahi es la celebración colectiva andina en la que se comparte alimentos y saberes. El


nombre deriva del verbo aymara “aphtapiña”, que significa “traer”, ya que la celebración
supone que cada asistente lleve un alimento para la comida comunitaria. La celebración está
vigente en Bolivia, Perú, Argentina y otros países.
Con este mismo espíritu se reunió a un grupo de artistas intergeneracionales, que nos lleva a
dialogar sobre temas fundamentales al momento de identificarnos; la violencia, la sexualidad y
la fiesta. 

En consecuencia, el Apthapi genera varias propuestas con contenidos artísticos expuestos en


los formatos construidos por cada artista invitado. Por eso, la tarde-noche del domingo 18 de
junio se tiñó de colores diversos. La entrada de la Cinemateca Boliviana lució un arcoíris de
globos para recibir a las más de 300 personas que estuvieron presentes durante las cinco
horas de duración. 

El evento tuvo como presentadora a la drag queen Anastasia Galán, miembro de la Familia
Galán, quien dio un discurso alusivo haciendo énfasis en el nombre de esta versión “Apthapi
de artivismo”, como una palabra cotidiana, usada en nuestras realidades y que a veces no
entendemos. El acto de dar o traer un alimento al encuentro es tan fundamental como amar, y
es este momento de encuentro el que tiene un valor tan importante para nosotres que es así
como se compartieron las mejores experiencias y se disfrutó de cada artista preparó su
propuesta. 

También puede leer: ‘Revolución Orgullo’, las luchas LGBTIQ+ en el museo

Consuelo Torrico Alaiza, fundadora del grupo adultos mayores LGBTIQA+ de Bolivia fue la
primera en romper el hielo con una serie de poemas conmovedores, para después relatar su
experiencia y sus aportes desde sus inicios hasta hoy. 

Después la pasarela recibió a Karen Anthelo, cholita transformista La Paz del 2018 y a Karen
Suares, Cholita transformista Bolivia 2018 y representante de la ciudad más joven de La Paz,
El Alto. Diego Armando Calle, al ritmo de la Kullawada, nos contagió de alegría y movimiento.

De Sucre llegó la compañía de baile House of Zion, representada por Gigo Zion, quien a
través de la música urbana representó la dualidad y la evolución de cada individuo a través de
su vida. También participó Wildo Bolívar, quien generó una fantasía de velo y drum, dejando
un claro mensaje: la danza no tiene género. 

Las drag queen no podían faltar y en esta oportunidad, la primera en presentarse fue Miranda
Dickingson, con una performance nacida con base en la necesidad de expresar su lado
artístico, su feminidad, su rebeldía, su lado político. Se representó como todo lo que le han
prohibido, todo lo que le dicen que no sea y que sin dudas ella fue.

Con una trayectoria de más de 13 años como drag queen, Orion deleitó con una performance
de transformismo, seguida de Drag Kasaky, sobre unos espectaculares y gigantes tacones.
Recientemente ganó el primer premio de la gala drag queen en La Paz e irrumpió en la
escena con un lipsync (fonomímica) discursivamente potente y un outfit con los colores del
orgullo LGBT, con un final explosivo. 

El evento cultural contó con la participación de poetas, literatos y literatas como Rosario
Aquim, quien hiczo un llamado a la sociedad para luchar en defensa de los derechos
LGBTQIA+ y por una sociedad más justa e igualitaria para todes. Luego leyó unos poemas de
su último libro. La diva de la poesía paceña, Leonel Inti, compartió sus poemas tras afirmar: “si
les gusta bien y si no, no me importa”. Más tarde se subiría nuevamente al escenario para
cantar. Zu Linares presentó un extracto de su obra literaria, que dejó a más de uno con
sentimientos encontrados y algunas lágrimas en los ojos.

La performance de las cuerpas se hizo presente, el artista multidisciplinario y performer Paolo


Vargas brindó un show donde la lluvia fue el elemento principal de su narrativa. Él invitó a
reflexionar una existencia a través de las gotas que ya han tocado a nuestros antepasados,
abriendo un espacio de expresión por medio del cuerpo que baila y se moja en esta nueva
realidad. Brindó un homenaje a la libertad de expresión y posibilidades dentro del movimiento
queer femenino. 
La artista cordobesa Cian, a través de aros y acrobacia, demostró que el erotismo fluye desde
una mente inquieta, rebelde, caliente y sutil que se proyectó en esos aros que derrocharon
placer y gozo en una danza impulsiva y visceral. Alejandro Drakjic hizo una muestra de
ballroom seguido de una candente y sugestiva lectura para interpelar frente a la sexualidad. a
continuación, el artista y bailarín Juan Ortega puso a bailar al público presente.

En el entremedio se le dio un reconocimiento al encargado de negocios de la Embajada de


Estados Unidos en Bolivia, Jarahn Hillsman: un corazón con los colores del arcoíris realizado
por artesanas. El 100% de lo recaudado de la venta de estos corazones irá destinado a un
fondo para apoyar a artistas LGBTQIA+.

Leonie Dorado —presentadora y productora del programa Orgullosamente, que aborda


temáticas de diversidad sexual y de género siendo pionera en el país— brindó remarcó la
importancia de que la sociedad siga apoyando y celebrando la diversidad. 
Después irrumpió en escena un grupo de jóvenes cantando Tiempos de Amor, en
un flashmob de Broadway Bolivia, la compañía de teatro musical que pronto presentará el
musical Rent: en La Paz de los 90, obra que refleja luchas como la por los derechos LGBT,
contra el VIH-sida y los derechos sexuales, además de mencionar a diferentes bohemios
bolivianos de los años 90 que brindaron un gran aporte cultural. 

El festival cerró con una pasarela de los más de 20 artistas participantes. La DJ Super Cholita,
quien nació con ese nombre dentro del colectivo Balkancumbia en Bolivia, hizo vibrar la pista
ofreciendo música con identidad y un alto contenido social. Generó una fiesta política y
artística con ritmos cumbieros de diferentes latitudes del planeta desde una perspectiva
descolonizadora donde nos deconstruirnos bailando. El gin de honor fue de La República. 

El artivismo de este festival trajo un mensaje claro y contundente: interpeló el concepto de cuir,
que sigue siendo un punto de discusión, de violencia ante la indiferencia y la falta de empatía
para construir sociedades más justas e igualitarias para todes. Este ha sido un espacio para
construirse, revolucionando las artes y la escena, en que más de 20 artistas subieron al
escenario a visibilizar y reivindicar el arte diverso.

Texto: Pablo Merino

Fotos: Angiel Salgar y Andrés Mallo

   
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Liliana Colanzi, Mauricio Murillo y Rodrigo Urquiola son los escritores que conformaron el jurado del II
Concurso de Microcuentos «Mi alma no tiene color, una vida libre de racismo«, auspiciado por la oficina
del Banco Mundial en Bolivia. Todavía somos bronce, Los sin tierra e Itagué Dosape-Ayoré son los tres
microcuentos que obtuvieron el primer lugar en las categorías adolescentes, jóvenes y adultos,
respectivamente, y que se publican en exclusiva hoy en ESCAPE. 

Nueve microcuentos destacaron entre los 995 enviados por concursantes de entre 13 y 87 años de edad,
informó la entidad internacional. Los otros ganadores son: Rebeca Borda Hurtado, Emilia Villarreal
Rosquellas, Ramiro Araoz de la Torre, Henrry Cucho Quispe, Fadrique Iglesias Mendizábal y Sergio
Velasco García.

Las obras se traducirán al aymara, quechua, guaraní e inglés. Los adolescentes premiados recibirá

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