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Segundo año
“B” y “C”
1. Lengua
2. Literatura
3. Ortografía
[LENGUA Y LITERATURA]
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LENGUA
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El texto
Los mensajes verbales, orales o escritos, se organizan en textos. Un texto puede estar
formado por una palabra o muchas oraciones. Cuando hay dos oraciones o más, estas se
relacionan unas con otras por su sentido. Las oraciones presentan la información de un modo
completo y ordenado, de acuerdo con la finalidad para la cual se produce el texto.
Coherencia y cohesión
Para que un texto pueda ser considerado como tal, debe ser coherente. Esto significa que
la información tiene que estar relacionada con el tema general del texto y presentarse de manera
ordenada y completa. En los textos escritos, ese orden se suele manifestar en la forma en la que
cada párrafo se relaciona con el anterior y, a la vez, agrega información nueva.
Ejercitación: a- Lean el siguiente escrito y tachen todo lo que no corresponda al tema del
texto. b- Redacten un título que anticipe el tema.
……………………………………………………………………………………………………………..
Hola. Los telescopios son el símbolo de la observación astronómica. Ayer justo cuando llegué de
la escuela, recibí la encomienda. Sin embargo, los expertos de esa práctica no recomiendan a los
principiantes comprar un telescopio como primera pieza del equipo. Los binoculares que me
mandaste son perfectos. En esa época, los europeos comenzaron a observar las costumbres del
lagarto leopardo con poco éxito. En lugar de eso, les aconsejan iniciar sus indagaciones del cielo
nocturno con unos buenos binoculares. Los pagué carísimos. Con éstos es posible localizar
fácilmente los cuerpos celestes. Te mando un abrazo. Ello se debe a sus aumentos reducidos y a
su amplio campo de visión. Vieja, traeme un sándwich. Emilio.
***En resumen***
Para que un texto sea coherente debe mantener las siguientes características:
La cohesión es la propiedad por la cual las oraciones y las partes de un texto se conectan
unas a otras. Para escribir un texto, tenemos que tratar que la idea se comprenda claramente, que
no haya repeticiones, que los lectores entiendan lo que quisimos expresar.
A veces, repetimos la idea o palabra o damos por sentado que está presente en el texto
porque en nuestra mente está muy clara, pero no es necesariamente así para quien lee. En los
textos orales o escritos debemos apelar a estrategias para no ser repetitivos y presentar la misma
información de distintas maneras. Esto sucede en todas las lenguas y es necesario para que los
textos sean coherentes.
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Los recursos cohesivos
A continuación presentamos un cuadro con los recursos de cohesión. Algunos son léxicos y
otros son gramaticales.
Recurso Características
Sinonimia Consiste en el uso de sinónimos, es decir, de palabras con significado igual o
parecido para evitar las repeticiones. Por ejemplo: perro, can.
Antonimia Consiste en el uso de antónimos, es decir, de palabras de significado
opuesto. Por ejemplo: bueno, malo.
Hiperonimia e hiponimia Es la relación de inclusión que se establece entre palabras de un significado
genérico (hiperónimos) y otras de significado específico (hipónimos) para
evitar repeticiones. Por ejemplo: gato, perro, conejo, pez son los hipónimos
de animal, que sería el hiperónimo.
Repetición Consiste en la aparición repetida de una palabra o expresión para fijar un
concepto, para reforzar una idea o porque algunos términos científicos o
técnicos no se pueden sustituir por un sinónimo. También se la utiliza para
lograr un efecto estético en un texto literario.
Palabras generalizadoras Son términos que tienen un significado propio pero muy amplio, más extenso
que los hiperónimos, por lo que resultan poco precisos. Las más comunes
son: cosa, hecho, asunto, problema, objeto que sirven para sintetizar lo dicho
con anterioridad.
Campo semántico Se refiere al conjunto de palabras que se relacionan entre sí por su
significado. Todo texto coherente exige cohesión lexical, es decir, las palabras
utilizadas deben pertenecer al campo semántico para mantener el tema del
cual se habla. Por ejemplo, si hablamos de agua potable encontraremos
palabras como: riego, oxígeno, hidrógeno, etc. No debemos confundir campo
semántico con familia de palabras, ya que éstas tienen la misma raíz (agua,
aguacero, aguatero, etc.)
Elipsis Es un recurso que consiste en omitir o suprimir expresiones y palabras que se
repiten o que se sobreentienden. Por ejemplo: Juan y María se
comprometieron en mayo. Se casarán el año próximo.
Referencia Consiste en el uso de pronombres para referirse a personas u objetos ya
mencionados en el texto. Por ejemplo: Juan y María se casan. Ellos se
conocieron en mayo del año pasado.
Otro recurso cohesivo son los conectores, que son las palabras o expresiones que se
utilizan para relacionar o conectar las ideas de un texto. Sirven para organizar de forma coherente
la información y podemos clasificarlos de la siguiente manera:
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Ejercitación:
Lean el siguiente texto y luego resuelvan las consignas:
Los romances
El romance es un poema narrativo y anónimo, característico de la tradición oral española.
Se populariza en el siglo XV, porque se recogen por primera vez por escrito en colecciones
denominadas romanceros. Éstos son generalmente poemas que cuentan una historia, por eso
tienen una gran variedad temática. Se interpretan declamando, cantando o intercalando canto y
declamación.
Un romance pertenece al género lírico ya que consta de grupos de versos de ocho sílabas
(octosílabos) con rima asonante en los versos pares; aunque no poseen división estrófica. Todos
los romances viejos son anónimos y son influidos en gran manera por la religión, la guerra o el
amor.
Su estilo se caracteriza por ciertas repeticiones de sintagmas en función rítmica (Por
ejemplo: Río verde, río verde), por un uso algo libre de los tiempos verbales, por la abundancia de
variantes (los textos varían y se contaminan entre sí, se “modernizan” o terminan de distinto
modo a causa de su transmisión oral) y por el frecuente corte brusco al final, que en las mejores
ocasiones aporta un gran misterio al poema.
Los romances se caracterizan por:
a) Transmisión oral: por esta razón no conocemos el nombres de los autores que
los compusieron (son anónimos), y también, por ello, existen variantes de un
mismo romance
b) Mezcla de narración y diálogo: el diálogo suele introducirse con fórmulas fijas:
“Allí habló… bien oiréis lo que dirá”; “Respondióle…, tal respuesta le fue a dar”
c) Fragmentarismo narrativo: el romance se centra en un momento determinado
de la acción, fundamentalmente por su dramatismo, y suele interrumpirse de
forma abrupta, algunas veces sin desenlace claro
d) Sencillez de recursos expresivos: suelen usarse las comparaciones y las
imágenes sensoriales.
1- Funciones del lenguaje: Marca con una cruz la opción correcta para contestar a la
siguiente pregunta: ¿Cuál es la intención del emisor de este texto?
Informar
Expresar emociones o sentimientos
Apelar o intentar convencer al receptor de algo
Hacer algo bello con las palabras y el lenguaje
3- Cohesión: Extrae las palabras que forman el campo semántico del texto.(Tienen que
ser acorde al tema que identificaste)
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4- Reconoce en el texto los recursos cohesivos usados por el emisor para no repetir la
palabra “romance”.
5- Extrae del relato los conectores y clasifícalos ubicándolos en el cuadro:
De unión
De opción
Adversativos
Causa-consecuencia
Temporales
De orden .
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Trabajo práctico
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EL TEXTO EXPOSITIVO
Los textos expositivos o explicativos son, por lo general, textos de estudio. Este tipo de texto
informa a través de un discurso bien organizado, ordenado según un criterio que suele ir de lo
más general a lo particular, de lo más simple a lo más complejo, usando un lenguaje objetivo y
poniendo en juego definiciones, ejemplos, comparaciones.
A los textos expositivos los podemos encontrar en enciclopedias, diccionarios, revistas científicas,
manuales y todo tipo de libros de estudio; incluso también en versiones digitales como la
Wikipedia.
Procedimientos explicativos:
La definición consiste en enunciar de manera breve y precisa el significado de
una palabra, objeto o concepto. Generalmente responde a la pregunta ¿Qué
es?
La ejemplificación es un proceso que consiste en brindar un caso concreto
para facilitar la comprensión de algún concepto.
La reformulación o paráfrasis consiste en decir lo mismo de otra manera, para
aclarar un término o una expresión anterior.
La comparación consiste en indicar las semejanzas o diferencias entre dos o
más objetos, ideas, conceptos, hechos, etcétera.
Los textos de expositivos son algo cotidiano en nuestra vida escolar. Te proponemos las siguientes
actividades de comprensión para analizar este tipo de textos.
ACTIVIDAD 1
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ACTIVIDAD 2
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Los más antiguos: tablas, rollos, códices.
La historia del libro se remonta a 5000 años antes de Cristo. La cultura egipcia, la
mesopotámica y la China desarrollaron tempranamente diferentes formas de conservar sus
escritos.
Los primeros materiales utilizados para este fin fueron fibras vegetales, como los papiros
en Egipto, con los cuales se fabricaban largas fajas de entre quince y diecisiete centímetros de
altura que se raspaban con diferentes instrumentos. Las fajas se guardaban enrolladas. Por esta
razón, se conocen como rollos.
En la Mesopotamia, era frecuente la escritura sobre tablillas de arcilla, que se trabajaban
antes de secarse; en cambio en China, los primeros “libros” fueron tablas de madera sobre las que
se pintaban los ideogramas.
Distintos factores hicieron que los materiales que se utilizaban para la confección de estas
formas primitivas fueran cambiando. Por ejemplo, en China, una gran hoguera de libros que fue
ordenada por el emperador Ts’ in Shiuhuangati en el año 213 a.C. motivó luego la búsqueda de
otros materiales para escribir. Así fue que comenzaron a trabajar sobre la seda, pintando los
caracteres con una mezcla de hollín de pino y cola, la conocida tinta china.
También se utilizó el cuero como superficie para escribir, con este material se realizaban
los pergaminos. El cuero, proveniente de terneros, cabras o corderos; que recibía un tratamiento
especial, era más económico, más dúctil y conservable. Por esta razón, después de competir
durante tres siglos con el papiro _más caro y delicado_ en el siglo IV se impuso el uso del
pergamino. 8
Al mismo tiempo, la escritura en tablillas de arcilla, madera u otros materiales se seguía
utilizando para transacciones comerciales, cartas o ejercitación de escribas. A menudo, se
agrupaban dos o tres tablillas y el resultado era una especie de cuaderno. El peso, el tamaño y la
fragilidad de estos materiales hicieron que se implementara la utilización del pergamino en su
confección. De esta manera surgieron los llamados “códices”. Los códices eran más fáciles de
utilizar que los rollos de papiro, ya que estos debían ser trabajosamente enrollados o
desenrollados para su lectura. Los rollos no se dividían en páginas sino en una especie de
columnas que quedaban ocultas a medida que avanzaba la lectura. Sin embargo, estos últimos
eran más prestigiosos que los códices. Recién en el siglo V se utilizará exclusivamente el
pergamino.
El papel y la imprenta
La utilización del papel en la confección de los códices se difundió a partir del siglo VIII de
nuestra era. El papel había sido inventado por los chinos, que buscaban un sistema menos costoso
que la seda, en el año 105 a. C; aunque mantuvieron en secreto esta invención hasta que fueron
invadidos por los árabes. Serán estos últimos quienes lo introducirán en Europa en el año 1100,
más precisamente en España.
Alrededor del año 1450 Guttemberg inventó la imprenta. Esto generó cambios muy
importantes, ya que la producción y difusión de libros fue más rápida y numerosa. Además
permitió la posibilidad de que los que no eran especialistas pudieran vincularse directa e
independientemente con los textos. Antes de esto, sólo tenían acceso a los libros los copistas o los
expertos.
Tené en cuenta que para escribir las respuestas debés redactarlas en forma completa y
precisa , es decir; debe entenderse sin la pregunta, debe responder al verbo que aparece
en la consigna, tiene que tener toda la información solicitada y a la vez no debes agregar
información que no se te pida.
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Trabajo práctico
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¿Qué son los mitos urbanos?
A lo mejor sucedió realmente, o puede llegar a ocurrir, pero nadie parece haber sido
testigo directo del suceso. A veces, el mito urbano es un deseo colectivo, una esperanza, otras
veces un temor, una premonición. Muchas veces parece ser una explicación improvisada o una
lección moralizante que se deja leer entre líneas. Algunos ejemplos de mitos urbanos son aquellos
que hablan de fantasmas que habitan ciertos edificios públicos; de animales domésticos con
poderes extraordinarios; de la aparición repentina de personajes famosos en ciertos lugares,
etcétera.
Es muy difícil rastrear el origen de estas historias que aparecen y se repiten no sólo en la
tradición oral sino también en los medios de comunicación. Es probable que algunos de estos
relatos sean elaborados intencionalmente con algún objetivo particular, como por ejemplo,
desacreditar a alguien u obtener beneficios comerciales.
Ahora bien, la pregunta es por qué un mito urbano, que de por sí contiene elementos
claramente irracionales, se transforma en un relato creíble. En efecto, muchos de estos relatos, si
bien son abiertamente fantásticos, son al menos sorprendentes por improbables.
La relevancia de los mitos urbanos es que cumplen la función de darles a las personas la
posibilidad de expresar una opinión, un temor, o acaso una sospecha. Tal vez encuentre un atajo
para una explicación demasiado compleja, excesivamente elaborada. El mito es una expresión tan
antigua como la cultura y su estructura resiste en nuestras mentes así como nuestros miedos y
anhelos y no deja de expresarse con formatos nuevos, adaptados al tiempo presente.
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DESAFÍO
Los diccionarios contienen también, breves textos informativos o expositivos. A continuación te
proponemos la siguiente actividad:
***MATABURROS***
En un diccionario podemos encontrar casi todas las palabras que existen en una lengua (decimos
“casi” todas, porque la lengua siempre se va renovando con palabras inventadas que se usan un tiempo
y después caen en desuso y, por lo tanto, no llegan a estar en el diccionario). Como todos saben, en un
diccionario las palabras están ordenadas alfabéticamente de la A a la Z. Claro que si uno quiere
enterarse de lo que significa cada palabra, tendrá que saber además, cómo orientarse; porque allí
encontrará abreviaturas y signos diversos que indican cómo interpretar los significados. Veamos:
Monstruo: s.m. (bajo lat. Monstruum). Ser vivo que posee caracteres anormales en su especie:
monstruo de dos cabezas. // 2. Ser fantástico, extraño, desproporcionado: el monstruo del lago Ness.//
3. Fig. persona o cosa de fealdad o dimensión extraordinarias. //4. Fig. Persona muy o cruel o perversa.
//5. Fam. Cosa muy grande o extraordinaria: una idea monstruo. //6. Persona extraordinariamente
dotada para una actividad: un monstruo para el fútbol.
Siempre aparece la clase de palabra (s. sustantivo, adj. Adjetivo, etc.); luego, aparece el género (f.
femenino, m. masculino). Si hay varias definiciones para una misma palabra, éstas se separan entre
barras (//); a veces se numeran como en el ejemplo. Además, suele aparcer el vocablo en latín, que es
donde deriva o viene el castellano (bajo lat. =latín literario)
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Las palabras
Formación de palabras por derivación
Las palabras están formadas por unidades de distintos tipos. Los fonemas son los sonidos que cada
lengua selecciona para formar las palabras (por ejemplo, m/e/ t/a/K/m/B). no poseen significado en sí
mismos pero ayudan a distinguirlos.
En cambio, los morfemas son las unidades mínimas dotadas de significado. El morfema que
contiene el significado básico de cada palabra se llama raíz. Los morfemas que se agregan a la raíz y le
agregan nuevos significados se llaman afijos. Por ejemplo: en la palabra tristísimo trist es la raíz (que
significa sentimiento de dolor anímico producido por un suceso desfavorable) e ísimo es el afijo (que indica
que es un adjetivo en grado superlativo, es decir, que tiene alguna cualidad en su más alto grado)
Los afijos que se anteponen a la raíz se llaman prefijos (preescolar, incómodo, anteayer). Los que se
colocan detrás de la raíz se llaman sufijos (casualmente, amado, casita). Las palabras que se forman
mediante el agregado de un sufijo o un prefijo se denominan palabras derivadas, ya que derivan una de
otra. 11
Ejercitación
1- Formen palabras anteponiendo o posponiendo afijos a las siguientes raíces. Puedes usar afijos
que no estén en el cuadro.
Prefijos ante- a - de – des – in –im –pre – re -
Raíces form – perfec – lent –útil- pez – buen –previs- correct- viv- sal-
Sufijos ar- er – ir – mente- o- a- ísim –cit- it- dad- sión- ción- in – id- ad
2- Busquen ejemplos de palabras que estén formadas por un prefijo, una raíz y un sufijo.
Por ejemplo, semimetálico.
………………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………
Formación de palabras por composición
Además de la derivación, el castellano permite la composición para la formación de
palabras. Este proceso consiste en formar palabras compuestas, es decir, unir dos raíces. Por
ejemplo: sacacorchos, salvavidas, lavaplatos.
Ejercitación
Busquen ejemplos de palabras compuestas.
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
Clases de palabras
Las palabras pueden clasificarse según distintos criterios. Según su forma o un criterio
morfológico, se distingue entre palabras variables e invariables y se las clasifica por el tipo de
sufijo que admiten (por ejemplo, el que indica género, número, tiempo o modo)
Las palabras se clasifican gramaticalmente también por su función, es decir, podemos
clasificarlas en sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones, pronombres, artículos,
etcétera.
Las palabras variables son aquellas que admiten variaciones mediante el agregado de
sufijos y nos ayudan a reconocer la función de las palabras, ya que gracias a estos cambios
podemos identificar si son adjetivos, sustantivos, verbos, etcétera. Por ejemplo, los sustantivos y
adjetivos varían en género y número (Mi amorosa amiga – Mis amorosos amigos).
Las palabras invariables no admiten cambios de este tipo. Por ejemplo, las preposiciones o
los adverbios mantienen siempre su forma ya que no admiten cambios de género, número o
tiempo. (Estaba medio loco- Estaba medio loca.)
Ejercitación
Completen el cuadro marcando con una x el casillero que corresponda:
Clase de palabras Varían en género y Varía según la Varía según tiempo No varía
número persona. y modo
Sustantivo
Adjetivo
Verbo
Adverbio
Preposición
Pronombre
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El sustantivo
El sustantivo es una clase de palabra que se utiliza para nombrar personas (Pedro),
animales (tigre), objetos (zapatilla), sentimientos (alegría), cualidades (sinceridad), lugares
(Córdoba), conjunto de seres o elementos (manada, constelación).
Se los puede clasificar semánticamente de la siguiente manera:
Propios Comunes
Designan los Abstractos Concretos
nombres de Se refieren a Designan objetos, seres o entidades, reales o imaginarias,
personas o emociones, que tienen existencia independiente. (casa, niño, hada)
lugares. También sentimientos o Individuales Colectivos
nombra palabras que
Designan a un solo Designan, en singular o plural,
instituciones. derivan de
elemento (pájaro, casa) a un conjunto de elementos
Se escriben verbos. (amor,
iguales. (bandada, jauría)
siempre con valentía,
mayúscula inicial. salida)
(María, Córdoba,
Instituto
Secundario
Ricardo Palma)
Ejercitación:
a) Lean el siguiente comienzo de un cuento y subrayen todos los sustantivos:
La nave bajó del espacio. Venía de las estrellas y de los abismos oscuros, las órbitas relucientes, los
silenciosos golfos del espacio. (…) Llevaba diecisiete hombres, incluido el capitán. La muchedumbre,
reunida en la pista de Ohio, los había despedido con gritos de alegría, agitando las manos a la luz del
Sol, y el cohete, envuelto en grandes flores de color, se había alejado en el espacio. ¡El tercer viaje a
Marte!
b) Clasifíquenlos semánticamente ubicándolos en el siguiente cuadro
Propios Comunes
Abstractos Concretos
Individuales Colectivos
nave
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El género y el número en los sustantivos
El género
Muchos sustantivos tienen un solo género, masculino (espacio, abismo) o femenino (estrella,
nave, flor). Los sustantivos que nombran personas y animales suelen tener dos géneros. En estos
casos, existen diversas reglas para indicar el femenino o el masculino. Algunas de ellas son las
siguientes:
Cambiar el sufijo a por o (médica-médico)
Cambiar la terminación e por a (elefante- elefanta)
Cambiar el artículo el por la (el pianista- la pianista)
Cambiar la palabra (yerno- nuera)
Cambiar el sufijo. Las terminaciones que se usan para cambiar el género en los sustantivos
son: isa, ina, esa, iz. (profeta- profetisa, rey-reina, conde-condesa, actor-actriz)
En algunos nombres de animales se agrega la palabra macho o hembra (la jirafa macho, la
jirafa hembra.)
Ejercitación:
a- Lean el siguiente fragmento sacado de un manual de historia y realicen una lista con los
sustantivos que están en femenino y otra con los que están en masculino.
b- Pasen al género contrario los sustantivos que han encontrado, si se puede.
“En la Edad Media, se cazaban los osos y lobos, pues amenazaban a los rebaños;
las ardillas y las martas, por su piel; y los ciervos y los corzos, por su carne, aunque
también por deporte. Las presas pertenecían al dueño del bosque y sólo los señores
tenían derecho a cazar, pasatiempo que practicaban a caballo, acompañados por perros
y halcones. Las damas también cazaban; no así los campesinos, quienes se dedicaban a la
caza furtiva, delito severamente castigado.”
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El número
En general, el plural de los sustantivos terminados en vocal se forma agregando el sufijo
“s” (pista-pistas, grito-gritos, viaje-viajes). Cuando el sustantivo termina en consonante o en “y”,
el plural se forma agregando el sufijo “es” (luz-luces, rey-reyes). Cuando termina en “í” o en “ú”,
habitualmente puede agregarse tanto “s” como “es” (maní-maníes-manís/ bambú-bambúes-
bambús). Cuando el sustantivo es una palabra grave o esdrújula terminada en “s” o en “x”, no
varía en plural (la caries- las caries/ el tórax- los tórax).
Pistas*****************************************************************************
Algunos sufijos que se usan para formar sustantivos son:
ada-(patear)patada, tud-(pleno)plenitud,
anza-(criar)crianza, miento-(nacer)nacimiento,
ción-(distribuir)distribución, ancia-(vago)vagancia,
dad-(solo)soledad, encia-(paciente)paciencia,
dor-(comer)comedor, ante-(cantar)cantante,
era- (sordo)sordera, sión-(discutir)discusión,
ero-(hormiga)hormiguero, tor-(leer)lector,
ez-(ácido)acidez, ura-(fresco)frescura,
eza-(pobre)pobreza, ía-(alegre)alegría.
icia-(avaro)avaricia,
*********************************************
El adjetivo
El adjetivo es una clase de palabra que modifica o acompaña directamente al sustantivo.
Morfológicamente, los adjetivos concuerdan en género y en número con los sustantivos a los que
modifican. Por ejemplo:
Una amiga sincera Unos amigos sinceros
adj. sust. adj. adj. sust. adj.
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Los adjetivos se pueden clasificar semánticamente de la siguiente manera:
Calificativos Expresan las cualidades del sustantivo Intensas lluvias/ Mujer
fuerte/ Amigo fiel
Gentilicios Indican el origen o procedencia de los sustantivos Alfajores cordobeses/
Niño japonés
Numerales Cardinales Indican cantidad Cinco hermanos
Ordinales Indican orden Primer lugar
Múltiplos Indican multiplicación Doble trabajo
Partitivos Indican división Media hora
Distributivos Indican distribución en partes iguales. Compró ambos regalos
(Son: ambos, sendos, cada) para sendos niños.
Cada niño recibirá un
regalo.
Pronominales Posesivos Indican posesión. Son: mi, mis, tu, tus, Mi casa. Tu perro. Su
su, sus. regalo
Demostrativos Indican distancia con respecto al Aquel niño. /Ese libro.
sustantivo del que se habla. Son: / Este problema.
este/a/os/as,ese/a/as/os,
aquel/a/as/os.
Indefinidos Indican imprecisión o generalidad. Son: Unos niños./ Todas las
un/a/os/as, algún/a/os/as, todo, mujeres./ Muchas
mucho, poco, demasiada, varios, personas.
etcétera.
En síntesis
No *Posesivos
descriptivos *Demostrativos
*Indefinidos
Ejercitación:
1- Subraya todos los adjetivos e indica con una flecha a qué sustantivo están modificando.
2- Luego clasifícalos semántica y morfológicamente.
La rata de campo es un lindísimo animal, que apenas recuerda a la infecta, oscura y pelada
rata de ciudad. Vista desde arriba, es de un color plomizo brillante. Vista desde abajo, parece de
plata por tener blancos la garganta, el pecho, el vientre y la parte interna de las patas.
3- Copien en su carpeta el siguiente fragmento pasando al género y al número contrario
los adjetivos y sustantivos, si se puede.
Me casé siendo un hombre joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis
preferencias. Al observar mi gusto por los animales, no perdía oportunidad de procurarme los
más agradables de entre ellos. Teníamos un canario, peces de colores, un hermoso perro,
conejos, un monito y un gato.
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Paradigma de conjugación regular. Modo indicativo
Usamos el modo indicativo de los verbos para expresar acciones reales u objetivas y usamos
distintos tiempos o formas (simple y compuesta) tanto si se refieren al momento en que se habla como al
pasado, futuro o condicional.
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Condicional (Es posible que ocurra)
Futuro perfecto
Condicional perfecto
Pretérito anterior
Yo hube cantado hube leído hube reído
Tú hubiste cantado hubiste leído hubiste reído
Él / ella/ usted hubo cantado hubo leído hubo reído
Nosotros hubimos cantado hubimos leído hubimos reído
Ustedes hubieron cantado hubieron leído hubieron reído
Ellos / ellas hubieron cantado hubieron leído hubieron reído 20
Los verboides:
Los verboides son las formas impersonales o NO personales del verbo, es decir, no tienen
persona, número, tiempo o modo. Se los divide en tres: infinitivo, participio y gerundio:
Infinitivo Participio Gerundio
Terminan en: Terminan en: Terminan en:
1) Subraya todos los verbos que encuentres en el siguiente fragmento. Luego clasifícalos
semántica y morfológicamente.
La tormenta rugió furiosamente toda la noche. Nada digno de mencionarse ocurrió. A la mañana
siguiente, cuando bajaron a desayunar, vieron otra vez la terrible mancha de sangre en el suelo.
Había aparecido en el mismo lugar de siempre, pero tenía un extraño color verdoso.
2) TENIENDO EN CUENTA COMO SE USAN LOS TIEMPOS VERBALES EN LAS NARRACIONES, COMPLETE EL
SIGUIENTE TEXTO CONJUGANDO LOS VERBOS COMO CORRESPONDA
El cigarrillo
El nuevo cigarrero del zaguán, flaco, astuto, lo (mirar).................... burlonamente al venderle el atado.
Juan (entrar) ...................... en su cuarto, se (tender)..................... en la cama para descansar y
(encender)..................................un cigarrillo en la oscuridad. Se (sentir)................. furiosamente chupado. El cigarrillo lo
(ser).......................... fumando con violencia y pedazos de hombre convertidos en humo (ser)...............................
lanzados en espantosas bocanadas.
Encima de la cama el cuerpo se le (ser)........................desmoronando en cenizas, desde los pies, mientras la
habitación se (llenar)........................de nubes violáceas.
Ejercitación:
a) Extrae los adverbios del siguiente fragmento y clasifícalos según el cuadro:
El ómnibus proveniente de Misiones llegó tarde. Las personas que esperaban impacientemente
allí, en la zona de los andenes, se acercaron para recibir a los pasajeros. Ahora, todos estaban más
tranquilos y conversaban muy animadamente con los recién llegados.
b) Agrega al siguiente texto adverbios, según lo creas conveniente. Incluye por lo menos tres.
Nuestros parientes llegaron de Mendoza. El viaje en ómnibus fue confortable. Vinieron porque
tienen una fiesta de casamiento. Trajeron regalos para todos.
Los pronombres:
Los pronombres son palabras que sirven para reemplazar al sustituir al nombre o sustantivo.
De hecho, la palabra pronombre viene del latín: pro, que significa “en lugar de” y nomen, que
significa “nombre”. Es decir, pronombre significa: en lugar del nombre.
Además los pronombres poseen referencia ocasional, en otras palabras, para poder reconocer
a qué o a quién se refieren, es necesario tener en cuenta la situación comunicativa en la que se
encuentran o el contexto –oral o escrito- en el que aparecen.
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Pronombres personales:
Los pronombres personales se refieren a las personas o cosas de las que se habla en un
discurso o situación comunicativa. Pueden estar en primera, segunda o tercera persona; además
pueden variar en género y número.
Persona Singular Plural
1° Yo, me, mí, conmigo Nosotros, nosotras, nos
2° Tú, vos, usted, te, ti, contigo Ustedes, vosotros, vosotras, os
3° Él, ella, lo, la, le, sí, se, consigo Ellos, ellas, los, las, les
Algunos pronombres se unen a los verbos, conjugados o no, formando una sola palabra.
Por ejemplo: vestirse, mírala, cómpramelo. Se llaman pronombres enclíticos.
Pronombres posesivos y demostrativos:
Los pronombres posesivos indican la pertenencia con respecto a la persona (mío/mía/
nuestro/ nuestra/tuyo/tuya/suyo/suya). Los demostrativos, en cambio, señalan la proximidad con
respecto a las personas gramaticales ( este/esto/esta/ esa/ese/eso/ aquel/aquella/aquello)
Pronombres indefinidos, relativos y enfáticos:
Los pronombres indefinidos son aquellos que sirven para indicar una situación o cantidad
incierta (nada/nadie/ninguna/todos/ todas/ algo/alguien/etc.)
Los pronombres relativos son los pronombres que se utilizan para aludir a un sujeto que
fue mencionado previamente dentro de una oración, para evitar caer en la repetición. Por
ejemplo: La señora que me saludó es mi profesora. Son: que, quien, cual, cuanto, cuyo, cuya,
donde.
Estos pronombres siempre se usan luego de que la persona, animal o cosa haya sido
mencionada, es decir, siempre tienen un referente anterior en la oración.
Los pronombres qué, quién, cuál, cuándo, dónde, cómo, cuánto, llevan tilde cuando son
exclamativos o interrogativos directos o indirectos. Se los conoce entonces, como pronombres
enfáticos porque ponemos un énfasis en su pronunciación.
Ejercitación:
Lee el fragmento de un novela que cuenta la vida de Julio César y realiza las actividades:
a- Subraya todos los pronombres que encuentres.
b- Luego cópialos en tu carpeta y escribe a quién se refiere cada unos.
c- Además clasifícalos indicando que clase de pronombre es.
Baiae, 24 de agosto
Queridísima Clodia:
Acabo de recibir la invitación para la cena de mañana y la guardaré hasta que
llegue mi marido al anochecer. Escribo esto a toda prisa para que te lo lleve el mismo mensajero
que enviaste.
Lo que yo tengo que decir es muy, pero muy confidencial, y espero que tú destruyas estas
en el mismo instante en el que las termines de leer. Te digo un secreto: una persona llegada de la
orilla del Nilo nos hará una vista pronto. Me gustaría conocer tu opinión sobre el asunto. Estoy a
punto de caer en la desesperación por esto. ¿Me enviarías unas líneas tuyas para confortarme?
Siempre tuya.
Pompeya
23
************************************************************************
La oración simple
Tabú
El ángel de la guarda le susurra a Fabián, por detrás del hombro:
-¡Cuidado, Fabián! Está dispuesto que mueras en cuanto pronuncies la palabra
zangolotino.
-¿Zangolotino? -pregunta Fabián azorado.
Y muere. (Enrique Anderson Imbert)
Los niños del coro cantaron varias canciones. ¿Quiénes cantaron? Los niños del coro.
El predicado es lo que se dice del sujeto. Tiene como núcleo un verbo conjugado que
concuerda con el sujeto en género y en número.
Ejercitación
1- Copiá las siguientes oraciones en tu carpeta y analízalas marcando solamente
sujeto, predicado y núcleos
Las preposiciones: a, ante, bajo, con, contra, de , desde, durante, en, entre, hacia, hasta,
mediante, para, por, según, sin, sobre, tras.
Contracciones: al y del.
26
Ejercitación
1- Completá los espacios en blanco con los modificadores solicitados
………….. …………………….calle ………………………………………….lo asustó. Echó a correr. En la
M.D M.D M.I
esquina estaba Mario,………………………………………… Conversó con él y se tranquilizó. Ya
apos.
en la avenida,……………….luces …………………………………. Y …………………….bullicio
M.D M.I M.D
……………………………………………………le permitieron regresar tranquilo a su casa.
Cons. Comp
2- Aclará de quién se trata. Para eso agregá aposiciones a los siguientes núcleos del
sujeto. No te olvides de las comas.
El jugador argentino decidió el partido con sus goles
……………………………………………………………………………………………………………………………….
Córdoba atrae turistas todo el año.
………………………………………………………………………………………………………………………………
Stevenson es el autor de “El diablo en la botella”.
………………………………………………………………………………………………………………………………
Modificadores del predicado
1- Objeto directo (O.D): es un sustantivo o una construcción sustantiva. Se lo reconoce
preguntándole al verbo ¿Qué cosa? , salvo cuando se refiere a persona o a objetos
animados. En ese caso necesita la preposición a. Ejemplos: Luis trajo caramelos. Luis
trajo a su abuela.
También se lo reconoce porque puede ser reemplazado por los pronombres: la, las, lo,
los. Por ejemplo: Luis los trajo. Luis la trajo.
Ejercitación: Completa las oraciones agregando un objeto directo. Luego
transfórmalo en un pronombre objetivo
María trajo………………………………….. María ………trajo
Mi tío dejó…………………………………… Mi tío ………..dejó
2- Objeto indirecto (O.I): se lo reconoce preguntándole al verbo ¿A quién? O ¿Para
quién? Siempre está encabezado por las preposiciones a o para. También puede ser
reemplazado por los pronombres le y les. Por ejemplo:
La leona dio alimento a sus cachorros. La leona les dio alimento
Ejercitación: Completa las oraciones agregando un objeto indirecto. Luego
transfórmalo en un pronombre objetivo
El fantasma dio un susto……………………….a lord Canterville
El fantasma ………dio un susto
La profe compró libros………………………….a los alumnos
La profe ………….compró libros. 27
3- Complemento circunstancial (c.c): indica las circunstancias en las que se realiza la
acción. Generalmente, son adverbios o construcciones adverbiales. Se pueden
reconocer a través de preguntas.
De modo ¿Cómo? Vivían cómodamente
De tiempo ¿Cuándo? Vino ayer
De lugar ¿Dónde? Nació en Villa Belgrano
De Cantidad ¿Cuánto? Estudió mucho
De compañía ¿Con quién? Viajó con sus primos
De instrumento ¿Con qué? Lo arregló con sus manos
De fin ¿Para qué? Lo trajo para estudiar
De causa ¿Por qué? La acusó por celos
También hay otros circunstanciales que no responden a preguntas:
De afirmación: Sí, quiero.
De negación: No quiero.
De duda: Quizás vaya.
Ejercitación: Completen el siguiente cuadro con un circunstancial y con la
pregunta necesaria para reconocerlo
Oración Circunstancial Pregunta
Los marcianos construyeron sus anoche ¿Cuándo?
naves
Los marcianos atacaron
Vinieron a la tierra
El extraterrestre regresó
Arrasaron la ciudad
Los marcianos disfrutaron
Hablamos de eso
4- Predicativo subjetivo obligatorio (p.o): aparecen cuando hay un verbo copulativo (ser,
estar y parecer), ya que necesitan obligatoriamente un modificador para completar el
sentido de la oración. Por ejemplo: El perro será enorme.
Otra característica importante es que modifica tanto al verbo como al sujeto. Puede ser un
sustantivo, un adjetivo o una construcción sustantiva o adjetiva. Podemos confundirlo con un
circunstancial de modo, ya que puede responder a la pregunta ¿Cómo? Sin embargo, podemos
diferenciarlos con facilidad si pensamos que los circunstanciales se forman con adverbios. Además
los predicativos concuerdan en género y número con el sujeto. Por ejemplo:
La casa de María es pequeña
5- Predicativo no obligatorio (p.n.o): Tiene las mismas características del predicativo
obligatorio, salvo que no acompaña a un verbo copulativo; por lo que no sería
necesaria su aparición para completar el sentido de la oración. Por ejemplo:
Las aguas bajan turbias.
6- Predicativo objetivo(p.obj.): es un modificador que se refiere a dos palabras al mismo
tiempo: al núcleo verbal y al objeto directo. Por ejemplo: Vi a Mario cansado.
28
Al igual que los otros predicativos, es un sustantivo, un adjetivo o una construcción
sustantiva o adjetiva.
Ejercitación:
1- Analizá sintácticamente las siguientes oraciones.
a- La luna asomaba majestuosamente entre los cerros.
b- Virginia, una niña dulce y bonita, ayudó a lord Canterville.
c- No llovió nada.
d- Los turistas recibieron mapas para la excursión.
e- La preocupación de Susana no tenía motivos.
f- Los investigadores recorrían las costas en barcos y recorrían los lugares a pie.
g- La profesora de Geografía explica a sus alumnos la lectura de los mapas.
h- Busqué, recorté y pegué figuritas en mi carpeta para el trabajo de Historia.
i- Encontramos a mis amigos así.
j- Ahora vamos con Paquita al cine
k- En el tejado dormía Roque, el gran gato gris.
l- La película era muy aburrida
m- La mujer vampiro ataca de nuevo
n- El ataque de la mujer vampiro
2- Completa los espacios en blanco con los modificadores solicitados.
______________los hombres exploraron ______________ __________________.
c. c. tiempo o.d c.c.modo
____________ pobladores dibujaban mapas _____________________________.
m.d c.c instrumento
Los exploradores ______________________ seguían ______________________
Cons.comp o.d
________________________________. ____________________ lleguen
c.c. de fin c.c de duda
_________________________________.
c.c lugar
*********************************************************************
30
LITERATURA
*************
EL TEXTO NARRATIVO FICCIONAL Y SUS CARACTERÍSTICAS
EL CUENTO
El cuento es un relato ficcional breve que narra acciones realizadas por personajes
en un lugar y un tiempo determinados. Estas acciones siempre desencadenan un
problema o conflicto que se resolverá de manera feliz o infeliz en el desenlace.
***Propuesta de lectura***
Lee atentamente el siguiente cuento:
La princesa, el ogro y el caballero
Érase una vez un reino dominado hacía tiempo por una tribu de ogros. Muchos valientes
guerreros habían perdido la vida tratando en vano de reconquistar su libertad. Por eso, ya nadie
intentaba desafiar a los indestructibles invasores, y el pueblo se había resignado a la esclavitud.
Los ogros, sin embargo, tenían un punto débil: su vida estaba concentrada en dos abejas de oro.
Tres años llevaba cautiva una bella princesa en el palacio del jefe de la tribu y todas las
noches, durante esos tres años, el ogro, enamorado, le suplicaba que lo quisiese.
La última noche de su tercer año de prisión, cuando el ogro repitió su pedido, la princesa
fingiendo gran preocupación, le dijo:
-¡Oh, mi señor! Aceptaría tu amor si tuviese la certeza de que eres inmortal.
-Los ogros no morimos-respondió el ogro para tranquilizarla.- No somos inmortales, pero
nuestra muerte depende de un secreto que ningún ser humano adivinará. Te lo revelaré para que
no sufras. Mira ese estanque: en su mayor profundidad, en el centro, hay una columna de cristal,
en cuya cima, bajo el agua, reposan dos abejas de oro. Si un hombre puede sumergirse en esas
aguas y volver a la tierra con las abejas y darles libertad, todos los ogros moriremos. ¿Pero quién
adivinará el secreto? No te apesadumbres, puedes considerarme inmortal.
La princesa pidió permiso para retirarse a descansar y prometió que al día siguiente
comenzaría con los preparativos de la boda. Sin embargo, una vez que se quedó sola, escribió el
secreto del ogro en un finísimo papel, lo dobló en incontables pliegues y lo guardó bajo la piedra de
su anillo. Luego, colocó la joya en la pata de un pájaro que su guardián le había regalado y soltó al
ave para que saliera volando por la ventana.
La desgracia del reino sometido se conocía ya en tierras lejanas, y desde allí cabalgaba un
joven caballero en busca de fama y aventuras. La noche lo había sorprendido en el bosque cerca de
la morada del ogro, por lo que encendió una hoguera y se dispuso a descansar. A punto de
quedarse dormido, escuchó el triste canto del pájaro. Se levantó, y lleno de intriga, buscó el sitio
desde donde provenía la melodía. Le llamó la atención algo que brillaba a la luz de la luna.
Entonces descubrió al pájaro con el anillo de la princesa en la pata. Sin perder un instante, oculto
en las sombras, se introdujo con sigilo en el estanque, libertó a las abejas y todos los ogros
murieron, cada uno en su palacio.
Lal Behari Day, versión de “La aniquilación de los ogros”.
31
Actividades para responder en la carpeta (Recuerda redactar tus respuestas de
forma completa)
1- Reemplacen en sus carpetas las expresiones subrayadas en las siguientes oraciones por
otras de igual significado:
Estructura del cuento: las acciones principales del cuento se organizan en tres
grandes momentos.
Situación inicial: se presenta a los personajes, el lugar y el tiempo donde ocurren
los hechos.
Conflicto o desarrollo: la situación inicial cambia porque surge un problema o
conflicto. Esto trae como consecuencia una serie de acciones.
Resolución o desenlace : el conflicto se resuelve de manera feliz o infeliz.
5- ¿Cuál es la situación inicial del cuento?
6- ¿Cuál es el conflicto?
7- ¿Cómo se resuelve la historia? 32
8- Taller de escritura:
La descripción que falta. En algunas narraciones, los autores prefieren contar lo que hacen
los personajes y no los describen. Es el caso de este cuento. ¿Cómo te parece que serán
los personajes que aparecen en este relato?
Elige entre el ogro, la princesa y el caballero e imagina cómo podría ser ese personaje.
Luego redacta una descripción que tenga un título y dos párrafos. (Si quieres, puedes
agregar un dibujo a tu redacción)
33
Tema y argumento:
El tema y el argumento son otros dos elementos que caracterizan a los textos narrativos.
Identificar el tema facilita la comprensión de los cuentos al leerlos . También es importante no
confundirlo con el argumento o historia del relato.
El tema del cuento es el asunto sobre el que trata el texto; es decir, es el común
denominador, una constante que aparece repetidamente en una narración. Los temas se expresan
con sustantivos abstractos como por ejemplo: el amor, la muerte, la soledad, la amistad, etc.
El argumento, en cambio, es el conjunto de acciones que realizan los personajes. Para
redactar el argumento de un cuento, debemos considerar las siguientes reglas.
Pautas para redactar el argumento:
Nuestra redacción debe tener un título:“Argumento de… (nombre del cuento) de ...
(nombre del autor). Por ejemplo: Argumento del cuento “El ogro, la princesa y el
caballero” de Lal Behari Day.
Debe comenzar con la frase “El argumento es…” para diferenciar nuestra redacción de la
historia.
El argumento es una síntesis del relato que leímos. Por lo tanto debe ser un resumen de la
historia. Debemos contar en él lo que entendimos suprimiendo las acciones secundarias,
las descripciones de lugares o personajes, los diálogos; pero sin omitir la situación inicial,
el conflicto o la resolución.
Debemos contar la historia de manera cronológica, estableciendo una relación de causa y
efecto.
Podemos guiarnos por la secuencia narrativa, si la hemos hecho, pero no podemos
copiarla textualmente una al lado de la otra.
10- Teniendo en cuenta estas consideraciones realiza las siguientes consignas:
a- ¿Cuál es el tema del cuento “El ogro, la princesa y el caballero” de Lal Behari Day?
b- Redacta el argumento del cuento “El ogro, la princesa y el caballero”
CLASIFICACIÓN DE CUENTOS
EL CUENTO FANTÁSTICO
En este tipo de relatos un elemento insólito, extraño o sobrenatural, irrumpe en la
realidad cotidiana como algo imposible o absurdo.
La característica principal del cuento fantástico es la vacilación entre una explicación
natural o sobrenatural de los hechos. Los personajes y el lector nunca están seguros de lo que
pasa. El lector se identifica con el protagonista porque participa junto a éste de la ruptura del
orden lógico o normal de las cosas. 34
Los temas más frecuentes son: la metamorfosis, la aparición de fantasmas, la invisibilidad,
el pacto con el diablo, las deformaciones del tiempo y del espacio, la realidad que se mezcla con
los sueños, el más allá de la muerte, etcétera. Así también los personajes más frecuentes son: los
fantasmas, los seres sobrenaturales, los monstruos, los animales que hablan o tienen poderes, o
simplemente aquellos que resultan extraños para nuestra realidad cotidiana.
DIFERENCIA ENTE LOS CUENTOS FANTÁSTICOS Y LOS CUENTOS MARAVILLOSOS:
De esta definición puede surgir una pregunta, si los cuentos fantásticos narran hechos
sobrenaturales ¿cuál sería la diferencia entre este tipo de cuento y los maravillosos, que relatan
sucesos también extraños o imposibles? La diferencia se da en el ambiente o lugar donde ocurren
los hechos narrados. Mientras que en los cuentos maravillosos los hechos ocurren en un ambiente
donde es normal o posible que estas acciones sobrenaturales ocurran (que haya objetos mágicos
como espejos que hablan, varitas mágicas, hechizos o animales extraordinarios) el ambiente de los
cuentos fantásticos es normal o cotidiano, es decir, se parece al mundo que conocemos; por eso
tanto los personajes como el lector se sorprenderán de los hechos extraños que allí ocurre.
Pongamos un ejemplo: en un cuento maravilloso como “Caperucita Roja” la protagonista
se encuentra con un animal que le habla. La niña no se cuestiona si el hecho que acontece ante sus
ojos es posible o no, sólo lo toma como algo normal y acepta la propuesta del lobo. Si esto
ocurriera en un cuento fantástico -donde se ha presentado un ambiente cotidiano y realista- el
personaje y el lector se cuestionarían la “normalidad” o la lógica de este suceso.
Opción A
Recompensa
En mi casa vivíamos yo, mi perro y un fantasma. El perro es (o era) pequeño, blanco con manchas
marrones, patizambo y de raza indefinida, tirando a fox terrier. En cuanto al fantasma, no sé qué catadura
tiene (o tenía) porque nunca lo vi. El que lo veía era el perro. Se habían hecho amigos y al anochecer jugaban
en el patio a quitarse una vieja pelota de trapo. La vez que intenté participar en el juego, el perro se negó
totalmente a colaborar y hasta llegó a mostrarme los dientes. Pienso que el fantasma hizo lo mismo, pero no
puedo asegurarlo. Lo cierto es que lo habitual del hecho terminó convirtiéndolo en rutina y la extraña
convivencia se desarrolló sobre rieles por varios meses. El perro engordaba, el fantasma fantasmeaba sin
molestar y yo me cuidaba de no rezar ni encender velas ante las estampitas de los santos para no causarle
inconvenientes a la invisible presencia. Pero un día (mejor dicho, un anochecer) mi perro desapareció y,
obrando con perfecta camaradería, el fantasma también. Me gustaría recobrarlos, porque los extraño
mucho. Pagaré una recompensa a quien sepa brindarme datos sobre sus paraderos. (Víctor del Val) 35
Opción B
Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y misericordioso y no
duerme) que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todo lo
perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el
sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:
A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los
desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres. Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto
de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había junto a la
mezquita una casa y por el decreto de Dios todopoderoso una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se
metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron y pidieron socorro. Los vecinos también
gritaron, hasta que el capitán de serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron
por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la
cárcel. El juez lo hizo comparecer y le dijo: _ ¿Quién eres y cuál es tu patria?
El hombre optó por decir la verdad y le dijo: _Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján,
porque aquí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser la cárcel.
El juez se echó a reír: _ Hombre desatinado _ le dijo_ ,tres veces he soñado con una casa en la
ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín, y en el jardín, un reloj de sol y después del reloj de sol, una
higuera y bajo la higuera, un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado
de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. Toma estas monedas y
vete.
El hombre las tomó y regresó a su patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del
juez) desenterró el tesoro. Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el generoso, el Oculto.
Opción C
Caperucita cocinera: (narración en verso)
Ya es grande Caperucita,
Se convirtió en Caperuza;
Vive en Santa Teresita
y es maestra de lechuzas:
les enseña a abrir los ojos
bien grandes toda la noche
para ver cómo los piojos
salen a pasear en coche.
Se casó con un cartero
que conoció en Chacabuco,
donde fue a comprar ruleros
y a jugar torneos de truco.
Cuando llega el carnaval,
disfrazada de lenteja, 36
inaugura un festival
que organizan las almejas.
Es feliz, ya no se acuerda
de ese día tan terrible,
cuando por ser medio lerda
se la comió un lobo horrible.
Sin embargo algunas veces,
cuando está muy aburrida,
el lobo se le aparece
y ella le hace la comida.
( Por Guillermo Saavedra)
CUENTOS DE TERROR
Pertenecen a este género los cuentos que por sus hechos fantásticos o sobrenaturales
puedan producir, inquietud, miedo o terror en el lector. La literatura de terror trabaja a partir de
los temores y supersticiones más antiguas del hombre, como el miedo a lo desconocido, la vida
después de la muerte, la existencia de fuerzas malignas que están más allá de lo humano. Aunque
hay cuentos de terror que son realistas, la mayoría de estas historias pertenece al género
fantástico.
***Propuesta de lectura***
Lee el siguiente relato y responde las preguntas:
*********************
Trabajo práctico
*********************
La soga
A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del
tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos
juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los
baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos
lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años,
Antoñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía hacer con ella lo que quisiera.
Primeramente hizo una hamaca colgada de un árbol, después un arnés para el caballo, después
una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos,
después un pasamano, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia delante, la soga se
retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía
detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos. Toñito siempre
tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como
quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio, luego, poco a poco,
obedientemente. Con tanta maestría Antoñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de
serpiente maligna y retorcida que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía:
“Toñito, no juegues con la soga.” 43
La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera
creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por
último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las
mañanas, entre sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba
antes de echarla al aire, como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar
atención a sus movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse
hacia delante, para retorcerse mejor. Si alguien le pedía:
—Toñito, préstame la soga.
El muchacho invariablemente contestaba:
—No.
A la soga ya le había salido una lengüita, en el sito de la cabeza, que era algo aplastada,
con barba; su cola, deshilachada, parecía de dragón. Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La
soga se rehusó. Era buena.
¿Una soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en
las tiendas, en los museos, en todas partes... Toñito decidió que era herbívora; le dio pasto y le dio
agua. La bautizó con el nombre Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento, decía:
“Prímula, vamos Prímula.” Y Prímula obedecía. Toñito tomó la costumbre de dormir con Prímula
en la cama, con la precaución de colocarle la cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre
las cobijas. Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de
modo que todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando
lanzaba la soga. Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no
retrocedió. La cabeza de Prímula le golpeó el pecho y le clavó la lengua a través de la blusa. Así
murió Toñito. Yo lo vi, tendido, con los ojos abiertos. La soga, con el flequillo despeinado,
enroscada junto a él, lo velaba.
Silvina Ocampo
44
1- ¿Qué tipo de narrador tiene el cuento? Justifica tu respuesta.
2- Explica por qué esta historia es un relato fantástico.
3- Menciona las características de los cuentos de terror que aparecen en esta narración.
4- Busca el significado de la palabra “Prímula” e indica qué relación guarda el personaje con lo que
designa la palabra.
5- Caractericen al personaje de Prímula. Para ello, redacten un texto que tenga al menos dos párrafos y un
título.
6- Explique por qué el narrador dice que la serpiente “era buena”.
7- Según el final del cuento ¿te parece que esta apreciación es correcta? ¿Por qué?
Sobre la autora:
Silvina Ocampo (1903-1994) fue una de las escritoras argentinas más importantes
del siglo XX. A través de su hermana mayor, Victoria ,–fundadora de la revista Sur-se
vinculó con Adolfo Bioy Casares, con quien se casó en 1940.
Su obra incluye poesía y narrativa. Sus relatos se caracterizan por los personajes
infantiles y los ámbitos cerrados. En ellos ocurren hechos trágicos que suelen resolverse
de manera fantástica.
45
TALLER DE ESCRITURA
1) Redacta un cuento incorporando en el desarrollo el siguiente fragmento.
“La gente, distraída, no advirtió inmediatamente que el ciclista era un tigre. Cuando llegó a la
confitería de la esquina se detuvo, bajó de la bicicleta y, avergonzado, pues todavía no se
habituaba a ser tigre, se acercó a las mesas que estaban en la acera. Algunas señoras que
estaban tomando chocolate se desmayaron. Chingolo se sentó a la mesa donde había una jarra
de naranjada y una torta cubierta de azúcar rosada y se puso a comer”
46
TALLER DE ESCRITURA:
A- FINAL PARA UN CUENTO FANTÁSTICO
_¡Qué extraño!_ dijo la muchacha, avanzando cautelosamente_ ¡Qué puerta más pesada!_ La tocó al
hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
_¡Dios mío! _dijo el hombre_ .Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos han
encerrado a los dos!
_A los dos no. A uno solo _dijo la muchacha.
Pasó a través de una puerta y desapareció.
Redacten un cuento para este final.
Inventen otro título que anticipe el final de la nueva historia.
Agreguen una descripción de la muchacha.
47
CUENTOS DE CIENCIA FICCIÓN:
Son relatos ambientados en el futuro y se basan en avances científicos o tecnológicos. En
ellos se habla de viajes interespaciales, vidas en otros planetas, máquinas que pueden hacer cosas
imposibles, etc.
Si bien en estos cuentos se utiliza la fantasía, la característica que lo distingue es el empleo
de una lógica científica, que exige un desarrollo de las situaciones como si se tratara de algo real.
Con otras palabras: en este tipo de relato se plantea una hipótesis de las probables consecuencias
de los avances científicos y tecnológicos. A veces se plantea el uso indebido de la ciencia como
consecuencia de la ambición, de la lucha por el poder o de la deshumanización.
EL CUENTO REALISTA
En este tipo de relatos se plantean situaciones y personajes verosímiles, es decir creíbles,
semejantes a la realidad. Para esto, se intenta reproducir el mundo tal cual es, basándose en
hechos reales o imitando la vida cotidiana.
Como el autor procura copiar la realidad, muestra al mundo en todos sus aspectos: material,
moral, económico, político, religioso, etc. Generalmente las descripciones son muy detalladas, el
tiempo es preciso y lineal.
En este tipo de cuentos no aparecen sucesos fabulosos o extraordinarios y aunque los
hechos narrados nunca hayan sucedido son probables, por eso los consideramos creíbles.
Los personajes constituyen por lo general tipos sociales. Su lenguaje es reproducido lo más
fielmente posible. A veces suelen aparecer en este tipo de cuentos personajes históricos o hechos
que realmente ocurrieron.
Sobre la autora:
Ema Wolf nació en Carapachay, Buenos Aires en 1948. Es licenciada en Letras Modernas y
trabajó en medios periodísticos. Se ha destacado por ser una de las escritoras de
literatura infantil más reconocidas de la Argentina.
Publicó su primer libro en 1984. Obtuvo, entre otros, los premios Konex, Nacional
de Literatura Infantil, Banco del Libro.
Taller de escritura:
52
CUENTOS POLICIALES
Se caracterizan por presentar un enigma (un asesinato, un robo) que se resuelve gracias a
las deducciones de un detective o policía. Como el autor del delito o crimen y las causas del hecho
se desconocen, el lector y los personajes van a ir descubriendo el enigma juntos. Es importante
que el hecho se resuelva verosímil y racionalmente.
Para resolver el misterio, el detective podrá valerse de los indicios o pistas que haya
dejado el delincuente. Los mismos pueden estar en el lugar de los hechos o en los testimonios o
actitudes de los personajes; con todos los datos obtenidos se llega a la resolución del caso.
En este tipo de cuento siempre aparece uno o varios sospechosos. El investigador se basará en el
método inductivo-deductivo para construir hipótesis preliminares, recolectará pistas, entrevistará
a testigos y sospechosos, analizará pruebas hasta dar con el verdadero culpable y los motivos que
le llevaron a cometer el crimen.
Se suele decir que estos cuentos comienzan por el final y es éste el que desencadena el
mismo relato.
***Propuesta de lectura***
Absorbido en mis cavilaciones, entré en un café, y tan identificado estaba en mis conjeturas, que
yo. que nunca bebo bebidas alcohólicas, automáticamente pedí un whisky. ¿Cuánto tiempo
permaneció el whisky servido frente a mis ojos? No lo sé; pero de pronto mis ojos vieron el vaso
de whisky, la garrafa de agua y un plato con trozos de hielo. Atónito quedé mirando el conjunto
aquel. De pronto una idea alumbró mi curiosidad, llamé al camarero, le pagué la bebida que no
había tomado, subí apresuradamente a un automóvil y me dirigí a la casa de la sirvienta. Una
hipótesis daba grandes saltos en mi cerebro. Entré en la habitación donde estaba detenida, me
senté frente a ella y le dije: 55
- Míreme bien y fíjese en lo que me va a contestar: la señora Stevens, ¿tomaba el whisky con hielo
o sin hielo?
-Con hielo, señor.
-¿Dónde compraba el hielo?
- No lo compraba , señor. En casa había una heladera pequeña que lo fabricaba en pancitos. - Y la
criada casi iluminada prosiguió, a pesar de su estupidez.-
.-Ahora que me acuerdo, la heladera, hasta ayer, que vino el señor Pablo, estaba descompuesta. Él
se encargó de arreglarla en un momento.
Una hora después nos encontrábamos en el departamento de la suicida el químico de
nuestra oficina de análisis, el técnico retiró el agua que se encontraba en el depósito congelador
de la heladera y varios pancitos de hielo. El químico inició la operación destinada a revelar la
presencia del tóxico, y a los pocos minutos pudo manifestarnos:
- El agua está envenenada y los panes de este hielo están fabricados con agua envenenada.
Nos miramos jubilosamente. El misterio estaba desentrañado.
Ahora era un juego reconstruir el crimen. El doctor Pablo, al reparar el fusible de la
heladera (defecto que localizó el técnico) arrojó en el depósito congelador una cantidad de
cianuro disuelto. Después, ignorante de lo que aguardaba, la señora Stevens preparó un whisky;
del depósito retiró un pancito de hielo (lo cual explicaba que el palto con hielo disuelto se
encontrara sobre la mesa), el cual, al desleírse en el alcohol, lo envenenó poderosamente debido a
su alta concentración. Sin imaginarse que la muerte la aguardaba en su vicio, la señora Stevens se
puso a leer el periódico, hasta que juzgando el whisky suficientemente enfriado, bebió un sorbo.
Los efectos no se hicieron esperar.
No quedaba sino ir en busca del veterinario. Inútilmente lo aguardamos en su casa.
Ignoraban dónde se encontraba. Del laboratorio donde trabajaba nos informaron que llegaría a las
diez de la noche.
A las once, yo, mi superior y el juez nos presentamos en el laboratorio de la Erpa. El doctor
Pablo, en cuanto nos vio comparecer en grupo, levantó el brazo como si quisiera anatemizar
nuestras investigaciones, abrió la boca y se desplomó inerte junto a la mesa de mármol. Lo había
muerto de un síncope. En su armario se encontraba un frasco de veneno. Fue el asesino más
ingenioso que conocí.
Sobre el autor:
Roberto Godofredo Christophersen Arlt nació en Buenos Aires el 2 de abril de 1900. Era hijo de
Karl Arlt y Ekatherine Iostraibitzer. Su infancia transcurrió en el barrio porteño de Flores. Además
de escritor, fue un notable periodista. Sus “Aguafuertes porteñas”, son una muestra de ello. En
sus relatos se describe de modo descarnado e intenso las bajezas y grandezas de personajes
inmersos en ambientes indolentes. Murió el 26 de julio de 1942 en Buenos Aires, a causa de un
infarto.
56
El fantasma de Canterville de Oscar Wilde
Datos biográficos del autor: Oscar Fingal O´
Flahertie Wills Wilde –conocido sólo como
Oscar Wilde- nació en Dublín, Irlanda, en
1854. Su padre era médico y su madre era
una poetisa rebelde que publicó su obra con
un pseudónimo masculino.
La familia Wilde acostumbraba a
celebrar en su casa reuniones o tertulias
culturales, donde el joven Oscar vio
estimulada su inclinación por el arte y la
literatura. Fue un estudiante destacado, ya
que consiguió altas calificaciones, premios y
reconocimientos en las destacadas escuelas
e instituciones donde se formó. En este
ámbito comenzó a desarrollarse su espíritu
cáustico y mordaz que vemos en sus obras.
Oscar Wilde
Aunque estaba felizmente casado, Wilde mantenía relaciones homosexuales en secreto. El
conflicto estalló cuando conoció al tercer hijo del marqués de Queensberry, con quien tuvo una
relación apasionada y tormentosa. Casi esclavo de la voluntad del joven, la vida de Wilde cayó en
un irrefrenable y autodestructivo camino que lo llevó al escándalo público y la ruptura con su
esposa Constance. Cuando se encontraba en la cima de su carrera, el padre de Alfred sospechaba
–el joven marqués de Queensberry- sospechaba que su hijo mantenía un romance con el escritor y
acusó a Wilde públicamente por que Oscar debió enfrentar dos juicios. El jurado decidió que había
violentado la moral pública y acabó siendo condenado y confinado a trabajos forzados durante dos
años en la cárcel de Reading. La prensa, la aristocracia, el mundo teatral y literario no fueron
solidarios con él. Se cobraron las críticas y sarcasmos que Wilde que Wilde manifestó en sus obras
contra ellos y no lo apoyaron.
La humillación pública y los padecimientos en la cárcel fueron destructivos para él.
Además tras el encarcelamiento de Wilde, Constance cambió su apellido y el de sus hijos a Holland
para desvincularse del escándalo; aunque nunca se divorció de Wilde, quien también fue obligado a
renunciar a la patria potestad de sus hijos. Oscar no volvió a ver a sus hijos y Constance murió agobiada
por la pobreza y la enfermedad.
Después de salir de la cárcel, Wilde intentó comenzar una nueva vida lejos de Inglaterra. Pero
salud estaba muy deteriorada por las penurias sufridas en la cárcel. Intentó continuar su relación con
Alfred pero éste lo abandonó en Italia. Terminó muriendo pobre, solo y olvidado en un hotel de mala
muerte en París en el año 1900. Poco antes había dicho: “Siento que no llegaré al fin de siglo. Los
ingleses no lo soportarían.”
El fantasma de Canterville:
Oscar Wilde no escribió la típica historia de fantasmas. Como rebelde e inconformista de
su época elige, tanto para su profesión de escritor como para vida personal, la ironía.
La ironía es ese tipo de burla o chiste disfrazado de lenguaje formal; en las manos de
Wilde, se convierte en una espada que se clava en las entrañas de la sociedad inglesa. ¿De qué se
burla Wilde en esta obra? De la tendencia supersticiosa de los ingleses a creer en historias de
fantasmas. También de lo anticuados y tradicionalistas que pueden llegar a ser.
Pero no sólo se burla de los ingleses. En la historia aparece una familia de estadounidenses
– a quienes el fantasma trata de advenedizos- que compra el castillo. Como veremos al empezar a
leer la novela, la ironía aparece desde el principio. 58
Al ser advertido por lord Canterville de que en la propiedad hay un fantasma, el señor Otis
le responde: “(…) me quedaré con los muebles y con el fantasma bajo inventario”. Con esta
respuesta no intenta decir que quiere comprar una “presencia sobrenatural” sino que
simplemente no cree en ella. Como vemos entonces, la ironía es una broma elegante que afirma lo
que en realidad pretende negar. Es una burla velada.
Se verá a lo largo de la narración que la ironía aparece casi siempre en boca de la familia
Otis, compuesta por seis personajes norteamericanos que sintetizan la crítica de Oscar Wilde al
imperio británico de fin de siglo. Pero también muestra a estos estadounidenses como demasiado
pragmáticos y materialistas. Esto se sintetiza en la siguiente intervención del señor Otis:
“Provengo de un país moderno donde poseemos todo cuanto puede comprarse con dinero…Creo
que si existiese un fantasma en Europa, pronto se encontraría en uno de nuestros museos
públicos, o lo exhibirían en cualquier espectáculo de feria.”
Así como los ingleses son para Wilde demasiado supersticiosos, anticuados,
tradicionalistas y conservadores; los estadounidenses son demasiado modernos, materialistas,
prácticos, escépticos (o incrédulos) y hasta oportunistas.
A partir de un viaje que el escritor hizo a los Estados Unidos para dictar una serie de
conferencias, consideró que los americanos eran ignorantes y poco refinados, tenían un pésimo
gusto y carecían de una historia o tradición que los legitimara. Por supuesto nunca se cuidó de
ocultar esta apreciación por lo que la divulgó cada vez que tuvo oportunidad.
Los personajes de El fantasma de Canterville encarnan esa polaridad que Oscar Wilde
quiso mostrar en sus obras. Por un lado, la Inglaterra de fines del siglo XIX, gobernada por la reina
Victoria (que dio el nombre a este período: el victoriano) de gran orden, rigidez, prejuicio y
organización. Las tradiciones y las costumbres del pueblo inglés empiezan a ser cuestionadas en
ese entonces porque el mundo estaba cambiando de manera acelerada. Por otro lado, está
Estados Unidos en pleno auge de adelantos y crecimiento. Sus habitantes profesan la “fe del sueño
americano”. Creen en el trabajo, la ciencia y la tecnología. Se sienten poderosos y se muestran,
bastante seguido, ignorantes de costumbres ajenas a su cultura.
Wilde comulga con la postura inglesa, pero usa la cosmovisión americana para reírse de
sus compatriotas.
Capítulo 1
Cuando el señor Hiram B. Otis, el ministro de Estados Unidos, compró Canterville-Chase,
todo el mundo le dijo que cometía una gran necedad, porque la finca estaba embrujada.
Hasta el mismo lord Canterville, como hombre de la más escrupulosa honradez, se creyó
en el deber de participárselo al señor Otis cuando llegaron a discutir las condiciones.
-Nosotros mismos -dijo lord Canterville- nos hemos resistido en absoluto a vivir en ese
sitio desde la época en que mi tía abuela, la duquesa de Bolton, tuvo un desmayo, del que nunca
se repuso por completo, motivado por el espanto que experimentó al sentir que dos manos de
esqueleto se posaban sobre sus hombros, estando vistiéndose para cenar. Me creo en el deber de
decirle, señor Otis, que el fantasma ha sido visto por varios miembros de mi familia, que viven
actualmente, así como por el rector de la parroquia, el reverendo Augusto Dampier, agregado de
la Universidad de Oxford. Después del trágico accidente ocurrido a la duquesa, ninguna de las
doncellas quiso quedarse en casa, y lady Canterville no pudo ya conciliar el sueño, a causa de los
ruidos misteriosos que llegaban del corredor y de la biblioteca.
-Señor -respondió el ministro-, adquiriré el inmueble y el fantasma, bajo inventario. Llego
de un país moderno, en el que podemos tener todo cuanto el dinero es capaz de proporcionar, y
esos mozos nuestros, jóvenes y avispados, que recorren de parte a parte el viejo continente, que
se llevan los mejores actores de ustedes, y sus mejores prima donnas, estoy seguro de que si
queda todavía un verdadero fantasma en Europa vendrán a buscarlo enseguida para colocarlo en
uno de nuestros museos públicos o para pasearlo por los caminos como un fenómeno.
-El fantasma existe, me lo temo -dijo lord Canterville, sonriendo-, aunque quizá se resiste a
las ofertas de los intrépidos empresarios de ustedes. Hace más de tres siglos que se le conoce.
Data, con precisión, de mil quinientos setenta y cuatro, y no deja de mostrarse nunca cuando está
a punto de ocurrir alguna defunción en la familia.
-¡Bah! Los médicos de cabecera hacen lo mismo, lord Canterville. Amigo mío, un fantasma
no puede existir, y no creo que las leyes de la Naturaleza admitan excepciones en favor de la
aristocracia inglesa.
-Realmente son ustedes muy naturales en América -dijo lord Canterville, que no acababa
de comprender la última observación del señor Otis-. Ahora bien: si le gusta a usted tener un
fantasma en casa, mejor que mejor. Acuérdese únicamente de que yo lo previne. 61
Algunas semanas después se cerró el trato, y a fines de estación el ministro y su familia
emprendieron el viaje a Canterville.
La señora Otis, que con el nombre de miss Lucrecia R. Tappan, de la calle West, 52, había
sido una ilustre "beldad" de Nueva York, era todavía una mujer guapísima, de edad regular, con
unos ojos hermosos y un perfil soberbio. Muchas damas norteamericanas, cuando abandonan su
país natal, adoptan aires de persona atacada de una enfermedad crónica, y se figuran que eso es
uno de los sellos de distinción de Europa; pero la señora Otis no cayó nunca en ese error. Tenía
una naturaleza magnífica y una abundancia extraordinaria de vitalidad. A decir verdad, era
completamente inglesa bajo muchos aspectos, y hubiese podido citársele en buena lid para
sostener la tesis de que lo tenemos todo en común con Estados Unidos hoy día, excepto la lengua,
como es de suponer.
Su hijo mayor, bautizado con el nombre de Washington por sus padres, en un momento
de patriotismo que él no cesaba de lamentar, era un muchacho rubio, de bastante buena figura,
que se había erigido en candidato a la diplomacia, dirigiendo un cotillón en el casino de Newport
durante tres temporadas seguidas, y aun en Londres pasaba por ser bailarín excepcional. Sus
únicas debilidades eran las gardenias y la patria; aparte de esto, era perfectamente sensato.
La señorita Virginia E. Otis era una muchachita de quince años, esbelta y graciosa como un
cervatillo, con un bonito aire de despreocupación en sus grandes ojos azules. Era una amazona
maravillosa, y sobre su caballito derrotó una vez en carreras al viejo lord Bilton, dando dos veces la
vuelta al parque, ganándole por caballo y medio, precisamente frente a la estatua de Aquiles, lo
cual provocó un entusiasmo tan delirante en el joven duque de Cheshire, que le propuso acto
continuo el matrimonio, y sus tutores tuvieron que expedirlo aquella misma noche a Elton, bañado
en lágrimas.
Después de Virginia venían dos gemelos, conocidos de ordinario con el nombre de
Estrellas y Bandas, porque se les encontraba siempre ostentándolas. Eran unos niños
encantadores, y, con el ministro, los únicos verdaderos republicanos de la familia.
Como Canterville-Chase está a siete millas de Ascot, la estación más próxima, el señor Otis
telegrafió que fueran a buscarlo en coche descubierto, y emprendieron la marcha en medio de la
mayor alegría.
Era una noche encantadora de julio, en que el aire estaba aromado de olor a pinos. De
cuando en cuando se oía una paloma arrullándose con su voz más dulce, o se entreveía, entre la
maraña y el fru-fru de los helechos, la pechuga de oro bruñido de algún faisán. Ligeras ardillas los
espiaban desde lo alto de las hayas a su paso; unos conejos corrían como exhalaciones a través de
los matorrales o sobre los collados herbosos, levantando su rabo blanco.
Sin embargo, no bien entraron en la avenida de Canterville-Chase, el cielo se cubrió
repentinamente de nubes. Un extraño silencio pareció invadir toda la atmósfera, una gran
bandada de cornejas cruzó calladamente por encima de sus cabezas, y antes de que llegasen a la
casa ya habían caído algunas gotas.
En los escalones se hallaba para recibirlos una vieja, pulcramente vestida de seda negra,
con cofia y delantal blancos. Era la señora Umney, el ama de gobierno que la señora Otis, a vivos
requerimientos de lady Canterville, accedió a conservar en su puesto.
62
Hizo una profunda reverencia a la familia cuando echaron pie a tierra, y dijo, con un
singular acento de los buenos tiempos antiguos:
-Les doy la bienvenida a Canterville-Chase.
La siguieron, atravesando un hermoso hall de estilo Túdor, hasta la biblioteca, largo salón
espacioso que terminaba en un ancho ventanal acristalado.
Estaba preparado el té. Luego, una vez que se quitaron los trajes de viaje, se sentaron
todos y se pusieron a curiosear en torno suyo, mientras la señora Umney iba de un lado para el
otro.
De pronto, la mirada de la señora Otis cayó sobre una mancha de un rojo oscuro que había
sobre el pavimento, precisamente al lado de la chimenea y, sin darse cuenta de sus palabras, dijo a
la señora Umney:
-Veo que han vertido algo en ese sitio.
-Sí, señora -contestó la señora Umney en voz baja-. Ahí se ha vertido sangre.
-¡Es espantoso! -exclamó la señora Otis-. No quiero manchas de sangre en un salón. Es
preciso quitar eso inmediatamente.
La vieja sonrió, y con la misma voz baja y misteriosa respondió:
-Es sangre de lady Leonor de Canterville, que fue muerta en ese mismo sitio por su propio
marido, Simón de Canterville, en mil quinientos sesenta y cinco. Simón la sobrevivió nueve años,
desapareciendo de repente en circunstancias misteriosísimas. Su cuerpo no se encontró nunca,
pero su alma culpable sigue embrujando la casa. La mancha de sangre ha sido muy admirada por
los turistas y por otras personas, pero quitarla, imposible.
-Todo eso son tonterías -exclamó Washington Otis-. El detergente y quitamanchas marca
"Campeón Pinkerton" hará desaparecer eso en un abrir y cerrar de ojos.
Y antes de que el ama de gobierno, aterrada, pudiera intervenir, ya se había arrodillado y
frotaba vivamente el entarimado con una barrita de una sustancia parecida a un cosmético negro.
A los pocos instantes la mancha había desaparecido sin dejar rastro.
-Ya sabía yo que el "Campeón Pinkerton" la borraría -exclamó en tono triunfal, paseando
una mirada circular sobre su familia, llena de admiración.
Pero apenas había pronunciado esas palabras, cuando un relámpago formidable iluminó
la estancia sombría, y el retumbar del trueno levantó a todos, menos a la señora Umney, que se
desmayó.
-¡Qué clima más atroz! -dijo tranquilamente el ministro, encendiendo un largo cigarro-.
Creo que el país de los abuelos está tan lleno de gente, que no hay buen tiempo bastante para
todo el mundo. Siempre opiné que lo mejor que pueden hacer los ingleses es emigrar.
-Querido Hiram -replicó la señora Otis-, ¿qué podemos hacer con una mujer que se
desmaya?
-Descontaremos eso de su salario. Así no se volverá a desmayar.
En efecto, la señora Umney no tardó en volver en sí. Sin embargo, se veía que estaba
conmovida hondamente, y con voz solemne advirtió a la señora Otis que debía esperarse algún
disgusto en la casa.
63
-Señores, he visto con mis propios ojos algunas cosas… que pondrían los pelos de punta a
cualquier cristiano. Y durante noches y noches no he podido pegar los ojos a causa de los hechos
terribles que pasaban.
A pesar de lo cual, el señor Otis y su esposa aseguraron vivamente a la buena mujer que
no tenían miedo ninguno de los fantasmas. La vieja ama de llaves, después de haber impetrado la
bendición de la Providencia sobre sus nuevos amos y de arreglárselas para que le aumentasen el
salario, se retiró a su habitación renqueando.
Capítulo 2
La tempestad se desencadenó durante toda la noche, pero no produjo nada
extraordinario. Al día siguiente, por la mañana, cuando bajaron a almorzar, encontraron de nuevo
la terrible mancha sobre el entarimado.
-No creo que tenga la culpa el "Limpiador sin rival" -dijo Washington-, pues lo he ensayado
sobre toda clase de manchas. Debe de ser cosa del fantasma.
En consecuencia, borró la mancha, después de frotar un poco. Al otro día, por la mañana,
había reaparecido. Y, sin embargo, la biblioteca había permanecido cerrada la noche anterior,
porque el señor Otis se había llevado la llave para arriba. Desde entonces, la familia empezó a
interesarse por aquello. El señor Otis se hallaba a punto de creer que había estado demasiado
dogmático negando la existencia de los fantasmas. La señora Otis expresó su intención de afiliarse
a la Sociedad Psíquica, y Washington preparó una larga carta a los señores Myers y Podmone,
basada en la persistencia de las manchas de sangre cuando provienen de un crimen. Aquella
noche disipó todas las dudas sobre la existencia objetiva de los fantasmas.
La familia había aprovechado la frescura de la tarde para dar un paseo en coche.
Regresaron a las nueve, tomando una ligera cena. La conversación no recayó ni un momento sobre
los fantasmas, de manera que faltaban hasta las condiciones más elementales de "espera" y de
"receptibilidad" que preceden tan a menudo a los fenómenos psíquicos. Los asuntos que
discutieron, por lo que luego he sabido por la señora Otis, fueron simplemente los habituales en la
conversación de los norteamericanos cultos que pertenecen a las clases elevadas, como, por
ejemplo, la inmensa superioridad de miss Janny Davenport sobre Sarah Bernhardt, como actriz; la
dificultad para encontrar maíz verde, galletas de trigo sarraceno, aun en las mejores casas
inglesas; la importancia de Boston en el desenvolvimiento del alma universal; las ventajas del
sistema que consiste en anotar los equipajes de los viajeros, y la dulzura del acento neoyorquino,
comparado con el dejo de Londres. No se trató para nada de lo sobrenatural, no se hizo ni la
menor alusión indirecta a Simón de Canterville.
A las once, la familia se retiró. A las doce y media estaban apagadas todas las luces. Poco
después, el señor Otis se despertó con un ruido singular en el corredor, fuera de su habitación.
Parecía un ruido de hierros viejos, y se acercaba cada vez más. Se levantó en el acto, encendió la
luz y miró la hora. Era la una en punto. El señor Otis estaba perfectamente tranquilo. Se tomó el
pulso y no lo encontró nada alterado. El ruido extraño continuaba, al mismo tiempo que se oía
claramente el sonar de unos pasos.
64
El señor Otis se puso las zapatillas, tomó un frasquito alargado de su tocador y abrió la
puerta. Y vio frente a él, en el pálido claro de luna, a un viejo de aspecto terrible. Sus ojos parecían
carbones encendidos. Una larga cabellera gris caía en mechones revueltos sobre sus hombros. Sus
ropas, de corte anticuado, estaban manchadas y en jirones. De sus muñecas y de sus tobillos
colgaban unas pesadas cadenas y unos grilletes herrumbrosos.
-Mi distinguido señor -dijo el señor Otis-, permítame que le ruegue vivamente que se
engrase esas cadenas. Le he traído para ello una botella de "Engrasador Tammany-Sol-Levante".
Dicen que una sola untura es eficacísima, y en la etiqueta hay varios certificados de nuestros
agoreros nativos más ilustres, que dan fe de ello. Voy a dejársela aquí, al lado de las mecedoras, y
tendré un verdadero placer en proporcionarle más, si así lo desea.
Dicho lo cual el ministro de los Estados Unidos dejó el frasquito sobre una mesa de
mármol, cerró la puerta y se volvió a meter en la cama.
El fantasma de Canterville permaneció algunos minutos inmóvil, presa de natural
indignación. Después tiró, lleno de rabia, el frasquito contra el suelo encerado y huyó por el
corredor, lanzando gruñidos cavernosos y despidiendo una extraña luz verde. Sin embargo,
cuando llegaba a la gran escalera de roble, se abrió de repente una puerta. Aparecieron dos
siluetas infantiles, vestidas de blanco, y una voluminosa almohada le rozó la cabeza.
Evidentemente, no había tiempo que perder; así es que, utilizando como medio de fuga la cuarta
dimensión del espacio, se desvaneció a través del estuco, y la casa recobró su tranquilidad.
Llegado a un cuartito secreto del ala izquierda, se adosó a un rayo de luna para tomar
aliento, y se puso a reflexionar para darse cuenta de su situación. Jamás en toda su brillante
carrera, que duraba ya trescientos años seguidos, fue injuriado tan groseramente.
Se acordó de la duquesa viuda, en quien provocó una crisis de terror y cayó al suelo medio
muerta, mientras se miraba al espejo cubierta de brillantes y de encajes; de las cuatro doncellas a
quienes había enloquecido, produciéndoles convulsiones histéricas, sólo por lanzar una
escalofriante risa entre las cortinas de una de las habitaciones destinadas a invitados; del rector de
la parroquia, cuya vela apagó de un soplo cuando volvía el buen señor de la biblioteca a una hora
avanzada, y que desde entonces se convirtió en mártir de toda clase de alteraciones nerviosas; de
la vieja señora de Tremouillac, que, al despertarse a medianoche, lo vio sentado en un sillón, al
lado de la lumbre, en forma de esqueleto, entretenido en leer el diario que redactaba ella de su
vida, y que como resultado de la impresión tuvo que guardar cama durante seis meses, víctima de
un ataque cerebral. Una vez curada se reconcilió con la iglesia y rompió toda clase de relaciones
con el señalado escéptico monsieur de Voltaire.
Recordó igualmente la noche terrible en que el bribón de lord Canterville fue hallado
agonizante en su tocador, con una sota de espadas hundida en la garganta, viéndose obligado a
confesar que por medio de aquella carta había timado la suma de diez mil libras a Carlos Fos, en
casa de Grookford. Y juraba que aquella carta se la hizo tragar el fantasma. Todas sus grandes
hazañas le volvían a la mente. Vio desfilar al mayordomo que se levantó la tapa de los sesos por
haber visto una mano verde tamborilear sobre los cristales, y la bella lady Steefield, condenada a
llevar alrededor del cuello un collar de terciopelo negro para tapar la señal de cinco dedos,
impresos como un hierro candente sobre su blanca piel, y que terminó por ahogarse en el
estanque que había al extremo de la Avenida Real. 65
Y, lleno del entusiasmo ególatra del verdadero artista, pasó revista a sus creaciones más
célebres. Se dedicó una amarga sonrisa al evocar su última aparición en el papel de "Rubén el
Rojo", o "el Niño Estrangulado", su "debut" en el "Gibeón, el Vampiro flaco del páramo de Bexley",
y el furor que causó una tarde encantadora de junio sólo con jugar a los bolos con sus propios
huesos sobre el campo de hierba de "lawn-tennis".
¿Y todo para qué? ¡Para que unos miserables norteamericanos le ofreciesen el engrasador
marca "Sol-Levante" y le tirasen almohadas a la cabeza! Era realmente intolerable.
Además, la historia nos enseña que jamás fue tratado ningún fantasma de aquella manera.
Por consiguiente, llegó a la conclusión de que era preciso vengarse, y permaneció hasta el
amanecer en actitud de profunda meditación.
Capítulo 3
Cuando a la mañana siguiente el almuerzo reunió a la familia Otis, se discutió
extensamente acerca del fantasma. El ministro de los Estados Unidos estaba, como era natural, un
poco ofendido viendo que su ofrecimiento no había sido aceptado.
-No quisiera en modo alguno injuriar personalmente al fantasma -dijo -, y reconozco que,
dada la larga duración de su estancia en la casa, no era nada cortés tirarle una almohada a la
cabeza…
Siento tener que decir que esta observación tan justa provocó una explosión de risa en los
gemelos.
-Pero, por otro lado -prosiguió el señor Otis-, si se empeña, sin más ni más, en no hacer
uso del engrasador marca "Sol-Levante", nos veremos precisados a quitarle las cadenas. No habría
manera de dormir con todo ese ruido a la puerta de las alcobas.
Pero, sin embargo, en el resto de la semana no fueron molestados. Lo único que les llamó
la atención fue la reaparición continua de la mancha de sangre sobre el "parquet" de la biblioteca.
Era realmente muy extraño, tanto más cuanto que el señor Otis cerraba la puerta con llave por la
noche, igual que las ventanas.
Los cambios de color que sufría la mancha, comparables a los de un camaleón, produjeron
asimismo frecuentes comentarios en la familia. Una mañana era de un rojo oscuro, casi violáceo;
otras veces era bermellón; luego, de un púrpura espléndido, y un día, cuando bajaron a rezar,
según los ritos sencillos de la libre iglesia episcopal reformada de Norteamérica, la encontraron de
un hermoso verde esmeralda. Como era natural, estos cambios caleidoscópicos divirtieron
grandemente a la reunión y se hacían apuestas todas las noches con entera tranquilidad.
La única persona que no tomó parte en la broma fue la joven Virginia. Por razones
ignoradas, siempre parecía muy impresionada ante la mancha de sangre, y estuvo a punto de
llorar la mañana que apareció verde esmeralda.
El fantasma hizo su segunda aparición el domingo por la noche. Al poco tiempo de estar
todos ellos acostados, les alarmó un enorme estrépito que se oyó en el salón. Bajaron
apresuradamente, y se encontraron con que una armadura completa se había desprendido de su
soporte y caído sobre las losas. Cerca de allí, sentado en un sillón de alto respaldo, el fantasma de
Canterville se restregaba las rodillas, con una expresión de agudo dolor sobre su rostro.
66
Los gemelos, que se habían provisto de sus hondas, le lanzaron inmediatamente dos
balines, con esa seguridad de puntería que sólo se adquiere a fuerza de largos y pacientes
ejercicios sobre el profesor de caligrafía. Mientras tanto, el ministro de los Estados Unidos
mantenía al fantasma bajo la amenaza de su revólver, y, conforme a la etiqueta californiana, lo
instaba a levantar los brazos.
El fantasma se alzó bruscamente, lanzando un grito de furor salvaje, y se disipó en medio
de ellos, como una niebla, apagando de paso la vela de Washington Otis y dejándolos a todos en la
mayor oscuridad.
Cuando llegó a lo alto de la escalera, una vez dueño de sí, se decidió a lanzar su célebre
repique de carcajadas satánicas, que en más de una ocasión le habían sido muy útiles. Contaba la
gente que aquello hizo encanecer en una sola noche el peluquín de lord Raker. Y que tres
sucesivas amas de gobierno renunciaron antes de terminar el primer mes en su cargo. Por
consiguiente, lanzó su carcajada más horrible, despertando paulatinamente los ecos en las
antiguas bóvedas; pero, apagados éstos, se abrió una puerta y apareció, vestida de azul claro, la
señora Otis.
-Me temo -dijo la dama- que esté usted no se encuentra bien, y aquí le traigo un frasco
del jarabe del doctor Dobell. Si se trata de una indigestión, esto le sentará bien.
El fantasma la miró con ojos furibundos y se creyó en el deber de metamorfosearse en un
gran perro negro. Era un truco que le había dado una reputación merecidísima, y al cual atribuía la
idiotez incurable del tío de lord Canterville, el honorable Tomás Horton.
Pero un ruido de pasos que se acercaban le hizo vacilar en su cruel determinación, y se
contentó con volverse un poco fosforescente. En seguida se desvaneció, después de lanzar un
gemido sepulcral, porque los gemelos iban a darle alcance.
Una vez en su habitación se sintió destrozado, presa de la agitación más violenta. La
ordinariez de los gemelos, el grosero materialismo de la señora Otis, todo aquello resultaba
realmente vejatorio; pero lo que más lo humillaba era no tener ya fuerzas para llevar una
armadura.
Contaba con hacer impresión aun en esos norteamericanos modernos, con hacerles
estremecer a la vista de un espectro acorazado, ya que no por motivos razonables, al menos por
deferencia hacia su poeta nacional Longfellow, cuyas poesías, delicadas y atrayentes, le habían
ayudado con frecuencia a matar el tiempo, mientras los Canterville estaban el Londres. Además,
era su propia armadura. La llevó con éxito en el torneo de Kenilworth, siendo felicitado
calurosamente por la Reina-Virgen en persona. Pero cuando quiso ponérsela quedó aplastado por
completo con el peso de la enorme coraza y del yelmo de acero. Y se desplomó pesadamente
sobre las losas de piedra, despellejándose las rodillas y contusionándose la muñeca derecha.
Durante varios días estuvo malísimo y no pudo salir de su morada más que lo necesario
para mantener en buen estado la mancha de sangre. No obstante lo cual, a fuerza de cuidados
acabó por restablecerse y decidió hacer una tercera tentativa para aterrorizar al ministro de los
Estados Unidos y a su familia.
67
Eligió para su reaparición en escena el viernes 17 de agosto, consagrando gran parte del
día a pasar revista a sus trajes. Su elección recayó al fin en un sombrero de ala levantada por un
lado y caída del otro, con una pluma roja; en un sudario deshilachado por las mangas y el cuello y,
por último, en un puñal mohoso.
Al atardecer estalló una gran tormenta. El viento era tan fuerte que sacudía y cerraba
violentamente las puertas y ventanas de la vetusta casa. Realmente aquél era el tiempo él
adoraba.
He aquí lo que pensaba hacer: Iría sigilosamente a la habitación de Washington Otis, le
musitaría unas frases ininteligibles, quedándose al pie de la cama, y le hundiría tres veces seguidas
el puñal en la garganta, a los sones de una música apagada. Odiaba sobre todo a Washington,
porque sabía perfectamente que era él quien acostumbraba quitar la famosa mancha de sangre de
Canterville, empleando el "limpiador incomparable de Pinkerton".
Después de reducir al temerario y despreocupado joven, entraría en la habitación que
ocupaba el ministro de los Estados Unidos y su mujer. Una vez allí, colocaría una mano viscosa
sobre la frente de la señora Otis, y al mismo tiempo murmuraría, con voz sorda, al oído del
ministro tembloroso, los secretos terribles del osario.
En cuanto a la pequeña Virginia, aún no tenía decidido nada. No lo había insultado nunca.
Era bonita y cariñosa. Unos cuantos gruñidos sordos, que saliesen del armario, le parecían más
que suficientes, y si no bastaban para despertarla, llegaría hasta tirarla de la puntita de la nariz con
sus dedos rígidos por la parálisis.
A los gemelos estaba resuelto a darles una lección: lo primero que haría sería sentarse
sobre sus pechos, con el objeto de producirles la sensación de pesadilla. Luego, aprovechando que
sus camas estaban muy juntas, se alzaría en el espacio libre entre ellas, con el aspecto de un
cadáver verde y frío como el hielo, hasta que se quedaran paralizados de terror. En seguida,
tirando bruscamente su sudario, daría la vuelta al dormitorio en cuatro patas, como un esqueleto
blanqueado por el tiempo, moviendo los ojos de sus órbitas, en su creación de "Daniel el Mudo, o
el esqueleto del suicida", papel en el cual hizo un gran efecto en varias ocasiones. Creía estar tan
bien en éste como en su otro papel de "Martín el Demente o el misterio enmascarado".
A las diez y media oyó subir a la familia a acostarse. Durante algunos instantes lo
inquietaron las tumultuosas carcajadas de los gemelos, que se divertían evidentemente, con su
loca alegría de colegiales, antes de meterse en la cama. Pero a las once y cuarto todo quedó
nuevamente en silencio, y cuando sonaron las doce se puso en camino.
La lechuza chocaba contra los cristales de la ventana. El cuervo crascitaba en el hueco de
un tejo centenario y el viento gemía vagando alrededor de la casa, como un alma en pena; pero la
familia Otis dormía, sin sospechar la suerte que le esperaba. Oía con toda claridad los ronquidos
regulares del ministro de los Estados Unidos, que dominaban el ruido de la lluvia y de la tormenta.
Se deslizó furtivamente a través del estuco. Una sonrisa perversa se dibujaba sobre su
boca cruel y arrugada, y la luna escondió su rostro tras una nube cuando pasó delante de la gran
ventana ojival, sobre la que estaban representadas, en azul y oro, sus propias armas y las de su
esposa asesinada. Seguía andando siempre, deslizándose como una sombra funesta, que parecía
hacer retroceder de espanto a las mismas tinieblas en su camino.
68
En un momento dado le pareció oír que alguien lo llamaba: se detuvo, pero era tan sólo un
perro, que ladraba en la Granja Roja. Prosiguió su marcha, refunfuñando extraños juramentos del
siglo XVI, y blandiendo de cuando en cuando el puñal enmohecido en el aire de medianoche.
Por fin llegó a la esquina del pasillo que conducía a la habitación de Washington. Allí hizo
una breve parada. El viento agitaba en torno de su cabeza sus largos mechones grises y ceñía en
pliegues grotescos y fantásticos el horror indecible del fúnebre sudario. Sonó entonces el cuarto
en el reloj. Comprendió que había llegado el momento. Se dedicó una risotada y dio la vuelta a la
esquina.
Pero apenas lo hizo retrocedió, lanzando un gemido lastimero de terror y escondiendo su
cara lívida entre sus largas manos huesosas. Frente a él había un horrible espectro, inmóvil como
una estatua, monstruoso como la pesadilla de un loco. La cabeza del espectro era pelada y
reluciente; su faz, redonda, carnosa y blanca; una risa horrorosa parecía retorcer sus rasgos en una
mueca eterna; por los ojos brotaba a oleadas una luz escarlata, la boca tenía el aspecto de un
ancho pozo de fuego, y una vestidura horrible, como la de él, como la del mismo Simón, envolvía
con su nieve silenciosa aquella forma gigantesca.
Sobre el pecho tenía colgado un cartel con una inscripción en caracteres extraños y
antiguos. Quizá era un rótulo infamante, donde estaban escritos delitos espantosos, una terrible
lista de crímenes. Tenía, por último, en su mano derecha una cimitarra de acero resplandeciente.
Como nunca antes había visto fantasmas, naturalmente sintió un pánico terrible, y,
después de lanzar a toda prisa una segunda mirada sobre el monstruo atroz, regresó a su
habitación, tropezando en el sudario que le envolvía. Cruzó la galería corriendo, y acabó por dejar
caer el puñal enmohecido en las botas de montar del ministro, donde lo encontró el mayordomo
al día siguiente.
Una vez refugiado en su retiro, se desplomó sobre un reducido catre de tijera, tapándose
la cabeza con las sábanas. Pero, al cabo de un momento, el valor indomable de los antiguos
Canterville se despertó en él y tomó la resolución de hablar al otro fantasma en cuanto
amaneciese.
Por consiguiente, no bien el alba plateó las colinas, volvió al sitio en que había visto por
primera vez al horroroso fantasma. Pensaba que, después de todo, dos fantasmas valían más que
uno sólo, y que con ayuda de su nuevo amigo podría contender victoriosamente con los gemelos.
Pero cuando llegó al sitio se halló en presencia de un espectáculo terrible. Le sucedía algo
indudablemente al espectro, porque la luz había desaparecido por completo de sus órbitas. La
cimitarra centelleante se había caído de su mano y estaba recostado sobre la pared en una actitud
forzada e incómoda. Simón se precipitó hacia delante y lo tomó en sus brazos; pero cuál no sería
su terror viendo despegarse la cabeza y rodar por el suelo, mientras el cuerpo tomaba la posición
supina, y notó que abrazaba una cortina blanca de lienzo grueso y que yacían a sus pies una
escoba, un machete de cocina y una calabaza vacía.
Sin poder comprender aquella curiosa transformación, tomó con mano febril el cartel,
leyendo a la claridad grisácea de la mañana estas palabras terribles:
He aquí al fantasma Otis
El único espíritu auténtico y verdadero
Desconfíen de las imitaciones 69
Todos los demás son falsificaciones
Y la entera verdad se le apareció como un relámpago. ¡Había sido burlado, engañado,
escarnecido!
La expresión característica de los Canterville reapareció en sus ojos, apretó las mandíbulas
desdentadas y, levantando por encima de su cabeza sus manos amarillas, juró, según el ritual
pintoresco de la antigua escuela, "que cuando el gallo tocara por dos veces el cuerno de su alegre
llamada se consumarían sangrientas hazañas, y el crimen, de callado paso, saldría de su retiro".
No había terminado de formular este juramento terrible, cuando de una alquería lejana,
de tejado de ladrillo rojo, salió el canto de un gallo. Lanzó una larga risotada, lenta y amarga, y
esperó. Esperó una hora, y después otra; pero por alguna razón misteriosa no volvió a cantar el
gallo.
Por fin, a eso de las siete y media, la llegada de las criadas lo obligó a abandonar su terrible
guardia y regresó a su morada, con altivo paso, pensando en su juramento vano y en su vano
proyecto fracasado.
Una vez allí consultó varios libros de caballería, cuya lectura le interesaba
extraordinariamente, y pudo comprobar que el gallo cantó siempre dos veces en cuantas
ocasiones se recurrió a aquel juramento.
-¡Que el diablo se lleve a ese animal volátil! -murmuró-. ¡En otro tiempo hubiese caído
sobre él con mi buena lanza, atravesándole el cuello y obligándolo a cantar otra vez para mí,
aunque reventara!
Y dicho esto se retiró a su confortable caja de plomo, y allí permaneció hasta la noche.
Capítulo 4
Al día siguiente el fantasma se sintió muy débil y cansado. Las terribles emociones de las
cuatro últimas semanas empezaban a producir su efecto. Tenía el sistema nervioso
completamente alterado, y temblaba al más ligero ruido. No salió de su habitación en cinco días, y
concluyó por hacer una concesión en lo relativo a la mancha de sangre del "parquet" de la
biblioteca. Puesto que la familia Otis no quería verla, era indudable que no la merecía.
Aquella gente estaba colocada a ojos vistas en un plano inferior de vida material y era
incapaz de apreciar el valor simbólico de los fenómenos sensibles. La cuestión de las apariciones
de fantasmas y el desenvolvimiento de los cuerpos astrales era realmente para ellos cosa
desconocida e indiscutiblemente fuera de su alcance.
Pero, por lo menos, constituía para él un deber ineludible mostrarse en el corredor una
vez a la semana y farfullar por la gran ventana ojival el primero y el tercer miércoles de cada mes.
No veía ningún medio digno de sustraerse a aquella obligación. Verdad es que su vida fue muy
criminal; pero, quitado eso, era hombre muy concienzudo en todo cuanto se relacionaba con lo
sobrenatural.
Así, pues, los tres sábados siguientes atravesó, como de costumbre, el corredor entre
doce de la noche y tres de la madrugada, tomando todas las precauciones posibles para no ser
visto ni oído. Se quitaba las botas, pisaba lo más ligeramente que podía sobre las viejas maderas
carcomidas, se envolvía en una gran capa de terciopelo negro, y no dejaba de usar el engrasador
"Sol-Levante" para sus cadenas. 70
Me veo precisado a reconocer que sólo después de muchas vacilaciones se decidió a
adoptar este último medio de protección. Pero, al fin, una noche, mientras cenaba la familia, se
deslizó en el dormitorio de la señora Otis y se llevó el frasquito. Al principio se sintió un poco
humillado, pero después fue suficientemente razonable para comprender que aquel invento
merecía grandes elogios y cooperaba, en cierto modo, a la realización de sus proyectos.
A pesar de todo, no se vio libre de problemas. No dejaban nunca de tenderle cuerdas de
lado a lado del corredor para hacerlo tropezar en la oscuridad, y una vez que se había disfrazado
para el papel de "Isaac el Negro o el cazador del bosque de Hogsley", cayó cuan largo era al poner
el pie sobre una pista de maderas enjabonadas que habían colocado los gemelos desde el umbral
del salón de Tapices hasta la parte alta de la escalera de roble.
Esta última afrenta le dio tal rabia, que decidió hacer un esfuerzo para imponer su
dignidad y consolidar su posición social, y formó el proyecto de visitar a la noche siguiente a los
insolentes chicos de Eton, en su célebre papel de "Ruperto el Temerario o el conde sin cabeza".
No se había mostrado con aquel disfraz desde hacía sesenta años, es decir, desde que
causó con él tal pavor a la bella lady Bárbara Modish, que ésta retiró su consentimiento al abuelo
de actual lord Canterville y se fugó a Gretna Green con el arrogante Jack Castletown, jurando que
por nada del mundo consentiría en emparentar con una familia que toleraba los paseos de un
fantasma tan horrible por la terraza, al atardecer.
El pobre Jack fue al poco tiempo muerto en duelo por lord Canterville en la pradera de
Wandsworth, y lady Bárbara murió de pena en Tumbridge Wells antes de terminar el año; así es
que fue un gran éxito en todos los aspectos.
Sin embargo, era, permitiéndome emplear un término de argot teatral para aplicarlo a
uno de los mayores misterios del mundo sobrenatural (o en lenguaje más científico), "del mundo
superior a la Naturaleza", era, repito, una creación de las más difíciles, y necesitó sus tres buenas
horas para terminar los preparativos. Por fin, todo estuvo listo, y él contentísimo de su disfraz. Las
grandes botas de montar, que hacían juego con el traje, eran, eso sí, un poco holgadas para él, y
no pudo encontrar más que una de las dos pistolas del arzón; pero, en general, quedó bastante
complacido, y a la una y cuarto pasó a través del estuco y bajó a corredor.
Cuando estuvo cerca de la habitación ocupada por los gemelos, a la que llamaré el
dormitorio azul, por el color de sus cortinajes, se encontró con la puerta entreabierta. A fin de
hacer una entrada sensacional, la empujó con violencia, pero se le vino encima un balde de agua
que le empapó hasta los huesos, no dándole en el hombro por unos milímetros.
Al mismo tiempo oyó unas risas sofocadas que partían de la doble cama con dosel. Su
sistema nervioso sufrió tal conmoción, que regresó a sus habitaciones a todo escape, y al día
siguiente tuvo que permanecer en la cama con un fuerte resfrío.
El único consuelo que tuvo fue el de no haber llevado su cabeza sobre los hombros, pues
sin esto las consecuencias hubieran podido ser más graves. Desde entonces renunció para siempre
a espantar a aquella grosera familia de norteamericanos, y se limitó a vagar por el corredor, con
zapatillas de orillo, envuelto el cuello en una gruesa bufanda roja, por temor a las corrientes de
aire, y provisto de un pequeño arcabuz, para el caso en que fuese atacado por los gemelos.
71
Hacia el 19 de septiembre fue cuando recibió el golpe de gracia. Había bajado por la
escalera hasta el espacioso salón, seguro de que en aquel sitio por lo menos estaba a cubierto de
jugarretas, y se entretenía en hacer observaciones satíricas sobre las grandes fotografías del
ministro de los Estados Unidos y de su mujer, hechas en casa de Sarow.
Iba vestido sencilla, pero decentemente, con un largo sudario salpicado de moho de
cementerio. Se había atado la quijada con una tira de tela y llevaba una linternita y un azadón de
sepulturero. En una palabra, iba disfrazado de "Jonás el Desenterrador, o el ladrón de cadáveres
de Cherstey Barn". Era una de sus creaciones más notables y de las que guardaban recuerdo, con
más motivo, los Canterville, ya que fue la verdadera causa de su riña con lord Rufford, vecino suyo.
Serían próximamente las dos y cuarto de la madrugada, y, a su juicio, no se movía nadie en
la casa. Pero cuando se dirigía tranquilamente en dirección a la biblioteca, para ver lo que quedaba
de la mancha de sangre, se abalanzaron hacia él, desde un rincón sombrío, dos siluetas, agitando
locamente sus brazos sobre sus cabezas, mientras gritaban a su oído:
-¡Buh! ¡Buh!
Lleno de pánico, cosa muy natural en aquellas circunstancias, se precipitó hacia la
escalera, pero entonces se encontró frente a Washington Otis, que lo esperaba armado con la
regadera del jardín; de tal modo que, cercado por sus enemigos, casi acorralado, tuvo que
evaporarse en la gran estufa de hierro colado, que, afortunadamente para él, no estaba
encendida, y abrirse paso hasta sus habitaciones por entre tubos y chimeneas, llegando a su
refugio en el tremendo estado en que lo pusieron la agitación, el hollín y la desesperación.
Desde aquella noche no volvió a vérsele nunca de expedición nocturna. Los gemelos se
quedaron muchas veces en acecho para sorprenderlo, sembrando de cáscara de nuez los
corredores todas las noches, con gran molestia de sus padres y criados. Pero fue inútil. Su amor
propio estaba profundamente herido, sin duda, y no quería mostrarse.
En vista de ello, el señor Otis se puso a trabajar en su gran obra sobre la historia del
partido demócrata, obra que había empezado tres años antes. La señora Otis organizó una
extraordinaria horneada de almejas, de la que se habló en toda la comarca. Los niños se dedicaron
a jugar a la pelota, al ecarté, al póquer y a otras diversiones nacionales de Estados Unidos. Virginia
dio paseos a caballo por las carreteras, en compañía del duquesito de Cheshire, que se hallaba en
Canterville pasando su última semana de vacaciones.
Todo el mundo se figuraba que el fantasma había desaparecido, hasta el punto de que el
señor Otis escribió una carta a lord Canterville para comunicárselo, y recibió en contestación otra
carta en la que éste le testimoniaba el placer que le producía la noticia y enviaba sus más sinceras
felicitaciones a la digna esposa del ministro.
Pero los Otis se equivocaban. El fantasma seguía en la casa, y, aunque se hallaba muy
delicado, no estaba dispuesto a retirarse, sobre todo después de saber que figuraba entre los
invitados el duquesito de Cheshire, cuyo tío, lord Francis Stilton, apostó una vez con el coronel
Carbury a que jugaría a los dados con el fantasma de Canterville. A la mañana siguiente
encontraron a lord Stilton tendido sobre el suelo del salón de juego en un estado de parálisis tal
que, a pesar de la edad avanzada que alcanzó, no pudo ya nunca pronunciar más palabras que
éstas:
-¡Doble seis! 72
Esta historia era muy conocida en un tiempo, aunque, en atención a los sentimientos de
dos familias nobles, se hiciera todo lo posible por ocultarla, y existe un relato detallado de todo lo
referente a ella en el tomo tercero de las Memorias de lord Tattle sobre el Príncipe Regente y sus
amigos.
Desde entonces, el fantasma deseaba vivamente probar que no había perdido su
influencia sobre los Stilton, con los que además estaba emparentado por matrimonio, pues una
prima suya se casó en segundas nupcias con el señor Bulkeley, del que descienden en línea directa,
como todo el mundo sabe, los duques de Cheshire.
Por consiguiente, hizo sus preparativo para mostrarse al pequeño enamorado de Virginia
en su famoso papel de "Fraile vampiro, o el Benedictino desangrado". Era un espectáculo
espantoso, que cuando la vieja lady Starbury se lo vio representar, es decir en víspera del Año
Nuevo de 1764, empezó a lanzar chillidos agudos, que tuvieron por resultado un fuerte ataque de
apoplejía y su fallecimiento al cabo de tres días, no sin que desheredara antes a los Canterville y
legase todo su dinero a su farmacéutico en Londres.
Pero, a última hora, el terror que le inspiraban los gemelos lo retuvo en su habitación, y el
duquesito durmió tranquilo en el gran lecho con dosel coronado de plumas del dormitorio real,
soñando con Virginia.
Capítulo 5
Virginia y su galán de cabello rizado dieron, unos días después, un paseo a caballo por los
prados de Brockley, paseo en el que ella desgarró su vestido de amazona al saltar un seto, de tal
manera que, de vuelta a su casa, entró por la escalera de atrás para que no la viesen.
Al pasar corriendo por delante de la puerta del salón de Tapices, que estaba abierta de par
en par, le pareció ver a alguien dentro. Pensó que sería la doncella de su madre, que iba con
frecuencia a trabajar a esa habitación. Asomó la cabeza para encargarle que le cosiese el vestido.
¡Pero, con gran sorpresa suya, quien allí estaba era el fantasma de Canterville en persona!
Se había acomodado ante la ventana, contemplando el oro llameante de los árboles amarillentos
que revoloteaban por el aire, las hojas enrojecidas que bailaban locamente a lo largo de la gran
avenida. Tenía la cabeza apoyada en una mano, y toda su actitud revelaba el desaliento más
profundo. Realmente presentaba un aspecto tan abrumado, tan abatido, que la pequeña Virginia,
en vez dne ceder a su primer impulso, que fue echar a correr a encerrarse en su cuarto, se sintió
llena de compasión y tomó el partido de ir a consolarlo.
Tenía la muchacha un paso tan ligero y él una melancolía tan honda, que no se dio cuenta
de su presencia hasta que le habló.
-Lo he sentido mucho por usted -dijo-, pero mis hermanos regresan mañana a Eton, y
entonces, si se porta usted bien, nadie lo atormentará.
-Es inconcebible pedirme que me porte bien -le respondió, contemplando estupefacto a la
jovencita que tenía la audacia de dirigirle la palabra-. Perfectamente inconcebible. Es necesario
que yo sacuda mis cadenas, que gruña por los agujeros de las cerraduras y que corretee de noche.
¿Eso es lo que usted llama portarse mal? No tengo otra razón de ser.
-Eso no es una razón de ser. En sus tiempos fue usted muy malo ¿sabe? La señora Umney
nos dijo el día que llegamos que usted mató a su esposa. 73
-Sí, lo reconozco -respondió incautamente el fantasma-. Pero era un asunto de familia y
nadie tenía que meterse.
-No se debe matar a nadie -dijo Virginia, que a veces adoptaba un bonito gesto de
gravedad puritana, heredado quizás de algún antepasado venido de Nueva Inglaterra.
-¡Oh, no puedo sufrir la severidad barata de la moral abstracta! Mi mujer era feísima. No
almidonaba nunca lo bastante mis puños y no sabía nada de cocina. Mire usted: un día había yo
cazado un soberbio ciervo en los bosques de Hogsley, un hermoso macho de dos años. ¡Pues no
puede usted figurarse cómo me lo sirvió! Pero, en fin, dejemos eso. Es asunto liquidado, y no
encuentro nada bien que sus hermanos me dejasen morir de hambre, aunque yo la matase.
-¡Que lo dejaran morir de hambre! ¡Oh señor fantasma… ! Don Simón, quiero decir, ¿es
que tiene usted hambre? Hay un sándwich en mi costurero. ¿Le gustaría?
-No, gracias, ahora ya no como; pero, de todos modos, lo encuentro amabilísimo por su
parte. ¡Es usted bastante más atenta que el resto de su horrible, arisca, ordinaria y ladrona familia!
-¡Basta! -exclamó Virginia, dando con el pie en el suelo-. El arisco, el horrible y el ordinario
es usted. En cuanto a lo de ladrón, bien sabe usted que me ha robado mis colores de la caja de
pinturas para restaurar esa ridícula mancha de sangre en la biblioteca. Empezó usted por robar
todos mis rojos, incluso el bermellón, imposibilitándome para pintar puestas de sol. Después
agarró usted el verde esmeralda y el amarillo cromo. Y, finalmente, sólo me queda el añil y el
blanco. Así es que ahora no puedo hacer más que claros de luna, que da pena ver, y que son
incomodísimos, además, de colorear. Y no le he acusado, aun estando fastidiada y a pesar de que
todas esas cosas son completamente ridículas. ¿Se ha visto alguna vez sangre color verde
esmeralda… ?
-Vamos a ver -dijo el fantasma, con cierta dulzura-: ¿y qué iba yo a hacer? Es dificilísimo en
los tiempos actuales agenciarse sangre de verdad, y ya que su hermano empezó con su
quitamanchas incomparable, no veo por qué no iba yo a emplear los colores de usted para resistir.
En cuanto al tono, es cuestión de gusto. Así, por ejemplo, los Canterville tienen sangre azul, la
sangre más azul que existe en Inglaterra… Aunque ya sé que ustedes los norteamericanos no
hacen el menor caso de esas cosas.
-No sabe usted nada, y lo mejor que puede hacer es emigrar, y así se formará idea de
algo. Mi padre tendrá un verdadero gusto en proporcionarle un pasaje gratuito, y aunque haya
fuertes impuestos sobre los espíritus, no le pondrán dificultades en la Aduana. Y una vez en Nueva
York, puede usted contar con un gran éxito. Conozco infinidad de personas que darían cien mil
dólares por tener antepasados y que sacrificarían mayor cantidad aún por tener un fantasma para
la familia.
-Creo que no me divertiría mucho en Estados Unidos.
-Quizás se deba a que allí no tenemos ni ruinas ni curiosidades -dijo burlonamente
Virginia.
-¡Qué curiosidades ni qué ruinas! -contestó el fantasma-. Tienen ustedes su Marina y sus
modales.
-Buenas noches; voy a pedir a papá que conceda a los gemelos una semana más de
vacaciones. 74
-¡No se vaya, señorita Virginia, se lo suplico! -exclamó el fantasma-. Estoy tan solo y soy
tan desgraciado, que no sé qué hacer. Quisiera ir a acostarme y no puedo.
-Pues es inconcebible: no tiene usted más que meterse en la cama y apagar la luz. Algunas
veces es dificilísimo permanecer despierto, sobre todo en una iglesia, pero, en cambio, dormir es
muy sencillo. Ya ve usted: los gemelos saben dormir admirablemente, y no son de los más listos.
-Hace trescientos años que no duermo -dijo el anciano tristemente, haciendo que Virginia
abriese mucho sus hermosos ojos azules, llenos de asombro-. Hace ya trescientos años que no
duermo, así es que me siento cansadísimo. Virginia adoptó un grave continente, y sus finos labios
se movieron como pétalos de rosa. Se acercó y arrodilló al lado del fantasma, contempló su rostro
envejecido y arrugado.
-Pobrecito fantasma -profirió a media voz-, ¿y no hay ningún sitio donde pueda usted
dormir?
-Allá lejos, pasando el pinar -respondió él en voz baja y soñadora-, hay un jardincito. La
hierba crece en él alta y espesa; allí pueden verse las grandes estrellas blancas de la cicuta, allí el
ruiseñor canta toda la noche y la luna de cristal helado deja caer su mirada y el tejo extiende sus
brazos de gigante sobre los durmientes.
Los ojos de Virginia se empañaron de lágrimas y ocultó la cara entre sus manos.
-Se refiere usted al jardín de la Muerte -murmuró.
-Sí, de la muerte. Debe ser hermosa. Descansar en la blanda tierra oscura, mientras las
hierbas se balancean encima de nuestra cabeza, y escuchar el silencio. No tener ni ayer ni mañana.
Olvidarse del tiempo y de la vida; morar en paz. Usted puede ayudarme; usted puede abrirme de
par en par las puertas de la muerte, porque el amor la acompaña a usted siempre, y el amor es
más fuerte que la muerte.
Virginia tembló. Un estremecimiento helado recorrió todo su ser, y durante unos instantes
hubo un gran silencio. Le parecía vivir un sueño terrible. Entonces el fantasma habló de nuevo con
una voz que resonaba como los suspiros del viento:
-¿Ha leído usted alguna vez la antigua profecía que hay sobre las vidrieras de la
biblioteca?
-¡Oh, muchas veces! -exclamó la muchacha levantando los ojos-. La conozco muy bien.
Está pintada con unas curiosas letras doradas y se lee con dificultad. No tiene más que éstos seis
versos:
"Cuando una joven rubia logre hacer brotar una oración de los labios del pecador, cuando
el almendro estéril dé fruto y una niña deje correr su llanto, entonces, toda la casa recobrará la
tranquilidad y volverá la paz a Canterville".
Pero no sé lo que significan.
-Significan que tiene usted que llorar conmigo mis pecados, porque no tengo lágrimas, y
que tiene usted que rezar conmigo por mi alma, porque no tengo fe, y entonces, si ha sido usted
siempre dulce, buena y cariñosa, el ángel de la muerte se apoderará de mí. Verá usted seres
terribles en las tinieblas y voces funestas murmurarán en sus oídos, pero no podrán hacerle
ningún daño, porque contra la pureza de una niña no pueden nada las potencias infernales.
Virginia no contestó, y el fantasma se retorcía las manos en la violencia de su
desesperación, sin dejar de mirar la rubia cabeza inclinada. 75
De pronto se irguió la joven, muy pálida, con un fulgor en los ojos.
-No tengo miedo -dijo con voz firme - y rogaré al ángel que se apiade de usted.
Se levantó el fantasma de su asiento lanzando un débil grito de alegría, tomó la blonda
cabeza entre sus manos, con una gentileza que recordaba los tiempos pasados, y la besó.
Sus dedos estaban fríos como hielo y sus labios abrasaban como el fuego, pero Virginia no
flaqueó; el fantasma la guió a través de la estancia sombría. Sobre un tapiz, de un verde apagado,
estaban bordados unos pequeños cazadores. Soplaban en sus cuernos adornados de flecos y con
sus lindas manos le hacían gestos de que retrocediese.
-Vuelve sobre tus pasos, Virginia. ¡Vete, vete! -gritaban.
Pero el fantasma le apretaba en aquel momento la mano con más fuerza, y ella cerró los
ojos para no verlos.
Horribles animales de colas de lagarto y de ojazos saltones parpadearon maliciosamente
en las esquinas de la chimenea, mientras le decían en voz baja:
-Ten cuidado, Virginia, ten cuidado. Podríamos no volver a verte.
Pero el fantasma apresuró el paso y Virginia no oyó nada. Cuando llegaron al extremo de
la estancia el viejo se detuvo, murmurando unas palabras que ella no comprendió. Volvió Virginia
a abrir los ojos y vio disiparse el muro lentamente, como una neblina, y abrirse ante ella una negra
caverna. Un áspero y helado viento los azotó, sintiendo la muchacha que le tiraban del vestido.
-De prisa, de prisa -gritó el fantasma-, o será demasiado tarde.
Y en el mismo momento el muro se cerró de nuevo detrás de ellos y el salón de Tapices
quedó desierto.
Capítulo 6
Unos diez minutos después sonó la campana para el té y Virginia no bajó. La señora Otis
envió a uno de los criados a buscarla. No tardó en volver, diciendo que no había podido descubrir
a la señorita Virginia por ninguna parte. Como la muchacha tenía la costumbre de ir todas las
tardes al jardín a recoger flores para la cena, la señora Otis no se inquietó en lo más mínimo.
Pero sonaron las seis y Virginia no aparecía. Entonces su madre se sintió seriamente
intranquila y envió a sus hijos en su busca, mientras ella y su marido recorrían todas las
habitaciones de la casa.
A las seis y media volvieron los gemelos, diciendo que no habían encontrado huellas de su
hermana por parte alguna. Entonces se conmovieron todos extraordinariamente, y nadie sabía
qué hacer, cuando el señor Otis recordó de repente que pocos días antes habían permitido
acampar en el parque a una tribu de gitanos.
Así es que salió inmediatamente para Blackfell-Hollow, acompañado de su hijo mayor y de
dos de sus criados de la granja. El duquesito de Cheshire, completamente loco de inquietud, rogó
con insistencia al señor Otis que lo dejase acompañarlo, mas éste se negó temiendo alguna pelea.
Pero cuando llegó al sitio en cuestión vio que los gitanos se habían marchado. Se dieron
prisa a huir, sin duda alguna, pues el fuego ardía todavía y quedaban platos sobre la hierba. 76
Después de mandar a Washington y a los dos hombres que registrasen los alrededores, se
apresuró a regresar y envió telegramas a todos los inspectores de Policía del condado, rogándoles
que buscasen a una joven raptada por unos vagabundos o gitanos.
Luego hizo que le trajeran su caballo, y después de insistir para que su mujer y sus tres
hijos se sentaran a la mesa, partió con un criado por el camino de Ascot. Había recorrido apenas
dos millas, cuando oyó un galope a su espalda. Se volvió, viendo al duquesito que llegaba en su
caballito, con la cara sofocada y la cabeza descubierta.
-Lo siento muchísimo, señor Otis -le dijo el joven con voz entrecortada-, pero me es
imposible comer mientras Virginia no aparezca. Se lo ruego: no se enfade conmigo. Si nos hubiera
permitido casarnos el año último, no habría pasado esto nunca. No me rechaza usted, ¿verdad?
¡No puedo ni quiero irme!
El ministro no pudo menos que dirigir una sonrisa a aquel mozo guapo y atolondrado,
conmovidísimo ante la abnegación que mostraba por Virginia. Inclinándose sobre su caballo, le
acarició los hombros bondadosamente, y le dijo:
-Pues bien, Cecil: ya que insiste usted en venir, no me queda más remedio que admitirle
en mi compañía; pero, eso sí, tengo que comprarle un sombrero en Ascot.
-¡Al diablo sombreros! ¡Lo que quiero es a Virginia! -exclamó el duquesito, riendo.
Y acto seguido galoparon hasta la estación. Una vez allí, el señor Otis preguntó al jefe si no
habían visto en el andén de salida a una joven cuyas señas correspondiesen con las de Virginia,
pero no averiguó nada sobre ella. No obstante lo cual, el jefe de la estación expidió telegramas a
las estaciones del trayecto, ascendentes y descendentes, y le prometió ejercer una vigilancia
minuciosa.
En seguida, después de comprar un sombrero para el duquesito en una tienda de
novedades que se disponía a cerrar, el señor Otis cabalgó hasta Bexley, pueblo situado cuatro
millas más allá, y que, según le dijeron, era muy frecuentado por los gitanos. Hicieron levantarse al
guardia rural, pero no pudieron conseguir ningún dato de él. Así es que, después de atravesar la
plaza, los dos jinetes tomaron otra vez el camino de casa, llegando a Canterville a eso de las once,
rendidos de cansancio y con el corazón desgarrado por la inquietud.
Se encontraron allí con Washington y los gemelos, esperándolos a la puerta con linternas,
porque la avenida estaba muy oscura. No se había descubierto la menor señal de Virginia.
Los gitanos fueron alcanzados en el prado de Brockley, pero no estaba la joven entre ellos.
Explicaron la prisa de su marcha diciendo que habían equivocado el día en que debía celebrarse la
feria de Chorton y que el temor de llegar demasiado tarde los obligó a darse prisa. Además,
parecieron desconsolados por la desaparición de Virginia, pues estaban agradecidísimos al señor
Otis por haberles permitido acampar en su parque. Cuatro de ellos se quedaron atrás para tomar
parte en las pesquisas.
Se hizo vaciar el estanque de las carpas. Registraron la finca en todos los sentidos pero no
consiguieron nada. Era evidente que Virginia estaba perdida, al menos por aquella noche, y fue
con un aire de profundo abatimiento como entraron en casa el señor Otis y los jóvenes, seguidos
del criado, que llevaba de las bridas al caballo y al caballito.
77
En el salón se encontraron con el grupo de criados, llenos de terror. La pobre señora Otis
estaba tumbada sobre un sofá de la biblioteca, casi loca de espanto y de ansiedad, y la vieja ama
de gobierno le humedecía la frente con agua de colonia.
Fue una comida tristísima. No se hablaba apenas, y hasta los mismos gemelos parecían
despavoridos y consternados, pues querían mucho a su hermana. Cuando terminaron, el señor
Otis, a pesar de los ruegos del duquesito, mandó que todo el mundo se acostase, ya que no podía
hacer cosa alguna aquella noche; al día siguiente telegrafiaría a Scotland Yard para que pusieran
inmediatamente varios detectives a su disposición.
Pero he aquí que en el preciso momento en que salían del comedor sonaron las doce en
reloj de la torre. Apenas acababan de extinguirse las vibraciones de la última campanada, cuando
se oyó un crujido acompañado de un grito penetrante. Un trueno formidable bamboleó la casa,
una melodía, que no tenía nada de terrenal, flotó en el aire. Un lienzo de la pared se despegó
bruscamente en lo alto de la escalera, y sobre el rellano, muy pálida, casi blanca, apareció Virginia,
llevando en la mano un cofrecito.
Inmediatamente se precipitaron todos hacia ella. La señora Otis la estrechó
apasionadamente contra su corazón. El duquesito casi la ahogó con la violencia de sus besos, y los
gemelos ejecutaron una danza de guerra salvaje alrededor del grupo.
-¡Ah… ! ¡Hija mía! ¿Dónde te habías metido? -dijo el señor Otis, bastante enfadado,
creyendo que les había querido dar una broma a todos ellos-. Cecil y yo hemos registrado toda la
comarca en busca tuya, y tu madre ha estado a punto de morirse de espanto. No vuelvas a dar
bromitas de ese género a nadie.
-¡Menos al fantasma, menos al fantasma! -gritaron los gemelos, continuando sus
cabriolas.
-Hija mía querida, gracias a Dios que te hemos encontrado; ya no nos volveremos a
separar -murmuraba la señora Otis, besando a la muchacha, toda trémula, y acariciando sus
cabellos de oro, que se desparramaban sobre sus hombros.
-Papá -dijo dulcemente Virginia-, estaba con el fantasma. Ha muerto ya. Es preciso que
vayan a verlo. Fue muy malo, pero se ha arrepentido sinceramente de todo lo que había hecho, y
antes de morir me ha dado este cofrecito de hermosas joyas.
Toda la familia la contempló muda y aterrada, pero ella tenía un aire muy solemne y muy
serio. En seguida, dando media vuelta, los precedió a través del hueco de la pared y bajaron a un
corredor secreto.
Washington los seguía llevando una vela encendida, que tomó de la mesa. Por fin llegaron
a una gran puerta de roble erizada de recios clavos. Virginia la tocó, y entonces la puerta giró
sobre sus goznes enormes y se hallaron en una habitación estrecha y baja, con el techo
abovedado, y que tenía una ventanita.
Junto a una gran argolla de hierro empotrada en el muro, con la cual estaba encadenado,
se veía un largo esqueleto, extendido cuan largo era sobre las losas. Parecía estirar sus dedos
descarnados, como intentando llegar a un plato y a un cántaro, de forma antigua, colocados de tal
forma que no pudiese alcanzarlos.
78
El cántaro había estado lleno de agua, indudablemente, pues tenía su interior tapizado de
moho verde. Sobre el plato no quedaba más que un montón de polvo. Virginia se arrodilló junto al
esqueleto, y, uniendo sus manitas, se puso a rezar en silencio, mientras la familia contemplaba con
asombro la horrible tragedia cuyo secreto acababa de ser revelado.
-¡Miren! -exclamó de pronto uno de los gemelos, que había ido a mirar por la ventanita,
queriendo adivinar de qué lado del edificio caía aquella habitación-. ¡Miren! El antiguo almendro,
que estaba seco, ha florecido. Se ven admirablemente las hojas a la luz de la luna.
-¡Dios lo ha perdonado! -dijo gravemente Virginia, levantándose. Y un magnífico
resplandor parecía iluminar su rostro.
-¡Eres un ángel! -exclamó el duquesito, ciñéndole el cuello con sus brazos y besándola.
Capítulo 7
Cuatro días después de estos curiosos sucesos, a eso de las once de la noche, salía un
fúnebre cortejo de Canterville-House. El carro iba arrastrado por ocho caballos negros, cada uno
de los cuales llevaba adornada la cabeza con un gran penacho de plumas de avestruz, que se
balanceaban.
La caja de plomo iba cubierta con un rico paño de púrpura, sobre el cual estaban bordadas
en oro las armas de los Canterville. A cada lado del carro y de los coches marchaban los criados
llevando antorchas encendidas. Toda aquella comitiva tenía un aspecto grandioso e
impresionante.
Lord Canterville presidía el duelo; había venido del país de Gales expresamente para asistir
al entierro, y ocupaba el primer coche con la pequeña Virginia. Después iban el ministro de los
Estados Unidos y su esposa, y detrás, Washington y los dos muchachos. En el último coche iba la
señora Umney. Todo el mundo convino en que, después de haber sido atemorizada por el
fantasma por espacio de más de cincuenta años, tenía realmente derecho de verlo desaparecer
para siempre.
Cavaron una profunda fosa en un rincón del cementerio, precisamente bajo el tejo
centenario, y dijo las últimas oraciones, del modo más patético, el reverendo Augusto Dampier.
Luego, al bajar la caja a la fosa, Virginia se adelantó, colocando encima de ella una gran cruz hecha
con flores de almendro, blancas y rojas. En aquel momento salió la luna de detrás de una nube e
inundó el cementerio con sus silenciosas oleadas de plata, y de un bosquecillo cercano se elevó el
canto de un ruiseñor. Virginia recordó la descripción que le hizo el fantasma del jardín de la
Muerte; sus ojos se llenaron de lágrimas y apenas pronunció una palabra durante el regreso.
A la mañana siguiente, antes de que lord Canterville partiese para la ciudad, la señora Otis
conferenció con él respecto de las joyas entregadas por el fantasma a Virginia. Eran soberbias,
magníficas. Había, sobre todo, un collar de rubíes, en una antigua montura veneciana, que era un
espléndido trabajo del siglo XVI, y el conjunto representaba tal cantidad que el señor Otis sentía
vivos escrúpulos en permitir a su hija que se quedase con ellas.
79
-Señor -dijo el ministro-, sé que en este país se aplica la mano muerta lo mismo a los
objetos menudos que a las tierras, y es evidente, evidentísimo para mí, que estas joyas deben
quedar en poder de usted como legado de familia. Le ruego, por tanto, que consienta en
llevárselas a Londres, considerándolas simplemente como una parte de su herencia que le fuera
restituida en circunstancias extraordinarias. En cuanto a mi hija, no es más que una chiquilla, y
hasta hoy, me complace decirlo, siente poco interés por estas futilezas de lujo superfluo. He
sabido igualmente por la señora Otis, cuya autoridad no es despreciable en cosas de arte, dicho
sea de paso (pues ha tenido la suerte de pasar varios inviernos en Boston, siendo muchacha), que
esas piedras preciosas tienen un gran valor monetario, y que si se pusieran en venta producirían
una bonita suma. En estas circunstancias, lord Canterville, reconocerá usted, indudablemente, que
no puedo permitir que queden en manos de ningún miembro de la familia. Además de que todos
estas tonterías y juguetes, por muy apreciados y necesitados que sean a la dignidad de la
aristocracia británica, estarían fuera de lugar entre personas educadas según los severos
principios, pudiera decirse, de la sencillez republicana. Quizá me atrevería a asegurar que Virginia
tiene gran interés en que le deje usted el cofrecito que encierra esas joyas, en recuerdo de las
locuras y el infortunio del antepasado. Y como ese cofrecito es muy viejo y, por consiguiente,
deterioradísimo, quizá encuentre usted razonable acoger favorablemente su petición. En cuanto a
mí, confieso que me sorprende grandemente ver a uno de mis hijos demostrar interés por una
cosa de la Edad Media, y la única explicación que le encuentro es que Virginia nació en un barrio
de Londres, al poco tiempo de regresar la señora Otis de una excursión a Atenas.
Lord Canterville escuchó imperturbable el discurso del digno ministro, atusándose de
cuando en cuando el bigote gris para ocultar una sonrisa involuntaria. Una vez que hubo
terminado el señor Otis, le estrechó cordialmente la mano y contestó:
-Mi querido amigo, su encantadora hijita ha prestado un servicio importantísimo a mi
desgraciado antecesor. Mi familia y yo le estamos reconocidísimos por su maravilloso valor y por
la sangre fría que ha demostrado. Las joyas le pertenecen, sin duda alguna, y creo, a fe mía, que si
tuviese yo la suficiente insensibilidad para quitárselas, el viejo tunante saldría de su tumba al cabo
de quince días para infernarme la vida. En cuanto a que sean joyas de familia, no podrían serlo
sino después de estar especificadas como tales en un testamento, en forma legal, y la existencia
de estas joyas permaneció siempre ignorada. Le aseguro que son tan mías como de su
mayordomo. Cuando la señorita Virginia sea mayor, sospecho que le encantará tener cosas tan
lindas que llevar. Además, señor Otis, olvida usted que adquirió usted el inmueble y el fantasma
bajo inventario. De modo que todo lo que pertenece al fantasma le pertenece a usted. A pesar de
las pruebas de actividad que ha dado Simón por el corredor, no por eso deja de estar menos
muerto, desde el punto de vista legal, y su compra lo hace a usted dueño de lo que le pertenecía a
él.
El señor Otis se quedó muy preocupado ante la negativa de lord Canterville, y le rogó que
reflexionara nuevamente su decisión; pero el excelente par se mantuvo firme y terminó por
convencer al ministro de que aceptase el regalo del fantasma.
80
Cuando, en la primavera de 1890, la duquesita de Cheshire fue presentada por primera
vez en la recepción de la reina, con motivo de su casamiento, sus joyas fueron motivo de general
admiración. Y Virginia fue agraciada con la diadema, que se otorga como recompensa a todas las
norteamericanitas juiciosas, y se casó con su novio en cuanto éste tuvo edad para ello.
Eran ambos tan agradables y se amaban de tal modo, que a todo el mundo le encantó ese
matrimonio, menos a la vieja marquesa de Dumbleton, que venía haciendo todo lo posible por
atrapar al duquesito y casarlo con una de sus siete hijas. Para conseguirlo dio al menos tres
grandes comidas costosísimas.
Cosa rara: el señor Otis sentía una gran simpatía personal por el duquesito, pero
teóricamente era enemigo de los títulos y, según sus propias palabras, "era de temer que, entre
las influencias debilitantes de una aristocracia ávida de placer, fueran olvidados por Virginia los
verdaderos principios de la sencillez republicana".
Pero nadie hizo caso de sus observaciones, y cuando avanzó por la nave lateral de la
iglesia de San Jorge, en Hannover Square, llevando a su hija del brazo, no había hombre más
orgulloso en toda Inglaterra.
Después de la luna de miel, el duque y la duquesa regresaron a Canterville Chase, y al día
siguiente de su llegada, por la tarde, fueron a dar una vuelta por el cementerio solitario próximo al
pinar.
Al principio les preocupó mucho lo relativo a la inscripción que debía grabarse sobre la
losa fúnebre de Simón, pero concluyeron por decidir que se pondrían simplemente las iniciales del
viejo gentilhombre y los versos escritos en la ventana de la biblioteca.
La duquesa llevaba unas rosas magníficas, que desparramó sobre la tumba; después de
permanecer allí un rato, pasaron por las ruinas del claustro de la antigua abadía. La duquesa se
sentó sobre una columna caída, mientras su marido, recostado a sus pies y fumando un cigarrillo,
contemplaba sus lindos ojos.
De pronto tiró el cigarrillo y, tomándole una mano, le dijo:
-Virginia, una mujer no debe tener secretos con su marido.
-Y no los tengo, querido Cecil.
-Sí los tienes -respondió sonriendo-. No me has dicho nunca lo que sucedió mientras
estuviste encerrada con el fantasma.
-Ni se lo he dicho a nadie -replicó gravemente Virginia.
-Ya lo sé; pero bien me lo podrías decir a mí.
-Cecil, te ruego que no me lo preguntes. No puedo realmente decírtelo. ¡Pobre Simón! Le
debo mucho. Sí; no te rías, Cecil; le debo mucho realmente. Me hizo ver lo que es la vida, lo que
significa la muerte y por qué el amor es más fuerte que la muerte.
El duque se levantó para besar amorosamente a su mujer.
-Puedes guardar tu secreto mientras yo posea tu corazón -dijo a media voz.
-Siempre fue tuyo.
-Y se lo dirás algún día a nuestros hijos, ¿verdad?
Virginia se ruborizó.
FIN
81
ACTIVIDADES
1- A BUSCAR SINÓNIMOS
A las once en punto, la familia entera se retiró a descansar. Media hora más tarde,
todas las luces se apagaron. Ninguna mención se hizo durante la cena sobre los fantasmas,
ni se mencionó en modo alguno al fantasma de Canterville. Al poco rato, se despertó el
señor Otis ante un ruido extraño que sonaba en la galería cerca de su habitación (…)se
encontraba completamente tranquilo y no estaba preocupado por el fantasma. (…) abrió
la puerta y frente a la entrada de su cuarto vio un fantasma de aspecto horrible. Los ojos
del fantasma eran rojos cual brasas encendidas. Sus largos cabellos grises caían
enmarañados sobre sus hombros…
2- La historia del fantasma está organizada en una serie de episodios que se reunen
en siete capítulos breves. Les proponemos que después de haber leído la obra, le
pongan un título alusivo a cada uno.
3- ¿Cuál es la diferencia entre los personajes ingleses y los norteamericanos?
4- Explique por qué El fantasma de Canterville es una parodia de los relatos de horror.
5- Busquen en el texto tres ejemplos de situaciones paródicas.
6- Oscar Wilde no nos priva de las ironías con la que acostumbraba a burlarse de sus
contemporáneos. En esta novella la mayoría aparece en la boca de los personajes
norteamericanos. Identificá una y explicá de qué se burla el autor o qué quiso decir
con la frase o diálogo que hayas tomado de ejemplo.
7- Extrae de la obra un ejemplo de cuando el fantasma asusta con éxito a los
habitantes del castillo y extrae otro contando cómo no puede asustar a los Otis.
8- Cuenta la historia de la mancha de sangre en la biblioteca: ¿A quién asesinó sir
Simón? ¿Por qué? ¿Qué ocurre cuando llegan los Otis? ¿Qué hacía el fantasma para
mantener la famosa mancha? 82
9- ¿Por qué el fantasma elige a Virginia para que lo ayude a descansar en paz? ¿Qué
debe hacer la joven para lograrlo?
10- Explica qué secretos revela Virginia cuando reaparece detrás del muro con la caja de
joyas.
11- ¿Cuál es la relación entre la llegada de la familia Otis al comienzo de la historia y la
salida del carruaje fúnebre de sir Simón al final?
12- Para crear y escribir: Imagina que en la escuela se aparece un fantasma. Redacta
un texto de no más de veinte renglones y no menos de diez contando su historia y
sus costumbres. No olvides redactar el título.
83
ORTOGRAFÍA
SIGNOS DE PUNTUACIÓN
Ejercitación 1:
Como sabemos, los signos de puntuación pueden determinar el verdadero sentido de un
texto. Para comprobarlo, realicen el siguiente ejercicio.
Una chica dejó a tres amigos la misma nota sin usar los signos de puntuación. Tu tarea
es puntuarla de tres maneras diferentes (hay que escribir las tres versiones) para que
cada uno entienda que María, la joven, gusta del que lee la nota y no de los otros dos
chicos. Recuerda que no puedes sacar o agregar palabras, ni tampoco cambiarlas de
lugar. Sólo debes agregar signos de puntuación (punto, coma, punto y coma, signos de
entonación, etcétera)
Nota original:
Me gusta Julio no me agrada Marcelo tampoco de
ninguna manera me atrae Lucio
María
Versión de Julio:
Versión de Marcelo:
Versión de Lucio:
Versión de María:
1- Copien en sus carpetas el siguiente texto reponiendo los puntos que falten. Coloquen las
mayúsculas necesarias.
2- Luego explicá cómo usaste los puntos (si para separar ideas, subtemas o finalizar el texto) y
señala qué clase de punto utilizaste.
el arte de la jardinería tuvo para los chinos una importancia simbólica de gran magnitud el
jardín se considera un lugar donde se proyecta la armonía entre los hombres y su entorno más
tarde, gracias al desarrollo del budismo, los jardines se integraron al mundo religioso y fueron
comunes en monasterios y templos 85
El punto se utiliza cuando lo que queremos expresar ya tiene sentido completo y se
pasa a exponer una nueva idea. Dicho de otro modo: el punto se emplea al terminar
una oración. Es la mayor pausa señalada por la ortografía
A)
Lean los siguientes enunciados y escríbanlos nuevamente colocando de manera diferente
los puntos para lograr diferentes significados con las mismas palabras. (No deben
cambiar las palabras de lugar).
Ejemplo
Un significado: La profesora dijo que no había que entender.
Otro significado: La profesora dijo que no. Había que entender.
2) Las llamas tienen la costumbre de escupir al igual que los guanacos son excelentes
animales de carga.
Un significado:
………………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………….
Otro significado posible:
………………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………………
B)
Reescriban el siguiente fragmento, colocando los puntos y las mayúsculas
donde sea necesario para una correcta comprensión.
EL USO DE LA COMA
*********************
Trabajo práctico
*********************
Relee la siguiente carta y coloca los puntos y las mayúsculas donde corresponda. Además
marca entre corchetes los párrafos indicando así, donde debería ir el punto y aparte.
Carta a un hijo lejano.
creo que es jueves de este año.
querido hijo:
te mando estas líneas para que sepas que estoy viva te escribo despacio porque sé
que no puedes leer de prisa si recibes esta carta es porque te llegó, si no avísame y te la mando de
nuevo tu padre leyó que la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de la casa así que
nos mudamos más lejos el lugar es lindo tiene un lavarropas pero no sé si funciona ayer metí la
ropa, tiré la cadena y no he vuelto a verla desde entonces te voy a mandar la chaqueta que querías
tu tío pepe me dijo: “ si las mandas con los botones puestos, pesará demasiado y el envío será más
costoso” así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo no te pongo la dirección de la
casa porque no la sé la última familia que vivió aquí se llevó los números para no tener que
cambiar de domicilio si la ves a tu tía Gertrudis dale saludos de mi parte si no la ves, no le digas
nada
tu madre que te quiere
EL PUNTO Y COMA
Se usa punto y coma en una oración para separar partes que ya incluyen comas. En las
cartas comerciales se lo emplea para separar las cantidades expresadas en números.
LOS HOMÓFONOS
Los homófonos son aquellas palabras que tienen una pronunciación igual o similar pero su
ortografía y su significado son diferentes. Esto sin duda ocasiona errores de escritura, especialmente cuando
se desconoce su significación o su forma.
A continuación presentemos una lista con los homófonos que presentan errores con más
frecuencia.
A- AHÍ, HAY, ¡AY!
AHÍ : ADVERBIO DE LUGAR Estuve ahí
HAY: VIENE DEL VERBO HABER No hay clases
¡AY! INTERJECCIÓN ¡Ay, me duele!
B- HABER/ A VER
HABER (TENER) Tiene que haber comida en la heladera
A VER (MIRAR) Vamos a ver televisión
C- TUVO/ TUBO
TUVO (VERBO: tener) No tuvo clases
TUBO (SUSTANTIVO: caño) El tubo se rompió
D- IBA/I.V.A
IBA: Viene del verbo ir Iba temprano a la escuela.
IVA: significa impuesto valor agregado Debes agregarle el IVA al precio que te dio.
E- VAYA/VALLA/ BAYA
VAYA: viene del verbo ir Ojalá no vaya.
VALLA: cerca o vallado Separó el terreno con una valla.
BAYA: fruto La baya es un fruto rojo, pequeño y carnoso.
F- A/HA
A: PREPOSICIÓN Vamos a tu casa
HA: Se utiliza para los verbos conjugados en Juan no ha comido.
pretérito perfecto compuesto. Acompaña a No ha terminado su tarea.
los participios (terminados en ado-ido).
89
G- BELLO/ VELLO
BELLO: viene de belleza ¡Qué bello niño!
VELLO: pelo que recubre casi todo el cuerpo Tiene mucho vello en los brazos.
H- HECHO/ ECHO
HECHO: viene de hacer Es un hecho sobrenatural o fantástico.
ECHO: viene de echar, sacar afuera Me echó a la calle/ No echo al perro por el frío
I- HAYA/ HALLA
HAYA: del verbo haber Ojalá no haya clases
HALLA: del verbo hallar, encontrar. No halló la clave
J- RALLAR/ RAYAR
RALLAR: desmenuzar con un rallador Rallar el pan
RAYAR: estropear o dibujar con rayas Rayó el disco/ Me rayó el dibujo.
K- CAYÓ/CALLÓ
CAYÓ: del verbo caer Se cayó en la calle.
CALLÓ: del verbo callar Se calló la boca.
2) Subrayen la sílaba tónica en cada palabra y coloquen junto a cada una A,G,E o S,
según sean agudas, graves, esdrújulas o sobresdrújulas
….justicia ….sábana .….reloj .….muéstreselas
.…tambor .….dulcísimo .….amarillo ….revés
.…déjemelo .….lapicera .….contaron ….local
.….lección .….color .….arregló ….persiana
.….cariño .….ruido .….minúsculo …..tórax
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ACENTUACIÓN DE PALABRAS GRAVES Y AGUDAS
Sabemos que las palabras esdrújulas y sobresdrújulas llevan tilde. Pero ¿qué sucede con
las palabras graves y agudas?
Las palabras agudas se acentúan cuando terminan en n s o vocal. Por ejemplo: oración,
cantó.
Las palabras graves se acentúan cuando no terminan en n s o vocal. Poe ejemplo: lápiz,
ángel.
3) Subraya la sílaba tónica de las siguientes palabras y luego ubícalas en el cuadro
según sean agudas, graves, esdrújulas o sobresdrújulas
Compás, Matemática, acérqueselo, exclamar, repiqueteo, telón, cartucho, aéreo, coliflor, tímido,
compañía, lúcido, realizar, realice, subráyemelo, campeón, baúl, sórdido, limpio, azúcar, burbujas.
AGUDAS GRAVES ESDRÚJULAS SOBRESDRÚJULAS
4) Las palabras compañía y baúl no cumplen con la regla general de acentuación ¿Por
qué?
……………………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………………..
5) No toda palabra terminada en “on” lleva tilde. Coloque las tildes que faltan en las
siguientes palabras y luego explique la regla.
6) ¿Qué sucede con las siguientes palabras cuando las pasan al plural?
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7) Taller de escritura:
Al siguiente cuento de Joaquín Gómez Bas le faltan las tildes. Reponelas donde correspondan y
luego en tu carpeta concluye el cuento. No olvides agregar un título que anticipe el tema.
Estaba de pie bajo la ducha. Me di un susto tremendo cuando senti su viscosa presencia
deslizandose entre mis piernas enjabonadas a la altura de los tobillos. Atine a aferrarme de la llave
del agua; si no, me desnuco contra el borde de la bañera.
Permaneci inmovil bajo el chorro tibio, indagando al acecho de la repeticion del caso. Y lo
vi nitidamente cuando se produjo un claro en la superficie espumosa ¡Un cocodrilo!
Enorme, verdoso. No entiendo como cabiamos los dos en tan reducido espacio. Lo pienso
erguido sobre su cola y seria tan alto como yo. Pero ahora no se movia tendido a lo largo, a un
costado, en su evidente proposito de no molestarme.
Para mortificarlo me aprete contra los azulejos de la pared, baje la palanca al maximo y al
instante salio en agua hirviente…
Los monosílabos por regla general no llevan tilde pero algunos de igual forma y distinta
función sí la llevan para diferenciarse. Esta tilde se llama diacrítica.
10) Redacte oraciones utilizando los siguientes pares de palabras: de- dé/ mi-mí/ se-sé/
te-té/ si-sí
8- Redacten las preguntas perdidas de la siguiente entrevista. Recuerden que deben usar
los pronombres enfáticos y que las preguntas deben ser coherentes con las respuestas.
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Nací en Córdoba pero hace 10 años que vivo en Buenos Aires.
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Desde chiquito mi papá siempre a la cancha y cuando volvía a mi casa seguía pateando la
pelota
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Mis ídolos son Maradona y el “loco” Gatti.
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Con mis compañeros me llevo bárbaro. Más que un equipo, parecemos una familia.
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Me voy a jugar a Europa porque es una oportunidad única para continuar mi carrera, pero
mi corazón queda en Argentina.
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Mi sueño es ganar el mundial.
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