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Los retos del ecocine en nuestras Américas: rastreos del buen vivir en tierra sublevada

Author(s): Roberto Forns-Broggi


Source: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana , 2014, Año 40, No. 79 (2014), pp.
315-332
Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/43854822

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Revista de Crítica Literaria Latinoamericana
Año XL, N° 79. Lima-Boston, 1er semestre de 2014, pp. 315-332

LOS RETOS DEL ECOCINE EN NUESTRAS AMÉRICAS:


RASTREOS DEL BUEN VIVIR EN TIERRA SUBLEVADA

Roberto Forns-Broggi
Metropolitan State College of Denver

Resumen

La investigación ecocrítica dedicada al cine es escasa y sin embargo se hace ne-


cesaria frente al fenómeno de los new media y la creciente producción de docu-
mentales, videos y películas de tema ambiental. Es un cine con conciencia eco-
lógica en el continente americano que expresa la relación de los seres humanos
con el medio natural. En el presente artículo, esbozaré algunos retos claves: la
apertura de fronteras de la producción mediática de comunidades biodiversas, y
los alcances de esta apertura como activación de la imaginación ecológica y
medio de filmar la noción de "buen vivir" fuera de los modelos de desarrollo y
crecimiento económico.
Palabras clave: "buen vivir", comunidad sostenible, culturas indígenas, documen-
tal político, ecocine, ecocrítica, imaginación ecológica, disidencia, producción
digital.

Abstract
Ecocritical research focused on cinema is scarce, nevertheless it is necessary
when faced with the phenomenon of new media and increasing production of
documentaries, videos, and films on environmental subjects. It is a cinema in
the Americas with an ecological consciousness that expresses the relationship
between human beings and the natural environment. In this article I will outli-
ne some key challenges: the borders opened by the media production of biodi-
verse communities, and the outreach of this opening as an activation of the
ecological imagination, as well as a way of filming the notion "Good Life," be-
yond the control of the development and economic growth models.
Keywords: "good life," sustainable communities, indigenous cultures, political
documentaries, ecocinema, ecocriticism, ecological imagination, dissent, digital
production.

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1. Activar la imaginación ecológica.

La investigación ecocrítica dedicada al c


momento de expansión y fortalecimiento
de ecologismo académico. El fenómeno
sas culturas de todos los continentes de
cada al estudio del cine tiene un enorme
ción de la imaginación ecológica. De acu
estudio de los medios visuales por med
sido escaso a pesar de que el ecocine ha
amplia que los medios impresos (18). Sin
mayor en el estudio de películas y los n
ción. El creciente interés por el cine amb
quizá se deba no sólo al número de esp
man parte de organizaciones y festivales
se proponen abarcar un público no esp
ciones comunales y otros circuitos de
han sido capaces de producir y distribuir
deos que normalmente no están dispon
masivos. Un ejemplo es Culture Unplugge
realizadores de películas y videos de todo
tores y distribuidores de diferentes cont
ción películas gratuitas relacionadas co
conflictos sociales, prácticas espirituales
Se pueden encontrar filmes de diversa
ecológicos, desde las diferencias polític
extractivas (minería y petróleo) pasand
masa (deforestación), hasta los infaltab
nidades afectadas por el despojo, el empo
nación a gran escala1.

1 Cultureunplugged.com es un ejemplo de archiv


tivo tanto para las humanidades ambientales
cumentales que se destacan por su calidad y co
locales, prácticas sostenibles y repercusión en
negativa son El llanto de los Andes , de Carmen
nadá/ Chile, 2010 )> La vo% mapuche. Chi Mapuche Nü
no es frontera. , de Pablo Fernández y Andrea H

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Una definición útil está en el libro sobre ecocine chino que han
editado Sheldon H. Lu y Jianyan:
El ecocine es el cine con conciencia ecológica. Articula la relación de lo
seres humanos con el medio ambiente físico, la tierra, la naturaleza y los a
nimales desde un punto de vista biocéntrico, no antropocéntrico. En últim
instancia, el ecocine se relaciona nada menos que con la vida misma (Lu
"Introduction" 2; traducción mía).

Se trata de la práctica de una conciencia ecológica por medio


las artes visuales. Según el primer taller de Ecomedia de la Asoc
ción Norteamericana de Estudios de la Literatura y el Medio Am
biente (ASLE), el ecocine es una clasificación de películas que
prestan a generar una conciencia sobre las relaciones fructíferas y
problemáticas con la vida natural, aunque esta conciencia no sea ex
plícita o intencional. El cine que enmascara o evita esa concien
debería formar parte de los estudios del ecocine, por esta razón, e
necesario estudiar el cine y los videos desde su potencial ecocinemá
tico (Monani). Sin embargo, no existe una sola definición de eco
ne: se trata de una práctica artística que analiza y subvierte el pais
urbano, como lo hace el corto Dan^ak (2008), de Daniela Yepes,
mostrar la renovación de una tradición andina por medio de una e
traordinaria joven danzante de tijeras. La gran urbe producien
amnesias colectivas también se desenmascara con el documental Ti-
rar ; comprar ; tirar (2011), de Cosima Dannoritzer, donde aparecen
casos concretos de la lucha por vencer la obsesión consumista, a
través del ejemplo la activista Mike Anne en los vertederos ciberné-
ticos provenientes del primer mundo en Ghana. Es un cine que
problematiza el impacto ambiental por el modelo extractivo, tal
como lo presenta el documental de Fernando Solanas, Tierra subleva-
da: oro impuro (2009), y los dos documentales políticos que comenta-
ré más adelante, Después de la neblina (2006) y Cuando la tierra llora:
Operaáón Diablo (2010). Aquí el reto consiste en repensar las catego-
rías locales o nacionalistas en relación con la colaboración intercul-
tural e internacional en filmes como Crude (2009), de Joe Berlinger,
que hasta hoy sigue influyendo en la interminable disputa legal que

Los derechos de la Pachamama , video participatorio (UK/Perú, 2010), y Amazonia


eterna, , de Franca Belisario (2013).

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lleva más de una década entre las comunidades amazónicas de


Ecuador y la corporación petrolera Texaco.
Esta variedad de documentales y películas de ficción aborda la
relación de los seres humanos con el medio ambiente físico, la tie-
rra, la naturaleza y los animales desde un punto de vista ecológico.
El video indígena, que circula con mayor dificultad por los medios y
circuitos educativos oficiales, no sólo plantea la denuncia de injusti-
cias, sino que se propone como conocimiento alternativo anticolo-
nial más allá de la ciudad letrada, como ocurre en La vo^ mapuche y el
video-viral El llanto de la tierra, , de Lucio Olmos Morales (2008). En
algunos casos, implica una revaloración de los paisajes habitados
por espíritus. Tal es el logro de algunos filmes amazónicos como
Los árboles tienen madre , donde ficción y realidad se entremezclan
orientados por la creencia viva de ciertos mitos. En otros, la inclu-
sión de una perspectiva cósmica que, al ofrecer diversos ángulos al
espectador, plantea el reto de leer el cine de arte desde un cambio
perceptivo, como sucede con la obra de Lucrecia Martel, un tipo de
cine que se resistiría a la etiqueta de ambiental. Un excelente ejem-
plo del acierto de mostrar la perspectiva cósmica -también sin el
empuje de la etiqueta- es el documental Nostalgia de la lu% (2010), de
Patricio Guzmán.
Adrian Ivakhiv concluye, en su artículo panorámico sobre el fu-
turo de la crítica del cine ecológico, que queda mucho trabajo para
los ecocríticos interesados en ahondar los significados ambientales
que aparecen, junto con las limitaciones y potencialidades inheren-
tes, en los medios visuales y el cine ("Green Film" 23). En ese sen-
tido, el ecocine no es una categoría cerrada ni prescriptiva. Puede
funcionar para organizar festivales de cine y estudios académicos
que desafían nuestros hábitos de percepción del mundo-más-que-
humano, como así también, es considerado una semilla para cultivar
una imaginación ecológica que atraviese las diversas líneas divisorias
de razas y naciones. Este concepto de ecocine también depende de
la diversidad cultural y de los factores ambientales del contexto. En
el caso de la ecocrítica interesada en reflexionar sobre el ecocine la-
tinoamericano, hace falta buscar nuevas formas que animen a los
espectadores a devenir observadores ecológicos, y ser más sensibles
a los modos en que se dan forma y desafían las percepciones del
mundo humano y no-humano.

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Por otra parte, es importante que los ecocríticos examinen y


cutan esta producción cinematográfica desde una perspectiva teó
ca, y establezcan una conexión entre el ecocine y los movimie
de justicia ambiental, las narrativas de riesgo y la crítica a la glob
zación. Es, asimismo, necesario comprender mejor las realid
sociales y culturales basadas en la dominación cultural de la tecn
gía y los estilos de vida modelados por el poder hegemónico. La
rea crítica, teniendo en cuenta este marco social y cultural, p
crear una oportunidad para cuestionar la racionalidad económ
la colonización que todavía sigue vigente en las Américas. Los
filmes acerca del vivir sostenible muestran la conexión entre reali-
dad local, conocimiento y experiencias de otras culturas y lugares, y
ubica al espectador en un plano activo por medio de recursos estéti-
cos, formales y temáticos: márgenes opacos a la razón dominante,
planos quebrados de la topografía programada, ángulos planetarios
y desafiantes.

2. Filmar el "buen vivir".

El ecocine en Latinoamérica no sólo estudia y produce películas


y materiales visuales como instrumentos para despertar conciencias
y educar sobre temas ambientales. Es también una plataforma im-
portante para la concepción de "buen vivir". Esta idea no es nueva,
pero el concepto se vincula con aspectos ecológicos que provienen
de un estilo de vida propio de las comunidades andinas, el que se
basa en una forma de vida en común entre los humanos y la natura-
leza. Sumaq Kamay para los quechuas, Suma Qamaña para los ayma-
ras, vivir bien , para los bolivianos, Ñanda Renko para los guaraníes,
Kürne Mongen para los mapuches. El significado de buen vivir varía
según la cultura y las prácticas al caso. Eduardo Gudynas precisa
que para los aymaras este concepto no es tradicional, sino nuevo, y
representa una recreación cultural ("Tensiones" 243). Subraya a su
vez que esta diversidad de significados es una manera de germinar
una alternativa a la idea dominante de desarrollo. El parecido de es-
ta noción con ciertos conceptos de la "ecología profunda", que se
complementan, mostrando algunas equivalencias y sensibilidades
convergentes, afirma que esta complementariedad es justamente la
base del espacio constructivo del buen vivir. El hecho de que se re-

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conozca esta idea en las constitucione


(2009) refleja un cambio importante r
temática que los pueblos indígenas y
han sido objeto en Latinoamérica. Ya
bía utilizado una noción similar desde
vialidad", para resaltar la relación afec
dades indígenas, especialmente en la A
tierras (Overing y Passes 16-17). Sin e
concepto en construcción que, como ya
la común aceptación de la idea de desa
Gudynas, "es una relación que genera
dades, un vínculo donde debemos escu
los mensajes que nos llegan desde la N
El ecocine que se relaciona con la luc
puede considerarse un campo privileg
vivir en acción. Una prueba de validez
nas, "consistiría en verificar cómo se in
mo se articula el ambiente a las alternat
nes" 240). El concepto responde a viej
la pobreza y alcanzar la igualdad. Tam
actuales como la pérdida de biodiver
Ofrece una nueva manera de construir colectivamente diferentes
estilos de vida y alternativas a aquellos basados en el progreso mate-
rial (Gudynas, "Buen Vivir"). El ecocine puede ayudar a entender
esta noción, a ilustrarla, a documentarla y a establecer canales de
comunicación efectivos para que las comunidades latinoamericanas
propicien diálogos productivos que no sean absorbidos por las fuer-
zas del mercado. No se trata únicamente de un cine que gradual-
mente mejore su poder de convencimiento y motivación a la acción.
Es una forma de alterar los sentidos de la existencia.
El cine como arte es más que un espacio para la representación
ambiental; es, en palabras de Adrian Ivakhiv, el movimiento, la ex-
tensión y el proceso incesante por el cual se generan el significado y
el afecto ("The Anthrobiogeomorphic Machine" 123-124). Tenien-
do en cuenta la complejidad y vastedad de los estudios ecocríticos,
es importante el proceso de selección de su archivo visual: escoger
una forma de ver a fondo las cosas, para profundizar y descubrir
nuevas significaciones. Al relacionarse la ecocrítica con este tipo de

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cine, su estudio promete devenir un campo fértil para los estudios


transnacionales: desde sus archivos visuales cambiantes, vivos,
ecofilmes se resisten a una reducción disciplinaria y antropocêntr
En términos más amplios, el ecocine de las Américas se enfoca en
vida rural amenazada por el proceso de modernización. Los cine
tas indígenas y no indígenas denuncian estas amenazas y tambi
sus efectos contaminantes y destructivos; exploran y se enfocan e
un estilo de vida en comunidad que se identifica con la noción
buen vivir. En lugar de parodiar el paisaje urbano abrumadoramen
utilitario y económico, estos cineastas indagan en las posibilida
de una vida relacionada con formas culturales tradicionales. Desde
el pensamiento político ecológico, la noción de buen vivir no sólo
se opone a la idea económica de progreso, crecimiento y desarrollo,
sino que se propone como una guía de bienestar alternativo. Fran-
cisco Salgado, en una interesante reflexión sobre esta concepción, se
pregunta hasta qué punto se extiende a la construcción social de una
nación nueva y justa. Es decir, ¿se queda en el plano teórico o pasa
al plano práctico o, al menos, deviene guía para una acción trans-
formadora? Se pregunta, asimismo, si el buen vivir puede constituir
un modelo nuevo que permita un orden basado en la participación
social efectiva de los ciudadanos tanto para liderar gobiernos y mer-
cados, así como también nutrir la vida en todas sus formas (206).
En el emergente campo de los estudios ecocinemáticos, la in-
corporación de la noción de buen vivir puede fomentar los posibles
diálogos entre las comunidades andinas y mesoamericanas con otras
comunidades por medio de un esfuerzo colectivo de superar un es-
tilo de vida basado en las leyes de consumo y que domina el pano-
rama económico actual de la globalización.

3. Anudar el buen vivir y el documental político.

La articulación de la noción de buen vivir forma parte de una in-


terculturalidad que se centra en la relación armoniosa entre los seres
humanos y el mundo natural. Para esto, es importante reconocer las
limitaciones de la idea de "equilibrio de la naturaleza", lo que ya no
constituye un paradigma venerable acerca de cómo ésta se organiza.
Por el contrario, la importancia de la biodiversidad requiere no sólo
el apoyo de ecologistas, sino también de las culturas tradicionales

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que incorporan el buen vivir. Los docume


la neblina (Bernstein y Slick, 2006) y Cuan
Diablo (Boyd, 2010), forman parte de un
producción transnacional, basada en equ
En estas películas aparece la influencia
La población local es en estos document
ción social y modelo de resistencia polí
ilustra una historia visible de esta práctic
cen a una experiencia colectiva del cine
cribe como "una práctica de colaboración
camente ligado a su producto". Según B
mentary: 'Politics, Emotion , Culture , este
en una práctica comunitaria de ayuda mu
nicos y actores principales (91). Este tipo
la empatia necesaria para iniciar el reco
especificidad. Construye a partir de la em
que tiene la capacidad cívica de cuestionar
tal (92). En ese sentido, esta práctica solid
de prestar atención a los portavoces má
munidad, representa una posición que m
cívica para la formación de un colectiv
en los documentales de la mirada diside
de mirada disidente se encuentran en l
Kiorastami, en documentales sobre la
pueblo mapuche como Uxüf Xipay/El
(2004) y en la creatividad activista de d
Men. Toda esta diversidad de prácticas
tradición de crítica mediática "que perc
junto de instrumentos políticos de poder"
cas de gran alcance, como Guy Debord,
bién el cine de Jean-Luc Godard, la sociol
filosofía mediática de Vilém Flusser y la c
terdijk, entre otros (Havréanek 142). Art
nada con esta genealogía de documenta
mecanismos de validación y distribución
siguen siendo muy precarios. En este disc
ción de receptor pasivo por la de diseñ
del proceso de comunicación mediática.

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El ecocine latinoamericano hace visibles los componentes pro-


metedores y comunes de la noción de buen vivir. En primer lugar,
el ecocine ofrece una ética para reconocer y asignar valores a la na-
turaleza y las personas. Expresa el conocimiento y las prácticas tra-
dicionales indígenas, así como un llamado a crear unión, el diálogo y
la interacción entre los diferentes saberes. Este ecocine introduce a
las comunidades extendidas, en cuanto los ríos o las montañas cons-
tituyen miembros activos de aquellas, como los espíritus que se en-
cuentran presentes en las tribus amazónicas y en otras culturas que
llegan a las grandes ciudades por medio de los que migran y resisten
el olvido colectivo de la historia cultural. Todos estos componentes
del buen vivir en los ecofilmes sirven para reforzar la respuesta acti-
va que emerge de los medios de comunicación, aunque en realidad
no revelen nada nuevo o desconocido. En el contexto crítico de las
políticas neoliberales, este ecocine refuerza especialmente las accio-
nes de movimientos sociales del presente, y activa la resistencia a la
racionalidad neoliberal. Esta racionalidad económica se ha aplicado
desde hace décadas en nombre del progreso y el crecimiento eco-
nómico y, por otra parte, niega su rol como la causa principal de la
contaminación y el saqueo de los recursos ecológicos de las comu-
nidades rurales de América Latina. El ecocine combate algunos pre-
juicios acerca de la crisis ecológica, como el escepticismo ante el
cambio climático o la fe ciega en que el avance tecnológico solucio-
nará los problemas ambientales. Es un cine que ofrece imágenes
que confirman la gravedad de la crisis ambiental, demostrando que
los componentes afectados son de hecho una prueba de que nuestra
sociedad tiene una conciencia muy débil de sí misma. Además, es un
cine que ofrece poderosas imágenes de solidaridad: manifiestos que
alientan el buen vivir.

4. Cultivar la solidaria mirada disidente.

Impacia, por sus imágenes de solidaridad, el documental Después


de la neblina. Los habitantes de una comunidad rural en Ecuador
ayudaron a Danielle Bernstein y Anne Slick a filmarlo. Se trata de un
conflicto contra las empresas de Japón y Canadá que estaban inten-
tando extraer recursos naturales. La película registra la división que
se produce entre los locales, que rechazan los incentivos economi-

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cos ofrecidos por las corporaciones, y l


nes ofrecidas. El hincapié de este docum
monios de los luchadores, cada uno con
todos comprometidos con el valor del b
valor en la defensa colectiva de la tierra.
El documental desenmascara la versión manipulada de los me-
dios de comunicación de masas en la población de Junín, la que, por
otra parte, lucha contra los desplazamientos propuestos por las mul-
tinacionales mineras. La confrontación con el poder corporativo se
presenta a través de una lente maniquea en los titulares de los pe-
riódicos y en las entrevistas de televisión con voceros oficiales. La
representación del conflicto está obviamente sesgada en contra de la
posición del pueblo de Junín que se resiste a vender sus tierras. Los
campesinos defienden ante las cámaras sus derechos y su dignidad
contra el poder y el prestigio del "progreso". Lejos de presentar una
versión fija, rígida de sus objetivos políticos por la justicia, el docu-
mental explora múltiples testimonios provenientes de los protago-
nistas. Así es como vemos el deseo de preservar la zona de Junín y
resistir la oferta de dinero, propiedades y beneficios por parte de la
empresa minera.
Por una parte, aparece el amor que tanto la gente como la tierra
expresa en conjunción, como símbolo de integración y motivación
de vida. Lo que está en juego aquí es una forma de vida particular, el
buen vivir. Por otro lado, la reflexión colectiva de los pobladores
que resisten contrasta con la búsqueda por enriquecerse (que a me-
nudo llega con amenazas y sobornos) y la profusión de arengas bu-
rocráticas que manifiestan su carácter desvergonzado y demoledor
de la vidas cotidianas. Una escena dramática, aunque reveladora,
muestra a los paramilitares -llamados por los medios de prensa
"guardias" y "secuestrados"- pacíficamente desarmados por los po-
bladores que llevan como rehenes a la capilla del pueblo.
Después de la neblina evidencia algo que tal vez el espectador no
quiera admitir: que al igual que muchos que aceptaron los incentivos
de la empresa minera en ese remoto pueblo ecuatoriano, existe una
mayoría -en la que nos incluimos- que acepta el consumismo sofis-
ticado y exagerado y la ética del trabajo remunerado en el contexto
urbano. Los que se resisten a insertarse en un sistema de trabajo
centrado en lo económico y dedicado al consumo, también se resis-

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ten a poblar un paisaje sin vida. Y esta autorreflexión se manifies


frente a las cámaras.
Los documentales que promueven una mirada disidente busc
encarnar una mirada autónoma, que no se ajusta totalmente al pris
ma del cine de autor. Se trata de una mirada que exhibe una preoc
pación por los demás por medio de un ritmo nuevo y amplio,
movimiento que procura perturbar la realidad; no termina con
movimiento de la cámara: exige una conciencia vigilante hacia
necesidades más vitales. ¿Qué se puede pensar si no superamos
bloqueos que refuerzan nuestro sentido de división y la indiferenc
respecto al resto del mundo?

5. Revelar la guerra clandestina por los recursos naturales.

El conflicto de los pueblos indígenas con las empresas miner


no es un fenómeno reciente, y éste aparece frecuentemente en
medios de comunicación. Se trata de un fenómeno global a par
del cual la minería es la causa principal de la contaminación y el ag
tamiento de los habitats naturales esenciales para comunidades ent
ras y las que, a menudo, fueron abandonadas por sus gobiernos na
cionales. Para Fatheuer, la explotación de los recursos naturale
minerales es fundamental para abordar la cuestión de si el buen vi
será capaz de ganar fuerza política (26). Mientras que el principio d
buen vivir es defendido por organizaciones populares, la posici
del Estado es la de ignorar los derechos tanto de los humanos com
la naturaleza y lo no-humano.
Una de las películas que retrata con éxito la compleja cuestión de
la minería a cielo abierto es Tierra sublevada: oro impuro (2009), d
Fernando Solanas. Esta se ocupa de un caso de agotamiento de l
recursos naturales en el contexto de una economía diseñada p
beneficiar a pequeño número de grupos de poder, en su mayor
empresas multinacionales que operan sin mayores restricciones
América Central, América del Sur y África. Por su parte, el co
Laguna negra (2009), de Michael Watts, se centra en los efectos soc
les del proceso minero en una comunidad rural en el actual norte
Piura, Perú. Se describe el caso de tortura a treinta habitantes rural
que condujo la policía y las fuerzas de seguridad privada de una em
presa minera. Una conclusión previsible que emerge de la compara-

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ción entre varios documentales que se


es que las empresas mineras contrata
(Forza en el caso de Laguna negra) sin
ponsabilidad en las acciones violentas.
tidos contra los dirigentes y miembros
nas que defienden su entorno quedan
estos documentales investigan el terr
crucial en relación con la destrucción del medio ambiente. Más allá
de las factibles denuncias contra estas empresas, una de las grandes
dificultades surge del hecho que éstas modifican constantemente sus
nombres. Por ejemplo, en Laguna negra, , Monterrico Metals S.A. era
propietaria de la gigantesca mina Majaz cuando ocurrieron los abu-
sos. Más tarde, esta compañía minera pasó a llamarse Río Blanco
Copper S.A, y en 2007 fue vendida a la corporación china Xiamen
Tong Guan Zyin, siendo ahora propiedad del gobierno chino.
Por otra parte, Cuando la tierra llora: Operación Diablo (2009), de
Stephanie Boyd, trata de una operación de contraespionaje en la
guerra clandestina por los recursos naturales. Utilizando el formato
de thriller ; esta película se ocupa de los intereses económicos, la red
de influencias y amenazas que persiguen a los protagonistas -el en-
tonces sacerdote Marco Arana y sus seguidores-, ofreciendo un
contexto específico para discutir, a su vez, los derechos de la natura-
leza. Siendo un mediador clave entre las fuerzas del Estado y las or-
ganizaciones locales de Cajamarca, Arana intenta evitar que las
compañías mineras empiecen nuevos sitios de extracción. Al ser
perseguido por los ex agentes del servicio secreto del régimen de
Fujimori, que pertenecen ahora a las fuerzas de seguridad de las mi-
neras, el documental revela un sistema corrupto de presiones y
amenazas que operan al margen de la ley. Por otra parte, este filme
ayuda a calibrar la importancia de estos movimientos sociales para la
defensa de sus derechos y los derechos de la Tierra. Este mecanis-
mo se observa en los videos indígenas más recientes: según Freya
Schiwy, las narrativas de ficción y los estilos de Hollywood están
siendo adaptados por narraciones, símbolos y tecnologías textiles
andinas (14-15). El argumento de Operaáón Diablo sigue de cerca las
pautas de suspenso de una película de acción, pero exhibe una co-
nexión fuerte entre lo que el padre Arana y los campesinos y grupos
de protesta defienden: la tierra y, de sus elementos sagrados, el agua,

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cuya utilización en grandes cantidades resulta indispensable en


proceso de extracción minera.
La antropóloga Marisol de la Cadena ha estudiado y reflexionado
sobre el enorme cambio que ha ocurrido en los Andes con la inclu
sión de las montañas como actores políticos. Según ella, la man
tradicional de hacer política se ha modificado a partir de la incorp
ración de las culturas que se encontraban excluidas de la arena polí
tica por siglos. El mismo sitio sagrado, el cerro Quilish, que el pad
Arana defiende junto a los grupos de protesta en Cajamarca frente
la mina de oro Yanacocha -y aun cuando en el filme no se retr
como un actor político-, constituye, según de la Cadena, un subtex
to clave para la defensa discursiva de los derechos humanos y a
bientales (357-362). Esta defensa cuestiona la idea sostenida por
corporaciones y el Estado que el espacio geográfico periférico
remoto, improductivo o inclusive vacío. Los grupos de protesta, po
su parte, sostienen que la minería a cielo abierto impide toda re
ción personal con las montañas. No sólo exponen un sólido arg
mento contra la explotación de recursos naturales que dificulta
noción de buen vivir, sino también promueven una resistencia cul
tural y política. Arana es fundador y director de una organización n
gubernamental, Grupo de Formación e Intervención para el De
rrollo Sostenible (GRUFIDES), es miembro activo de la Red La
noamericana de Conflictos Mineros y, asimismo, es autor de un
bro crítico sobre los recursos naturales como mercancía (2008).
tas protestas públicas contra la minería a cielo abierto han hec
visibles los impactos sociales y ambientales de la minería: enlac
mapas y agencias de noticias, como los sitios de la red No a la M
y Defensaterritorios .

6. Promover cortometrajes y videos experimentales del bu


vivir.

En los últimos años, han aparecido un número variado y amplio


de videos y cortometrajes en sitios y blogs en la red, además de in-
crementarse el número de cortos y su calidad en diversos festivales
de cine. Mientras que algunos cortos proponen un enfoque percep-
tivo desde contextos colectivos, como por ejemplo los videos que
produce el grupo costarricense Ojalá Comunicaron , otros, como los

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video-clips del grupo musical Malpais ,


tes ejemplos de ecofilmes. El énfasis e
trategia para alcanzar un público más
documental Simbiosis de Luciano Cape
Obregón compone y ejecuta en el bo
caste, Costa Rica. Por su parte, Lm tier
Alvarez Zambelli, consiste en un cort
corpora a la animación urbana varios
las luchas indígenas por la supervive
otros efectos contaminantes propios d
en América Latina.
Otros videos expresan el deterioro ambiental también dramática
y simbólicamente. Un ejemplo es el ya citado corto El llanto de la tie-
rra , donde se compara el proceso de extracción de los recursos na-
turales con el cuerpo sufriente de una mujer que agoniza. Esta per-
sonificación de la tierra como un gigantesco organismo que se auto-
rregula, capaz de adaptarse a los constantes cambios, es una criatura
colectiva inclasificable que conjuga lo humano y lo inhumano. La
mujer de$nuda, cubierta por el petróleo que mana de su pecho, en-
carna la conjunción humana con la tierra, aunque la mirada masculi-
na y la cosificación de la mujer resulten asimismo problemáticas. El
extractivismo, señala Gudynas, es un tipo de actividad de grandes
impactos sociales y ambientales, incompatibles con el buen vivir en
todas sus expresiones concretas ("Buen vivir"). ¿Cómo dar cuenta
de una posibilidad eficaz de producción y una recepción crítica y
sabia de los medios? Si bien estos videos probarían la validez de ca-
da proyecto ecoartístico para crear una plataforma para el diálogo
sobre el buen vivir que responda a las necesidades históricas y bio-
lógicas de cada comunidad, la producción visual podría provocar, a
su vez, diferentes reacciones, como los videos virales, la publicidad
alternativa o anti-consumista, las instalaciones ecoartísticas y la par-
ticipación activa en el contexto de la comunidad internacional en
relación con el uso y cuidado de la tierra y el agua. Se trata de una
inmensa producción de cortos, gracias al fácil acceso que hoy en día
permiten las tecnologías digitales, aunque en su mayoría -como los
que he creado y usado en conferencias y clases en años recientes-
carezcan del marco comunitario que completaría su sentido ecocén-

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LOS RETOS DEL ECOCINE EN NUESTRAS AMÉRICAS 329

trico. Sin embargo, corno todo archivo activo y cambiante, la lista e


incompleta y requiere de una constante actualización.
El concepto de buen vivir requiere un compromiso diario d
conexiones y acciones con las comunidades involucradas en el pr
ceso de filmación. Y este aspecto abierto de los medios contracultu
rales apunta hacia la implementación de un modelo de comunid
sostenible o la creación de "tinkuy digital". Esto implica un inte
cambio digital, lo que ya está ocurriendo en numerosas comunid
des indígenas en ciudades, pueblos, campos y selvas de Latinoam
rica. Utilizo el concepto quechua que remite a la obra de Arguedas
que implica la coordinación e intercambio de experiencias en esp
cios comunitarios como asambleas, festivales itinerantes, redes glo
bales, festivales y conferencias regionales e internacionales de cine
video, presentaciones callejeras o rurales de teatro, talleres de m
dios, usos preservacionistas de Internet, instalaciones interactivas
ecoarte. Si en la programación televisiva y mediática no hay prácti
camente constancia de este complejo uso alternativo de los medi
es en la radio -como lo demuestra uno de los casos que expone
documental Im guerra por otros medios (2010), de Emilio Cartoy Díaz
Cristian Jure-, donde aparece de manera más marcada este uso
intercambio. Los equipos de periodistas que participan en la re
aymara ERBOL por medio de entrevistas en aymara y quechu
conforma, un ejemplo de su instrumentalización anticolonial.
Todas esta redes de medios alternativos promueven lo que Ni
cholas Rombes ha señalado como el gesto primario del espectad
de la era digital: "imponerse al filme, redirigiendo el flujo y el tie
po, re-editando su contenido" (140-141). Los productos digitales
sí no poseen ese valor mediático que la práctica de manipulación
recreación genera. El proyecto electrónico Puntos de Inflexión Ecoló
ca, por otra parte, tiene como fin restaurar la sustentabilidad de u
medio ambiente bajo amenaza y gracias a la emergencia de un n
mero considerable de culturas participatorias, YouTube se ha trans
formado en un espacio de encuentro para diversos movimientos so
ciales involucrados en la producción y circulación de medios alte
nativos. Las subculturas, los aficionados y comunidades de diver
tipo comparten tanto técnicas como prácticas. El contenido más vo
luminoso de YouTube proviene, según sostiene Henry Jenkins, de
prácticas de comunidades concretas y en este sentido, conform

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330 Roberto Forns-Broggi

una colaboración cultural. Así, las práct


rias constituyen un espacio apto para fo
tre familias, comunidades y culturas, y
capacidad mayor de revertir el desarr
tumbres que agravan la crisis ecológica.

7. El ecocine y el buen vivir en Latin

El surgimiento de un ecocine latino


ción de buen vivir por medio de imágen
ran al mundo humano y no humano,
mentiras que los poderes económicos u
vincentes, esto es, diversas formas de m
Es importante, sin embargo, emplear
contexto del ecocine cuidadosamente,
como una variedad sudamericana de "desarrollo humano". Como
observa Gudynas, el buen vivir no puede ser "ingerido" y cooptado
por las visiones convencionales ("Buen vivir"). Una visión localista
en los ecofilmes puede entenderse como una conciencia ambiental
limitada; es por lo tanto necesario cultivar un sentido de intercone-
xión planetaria que, según Heise, ofrezca "un sentido de cómo las
redes ecológicas, culturales, sociales, tecnológicas, económicas y po-
líticas dan forma a las rutinas diarias" (55). De una u otra forma, la
noción de buen vivir brindará nuevos elementos al repertorio de
fuentes intelectuales de este enfoque ecocosmopolita que Garrard
ve como cambio desafiante del paradigma de la ecocrítica (26-28).
El ecocine otorga una dimensión humana a un sistema de valo-
res ecocéntricos que las ideologías dominantes, con su sobrevalora-
ción de la idea de "desarrollo", insisten en eliminar del terreno polí-
tico. Más poderoso que el discurso de la racionalidad práctica del
progreso es el retrato honesto de la gente que se organiza para de-
fender los recursos naturales y que reconoce a éstos como una parte
vital de su identidad y supervivencia. La articulación de un diálogo
con ciertos oyentes claves en el gobierno, organizaciones no guber-
namentales, y miembros disidentes de corporaciones y cineastas, en-
tre otros aliados potenciales, forma parte de una lucha por la justicia
ambiental. En este contexto, los videos experimentales que se enfo-
can en cuestiones ecológicas y naturales resaltan aspectos funda-

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LOS RETOS DEL ECOCINE EN NUESTRAS AMÉRICAS 331

mentales de la naturaleza que la sociedad insiste en ignorar. Algu


ejemplos son la purificación del aire y del agua, la circulación de
trientes, la preservación de tierras y la renovación de la fertilida
la tierra, entre tantas otras formas de mantenimiento de la biodi
sidad como la dispersión de semillas y la polinización de parc
(Kricher 186). ¿Se podrá alguna vez desaprender el hábito común
ignorar los conflictos ecológicos y escuchar, de esta forma,
agentes naturales como las montañas, los ríos y las aves? Los
filmes que he repasado en este artículo no sólo propician pe
mientos sobre la urgencia de tomar partido en acciones ecológica
políticas, sino también llaman la atención respecto a la insen
manera en que la sociedad ignora la naturaleza, reduciéndola
mero recurso externo.

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