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Este documento presenta la liturgia para el primer domingo de Adviento en la Iglesia católica. Se enciende la primera vela de la corona de Adviento como símbolo de la preparación para recibir a Jesús en Navidad. Se lee una lectura del profeta Isaías sobre la llegada de la luz del Señor. Se reza para que Dios bendiga la corona y fortalezca la fe de los presentes durante este tiempo.
Este documento presenta la liturgia para el primer domingo de Adviento en la Iglesia católica. Se enciende la primera vela de la corona de Adviento como símbolo de la preparación para recibir a Jesús en Navidad. Se lee una lectura del profeta Isaías sobre la llegada de la luz del Señor. Se reza para que Dios bendiga la corona y fortalezca la fe de los presentes durante este tiempo.
Este documento presenta la liturgia para el primer domingo de Adviento en la Iglesia católica. Se enciende la primera vela de la corona de Adviento como símbolo de la preparación para recibir a Jesús en Navidad. Se lee una lectura del profeta Isaías sobre la llegada de la luz del Señor. Se reza para que Dios bendiga la corona y fortalezca la fe de los presentes durante este tiempo.
Liturgia para el Primer Domingo de Adviento: se enciende la primera vela de la corona
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. MONITOR: Nuestro auxilio es el nombre del Señor. TODOS: Que hizo el cielo y la tierra. MONITOR: Hoy, al iniciar el Adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico. El Adviento es un tiempo especial de preparación y espera. Iremos encendiendo, semana tras semana, las cuatro velas de esta corona como un símbolo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que irrumpe para disipar las tinieblas que nos rodean. El color verde que caracteriza a la corona simboliza la vida y la esperanza que Él, Dios hecho niño, viene a traernos. LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías: "Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece". MONITOR: Nos recogemos unos instantes en silencio e inclinando nuestras cabezas vamos a pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento. Oremos... LECTOR (o lectores que se repartan esta oración): La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor Jesús, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas, de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la Luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Te lo pedimos por Él mismo que vive y reina por los siglos de los siglos. TODOS: Amén. MONITOR: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona MONITOR: Pidamos al Señor que fortalezca nuestra fe en este tiempo y elevemos nuestras peticiones con confianza. Los que deseen pueden hacer en este momento sus peticiones. Se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria. TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. MONITOR: Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en nuestros corazones. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor. LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas: "En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso será recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios". MONITOR: Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar dispuestos interiormente para la venida de Jesús, para que lo recibamos con un corazón reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y entregarse a los demás. Hagamos un compromiso concreto que nos ayude esta semana a disponernos mejor para su venida (se hace un momento de silencio). Mientras encendemos la segunda vela de nuestra corona MONITOR: Elevemos ahora nuestras peticiones a Dios Padre y respondamos a cada una de ellas diciendo: VEN SEÑOR JESÚS. LECTOR: Te pedimos, Padre, por las intenciones del Papa Francisco y por toda la Iglesia Católica que se prepara para la venida de tu Hijo, para que siempre tengamos fijos los ojos en Aquél que nos trae la reconciliación. VEN SEÑOR JESÚS Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo de Adviento se viva con mayor intensidad el amor y la solidaridad. VEN SEÑOR JESÚS Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que hagamos esfuerzos por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz del Mundo". VEN SEÑOR JESÚS Te rogamos también por nuestra familia, para que a ejemplo de la familia de Nazaret vivamos el amor mutuo y nos preparemos para la venida de tu Hijo. VEN SEÑOR JESÚS Te pedimos que Santa María aliente nuestros pasos en este Adviento, y sea Ella quien nos enseñe a crecer en confianza y esperanza en la venida del Salvador. MONITOR: Acudamos a nuestra Madre para que nos obtenga las gracias que necesitamos en este tiempo de preparación, y así recibir a Jesús de la misma manera como Ella lo hizo. Recemos juntos un Avemaría. MONITOR: Madre de la Esperanza… TODOS: Ruega por nosotros. TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. TERCER DOMINGO DE ADVIENTO TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. MONITOR: Estamos ya en la tercera semana de Adviento: aumenta nuestra alegría y nuestro júbilo por la venida del Señor Jesús, que está cada vez más cerca de nosotros. Empecemos nuestra oración cantando. MONITOR: Hoy, vamos a encender la tercera vela de nuestra Corona de Adviento. El Señor está más cerca de nosotros y su luz nos ilumina cada vez más. Abramos nuestro corazón, muchas veces en tinieblas, a la luz admirable de su amor. LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas (Lucas 3, 10-18): «La gente le preguntaba: "Pues ¿qué debemos hacer?". Y él les respondía: "El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, haga lo mismo". Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?" Él les dijo: "No exijáis más de lo que os está fijado". Preguntáronle también unos soldados: "Y nosotros ¿qué debemos hacer?". Él les dijo: "No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada". Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos diciendo: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga". Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva». MONITOR: Mientras encendemos la tercera vela de nuestra corona cantemos HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado): MONITOR: Acudamos ahora a Santa María, que colaborando con el Plan del Padre permitió que la luz del Señor ilumine a la humanidad, y pidámosle que siga intercediendo por nosotros en este tiempo de preparación. Entonemos un canto a María MONITOR: Elevemos libremente nuestras intenciones a Dios y respondamos a cada una de ellas diciendo: VEN, JESÚS, NO TARDES. (Peticiones libres) Recemos ahora un Padrenuestro, Avemaría y Gloria. TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO El Cuarto Domingo de Adviento es el domingo previo a la Navidad. Pongamos la mirada en lo que está por suceder y dejemos lo que quedó atrás. En esta oración familiar encenderemos la cuarta y última vela de la corona como símbolo de que la espera está por terminar; el Señor está muy cerca y viene trayendo la alegría de la paz. Por eso, oremos junto a María, quien es “Morada de la Luz”, y pidamos la gracia que necesitamos para acoger al Niño Jesús con amor y humildad. Que María sea quien nos recuerde que “... la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros” (Jn 1, 14). Antes de la oración Las velas correspondientes a los TRES domingos anteriores deben encenderse antes de iniciar la oración familiar. Luego, en el momento indicado durante la liturgia, uno de los participantes encenderá la CUARTA y última vela. Te sugerimos revisar el texto de la oración previamente. Cuando todo esté debidamente coordinado se prosigue a iniciar la oración puesta a continuación. TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. MONITOR: Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a traernos la salvación. La espera llega a su fin, por eso hoy encenderemos la cuarta y última vela de nuestra corona. Que este símbolo nos recuerde la proximidad de la venida del Señor Jesús. ¡Dios Hecho Niño viene a reconciliar los corazones y estamos alegres! ¡Crece la esperanza! LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas (Lc 1, 39-49): En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!» MONITOR: La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es la Madre quien nos lo hace cercano; es Ella quien refleja la Luz de su Hijo y permite que esta llegue hasta nosotros, iluminando nuestras vidas. En compañía de Santa María encendamos la última vela de nuestra corona de Adviento. MONITOR: Elevemos ahora nuestras peticiones a Dios, acudiendo a la intercesión de la Virgen María. Respondamos después de cada petición: POR INTERCESIÓN DE TU MADRE, ESCÚCHANOS SEÑOR. (Peticiones libres) Recemos ahora un Padrenuestro, Avemaría y Gloria. MONITOR: Oremos. Padre misericordioso, que quisiste que tu Hijo se encarnara en el seno de Santa María Virgen, escucha nuestras súplicas y concédenos tu gracia para que sepamos acoger al Señor Jesús, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. TODOS: Amén. TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.