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Adviento

en familia

¡Enciende tu Corazón!
EL TIEMPO DE ADVIENTO
Adviento significa tiempo de espera de Alguien o Algo que está por
llegar. Por lo mismo es también un tiempo de preparación para
recibir a Quien se espera. María esperó nueve meses el nacimiento
de su Hijo, que es el Hijo de Dios y el Salvador. Mientras esperaba se
preparó para recibirlo.
Israel esperó muchos siglos la llega del Mesías y Dios preparó a su
pueblo educándolo, animándolo, dirigiéndolo para que pudiera
recibir al Prometido desde el Principio.
En la Liturgia católica “Adviento” es el periodo de cuatro semanas
que antecede a la Navidad. Un tiempo en que nos preparamos
espiritualmente para rememorar y celebrar la llegada del Hijo de
Dios, como un niño pequeño, humilde, muy humano, porque quería
acercarse más a sus criaturas.
Es el tiempo reservado en nuestras vidas para reflexionar y meditar;
vivir y recordar la historia del Nacimiento de Jesús.
Un tiempo especial para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida
personal, familiar y social. Porque creemos en el poder de la
Promesa de Dios cuando envía a su Hijo al mundo. Es memoria de la
Encarnación, de las maravillas de Dios. Es pues un tiempo
privilegiado para los cristianos que nos invita a recordar el pasado, a
vivir el presente y preparar el futuro.
Tiene como color litúrgico el morado porque significa penitencia y
conversión, con la esperanza ante la inminente venida del Señor.
Nos interpele a vivir vigilantes, caminando en la justicia y en el amor
por los caminos del Señor. Es presencia encarnada del cristiano que
cada vez que hace el bien, reactualiza la Encarnación y la Natividad
de Jesucristo.
LA CORONA DE ADVIENTO
La «Corona de Adviento» o «Corona de las luces de Adviento» es un
signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad.
Por medio de la bendición de la corona se subraya su significado
religioso.
La luz indica el camino, aleja el miedo y favorece la comunión. La luz
es un símbolo de Jesucristo, luz del mundo. El encender, semana tras
semana, los cuatro cirios de la corona muestran la ascensión gradual
hacia la plenitud de la luz de Navidad. El color verde de la corona
significa la vida y la esperanza.
La corona de Adviento es, pues, un símbolo de la esperanza de que la
luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte. Porque el Hijo
de Dios se ha hecho hombre por nosotros, y con su muerte nos ha
dado la verdadera vida.
BENDICIÓN DE LA
CORONA DE ADVIENTO EN FAMILIA
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

El padre de familia, al comenzar la celebración, dice:


Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Todos responden haciendo la señal de la cruz en su frente:


Que hizo el cielo y la tierra.

MONICIÓN INTRODUCTORIA
Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona
con
que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos
recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa
la vida y la esperanza. El encender, semana tras semana, los cuatro
cirios de la corona deben significar nuestra gradual preparación para
recibir la luz de la Navidad.

Uno de los presentes, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo:

Tomado del evangelio según san Marcos (13,33-37)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no


sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de
viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea,
encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis
cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o
al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente
y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos:
¡Velad!»

Se puede hacer una breve reflexión a la luz del evangelio.


Luego el padre de familia, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de


gozo
ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para
iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor
y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha
preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con
luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación
para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se
acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a
nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz
del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por
los siglos de los siglos.
R. Amén.

MONICIÓN
Vamos a encender la primera luz de esta corona de Adviento, que
simboliza el inicio de nuestro camino de esperanza y nos invita a
estar vigilantes ante el Señor que sale a nuestro encuentro,
cantemos todos:
Y se enciende el primer cirio Morado de la Corona de Adviento, mientras se
entona un canto.

VEN SEÑOR NO TARDES


Ven, ven, señor, no tardes
Ven, ven, que te esperamos
Ven, ven, señor, no tardes
Ven, pronto, señor
El mundo muere de frio
El alma perdió el calor
Los hombres no son hermanos
El mundo no tiene amor.
PETICIONES
Al iniciar este tiempo de espera y conversión dirijamos nuestra
oración al Señor que viene a salvarnos:

Por la Iglesia, el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos y laicos


consagrados, para que guíen a su pueblo al encuentro con el Señor.
Roguemos al Señor.

Por los gobernantes de todas las naciones, para que reconozcan la


necesidad de buscar en Cristo, la razón de ser de sus gobiernos, en la
lucha por la paz verdadera. Roguemos al Señor.

Por los pobres, marginados, enfermos y desamparados que no


tienen pan, techo ni con que abrigarse, para que compartamos con
ellos lo que tenemos, no lo que nos sobra. Roguemos al Señor.

Por nuestra Familia, para que la unidad de nuestro hogar esté


fundamentada en la roca solida: Cristo nuestro Salvador.
Roguemos al Señor.

Por todos nosotros, para que la presencia de Cristo en esta


celebración nos mueva a estar vigilante y en oración esperando su
llegada. Roguemos al Señor.

(Se pueden añadir otras peticiones)

Terminemos nuestra oración familiar, dirigiéndonos a nuestra Madre


la Virgen María: Dios te salve María…

Todos: En el nombre del Padre, del Hijo…


SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

El padre de familia, al comenzar la celebración, dice:


Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Todos responden:
Que hizo el cielo y la tierra.

MONICIÓN INTRODUCTORIA
Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está
cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos para
recibirlo en nuestros corazones. Hagamos un momento de silencio
para elevar nuestra oración al Señor.

Uno de los presentes, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo:

Tomado del Evangelio según San Marcos (1, 1-8)

Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.


stá escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.
Una voz grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, allanen
sus senderos”».
Apareció Juan el Bautista en el desierto, predicando un bautismo de
conversión para el perdón de los pecados. Acudía la gente de Judea
y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el
Jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la
cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y
proclamaba:
«Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco
agacharme para desatarle las sandalias. Yo los he bautizado a
ustedes con agua, pero Él los bautizará con Espíritu Santo».

Monición

Y se enciende el segundo cirio Morado o rojo de la Corona de Adviento,


mientras se entona un canto.

HOY SE ENCIENDE
Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento:
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto;
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo.

Crecen nuestros anhelos al ver


la segunda llama nacer.
Como dulce rocío vendrá
el Mesías hecho Niño.

PETICIONES
Elevemos ahora nuestras peticiones a Dios Padre y respondamos a
cada una de ella:
Ven Señor Jesús.

Te pedimos, Padre, por nuestra Iglesia Católica que se prepara para


la venida de tu Hijo, para que siempre tengamos fijos los ojos en
Aquél que nos trae la vida en abundancia. Oremos
Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo de
Adviento tomemos parte en la construcción de la civilización del
amor. Oremos

Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que hagamos


esfuerzos por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz
del Mundo". Oremos

Te rogamos también por nuestra familia, para que a ejemplo de la


familia de Nazaret vivamos el amor mutuo y nos preparemos para la
venida de tu Hijo. Oremos

Te pedimos Señor por nuestros Hermanos médicos, para que los


guíes en su ardua labor de salvar las vidas y los reconfortes en medio
de las dificultades que atraviesan en esta pandemia. Oremos

(Se pueden añadir otras peticiones)

Somos Hijos del mismo Padre, que nos ha prometido la salvación en


su Hijo Jesucristo, por eso digamos juntos la oración de los Hijos de
Dios:
Padre Nuestro…

Todos: En el nombre del Padre, del Hijo…


TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
¡GAUDETE! ¡ALÉGRATE!

El padre de familia, al comenzar la celebración, dice:


Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Todos responden:
Que hizo el cielo y la tierra.

MONICIÓN INTRODUCTORIA
Estamos ya en la tercera semana de Adviento: aumenta nuestra alegría y
nuestro jubilo por la venida del Señor Jesús, que está cada vez más cerca
de nosotros.

Uno de los presentes, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo:

Tomado del Santo Evangelio según san Juan (1, 6-8.19-


28)
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía
como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos
vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Y éste fue el
testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén
sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?» Él
confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías». Le preguntaron:
«¿Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías?» Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el
Profeta?» Respondió: «No». Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que
podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de
ti mismo?» Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto:
“Allanen el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías». Entre los
enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué
bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» Juan les
respondió: «Yo bautizo con agua; pero en medio de ustedes hay uno
que no conocen, que viene detrás de mí, y al que no soy digno de
desatar la correa de su sandalia». Esto pasaba en Betania, en la otra
orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Y se enciende el tercer cirio rosado de la Corona de Adviento, mientras se


entona un canto.

SANTA MARÍA DE LA ESPERANZA


Santa María, de la Esperanza
mantén el ritmo de nuestra espera,
mantén el ritmo de nuestra espera.

Nos diste al esperado de los tiempos,


mil veces prometido en los profetas.
Y nosotros de nuevo deseamos
que vuelva a repetirnos sus promesas.

Brillaste como aurora del gran día,


plantaba Dios su tienda en nuestro suelo.
Y nosotros soñamos con su vuelta,
queremos la llegada de su reino.

PETICIONES
Llenos de Gozo por la próxima venida de la Navidad, presentemos al
Señor nuestra plegaria:

Por la Iglesia para que el Señor con su visita le conceda la unidad y


libertad y sea signo de su presencia en medio de los hombres.
Roguemos al Señor.
Por todos los cristianos para seamos portadores de la alegría
evangélica, en medio de las dificultades y contrariedades de la vida.
Roguemos al Señor.

Por nuestra familia para que crezcamos en paciencia, caridad y


unidad, no solo entre nosotros sino con todos los que necesitan de
nuestra ayuda. Roguemos al Señor.

Por todos nuestros hermanos enfermos que sufren a causa de la


Pandemia, para que la presencia de Dios entre ellos les aliente en las
dificultades, y nosotros seamos un apoyo en sus necesidades.
Roguemos al Señor.

(Se pueden añadir otras peticiones)

Por nuestros hermanos difuntos, en especial aquellos que han sido


victimas del Covid 19, para que el testimonio de sus vidas nos aliente
a esperar la venida de Cristo.
Roguemos al Señor.

Próximos a la venida del Salvador, dirijamos nuestra oración a la


Madre de nuestros Señor, pidiéndole que nos acompañe en este
camino espiritual a Belén: Dios te salve María…
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

El padre de familia, al comenzar la celebración, dice:


Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Todos responden:
Que hizo el cielo y la tierra.

MONICIÓN INTRODUCTORIA
Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a
traernos la salvación. Encenderemos la cuarta y última vela de
nuestra corona. Que este símbolo nos recuerde la proximidad de la
venida del Señor Jesús, que viene a traernos alegría y esperanza.
Uno de los presentes, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo:

Tomado del santo Evangelio según San Lucas (1, 26-


38)
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad
de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre
llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando a su presencia, dijo: Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres. Ella se turbó ante
estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por
nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor
Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de
Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel:
¿Cómo será eso, pues no conozco varón? El ángel le contestó: El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con
su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido
un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para
Dios nada hay imposible. María contestó: Aquí está la esclava del
Señor, hágase en mí según tu palabra.
Y se enciende el cuarto cirio morado o rojo de la Corona de Adviento,
mientras se entona un canto.

LA VIRGEN SUEÑA CAMINOS


La Virgen sueña caminos, está a la espera
La Virgen sabe que el niño, está muy cerca

De Nazaret a Belén hay una senda


Por ella van los que creen, en las promesas
Los que sueñan y esperan, la buena nueva
Abran las puertas al Niño, que está muy cerca

El Señor, cerca está; él viene con la paz


El Señor cerca está; él trae la verdad.

PETICIONES
Elevemos nuestras suplicas al Señor que sale a nuestro encuentro,
respondemos: ¡Te esperamos Señor!

Por nuestros Pastores, para que a imitación de María respondan con


generosidad al llamado constante que Dios les hace en favor del pueblo
que les ha sido encomendado. Oremos.
Para que toda la Iglesia, se disponga a recibir a Cristo como lo recibió
María, y como ella medite la palabra de Dios en el corazón de cada
creyente para ser testigo de la Buena nueva. Oremos.

Por todos nuestros hermanos policías, soldados y quienes cuidan de


nuestra seguridad, para que el Dios de la generosidad recompense este
valioso servicio y proteja a sus familias. Oremos.
Para que el nacimiento del Señor aleje las tinieblas de quienes viven
sumergidos en dudas e incertidumbres, y colmen los deseos de quienes se
sienten descorazonados y tristes. Oremos

Alegres por la venida del Salvador de la humanidad, oremos juntos la


oración de los hijos de Dios: Padre Nuestro…

BENDICIÓN DEL ARBOL DE NVIDAD


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