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FE
SANTO
Referencia Bíblica
8
LECCIÓN
Objetivos:
3. Identificar cuáles son los principales enemigos que atacan nuestra fe.
INTRODUCCIÓN
Todo aquel que desee tener un ministerio de éxito debe vivir siempre en la dimensión de
la fe, pues a través de ella nuestra relación con Dios se fortalece y nos hace aptos para
conquistar todos nuestros sueños. La fe en Dios está por encima de los sentidos naturales,
cree en lo que los ojos no pueden ver, espera lo que todavía es imposible palpar,
escucha lo imperceptible para el oído humano y nace en el corazón (Romanos 10:8).
Generalmente, el ser humano tiende a andar por vista y no por fe; trata de aferrarse a
lo que ve, olvidando que detrás de este sistema de cosas existe un reino espiritual que
no vemos pero que es real y eterno. La fe nos relaciona con el mundo invisible y eterno
donde está el gobierno de Dios. La fe nos eleva por encima del plano natural para
unirnos con el eterno y glorioso Reino de Dios.
Cuando usted escucha hablar de Dios, ¿en qué piensa? Jesucristo fue el único que nos
reveló al Padre, quien es el Dios Todopoderoso, que puso en orden todo el sistema de
cosas que nos rodea, quien es el principio de la vida y quien sustenta todo cuanto existe
con la Palabra de Su infinito poder. Todo comenzó en Él y todo volverá a Él. Además,
fue Dios quien dio entendimiento al hombre juntamente con la capacidad de escoger
entre lo bueno y lo malo, a pesar de que el ser creado por Él se rebeló contra Su Palabra,
escogiendo su propio camino y mereciendo la condenación eterna. Más fue el mismo
Dios quien preparó un plan de redención a través de Jesucristo.
En otras palabras, la fe es lo que nos permite percibir como verdadero lo que aún no ha
sido captado por los sentidos físicos. Debemos entender que la fe en el Señor Jesús es lo
único que puede dar vida a nuestro espíritu. Jesús dijo: “…el que no naciere de agua y
del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5b). El nuevo nacimiento
equivale a recibir la vida de Dios en nuestro espíritu. Debemos comprender que Dios es
espíritu y por Su misma naturaleza, sólo se relaciona con seres espirituales. Pablo dijo:
“Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él” (1 Corintios 6:17). Al tener esa intimidad
con Dios, el mundo espiritual se abre ante nuestros ojos y podemos ver todas las ricas y
abundantes bendiciones que tiene para nuestra vida.
3. LA FE Y EL TEMOR
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez
en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el
cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15).
Lo primero que todo ganador de almas tiene que enfrentar, es al espíritu de temor. Es
como un gigante que se interpone en su camino, que ele cierra el paso y le impide
continuar con la misión encomendada. El espíritu de temor tratará de colocar toda
clase de pensamientos negativos en su corazón para debilitar al espíritu de conquista
que hay en usted; intentará desanimarle por todos los medio posibles para que piense
que no es tan significativo compartir con otras personas el mensaje de salvación, que
hay otras cosas más importantes para hacer y le dirá en su oído que su tiempo es valioso
para invertirlo en otra gente.
El temor es uno de los cuatro enemigos que se oponen en la conquista de almas para
Jesús; el desánimo, la murmuración y la incredulidad son los otros tres. Pero el más fuerte
de ellos, el cual el Señor le ayudará a vencer, es el temor.
¿QUÉ ES EL TEMOR?
N Es mirar las circunstancias con los ojos naturales y no con los ojos de Dios. (Números
13:28-33). Si queremos ganar almas, debemos obrar con el mismo espíritu de Josué
y Caleb, quienes no estuvieron de acuerdo con la manera de pensar de sus
compañeros, los otros diez espías, sino que hablaron con plena confianza en Dios
(Números 14:7-9).
N El temor es uno de los enemigos más poderosos que debe enfrentar toda persona
que desea tener éxito en la misión de ganar almas. Quien se deje controlar por él,
se abstendrá de dar pasos precisos y fundamentales para llegar al éxito.
N El temor nos hace ver las cosas mucho más difíciles de lo que realmente son.
N Es un arma satánica para matar los sueños. La queja del pueblo hizo enojar al Señor
contra toda la nación. Si Moisés no se hubiera interpuesto entre Dios y la gente, todos
habrían sido consumidos por la ira divina. Él dijo a Moisés: “Entonces Jehová dijo: yo
lo he perdonado conforme a tu dicho. Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi
gloria llena toda la tierra, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho
en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no
verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la
verá”. (Números 14:20-23), Dios los perdonó pero decretó que ninguno de los que se
quejaron vería la tierra prometida. “Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis
hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. En este desierto caerán vuestros
cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte
años arriba, los cuales han murmurado contra mí” (Números 14:28,29).
N Se opone a la justicia divina. Dios se enojó contra los diez espías que hicieron
murmurar al pueblo y como consecuencia de su pecado, los hirió de plaga y
murieron. Luego, sin contar con el respaldo divino, el pueblo tomó coraje y se
empecinó en salir a pelear contra los adversarios. No escucharon a Moisés quien les
había advertido que no fueran. Ellos no hicieron caso y fueron derrotados, pues Dios
se había apartado de ellos (Números 14:39-45).
N Es el mundo del ciego: “Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como
sin ojos; tropezamos a medio día como de noche; estamos en lugares oscuros como
muertos” (Isaías 59:10). El temor impide que las personas vean las bendiciones de
Dios. Aunque están cerca de ellas, nunca pueden alcanzarlas. Carecen de vista
espiritual desarrollada, sin embargo, si se convierten al Señor, la venda les será
quitada.
N Antecede a la frustración. Quienes lo han experimentado han visto cómo sus sueños
se derrumban y no reciben su galardón. Por el contrario, se convierten, tristemente,
en campeones del temor.
4. DECLÁRESE LIBRE
“porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).
B. Llegue hasta la raíz del asunto: Generalmente creemos que con el tiempo el
temor se irá. Sin embargo, el tiempo no vence al temor, pues éste no es una
sensación interna del ser humano sino un espíritu demoniaco. Y los espíritus no
viven sujetos al tiempo ni al espacio, pertenecen al plano espiritual donde está la
eternidad. Por esta razón, el tiempo no es el arma para vencer el temor, dejar
pasar los días o los años no desvanecerá esa fuerza paralizante. Cuando el
espíritu de temor entra en una vida, mantiene el control de la descendencia de
esa persona, generación a generación, año tras año. El profeta Jeremías dijo:
“Nuestros padres pecaron, y han muerto; y nosotros llevamos su castigo”
(Lamentaciones 5:7). Si usted no llega a la raíz del temor, será muy difícil vencerlo.
F. Cultive la confianza absoluta: La vida del patriarca Job ha sido ejemplo para
nosotros. Él convivió con el temor; éste entró en él y causó estragos en su vida y
en su familia. “Porque tuve temor de la gran multitud, y el menosprecio de las
familias me aterrorizó…” (Job 31:34a). el temor lleva a las personas a actuar
torpemente. Por temor a perder el cónyuge, vienen los celos; por temor a perder
los hijos, viene la sobreprotección; por temor a perder el empleo, se crea un
ambiente de intrigas; por temor a obtener malos resultados en un examen, se
bloquea la mente y se nubla el entendimiento. Por temor a ser rechazado, no se
comparten las buenas nuevas de salvación. Job dijo: “He aquí, aunque él me
matare, en él esperaré” (Job 13:15a). solo cuando Job depositó toda su
confianza en Dios, se hizo presente la liberación en su vida.
5. Complete: